Capítulo 2


Capítulo 2



Inspectoría Salesiana en el Ecuador “Sagrado Corazón de Jesús”.


Capítulo 1


IDENTIDAD

DEL VOLUNTARIADO SALESIANO


Don Bosco vivió en Valdocco una experiencia de vida con jóvenes y adultos dispuestos a trabajar con él en favor de la educación y salvación de los jóvenes. Tal vivencia carismática y comunitaria ilumina el Proyecto del Voluntariado de la Familia Salesiana.

La descripción de la identidad del voluntariado salesiano que proponemos es funcional o práctica, y sirve como punto de partida y de confrontación.

No pretende, pues, ser una definición completa y cerrada. Indica opciones para emplear al máximo nuestros recursos de tiempo y de personal; para dar al voluntariado un aporte calificado, en sentido educativo y salesiano; y para una comunicación y colaboración más amplia, a largo plazo, entre nuestras inspectorías.


    1. El voluntario salesiano

El voluntario salesiano es un seglar, hombre o mujer, que, después de una adecuada preparación, se pone al servicio desinteresado de los jóvenes y de los ambientes populares, dedicando a los últimos una atención prioritaria, en la línea de la misión salesiana.

Promueve una respuesta competente, creativa y continua a las necesidades emergentes, con iniciativas de educación y de promoción humana.

Se propone, en colaboración con instituciones civiles y eclesiales, una acción con vistas a la trasformación de la sociedad y de la erradicación de las causas de injusticia.

Se compromete ordinariamente por un año, como mínimo, una vez que ha alcanzado la mayoría de edad, que, de acuerdo con la ley, comporta la asunción de una plena responsabilidad personal.

Vive en comunidad con otros voluntarios dentro de una estructura organizada y practica el Sistema Preventivo de Don Bosco, con visión evangélica y corazón oratoriano, inspirándose en la Espiritualidad Juvenil Salesiana.


1.2 Rasgos del voluntariado salesiano

El voluntariado salesiano tiene una fisonomía que, explicitando la precedente definición, puede ser sintetizada en lo siguientes rasgos:


a) Laical

Esta característica se refiere tanto a la connotación laical de los voluntarios, como a su ámbito operativo, dirigido a las realidades temporales, lo que confiere un específico significado a su testimonio; se refiere también a la espiritualidad particular que se les propone y que es vivida por ellos; y también, finalmente, a la necesaria autonomía que se les reconoce, con modalidades distintas y conforme a los diversos contextos.


b) Juvenil

El voluntario salesiano, que normalmente es un joven adulto, vive su servicio con espíritu juvenil para estar en profunda sintonía con aquellos a quienes se siente llamado a servir.

No se excluyen del voluntariado salesiano los adultos que acepten las características del proyecto y puedan ofrecer una aportación válida.


c) Educativo

El voluntariado salesiano señala al joven una etapa importante en su camino de maduración personal y comunitaria.

El voluntario acepta el reto de educar educándose, se incorpora de preferencia en programas de promoción humana de las personas y actúa según el estilo educativo salesiano.

Vive el Sistema Preventivo de Don Bosco con visión evangélica y corazón oratoriano y, para madurar humana y cristianamente, sigue las líneas de la Espiritualidad Juvenil Salesiana.


d) Sociopolítico

Con el voluntariado, el joven se inserta activamente en el tejido de la sociedad y se compromete a transformarla, en colaboración con instituciones civiles y eclesiales.

Se une a los hombres de buena voluntad, en un servicio desinteresado en favor de los jóvenes y de los ambientes populares, prestando una atención prioritaria a los últimos en la línea de la Misión Salesiana.


e) Evangélico

El voluntario salesiano propone valores, ofrece su testimonio y vive un peculiar estilo de presencia, inspirándose en el Evangelio de Jesucristo, el Señor.

Por lo tanto, es motivado por una visión de fe de su compromiso cristiano, o al menos desde una actitud de fondo abierta al Evangelio, que se manifiesta en un camino de búsqueda personal y de acogida convencida y coherente de la propuesta educativa de la Iglesia y de la Congregación.

Acepta la opción cristiana de educar-promover evangelizando, y de evangelizar promoviendo-educando.

Acoge y favorece la intención misionera de quienes desean anunciar a Cristo en regiones donde no es suficientemente conocido y promueve la consolidación de la comunidad cristiana.

Por este motivo, el voluntario se esfuerza por evitar toda clase de anti - testimonios, que podrían minar la eficacia de la misión.


f) Comunitario

En sintonía con los valores propuestos por la Iglesia y el patrimonio salesiano, el voluntario vive en grupo con otros voluntarios, te do la comunión y el espíritu de familia. Se inserta en un proyecto educativo y pastoral salesiano local (PEPS), acogido y compartido, en comunión con las opciones pastorales de la comunidad inspectorial. Está abierto al diálogo intercultural e interreligioso, con mentalidad eclesial, abierta y disponible.


Capítulo 2


EL VOLUNTARIADO

EN LA PASTORAL JUVENIL

SALESIANA ORGANICA


2.1 EL VOLUNTARIADO EN LA IGLESIA LOCAL

La Iglesia lleva a cabo su misión a través de la pastoral orgánica realizada por las iglesias locales.


La pastoral encuentra su punto de convergencia en la persona, cuya naturaleza indivisible obliga a tener una visión unitaria de la persona y a realizar intervenciones coordinadas: esto le interesa también al voluntariado, ya sea que se desarrolle dentro o fuera del ámbito eclesial.

Conscientes de que la misión salesiana participa de la misión de la Iglesia, reconocemos la urgencia de trabajar orgánicamente vinculados a la Iglesia local, uniendo esfuerzos y creatividad con organismos eclesiales y sociales, que se preocupan del hombre y de la sociedad civil, en una red de relaciones (CGE 706).


2.2 EL VOLUNTARIADO EN LA INSPECTORIA SALESIANA

La inspectoría une y coordina las obras y actividades salesianas de una zona. Los varios sectores de trabajo actúan de acuerdo con un único proyecto inspectorial, para la realización de la única misión carismática.

Los seglares tienen su puesto en la misión y la comparten responsablemente, también a través del voluntariado, que está presente en sus diversos sectores, para ensanchar sus horizontes y ofrecer un dinamismo de renovación, mientras a su vez recibe estímulos enriquecedores.

Superando todo tipo de sectorialismos, con vistas a una coordinación orgánica, el voluntariado salesiano se sitúa dentro de la misión inspectorial y actúa con mentalidad de proyecto. De esta forma es coordinado por el inspector y su consejo.

Tal animación puede ser delegada a un equipo de pastoral o a un encargado particular, en conexión con los responsables de los diversos sectores, especialmente de la Familia Salesiana, Animación Misionera y Pastoral Juvenil.

La pastoral inspectorial salesiana concreta la misión, especialmente a través de algunos elementos:

  • El Proyecto Educativo Pastoral Salesiano inspectorial y local (PEPS) relaciona entre sí los diferentes sectores y dimensiones, descubre y suscita recursos personales y culturales, reconoce las necesidades de la zona, buscando respuestas eficaces.

  • La Comunidad Educativo-Pastoral (CEP), que está inserta en una realidad sociocultural concreta, integra a todas las personas que participan en el proyecto educativo-pastoral.

  • El estilo de animación descubre, anima y hace fructificar los recursos de que disponen las personas y la zona.

  • El Sistema Preventivo de Don Bosco y la Espiritualidad Juvenil, en él inspirada, ofrecen una metodología pedagógica fiable y ya experimentada.

  • Los caminos formativos, que se proponen en los diversos niveles, contribuyen a la preparación de las personas y a la elaboración de estrategias comunes operativas y pedagógicas.


2.3 RECIPROCIDAD E INTERCAMBIO DE DONES EN LA INSPECTORIA SALESIANA

La inspectoría salesiana, como la Iglesia de la que es parte viva, es una comunión de comunidades, de personas e iniciativas, en diálogo entre sí y dispuestas a enriquecerse mutuamente.

Los aportes que cada sector propone y recibe son abundantes: presentamos algunos a manera de ejemplo.


2.3.1 Voluntariado y Pastoral Juvenil

El voluntariado propone a la Pastoral Juvenil un camino para recuperar los valores de los orígenes salesianos, para activar nuevas modalidades de intervención pastoral y para dedicar una atención calificada a los jóvenes adultos.

Ofrece la posibilidad de dialogar y colaborar con otras entidades educativas, en vistas de la promoción social de los más pobres. Pone a disposición una iniciativa concreta para orientar a los jóvenes que están abiertos a la solidaridad, pero cuyas motivaciones de fe aparecen aún débiles e inciertas.

La Pastoral Juvenil ofrece al Voluntariado un camino global de maduración e itinerarios formativos específicos. Ofrece la vivencia de la espiritualidad juvenil salesiana y criterios de significatividad para la acción apostólica. La pone en contacto con una rica tradición educativo-preventiva (el corazón oratoriano) y en comunicación con otras experiencias juveniles, eclesiales y civiles.


2.3.2 Voluntariado y Familia Salesiana

El voluntariado propone a la Familia Salesiana una modalidad seria para comprometer a nuevas personas en el carisma y en la misión salesiana, ofrece espacios de apostolado concreto para 'adultos jóvenes' y para 'jóvenes adultos' y para candidatos motivados por las diversas vocaciones.


La Familia Salesiana ayuda al voluntariado a descubrir el vasto movimiento salesiano y le hace la propuesta de pertenencia; favorece la inserción de los voluntarios en una zona concreta y les ofrece espacios de formación y de testimonio, que pueden conducir a la maduración y/o consolidación de la vocación salesiana.


2.3.3 Voluntariado y compromiso misionero ad gentes

El voluntariado propone al compromiso misionero ad gentes modelos para vivir la dimensión laical de forma solidaria con las necesidades humanas más urgentes, para luchar contra la injusticia y contra el nacimiento de nuevos muros y nuevas pobrezas. Ayuda a formarse una conciencia crítica. Ofrece el servicio desinteresado y especializado de su profesionalidad. Dispone también a preparar el terreno para la eventual llegada de la comunidad salesiana.


El compromiso misionero ad gentes propone al voluntariado la maduración de la conciencia de que todos somos enviados, la apertura hacia la mundialidad, la interculturalidad, el diálogo interreligioso y ecuménico, que valora la originalidad de las diversas experiencias religiosas; y ofrece también espacios para el compromiso directo en las fronteras de la evangelización.

Capítulo 3


MISION DEL VOLUNTARIO


El voluntario salesiano realiza su servicio mediante tareas precisas, en áreas de actividades específicas y con un estilo propio. De esta manera se incorpora en la misión eclesial-salesiana, dentro de una comunidad concreta adonde es enviado, ya sea que se encuentre en la misma ciudad o país, o bien en otro país o en las misiones ad gentes.

Su presencia es un don del Señor a nuestras comunidades y a la Iglesia. Es también una interpelación para pedirnos mayor radicalidad en nuestras opciones carismáticas y pastorales, y un estímulo a dar razón de la alegría de nuestra esperanza en medio de situaciones difíciles.


3.1 ACTITUDES

El voluntario salesiano tiene algunas actitudes de fondo:

  1. Comparte la opción de la Iglesia y de Don Bosco por los pobres:participa en sus esperanzas, proyectos y luchas, regala su testimonio coherente, capaz de suscitar otros voluntarios.

  2. Se compromete en la transformación social y en la promoción humana: adquiere una visión global y crítica de la realidad social, ayuda también a los demás a asumir las situaciones de injusticia y contribuye a la eliminación de sus causas.

  3. Colabora en la construcción de Reino manifestando con su vida que el Reino de Dios está ya presente. Testimonia los valores evangélicos del amor, del servicio, del perdón, del compartir fraterno, de la confianza en la bondad del Padre. Unido a Jesús y en comunión con su Iglesia, se compromete incansablemente para 'que todos tengan la vida'.


3.2 AREAS DE ACTIVIDADES

El voluntario encarna su intención y su mensaje de servicio en actividades concretas, de acuerdo con sus capacidades personales y con la realidad donde trabaja.

Las áreas donde presta su aportación son varias:


a) Área educativo-cultural

Comprende, entre otras cosas:

      • El trabajo de concienciación y promoción de los derechos humanos;

      • Iniciativas educativas de tipo informal (alfabetización, recuperación escolar, capacitación para el trabajo...);

      • Experiencias educativas de tipo formal (escolares y profesionales);

      • La promoción del asociacionismo, en sus diversas modalidades;

      • La animación del deporte y del tiempo libre.


b) Área social

Comprende, entre otras cosas:

      • La animación social de la zona (cooperativas, asociaciones, grupos estructurados...);

      • Acciones para prevenir fenómenos de disgregación social;

      • Iniciativas de recuperación de la marginación (muchachos de la calle, drogadictos, inmigrantes...)

      • Actividades de prevención sanitaria;

      • Actividades para satisfacer las necesidades primarias.


c) Área de la evangelización

Comprende, entre otras cosas:

      • El testimonio evangélico, expresión del propio servicio;

      • El anuncio, la catequesis y el posterior acompañamiento en el camino de la fe;

      • Animación litúrgica;

      • Enseñanza de la religión católica;

      • Formación de catequistas, animadores y agentes de pastoral.


3.3ESTILO DE ACCION

Las tareas que el voluntario asume y las actividades que desarrolla se inspiran en el estilo salesiano, de acuerdo con su identidad (cfr. Cap 1).

Así, el rasgo comunitario implica que el voluntario no trabaje individualmente o de manera aislada, sino que ponga generosamente sus dotes y cualidades al servicio del proyecto y de la comunidad con la que trabaja.

Requiere la disponibilidad para el diálogo y la confrontación, la paciencia para la programación y la evaluación y la capacidad de trabajar en equipo.

Esto se convierte para él en una palestra de solidaridad educativa y disponibilidad para compromisos cada vez más vastos.

La dimensión educativa exige que el voluntario exprese el interés y la capacidad de acompañar a los jóvenes en itinerarios educativos, pensados a su medida y respetuoso de su sensibilidad, y vividos con un estilo inspirado en el Sistema Preventivo.

Requiere de él, en la acción, un corazón oratoriano, que significa que sabe estar con los muchachos y hacerse amar, lo estimula a dar el primer paso para compartir con ellos la vida y crear un ambiente de familia, que sabe combinar armónicamente, en la vida diaria, las preguntas juveniles, la experiencia de vida y el camino de fe.

La solidaridad y la atención a los últimos llevan al voluntario a ponerse de su parte y a leer la historia con sus ojos. Por tanto, se esfuerza por descubrir, respetar, apreciar y hacer apreciar los valores de la cultura de donde trabaja, como semillas del Verbo.

Va al encuentro de los demás, con respeto y autenticidad, y se pone en atenta escucha, para intuir sus potencialidades escondidas y, trabajando con discreción, los acompaña en su camino.

Armoniza la valentía de la profecía con la paciencia de la espera. Acepta las exigencias de la gradualidad histórica, evita los extremismos y controla la tendencia a querer dominar, que puede esconderse bajo la apariencia de servicio.

Por esto, su acción se caracteriza por el espíritu de humildad, la pobreza aceptada y vivida, la sobriedad, la sencillez, el espíritu de servicio y la disponibilidad, dentro de lo posible, a aprender la lengua del lugar.

En cuanto al aspecto Evangélico, el voluntario salesiano, llamado a ser signo del amor de Dios, se siente enviado por el Padre a testimoniar y vivir el Mandamiento Nuevo en la solidaridad (como el Padre me ha enviado, así os envío yo, Jn. 20, 21).

Esta convicción le ayuda a vencer la tentación de autosuficiencia, en relación con el Padre y los hermanos, le permite interpretar los acontecimientos y las situaciones a la luz de la Palabra de Dios, para encauzarlos hacia el Reino y lo lanza a encarnar en su acción el espíritu de las Bienaventuranzas.

Dicho camino interior alcanza su etapa más madura en el voluntariado misionero

ad gentes, impulsado por una opción explícita de fe y de compromiso cristiano, en estrecha comunión con la Iglesia local que lo envía y con la que lo recibe. Esto requiere un acompañamiento espiritual y una diligente y competente preparación profesional y cultural.


Capítulo 5


FORMACION DEL VOLUNTARIO


5.1 TAREA DE CADA COMUNIDAD SALESIANA

La formación del voluntario se realiza de acuerdo con la Pastoral Juvenil. La responsabilidad de su formación le compete a la comunidad local que lo envía, antes que a la comunidad que lo acoge, y deberá ser adaptada a los diversos contextos socioculturales y a cada situación.

Tomar en serio el voluntariado salesiano significa preparar itinerarios educativos bien llevados en nuestros ambientes y en las diferentes experiencias educativas salesianas.

El voluntariado es como una planta, que florece a base de cuidado metódico y prolongado. Don Bosco sabía comprometer a sus muchachos, con frecuencia muy jóvenes, en tareas heroicas de voluntariado (baste recordar los ‘voluntarios’ durante la epidemia de cólera).

Hay que ofrecer :

  • Motivaciones que abran a la ‘dimensión social de alacridad’ (Cfr. CG23, 203-214);

  • Una ‘espiritualidad del servicio responsable’ (CG23, 178-180);

  • Una confianza valiente en los jóvenes, capaz de lanzarlos al mundo de los hombres y mujeres que piden solidaridad y ayuda (CG23, 211);

  • La oferta de grupos que robustecen el camino formativo,

  • El contacto ‘orgánico’ y no casual con los que ya viven dignamente una experiencia de ‘voluntariado’.


Estas son algunas pistas que se pueden seguir para lanzar y cultivar ‘semillas de voluntariado’.

El voluntario se forma en la interacción con la comunidad. En ella, y en contacto con la praxis de Don Bosco, los jóvenes aprenden a ser generosos, a amar a Dios y a los jóvenes con ‘corazón oratoriano’, para crear, con la Iglesia y la humanidad, un mundo más justo y fraterno.


5.2 OBJETIVOS DE LA FORMACION DEL VOLUNTARIO

El voluntario cultiva la madurez humana, cristiana y salesiana para poder trabajar eficazmente en el campo educativo y en la evangelización de los jóvenes, especialmente los más pobres, siendo capaz de contribuir a la transformación de la sociedad. Para alcanzar este objetivo general, el voluntario salesiano se compromete a llegar a ser: testigo de los valores del Reino, orientador, promotor y educador.


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1.1 Para ‘ser testigo’, debe SER

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Cultiva, por ello, las actitudes que le dan capacidad de ‘propuesta’:

  • conciencia crítica, unidad y capacidad de diálogo y de discernimiento;

  • riqueza de motivaciones, vividas y expresadas;

  • presencia responsable, gratuita y solidaria, que le inserta en el ambiente en forma dinámica y constructiva;

  • visión optimista, fundada en la esperanza.


1.2 Para ‘orientar’, debe SABER

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Debe poseer contenidos cristianos, eclesiales, salesianos, socioculturales, especialmente sobre:

  • el sistema social donde trabaja, con sus desequilibrios y problemas;

  • las expectativas y prestaciones concretas pedidas por la zona;

  • el campo, el tiempo y las modalidades de su compromiso;

  • las normas que regulan la relación con la organización en la que está inserto.


1.3 Para ‘promover’, debe SABER HACER

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Debe adquirir las habilidades necesarias para:

  • actuar con competencia y calidad profesional;

  • manejar los ‘instrumentos’ de intervención y de participación;

  • colaborar con los demás.


1.4 Para ‘educar’, debe SABER ANIMAR

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Debe tener las competencias pedagógico-pastorales para:

  • conocer los principios y las técnicas de animación de grupos y comunidades;

  • estar entre los jóvenes;

  • suscitar colaboradores;

  • suscitar caminos de auto desarrollo.


5.3 CRITERIOS METODOLOGICOS

Planteamos la formación siguiendo algunos CRITERIOS, respetando siempre la diversidad de los contextos:

  • Resistimos la tentación de acelerar demasiado el camino de formación; hacemos de forma que el candidato se inserte en un proceso de crecimiento en la fe, a través de un itinerario concreto. Esto le permitirá ser protagonista de su propia formación.

  • Ofrecemos un oportuno acompañamiento personal, no limitándonos a cursos colectivos o a encuentros de grupo, o a relaciones epistolares; es necesario el conocimiento del candidato y de sus motivaciones, para evitar el peligro de admitir a jóvenes que no tienen las disposiciones requeridas.

  • La vida ordinaria (de familia, grupo, trabajo estudio, comunidad...) y la profundización de las motivaciones que le guían, son los mejores caminos para la formación del joven. Esto ayudará a obviar el riesgo de quedarse sólo en la comunicación de contenidos teóricos y de las ‘cosas que hay que hacer’.

  • Le damos a conocer la vida concreta y los problemas reales que encontrará en el lugar de su trabajo (mediante testimonios, experiencias breves, vídeos, filmaciones, etc.), y le ayudamos también a corregir cierto ‘romanticismo’ espiritualista o abstracto que, a veces, conlleva este tipo de aspiraciones juveniles.

  • Lo introducimos en la formación y en el ‘voluntariado permanente’; esto le ayudará a no hacer del voluntariado un 'paréntesis en su vida, sino una actitud de donación permanente y de crecimiento vocacional.


5.4 CONTENIDOS, RECURSOS, INSTRUMENTOS.

En la formación del voluntario debemos tener en cuenta su bagaje de experiencia personal.




5.4.1 Áreas formativas

Asumimos las cuatro áreas formativas del camino de fe descrito en el CG23, acentuando algunos contenidos que tienen que ver con el voluntariado:


* Hacia la madurez humana:

Proporcionamos elementos para una formación humana suficiente, con vistas a un compromiso de calidad y con profesionalidad, tales como: educación de la conciencia, libertad interior, formación del propio carácter, capacidad crítica, amor a la vida y valoración positiva de sí mismo, descubrir el sentido de la vida, la educación en el amor, apertura a los demás.


* Hacia el encuentro auténtico con Jesucristo:

Profundizamos temas de explícita formación cristiana, que encaminan hacia el encuentro personal con Jesucristo para ser sus testigos en la vida de cada día; en particular: la Historia de la Salvación descubierta en el encuentro con la Palabra de Dios.


* Hacia la pertenencia eclesial:

Ofrecemos propuestas de formación eclesial, que impulsen al voluntario al compromiso por su misión (Cfr. EN, RM, CG23, 94-157; 158-202). Alentamos la participación, al menos dominical, en la Eucaristía, la frecuencia de sacramentos, la vida de oración, el amor a la Virgen María, la apertura ecuménica.


Desarrollamos también temas de explícita formación salesiana: conocimiento de Don Bosco, de su espíritu, del Sistema Preventivo y de la misión de la Familia Salesiana.


* Hacia el compromiso por el Reino:

Ayudamos a entender la vida como vocación que se realiza en el mundo, teniendo presentes las dimensiones:

      • cultural: estudio sobre el desarrollo y los contenidos de la cultura, aprendizaje de la lengua.

      • social: profundización de la doctrina social de la Iglesia; educación en la mundialidad y en la interdependencia; relaciones con organismos, entes, asociaciones para el voluntariado; integración y compromiso en la zona;

      • política: conocimiento de los problemas del subdesarrollo, de los mecanismos profundos de la economía y del modo de combatirlos; compromiso por la paz y por la justicia.

      • religioso-ecuménica: valorando las ‘semillas de Evangelio’ presentes en toda religión y promoviendo la colaboración con los ‘hombres de buena voluntad’ basada en una leal y explícita adhesión a la propia fe.


5.4.2 Recursos

Entre los recursos disponibles señalamos, en concreto:


* Los itinerarios, como instrumentos de adecuado crecimiento, gradual y dinámico de los jóvenes voluntarios, que los hace capaces de conseguir metas formativas previamente fijadas. Hay que partir de las necesidades reales de los voluntarios y de las inspectorías o zonas geográficas en las que trabajan. Hay que adaptarse a su situación y al ritmo de cada uno. Teniendo en cuenta los objetivos y contenidos indicados más arriba, se promueve el intercambio a nivel inspectorial y con otros grupos.



* El acompañamiento ayuda al voluntario en su proceso de maduración y de autodefinición. Se realiza mediante el contacto con un guía espiritual, mediante el coloquio educativo-pastoral.


* El envío del voluntario: cuando el voluntario parte para su lugar de destino en donde realizará su servicio, se requiere una adecuada celebración o ceremonia de envío por parte de la propia comunidad, como un signo y compromiso de la Iglesia local, que desea compartir su fe con otra Iglesia local, a través de los voluntarios o misioneros enviados; y también como un testimonio que puede animar a otros jóvenes y adultos a ensanchar el corazón y la mente hacia horizontes más vastos y despertar en ellos el deseo de un servicio generoso hacia los demás. El envío puede realizarse dentro de una oportuna celebración eucarística, celebración de la Palabra, etc.


5.4.3 Instrumentos

Entre los instrumentos, indicamos algunos subsidios formativos o materiales de apoyo como:

- los textos del CG23, CG24;

- manuales de voluntariado;

- proyecto educativo-pastoral salesiano inspectorial y local;

- publicaciones referidas a experiencias de voluntariado;

- cursos para animadores, retiros, jornadas de estudio y experiencias de breve duración.


5.5 LUGARES Y AMBIENTES


5.5.1 La persona en la vida diaria

El voluntario concreta la formación en su vida diaria, mediante un programa de crecimiento personal que deberá ser impulsado desde la comunidad por los diversos responsables.


5.5.2 El grupo

El grupo de pertenencia ofrece, ordinariamente, al voluntario:

  • momentos de encuentro para compartir, como amigos, sentimientos, proyectos, alegrías, fiestas, actividades varias;

  • tiempos dedicados a la formación, mediante conferencias, reflexiones, celebraciones, retiros, etc.;

  • espacios para el ejercicio de responsabilidades, animación y colaboraciones varias;

  • oportunidades de servicios concretos de promoción humana y evangelización;

  • animación misionera;

  • experiencias de corta duración en países pobres, campos de trabajo en la inspectoría o en la nación, vacaciones comprometidas, etc.

El grupo participa en la preparación de los candidatos, los apoya también en la financiación durante su estancia en los lugares de trabajo. Después de la experiencia, los voluntarios se incorporan de nuevo al grupo, donde servirán de fermento.


5.5.3 La comunidad local

* Que envía:

      • anima al candidato a la solidaridad, a la gratuidad, a la responsabilidad;

      • acompaña al voluntario durante su compromiso de servicio;

      • garantiza una suficiente preparación del candidato para el trabajo y para la vida comunitaria;

      • a su vuelta, favorece su reinserción.


* Que acoge:

      • favorece la inserción del voluntario en la vida comunitaria;

      • lo sostiene en su compromiso de servicio;

      • lo inserta en la comunidad educativa y en la zona en la que trabaja;

      • lo acompaña en su proceso formativo, a nivel cultural, pedagógico y espiritual.


5.5.4 La comunidad inspectorial

Como primera responsable de la misión salesiana, incluye al voluntario en su proyecto, haciendo la previsión de formadores y de caminos formativos.



5.5.5 Las organizaciones de voluntariado

Cuídense los contactos y la colaboración con organizaciones de voluntariado, especialmente eclesiales y salesianas que, en niveles diversos, apoyan la formación y la calidad de los voluntarios y ofrecen información necesaria para la preparación y realización del servicio de los voluntarios.



5.6 UNA FORMACION CONTINUA Y PERMANENTE

5.6.1 La formación previa

La formación previa tiene como finalidad la preparación del candidato para la experiencia de voluntariado. Está confiada, especialmente, a la comunidad que envía y requiere una duración suficiente.


5.6.2 La formación durante el voluntariado

La formación durante la experiencia de voluntariado tiene como finalidad la maduración del voluntario en su compromiso de ser vicio y está confiada a la comunidad que acoge, la cual:

      • garantiza la presencia de un responsable para su acompañamiento;

      • asegura momentos explícitos de formación y de oración personal y comunitaria;

      • le ayuda a reflexionar sobre la experiencia, a definir su función en el PEPS y a prepararse para el período de postvoluntariado.


5.6.3 La formación posterior

Los jóvenes que han terminado el período de voluntariado tienen todavía necesidad de ser acompañados y animados. Desean, por lo general, seguir en contacto con la comunidad que los ha enviado y están dispuestos a colaborar e integrarse en grupos y organismos de servicio.

La comunidad que ha enviado al voluntario, lo acoge y le ayuda a volver a insertarse, tanto en la familia como en el compromiso apostólico y en el trabajo.

En la inspectoría nos preocupamos de crear y animar grupos en los que encuentren puesto estos jóvenes. Ellos, a su vez, pueden contribuir a la formación de los nuevos candidatos y a la promoción del voluntariado.


5.6.4 Perspectivas vocacionales

La experiencia de voluntariado puede ayudar al joven a discernir o consolidar su vocación, entre las cuales están las diferentes opciones vocacionales delos grupos de la Familia Salesiana.


Para los voluntarios jóvenes se abren diversas posibilidades: iniciar el prenoviciado con los SDB o las FMA, insertarse en centros de cooperadores o en la asociación de exalumnos, orientarse como aspirantes hacia el instituto de las VDB o de los CDB (Voluntarios con Don Bosco), o en organismos de compromiso eclesial y social.


Muchas otras oportunidades se abren, también, para el voluntario adulto que desea continuar su servicio en el ámbito social o eclesial:

  • animador social, con una fuerte sensibilidad social y espíritu rítmico, capaz de iniciar actividades de solidaridad y de sensibilización de la opinión pública;

  • promotor de educación en los valores del desarrollo, la mundialidad, la paz;

  • organizador de actividades caritativas y/o misioneras en favor de los más pobres;

  • catequista, con especial sensibilidad por la dignidad de los seglares en la Iglesia-misterio, por su participación en la Iglesia-comunión y por la corresponsabilidad en la Iglesia-misión;

  • político comprometido en sembrar esperanza y coordinar la buena voluntad de la gente;

  • asistente social/educador profesional, con sensibilidad por los menores en dificultad;

  • profesional competente en su trabajo que, con profunda honradez y optando por los valores inspirados en el Evangelio, catequiza el mundo seglar en el que vive y siente predilección por los más pobres;

  • esposos que viven el matrimonio como experiencia de amor gratuito, capaz de extender-también como pareja- la misma gratuidad hacia aquellos a quienes nadie ama;

  • padres que, movidos por la experiencia de la paternidad/maternidad, deciden comprometerse en la defensa de la vida.


CONCLUSION



Al dedicar, con la Iglesia y la Congregación, una atención especial al Voluntariado, reconocemos en él un signo de los tiempos, por el que debemos guiarnos.

Lo acogemos como estímulo de fidelidad a Don Bosco, al que siempre encontramos en compañía de seglares voluntarios, movilizados para el servicio de la misión juvenil.

Lo recibimos con gratitud como una primicia, mientras caminamos juntos hacia el CG24, que verá con toda seguridad en el voluntariado un modo típico, para salesianos y seglares, de trabajar unidos al servicio de la salvación de los jóvenes.

Acogemos el desafío, mientras la Iglesia pone en marcha la causa de beatificación de aquella extraordinaria ‘voluntaria’ que lleva el nombre de Mamá Margarita.

Escrutamos su significado escuchando a Juan Pablo II, que en ocasión del DB88 daba esta consigna a los jóvenes reunidos delante de la Basílica de María Auxiliadora:


En cuanto a vuestro papel de jóvenes, digo simplemente: sois indispensables, no por lo que podéis con vuestras solas fuerzas humanas, sino por lo que podéis por medio de la fe en el Dios de la paz que se hace cultura y compromiso de paz. Pero podríais ser lo que los hombres esperan de vosotros, si os decidís hoy mismo a actuar. Conscientes de esta situación, intervenid.

El voluntariado, hecho tan maravilloso de nuestro tiempo, está vivo entre vosotros.


Tened sólo la pureza de las motivaciones que os hacen transparentes, con el aliento de la esperanza que os hace constantes y con la humildad de la caridad que os hará creíbles.

Me atrevo a decir que un joven de vuestra edad que no dedica, de una u otra manera, algún tiempo prolongado al servicio de los demás, no puede llamarse cristiano, pues son innumerables las demandas que nacen de los hermanos y hermanas que nos rodean".


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