Nuestro regalo anual

Nuestro regalo anual
Tradicionalmente, como Familia Salesiana recibimos cada año el
Aguinaldo; un regalo al comienzo del año, y en estas pocas
líneas quiero mirar dentro de este regalo para acogerlo como
se merece, sin perder nada de la frescura del regalo.


Un regalo, porque, ante todo, aguinaldo significa: ¡Te hago un
regalo! Te doy algo importante para celebrar un tiempo nuevo,
un año nuevo. Así lo pensó Don Bosco y así lo regaló a todos
los jóvenes y adultos que estaban con él.
Este regalo, el aguinaldo, quiero hacéroslo para el comienzo
del año nuevo, de un tiempo nuevo.
Hermoso e importante esto: un año nuevo, un tiempo nuevo es un
recipiente en el que se contendrán todos los demás contenidos.
El año que viene no es igual a los que has vivido hasta ahora,
el año nuevo requiere una mirada nueva para vivirlo en
plenitud; ¡porque el año nuevo no volverá! Cada tiempo es
único porque somos diferentes del año pasado, de cómo éramos
el año pasado.
El Aguinaldo es prepararse para este nuevo tiempo, empezar a
mirar dentro de este nuevo año, destacando ciertas cosas que
serán parte importante de este año.


El hilo rojo
El don del tiempo, de la vida; en la vida el don de Dios y
todos los demás dones que hay en ella: las situaciones de las
personas, las ocasiones, las relaciones humanas. Dentro de
este modo providencial de ver el don del tiempo y de la vida,
el strenna, regalo que Don Bosco& y después de él sus
sucesores hacen cada año a toda la familia salesiana& es una
mirada al nuevo año, al nuevo tiempo, para verlo con ojos
nuevos.
El aguinaldo es una ayuda para ver el tiempo que viene
fijándonos en un hilo rojo que guía este nuevo tiempo: el hilo
rojo que nos regala el aguinaldo es la Esperanza. Esto también
es importante. Seguro que el nuevo año nos depara muchas




cosas, pero ¡no te despistes! Empieza a pensar en lo
importante que es& ¡no te disperses, recoge!
El aguinaldo que nuestro Padre Ángel ha horneado para
nosotros, como un vestido nuevo, destaca acontecimientos que
todos viviremos, y los une con un hilo rojo, ¡La Esperanza!
Los acontecimientos que destaca el aguinaldo de 2025 son
acontecimientos globales o particulares que nos implican,
porque los vivimos bien:


El Jubileo ordinario del año 2025: un Jubileo es un
acontecimiento de la Iglesia que, en la tradición católica,
nos regala el Santo Padre. Vivir el Jubileo es vivir esta
peregrinación que la Iglesia nos ofrece para volver a poner la
presencia de Cristo en el centro de nuestras vidas y de la
vida del Mundo. El Jubileo que el Papa Francisco tiene un tema
generador: ¡Spes non confundit! ¡La esperanza no defrauda!
¡Qué maravilloso tema generador! Si algo necesita el Mundo en
estos momentos difíciles es Esperanza, pero no la esperanza de
lo que creemos que podemos hacer por nosotros mismos, a riesgo
de que se convierta en una ilusión. La Esperanza del
redescubrimiento de la Presencia de Dios. El Papa Francisco
escribe: «¡La esperanza llena el corazón!». No sólo calienta
el corazón, lo llena. ¡Llenarlo hasta desbordarlo!


La esperanza nos hace peregrinos, ¡el Jubileo es
peregrinación! Te pone en movimiento por dentro, si no, no es
Jubileo. Dentro de este acontecimiento eclesial que nos hace
sentir Iglesia nosotros, como Congregación Salesiana y como
Familia Salesiana, tenemos un aniversario importante: en 2025
se cumplirán


el 150 aniversario de la primera expedición misionera a
Argentina
Don Bosco, en Valdocco, lanza su corazón más allá de todas las
fronteras: ¡envía a sus hijos al otro lado del mundo! Los
envía, más allá de toda seguridad humana, los envía cuando ni
siquiera tiene lo necesario para continuar lo que había
comenzado.




¡Simplemente los envía! La Esperanza es obedecida, porque la
Esperanza impulsa la Fe y pone en marcha la Caridad. Los envía
y los primeros hermanos se ponen en camino y van, ¡a donde ni
siquiera ellos conocían! De ahí nacimos todos, de la Esperanza
que nos pone en camino y nos hace peregrinos.
Este aniversario debe celebrarse, como todos los aniversarios,
porque nos ayuda a reconocer el Don, (no es de tu propiedad,
te fue regalado) a recordar y a dar fuerza para el tiempo que
viene de la energía de la Misión.
La Esperanza funda la Misión, porque la Esperanza es una
responsabilidad que no puedes esconder ni guardarte para ti.
No mantengas oculto lo que se te ha dado; ¡reconoce al dador y
entrega con tu vida lo que se ha dado a las próximas
generaciones! Esta es la vida de la Iglesia, la vida de cada
uno de nosotros.
San Pedro, que veía lejos, escribe en su primera carta: «estad
siempre dispuestos a responder a todo el que os pregunte por
la esperanza que hay en vosotros» (1 Pe 3,15). Debemos pensar
que responder no son las palabras, ¡es la vida la que
responde!
Con la esperanza que hay en vosotros, vivid y preparaos para
este nuevo año que comienza, un camino con los jóvenes, con
los hermanos para renovar el Sueño de Don Bosco y el Sueño de
Dios.


Nuestro escudo
«En mi estandarte brilla una estrella» se cantaba antaño. En
nuestro escudo, además de la estrella, hay una gran ancla y un
corazón ardiente.
He aquí algunas imágenes sencillas para empezar a mover
nuestros corazones hacia el tiempo venidero, «Anclados en la
esperanza, peregrinos con la juventud». Anclados es un término
muy fuerte: el ancla es la salvación del barco en la tormenta,
firme, fuerte, ¡arraigada en la Esperanza!
Dentro de este tema generador estará todo nuestro día a día:
personas, situaciones, decisiones& lo «micro» de cada uno de
nosotros que se suelda a lo «macro» de lo que viviremos todos




juntos& entregando a Dios el don de este tiempo que se nos
regala. Porque al Aguinaldo que todos recibiremos debes sumar
tu parte; tu vida cotidiana que sabrás iluminar con lo que
hemos escrito y recibirás, de lo contrario no es una
Esperanza, no es en lo que se basa tu vida y no te pone en
«movimiento» haciéndote Peregrino.
Confiamos este camino a la Madre del Señor, Madre de la
Iglesia y Auxiliadora nuestra; Peregrina de la Esperanza con
nosotros.