Cagliero11_2019_04_es


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N. 124 - Abril 2019
Boletín para la Animación Misionera Salesiana
Una publicación del Sector para las Misiones para las comunidades salesianas y amigos de las misiones salesianas
Q ueridos hermanos, queridos amigos:
Mientras se acerca la Pascua de Resurrección del 2019, he aquí
una bienaventuranza que nos susurra el Papa Francisco:
Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados
Saber llorar con los otros, esto es santidad” [GE 76]
Y así lo hicieron los misioneros salesianos y siguen haciéndolo hoy.
Pueden llorar, porque "se quedaron con nosotros", decía el tema de la
Jornada Misionera Salesiana 2017; quedándose, e incluso llorando,
con tantas minorías étnicas en el Amazonas, lograron salvar a muchos,
trayéndolos a Jesús. En los días de la epidemia de ébola en Sierra Leona (2012), los misioneros salesianos,
permaneciendo y llorando con ellos, pudieron salvar tantas vidas. Un misionero salesiano llora solo dentro de
su choza en el campamento de refugiados de Palabek (Uganda), ante el extremo sufrimiento de los últimos:
"devoran a mi gente como si fuera pan", dice el salmista (S 53.4).
El misionero salesiano, por lo tanto, comparte las angustias y esperanzas de los pueblos que aún no han sido
evangelizados (ver Constituciones 30) y "compartiendo sus problemas y sufrimientos, invoca para ellos la luz y
la fuerza de Su presencia" (C95).
Saber llorar con los demás, especialmente con los jóvenes que sufren,
aquí está la expresión de un corazón misionero y salesiano.
P. Guillermo Basañes, SDB
Consejero para las misiones
Los grupos misioneros de la Familia Salesiana en
Angola, animados por la FMA y la SDB, celebraron el
seminario sobre el Primer Anuncio de Jesucristo del
2 al 5 de marzo en Luanda. Este seminario ha tras-
mitido las conclusiones del Seminario en África so-
bre el Primer Anuncio, realizado en Johannesburgo
el año pasado (13-19 / 08/18)
El corazón del evento consistía en buscar nuevos
caminos, métodos y un nuevo impulso y entusiasmo
para llevar la persona del Señor a las miles de per-
sonas que asisten a nuestras parroquias, pequeñas
comunidades cristianas, escuelas primarias,
secundarias y profesionales, universidades, trabajos
sociales, oratorios y centros juveniles, comunica-
ción social. El gran desafío consiste en acercarse a
los que están lejos del Señor y de la comunidad
cristiana, revitalizar y reanimar a los que se han
alejado o cuya fe se ha ido apagando poco a poco...
Debemos preguntarnos cómo pueden los diferentes
sectores de nuestra misión ser verdaderos misione-
ros, instrumentos del Señor, capaces, a través del
testimonio de la caridad y la alegría de la vida
cristiana y comunitaria, despertar la atracción de la
persona y el misterio de Jesús y lograr anunciarlo.
Por eso es que los salesianos, salesianas, animado-
res misioneros, responsables de la pastoral vinieron
de todo el país y se reunieron para reflexionar
sobre el "Primer Anuncio y la misión salesiana". Este
tipo de seminario se ha organizado en muchas otras
inspectorías, de diferentes contextos culturales,
como un medio para mantener viva la atención en
el frente neurálgico de nuestra misión: ¡El anuncio
de Jesucristo!
Testimonio de Santidad Misionera Salesiana
P Pierluigi Cameroni SDB, Postulador General para las Causas de los Santos
La Sierva de Dios Antonieta Böhm(1907-2008), Hija de María Auxiliadora, alemana de origen y
misionera en América Latina, tuvo la oportunidad de vivir en los lugares ricos de la memoria de
Laura Vicuña y, en 1988, participar, en Colle Don Bosco, en la beatificación de esta joven. También
conoció al hermano salesiano, el Beato Artímedes Zatti. En 1973 madre Madre Ersilia Crugnola le
regaló una estatua de la Virgen encomendándole llevar con ella la bendición materna de María. La
Madre Antonieta decía: "Desde aquella primera bendición hasta ahora, la Virgen trabaja día y noche,
y su misión se extiende a través del correo, el fax, el correo electrónico y llega a diferentes lugares
de México y a muchas otras partes del mundo".

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Compartir la vida con los jóvenes me proporciona una
realización misionera profunda.
D os eventos influyeron en mi infancia para hacerme
misionero. Uno está relacionado con mi padre: cuan-
do él era joven trabajó como capataz durante cuatro
años en Ghana, África. Sus historias e imágenes con
"africanos" me han fascinado mucho.
El segundo hecho: cuando yo era joven tuve un accidente en el
mar; entré en una corriente y casi me ahogo. Sólo gracias a Dios
recobré la vida - una segunda vida -: una llamada de Dios para
una misión determinada. Éste fue también el momento en que
desperté de una vida familiar protegida, sin una dirección clara en la vida. No mucho después de este inci-
dente, me enteré de que los salesianos de Don Bosco en Papúa Nueva Guinea necesitaban un instructor me-
cánico. Contando con mi experiencia en ingeniería mecánica y tras esos dos eventos, solicité ser miembro
de una organización de voluntarios suizos. Pasé tres años como voluntario en el Instituto Tecnológico Don
Bosco en Port Moresby, la capital de Papúa Nueva Guinea, y pronto me di cuenta de que no bastaba compar-
tir mis conocimientos de ingeniería y mis habilidades profesionales; eso no es suficiente, cada vez es más
necesario estar con los jóvenes para acompañarlos. Mis modelos de referencia fueron muchos salesianos, las
hermanas salesianas y los aspirantes con los que trabajé en la institución.
Cuando regresé a Suiza y comencé a trabajar como gerente de proyectos
en una empresa de producción de metales, me sentí insatisfecho. Yo ha-
bía perdido a los jóvenes. Ya no estaba interesado en hacer una carrera,
buscando sólo mi beneficio y mi bienestar. De nuevo, me dirigí a los sale-
sianos. Aunque no era católico, pedí iniciar el aspirantado salesiano. Me
hice católico. El buen Dios me guió después en el camino para llegar a ser
un hermano salesiano en todos los aspectos. Ya en el noviciado sentí la
vocación de convertirme en un hermano laico: estar con jóvenes en el
taller, en el aula, en los dormitorios... La experiencia misionera que hice
me acompañó a lo largo del tiempo de formación. El deseo de ser misionero se ha intensificado tanto que en
2016 seguí la invitación del Rector Mayor Don Ángel Fernández Artime SDB para ser misionero ad vitam. Y de
nuevo, el buen Dios me hace volver a PNG.
En los últimos cinco años he trabajado en el Instituto Tecnológico Don Bosco, el mismo instituto que cuando
era voluntario. Las tareas principales son la formación técnica en el campo del montaje y la soldadura de
máquinas. Junto con el exigente trabajo semanal como educador-pastor, también tengo el oratorio del
domingo: compartir la vida con los niños y jóvenes más necesitados de las aldeas vecinas me proporciona
una profunda realización misionera.
Estoy muy contento de ser laico consagrado salesiano, completamente inmerso en medio de los jóvenes, en
el aula, en el taller y en el Oratorio. Después de clase, paso tiempo con estudiantes y niños. A través de
este intenso estar con ellos surge una relación de confianza y amor. Los jóvenes confían en mí, se abren, les
interesa mi vida religiosa. Así que tengo la oportunidad de compartir con ellos los valores cristianos de la
vida, para establecer con ellos una buena relación de respeto, dignidad, amor y otros valores esenciales de
la vida. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que es esencial ser abierto y humilde para escuchar el
Espíritu Santo. Así es como llegué a ser salesiano coadjutor misionero..
RETO WANNER, Msionero de Suiza en Papua Nueva Guinea
POR CUANTOS PROMUEVEN
Intención Misionera Salesiana
INTEGRALMENTE LA PERSONA HUMANA A TRAVÉS DE LAS OBRAS SOCIALES
Por los educadores, médicos, enfermeros, asistentes sociales, sicólogos e tantos que
colaboran en nuestros ambulatorios y obras sociales: para que el Señor recompense
sus esfuerzos por la promoción integral de las personas a nosotros confiadas .
El Beato Artemide Zatti y el Venerable Simón Srugi y muchos otros, después de haber
cuidado los cuerpos y las necesidades básicas de los niños y los pobres, han practicado
el evangelio de la caridad. Oremos por aquellos que se involucran en el trabajo social:
para que el Señor los sostenga en su compromiso, sean generosos en el servicio a los
más pequeños y del amor a Cristo saquen fuerza y motivación.