CONOSCERE DON BOSCO


CONOSCERE DON BOSCO



CONOCER A DON BOSCO

PASCUAL CHÁVEZ VILLANUEVA

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LA LLAMADA DE DIOS

2 LAS ELECCIONES DE don Bosco son DICTADAS pOR LAS LLAMADAS DE DIOS, SEÑOR DE LA HISTORIA

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En el corazón del antiguo testamento hay una llamada. La llamada de Dios a Moisés, el día de la zarza ardiendo. El Señor dijo: “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena…” (Éxodo 3,7-8).

“”He visto… he escuchado… conozco… he bajado para librarlo”. Son los cuatro verbos de la paternidad perfecta. Dios no abandona a sus hijos. Don Bosco ha sido llamado para encarnar la paternidad de Dios en nuestro tiempo.


Un tiempo di laceraciones


Don Bosco vive y actúa en un período de rápidas transformaciones epocales. Esta transición fue traumática, sobre todo en ambiente social y eclesiástico. Se aceleró particularmente el proceso iniciado con las Luces, que acabó con la sociedad cristiana gracias al triunfo de las ideologías agnósticas y anticristianas, la proclamada incompatibilidad entre razón-ciencia y fe, el progresivo desapego entre las clases media-popular y las instituciones eclesiales (desapego más rápido en las ciudades, más gradual en los campos). En Italia la cuestión romana abrió una grave laceración en el corazón de los creyentes. Bajo la presión de la inteligencia laica anticlerical y de la burguesía de empresa, que con el arma editorial orientaban la opinión pública y los estilos de vida, las nuevas generaciones, formadas en una escuela siempre más agnóstica, quedaban desorientadas, víctimas fáciles de ideas y prácticas alejadas de la costumbre cristiana. Al mismo tiempo se manifestaban pobrezas nuevas, masivas migraciones internas y externas, desarraigos culturales, explotaciones de trabajadores y embrutecimiento moral de las clases más pobres.


Salvar a los jóvenes


Cabalmente este contexto histórico, estos traumas sociales y estas tensiones fueron para Don Bosco estímulo y ocasión preciosa de discernimiento de la voz del Señor. Mientras otros polemizaban, condenaban, se quejaban de la tristeza de los tiempos él, llevado a percibir a Dios presente y operante en la historia humana, formado a percibirse a sí mismo como pastor llamado a trabajar para la salvación de la humanidad, especialmente de la juventud, se sumerge crítica pero amorosamente y creativamente en su tiempo, viviendo todos los acontecimientos del mismo con participación muchas veces sufrida, listo a entregar su propia vida para la misión de la cual se siente portador, convencido que la gracia de Dios es más fuerte que todo obstáculo humano y sostiene eficazmente a quien trabaja para difundir en los corazones el Reino de Cristo.

La situación de los jóvenes pobres que encuentra en la Turín de los años ’40 y ’50, pero también los acontecimientos eclesiales, político-sociales y las nuevas leyes, estimulan y orientan operativamente su sensibilidad educativa, su celo pastoral, sus dones naturales, y lo llevan a realizar un discernimiento en función proactiva y preventiva.

Cambiarán las situaciones en las décadas sucesivas, nuevos problemas se presentarán, pero esta actitud mental y esta disposición espiritual lo llevarán a ampliar horizontes, a articular obras y propuestas, a multiplicar iniciativas, interesando grupos siempre más amplios de discípulos, colaboradores, bienhechores y simpatizantes. Así la expresión “jóvenes pobres y abandonados” adquirirá un significado siempre más amplio, no solo socio-económico, sino espiritual, cultural y ético.


«¡Todo lo puedo en quien me da fuerza!»


Su modernidad está aquí: no solo iniciativas al paso con las exigencias y los gustos de los tiempos y de los jóvenes, sino respuestas tempestivas y eficaces (porque previsoras y fruto de discernimiento y de genuina caridad) a nuevos problemas, nuevos desafíos, nuevas necesidades, nuevos ataques “satánicos”, partiendo de una fe granítica, de una esperanza que no podía derrumbarse, de una donación absoluta a Dios y a los hermanos, de una libertad interior fruto de purificación y desapego de sí. Escribía a un sacerdote desalentado: “¿Hay que trabajar? Moriré en el terreno del trabajo sicut bonus miles Christi. ¿Soy capaz de poca cosa? Omnia possum in eo qui me confortat. ¿Hay espinas? Con las espinas cambiadas en flores los Ángeles tejerán para usted una corona en el cielo. ¿Los tiempos son difíciles? Siempre fueron así, pero Dios nunca dejó faltar su ayuda: Christus heri et hodie” (25 de octubre de 1878, Ceria, Epistolario di S. Giovanni Bosco, III, 399).


Para nosotros es una lección de esperanza y de valentía, una invitación a sacudirnos y renovarnos en la fidelidad, en el compromiso, y en la confianza en Dios.