El Proyecto del Sesenio 2025-2031

EL PROYECTO DEL SEXENIO 2025 -2031


A la luz de la reflexión hecha sobre el ejemplo de María que, después de la experiencia del anuncio del ángel Gabriel «se levantó y se dirigió con prontitud» (Lc 1,39), ofrecemos el Proyecto del sexenio 2025-2031 que surge de la experiencia del CG29. «Se levantó y se dirigió con prontitud» es un profundo eco bíblico que quiere ser la continuación de esa invitación a una revisión de la vida de la Congregación que el Rector Mayor emérito, el cardenal Ángel Fernández Artime, nos había confiado. De aquella invitación ha partido un camino que sigue considerando las cuestiones de la vida de la Congregación y las lleva adelante en la óptica de la esperanza cristiana que, en este año jubilar, el papa Francisco nos ha pedido mantener como llama viva, fuente de inspiración.

Reconocemos que las dinámicas surgidas durante las varias semanas de trabajo del CG29, hechas de escucha y de compartir, han favorecido gradualmente el nacimiento de un ambiente sano y adulto, una atmósfera donde la atención y la apertura a la reciprocidad han llevado a una comprensión cada vez más nítida de los desafíos que la Congregación salesiana debe seguir afrontando.

Esta misma escucha recíproca ha confirmado el tesoro de las diversidades culturales, de ideas, de modos de interpretar las diversas realidades donde estamos presentes. Nos ha ayudado a confrontarnos también con las diferentes interpretaciones que se presentan y testimonian la catolicidad de una Congregación, precisamente a través de su misma diversidad cultural como elemento de base. De aquí surge el desafío de la inculturación del carisma, del intercambio de buenas prácticas dentro de nuestra Congregación. Todo esto indica que nuestra presencia con los jóvenes y para los jóvenes está necesariamente arraigada en el diálogo con sus mismas realidades y culturas locales.

Esta dinámica que ha acompañado al CG29 ha hecho madurar algunas opciones particulares, contenidas en el Documento Final (DF), que ahora nosotros como Consejo General queremos presentar de manera programática. Es un trabajo que todo el Consejo General está llamado a realizar durante este sexenio y que tendrá su repercusión en la dirección y animación de los diversos procesos regionales, inspectoriales y locales.

Antes de pasar a la presentación de las líneas de gobierno es indicativo observar como un primer desafío, que ha surgido con una claridad indiscutible, tiene que ver con la identidad del salesiano de Don Bosco. Creemos que es sabio y pastoralmente estratégico no subestimar este desafío que se debe considerar como «primario». Es una llamada que se presenta como la base, y también la fuente, de todo lo que somos y, por necesidad, de todo lo que hacemos y proponemos. Sabemos bien que esa llamada —apasionados por Jesucristo, dedicados a los jóvenes— ha sido también objeto de estudio y de reflexión tanto en el CG27 como en el CG28.



  1. SIGUIENDO EL EJEMPLO DE DON BOSCO, REFORCEMOS LA

CENTRALIDAD DE CRISTO EN NUESTRA VIDA



  • Renovar con decisión la centralidad de Jesucristo, redescubriendo la gracia de unidad y huyendo de la superficialidad espiritual. (DF 18)

  • Revitalizar la vida fraterna en las comunidades y potenciar el servicio a los jóvenes más pobres como expresión auténtica del carisma salesiano. (DF 28)

  • Renovar los procesos formativos cuidando el acompañamiento y la formación en la misión. (DF 39)

En esta primera línea de gobierno nos encontramos ante una llamada que tiene implicaciones prácticas y existenciales profundas. La centralidad de Cristo en nuestra vida, el encuentro diario con su Palabra, es un camino exigente que lleva consigo tres opciones de fundamental importancia, íntimamente conectadas entre sí. Las tres tienen que ver con la definición de la identidad del consagrado salesiano de Don Bosco hoy, nuestra respuesta y nuestra formación continua.

Debemos ayudar a las comunidades y a los hermanos a elegir las formas y los tiempos de oración personal y comunitaria más adecuados a su misión actual, a la composición de la comunidad y a la edad misma de los hermanos. Hay que ser mucho más libres en estas elecciones de tiempos y de modos para la fidelidad evangélica y carismática diaria.

Nos encontramos en una coyuntura histórica marcada por un fuerte cambio de época. El riesgo de volverse irrelevantes siempre está a la vuelta de la esquina y nos arrastrará con él si nuestras raíces son débiles. Si tomamos en serio nuestra elección de consagrados, renovándola diariamente como respuesta a un proyecto que no es nuestro sino de Dios, entonces no tendremos ningún motivo de miedo o de sentimiento de inferioridad.


  • En esta lógica, estamos llamados, a nivel personal y comunitario, a hacer todo lo posible para que nuestra respuesta a la llamada de Dios esté marcada por la centralidad de Cristo, alma y fuerza de nuestra fidelidad, alimentada por la Palabra de Dios.

El compromiso diario de la meditación debe ser tomado en serio en cada comunidad porque de aquí surge la verdadera fuerza de nuestra identidad consagrada.

El debilitamiento de esta experiencia diaria es un indicador de dónde está nuestro corazón y de la autenticidad de nuestro testimonio. Si nuestro hablar de Dios no es fruto y consecuencia del hablar con Dios, todo se vuelve superficial y artificial. Terminamos por no ser creíbles ni siquiera creídos, porque no somos auténticos creyentes de la y en la Palabra.

  • Nuestro vivir comunitario está marcado por la misma experiencia de Don Bosco. Esto requiere un conocimiento de nuestro Padre y Maestro que nos sirva como brújula, ayudándonos a encarnar el carisma en el hoy de la historia.

El don del «espíritu salesiano» debe ser encarnado y no solo copiado. Amar a Don Bosco significa que, como salesianos, nos comprometemos a conocerlo bien para poder hacer actual y significativo su carisma. Los desafíos de la globalización y de la posmodernidad son motivos para animarnos, así como una llamada a ser profetas ante un mundo juvenil que está buscando adultos auténticos que ofrezcan propuestas de esperanza.

  • Nuestra consagración salesiana tiene como primer signo el de ser un ambiente acogedor. Hacer de nuestras casas y de nuestras comunidades espacios de humanidad sana y gozosa significa seguir ofreciendo a los jóvenes ese sabor de «Valdocco» que hoy, a menudo, falta.

En una cultura que está perdiendo gradualmente la centralidad de la persona, nuestro testimonio de vida proclama una visión evangélica que supera la indiferencia y el individualismo. La cultura de la comunicación y del encuentro necesita personas y espacios que ofrezcan el aliento de la hospitalidad, del acompañamiento y de la escucha y que conduzcan a la comunión de corazones entre nosotros y con los jóvenes.

En este contexto, la comunicación no es solo tecnológica, sino relacional, arraigada en la construcción de la comunión. Inspirada en la pedagogía de la presencia y del encuentro personal de Don Bosco, la comunicación salesiana crea vínculos a través de la escucha, la narración, la vida cotidiana y la oración, que tiene su fuente inagotable en la comunión eucarística.

Es, en esta fuente de relaciones auténticas, donde nuestro ministerio encuentra significado y fecundidad, tanto en la presencia personal como en el mundo digital.

  • Como leemos en las Constituciones, artículo 16, en este testimonio está la raíz de toda propuesta vocacional: «Un testimonio a suscita en los jóvenes el deseo de conocer y seguir la vocación salesiana». Esta dimensión transversal de nuestra misión, la dimensión vocacional, encuentra aquí su verdad y su autenticidad. De aquí parten procesos y programas vocacionales de todo tipo.

  • Se insertan aquí, de manera muy pertinente, todos aquellos procesos que nosotros favorecemos hacia una formación inicial y permanente que está íntimamente entrelazada con la vivencia cotidiana. Dejándonos acompañar por la fuerza del Espíritu Santo, gradualmente descubrimos cómo en la vivencia de la misión nosotros mismos crecemos en la conciencia de nuestra identidad evangélica y carismática. Formarse en la misión significa dejarnos plasmar por lo que es la voluntad de Dios para nosotros, hoy, en favor de los jóvenes, especialmente de los más abandonados.

  • El proceso de conocimiento y de aplicación de la nueva Ratio requiere un estudio serio y profundo para afrontar los desafíos actuales. Toda la Congregación se comprometa a tomar en serio los diversos procesos formativos desde el inicio de los procesos de discernimiento vocacional hasta la fase prolongada y urgente de la formación permanente.



  1. UNA PROPUESTA PASTORAL CARISMÁTICAMENTE ACTUALIZADA, CON COMPETENCIA Y PROFESIONALIDAD



  • Compartir, en cada comunidad educativo-pastoral, espiritualidad, misión y formación con los laicos y miembros de la Familia Salesiana. (DF 51)

  • Ofrecer itinerarios graduales y sistemáticos de educación en la fe y renovar la práctica del Sistema Preventivo, garantizando en todas partes ambientes seguros. (DF 60)

  • Estar presentes en las nuevas fronteras de la misión: el ambiente digital, la ecología integral, las nuevas expresiones del carisma. (DF 69)

En estos años, después del Concilio Vaticano II, la gran dedicación de la Congregación en esta dirección da prueba de la convicción compartida de que la propuesta educativo-pastoral es una llamada que requiere múltiples compromisos y procesos, que estamos tomando muy en serio. Los diversos procesos vividos por toda la Congregación, con distintas velocidades, son un testimonio de que se está haciendo todo lo posible para actualizar la propuesta educativo-pastoral tanto a nivel de visión evangélica, como también a nivel carismático, pedagógico y profesional.

Esta segunda línea de gobierno toma en consideración la variedad de nuestra expresión educativo-pastoral. Invita a reforzar aquellas opciones de animación y de formación que hoy emergen como prioritarias y requieren respuestas adecuadas y actualizadas. Reconocemos que este camino, hoy en día, se ve afectado por la velocidad acelerada del pensamiento, la tecnología, los modelos organizativos y demás. Urge fortalecer el compromiso actual en los diversos niveles y sectores donde vivimos el carisma salesiano a favor de los jóvenes, especialmente de los más necesitados.

Vivimos en una época caracterizada por cambios continuos y por fragmentación cultural y social. Nuestra Congregación debe ser generativa, no repetitiva. No se trata simplemente de hacer más sino de vivir nuestro tiempo con ese valor y esa esperanza que entra en sintonía con lo que buscan nuestros jóvenes. Si no somos nosotros quienes lo ofrecemos, los jóvenes lo buscan y lo encuentran fuera de los circuitos de la Iglesia.

Cada comunidad local se encuentra en una encrucijada: o acepta con alegría el desafío de ser un signo del Reino entre la gente, o termina quedándose solo como signo del pasado. El desafío a habitar nuestro tiempo requiere discernimiento, es decir, la sabiduría con la que saber leer los signos de los tiempos.

  • En relación con este camino hay que subrayar el compromiso, ya existente, así como nuevas propuestas de procesos formativos, entre salesianos y laicos en un número creciente de inspectorías. Son experiencias exitosas que responden a las necesidades de una formación cada vez más compartida con metodologías adecuadas para las realidades concretas en las que se está presente.

  • En este campo crece la atención a favor de los diversos Grupos de la Familia Salesiana. Es urgente apoyar este camino, ofreciendo propuestas actuales y actualizadas de formación, para una creciente identidad evangélica y carismática que capte los desafíos actuales en los diversos continentes y que valorice la preciosa ayuda de corresponsabilidad carismática que ofrecen los miembros de nuestra Familia.

  • Reforcemos la convicción de estar llamados a ofrecer procesos e itinerarios graduales y sistemáticos de educación en la fe y de catequesis. En contextos culturales que, en diversas formas, están sujetos a cambios de gran alcance de la escala de valores, donde las dimensiones religiosas y de trascendencia, de fe y de espiritualidad corren el riesgo de ser relegadas a los márgenes, para nosotros salesianos urge reconocer que, con frecuencia, también en nuestros ambientes, la dimensión pastoral es débil, a veces incluso ausente, o no capaz de contraponerse a la influencia de ideologías. Ofrecer a los jóvenes la frontera del sentido, de lo trascendente y de lo divino, inspirado en el mensaje de Cristo tal como nos lo comunica el Evangelio, es un don que se convierte en nuestra primera responsabilidad. Es una toma de posición que reconoce y se sintoniza con la búsqueda de sentido de las nuevas generaciones; se convierte para nosotros en una llamada irrenunciable a responder no solo para los jóvenes, sino también con los jóvenes. Esta llamada debe ser, naturalmente, comprendida y actuada según los diversos contextos culturales.

  • El voluntariado, en todos los sectores de la misión salesiana, ha conocido en las últimas décadas un desarrollo consistente, tanto en las diversas expresiones en que toma forma en la concreción de las presencias salesianas, como también a nivel de reflexión y actualización sobre esta realidad. El camino que testimonia el impulso y la energía de la Congregación hasta ahora en este campo es positivo y debe ser acompañado y verificado continuamente.

  • Con inteligencia pastoral renovamos el compromiso de hacer que todos los ambientes y todos los procesos pastorales sean expresión cada vez más evidente del carisma salesiano, cuya síntesis es la caridad pastoral del Sistema Preventivo. Se debe promover el esfuerzo de cada inspectoría para asegurar ambientes seguros con opciones claras en favor del safeguarding para favorecer un crecimiento sano e integral para todos, en comunión con el magisterio de la Iglesia y en línea con lo que los gobiernos nacionales exigen en este campo. El safeguarding debe entenderse como un modo de cuidar el carisma y la pedagogía salesiana con seriedad y permanentemente; es un cuidado para cada rostro, un don de Dios que es siempre más grande que nosotros. Es continuar un itinerario que sigue haciendo crecer ambientes seguros para todos: para los salesianos, para los educadores, para los jóvenes.

  • El compromiso de la Iglesia en el campo de la ecología integral ha sido asumido por la Congregación y debe ser fortalecido con una visión carismática inspirada. El compromiso de los jóvenes por el bien común y por la casa común esté cada vez más arraigado a nivel local, con el protagonismo de los jóvenes, compartiendo opciones y participando de manera activa y concreta. Don Bosco Green Alliance es una propuesta que hay que acompañar y apoyar.

  • En los últimos años la Congregación ha tomado muy en serio el tema de la educación de la afectividad. La reflexión hecha, la literatura producida y los caminos recorridos hasta ahora atestiguan la urgencia del compromiso en este campo. Nos tomamos en serio este desafío incorporándolo dentro de nuestros procesos educativos como también en los procesos de acompañamiento a las familias, en la formación inicial y permanente de los salesianos y de nuestros colaboradores.

  • Hay que llevar adelante con mucho cuidado la educación para la paz en los diversos itinerarios educativos pastorales. Es un desafío que está emergiendo en un escenario que conoce cada vez más conflictos étnicos y entre las naciones. Esta educación está llamada a despertar en los jóvenes la conciencia de su propia responsabilidad hacia la promoción de una convivencia civil caracterizada por el respeto de la diversidad, la solidaridad y el diálogo.

  • El compromiso de la Congregación a nivel de advocacy por los derechos humanos es un camino en continuo crecimiento. La representación a nivel internacional, así como las diversas experiencias a nivel nacional, piden de nosotros salesianos un fortalecimiento de una preparación adecuada para que nuestra voz y nuestra propuesta encuentren cada vez más un espacio significativo en los mismos ambientes y organismos. La experiencia positiva y apreciada de estos procesos en el ámbito internacional y en algunos países alienta a compartir buenas prácticas que fortalecen nuestra voz en favor de los pobres y excluidos. No basta con hacer el bien. Trabajemos con los más pobres y marginados para que cambien las condiciones de nuestra realidad humana que generan pobres y explotados. Apoyemos el compromiso social y político para crear mejores condiciones de vida para los jóvenes que sufren condiciones de pobreza y para sus comunidades.

  • Promovamos en los siguientes ámbitos el buen funcionamiento de la CEP, un espacio de sinodalidad, de participación juvenil y familiar, así como los procesos de programación pastoral, el PEPS de cada obra y/o presencia, a contextualizar con cuidado en los diversos ambientes pastorales:

  • La escuela es el sector en el que estamos muy presentes. La propuesta educativa es una clave que rompe los ciclos de pobreza y vulnerabilidad, al mismo tiempo que abre nuevos horizontes de crecimiento integral. La presencia de los salesianos en este sector debe ser cuidada, preparada y acompañada. De esta propuesta depende el futuro de muchos jóvenes. Estamos llamados a preparar salesianos expertos, tanto en el campo de la dirección como en el de la docencia y en la preparación de profesores. El respeto y la estima por parte de los jóvenes, padres, profesores y autoridades locales por nuestra propuesta educativo-pastoral escolar es una prueba del valor de la oferta educativa que encuentran en nuestros ambientes, pero también una responsabilidad que requiere reflexión, visión clara y diseño.

  • La propuesta de la formación profesional se confirma como una excelencia formativa que nos distingue, muy apreciada. Abre perspectivas nuevas que dan dignidad a la vida de los jóvenes, para hoy y para su futuro. Es una inversión educativa de la que se siente cada vez más la necesidad, que nos pide apostar con valentía en la formación carismática y pedagógica, técnica y gerencial, hoy imprescindibles. El camino en este sector es positivo y por eso es urgente que sigamos apoyándolo preparando salesianos que aseguren la identidad carismática de nuestras presencias junto a la formación de nuestros colaboradores. El punto más revolucionario es la cultura del trabajo: el trabajo como participación en la creación de Dios; el trabajo como formación para la vida. Se convierte en una escuela de excelencia, no una propuesta inferior para aquellos que no pueden hacer otros itinerarios. La formación profesional es para nosotros, en todos los rincones del mundo, una escuela de integración para migrantes y refugiados. Es urgente profundizar en el acompañamiento y cuidado de los jóvenes trabajadores como desafío y oportunidad. Una frontera que requiere reflexión y planificación a largo plazo.

  • En el campo de la educación superior continúe la creciente atención hacia la identidad propia y la coordinación de este ámbito formativo. Urge continuar el camino hacia una identidad evangélica, carismática y pedagógica más clara, para que la contribución de la Congregación en este campo sea capaz de ayudar a los jóvenes a alcanzar los objetivos de una educación integral capaz de construir un futuro más digno, justo y solidario. Se presentan aquí grandes oportunidades para continuar la oferta de acompañamiento educativo pastoral a los jóvenes que se encaminan hacia la madurez de su vida.

  • Centros juveniles y oratorios siguen siendo un lugar privilegiado salesiano de agregación. El constante compromiso formativo de los agentes pastorales, salesianos y laicos, adultos y jóvenes, sea una opción que asegure la calidad de la propuesta educativo-pastoral, de itinerarios de fe, de catequesis y de crecimiento en los valores. No podemos contentarnos con ofrecer lugares para ocupar el tiempo; nos comprometemos hacia una propuesta que abra horizontes de protagonismo sano, ofreciendo esperanza y futuro.

  • La experiencia de las obras y servicios para jóvenes en situación de vulnerabilidad y exclusión es objeto de atención y compromiso constante por parte de la Congregación. El desarrollo de cada tipo y forma de intervención en este sector es un testimonio claro a favor de los pobres y marginados. La creciente sensibilidad, la formación continua y la colaboración con otras agencias a nivel local y regional son una señal positiva para el futuro. Sigue siendo un desafío fortalecer la dimensión carismática de la propuesta a través de la preparación de salesianos y laicos enraizados en el carisma, para que nuestra presencia contribuya a la construcción evangélica de la justicia y la paz, promoviendo así los derechos humanos, usando el lenguaje universal que nos pone en sintonía con quien, como nosotros, se gasta a favor de la dignidad de cada persona.

  • Las parroquias y santuarios confiados a los salesianos siguen siendo una oportunidad privilegiada de presencia dentro de un determinado territorio y contexto. La reflexión hecha en los últimos años es un testimonio de cómo la Congregación está comprometida para que estos sean cada vez más espacio típicamente salesiano que de manera profética acompaña y llega a una gran variedad de personas con una especial atención a los jóvenes.



  1. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL DESAFÍO EDUCATIVO-PASTORAL



  • Demos una pedagogía a la IA, entremos como educadores en un mundo nuevo, junto con las jóvenes generaciones.

La tercera línea insta a una implicación consciente de todos respecto al advenimiento de la inteligencia artificial (IA) como un desafío revolucionario que está transformando radicalmente nuestro mundo. Estamos en los albores de una era de innovación que introducirá nuevas formas de aprender, comunicarse y de instaurar relaciones. Esta transformación es tan profunda que representa un verdadero cambio de paradigma. Es interesante observar cómo la IA, en su forma «artificial», nos ofrece nuevas posibilidades para llevar adelante nuestro ministerio, comunicando y favoreciendo relaciones humanas auténticas inspiradas en el Sistema Preventivo, cercanas y reales.

Don Bosco era un visionario que en la innovación, tanto a nivel eclesial como educativo, cultural y social, intuía oportunidades ocultas. Avanzaba con una velocidad sorprendente, siempre con un ojo crítico y creativo porque podía ver cómo la innovación servía al bien integral de los jóvenes.

  • La IA es parte de nuestra misión como salesianos que vivimos en la era digital. En este sentido, la IA es para nosotros no solo un instrumento sino también una misión, es decir una llamada a explorar las nuevas fronteras que la IA contiene en su encuentro con la propuesta educativo-pastoral.

  • El gobierno de la Congregación se comprometa a promover espacios de reflexión y debate con expertos que ayuden a traducir en procesos y experiencias el encuentro entre el carisma y la IA y otros desafíos presentes en el mundo digital; procesos que deben ser guiados por una actitud positiva y proactiva, arraigada en el carisma salesiano.

  • Existe, además, el compromiso de formarnos para crear coordinación y sinergias entre las múltiples experiencias existentes en las diversas partes de la Congregación en el campo de la IA.

  • Desde el punto de vista ético y moral estamos llamados a ayudar a los jóvenes a discernir las contradicciones y zonas de sombra del mundo, a la luz de la presencia en el mundo del mensaje de Cristo.

  • Debemos hacer todo lo posible para crear relaciones auténticas en este espacio, ni artificiales ni virtuales. Creemos conexiones genuinas y un espacio para la escucha.



  1. UNIVERSIDAD PONTIFICIA SALESIANA



Esta cuarta línea tiene como centro de atención nuestra Universidad Pontificia Salesiana (UPS). Es importante recordar que la UPS es la Universidad de la Congregación Salesiana, la Universidad que nos pertenece a todos nosotros y con la cual todos sentimos un vínculo particular. Constituye una estructura de gran importancia estratégica para la Congregación. Debemos hacer todo lo posible para que pueda vivir su misión.

El papel y la presencia de la UPS están íntimamente ligados a la promoción de la cultura y de la cualificación de los salesianos, de nuestros colaboradores y de los jóvenes. La investigación académica y la enseñanza, el diálogo entre carisma y cultura, deben favorecer el conocimiento cada vez más actualizado de la figura de Don Bosco y de la experiencia educativo-pastoral salesiana. Esta llamada es una tarea para toda la Congregación en cada inspectoría. Es necesario reforzar la relación institucional entre la UPS y las inspectorías de la Congregación, con las IUS de la Congregación, en sinergia con el Rector Mayor y su Consejo.

  • El gobierno de la Congregación continúa siguiendo con dedicación las dos prioridades fundamentales para la UPS: la formación de educadores y pastores, salesianos y laicos, al servicio de los jóvenes así como la profundización cultural, histórica, pedagógica y teológica del carisma que pueda vincularse con el acompañamiento de las Oficinas de la Sede Central con respecto a las inspectorías y ofrecer un diálogo de pensamiento que sostenga la Congregación en un clima de armonía entre pensamiento, animación y gobierno.

  • En torno a estos dos ejes, la UPS está llamada a seguir desarrollando su compromiso de investigación, de enseñanza y de transmisión del saber. Las últimas experiencias en esta dirección, entre ellas la del 150 aniversario del escrito de don Bosco sobre el Sistema Preventivo, sirvan como paradigma.

  • El campo de los estudios salesianos debe ser seguido con más atención en línea con los esfuerzos que la Congregación está haciendo en estos últimos años en la valorización de los lugares salesianos. No se trata solo de lugares físicos, sino de lugares donde el encuentro con el carisma por parte de tantos grupos de colaboradores está dando frutos positivos.

  • La sinergia de propuestas de estudios y de presencia entre la UPS y los lugares salesianos debe reforzarse de manera programada para potenciar las experiencias positivas de formación permanente ya existentes y también para poder responder a otras oportunidades que puedan ser propuestas. El corazón de ese camino sea pasar de imaginar los lugares salesianos como lugares que visitar a una visión que privilegia el estudio profundo de la salesianidad, es decir, pasar de la sola información a la formación.



Conclusión

En esta parte se intenta ofrecer, en cuatro líneas generales programáticas, la base que luego será desarrollada de manera sistemática por los diferentes Sectores y Regiones, individualmente para algunos y en sinergia y colaboración en otros.

La invitación conclusiva de esta presentación, por mi parte, es doble: ante todo, invito a toda la Congregación a inspirarse para este camino en la Carta que lo introduce. Espero que el ambiente contemplativo, que fue tan bien vivido durante el CG29, se convierta en el clima permanente que acompaña nuestra misión cotidiana. Guiados por el Espíritu de Dios y alimentados por la escucha de la Palabra sirvamos a los jóvenes con un corazón disponible y con un ánimo generoso. Nuestra vida comunitaria sea el signo más creíble que ofrece espacios de acogida, comunica sentido de pertenencia y capacidad de acompañamiento.

Segundo, comprometámonos todos juntos —salesianos y laicos— a tener un conocimiento cada vez más profundo de Don Bosco. Este camino nos hace descubrir nuestros orígenes pero, sobre todo, nos da valor para vivir hoy la perenne novedad del carisma. Recorrer este tramo de camino juntos significa hacer nuestras casas y nuestras presencias otros «Valdocco» hoy. A propósito de esta llamada, don Juan Vecchi nos ha dejado una reflexión que es muy actual:

Cuando pensamos en el origen de nuestra Congregación y Familia, de donde partió la expansión salesiana, encontramos sobre todo una comunidad, no solo visible, sino incluso singular, atípica, casi como una lámpara en la noche: Valdocco, casa de comunidad original y espacio pastoral conocido, extenso, abierto… En aquella comunidad se elaboraba una nueva cultura, no en sentido académico, sino en la dirección de nuevas relaciones internas entre jóvenes y educadores, entre seglares y sacerdotes, entre artesanos y estudiantes; una relación que repercutía en el contexto del barrio y de la ciudad…Todo esto tenía como raíz y motivación la fe y la caridad pastoral, que intentaba crear en el interior un espíritu de familia, y orientaba hacia un afecto sentido al Señor y a la Virgen. (Don Juan VECCHI, Es el tiempo favorable, ACG 373, 2000, 27).



EPÍLOGO

Al final de este camino quisiera invitaros a todos vosotros, queridos salesianos, y junto con vosotros a todos los que forman parte de nuestras Comunidades educativo-pastorales (CEP), a hacer que la llamada, que nos ha llegado a través de la experiencia del CG29, pueda ser asumida con esa actitud de profunda apertura hacia las realidades que el Señor nos está pidiendo que encontremos. Dejémonos animar y guiar por el ejemplo de María en su actitud de escucha de la voluntad de Dios que pasa a través de la acogida de la Palabra, pero también a través de la historia de los jóvenes que estamos llamados a encontrar, acoger y acompañar.

Os invito a cultivar un corazón abierto y disponible, que se deje guiar por el grito y por la búsqueda de los jóvenes que, con frecuencia, viven una situación marcada por una aparente indiferencia. Una indiferencia que, ante un corazón disponible, como el del buen pastor, se disuelve y en su lugar surgen pistas relacionales y experiencias significativas que ofrecen futuro y esperanza a los mismos jóvenes. El ejemplo de Don Bosco, en su encuentro con Bartolomeo Garelli, sea para nosotros una constante llamada a una disponibilidad que logra intuir oportunidades de amistades sanas y humanamente enriquecedoras.

Por último, reconocemos que nuestra generosidad pastoral necesita ese equilibrio que es fruto de vivir cotidianamente la gracia de la unidad: «una espléndida armonía entre naturaleza y gracia» (Const. 21) Es un compromiso y una dedicación pastoral que tiene raíces evangélicas y carismáticas sólidas, profundas y ricas. Son estas raíces de nuestra generosidad las que nos impulsan a ser misioneros de los jóvenes allí donde la Providencia nos envía.

Pongámonos a la escuela del Espíritu Santo para que —siguiendo el ejemplo de María— también nosotros, con confianza y esperanza, «vayamos con prontitud» al servicio de los jóvenes.



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Una nota al Proyecto del sexenio 2025-2031

Los Proyectos de los últimos sexenios, continuaban con varias páginas de «articulaciones del Proyecto del sexenio», después de las prioridades dictadas por el Rector Mayor a toda la Congregación, hechas por cada Consejero según la tripartición: Objetivo - meta - proceso - pasos.

Todo esto se publicaba junto en el texto del Proyecto, definiendo inmediatamente un camino cerrado.

En el espíritu del CG29, y para asegurar un trabajo continuo sobre proyectos intersectoriales que produzca procesos que deben ser actuados y verificados, hemos decidido desacoplar del texto del Proyecto del sexenio esta segunda parte de actuación.

Todas las articulaciones del Proyecto, de cada Sector y Región, son y serán elaboradas, en un continuum, durante el recorrido del mismo sexenio.

Serán compartidas en Consejo, paso a paso, compartidas y publicadas durante su desarrollo, y serán la estructura de la verificación del sexenio que se cerrará con el informe sobre la Congregación que se hará en el próximo CG30.

En la continuidad con lo que siempre se ha hecho, hemos introducido aspectos nuevos que favorecen el trabajo conjunto del Consejo, junto a una actuación y verificación con toda la Congregación, mucho más articulada.

Esperamos así poder expresar el espíritu del CG29 en la animación y en el gobierno de la Congregación.





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