408 Jesús Graciliano González
4.3. La gracia extraordinaria: salvamento de un naufragio
La circunstancia excepcional que, como el mismo P. Torra dice, lo impul-
só e incluso lo obligó a dar a la prensa su “deficiente” traducción, nos la narra
en la nota final escrita el 6 de julio de 1885, un año justo después del suceso:
“Es el caso que yendo a Huraz con otros cuatro compañeros (los PP. Ferriol,
Baroja, Cuende y el Hno. Silva)13 para ejercer allí el ministerio de nuestras
misiones, el vapor «Valdivia» que nos conducía a Casma, naufragó en la costa
de Huacho el día siguiente de nuestro embarque, 6 de Julio de 1884, a las 4 y
_ de la madrugada. En el apuro que se deja comprender, como tan natural en
esta clase de percances, impulsado del peligro y del instinto de conservación
y avivando la fe y confianza en Dios imploré los auxilios del cielo formu-
lando un voto, al que se suscribieron mis compañeros, de, en caso de salir con
vida y sin lesión, hacer una novena a Nuestra Sra. de los Auxilios, y trabajar a
favor de la obra de Don Bosco, según nuestros alcances. Conseguimos lo que
deseábamos con un éxito felicísimo, experimentando palpablemente la pro-
tección de la Virgen María y de su entusiasta devoto, Don Bosco, especial-
mente en el momento preciso de nuestro desembarque en el que corrimos in-
minente riesgo, según pública confesión de cuantos presenciaron el suceso
que nos tuvieron por irremisiblemente perdidos14.
Ahora, pues, la gratitud y el cumplimiento de un deber sagrado me precisan a
la publicación de esta obrita...” (pp. 157-158).
13 El P. Julián HERAS en “Los franciscanos y las Misiones Populares en el Perú”. Ma-
drid, 1983, p. 60 confirma esta noticia cuando escribe: “Anteriormente a estas misiónese
habían dado otras por el mes de julio de 1984 en el norte del Perú [...] Fueron predicadas por
los PP. Miguel Ferriol, Luis Torra; Antonio Baroja y Juan Cuende. El barco en que viajaban
naufragó cerca de Guacho, salvándose milagrosamente”.
14 El hecho del naufragio parece cierto y ha quedado en la tradición franciscana, recogida
en algunos escritos históricos de la Orden, que recuerdan el hecho, adornado con algunos ele-
mentos más o menos verosímiles. Por ejemplo, el P. Agustín Arce OFM en la página 25 de
“Efemérides de la Provincia Misionera de San Francisco Solano y las misiones de San Ramón
y Requena”, Año XX, enero-agosto, 1964, da noticias de este suceso. “Hallándose [el P. Torra]
una vez en peligro de naufragar él y sus compañeros de misión hizo voto a la Virgen «Auxi-
lium Christianorum» de publicar las acciones gloriosas del siervo de Dios Juan Bosco si los li-
braba del peligro. Lo fueron, en efecto, y entonces tradujo del francés al español la vida de
Juan Bosco”. Disponemos también de un testimonio oral del Cardenal Landázuri, Arzobispo de
Lima, franciscano. En una conversación con el Salesiano D. Tomás Grande Díez le declaró:
“Estoy orgulloso de vuestra presencia en Perú y del bien inmenso que estáis haciendo con los
jóvenes de nuestro país. Una parte de ese bien es mérito también franciscano. Que sepas que
un tío mío franciscano era gran “admirador y devoto” de Don Bosco. En uno de sus viajes a
Perú mi tío tuvo la mala fortuna de naufragar. Permaneció varios días flotando a la deriva,
gracias a que consiguió aferrarse a unas tablas. En aquella situación promete solemnemente a
Don Bosco traer a los salesianos al Perú, si le salva la vida. Mi tío se salva y se dispone a
cumplir tan solemne promesa. Estaba convencido de que el carisma salesiano encontraría en
el Perú un terreno propicio para su despliegue. De inmediato contacta con Instituciones del
Estado, de la Iglesia y de la sociedad civil, para interesarlas en este asunto. Acude al Rector
Mayor y consigue ver cumplido su deseo”. Tomás GRANDE en “Perú, llegada de los primeros
salesianos”, manuscrito, p. 3.