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STUDI
UN PROYECTO DE COLONIZACIÓN ITALIANA EN PATAGONIA:
DOMENICO MILANESIO, SDB Y SU OPÚSCULO
“CONSIGLI E PROPOSTE AGLI EMIGRANTI ITALIANI
ALLE REGIONI PATAGONICHE DELL’AMERICA DEL SUD” (1904)
María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria *
Introducción 1
Domenico Milanesio, misionero de don Bosco, dedicó su vida a la evan-
gelización en la Patagonia. Preocupado por la suerte de quienes eran conside-
rados en su entorno los más pobres entre los pobres, los indígenas y los inmi-
grantes, buscó los medios para sostener a estas personas a través de la Obra
Salesiana de la que él mismo formaba parte. Una de las vías por las que in-
cursionó fue la escritura.
Consigli e proposte agli emigranti italiani alle regioni patagoniche
dell’America del Sud, es un texto que responde a la realidad migratoria vivida
por la Argentina hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX y a la si-
tuación de desarrollo social, económico y político del territorio de la Pata-
gonia incorporado a la Nación en 1879.
* Los autores son investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas con sede en la Universidad Nacional del Comahue (Argentina).
1 Queremos agradecer especialmente al Istituto Storico Salesiano en las personas de don
Francesco Motto y Cinzia Angelucci que nos facilitaron este opúsculo y material de lectura,
siempre atentos a nuestros requerimientos y trabajo. Al Archivio Salesiano Centrale en la per-
sona de don Luigi Cei por el envío de documentación y comentarios tan útiles. Al Archivo
histórico de las Misiones salesianas de la Patagonia Norte (Bahía Blanca) que nos facilitó do-
cumentación sobre Milanesio. Al Archivo Central Salesiano de Buenos Aires y a los hermanos
coadjutores Marino Francioni y Adrián Jamardo que con paciencia atienden nuestras cons-
tantes consultas. Al Centro de Estudios Migratorios, a Mario Santillo y especialmente Fabio
Baggio por prestarnos su valiosísima tesis doctoral. A Andrea Tramelli que sin conocernos,
desinteresadamente nos envió su magnifica tesi di laurea. A la lectura, comentarios, y criticas
de Néstor Auza, nuestro director en el CONICET.

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328 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
El desarrollo de su temática se encuentra estrechamente vinculado a un
modelo de pastoral migratoria sostenido por la Congregación salesiana en el
marco de la crisis poblacional en la Italia de la unificación, modelo que los
Salesianos pusieron en práctica ante la oleada migratoria italiana de la que
culturalmente formaban parte. Su contenido también es coherente con una
línea de pensamiento que su autor desarrolló durante un largo tiempo. En un
contexto regional, el escrito, fruto de las ideas pero fundamentalmente de la
práctica misionera de Domenico Milanesio, responde al conflicto entre pro-
puestas y modelos de desarrollo que los actores sociales y políticos del terri-
torio nacional sostuvieron para poner en marcha un espacio productivo que se
encontraba en plena gestación de su propia y particular identidad social y reli-
giosa. En este sentido, forma parte de las iniciativas colonizadoras de tipo
agrarista que por entonces se oponían al desarrollo exclusivamente ganadero
de la Patagonia Norte.
Nos proponemos realizar un comentario crítico del documento con el fin
de aportar a la historia patagónica una mirada que parte de una propuesta iné-
dita y novedosa sobre un proyecto de colonización italiana en el territorio na-
cional. Analizaremos, a través de la biografía del salesiano Milanesio las mo-
tivaciones que lo llevaron a escribir sobre la temática migratoria y la coloni-
zación agrícola. Describiremos el documento en cuanto a su estructura tanto
interna como externa, su metodología de exposición y las temáticas abor-
dadas en orden a las ideas desarrolladas por el autor en el escrito. Identifica-
remos en otros escritos del mismo misionero las ideas relacionadas con pro-
yectos de colonización y desarrollo en la Patagonia. Relacionaremos el pro-
yecto con la pastoral migratoria llevada a cabo por la Iglesia católica y por la
Congregación salesiana en Italia y en la Argentina, y con las corrientes de
opinión de la época.
Domenico Milanesio
Los datos biográficos de Domenico Milanesio nos dicen que nació en
Settimo Torinese, cerca de Turín (Italia) el 3 de agosto de 1843 y falleció en
Bernal, Buenos Aires, el 19 de noviembre de 1922. Vivió una larga vida,
mayor a las expectativas de su época, teniendo en cuenta además su fatigosa
tarea misionera.
Milanesio fue un celoso misionero de don Bosco, un campesino que
vivió el éxodo rural y la explosión demográfica de su Italia natal, como tantos
otros campesinos de la posrevolución industrial, cuestión que queda clara-
mente reflejada en su escrito. Su familia era humilde e inclusive analfabeta,

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 329
como él cuenta en su autobiografía2, sin embargo el recuerdo de una rígida
moral y la piadosa formación de su madre dejaron en Milanesio una marca
imborrable que se advierte en este escrito y en otros tantos sobre educación y
costumbres3.
Recién a los veintitrés años de edad entró a la Sociedad Salesiana y pa-
sados los treinta fue ordenado sacerdote, desempeñando por un año el cargo
de director del oratorio festivo de Valdocco. Milanesio se formó con don
Bosco, en los primeros pasos de la Obra salesiana, participando íntimamente
de la etapa inicial de la Pía Sociedad. Su iniciación como salesiano por don
Bosco fue tan determinante como su formación misionera por el vicario apos-
tólico Juan Cagliero4. Sin embargo, a pesar de admirar y seguir los pasos de
misión del modelo de Cagliero, Milanesio elogiaba a monseñor José Fagnano
y reconocía en su modelo reduccional el posible éxito y el eventual fracaso de
las misiones de la Patagonia5.
El pedido del arzobispo Federico Aneiros a don Bosco, tras la mediación
del cónsul Gazzolo, de enviar misioneros a la Argentina, se concretó en 1875
con una primera expedición de diez salesianos a cargo de monseñor Cagliero
a Buenos Aires. Pero como el ofrecimiento de parroquias, colegios y trabajo
pastoral con los italianos aumentaba, don Bosco envió entre 1876 y 1877 dos
expediciones más. En esta última expedición, a cargo de Giacomo Costa-
magna, venía Domenico Milanesio, un hombre ya maduro y formado cuando
comenzó su vida misionera. Los Salesianos tenían a su cargo desde 1877 la
parroquia y el colegio de San Juan Evangelista en el barrio porteño de La
Boca, con poco personal y una firme resistencia de los inmigrantes masones y
anarquistas. El oratorio festivo contenía a un centenar de niños, a los que se
sumaban su propia escuela, el dictado de catecismo en la escuela pública y el
cotidiano movimiento parroquial de misas, clases de doctrina y sacramentos.
2 Archivo Histórico de las Misiones Salesianas de la Patagonia Norte, Bahía Blanca [en
adelante, AHMSPN], M49 Milanesio, Memorias. La primera biografía sobre Milanesio es del
salesiano Pascual PAESA, Patiru Domingo. Rosario, Artes Gráficas del Colegio San José 1964.
3 Citamos como ejemplo: AHMSPN, Rasgos etnográficos de los indígenas de la Pata-
gonia. Imperiosa necesidad de educarlos, 1890; Manual del Misionero salesiano, 1910; Es-
tado moral religioso de los habitantes civilizados de la Patagonia, [s.d]; Proyecto de coloniza-
ción salesiana en La Pampa, Patagonia y territorios de la República Argentina de fomentar la
fe y la moral católica, [s.d]; La Patagonia, lengua, industria, costumi e religione dei patagoni,
Buenos Aires, Scuola professionale salesiana di tipografia 1898; y Los puntos negros de la
escuela laica, Buenos Aires, Pio IX 1918.
4 Archivo Central Salesiano, Buenos Aires, Carta de José Vespignani al padre Jorge
Serié, Personas, Serié, 81.1. [En adelante, ACS].
5 José GARÓFILO, Datos biográficos y excursiones apostólicas del Padre Milanesio,
Turín, Benigno Cavanese [s.d], p. 182 cita textual de la carta ASC, 9126, Carta de Domenico
Milanesio a Don Rúa, Concepción de Chile, 27 de mayo de 1894.

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330 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
El primer destino de Milanesio fue con los inmigrantes italianos en La Boca,
donde estuvo tres años trabajando, experiencia que le permitió volcar en este
escrito muchas de sus observaciones. Allí vivió Milanesio un grave conflicto
con los italianos masones y anarquistas, que atentaron contra su vida, a los
que antes había acusado de proyectar y llevar a cabo el incendio de la Iglesia
y colegio del Salvador 6.
El rumbo de Milanesio cambió para siempre cuando finalmente los Sale-
sianos lograron cumplir el objetivo de don Bosco: llegar a la Patagonia, en
1879, tras el ofrecimiento por el arzobispo Aneiros de la parroquia de Carmen
de Patagones7. Milanesio fue uno de los primeros misioneros destinados, pri-
mero como teniente cura en Patagones y después como párroco en Mercedes
(Viedma) el 9 de octubre de 18808.
Hacia 1883 Milanesio dejó a cargo a su teniente cura Giuseppe Maria
Beauvoir y comenzó las misiones volantes9 que no abandonó hasta 1912. La
cuarta misión volante de 1883 (Conesa, Choele Choel, Roca y Valcheta), le
permitió comprender qué sucedía cuando los emprendimientos colonizadores
no se organizaban debidamente o se administraban de forma negligente. El
paso por Conesa y el panorama del desmembramiento de esa colonia indígena
fue desalentador. Milanesio criticó abiertamente al Estado nacional por esta
situación, la mala administración y el retiro de las raciones a los indígenas10.
Esta misión también resultó emblemática por participar Milanesio como me-
diador ante la rendición del cacique Manuel Namuncurá11, a quien más ade-
lante visitó en su destino de San Ignacio, junto con monseñor Cagliero12.
Las misiones volantes se fueron intensificando en esos primeros años
6 Cayetano BRUNO, Los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora en Argentina. II,
Buenos Aires, Instituto Salesiano de Artes Gráficas 1981, I, p. 30.
7 E VII 575. La parroquia de Carmen de Patagones construida por los padres Lazaristas
comprendía: la misma población del Carmen, Guardia Mitre, colonia Conesa, Choele Choel y
Mercedes (actual Viedma). El arzobispo calculaba unas tres mil almas en Patagones, unas mil
en Guardia Mitre, ochocientos indígenas de Catriel en Conesa, dos mil en Choele Choel y unos
mil quinientos en Mercedes.
8 El 24 de abril de 1880 monseñor Espinosa erigió la parroquia de Nuestra Señora de las
Mercedes de Viedma nombrando al salesiano Rizzo como primer párroco, que poco después
dejó a la Sociedad Salesiana. Antonio ESPINOSA, La conquista del desierto, Buenos Aires,
Compañía Impresora Argentina 1939, p. 98.
9 La primera, de 1883, fue en General Roca con los indígenas sobrevivientes del cacique
Manquel, en el fortín Codihue con los de Reuqué Curá, en Ñorquín con los de Villamain, en
Conesa y en Pringles «cf» Raúl ENTRAIGAS, Los salesianos en la Argentina. III, Buenos Aires,
Plus Ultra 1969, pp. 297-304.
10 AHMSPN, M49M Parte II Memorias Milanesio «cf» R. ENTRAIGAS, Los Salesianos...
IV, pp. 28-30.
11 AHMSPN, Carta de D. Milanesio a Manuel Namuncurá, 20 de abril de 1883.
12 C. BRUNO, Los Salesianos... II, pp. 317-21.

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 331
después de las campañas militares. Milanesio fue parte de la misión oficial del
vicario Antonio Espinosa (1884) relatada pormenorizadamente en un diario13.
La institucionalización del Vicariato apostólico en 1883 abrió un nuevo
período de misiones. Milanesio notó la diferencia, participando activamente
junto a Cagliero en la confección de los primeros circuitos14, a los que incor-
poraba el sector cordillerano. La fundación, de Junín de los Andes en 1892
inauguró un enclave misionero y educativo que ligaba el circuito neuquino en
sí y con el sector cordillerano de Río Negro y Chubut. En este sentido, las dos
misiones de 1886 fueron claves. Con la primera quedó explorado y confor-
mado el circuito volante de la Patagonia Norte unido a Chile: los pueblos
sobre el río Colorado, los pueblos sobre el río Negro, Roca en el Alto Valle y
las misiones triangulares del Neuquén con la Confluencia, Junín y Chos
Malal15. La segunda fue la gran misión de Chichinales, dedicada al adoctrina-
miento de las tribus de Sayhueque y Ñancucheo16.
Estas primeras misiones le dieron a Milanesio una visión sobre la diversi-
dad cultural y lingüística y el panorama de sometimiento, miseria y marginación
en el que vivían los indígenas sobrevivientes de las campañas militares. Tam-
bién comprendió que los soldados de los campamentos y muchos de los milita-
res a cargo de las campañas no eran gente confiable ni apegada a las prácticas
de la fe católica, más bien sólo bautizados17. Conceptos éstos que le valieron
más de un problema y enfrentamientos con las autoridades territorianas18.
Por ello, podemos afirmar que estas primeras misiones fueron para Mila-
nesio una experiencia fundamental en cuanto a su opción por la evangeliza-
ción indígena, el conocimiento etnográfico, su percepción de la realidad pata-
gónica y la relación con sus pares, sus superiores, las autoridades y los dis-
tintos sectores de esa sociedad patagónica en formación. Todos esos conoci-
mientos se volcaron en su propuesta de colonización italiana para la Pata-
gonia, por las extensas descripciones y clasificación de las tierras a colonizar
13 A. ESPINOSA, La conquista...
14 Este parecer se lo transmitió a don Bosco en una carta escrita en italiano desde
Carmen de Patagones, 26 de octubre de 1886. ASC B 284.
15 ASC, A 850, Carta de Domenico Milanesio a Don Bosco, Patagones, 1 de settiembre
de 1886.
16 ASC B 284, Carta de Domenico Milanesio a Don Bosco, Carmen de Patagones, 26 de
octubre de 1886.
17 C. BRUNO, Los salesianos... I, p. 290 cita la carta ASC, Carta de D. Milanesio a Don
Bosco, Patagones, 9 de agosto de 1883.
18 R. ENTRAIGAS, Los Salesianos... IV, pp. 119-125 «cf» J. GARÓFILO, Datos biográ-
ficos... Los enfrentamientos fueron primero con el militar Lorenzo Vintter y después con el ge-
neral Manuel Olascoaga. El punto de conflicto residía en que las autoridades exigían al misio-
nero cuentas de sus actos y de las fundaciones de capillas o parroquias y Milanesio se negaba
a sujetarse a esas exigencias.

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332 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
que realiza. No fue éste el único escrito, como veremos, en el que Milanesio
sostuvo proyectos que él mismo llamaba de “civilización y colonización”19.
Milanesio continuó como ningún otro los recorridos de misiones vo-
lantes que él mismo había ayudado a confeccionar, siguió fundando y
uniendo centros de la Patagonia Norte con Rawson y la línea sur rionegrina.
Buscaba, una vez afianzado cada centro, la presencia de las Hijas de María
Auxiliadora, como lo hizo en Viedma, Conesa y Junín de los Andes, pero su
evaluación del sistema de correrías fue negativo. Fiel a su carácter frontal e
impetuoso, escribió al Rector Mayor en 1894 apoyando la iniciativa reduc-
cional de monseñor Fagnano en Tierra del Fuego, y haciendo una evaluación
de los resultados del sistema volante. En esa cruda crítica, Milanesio opinaba
que la inversión económica había sido insuficiente y que además iba a parar a
Viedma, que las estaciones misioneras “se han hecho en centros más o menos
civilizados y que sólo aprovechan a ellos; y si algunos indios participan, su
número es muy reducido y de una manera indirecta”; que la solución pasaba
por una fuerte inversión “como se haría para un edificio en Viedma” y por la
solicitud de “tierras al gobierno”20.
Milanesio siempre sostuvo una firme inclinación por las reducciones
porque creía que la posibilidad de progreso y “civilización” estaba en el tra-
bajo de la tierra, como lo prueban este escrito y otros de su autoría21. Sin em-
bargo, esta convicción sólo quedó escrita. Por su parte, Milanesio tampoco
dejó de realizar sus recorridos y de escribir el primer manual salesiano para el
misionero itinerante22, fruto de su experiencia misionera. Hacia 1915, en un
escrito23 comparaba los sistemas reduccional y volante y concluía que éste úl-
timo fue una opción forzada por las circunstancias y que la imposibilidad de
hacer reducciones fue culpa del gobierno argentino. Milanesio olvidaba
19 AHMSPN, Correspondencia con Alejandro Calvo, Jefe de la Oficina de Tierras y Co-
lonias (1912-1914); Observaciones al Ministerio de Obras sobre cierre de la boca del río
Limay, Lago Nahuel Huapi; Breves apuntes sobre el río Neuquén y sus afluentes (1914); Pro-
yecto de colonización salesiana en La Pampa, Patagonia y territorios de la República Argen-
tina de fomentar la fe y la moral católica; De la reserva de los bosques y su explotación, 1913;
Una proposta che tende a facilitare l’ aquisto di terreni in propietá ai nostri immigranti, 1914.
20 J. GARÓFILO, Datos biográficos..., p. 182, carta del ASC, 9126, Carta de Domenico
Milanesio a Don Rúa, Concepción de Chile, 27 de mayo de 1894.
21 ACS, Caja 80.1, Carta del P. Milanesio al Ministro del Interior presentando el plan de
reducción y colonización indígena, Buenos Aires, junio de 1915, y Caja Patagonia, 203.3 (5),
Plan de reducción y colonización indígena presentado al Ministro del Interior por el padre
Milanesio (probablemente escrita en 1901).
22 AHMSPN, Manual del Misionero salesiano de Domenico Milanesio (1912) «cf»
P. PAESA, Patiru Domingo..., 1964, pp. 127-140.
23 Breve reseña de apuntes más relevantes de actuación del padre Domingo Milanesio
en la Patagonia, Buenos Aires, Pío IX 1915, pp. 12-15.

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 333
agregar a esta evaluación la aguda crítica que había hecho en 1894 a la So-
ciedad Salesiana24 y sus eternas controversias con los Inspectores25. En rea-
lidad, debe verse que Milanesio era un hombre de carácter fuerte, indepen-
diente en sus proyectos y crítico incluso hacia el interior de la propia Congre-
gación, pero que difícilmente publicaba esas críticas. Es posible que su de-
cepción respecto de las misiones volantes se encuentre opacada en los es-
critos que –dirigidos a los Cooperadores Salesianos– buscaban exaltar las mi-
siones salesianas en busca de donaciones26. También es posible que hacia el
final de su vida, cuidado y contenido por la Congregación y aplacado su tem-
pestuoso carácter, las críticas se hayan suavizado. Sin embargo, en una lec-
tura atenta del escrito de 1915, sólo hallamos una simple descripción de cada
sistema y la justificación acerca de que por culpa del gobierno no pudieron
efectuarse las reducciones.
Cuando hacia 1911 el padre Pedemonte se hizo cargo, como primer ins-
pector, de la Inspectoría patagónica de San Francisco Javier, su espíritu de
orden y organización buscó concentrar las misiones en el sector cordillerano
y aprovechar la experiencia de los viejos misioneros para poner en firme al-
gunas pautas comunes de misión, en una reunión de la que participó el padre
Milanesio27. Alrededor de esa fecha, en 1912, Milanesio realizó su última mi-
24 C. BRUNO, Los salesianos... I, p. 491, interpreta este escrito, en comparación con la
carta de 1894, afirmando que Milanesio “quitándose el amargor de la boca se convenció de que
por las circunstancias locales, el sistema de las excursiones misioneras era el mejor y lo aprobó
de lleno”; nosotros no interpretamos lo mismo, dado que en diferentes cartas y documentos de
Milanesio que hemos analizado, hemos advertido una firme convicción a favor del sistema
reduccional y un sentimiento de fracaso ante los resultados de las misiones volantes.
25 Baste citar por ejemplo la correspondencia al Rector Mayor quejándose del padre Ins-
pector Pedemonte AHMSP, R1 71 M Cartas a Don Paolo Albera en italiano, 1915. O la corres-
pondencia al padre Vespignani reprochándolo que no lo había escuchado. ACS, Personas José
Vespignani 94.13 y 80.3 Milanesio carta a Vespignani 18 de mayo de 1910. Terceros que sobre
Milanesio abrieron juicio se quejaban en sus cartas de su espíritu independiente, su falta de dis-
ciplina y su empecinamiento ASC, B 220 Bodratto, B 692-695 Costamagna, AHMSP, Carta de
Pedemonte a Milanesio, Viedma, 4 de marzo de 1915; ACS, Caja 414 Junín de los Andes,
Cartas del padre Ortiz al padre Pagliere (1900-1910), Memorias del padre Vacchina, entre otras.
Incluso respecto de la administración de las obras, problema que observa el visitador Ricaldone
en varios salesianos de la Patagonia. ASC, F 066, Informe del padre Ricaldone, 20 de enero de
1909. Estas características las hemos sobradamente encontrado en sus propios escritos y corres-
pondencia en los que se queja de no ser escuchado y de que no se atienden sus observaciones.
26 Domenico MILANESIO, Raccolta di vedute delle missioni salesiane della Patagonia,
Torino, Oratorio San Francesco di Sales 1904.
27 AHMSPN, Reunión de los RRPP Misioneros (1914). Estas pautas misioneras fueron
las últimas de esta primera etapa de misiones en la Patagonia (1880-1914). Le antecedieron los
reglamentos del Inspector Vespignani de 1914 y el Manual del Misionero salesiano de Dome-
nico Milanesio (1912). Estos reglamentos han sido analizados en: María Andrea NICOLETTI,
Misiones ad gentes: Manuales misioneros salesianos para la evangelización de la Patagonia
(1910-1924), en «Ricerche Storiche Salesiane» 40 (2002) 11-48.

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334 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
sión. Viajó primero a Buenos Aires para buscar fondos pronunciando confe-
rencias sobre costumbres indígenas, actividad que realizaba con frecuencia28,
y predicó una breve misión entre los indígenas de Los Toldos y Bragado. De
vuelta a la Patagonia realizó su último recorrido por Neuquén, Cipolletti,
Chos Malal, El Huecú, Loncopué, Las Lajas y Viedma.
Su vasta experiencia misionera en la región cordillerana entre el Neu-
quén y Chubut, alimentó en definitiva su convicción, de que la tarea evangeli-
zadora y educativa que se proponían los Salesianos debía realizarse, ideal-
mente, en poblaciones permanentes. De ahí su insistencia en la colonización
agrícola, ya fuera con inmigrantes italianos, con campesinos criollos o con
indígenas, proyecto que establecía no sólo un modelo de colonización sino
también de misión.
En su retiro en Bernal, en las afueras de Buenos Aires, levantó en la
huerta una ruca o casa mapuche, como símbolo de su vida misionera entre los
indígenas de la Patagonia29. Tras las campañas militares el cacique Inacayal
hizo lo mismo en el Museo de La Plata, también como gesto de memoria y
supervivencia, pero en ese caso de la libertad perdida.
1. “Consigli e proposte agli emigranti italiani alle regioni patagoniche
dell’America del Sud, (1904)”
1.1 Sus partes
En 1904, Domenico Milanesio publicó en Italia el opúsculo Consigli e
proposte agli emigranti italiani alle regioni patagoniche dell’America del
Sud esposti popolarmente dal sac. Domenico Milanesio, miss. sal. nella Pata-
gonia30, en lengua italiana y dirigido evidentemente a los potenciales emi-
grantes italianos. En ese sentido es comparable a otras obras más o menos
breves, publicadas en distintos idiomas europeos por el Estado argentino u
otras agencias con el fin de atraer o dirigir la corriente inmigratoria.
El documento consta de tres partes. En la primera el autor plantea la
cuestión social a partir de cuatro “desequilibrios”: la mala distribución de la
población, la aglomeración en las ciudades, la mala distribución del clero y la
28 AHMSPN, Milanesio, Apuntes de una breve conferencia sobre los indios de la Pata-
gonia, Capilla de las Hijas de María Auxiliadora de San Carlos en Buenos Aires, 1912.
29 P. PAESA, Patiru Domingo…
30 Domenico MILANESIO, Consigli e proposte agli emigranti italiani alle regioni patago-
niche dell’America del Sud esposti popolarmente dal sac. Domenico Milanesio, miss. sal. nella
Patagonia, Torino, Tipografía salesiana 1904. Traducción: María Andrea Nicoletti y Sergio
Sciglitano.

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 335
carencia de crédito agrícola. El diagnóstico trazado por Milanesio en torno de
los cuatro “desequilibrios” detectados, constituye una temática recurrente en
el pensamiento social católico y no católico de su tiempo: los resultados am-
biguos de la industrialización, que generaba progreso pero también desem-
pleo, la vida fácil pero desarraigada en las ciudades, la escasez de clero rural
y la ignorancia e inmoralidad que derivaban de ello, y la sensación de fracaso
de los emigrantes que retornaban de América habiendo perdido su fe y sus ra-
íces. El desequilibrio de la población provoca movimientos migratorios que
Milanesio considera naturales e inevitables; no cabe oponérseles sino intentar
proteger al emigrante de las pérdidas que suele sufrir. Milanesio consideraba
la movilidad y conflictividad social de su época un “estado anormal de la so-
ciedad”31. Uno de los factores de esa anormalidad, causa y efecto al mismo
tiempo, son las migraciones masivas. Comienza justificando la emigración
como medio de búsqueda de un nuevo equilibrio. Según él los esfuerzos para
evitar el éxodo rural modernizando el campo, chocaban con hábitos tradicio-
nales, con altos costos y con sistemas de tenencia de la tierra que nunca po-
drían compararse con la posibilidad de acceder a la propiedad plena aunque
esto fuera en países remotos. En función de esto, no se propone analizar el re-
torno de los campesinos a su patria en crisis sino la posibilidad de brindarles
a los emigrantes asistencia material, moral y religiosa. La aglomeración ur-
bana de quienes se vieron empujados al éxodo rural es, entonces, la principal
enfermedad social, que hace necesaria una dirección y asistencia al emigrante
que le permita adquirir tierra en propiedad en su país de destino. La vuelta a
la tierra requiere, obviamente, una inversión que Milanesio prevé realizable
mediante un sistema de crédito con asistencia estatal. Esto constituye la pro-
blemática central de los emigrantes italianos. Secundariamente, el autor con-
sidera a los sacerdotes europeos demasiado atados a sus propios lugares,
como para ir a América, pero propone que el clero regular acompañe a los
emigrantes a América para asistirlos sistemáticamente en todos los planos,
como ya estaban haciendo los Salesianos y otras congregaciones religiosas.
La segunda parte desarrolla más extensamente su proyecto de coloniza-
ción mixta en la Patagonia y bajo la dirección de misioneros salesianos. Pro-
teger al emigrante italiano campesino es, claramente, facilitarle el acceso a la
propiedad de la tierra en regiones aptas para el cultivo. En ese marco, des-
cribe en forma impresionista a una Patagonia de naturaleza exuberante. Una
tierra sin embargo vacía y disponible.
Después de la descripción viene el análisis, en el que Milanesio suma, a
lo ya considerado acerca de los males morales producidos por la aglomera-
31 Ibid., p. 9.

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336 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
ción urbana, la disponibilidad de tierras públicas expresada por las leyes ar-
gentinas y la necesidad de “buena inmigración” que manifiestan los sucesivos
gobiernos nacionales. Los Salesianos serían, en este contexto, los mejor cali-
ficados para dirigir a los inmigrantes a su destino, por su experiencia misio-
nera y por el conocimiento de la zona andina patagónica, y para protegerlos
del riesgo de pérdida de la fe religiosa por la ruptura de su horizonte social.
Constituidas las colonias de italianos, su ejemplo serviría para organizar
mejor, y definitivamente, las colonias-misiones indígenas que constituían el
objetivo original de la presencia salesiana en la Patagonia.
Finalmente, la tercera parte contiene una serie de consejos de orden prác-
tico para quienes desearan emigrar a la Patagonia, describiendo los recursos
naturales, los medios de transporte y los caminos, concluyendo en una clasifi-
cación de los terrenos accesibles a la colonización en cuatro series. Entre estas
series recomienda ocupar la fértil región andina, pero recomienda evitar los
mallines y las orillas de los ríos. Describe sus andanzas por los caminos que
son, más bien, senderos o caminos de herradura. La clasificación de las tierras
patagónicas hecha por Milanesio –demostración de un conocimiento detallado
de la región– las divide en: la franja costera, seca y ventosa, sólo cultivable en
lugares puntuales; la cuenca del Neuquén entre Chos Malal y la Confluencia,
donde la agricultura se limita a las áreas bajo riego potencial; el valle del río
Negro, en las mismas condiciones; y los valles cordilleranos entre el límite sur
de Mendoza y el noroeste del Chubut.
El documento incorpora un apéndice con la traducción al italiano de la
ley 1.501 de concesión de lotes para argentinos o extranjeros naturalizados de
bajos recursos (1884), llamada “ley del Hogar”.
1.2 Organización interna del texto
La metodología de exposición de Milanesio resulta compleja. En una
primera lectura de la obra, no se advierte con claridad su propósito –su pro-
yecto de colonización agrícola bajo la dirección salesiana– sino hasta casi el
final. Entonces, se ve que los distintos factores puestos en juego por el autor
se relacionan muy desigualmente con su objetivo, en cuanto al peso que
tienen, en cuanto al momento en que inciden y en cuanto al plano de la rea-
lidad al que pertenecen. Si la primera parte del documento –la exposición de
los cuatro “desequilibrios”– es su diagnóstico de la problemática que afecta a
los emigrantes del campo italiano, ese diagnóstico se compone de elementos
muy desparejos. La realidad de las grandes migraciones, causante del “primer
desequilibrio” consistente en la desigual distribución de la población, es ci-
tada por Milanesio, con realismo, como un dato más de la naturaleza de la

2 Pages 11-20

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2.1 Page 11

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 337
época, ante el cual vale más el esfuerzo de evitar sus efectos más negativos
que oponerse al hecho mismo. En esta misma línea se encuentra el “segundo
desequilibrio”, la aglomeración urbana, la enfermedad social derivada de las
migraciones. El remedio para ésta ya insinúa algo del proyecto final: dirigir al
emigrante rural hacia el logro de la propiedad de la tierra que le permita
volver al campo. Los desequilibrios tercero y cuarto, en realidad, exponen
dos dificultades de muy diverso orden para la realización de ese primer es-
bozo de propósito: en primer lugar, la tarea de dirigir a los emigrantes supone
la existencia de clero suficiente y capacitado, y Milanesio no ve en sus pares
ni una ni otra condición (tercer desequilibrio); en segundo lugar, recuperar la
propiedad de la tierra tiene un costo monetario y ese tipo de recursos no se
encuentra fácilmente disponible (cuarto desequilibrio). En definitiva, hasta
aquí Milanesio ha expuesto un conjunto casi caótico de ideas y una aproxima-
ción a su propósito final que queda oculta detrás de todo. Para aumentar la
confusión, tras la exposición de los cuatro desequilibrios y de sus posibles so-
luciones, el autor retoma la cuestión de la necesidad de clero italiano mi-
grante, ahora desde la mirada de quien observa la pérdida de la fe, el descon-
tento y la degradación moral de muchos italianos fuera de su tierra.
Entre esa primera parte del documento y la segunda no se establece dis-
continuidad alguna, por cuanto ésta se inicia con el mismo hilo argumental: la
necesidad de dirigir y proteger al emigrante facilitándole el acceso a la tierra.
Aquí, sorpresivamente, aparece un elemento que contribuirá más tarde a pre-
cisar ese propósito todavía bastante difuso: la descripción impresionista, con
colores, sonidos, olores y sabores de una Patagonia vacante. El segundo
punto de la segunda parte, algo mejor organizado en su estructura, intenta un
análisis de la cuestión de la disponibilidad de la tierra pública en la Argentina,
relacionado con la problemática descripta antes. Expone la existencia de un
marco legal favorable, vuelve a la visión de los campesinos hacinados en las
ciudades que podrían mejorar su calidad de vida volviendo al campo, señala
que los gobiernos americanos requieren colonos campesinos, y vuelve a la
descripción de los males derivados de la aglomeración urbana. Todo ello ma-
tizado con observaciones acerca de la pérdida de la fe, de la posibilidad de
recuperarla para los que se transformen en colonos agrícolas, y otra vez de la
carencia de clero preparado. El tercer punto amplía la cuestión de la nece-
sidad de buenos sacerdotes, y el cuarto se circunscribe a la conclusión de una
exposición desordenada32, como los eslabones separados de una cadena to-
davía no compuesta. El quinto punto expresa algunas dificultades para su
32 Ibid., p. 25.

2.2 Page 12

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338 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
“colosal empresa”: la falta de crédito inicial (ya expuesta en el “cuarto dese-
quilibrio” de la primera parte), la necesidad de dirección para los inmigrantes,
el peligro de pérdida de la cultura moral y de la fe, y el desconocimiento de
las tierras más aptas para el desarrollo agrícola. Milanesio contesta solamente
a la última, exponiendo las ventajas de la zona andina patagónica. Final-
mente, recién en el punto sexto y último de la segunda parte del documento
expresa con algo más de claridad su propósito: dirigir (“nosotros”, es decir
los Salesianos) a los inmigrantes a constituir colonias donde logren la pose-
sión definitiva de la tierra y el bienestar material y espiritual.
Expuesto, por fin, el proyecto, la tercera parte del documento modifica
claramente el estilo. Milanesio se expresa ahora en segunda persona, dirigién-
dose frontalmente al potencial emigrante, aconsejándolo y describiendo los
lugares más aptos. En el mismo orden tortuoso de exposición, intercala una
reflexión sobre los alcances que debería tener la responsabilidad de los misio-
neros en la futura colonia, pasando a continuación a clasificar los territorios
norpatagónicos según su aptitud para la agricultura, como ya hemos visto.
A pesar del desorden expositivo que caracteriza al documento, una vez
que se comprende el propósito final, los eslabones sueltos componen sin difi-
cultad un cierto orden de ideas que resulta coherente en sí mismo. En defini-
tiva, las ideas que componen el escrito pueden leerse como el trayecto imagi-
nario de un campesino italiano forzado a buscar mejores condiciones de vida,
que se traslada primero a una ciudad –que puede ser Turín, Génova o Buenos
Aires– y de allí al campo, orientado por los Salesianos que lo ayudan a su-
perar las sucesivas dificultades propias de su situación. Recreando el trayecto,
Milanesio llama la atención sobre los obstáculos más frecuentes y sobre los
desvíos posibles que alejarían al sujeto de la opción más deseable: la de
formar parte de una colonia agrícola dirigida por Salesianos, en algún valle
de los Andes patagónicos.
2. Consigli e proposte y su relación con la inmigración y colonización de
su época
La revolución industrial impactaba en la distribución y movilidad de los
habitantes europeos, provocando el consiguiente éxodo rural. Paralelamente,
la apertura de los mercados internacionales deprimía los precios agrícolas in-
ternos haciendo a veces insostenibles las estructuras rurales tradicionales,
fundamentalmente la pequeña propiedad. En el caso de Italia, la renta de la
tierra derivaba al financiamiento de la industria, provocando el consiguiente
desfinanciamiento del campo que señala Milanesio: los campesinos veían

2.3 Page 13

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 339
crecer sus deudas y los costos impositivos del nuevo Estado italiano, y los
costos financieros a menudo bordeaban la usura33. Esto era señalado por di-
versos críticos de la situación social italiana, entre los cuales la Iglesia, a
veces por motivos ideológicos y políticos, ocupaba un lugar destacado.
Un segundo momento del ciclo migratorio era la nueva vida urbana.
Desde la opinión pública europea en general también se identificaba a la
ciudad como lugar de corrupción y al campo como favorable al hombre y sus
costumbres. En el caso argentino y algunos años después, el mismo Milanesio
criticaba a las autoridades que no facilitaban el acceso de los campesinos a la
tierra permitiendo la aglomeración urbana y la corrupción moral34. En el sus-
trato común de ideas de la época, si bien la vida urbana reportaba beneficios
y constituía el foco de la “civilización” y el progreso, traía aparejados, en el
aspecto moral, “inconvenientes que alejan de la vida sencilla y laboriosa del
campo”35. De modo que la crítica de Milanesio al hacinamiento en las
ciudades formaba parte de una corriente de pensamiento ético que reunía en
un mismo conjunto de problemas la pobreza material con el abandono del
entorno social original y la pérdida de la práctica religiosa.
Para muchos de los campesinos que habían abandonado el campo, un
tercer momento era el constituido por la emigración trasatlántica. Percibida
tradicionalmente, en Italia, como una desgracia nacional –cuando el país pre-
sentaba déficit de población–36, a fines del siglo XIX las opiniones se divi-
dieron respecto de la emigración. Mientras algunas opiniones de la izquierda
atribuían el problema al capitalismo, el pensamiento económico en general se
volvía tolerante37. Entre las lecturas positivas del proceso migratorio, Baggio
encuentra la reflejada en el Bollettino Salesiano, atribuida a la inclinación de
los misioneros de don Bosco a mostrar resultados positivos de su acción pas-
toral y asistencial38. En esta misma línea, Milanesio consideraba el fenómeno
de la emigración algo tan natural como la tendencia de los fluidos a llenar los
33 Ercole SORI, Las causas económicas de la emigración italiana entre los siglos XIX y
XX, en Fernando DEVOTO - Gianfausto ROSOLI (compil.), «La inmigración italiana en la Argen-
tina», Buenos Aires, Biblos 1985, pp. 17-18 y 25.
34 AHMSPN, Personas, Milanesio, Epistolario, Domingo Milanesio a los diputados
nacionales, Junín de los Andes, septiembre 14 de 1912.
35 Juan B. ZUBIAUR, Informe sobre las escuelas del sud, del vocal del Consejo Nacional
de Educación Dr. J. B. Zubiaur, Buenos Aires, El Comercio 1906, p. 49.
36 René GONNARD, Historia de las doctrinas de la población, Santiago, CELADE 1969,
p. 203.
37 E. SORI, Las causas económicas..., p. 22.
38 Fabio BAGGIO, La Chiesa argentina di fronte all’immigrazione italiana tra il 1870 ed
il 1915, Problemi, idee e scelte operative (Tesi per il Dottorato in Storia Ecclesiastica), Roma,
Pontificia Università Gregoriana 1998, pp. 117-119.

2.4 Page 14

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340 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
espacios vacíos, y ajustado al mandato bíblico de crecer, multiplicarse y
llenar la Tierra39.
Individualmente o vinculados a algún tipo de organización formal o red
informal, atraídos por los altísimos salarios y por la situación de crecimiento
económico general, por la promesa de tierras disponibles y por la buena ali-
mentación, muchos italianos optaron por la Argentina. Formaban parte de una
gran corriente proveniente del norte de Italia hasta fines del siglo XIX, que se
volcó sobre el litoral atlántico sudamericano, entre Brasil y la Argentina, con
expectativas fundamentalmente laborales, entre 1830 y la Primera Guerra
Mundial. Hasta la década de 1890, la casi totalidad (93%) de los italianos
arribados a la Argentina eran campesinos y trabajadores, tendencia que luego
se atenuó, quizás por las dificultades para acceder a la propiedad de la tierra40.
Tras la crisis argentina de 1890-1900, la inmigración italiana volvió a crecer,
alcanzando su máximo histórico en 1906 y sosteniendo altos niveles hasta
1915. Es claro que en la cadena de decisiones que llevaban a un campesino
italiano hasta la Argentina pesaban múltiples factores, y entre ellos la infor-
mación disponible: cartas de amigos y parientes, noticias de los periódicos,
relatos pesimistas u optimistas, manuales publicados por los Estados intere-
sados –la Argentina difundió varios en Europa en la segunda mitad del XIX–,
u opúsculos como el que hoy nos ocupa.
Todavía a principios del siglo XX la Argentina se presentaba al mundo
como un país que disponía de abundantes tierras cultivables e incultas a la
vez, que soñaba con masas de agricultores europeos poniendo en producción
los campos incultos41. La imagen del desierto vacío y disponible recorría los
escritos de Domingo F. Sarmiento y de los publicistas y estadistas de la
época. El país vacío requería colonización agrícola, y la cuestión clave a re-
solver fue, entonces, en conflicto con los intereses dominantes de los estan-
cieros, la del establecimiento de campesinos agricultores inmigrantes en tie-
rras públicas42. La Argentina desarrolló, durante las últimas décadas del siglo
39 D. MILANESIO, Consigli e proposte..., pp. 13-15 y 6-8.
40 Arnd SCHNEIDER, Inmigrantes europeos y de otros orígenes, en Mónica QUIJADA et al,
«Homogeneidad y nación, con un estudio de caso: Argentina, siglos XIX y XX», Madrid,
CSIC 2000, pp. 153-155.
41 Carmen NORAMBUENA CARRASCO, Colonización e inmigración, un problema nacional
recurrente, 1882-1894, «Dimensión histórica de Chile» 8 (1991), 63; Lilia Ana BERTONI - Luis
Alberto ROMERO, Aspectos comparativos de inmigración europea en el Cono Sur: la utopía
agraria, en «La inmigración en América Latina» II, México, IPGH 1985, pp. 8-9.
42 Pedro NAVARRO FLORIA, Domingo F. Sarmiento en el debate argentino y chileno sobre
los pueblos indígenas del sur (1841-1856), «Revista de Estudios Trasandinos» 4 (2000); ID.,
Sarmiento y la frontera sur argentina y chilena. De tema antropológico a cuestión social
(1837-1856), en «Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas» 37 (2000).

2.5 Page 15

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 341
XIX y la primera del XX, un amplio marco normativo destinado a facilitar la
apropiación privada de la abundante tierra pública disponible. Los sistemas
mediante los cuales el aspirante podía hacerse de una porción de tierra fueron
varios y cambiaban a la luz de la experiencia, sobre la marcha. El denomi-
nador común de todas las normas de la época que nos interesa, sin embargo,
fue la política liberal de no imponer un control estatal que permitiera una dis-
tribución racional de los recursos. El resultado generalizado fue el despilfarro
de grandes extensiones de tierra pública nunca poblada y la extensión y el
fortalecimiento –ahora sobre la Pampa y la Patagonia– de la estructura lati-
fundista que tradicionalmente se había asentado en las mejores tierras agrí-
cola-ganaderas de la provincia de Buenos Aires. En este contexto, resulta ló-
gico que las dificultades para acceder a la propiedad de la tierra y el desmejo-
ramiento de las condiciones económicas por la crisis de 1890 hayan empu-
jaron a muchos italianos, como muestra Milanesio, a retornar a su patria.
En la Patagonia Norte se impuso una situación similar, dado que una
serie de medidas diseñadas para financiar y premiar la conquista militar del
territorio dejaron también enormes extensiones en manos de pocos propieta-
rios a través de la compraventa de bonos a precio vil. La colonización estatal,
emprendida y defendida a menudo contra la mayoría parlamentaria y de la
opinión pública, que se oponían a la intervención estatal en la colonización
con indígenas o con inmigrantes, se consideraba fracasada ya hacia 1890. La
necesidad de obras sistemáticas de riego en el valle rionegrino se hacía sentir
desde el establecimiento mismo de las colonias, y había sido objeto del in-
terés de los Salesianos desde su llegada a la región. Uno de ellos, Alessandro
Stefenelli, fue uno de los pioneros de las obras de emparejamiento y canaliza-
ción en la Colonia Roca y fundador de una escuela agronómica43.
La ley 1.501 llamada “del hogar” por su similitud con la homestead law
estadounidense, transcripta por Milanesio al final de Consigli e proposte, san-
cionada en 1884, intentó remediar los defectos del sistema de colonización
vigente, pero sin éxito alguno. Pretendió ofrecer parcelas de hasta 625 hectá-
reas –demasiado pequeñas para el fin previsto– destinadas a la ganadería
ovina, en colonias estatales pero en tierras inadecuadas. Entonces vino el
auge de las concesiones particulares en arrendamiento, venta y remate pú-
43 Alessandro STEFENELLI, A las Honorables Cámaras de Diputados y Senadores Nacio-
nales el presb. Alejandro Stefenelli (misionero Salesiano) respetuosamente presenta esta Me-
moria solicitando se continúen los auxilios oficiales para la rehabilitación y desarrollo de la
Escuela de Agricultura Práctica de los Padres Salesianos en la Colonia Nacional de Gral.
Roca (Río Negro), Buenos Aires, Escuela Tipográfica Salesiana 1899; y Jaime BELLI, El padre
Stefenelli y la agricultura y el riego en el Alto Valle de Río Negro, Bahía Blanca, Archivo
Histórico Salesiano de la Patagonia Norte 1995.

2.6 Page 16

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342 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
blico, característico de la segunda mitad de la década de 1880 y toda la de
1890. La poca colonización iniciada decayó para no resurgir nunca como sis-
tema, más allá de algunas iniciativas puntuales que pudieron resultar exitosas.
En la región, los remates públicos adjudicaron entre 1886 y 1889 casi un mi-
llón y medio de hectáreas en el este y centro del Neuquén, muy pocas de las
cuales fueron efectivamente ocupadas44. La propuesta de Milanesio consiste,
en este contexto, en un intento de reorientar la política de la “ley del hogar”
aplicándola en los fértiles valles cordilleranos.
Por otra parte y en auxilio de sus propuestas Milanesio expresa fundadas
críticas al régimen de la tierra pública, en consonancia con toda una corriente
de opinión en la Argentina de los últimos años del siglo XIX y primeros del
XX, emergente en la Cámara de Diputados de la Nación en 189645 y resul-
tante en una nueva ley de tierras promulgada recién a principios de 1903. La
ley 4.167 de 1903, que convirtió al Estado nacional en colocador monopólico
del suelo fiscal, no parece haber mejorado significativamente la situación46.
También sonaba la queja permanente de quienes conocían a fondo la realidad
de los Territorios norpatagónicos: sus gobernadores47. En el marco de toda
una corriente reformista que atravesó al régimen oligárquico, legisladores na-
cionales, ministros y funcionarios de distinto rango, gobernadores y el mismo
44 Susana BANDIERI, Ampliando las fronteras: la ocupación de la Patagonia, en «Nueva
historia argentina». V. Buenos Aires, Sudamericana 2000, p. 155. Una de las experiencias exi-
tosas de colonización agrícola, en buena medida por ser anterior a la privatización generalizada
de la tierra pública, es el caso de Cubanea, colonia italiana del Valle Inferior. «cf» Stella Maris
GONZÁLEZ DE ANTONELLI, La margen sur del Valle Inferior del río Negro y la colonia italiana
de Cubanea, o la voz de sus actores a través de la aplicación de las leyes de tierras, «II Con-
greso regional de historia “Los italianos en la Patagonia”», Villa Regina, 1991, [s. p].
45 CONGRESO NACIONAL, Diario de sesiones de la Cámara de Diputados, año 1896,
Sesiones ordinarias. I, Buenos Aires, Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco 1896,
pp. 101-104.
46 Nilo FULVI, El Territorio Nacional del Río Negro durante la Generación del ’80
(1880-1914). El proceso de su integración a la economía nacional. Tesis de Licenciatura, Aca-
demia Nacional del Comahue, Viedma, 1983, pp. 19-20.
47 MINISTERIO DEL INTERIOR, Memoria del ministro del Interior ante el Congreso Na-
cional, tomo II, Anexos, Buenos Aires, Tribuna 1899, pp. 163-164; ID., Memoria del Departa-
mento del Interior correspondiente al año 1899, Tomo II, Anexos, Buenos Aires, Taller Tipo-
gráfico de la Penitenciaría Nacional 1900, p. 272; ID., Memoria del Departamento del Interior
correspondiente al año 1900, Tomo III, Anexos, Memorias de los gobernadores de los Territo-
rios Nacionales, Buenos Aires, Taller Tipográfico de la Penitenciaría Nacional 1901, pp. 185-
186, 263-264, 272, 236. «cf» también Gabriel CARRASCO, El Territorio Nacional del Neuquén,
Buenos Aires, Penitenciaría Nacional 1902 y De Buenos Aires al Neuquén, Buenos Aires, Peni-
tenciaría Nacional 1902; y Marta FRUTOS DE PRIETO - Ada LATTUCA DE CHEDE, Gabriel Ca-
rrasco y la cuestión fronteras (1877-1902), ACADEMIA NACIONA DE LA HISTORIA, «Congreso
Nacional de Historia sobre la Conquista del Desierto» IV, Buenos Aires, Academia Nacional de
la Historia 1980, pp. 389-401.

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 343
presidente Julio A. Roca en su segundo período de gobierno (1898-1904) for-
mulaban por entonces comentarios negativos acerca de la extensión del lati-
fundio improductivo, de la especulación generalizada y de la debilidad del
proceso de poblamiento y desarrollo que esto había generado en los territorios
recientemente conquistados a los pueblos indígenas. Sin embargo, esta co-
rriente crítica apenas incidió en la legislación, y menos aún en la realidad de
la estructura de la propiedad de la tierra.
Al orden legislativo y político sobre la tierra pública en general, se su-
maban los procesos sociales particulares de la región. El Territorio neuquino
se veía afectado, al parecer, más por procesos de poblamiento espontáneo e
informal de escasa productividad que por una colonización sistemática, y la
población de origen campesino chileno, mendocino y bonaerense se concen-
traba por entonces en la mitad norte del Territorio. En la mitad sur, las me-
jores tierras ganaderas fueron concedidas en grandes fracciones a terrate-
nientes porteños que, entre la ley “de liquidación” de 1891 y principios del
siglo XX, las vendieron en general a empresas de capitales chilenos y britá-
nicos. En Río Negro había tenido mayor incidencia la ley de premios mili-
tares y el poblamiento y la colonización se habían dado en formas muy dife-
rentes en distintas zonas del Territorio48. La diversidad ambiental dentro de la
Patagonia Norte había sido advertida tempranamente por los agentes del Es-
tado, identificándose –aunque en líneas muy generales– las zonas que por sus
precipitaciones o por su acceso al riego resultaban más apetecibles. Una de
las primeras descripciones conocidas del Neuquén, hecha por su primer go-
bernador Manuel J. Olascoaga y reproducida por su sucesor Rawson49, carac-
teriza al espacio norpatagónico según franjas longitudinales paralelas a los
Andes, de oeste a este, e identifica a la primera franja –la cordillerana– como
la más apta y la cuna del futuro progreso de la Patagonia50. El valle del río
Negro, desde la zona de la Confluencia del Limay con el Neuquén hasta su
desembocadura en el Atlántico, pero en particular en su primer tramo, el Alto
Valle, era el otro centro de interés que ya a fines del siglo XIX había moti-
vado la obra pública más importante del norte de la Patagonia –el ramal ferro-
viario de Bahía Blanca al Neuquén– y atraía a la población extrarregional. No
es extraño, entonces, que Milanesio, como unos años después lo haría el inge-
48 Nilo FULVI - Héctor REY, Consecuencias socioeconómicas de la campaña al desierto
en Río Negro, «Congreso Nacional de Historia sobre la Conquista del Desierto» III, Buenos
Aires, Academia Nacional de la Historia 1980, pp. 399-410.
49 MINISTERIO DEL INTERIOR, Memoria del ministro del Interior, Anexos, Territorios Na-
cionales, Decretos del Poder Ejecutivo, 1894 III, Buenos Aires, La Tribuna, 1895, pp. 38-40.
50 «cf» ID., Memoria presentada al Congreso Nacional de 1888 por el ministro del Inte-
rior Doctor D. Eduardo Wilde, Buenos Aires, Sud-América 1888, pp. 570-571.

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344 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
niero norteamericano Bailey Willis, fijara su atención en lo que ya por en-
tonces se conocía como “la Suiza argentina”, la franja cordillerana que se ex-
tiende desde la latitud media del Neuquén hasta el noroeste del Chubut, pa-
sando por la comarca rionegrina del Nahuel Huapi. Su hincapié en la identifi-
cación de zonas de potencialidad agrícola tiene que ver, sin embargo, con que
la mayoría de las concesiones y remates de tierras se habían hecho sin mayor
información, resultando frecuentemente engañados los adjudicatarios res-
pecto de las posibilidades reales del suelo que adquirían.
La región cordillerana que Milanesio consideraba destino de la futura
colonización italiana se repartía entre asentamientos militares como Junín de
los Andes (establecido en 1893) y su derivación cercana, el pueblo de San
Martín de los Andes (de 1898), algunos campos de la zona otorgados en razón
de la ley de premios militares y otros en concesión, el núcleo chileno-alemán
de San Carlos de Bariloche, que expandía su influencia comercial a toda una
población rural dispersa, y en el noroeste chubutense la Colonia 16 de Oc-
tubre (1888) y su pueblo de Esquel (1904), poblados originalmente por co-
lonos galeses del Chubut. Complementariamente, se hacía presente en esa
zona la más importante de un conjunto de empresas de capitales británicos
que habían invertido fuertemente en la Patagonia: la Argentine Southern Land
Company, propietaria de 585.000 hectáreas en la meseta y precordillera de
Río Negro y Chubut, desde Maquinchao hasta Leleque y Tecka. Otras em-
presas del mismo tipo comprarían importantes extensiones de las mejores tie-
rras del sur neuquino a principios del siglo XX51. El freno que significaba
esta expansión del modelo ganadero para el afianzamiento de la población y
de la producción patagónica fue claramente identificado por Milanesio.
El proceso de poblamiento norpatagónico entre los siglos XIX y XX
mostraba algunas particularidades. El Neuquén, que en 1895 todavía era el
Territorio patagónico más poblado –en cantidad y en densidad–, presentaba
un mayor porcentaje de población chilena52, porcentaje que fue disminu-
yendo. Río Negro, en cambio, sintió más tempranamente y directamente el
impacto del aluvión inmigratorio de origen europeo, convirtiéndose para
51 Susana BANDIERI, Ampliando las fronteras..., pp. 157-158.
52 Una buena síntesis al respecto en Carmen NORAMBUENA CARRASCO, “La chilenización
del Neuquén”, en Jorge PINTO RODRÍGUEZ (editor), Araucanía y Pampas, Un mundo fronterizo
en América del Sur, Temuco, Universidad de La Frontera 1996, pp. 212-216. Sobre el reem-
plazo poblacional de indígenas por campesinos chilenos en el noroeste neuquino, ver en el
mismo volumen, Gladys VARELA - Luis María FONT, La erradicación indígena y el nuevo po-
blamiento en el noroeste neuquino, pp. 201-211y B. ESTRADA, Colonización y civilización eu-
ropea en la Frontera: el caso de la colonia Nueva Italia, pp. 240-247; Carmen NORAMBUENA
CARRASCO, Inmigración, agricultura y ciudades intermedias 1880-1930, en «Cuadernos de
Historia» 11 (1991) 110-116.

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 345
1914 en el Territorio patagónico de más población, concentrada fundamental-
mente en el Valle Inferior, el Alto Valle y la zona andina53. En esos últimos
años del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, el aumento pobla-
cional de toda la región se debe atribuir más a la inmigración que al creci-
miento vegetativo, por ejemplo los colonos alemanes del Nahuel Huapi pro-
venientes de Chile54. La corriente de este origen también aportó población a
todo el corredor de los lagos andinos, desde Junín de los Andes hasta la co-
lonia chubutense 16 de Octubre55. Milanesio era un buen conocedor de todas
esas poblaciones y de las vías de comunicación que vinculaban al área andina
norpatagónica con el sur de Chile, de modo que el acceso de inmigrantes ita-
lianos a la zona no le parecía una empresa irrealizable.
3. La atención pastoral a los inmigrantes italianos
Dentro del documento Consigli e proposte aparecen distintos temas rela-
cionados con la asistencia espiritual a los inmigrantes. Por un lado con la
Iglesia como institución a favor del inmigrante, por el otro el clero en cuanto
a su distribución y actuación con quienes parten de su patria y finalmente con
la pérdida de la fe, la moral y la ignorancia religiosa en el proceso migratorio.
Estos temas tienen como hilo conector las circunstancias espirituales y reli-
giosas que rodearon al proceso inmigratorio y se articulan en las ideas y la
experiencia de Milanesio como inmigrante italiano, sacerdote, religioso sale-
siano y misionero en la Patagonia.
La problemática básicamente se presenta en dos grupos: el clero, conte-
nedor y protector de la masa inmigrante, y los inmigrantes desvalidos y des-
protegidos, grupos que necesariamente ensamblan en su proyecto final. Des-
pués de un largo análisis sobre la distribución del clero y la problemática que
debían enfrentar los inmigrantes, no queda muy claro sino hasta el final cuál
es la propuesta de Milanesio con respecto a la asistencia espiritual. Con la
propuesta colonizadora a la Patagonia expone una sola idea en relación al
tema que viene desarrollando: el establecimiento de colonias de inmigrantes
cercanas a parroquias o misiones, o bien en lugares donde los misioneros
tengan fácil acceso a las colonias. Si los Salesianos eran para ese período los
53 N. FULVI, El Territorio Nacional del Río Negro..., p. 39.
54 María Eugenia CEPPARO DE GROSSO, Las modalidades de ocupación de la Patagonia
según la difusión de las ondas de poblamiento, 1885-1925, en «Revista de Historia Americana
y Argentina», 37, 346-353.
55 Ibid., pp. 366-368.

2.10 Page 20

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346 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
únicos misioneros que recorrían la Patagonia, la asistencia espiritual a las
colonias de inmigrantes debía ser enteramente salesiana.
La preocupación de Milanesio sobre la asistencia a los inmigrantes se
esboza en el documento en relación con dos temas: la pérdida de la fe con la
consecuente decadencia moral, y la asistencia organizada de la Iglesia y en
particular de la Congregación Salesiana a la problemática migratoria. Ambas
cuestiones se sintetizan en la propuesta de colonias mixtas en la Patagonia
que solucionarían, por un lado, la pertenencia de la tierra para los inmi-
grantes, y por el otro el sostenimiento de la fe y la moral asistida directamente
por la Congregación.
El factor desencadenante que ocasiona el problema de la pérdida de la fe
como consecuencia de la decadencia moral y religiosa en la población, era
para Milanesio un problema de distribución o desequilibrio. Desequilibrio
que identifica en primer lugar en la dicotomía “campo-ciudad”. Este proceso
de abandono del campo y crecimiento urbano fue para Milanesio una expe-
riencia familiar, que en Italia se venía observando como consecuencia de la
posrevolución industrial y que vuelca en su escrito. La creencia de que existía
pureza moral en las costumbres campesinas y corrupción y pecado en la vida
urbana, era un tema común en la ruptura del horizonte existencial de las so-
ciedades tradicionales en el marco de la nueva vida urbana. Para Milanesio la
opción por migrar a la ciudad era una elección que se tomaba apresurada-
mente para optar por una vida mas cómoda.
La identificación de la ciudad con el lugar en el que anida el mal, puso
en tela de juicio para la Iglesia la acción pastoral. Esto ha sido también pro-
ducto del rol que muchos párrocos rurales, en Europa y Argentina, sostu-
vieron en sus parroquias como expresión pura y legítima de la fe56.
El desequilibrio entre el campo y la ciudad y la atracción que los campe-
sinos sentían por la vida urbana, tenía para Milanesio una solución material y
espiritual. Material con la posesión de la tierra en propiedad, y espiritual con
la asistencia de la Iglesia. Esta asistencia sería realizada por el clero, que tam-
poco escapaba en el caso del clero migrante57 a las vicisitudes de la población
en general. Al clero “apegado al campanario” no le atraía la vida sacrificada y
solitaria de la campaña, objetaba Milanesio. Por ello en su escrito la forma de
revertir esa situación consiste en solucionar el problema de la falta de clérigos
y religiosos.
56 F. BAGGIO, La Chiesa argentina..., p. 304.
57 La Iglesia tomó una serie de medidas sobre el clero inmigrante, mediante el decreto
Litterae ad Episcopos et Ordinarios Italiae et Americae de sacerdotibus Italia et Americanas
regiones emigrantibus de 1890. Ibid., pp. 170-171.

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 347
La experiencia que hasta ese momento había tenido la Iglesia argentina
con el clero migrante y secular, que no era precisamente la mejor58 reforzó la
postura de Milanesio: la asistencia espiritual a los inmigrantes, por su situa-
ción de decadencia moral y religiosa, debía ser impartida por la “flor de los
buenos sacerdotes”, preferentemente los regulares (que están sostenidos por
una congregación u orden y no “abandonados a sí mismos”) y entre ellos, al
llegar a su proyecto de colonización de la Patagonia, lógicamente propone a
los Salesianos. Para sostener el proyecto era necesario según Milanesio que
los religiosos y sacerdotes contaran como el resto de los inmigrantes con los
medios materiales (pedido de Obispos, lugar de trabajo, medios de subsis-
tencia) y espirituales (confianza de sus superiores, del pueblo y seguridad
moral) necesarios para ello. Además del incipiente magisterio en la llamada
cuestión social, la situación de riesgo social, moral y religioso en la que se
encontraban los inmigrantes había influido también en la búsqueda de un
nuevo perfil social del clero. Su acción no fue sólo religiosa sino cultural59.
La emigración, dentro de este escrito y en el sustrato de ideas de la
época, era considerada como una fuga del propio ambiente, con la conse-
cuente pérdida de los propios puntos de referencia y con la consiguiente pér-
dida de la práctica religiosa y de la fe60. Sin embargo, ante lo inevitable del
fenómeno, Milanesio coincide con monseñor Scalabrini61, obispo de Pia-
cenza, que realiza una contrapropuesta parlamentaria en 1888 para salva-
guardar la libertad de emigrar y garantizar la elección, sin impulsarla, coordi-
nando la iniciativa estatal y privada62.
En este sentido lo que Milanesio refleja en su escrito formaba parte del
incipiente magisterio social de la Iglesia Católica63. La carta de León XIII a
los obispos americanos sobre el tema de la inmigración italiana titulada Quam
Aerumnosa (1888) presentaba el lamentable panorama moral y material en el
que se encontraban sus connacionales inmigrantes, por la falta de asistencia
58 Roberto DI STEFANO y Loris ZANATTA, Historia de la Iglesia argentina, Buenos Aires,
Mondadori 2000, p. 321. Respecto del comportamiento del clero italiano, ver: Raúl ENTRAIGAS,
Los Salesianos en la Argentina, I, Buenos Aires, Plus Ultra 1969, pp. 314 y 326.
59 Luciano TRINCIA, Per la fede, per la patria. I Salesiani e l’emigrazione italiana in
Svizzera fino alla prima guerra mondiale, Roma, LAS 2002, p. 27.
60 Juan María LABOA, Historia de la Iglesia católica. Edad contemporánea, V, Madrid,
BAC 1999, p. 307.
61 “La primer experiencia, en muchos aspectos pionera, de la Iglesia italiana en este
campo, es aquella que se le atribuye al empeño y actividad del obispo de Piacenza Scalabrini
y de la Sociedad de San Rafael” L. TRINCIA, Per la fede..., p. 31.
62 F. BAGGIO, La Chiesa argentina..., p. 122.
63 En cuanto a las primeras iniciativas y preocupaciones sobre el tema inmigratorio,
Trincia señala que antes que la Iglesia italiana, fue la Iglesia alemana la que se ocupó de modo
orgánico y continuado de la cuestión de los inmigrantes. L. TRINCIA, Per la fede..., pp. 28-31.

3.2 Page 22

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348 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
sacerdotal. Ante el panorama descrito, la Santa Sede instruyó al internuncio
apostólico en Buenos Aires, Aquiles Locatelli, para que transmitiera a los
obispos la preocupación del Santo Padre ante el fenómeno inmigratorio me-
diante una “circular reservada”. En ese documento, el internuncio decía a los
pastores diocesanos que, entre las instrucciones recibidas de la Santa Sede, le
había sido especialmente encomendado ocuparse con todo empeño para que
los obispos de nuestro país emplearan todos los medios para salvaguardar a
los inmigrantes de la corrupción moral64. Entre estos medios destaca Mar-
tínez: capillas o iglesias en las colonias, asistencia preferentemente del clero
regular connacional, educación religiosa, misa e instrucción del catecismo en
su propia lengua. Todas estas preocupaciones se vieron reflejadas en el Con-
cilio Plenario Latinoamericano de 189965.
La consecuencia inmediata de esta circular fue la solicitud, de parte del
arzobispo de Buenos Aires, de información a las parroquias acerca del estado
de la cuestión, encuesta que terminó en la elaboración del documento Reli-
gión e inmigración en la Arquidiócesis de Buenos Aires en 1907. La frase ini-
cial In America si perde la fede del Papa Pío IX, fue nacionalizada por el sa-
lesiano Baccino que proclamaba que los inmigrantes habían dejado a Dios en
Europa66. La reacción del Arzobispado de Buenos Aires67 fue con el docu-
mento mencionado, alegando que aquella mentada frase no tenía ningún fun-
damento serio. Por empezar distingue claramente a los católicos bautizados
de los católicos prácticos y sostiene que si la fe se trae íntegra la pueden prac-
ticar en Buenos Aires igual que en Europa. Por otro lado advierte que la fe ca-
tólica “fue atacada con furia” en Europa, no en América, por socialistas y
anarquistas y que la mayoría de los inmigrantes son “indiferentes prácticos”68.
Ya sea por la pérdida de la fe en el proceso inmigratorio, ya sea porque no
era lo suficientemente sólida en su lugar de origen, la Iglesia argentina, que
no se ocupó sistemáticamente de los inmigrantes en la época como tampoco
elaboró estrategia pastoral especializada alguna sobre el tema69, derivó la
64 Pedro Santos MARTÍNEZ, Religión e inmigración en 1907. Un informe del Arzobispo
de Buenos Aires, en «Archivum», 16 (1994) 127.
65 Pedro GAUDIANO, El Concilio Plenario Latinoamericano (Roma, 1899). Preparación,
celebración y significación, en «Revista Eclesiástica Platense» 5 (1998) 1063-1078.
66 [Giovanni Battista BACCINO], Biografía y Epistolario, a cura di Jesús BORREGO, Roma
LAS, 1978, p. 93.
67 Religión e inmigración en la Arquidiócesis de Buenos Aires. Datos estadísticos,
octubre de 1907, Buenos Aires, La Euskaria 1907, p. 4.
68 Ibid.
69 Néstor Tomás AUZA, La experiencia pastoral con las colectividades extranjeras en
Buenos Aires, 1900-1961, en Néstor Tomás AUZA (compil.), «Iglesia e inmigración en la
Argentina» IV, Buenos Aires, CEMLA 2000, pp. 105-136.

3.3 Page 23

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 349
asistencia pastoral de los inmigrantes a las congregaciones religiosas más
cercanas a cada colectividad, como fue el caso de los Salesianos con los
italianos70.
La Congregación había sustentado su proyecto fuera de Italia en la aten-
ción de tres grupos: la niñez pobre y desvalida, la asistencia a los inmigrantes
italianos y la evangelización indígena71. La problemática migratoria había
sido una preocupación clave en la realidad social del Piamonte de 187072, por
otro lado, los contactos personales como el cónsul Gazzollo73, el padre Cecca-
relli y su amistad con el embajador de Italia en Argentina potenciaron más
aún esa línea de trabajo. Trincia sostiene que para hablar de la pastoral migra-
toria salesiana hay que hablar del modelo pionero llevado a cabo en la Argen-
tina. Una de las motivaciones que tuvo don Bosco para impulsar este pro-
yecto fue la proveniencia regional de los inmigrantes italianos (en el período
1876-1900 los piamonteses fueron la segunda región que aportó más emi-
grantes a la Argentina), ya que los valores no sólo tienen un carácter religioso
sino también étnico y cultural. De esta manera sus misioneros aportaban al
sostenimiento de la fe los mismos códigos culturales de sus connacionales,
sosteniendo la “italianidad”74.
La acción salesiana dedicada particularmente a la inmigración italiana se
organizó institucionalmente desde Italia: don Rua creó, dándole a la pastoral
de migraciones salesiana un carácter más marcadamente social75, una Comi-
sión para la Emigración76 en 1905, en consonancia con el Comisariado Ge-
neral para la Emigración dependiente del Ministerio del Exterior77. La organi-
70 La problemática social de la época fue atendida por una serie de iniciativas religiosas
como los Scalabrinianos de monseñor Scalabrini, monseñor Bonomelli, los Marianistas de
Guillermo José Chaminade, los Maristas con monseñor Champagnat, etc., en fundaciones
como asilos, colonias agrícolas, escuelas comunes, escuelas técnicas, escuelas nocturnas, hos-
pitales, asociaciones de obreros. Giancarlo ROCCA, Istituti religiosi in Italia tra Otto e Nove-
cento, in Mario ROSA (a cura di), Clero e societá nell’Italia contemporanea, Roma, La Terza
1992; N. AUZA, La experiencia pastoral..., p. 281; y ID., La Iglesia y la evangelización de la
inmigración, «Estudios Migratorios Latinoamericanos» 14 (1990) pp. 279-295.
71 ASC, Segundo Congreso de Cooperadores Salesianos, Circular y aprobaciones, p. 5.
72 E III 59, 68, 70, 468 y 570.
73 El cónsul argentino en Savona, Juan Bautista Gazzolo, era miembro de la cofradía por-
teña Mater Misericordiae, había trabajado activamente en la construcción de la iglesia y estaba
dispuesto a cederle a Don Bosco dos terrenos lindantes de su propiedad.
74 Luciano TRINCIA, Per la fede..., p. 23.
75 Ibid., p. 27.
76 ASC, 984 C12, 10-01-05, Circolare del Presidente della Comissione Salesiana del-
l’Emigrazione creata da Don Rua a Torino nel 1905, don Stefano Trione.
77 La ley italiana de 1901 que crea el Comisariado para la Inmigración, fue insuficiente
para contener el fenómeno inmigratorio y “dejó espacio a las asociaciones laicas y religiosas,
logrando en parte cubrir la gran laguna consular antedicha”. Andrea TRAMELLI, Congregazioni

3.4 Page 24

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350 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
zación institucional salesiana para la inmigración en la Argentina comenzó en
Buenos Aires, tras la fundación de la Comisión para la Inmigración (1905)
con un Segretariato del Popolo per gli inmigranti (1906). Este Secretariado,
de acuerdo a las directrices de la Comisión italiana, debía funcionar en cada
casa salesiana y estar en contacto con embajadas, consulados, casas de colo-
cación de empleos, parroquias, bancos, agencias, industrias, etc., con el fin de
orientar, instruir y proteger a los inmigrantes78. Los Secretariados tenían un
reglamento madre que en el que básicamente se disponía: ofrecer tutela y
consejo mediante la asistencia gratuita en los actos de la vida religiosa y civil
con la asistencia de colaboradores, ayudar en la búsqueda de empleo, publicar
y difundir información, tener colaboradores cercanos a los consulados, igle-
sias, gobiernos, abogados, médicos, notarios, empleados públicos, etc., que
prestasen gratuitamente a la obra su servicio, elegir la presidencia honoraria y
los socios honorarios entre las principales autoridades y notables locales.
En este sentido, una organización importante fue sin duda la Italica
Gens, una federación de congregaciones religiosas que trabajaban para los in-
migrantes italianos en América creada en Turín en 1909 por el commendatore
Ernesto Sciaparelli, secretario de la Asociación Nacional para el Socorro de
los Misioneros Italianos, que mediaba ante el gobierno e instituciones pú-
blicas iniciativas católicas tendientes a apoyar a los inmigrantes. Entre otras
cosas, la Italica Gens promovía la “italianidad” mediante la enseñanza de la
lengua, la colonización agrícola y la protección de los italianos en el extran-
jero a través de oficinas y secretariados79. La Italica Gens desarrolló, en un
principio, su trabajo en las casas e instituciones salesianas80, excepto entre
1912 y 1914, años en que contó con una oficina propia en Buenos Aires. En
el informe del Arzobispado de Buenos Aires se destaca la obra salesiana
como “genuinamente italiana”81.
En pocos años los Salesianos construyeron en la Argentina una suerte de
complejo social que iba más allá del simple adoctrinamiento para captar y
religiose ed immigrazione italiana a Buenos Aires (1870-1915), Milano, Università Cattolica
del Sacro Cuore 2002, p. 68; «cf» ASC, A 4570349, Regolamento di Comitati di Patronato o
di Segretariati del Popolo.
78 El primer Secretariado operó en la parroquia Mater Misericordiae con don Alberti-
nazzi en 1906, según señala Gianfausto ROSOLI, Las organizaciones católicas y la inmigración
italiana en la Argentina, in Fernando DEVOTO - Gianfausto ROSOLI (compil.), La inmigración
italiana en la Argentina, Buenos Aires, Biblos 1985, p. 219.
79 Ibid., pp. 221-222.
80 Para la Patagonia existieron oficinas corresponsales en Río Negro (cinco), Chubut
(dos), Neuquén (dos), una en Río Colorado y otra en Tierra del Fuego. G. ROSOLI, Las organi-
zaciones..., p. 225.
81 Religión e inmigración..., p. 16.

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 351
ayudar inmigrantes. Entre sus estrategias pastorales para con los inmigrantes
italianos organizaron once parroquias82; doce oratorios festivos; una prensa
propia que editaba Lecturas católicas, Familia y Escuela, La Verdad, Cristo-
foro Colombo y el Bolletino Salesiano, que buscaba combatir los medios de
difusión de liberales, masones, socialistas y anarquistas83 y de otros orga-
nismos, como la publicación de la Italica Gens, fundamentales para la orien-
tación al inmigrante. También fundaron una librería católica que publicaba
ediciones en español, y en italiano como la edición del “Brevísimo resumen
del catecismo”. En el ámbito educativo fundaron diez colegios con un “80%
de alumnos italianos o hijos de italianos”84 y dos escuelas de Artes y Oficios.
Y también crearon diversas formas de asociacionismo (Exploradores de Don
Bosco, Hijas de María, Unión de padres de familia, Madres cristianas, Exa-
lumnos, Cooperadores, etc.) y mutualismo (Círculos de Obreros Católicos,
Asociación Católica, Asociación Juventud Católica, Unión de colonos, So-
cietá Popolare Italiana di Mutuo Soccorso). Se preocuparon por la enseñanza
y el estudio de la lengua italiana85, la enseñanza del catecismo y los certá-
menes catequísticos; misas, sermones y novenas en italiano, en las parroquias
San Carlos, San Juan Evangelista y Mater Misericordiae, Santa Catalina, la
parroquia de Balvanera, Inmaculada Concepción y Nuestra Señora de Sión. Y
asistieron las capellanías de los hospitales Italiano y Británico.
La actividad fue iniciada en Mater Misericordiae y en la parroquia de la
Boca principalmente por el padre Giovanni Baccino86. La ampliación del tra-
bajo necesitó del envío de dos expediciones salesianas más en pocos años,
una en 1876 y otra en 1877 en la que llegó el autor de nuestro opúsculo, Do-
menico Milanesio.
82 Iglesias de San Carlos y San Juan Evangelista. Capillas: San Antonio, Mater Miseri-
cordiae, Santa Catalina, Auxiliadora, Sagrado Corazón, Maria Auxilium Christianorum, y tres
capillas María Auxiliadora.
83 La patria degli immigrati, L’operaio italiano, L’Italia al Plata, por ejemplo.
84 Religión e inmigración..., p. 19.
85 ASC, 984 C12, 10-01-05, Circolare...; ACS, 132.3 Italica Gens, Circolari alle case e
missioni salesiane estere, Commissione Salesiana dell’Emigrazione: 19 de marzo de 1905, 8
febbraio 1908, 31 ottobre 1908, 5 luglio 1909, 18 settembre 1911, 15 novembre 1909. “El mo-
delo de penetración pedagógico-educativo de las escuelas salesianas en Argentina era pues
claro: una línea que favoreciera la educación mixta, esto es bilingüe, con predominio del
italiano, elegida como vehículo de transmisión de la identidad nacional y patriótica en el
exterior”, in A. TRAMELLI, Congregación religiose..., Tablas XVIII y X y pp. 25-26.
86 Don Baccino fue el primer salesiano -miembro de la 1ª expedición- muerto en Amé-
rica (Buenos Aires) el 13 de junio 1877, es decir, a los dos años no cumplidos de la llegada
a Buenos Aires. Tal fue su dedicación que a su muerte lo llamarían “padre de los italianos”.
[G. B. BACCINO], Biografía y Epistolario..., p. 16.

3.6 Page 26

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352 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
4. Una propuesta concreta: Colonias mixtas de indígenas e inmigrantes
La obra en cuestión es una sistematización de un conjunto de ideas per-
manentes en el autor. Su marco ideológico era básicamente el de un neofisió-
crata que consideraba a la actividad rural asistida por el Estado un verdadero
principio ordenador de la economía y de la sociedad toda. Milanesio buscaba
aunar su tarea de evangelización indígena con su proyecto agrícola y migra-
torio. En 190187 redactó un proyecto de colonización mixta indígena y eu-
ropea, en el que propone reunir grupos de cincuenta a sesenta familias indí-
genas con media docena de familias de agricultores europeos que les enseñen
“agricultura práctica”. Cada reducción contaría con capilla y escuela estatal, y
sería administrada por un misionero salesiano. La condición “incivilizada” de
los indígenas, según el autor, justificaría la “dirección moral, científica y ma-
terial” a cargo de los Salesianos. La única diferencia, en realidad, que Mila-
nesio reconocía entre los indígenas y los agricultores inmigrantes, era el co-
nocimiento práctico del trabajo de la tierra. En cuanto a instrucción religiosa,
educación e inserción social, tanto unos como otros debían ser acompañados
por la asistencia de los Salesianos.
En un plan de colonización formulado en 1912, por ejemplo, Milanesio
apuntaba nuevamente al objetivo final de ver instaladas en la Cordillera nor-
patagónica una serie de colonias agrícolas italianas que enseñaran a los chi-
lenos el arte de la agricultura, aunque claramente reconocía en estos últimos
ciertos derechos como primeros ocupantes. Su propuesta consistía en que el
gobierno reconociera esta ocupación, distribuyera entre ellos y los italianos
las tierras y se las otorgara en propiedad a un precio bajo88.
En el “Proyecto de colonización salesiana en la Pampa, Patagonia y Te-
rritorios de la República Argentina con el propósito de fomentar la fe y la
moral católica” que se encuentra entre los mismos papeles, sin fecha pero que
suponemos muy cercano a las cartas citadas, Milanesio habla de constituir un
“sistema de colonización de agricultura práctica” destinado a las familias,
preferentemente de inmigrantes italianos. Se prevé distribuir de tres a cinco
hectáreas de buena calidad por familia, en posesión precaria por el término de
cinco años, al cabo de los cuales la familia podría obtener la escritura de pro-
87 ACS, Caja 203.3 (5), Domingo Milanesio, Plan de reducción y colonización indígena
presentado al ministro del Interior por el p. Milanesio (1901?). El documento, sin fecha, señala
que Milanesio lleva dieciocho años viviendo entre los indígenas, cuando sus misiones itine-
rantes comenzaron en 1883.
88 AHMSPN, Personas, Milanesio, Domingo Milanesio a Alejandro Calvo, Junín de los
Andes, 15/7/1912, pp. 1-5.

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 353
piedad por un precio módico. Los lotes así distribuidos formarían una “co-
lonia Salesiana” que buscaría primordialmente “el bien moral de los colonos”
a través de la práctica de la fe católica. Los lugares inicialmente propuestos
por el autor eran aquellos donde la Congregación tenía terrenos: Choele
Choel, Pirán y Rodeo del Medio. En 1914, Milanesio proponía San Martín de
los Andes y las orillas del lago Huechulafquen como áreas a subdividir y co-
lonizar, no con criollos –a los que consideraba poco afectos al trabajo, contra-
diciendo su posición anterior– sino con inmigrantes de Lombardía que se le
han ofrecido alrededor de una misión Salesiana con el objeto de que no
pierdan su fe y su práctica religiosa89.
Una fundamentación más completa de estas ideas parece ser la que se
encuentra en otro escrito de Milanesio, Una proposta che tende a facilitare
l’acquisto di terreni in propietá ai nostri inmigranti (Junín de los Andes, julio
de 1914)90. El documento expone el clima de ideas que compartían los misio-
neros Salesianos acerca del sufrimiento moral y espiritual de los emigrantes
italianos fuera de su tierra. Comienza expresando su alegría por la noticia de
haber fundado el Papa Pío X un seminario con el fin de preparar sacerdotes
para atender a los emigrantes italianos en el extranjero. Ante la injusta distri-
bución de los bienes, el abandono del campo, la expansión de los ferrocarriles
y telégrafos que facilitan la inmigración, propone aprovechar las áreas con
grandes extensiones de tierras incultas, con gobiernos poco hostiles a la
Iglesia Católica, con clima apto para el cultivo de cereales y la cría de ani-
males, y con facilidades para el transporte y las comunicaciones. El Cono Sur
americano reuniría estas condiciones. Además del bien moral y espiritual para
los emigrantes, Milanesio pide tomar en cuenta “el progreso moral y material”
que los italianos aportarían al país receptor, “en particular a los indígenas”.
En efecto, argumenta Milanesio en la misma serie de cartas, la inmigra-
ción italiana a la Argentina “es un gran factor de progreso” cuyo impulso ini-
cial decae por esos años debido al encarecimiento de la tierra agrícola91. Se
trataba, según Milanesio, de comprar grandes extensiones de tierra y reven-
derlas a los agricultores sin ganancia, idea compatible con su proyecto de
unos días antes92.
89 AHMSPN, Personas, Milanesio, Domingo Milanesio a Alejandro Calvo, Junín de los
Andes, 10/3/1914, pp. 1-2.
90 AHMSPN, Personas, Milanesio. Una proposta che tende a facilitare l’acquisto di
terreni in proprietà ai nostri immigrati (Junín de los Andes, julio de 1914). Traducción de
María Andrea Nicoletti.
91 AHMSPN, Personas, Milanesio, Domingo Milanesio a Alejandro Calvo, Junín de los
Andes, 7/8/1912, pp. 1-2.
92 Ibid., pp. 4-5.

3.8 Page 28

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354 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
Los proyectos de Milanesio no se limitaban a diseñar lo posible, sino que
contenían también una sólida postura crítica frente a la realidad del latifundio
ganadero, resultante del sistema liberal de distribución de la tierra pública en
las dos primeras décadas de presencia del Estado argentino en la Pampa y la
Patagonia. En sus escritos contrapone al colono trabajador y merecedor de la
propiedad de “un pedazo de tierra” con los especuladores poderosos93.
Estos últimos eran los beneficiarios de una política de tierras que provo-
caba el progresivo éxodo de la población rural originaria del área cordillerana
“en busca de campos fiscales” donde los propietarios no les impusieran condi-
ciones inhumanas. En este sentido, critica abiertamente a las sociedades “gana-
deras e industriales” propietarias de grandes estancias en la cordillera de los
Andes. Entiende que sólo serían viables disponiendo de muy grandes extensio-
nes y dedicándose exclusivamente a la ganadería, lo que implicaría un freno al
progreso del país. Por el contrario, según el misionero, la concesión de peque-
ñas parcelas en las escasas extensiones patagónicas aptas para la agricultura, les
permitiría a los campesinos dejar la vida errante y educar a sus hijos94.
Para entonces, Milanesio advertía que, tal como se había dado el proceso
de distribución de la tierra pública, su proyecto de acceso a pequeñas frac-
ciones sería prácticamente imposible. En ese contexto propuso al ministro del
Interior un proyecto de colonización indígena cuyo principal objetivo era el
reducir a los indígenas y educarlos como verdaderos ciudadanos, pidiéndole
el respeto de la propiedad de la tierra indígena y la fundación colonias de 50 a
100 familias con escuelas y capilla bajo la instrucción de religiosos misio-
neros95. En el documento, Milanesio propone establecer la reducción en Junín
de los Andes, en donde desde 1892 funcionaba a su cargo la comunidad sale-
siana y la escuela de niños. Las dificultades en cuanto a la escasez de per-
sonal y las ausencias prolongadas de su director, por las que atravesó la mi-
sión de Junín, frustraron la concreción de sus ideas, que pasaron a reflejarse
en términos más teóricos.
Milanesio, entre sus abundantes escritos, también cuenta con unos
Breves apuntes de agricultura práctica y algo sobre el modo de apreciar y
valorizar las tierras en la República Argentina (1921). En ellos elogia “el arte
de saber trabajar bien la tierra” como fuente de “moralidad y pureza de cos-
tumbres”, generadoras de productos y de comercio. Reclama del Estado una
política activa contra la usura y llama la atención acerca de las tierras de la
93 AHMSPN, Personas, Milanesio, Domingo Milanesio a Alejandro Calvo, Junín de los
Andes, 21/7/1912, p. 4.
94 Ibid., pp. 1-6.
95 ACS, Caja 80.1, Milanesio al ministro del Interior, Buenos Aires, junio de 1915.

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 355
Patagonia, en su mayoría alejadas de las vías de comunicación y de poca ca-
pacidad ganadera, y a menudo vendidas muy por encima de su valor real a in-
cautos e inexpertos. La concepción del trabajo agrícola que refleja Milanesio
en este texto, en la tercera década del siglo XX, sigue siendo básicamente la
misma de 1904. Los Consejos y propuestas de Milanesio sobre la coloniza-
ción agrícola con inmigrantes europeos, en ese sentido, no están desvincu-
lados de un marco ideológico claro acerca de la revalorización de la vida en
el campo y de los medios prácticos de hacerla sostenible –mediante el acceso
a la tecnología y al crédito– en un contexto de industrialización y movilidad
social fuerte.
En el contexto de la colonización agraria, también en Italia y España los
Salesianos contribuyeron a la fundación de colonias agrícolas, y sus inicia-
tivas tuvieron amplia difusión en las reuniones periódicas y en las publica-
ciones internas de la Congregación. En la Argentina, estas propuestas se cana-
lizaron a través de la enseñanza agrícola y de proyectos de colonización como
los de Milanesio. Los Salesianos habían comenzado una serie de experiencias
orientadas a detener el éxodo rural, a dignificar el trabajo campesino, a favo-
recer el desarrollo de la agricultura mediante la modernización de métodos y
sistemas de cultivo, todo ello a partir de cierta “idealización de la agricul-
tura”96. Parma97 y Sevilla fueron los focos iniciales de la acción salesiana a
favor de la “agricultura racional”98, bajo la inspiración del sistema del neofi-
siócrata genovés Stanislao Solari. En esa línea, el mejoramiento de la renta
agraria y de las condiciones de vida de los agricultores contribuiría a frenar el
éxodo rural y la emigración, y a lo que Stella llama el restablecimiento moral
y la recristianización de la sociedad99.
De modo que no se trataba solamente de la mirada simple de alguien
que, sin mayor alcance intelectual, protestaba por situaciones personales y
concretas, sino de una lectura más completa, capaz de relacionar claramente
96 Jesús BORREGO, La ‘Biblioteca Agraria Solariana’ de Sevilla, in Francesco MOTTO (a
cura di), L’Opera Salesiana dal 1880 al 1922, Significatività e portata sociale. I. Contesti,
quadri generali, interpretazioni, Roma, LAS 2001, p. 281.
97 Luciano TREZZI, Don Carlo Maria Baratta e la neo-fisiocrazia a Parma, in Francesco
MOTTO (a cura di), Parma e don Carlo Maria Baratta, Roma, LAS 2000.
98 Las ideas de los solarianos se difundieron rápidamente por Italia, Francia y España,
surgiendo en Parma la Scuola Agraria Solariana (1900), la «Rivista di Agricoltura» dirigida por
el coadjutor salesiano Andrea Accatino y la publicación de una «Biblioteca Solariana» fundada
en 1902 en Sevilla por el inspector salesiano Pedro Ricaldone. [G. B. BACCINO], Biografía y
Epistolario..., pp. 285ss.
99 Pietro STELLA, I Salesiani e il movimento cattolico in Italia fino alla fine della guerra
mondiale, en «Ricerche Storiche Salesiane» 3 (1983) 237, citado en [G. B. BACCINO], Bio-
grafía y Epistolario..., p. 284.

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356 María Andrea Nicoletti - Pedro Navarro Floria
la situación de los “fiscaleros” de la precordillera patagónica con la de los
nuevos y grandes propietarios, con una política pública funcional a los inte-
reses de estos últimos y con un modelo de desarrollo que tendía a consolidar
una estructura poblacional y productiva débil. Frente a esta realidad, en el
pensamiento de Milanesio, los proyectos de colonización agrícola parecían
constituir una solución, superadora de las más profundas causas de la proble-
mática social señalada.
Conclusión
La obra Consigli e proposte fue el resultado de diversas motivaciones y
en función de ellas Milanesio elaboró una serie de propuestas vinculadas entre
sí. El autor se vio motivado tanto por su experiencia en Italia, como campe-
sino y emigrante, como por su trayectoria misionera en la Patagonia. La pro-
blemática que vivían los campesinos italianos que abandonaban su entorno so-
cial original, lo inspiró tanto como la visión de una tierra abundante y dispo-
nible para la colonización, y de la problemática que vivía la población rural
criolla e indígena de la Patagonia. En consecuencia Milanesio se dirige princi-
palmente a los italianos emigrantes reales o potenciales, y secundariamente a
las autoridades civiles argentinas e italianas y a sus pares de la Iglesia Cató-
lica. Su propuesta de colonización agrícola en la Patagonia dirigida por Sale-
sianos buscaba solucionar todos estos problemas a la vez: la atención al inmi-
grante europeo, la protección de indígenas y campesinos criollos, la integra-
ción entre ellos, la distribución racional de la tierra pública, y el sostenimiento
de la fe católica y la moral. De esa resolución surgen algunas cuestiones late-
rales como la del crédito agrícola y la de la distribución del clero, para las
cuales Milanesio también tiene respuestas concretas. Su propuesta pretendía
solucionar así los “desequilibrios” planteados en su opúsculo: la posibilidad
de acceso a la tierra de las minorías desprotegidas (indígenas, criollos e inmi-
grantes) y el sostenimiento de la fe y los valores morales tradicionales, refle-
jados en la vida rural, con la asistencia del clero regular (los Salesianos).
Las ideas y proyectos expresados por Milanesio son perfectamente cohe-
rentes con las corrientes de opinión y con los procesos reales experimentados
por los contextos sociales en los que él se desempeñaba y a los cuales se di-
rigía, y con las iniciativas que por entonces surgían del incipiente magisterio
social de la Iglesia Católica, y en particular de algunas congregaciones ita-
lianas como los Salesianos y la de monseñor Scalabrini. Las cuestiones moti-
vadoras de su obra, en el plano ideológico general, fueron tanto la problemá-
tica de las grandes migraciones –que comprendía el tema del éxodo rural

4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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Un proyecto de colonización Italiana en Patagonia: Domenico Milanesio… 357
europeo, el de la vida en las ciudades y el de las consecuencias en el plano
moral y religioso– como la problemática de la colonización agrícola en tierras
fiscales sudamericanas –que abarcaba el tema de la disponibilidad de tierras,
el del marco legal vigente y el de la inserción de los potenciales colonos en
una sociedad y una estructura económica en rápida transformación–. Desde
sus orígenes mismos en el norte de Italia hasta su experiencia misionera en la
Patagonia, Milanesio y los Salesianos habían tomado contacto intensa y ex-
tensamente con todos esos problemas. Esta realidad encuadra en su propuesta
de colonización mixta (indígena-italiana) sostenida por el Estado y tutelada
por los misioneros.
Sus respuestas ante ellos toman en cuenta, por consiguiente, no sólo el
punto de vista de su Congregación o de la Iglesia Católica sino también la mi-
rada de otros actores, el discurso político, la crítica de los procesos y sistemas
económicos y sociales, y la opinión pública en general.
Frente al fenómeno de las migraciones, forma parte de una corriente op-
timista pero advierte algunas consecuencias negativas para la vida moral y re-
ligiosa de los migrantes. Si bien Milanesio –como otros muchos de su
tiempo– hubiera deseado que la mayoría de los campesinos que se habían
visto empujados a dejar el campo pudieran volver al trabajo de la tierra en sus
lugares de destino, veía claramente que las estructuras socioeconómicas do-
minantes en la Argentina lo harían imposible. Su apuesta consiste, ante este
panorama, en reunir información de buena calidad, proveniente de su propia
experiencia en la región y coherente con otras opiniones conocidas, y en
hacerla llegar a sus potenciales beneficiarios: los migrantes italianos.
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