Cagliero11_2018_02_es


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N. 110 - febrero 2018
Boletín para la Animación Misionera Salesiana
Una publicación del Sector para las Misiones para las comunidades salesianas y amigos de las misiones salesianas
La llamada misionera del
Rector Mayor del pasado
ocho de diciembre, representa
un fuerte susurroa nuestros
oídos y a nuestros corazones
salesianos. ¡Recemos para que
el Espíritu suscite bastantes
respuestas generosas!
Quisiera también poco a poco
llamar vuestra atención sobre
otro anuncio, inesperado, que el
Papa Francisco hizo a toda la
Iglesia: la celebración de un
mes misionero extraordinario en
octubre de
2019. Es
cierto que
este año
2018 está
todo orien-
tado e ilu-
minado por
el camino
común de la
Iglesia, por
el Sínodo de
los jóvenes.
Pero os in-
vito ya desde
ahora a tomar en mano la Carta
Apostólica del Papa Benedicto
XV, Maximum illud, escrita en
1919. El año próximo será su
centenario. Se trata del conte-
nido que inspira el mes misione-
ro anunciado por el Papa Fran-
cisco. Hay que tomar, pues,
bien en serio la invitación y
estudiar esta preciosa Carta.
Ya el mismo título nos impresio-
na: Maximum illud. Se trata de
algo grande, O sea, de una
grande y sublime misión”, el
anuncio de la Buena Nueva a
todos los pueblos. Esta es preci-
samente la frase impresa con
claridad en el reverso del nuevo
crucifijo misionero salesiano:
¡Id, pues a hacer discípulos a
todos los pueblos!
Los jóvenes refugiados nos interpelan
L a 51 jornada Mundial de la paz: tuvo como tema: Migrantes y
refugiados: hombres y mujeres en busca de paz. Este desafío
pastoral ha sido tomado con corazón misionera por los salesia-
nos en las diferentes partes del mundo. Basta ver México, Colombia,
India, Italia, España; Alemania; Austria, Etiopía, Kenia, y tantos
otros. Últimamente se ha formado una nueva comunidad salesiana
para refugiados sursudaneses en Palabek, Uganda con misioneros de
Asia, África y América.
En su mensaje para la paz el Papa insiste en cuatro verbos: acoger,
proteger, promover e integrar.
«Acoger» recuerda la exigencia de ampliar las posibilidades de entra-
da legal, no expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares
donde les espera la persecución y la violencia, y equilibrar la preocu-
pación por la seguridad nacional con la protección de los derechos
humanos fundamentales. La Escritura nos recuerda: «No olvidéis la
hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ánge-
les» (Heb 13,2).
«Proteger» nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dig-
nidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo
y seguridad, evitando su explotación. En particular, pienso en las mu-
jeres y en los niños expuestos a situaciones de riesgo y de abusos que
llegan a convertirles en esclavos. Dios no hace discriminación: «El Se-
ñor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda» (Sl 148,9).
«Promover» tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral
de los migrantes y refugiados. Entre los muchos instrumentos que
pueden ayudar a esta tarea, deseo subrayar la importancia que tiene
el garantizar a los niños y a los jóvenes el acceso a todos los niveles
de educación: de esta manera, no sólo podrán cultivar y sacar el má-
ximo provecho de sus capacidades, sino que también estarán más
preparados para salir al encuentro del otro, cultivando un espíritu de
diálogo en vez de clausura y enfrentamiento. La Biblia nos enseña
que Dios «ama al emigrante, dándole pan y vestido»; por eso nos ex-
horta: «Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egip-
to» (Dt 10,18-19).
Por último, «integrar» significa trabajar para que los refugiados y los
migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les
acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración
fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las comunida-
des locales. Como escribe san Pablo: «Así pues, ya no sois extraños ni
forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios» (Ef
2,19)
P. Guillermo Basañes, SDB
Consejero para las misiones

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La vida misionera como Gracia y Voluntad de Dios
Q uiero compartir tres respuestas o motivaciones que se me han hecho
en los meses pasados en Bélgica, en la provincia de Netherland Norte:
Gracia de Dios - Visión de fe Oración.
Es la gracia y la voluntad de Dios: Nada es imposible para Dios. La
historia de Jonás en la Biblia me hace pensar en mi vida. Dios mandó a Jonás
a Nínive para facilitarel arrepentimiento de los pecadores, pero al inicio
intentó huir de su vocación- misión. Rehusó cooperar con Dios. Es de notar que Jonás
no logró llevar a cabo su plan. Finalmente Dios consigue hacer que colabore e incluso
ampliarsu visión. Considero mi vida misionera la gracia y la voluntad de Dios por causa de los
desafíos que se me presentan cada día: la barrera lingüística, el choque cultural, el frío, el tenor de vida, el
modo de vivir la fe. Todas estas dificultades de la vida producen un impacto sobre mi vida misionera. A
veces quisiera hacer las cosas a mi manera y según mi capricho. Sin embargo, he aprendido que hasta este
momento Dios me ha hecho humilde y dispuesto a seguirlo por donde él me quiera llevar. Él hace todo por
mí como lo hizo con Jonás.
La visión d la fe: ¿Cómo ser humano en este mundo secularizado? Es difícil
aceptar cualquier cosa más allá de las explicaciones y las pruebas que
proporciona la ciencia. ¿Cómo encontrar a Dios en un mundo tan fuertemente
influenciado por la dictadura científica? No creo en el dualismo entre ciencia y
fe. Afirmo que Dios interviene en nuestra vida. Si miro un poco y reflexiono
sobre lo que he vivido, veo que he tenido el cuidado y la protección de Dios.
No me ha dejado solo en tiempo de dificultad. Ha estado conmigo en toda
circunstancia, como había prometido: estoy siempre contigo, hasta el fin de
los tiempos(Mt 28,20).
Oración: Me siento sin fuerzas para controlar el mundo y para controlarme
a mí mismo en situaciones difíciles. Necesito de alguien que me entienda
profundamente. Ese es Dios. Le he llevado todo lo que he sentido, vivido y
expresado a través de mi oración diaria. Ésta es una confianza que he
reconstruido dentro de mí mismo desde mi primer sueño de ser misionero cuando apenas era novicio. Hasta
este momento, gracias a Dios, mantengo este contacto con el Señor a través de la oración diaria, sea
comunitaria o personal, como el rosario, dando gracias al Señor antes de dormir y al despertarme, etc. Este
es el punto fuerte de mi vida que hago regularmente tratando de cumplirlo fiel y devotamente. Siento que
el Señor ha escuchado mis gritos.
Son estas las tres razones que me confortan y me hacen feliz y optimista como misionero: soy feliz en mi
cargo aquí en Amsterdam (Países Bajos) con cuatro hermanos de nuestra provincia, Bélgica Norte y Países
Bajos. Somos una comunidad multicultural de belgas, indonesios, indios y timorenses. Nuestra misión
comunitaria tiene confiadas cuatro parroquias, cinco iglesias a siete kilómetros de distancia de nuestra
comunidad. Hemos comenzado últimamente nuevas actividades pastorales para los jóvenes, como una
especie de lectio divina y un encuentro de oración a estilo de Teizé. Esperamos que por la intercesión de
nuestra Madre todo vaya mejor el próximo año dé más frutos para el Reino de Dios.
Cirilo de Deus, timorense, misionero en Amsterdam
Testimonio de Santidad Misionera Salesiana
P Pierluigi Cameroni SDB, Postulador General para las Causas de los Santos
La Beata Eusebia Palomino (1899-1935), Hija de María Auxiliadora, en la humildad y
en la sencillez se convierte en maestra y guía espiritual. A la Inspectora sorprendida
por tantas vocaciones provenientes de Valverde del Camino, responderán que hay una
cocinera con asma, que narra a las muchachas bellos cuentos. Más tarde serán
también los sacerdotes los que acuden a esa humilde hermana, sin doctrina teológica,
pero con corazón desbordante de experiencia de Dios. Seminaristas, hermanas,
sacerdotes, muchachas, iban a consultar sobre su futuro a Sor Eusebia, mientras
tiende la ropa en el huerto o pela patatas en la cocina. Y ella, tranquila, aconseja,
b23predice el futuro, anima una vocación verdadera, desaconseja alguna falsa.
Por los Salesianos en América
Intención Misionera Salesiana
Para que, como educadores de los jóvenes y del laicado, sepamos
formar, a la luz del Evangelio, en los valores de la honestidad, de
la justicia, de la solidaridad y del servicio.
América, en diversos países, ha estado marcada por intensos conflictos sociales
y por la plaga de la corrupción. Como educadores de los jóvenes y formadores
de los laicos somos llamados a educar en la dimensión social de la caridad, en la
transparencia y en la rectitud. Oremos para qué los esfuerzos educativos de la
Familia Salesiana den frutos de justicia y solidaridad en la Sociedad Civil.