nos ha hecho redescubrir que, solo si caminamos juntos bajo la
guía del Espíritu, podemos ser fieles al Evangelio y
significativos para los jóvenes de hoy.
El Documento Final que presentamos se articula en tres
grandes núcleos. Los dos primeros —«Animación y cuidado de
la vida verdadera de cada salesiano» y «Juntos Salesianos,
Familia Salesiana y laicos con y para los jóvenes»— han sido
estructurados según el triple escaneo de la escucha, de la
interpretación y de la elección. En ellos se reconoce una
honestidad intelectual y espiritual al afrontar las luces y sombras
de nuestra vida personal, comunitaria y apostólica. Durante el
CG29, no hemos tenido miedo de nombrar las fatigas que
marcan la vida espiritual de muchos hermanos, la fragmentación
interior que a veces debilita la gracia de unidad, la crisis
vocacional que en algunas Regiones cuestiona profundamente
la calidad de nuestro acompañamiento, y los desafíos culturales
que ponen a prueba la consistencia de nuestro testimonio. Pero
junto con estas sombras, hemos reconocido con gratitud los
muchos signos de vida, fidelidad, generosidad y esperanza. Las
opciones que el Documento Final propone no son normas
abstractas, sino indicaciones concretas, fruto de reflexiones
compartidas y arraigadas en la realidad. Nos piden, a cada uno
de nosotros, que pongamos a Cristo en el centro de nuestra vida,
que cultivemos una espiritualidad más profunda, que vivamos
con autenticidad la fraternidad, que valoremos especialmente la
vocación del salesiano coadjutor, y la de promover una misión
educativa cada vez más compartida con los laicos y los diversos
grupos de la Familia Salesiana.
El tercer núcleo recoge las veintitrés deliberaciones
capitulares, que representan una respuesta valiente y lúcida a las
exigencias de un gobierno de la Congregación más coherente
con la misión, más cercano a la realidad, más ágil y transparente.
Algunas de ellas modifican artículos de las Constituciones y de
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