331-366-Misiones-Cap 10


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CAPÍTULO 10
VISIÓN DE LA INDIA EN JM
Durante el período dorado de la empresa misionera de cristia-
nización, los ojos de muchos misioneros y grupos misioneros se
posaron en la India, la cuna de muchas de las antiguas religiones
con sus prolíficos millones de habitantes. Parecía que había llegado
el gran “momento” para la India de recibir el mensaje del Evan-
gelio, y la Iglesia quería aprovechar esta oportunidad. Además, la
India, con todo lo que la hacía tan peculiar y tan distinta de cual-
quier otra nación en el mundo, despertaba una particular fascina-
ción en los europeos.
Los informes sobre la India ocupan el mayor espacio en JM.
Eugenio Valentini enumera unos 603 artículos sobre la India encon-
trados en JM1. Además de esto, JM dedica 11 números casi por com-
pleto a esta vasta península: junio de 1951, julio de 1951, noviem-
bre de 1951, febrero de 1952, julio de 1952, mayo de 1953, enero de
1954, marzo de 1954, diciembre de 1954, septiembre de 1955 y
abril de 1958. Tres de estos once números tratan de la India en gene-
ral, mientras que otros versan sobre ciertas zonas en particular2.
Presentación general del subcontinente indio
Con la abundante información sobre la India publicada en JM,
se puede realizar una división entre los artículos que tratan de la
India en general y los que se refieren a regiones específicas. Mien-
____________________
1 Como en el caso de los artículos sobre China, también en el de los de la India
no todos aparecen en la lista de la recopilación de Valentini.
2 JM incluye en la India a Burma, Sri Lanka y Pakistán. Los misioneros salesia-
nos llegaron a la India en 1906, mucho antes de la independencia y la división de
la península india.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
tras que la atención de los artículos más genéricos se centra más en
la India hindú, la de la segunda categoría de artículos versa sobre los
varios grupos tribales, especialmente los del norte de la India. Ob-
viamente, se van presentando de una manera gradual tanto los as-
pectos individuales de la sociedad hindú como la imagen general de
esta sociedad.
Sistema de castas en la India
Una de las características de la sociedad hindú que resalta JM
tanto en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial como en
el período posterior es la existencia del sistema de castas. A pesar de
que no todos los informes provienen de las fuentes de los salesianos
que trabajaban en la India, obviamente reflejan el punto de vista del
misionero, del mismo modo que los artículos compilados por los
editores son extraídos de algunas publicaciones misioneras3.
En un resumen de dos artículos de dos revistas misioneras, JM
presenta en abril de 1924 dos extremos de la sociedad hindú: los
brahmanes y los parias. El motivo es obvio: poner de relieve la gran
diferencia entre los dos grupos. En la sociedad hindú, los brahmanes
disfrutan del status superior y más importante. El brahmán se consi-
dera una encarnación de la propia divinidad. “El brahmán es la pri-
mera criatura de Dios, el amo y rey de la creación, la encarnación de
la religión. Todo lo que existe es para él, quien, por ley, está por enci-
ma de todo”4. Las otras castas les tratan con genuina veneración. Para
los misioneros, no obstante, sigue el artículo, este grupo es “¡la autén-
tica casta de los orgullosos! Raramente se da alguna conversión entre
ellos al catolicismo”. Los parias forman el otro extremo del sistema
de castas. Ellos se encargan de hacer los trabajos más ingratos. Se les
____________________
3 Los informes ofrecidos por JM no son de ningún modo una presentación cien-
tífica del origen, naturaleza y significado del sistema de castas. El misionero ve en
este sistema de diferencias sociales entre los diferentes grupos de personas una
negación de los valores básicos de justicia, igualdad, y sobre todo de amor. El mal
del sistema no consiste en la existencia de varias clases, sino en el trato inhumano
de la casta inferior y de la gente sin casta, y eso sin ser culpa suya. El misionero es
el defensor de los oprimidos y propagandista de una revolución social.
4 Gli estremi dell’India, en GM 2 (1924) 4, 59.
Visión de la India en JM
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desprecia y son los excluidos de la sociedad. Cualquiera que tenga
contacto directo con ellos incurre en impureza religiosa. Como resul-
tado, viven en cabañas miserables, segregados de las otras castas. Su
único amigo fuera de la casta es el misionero católico.
En septiembre de 1925, en un informe que vuelve a ser compi-
lado de tres revistas misioneras, JM afirma que el sistema de castas,
a pesar del caos social que engendra y la injusticia que perpetúa, es
la base de la vida social de la India. La distinción de clases no
depende de las diferencias religiosas, es una realidad social. Está tan
arraigada a pesar de todos los esfuerzos de los misioneros que per-
siste incluso en la Iglesia5.
En agosto de 1927, Garneri se centra en el tratamiento inhu-
mano que se daba a los parias. Según este informe, los parias son los
descendientes de los antiguos habitantes de la península india, que
fueron subyugados, esclavizados y paulatinamente hinduizados por
los arios. Garneri pinta una vívida imagen de la miserable condición
de los parias. Ellos poseen poco que puedan llamar suyo. Viven en
sus ghettos, separados de todas las otras castas. Ni siquiera tienen
acceso a los templos o a los sacerdotes. Son en verdad los intocables
de la sociedad6.
En 1937, el misionero salesiano Cignatta vuelve a describir los
efectos del sistema de castas en la sociedad india, especialmente en
las personas de casta inferior. Observa que los parias no pueden
pasar por ciertas calles, ¡ni siquiera pueden llevar una camiseta! Se
les prohíbe el acceso a todos los lugares utilizados por las otras cas-
tas, incluso el templo, el pozo, los albergues, etc. Un paria no puede
cambiar su casta ni a través de la formación o mediante la adquisi-
ción de riquezas, ¡se nace y se muere siendo un paria!
____________________
5 Cfr. Le caste in India, en GM 3 (1925) 9, 200-201.
6 Cfr. GARNERI D., Un problema indiano, en GM 5 (1927) 8, 141-142. En este
particular informe, la atención de Garneri se dirige más hacia la urgencia de la
misión entre los parias. Mientras éstos responden bien al cuidado de los misioneros
católicos y se nota un acercamiento de ellos hacia la Iglesia católica, también hay
otras misiones que se mueven en este campo: los protestantes, los musulmanes e
incluso los propios hindúes.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
Cignatta observa que hay cuatro castas principales en la India:
los brahmanes, que forman la clase de los sacerdotes; los kshatriyas,
quienes forman la clase de los guerreros; los vaishyas, quienes for-
man el grupo de los mercaderes y granjeros; y los shudras, que
forman el grupo que realizan los trabajos más humildes7. Además de
estas cuatro principales divisiones, cada casta tiene sus propias sub-
divisiones. El misionero observa que esta evidentemente injusta es-
tructura social es lo que el hinduismo ha creado en la India8.
Cignatta habla también de los esfuerzos de Mahatma Gandhi y
de Ambedkar por hacer una revolución social. Los intocables buscan
una religión que les garantice justicia e igualdad9.
Un artículo de diciembre de 1954, a pesar de que reafirma las
profundas raíces del sistema de castas en la sociedad india, describe
una imagen más amable de los brahmanes. A través de las diferen-
tes instituciones educativas cristianas, se crea una nueva conciencia
social de forma especial entre los niños de las castas superiores. A
pesar de que los brahmanes no aceptan el bautismo fácilmente, tie-
nen un gran aprecio y veneración por Cristo y el Evangelio10.
Esta comprensiva actitud hacia los brahmanes también se apre-
cia en un breve informe de enero de 1955. Se observa que la sección
de la población más inteligente, educada y que mejor se comporta
pertenece a la casta de los brahmanes. A un brahmán se le enseña
desde la infancia a respetarse y a ser digno de un status superior.
Reverencia y obediencia a los maestros son las virtudes esenciales
del brahmán. Se les da una formación ascética en su juventud, como
____________________
7 Los shudras y los sin casta forman el grupo comúnmente denominado parias.
8 La evidente exasperación por esta “malhadada institución” creada y apoyada
por el hinduismo impulsa a los misioneros a comentar que por este mal social crea-
do por el hinduismo, éste no merece el nombre de “religión”. Cignatta afirma: “No
es una religión, sino una enfermedad contagiosa”. CIGNATTA N., Un problema di
strategia missionaria, en GM 15 (1937) 1, 12.
9 Otra vez JM, en los textos de Cignatta, subraya la amenaza musulmana. El
autor informa que diferentes grupos de intocables han abrazado el Islam y los
misioneros musulmanes están muy activos entre ellos. Cfr. CIGNATTA N., Un pro-
blema di strategia missionaria, 12-13.
10 Cfr. Le alte caste indiane e il cristianesimo, en GM 32 (1954) 12, 2-3.
Visión de la India en JM
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observa JM: “Se les obliga a abstenerse de toda clase de carne, del
uso de todos los perfumes, de sándalo, zapatos y parasoles, del enfa-
do, la avaricia, bailes y canciones y de las mentiras”11. Según el
informe, coherentes con su formación, bastantes de los brahmanes
se convierten en verdaderos ascetas.
En diciembre de 1960 Luis Del Nievo Squeri, misionero en la
India, vuelve a describir la estructura social basada en el sistema
social prevaleciente en la India, después de que la constitución la
hubiera abolido legalmente. La sucinta descripción de la vida de un
miembro de la casta inferior resume todo lo que JM había dicho
anteriormente sobre los parias.
Los shudras son los condenados de la sociedad y ocupan el lugar
inferior en ella. [...] Ningún shudra tiene el derecho a adquirir nin-
guna propiedad. Su vida no tiene valor y su personalidad no cuenta
para nada. Vive únicamente para servir a las clases superiores. Él
nace en un mundo de degradación y miseria, ignorante y sin ideales,
y muere en ese mundo sin remordimientos o lamentos. En las aldeas,
los shudras viven en un sector separado, prácticamente en la perife-
ria o incluso a veces en un lugar más lejano de la aldea. Sus vivien-
das son casuchas humildes sin luz, oscurecidas por el humo. A ellos
se les reservan trabajos como limpiar los caminos, lavar los servicios
públicos, incinerar o preparar los cadáveres, trabajar en las tenerías,
etc. Su salario equivale a lo que un tacaño daría como limosna12.
En el número de mayo de 1965, en el que aparece un texto bas-
tante extenso sobre el hinduismo, los editores vuelven a presentar
un relato sobre el sistema de castas. Según este informe, los arios
forman las tres castas superiores de los brahmanes, kshatriyas y
vaishyas; los shudras son los dravidianos, quienes fueron domina-
dos por los arios. Además de estas cuatro castas, este informe habla
de la casta de los chandalas, individuos sin casta, conocidos como
los parias, y los mletchas, como se llama a los extranjeros. El artí-
culo cita también las raíces mitológicas del sistema de castas.
Según la mitología hindú, los brahmanes nacieron de la cabeza de
____________________
11 Il bramino, en GM 33 (1955) 1, 17.
12 DEL NIEVO SQUERI L., La dura vita dell’intoccabile, en GM 38 (1960) 12, 6-7.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
Brahma, los kshatriyas de los hombros, los vaishyas del estómago
y los shudras de los pies. Y los sin casta no tienen su origen en
Brahma13.
División religiosa de la sociedad hindú
Una de las prácticas curiosas entre los hindúes, de la que JM
informaba en noviembre de 1924, era la de llevar algunas marcas en
la frente. Esas marcas no se llevan como adorno, sino que tienen un
significado religioso. Los principales dioses hindúes son Brahma, el
creador; Visnu, quien preserva; y Shiva, el destructor. Entre los hin-
dúes, unos son devotos de Visnu (visnuvitas), mientras que otros lo
son de Siva (sivitas). Los visnuvitas llevan tres líneas verticales en
la frente; las líneas laterales suelen ser blancas y la central es rosa,
en honor a la diosa Laksmi, la esposa de Visnu. Los sivitas llevan
tres líneas horizontales en la frente14.
Algunas características de la sociedad hindú en la India
Uno de los rasgos de la sociedad hindú que parece un poco
ridículo a los misioneros fue seleccionado y publicado en las pági-
nas de JM; se trata de la veneración profesada a la vaca. Ravalico
escribió en mayo de 1928: “Aquí en la India, a la vaca se la venera
de una manera que raya en el fanatismo”15. Sigue diciendo el misio-
nero que se han dado muchas disputas interreligiosas por solamente
una vaca. Para los hindúes, la vaca es la representación de la divini-
dad y tiene un papel importante que desempeña en todas sus mani-
festaciones religiosas. Sobre esas manifestaciones religiosas Ravali-
co continúa en el mismo informe:
La vaca es la protagonista de muchos festivales semirreligiosos. En
esos casos se somete a la pobre bestia a un largo y meticuloso proce-
____________________
13 Cfr. La legge della casta, en GM 43 (1965) 5, 22.
14 Cfr. I contrassegni della sèeta hindu, en GM 2 (1924)11, 169. Además de
apuntar a la curiosa práctica de pintar esas líneas en la frente, el artículo señala las
divisiones en el propio hinduismo, las diferencias que existen en la sociedad y la
dificultad del misionero para comprender la mentalidad y la cultura india.
15 RAVALICO L., La vacca dal punto di vista indiano, en GM 6 (1928) 5, 94.
Visión de la India en JM
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so de limpieza: se le adornan los cuernos con flores de naranja y se
les coloca una guirnalda de jazmines alrededor del cuello, el lomo y
los lados se decoran con pinturas que representan ¡todas las divinida-
des del olimpo indio! Sus adornados pasos caminan triunfalmente a
lo largo de los caminos de la ciudad y se la hace objeto de veneración
por parte de los transeúntes, a quienes se les obliga a hacer una reve-
rencia ante ella y a veces incluso a postrarse en el suelo16.
Ravalico menciona en el mismo artículo que esta misma vene-
ración religiosa se manifiesta también en permitir a las vacas vagar
libremente en las calles y tumbarse allí donde quieran, incluso cuan-
do obstruyan el tráfico. ¡Los hindúes nunca la molestarán ni la per-
seguirán! Para los ellos, matar una vaca es un grave crimen y sólo
un baño en el Ganges limpiaría a una persona de la impureza reli-
giosa en que habría incurrido en una acción como esa.
Ravalico, otra vez en julio de 1928, informa de otra práctica en
la India que para los misioneros obviamente era ridícula: la venera-
ción del mono. El autor escribe:
“India es un país de contradicciones y paradojas, donde junto con los
altos conceptos de los Vedas existe también un florecimiento de los
más humillantes patrones de pensamiento: entre los últimos es sufi-
ciente recordar todos los cultos a los animales. [...] Después del altar
a la vaca, el elefante y la serpiente todavía se erige uno más al mono,
este estúpido cuadrúpedo hecho para imitar lo que es básico y más vil
en el ser humano”17.
El autor observa que el culto al mono se basa en una gran epo-
peya hindú: el Ramayana, en la que el jefe de los monos ayudó a
Rama a liberar a su esposa Sita, raptada por Rávana. En algunas
zonas de la India, dar de comer a los animales, especialmente a
aquellos que se encuentran en los alrededores de los templos, se
considera un gran acto de virtud. Al igual que hay templos construi-
____________________
16 Ravalico observa la contradicción inherente a esta ridícula práctica. Mientras
que la vaca disfruta de mucho respeto y veneración, al pobre paria se le trata con el
más absoluto de los desprecios. ¡Un animal carente de inteligencia es más impor-
tante que el hombre, el rey de la creación!
17 RAVALICO L., La scimmia dal punto di vista indiano, en GM 6 (1928) 7, 137.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
dos y dedicados a otros dioses y diosas, también se dedica uno a
Hanuman, el dios mono. Dicho templo se encuentra precisamente
en una pequeña isla en el río Brahmaputra, cerca de Guwahati18.
Otro rasgo curioso de la sociedad india que JM mostraba a sus
lectores es el encantador de serpientes que circula por las aldeas y
las ciudades. ¡Es algo inimaginable que un hombre con una rudi-
mentaria flauta pueda tener tanto control sobre esas venenosas cria-
turas, las puede hacer moverse con la música de su flauta, tomarlas
en sus manos e incluso llevarlas en su cuello como si llevase una
guirnalda! ¡E incluso cuando los misioneros tienen problemas con
algunos de esos visitantes no deseados en su barracones, el encanta-
dor de serpientes puede ser de gran ayuda para capturarlas!19
En diciembre de 1930, JM publica un breve informe de Ravali-
co en el que habla de determinados espectáculos comunes en las pla-
zas públicas de las ciudades y poblaciones de la India20. No resulta-
ba extraño en la India ver a algún barbero ofreciendo sus servicios
en la vía pública. A la llamada de la mezquita, los musulmanes se
postraban en el suelo incluso en la plaza del mercado. Un faquir se
tumbaba en una cama de clavos en un lugar público. Era posible ver
fieles que se pintaban la cara con excrementos de vaca. Con toda su
____________________
18 Cfr. también RIGHETTO S., Un quadrumane nell’Olimpo indiano, en GM 13
(1935) 2, 32. Righetto vuelve a poner de relieve el tratamiento que esos animales
reciben de cualquier hindú fervoroso en comparación con el que los intocables
reciben de los mismos hindúes. ¡Al paria se le deja morir abandonado, mientras
que al mono se le trata con todo cuidado, atenciones y la veneración debida a un
dios!
19 Cfr. RAYAPPA S., Il signore dei cobra, en GM 7 (1929) 9, 177-178. Un artícu-
lo de G. Sperindio, misionero en la India, habla en marzo de 1967 de la misma prác-
tica y observa que el encantador de serpientes, con su colección de reptileses, es aún
una visión muy común en las aldeas y poblaciones de la India. Sperindio observa
que en la India también se daba culto a las serpientes, practicado por los hindúes,
budistas y animistas. También hay templos dedicados a las serpientes en los dife-
rentes rincones de la India. Cfr. SPERINDIO G., L’incantatore di serpenti, en GM 45
(1967) 3, 25-27.
20 Obviamente la atención de los misioneros se centra en esas actividades preci-
samente porque en Italia éstas se realizan en lugares asignados a ellas y no cierta-
mente en plazas públicas.
Visión de la India en JM
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diversidad religiosa, la India es una tierra de tolerancia religiosa y
libertad21.
Mendigos y faquires
Otro personaje de la sociedad india que llamó la atención de los
misioneros era el mendigo22. Según M. Fossati, además de los men-
digos comunes, estaban los ascetas quienes viven de la caridad de la
población, pero tenían un papel religioso en la sociedad. General-
mente son callados, alegres por naturaleza y se contentan con poco.
Se les encuentra en casi todos los lugares: en las ciudades, en las
aldeas y en los mercados. Existen varios tipos de estos ascetas. Están
los dasari, quienes realizan algunas ceremonias religiosas entre los
parias. Se trata de una especie de médicos y astrónomos para las cas-
tas inferiores. Normalmente rinden culto a Visnu. Los panchagas
son los personajes a quienes se consulta cuál es el momento propi-
cio para diversas empresas. Éstos son adoradores de Siva. Los jan-
gama pertenecen a la casta de los shudras y adoran a Siva. Su fun-
ción es bendecir los hogares. Los jogis son los faquires, la clase
superior de los mendigos y los verdaderos ascetas. Abandonan todas
sus pertenencias y se retiran en soledad a pasar la vida meditando23.
En marzo de 1934, A. Maschio proporciona una descripción
más detallada de los faquires y de su vida. Según el autor, ellos aspi-
ran a la más sublime perfección a través de los métodos que cono-
cen. Su objetivo en la vida es llegar a absorverse completamente en
Dios. Los medios que utilizan para llegar a tan sublime fin son: total
desconexión con el mundo, ayunos rígidos y penitencia y dedicarse
a la contemplación24.
Una confesión de un faquir, hecha a sor Innocenza Vallino, mi-
sionera en Assam, nos da una pista de la sed verdadera de Dios de
____________________
21 Cfr. RAVALICO L., Il barbiere in piazza, en GM 8 (1930) 12, 246-247.
22 El término “mendigos” ha sido empleado aquí precisamente con la intención
de distinguirlos del mendigo ordinario, que se dedica a mendigar por la falta de
medios para vivir.
23 Cfr. FOSSATI M., Mendicanti dell’India, en GM 9 (1931) 5, 92-93.
24 Cfr. MASCHIO A., Una pittura indiana di Cristo, en GM 12 (1934) 3, 45-46.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
estos ascetas que llegan hasta este punto en su penitencia. Sus pala-
bras fueron:
“Soy un sacerdote de dioses paganos, he pasado toda mi vida sacrifi-
cándome, rezando y con ayunos prolongados. A pesar de eso nada ha
servido a mi pobre alma, sedienta de un anhelo de verdad, y sin la
tranquilidad de haberla encontrado, mi corazón permanecía muy seco
y frío. Toda mi vida llevaba sobre mis hombros la obligación de rea-
lizar una gira por las aldeas todos los sábados, sobre mis rodillas des-
nudas, sin molestarme por el clima o la inclemencia del tiempo o por
cualquier obstáculo de cualquier tipo. Lo hice todo con el único fin
de conocer al verdadero Dios al menos en el momento de mi partida
de esta vida”25.
La cara de la India independiente
Obviamente en los informes sobre la India posteriores a la
Segunda Guerra Mundial se cambia de centrar la atención en sim-
ples curiosidades para relatar tendencias generales en la sociedad,
evidentemente con el motivo de mostrar un mayor compromiso mi-
sionero en la región.
India: un país en busca de Dios
En el umbral de la época de la independencia de la India, JM
proyecta la imagen de un país profundamente religioso. Se afirma
que la historia de esta gran nación apunta a un factor constante: una
continua búsqueda de Dios. India es el lugar donde nacieron dos
religiones mundialmente importantes: hinduismo y budismo, y mu-
chas otras religiones que existen en el propio subcontinente. Un
cuarto de la humanidad ha recibido su religión de la India. La lite-
ratura sánscrita, una de las más antiguas del mundo, es práctica-
mente en su totalidad religiosa. Ramayana y Mahabharata conti-
núan siendo dos de las grandes epopeyas religiosas del mundo.
Sobre esta profundamente arraigada tendencia por lo divino, JM
observa:
Ninguna otra nación en el mundo ha buscado a Dios durante tanto
tiempo y tan tenazmente a través de los misterios del universo. India,
____________________
25 VALLINO I., Alla ricerca del vero Dio, en GM 14 (1936) 3, 57.
Visión de la India en JM
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con su pobreza, ha poblado sus llanuras, montañas, las playas de sus
lagos y las orillas de sus ríos con monumentos a la divinidad26.
La percepción del misionero del hinduismo
Parecería desafortunado, según JM, que esta gran nación se
encontrara esclavizada por el hinduismo. Aunque la gran mayoría de
la población india debe su inspiración religiosa al hinduismo, el
futuro de India no reside en esta religión. El hinduismo ofrece poca
apertura a la redención y a la esperanza. Los males sociales que son
aparentemente fruto de esta creencia contradicen su carácter reden-
tor. En abril de 1947 afirma JM:
El hinduismo no da ninguna esperanza de redención. Mil años de his-
toria no demuestran otra cosa que esterilidad. ¿Qué consuelo se puede
esperar de una religión que ha producido nada más que la opresión de
la casta inferior, la cruel tiranía de la situación de los intocables, los
horrores del matrimonio infantil, la confusión de sus templos dedica-
dos a miles de dioses, y ninguno de ellos ofrece un ejemplo de virtud,
sino vergonzosos escándalos? El hinduismo ha obligado a los hindúes
a percibir la vida como una existencia sin significado, que se prolon-
ga a través de una serie de nacimientos y en la que la amistad no es
nada más que un sueño que se destruye para siempre con la muerte27.
Continuando en la misma línea, en 1952 JM observa que la fe
hindú genera en sus creyentes sobre todo pesimismo y melancolía.
Los que vivimos en territorios paganos durante años podemos afirmar
que la fe pagana es la religión de la desesperación. Uno busca en vano
en las caras de los paganos –sean éstos hindúes, musulmanes o ani-
mistas– esas expresiones de serenidad y alegría tan características de
nuestros cristianos. El pagano es triste y melancólico. Todos sus actos
e incluso sus canciones están impregnados de esa tristeza cuyo origen
es la falta de fe y el fatalismo. Se siente oprimido por un ser que es cruel
____________________
26 L’India in cerca di Dio, en GM 25 (1947) 4, 7.
27 L’India in cerca di Dio, en GM 25 (1947) 4, 7. Ciertamente JM no quiere ofre-
cer una impresión de que, debido a tal religión esclavizante, el hindú es una mala
persona. En lugar de eso, los editores se esfuerzan en afirmar que a pesar de su fe,
el hindú común es una buena persona. Hay una bondad natural en los indios que
anula los efectos de su fe. “¡Pero el hindú es bueno y mejor que su religión! El indio
es naturalmente bueno y amable”. L’Induismo, en GM 25 (1947) 4, 6.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
y despiadado. Está aterrorizado por multitud de espíritus malvados que
le persiguen continuamente y a los que no sabe cómo contentar28.
La desarrollada naturaleza del hinduismo
Los informes sobre el hinduismo presentados en JM posterio-
res a la Segunda Guerra Mundial arrojan luz de alguna manera
sobre la tensión subyacente entre presentar su insuficiencia como
un medio de salvación y presentar lo bueno y bello en ello. Así,
Odorico Berti, misionero en India, en diciembre de 1954 observa
que el hinduismo en India no es sólo una religión primitiva. Al con-
trario, es una de las religiones más sistemáticas del mundo con sus
dioses, escrituras, sacramentos, misticismo, monjes, santos, doc-
tores y sacerdotes; todo ello tiene una historia de unos 5.000 años.
La naturaleza popular del hinduismo, con sus templos, fiestas y
ceremonias, parece satisfacer la aspiración religiosa de su pobla-
ción. La filosofía hindú, extensamente elogiada incluso en Occi-
dente, está muy desarrollada y es comparable a cualquier filosofía
antigua29.
En mayo de 1965, un artículo sobre la teología hindú expone
algunos fundamentos de la fe hinduista. El objetivo de la vida huma-
na en la tierra, según el hinduismo, es alcanzar una fase donde la per-
sona es absorbida por lo Absoluto: Brahmán. Esta fase se llama nir-
vana, el estado feliz del alma donde no hay más acción ni más deseos.
Sólo los realmente perfectos llegan al nirvana inmediatamente des-
pués de la muerte. La ley del karma, que es básica en la religión
hindú, dice que una persona será merecedora del nirvana si ha vivido
verdaderamente de acuerdo a la ley divina y ha alcanzado la auténti-
ca perfección incluso en esta vida. Si no, volverá a nacer con la forma
____________________
28 Seminatori di gioia, en GM 30 (1952) 7, 4. El objetivo del autor es mostrar
que los misioneros son auténticos sembradores de paz y alegría. Aunque no se hace
referencia directamente al hinduismo, el comentario se aplica principalmente a éste,
del ambiente pagano del cual habla el misionero.
29 Cfr. BERTI O., Il dramma della conversione dell’India, en GM 32 (1954) 12,
4-17. Seguramente los artículos no están escritos para elogiar al hinduismo. La
grandeza de la religión hindú explica la gran resistencia de los hindúes y una mayor
difultad para el misionero.
Visión de la India en JM
343
de otra criatura, hasta que compense todos los errores que ha cometi-
do. Si volver a nacer una vez más no es suficiente, la persona seguirá
sujeta a una serie de reencarnaciones hasta que consiga la necesaria
purificación. La manera de evitar estas sucesivas reencarnaciones es
por medio de la ascesis, la meditación, la devoción a los diferentes
dioses y diosas y el desapego de todas las cosas terrenales30.
En el mismo número de JM, los editores hacen una breve pre-
sentación de los sacramentos hindúes. Del mismo modo que los sa-
cramentos cristianos, acompañan a la persona a lo largo de su proce-
so de desarrollo; la religión hindú acompaña y marca las diferentes
fases del crecimiento de la persona. Los hindúes llaman estos sacra-
mentos Samskara. Éstos constituyen las ceremonias religiosas para el
nacimiento, la infancia, la adolescencia, la edad adulta, la edad ancia-
na y la muerte de una persona. Namakarana, el rito de la imposición
del nombre, es el primero de los Samskaras y se realiza varios días
después del nacimiento del niño. Annaprasana es la ceremonia por la
que al niño de seis meses se le da comida sólida por primera vez.
Chudakarma es el primer corte de pelo que se hace al niño, y se rea-
liza cuando cumple 3 años. Aksharabyasa es la ceremonia del inicio
al estudio y al conocimiento, y marca el principio de un período de
aprendizaje con una persona docta. Upanayana es el rito que consis-
te en imponer el cordón sagrado de la iniciación de la ciencia de los
arios. Al final de este período de estudio y aprendizaje, el chico aban-
dona al gurú y vuelve con sufamilia, y el reencuentro con ésta se cele-
bra con el rito de Samavartana. Vivaha es la ceremonia del matrimo-
nio. Y el último rito es el shraddha, el del funeral31.
En la presentación general de los diferentes aspectos del hin-
duismo JM ofrece en mayo de 1965 un breve artículo acerca de la
____________________
30 Cfr. Teologia indu, en GM 43 (1965) 5, 18-19. Dirigido para los escolares, el
artículo no discute en profundidad las creencias hindúes, sino que presenta muy
brevemente las orientaciones generales de esta antigua creencia.
31 Cfr. I sacramenti indù, en GM 43 (1965) 5, 24-26. Aquí, una vez más la inten-
ción del autor no es igualar los sacramentos hindúes con los cristianos. El informe
apunta a mostrar la dificultad de convertir a un hindú con argumentos simplistas
como: “¡Tenemos sacramentos, mientras que tú no los tienes!” El artículo también
parece apuntar a la necesidad del misionero de conocer en profundidad la fe hindú
y su práctica, para ser capaz de presentar la fe cristiana adecuadamente.

1.8 Page 8

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344
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
familia hindú. El autor del artículo resalta el ambiente religioso que
reina en la familia hindú. La familia es prácticamente el centro de la
vida religiosa del hindú. A todo acontecimiento familiar se le da un
tono religioso. El padre de la familia, además de ser la primera auto-
ridad, es objeto de auténtica veneración y conserva las antiguas tra-
diciones en la familia. El respeto mostrado al padre tiene obviamen-
te un aspecto religioso. En las familias tradicionales, después del
baño ritual por las mañanas, los niños hacen una reverencia ante el
padre al que tocan los pies y reciben sus bendiciones antes de partir
para sus actividades diarias. Es costumbre incluso realizarle una
ofrenda ritual de flores32.
India, la “tierra del hambre”
Uno de los aspectos de la sociedad india que ha sido muy resal-
tado por JM en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial es
su pobreza33. El número de abril de 1947 presenta una imagen gráfi-
ca de esta pobreza que afectaba a la abundante población de la India:
Sólo el 39% de los indios estaba suficientemente alimentado. El 41%
vivía con una dieta frugal. ¡Y el 20% se moría de hambre! La mayo-
ría de los indios viven con una sola comida diaria. ¡Y si se entiende
por una “comida” una de nuestras comidas ordinarias en nuestro
entorno, entonces los indios ni siquiera tendrían una! El gobierno de
Bengala confesó abiertamente: “¡La mayor parte de los trabajadores
se ve limitada a una dieta con la que ni siquiera las ratas serían capa-
ces de sobrevivir más de cinco semanas!” En los últimos veinticinco
años del siglo pasado, 32,5 millones de indios murieron de hambre.
En 1943, sólo en Bengala ¡el hambre se cobró 3,5 millones de vícti-
mas!34
____________________
32 Vita religiosa, en GM 43 (1965) 5, 28-29.
33 Es fácil pensar que este énfasis en este particular aspecto de la India indepen-
diente refleja la genuina preocupación de los misioneros por los problemas que
realmente asaltaban a la sociedad india. La pobreza y el subdesarrollo eran cierta-
mente problemas que la nación independiente tenía que resolver de manera priori-
taria. A través de los diferentes reportajes de JM, se tiene la impresión de que tras
la independencia de la India, la obra misionera en el país tendía a poner de relieve
más que antes este aspecto de cuidar a los pobres.
34 Tre facce dell’India misteriosa, en GM 25 (1947) 4, 5.
Visión de la India en JM
345
De hecho, una de las secciones del mismo artículo se subtitula
“La tierra del hambre”. Este mismo título se utiliza para referirse a
la India en el número de mayo de 1950, en el artículo “En India: la
cuestión social”35. Otro artículo de julio de 1951 afirma que el ham-
bre es la verdadera plaga de la India. De hecho el artículo se titula
“La plaga de la India: el hambre”36.
Desiderio Giorgio Vanni escribe en julio de 1951 sobre la
impresión que le causó la miseria que encontró a su llegada a la
India. Dice que durante su viaje de Bombay a Madrás tanto él
como sus compañeros fueron literalmente asaltados, en varias esta-
ciones de tren, por grupos de jóvenes mendigando unas monedas.
El viaje de la estación de ferrocarril de Madrás a la residencia del
arzobispo de la misma ciudad sirvió para reforzar la misma impre-
sión de pobreza y miseria de la población del lugar. Y escribe:
La imagen de miseria se manifiesta inmediatamente con toda su cru-
deza. A lo largo del camino, cientos de mendigos sin un techo en el
que cobijarse, niños desnudos o semidesnudos tumbados en los cami-
nos mientras la muchedumbre ocupada y ruidosa camina intentando
centrarse en sus asuntos, ¡haciendo oídos sordos a todos los gritos de
esa pobre gente!37
JM de marzo de 1954 contiene un artículo de Mons. Marengo
Orestes en el que el obispo habla de la miserable condición de la
población en su diócesis. Habla de sus propias experiencias perso-
nales para impresionar a los lectores: “la miseria sombría y absolu-
ta prevalece en buena parte de mi diócesis, especialmente entre los
miembros de las tribus de las montañas”38.
____________________
35 In India: la questione sociale, en GM 28 (1950) 5, 8.
36 La piaga dell’India: la fame, en GM 29 (1951) 7, 8-9.
37 VANNI D. G., Attraverso l’India misteriosa, en GM 29(1951) 7, 5.
38 MARENGO O., Ho compassione di questo popolo, en GM 32 (1954) 3, 14.
Incluso en el período anterior a la guerra, existían informes acerca de la pobreza
que reinaba en la sociedad india. Pero el énfasis entonces se ponía más en el aban-
dono de los niños debido a la miseria de las familias. Los padres se veían de algu-
na manera forzados a echar a sus hijos de casa para encontrar algo de trabajo y
algún medio de subsistencia. Algunos de los padres se veían obligados a vender a
sus hijos como esclavos. Cfr. Piccola martire, en GM 13 (1935) 2, 33; PANCOLINI
F., Il mio nome è soltanto Kim, en GM 25 (1947) 4, 10.

1.9 Page 9

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346
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
Danzas de la India
En noviembre de 1966, con varias fotos e ilustraciones, JM
presentó una imagen general de los diferentes bailes en la India.
El artículo observa que se creía que en la India las danzas tenían
un origen divino. El baile se consideraba el arte de los dioses y las
diosas. Y el hombre aprendió de éstos el arte de la danza. Antaño,
las danzas siempre estaban relacionadas con los templos y tenían
algún contenido y significado religioso. Las danzas clásicas indias
no son sólo un movimiento rítmico del cuerpo, sino que cada
movimiento y cada gesto tiene un significado y el baile en su tota-
lidad explica una historia, en general de carácter religioso.
Las cuatro danzas principales clásicas de la India son:
katakali, bharata natyam, manipuri y kathak. Katakali se localiza
principalmente en Kerala. Siempre tenía una temática religiosa y
solía estar relacionada con los templos. Bharata natyam era anti-
guamente una danza religiosa, pero perdió paulatinamente su natu-
raleza sacra y actualmente es un baile profano. Manipuri sepracti-
ca en el estado de Manipur, en el nordeste de la India. Se relacio-
na generalmente con los templos, a pesar de que los temas no son
siempre religiosos. Kathak es el baile del norte de la India, de ori-
gen muy antiguo. Bajo el dominio musulmán adquirió ciertos ele-
mentos de las culturas persa y árabe y un carácter profano. Además
de estos bailes clásicos, había lo que se llama los bailes populares
característicos de las diferentes regiones y grupos étnicos de la In-
dia39.
Las misiones de Assam
Las misiones que han recibido más publicidad a través de las
páginas de JM es la de Assam. Luigi Ravalico, quien tiene el méri-
to de ser el misionero que ha escrito el mayor número de artículos
para JM, trabajaba en esta misión. Aunque él no se limitaba a escri-
____________________
39 Cfr. La danza indiana, en GM 44 (1966) 11, 19-23. Este artículo acerca de las
danzas indias subraya la rica herencia cultural de la nación que parece estar desti-
nada a atraer a los jóvenes misioneros a esta extensa península.
Visión de la India en JM
347
bir sobre Assam, la mayor parte de lo que ha escrito trata sobre esta
región. Con toda probabilidad la novedad y la diversidad de la
región y el prodigioso crecimiento de la misión explican la publici-
dad dada al Assam.
ASSAM Y SU POBLACIÓN
Uno de los primeros informes de Assam es una reimpresión de
un escrito del jesuita Verbockhaven,SJ40, publicado en Missioni belg-
he della Compagnia di Gesú. El misionero jesuita resalta la belleza
natural y la diversidad de la región. El Brahmaputra discurre a lo
largo de la región de este a oeste. Grandes terrenos de cultivos de té
alternan con extensos arrozales. Aun así la región conserva buena
parte de sus ricos bosques naturales. El valle central rodeado de mon-
tañas presenta la imagen de un verdadero anfiteatro natural. La nota
al pie de página de este artículo de los editores de JM observa que la
palabra “Assam” en sánscrito significa incomparable, sin igual. Y
continúa la nota diciendo que Assam, haciendo justicia a su nombre,
es una tierra de maravillas: tiene vastos bosques con varios tipos de
valiosos árboles, su flora es tal vez la más rica de la península india
y se produce una gran variedad de fruta. ¡Es el hogar de los tigres,
elefantes, rinocerontes, búfalos salvajes y serpientes de toda clase!41
Verbockhaven hace mención en su artículo de varios grupos
pertenecientes a la familia mongólica que ocupan las regiones de
Assam. Pero habla sobre todo de los khasis. No obstante, la nota
del editor habla de que hay unas 167 tribus en Assam y entre ellas
enumera a los garos, los nagas, los kukis, los manipuris, los bodos,
los mikirs, los abors, los khamtis, los angamis, los daplas y los
____________________
40 JM observa que Verbockhaven fue misionero en Assam durante muchos años.
El artículo fue escrito definitivamente después de que los salesianos se hicieran
cargo de la misión, ya que menciona los inicios del apostolado salesiano en la región.
41 Cfr. VERBOCKHAVEN, SJ, La Prefettura Apostolica dell’Assam, en GM 1, 23
(1923) 3, 38. La idea de una tierra incomparable reaparece otra vez en JM en junio
de 1951 y en mayo de 1962. Cfr. L’Assam, terra incomparabile, en GM 29 (1951)
6, 3; Paese senza eguale, en GM 40 (1962) 4, 26-28.
42 Cfr. VERBOCKHAVEN, SJ, La Prefettura Apostolica dell’Assam, en GM 1, 23
(1923) 3, 38.

1.10 Page 10

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348
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
mishnis42. Mons. Ferrando escribe en noviembre de 1946 y llama a
la región un auténtico “paraíso del antropólogo y el etnólogo”43. En
1951 presenta la región como un “mosaico de razas y religiones”44.
En junio de 1952, Fausto Pancolini, misionero en Assam, pro-
porciona una descripción de la población indígena. Divide toda la
población de Assam en dos amplios grupos: los indoarios, que habi-
tan en las llanuras de Assam, y las numerosas tribus de origen mon-
gol, que ocupan la región montañosa. Describe la población de las
llanuras en estos términos:
[...] Se destacan por la regularidad de su complexión y la altura de su
ángulo facial. Su cara es redonda y simétrica, su nariz ligeramente
aguileña, amplia frente y labios delgados. Son cortos de estatura y de
tez bronceada. Casi toda la población de las llanuras profesa el hin-
duismo. [...] Poseen una inteligencia aguda y sienten inclinación por
el estudio45.
Y da da una descripción general de los miembros de las tribus
de Assam:
Su complexión es de un amarillo diáfano, ojos almendrados, nariz
pequeña y un poco aplastada, pómulos marcados, cara ancha, labios
finos y cabello largo y suelto. Su estatura es algo inferior a la media
y no tienen barba en absoluto46.
LOS KHASIS
Los khasis son la primera tribu con la que los salesianos entra-
ron en contacto en la misión de Assam47. En el número de mayo de
1923 de JM, A.Gil, misionero pionero en Assam, da una breve des-
cripción general de la población. Escribe:
____________________
43 FERRANDO S., Vigorosa ripresa, en GM 24 (1946) 11, 106.
44 Cfr. Mosaico di razze e religioni, en GM 29 (1951) 6, 4.
45 PANCOLINI F., Gli abitanti dell’Assam, en GM 30 (1952) 6, 6.
46 PANCOLINI F., Gli abitanti dell’Assam, en GM 30 (1952) 6, 6.
47 Los salvatorianos alemanes establecieron su central de la misión de Assam en
la estación de montaña de Shillong, la ciudad más importante de los montes khasi.
Buena parte de la empresa misionera de estos misioneros pioneros fue a favor de
los khasi.
Visión de la India en JM
349
Este pueblo que es el objeto del amor y el cuidado de los salesianos
en Assam, tiene todas las características de la raza mongólica: baja
estatura, frente estrecha, ojos pequeños y color amarillo descolorido.
[...] Los khasis tienen un carácter tranquilo y alegre, pero se muestran
resentidos ante cualquier provocación48.
Gil continúa diciendo que se conoce poco de la historia de esta
raza antes de la ocupación británica de Assam. El autor califica a la
tribu de idólatras49. Creen en un solo Dios, el creador y el preserva-
dor de todo el universo. Sus sacrificios, sin embargo, parecen estar
dirigidos a los espíritus malvados, pues creen que son la causa de
varias enfermedades y desgracias. Los khasis creen en la vida des-
pués de la muerte. Obviamente uno de los rasgos sociales del grupo
es que la sociedad khasi no tenía castas. El estricto sistema matriar-
cal de la familia prevaleciente entre los khasis parecía a los misio-
neros una característica particular de la tribu. De este sistema
matriarcal escribe Gil:
“La mujer es objeto de gran estima entre ellos. Ella es la verdadera
reina de la familia: gobierna y manda en los hogares, mientras que el
marido es más bien un invitado.
[...] Toda la riqueza de la familia está en sus manos. [...] Los niños
dependen de ella siempre, y en el caso de la muerte de la madre,
pasan al cuidado de la familia de ésta y no se quedan con el padre,
como sería natural”50.
____________________
48 GIL A., I khasi, en GM 1 (1923) 4, 57.
49 Este particular comentario del misionero no parece ser verdad ya que no hay
ídolos en la religión de los khasi.
50 Cfr. GIL A., I khasi, 57-58. Giulio Costa, en enero de 1960, en su descripción
general de los khasis hace una mención especial de esta estructura matriarcal de
la familia khasi. Costa escribe: “Entre los khasis la mujer es la reina y la dueña de
la casa”. El inconveniente del sistema consiste en que el padre de familia apenas
ejerce autoridad sobre su propia familia y sus propios hijos y en la obvia diferen-
cia entre el tratamiento dispensado a las niñas y a los niños. Sin embargo, Costa
observa que en la administración pública de la sociedad en general, es el hombre
quien imparte la autoridad. Es la norma que la mujer no partícipe en las asambleas
del pueblo u otras asambleas públicas legislativas o administrativas. Cfr. COSTA,
G., I khasi della terra, en GM 38 (1960) 1, 26.

2 Pages 11-20

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2.1 Page 11

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350
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
Algunas supersticiones y prácticas de los khasis
Tras la descripción general de la tribu, la atención de JM se ex-
tendía más a los rasgos particulares de sus creencias y costumbres
que podían despertar el interés de los lectores en este pueblo. Así, en
agosto de 1924 hay un informe sobre el punto de vista de los khasis
sobre el eclipse lunar. El autor observa que los khasis creen que la
desaparición de la luna durante el eclipse lunar es ocasionada por un
monstruo celestial que intenta tragarse la luna. Para evitar un desas-
tre universal de tal magnitud, durante el eclipse lunar salen de sus
casas, golpean tambores, latas y cualquier cosa que puedan conse-
guir para hacer el mayor ruido posible, con la intención de ahuyen-
tar al monstruo51.
Un aspecto misterioso y en apariencia diabólico de las creen-
cias religiosas de los khasis, practicado por un número muy limita-
do de familias, era el culto secreto de Thlen, una serpiente legenda-
ria. Stefano Ferrando da a conocer esta creencia a los lectores de
JM en febrero de 1927. Él observa que a Thlen, la serpiente diabó-
lica, se le da culto con el único motivo de incrementar la riqueza y
prosperidad material de la familia. Lo que es detestable de este
culto es que consistía en ofrecer sangre humana a esta serpiente. En
el caso de no disponer de sangre humana, los fieles ofrecen pelo o
incluso un trozo del vestido de una víctima infeliz, con el certero
efecto de que la víctima enferma y muere, si no es auxiliada a tiem-
po y de la manera debida. Obviamente esta práctica explica los ase-
sinatos de víctimas inocentes. Incluso entre los khasis se conside-
raba una práctica detestable y cuando tales casos de culto eran des-
cubiertos, se castigaba con severidad a la familia que practicaba el
Thlen52.
A. Gil escribió en 1923 en la conclusión de su presentación
general de los khasis: “Por su carácter, su moral, su vida social, los
khasis son los que más posibilidades tienen de convertirse en muy
buenos cristianos entre los diferentes grupos de Assam”53. Esta
____________________
51 Cfr. Un’eclissi di luna tra i khasi e gli hindù, en GM 2 (1924) 8, 116-117.
52 Cfr. FERRANDO S., Serpenti assamesi, en GM 5 (1927) 2, 33.
53 GIL A., I khasi, 58.
Visión de la India en JM
351
creencia de los misioneros se vio reforzada por determinados con-
tenidos de las creencias religiosas de los khasis. Mlekus, en enero
de 1935, narraba la leyenda khasi del gallo, observando que los kha-
sis tienen una profunda noción del pecado y la consecuente necesi-
dad de repararlo. A pesar de que el sacrificio del gallo es una repa-
ración por el pecado, es sólo una medida temporal. La creencia
khasi ya apuntaba a un futuro salvador que de alguna manera susti-
tuiría esta medida temporal y salvaría a las personas del pecado y
todos sus efectos54.
Según algunos de los primeros informes de los misioneros de
Assam, parece que la gran pobreza que existía entre la población
común, impulsaba en ocasiones a las familias a entregar a sus pro-
pios hijos como garantía para los préstamos. Los niños se convertían
en propiedad de los deudores hasta que la familia saldaba la deuda
pagando el préstamo. La pobreza de la familia solía hacer el pago
del préstamo imposible y el niño se convertía en un esclavo para
siempre55.
Una de las características interesantes de la vida social de los
khasis de la que Ravalico informa en 1927 es su sistema de “merca-
do cambiante”. El autor observa que el mercado es la síntesis de la
vida social khasis, es la suma total de todo su comercio. Lo curioso
sobre el sistema de mercado khasi es que los mercaderes se van
moviendo con su mercancía de un centro grande a otro aparentemen-
te con el motivo de llegar a todos los rincones de la región. Hay ocho
grandes centros de mercado y los mercaderes se van desplazando de
un gran centro a otro con el fin de llegar a todos los rincones de la
región. Hay ocho de estos grandes centros, y el desplazamiento de un
centro a otro se va produciendo en el transcurso de ocho días. Todos
los días hay mercado, pero en un centro diferente. Y se repite este sis-
tema rotatorio sin interrupción. Ningún centro tendrá un mercado
diario. Debido a este particular carácter, el día de mercado es la oca-
sión de coincidir con amigos y conocidos que van juntos a los sitios
de mercado. Incluso los días de la semana se llaman según el lugar en
____________________
54 Cfr. MLEKUS, La leggenda del gallo, en GM 13 (1935) 1, 15-16.
55 Cfr. MAZZETT G., Piccolo mandriano, en GM 4 (1926) 6, 115-116.

2.2 Page 12

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352
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
que se abre el mercado ese día. Se podría decir que la semana khasi
tiene ocho días. El mercado principal es el de Shillong56.
Ritos funerarios de los khasis
Otra más de las curiosas prácticas de los khasis que más llamó
la atención de los misioneros era la manera en que se deshacían de
los muertos y las piedras conmemorativas que erigían en su honor.
En diciembre de 1928 Antonio Alessi da una descripción bastante
detallada de las ceremonias que seguían a la cremación del cadá-
ver. El misionero observa que, por regla general, los khasis incine-
ran a sus difuntos. Pero lo que es realmente específico de esta tribu
es la forma en que se deshacen de los pocos huesos que restan tras
la cremación. Se suelen recoger en vasijas de tierra y se colocan en
una tumba temporal después de la cremación durante un tiempo.
La tumba temporal está formada por varias piedras colocadas en el
suelo formando un pequeño círculo. El recipiente de tierra que con-
tiene los huesos se coloca entonces en medio de este círculo.
Finalmente, Se pone tapa éste poniéndole encima una roca grande
y plana.
El rito funerario no acaba con el entierro de los huesos en esta
tumba temporal. Tras la cremación, los conocidos observan tres
días de riguroso luto. Todas las mañanas, durante esos tres días,
visitan la tumba y ofrecen arroz, bananas y betel por el alma del
difunto. Los parientes cercanos ni siquiera se lavan durante este
período. La puerta de la casa se deja abierta día y noche por si el
alma del difunto deseara volver a la que fue su casa en vida. Al ter-
cer día, recurren a un proceso de adivinación rompiendo huevos
para entender la causa de la muerte de la persona fallecida.
Entonces toda la familia procede a tomarse un baño y lava las
pocas posesiones del difunto. Un mes después de la cremación la
familia ofrece un solemne sacrificio en honor del alma del difunto;
los ricos sacrifican un cerdo, mientras que los pobres ofrecen un
gallo. Y con esto concluye el período de inmediato luto por los
muertos.
____________________
56 Cfr. RAVALICO L., Il mercato di Shillong, en GM 5 (1927) 5, 87-88.
Visión de la India en JM
353
Pero los huesos del difunto no pueden dejarse en las tumbas
temporales. Deben unirse a la tumba común de la familia. Alessi
afirma que entre los khasis, cada familia tenía un osario común lla-
mado maw shiing bah, que significa literalmente la gran-piedra-
hueso. Cuando mueren muchas personas de la misma familia y sus
huesos han de ser enterrados en las tumbas temporales, los cabeza
de familia se reúnen para decidir cuándo transportar todos los hue-
sos al maw shiing bah común. En los días fijados por esta asamblea
cada una de las familias de los fallecidos lleva los huesos de sus
muertos a sus propias casas. Los conocidos y familiares de los falle-
cidos llegan a la tumba temporal. Reúnen los huesos que siguen en
la vasija de barro, los lavan de nuevo y los cubren con un manto.
Una mujer, cercana al fallecido, lleva los huesos a la casa, procu-
rando no volverse durante todo el trayecto. A su llegada a la casa, se
colocan los huesos en un rincón preparado para ello y se ofrecen
sacrificios al fallecido. La familia al completo participa en la comi-
da preparada a base de los animales ofrecidos al fallecido. Cuando
todas las familias con algún fallecido han acabado de llevar los hue-
sos a sus casas, en un día fijado por el clan, los huesos son traslada-
dos solemnemente al maw shiing bah y colocados junto con los de
sus antepasados, para que no se les vuelva a molestar. A esta cere-
monia le vuelve a seguir un gran banquete.
Algo característico de las aldeas khasi y de los caminos que
llevan de una aldea a otra son las piedras conmemorativas erigi-
das a los muertos en las aldeas y a lo largo de los caminos. Alessi
dice que ya que los khasis no tenían escritura, la única manera de
transmitir la memoria en honor de sus héroes muertos era levan-
tar piedras conmemorativas en las plazas públicas, o a lo largo de
los caminos o en los mercados. En general había dos piedras con-
memorativas, una que se erige en vertical y suele ser considera-
blemente alta y otra al pie de la vertical, colocada en una posición
horizontal. La ceremonia de transportar los huesos al maw shiing
bah solía acabar con la erección de esas piedras conmemora-
tivas57.
____________________
57 Cfr. ALESSI A., Monumenti funerari khasi, en GM 12 (1928) 12, 232-233.

2.3 Page 13

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354
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
La cremación del rey de Cherrapunji
Lo que se ha descrito anteriormente es el rito funerario khasi
común. En éste participa la familia y la aldea. Pero la cremación del
rey de Cherrapunji, según un reportaje de Alessi de 1929, es un
acontecimiento nacional khasi. El autor escribe: “Es un evento ex-
traordinario, una ceremonia que marca una época para toda la región
de las montañas khasi. Es único por su majestuosidad y grandiosi-
dad como ceremonia”58.
Este misionero, que trabajó en el enclave de Cherrapunji, pro-
porciona una descripción detallada de este gran evento nacional
entre los khasis. Observa que hay dos partes en esta gran ceremonia
de la cremación del rey de Cherrapunji: la coronación del nuevo rey,
que tiene lugar la tarde anterior al día de la cremación, y la crema-
ción del cadáver del rey muerto.
Se escoge un sucesor inmediatamente después de la muerte del
rey. A pesar de ser reconocido por las autoridades estatales, para los
asuntos del reino él continúa siendo sólo un administrador hasta que
se le corone oficialmente. Debido a los grandes gastos que supone
la función, la coronación se celebra algunos años después del falle-
cimiento del anterior rey.
Durante el tiempo que transcurre entre la muerte y la crema-
ción oficial, el cadáver se conserva en la familia real. En tiempos
antiguos, el cadáver del rey se conservaba en miel pura. En el
momento de escribir el artículo, Alessi observa que se sigue otro
método para conservar el cadáver. Se introduce éste en el tronco de
un árbol. A través de una pequeña abertura, se llena el tronco con
una bebida alcohólica local a base de arroz fermentado. Se guarda el
cadáver en esta bebida alcohólica durante tres días. Al cuarto día, se
saca, se lava y se deja secar al sol hasta que esté completamente
seco. Entonces se sumerge en zumo de limón y finalmente se encie-
rra en un ataúd y se guarda ceremoniosamente en la mansión de la
familia real, generalmente en el dormitorio.
____________________
58 ALESSI A., La cremazione del re di Sohra, en GM 7 (1929) 9, 174. Sohra es el
nombre khasi de Cherrapunji.
Visión de la India en JM
355
Cuando el sucesor ha recaudado el dinero suficiente para la
ceremonia, reúne al dorbar (el consejo de ministros); el dorbar fija
una fecha para la función y envía mensajeros a todos los lugares del
reino para anunciar el acontecimiento. Después empiezan los prepa-
rativos para la ceremonia. Los días de los preparativos son festivos
y se celebran bailes entre la población de Cherrapunji.
En el día de la coronación, el rey y los ministros ofrecen en pri-
mer lugar sacrificios expiatorios para aplacar al rey fallecido. Ante
el ataúd del rey muerto, son sacrificados numerosos cerdos por el
rey elegido y por los diferentes ministros. Dichos sacrificios sirven
para despedir definitivamente al rey muerto y enviar su alma a vivir
permanentemente con sus ancestros que le han precedido.
Tras este gran ritual, todo el grupo entra en la casa en la que
van a ser celebradas las ceremonias religiosas. Sólo los ministros
junto con el rey entran en la casa. Todos los demás se quedan en el
patio exterior. Cuando todo está listo, el primer ministro coloca el
turbante en la cabeza del rey elegido y extiende las manos sobre la
ella, pronunciando la fórmula de coronación. Los otros ministros
colocan sus manos por turno sobre la cabeza del rey para confirmar
lo que ha dicho el primer ministro. Acto seguido, el nuevo rey reco-
noce a los ministros, dando a cada uno un trozo de lana roja, un tur-
bante, una rupia y una botella de licor.
Todo el grupo se desplaza al mercado, donde se ofrece un so-
lemne sacrificio de doce cabras. Tras este sacrificio, la población de
varias aldeas, presentes en la función, proceden a mostrar sus respe-
tos al rey y a los ministros. Éste es el final de la primera parte de la
ceremonia.
En la mañana del día siguiente, el rey, los ministros y la pobla-
ción se reúnen enfrente de la casa donde se guarda el cadáver del
anterior rey. Un grupo trae un gran recipiente en el que el cadáver
será llevado al lugar de cremación, donde será incinerado. El reci-
piente está completamente decorado para la ocasión. Antes de que la
procesión se traslade al monte de la cremación, se sacrifica un gallo.
Se coloca el cuerpo en el recipiente y se hacen los últimos prepara-
tivos para que empiece la procesión. Al empezar ésta, se vuelve a

2.4 Page 14

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356
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
sacrificar una cabra negra. La procesión se dirige lentamente al
monte de la cremación entre grandes gritos y frecuentes lazamien-
tos de petardos, etc.
Al llegar al lugar de cremación, se coloca el recipiente en una
pira preparada con anticipación. Aquí los ministros renuevan una vez
más su fidelidad al nuevo rey y todo el grupo comienza a danzar alre-
dedor de la pira. Y al llegar la tarde, el nuevo rey enciende la pira.
Hay un griterío general y se vuelven a tirar cohetes en este solemne
momento. La multitud lo contempla un momento, y luego se dis-
persa lentamente59.
LOS GAROS
Los informes sobre los garos y la obra salesiana entre esta tribu
proceden directamente de los primeros misioneros que trabajaron
entre este grupo, especialmente de A. Pianazzi y de A. Buccieri. De
éstos, es Pianazzi quien ofrece más información sobre las caracte-
rísticas generales de los garos, sus costumbres y creencias. Buccieri
suele informar sobre algunos eventos particulares o algunas necesi-
dades particulares de la misión60.
En los siete números posteriores de JM a partir de mayo de
1945, los editores presentan un resumen de un escrito de Pianazzi
sobre los garos y la obra misionera entre ellos. Pianazzi describe a
los garos de la siguiente manera:
Cara redonda, piel lisa, sin barba ni bigote, de estatura media, pero
fuertes y robustos, ojos relucientes almendrados, un ancho turbante
azul alrededor de su frente, una tela de lona alrededor de su cintura:
____________________
59 Cfr. ALESSI A., La cremazione del re di Sohra, en GM 7 (1929) 9, 174-176; 7
(1929) 10, 196-198.
60 En noviembre de 1940 Buccieri ofrece un breve relato del inicio de la misión
salesiana entre los garos. Describe las dificultades que los primeros misioneros,
Pianazzi y Rocca, encontraron, especialmente entre los baptistas que, de alguna
manera, obtuvieron el monopolio de la evangelización de esta tribu. Cfr. BUCCIERI
A., Consolanti risultati, en GM 18(1940)11, 168-169. En septiembre de 1945, Pia-
nazzi describe las dificultades iniciales que tuvo que superar en su misión entre los
garos y la oposición y persecución de los baptistas. Cfr. PIANAZZI A., Nella terra
dei garo, en GM 23 (1945) 9, 88-90.
Visión de la India en JM
357
ésta es la imagen del garo, semejante a la de un manso cordero, sin
olvidar la espada de doble filo o la lanza que raramente dejaban en un
viaje. Las mujeres no son muy diferentes excepto por la espada o
alguna ropa más que sin embargo no obstaculiza sus movimiento.
Los llamativos ornamentos de metal que llevan alrededor de su cue-
llo compensan la escasez de ropa. Su carácter es jovial, franco e inte-
ligente61.
Según Pianazzi, “garo” es el nombre que dan los demás grupos
de vecinos a esta tribu. Sin embargo ellos se llaman hache, que sig-
nifica “pueblo de los montes” o simplemente mande, que significa
seres humanos.
El informe de Pianazzi afirma que, antes del dominio británi-
co, los garos fueron famosos guerreros, muy temidos por sus veci-
nos, que llevaban consigo la destrucción y la muerte, especialmente
en las llanuras que les rodeaban. Eran conocidos como feroces caza-
dores de cabezas62.
Algunas costumbres de los garos
Una de las curiosas prácticas de los garos de las cuales habla
Pianazzi en su informe es la de que entre ellos no se pregunta por el
nombre del otro. El padre o la madre se conocen como el padre o la
madre de fulano o mengano. Así, un hombre casado que no tiene
hijos, no tiene nombre. No es extraño para los garos incluso cam-
biar de nombre ocasionalmente. Incluso en el caso de los animales,
se cree que es imprudente y ofensivo llamar a un animal por su
nombre.
Referente a la costumbre matrimonial prevaleciente entre los
garos, Pianazzi apunta lo que aparentemente resultaba extraño en su
práctica. La muchacha escoge a un chico y da a conocer su elección
a sus familiares. Uno de ellos hace la propuesta al chico. Incluso si
la propuesta es aceptable para el chico, él simula rechazarla al prin-
cipio y hace como que evade los intentos de los familiares por for-
zarle a esta relación. Un grupo de amigos tiene que buscarle y lle-
____________________
61 Cfr. PIANAZZI A., Nella terra dei garo, en GM 23 (1945) 5, 54.
62 Cfr. PIANAZZI A., Nella terra dei garo, en GM 23 (1945) 5, 54-55.

2.5 Page 15

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358
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
varle su prometida, y así se lleva a cabo el matrimonio. En el caso
de que la rechace de verdad, el muchacho tiene que huir tres veces
de los amigos que tratan de llevarle la chica. Tras el tercer intento,
se deja en paz al chico. Entre algunos sectores de los garos se reali-
za la propuesta de una manera diferente: un conocido de la chica
ofrece un plato de arroz cocido al chico deseado por la chica. Si el
muchacho en cuestión acepta la oferta, se come el plato de arroz, de
la contrario, rechaza comérselo63.
Pianazzi dice que la familia garo es matriarcal. La mujer es la
única propietaria de los bienes de la familia. Es su apellido el que
hederarán sus hijos. El padre tiene derecho a administrar los bienes
de la familia. Pero tras la muerte de la esposa, el hombre pierde
todo, incluso sus hijos y toda la familia: los hijos pasan al cuidado
de los familiares cercanos de la madre. Frecuentemente, después de
un corto tiempo después de la muerte de la esposa, el hombre vuel-
ve a casarse y forma otra familia64.
Nociones religiosas de los garos
Pianazzi informa de que los garos tienen una idea de un Dios
único que es bondadoso y que ha creado el universo y todo lo que
hay en él. Sin embargo, su atención se centra en este Dios bueno
sólo una vez al año, cuando se le ofrece un sacrificio anual. Pero por
lo demás, toda su vida religiosa gira entorno a aplacar las hordas de
espíritus malignos que ocupan el universo.
Pianazzi vuelve a hablar de una creencia particular de los garos
que concierne a la salvación. La creencia de los garos, observa el
misionero, ¡es que el buen dios salvó a la tribu convirtiéndose en
mono y muriendo en la cruz! Para conmemorar este acontecimien-
to, celebran cada año una fiesta, en la que es crucificado un mono.
Este rito de la crucifixión del mono se practica también en otras oca-
____________________
63 Cfr. PIANAZZI A., Nella terra dei garo, en GM 23 (1945) 6, 64-65.
64 Cfr. PIANAZZI A., Nella terra dei garo, en GM 23 (1945) 6, 64-65. Los hijos
son considerados parte de la riqueza que pertenece a la familia de la madre. Por esta
razón, a la muerte de la madre, ellos pasan a pertenecer a la familia de la madre, y
no al padre, que es de otra familia. Así que a la muerte de la madre, algunas de sus
hermanas suelen hacerse cargo de los hijos.
Visión de la India en JM
359
siones. No es nada raro encontrar un mono crucificado en la entra-
da de una aldea garo. El mono se convierte, en consecuencia, en un
símbolo de buena nueva para ellos65.
Los hogares garos: su alimentación
Hablando de la vivienda, Pianazzi afirma que las aldeas garo se
encuentran invariablemente en las laderas de las montañas. Las
casas forman grupos. Las viviendas se construyen siempre con bam-
bú. Toda la casa se levanta y descansa sobre pilares de madera.
Cuando el garo trabaja en los campos, construye pequeñas casas
encima de los árboles, para protegerse de los animales salvajes,
especialmente de los elefantes que invaden sus campos. Las casas
destacan por su limpieza. En toda aldea hay lo que se llama el nok-
pante, el dormitorio para los jóvenes. El misionero, en sus visitas a
las diferentes aldeas, se suele albergar en el nokpante. En general las
aldeas garo se sitúan distantes las unas de las otras y no hay carre-
teras que las unan entre sí.
El arroz es su alimento común. No tienen preparados elabora-
dos del arroz. A veces se pone el arroz con suficiente agua en un
trozo de bambú crudo, se cierra con unas hojas y se pone al fuego.
Cuando el bambú está casi quemado, el arroz está bien cocido, ¡y
tiene un gusto muy especial! La leche es considerada impura. Uno
de sus comidas favoritas es un plato a base de carne de perro. Inclu-
so comen serpientes66.
LOS NAGAS
A través de un informe de Ravalico de 1929, los lectores de JM
entran en contacto por primera vez con los nagas del noreste de la
India. El propio título del artículo I nagas: cacciatori di teste umane
(Los nagas: cazadores de cabezas humanas), refleja la mentalidad
del contenido del informe. Ravalico observa que el nombre “naga”
es probable que haya derivado de la palabra sánscrita nanga, que
significa desnudo y refleja adecuadamente su manera de vestir. Son
____________________
65 Cfr. PIANAZZI A., Nella terra dei garo, en GM 23 (1945) 6.
66 Cfr. PIANAZZI A., Nella terra dei garo, en GM 23 (1945) 7-8, 76-77.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
un pueblo duro, con poca inclinación hacia lo bello y lo estético.
Ravalico escribe:
“Los nagas no se preocupan mucho por la belleza natural: se conten-
tan con encontrar caza salvaje en el bosque, algunos pececillos en el
río o un puñado de bananas. No les importa mucho la vestimenta tam-
poco: algunos tatuajes en la cara y en el pecho son más que sufi-
ciente”67.
Naga: el guerrero y el cazador de cabezas
Su naturaleza salvaje, tan inclinada a la guerra, se muestra espe-
cialmente en la manera en que construyen sus aldeas. Ravalico afir-
ma: “La aldea naga tiene una apariencia guerrera”68. Dentro de su pri-
mitividad, los nagas hacían todo lo posible por construir sus aldeas
como fortalezas verdaderamente inespugnables. Vallas de bloques de
piedra y troncos de árboles rodean la aldea. Para infundir temor al
enemigo, muestran las cabezas humanas capturadas anteriormente.
Ravalico resalta dos características de los nagas: su sentido de
la venganza y la falta de limpieza. El misionero observa: “La revan-
cha es algo sagrado entre los nagas”. Los recuerdos de viejas ofen-
sas se mantienen en la familia y se requiere a los niños que venguen
la ofensa recibida por sus ancestros. En referencia a la segunda
característica, el misionero escribe: “Son la total negación de la lim-
pieza. ¡Es el motivo por el que se enorgullecen de tener una costra
de mugre de considerable grosor sobre su persona!”69
Sin embargo, según Ravalico, la única característica tribal por
la que ellos son muy temidos y odiados es su práctica de cazar cabe-
zas. Esta práctica es un deporte entre los nagas. Un joven es consi-
derado adulto ¡cuando puede traer a casa una cabeza humana! Y el
jefe de la aldea es invariablemente elegido entre los que se atribuyen
mayor número de cabezas humanas. Las mujeres escogen a sus
maridos entre aquellos que tienen el mayor número de tales trofeos.
La cobardía es un rasgo muy despreciado entre los nagas.
____________________
67 RAVALICO L., I nagas cacciatori di teste umane, en GM 7 (1929) 8, 157.
68 RAVALICO L., I nagas cacciatori di teste umane, 157.
69 RAVALICO L., I nagas cacciatori di teste umane, 157.
Visión de la India en JM
361
Creencias religiosas y usos sociales de los nagas
Según Ravalico, los nagas tienen algunas ideas vagas de Dios y
la vida después de la muerte. Como creen que incluso los muertos
necesitan luz y aire, no los entierran, sino que exponen simplemente
el cuerpo en un árbol o en alguna plataforma fabricada para ese fin70.
Un artículo de dos páginas sobre los nagas, compilado proba-
blemente por los editores en el número de mayo de 1948, nos da más
información acerca de ellos. En el artículo se indica que, aunque los
nagas son un grupo bastante homogéneo, hay varios subgrupos entre
ellos, con sus propios idiomas y costumbres. Y en general están en
guerra entre ellos.
Los nagas, según el informe de mayo de 1948, son un pueblo
muy democrático. Incluso las decisiones tomadas por los líderes de
la aldea necesitan ser ratificadas por la asamblea popular. Y en ésta
todos tienen derecho a hablar. Otro rasgo positivo de la tribu es el
gran respeto que se les guarda a las mujeres71.
Otro importante rasgo de la sociedad naga del que informa JM
en mayo de 1948 es la existencia del morung –el albergue masculi-
no–. Cuando un muchacho llega a los seis o siete años de edad, se
le envía a este albergue, que existe en todas las aldeas. Allí se ins-
truye a los jóvenes sobre el estilo de vida de los naga. Sólo se admi-
ten varones en los albergues para jóvenes. Las chicas también tienen
sus propios albergues.
Hablando de las creencias religiosas de los nagas, el informe
de 1948 confirma el reportaje de Ravalico. Creen en un solo Dios,
en la vida tras la muerte, en el castigo de los malvados y en la
recompensa de los justos. Sin embargo, centran su atención en apla-
____________________
70 Cfr. RAVALICO L., I nagas cacciatori di teste umane, 157-158.
71 En marzo de 1953, Fausto Pancolini, al escribir sobre los nagas, subraya otra
vez su sociedad democrática. Citando a un cierto profesor Davis, el autor afirma:
“Toda aldea es una pequeña república y toda persona tiene el mismo valor que cual-
quier otra. Sería difícil encontrar un pueblo más democrático por naturaleza: no fal-
tan líderes entre ellos, pero su autoridad es muy limitada”. PANCOLINI F., Le tribu
aborigene dell’alto Bramaputra, en GM 32 (1954) 3, 16.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
car a los espíritus malvados que les causan todo tipo de daño. Una
característica peculiar es que la religión de los naga no tiene sacer-
dotes ni otros ministros religiosos72.
El informe de Fausto Pancolini de junio de 1952 corrobora lo
que Ravalico había escrito en 1929. Pancolini hace mención de
todos los esfuerzos de los nagas por defender sus aldeas de cualquier
posible agresión. El misionero confirma que los nagas no practican
ninguna religión conocida. Sus nociones religiosas son muy vagas.
Lo que impresionó al escritor sobre la sociedad naga es la situación
de permanente conflicto con varios otros grupos y aldeas73.
En diciembre de 1957, Umberto Marocchino, misionero en
Nagaland, vuelve a presentar una breve descripción de la aldea y el
hogar nagas. Además de confirmar los informes de Ravalico y de
Pancolini, menciona que es costumbre naga construir los graneros
justamente fuera de las aldeas, de modo que en caso de incendio el
grano no se queme.
Según Marocchino, la casa de los naga se divide en tres partes:
el pórtico abierto en la parte frontal, la habitación central con el
hogar y el dormitorio. El pórtico frontal sirve para golpear y limpiar
el arroz. La habitación con el hogar en el centro es el verdadero
corazón de la casa naga. En esta parte se exponen los diferentes tro-
feos de la familia, incluyendo las cabezas humanas. El dormitorio se
divide en varios cubículos y sirve a los diferentes miembros de la
familia74.
El número de marzo de 1964 de JM vuelve a incluir un infor-
me de Umberto Marocchino sobre los nagas y sobre el estado en la
unión India formado para los nagas: Nagaland. El misionero obser-
va que hay unos veinte grupos étnicos distintos, con su propio idio-
ma y costumbres, de este mayor grupo de los nagas. No hay gran-
des aldeas ni población en la región. Los nagas viven en su aldea y
hay unos 860 en el momento del reportaje. Marocchino afirma que
____________________
72 Cfr. Nagas, en GM 26 (1948) 5, 8-9.
73 Cfr. PANCOLINI F., Gli abitanti dell’Assam, en GM 30 (1952) 6, 6-7.
74 Cfr. MAROCCHINO U., Villaggi naga, en GM 35 (1957) 12, 13.
Visión de la India en JM
363
lo que caracteriza a cada aldea es el hogar para los jóvenes solteros:
el morung. El misionero describe esta institución con estas pala-
bras:
El morung es el club y el gimnasio de los jóvenes. Es ahí donde se
reúnen para mantener apasionadas discusiones, para aprender sus
canciones y sus bailes, para entrenarse en el uso de la lanza y el
cuchillo: las armas tradicionales de los nagas. Parece que la juventud
naga tiene una particular inclinación a vivir en compañía.
Éste es el último informe de Marocchino que de alguna mane-
ra contradice los anteriores informes en lo que respecta a las creen-
cias religiosas de los nagas. Marocchino afirma:
Los que conocen Nagaland a través de las descripciones de periodis-
tas y etnólogos de paso, llenas de guerras y cazadores de cabezas, se
sorprenderán al saber que los nagas, pese a que son animistas, tienen
un espíritu profundamente religioso y un concepto muy claro de Dios
y la vida eterna. Ellos lo llaman el Ser Supremo: Kepenoupfu, que
significa “el que nos ha generado”75.
Respecto a la inhumación de los muertos, Marocchino dice en
su informe de 1964 que los nagas entierran a sus muertos con cere-
monias muy solemnes. Dado que creen que el alma de los difuntos
tendrá que recorrer un largo viaje para llegar a la morada perma-
nente de los muertos, teniendo que cruzar ríos y combatir diferentes
enemigos, tienen por costumbre colocar en las tumbas instrumentos
útiles, vestidos e incluso algo de dinero.
MANIPUR
Es el número de diciembre de 1957, dedicado a la diócesis de
Dibrugarh, en el nordeste de la India, en el que JM presenta por vez
primera la misión de Manipur76. JM presenta el estado de Manipur
en estos términos:
____________________
75 MAROCCHINO U., Nagaland, en GM 42 (1964) 3, 8-9.
76 Los misioneros salesianos empezaron a visitar las aldeas de Manipur en 1948.
En 1953 más de 200 tangkul nagas fueron bautizados por Ravalico en la aldea de
Hundung. Pero sólo en 1956 pudieron establecerse permanentemente los misione-
ros en Imphal. Cfr. Un giovane il primo missionario del Manipur, en GM 35 (1957)
12, 6-7.

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364
Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
Manipur, con su bello valle de Imphal, sus lagos y la insuperable
corona de sus montañas, es sin duda la más característica y pintores-
ca de las regiones de la India oriental. Aproximadamente 7/8 de la
zona están formados por una cadena de montañas y montes que lo
rodean por todos los rincones y conforman su belleza y encanto77.
Las montañas estaban habitadas por varios grupos naga mientras
que el valle central estaba ocupado en su mayor parte por los meitheis.
Según el informe de diciembre de 1957, incluso los meitheis, que eran
de origen tibetano-birmano, fueron convirtiéndose al hinduismo, a
pesar de conservar algunos elementos de sus antiguas creencias y cos-
tumbres. De la población de Manipur, el informe afirma:
Son el pueblo más libre y feliz de Assam. En esto se parecen mucho
a los birmanos y, como a éstos, les gustan los colores vivos, la músi-
ca, cantar, la buena vida y bailar. Ellos también son los más limpios
y trabajadores de todos. Todos trabajan en Manipur: tal vez las muje-
res más que los hombres. En los campos, en los telares, en los mer-
cados, las mujeres de Manipur se honran a sí mismas78.
Danzas de Manipur
Según el mismo informe de diciembre de 1957, el mayor pasa-
tiempo de los manipuris es la danza. “¡En Manipur todo el mundo
baila!” La danza de los manipuris, en realidad, forma parte de las
clásicas danzas de la India. Hay tres clases de bailes en Manipur:
thabal chongba, lai harba y rash lila. Thabal chongba se baila
durante el festival hindú de Holi. Hombres, mujeres, jóvenes e in-
cluso niños bailan en círculo, acompañados de algún canto. Lai
harba, que significa alegría de los dioses, se realiza ante el dios pro-
tector de la aldea y describe el origen del mundo y los amoríos de
los dioses. El tercero es el rash lila, que es el baile clásico de los
manipuris. Describe los asuntos de amor del dios Krishna.
La población de Manipur y sus ocupaciones
En febrero de 1966 JM presenta un informe de Pedro Bianchi
con unas bellas fotos en color sobre la población de Manipur. El
____________________
77 Un giovane il primo missionario del Manipur, en GM 35 (1957) 12, 6-7.
78 Lo Stato del Manipur: gioiello dell’India, en GM 35 (1957) 12, 5.
Visión de la India en JM
365
misionero observa que incluso el mimo nombre de Manipur signi-
fica “tierra de joyas”. Según Bianchi las extensiones montañosas
del norte están ocupadas por varios grupos naga como los maos, los
marams, los zemis, los tangkuls, los kabuis y los marings. En la
región montañosa meridional viven otras tribus no relacionadas
con los naga, como los lushai, los hmars, los chotes, los moyons,
los kukis y los chins. Y la meseta central está ocupada por los mei-
theis.
Bianchi informa de que la principal ocupación de la población
de Manipur es el cultivo de arroz. En las familias las mujeres tejen
sus vestidos. Las casas de los meitheis son de alguna manera cómo-
das a pesar de estar fabricadas con material proveniente del bosque.
Pero las casas de los naga son bajas y oscuras, llenas de humo debi-
do a la falta de chimeneas. Los animales domésticos, como vacas,
pollos, patos e incluso los cerdos, encuentran un rincón en la casa
naga junto con los seres humanos. Los meitheis son en su mayor
parte vegetarianos mientras que los nagas comen de todo, y la carne
de perro es una de sus especialidades79.
Con respecto a la pasión de esos pueblos por la danza y la mú-
sica, escribe el autor:
Tras el trabajo, los manipuris se dedican a su hobby de cantar y bai-
lar, a lo que están profundamente apegados. Todas las tribus tienen
sus propias canciones y bailes. El patrimonio tradicional se enrique-
ce hoy en día muy entusiáticamente por parte de los jóvenes con la
música y el baile occidental. Los jóvenes pasan mucho tiempo por
la noche cantando y bailando. Los bailes de los grupos tribales de las
montañas tienen un carácter más marcial, mientras que los de los
meitheis son más rítmicos y refinados80.
Conclusión
¡Los misioneros fueron exploradores sociales! Su misión fue
predicar el Evangelio, pero como cualquier buen agricultor, estaban
____________________
79 Cfr. BIANCHI R., Manipur, terra dei gioielli, en GM 44 (1966) 2, 8-10.
80 Cfr. BIANCHI R., Manipur, terra dei gioielli,10.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
familiarizados con la tierra en la que tenían que cultivar. Ellos dife-
renciaban entre el buen suelo y el malo, e incluso en el buen suelo
sabían distinguir las malas hierbas que podían fácilmente ahogar al
trigo. Así que pensando en su misión, no respetaban en absoluto lo
que ellos consideraban maligno. No estaban en tierras extranjeras
para implantar la cultura occidental entre el pueblo indígena. Pero
tampoco estaban para perpetuar la cultura local con todos sus cla-
roscuros. Ellos procuraban cristianizar las culturas locales y también
implantar el cristianismo.
Objetividad es la marca del buen periodismo. JM poseía en
gran medida esta gran cualidad. Y una información objetiva de la
realidad india sirvió como un gran instructor de su extensa audien-
cia. Creó ciertamente y mantuvo el interés por el continente indio
entre los jóvenes italianos. Es más, sirvió como un puente de com-
pasión y buena voluntad entre los lectores y la realidad de la India.
Crear aversión en la mente de los jóvenes lectores no era el fin de la
revista. Incluso los reportajes, que hoy parecen un poco desdeñosos,
fueron publicados en las páginas de la revista para suscitar simpatía
y despertar en los corazones de los jóvenes la urgencia de la misión
en este país.
No se puede sino perderse en la mina de información conteni-
da en las páginas de JM. El impacto de esta información en los lec-
tores no pudo haber sido mínimo. Presentó a los jóvenes italianos un
mundo muy diferente en cultura, religión y vida social. Las expe-
riencias de primera mano de los misioneros sirvieron como grandes
libros de fuentes de información sobre numerosos grupos tribales,
particularmente en aquellos tiempos en los que no había escrito
prácticamente nada sobre ellos.