SEMINARIO


SEMINARIO



OFICINA PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

30 marzo – 2 abril 2005



1 Roma, 31 marzo 2005

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2 SECCIÓN DE PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

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EN LA GESTIÓN ECONÓMICA DE LA INSPECTORÍA




1.- En el Proyecto del sexenio 2002-2008

Me complace unirme a la interesante reflexión, objeto de este seminario, subrayando en primer lugar una referencia institucional y ampliamente programática. Entiendo referirme a una de las cuatro áreas señaladas en el proyecto del Rector Mayor y su Consejo para el sexenio 2002-2008, para el sector de la economía. Se trata de la solidariedad-centralización. No entiendo naturalmente comprometerme a hacer una investigación a fondo sobre este aspecto, sobre el que me he detenido más ampliamente en otras circunstancias.

Lo que entiendo subrayar es la visión de conjunto y el cuadro de referencia que orientan los elementos que entiendo proponeros. Me parece que en este sentido estamos proponiendo y realizando en la Congregación un importante cambio de mentalidad y de praxis. En el campo estrictamente económico y de gestión se trata efectivamente de un modo diverso de plantear la economía y la administración a nivel inspectorial. Creo que se puede decir que nos estamos sensiblemente moviendo desde una visión en la que se subrayaban más fuertemente los aspectos de autonomía y, por tanto, de fraccionamiento económico en el ámbito de las comunidades entre sí y en su relación con la inspectoría, hacia una concepción más social, más centralizada. El mandato de las constituciones reconoce, por una parte, a las comunidades una relativa autonomía financiera y administrativa, pero contiene igualmente algunas indicaciones normativas para orientar hacia una visión más coordinada y orientada desde el centro inspectorial

La situación de las inspectorías a este propósito es naturalmente muy diversificada. En algunas una inteligente y racional centralización, además de no mortificar la autonomía de las comunidades, ha producido efectos benéficos, proporcionando al centro inspectorial los medios financieros necesarios para cubrir las necesidades, especialmente las de las comunidades más necesitadas. En otras la discrepancia entre comunidades “ricas” y comunidades “pobres” es un hecho contradictorio y preocupante, que engendra malestar entre los hermanos y ineficiencia en la gestión. Existen ciertamente reservas y rémoras y en algunos casos incluso abierta oposición. Es, sin embargo, confortante ver que, en la mayor parte de los casos, se han puesto las bases para construir una nueva mentalidad de participación y de solidariedad, siguiendo las orientaciones normativas de la congregación.

Este es el cuadro de referencia en el que adquieren mayor significado y relevancia las reflexiones que siguen, y que pretendo compartir con todos vosotros


2. Leyendo sintéticamente la experiencia


Recuerdo que, con ocasión de la vista a una inspectoría, al ofrecerme algunas informaciones previas a la visita de la Sección de Proyectos, el ecónomo inspectorial me comunicaba su preocupada impotencia con relación a dicha sección. El planteamiento en aquella inspectoría, incluso desde el punto de vista logístico, era tal que la Sección de Proyectos tenía entidad propia, gestionada de manera muy eficiente por un hermano, que hacía patente su autonomía con respecto al administrador inspectorial. En inspectorías con limitados medios financieros esto significaba en la práctica que la Sección de Proyectos, que administra considerables medios financieros, puede llegar a ser casi un elemento antagónico frente al economato inspectorial.

La “organización” vigente en aquella inspectoría reflejaba una situación que se verifica también en otras inspectorías en la relación entre economato inspectorial, la sección de proyectos, la sección de desarrollo, la procura de misiones etc. La falta de coordinación y de una visión de conjunto da origen naturalmente a malestares y disfunciones. Señalo algunas de ellas:

Una visión y gestión excesivamente “personalizada” de los proyectos, de las ofertas y de todas las iniciativas que van unidas a esto, en perjuicio de una interpretación más correctamente institucional. El bienhechor ofrece a la institución, a los salesianos, a las misiones, al trabajo con los muchachos en peligro, se compromete con bolsas de estudio, con adopciones a distancia. Si quien es responsable gestiona todo esto de un modo demasiado autónomo y personalizado, porque no se ha establecido una coordinación a nivel inspectorial, se pueden crear tensiones, desigualdades, favoritismos y sobre todo referencias a la persona y no a la institución. La excesiva libertad de movimiento, la falta de control y de verificación, a veces con el aval del superior, ha causado estos últimos años graves problemas no sólo a la “persona” de algunos salesianos, sino, sobre todo, a la institución salesiana.

Otro elemento crítico es que, sin una coordinación centralizada con normas y procedimientos establecidos, conviven en la misma inspectoría varios “centros de poder” financiero y por tanto referencias cruzadas por parte de los hermanos. Un análisis atento de los hechos de Polonia y Paraguay nos permite descubrir numerosas anomalías e incongruencias, que, tal vez de un modo menos clamoroso, están presentes también en otras inspectorías.

Hago notar todavía un elemento de preocupación. Sin una visión compartida de conjunto y una coordinación eficaz de los medios financieros y de los proyectos, el cuerpo de la inspectoría se presenta lacerado y como “empujado” de una elección a otra... como persiguiendo afanosamente las oportunidades que se presentan, gracias a la iniciativa noble, pero descoordinada, de los responsables de las diversas secciones. Se corre el riesgo, por eso, de realizar no un proyecto, sino de perseguir “los proyectos”.

Junto a aspectos preocupantes, me alegra el compartir con vosotros también experiencias interesantes y positivas.

En algunas inspectorías, con una inteligente política de pasos graduales, se ha llegado a un planteamiento unitario de toda las funciones de planificación, financieros y administrativos que corresponden al nivel inspectorial. Y tal procedimiento ha sido oportunamente codificado en la parte económica del Directorio Inspectorial. Las diversas secciones representan aspectos y actividades diferenciadas que hacen referencia a un único centro de dirección, representado por el Economato Inspectorial. Tal disposición tiene la gran ventaja de que la coordinación del ecónomo inspectorial, garantiza la referencia directa al Inspector y su Consejo. No se trata, por tanto, de reforzar el poder del ecónomo inspectorial, sino más bien de permitir al inspector y al consejo inspectorial ejercer la función de animación y de gobierno de un modo eficaz y coordinado en todos los ambientes de la vida de la inspectoría.

Otra interesante realización que se da en algunas inspectorías es la organización de la beneficencia a nivel inspectorial.

Tal función viene tramitada por la sección Propaganda, que coordina y mantiene la relación con todas las clases de bienhechores. Esto ha sido posible gracias a la colaboración de hermanos particulares, más frecuentemente “misioneros”, que durante muchos años , con su iniciativa han sido capaces de crear verdaderas cadenas de bienhechores en diversas partes del mundo. Es útil recordar que esto ha sido posible sólo en aquellos casos en los que el misionero ha transferido su “propaganda personal” (léase su dirección) al centro inspectorial. De este modo la preciosa herencia no sólo no se ha dispersado, sino que ha sido posible continuar el diálogo con los diversos bienhechores a través de otros hermanos. Me parece que un ejemplo significativo de esta praxis ha sido realizado con la extraordinaria red construida durante tantos años por Don Maschio en India. Una herencia preciosísima que es aún una realidad muy significativa, a distancia de varios años de la muerte del hermano que la inició y fue el inteligente ejecutor por tantos años. El actual obispo diocesano de Tura, en el Nord Est de India, se beneficia hoy de la considerable ayuda económica que le presta la red de bienhechores construida con inteligencia por su predecesor salesiano Mons. Marengo.

También a nivel de Dirección General se ha trabajado mucho por orientar a los misioneros particulares en esta dirección. Desde el punto de vista contable nos hemos esforzado por reintegrar en la única contabilidad de la inspectoría todas las ofertas que van llegando, aunque manteniendo la referencia a cada misionero. No ha sido siempre fácil y ha habido a veces quejas, pero gradualmente se ha obtenido una claridad en los fondos disponibles, una mayor transparencia y se han puesto las premisas para una utilización más institucional de los recursos.

En los casos en los no se ha dado el paso de la persona a la institución, se han perdido los contactos con los bienhechores y por tanto la posibilidad de ayudar financieramente a las iniciativas emprendidas.





3. Algunos criterios guía


La referencia al proyecto de la Congregación y la alusión a algunas experiencias nos permiten ahora poner en evidencia algunos criterios-guía que pueden orientar en la organización o reorganización de las secciones de desarrollo y los otros servicios inspectoriales con mayor uniformidad y la consiguiente posibilidad de un más eficaz cotejo y trasvase de experiencias en este sentido.


3.1. El sentido institucional


Lo considero, teniendo también en cuenta mi experiencia de ecónomo general, el criterio fundamental. A algunos aspectos ya me he referido anteriormente. El sentido de la institución, correctamente apreciado y valorado, permite al realizador situar en el justo ámbito la propia acción, tanto si se trata de proyectos, como de coordinación burocrática, de propaganda y de recogida de fondos.

Me siento en grado de poder afirmar, con gran respeto por el trabajo, la iniciativa y la fantasía de los realizadores, que el sentido de la institución es un criterio en cuyo aprecio todos debemos crecer, a veces obrando una verdadera conversión. No se trata de teoría, sino de experiencia vivida.. Y es por lo general una exigencia fuertemente sentida, especialmente donde la gestión económica y financiera de una inspectoría se muestran débiles y precarias.

El respeto de las funciones y de las competencias es una premisa importante para llegar a una visión unificada y coordinada de tan diversos componentes en el tejido, a veces complejo, de la inspectoría. En la institución, correctamente entendida, se pueden fusionar en armonía la iniciativa y la responsabilidad personal y la conciencia de que tal iniciativa y responsabilidad forman parte de un proyecto inspectorial, a cuya realización contribuyen.


3.2. El Proyecto Orgánico Inspectorial


Tal criterio brota de lo que se ha dicho más arriba. Pero vale la pena dedicarle algunas palabras. En estos últimos años hemos hablado frecuentemente y también insistido en la necesidad de adquirir una mentalidad de proyecto en todos los aspectos de la misión salesiana. El CG24 había dado esta orientación, refiriéndose al papel de corresponsabilidad y participación de los laicos en la misión salesiana. El CG25 ha hecho de él una orientación para el inspector, pidiendo a los Capítulos Inspectoriales que estudien y realicen un proyecto orgánico.

El adjetivo orgánico significa expresamente que todos los aspectos, tanto a nivel de objetivos como a nivel de instrumentos, debe ser regulado por el proyecto mismo. Quiere decir que la gestión, la administración y las finanzas de una inspectoría entran directamente en la visión del proyecto global. Y no podría ser diversamente.

La selección y la gestión de los proyectos financiados, la búsqueda de los medios financieros y su utilización no deben condicionar el POI, sino más bien sacar de él las indicaciones programáticas, las orientaciones concretas para contribuir a una eficaz y fiel realización.


3.3 La economía de “escala”


En una correcta visión institucional y de proyecto se inserta el criterio, preferentemente técnico de la economía llamada “de escala”, o sea aquella que sabe sacar el óptimo rendimiento de los recursos humanos y financieros. Donde no hay coordinación es fácil que se derrochen o malgasten los recursos. Lo constato frecuentemente en las visitas y en el contacto con las inspectorías, Las comunidades que no están dispuestas a solidarizarse frecuentemente disponen de notables recursos tanto humanos como financieros. A veces se gasta, incluso mal y sin verdadera necesidad, para no tener que poner los recursos financieros a disposición de la inspectoría. Se reiteran sin necesidad gastos para consultas, se hace una política alegre del personal, a veces empleado con criterios clientelistas (en la jerga eclesiástica se habla de “nepotismo”... tal vez en sentido amplio), se gastan ingentes sumas, que en una economía más racional podrían ahorrarse.

Molesta además constatar que, en algunos casos, la Congregación debe tener disponibles ingentes recursos (canalizados a través de los bienhechores) para atender a situaciones de crisis financiera, ocasionadas por un planteamiento económico y de gestión que se inspira más bien en le criterio “de la jungla”.

Muchas organizaciones laicas (empresas, administraciones civiles etc,) nos pueden ofrecer estímulo e inspiración en la realización de un cambio de mentalidad y de praxis en tal sentido. No debería ser necesario para instituciones como la nuestra que hacen de la “comunión” uno de los máximos criterios de inspiración. Aquí estamos, en parte, en la paradoja.


3.4. Eficiente y transparente administración


Aprovechando la ocasión, me permito unas palabras sobre un criterio que no es ciertamente específico del tema que tratamos, pero que es de enorme importancia.

El adjetivo “fiduciaria” aplicado a nuestro tipo de administración nos ha inducido a veces a error. “ “Homo sum nihil humano a me alienum puto”. Lo decían los latinos.

La sección de la que estamos hablando, ocupada por salesianos y laicos, debe distinguirse por una eficiente y transparente teneduría de cuentas. La eficiencia hace referencia a la mejor utilización de los recursos disponibles. Se refiere por ejemplo a un importe ya asignado, pero no para ser gastado inmediatamente. ¿Cómo administrarlo? Se puede hacer de modo eficiente y se pueden desperdiciar posibilidades efectivas. También los importes ligados a la gestión de los proyectos representan disponibilidades financieras que deben ser óptimamente explotadas.

La transparencia mira, sobre todo, aunque no exclusivamente, al rigor en lo que hace referencia al destino de los medios financieros de los que disponemos y podemos disponer.

En estos días estoy dialogando con la magistratura de la Comunidad Europea para intentar evitar daños irreparables, causados precisamente por la falta de rigor. Es una cuestión de sentido común, de ética, de disciplina religiosa, de sabiduría humana.... El acceso directo a Dios... al menos así podemos a veces suponer... no nos dispensa de las reglas. Es un hecho que parece que nos condicionan más los posibles procedimientos penales o civiles que las Constituciones de la Sociedad Salesiana.


4. El servicio del economato inspectorial


Esbozo ahora el modo en el que a mí personalmente me gustaría ver organizada la coordinación del centro inspectorial.


4.1 La función institucional del ecónomo inspectorial


No me entretengo, sino que voy inmediatamente al núcleo de la cuestión. En nuestra tradición salesiana el papel del ecónomo inspectorial es un papel, en primer lugar, institucional. Él es miembro de derecho del Consejo Inspectorial y, como para los demás consejeros, su nombramiento corresponde a una consulta de los hermanos, además de ser competencia del Rector Mayor y de su Consejo.

Su papel es ante todo un papel de gobierno y de animación en el ámbito del órgano competente. Este papel orientador se refiere naturalmente y en modo específico al campo de la economía y de la administración. Bajo este perfil el ecónomo confiere a los diversos aspectos de la gestión, de la financiación y de la economía su carácter institucional. De ahí la necesidad de que haya una coordinación, una centralización, una convergencia de fuerzas en el ámbito del economato inspectorial, que responde directamente al buen gobierno de la inspectoría.


4.2. La estructura del economato inspectorial


Dicho esto del ecónomo, responsable personalmente ante la Congregación de la tarea que le viene confiada, presento esquemáticamente la estructura posible del economato inspectorial. Me doy perfectamente cuenta que nuestras... inspectorías presentan características y peculiaridades, por lo que el modelo no puede ser simplemente asumido y adaptado, sino que tiene que ser interpretado, según las dimensiones de la circunscripción, las disponibilidades de personal y de medios, la historia y las experiencias precedentes. Lo importante es captar la inspiración que este modelo entiende transmitir.






ECONOMATO INSPECTORIAL




2.1 ECÓNOMO INSPECTORIAL

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2.2 COMISIÓN ADMINISTRATIVA

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SECCIÓN SECCIÓNSECCIÓNSECCIÓN

CONTABILIDADPROYECTOSPLANIFICACIÓNPROPAGANDA

DESARROLLO

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ASESORES TÉCNICOS




Un buen numero de inspectorías presentan planteamientos parecidos a este que estoy proponiendo, aunque cada una con sus peculiaridades y matices. La sección proyectos, por ejemplo, aparece sobre todo en las inspectorías que no han alcanzado una autosuficiencia económica o que de todos modos no tienen medios, o no los reciben de las estructuras públicas pare realizar proyectos y presencias nuevas.

La consulta administrativa coordina el trabajo de todas las secciones y por tanto se encarga de orientar todas las fuerzas, unificando y realizando servicios internos y procedimientos. A nivel contable es suficiente y útil un único centro contable, que después realizará todas las diferenciaciones que son exigidas por la naturaleza de los diversos servicios. También la gestión financiera de los medios que derivan de las distintas cuentas deberá ser perfeccionada sea en los recursos humanos que se emplean en ella, sea en las modalidades de la gestión misma. Podría continuar con la ejemplificación. Habéis entendido que el criterio inspirador es la convergencia, con el fin de ofrecer el mejor servicio a la misión.

Cada sección funciona evidentemente con objetivos precisos y definidos y establece relaciones con los interlocutores propios, dentro de un plan general establecido por el Consejo Inspectorial y especificado desde el punto de vista técnico y de procedimiento de la Consulta Administrativa. Las consultas técnicas vienen utilizadas según las profesionalidades que sean necesarias .

Importante es tener bien en vista que la dimensión de las secciones sea proporcional a las tareas que deben desarrollar. La tentación es siempre la de plantear la sección con propósitos de gran eficiencia y con dispendio de personal. De aquí la importancia de una visión de conjunto que no puede depender solamente de la valoración del responsable, sino que tiene que derivar del cuadro de referencia antes presentado. En una reciente visito a una inspectoría relativamente pequeña he podido constatar que la nueva sección de proyectos funcionaba con cinco dependientes a tiempo completo.

Las diversas secciones no son pequeñas fortalezas inexpugnables, sino más bien canales del gran río, que se comunican entre sí. Las unión de fuerzas (sinergias) se refieren tanto al personal, como a los procedimientos, los datos disponibles, las consultaciones etc.

Conclusión

 

En un encuentro reciente con algunos funcionarios de la Comunidad Europea, en la sede de la OLAF en Bruselas, he podido apreciar cómo las diversas secciones trabajan sintonizando sus energías: intercambiándose informaciones, organizando encuentros, poniéndose recíprocamente al día sobre el desarrollo de las diversas cuestiones. La decisión que se propone a los organismos competentes es siempre fruto de un atento trabajo de coordinación, de cotejo y de precisa información puntual.

El buen funcionamiento de una organización va unido a la integración e interacción de las partes que la componen en orden al objetivo final que se pretende.

Me gusta soñar que esto sea también posible en nuestras inspectorías, que tienen una gran misión que cumplir, siguiendo las huellas de nuestro Padre y Fundador.


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