Cómo ser discípulos salesianos misioneros en el mundo de hoy


Cómo ser discípulos salesianos misioneros en el mundo de hoy


C ómo ser discípulos salesianos misioneros en el mundo de hoy

Curso de Formación para laicos / SSCC Patagonia Norte (ABB)


  • Documentos para profundizar lo abordado en cada encuentro






1.12. Jesús, mártir del Reino de Dios


Apenas pudo disfrutar Jesús de unas horas de libertad después de su despedida. Hacia media noche fue apresado por la policía del templo en un huerto situado en el valle del Cedrón, al pie del monte de los olivos, a donde se había retirado a orar. Un hombre que condenaba públicamente el sistema del templo y que hablaba ante judíos venidos de todo el mundo sobre un “imperio” que no era el de Roma no podía seguir mo­viéndose libremente en el explosivo ambiente de las fiestas de Pascua.


¿Podemos saber qué es lo que ocurrió en los últimos días de Jesús? Un dato es seguro: Jesús fue “condenado a muerte durante el reinado de Ti­berio por el gobernador Poncio Pilato”. Así nos informa Tácito, el célebre historiador romano. Lo mismo afirma Flavio Josefo, añadiendo datos de gran interés: Jesús “atrajo a muchos judíos y a muchos de origen griego. y cuando Pilato, a causa de una acusación hecha por los hombres princi­pales de entre nosotros, lo condenó a la cruz, los que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo”. Estos datos coinciden con lo que sabe­mos por las fuentes cristianas. Los podemos resumir así: Jesús fue ejecu­tado en una cruz; la sentencia fue dictada por el gobernador romano; hubo una acusación previa por parte de las autoridades judías; solo Jesús fue crucificado, nadie se preocupó de eliminar a sus seguidores. Esto sig­nifica que Jesús fue considerado peligroso porque, con su actuación y mensaje, denunciaba de raíz el sistema vigente, pero ni las autoridades judías ni las romanas vieron en él al cabecilla de un grupo de insurrectos; de ser así habrían actuado contra todo el grupo. Bastaba con eliminar al líder, pero había que hacerlo aterrorizando a sus seguidores y simpati­zantes. Nada podía ser más eficaz que su crucifixión pública ante las mu­chedumbres que llenaban la ciudad. Nos detendremos en este hecho violento con el que termina la vida de Jesús, siguiendo los relatos de los evangelios, que ofrecen una narración muy detallada de la pasión de Jesús.

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