A ejemplo de Don Bosco |
Inspectoría
Salesiana de “Santiago el Mayor" León , 24 de
diciembre de 2005 nº 49
MAMÁ MARGARITA, UNA MAMÁ ESPECIAL
«Su presencia materna en Valdocco contribuyó decisivamente a hacer “familiar” el clima de Valdocco: “Su heroico trasladarse a Valdocco sirvió para dar al ambiente de aquellos pobres jóvenes el mismo estilo familiar del que brotó la sustancia del Sistema Preventivo y muchas modalidades tradicionales vinculadas a él. Don Bosco había experimentado que la formación de su personalidad tenía su raíz vital en el extraordinario clima de entrega y bondad (‘donación de sí’) de su familia en los Becchi, y quiso reproducir sus características más significativas en el oratorio de Valdocco con aquellos jóvenes pobres y abandonados” (D. E. Viganò, En el año de la familia, ACG 349, junio 1994, pág. 27)» (Aguinaldo del Rector Mayor 2006).
ÍNDICE
Retiro ………………………...3-10
Formación………………….10-13
Comunicación.……..........14-17
El anaquel…………….......18-36
Revista fundada en el 2000
Edita y dirige:
Inspectoría Salesiana "Santiago el Mayor"
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Apdo. 425
24080 LEÓN
Tfno.: 987 203712 Fax: 987 259254
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Maqueta y coordina: José Luis Guzón.
Redacción: Segundo Cousido y Mateo González
Depósito Legal: LE 1436-2002
ISSN 1695-3681
RETIRO
“LLAMADOS, CONSAGRADOS, APÓSTOLES”
Basilio Díaz Rollán
PUNTO DE PARTIDA: ARTÍCULO 3 DE LAS CONSTITUCIONES:
INTRODUCCIÓN: EL MESÍAS:
Comienzo con una historia: Un famoso y floreciente monasterio había ido decayendo en el número y fervor de sus monjes. Así que el abad decidió salir a pedir consejo y orientación a un sabio maestro espiritual. Habiéndole explicado la situación del monasterio, el sabio le contesto: “La causa de esta situación es consecuencia de un pecado que habéis cometido, un pecado de ignorancia: un monje de la comunidad es el Mesías disfrazado y no lo sabéis”.
Durante el viaje de regreso al monasterio, el abad sentía como su corazón se desbocaba al pensar que el Mesías, el mismísimo Mesías, se encontraba en el monasterio, pero, claro, “disfrazado”. Y aunque en el monasterio todos tenían defectos, a pesar de todo, uno de ellos tenía que ser el Mesías. Pero, ¿quién?. Todos los monjes, al ser informados, se preguntaban lo mismo. Sin embargo una cosa era cierta: si el Mesías estaba allí disfrazado, no era probable que pudieran reconocerlo. De manera que empezaron todos a tratarse con respeto, consideración y hasta afecto. “Nunca se sabe, pensaba cada cual para sí cuando trataba con otro monje, tal vez sea éste...”.
El resultado no se hizo esperar. El monasterio recobró su antiguo ambiente de gozo desbordante. Pronto volvieron a acudir decenas de jóvenes pidiendo ser admitidos en la Orden y en la Iglesia volvió a escucharse el jubiloso canto de los monjes, radiantes de alegría y felicidad.
1. LLAMADOS: LA VIDA COMO VOCACIÓN
En nuestra sociedad materialista, el tener se ha convertido en la suprema e incontenible aspiración de mucha gente. Y en aras del tener se sacrifica el ser, que es el supremo valor de la persona. La riqueza no está en lo que se tiene, sino en lo que se es. Además, como para tener hay que hacer, se está anteponiendo también el valor del hacer al supremo valor del ser. En una sociedad como la nuestra, tecnificada y competitiva, se valora el rendimiento y la eficacia. Y así se ha elevado a gran ideal el hacer junto al tener. Pero lo definitivo y lo que da plenitud, no es lo que hacemos o tenemos, sino lo que somos.
Esta confusión de valores crea en la actualidad, principalmente en muchos jóvenes, pero también nos puede afectar a nosotros, religiosos, desorientación y evasivas frente a una opción vocacional de por vida.
A.- Los ideales: Porque toda vocación firme se asienta y tiende a la realización de un ideal. Decía Chesterton: “Toda la grandeza del individuo radica en su ideal”. El ideal, por tanto, es un valor fundamental de cada persona y de cada grupo. Es un poderoso motor que nos impulsa a la acción y a una acertada orientación en la vida. Nunca podremos alcanzarlo del todo, pero, para lograr metas, hay que poner alto el listón de los ideales. Aunque el ideal tiene su proyección hacia el futuro, hacia metas aún no alcanzadas, es el que da sentido al presente.
En el presente se va realizando el proceso de consecución del ideal y se debe llegar a adoptar un valor como norma de vida personal. Precisamente he de lograr el mayor grado de interiorización del valor cuando lo acepto como norma de mi vida y lo desarrollo, lo defiendo y me comprometo con él. La primacía de ese valor me lleva a someter todos los demás valores – jerarquía de valores – a la consecución de ese valor prioritario. Es lo que se llama el ideal: una idea-valor que centra todos los esfuerzos e ilusiones para lograr la autorrealización personal, y que ayuda a luchar, a soñar y a alcanzar una meta en la vida. En cierto modo se identifica con la vocación. Lo que da sentido y orientación a la vida es dedicarla a aquello a lo que nos llama Dios a través de nuestra voz interior, que se sirve de diversas mediaciones.
B.- Proceso personal, ideal y fe: Siempre se ha dado mucha importancia al ideal. Para orientar bien la vida bastaba simplemente con plantear correctamente los ideales u objetivos, partiendo de un orden establecido por Dios, y de responder con generosidad tratando de acomodar la propia subjetividad a los valores preconcebidos. Sin embargo, en la actualidad se da mayor importancia al proceso personal, a la subjetividad, a los sentimientos, y no se perciben tan claramente los valores como algo objetivo y previo. La gran ventaja de acentuar el proceso es que la persona toma la vida n sus propias manos y vive desde las opciones personales, dando así a la vida un sentido de autenticidad y coherencia. Pero tiene el peligro de instalarse en el subjetivismo, sin tolerar que se le imponga nada desde fuera. Mientras que la importancia del ideal radica en que lleva a la persona a abrirse al sentido absoluto de la existencia, y le empuja a no quedarse al vaivén de los sentimientos y de lo relativo y superficial. Sin embargo, si se acentúa demasiado el ideal, se corre el peligro de no poner las bases necesarias para dar solidez a las opciones personales y, puede ocurrir, que se construya demasiado pronto el tejado y nos olvidemos de los cimientos. Porque lo que da equilibrio y realiza la síntesis entre el proceso personal e ideal es la fe. Porque las grandes opciones de la vida difícilmente se hacen por procesos. Es necesario también el salto de la fe, que, a veces, se convierte en un salto en el vacío. Por eso la fe es una aventura.
C.- Llamada vocacional: Cada persona tiene una misión particular en el mundo, es decir, está “para algo”. Ese “estar para algo”, que, en definitiva, es “para alguien”, es lo que normalmente llamamos vocación. Para aceptarla con responsabilidad tendré que cultivar unos valores fundamentales que me ayuden a hacer una elección acertada. Además para un cristiano que abre la Biblia, está claro que Dios llama a cada uno a su misión concreta y particular. Lo hace de diversas maneras, pero, sobre todo, a través de mediaciones. Para descubrirlas y descifrarlas se requiere mucha atención e ilusión. También hay que tener en cuenta que nunca se ve del todo claro y, en ocasiones, habrá que dar un verdadero salto en el vacío para tomar la decisión vocacional adecuada .
Pero corremos el riesgo de que encerrados en nosotros mismos, sin ideales que valgan la pena, buscamos seguridades. Encadenados a nuestros miedos y complejos, somos incapaces de arriesgarnos. Para aceptar la vocación personal es necesario mirar hacia nuestro ideal y, a pesar de los riesgos, ponerse en camino.
2. CONSAGRADOS
La vida consagrada debe responder a los signos de los tiempos desde su misión profética. “Remar mar adentro” es la actitud que ha pedido Juan Pablo II, y nos ha recordado el Rector Mayor, con frecuencia, en el inicio de este tercer milenio de nuestra era. Y esto hay que hacerlo desde la fidelidad, la audacia y la creatividad que deben caracterizar la vida consagrada.
A.- Tres fidelidades: El 70% de las congregaciones religiosas fundadas desde el comienzo de la Iglesia han desaparecido. ¿ Qué dinámica o vitalidad interna hace que otras se revitalicen o permanezcan durante siglos? ¿ Qué les permite vivir y florecer a unas mientras otras desaparecen?... Se cree que depende de tres fidelidades: fidelidad a Cristo, fidelidad al carisma, fidelidad al mundo. Así lo expresó el Concilio Vaticano II: “La adecuada renovación de la vida religiosa implica dos procesos simultáneos: un retorno permanente a las fuentes de toda vida cristiana y al carisma original propio de una comunidad y la adecuación de esa comunidad a las circunstancias de los tiempos” Y concreta aún más al decir: “ Por cuanto la norma fundamental de la vida religiosa es el seguimiento de Cristo tal como lo propone el Evangelio, éste ha de considerarse por todas las comunidades como suprema ley”
No pude ser de otra manera, ya que el darse por entero al Señor, seguirle y continuar su misión es la razón de la vida consagrada. Además la inspiración y el carisma del fundador determina la forma concreta y peculiar de ese seguimiento y de u misión en el mundo. Por otro lado, la adaptación a las necesidades de los tiempos es fundamental para que la vida religiosa sea significativa para cada época y lugar. Debe responder a las aspiraciones y necesidades del mundo sin caer en el “espíritu del mundo”. Los religiosos somos enviados al mundo para transformarlo llevando los valores del Evangelio, y no para ser vencidos por él. Estamos llamados a testimoniar la trascendencia de Dios y la encarnación del Verbo, la fraternidad en una vida comunitaria auténtica, el amor a la oración y a la contemplación, llevando un estilo de vida sencillo y evangélico. Y en un mundo con tanta opresión y pobreza tendremos que ser testigos de la alegría y la esperanza y, sobre todo, de la presencia liberadora de Cristo Jesús.
B.- Fidelidad y audacia: La exhortación apostólica “Vita Consecrata” pide a los consagrados comprometerse en la tarea con “fidelidad y audacia” para responder a los retos y necesidades del mundo actual. Y para que miremos con optimismo al futuro, nos anima con estas palabras: Vosotros, no solamente tenéis una historia gloriosa que recordar y contar, sino también una gran historia que construir. ¡ Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo en vosotros grandes cosas!”
La religiosa Joan Chittister, analizando la situación actual de la vida consagrada escribe: “ No es la pérdida de las instituciones lo que los religiosos deben temer, es la pérdida del fuego, el carisma mismo. Es la pérdida potencial de la presencia profética que golpea hoy la raíz de la vida religiosa. La vida religiosa debe recordar al mundo lo que puede ser, lo que debe ser, lo que mayormente debe ser, en lo más profundo, en lo mejor de él mismo, en lo más humano. La vida religiosa vive en la frontera de la sociedad para criticarla, en lo más profundo para confortarla, en elepicentro de la sociedad para interpelarla. La vida religiosa debe recordar al mundo la voluntad de Dios. El carisma es el fuego en el ojo de Dios, que se fija en el nuestro. ¿ Quién va a preguntar los porqués de la vida en cada tiempo si no son los religiosos en la Iglesia? ¿Quiénes pueden ser llamados religiosos si no lo hacen?” Hasta aquí la cita de libro “El fuego en estas cenizas”.
C.- Inmersos en el misterio de Cristo: “Tan pronto como creí que había un Dios, comprendí que no podía hacer más que vivir para El. Mi vocación religiosa data del mismo momento que mi fe” Así escribía Carlos de Foucauld, que está a punto de ser beatificado y cuyo itinerario espiritual tuvo una enorme influencia en la Iglesia del siglo XX. Desde el desierto del Sáhara describía de esta manera el aspecto de su sacerdocio con el que más se identificaba: “Mi apostolado tiene que ser el de la bondad. Tengo que conseguir que las gentes digan cuando me vean: Este hombre es tan bueno que su religión tiene que ser buena. Si alguien me pregunta porqué soy amable y bueno, tengo que responder: porque sirvo a alguien que es mucho más bueno que yo.
El religioso debe buscar la orientación y el paradigma en Jesucristo, mediador entre Dios y los hombres. Cristo es la figura radical de todo religioso.
D.- Vida contemplativa: La vida religiosa contemplativa testimonia y vive radicalmente lo que todos necesitamos: contemplar desde nuestra luz interior el amor inmenso de Dios, en la oración, en la meditación, en la liturgia, en el trabajo diario, en la alegría de compartir la vida de cada día. Teresa de Lisieux gran contemplativa y gran misionera, halla la solución en lo que es la quintaesencia de su vida contemplativa: desempeñar en el corazón de la Iglesia el servicio del amor.
E.- Vida profética: La vida consagrada es profética. Nace como carisma, como don del Espíritu en el seguimiento radical de Jesús, para la gloria del Padre. Tiene un carácter auténticamente trinitario y debe mantener el equilibrio evangélico de estar en el mundo, sin ser del mundo. Eso quiere decir que se siente “ cordialmente dentro y críticamente fuera”, según expresión de Bonhöeffer para juzgar sabiamente a la luz de la fe, los acontecimientos del mundo actual. Y para encontrarse y colaborar con la fuerza del Espíritu, que, sin duda, trabaja activamente dentro de este mundo. Todos los consagrados tienen que vivir una realización concreta del profetismo. Juan Pablo II la ha descrito así: “La verdadera profecía nace de Dios, de la amistad con Él, de la escucha atenta de su palabra en las diversas circunstancias de la historia. El profeta siente arder en su interior la pasión por la santidad de Dios, y, tras haber acogido la Palabra en el diálogo y en la oración, la proclama con la vida, con los labios y con los hechos, haciéndose portavoz de Dios contra el mal y contra el pecado. ( V. C. Nº 84)
F.- Santidad: Esta es la voluntad de Dios: que os santifiquéis. El Espíritu de Dios comunica a la Iglesia y a toda la humanidad su luz y su amor a través de los santos que llenan la historia. Empezando por María de Nazaret, la primera discípula de Jesús y la primera cristiana. La mayoría han sido y son personas sencillas que viven el Evangelio de Jesús y lo muestran en las obras. Y es que sigue habiendo muchos santos auténticos entre nosotros. Hay “apóstoles” que dedican su tiempo a enseñar, a educar, a evangelizar. Hay “mártires”, que, de diversas maneras, superan todo tipo de dificultades y dolores por vivir en cristiano en el mundo de hoy. Hay hombres y mujeres, esposos y padres, y muchos jóvenes que hacen de su vida un sí permanente al amor a Dios y al prójimo.
Nuestra vida religiosa consagrada debe ser escuela de santidad, o no será nada.
G.- Comunidad: La práctica del Evangelio no se puede realizar a solas. Nadie puede servir a Cristo viviendo aislado. Los que compartimos la misma fe en Cristo Resucitado, nos reunimos en su nombre, celebramos la Eucaristía y vivimos en los sacramentos su presencia viva. Ponemos en común nuestras angustias y esperanzas, nuestras alegrías y nuestras penas y nos ayudamos mutuamente. Y, juntos, nos sentimos responsables del anuncio del Evangelio. Formamos comunidades tratando de que Jesús sea el centro que les da luz y calor.
La comunidad auténtica no solamente tolera la diversidad, sino que la necesita. No se impone un modelo uniforme que no deje desarrollar la propia libertad y responsabilidad. Por el contrario, debe ser un espacio donde se ponen en común los talentos, los carismas, las propias ideas e iniciativas respetando las diferencias. Todo ello para seguir dando testimonio de Jesucristo en el mundo actual.
3.- ENVIADOS, APÓSTOLES: Jesús tenía la certeza y casi la obsesión de ser enviado por el Padre. El evangelio de Juan lo repite hasta cuarenta veces. Y su envío lo trasmite a sus discípulos: “Yo los he enviado al mundo como Tú me enviaste a mí”. Este envío se repite y actualiza constantemente. Nuestra misión viene del Padre, por Jesucristo, por la fuerza del Espíritu Santo, a través de la Iglesia. Su finalidad es la construcción del Reino de Dios, que es realidad más amplia que la Iglesia.
Todos los bautizados somos enviados. Lo importante en la misión, más que lo que hay que hacer , es la dependencia y unión con el que envía. Y esta misión se realiza en comunidad y, a la vez, crea comunidad. El religioso ha de recuperar continuamente la conciencia de enviado. Lo que ha de hacer, no es tanto tarea de él, sino de quien le envió. La eficacia, el éxito queda en manos del Dueño de la mies. De ahí la necesidad de responder con fidelidad, como “servidores de Cristo”. A la vez, esta actitud nos ayuda a superar la sensación de impotencia frente a la magnitud de la misión. Cuando no podemos pescar, hemos de recordar que el Señor de la barca y de la misión es Jesús. Allí donde nosotros no podemos, Él puede. En realidad, los religiosos somos enviados para ser testigos del amor del Padre.
A.- Raíces de la misión: Saberse enviado significa estar unido a Dios. Si nos quedamos al margen de la misión, sin sabernos enviados, no es posible la unión con Dios. La misión tiene raíces tan profundas que llega hasta el misterio de la Trinidad. Allí nace. En el hecho de que el Hijo procede del Padre está el origen de nuestra misión. Al llegar la plenitud de los tiempos, esa “procedencia” se convirtió en “misión”: el Hijo fue enviado a este mundo. Y, en Jesús, todos somos enviados con la fuerza del Espíritu Santo.
La misión supone renuncia porque hay que dar la vida. Y también la renuncia pertenece al misterio de la Trinidad, en el que el Padre se da totalmente al Hijo y el Hijo al Padre. Por lo que el envío, la misión del Hijo, está bajo el signo de la renuncia: “Se despojó de su rango, tomando la condición de esclavo... se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de Cruz”, nos dice San Pablo en su carta a los Filipenses. También la beata madre Teresa de Calcuta decía: “Siempre pienso que soy un pequeño lápiz en las manos de Dios. Él piensa y escribe. Él lo hace todo y en ocasiones le resulta francamente difícil, porque, a veces, el lápiz no tiene punta y Él tiene que sacarle punta nuevamente”. Cada día hemos de asumir nuestra misión pues se nos puede pedir algo nuevo, porque Dios amanece cada día con un rostro nuevo.
B.- Portadores de la Buena Nueva: ¡ Llevar la Buena Nueva! Esa es la misión de los religiosos. Dios quiere la felicidad para todos y todos los hombres y mujeres del mundo desean ser felices. La felicidad debería ser el pan de cada día: consiste en tener lo necesario para vivir, recibir el consuelo cuando la vida es demasiado dura, amar y ser amado, contar con la amistad, la paz, la libertad, la justicia, la fe,... Pero constatamos que en esta tierra son demasiados los pobres, los marginados, los perseguidos,... Y, mientras tanto hay personas que no quieren compartir, que todo lo acaparan y hasta lo roban para ellos mismos. Se diría que hay quienes quieren impedir que otros sean felices.
Sin embargo, en el mundo hay también muchos hombres y mujeres de corazón abierto y que no se cruzan de brazos. Buscan la paz, practican la justicia y la solidaridad, respetan la dignidad y los derechos de los demás, luchan contra el hambre y construyen un mundo más fraterno. ¡ Son portadores de la Buena Nueva ¡ De esta manera los cristianos, y, en especial, los religiosos, ponemos en práctica nuestro amor a Dios y nuestra fe en Jesucristo. Se trata sencillamente de seguir el camino y el programa de las Bienaventuranzas propuestas por Jesús.
C.- Terapia de Shock: La vida consagrada tiene en la Iglesia la misión de presentar “modelos eficaces” de seguimiento de Jesús en cada tiempo y lugar. Debe ser significativa, de tal manera que muestre lo que haría Jesús en las circunstancias actuales. Por ejemplo, frente una sociedad de consumo injusta y causante de una pobreza masiva, la opción preferencial por los pobres y marginados del mundo será un signo claro de seguimiento de Jesús y de vivencia del Evangelio. Quienes se comprometan a vivir radicalmente esta opción ayudarán a la Iglesia a descubrir mejor quién es Jesús y quién es el Dios de Jesús.
Pero corremos el peligro de adaptarnos a la sociedad de consumo, haciendo así llevadero el Evangelio, de manera que no incomode demasiado a nadie. En esta situación, nosotros los consagrados, estamos llamados, desde nuestra función profética, a provocar una “terapia de shock”para la Iglesia y la sociedad. Igualmente debemos detectar y señalar las nuevas situaciones en que el Espíritu Santo quiere que entre y se comprometa la Iglesia. De lo contrario, si también los religiosos nos instalamos confortablemente en el marco de la Iglesia y de la sociedad, desvirtuamos nuestra vocación profética y, consecuentemente, el sentido mismo de nuestra vida consagrada. Sólo la experiencia de Dios, en un seguimiento radical de Jesús, acorde con las necesidades del mundo, proporcionará modelos actuales de seguimiento. Parece que un testimonio fundamental y necesario hoy es el de la vida comunitaria, como signo claro de que Dios es comunión, de que la Iglesia es comunidad cristiana, y de que es posible crear comunidades que vivan en paz, justicia, amor y verdadera fraternidad.
4.- CONCLUSIÓN: EL EQUILIBRISTA:
Para concluir una historia, que quizá ya conozcáis: EL EQUILIBRISTA:
Un equilibrista tendió la cuerda entre dos edificios muy altos que distaban cuarenta metros entre sí. Ante un numeroso público, y pidiendo fe y confianza en él, se subió dispuesto a caminar sobre la cuerda desde un edificio a otro. El público le manifestó su confianza y el equilibrista logró realizar su hazaña. Y dirigiéndose a la multitud que le aplaudía dijo: “Ahora voy a pasar por segunda vez sobre la cuerda, pero sin la ayuda de la vara. Con más razón necesito su fe y confianza en mí”. La gente, asombrada y aplaudiendo con entusiasmo, observaba cómo el equilibrista caminaba sobre la cuerda.
Realizada con éxito esta segunda prueba, anunció la tercera: “Ahora viene lo más difícil: pasaré por última vez, pero empujando una carretilla sobre la cuerda. Necesito más que antes que confíen y crean en mí”. La multitud guardó silencio y nadie se atrevía a creer que fuera posible. “Basta que una sola persona crea en mí y lo haré...” Entonces alguien que estaba detrás gritó: “Sí, yo creo que puedes hacerlo y confío en ti. El equilibrista, para estar seguro de su confianza, le emplazó: “Si de veras confías en mí, ven conmigo y súbete a la carretilla”.
“Subir a la carretilla”, podría se una metáfora de nuestro compromiso de llamados, consagrados y enviados, que confiamos plenamente en Dios.
FORMACIÓN
La misión de la Vida Consagrada 1
«La
gente le preguntaba: ¿qué tenemos que hacer?» (Lc
3,10)
«A
lo que debemos ser fieles no es a ninguna institución, por muy
elevadas que sean sus miras. La fidelidad, pura y simplemente, busca,
paso a paso, lugar a lugar y proyecto a proyecto, únicamente la
voluntad de Dios y la apasionada presencia del Evangelio en un mundo
que se siente más familiarizado con la Iglesia que con Cristo, más
comprometido con la caridad que con la justicia, más involucrado en
la opresión que en la igualdad, más dedicado a mantener la fe de
nuestros padres proscribiendo los pronombres femeninos de los textos
sagrados que a liberar el ímpetu de la Buena Nueva. Realmente
debemos analizar cuidadosamente a qué somos fieles, no sea que la
fidelidad sea nuestra ruina» (Joan Chittister. El fuego en estas
cenizas. Espiritualidad de la Vida religiosa hoy. Santander 1998. pp.
116-1
17).
9.1. El nido de la cigüeña
¡Ay!
—se lamentaba la cigüeña desde lo alto de la espadaña de la
iglesia—, cada día es más difícil ser cigüeña.
Y una mirada de nostalgia la devolvió a tiempos pasados donde ser cigüeña era todo un privilegio inalcanzable para la mayoría de las aves migratorias.
Abundaban
charcas apetecibles donde bullían las culebras y los sapos. Estaba
asegurado nuestro sustento y nuestro futuro. Ahora las charcas se han
desecado, los animales apetecibles escasean y la contaminación
avanza tocando con sus dedos sucios las pupilas transparentes del
agua.
Eran
numerosas las torres de las iglesias, enhiestas y elegantes, lejos
del alcance de los desaprensivos. ¡Qué seguridad teníamos
entonces, nosotras y nuestros cigoñinos! Ahora las espadañas se han
derrumbado y los postes eléctricos se convierten para nosotras en
una amenaza permanente. ¡Cuántos de nuestros congéneres se han
visto sorprendidos por una descarga hasta quedar reducidos a cenizas!
¡Éramos
tantas! Daba envidia contemplar nuestro vuelo, todas uniformadas,
cruzando el cielo ante la admiración de todas las aves. Ahora los
pesticidas, los cables de alta tensión, los cazadores furtivos, nos
han convertido en un blanco fácil y en una presa segura. ¡Nos
extinguimos!
Nuestras
crías disfrutaban en lo alto de la torre, seguras de su alimento.
Hoy nos vemos obligadas a merodear por los basureros, a la caza de
cualquier desperdicio humano olvidado entre el hedor de los suburbios
de la marginación. ¡Ah! ¡Qué injusta ha sido la vida con
nosotras!
En
estos pensamientos andaba cuando un viento fuerte, arreció contra
ella y sus plumas se vieron envueltas en un incontrolable vaivén.
¡Vaya! —se dijo—. Va siendo hora de emigrar a tierras más
apacibles. Este viento es agresivo e inmisericorde. Y decidió
ponerse en camino hacia el sur.
Quiso
levantar el vuelo pero le faltaban fuerzas. No tenía reservas
suficientes en su piel y sus plumas estaban manchadas por la suciedad
del estercolero. Es el fin, —pensó por un instante—.
No
seré capaz de soportar el frío del cierzo y el azote del vendaval
en lo alto de la espadaña. Y miró resignada al cielo dispuesta a
soportar el destino implacable que parecía cernirse sobre ella.
El
inmenso nido, en otro tiempo ocupado por dos o tres cigoñinos, se
veía vacío y triste. ¡Si al menos —pensaba la cigüeña—
hubiera podido criar un cigoñino para sentir su compañía y su
calor, en medio del invierno, todo sería más llevadero! Pero aquel
año la crueldad de los insecticidas había envenenado al único
cigoñino después de haber levantado su primer vuelo. Éste fue el
golpe más duro. Y hasta llegó a pensar que ya no merecía la pena
ser cigüeña en aquellas circunstancias.
Se
acurrucó en la inmensidad de su nido, su viejo nido, en la espadaña
de la vieja iglesia, esperando que el destino tomara la última
decisión.
De
repente una sombra amenazante cubrió, como un zarpazo, el nido de la
espadaña. ¡Fuera de aquí, estúpido! ¿Crees que soy un puñado de
carroña? El águila, alertada por la debilidad de la cigüeña, se
acercó amenazante por si podía sacar alguna tajada de la situación.
Siempre estaba al acecho.
La
cigüeña, se levantó enhiesta, infló su pecho y comenzó un
ruidoso crotoreo, como en los mejores tiempos, y consiguió alejar al
águila señorial y amenazante. Un sentimiento de orgullo la invadió
por entero. ¡Aún no estoy muerta! —pensó—. Me queda mucha
dignidad y orgullo para seguir luchando por mí y por mi futuro.
¡Vete de aquí pajarraco de mal agüero!
Un
rayo de luz, apareció entonces, entre los oscuros nubarrones que
presagiaban el invierno, y su calor, aunque débil, consiguió
acariciar el plumaje de la cigüeña y hasta calentar suavemente sus
miembros ateridos. Sintió que el corazón le latía más aprisa y
que un nuevo vigor inundaba su corazón.
Soy
vieja —pensó— estoy sola y cansada, me acecha el frío del
invierno, pero nadie podrá arrebatarme mis mejores recuerdos, mis
experiencias vividas, ni mi ilusión escondida. Soy una cigüeña y
seguiré siéndolo hasta el último instante de mi vida. Y levantando
el vuelo se puso en camino, con la mirada puesta en el sur y sin
perder de vista el sol, que era su orientación y su energía más
necesaria.
Al
cruzar la vieja toma que protegía el pueblo, descubrió emocionada
que otras cigüeñas, en bandada, volaban también hacia el sur
aprovechando la inmensa misericordia del sol venido de lo alto. Y
apurando sus últimas fuerzas se colocó al final de la bandada y
sintió que su cansancio se aliviaba.
La
corriente de aire del vuelo de sus compañeras facilita ba su vuelo y
le ahorraba esfuerzos innecesarios. ¡Es hermoso —se dijo—
saberse acompañada en el vuelo! Y notó que el cansancio de todas se
hacía menor con la unidad de todas. Quedar- se sola, en lo alto de
la espadaña, hubiera sido su condena.
En la planicie se veían
las iglesias, abandonadas por las cigüeñas, solas y tristes. Y
pensó que sólo por ser la belleza de las iglesias merecía la pena
volver de nuevo el próximo año.
Había
que cambiar de estrategia —eso parecía claro— porque no podía
vivir eternamente añorando tiempos pasados, que ya no volverían, ni
soñando con grandes bandadas que ya no existían. Cada día tiene su
afán.
Su presencia en lo alto de la torre era suficiente para
llenar de colorido y de fiesta el viejo pueblo y recordar a las
gentes que llegaba San Blas, y con él, un tiempo nuevo de anunciada
primavera que volvía a imponerse a la crueldad del invierno.
Al
fin y al cabo ella no era un ave sagrada, ni estaba por encima de la
realidad de cualquier ave, ni siquiera estaba convocada a tener
privilegios especiales por su condición de cigüeña. Pero, eso sí
tenía derecho a su nido. Ese nido que año tras año había ocupado
y que había heredado de sus antepasados. Un nido que había
construido con su esfuerzo y en el que había criado sus cigoñinos.
En
los últimos tiempos habían querido quitar su nido de la torre de la
vieja iglesia porque pesaba demasiado y rompía la esbeltez de la
espadaña. Pero ella no estaba dispuesta a ceder ni un solo palmo.
Las torres de las iglesias necesitan su nido para ser ellas mismas y
cada nido necesita sus cigüeñas. Y decidió que si, en su ausencia,
quitaban el nido de la vieja espadaña, ella volvería de nuevo por
san Blas y comenzaría de nuevo, rama a rama, a confeccionar su nido
otra vez.
El
sol del sur calentaba con más fuerza sus miembros y la cigüeña
sentía que sus músculos cansados por el largo viaje se llenaban de
vigor. No hay invierno que no sea por fin vencido, pensó. No hay
crisis que no encuentre su ocaso. Tal vez sea necesario volar más
hacia el sur donde no hay grandes torres de iglesia pero sí hay
hermosas charcas y viejos árboles capaces de acoger a las cigüeñas
y agradecerles su presencia.
Parece
claro que las cigüeñas necesitan del sol para vivir y, si les
falta, se mueren ateridas por el frío del invierno. Sin perder la
vista del sol merece la pena ser cigüeña. Cigüeñas libres, como
el viento, dispuestas a marchar hacia cualquier lugar porque siempre
habrá una torre más o menos noble dispuesta a acoger un nido para
sus cigoñinos.
COMUNICACIÓN
LA COMUNICACIÓN ¿Qué es la comunicación?2
Como
podemos constatar, la comunicación ha dado pasos prodigiosos, con
desarrollos increíbles.
¿Qué ha llegado a ser hoy la comunicación? Puede responderse brevemente diciendo: «De un conjunto de medios (prensa, cine, radio, televisión, discos, audiovisuales...) hemos pasado a una cultura compleja.»
Si
queremos encontrar una definición de comunicación, tenemos sólo el
embarazo de elegir: diccionarios, obras especializadas, actividades
prácticas... ofrecen un número inabarcable de definiciones.
Si
luego elencamos todas las tecnologías de comunicación, nos
encontramos ante un mapa gigante del comunicar.
Si preguntamos a los futurólogos, nos responderán que la comunicación es el porvenir de la humanidad.
Si
preguntamos a los técnicos y a los inventores, nos responden que la
comunicación aumentará en cantidad y calidad.
Los
industriales, por su parte, nos dirán que la comunicación
constituirá, cada vez más, un enorme mercado económico a escala
mundial con monopolios y olígopolios.
Los
productores de comunicación (creativos, actores, difusores...)
describen la comunicación como una fuente infinita para la
creatividad humana.
La
difusión de las varias tecnologías a escala mundial y el uso cada
vez más frecuente de productos comunicativos nos dicen que la
comunicación no conocerá penurias.
El
uso persuasivo que se hace de la comunicación nos ayuda a entender
que será cada vez más una forma de poder en la sociedad.
La
actual evolución de los estudios sobre los efectos de la
comunicación (para el individuo y para la masa) nos llama la
atención hacia el cambio de ideas presentado por los estudiosos y
por las investigaciones empíricas.
La
progresiva constitución de las ciencias de la comunicación nos
evidencia que estamos ante un fenómeno muy complejo.
Todos
estos elementos nos dicen que la comunicación es una cultura difusa.
¿Qué piensa el Magisterio de la Iglesia acerca de la comunicación?
De
una actitud de sospecha y condena, el Magisterio ha pasado a una
visión más equilibrada: los medios de comunicación son neutros
porque pueden servir al bien o al mal.
Posteriormente,
se ha empezado a usar la comunicación como un arma buena contra la
comunicación mala. Con Pío XII los medios de comunicación pasan a
ser dones de Dios, providenciales para la evangelización. Es la
visión positiva que luego retomará el Vaticano II.
La
exhortación Communio
et progressio,
aún repitiendo que los medios son dones de Dios, empieza a hablar de
la autonomía de la comunicación como realidad humana.
La
encíclica Redemptoris
missio
y la Aetatis
novae
presentan ya la comunicación como una cultura.
Evangelizar no es servirse de los medios, sino ante todo, un proceso de inculturación en la mentalidad y en los lenguajes de la comunicación.
El
Magisterio de la Iglesia sobre la comunicación ha ensanchado el
carisma paulino, pues yendo más allá de la evangelización como
predicación directa e indirecta, ha añadido:
*
El compromiso de una inculturación;
* la educación crítica y creativa a la comunicación como hecho pedagógico humano y cristiano;
* el pensar la comunicación como fenómeno cultural complejo;
* poner en relación las ciencias de la comunicación y las ciencias de la fe.
¿Hacia dónde va la comunicación?
Resumiendo
brevemente la historia de la comunicación, podemos decir que hemos
pasado de la monomedialidad a la multimedialidad y la
intermedialidad.
Hoy
conviven los mass media, los mini medía y, los llamados, new media.
Es una fase de paso para la organización multimedial.
Esta
base futura cuenta ya con las tecnologías necesarias: paso del
lenguaje analógico al lenguaje digital (o numérico) del láser,
fibras ópticas, los satélites, las redes, las memorias virtuales...
Estas
tecnologías enlazadas mediante ordenador hacen posible la
multimedialidad.
El
producto inicial que lleva a la multimedialidad es el hípertexto.
Del hipertexto se pasa a la multimedialidad gracias a la lógica de
sistemas conectados en red y a la interactividad en el uso.
Las
fronteras de la comunicación son: las autopistas de información, la
inteligencia artificial y la realidad virtual.
Cambios conectados a la comunicación
Los
desarrollos de las tecnologías de la comunicación contribuyen,
justamente con otros elementos, a un cambio en la mentalidad general.
La
conexión entre medio y contenidos requiere no sólo disponer de un
buen mensaje, sino también tener competencia en el lenguaje medial.
La
coexistencia entre información y comentario necesita una gran
disponibilidad de datos más que la seguridad de poseer la verdad.
La
equivalencia entre verdad, verosimilitud y posibilidad hacen difícil
la búsqueda de una verdad objetiva.
La
nivelación del tiempo y de la memoria constituye un problema para la
tradición y la coherencia de vida y de compromiso con los valores.
La
coexistencia de lenguajes involucra al receptor en todos los
sentidos, planteando un problema a toda monomedialidad.
El
paso de la linealidad a las asociaciones en el consumo de
comunicación interroga a las instancias educativas (familia,
escuela, partidos políticos, asociaciones...) y a la pedagogía de
la fe (catequesis, liturgia, pastoral, espiritualidad...).
La
nivelación de unicidad y pluralidad debida a la abundante
comunicación requiere profundidad interior y proporción para poder
ser elegidos a participar en el mercado mundial.
Estos
elementos de mentalidad general producidos por la comunicación
actual tienen sus consecuencias en todos nosotros y sobre todo en los
comunicadores:
a)
El sentido misionero de la fe (personal y comunitaria) deberá cada
vez más preocuparse por los destinatarios, ya que la comunicación
actual se funda en la centralidad del receptor. «Hacerse todo a
todos», es decir, poner en el centro del proceso comunicativo la
preocupación pastoral, de hacer comprensible el evangelio.
b) El compromiso de fe misionera requiere la coherencia de vida entre apostolado y motivación sobrenatural. Todo debe ser fruto de la fe.
c)
El desarrollo de la multimedialidad exige en los comunicadores:
sólida formación general, preparación especializada, capacidad
organizativa, aptitud para trabajar en grupo, mentalidad abierta a
otras culturas, capacidad creativa, espíritu de colaboración, ansia
misionera...
«Llamados
a usar los medios más modernos para evangelizar, debemos estar
siempre en marcha»: la vocación de comunicadores nos debe empujar
siempre hacia el futuro donde siempre nos encontraremos con el
Espíritu de Dios.
El
ANAQUEL
PARABOLA SEXTA
Luis Lozano
EL ARPA DE DIEZ CUERDAS
La asamblea de los signados empezaba siempre con música. Cítaras, arpas, flautas y címbalos se conjuntaban a las voces de los hombres de toda raza, pueblo y nación, y cantaban el cántico nuevo cuya letra decía: Digno es el cordero Degollado de recibir el honor, el poder, la sabiduría, la fortaleza, la riqueza, la gloria y la bendición. Y todas las criaturas del cielo y de la tierra, las del abismo y las de los cielos se unían a la sinfonía clamando el nombre, la gloria y el honor del Cordero Degollado por los siglos de los siglos. Este fue el cántico nuevo, el definitivo himno salvador.
INFORMA NOÉ
El mundo preservado de la destrucción del diluvio, empezó a reorganizarse con los descendientes de Noé.
Por esto, San Pedro indicó al Patriarca que comentara la organización social que nació con sus hijos y nietos., a David que hablara de los instrumentos. La tierra era de campesinos, pastores, beduinos y artesanos. Ellos – explicaba Noé – desarrollaron en aquella Edad del Bronce, la vid y la música.
Tubal fue el padre de cuantos tocan las cítaras, flautas y arpas, aclaraba David a la asamblea. Es verdad que Tubal era descendiente del fratricida Caín; pero Dios Padre dijo a los nuevos humanos que cantaran, porque la música , de cualquier instrumento era buena.
Parece que Tubal había conocido a Euterpe, la musa griega que inventara la flauta. De ella se reían los faunos del bosque porque inflaba los dos carrillos al tocarla. Tubal se inspiró en ella.
El arpa de diez cuerdas surgió de la alegría del pueblo cuando trasladaron el Arca de la Alianza de la casa de Obededón a quien había llenado de bendiciones , al palacio de Sión., la casa de David.
Durante millones de años el pueblo cantaba , danzaba; pero la música hay que renovarla como se renueva el habla, la oración y el culto.
Dios Padre quiere oír siempre un cántico nuevo. El hizo distinto el céfiro de la brisa, el cierzo del solano; la música del viento es distinta al mediodía, distinta en el ocaso que en la aurora. Cada pulsación del universo es distinta; porque Dios es nuevo cada día. Y el Hijo hizo nuevas todas las cosas.
El quiere que nuestro canto sea siempre nuevo. El definitivo cántico nuevo es el que cantamos en esta comunión : el cántico que celebra la victoria del hombre sobre la bestia; la victoria de los que están inscritos en el Libro del Cordero.
EL CÁNTICO VIEJO Y EL CÁNTICO NUEVO
El cántico antiguo era cántico de lamento. Esa es la canción de los desconsolados, desesperanzados, de los vencidos.
De los sauces llorones de los ríos de Babilonia siguen colgando sus cítaras, arpas y címbalos los vencidos. Tienen las manos entecas, la lengua pegada al paladar; los brazos cruzados de inanición , cobardía y desesperanza.
Quien así comentaba era Cisneros, el sabio cardenal español, que conocía el Libro en todas las lenguas clásicas , y recibía regularmente noticias de la Iglesia de Alcalá.
Nosotros hemos colgado las arpas, seguía lamentándose; pero los que nos deportaron no nos piden las canciones de Sión, quieren que cantemos sus propias canciones; las canciones del destierro de Dios. Hemos dejado nuestras arpas en el ángulo oscuro del olvido y , colgadas de las ramas secas de la nostalgia, se han dormido las cuerdas como el pájaro se duerme en las ramas.
Y los que nos deportaron a este destierro quieren cantos; los que nos ataron las manos nos piden alegrías.
Nos impiden los cantos de Sión, han silenciado nuestra vida. Son gentes desterradas que nos llevaron a su destierro. Nos han colgado las arpas en los llorones sauces de los museos.
Los órganos de nuestras catedrales las han cambiado en manifestación cultural; las imágenes sagradas, en exposición; las canciones de Sión, en discos.
Nos hemos quedado con nuestros cánticos; pero cuando cantamos endechas no lloran; cuando invitamos a la danza, no se alegran.
Nuestras arpas cuelgan de sauces más llorones que nunca; no cantamos, lloramos; ha sustituido el lamento al cántico en esta Babel confusa y muda de cantos de Sión.
Se nos quedan secas las manos, se nos pega la lengua al paladar; no tañen nuestras campanas; enmudecen los esquilones; nuestros campanarios solo dan las horas del tiempo fugitivo, no avisan ya del tiempo, del paso de Dios.
AL IR FUERON LLORANDO
Dios Padre apreciaba las reflexiones de su Eminencia Francisco; pero no era el canto que le gustaba oír. Por eso, dio la palabra a Esdras y Nehemías, que volvían, para que explicaran los problemas del destierro.
Nos llevaron atados y nos pedían que cantáramos los cánticos de Sión. Pero cómo íbamos a cantarlos en tierra extranjera ; se reirían de nuestros cantos; no eran como los suyos. Ellos eran los hijos de Edom, el pueblo del peludo Esaú.
¡Ojalá sus hijos se estrellaran en la roca sobre la que se erige el templo! Quien así interrumpió era Tobiel, padre de Tobit, uno de los desterrados.
Nos pedían nuestros cantos, siguió diciendo, nosotros que los cantábamos en el templo de Jerusalén cuando subíamos las tribus de Israel; entonces estábamos alegres.
Era de ver el cortejo que se formaba: primero los cantores, detrás, los músicos con arpas de diez cuerdas; en medio, las vírgenes sonando címbalos, ¡ Cuál sonaban las trompetas, cuál los salmos de David; cuál vibraban las cítaras templadas y los tímpanos y cuerdas, las flautas y todos los instrumentos!
Porque del monte de Sión saldrá la ley, de Sión , el Salvador.
JEREMÍAS SE LAMENTA
Eran muchos los que en la Asamblea de Comunión celeste gustaban de oír los lamentos. Por eso Dios Padre dejó a Jeremías que desgranara los suyos.
A una multitud que había superado el mundo, la tristeza y las lágrimas, le resultaba extraño pero nostálgico recordar las desgracias que por ser creyentes tuvieron que soportar en las Babilonias sin Dios, en las Nínives sin Ley.
Jeremías se lamentaba de la ruina de Jerusalén. El Profeta veía en visión profética la ruina del actual pueblo de Dios.
Explicó que todos los siervos de Dios Padre conservan en su mente un diccionario de los males que caen sobre todas las Jerusalén divinas.
¡Alef! Perdón , Dios de Sión, porque te van fallando tus amigos; te vuelven la espalda naciones enteras, pueblos escogidos: se van tras los dioses sin alma del consumo, del hedonismo y laxismo. Dioses que, lo saben, no pueden salvar.
¡ Oh letra Beth llena de lágrimas! Desencadenan guerras devastadoras por señuelos étnicos, incluso religiosos. ¡Sales a las plazas de muchas naciones, desfallecidos de hambre; pasas por sus calles, muertos de bala!
¿ Cómo van a cantar los justos los cánticos de Sión? Apuntó Esdras.
Muchos, siguió Jeremías, plañen por la letra Guimel, por los tribunales injustos, que matan a los enviados de Dios Padre en nombre de la ley - ¡ Siempre la ley! - O de la religión -¡ Siempre la religión! – ¡Ved vosotros justos que pasasteis por esos caminos si hay mayor dolor que ese!
Muchos otros se lamentaban por la letra Dalet, al ver que se olvida el culto al Dios creador que los puede salvar, y se arrodillan ante los ídolos de la plata, del oro, del petróleo, de disfrute rápido y fácil..
Abandonan el templo de Sión y su culto de suave olor, y a sus sacerdotes les hacen funcionarios.
La tierra es un diccionario ordenado en alfabeto, abecedario de desgracias : desde la Alef a la Tau que recoge todos los males del mundo.
Y en la tierra, dijo Dios Padre, siguen colgando sus cítaras de los sauces llorones del lamento.
En este punto intervino Malaquías que con visión optimista dijo: Pero en todo lugar de ese mundo diverso , desde el orto hasta el ocaso, es grande el nombre del Señor entre los pueblos, porque en todo lugar conocido se ofrece a su nombre sacrificios humeantes y oblaciones puras: el sacrificio y la oración de mi Hijo, que clama con gemidos y lágrimas para que sea escuchada su intercesión por el hombre.
Este es el cántico nuevo, dijo Juan absorto en sus visiones; es el cántico que escuché ya en Patmos.
JEREMÍAS CULMINA EL CÁNTICO
Dios Padre, que estaba un tanto preocupado por los lamentos, dio la palabra de nuevo a Jeremías para que rectificara lo que fuera necesario y profetizara en su nombre las Bienaventuranzas de siempre.
Dirigió el Profeta su palabra al pueblo que seguía en destierro peregrino, y mandó Dios que sus correos llevaran este canto renovado a todas las Babilonias, Nínives y ciudades de Edom. Y que lo escucharan todos los que vivían en el mundo , pero no eran del mundo.
Ya les dije a los desterrados que vivían en Babilonia en tiempos de Nabucodonosor, que el destierro sería largo; les dije que durante ese tiempo, hasta la venida del siervo de Dios, construyeran casas y las habitaran; que plantaran huertos y comieran sus frutos; que tomaran mujeres y engendraran hijos e hijas; que se multiplicaran, que no disminuyeran.
Seguía hablando Jeremías: les insistí que procuraran la prosperidad de las ciudades en que se asentaran; que oraran a Dios Padre por sus habitantes, porque su prosperidad sería su prosperidad; que se insertaran en la ciudad terrena como levadura en buena harina.
Porque los designios del Señor eran y son hoy , ayer y siempre, designios de paz y de salvación.
DIOS PADRE RENUEVA EL MENSAJE DE JEREMÍAS
Y fue beneplácito de Dios Padre el discurso del Profeta. Y asintió toda la Asamblea.
Y todos los responsables de grupos apostólicos, congregaciones, diócesis y moradas santas – de todo el pueblo de Dios -, enviaron mensajeros para que escucharan la intervención de Jeremías, con el encargo de que lo pusieran en práctica .
Era una orden divina, sin glosa ni dilación. Que aunque vivieran en babilonias paganas o en nínives corruptas, aunque los persiguieran, no tuvieran miedo a los tribunales; sus labios hablarían las palabras justas porque el Espíritu del Hijo de Dios había puesto su tienda en esa tierra para siempre.
Y el Hijo añadió : que no se olviden de que llevo aún sobre mis hombros la oveja perdida y de que fui a la tierra en busca de pecadores.
No dejéis de cantar el cántico nuevo, aunque os digan que no cantéis, que os recluyáis en vuestros templos; que os quedéis con vuestro mensaje.
¡Descolgad las arpas mudas de las ramas secas de los sauces de los ríos del mundo; cantad, cantad, sí, los cánticos de la nueva Sión! Fue la última intervención de Jeremías, Profeta de lamentos y de bendiciones.
EL CÁNTICO NUEVO
Fue el señor de Sales, Francisco, quien recibió el encargo de Dios Padre para interpretar el sentido del nuevo Salmo del destierro.
Retomando el discurso del Profeta, explicó que el nuevo cántico del Dios de Sión era el cántico del Dios encarnado. Cantar se debe , dijo , el canto de la Virgen niña, del Nacimiento de Belén, de las bodas de Caná, de las tardes de pesca en el Lago, de las lágrimas de Betania, de los sudores de sangre, de los caminos de Emaús, de los peces sobre el ascua en la arena; el cántico del Tabor y del Gólgota..
Cantar se debe el cántico de la Cruz que será siempre leve y llevadera. Muchos no entienden aún hoy ese cántico; aunque es nuevo es nuevo, ya lo cantó el Señor.
Siempre
habrá quien os confunda pidiendo que cantéis sus cánticos: los
cantos de la suerte de los dados para dividirse el vestido de Dios;
de los que manejan a Dios para que baje de la cruz; los que retan
a los creyentes para que resuelvan los problemas del mundo con gesto
mágico.
Cantar se debe el canto de la cruz y el aleluya; del camino abierto y del oasis escondido.
Y al pasar por ese camino, cantar se debe a todas las criaturas del cielo y de la tierra; también las amapolas rojas de la cuneta, los arroyos sin puente, las avenidas de rosas con espinas.
CÁNTICO NOVÍSIMO
Cantar se debe al sol y a las estrellas del nuevo amanecer, a la pálida luna de la noche oscura, a los océanos que reúnen todas las aguas vivientes –limpias y sucias- del mundo.
Cantar se debe el cántico nuevo de la mujer, del niño y del peregrino; el cantar del atleta, del inventor arriesgado, del sabio humilde y del obrero sabio.
Cantar se debe al joven, intervino Juanito Bosco , que estaba sosteniendo los papeles a Francisco de Sales, a la juventud, al niño y al adulto pobre, a los desarrapados y faveleros desnudos. Cantar se debe alegremente. Nada de colgar las arpas sobre las ramas secas del lamento; cantar se debe un cántico nuevo en patios y caminos; cantar se debe con guitarras, gaitas, bombos, platillos y trompetas; cantar se debe con alegría porque el Padre Dios es santo en la alegría.
…Y una multitud innumerable de chavales que llenaban la asamblea aplaudió con todas sus fuerzas, ante el asombro de muchos obispos y cardenales y el regocijo de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu.
Como se armó mucha algarabía con tanto chiquillo gritando, el bueno de Pedro dio por terminada la sesión que empezó en Lamentaciones y terminó en un Cántico nuevo que nadie sabía cantar más que los signados.
Porque el Cordero había vencido a la gran ramera, la Babilonia, la que exigía a los desterrados que cantaran los cánticos sagrados de Sión en tierra extranjera.
LA ALTA COMEDIA EN DVD
El Cultural (26.05.2005) p. 78
1.
Ser
o no ser (1942), de
Ernst
Lubitsch
Tan divertida como furiosa, tan punzante como delicada. La película que en plena Segunda Guerra Mundial se atrevió a hablar con todas las letras de los desmanes del nazismo. Ignorada y despreciada entonces, hoy es sin miramientos la gran obra del maestro Lubitsch, donde la fina ironía se transforma en transgresión y los capítulos históricos en un juego de ficciones.
2. Misterioso asesinato en Manhattan (1993), de Woody Allen
Es el Woody más imaginativo y juguetón el que crea esta obra- homenaje a la historia del cine y al género policíaco. Junto a Diane Keaton, Alan Alda y Angelica Houston, pone en escena la divertida investigación de un falso homicidio, al tiempo que ridiculiza la fauna neoyorquina con romántica acidez y emocionante intriga.
3.
Un
cadáver a los postres (1976),
de Robert Moore
Maravillosa y alocada rara avis del cine, película de culto que convoca en la pantalla a los mitos de la literatura policíaca, de Charlie Chan a Sam Spade, retados por un excéntrico millonario (interpretado por el no menos excéntrico Truman Capote) a resolver un caso de homicidio en 24 horas.
4.
El
guateque (1968),
de Blake
Edwards
Los desfases de los sesenta reunidos con hilarante simpatía en una fiesta sin igual, a la que un extra del cine, el incomparable Peter Sellers en su papel más memorable, es invitado por accidente. Emulando el cine mudo, Edwards encadena una serie de gags en los que las situaciones superan las palabras
5.
Mejor imposible (1997),
de James
E.
Brooks
Entre la broma macabra y la comedia romántica, este filme protagonizado por Jack Nicholson apuesta por la celebración de los sentimientos puros frente a la maledicencia de un mundo enloquecido y paranoico. Nos convence de que el amor rescata lo mejor de todas las personas... por muy escondido que esté.
6. El apartamento (1960), de Billy Wilder
La sonrisa siempre es amarga para Wilder, yen la vida común del agente de seguros John Baxter (puro Jack Lemmon), esa sonrisa es más amarga que nunca. El apartamento reúne las mejores virtudes de una comedia... descaro, ternura, sátira... desesperación.
7. Me enamoré de una bruja (1958), de Richard Quine
James Stewart y Kim Novak de nuevo juntos el mismo año que Vértigo, pero en clave de comedia y junto a Jack Lemmon, Elsa Lanchestar y Ernie Kovacs. Puro encanto, buen gusto y elegancia se dan cita en esta inusual comedia en la que una sofisticada y bella bruja quiere enamorar a su vecino a base de conjuros.
8. Sucedió una noche (1934), de Frank Capra
Clásico irrefutable como película fundacional de la comedia romántica y de enredos. Con el encanto y la dulzura propios de Frank Capra, esta atemporal historia protagonizada por Claudette Colbert y Clark Gable fue la primera película en obtener los cinco Oscars principales. N’lerecidos.
9. Cuando Harry encontró a Sally (1989), de Rob Reiner
La
pregunta: ¿es posible la amistad entre sexos opuestos sin la
interferencia del amor? La respuesta: Harry y Sally o Billy Cristal y
Meg Ryan. Mediante una historia que escruta con humor el dulce
patetismo, comprobamos que amor y amistad son caras de la misma
moneda.
10. Hechizo de luna (1987), de Norman Jewinson.
Una de las escasas comedias románticas que ha superado la popularidad y la trascendencia de su tiempo. Todo gracias a un guión brillante, inspirado en el insobornable optimismo de Capra, que Jewinson pone en escena ayudado de las sobrias e inesperadas actuaciones de Cher, Nicolas Cage, Vincent Gardenia y La Dukakis.
11. Tootsie (1982), de Sidney Pollack
En su desesperación por encontrar trabajo, un actor se transforma secretamente en mujer para dar vida al personaje de una teleserie, que pronto se convierte en una celebridad nacional. Dustin Hoffman convenciendo y divirtiendo, borda su papel en esta comedia de situaciones memorables.
12. La fiera de mi niña (1938), de Howard Hawks
Símbolo
y bandera de la
screwball comedy, en
estas dos horas se suceden muchas de las escenas más ingeniosas y
divertidas creadas para el cine, a pesar del rotundo fracaso que fue
en su tiempo. La química de Cary Grant y Katherine Hepburn, en
desquiciadas escenas que llevan el género al extremo, traspasa la
pantalla.
13. Vivir para gozar (1938), de George Cukor
Diálogos ingeniosos en abundancia, situaciones locas y atractivas, una de las parejas de actores más subyugantes (de nuevo Grant y Hepburn), una historia divertida con un poso de amargura y además crítica con el sistema. ¿Se le puede pedir más a una comedia? Sí, que la dirija George Cukor.
14.
Golfus
de Roma (1966),
de Richard
Lester
La comedia es gamberra o no será. Y en manos de Richard Lester, que sabía mucho de gamberradas cinéfilas, también será un desternillante musical. Este filme que sitúa su acción en una Roma abiertamente paródica es un claro ejemplo de cómo recuperar a los mitos (Buster Keaton) y hacerlos pasar por nuevos.
15. Atrapado en el tiempo (1993), de Harold Ramis
Esta hilarante, inteligente reflexión sobre la manipulación del tiempo, las múltiples oportunidades, el romanticismo convertido en mero pasatiempo y la muerte como salvación de la rutina, ha entrado a formar parte, a pesar de su juventud, en el olimpo de las grandes comedias norteamericanas. Alabado sea Bill Murray.
El mundo hispanohablante conmocionado con el testimonio de joven sacerdote fallecido
Entrevistas Radiofónicas a Javier Mahillo
Primera Entrevista: Radio Intereconomía, De las artes y de las letras
Un nuevo alumbramiento
El dial radiofónico te da más sorpresas de las que puedes pensar, como la vida. En el programa de Javier Paredes en Radio Intereconomía, De las artes y de las letras , se pudo escuchar el pasado sábado una intervención de las que hacen a uno dejar lo que tiene entre manos para poner, no el oído, sino el corazón bien pegadito al receptor. Javier Mahillo, profesor de filosofía, de 38 años; diagnóstico, cáncer; autor del libro Vivir con cáncer. Esto fue lo que dijo y, créanme, lo dijo con toda la naturalidad del mundo, que parece ser mucha:
- Javier Paredes: ¿Qué se siente cuando a un hombre de 38 años le dicen que tiene cáncer?
- Javier Mahillo: Realmente es una experiencia muy emocionante. Hace tres años estaba en el momento más creativo de mi vida; llevaba muchos años de profesor, había publicado libros, en Espasa Calpe ya me trataban como si fuese de la casa, porque ya no era ni el primero ni el segundo... Cuando me ingresaron, entre todos los proyectos que tenía estaba el de escribir una novela sobre filosofía, con todos los debates más importantes de la Historia, desde Sócrates y compañía hasta nuestros días , y que seguirán debatiéndose durante muchos más años, porque no son problemas, sino misterios. El hombre seguirá siempre preguntándose si Dios existe o no existe; si tenemos alma o no tenemos alma; si es más importante el entendimiento o la voluntad, etc. (...)
La cuestión es que yo llevo un itinerario de vida y unas creencias en Dios, y en que la vida humana no es solamente la que vivimos. Ahora viene la etapa buena, la chachi-piruli, que es la que llamamos Paraíso. He pensando que qué lástima que esta vida se me ha acabado y, además, con todas las posibilidades que tenía. En ese momento tenía muchas puertas abiertas en la televisión, para dar conferencias, quizás demasiado… y, de repente, me veo solo. Dios me para los pies y me dice que se me ha acabado y que me espera otro tipo de vida… (...) Cuando hablé con el oncólogo y me dijo que me quedaban 6 meses, ahora ya serán cuatro, para meterme en el cielo, para cambiar totalmente, pensé que cuando dicen en los funerales que descanse en paz, yo a la otra vida no pienso ir a reposar, ya he reposado aquí mucho, un tercio de la vida nos la pasamos durmiendo.
Recuerdo que a mis alumnos les contaba en clase -llevo 16-18 años dando clase-, cuando tocaba el tema de santo Tomás, que respecto a la existencia de Dios se plantean varias soluciones: todo el mundo sabemos que nos vamos a morir, lo dice san Bernardo en una frase que me repito todos los días tres o cuatro veces, los hombres somos como niños jugando a la orilla de la eternidad . Y yo que he visto muchas veces a mis cuatro niños jugando en la orilla de la playa del Arenal con su sus palitas, haciendo castillitos, he observado cómo se empeñan en que su castillo es lo único que hay en el mundo, están absolutamente ensimismados cada uno con su castillo, de manera que si el de al lado se vuelve y le da por casualidad con el pie, y le tira una almena, es una desgracia horrorosa, lloran, vienen diciendo: ¡Papá, mira lo que me ha hecho!, es como si se le hundiera la vida. Y piensas: Así somos los humanos . Tenemos la Bolsa, Internet, nuestra casa, nuestro trabajo… y nos parece que son eternos. Cuando, en realidad, son castillos de arena que todavía no has terminado de hacer, y ya se te está cayendo. Viene una ola y se lleva a un niño; viene otra ola y se lleva a otro niño. Todos hemos visto en televisión a esos israelitas celebrando su boda, un montón de gente celebrando felices un matrimonio y, de repente, se cae el suelo y se hunden y mueren treinta personas. Uno se plantea, desde el punto de vista filosófico: ¿Adónde va esa gente?; ¿dónde van esos niños?; ¿a la eternidad, o no van a ningún sitio? Se me ocurren las siguientes posibilidades: que adonde vayan sea un sitio horroroso, un tormento monstruoso, y que los tengan allí, por haber sido muy malos e insolidarios, los tengan allí 400.000 años picando piedra. El que quiera creerse eso, que se lo crea, pero realmente está para que le atienda un psiquiatra y le dé un poco de Prozac o algo para animarle, porque creerse eso es amargarse la vida. Levantarte por la mañana pensando que cuando me muera voy a ir a un infierno horroroso, y que voy a estar allí 400.000 años picando piedra…
Me quedan las dos grandes soluciones. Una que no haya nada, y otra que ésta sea la primera parte y luego venga la segunda parte. La solución de que no haya nada, como yo lo comprendo, supone que se diga Si no veo, no creo . Lo malo es que no es que no creas en el cielo o en la vida eterna, sino que crees que no hay cielo o vida eterna. El problema que yo le tengo a creer en que después de la muerte no hay nada es que la Humanidad entera, desde el primer hombre hasta el último, se me hace absurda. Si cuando se muera el último, los heroismos, la gente que ha trabajado en una ONG y ha dado su vida por los demás, ¿para qué? Para nada. Sería mejor, mucho mejor, que pusiesen una bomba atómica de una jodida vez… y se acabara ya la Historia, porque, en realidad, ya hay demasiado sufrimiento en el mundo. ¿Por qué seguir aguantando la vida si no va a haber trascendencia ninguna, si todos vamos a ir a la nada?
Por otro lado, también pienso que si estoy equivocado, y luego no hay nada, en el momento que yo me muera, no me enteraré tampoco. Me moriré con la sonrisa en los labios diciendo: Ahora voy al cielo y voy a ser feliz, y luego, sencillamente, no habrá nadie al otro lado para decirme Ahhhh… te has equivocado, mamoncete , porque no habrá nada, no habrá nadie, así que tampoco me enteraré. Me queda la solución mejor (...) Es decir, no va a venir a buscarme la vieja de la guadaña a cortarme el cuello, sino que va a vernir a buscarme nada menos que Dios, que voy a pasar de una vida corporal como la que tenemos, bastante limitada, siempre tenemos alguna molestia, a una vida más plena. Dios ha querido que tengamos una parte en la que le demostremos a Él qué queremos hacer en la vida definitiva. En el fondo, yo creo que el momento en el que me muera va a ser muy emocionante, lo más emocionante que me ha pasado en mi vida. La vida es como en blanco y negro, y en el momento en el que me muera, aparte de los dolores, que no me apetece nada sufrir, el momento de morir será cerrar los ojos a esta vida y abrirlos a una vida eterna. Los cristianos decimos: Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna, amén . No es un invento. Estaremos allí con lo nuestro, pero de otra manera, con otras dimensiones, y con nuestra alma y con nuestro espíritu, con nuestro propio yo. Cambiaré y seré de otra manera. Será un nuevo alumbramiento. Hemos nacido a la vida por nuestra madre, y naceremos a la vida verdadera por la redención de Jesús, gracias a que nos redimió.
Segunda Entrevista: Radio Cadena 100
A continuación, y aunque no sea lo común, presentamos lo que comentó Javier Mahíllo, un enfermo de cáncer, en una entrevista que le hicieron en Cadena 100 en Junio del 2001.
Hace tres años acudía al médico aquejado de un fuerte dolor, aparentemente ciática. Me ingresan en el hospital y me dicen, :"No, no es ciática, es un cáncer, es un ademocalcinoma que tienes en la columna vertebral, en el coxis y que está apretando el nervio ciático y por eso lo has notado".
Entonces empezó realmente para mí una etapa nueva en la vida. Una etapa dura, pero he tenido otras peores. Padre de cuatro hijos, relativamente joven, profesor de filosofía con un montón de alumnos, y de repente te encuentras tú solo en una habitación de un hospital, en una cama, con la compañía de un ordenador portátil que me dejó un amigo. Desde el principio me dijeron que tenía un 30% de probabilidades de salir adelante, que la quimioterapia de ahora no es la que había hace veinte años, y que había muchas posibilidades, entonces, me lo tomé con filosofía, que es mi especialidad.
Se empieza entonces con un tratamiento muy agresivo de quimioterapia y que en mi caso me dejó el intestino hecho polvo, diarreas, estreñimiento... Y luego la radioterapia, que te radian directamente en el tumor, y eso no duele nada, es un minuto por arriba y un minuto por abajo, como San Lorenzo en la parrilla, en el momento no notas nada, pero luego a posteriori sí lo notas, porque eso te va quemando poco a poco.
Bueno,
en tres años me han puesto todas las quimioterapias que podían
ponerme, y ahora estoy a seis meses me dijeron... bueno es un cálculo
humano ya que no se sabe si serán seis meses o serán ocho o serán
dos. Los tumores que tengo ahora mismo los tengo infectados y si
siguen creciendo calcula el oncólogo que acabarán afectando alguna
zona ya vital. Entonces ya será cuestión de días.
Ciertamente,
para muchos, la palabra cáncer significa muerte, calvicie, vómitos
y horror. Entonces hay gente que se tira por la ventana. Me han
comentado que hay clínicas oncológicas que no tienen manivelas en
las ventanas.¡Es una barbaridad!
Aparentemente os
parecería que me lo he tomando bastante bien , aunque lo de bien...
a sido a ratos, porque en tres años... ha habido momentos de todo.
Cuando yo estaba en el hospital fui apuntando en mi ordenador
portátil todos los pasos del tratamiento y también las sensaciones
que yo tenía, mis estados de ánimo, mi manera de pensar, los días
buenos, los malos. Y de ahí luego pasó a ser una especie de
testamento; pensé que mis hijos (tengo cuatro hijos pequeños, la
mayor ahora tienen trece años, y el pequeño tiene ahora nueve) un
día serán mayores y se enterarán de que su padre murió de cáncer
y no sabrán por qué ni cómo lo pasó su padre, y pensé en
escribírselo para que cuando tengan quince años o dieciocho, lo
lean. Y de ahí salió un libro que lo publicó Espasa-Calpe el año
pasado, que se titula "Vivir con cáncer". Ahí quedará un
testimonio para algún lector que tenga cáncer, o algún clínico
que tenga personas con ésta enfermedad y pueda ver lo que era la
vida diaria de uno con cáncer.
Puede ser que dentro de
pocos años nos riamos de esta palabra que tiene un significado tan
negativo pero no podemos ser utópicos y fantasiosos en este tema y
dar falsas esperanzas a la gente porque cada dos días sale una
noticia en la tele de que han inventado otra cosa nueva que tiene que
ver con el cáncer. Pero hay muchos tipos de cancer y el tratamiento
que vale para uno es totalmente ineficaz para otro.
Es
triste ver cómo hay personas que se agarran a cualquier cosita. Un
ejemplo, es que he salido un par de veces en un programa de
televisión española que es internacional y ha empezado a llamarme
cantidad de gente de todo el mundo, de Puerto Rico, Suiza... y todo
el mundo me quiere curar, todo el mundo le da mucha lástima lo que
me está pasando, "..mire, es que resulta que hay una yerbas"
"mire es que.. hay un agua milagrosa" y el otro me llama
"...es que hay un rábano..." yo no puedo empezar ahora a
probar 25 cosas distintas además de la quimioterápia experimental
que me están poniendo porque sería volverme loco. Yo creo que el
camino está en vivir la vida cada momento a tope, que es lo que he
intentado hacer en estos tres años: seguir viviendo la vida, no
normal, sino mejor que lo normal porque ahora, por ejemplo tengo la
suerte que no tengo que ir a dar clase, soy inútil total y entonces
pues como soy inútil total ya puedo hacer lo que siempre he querido,
estoy cantando canciones, gravando CDs, escribiendo libros, viajando
por aquí y por allá..¡pues como un inútil total! ,¡ y
estupendamente!.
Hay, miles de personas en España que
están como me contaba un amigo mío hace un par de años a partir de
su diagnóstico de cáncer: se metió en la cama; le dieron de baja
en su trabajo, no se qué trabajo tenía y se metió en la cama, y ha
estado dos años de la cama a la tele y de la tele a la cama
muriéndose; Dos años en silencio con todo el mundo ¿ Tu crees que
eso no es amargarse la vida él y a toda la familia? Claro, al final
casi respiraron de alivio con su muerte.
Para mantenerte
vivo no basta con decir por la mañana " quiero estar vivo y a
ver si encuentro una cosa nueva para mantenerme vivo", no, hace
falta decir, " ¿ qué quiero hacer yo?, ¿cómo voy a llenar mi
vida?" , " pues hoy voy a hacer poesías y mañana me voy a
ir a la playa y pasado mañana me voy a ir a televisión a contar
este rollo que os estoy contando y al otro me voy a ir con mi mujer
al cine". Claro, para eso es fundamental que no tengas dolores,
eso es muy importante.
El dolor lo tenemos todos, quien
más y quien menos le duele un día la cabeza, otro día las muelas y
otro día los callos, a todo el mundo le duele algo. Esos dolores no
me parecen mal, incluso mi tesis doctoral cuando la hice era sobre el
sufrimiento humano y ahora la releo y digo "¡cuando escribía
yo esto no me dolía nada!, ¡ahora alguna cosilla ya habría que
cambiar!". Pero aún y todo pienso que los dolores diríamos,
llevaderos, los dolores de la vida, las molestias, los sofocos, el
que ahora hace calor, ahora hace frío hay que saber aguantarlos.
Ahora recuerdo cuando mis hijos me dicen " voy a clase y tengo
mi botellita de agua" y mis alumnos hacían lo mismo y yo decía
"¿ pero para aguantar una hora de clase tienes que tener tu
botellita, no te traes el orinal también por si te apetece hacer un
pis? ¡Hay que saber aguantar, ¡macho!, hay que saber aguantar una
clase de filosofía sin beber agua , sin comer un bocadillo, ni pipas
ni nada... te aguantas!, y la gente no sabe aguantar.
Yo
creo que los dolores asumibles hay que aguantarlos pero los dolores
que te sobrepasan, esos muchas veces te hunden. En concreto Marzo y
Abril han sido dos meses para mi que he estado en la cama, mirando al
techo me dolía la pierna porque todo el tumor que tengo abajo en el
intestino me pilla todos los nervios, los genitales, el intestino,
las piernas... todo; y dolía y dolía pero era un dolor sordo,
continuo, que tenía que estar por las noches dando vueltas, cada dos
minutos cambiaba de postura....y toda una noche pastilla va pastilla
y viene, hasta que me atreví a llamar al oncólogo (algunas veces
los enfermos somos muy tontolabas y nos aguantamos hasta el límite y
no hay por qué hacer eso), él rápidamente me dijo: "vente,
ingrésate por urgencias y te quitamos aquí radicalmente el dolor
con lo que haga falta, y poder seguir viviendo una vida de calidad".
Y efectivamente, un parche que me pongo en la espalda cada tres días
me ha quitado radicalmente el dolor, ya no me duele nada, estoy como
cuando tenía 27 años; un poquito la pierna izquierda algún día.
¡Mi vida ha cambiado radicalmente!. Yo pensaba que estos últimos
meses de mi vida iban a ser en la cama, poco a poco languideciendo,
me irían poniendo más fármacos, me quitarían el dolor pero
también me quitarían cabeza y cada día me iría como una lechuga
amustiando, y ha sido al revés. Ahora me siento mucho más ágil que
antes, con muchas más ganas de hacer cosas que antes, y bueno, que
el tumor sigue creciendo....¡pues que crezca.!, ¡ ya nos veremos
cuando llegue el momento de la muerte!, ¡ mientras tanto que no se
meta conmigo y me deje vivir!.
Sufrir sin sentido es
absurdo. Hay que encontrarle un sentido y hay sufrimientos llevaderos
y sufrimientos que no, que se pueden evitar perfectamente porque Dios
nos ha hecho humanos y nos ha dado capacidad de sufrir pero también
El inventó las medicinas y las plantas naturales y nos las puso en
nuestra mano para que las usemos con cabeza, claro.
Mi
vida ha sido por etapas como todas las vidas humanas y ahora lo veo
como un video.
La
primera parte, la infancia, era fantasía infantil y fue pasando; la
adolescencia fue triste, tienes mucho miedo a las cosas, a que te
pidan ser persona y mantenerte por tu propio sueldo y ves que eres un
inútil y un desgraciado y que no vas a llegar; y tuve la suerte de
que a los 16 años me invitaron a hacer unos Ejercicios Espirituales
en ellos me enteré de lo que era el cristianismo por primera vez en
mi vida, aunque había ido muchas veces a Misa me enteré de que era
un tipo de vida; que no era ir sólo a Misa los Domingos; que era
vivir de una manera determinada; que hay unos mensajes muy bonitos:
ser humilde, ser sencillo, ayudar a los demás, intentar ser cada día
más humano... y todo eso me entusiasmó.
Entonces empecé
una etapa muy distinta en mi vida la etapa del compromiso. Cuando tú
ves que eres un hombre único e irrepetible: "Javier Mahillo no
hay más que uno y lo que no haga Javier Mahillo no lo hará nadie",
entonces te ves que tienes una vocación, un ideal en la vida; desde
entonces he estado luchando, intentando escribir libros para ayudar a
los demás, intentando construir una familia con mi mujer y mis hijos
lo mejor posible, luchando con muchos problemas que he tenido, ser un
buen profesor, hice mi tesis doctoral, mi acceso a cátedra y esas
cosas...Y he estado un poco como a Dios rogando y con el mazo dando,
pero yo con el mazo bien dando, o sea Dios era un poco por si acaso
me fallaba el mazo, pero yo venga a dar mazazos. Y ahora de repente,
a mis 38 años , pues me dice Dios ¡mira, se ha acabado esta etapa,
macho!. Se acabaron los debates, se acabó la tele y tal, tienes un
cáncer y te vas a morir dentro de poco". Y entonces tiré el
mazo y he pasado una etapa totalmente distinta pero no en estos tres
años; esto tres años han sido digamos el prolegómeno. Yo creía
que ya iba a acabara así pero resulta que cuando empezó Mayo
pensé..."para Noviembre más o menos ya los tumores habrán
crecido si siguen este ritmo y se habrán metido ya en algún órgano
y entonces ya, el final". Y en ese momento sentí una paz, una
tranquilidad, un como decir " ya se acaba la carrera, ya
llegamos al final" "mira, ya solo queda la cuesta abajo. Me
quedan los mejores meses de mi vida. Estoy pasando la mejor
primavera. Tengo una paz absoluta".
Cuando llegué a casa después de recibir la noticia lo primero que hicimos mi mujer y yo fue decírselo a nuestros hijos: "es algo que nos está pasando, no a mi, no a papá, sino a todos y que todos tenemos que unirnos porque somos seis personas y bueno, papá se va a ir antes de lo que teníamos previsto, pero va a estar en el cielo y va a estar estupendamente bien así que por papá no hay que llorar". Este planteamiento ha sido fundamental. Si nosotros tuviéramos otro criterio en la vida, si pensáramos que ahora voy al "saco de la nada" sería una desgracia porque una posible vida de 80-90 años se ha quedado truncada en 40 y eso es muy doloroso.
Una persona no creyente puede tener un ideal de otro tipo: un ideal político, una ONG que le llena su vida, un ideal artístico, un ideal deportivo... pues yo lo siento, pero el mío es el religioso.
He estudiado mis cinco años de filosofía, soy catedrático, soy doctor en filosofía, he publicado muchas cosas y cada día tengo más claro que la fe y la razón van conjuntas, van unidas.
La posibilidad de que vamos todos a la nada para mí va en contra de la razón; dice San Bernardo que somos como niños jugando a la orilla de la eternidad, están obsesionados con su castillo de arena como si fuera lo único importante de la vida y al menor descuido uno se vuelve... lo rompe... y unos lloros... como si hubiera sido el fin del mundo... así somos los humanos... internet, la tele, la bolsa que nos parece que es la leche y luego va y se hunde... los imperios se hunden. ¿ Cuánto dura un ser humano? ¿80 años? y ¿qué son 80 años? . Y entonces dice San Bernando " van pasando las olas y cada ola se lleva a uno y otra se lleva a otro y otra a otros cinco..." mira a los de Israel esos que están bailando en la discoteca tan alegremente y de golpe llegó la ola y se murieron treinta, y ¿a dónde van esa gente? ¿Dónde van? Si todos fueran a la nada, cuando muera el último hombre ¿para qué ha habido humanidad? ¡Qué absurdo! Sería como una pirueta, como un insulto de la evolución.
Ha surgido un ser humano, con capacidad de amar, con capacidad de entregarse a los demás, con capacidad de hacer arte, ciencia... y después, cuando muera el último ser humano, todo a la nada, todo ha desaparecido, los astros seguirán dando vueltas por el universo y nadie se acordará, nadie tendrá en cuenta que ha existido el ser humano. ¡Qué pena! ¡Qué horror! Y eso me niego a creérmelo. No me da la gana creérmelo, vamos, así de fácil. No quiero creérmelo, porque para creer eso si que hace falta mucha fe. Me queda sin embargo la otra posibilidad, que es que esta vida sólo es la primera parte, la menos interesante, por cierto, y luego viene la interesante, la vida auténtica, y entonces no tendré yo un cuerpo canceroso, tendré un cuerpo glorioso. Y entonces cuando estemos allí pensaremos en nuestra vida y pensaremos que ha sido, lo que dijo Santa Teresa, un mal sueño en una mala posada.
Cuando
no tienes la cuenta del tiempo que te queda, se te va más rápido.
Es como un estudiante que dice: "el examen será un día del mes
no sé cuánto, pues bueno, ya iremos estudiando". Pero cuando
le dicen: "es pasado mañana", ya controla más el tiempo y
dice: "bueno, me quedan dos mañanas y dos tardes, y tal hora y
tal otra", y entonces aprovechas más. Como a mí el tiempo ya
me escasea, estoy aprovechándolo mucho más que antes. No sabéis la
diferencia que hay de estar viviendo pensando que la vida es muy
larga y que vete a saber lo que nos pasará, y que hay que ahorrar
para el futuro, etc... a pensar que me quedan seis meses, y que tengo
un pie en el Cielo y que tengo el billete ya y que está a mi nombre,
y no lo voy a cambiar por nadie y que dentro de unos meses estaré
genial, y que aquí pues no, no estoy tan bien, y que cada día puedo
aprovechar todo lo posible, pero no me esfuerzo, no sufro, lo estoy
haciendo con todo gustazo.
Desde que me levanto por la
mañana, nada más levantarme veo un poster que he puesto de Virgen,
ahora que estamos en el mes de mayo, o estábamos, y me anima, porque
la veo ahí y es más bonito ver eso que ver la pared, con una
telaraña colgando del techo. Y luego me levanto, me voy y disfruto
de la primavera tan bonita que tenemos en Mallorca, me tomo el café
con leche y la tostada con mantequilla y disfruto de mis hijos como
nunca he disfrutado.
Las cosas cotidianas adquieren un nuevo
sentido. Una maravilla, al cabo del día, si echáramos cuentas, hay
cincuenta, sesenta, ochenta ocasiones en las que es para decir ¡qué
gustazo, qué bien me lo estoy pasando! Lo que pasa es que
normalmente las dejamos pasar
porque
estamos pendientes de lo malo. Es que luego me tengo que ir a una
reunión, es que mañana tengo un examen, es que mi hijo no sé
qué... y entonces lo malo nos oculta lo bueno. Pero momentos buenos
del día tenemos cincuenta mil. Y hay que disfrutarlos, yo ahora los
estoy disfrutando, la verdad.
Es verdad que todos tenemos
un reloj, lo que pasa es que a mí me han dicho cuándo llega la
hora. Y eso es una suerte, según como se mire, porque la gente que
se estrella en su coche en la carretera les puedes decir ¡qué
suerte porque no se han enterado! No le ha dolido, pero también se
les puede decir: no ha disfrutado de su muerte.
Yo la estoy disfrutando, me estoy preparando, y creo que es bonito, el paso de un estado al siguiente, que yo creo que es otro tipo de vida, simplemente, ya lo he dicho antes, me parece bonito pensarlo, calcularlo e incluso acariciarlo. Cada día que vivo teniendo en cuenta que después no voy a ir al fracaso, que no voy a ir a un lugar de tormento, sino que voy a estar en un sitio estupendo, es como el estudiante que cada día está estudiando y que al final va a conseguir su licenciatura, va a trabajar, va a conseguir un buen puesto de trabajo y va a vivir muy bien. Eso anima mucho.
Es interesante ver que ha habido una evolución psicológica. Que el enfermo que tiene una enfermedad o un problema grave, siempre tiene que hacer una evolución y un camino, con mementos buenos, malos. Hace dos meses estaba pensando que mi final serían seis meses en la cama mirando al techo, y más o menos atontándome. Y ahora he decidido que no, que no, al revés. Que se puede vivir y se puede seguir disfrutando y haciendo cosas. Pero bueno cada cáncer es cada cáncer y hay que tener en cuenta la medicación y que ojalá nos curemos, pero si no nos curamos, desde luego tenemos una vida nueva y eterna.
1 Umberto Eco |
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2 Artículo publicado por el diario romano L’Espresso el 15/11/1981, pág. 105. |
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Hasta los inicios de los años 60, la intelectualidad comunista tendía a demonizar las comunicaciones de masa, especialmente las técnicas para estudiarlas, pues las veía a todas como sociologizantes. Sólo hacia la mitad de los años 60, el partido elaboró una estrategia de la atención con singulares resultados de pérdida de dogmatismo: hoy, los muchos intelectuales más o menos ligados al PCI3, que se han ocupado de los mass media4 no utilizan un método marxista unificado, sino más bien maniobran entre los más variados, sin perjuicios técnicos de investigación.
Pero mientras esta estrategia de la atención se desarrollaba, cambiaba la situación de los mass media. Más allá de las diferencias ideológicas, sucedía aquello que, de diversas maneras, desde Adorno a Marcuse y a McLuhan, se había vislumbrado: la sociedad de las comunicaciones de masa no se caracterizaba ya más por la presencia de algunos dinosaurios (la radio, la televisión, los periódicos, el cine), sino se desintegraba en una serie de comportamientos. Hoy sabemos que forman parte de las comunicaciones de masa también los blue jeans, la droga, el comercio de guitarras usadas o el modo de juntarse por bandas o por grupos. Se hacía entonces evidente que una acción social y política en la sociedad de los medios de masa no debía tanto (o sólo) apuntar hacia el control de los grandes dinosaurios, sino más bien, crear una red de base, en la cual el discurso político y educativo derivara hacia el uso, hacia el consumo de las grandes redes, hacia cómo vivir en la sociedad de los mass media.
A su estilo, el 68 y aquello que se llamó el movimiento5, nacía como reconocimiento del hecho que el problema no era tanto producir otros dinosaurios, sino tomar conciencia de la pulverización de los canales y constituir nuevos modos de usarlos, cambiarlos, alternarlos, confundirlos. A esto miraba también la utopía que hoy hace sonreír a algunos, de un “nuevo modo de estar juntos”.
El movimiento respondía a un vacío dejado por aquella que llamaré la gran revolución de Don Bosco. Don Bosco la inventa, después la exporta hacia la red de las parroquias y la Acción Católica, pero el núcleo está allí, cuando este genial reformador percibe que la sociedad industrial requiere nuevos modos de agregación, primeramente juvenil y después adulta, e inventa el oratorio salesiano: una máquina perfecta en la que cada canal de comunicación, del juego a la música, del teatro a la prensa, se realiza en sí mismo sobre bases mínimas y es reutilizado y discutido cuando la comunicación llega de fuera. Recordemos que en los años 50, una red de doce mil pequeñas salas parroquiales había llegado a influir en los productores cinematográficos.
La genialidad del oratorio estriba en que éste prescribe a sus frecuentadores un código moral y religioso, pero después acoge también a quien no lo sigue. En este sentido, el proyecto Don Bosco embiste a toda la sociedad italiana de la era industrial. De aquel núcleo emergen los ministros democristianos, los dirigentes de Autonomía, los fundadores de las Brigadas Rojas, muchos cuadros comunistas, gran parte de la clase dirigente capitalista.
El modelo Don Bosco se deshoja por diversas razones, a inicio de los años 50, con la crisis de la Acción Católica: Comunión y Liberación intenta hoy la nueva edición puesta al día, pero sin obtener el mismo efecto avalancha.
¿Quién podía en Italia relanzar el nuevo proyecto Don Bosco, con todas las adaptaciones del caso, la laicización de los objetivos y una estructura diferente? El Partido Comunista. Pero en los años 50 era psicológicamente minoritario (un abogado liberal podía permitir a sus hijos acudir a la parroquia, no a la sede del PCI), y en los 60 falta a la cita y se desengancha del movimiento. El movimiento fracasa en el proyecto porque confía la agregación a la espontaneidad: en otras palabras, no tiene o no puede tener su Don Bosco rojo.
Se dirá que el Partido Comunista ha buscado en este decenio el reapropiarse de esta idea con reorganización de los Arci y con los experimentos de Nicolini. Pero se trata todavía de experimentos marginales. La verdad es que le ha faltado al PCI su proyecto Don Bosco y justamente alguno o un grupo con la misma imaginación sociológica, el mismo sentido de los tiempos, la misma inventiva organizativa. Fuera de este cuadro, ninguna fuerza ideológica puede elaborar una política global de las comunicaciones de masa y tendrá que limitarse a la ocupación (con frecuencia inútil y a menudo dañosa) de los puntos más altos de los grandes dinosaurios, que cuentan menos de cuanto se pueda creer.
(Traducción Josep Lluís Burguera)
1 Alejandro FERNÁNDEZ BARRAJÓN, Mecha y candil. Una mirada a la Vida Religiosa, Paulinas, Madrid 2005, 99-103.
2 Silvio SASSI, SSP, Recursos web Paulinos.
3 PCI: Partido Comunista Italiano. (nota del traductor).
4 Mass media: conocidos también como medios de comunicación de masa o medios de comunicación social.
5 La cursiva es del traductor.