Si es la voluntad de Dios, ¡vete y no tengas miedo!
C uando yo era niño mis padres solían llevarme a la iglesia todos los domingos a
participar la celebración de la eucaristía. Después de la celebración eucarística nos
encontrábamos con el sacerdote misionero, el párroco. Él nos enseñaba a cantar,
bailar y orar. Una vez al mes nos visitaba y celebraba la eucaristía en nuestro pueblito. Como
buen sacerdote misionero, era muy diligente en visitar a la gente en el interior, muy amable
y generoso con su pueblo. Desde pequeño conocí a muchos sacerdotes misioneros europeos de
otras congregaciones que trabajaban en nuestra parroquia. Pero mi vocación misionera se
hizo más fuerte cuando entré en la congregación salesiana. El testimonio de la vida y la
santidad de los misioneros salesianos que trabajan en mi país fortaleció mi vocación
misionera salesiana. Sus testimonios de la fe y sus preocupaciones por los jóvenes pobres y
sencillos me hicieron soñar que algún día yo podría ser sacerdote misionero como ellos.
Hoy muchas personas dicen que Indonesia necesita misioneros porque hay muchos indonesios que no han recibido
todavía la Buena Noticia y no conocen a Jesús. Cuando les conté a mis padres que
quería ser misionero, ellos se sorprendieron con cierta tristeza. Mi madre me dijo:
“¿Por qué te vas tan lejos, mientras que aquí tenemos falta de misioneros? Pero si es
la voluntad Dios y es tu vocación, vete y no tengas miedo, nosotros te acompañamos
siempre en la oración”. Estoy muy agradecido a mis formadores salesianos que me han
acompañado en mi vocación misionera. Ya que hemos recibido mucho de los
misioneros, también nosotros debemos dar aun sean pequeños dar frutos. “Han
recibido gratuitamente, den también gratuitamente” (Mt. 10,18). Creo que debemos
dar testimonio de alegría a los jóvenes y amar a Cristo y a todos, sin fronteras. Tras el
discernimiento, dije que “sí” entregándome del todo a la misión ad gentes y ad vitam.
Después el Rector Mayor, Don Pascual Chávez, me envió a Paraguay.
Como misionero tuve que aprender el español, una lengua que me era
completamente desconocida y también el guaraní, los dos idiomas que hablan la mayoría de los paraguayos. He
experimentado el “choque cultural” porque tenía que adaptarme a una nueva cultura y a tradiciones muy distintas y
riquísimas. A veces siento nostalgia por la comida indonesia, por los amigos y la familia. Pero como un desafío y con
paciencia, poco a poco, estoy aprendiendo la historia, y trato de aceptar y amar a las personas y sus culturas.
Indudablemente el contacto con las personas de otras culturas aporta luz a mis propias incuestionables creencias, deshace
prejuicios y mejora el autoconocimiento. Esto me ayuda a madurar mi vocación religiosa y misionera.
Me siento feliz y alegre de vivir la vida misionera salesiana mediante la oración, el trabajo, el sacrificio y el
testimonio de la vida en la comunidad, del acompañamiento de los hermanos salesianos y la alegría de los jóvenes que
forman parte de mi vida. Por eso estoy más motivado para seguir a Jesucristo y ayudar a los jóvenes pobres y necesitados
según el ejemplo de Don Bosco.
Para los salesianos que quieren ser misioneros: estamos llamados a compartir el amor de Cristo a los demás
especialmente a los jóvenes más necesitados y pobres. Dios nos llama a proclamar la Buena Noticia. No tengáis miedo de
ser misioneros. Sinceramente con el carisma de Don Bosco decimos: “Heme aquí, envíame a mi” (Isaías 6,8) .
Cl. Agustinus Jou Poma
Indonesio, misionero en Paraguay
Testimonio de santidad misionera salesiana
En la vida del Venerable Padre Rodolfo Komorek (1890-1949), salesiano polaco
misionero en Brasil, del que este año se conmemora el 125º aniversario del nacimiento (11,
agosto 1890), llamado por su vida virtuosa “O Padre Santo”, entre todas las virtudes brilló
especialmente en la penitencia. Don Rodolfo se sintió atraído por ella durante toda su vida,
como respuesta personal a una misteriosa, divina inspiración: “Los Superiores lo exhortaban
a mitigar su rigor en lo que refiere a la salud, a pesar de que estaban persuadidos de que
una moción del Espíritu lo guiaba en este sentido, como había conducido por ejemplo al
Cura de Ars y a Benedicto Labre, al que el siervo de Dios solía referirse”.
Intención Misionera Salesiana
Por el Compromiso Social de los Salesianos en América Cono Sur
Para que los salesianos de América Cono Sur sepan entrar en diálogo con la cultura e
interrogar a la realidad social en la que viven.
El CG 27 nos pide ponernos a la ‘escucha’ de las situaciones de la vida, situaciones y
expectativas sobre todo del mundo de los jóvenes, puesto que Dios nos habla a través de
la vida, las personas, los acontecimientos y la historia. Oremos para que los salesianos
sepan interrogarse para comprender las distintas realidades sociales de la región y para
entender el mensaje de Dios como discípulos y misioneros de una iglesia "en salida”.