Forum 98


Forum 98

1 Pages 1-10

▲back to top

1.1 Page 1

▲back to top
Casa Salesiana “San Juan Bosco” BurgoBsu, r2g4osd,e2s4epdtieembaryeo ddee 22001101 nº 908

1.2 Page 2

▲back to top
INDICE
1. Retiro ………………….………..............................39
2. Formación…………….……….........................10- 17
3. Comunicación………………………………………… 18 - 27
4. Vocaciones…...….….............................. 28 - 40
5. La solana………………………………………………. 41 - 43
6. El anaquel……….……............................. 44 - 69
Discernir………………………………….…….44 - 55
Jóvenes 2010..……………………………..56 - 60
Bicentenario de san J. Cafasso……61 – 63
Índice del curso…………………………….64 - 69
Revista fundada en el año 2000
Segunda época
Dirige: José Luis Guzón
C\\ Paseo de las Fuentecillas, 27
09001 Burgos
Tfno. 947 460826 Fax: 947 462002
e-mail: jlguzon@salesianos-leon.com
Coordina: José Luis Guzón
Redacción: Urbano Sáinz
Maquetación: Valentín Navarro y Amadeo Alonso
Asesoramiento: Segundo Cousido, Mateo González,
Óscar Bartolomé e Isidro Revilla
Depósito Legal: LE 1436-2002
ISSN: 1695-3681
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 2

1.3 Page 3

▲back to top
RReETtIiRroO
Polillas, ladrones y tesoros. Avisos cautelas para
tiempos y retirada1
Dolores Aleixandre, RSCJ
«- Me voy -dijo el Principito.
- Te ordeno que te vayas -dijo el rey».
(A. de Saint-Exupéry, El Principito)
Vamos a añadir algunas posibles variantes a este diálogo del cuento.
A) Solista: “Me jubilo el año que viene”. Coro (en voz alta): «¡Cuánto lo
sentimos...? Te vamos a echar de menos». Coro (en voz baja): «Lo lleva
anunciando hace unos cuantos años; ¡a ver si esta vez es de verdad... ! ».
B) Coro: «Habrá que ir pensando en tu relevo...». Solista (en voz alta): «No
necesito que me lo digáis: ya lo tenia yo decidido hace tiempo». Solista (en voz
baja): «¿Lo que me temía...: ya me están echando!».
C) Coro (en voz baja): «¿Cuando se irá por fin?». Solista: «Me iría con gusto,
pero de momento es imposible: no hay nadie preparado para sustituirme».
D) Coro: «Entonces, ¿has decidido jubilarte?» Solista: «Sí, pero creo que es
mejor que no me vaya del todo, sino que me quede junto al que empieza para
controlar que se encarrilan bien las cosas».
E) Solista (en voz alta): “Me voy para dar paso a la generación intermedia
(GI)”. Solista (en voz baja): «Espero que se den cuenta de lo bueno, libre y
generoso que he sido realizando este gesto...» Solista (en voz aún más baja):
«¿Cómo puede ser que se me hayan echado encima estos imbéciles de la GI?
¡Precisamente en el momento en que estoy desempeñando mi trabajo en
plenas facultades!».
F) Coro: «Es imposible que X resista a su edad el ritmo de esta comunidad de
inserción. ¿Cómo hacer para que comprenda que, aunque la queremos mucho,
sería mejor que se fuera a otra comunidad donde encuentre los apoyos que va
necesitando...?» Solista: «Ya sabéis que siempre he dicho que viviría en el
barrio y con los pobres hasta el final. En esto estoy en la línea de Fidel Castro:
¡Barrio o muerte!».
1 ST 98 (2010) pp. 63-71.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 3

1.4 Page 4

▲back to top
G) Solista (en voz alta): «Si os parece bien, este verano voy a quedarme en
una residencia durante las vacaciones; el año pasado me di cuenta de que era
difícil compaginar mis horarios y gustos con los de los chicos... Creo que de
esta otra manera estaremos todos más tranquilos». Coro familiar (en voz baja):
«¡Qué encanto de abuela tenemos y qué fáciles nos pone las cosas...!».
H) Coro (en voz alta y baja): «¡Menuda suerte hemos tenido con la manera de
marcharse de Z...!: ha ido preparando al siguiente, ha sabido tomar distancia,
ha dejado las cosas apañadas y en orden (la dirección, las cuentas, el obispado,
el lavadero, la parroquia, el colegio, el volante o el armario de las escobas); no
se mete a opinar sobre los cambios que se están haciendo, colabora si se le
pide consejo..., pero sabe retirarse oportunamente. Y se ha ido sin aspavientos
y discretamente, sin forzar homenajes, discursos ni regalos, y encima
agradeciendo tener más tiempo para poder dedicarse ahora a otras cosas...».
Como las dos últimas no suelen ser las variantes más habituales, vale la pena
crear un «Diseño Estratégico de Retirada y Cesión de Paso» (DERYCEP) no sólo
para los de la GS (Generación Saliente), sino también para que la GI
(Generación Intermedia), que tampoco va a ser eterna, pueda ir ensayando con
tiempo cómo dejar paso a los que vengan detrás de ellos, cosa que sucederá
mucho antes de lo que ahora imaginan. Porque lo de «"no te vayas todavía, no
te vayas por favor...» no se da casi nunca fuera del cante por sevillanas.
Diseño Estratégico de Retirada y Cesión de Paso (DERYCEP)
Como anticipándose a los problemas que el asunto suele traer consigo, el
evangelio de Lucas ofrece claves iluminadoras que, aunque referidas en su
contexto a la posesión de los bienes, pueden ser leídas desde esta otra
perspectiva: al fin y al cabo, casi todos los problemas, a la hora de ceder el
paso, vienen de la resistencia a «soltar», a «dejar» y a «desasirnos»: «Vended
vuestros bienes y dad limosna, procuraos bolsas que no envejecen, un tesoro
inagotable en el cielo, donde ni el ladrón se acerca ni la polilla roe. Porque
donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón» (Lc 12, 33-34).
Bolsas anti-envejecimiento
«Procuraos bolsas... »: recomendación sorprendente y en clara contradicción
con otra anterior: «No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias» (Lc 10,4). Podemos
completarla con este dicho de Jesús no recogido en los evangelios: «Convertíos
en buenos cambistas. Examinadlo todo con atención y luego rechazad lo que
carezca de valor y quedaos con lo bueno». Durante una larga etapa de nuestra
vida, hemos negociado con un tipo de moneda que durante ese tiempo fue
valiosa, y pusimos en ello alma, corazón y vida, porque era ésa nuestra manera
de trabajar por el Reino. Pero llega la jubilación y, con ella, una frontera en la
que tenemos que cambiar de moneda y espabilamos para ser buenos
cambistas. Seguramente, al vaciar nuestras viejas bolsas nos daremos cuenta
de que, además de mucha entrega y generosidad, habíamos cargado también
en ellas monedillas sin valor, acciones fuera de cotización y títulos de propiedad
ya prescritos.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 4

1.5 Page 5

▲back to top
«Procuraos bolsas que no envejecen...» ¿A qué se referirá el Evangelio al
recomendarlas? ¿De qué estarán hechas? nos preguntamos, acostumbrados ya
a la jerga de los productos anti-age que arrasan en el mercado: quizá
prevengan el «estrés oxidativo celular» o estén tejidas con filamentos <
anticelulíticos desincrustantes y antinódulos», o puede que hasta lleven
incorporados «tensores con liposomas reestructurantes y exfoliantes».
Pues no. Parece ser que para lo que están diseñadas es para guardar los
nuevos tesoros que el momento del DERYCEP trae consigo: saberes que se
sedimentan y saborean; serenidad más que prisas; centramiento en lo esencial
más que dispersión; posibilidad de nuevos paisajes vitales; liberación del
personaje y del rol; emergencia de la identidad más honda que se esconde por
debajo de lo que se hace. Urge ponernos a la tarea de conseguir esas bolsas
mágicas.
Ladrones burlados
Los ladrones se pasean a sus anchas por el imaginario evangélico: «el Hijo del
hombre vendrá como un ladrón», el dueño de la casa tiene que vivir alerta para
que no asalten su casa (Lc 12,40); Judas era ladrón (Jn 12,6); el templo se
había convertido, según Jesús, en «una cueva de ladrones» (Mt 21,13); hay
salteadores que «no entran por la puerta en el redil de las ovejas, sino por
cualquier otra parte para robar y matar» (Jn 10,1.10). A él lo apresaron «como
si fuera un ladrón» (Lc 22,53) y lo crucificaron en medio de dos de ellos (Mc
15,27).
Robar con eficiencia y llegar a ser un ladrón cualificado requiere dosis
considerables de astucia: hay que averiguar dónde se guarda el tesoro,
aprovechar la oscuridad de la noche, burlar vigilancias, aprovechar descuidos,
acertar con el momento adecuado, saltar cerraduras y huir sin dejar huellas.
Hay que ser hábil para socavar (Mt 6,19) (agujerear, horadar, perforar...),
acción de la que resulta un cambio espacial: el lugar que ocupaba antes lo
robado queda ahora «socavado», libre y vacío.
Según eso, la estrategia que Jesús propone es la del «ladrón burlado», algo que
hemos visto más de una vez en el cine: llega el ladrón sorteando todas las
alarmas, corriendo mil peligros y burlando todas las vigilancias, pero, al llegar a
la vitrina blindada donde estaba la ansiada joya, ¡se la encuentra vacía! El
dueño ha sido más listo que él y la ha trasladado a una caja fuerte en las Islas
Caimán.
Viniendo al particular del DERYCEP: en vez de discurrir astutamente cómo
blindarnos ante la llegada de la GI, que viene pisando fuerte y con un cartelito
con su nombre para pegarlo donde antes estaba el nuestro, podemos invertir
esas mañas, astucias y cautelas en deslocalizar nuestro tesoro domiciliándolo
en otra parte, en ese lugar que Jesús llama «cielo». Un cielo que no se
encuentra mirando para arriba, sino más bien hacia abajo, donde están los que
tienen necesidad de esa limosna que ha producido la venta de los bienes que
antes poseíamos. Así que se supone que los que llegan ya no necesitan forzar
cajones ni sonsacarnos la combinación de la caja fuerte: todo está vacío y
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 5

1.6 Page 6

▲back to top
abierto, y encima de la mesa hay pegado un post-it deseándoles de corazón
mucha suerte.
Pero esta generosidad inicial necesita ir acompañada, por nuestra parte, de un
sensato distanciamiento: así evitaremos presenciar las novedades que
implantará el recién llegado/a y que probablemente nos parecerán tremendos
desaguisados: tirará tabiques, arrancará la moqueta y pondrá otra feísima,
descolgará cuadros y los sustituirá por otros de dudoso gusto, nombrará a ese
inepto que a nosotros nos complicó la vida, cambiará de proveedores, de
editoriales, de horarios y de marca del jabón de la lavadora.
La experiencia enseña que es sabio y conveniente, tanto para el entrante como
para el saliente, que este último se aleje con elegancia a la mayor distancia
posible: así el otro/a podrá tomar las decisiones que le parezcan, sin tener que
vivir bajo la mirada torva de su antecesor/a, transmutado en aquella ama de
llaves de la película Rebeca.
Polillas, carcomas y otros depredadores
Bajo su apariencia engañosa de inocentes mariposillas, las polillas' esconden
una voracidad desproporcionada a su tamaño. A diferencia de los ladrones, no
se llevan lo almacenado, sino que lo devoran dejándolo agujereado, y uno no
sabe qué es peor: lo que parecía tan valioso y perdurable revela, gracias a
ellas, su vulnerabilidad, como si por los agujeros del tejido ya inservible
asomaran ellas sus ojillos perversos riéndose de nosotros y de nuestras
seguridades. En cuanto a la carcoma que añade Mateo, es aún peor: no se la ve
venir, porque ataca desde dentro, y no hay quien la encuentre.
Polillas y carcomas (por cierto, según Os 5,12, el Señor amenaza con actuar
como ellas...) forman parte de un kit de imágenes bíblicas cuya misión es
recordarnos la fragilidad y caducidad del tiempo y de las cosas, en contraste
con la solidez y la eternidad de Dios: el viento arrebata la paja o el humo (Sal
1,4; Sb 5,14); la hierba de los tejados se agosta, y la flor se marchita (Is
40,7); el rocío se evapora al amanecer (Os 6,4); los gusanos pudren el maná
acumulado (Ex 16,20); la sombra del árbol se alarga al atardecer (Sal 102,12);
las nubes pasan y se deshacen (Jb 7,9); los días se van como un soplo (Jb
7,16); la hoja vuela (Jb 13,25); la sombra huye sin detenerse (Jb 14,2); el
tejedor corta la trama (Is 38,12); el huésped de una noche apenas deja un
recuerdo (Sb 5,14); todo es vanidad y caza de viento (Qo 6,9)...
El libro de la Sabiduría recurre a imágenes de una belleza insuperable: el correo
veloz, la quilla de la nave sin rastro en las olas, el pájaro que vuela sin dejar
vestigio de su paso, el aire que, hendido por la flecha, cicatriza al momento
haciendo desaparecer la huella de su trayectoria (Sb 5,9-12).
Las comparaciones de Job son más dramáticas: «EL hombre, nacido de mujer,
corto de días, harto de inquietudes, como flor se abre y se marchita, huye como
la sombra sin pararse: se consume como una cosa podrida, como vestido roído
por la polilla» (Jb 14,1-3). «¿Cómo estarán limpios ante su Hacedor los que
habitan en casas de arcilla, cimentadas en barro? Entre el alba y el ocaso se
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 6

1.7 Page 7

▲back to top
desmoronan; sin que se advierta, perecen para siempre; les arrancan las
cuerdas de la tienda, y mueren sin haber aprendido...» (Jb 4,20-21)
Qohélet opta por un cinismo amargo: «Hice obras magníficas: me construí
palacios, planté viñedos, me hice huertos y parques y planté toda clase de
árboles frutales; me hice albercas para regar el soto fértil; adquirí esclavos y
esclavas; tenía servidumbre y poseía rebaños de vacas y ovejas, más que mis
predecesores en Jerusalén; acumulé también plata y oro, las riquezas de los
reinos y provincias; contraté cantores y cantoras y tuve un harén de concubinas
para gozar como suelen los hombres. Fui más grande y magnífico que cuantos
me precedieron en Jerusalén, mientras la sabiduría me asistía. Cuanto los ojos
me pedían, se lo concedía; no rehusé a mi corazón alegría alguna; sabía
disfrutar de todas mis fatigas, y ésta era la paga de todas mis fatigas. Después
examiné todas las obras de mis manos y la fatiga que me costó realizarlas:
todo resultó vanidad y caza de viento, nada se saca bajo el sol» (Qo 2,1-11).
Todas esas imágenes estaban siempre ahí y las hemos leído mil veces; pero al
llegar la hora de dar paso a otros, es como si las oyéramos por primera vez.
Tienen la misma misión que las palabras de la azafata que anuncia a los
pasajeros al final de un vuelo: «Señoras y señores, estamos iniciando el
descenso...». La diferencia está en que, cuando el vuelo es el de la vida y lo
suponíamos mucho más largo, el aviso del «descenso» nos sobresalta y nos
descoloca. La sensatez aconseja en este momento abrirse a la posibilidad de
que el lugar al que vamos a parar quizá no sea tan horrible como
imaginábamos. La confianza se atreve a empujarnos más allá y a descubrir lo
que esconde en lo más hondo la etapa que comienza: el poder de arrancarnos
del sueño de la trivialidad para conducirnos sabiamente hacia «lo que nos atañe
incondicionalmente» (P Tillich).
Cuando tesoro y corazón se encuentran
Polillas, carcomas y ladrones son sólo la cara norte de un texto evangélico que
pretende conducirnos, más allá de sus aspectos negativos, hacia la vertiente
cálida y soleada del «tesoro inagotable en el cielo». No pretende hacer de
nosotros «alumnos de la muerte», gente sombríamente consciente de la
caducidad de la vida y de los peligros de retener sus bienes: intenta
convertirnos en «discípulos de la vida», en alegres habitantes de un «cielo» que
es mucho más que el lugar idóneo adonde transferir nuestros tesoros.
Si seguimos su rastro por el evangelio de Lucas, del cielo viene la voz del Padre
dirigida a su Hijo amado (3,22); es el lugar de las grandes alegrías (15,7) y las
grandes recompensas (6,23); en él están escritos nuestros nombres (10,20);
allí se guarda el tesoro de los bienes que se venden y se dan a los pobres
(18,22); en él nos espera Jesús después de haber sido llevado allí (24,51), y
los que desempeñan la función de dejarnos entrar son precisamente esos
amigos que, lo mismo que el administrador astuto, nos hemos ganado usando
con sagacidad el dinero injusto (16,9).
Mientras llega ese momento, se nos anuncia la posibilidad de guardar ahí
nuestro tesoro y se nos invita a encaminarnos hacia ese lugar que a veces
hemos evocado cantando, con cierta inconsciencia, «al cielo, patria mía...». El
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 7

1.8 Page 8

▲back to top
trayecto suele ser largo y lleno de descalabros y extravíos: llevamos la ropa
medio apolillada, y la mochila cargada aún de trastos inútiles; eso si los
ladrones no nos han asaltado mientras dormíamos, dejándonos con lo puesto...
Caminamos lentamente, porque la artrosis no perdona, y sin quitarnos las
gafas, porque la operación de cataratas no resultó tan bien como esperábamos.
Quizá estábamos ya resignados a una vejez aburrida y gris, haciendo punto
ante el televisor, dando de comer a las palomas en el parque o echando la
partida de dominó en el club de jubilados. Y de pronto el evangelio, con la
desmesura que acostumbra, nos provoca en otra dirección: «Donde esté
vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón» (Lc 12,34). La propuesta es
atrayente: ¿cómo será esa vida en la que tesoro y corazón se encuentran?
¿Qué promesa deslumbrante es ésta de una vida unificada y armónica, sin
rastro ya de ese descoyuntamiento interior que tan bien conocemos?
Empezamos a saberlo cuando nos parece una suerte disponer de más tiempo
para disfrutar de esos amigos que nos recibirán en las eternas moradas.
Cuando vamos creciendo en lucidez para «separar el grano de la paja» y
reorientar el modo de valorar y organizar nuestra vida. Cuando se desdibuja lo
accesorio, y lo esencial se vuelve nítido y urgente. Cuando lo cotidiano resulta
precioso, y el humor nos permite reírnos de los desafueros del «Yo» que antes
cuidábamos tanto. Cuando la comprensión se ensancha, y nos cuesta menos
manifestar la ternura. Cuando, al ceder la presión del trabajo, se despeja el
camino de descenso interior, hacia ese lugar secreto y oscuro en el que somos
verdaderos. Cuando el lenguaje de la fe va perforando la cáscara amarga de la
palabra «muerte», y la vemos como el momento de salir al encuentro del
Amigo que se acerca. Cuando nos crece la segura certeza de que, después de
tantos trabajos como se ha tomado Él con nosotros, no va a dejarnos a medias
y rematará a su manera, que no a la nuestra, esa hechura de sus manos que
somos.
Durante mucho tiempo hemos rezado devotamente: «El Señor es mi Pastor,
nada me falta» (Sal 23,2); pero es ahora cuando empezamos a saber algo de lo
que significa que «no nos falte nada», y la gracia está en que coincide con las
carencias que tanto temíamos: más soledad, menos expectativas, más
achaques, menos autonomía. Lo mismo que los discípulos, al preguntarles
Jesús si les había faltado algo cuando los envió sin bolsa y sin sandalias, le
contestamos: «Nada, Señor» (Lc 22,35). Y hasta nos atrevemos a repetirle sus
mismas palabras: «¿Cómo van a ayunar los amigos del novio cuando el novio
está con ellos?» (Lc 22,35).
Posiblemente sean sólo momentos fugaces en los que nos es dado tocar «el
cielo» con las manos, y volvamos luego a viejas manías de gente mayor
gruñona y quisquillosa, según el estereotipo que parece correspondernos. Pero
esos instantes gloriosos, en los que hemos sentido que corazón y tesoro
coincidían nos van preparando para que, cuando alguien llame pidiendo cesión
de paso, ya no lo sintamos como una amenaza.
Quizá para entonces seamos ya capaces de abrir de par en par las puertas y
decir al recién llegado que entre y se siente, de hacerle sitio en la mesa y sacar
una botella del mejor vino. Ese que se guarda para lo último.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 8

1.9 Page 9

▲back to top
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 9

1.10 Page 10

▲back to top
FoFromrmaaccn n
La hora de los indecisos2
José María Rodríguez Olaizola
Sí. No. Quizás
Una de las redes sociales más populares es tuenti. En este espacio de Internet,
jóvenes de edades comprendidas casi siempre entre los quince y los treinta
años (en un abanico amplio) interactúan, intercambian fotos, mensajes, se
mantienen al día... Una de las funcionalidades de esta red es la convocatoria a
“eventos”. Los hay de todos los tipos, y entre ellos está lo que toda la vida ha
sido una forma de «quedar». Son los eventos. Cuando te convocan a un evento
(por ejemplo, una conferencia, un «botellón» o una manifestación), tienes tres
alternativas: puedes contestar que sí irás, que no irás o que quizá vayas.
Uno tiene que ir evolucionando con los tiempos. Lejos quedan otras épocas en
que las convocatorias en pastoral había que hacerlas con cadenas telefónicas,
con una perfecta secuenciación de llamadas para que la información llegase a
todo el mundo. El correo electrónico sigue sirviendo, pero no es, ni mucho
menos, lo más visitado por los jóvenes. En los últimos dos años, cuando quiero
convocar a la gente a alguna actividad, lo hago a través de tuenti, creando
eventos. Hay convocatorias muy abiertas, que se esperan masivas, en las que
todo el mundo puede invitar a quien quiera, de modo que de lo que se trata es
de que se entere cuanta más gente mejor. Pero hay otras que son cerradas.
Sólo quien crea el evento puede invitar (convocar).
Para mi desesperación, es cada vez mayor el número de personas que no
responden jamás con un sí o con un no, y parecen estar abonados al “quizás”.
El quizás es un aliado fácil. No implica demasiado. Deja abierta la puerta a una
decisión de última hora. Te evita tener que decir un «no» que puede sonar
demasiado tajante, pero también te ahorra la dosis de compromiso que hay en
un «sí». El espacio del quizás es la tierra abonada para los indecisos, la bacanal
de los diletantes, el trampolín perfecto para los inconcretos.
Qué es decidir
Decidir es determinarse por algo. Entre varias alternativas, escoger una. Entre
hacer o no hacer, entre dar un paso o quedarse quieto, entre tomar un camino
u otro. La decisión implica riesgo, supone renuncia y exige un cierto grado de
apuesta. Hay decisiones nimias que no implican demasiado, como puede ser
«qué voy a hacer esta tarde», «adónde me voy este año de vacaciones», «¿me
2 ST 98 (2010) 485-494.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 10

2 Pages 11-20

▲back to top

2.1 Page 11

▲back to top
compro esta chaqueta?»... Y hay otras decisiones más trascendentales, algunas
de ellas de tal entidad que definen una vida: «Elijo esta carrera», «me caso»,
«me hago religioso/a»... Y en el medio una cantidad enorme de situaciones de
más o menos entidad, que van jalonando una vida. “Me voy un año de
erasmus”. “Mando a mis hijos a estudiar al extranjero”. “Empiezo a salir con
Ambrosio”...
Hay decisiones conscientes y otras inconscientes. Hay situaciones que requieren
una larga meditación, y otras veces uno está tan acostumbrado a elegir tal o
cual camino que ya lo hace automáticamente -olvidando, quizá, que cada vez
que se le plantea una opción está poniéndose en juego su libertad. Hay
decisiones que uno tiene que tomar en solitario, y otras en las que han de
intervenir varias personas, porque a todos concierne de una u otra forma.
A decidir se aprende
Se va aprendiendo desde que somos pequeños. La psicología evolutiva podrá
explicar con mayor detalle y precisión los distintos grados de desarrollo de la
responsabilidad en el sujeto; pero, sin ser muy precisos, es fácil entender que
desde niños debemos ir enfrentándonos a los retos de la libertad. La educación
supone, entre otros muchos, el proceso de ir ayudando a los niños a dar pasos
hacia la vida adulta. Las primeras decisiones las van a tomar sus progenitores,
y así debe ser. Lo concerniente a su salud, a su educación, al empleo de su
tiempo, a su alimentación... De hecho, no conviene para unos padres caer
demasiado pronto en la tiranía del “quiero” o «no quiero» de sus retoños, pues
esto sólo es un camino para la frustración de todos los implicados. Dicho eso, el
extremo opuesto sería igualmente castrador. Los padres autoritarios; los que
nunca preguntan nada a los niños; los que no comprenden que sus críos,
aunque pequeños, también piensan, sienten, quieren y han de ser
escuchados..., terminan siendo un freno para que estos niños maduren. O los
sobreprotectores, que, con un concepto mal entendido del cariño, quieren evitar
«problemas» a sus críos, por ejemplo peleando en los colegios para que no
sean sancionados ante alguna acción polémica. Así tal vez les estén evitando
pasar un mal trago, pero también les están haciendo ciegos a una realidad: lo
que hacemos tiene consecuencias, y debemos aprender a asumirlas. Si un niño
o una niña nunca empieza a decidir algunas cosas por sí mismo y a asumir lo
que de ellas se derive en áreas pequeñas -quizá insignificantes- de la vida,
entonces, ¿cuándo estará preparado para poder hacer elecciones razonables,
serias, y cargar con sus consecuencias?
Alguna vez hay que ayudar a pensar. Plantear alternativas. Empujar a los
pequeños a tomar una determinada postura. Y, en el mismo acto, se va
educando a las personas para aceptar lo que se pueda derivar de tal o cual
decisión; para saber acoger la carga de responsabilidad que conlleva; y, si es
posible, para mantenerse firmes en las decisiones tomadas, sin echarse atrás a
la mínima dificultad.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 11

2.2 Page 12

▲back to top
Decisiones
¿Sobre qué nos toca decidir en la vida? Generalizar es, de nuevo, tramposo.
Pero, sin duda, cada persona tiene que tomar algunas decisiones importantes:
los estudios que uno elija pueden ser muy determinantes sobre lo que va a ser
tu vida. Hacer una oposición. Empezar talo cual relación. Dar pasos en esa
relación. Casarse -o no hacerlo. Tener un hijo. 0 dos. 0 más. Comprar una casa
e hipotecar media vida. Aceptar un trabajo. Dejarlo. Vivir una vocación. Creer o
no creer. Puede sorprender la inclusión de la fe en este epígrafe de las
decisiones. Después de todo, la fe es un don, ¿no? Se tiene o no se tiene. Sin
embargo, también tiene bastante de decisión, de salto al vacío. El creyente
decide creer, a pesar de sus dudas. El increyente decide no creer, aunque
pueda quedarle un espacio para la «posibilidad». Sólo el agnóstico elige no
decidir.
Luego hay decisiones igualmente importantes, aunque quizá no tan
trascendentales. Muchas de ellas se dan en el ámbito de las relaciones
humanas: decir algo que crees que no puedes callar; guardar silencio sobre
algo que te está mordiendo por dentro; mandar una carta; afrontar un
conflicto; denunciar una injusticia; pedir perdón; ofrecerlo...
Hay decisiones que tienen que ver con el uso de tu tiempo o de tu dinero.
¿Compro un coche? ¿Hago un viaje? ¿Dedico parte de mi semana a un
voluntariado? Y así podríamos seguir hasta el infinito. Podríamos dedicar
páginas y más páginas a enumerar decisiones. Porque en la vida estamos
constantemente eligiendo.
La dificultad de decidir; la renuncia y el riesgo: dos valores a la baja. La
inflación de deseo
Existen muchas vidas, y las queremos todas
No se puede generalizar, como si todo el mundo encontrase ardua la tarea de
elegir. Hay muchas personas capaces de tomar decisiones en distintos
momentos sin hacer de ello un drama. Las mismas circunstancias, a menudo,
nos obligan a decidir, aunque no queramos. Pero, dicho eso, parece que hoy en
día hay mucha más vaguedad en propósitos, proyectos y opciones, y a menudo
cuesta más pasar a la etapa de las decisiones. ¿Por qué es hoy tan difícil
decidir? Quizá porque esa educación primera, con un exceso de sobreprotección
y una pérdida de acento en el valor de la responsabilidad, no prepara tanto a
las personas para dar determinados pasos.
Es difícil decidir, porque decidir es, casi siempre, elegir. Y elegir implica
renunciar. Evidentemente, no todo está a nuestro alcance. Pero lo que sí se
puede hacer es posponer las decisiones hasta que ya no quede más remedio
que tomar uno u otro camino. Vuelvo al ejemplo con el que empezaba este
artículo. Si con cinco o seis días de anticipación tú dices que «sí» o que «no»
vas a asistir a tal evento, parece que ya te has cerrado una puerta. En el primer
caso, porque al comprometerte te puedes encontrar con que te surge un plan
alternativo más apetitoso, y ya no puedes hacerlo. En el segundo caso, porque,
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 12

2.3 Page 13

▲back to top
¿y si al final quisieras ir? Es menos arriesgado el «quizás». Hasta el último
momento.
Ahora bien, esto, pese a ser incómodo para los organizadores de los eventos,
es comprensible. Y tal vez la única forma de que los forofos del < quizás»
cambien de estrategia es que alguna vez les toque organizar algo y prueben su
propia medicina. Pero eso, aquí y ahora, es lo de menos. El problema real y
más serio es que en la vida hay muchas cuestiones de mayor relevancia que no
se resuelven con una opción de última hora. Es más, hay muchas situaciones
en las que no hay un momento límite en el que haya que tomar una decisión.
No hay una hora tope, sino que hay decisiones que, si uno no toma, puede
seguir arrastrando durante meses, años... o incluso posponiéndolas durante
toda una vida. La tan comentada dificultad de algunos treintañeros para sentar
la cabeza tiene que ver con esto. Nunca parece el momento de pasar la página
de la juventud, abandonando la era de las posibilidades, para inaugurar el
capítulo de la adultez, en el que algunas decisiones tienen algo de irrevocable.
Uno quiere vivir todas las vidas y, en consecuencia, le cuesta elegir alguna.
Cuesta renunciar a algo. Parece doloroso, y hasta antiguo, lo de cerrarse
puertas. Como decía el año pasado la publicidad de un automóvil: «Creemos
que hay muchas vidas, y las queremos vivir todas». Pues eso.
¿Y si me equivoco?
Otro de los grandes obstáculos para la toma de decisiones es la búsqueda de
seguridad. No es tanto que uno no quiera renunciar a nada. Es que se quiere
estar seguro de lo que se decide. Se pretende un grado de certidumbre, de
tranquilidad, de confianza tal que quizás es imposible. Es decir, se busca tener
resuelta una pregunta difícil: «¿Cómo sé que no me estoy equivocando?».
Evidentemente, esto no es demasiado importante en las facetas pequeñas de la
vida. Pero ¿y en las grandes encrucijadas? «¿Y si meto la pata?». «¿Y si me
equivoco?». «¿Y si me hago jesuita y luego, al cabo de unos años, descubro
que eso no era lo mío?». «¿Y si nos casamos y no encajamos tan bien como
creíamos?»... Este tipo de preguntas muerden mucho, porque nuestra cultura
no está acostumbrada a mirar el fracaso como parte de las historias. O porque
cuesta aceptar que, por más que haya decisiones bien tomadas, nadie te va a
liberar de pasar noches oscuras, épocas en que quisieras no estar donde estás,
y que van a aparecer problemas para los que quizá no estás preparado. En una
sociedad que insiste mucho en «estar bien» como valor supremo, queremos
decisiones que nos garanticen un bienestar perenne.Y por eso mismo, el
siquiera imaginar momentos de dificultad, de darse un batacazo o de tener que
atravesar la tormenta resultan inconcebibles. Y, sin embargo, ahí está la
trampa. Si alguien sólo puede tomar decisiones construidas sobre seguridades -
y además sobre la seguridad de que no va a haber tormentas-, ¿es ese alguien
un tipo prudente o un eterno «agonías»?
Caben aquí -y de hecho se dan- varias estrategias. Por una parte, minimizar la
trascendencia de la decisión. Se pasa del «para siempre» al «mientras dure».
Se acoge con mucha mayor serenidad el que las opciones son «de momento», y
que uno siempre puede darse la vuelta o cambiar de opinión. Esto tiene algo de
liberador, ¿no? Ya no hay saltos en el vacío, sino, en todo caso, una sucesión
de escalones que a uno le permiten cambiar de sentido y volverse por donde ha
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 13

2.4 Page 14

▲back to top
venido en caso de no estar convencido. Esto evita el vértigo y hasta, en
ocasiones, el pavor que generan las decisiones trascendentales. La trampa es
que esa misma cláusula de rescisión que uno parece poner a sus decisiones
puede convertirse en una bomba de relojería que solo está esperando a que se
presente la dificultad para estallar. Y la mano con la que te aferras a la
seguridad del terreno conocido es, al mismo tiempo, la que te impide aprender
a volar.
Otra estrategia para evitar la incertidumbre es no dejar cabos sueltos. Atar
todas las posibilidades. Esperar a estar bien seguros de todo para tomar las
decisiones. El problema de esta opción es que hay un porcentaje de riesgo
inevitable. Muchas veces no puedes estar seguro al cien por cien de lo que
decides. Y si esperas a ello, puedes quedar atascado para siempre en la
indecisión.
Por último -tercera estrategia-, hay un punto de lucidez en armarse para la
batalla. Saber celebrar los motivos de aquello que elegimos. Saber abrazar lo
que nos mueve y dejar que eso que elegimos sea de verdad aliciente, fortaleza
y raíz en nuestra vida. Pero sabiendo que algunas decisiones se volverán
exigentes y nos plantearán nuevas preguntas, retos e incertidumbres para los
que no podemos tener respuestas de antemano. Solo entonces podremos
intentar responder.
Es que no lo siento...
Un último obstáculo para las decisiones es lo que, al titular este epígrafe,
definía como «inflación del deseo». Este punto no tiene tanto que ver con la
dificultad para tomar decisiones hoy, sino con lo problemático que resulta a
veces llevarlas a cabo, porque, aunque nos parezcan evidentes, no tenemos la
fuerza de voluntad suficiente. Quizás el ser humano ha estado siempre sujeto a
sus sentimientos, a sus pasiones. Quizá lo que voy a señalar ahora es algo que
se puede decir de igual modo de todas las épocas: que a veces decidimos con
la cabeza porque nos parece necesario, racional, imprescindible, pero luego el
sentimiento nos impide recorrer el camino que nos hemos trazado. Esto es
especialmente claro en muchos conflictos afectivos. Puede paralizarnos un
sentimiento de simpatía o de miedo, de inseguridad o de confianza, de
vergüenza o de entusiasmo... Quisiera insistir especialmente en el deseo como
fuerza determinante. Un deseo que puede implicar atracción, necesidad,
dependencia, afecto. Un deseo que puede acabar con argumentos y razones.
Hoy en día, en una sociedad que estimula constantemente al individuo con
apelaciones a su sentimiento, no es fácil enraizar la fuerza de voluntad en el
suelo firme de los argumentos. Dicho sea de paso: si solo enraizásemos la
voluntad en este suelo, tendríamos otro problema, convertidos en fríos
voluntaristas. Pero, siendo sinceros, no es ese racionalismo el gran reto de
nuestra sociedad.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 14

2.5 Page 15

▲back to top
La hora de los indecisos
Esta es la hora de dar un paso al frente. No estaría mal que quienes lo tienen
todo claro pudieran dudar un poquito. Pero esta vez pienso en los eternamente
indecisos. Esta es su hora, el momento de que de tomen las riendas y se
atrevan a apostar de verdad. A comprometerse. A soñar lo posible. Y si en ese
itinerario algunas de las siguientes reflexiones ayudan, bienvenidas sean.
Nuestra vida es una. No podemos vivir todas las vidas posibles. Es un sueño
insensato, y quizá, si fuera posible, se convertiría en una pesadilla. Es verdad
que toda vida, precisamente por esa limitación, es incompleta. Es verdad que
cualquier camino que elijamos nos traerá, quizá con nostalgia, los ecos de otras
sendas que se alejan. Pero la vida es una, y hay una sabiduría grande en
aceptar esa verdad. Porque, al tiempo que limitación, es liberación. Asumir esa
realidad nos libera de la presión imposible por tenerlo todo, por hacerlo todo,
por probarlo todo y vivirlo todo. Nos libera de la quimera del éxito a toda costa.
Entre lo definitivo y lo circunstancial. Así se mueve nuestra vida. Es un
equilibrio delicado, una tensión real y un terreno para el que no hay planos. Si
todas las decisiones son irreversibles, definitivas, tan trascendentales que
marcan una vida y no tienen marcha atrás, posiblemente viviremos abrumados
por nuestra libertad. Pero si todo es revisable, evaluable y fácilmente olvidable,
entonces tal vez nos condenemos a una provisionalidad que termina
volviéndonos sombras.
Pequeñas decisiones de cada día. Es muy útil desarrollar la capacidad de
pensar, de vez en cuando, en lo que uno está haciendo. En por qué lo hace.
Revisar lo que puede y debe cambiar. Echar un vistazo a las propias inercias
para ver si necesitan enderezarse o para celebrar, con gozo, que estén ahí.
Mirar a los rostros, a los nombres, a las historias que se entrelazan con la
propia. Intentar ver el cuadro amplio. Preguntarse por el papel que uno
desempeña en dichas historias. Escuchar las llamadas que hay a la propia vida.
Ver si uno puede -y debe- responder. Porque no somos vegetales. Nos toca, a
menudo, tomar las riendas y enfilar hacia un horizonte querido.
La responsabilidad es un valor. Un valor que, como decía más arriba, no parece
estar en alza. Vemos con escepticismo cómo en algunos ámbitos de la vida
pública las personas parecen no ser nunca responsables de nada. Pensemos en
la política, y en cómo produce sonrojo la capacidad de algunos líderes para
decir hoy una cosa, y mañana la contraria; para culpar siempre al otro de los
problemas y nunca asumir, con elegancia y seriedad, las consecuencias de sus
decisiones. Precisamente por contraste con esa dejadez, podemos advertir la
grandeza que hay en la responsabilidad. Podemos aplaudir la valentía que hay
en mantener la propia palabra. Y podemos comprender la solidez de quien es
capaz de reconocer y aprender de sus aciertos y errores, celebrar sus éxitos y
acoger los fracasos.
Entre la temeridad y el riesgo. Entre la seguridad y la parálisis. ¡Es tan difícil
encontrar el punto de equilibrio...! Lo que para unos es riesgo, para otros es
insensatez. Lo que para unos es búsqueda de seguridad, para otros es un
bloqueo que no va a llevar a ningún sitio. Y lo llamativo es que no hay un punto
en el que poder encontrar la medida precisa, porque depende mucho de
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 15

2.6 Page 16

▲back to top
caracteres e historias. Hay a quienes conviene recomendar que sean un poco
más reflexivos y menos impulsivos, y a quienes hay que empujar para que den
un paso de una vez. Lo que, en todo caso, habría que intentar es animar a las
personas a aceptar un punto de incertidumbre lúcida.
«Todos tenemos derecho a equivocarnos». No es una tragedia, ni se hunde el
mundo por ello. De hecho, es una afirmación que se oye a menudo. Y es muy
cierta. Ahora bien, eso no quiere decir que las cosas no importen. Si nuestras
equivocaciones tienen consecuencias, tendremos que asumirlas. Las decisiones
mal tomadas pueden suponer, para nosotros y para otros, heridas que llevará
tiempo sanar. Pueden suponer oportunidades definitivamente perdidas. Pueden
implicar un largo tiempo de reconstrucción de aquello que haya podido venirse
abajo. Con todo, es mejor equivocarse al intentarlo que no equivocarse heridas
por no atreverse jamás a dar un paso.
Nadie puede decidir por ti. Es otra de esas afirmaciones que hay que explicar y
entender bien. Hay muchas personas que querrían tener a alguien que les
resolviera las papeletas, que les dijese qué es lo que deben hacer. Y muchas
veces ese interlocutor no puede ni debe cargar sobre sus hombros con el peso
de una decisión ajena. Eso no significa que no se pueda pedir ayuda y consejo.
Al contrario, muchas veces es necesario compartir las encrucijadas. Es
importante compartir con alguien la zozobra, las posibilidades, las alternativas.
Ese alguien puede ayudarnos a objetivar. El solo hecho de poner en palabras lo
que a veces dentro de uno son intuiciones no del todo claras, ya es una forma
de hacer luz. Y esa búsqueda compartida esa menudo ocasión para diálogos
auténticos, profundos, en los que se tienden puentes más que necesarios entre
las personas. Es verdad que a menudo es difícil despojarse de las capas que
uno lleva para pedir ayuda. Y es cierto también que, cuando a uno le toca
aconsejar, es una tentación clara el tirar de recetas ya sabidas y no escuchar
verdaderamente a la persona que te habla de su historia, única y distinta. Pero
si conseguimos superar esos obstáculos, en las decisiones acompañadas hay
una puerta al encuentro más hondo.
Decidir es comprometerse. Porque la mayoría de las decisiones implican a otras
personas. Ponen en danza sus sueños, sus expectativas, sus propias acciones.
Por eso, cuando damos un paso, cuando elegimos un camino, y más aún
cuando hacemos explícita una elección, es importante que nos demos cuenta de
que nuestra vida influye en otras vidas.
Conclusión
Cada vida se va forjando en mil historias. En circunstancias imprevistas y
acontecimientos inesperados. En situaciones que no podemos controlar, que
nos sobrevienen y sobre las que no podemos hacer otra cosa que vivirlas. Pero
también se va construyendo sobre esas decisiones, pequeñas y grandes, que
tomamos y determinan quiénes somos, qué huella dejamos y cómo
contribuimos a hacer de nuestro mundo un lugar más digno. Jesús de Nazaret
pasó por el mundo invitando a la gente a decidir. Sin forzarles ni imponerles un
camino. Dándoles herramientas para acertar. Invitándoles a optar. El joven rico
decidió no seguirle. Zaqueo cambió de vida. Los jueces de la ley soltaron las
piedras con las que pensaban apedrear a la adúltera. Pedro dejó las redes.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 16

2.7 Page 17

▲back to top
Marta aceptó que el estilo de María era distinto. Judas dio la espalda a Jesús. El
pueblo le aclamó al entrar en Jerusalén. Pero luego eligió a Barrabás. Pilato se
lavó las manos. María estuvo al pie de la cruz. Los de Emaús le invitaron a
entrar en su casa... Unos acertaron y otros no. Unos rectificaron. Otros no. Así
se tejen las historias. También nosotros, cada día, estamos llamados a decidir.
No es fácil, pero es el precio fascinante de la libertad.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 17

2.8 Page 18

▲back to top
CoCmomuunniiccaacicóinón
Socialización juvenil y medios de comunicación social:
algunas cuestiones claves3
Julián Pindado
1. La cueva electrónica y mediática de las actuales generaciones
En un pequeño ensayo titulado «Cultura y compromiso» la gran antropóloga
Margaret Mead (1990) señalaba que los jóvenes son el termómetro de los
cambios sociales al empaparse de todo lo nuevo de cada época. Se puede decir
que son heracliteos antes que parmenideos. Quizá por ello entre las
generaciones juveniles y los medios de comunicación, ya sean audiovisuales o
interactivos, se da una relación cuasi simbiótica. Sin duda, niños y jóvenes
actuales viven inmersos en una auténtica realidad electrónica y mediática que
circunda y da sentido a sus vidas. Parafraseando a Platón podemos decir que
viven en una auténtica cueva electrónica.
Sin embargo, las tecnologías domésticas de la comunicación han pasado por
etapas críticas. El temor sobre sus efectos perniciosos ha conducido a una
extraordinaria cantidad de trabajos e investigaciones con unos resultados tan
contradictorios que, como ha puesto de relieve el profesor Martín Serrano en el
balance de esas investigaciones, «cualquiera, según sus inclinaciones o
intereses, puede describir la televisión como Mary Poppins o como el Dr. Jekill.
Se puede encontrar en la literatura especializada apoyo científico para
mantener un juicio `apocalíptico' o `integrado'», en términos de Umberto Eco
(I990: 8). En otro tiempo fue el cine quien estuvo en el centro de todas las
polémicas y hoy sigue ocurriendo algo parecido con la televisión y las nuevas
tecnologías. Como recuerda Pasquier (1996) al cine se le acusaba de desviar a
los espectadores de la lectura, de contrarrestar los valores pedagógicos y
morales promovidos por la escuela. Lo sorprendente es que después de medio
siglo de existencia de la televisión se sigan haciendo las mismas preguntas que
hace dos o tres décadas, como ocurre en algunos foros. Nos encontramos en la
época de la neotelevisión, del sistema multicanal, donde cada vez somos menos
espectadores y más consumidores, es decir, receptores más selectivos, y donde
lo raro hoy es no vivir en un entorno mediático. Y este debe ser el punto de
partida de cualquier reflexión: el de la realidad electrónica que nos circunda. Y
en el caso de las generaciones jóvenes la sintonía entre lo mediático y su vida
cotidiana alcanza su máxima expresión. Hasta el punto de que lo mediático ha
impregnado buena parte de sus actividades sociales y cognitivas convirtiéndose
en una verdadera fuente informativa y formativa de ellas. Sin duda, los medios
nutren de recursos simbólicos al imaginario juvenil constituyendo gran parte de
su alimento «espiritual» (Pindado 2005). Sus contenidos, mensajes y valores se
3 Educación y Futuro 22 (2010) 71-86.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 18

2.9 Page 19

▲back to top
diseminan por el tejido social incidiendo en el conocimiento del mundo tanto
cercano como lejano. Un adolescente ve «Física y Química» y al día siguiente lo
comenta con sus amigos. Son dos actos que implican a) recepción de
información y su consiguiente retención; y b) transmisión-comunicación de la
misma en el acto social de la interacción con sus amigos. El proceso es sencillo,
pero el acto social con los contenidos televisivos supone una especie de caja de
resonancia de ellos con los valores que llevan aparejados. Bastaría con pedirle a
un chico que se invente una pequeña historia con personajes ficticios y
comprobará que la mayor parte de esos personajes y de la trama argumenta)
son deudores de contenidos televisivos, ya sea de series, películas, publicidad,
«realitys» u otros. Se tiene la sensación de que su cabeza se halla repleta de
símbolos y significados tomados de la pantalla. Estos efectos fueron señalados
por las corrientes más recientes en los estudios sobre influencia de los medios,
en especial por la hipótesis de cultivo y la agenda-settíng. Teorías que han
demostrado que más importante que el impacto inmediato de los media es el
efecto diseminador de valores y conocimientos sobre el tejido social (Gerbner,
Gross, Morgan y Signorielli, 1996; McCombs, 1996). Para entender esto
podemos imaginarnos a un agricultor sembrando trigo, esparciendo las semillas
a lo largo de la tierra. De manera similar procede la televisión con sus imágenes
y valores. Y es que, más allá del soporte, sea en el televisor convencional o en
el ordenador, la TV sigue siendo la principal fuente de recursos simbólicos de
niños y jóvenes.
2. La intervención de los medios en la socialización juvenil
El estudio de los medios entendidos como agentes de socialización se haya
recorrido por dos grandes corrientes: la teoría de cultivo y un grupo de estudios
orientados específicamente a la socialización como proceso. La primera es una
teoría que matiza más el impacto de los medios que la segunda (Wolf, 1994).
La aportación del cultivo es importante porque despeja el camino a trabajos
posteriores. Se centra no tanto n el comportamiento como el proceso cognitivo
que conlleva la relación con los medios a lo largo del tiempo en que son
consumidos (Gerbner, Gross, Morgan y Signorielli, 1996) Según esto habría una
incidencia de los medios de la mano de las representaciones que los mismos
elaboran de la realidad y que se acumulan en el tiempo. Lo cognitivo y el
tiempo aparecen como las vectores fundamentales. Los medios aparecen como
el constructor de imágenes de nuestro entorno, como el «moderno contador de
historias»', con su correspondiente repercusión en la construcción de la realidad
social. De esto se deduce que el factor tiempo pasado ante la pantalla aparece
como un determinante en las consecuencias socializantes de niños y jóvenes.
Son los grandes consumidores los que más verán reflejado su visión del mundo
en función de lo representacional. Especial incidencia poseen estas
representaciones en los consumidores voraces quienes tenderían a ver el
mundo en clave mediática. Al seguir por más tiempo las representaciones de
toda clase de estereotipos serán más proclives a tener una visión más parecida
a la difundida por la pantalla. Esto genera un tipo de espectadores llamados
television anwers cuya visión del mundo es directamente dependiente de la
televisiva. El sistema de creencias cultivado por ellos está basado en el mismo
que ofrece la pantalla. Las crítica a este modelo proviene de la consideración de
la fuente televisiva como principal en el proceso socializante en detrimento de
otras fuentes o agentes. Los críticos consideran que además del tiempo pasado
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 19

2.10 Page 20

▲back to top
ante la pantalla hay que considerar el grado de implicación emocional y
cognitivo, la calidad de la visión, en suma, como un elemento a tener presente.
Como aspecto relacionado estaría el grado de realismo atribuido a lo
representacional. De este modo, los individuos para quienes los contenidos de
la pantalla suponen una cuidada representación de la realidad social
manifiestan un mayor efecto de cultivo que los que no lo consideran así
(Gunter, 2000). El automatismo entre la cantidad de TV consumida y el
correspondiente efecto de cultivo debería cuestionarse a favor de una
perspectiva que integre lo cuantitativo con la articulación de las dietas de
consumo entre géneros múltiples. No sólo cuánto se consume sino también qué
se consume. No basta considerar la cantidad consumida como variable
independiente y el cultivo de imágenes de la realidad como la variable
dependiente estableciendo una relación de causa-efecto entre ellas, puesto que
también se podría explicar esta relación a la inversa: que los individuos que
presentan altos niveles de cierta percepción distorsionada de la realidad sean
más proclives a presentar mayor niveles de consumo (Wober y Gunter, 1988).
De acuerdo con Wolf (1894), pese a la aportación que desde la consideración
de los medios todopoderosos (media power) ha supuesto la teoría de cultivo,
hay que replantearse un acercamiento que diferencie la exposición selectiva de
la no selectiva. Quizá sea necesaria una vía de análisis que el autor italiano
define como neolazasfelidana y que analice la influencia de la TV en el contexto
más amplio de experiencias sociales conjuntas. De este modo, la experiencia
televisiva o mediática se sumaría al conjunto de experiencias que el individuo
integra en su vida cotidiana, con las aportaciones socializantes
correspondientes. Después de todo lo mediático es parte de la experiencia
humana y en el conjunto de esas experiencias donde cabe ponderar esa
contribución a la socialización. «Es una indicación muy significativa desde el
punto de vista del desarrollo histórico de la communicatíon research y tanto
más pertinente respecto al problema de la socialización desarrollada por los
media, en cuanto restituye la imagen de un racimo de contribuciones,
articulado y conflictivo a la vez, que las diversas agencias de socialización
activan» (Wolf, 1994: l02).
La teoría de cultivo no es el único acercamiento tema de la socialización juvenil
a través de los medios. Hay un conjunto de trabajos que han estudiado
cuestiones como la socialización política, el aprendizaje de roles sociales, los
estereotipos (laborales, sexuales u otros) o la socialización en función de
factores diversos como la edad, la cultura u otros (V. Pindado, 2005). Los
medios de comunicación son parte de un conjunto de experiencias vitales más
amplias relacionadas con los contextos socializantes en que se desenvuelve el
joven y donde ellos serían un factor contingente interactuante junto a otros
factores socioculturales. Su capacidad para el aprendizaje, ya sea político o
social en general, se haya relativizada al marco receptivo y a variables
familiares y contextuales, además de las propias mediáticas. Aspectos como la
competencia y predisposición se unen a otros referido a estilos comunicativos
familiares.
La teoría de la socialización en el grupo primario desarrollada por Chaffee, y
McDevitt (2000) constata la importancia del grupo primario en la socialización,
de modo especial la familia y el grupo de pares. Hay estudios que señalan que
el patrón comunicativo familiar es esencial en la mediación televisiva tal como
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 20

3 Pages 21-30

▲back to top

3.1 Page 21

▲back to top
subrayaron Fujioka y Austin (2002). Al respecto, los investigadores O~ Keefe,
Reid y Nash (1887) se expresaban en los siguientes términos:
«Los niños que tienen con sus padres relaciones comunicativas 'múltiples'
(aquellas en las que se fomentan las capacidades conceptuales y son
minimizados los clichés sociales) [el paréntesis se hallan en el original)
manifiestan también los niveles más altos de conciencia política y de
participación, aparte del uso del de los media. En cambio, los jóvenes
involucrados en relaciones familiares 'protectoras' (es decir, con bajo
contenido conceptual y con fuerte orientación social) manifiestan niveles más
bajo de politización y conciencia política» (pp. 426).
Esto no significa que se minimice la aportación de los medios a la socialización
política y social sino que ésta hay que insertarla en el contexto más amplio de
variables sociales y culturales que configuran la experiencia de niños y jóvenes.
Respecto a otras esferas de la socialización, como los estereotipos sociales,
sexuales, culturales u otros, hay diferencias de criterio. Incluso se han revisado
estudios que atribuían a la TV y a los medios en general la transmisión de
estereotipos uniformes estableciendo que no siempre es así. Por ejemplo, sería
necesario distinguir entre los efectos atribuidos a la exposición ritual y aquellos
de naturaleza selectiva. Algunos autores van más lejos y consideran que los
roles de género estereotipados provienen de una diversidad de factores, donde
los contextuales son más importantes que los mediáticos (Gunter, 1986). De
este modo, nuevamente aparece el movimiento en círculo que caracteriza a
muchos de estos estudios. Si los efectos contemplados se debe a actitudes
preexistentes o, por el contrario, son fomentados por el propio consumo
mediático. Esto significa que habría que establecer lo que corresponde a los
medios en la socialización, su contribución específica, y lo que corresponde a
los factores de contexto. Tarea ardua la de recortar los marcos de aportación
específica de cada instancia socializante. De tal modo que se puedan establecer
diferencias específicas en la contribución de los medios evitando incurrir en una
sobrevaloración de su potencial socializante: «Si el punto central está
constituido por los media en relación a la socialización, es posible que se pierda
de vista la naturaleza compleja, continua y negociable del proceso y se llegue a
sobrevalorar el papel de la comunicación de masas, como si los otros agentes
no pintaran nada o como si los propios media actuaran de manera compacta y
monolítica» (Wolf, 1994: 106).
En cualquier caso, un tema de interés abordable desde la intersección entre la
psicología cognitiva y los estudios de los medios es el de analizar la
socialización en términos distintos a la simple absorción de contenidos, de los
sistemas de valores y representaciones por parte de los receptores,
examinando el diferencial que supone la exposición mediática, respecto a la
experiencia directa. De acuerdo con Meyrowitz (1985), las influencias a largo
plazo y los efectos acumulativos no pasan principalmente a través de la
absorción de los contenidos, sino por la mutación provocada por la televisión en
la geografía situacional de la vida social. La TV ha modificado los límites que
delineaban las configuraciones sociales, tanto de estatus, como de roles o
situaciones sociales. «Modificando los confines de las situaciones sociales los
media electrónicos no nos proporcionan un acceso más rápido y completo a
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 21

3.2 Page 22

▲back to top
sucesos y comportamientos. Nos proporcionan nuevos sucesos y nuevos
comportamientos» (Meyrowtz, 1985: 43). Si esto es así lo que generan los
medios es mucho más que meras representaciones susceptibles de imitación
por los grupos de receptores: proporcionan nuevos modos de entender las
relaciones y situaciones sociales. Una nueva geografía social, nuevas pautas
sociales. En definitiva, la ruptura de los límites de lo que se considera real y no
real queda difuminada. La homogeneización de espacios sociales y situaciones
tiende a un imaginario colectivo global más evidente. Los flujos informativos y
la difusión de valores y representaciones globales desconectan los
compartimentos estancos tradicionales de las culturas. «Está desapareciendo la
idea de lugares específicos para fases específicas de la vida» (Meyrowtz, 1985:
157). Las etapas tradicionales de formación e información, de socialización, en
suma, quedan difuminadas. Sus límites borrados. Lo que sin duda puede estar
afectando a los estadios cognitivos del niño, como consecuencia de la cantidad
de flujo representacional a que es sometido. Una sociedad organizada en fases
y niveles de aprendizaje social, de socialización e integración, con
compartimentos estancos que establecen lo que es accesible a cada una y lo
que le está vedado, se halla estructurada de modo diferente a otra en la que
esas fases se hayan anuladas, a al menos atenuadas. El flujo informativo y
representacional puesto a disposición de las generaciones juveniles hace que se
traspasen umbrales pertenecientes a la madurez, pero sólo en algunos
aspectos. Y el peligro reside, precisamente, en que se borran los límites en
algunos aspectos, pero no en todos. Se expande la consideración de la etapa
adolescente hasta años que superan la tradicional edad de la adolescencia,
aunque en otros aspectos, la falta de referencias directas y vivenciales, unido al
desinterés por componentes socializantes esenciales, como la toma de
conciencia social o el alejamiento de las responsabilidades, supone un déficit
socializante.
Este aplazamiento de actitudes que antes eran propias de la edad adolescente
ha de tener importantes consecuencias en la socialización. Y una de ellas hace
referencia a la posibilidad de que se están desdibujando los límites de lo que se
ha vendido considerando la adolescencia. Tanto en su base inferior como
superior. Hace unos años, coincidiendo con la desaparición del espacio
televisivo «Barrio Sésamo», un articulista del diario «El País» escribió un
artículo con el significativo título de «Los niños ya no son lo que eran»2 en el
que mencionaba que los responsables de una editora de libros infantiles iban a
sacar una nueva serie que debía denominarse «Danza» y que, debido al éxito
de la recién estrenada «Operación Triunfo», decidieron titular «Nina: seré una
estrella». El articulista señalaba que los responsables de «Barrio Sésamo» se
lamentaban porque, en su opinión, «los niños ya no son lo que eran», ya que a
edad muy temprana dejaban de interesarse por los espacios tradicionalmente
considerados infantiles. Y en sus conclusiones se preguntaba si esto era un
simple cambio de gusto pasajero o había algo más. Visto con la perspectiva de
los años, no cabe duda de que había algo más. Los índices de audiencia señalan
que cada vez es más frecuente que un niño a los 10 0 11 años deje de
interesarse por los dibujos animados al estilo de los de Disney para volver la
mirada a las series juveniles. Hay un porcentaje de niños y niños que a esa
edad empieza a seguir series como «Física o Química» o «El internado». Y si le
gustan los dibujos son aquellos que de dibujos sólo tienen la caricatura, el
formato. Porque el contenido, los temas abordados por estos espacios son
adultos. Es el caso de «Los Simpson» o «Padre de familia». Y si nos situáramos
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 22

3.3 Page 23

▲back to top
en el límite superior de la adolescencia es realmente difícil saber dónde colocar
el listón. Es más, si hiciéramos caso a los datos sobre uso de medios no hay
diferencia entre un chico o una chica de 15 años y otro de 20: las mismas
series televisivas y el Tuenti en Internet dominan sus gustos mediáticos3.
Que un niño a los 10 u 11 años deje de ver contenidos infantiles para
sumergirse en representaciones del mundo adulto, sin contrapartidas
referenciales en la vida real, sin un desarrollo paralelo de experiencias
similares, debe tener consecuencias. El consumo de productos de contenido
adulto debe producir algún tipo de conflicto interno e incidir en su desarrollo de
alguna manera. Es como si madurara de golpe en algunos aspectos pero no en
otros. Sus contradicciones se reflejan en actitudes que por un lado se
corresponden con comportamientos adultos y en otros son totalmente
infantiles. Y entre lo más afectado se halla la toma de responsabilidades, la
concepción de la disciplina o el auge del hedonismo sin consecuencias. Todo ello
supone una lucha interna y una contradicción que les genera inseguridad. Por
otra parte, lo que les ofrece el mundo adulto encarnado en la familia y la
escuela no termina de convencerles porque no se corresponden con su etapa
vital, que queda reservada para el grupo de iguales. Al tiempo, de éstos
desconfían por la inseguridad que transmiten en valores de la madurez. De
modo que se mueven entre ambos espacios. Transitan por ellos con la
inseguridad de no saber del todo lo que deben adquirir de uno y otro. Así las
cosas, la clave no es tanto qué es lo que absorben de lo que ven, porque a
largo plazo lo representacional termina por presentar las líneas maestras de lo
que es normal en la sociedad. No es una cuestión de efectos puntuales. Los
media hacen que lo mostrado en ellos termine siendo normal y aceptado. La
imagen que les devuelve del mundo en torno suyo es asumida como
naturalidad. En suma, se está modificando la construcción de la infancia y la
adolescencia, redefiniendo sus límites y sus roles. Las palabras de Meyrowitz
(1985: 238) son contundentes: «La televisión acompaña ahora a los niños a
través del mundo antes de que hayan recibido el permiso de cruzar la calle
solos».
3. El papel de la familia: un contexto de recepción desatendido
Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu, el habitus (1998) configura el gusto
y orienta las prácticas del consumo. Y es en el espacio vital de la familia donde
se configuran los hábitos de uso y consumo, tanto televisivos como del resto de
medios. Además es fundamental que tales hábitos comiencen lo antes posible,
en la infancia. En la adolescencia están tan arraigados que es mucho más difícil
modificarlos, como sucede en cualquier otro aspecto relacionado con las
actitudes y los comportamientos. El aprendizaje conceptual y el aprendizaje de
valores se adquieren de modo diferente. Muchos investigadores de medios de
comunicación han intentado examinar la relación entre los patrones familiares y
los hábitos de consumo. Entre los estudios más significativos se encuentra el
llevado a cabo por Chaffée, McLeod y Walkman (1973) en cuya conclusión
establecen la existencia de dos grandes modelos familiares: familias
socialmente orientadas (a) y familias conceptualmente orientadas (b). Según su
criterio, las primeras tenderían a privilegiar ante todo el control y la armonía
familiar, mientas que las segundas se caracterizarían por fomentar la
independencia de los hijos, su propia autonomía y capacidad de realización
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 23

3.4 Page 24

▲back to top
personal. Las que se rigen por normas de orientación social serían más
protectoras, frente a las de orientación conceptual, más pluralistas y
dialogantes. Y dado que el entorno familiar es el contexto en el que se produce
el aprendizaje en el consumo de medios, estos investigadores se hallaban
convencidos de que se podía establecer una relación entre ambos modelos
familiares y el modo de control paterno ejercido en tomo a la televisión y los
medios de comunicación en general. Unos años más tarde, los estudiosos
holandeses Van der Voort, Nikken y Van Lil (1992), tomando como base la
aportación de sus colegas norteamericanos, establecieron su conocida tipología
sobre la mediación paterna, distinguiendo entre mediación restringida,
orientadora y desenfocada. De tal modo que las familias que siguen pautas de
orientación social se relacionarían con la mediación restrictiva, dado que
tienden a establecer normas impositivas tanto en la cantidad como en la calidad
del consumo mediático. Mientras que las familias que siguen patrones de
orientación conceptual se hallarían vinculadas a la mediación orientadora, un
tipo de control de carácter compartido y negociado del consumo que fomenta la
visión conjunta (covisión) entre padres e hijos y, por consiguiente, el diálogo
como procedimiento descodificador de los contenidos mediáticos. El tercer
modelo de mediación se caracteriza por la ausencia de cualquier tipo de control,
sea impositivo o negociado. Esta mediación, también denominada de «dejar
hacer» (laissez-faire), deja total libertad a los hijos en el cuánto y el qué de esa
visión. Debemos añadir que la mayor parte de las investigaciones han
demostrado que este modelo está más extendido de lo que se podía estimar.
Después de todo, el concepto de la televisión entendida como niñera (baby
sitter) se relaciona directamente con él. Sin duda el modelo de control paterno
más recomendable sería el orientativo, claramente vinculado al modelo familiar
democrático, pues permite ayudar a los niños y adolescentes a entender e
interpretar los mensajes televisivos proporcionándoles las claves para ello y
atenuando su posible impacto. Como ya indicamos en otro lugar, a los tres
modelos les subyacen tres actitudes que podrían calificarse, respectivamente,
de «TVpeligro», «TV está ahí» , y «TV-niñera» (Pindado, 1998).
Pero la mediación paterna no ha funcionado en muchos hogares y la pantalla ha
servido para nutrir y saciar una visión del mundo sin referencias reales. El
modelo laissez (aire ha sido desafortunadamente un patrón familiar muy
extendido. En un estudio efectuado por nosotros comprobamos que apenas un
20% de los chicos de una encuesta con adolescentes de Málaga señalaron la
existencia de algún tipo de mediación parental (Pindado, 2005). La mayoría
señalaban que no se ejercía control alguno sobre su consumo de medios. En
algunos casos, en lo referente al ordenador, se producían más restricciones con
las chicas que con los chicos. Es cierto que se trata de una edad que oscila
entre los 14, y 18 años, pero se les pidió que manifestaran si tenían conciencia
de la existencia de algún tipo de control en años anteriores y la mayoría se
manifestaba negativamente. También es cierto que el perfil de familias de clase
trabajadora, con los factores que lleva aparejado, como la gran cantidad de
tiempo que los padres pasan fuera de casa y las dificultades para compartir ese
tiempo con sus hijos, es otro inconveniente. Pero no deja de ser preocupante el
bajo porcentaje de familias en las que se produce algún tipo de mediación.
Sabemos que el contexto familiar es clave en la interpretación de los contenidos
televisivos. Y la tipología o el modelo familiar es el marco en el que se
desenvuelve el acto interpretativo. Sobre la importancia del control paterno y la
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 24

3.5 Page 25

▲back to top
intervención de los padres en el disfrute de la televisión podemos comparar la
situación de un niño al que los padres ayudan a entender lo que se aparece en
la pantalla con otro niño que carece de esta orientación. Imaginemos la
siguiente situación. Un niño en una familia A que rompe un juguete que le
acaban de regalar donde los padres le riñen por hacerlo y otro niño en una
familia B en la que los padres ayudan al niño a arreglar el juguete. Lo que
sucede en estos casos es mucho más que una reprimenda y un acto de ayuda.
Los valores transmitidos por ambos patrones familiares son completamente
divergentes. Como han demostrado los investigadores de los Estudios
Culturales (Morley, 1986; Lull, 1990; Silverstone, 1994), el significado es
producto tanto del texto como de las condiciones de recepción. Texto y
contexto, mensaje y condiciones receptoras componen un binomio inseparable.
Y es en este marco en el que se produce el verdadero sentido otorgado a los
productos mediáticos. De ahí la importancia de una mediación paterna
adecuada. La educación en medios comienza en la familia.
Interrogantes abiertas
El papel que corresponde a los medios de comunicación en la socialización se
halla rodeado de grandes interrogantes. Una de ellos atañe al ya citado aspecto
cognitivo que interviene en la absorción de las representaciones mediáticas. A
su dependencia del carácter representacional de las imágenes y símbolos que
los medios proporcionan. Entre ellos al grado de realismo de las imágenes y al
modo en que ello puede afectar la configuración de valores y al aprendizaje
social (Dorr et al. 1990; Mazzarella, 1999); Süss et al. 1998). Es indudable que
la repetición de imágenes, tramas, historias, representaciones, deben dejar
algún tipo de huella en los receptores. Pero subsisten diferencias de naturaleza
ontológica que pueden afectar al modo en que los receptores absorben cuanto
les proporciona la pantalla. Además, la formación de la realidad que los
individuos adquieren posee múltiples fuentes, y los medios son tan sólo una de
ellas. A ello hay que añadir que la transferencia de contenidos entre lo
representacional y lo social no es automática. Es un proceso en el que
intervienen tanto factores propios del medio como otros pertenecientes a los
receptores, a las condiciones en que se produce el consumo. Afirmar que los
medios socializan o construyen imágenes de una realidad que nosotros
interiorizamos implica poner en relación sus representaciones con nuestros
sistemas de conocimiento. Si se admite que los efectos a largo plazo son
predominantemente cognitivos es necesario analizar esa actividad cognitiva
para ver el diferencial que supone respecto a otros sistemas de representación.
Winterhoff-Spurk (1995) señala que los espectadores establecen una clara
distinción entre los esquemas aplicados a la percepción mediática y los que
aplican al ámbito personal. Estima que hay que dudar de la existencia de un
sistema cognitivo unitario y que se debe distinguir entre que tiene su origen en
las representaciones de los medios y lo que se fundamenta en la percepción
personal. A su vez, dentro de lo mediático también hay que diferenciar entre lo
mediático-real y lo mediático-ficticio. Lo que no impide la existencia de
transiciones y mistificaciones entre ambos órdenes. Para ello, un concepto clave
es el de esquema, unidad integradora que guía y orienta nuestro conocimiento
y que organiza los conceptos y las representaciones meniales de las distintas
experiencias del sujeto. No obstante, debe haber esquemas preexistentes para
atribuir significado a la información nueva que se va adquiriendo y que actúan
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 25

3.6 Page 26

▲back to top
como filtro de la nueva información. Esquemas que se han formado y
sedimentado fuera del ámbito mediático. Pero el propio Winterhoff-Spurk
reconoce que cuando los sujetos no han experimentado situaciones que
aparecen con profusión en los medios, y sobre todo si son consumidores
voraces, la información mediática llena ese vacío de conocimiento con la
originaria de los medios. La ausencia de experiencias reales, de un
conocimiento directo de algo, hace que los receptores sustituyan ese vacío
cognitivo con lo procedente de esos medios. Otra cosa es que lo utilicen en su
comportamiento, algo que, en su opinión, no hacen. No los usan como modelos
de su vida cotidiana. La tesis de Winterhoff-Spurk, lejos de agotar el tema de
las relaciones cognitivas entre lo representacional y lo social, explora una vía de
gran interés para investigaciones futuras.
Un segundo punto destacable es el de situar en términos comparativos el papel
que corresponde a los medios en relación al resto de agentes sociales
importantes, en especial la familia, la escuela y el grupo de iguales. En trabajos
anteriores realizados por nosotros (Pindado, 2005) concluimos que la capacidad
de los medios para el aprendizaje social en relación con los agentes sociales
básicos no era tan determinante como podía parecer. Estos datos han sido
confirmados en una investigación más reciente (2009) con adolescentes de
Málaga y que vienen a confirmar, entre otros, los obtenidos por Elzo (2000) en
España y por Mazarella en Estados Unidos (1999). La conclusión es que en
cuestiones de valores sociales importantes, la familia en primer lugar y el grupo
de iguales después aparecían con mayor fuerza que los medios. Estos se
situaban en tercer lugar en importancia, por delante de la escuela. La
relevancia de los medios era mayor en aspectos relacionados con el ocio y la
cultura electrónica, así como en los patrones estéticos. Se trata de cuestiones
en las que los adolescentes adquieren bastante información, constituyendo,
junto a los pares, el principal recurso de aprendizaje social. Cuando un chico o
una chica adolescente desean conocer lo último en música, moda, algún
programa de televisión o una película de cine interesante, a quien pregunta es
a sus compañeros o amigos. El referente social es el grupo de iguales,
reafirmando el poder mimético de la pandilla en las tendencias y gustos de
entretenimiento. Tras ellos, los medios de comunicación aparecen como la otra
fuente importante en la adquisición de información relevante. En cambio, los
padres y profesores, es decir, el mundo adulto, poco tienen que decir sobre
tendencias actuales en ocio y lo que podríamos llamar cultura electrónica. Estos
resultados son independientes de la edad y el género. Con todo, la familia pese
a los conflictos que la acompañan con la llegada de la adolescencia, sigue
siendo un lugar preeminente en la transmisión de valores. No puede decirse lo
mismo de la escuela que ha demostrado su capacidad para el aprendizaje
conceptual pero no para el social. Lo aprendido en ella parece depositarse en el
espacio mental «de lo que es importante para aprobar pero no para la vida»s.
Hace tiempo que los profesores dejaron de ser un modelo para los chicos. Esos
modelos hay que buscarlos en otro lugar. Y los medios son uno de ellos. El
grupo de iguales, el otro.
El que la familia y el grupo de iguales sean los agentes sociales de referencia,
¿desmitifica el poder socializante de los medios? Es difícil decirlo. Los datos
sugieren que el imaginario de niños y jóvenes actuales se haya repleto de
símbolos y representaciones cuyo origen se halla en los medios. Pero el modo
en que esas representaciones se hallan presentes en su vida cotidiana y afectan
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 26

3.7 Page 27

▲back to top
a su concepción de la realidad precisa de investigaciones más profundas. ¿Qué
se puede decir de un fenómeno como Halloween originario de otra cultura y que
se ha convertido en una costumbre entre las generaciones jóvenes de nuestro
país? Y lo mismo cabe decir de muchas prácticas culturales relacionadas con el
ocio juvenil, todas ellas procedentes de una cultura sobrerrepresentada en los
medios como es la cultura americana. Un exponente claro de la influencia de las
representaciones mediáticas.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 27

3.8 Page 28

▲back to top
VVocoacaciones
Vocaciones
ciones
«Venid y veréis»
Para una pedagogía de la cultura vocacional4
Pascual Chávez Villanueva,
Rector Mayor de los Salesianos
Hoy sentimos más fuerte que nunca el desafío de crear una cultura
vocacional en todos los ambientes, de modo que los jóvenes
descubran la vida como llamada y que toda la pastoral salesiana
sea realmente vocacional. Esto requiere ayudar a los jóvenes a
superar la mentalidad individualista y la cultura de la
autorrealización, que los impulsa a proyectar el futuro sin ponerse
a la escucha de Dios; esto exige también implicar y formar familias
y seglares. Un empeño particular debe ponerse en suscitar entre
los jóvenes la pasión apostólica. Como Don Bosco estamos
llamados a estimular a los jóvenes a ser apóstoles de sus
compañeros, a asumir diversas formas de servicio eclesial y social,
a comprometerse en proyectos misioneros. Para favorecer una
opción vocacional de compromiso apostólico, a dichos jóvenes se
deberá proponer una vida espiritual más intensa y un
acompañamiento personal sistemático. Es éste el terreno en que
florecerán familias capaces de auténtico testimonio, seglares
comprometidos en todos los niveles en la Iglesia y en la sociedad y
también vocaciones para la vida consagrada y para el ministerio5
Don Bosco, aún trabajando con incansable generosidad para
promover diversas formas de vocaciones en la Iglesia, llamaba a
algunos jóvenes a estar siempre con él. También para nosotros la
propuesta a los jóvenes de la vocación consagrada salesiana forma
parte de la fidelidad a Dios por el don recibido. A esto nos impulsa
el deseo de compartir la alegría de seguir al Señor Jesús,
permaneciendo con Don Bosco, para dar esperanza a tantos otros
jóvenes del mundo entero. La promoción de las vocaciones
consagradas exige algunas opciones fundamentales: la oración
constante, el anuncio explícito, la propuesta valiente, el
discernimiento diligente, el acompañamiento personalizado. La
oración debe ser compromiso cotidiano de las comunidades y debe
implicar a jóvenes, familias, seglares, grupos de la Familia
Salesiana. El anuncio pide valorizar las múltiples ocasiones
vocacionales que se presentan a lo largo del año litúrgico. La
propuesta y el discernimiento requieren aquella cercanía cordial
que suscita confianza y permiten intuir las señales de vocación que
4 Intervención del Rector Mayor, Don Pascual Chávez Villanueva, en las Jornadas de Espiritualidad de la Familia
Salesiana, en Roma, 22 de enero de 2011.
5 CG XXVI, Da mihi animas, cetera tolle, Roma 2008, n. 53: Vocaciones para el compromiso apostólico.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 28

3.9 Page 29

▲back to top
un joven puede manifestar. El acompañamiento exige ayudar a los
jóvenes a intensificar la vida espiritual, a experimentar formas
adecuadas de apostolado, a vivir la experiencia de comunidad, a
conocer la Congregación, a verificar las motivaciones y a activar
las dinámicas que llevan a una decisión. Reconocemos la exigencia
de que toda Inspectoría tenga comunidades vocacionales o
aspirantados que acojan a los jóvenes interesados en confrontarse
con la vida consagrada salesiana. En la animación vocacional debe
ser valorizada, con modalidades diversas, la aportación
indispensable de las familias.6
Frecuentemente se nota en la pastoral vocacional una disociación entre
iniciativa individual y mentalidad comunitaria, entre actividad y cuadros de
referencia, entre propuestas y ambiente. En la raíz de tal disociación está la
falta de una cultura vocacional. A ella se refiere Juan Pablo II en el mensaje
para la XXX Jornada de oración por las vocaciones (8 septiembre 1992). Los
principios de una cultura vocacional se perciben en una persona que conciba la
vocación como una realidad central; en una elaboración cultural que tenga en
cuenta algunos valores que están en el origen de una orientación vocacional en
sintonía con las legítimas aspiraciones de la cultura a la que van al encuentro
las vocaciones.
Elaborar una cultura
Las referencias a la cultura abundan desde siempre en los documentos y en los
planes de pastoral vocacional. En ellos se alude frecuentemente a la necesidad
de formar una mentalidad que sirva de humus para el nacimiento y acogida de
las vocaciones. Más frecuentemente todavía se comparan valores culturales
corrientes con aquellos que están en la base de las opciones vocacionales. Y
con frecuencia también las imágenes de las diversas vocaciones eclesiásticas
(consagrados, sacerdotes, laicos) son paragonadas con la sensibilidad y las
esperanzas de los diversos contextos culturales.
Sin embargo estas perspectivas parciales no venían reconducidas a una
perspectiva única ni consideradas fundamentales en el planteamiento de la
pastoral vocacional. Esta ofrecía temas y motivos sobre todo tomados de la
Biblia y de la Teología. En ésta última, la vocación permanecía fuera de los
tratados fundamentales. No venía, por ejemplo, incluida en la teología moral y
con dificultad se trataba de ella en la teología espiritual. Por lo que la expresión
“cultura vocacional” no estaba en uso, o indicaba el cuidado del desarrollo de la
vocación en el individuo.
El mensaje de Juan Pablo II para la XXX Jornada de Oración por las vocaciones
(8 septiembre 1992) la pone, en cambio, en el centro de atención, con otro
significado, exigiendo el empeño y la aportación de todos aquellos que, a título
diverso, pueden ayudar a definirla y ahondarla (cf. n. 3) “teólogos, operadores
de medios de comunicación, educadores espirituales, consagrados y
presbíteros” (n.4). Los sentidos de la expresión no resultan inmediatamente
6 CG XXVI, Da mihi animas, cetera tolle, Roma 2008, n. 53: “Acompañamiento de los candidatos a la vida consagrada
salesiana"
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 29

3.10 Page 30

▲back to top
evidentes. Los más generales van unidos al término cultura como visión del
mundo y de la vida compartida por un grupo humano. Quien estudia el
problema vocacional no está interesado en devanar todos las interrogaciones
que la reflexión sobre la cultura suscita desde el punto de vista formal y
material; pero debe, de todos modos, explicitar qué significados y aspectos
toma en consideración. Si no, su discurso resulta vago y sin posibilidad de
ulteriores profundizaciones útiles.
La cultura en efecto es una realidad compleja que comprende todo lo que el
hombre hace y sueña en la búsqueda de la propia realización individual y
colectiva. Comprenderla adecuadamente exige múltiples acercamientos. Por
otra parte, la referencia excesiva y genérica a ella expone el término a un
desgaste y a una ambigüedad casi inevitables. En la pastoral se asume la
definición descriptiva que de la cultura hace la GS (n. 53) “con la palabra
cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el hombre afina y
desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura
someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más
humana la vida social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil,
mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a través del
tiempo expresa, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias
espirituales y aspiraciones para que sirvan de provecho a muchos, e incluso a
todo el género humano”.
En esta presentación de la cultura, hay algunos elementos que interesan de
cerca nuestro tema. El primero es el sentido antropológico por el cual en la
cultura se incluye todo lo que lleva hacia la mejora o calidad de la vida humana.
Este sentido representa una superación de la visión “selectiva” e
“intelectualista” que refería la cultura única y principalmente al desarrollo de las
ciencias especulativas y, posteriormente, al progreso técnico. Interesa también
a nuestro tema la doble dimensión de la cultura: la objetiva y la subjetiva.
La cultura comprende las representaciones de la realidad, los sistemas de
significados, las realizaciones de diverso género aptas para transmitir tales
representaciones y significados. Se convierte así en un patrimonio, que da a un
grupo humano una fisonomía propia. Tiene, por tanto, una incidencia
determinante sobre los individuos que componen el grupo, especialmente
mediante dos procesos: la socialización y la educación. Su fuerza plasmadora
reside en el consentimiento de grupo y en el hecho de que constituye un
“sistema”, “una estructura”. Sus elementos, en el curso del tiempo, se unen,
apoyándose y justificándose mutuamente. No son, sin embargo, fijos ni
lógicamente coherentes. La estructura no es monolítica. Hay en el interior de
toda cultura corrientes diversas, flujos en movimiento, elementos nuevos. Su
desarrollo, por tanto, tiene lugar bajo el signo de la novedad y de la dialéctica.
Esto lleva al considerar la dimensión “subjetiva” de la cultura, que es, en
efecto, una prerrogativa constitutiva de la persona y en ella tiene su origen.
La persona se realiza interiorizando libremente el patrimonio cultural del grupo
propio y del de otros grupos, y “cultivando” los propios recursos e intuiciones.
Desarrolla de este modo una cultura personal, que no está determinada
totalmente por el propio contexto. De él toma y deja, corrige y modifica,
refuerza o niega. Para la cultura vocacional, como para la fe, es fundamental
liberarse de una visión determinista de la relación entre cultura y persona. En
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 30

4 Pages 31-40

▲back to top

4.1 Page 31

▲back to top
ésta última, los estímulos más profundos hacia la creación cultural son la
experiencia espiritual, la búsqueda del sentido último, la emergencia de los
valores más altos, la necesidad de auto trascenderse. Esto es, sobre todo,
verdadero cuando personas y culturas se confrontan con el Evangelio y con una
vocación que se inspira en él.
Las dos, El Evangelio y la vocación, tienen una originalidad, no sólo respecto a
la espontaneidad vital, sino también a las corrientes culturales, y pueden
insertarse en ellas modificándolas y reestructurándolas. Conviene entonces
asumir del texto de la GS, referido anteriormente, el acercamiento
valorativo y no solo descriptivo de la cultura. Todas las culturas son dignas
de ser respetadas. No es posible clasificarlas globalmente en buenas y malas.
Pero hay parámetros para valorar el conjunto de una cultura y sus realizaciones
particulares. Tales parámetros no se reducen al nivel que ha alcanzado el
pensamiento reflejo y el desarrollo económico, sino que comprenden aspectos
morales y espirituales, que no son independientes, pero tampoco
deterministamente colegados a los primeros. Las observaciones precedentes se
refieren a la cultura entendida como fenómeno total. Hoy sin embargo es
común hablar de cultura con referencia a una actitud, a una realidad particular
o a una constelación de valores: cultura de la paz, de la violencia, del ambiente,
de la solidaridad y, en nuestro caso, de la vocación. Se denomina así el
esfuerzo que el hombre cumple para dar nuevo desarrollo, consistencia y
fundamento a un valor e insertarlo en forma más estable e influyente en la
mentalidad y en la vida de la sociedad, haciendo que opere junto con los demás
valores presentes en la cultura. La alusión a la cultura, en tal caso, no carece
de significado. Indica que para enraizar un valor no bastan las iniciativas, por
abundantes que sean, ni las personas generosas y bien inspiradas.
A veces hay una fractura entre los gestos de estas y la mentalidad colectiva,
tras las iniciativas personales y las experiencias sociales, entre la praxis y sus
fundamentos. Así en una iglesia puede haber un trabajo vocacional por parte de
los individuos con poca o ninguna cultura vocacional en la comunidad. La
cultura en efecto hace apelación no a agentes individuales, incluso numerosos,
sino a una mentalidad y a una actitud compartida por un grupo: mira no sólo a
la intención y a los propósitos privados, sino al empleo sistemático y racional de
las energías de que dispone la comunidad. Los contenidos de una cultura
vocacional así entendida atañen a tres áreas: la antropológica, la educativa y la
pastoral. La primera mira al modo de concebir y presentar la persona humana y
la vocación; la segunda, a favorecer una propuesta de valores congénitos a la
vocación; la tercera presta atención a la relación entre vocación y cultura
objetiva y saca las conclusiones para el trabajo vocacional.
2. Una visión de la persona y de la vocación
Una imagen del hombre, espontánea o refleja, subyace en todas las
intervenciones educativas y pastorales, El cristiano la va elaborando con la
vida vivida, con el esfuerzo racional de entender su sentido y con la
iluminación de la fe, según el principio hermenéutico de la circularidad. Los
tres elementos enumerados son indispensables y van unidos. La experiencia
humana no hay que considerarla como un material pasivo, un principio inerte.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 31

4.2 Page 32

▲back to top
Su cualidad es indispensable para hacer un camino de crecimiento humano y de
fe.
La profundización espontánea o científica que de ella se hace no hay que
considerarla como opcional o de lujo. La revelación no hay que entenderla como
una superposición ajena a la experiencia a su comprensión humana, sino más
bien como un descubrimiento de su sentido más profundo y definitivo. En esta
dirección parece orientarse el mensaje de Juan Pablo II, ya citado: Es
necesario promover una cultura vocacional que sepa reconocer y
acoger aquella aspiración profunda del hombre que lo lleva a descubrir
que sólo Cristo puede decirle toda la verdad sobre su vida”...(n.2). Es
necesario, pues, en primer lugar, superar un modo de pensar y de hablar de la
vocación como si fuese una añadidura, un estímulo solamente para algunos, un
hecho funcional para el reclutamiento para cualquier estado de vida, más que
una sustancial referencia a la realización de la persona misma. La crisis de las
vocaciones, en efecto, puede ser debida al estilo de vida que presentan.
Pero más en profundidad se debe a una visión de la existencia humana, en la
cual la dimensión de ”llamada”, es decir, de tener que cumplirse frente a otro y
en diálogo con él, no sólo está excluida de hecho, sino que no puede ni siquiera
insertarse en ella de manera significativa. Esto sucede en las antropologías que
ponen la satisfacción de las necesidades del individuo por encima de todo,
proponen la autorrealización como única meta de la existencia o conciben la
libertad como pura autonomía. Tales sensibilidades están hoy muy extendidas,
ejercen un cierto atractivo y, cuando vienen asumidas de manera integral,
también conforman los mensajes de comunicación e influyen sobre las
orientaciones educativas. Una primera tarea de la cultura vocacional es,
entonces, la de elaborar y difundir una visión de la existencia humana,
concebida como llamada y respuesta, como conclusión de una
fundamentada reflexión antropológica. Hacia esta conclusión llevan la
experiencia de la relación, la exigencia ética que le sigue, los interrogantes
existenciales. Son, por tanto, estas las vías que hay que recorrer para descubrir
algunos contenidos de la cultura vocacional que nos preocupa. La persona capta
la propia singularidad. Su existencia es exclusiva, cualitativamente diversa de
las demás, irreducible al mundo. Le pertenece totalmente, pero tiene las
características de un don, un hecho precedente a cualquier deseo o esfuerzo.
Al mismo tiempo advierte que es una red de relaciones, no accesorias y
secundarias, entre ellas, es inmediatamente evidente y ocupa un puesto
privilegiado la relación con las personas. La percepción primaria del hombre no
es el yo con sus potencialidades, sino la interdependencia con los otros que
requieren ser aceptados en su realidad objetiva y reconocidos en su dignidad.
En esta óptica la responsabilidad aparece como capacidad de percibir señales
que provienen de los otros y darles respuesta. Se trata de una llamada ética,
porque comporta algunas exigencias. El hombre se despierta a la existencia
personal, cuando los otros cesan de ser vistos únicamente como medios de los
que uno se sirve.
Una cultura vocacional debe ponerse a salvo de una concepción subjetivista que
hace del individuo centro y medida de sí mismo, que concibe la realización
personal como defensa y promoción de sí, más que como apertura y donación.
Y también, de aquellas concepciones que, en la relación intersubjetiva,
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 32

4.3 Page 33

▲back to top
permanecen encerradas en la sola complacencia sin ver su carácter ético. La
relación y su componente ética orientan ya hacia lo trascendente, porque en
ellos aparece algo de incondicional e inmaterial. En efecto, los otros no
requieren sólo venir al encuentro con sujetos y estructuras, o de obrar con ellos
a través de reflejos instintivos, sino de acoger interiormente su existencia, que
deja transparentar el misterio inherente a la persona, marcada por la libertad.
Postula, pues, respeto, gratuidad, amor, promoción de valores morales y
espirituales.
Pero el reclamo a la trascendencia resulta más evidente cuando la
persona toma conciencia de los interrogantes fundamentales de la
existencia y aprecia su intensidad. Aparece entonces su apertura al más
allá, ya entrevisto en sus realizaciones positivas y en sus límites. Entiende que
no puede pararse en lo que le es inmediatamente perceptible, ni circunscribirse
al hoy. Es empujada a buscar el sentido de la vida y a proyectarse en la
historia. Debe decidir su orientación a largo plazo, teniendo delante diversas
alternativas. Y no puede recorrer la propia vida dos veces: debe apostar. En el
valor que prefiere y en las opciones que hace se juega la calidad y la salvación
de su vida. Tarea de una cultura vocacional es sensibilizar para la escucha de
estos interrogantes, habilitar para profundizarlos y afirmar la ordenación de la
persona hacia un bien y una verdad objetiva en cuya acogida consiste su
plenitud.
Esto exige una profundización también filosófica de la vocación como definición
que la persona da a la propia existencia, percibida como don y llamada, guiada
por las responsabilidad, proyectada con libertad. El mensaje de Juan Pablo II se
dirige sin embargo “a los teólogos, para que tal cultura tenga un sólido
fundamento teológico” (n.4). A la teología, que es ciencia de la revelación y de
la fe, no se le pide que proporcione toda la materia de cultura vocacional, sino
de mirar sobre todo a su fundamento, a su fuente: es decir, iluminar la relación
definitiva entre vocación y salvación. El filón más fecundo para descubrir tal
fundamento es la Escritura, leída no en forma anecdótica, sino como
descubrimiento del sentido de la vida del hombre. En la Escritura el ser y las
relaciones constitutivas de la persona viene definidos por su condición de
criaturas, que no indica inferioridad o dependencia, sino amor gratuito y
creativo por parte de Dios. El hombre no tiene en sí la razón de la propia
existencia ni de la propia realización. Se la debe un don.
Está situado en una relación con Dios que hay que recambiar. Su vida no tiene
sentido fuera de esta relación. El más allá que percibe y desea vagamente
es lo absoluto, no un absoluto extraño y abstracto, sino la fuente de su
vida que lo llama a sí. Toda la historia de la elección del pueblo de Dios y de
las vocaciones individuales son presentadas en esta clave: la iniciativa de amor
de Dios, la posición del hombre frente a Él, el desatarse la existencia come una
invitación y una respuesta, como una llamada oculta. La categoría de criatura
se une a la de interlocutor de Dios. El hombre escucha su voz en la propia
existencia y a través de las mediaciones que interpelan su responsabilidad (el
mundo, los otros) y ponen a prueba su libertad. El don de la vida contiene un
proyecto; este se va desvelando en el diálogo consigo mismo, con la historia,
con Dios y exige una respuesta personal. Esto define la colocación del hombre
con respecto al mundo y a todos los seres que lo componen.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 33

4.4 Page 34

▲back to top
Estos no puede colmar sus deseos y por tanto el hombre no le está sometido. El
elemento determinante de esta estructura de la vida es la alianza entre Dios y
el pueblo. Ella es elección gratuita por parte de Dios. El hombre debe tomar
conciencia y asumirla como proyecto de vida, guiado por la Palabra que lo
interpela y lo pone en la necesidad de elegir. En Cristo la verdad sobre el
hombre, que la razón percibe vagamente y que la Biblia revela, halla su
iluminación total. Él, con las palabras, pero sobre todo en fuerza de su
existencia humano-divina, en la que se manifiesta la conciencia de Hijo de Dios,
abre la persona a la plena comprensión de sí y del propio destino. En Él somos
constituidos y llamados a vivir como tales en la historia.
Es un acontecimiento-don, del cual el hombre debe penetrar progresivamente
el sentido. Lo debe además asumir como proyecto de vida, guiado por la gracia.
La vocación cristiana non es una añadidura de lujo, un complemento extrínseco
para la realización del hombre. Es en cambio su puro y simple cumplimiento, la
condición indispensable de su auténtica plenitud, la satisfacción de las
exigencias más radicales, aquellas de las que está sustancialmente hecha su
estructura como criatura. Del mismo modo el insertarse en la dinámica del
Reino, al cual Jesús invita a sus discípulos, es la única forma de existencia que
responde al destino del hombre en este mundo y más allá. La vida se desarrolla
de este modo como don, llamada, proyecto. “La vocación del hombre recibe su
sentido y su orientación de la lectura de aquello que el hombre es, partiendo
del análisis de su realidad humana e proyectándose más profundamente en la
recepción del misterio cristiano.
El hombre es ontológicamente persona, pero al mismo tiempo llamado a ser a
todos los efectos persona, desarrollando lo que está escrito en la naturaleza, En
otras palabras, él está llamado a construir la propia personalidad mediante un
proceso histórico que lo lleva a la asunción de aquello que le ha sido
originariamente donado” (Piana G., in Dizionario di Pastorale giovanile, pag.
1278). La concentración antropológica que caracteriza la pastoral actual postula
que la vocación y cuanto se elabora a su alrededor no se reduzca a algo
operativo, ocasional y externo al sentido de la existencia, sino que se injerte en
el corazón de sus exigencias de realización, en la responsabilidad e en la
libertad que le son propias. El tomar todo esto como base e inspiración de la
acción, el difundirlo en modo que resulte mentalidad de la comunidad cristiana
y particularmente de los operadores vocacionales con las relativas
consecuencias educativas y prácticas, constituye la “cultura” de la que la
pastoral tiene urgente necesidad.
3. Valores vocacionales de la cultura
Sobre la guía de las reflexiones precedentes, algunas referencias aparecen
necesarias para elaborar una cultura que sirva de ayuda al discurso vocacional.
Estas referencias deben se tomadas en consideración cuando se busca
transmitir a los individuos un patrimonio ya adquirido de significados y valores,
cuando se procura formar la mentalidad comunitaria y cuando uno se esfuerza
en reaccionar con nuevas expresiones de cultura frente a retos inéditos.
Corresponden a aquellas actitudes de fondo que dan vida a una cultura
vocacional: la formación de la conciencia, la sensibilidad hacia los
valores espirituales y morales, la promoción y defensa de los ideales de
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 34

4.5 Page 35

▲back to top
la fraternidad humana, de la sacralidad de la vida, de la solidaridad civil
y del orden social” (Cfr. Mensaje, n.2)
a) La cultura debe caracterizarse por la búsqueda de sentido
El sentido es la percepción del fundamento de los valores, la comprensión de
las finalidades inmediatas, media y, sobre todo, últimas de los acontecimientos
y de las cosas, la intuición de la relación que la realidad y los acontecimientos
tiene con el hombre y con su bien. La maduración del sentidos supone ejercicio
de la razón, esfuerzo de exploración, actitud de contemplación e interioridad.
Se va comprendiendo en diversos ámbitos: en la propia existencia, en la
historia, en la Palabra de Dios. Todo converge hacia una sabiduría personal y
comunitaria que se expresa en la confianza y esperanza frente a la vida.
Los tiempos de maduración del sentido pueden ser largos. Lo importante es no
renunciar y no cerrarse frente a la perspectiva de ulteriores y más ricos
descubrimientos. La cultura contemporánea está atravesada por corrientes que
ignoran, cuando no niegan, cualquier sentido que trascienda la experiencia
inmediata y subjetiva. Lleva así a una visión fragmentada de la realidad que
hace a la persona incapaz de ser dueña de los mil acontecimientos de lo
cotidiano, de ir más allá de aquello que es epidérmico o sensacional. La
madurez cultural conlleva una síntesis, un cuadro de referencia más allá de los
conocimientos particulares, para lograr orientarse y no permanecer
aprisionados por los hechos. El hombre “está condenado al significado”. La
calidad de la vida decae cuando no está sostenida por una cierta visión del
mundo. Y con la calidad caen las razones para comprometerla en el servicio de
causas nobles.
b) Unido a la elección del sentido está el de la trascendencia: del más
allá de lo humano, de la aceptación del límite, de la acogida del misterio, de la
aceptación de lo sagrado en sus aspectos subjetivos y objetivos, de la reflexión
y de la opción religiosa.
Es este un horizonte que aparece en todas las actividades del hombre hasta
serle una dimensión constitutiva: en el ejercicio de su inteligencia, en la tensión
de su voluntad, en los anhelos del corazón, en la dinámica de sus relaciones, en
la realización de sus asuntos. La existencia humana está abierta al infinito y así
es la percepción que él tiene de la realidad. Hoy existen orientaciones culturales
que, consciente o inconscientemente, llevan a cerrarse en los horizontes
“racionales” y temporales e incapacitan para comprender la propia vida como
misterio y don. Tomar en consideración la trascendencia quiere decir aceptar
interrogarse, ir más allá de lo visible y de lo racional. Las experiencias, las
necesidades, las percepciones inmediatas pueden ser puntos de partida para
abrirse a los valores, exigencias y verdades ulteriores y más exigentes, que no
son sentidas como negación de las propias pulsiones, sino como su liberación y
su cumplimiento.
c) Hay además que elaborar una cultura “ética”, capaz de valorar las
realizaciones actuales y posibles sobre el principio del bien y del mal, iluminada
por la conciencia moral, centrada en los valores más que en los medios, que dé
la primacía a la persona.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 35

4.6 Page 36

▲back to top
La cultura lleva siempre en su interior un impulso ético y es en sí misma un
valor moral, porque busca la calidad humana del individuo y de la comunidad.
Pero sobre ella se reflejan los límites del hombre. Algunas de sus tendencias y
realizaciones, cuando no sus enteros sistemas, aparecen bajo el signo de la
ambigüedad moral. Y esto en sus dos dimensiones, objetiva y subjetiva. El
hecho resulta grave cuando en el dinamismo mismo de elaboración de la
cultura, el criterio ético desaparece o es subordinado a otros. Pierde entonces
cualquier incidencia la referencia al bien y el mal y prevalecen otras instancias,
como la utilidad, el placer, el poder. El lenguaje en los últimos tiempos ha
acuñado una serie de expresiones que evidencian bajo forma de polaridad el
primado o la falta de una referencia ética válida en el desarrollo de la cultura:
cultura del ser y del tener, de la vida y de la muerte, de la persona y de las
cosas.
Desarrollar la cultura querrá decir no sólo hacerla crecer de cualquier modo,
sino confrontar sus concepciones y realizaciones con la conciencia iluminada por
la fe para purificarla, rescatarla de la ambigüedad e impulsarla hacia la
dirección de los valores.
d) Una cuarta característica de la cultura personal y de aquella que hay
que socializar, que sale al encuentro del discurso vocacional, es la
mentalidad de proyectar (proyectualidad).
La apatía ante el sentido se torna frecuentemente en indiferencia hacia el
futuro. Sin una visión de la historia no aparecen metas apetecibles a las que
entregarse de lleno, excepto aquellas que miran el bienestar individual. En
épocas precedentes las ideologías, con su carga utópica impulsaron la
“proyectualidad” social y esta favoreció también la disposición personal a
implicarse en un proyecto histórico.
Hoy puede darse una contracción del futuro, que, unida a una dilatación del
presente, lleva a una cultura de lo inmediato. Los proyectos se agotan en un
tiempo breve y se cumplen en los espacios reducidos de la experiencia
individual. Las mismas iniciativas de bien se pueden reducir a querer corregir
algo, a una búsqueda de autorrealización subjetiva, a un entusiasmo efímero.
Proyectar quiere decir organizar los propios recursos y el propio tiempo en
consonancia con las grandes urgencias de la historia y con las exigencias de la
comunidad para llegar entre todos a metas ideales dignas del hombre. Esto
requiere conciencia crítica para defenderse de imperativos ilusorios, capacidad
de discernimiento para desenmascarar las presiones sicológicas, generosidad
para ir más allá de los horizontes inmediatos.
e) Finalmente es necesario orientarse hacia una cultura de la
solidaridad, en oposición a aquella que lleva a centrarse sobre el individuo.
Proyectos personales generosos pueden emerger solamente allí donde la
persona admite que su realización va unida a la de sus semejantes. La
solidaridad es una aspiración difusa que brota de lo más profundo de las
conciencias, del corazón de los acontecimientos históricos y se manifiesta bajo
formas inéditas y casi inesperadas. Aparece como respuesta a macrofenómenos
que preocupan, como el subdesarrollo y los movimientos de opinión, que van
modificando la relación precedente entre persona y sociedad, ámbitos cercanos
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 36

4.7 Page 37

▲back to top
y mundos lejanos. Consecuentemente moviliza el espíritu de servicio y impulsa
hacia él. Pero viene también descuidada y desmotivada por fuertes corrientes
económicas y culturales. Supone una visión del mundo y de la persona que
considera la interdependencia como clave interpretativa de los fenómenos
positivos y negativos de la humanidad. Nada tiene una explicación exhaustiva o
una solución razonable si es considerada en forma aislada. Pobreza y riqueza,
desnutrición y despilfarro son fenómenos correlativos. Entre ellos media y se
interpone no sólo la ternura y la compasión, sino la responsabilidad humana.
La persona no debe ser considerada como un ser que primero se construye a sí
misa y sólo en un segundo momento se orienta hacia los otros. Sólo es capaz
de ser ella misma, cuando asume solidariamente el destino de sus semejantes.
La solidaridad ha de ser extendida simultáneamente a las actitudes y las
estructuras, ser referida al nivel privado y al público, y aplicada al ámbito
familiar, nacional e internacional. Conviene que cada uno reconozca su parte en
la promoción doméstica, pero no menos en los acontecimientos del mundo.
Los creyentes hallan motivos, modelos e impulsos hacia la solidaridad en la
contemplación del misterio de Dios y en la experiencia religiosa que marca
profundamente su existencia; confiesan con la mente y con las obras que Dios
ha hecho al hombre su asociado (patner) en su dominio del mundo, que lo ha
colocado en estado de relación de comunión Él mismo, superando la simple
dependencia y reconociéndole responsabilidad en una recíproca colaboración.
Reconocen, por tanto, en el amor la única energía capaz de construir la historia
y traducen este amor en reconocimiento de la dignidad de los otros, en
comunicación de bienes, en donación total de sí, en compromiso por crear las
condiciones en las que cada uno pueda realizar la propia humanidad.
4. La vocación en la cultura
La vocación introduce en la cultura energías nuevas, expresando en modo
simbólico y real los valores de los que ha nacido y viene sostenida. La
posibilidad de que una cultura acoja la aportación original de las vocaciones
cristianas depende de sus características, pero también de la transparencia
significativa de las vocaciones mismas. Estas en efecto son signos visibles de
realidades misteriosas, participan de la naturaleza sacramental de la Iglesia y
de la encarnación. Son importantes, pues, las valencias y los significados
objetivos que contienen, pero no es menos importante la expresión eficaz de
esas valencias y significados.
Por la personalidad y de las acciones de Cristo sabemos quién es Dios para el
hombre: el amor que opera la liberación, la salvación en el tiempo y en la
eternidad. Y lo sabemos, porque su palabra y sus gestos salvíficos tienen
significado humano y espesor histórico. Jesús cura las enfermedades, libera de
los demonios, defiende contra las dependencias esclavizantes, incluso las
religiosas, ilumina la mente, proclama que el hombre es superior al sábado,
acoge a las mujeres en su círculo, perdona los pecados. El vínculo entre lo se
percibe físicamente y el mensaje o significado posterior que se quiere
comunicar suscita la fe y la súplica: pero incluso si ésta no se encendiera, el
signo tiene una dignidad que la razón y la buena voluntad pueden apreciar. Del
mismo modo las vocaciones cristianas se hacen significativas en la cultura y
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 37

4.8 Page 38

▲back to top
arraigan en ella, cuando responden a expectativas profundas y a aspiraciones
legítimas.
a) La primera de tales aspiraciones es la calidad de la vida personal.
Las vocaciones no producen impacto si no logran representar el cumplimiento
de aquella plenitud que la persona legítimamente desea. Esto va unido a la
razón profunda que mueve la cultura, es decir, la búsqueda de formas más
dignas de existencia. Pertenece, por otra parte, a la naturaleza misma de la
vocación: Dios llama a un encuentro total con él y a una experiencia de amor
que llena la persona de alegría. La realización no mira principalmente a la
satisfacción subjetiva, sino a la calidad objetiva de la donación.
Esta debe acaecer en espacios significativos, acompañada de la profesionalidad
necesaria, en corresponsabilidad adulta, con relaciones enriquecedoras. La
contraprueba de esta afirmación se halla en el proceso vocacional en aquellos
contextos donde la vocación implica una promoción, en las dificultades que
encuentra la vocación femenina, donde la ya alcanzada promoción de la mujer
suscita nueva conciencia y nuevas expectativas, en la caída del número de
hermanos laicos en las congregaciones clericales, en un cierto mantenimiento
de la vocación contemplativa y de la misionera. El deseo de realización
concierne, pues, al ser y al “vivir”, más que a la “función”. Esto está ligado a la
importancia que hoy se da al ámbito personal y la consideración secundaria que
se atribuye al trabajo.
b) Una segunda aspiración difundida en la cultura a la cual la vocación
debe ir al encuentro es la búsqueda de la dimensión espiritual.
Es connatural al hombre. Hoy viene mayormente evidenciada en el deseo
imbuido de valores no materiales, en el despertar de la demanda religiosa.
Viene entendida como apertura a horizontes, motivaciones y realidades nuevas
capaces de dar otro aliento a la vida y unidad a la persona. Se buscan sus
huellas en las propias tradiciones culturales, se valorizan los lugares (cfr,
monasterios) y las expresiones que la transmiten. Pero se difunden también
propuestas exóticas. Para los cristianos representa una toma de conciencia de
la vida en el espíritu que la fe comporta, el reclamo a la espiritualidad
constituye el motor de la estrategia vocacional, la fuerza de identificación con
varios modelos. Por esto, hoy se subrayan los rasgos originales de las diversas
experiencias espirituales. Se invita a los jóvenes a gustarlas y a entrar en su
dinamismo. La experiencia espiritual exige testimonio de quien ya la ha hecho,
implicación y percepción directa de quien se dispone a asumirla. De este
encuentro viene una iluminación, un descubrimiento de novedad, de motivación
y de energías para construir la propia existencia. Esto puede constituir la
aportación original de la vocación a la cultura.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 38

4.9 Page 39

▲back to top
c) Una tercera aspiración cultural con la que la vocación debe
compaginarse es la responsabilidad hacia la historia.
Se refiere al significado secular no sólo de un eventual servicio suyo de
promoción, sino de su testimonio de valores y de su mensaje de trascendencia.
La consideración intra eclesial de las vocaciones resulta así menos relevante
que su significado para el mundo. Esto es consecuencia del peso que ha
adquirido, en la reflexión eclesial, la misión hacia el mundo, y corresponde
también a las características del momento histórico que vivimos.
La gravedad de los problemas que incumben a la dignidad de la persona llevan
a valorar menos la figura del “buen levita”, al cual se confían tarea internas a la
religión, y mucho más la del “buen samaritano” que acude, se para, comparte,
abre nuevas perspectivas, infunde esperanza. Las cuestiones que desafían hoy
a la responsabilidad humana y a la misión cristiana no están en el ámbito
secular: promover la libertad de la persona, venerar el inviolable derecho de la
vida, preservar la libertad (¡civil!) de invocar el nombre del Señor,
comprometerse por la estabilidad y la dignidad de la familia, sostener la
solidaridad, poner al hombre al centro de la vida económico-social (Cf, ChL
mn.3644) . Esta expectación, junto con la de una realización humana, de la que
hablábamos precedentemente, explica la dificultad de los jóvenes en el concebir
la separación del mundo como la situación ideal para la propia donación. Da
razón también del nacimiento de los Institutos seculares, de los movimientos
apostólicos y de no pocas manifestaciones vocacionales que no lleva a
proyectos definitivos de vida. La vocación debe llevar hoy a implicar e no a
alejarse de la historia del hombre; vale en cuanto fermenta, incide en la cultura
en cuanto transforma alguna situación.
d) Una cuarta aspiración a la cual las vocaciones son llamadas a
responder, es el deseo de unidad y reconciliación que impregna los
diversos ámbitos humanos
Aflora por doquier, y está expuesto al riesgo del resurgir de los particularismos,
dela contraposiciones éticas, de las nuevas polarizaciones sociales y políticas.
En no pocos contextos, además, existe la convivencia de religiones,
profundamente inmersas en la cultura, conscientes de su consistencia numérica
y de su riqueza espiritual. Entre ella hay, según los casos y los tiempos,
coexistencia pacífica, respeto, diálogo, contrastes polémicos, luchas. A los
“llamados” les toca recoger y valorizar los fragmentos de verdad y de bien. De
ellos se espera que hagan frente a las diversas pluralidades que operan en la
cultura y en la sociedad, si no para reducirlas a unidad, al menos, para hacer
que convivan y ayuden a completarse.
Cada vocación construye la comunión en el interior de la comunidad cristiana.
El hecho de hacerla “universal” desde el punto de vista étnico y social, abierta
al mundo cercano y lejano, la acerca ya a las aspiraciones antedichas. Pero la
esperanza de unión interesa a otros ámbitos: el de las diversas confesiones
cristianas, el más amplio de la experiencia religiosa y el más extenso todavía de
la convivencia humana. En tiempos de fáciles laceraciones resulta significativo
componer tensiones, unir las personal, reconducir las diferencias a la unidad del
fundamento humano. Del cristiano, religioso, sacerdote se espera que sepa
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 39

4.10 Page 40

▲back to top
“mediar” entre diferencias éticas, sociales y religiosas, rescatando cuanto de
válido existe en ellas y, sobretodo, valorizando las personas, que son sus
auténticos testimonios.
e) Finalmente, del testimonio de vida de las vocaciones cristianas, del
trabajo que desarrollan, de los valores en lo que ponen la esperanza, de
las verdades que proclaman, la cultura espera siempre novedades
fecundas, cambios hacia delante.
No se trata de utopías temporales no realizadas por las ideologías, en cuyo
lugar entraría la presencia “cristiana”. Se esperan, en cambio, nuevas
perspectivas de los estímulos ligados a la radicalidad de las vocaciones, el
descubrimiento de otras posibilidades de vida en un mundo dominado por
intereses materiales, la prueba de la fuerza del amor, el anuncio eficaz del
proyecto de Dios sobre el hombre.
Esta profecía de novedad o radicalidad tiene un primer espacio de
manifestación: la comunidad cristiana. Ella tiene siempre la tentación de
adaptarse, de uniformarse al mundo, especialmente cuando esto parece
protegerla y darle garantías, cuando alguien se muestra dispuesto a inserirla
como función en su “sistema”. Entonces puede perder el sentido de su
“diferencia” y asentarse sobre ritos, sobre instituciones y organizaciones,
descuidando su dimensión profética, contestataria, alternativa. La vocación
tiene siempre un carácter de despertadora del reto al éxodo y de invitación al
más allá. Se ve en la historia de nuevos movimientos: es “la rebelión
evangélica”, aquel fenómeno por el cual una comunidad tiene necesidad y lleva
en su interior el momento de negación y contestación, de superación del
presente. Pero está, después, el espacio del mundo, donde se aplica la ley de la
masa y de la levadura, de la sal, de la luz. Quien piensa en una vocación se
espera que arrastre hacia metas ulteriores de humanidad.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 40

5 Pages 41-50

▲back to top

5.1 Page 41

▲back to top
LaLaSsoolalanana
Consecución de logros7
Joan Chittister
«NUNCA ha existido una persona tan diestra en la conducción de la vida -
escribe Jonathan Swift- que no adquiriera nueva información con la edad y la
experiencia».
¿Cuál es la principal diferencia entre Estados Unidos y otros países del mundo?
Hay, por supuesto, múltiples formas de responder a esta pregunta, pero existe
un indicador de diferencias sociales que tal vez sea más revelador que los
índices políticos o económicos habituales: la edad media de la población. En
Estados Unidos, la edad media actual de la población es treinta y seis años. En
muchas parte del mundo es veinticinco... o incluso menor.
Estados Unidos tiene, en otras palabras, una población encanecida. Pero no sólo
encanecida, sino también floreciente. Hacía el año 2030, el número de menores
de diecisiete años y el de mayores de sesenta y cinco residentes en Estados
Unidos será, por primera vez en la historia, prácticamente igual. Los niños
sobreviven a la infancia y los adultos llegan bien a la vejez. En 1900, el
cuarenta por ciento de la población de este país tenía menos de diecisiete años
y sólo el cuatro por ciento sobrepasaba los sesenta y cinco. No es ése el caso
aquí y ahora. En la actualidad, más del diez por ciento de la población -esto es
treinta y tres millones de estadounidenses- supera los sesenta y cinco años. Se
espera que en el año 2030 esa cifra se haya duplicado con creces, hasta casi
alcanzar los setenta millones.
Lo cual, por supuesto, es importante en múltiples sentidos. Explica la
cambiante demanda de hospitales, complejos residenciales para mayores y
comunidades intergeneracionales. También señaliza el creciente poder político
de una generación que pronto representará el veinticinco por ciento de la
población con derecho a voto en Estados Unidos. Afectará a lo que las
empresas producirán en años venideros y a qué sector de la sociedad se
dirigirán. Ya puede constatarse un desplazamiento en los anuncios de televisión
desde el énfasis en equipamiento deportivo de hace veinticinco años a los
productos alimenticios saludables en la actualidad. Incluso pregonamos los
seguros de deceso que hemos contratado con objeto de «no ocasionar gastos a
nuestros hijos», la mayoría de los cuales probablemente ni siquiera vive cerca
de nosotros mientras envejecemos.
7 El don de los años. Saber envejecer, ST, Santander 2009, pp. 67-70.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 41

5.2 Page 42

▲back to top
La limitación ya no es la principal característica del envejecimiento. Al contrario,
ahora nos desarrollamos de maneras que hasta hace poco habrían sido
consideradas impensables para cualquiera que hubiera sobrepasado los
cuarenta.
La vejez ha dejado de ser motivo para estar bajo tutela. La abuelita ya no
“reside” en casa de alguno de sus hijos. Es mucho más probable que viva sola,
en su propio adosado o piso, siga conduciendo hasta entrados los ochenta y
ayude como voluntaria en la biblioteca municipal.
La limitación no es lo que nos define, ni en términos numéricos ni como una de
las consecuencias de la edad.
Comemos mejor, vivimos con menos probabilidades de discapacidad física,
tenemos gafas y audífonos y seguimos participando durante años en todos los
niveles de la sociedad. No sólo somos la generación de ancianos más sana que
ha conocido la historia moderna, sino también la más activa. Y estas tendencias
no se constatan sólo en las naciones industrializadas. A medida que el nivel de
vida se eleva por doquier, crece asimismo la población anciana de cualquier
región.
Pero la longevidad no es el único indicador de los cambios esenciales que
comporta la vejez. Ahora sabemos que también el cerebro -del que antes se
pensaba que estaba ineludiblemente abocado a una progresiva senilidad
conforme fueran pasando los años- continúa desarrollándose en formas
inéditas. No sólo sigue produciendo nuevas células, sino que desarrolla
asimismo maneras originales de pensar.
Los científicos han descubierto que la gente mayor, si bien no tan ágil en el
cálculo como los jóvenes, piensa igual de bien que éstos, pero de modo
diferente: con más profundidad, más reflexión, más conciencia filosófica. Los
procesos mentales de los jóvenes, comparados con los de los mayores, guardan
con éstos una diferencia análoga a la que existe entre la rapidez de un juego de
ordenador y la calidad de un experto en lógica. Los jóvenes producen ideas
prontas y abundantes, mas a menudo sin forma ni figura. Las personas
mayores son capaces de reflexionar sobre los mismos datos que manejan los
más jóvenes, pero, en vez de manipularlos, tienden a reducirlos a conceptos.
Tales hallazgos pueden confundir a las generaciones jóvenes, que han sido
enseñadas a temer a su propia vejez, pero también echan una nueva clase de
responsabilidad sobre las espaldas de la gente mayor, les impelen a adoptar
una nueva forma de mirar al mundo. Ahora no hay excusa para descolgarse sin
más de la vida. Mientras sigamos respirando, somos responsables de la co-
creación del mundo, del bien de la especie humana.
La vejez no es un viaje gratuito a la irresponsabilidad. Ahora debemos ocupar
nuestro lugar entre los sabios del mundo, comparando, evaluando,
convenciendo y haciendo valer la experiencia como lo han hecho los ancianos
de cada generación antes de nosotros. Ahora tenemos también la
responsabilidad de aleccionar a las generaciones que nos siguen en los valores
e ideales que construyen una sociedad basada en la igualdad, el respeto por los
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 42

5.3 Page 43

▲back to top
demás y el pluralismo. Más aún, sobre nosotros recae la responsabilidad
espiritual de ver la vida como una fuerza moral más que simplemente como
una aventura privada.
Necesitamos llegar a comprender desde el centro de nuestra alma que la vejez
no es una enfermedad. Es una nueva experiencia de cómo vivir la vida, cómo
exprimirle la bondad, la energía, la gratitud, la calma y la serena creatividad.
La carga de la falta de compromiso con la consecución de logros significa que
hemos ingresado en un periodo de suspendida vivacidad, que el envejecimiento
no es sino deterioro. La verdad es que envejecer significa envejecer. Ni más, ni
menos. Consiste sencillamente en madurar.
La bendición de un compromiso con la consecución de logros radica en que -en
tanto en cuanto continuamos aportando nuestras considerables habilidades,
experiencia y perspicacia para responder a las necesidades actuales de la
humanidad- devenimos sin duda más sabios y decididamente más fuertes de
espíritu, convirtiéndonos en una bendición mayor que nunca para el resto de la
sociedad.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 43

5.4 Page 44

▲back to top
El Eal nanaaqquueel l
Acompañamiento en la pastoral vocacional8
Juan Carlos Martos, CMF
Parece inacabable esta crisis de escasez vocacional. En estos tiempos difíciles y
formidables, el acompañamiento vocacional ocupa el primer puesto de los
procedimientos más recomendados por los pastoralistas en la tarea de suscitar,
orientar y cuidar las vocaciones. La animación vocacional ha recuperado esa
singular relación de ayuda personal que tantos nombres ha tenido a lo largo de
la historia y que frecuentemente venía unida al sacramento de la reconciliación.
En la pastoral vocacional aún no ha sido suficientemente asumido y socializado.
A veces se le considera una praxis extraordinaria y para casos singulares, o un
servicio apto sólo para unos pocos y muy selectos, o se le hace depender del
gusto personal, o se dirige únicamente a quienes ya han tomado una decisión
vocacional. Hay que dejar bien claro que es un servicio que cada comunidad
cristiana debe facilitar a todos y, en particular, que debe tener su puesto
específico en la pastoral-vocacional por derecho propio y no por concesión
gratuita.
En este artículo esbozaré unas notas descriptivas sobre el acompañamiento,
para detenerme posteriormente en su dinámica y praxis en la pastoral
vocacional.
NO NOS CONFUNDAMOS
El acompañamiento se estructura en función del itinerario de la persona en su
respuesta a la llamada de Dios. Este camino de discipulado y de seguimiento
de Cristo se recorre en contexto eclesial y bajo la acción del Espíritu Santo y
se distingue sustancialmente de otras prácticas afines.
8 Vida Religiosa 106/2 (2009) 132-140.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 44

5.5 Page 45

▲back to top
En efecto, el acompañamiento vocacional no se identifica con el sacramento
de la reconciliación. Éste se orienta al perdón tratando de las propias faltas y
pecados. Aquel versa más sobre "agitaciones de espíritu" y decisiones libres,
terreno siempre de lo dudoso. Obviamente el que sean cosas distintas no
quiere decir que no puedan darse en alguna ocasión juntas1.
Tampoco coincide con la relación de ayuda en clave directiva, en la que el
acompañante se erige en protagonista único del proceso. Ni se limita a una
amistad entre iguales, erigida sobre una comunicación simétrica entre ambas
partes. Es más un tipo de relación entre "desiguales", por cuanto que son
distintos los roles y las exigencias de cada uno de los implicados. Lo cual no
significa que no puedan llegar a ser verdaderamente amigos.
Tampoco se destaca como una serie de sesiones de terapia psicológica o
moral, centradas en ayudar a otro a asumir su pasado, a curar heridas y a
ganar confianza ante el futuro. Esta perspectiva puede, y a veces debe, ser
una parte del acompañamiento. Pero éste se funda en otro encuadre de
madurez humana y cristiana que le permite atender a los dinamismos
específicos de la gracia.
¿Será algo así como una entrevista profesional? Muchas empresas se valen de
este tipo de intervenciones afines para recabar informaciones sobre sus
futuros trabajadores para valorar su capacidad y competitividad laboral.
Obviamente, el acompañamiento del que hablamos aquí no tiene nada que ver
con ello.
Ni siquiera es entrevista puntual o intermitente cuando hay problemas. Ni se
reduce a un encuentro de vez en cuando para hablar de generalidades. Estos
asuntos deben ser atendidos de forma personalizada y diferenciada. Frente a
todo ello, el acompañamiento vocacional afronta aspectos interiores como
motivaciones, ideales, valores, proceso espiritual y otros.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE
EL ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL?
El acompañamiento vocacional es un ministerio recibido de la tradición de la
Iglesia y, en nuestro caso de consagrados, ejercido en nombre del propio
Instituto. Consiste en la ayuda pedagógica, temporal e instrumental que un
hermano mayor en la fe y en el discipulado presta a otro hermano menor,
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 45

5.6 Page 46

▲back to top
compartiendo con él un tramo de su camino vocacional, para que pueda
advertir y discernir la acción de Dios en él y responder a ella tomando
decisiones con libertad y responsabilidad 2.
Como elemento determinante se subraya la relación asimétrica interpersonal
entre acompañante y acompañado, que desempeñan roles distintos. Las
mediaciones básicas de la relación son la conversación y el discernimiento. Su
ejercicio es verdadero arte que requiere habilidad y destreza y, a la vez, arduo
oficio que exige aprendizaje y perfeccionamiento.
El acompañamiento vocacional tiene que ver con lo más íntimo, personal e
inviolable de las personas. Quien desempeña la tarea de acompañante sabe que
trata de participar en la obra del Espíritu. Por eso debe acercarse a la persona
con profundo respeto, como de puntillas, sabiendo que se mueve en tierra
sagrada. Será sobre todo testigo que reconoce la acción de Dios y ayuda a
distinguirla de la que sólo lo es en apariencia. Su actitud será a menudo de
admiración y adoración ante Aquel que siempre y en todo tiene la iniciativa y
nos desborda absolutamente. Las siguientes advertencias evangélicas se
convierten en consignas que deben ser respetadas:
La urgencia de ser «guiados por el Espíritu de Dios» (Rin 8,14): el Espíritu es el
principio de vida y único guía de cada cristiano. Él es quien señala el camino,
quien conduce y quien da fuerzas para la jornada... Nadie le puede suplantar.
La advertencia de no dejarse «llamar maestro... ni padre... ni directores ...»
(Mt 23, 8-10) no es cuestión sólo de nombre. Los cambios terminológicos como
«acompañamiento» y «acompañante», «seguimiento», «consiliario y otros
semejantes no inmunizan del riesgo de dominio o de apropiación de
conciencias e intimidades.
El aviso de que «es preciso que Él crezca y yo disminuya» (Jn 3, 30): a medida
que progresa, el acompañamiento disminuye en intensidad. Y, por
consiguiente, el acompañante debe ir desapareciendo. El objetivo perseguido
es que Cristo vaya creciendo, «se vaya formando” (cf.Gal 4,19) en la persona
acompañada.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 46

5.7 Page 47

▲back to top
EJES DEL ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL
El ministerio del acompañamiento vocacional pivota en tomo a tres ejes que
son: el proceso histórico vocacional que recorre acompañado hasta la toma de
una decisión: diálogo pastoral como medio de ayuda en dicho servicio; y el
discernimiento vocacional. Los tres constituyen su colaboración complementaria
e imprescindible.
ES UNA RELACIÓN CENTRADA EN
«EL PROCESO VOCACIONAL»
El acompañamiento se centra en el itinerario vocacional 3 del acompañado y no
en otros asuntos. En el caso que existan estos últimos y sean muy
determinantes por su relevancia, habrá que atenderlos, pero eso no es
propiamente acompañamiento vocacional. Como tampoco lo es la catequesis
vocacional, aunque haya de darse. Ni siquiera se centra en la persona, si con
ello entendemos que su bienestar, encaje social, madurez o autoaceptación se
constituyan como el centro medular de esta relación de la que hablamos.
El centrarse en el proceso vocacional supone que el candidato vive ya una
experiencia personal de Dios 4 que le ha permitido percibir de alguna manera
su llamada. No es que esté ya clara; pero, con sus dificultades y dudas, ha
tomado la primera decisión de dejarse ayudar para aclarar qué le pasa. Si esto
no se ha dado aún, la primera tarea del acompañante ha de ser ayudarle (por sí
o por otra persona) a adquirirla.
Esto supuesto, la ayuda se orienta a que la persona objetive lo que vive, vea
las sendas por donde ha de moverse y conozca los medios que han de ser
empleados. La comunicación versará sobre aquellas vivencias o resonancias
interiores («luces» y «mociones» de que habla la tradición cristiana) que
conviene descifrar para reconocer la voz del Señor y distinguirla de otras voces
disonantes. Precisamente por este carácter objetivador, el acompañamiento
vocacional pide cierta regularidad y método.
Al hablar de vocación, nos referimos a toda la vida de la persona. Toda acción
del Espíritu en el proceso de llamada y de respuesta personales es «espiritual»:
vida individual y colectiva, vida interior y relaciones sociales, asuntos de fe
(oración, sacramentos, virtudes, etc.) y asuntos profanos (trabajo, vida
familiar, estilo y costumbres de vida, economía, cultura, política, etc.). Por
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 47

5.8 Page 48

▲back to top
consiguiente, el acompañamiento no ha de circunscribirse al campo de la vida
interior. Se extiende a todas las zonas de la vida que son dominio del Espíritu.
ES UNA RELACIÓN QUE PRIVILEGIA
EL «DIÁLOGO»
El instrumento del acompañamiento es el diálogo, al que hay que prestarle una
exquisita atención. Tal diálogo requiere un pacto previo. La persona que pide
ser acompañada debe evidenciar, ante todo, su deseo de mantener y crecer en
una relación profunda con el Señor. En tomo a ese deseo explicito se establece
entre acompañante y acompañado un acuerdo mutuo, centrado en algunas
exigencias que posibilitan el acompañamiento.
Una de ellas es la suficiente confianza reciproca que favorezca desde el inicio
interpretar bien lo que la otra persona manifiesta. Otra actitud básica es la
acogida incondicional por parte del acompañante, que escuche y entienda sin
juzgar ni moralizar, en claro parentesco con la empatía y con su fuerza
liberadora.
Un buen diálogo suministra informaciones y decisiones muy íntimas y
personales que deben ser protegidas por un profundo respeto a la dignidad y
libertad de la persona. En ellas se revela, si se sabe escuchar e interpretar
certeramente, la acción impulsora del Espíritu. La función de acompañante se
ciñe al campo de la iluminación de los caminos por donde avanzar y en el de los
recursos con que ayudarse, sin caer en intervencionismos, presiones o
sustituciones indebidos.
Un servicio especifico del diálogo vocacional se dirige a desenmascarar, si se
dan, ciertos engaños 5 que suelen presentarse en el camino del seguimiento de
forma encubierta («bajo especie de bien»). En estos casos el acompañante, sin
anticiparse en el juicio, puede y debe ayudar a que el candidato, desde una
lectura atenta de su proceso espiritual, detecte y desactive las trampas y
ardides. Ese servicio es decisivo. Más que un adoctrinamiento farragoso, se
concreta en la sobria oferta de clarificaciones y orientaciones, al hilo de la
historia espiritual de la persona acompañada.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 48

5.9 Page 49

▲back to top
ES UNA ACCIÓN QUE SE ORIENTA AL
“DISCERNIMIENTO VOCACIONAL”
"Discernir" es un acto propio del hombre espiritual que desea acoger la
voluntad de Dios, 1o bueno, lo que es grato y lo perfecto" (Rm. 12, 2) en un
determinado momento y circunstancia de la propia vida. En lo que se refiere a
la dinámica vocacional, discernir es encontrar el estado o modo de vida en el
que están expresados los rasgos de la vida de Cristo que Dios quiere realizar en
la vida de una determinada persona. Tras el anuncio, la propuesta y el
acompañamiento, el discernimiento supone la meta imprescindible de la
pedagogía correcta de la vida como vocación.
Por tanto, el discernimiento no se reduce a algo meramente pragmático o
eficacista, limitada la comprobación de la idoneidad de un sujeto para una
determinada vocación. Por supuesto que eso ha de hacerse; pero es algo más.
En concreto, exige una disposición permanente por la cual una persona busca la
voluntad de Dios sobre su vida. Tal es la actitud del creyente que, a ejemplo de
Cristo, considera la voluntad de Dios como la única y definitiva opción.
La meta final del proceso es la decisión, fruto del discernimiento 6. Para
alcanzarla, el candidato, que tiene clara conciencia de llamada, ha de ser capaz
de: tomar decisiones sensatas y coherentes; evidenciar que sus motivaciones
vocacionales son válidas y auténticas; acreditar su reconciliación con el pasado
doloroso; mostrar cualidades suficientes, entre ella libertad interior de dejarse
guiar por un hermano mayor, aprender y saber cambiar.
La madurez vocacional se decide por un acto de fe, elemento esencial. Ese acto
de fe es el punto central que permite mantener unidos ciertos extremos,
contrapuestos a veces: certeza de ser llamado y conciencia de la propia
ineptitud; sensación de perder la vida y de encontrarla una forma inimaginable;
grandeza de las aspiraciones y peso de las propias limitaciones y miserias;
gracia de Dios y naturaleza humana; Dios que llama y el llamado que responde.
TAREAS DEL ACOMPAÑAMIENTO VOCACIONAL
Damos aquí por supuesta la "siembra" de la semilla de la vocación 7, que no
abordamos aquí. Una vez sembrada, hay que cultivarla. El cultivo se realiza
mediante el acompañamiento de los llamados 8, ayudándoles a descubrir la
propuesta de Dios, los signos orientadores y 1os medios que han de ser
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 49

5.10 Page 50

▲back to top
utilizados para responder adecuadamente9. Etimológicamente,
"acompañamiento" viene de cum-panio; es decir, "compartir el pan”. Evoca el
camino común que dos realizan, compartiendo la fatiga y el "pan del viaje”.
La imagen bíblica que mejor lo ilustra es el episodio de los discípulos de Emaús,
con los cuales Jesús camina, haciéndoles preguntas e iluminando, compartiendo
el pan de su Palabra y de su Persona (Lc 24,13-35). Acompañar implica, según
se nos dice:
En primer lugar, ponerse al lado, en una cercanía permanente que permita
compartir real y cuando las circunstancias lo aconsejan y se aplican las
oportunas cautelas. El "olfato pastoral" del animador experimentado también
debe funcionar en estos casos. Sólo cuando es secundada por el sujeto, se debe
proponer un itinerario de clarificación vocacional. La propuesta vocacional es
sólo el comienzo.
AYUDAR A LA CLARIFICACIÓN VOCACIONAL
* Constatar personalmente la llamada de Dios.
Iniciado el camino, lo primero de todo es ayudar al candidato a explicitar su
percepción de la llamada que el Señor le hace 14. La vocación no es algo
inadvertido a la propia conciencia. Al contrario, polariza tanto, que tiene una
fuerte resonancia en la persona. El llamado adquiere conciencia vocacional
cuando tiene la certeza de sentirse llamado por Dios. Ello es lo que
desencadena una dinámica de respuesta, que hace posible la entrega, el
servicio, la ilusión por la misión y la motivación para asumir las renuncias. Sin
conciencia vocacional no puede haber garantía, estabilidad ni seguridad
vocacionales.
No es verdadera vocación lo que se reduce a apetencia personal, a mera
búsqueda de autorrealización, a resultado de una inercia educativa o a presión
externa o interna. Se experimenta como seducción15, ya que sólo se explica
por el amor que Él tiene a la persona llamada. Este amor es absolutamente
gratuito, personal y único16. Según eso, la conciencia se va clarificando
paulatinamente en un proceso ininterrumpido que le reporta lucidez y fuerza
motivante. Hay signos vocacionales que en un comienzo son insignificantes y,
con el tiempo, van adquiriendo progresivamente valor determinante y
configurador de la vocación.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 50

6 Pages 51-60

▲back to top

6.1 Page 51

▲back to top
A esos acontecimientos existenciales los llamamos señales de llamada17. Por la
densidad que entrañan, a quien los experimentan les resulta fácil localizarlos y
diferenciarlos en su historia personal. Proporcionan al sujeto conciencia
vocacional.
*Querer positivamente responder a la llamada de Dios.
Representa el criterio subjetivo de la vocación. Antes se hablaba de recta
intención vocacional, entendida como la voluntad firme y pronta de aceptar
consagrarse para siempre a Señor18. Hoy hablamos de motivaciones19,
entendiéndolas como aquel conjunto de fuerzas psíquicas que impulsan a
actuar en coherencia con la llamada20. Las motivaciones vocacionales, junto a
la conciencia de la llamada, impulsan al candidato a abrazar la vocación de una
manera responsable, dinámica y en constante superación.
¿Cuál sería la motivación específicamente vocacional? El seguimiento de Jesús
se basa en una sentida atracción por la persona de Jesús, su proyecto del
Reino. Esa es la motivación auténticamente válida. Pero ésta nunca aparece
sola ni con evidente nitidez, sino envuelta en muchas otras motivaciones que
pueden incluso ser contradictorias.
Es particularmente laboriosa y compleja la clarificación de las motivaciones
vocacionales inconscientes que suelen poner a prueba la pericia de los
animadores vocacionales. A ellas sólo se puede acceder por vía indirecta,
mediante indicios que desvelan su existencia. Tales motivaciones inconscientes,
tan difíciles de identificar a veces, suelen ser muy activas y dinámicas.
La Iglesia pide que, al abrazar la vocación de especial consagración21, el
candidato actúe con rectitud de intención y con libertad22 - con motivaciones
conscientes, auténticas y válidas-. El discernimiento de las motivaciones
vocacionales es decisorio para dar un juicio adecuado sobre la idoneidad del
candidato.
*Poder responder a la llamada de Dios.
La idoneidad representa el criterio objetivo de discernimiento vocacional. No
basta la recta intención. Es indispensable que el llamado demuestre disponer en
su vida ordinaria de las cualidades requeridas que traduzcan aquella intención
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 51

6.2 Page 52

▲back to top
en comportamientos y actitudes de vida. A todo ese conjunto de cualidades
denominamos con el concepto genérico de idoneidad.
Tal concepto agrupa aquellos requisitos de orden físico, intelectual, espiritual,
moral y pastoral que permitan al sujeto el desempeño de las exigencias
objetivas de su vocación. El juicio del discernimiento sobre la idoneidad tiene
por objeto determinar si se dan, de modo fundado sobre razones objetivas, las
cualidades que le hacen apto para vivir su vocación con la suficiente calidad.
La existencia de la llamada se expresa y confirma en los dones de naturaleza y
gracia recibidos (cf.Rm 12,3). Estos dones, otorgados por Dios en orden a la
vivencia de las exigencias de la vocación, constituyen otro argumento que
garantiza la autenticidad de la llamada23. A ese conjunto de dones la Iglesia los
llama requisitos. Por ser comprobables, permiten deducir la idoneidad del
candidato. Se han de examinar y cultivar de manera global. Diversas
declaraciones24 recogen los criterios de idoneidad requerida, referidos a la
edad mínima25, a la salud física, al equilibrio psicológico, a la índole del
candidato, a su capacidad intelectual y a su idoneidad moral y religiosa26.
Es preciso además no contar con contraindicaciones, circunstancias personales
negativas que impugnan la idoneidad del candidato. Entre ellas se encuentran
los impedimentos canónicos establecidos por el Derecho de la Iglesia27 y por
el del propio Instituto28.
*Ser consciente
Hoy, en particular, se atiende a la dimensión más dinámica de la idoneidad,
centrada en la consistencia vocacional29. Una persona es vocacionalmente
consistente cuando en su actuación, a nivel consciente o inconsciente, está
motivada por necesidades que están de acuerdo con los valores; en cambio, es
inconsistente cuando está motivada por necesidades (normalmente
inconscientes) disonantes con los valores vocacionales. Elemento central es la
relación entre necesidades y valores.
La persona vocacionalmente consistente sería, pues, aquella que está
armónicamente integrada, porque todos los componentes de su "yo" son
puestos en movimiento por la misma fuerza motivante y están orientados hacia
un mismo objetivo vocacional, interactuando constructivamente entre sí. Esa
persona vive en una situación de transparencia interna y externa: actúa
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 52

6.3 Page 53

▲back to top
impulsada por la fuerza del objetivo que persigue, capta su validez intrínseca,
se siente cautivada por él, lo quiere y se empeña concretamente por realizarlo
de forma estable. Es una persona «auténtica» y, precisamente por esto, puede
conseguir los fines que se propone.
Por el contrario, la persona inconsistente vive en un estado de desacuerdo
interno. No es dueña de su propia vida, porque una desconocida motivación
desmiente y contradice los valores que proclama. De esa manera se provoca un
conflicto del que la misma persona sufrirá sus consecuencias sin advertir su
origen.
.................................................................
1 La historia de la espiritualidad cristiana muestra que esta función de 'dirección espiritual' o
acompañamiento no ha sido atributo exclusivo de sacerdotes o religiosos (CE G THILS, Santidad
cristiana, Salamanca, 1965, 4a ed., p. 537). Por fortuna, en la actualidad los estudios recientes y,
sobre todo la praxis, confirman y promocionan esta diversificación de acompañantes.
2 Cfr. G ARANA, El acompañamiento espiritual durante el desarrollo del ministerio, en "El
acompaña miento espiritual en la vida y en el ministerio del sacerdote", Sevilla, 2001, p. 56.
3 CE L. M. GARCIA DOMINGUEZ, Discernir la llamada. La valoración vocacional. San Pablo, 2008,
p. 218.
4 Dentro de la inmensa bibliografía sobre el tema, me limito a citar la obra del cisterciense A.
LOUF, La gráce peut davantage. Laccompagnement spirituel (Desclée de Brouwer, Paris 1992), y
el artículo, de clara impostación ignaciana, de P. VAN BREEMEN, «Acompañamiento espiritual
hoy»: Manresa 68 (1996) 361-377.
5 Cf. GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. M., Afectos en desorden. Los varios autoengaños en la virtud, Col.
"Frontera-Hegian" n. 24; Instituto teológico de Vida Religiosa, Vitoria, 1999.
6 CE J. SASTRE, El discernimiento vocacional, Ed. San Pablo, Madrid, 1996.
7 Es el primero de los trabajos de la pastoral vocacional. CE Obra Pontificia para las Vocaciones
Eclesiásticas, Nuevas vocaciones para una nueva Europa, n. 33
8 Cf. GARCÍA DOMINGUEZ, L. Mª., Acompañamiento y discernimiento vocacional: Todos Uno 11
(1992) 5-32; J. SASTRE, Acompañar, Ed. Monte Carmelo, Burgos, 2002. Actualmente contamos
con una inmensa bibliografía que, afortunadamente, responde a una praxis en progreso
ascendente. Sugiero tan solo a esos dos autores merecedores de consulta por la fundamentación
y difusión de sus trabajos y, también, haberse involucrado en la Pastoral Vocacional:
9 Cf. E. FRANCO, El acompañamiento vocacional en Misión Joven 131 (1987) pp. 21-30.
10 Un desarrollo detenido de esas etapas se encuentra en mi libro Abrir el corazón. Animación
vocacional en tiempos difíciles y formidables, Publicaciones Claretianas, Madrid, 2007, pp. 183-
223.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 53

6.4 Page 54

▲back to top
11 Cfr. MISIONEROS CLARETIANOS, Directorio Vocacional nn. 158-162, donde se ofrece un
guión para la praxis de la lectio divina vocacional.
12 Cf. K. RAHNER-H. VORGRIMLER, Diccionario Teológico, Herder, Barcelona, 1966, p. 303.
13 Cf. JUAN MARÍA URIARTE GOIRICELAYA, Un presbítero ante la pastoral vocacional, Vida
Nueva 2.558 (2007) pp. 23-30.
14 Cf. Renovationis Causam, 4 del año 1969. Este criterio se ha venido manteniendo como
criterio fundamental de clarificación vocacional en la praxis pastoral.
15 Cf. C.R. CABARRUS, Seducidos por el Dios de los pobres: los votos religiosos desde la justicia
que brota de la fe, Narcea, Madrid, 1995. Junto a él otros autores interpretan muy
acertadamente el conjunto total de la vocación desde esta clave de "seducción".
16 CONGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA Y SOCIEDADES DE VIDA
APOSTÓLICA, Orientaciones sobre la formación en los Institutos Religiosos, n. 8
17 Toda esta temática la desarrollé ampliamente en MISIONEROS CLARETIANOS, Iniciación en la
vida misionera. Manual del Novicio Claretiano, Prefectura General de Formación, Roma, 2002, pp.
65-86.
18 Cf. Pablo VI, Summi Dei Verbum (4 noviembre 1963).
19 Son muchos los autores que han tratado este tema fundamental en el discernimiento. Por su
claridad pedagógica y su buena fundamentación sugiero la lectura de JESUS M. ALDAY, La vida
consagrada. Aspectos antropológicos, psicológicos y formativos, Publicaciones Claretianas,
Madrid, 2004,137-157.
20 Cf. A. CENCINI-A. MANENTI, Psicología y formación. Estructuras y dinamismos. Paulinas,
México, 1988, p. 348
21 Cf. J. DE SAHAGÚN LUCAS HERNÁNDEZ, La vida sacerdotal y religiosa, Atenas, Madrid, 1986,
p. 85.
22 Cf. CIC c.c. 642-643.
23 Cf. J. R. ALEGRE, Bases humanas de maduración vocacional: Todos Uno 121 (1995) pp. 11 -
63.
24 Cf. A. APARICIO (ed.), La vida religiosa. Documentos conciliares y posconciliares,
Publicaciones Claretianas, Madrid, 1990 2ª. Aparte del valor que tuvo Renovationis Causam
mientras estuvo vigente, hacemos aquí mención de Orientaciones para la formación en los
institutos religiosos n. 34, que a su vez, se hace eco de criterios ya presentados en el n. 11 de
Optatam Totius. Pero no son los únicos referentes, aunque sí relevantes.
25 Cf. CIC c. 643. 1.
26 Cf. E. MARTÍNEZ, ¿Sabéis si son aptos? Criterios para la observación de la madurez
psicológica: Studium 35 (1995) pp. 389-399.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 54

6.5 Page 55

▲back to top
27 Cf. CIC c. 643. 1.
28 Cf. CIC c. 643.2.
29 Cf. A. CENCINI-A. MANENTI, Psicología y formación. Estructuras y dinamismos, Paulinas,
México, 1994. En pp. 149 y siguientes desarrolla ampliamente este tema.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 55

6.6 Page 56

▲back to top
APROXIMACIÓN
A LOS JÓVENES INMIGRANTES
Gonzalo González9
Lo más importante para los jóvenes inmigrantes (98%) son los amigos, la
salud y la familia. Los lugares donde los jóvenes consideran que se dice lo
fundamental en cuanto a ideas e interpretaciones del mundo y de la vida son la
familia (88%) y el grupo de amigos (82%). También, aunque en menor
medida, los centros de enseñanza (66%), los libros (65%) y la Iglesia (57%).
Visión general de la inmigración por los jóvenes inmigrantes (%)
Totalmente De
de acuerdo acuerdo
Los inmigrantes le quitan el trabajo a los españoles
47,9
43,9
La presencia de inmigrantes ha hecho crecer la
4,2
27,4
delincuencia
Los inmigrantes deben esforzarse para adaptarse a las
18,7
58,3
costumbres y la cultura de los españoles y no al
revés
España necesita a los inmigrantes para mantener su
28,8
55,3
nivel de vida
En
desa-
cuerdo
3,2
31,2
11,1
9,5
Totalmente
en desa-
cuerdo
2,6
27,8
5,8
2,2
9 Gonzalo González Sanz es licenciado en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctorando
investigador en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid. Así mismo es Master
en Marketing & Sales Management por la Escuela de Negocios CESMA y en Comunicación Política e Institucional por la
Fundación Ortega y Gasset. Ha impartido clases de investigación social y opinión pública en las facultades de
comunicación de la George Washington University, Navarra y en la de Ciencias Políticas y Sociología de Granada.
También ha sido profesor de Psicología Aplicada a la Publicidad y Relaciones Públicas en el Centro Universitario
Villanueva de Madrid. Actualmente es Director de Investigación de GAD y dirige, entre otros proyectos, la Encuesta
Regional de Inmigración de la Comunidad de Madrid, el Barómetro Universidad-Sociedad de la UCM
(http://www.ucm.es/info/barometro/), el Barómetro COPE y la web www.electometro.com, dedicada a la publicación y
análisis de encuestas electorales. Es autor del Informe 2008 del Observatorio Juvenil de Cooperación Internacional
(http://www.ciong.org/ci/publicaciones.php) y de “Las portadas de El País 2000-2008”
(http://mastercompol.es/alumnos/alumnos-2007-2008/tesinas/). Colabora en el programa “La Lupa de las Noticias” de
Popular TV. Con el presente trabajo aborda y aúna las dos temáticas que forjan su labor sociológica, la juventud y la
inmigración.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 56

6.7 Page 57

▲back to top
España le da demasiadas facilidades a los inmigrantes
3,8
13,1
53,9
25,0
Empieza a haber demasiados inmigrantes en España
5,0
30,4
34,0
13,7
Hay que respetar todas las costumbres de los
26,6
58,8
7,0
1,6
inmigrantes, a menos que vayan contra la
Constitución
Lo que más le gusta a los jóvenes en su tiempo libre y de ocio es escuchar
música, reunirse con amigos (96% en ambos casos) y ver la TV (95%);
también son éstas las actividades que más practican. Todo lo relacionado con la
cultura (clases de música, visitar museos o exposiciones y tocar un
instrumento, pintar o escribir) es lo que menos les gusta y en lo que apenas
ocupan su tiempo libre.
Gustos y aficiones de los jóvenes (%) y concordancia entre gusto y práctica
Salir o reunirse con amigos
Escuchar música (discos, CD´s, MP3)
Ver TV
Ir a bares, cafeterías, pubs
Estar con tu pareja
Practicar el sexo
Hacer viajes, turismo
Escuchar la radio
Ir al cine
Ir a discotecas
Asistir a espectáculos en vivo: teatro, conciertos
Ir de tiendas
Jugar con el ordenador, playstation, gameboy (videojuegos)
Leer libros
Hacer algún deporte (incluyendo senderismo, yoga, caminar, bicicleta,
patinar…)
Asistir a eventos deportivos como espectador
Jugar con juegos tradicionales: cartas, dominó, juegos de mesa…
Cuidar animales y mascotas (perro, gato, etc.)
Cuidar el coche (limpieza, arreglos, tunning, etc.)
Tocar un instrumento, pintar o escribir
Visitar museos o exposiciones
Recibir clases de música, pintura u otras actividades artísticas
Le gusta
95,6
95,4
95,0
85,3
82,3
79,5
77,5
76,7
73,0
72,8
69,2
67,8
63,6
60,6
57,7
55,7
55,5
48,7
40,4
36,2
33,0
28,6
Practica
91,8
93,4
91,7
80,3
58,4
61,6
41,7
75,0
61,4
62,2
48,9
57,9
53,7
54,7
46,1
Diferencial
4
2
3
5
24
18
36
2
12
11
20
10
10
6
12
36,6
19
48,5
7
34,2
15
20,5
20
23,3
13
20,9
12
13,3
15
Respecto de los libros, esta dato contrasta con el tiempo dedicado a la
lectura: el 46% de los jóvenes lee durante menos de 1 hora a la semana y el
49% durante 5 horas como máximo, en línea con la escasa afición y práctica de
otras actividades culturales (tocar instrumentos, pintar, escribir, visitar museos
y exposiciones, etc.).
La política es lo que menos interesa a los jóvenes inmigrantes, casi en
absoluto: para el 73% de los entrevistados la política es poco o nada
importante en su vida.
En este sentido, la mayoría de los jóvenes cree que ni en la política (15%) ni en
Internet (32%) ni en la calle (37%) sean lugares donde se diga lo importante.
Respecto de los medios de comunicación, la opinión es controvertida: el 48%
afirma que sí frente al 47% que piensa que no.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 57

6.8 Page 58

▲back to top
Entre los principales problemas o amenazas que los jóvenes consideran en
su vida y para su futuro personal y profesional se encuentran el paro (86%), el
racismo y la xenofobia (76%), la violencia juvenil (72%), la falta de futuro
(70%) y la calidad en el empleo (70%).
Las organizaciones de voluntariado son las instituciones en las que más
confían los jóvenes inmigrantes (el 72% confía mucho o bastante), seguido del
sistema de enseñanza y de la seguridad social (58% en ambos casos). Las
instituciones que ofrecen menos confianza son los sindicatos (30%), las
grandes empresas y las multinacionales (34%) y la policía (38%).
Tipo de familia
La mayoría de los jóvenes inmigrantes vive con sus padres y en una casa
independiente. La estructura familiar responde, por tanto, a la típica familia
nuclear. Las relaciones que mantienen los jóvenes con sus padres son muy
satisfactorias, especialmente con la madre (90%).
En general, los jóvenes inmigrantes aceptan todas las formas de familia
excepto aquellas que se refieren a parejas del mismo sexo: las parejas
homosexuales, independientemente de que adopten hijos, no son consideradas
como una auténtica familia.
La forma de familia que recibe la valoración más alta es el matrimonio con hijos
(9,2), seguida de las parejas de hecho con hijos (7,1) y el matrimonio sin hijos
(7,0).
Los no creyentes y ateos son los únicos que tienden a considerar como una
auténtica familia a las parejas homosexuales (6,8 con hijos adoptados y 6,0 sin
hijos).
Opinión sobre las formas de vida que constituyen una familia (media)
Adaptación a la cultura española
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 58

6.9 Page 59

▲back to top
La mayoría de los entrevistados considera que como inmigrantes deben
adaptarse a la cultura de los españoles y no al revés (77%), siendo preciso
que los españoles respeten todas sus costumbres a menos que vayan contra la
Constitución (85% de acuerdo). La inmensa mayoría de los jóvenes
inmigrantes están de acuerdo con la idea de que quitan el trabajo a los
españoles (92%), viéndose a sí mismos en situación de competencia laboral
y como un sector de población necesario para mantener nuestro nivel de vida
(84%).
A una ligera mayoría le preocupa que la llegada de más extranjeros le
pueda afectar negativamente, a ellos o a su familia, en cobrar menos sueldo
(52%) y en encontrar trabajo (52%). Pero no creen que este hecho pudiera
hacerles perder su identidad cultural (84%), ni recibir peor enseñanza (78%) ni
deteriorar la asistencia sanitaria, como esperar en los hospitales (75%).
Tampoco consideran que la presencia de más extranjeros dificulte su acceso a
la vivienda.
Integración en España
La gran mayoría de los entrevistados se siente integrado en España (81%)
y cree que su situación en España es mejor que en su país de origen (70%)
También se sienten integrados en los ámbitos sociales fundamentales: grupo de
amigos (94%), familia (91%), estudios y trabajo así como en su barrio de
residencia (79% en ambos casos).
Valoración de la situación personal en España respecto del país de origen (%)
NS/NC hasta el 100%
Aún así, no se sienten todavía españoles: la mayoría de los entrevistados se
sienten más de su respectiva nacionalidad (59%) que españoles (6%). Uno de
cada cuatro (26%) se siente tan español como de su respectiva nacionalidad de
origen.
En el futuro, un 87% tiene intención de quedase en España, bien a trabajar
y a vivir definitivamente aquí (53%) o bien piensa permanecer por algún
tiempo y, después de ahorrar suficiente dinero, volver a su país de origen
(34%).
Ocho de cada diez jóvenes inmigrantes tiene relación o trato habitual con
españoles, fundamentalmente relaciones de amistad, trabajo, estudios y
vecindad. La mayoría de los jóvenes inmigrantes no se ha sentido solos en
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 59

6.10 Page 60

▲back to top
todo el tiempo que lleva viviendo en España (59%) mientras que cuatro de
cada diez reconoce que sí, que alguna vez se ha sentido solo. Este sentimiento
va disminuyendo conforme avanza la estancia en España. El tiempo es una
variable capital para explicar el nivel de adaptación.
Por otro lado, la percepción que los jóvenes inmigrantes tienen respecto del
trato que reciben de los españoles no termina de ser positiva: el 45%
opina que el trato recibido es de interés, amabilidad y normalidad, mientras que
el 37% percibe que es de desconfianza, desprecio y agresividad. El 17% cree
que es de indiferencia. En este sentido, hay que destacar que ocho de cada diez
inmigrantes no cree en España se den demasiadas facilidades a los inmigrantes.
Opinión sobre la Iglesia Católica y creencias religiosas
La imagen y valoración de la Iglesia Católica como institución es
mayoritariamente positiva. El 57% de los jóvenes manifiestan mucha o
bastante confianza en ella. En comparación con otras instituciones de
carácter global, la Iglesia se encuentra ligeramente por debajo de la Unión
Europea (60%) y por encima de otras instituciones de carácter universal como
la ONU (55%), de la OTAN (44%) y las empresas multinacionales (34%).
El 81% de los jóvenes inmigrantes afirma creer en Dios y no rechazan la
pregunta sobre Dios: ocho de cada diez entrevistados está en desacuerdo con
las afirmaciones “Para mí Dios no existe”, “Yo paso de Dios. No me interesa el
tema” y “No sé si Dios existe o no, pero no tengo motivos para creer en Él”.
La mayoría considera a Dios como algo superior que creó todo y de quien
depende todo (67%), bien como juez supremo de quien dependemos y quien
nos juzgará (64%) bien como padre bondadoso que nos cuida y nos ama
(63%).
Práctica religiosa (%)
NS/NC hasta el 100%
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 60

7 Pages 61-70

▲back to top

7.1 Page 61

▲back to top
El modelo sacerdotal cafassiano
San José Cafasso maestro y líder de Don Bosco
En noviembre de 1841 Don Bosco, después de cinco meses de la ordenación
sacerdotal, ingresó en la Residencia eclesiástica de Turín. La decisión fue
tomada principalmente por consejo de Don José Cafasso (1811-1860), su
compatriota, unos años mayor que él, pero ya conocido en Turín como director
espiritual y profesor de teología pastoral y moral. Entre junio y finales de
octubre, el joven sacerdote había realizado su trabajo como párroco - asistente
en Castelnuovo. Cuando se trató de decidir el camino a seguir, frente a algunas
de las alternativas posibles, decidió consultar a Don Cafasso al que ya conocía
de sus años de adolescencia (aproximadamente desde 1830)10 y que durante el
período de estudios en Chieri, había sido para él de valiosísima ayuda, material
y espiritualmente:
"Ese sacerdote santo escribió más tarde Don Bosco en sus "Memorias"-
escuchó todo, las ofertas, la insistencia de familiares y amigos, mi buena
voluntad para trabajar. Sin dudarlo un instante se dirigió a mí con estas
palabras: - Es necesario que estudie la moral y la predicación. Renuncie
por ahora a todas las propuestas y venga al Convitto" .11
Don Bosco y fue aceptado como estudiante de 1841 a 1844, primero como
estudiante, el último año, como un "repetidor" de moral. Don Cafasso, del que
el santo de los jóvenes alaba “las virtudes resistentes a toda prueba", “la calma
prodigiosa", “la serenidad" y "la prudencia",12 se convirtió en su confesor y guía
espiritual desde entonces hasta 1860 (año de la muerte). Verificando las
cualidades del joven sacerdote y adivinando las posibilidades futuras, lo llevó
actividades pastorales de frontera en las cárceles de la ciudad, en las obras de
la Mendicidad Instruída (especialmente las escuelas primarias de la ciudad
dirigidas por los Hermanos de las Escuelas Cristianas) y otros organismos o
instituciones que trabajaban en el ámbito juvenil y popular en las zonas de
exclusión y de nuevos problemas sociales.
En manos del maestro Don Bosco se confió sin reservas para el discernimiento,
en los ámbitos espiritual, pastoral y laboral, particularmente durante los
10 Cf. G. BOSCO, Memorie dell’Oratorio di S. Francesco di Sales dal 1815 al 1855. Introduzione, note e testo critico a cura
di Antonio da Silva Ferreira, LAS, Roma 1991, pp. 51-52 (I,480-518).
11 Ivi, p. 116 (II,699-704).
12 Cf. ivi, p. 118 (II,730-733).
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 61

7.2 Page 62

▲back to top
primeros años de su ministerio turinés. "Quiero reconocer la voluntad de Dios
en su decisión y no quiero poner nada de lo que yo quiero",13 le dijo a la hora
de decidir qué otras opciones para después de los tres años de internado.
Cafasso optó entonces en una dirección aparentemente contraria a las
inclinaciones de Don Bosco, quien señala: "era esta también la voluntad del
cielo, como me fue asegurado en lo sucesivo":14 lo colocó en las obras
asistenciales para mujeres de la marquesa Giulia Falletti Barolo (1785-1864),
bajo la dirección del teólogo Juan Bautista Borel (1801-1873). Este último, una
figura prominente en el ambiente de Turín, fraternalmente le dio la bienvenida
y lo apoyó en las actividades del domingo con los jóvenes, ayudándole a pasar
de la fase experimental del Oratorio a aquella más organizada y estable; lo
apoyó directa y personalmente en la catequesis, en la predicación y en varios
servicios pastorales entre los jóvenes; lo puso en contacto con los ambientes
más vivos del clero y del laicado católico.
Por su parte Don Cafasso continuó dirigiendo espiritualmente a Don Bosco,
defendiéndolo y sosteniéndolo ante las hostilidades y en las dificultades:
„dejadlo ahcer a su manera‟, acostumbraba repetir a todos. Gracias a él Mos.
Luis Fransoni (1789-1862), arzobispo de Turín, se alineará de parte del joven
sacerdote de Castelnuovo y le otorgará toda su confianza.
Además del Magisterio de la cátedra (para el que se inspiraba en San Alfonso
María de Ligorio), a aquel del confesonario y a las experiencias pastorales
seleccionadas, San José Cafasso cultiva la formación de los jóvenes sacerdotes
de la residencia eclesiástica a través de la dirección espiritual, personal y
comunitaria, acentuada con tonos ignacianos. El ejercicio mensual de la „buena
muerte‟ y los ejercicios espirituales anuales, en particular, fueron algunos de los
momentos más eficaces y profundos de su acción formativa. Continuando con
una iniciativa lanzada por el teólogo Luis Guala (1775-1848) - que se inspiró en
la tradición espiritual de la amistad cristiana y sacerdotal, fundada por el jesuita
Nicolás Diessbach (1732-1789), en la que había crecido el fundador de los
Oblatos de María Virgen Pio Bruno Lanteri (1759-1830) - Cada año se organiza
unas tandas de retiro al santuario de San Ignacio de Lanzo Torinese. Uno de los
cursos se reservó para los sacerdotes: Los alumnos del internado, en primer
lugar, y todos aquellos que querían participar. Él mismo Cafasso predicó, ya
sean meditaciones, ya sean instrucciones, alternándose con otro
conferenciante.
Incluso después de estudiar como alumno, Don Bosco realizaba los ejercicios
anuales de San Ignacio animados por el Maestro, prestándose a la vez a la
predicación, y para las confesiones.
Los temas tratados por San José Cafasso en los ejercicios espirituales del clero
son valiosos para comprender los patrones y valores a los que se inspiró en la
dirección espiritual y formación de los sacerdotes. Emerge con claridad y
eficacia que "el modelo sacerdotal", que es el punto de referencia constante del
clero subalpino en la segunda mitad del siglo XIX. Sobre él, San Juan Bosco dio
forma a su vida espiritual y a su práctica pastoral. La identificación de los
rasgos característicos del modelo nos proporciona pistas importantes para
13 Ivi, p. 127 (II,951-952).
14 Ivi, p. 128 (II,956-960).
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 62

7.3 Page 63

▲back to top
comprender y reconstruir su personalidad sacerdotal y e intuir las motivaciones,
los ideales y aspiraciones, difíciles de encontrar en otros lugares debido a la
resistencia natural del santo para revelar su mundo interior.
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 63

7.4 Page 64

▲back to top
Forum.com
Índice general. Curso 2010/2011
Núms.: 90-98
Presentación
El reto de la vuelta al cole (24 de septiembre de 2010, nº 90, p. 1).
Orar lo cotidiano (24 de octubre de 2010, nº 91, 1).
Adviento…educar (se) en la esperanza (24 de noviembre de 2010, nº 92, 1).
Celebrar la Navidad (24 de diciembre de 2010, nº 93, 1).
Da mihi animas cetera tolle (24 de enero de 2011, nº 94, 1).
Tiempo de Cuaresma (24 febrero de 2011, nº 95, 1).
Los amó hasta el extremo…(24 de marzo de 2011, nº 96, 1).
Un cielo nuevo y una tierra nueva (24 de abril de 2011, nº 97, 1).
Verano, tiempo de santidad (24 de mayo de 2011, nº 98, 1).
Retiros
Óscar Bartolomé, “Rema mar adentro” (septiembre de 2010, nº 90, 3-9).
Bonifacio Fernández,”Actitudes ante la reestructuración” (octubre de 2010, nº
91, 3-9).
Tiziana Loghitano, “Configurarse con Cristo: el ministerio de la cordialidad”
(noviembre de 2010, nº 92, 3-9).
Juan Carlos Rodríguez, “Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la
cumplen” (diciembre de 2010, nº 93, 3-8).
José Cristo Rey García Paredes, “Pasión por la misión. Entrega del Evangelio y
de la propia persona” (enero de 2011, nº 94, 3-9).
Gregorio Iriarte, “Para formar comunidad” (febrero de 2011, nº 95, 3-7).
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 64

7.5 Page 65

▲back to top
Pablo Largo Domínguez, “Dichosa tú, que has creído” (marzo de 2011, nº 96,
3-8).
Pablo Largo Domínguez, “Vendrá a ti”. El Espíritu Santo en la vida y en la
misión de María” (abril de 2011, nº 97, 3-9).
Dolores Aleixandre, “Polillas, ladrones y tesoros. Avisos y cautelas para tiempos
y retirada” (mayo de 2011, nº 98, 3-9).
Formación
Ángel Cordovilla Pérez, “El sacerdote y la formación intelectual” (septiembre de
2010, nº 90, 10-18).
José Ramón Busto Sáiz, “El sufrimiento, ¿roca del ateísm o ámbito de la
revelación divina?” (octubre de 2010, nº 91, 10-22).
Santiago Madrigal, “El aggiornamento, clave teológica para la interpretación del
Concilio” (noviembre de 2010, nº 92, 10-20).
Virginia Cacigal de Gregorio, “Hasta que la muerte nos separe. La violencia de
género” (diciembre de 2010, nº 93, 9-17).
Ana García-Mina Freire, “La mitad de la vida. Tesoros en vasijas de barro”
(enero de 2011, nº 94, 10-18).
Elena Gismero, “El cuidado del cuerpo en la sociedad contemporánea” (febrero
de 2011, nº 95, 8-16).
Fernando Vidal Fernández, “Igual de únicos. Un paradigma filial de igualdad”
(marzo de 2011, nº 96, 9-17).
José Francisco Arrondo Vázquez, “Con lo antiguo y con lo nuevo: ir haciendo
espiritualidad” (abril de 2011, nº 97, 10-20).
José María Rodríguez Olaizola, “La hora de los indecisos” (mayo de 2011, nº 98,
10-17).
Comunicación
Marisa Regueiro, “Miguel Delibes, de Valladolid al cielo” (septiembre de 2010,
nº 90, 19-30).
Omar Montilla, “Noam Chomsky elaboró la lista de las 10 Estrategias de
Manipulación a través de los medios” (octubre de 2010, nº 91, 23-25).
Cándido Genovart Roselló et alii, “La calidad docente en el cine: contraste entre
la ficción y el documental” (noviembre de 2010, nº 92, 21-34).
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 65

7.6 Page 66

▲back to top
José Ignacio Pedregosa, “El cartel” (diciembre de 2010, nº 93, 18-21).
Marc Vilarassau Alsina, “Liturgia y compromiso” (enero de 2010, nº 94, 19-27).
Maite López, “Cantando vienen con alegría” (febrero de 2011, nº 95, 17-22).
Julián Abad, “El velo islámico en Occidene. Una lectura sociocultural” (marzo de
2011, nº 96, 18-24).
Laura Oliva Zárate y María Luisa Sevillano García, “Relación entre la televisión y
la manifestación de problemas conductuales en niños preescolares” (abril de
2011, nº 97, 21-27).
Julián Pindado, “Socialización juvenil y medios de comunicación social: algunas
cuestiones clave” (mayo de 2011, nº 98, 18-27).
Vocaciones
Lucía Caram, OP, “Experiencia de Dios desde la contemplación. Fuente que
mana y corre” (septiembre de 2010, nº 90, 31-45).
Carlos Prieto Dávila, “Experiencia de Dios desde el encuentro con los pobres.
Manantiales de riqueza” (octubre de 2010, nº 91, 26-40).
Ignacio Yepes, “Experiencia de Dios a través de la música. El susurro de las
aguas”, (noviembre de 2010, nº 92, 35-41).
Pascual Chávez Villanueva, “Aguinaldo del Rector Mayor para el año 2011.
Venid y veréis. La necesidad de convocar” (diciembre de 2010, nº 93, 22-28).
Pascual Chávez Villanueva, “Venid y veréis. La necesidad de convocar” (enero
de 2011, nº 94, 28-32).
Pascual Chávez Villanueva, “Venid y veréis. La necesidad de convocar III”
(febrero de 2011, nº 95, 23-33).
Pascual Chávez Villanueva, “Venid y veréis. La necesidad de convocar IV”
(marzo de 2011, nº 96, 25-28).
Juan José Bartolomé, “El Jesús del cuarto evangelio como modelo. Necesidad de
convocar” (abril de 2011, nº 97, 28-41).
Pascual Chávez Villanueva, “Venid y veréis. Para una pedadogía de la cultura
vocacional” (mayo de 2011, nº 98, 28-40).
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 66

7.7 Page 67

▲back to top
La solana
Joan Chittister, “Relaciones” (septiembre de 2010, nº 90, 46-49).
Joan Chittister, “Adaptación” (octubre de 2010, nº 91, 41-45).
Joan Chittister, “Posibilidad” (noviembre de 2010, nº 92, 42-44).
Joan Chittister, “Miedo” (diciembre de 2010, nº 93, 28-32).
Joan Chittister, “Novedad” (enero de 2011, nº 94, 33-36).
Joan Chittister, “Transformación” (febrero de 2011, nº 95, 34-36).
Joan Chittister, “Autoridad” (marzo de 2011, nº 96, 29-32).
Joan Chittister, “Arrepentimiento” (abril de 2011, nº 97, 42-51).
Joan Chittister, “Consecución de logros” (mayo de 2011, nº 98, 41-43).
El anaquel
Ildefonso García Nebreda, “Reseña de Escritores conversos, de Joseph Pearce”
(septiembre de 2010, nº 90, 50-51).
José Ramón García, “Reseña de El Diario de la felicidad de Nicolae Steinhardt”
(octubre de 2010, nº 91, 46-47).
José Ramón García, “Reseña de La columna y el fundamento de la verdad de
Pável Florenski” (octubre de 2010, nº 91, 48-52).
Ildefonso García Nebreda, “Reseña de cautivado por la aegría de C.S. Lewis”
(octubre de 2010, nº 91, 53-54).
Joaquín Salinas, “San Damián de Veuster, Apóstol de Molokai, servidor de Dios
y servidor del hombre” (octubre de 2010, nº 91, 55-61).
René Cruz Flores y Gabriel López Morteo, “Una visión general del m-learning y
su proceso de adopción en el esquema educativo” (noviembre de 2010, nº 92,
45-60).
Juan González Anleo-Pedro González Blasco, “Fundación Santa María. Jóvenes
españoles 2010” (diciembre de 2010, nº 93, 33-37).
José Antonio García, “Esa eterna desconocida: la voluntad de Dios” (enero de
2011, nº 94, 37-45).
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 67

7.8 Page 68

▲back to top
Julio Lois Fernández, “Cristo y la opción por el pobre” (febrero de 2011, nº 95,
37-45).
Dolores Aleixandre, “Yemas y cenizas” (marzo de 2011, nº 96, 33).
Francesc Torralba Roselló, “Ser laico en la Iglesia y en el mundo” (marzo de
2011, nº 96, 34-47).
Juan Carlos Martos, “Acompañamiento en la pastoral vocacional” (mayo de
2011, nº 98, 44-55).
Jóvenes españoles 2010
Juan María González-Anleo, “Los valores de los jóvenes y su integración socio-
política” (enero de 2011, nº 94, 46-55).
Luis Ayuso, “Juventud y familia” (febrero de 2011, nº 95, 46-51).
Maite Valls, “Las creencias religiosas de los jóvenes” (marzo de 2011, nº 96,
48-51).
José Antonio López, “Ocio, consumo y medios de comunicación” (abril de 2011,
nº 97, 52-56).
Gonzalo González, “Aproximación a los jóvenes inmigranes” (mayo de 2011, nº
98, 56-61).
Centenario de Don Rua
Miguel Rúa, “Carta del Rector Mayor. Observaciones sobe las Constituciones y
del Reglamento” (septiembre de 2010, nº 90, 61-68).
Pascual Chávez, “Don Rua: El espíritu de Don Bosco, las vocaciones y la buena
prensala fidelidad a la Vida Consagrada” (octubre de 2010, nº 91, 62-70).
Miguel Rúa, “La pobreza” (noviembre de 2010, nº 92, 61-62).
Miguel Rúa, “Las virtudes del salesiano” (diciembre de 2010, nº 93, 38-40).
Bicentenario de san José Cafasso (1811-1860)
Segundo Cousido, Cronología(diciembre de 2010, nº 93, 41-42).
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 68

7.9 Page 69

▲back to top
Benedicto XVI, “San José Cafasso” (diciembre de 2010, nº 93, 42-45).
Giuseppe Tunetti, “La figura de Don José Cafasso en perspeciva histórica”
(enero de 2011, nº 94, 56-67).
G. Buccellato, “El Convitto Eclesiástico de Turín: un modelo de formación
presbiteral en el ottocento italiano” (febrero de 2011, nº 95, 52-65).
G. Buccellato, “Algunas influencias de la escuela del Convitto sobre las opciones
pastorales de don Bosco” (marzo de 2011, nº 96, 52-60).
José Cafasso, “Rasgos de la espiritualidad sacerdotal en las Meditaciones de san
José Cafasso” (abril de 2011, nº 97, 57-65).
Antonio da Silva Ferreira, “El modelo sacerdotal cafassiano”, en G. BOSCO,
Memorie dell‟Oratorio di San Francesco di Sales dal 1815 al 1855 (mayo de
2011, nº 98, 61-63)
Índice General. Curso 2010-2011 (mayo de 2011, nº 98, 64-69).
Forum nº 98|El verano tiempo de santidad... 69