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«La quinta y ultima parte (p. 499-533) se dedica a la mtston de la Pampa - Ge-
neral Acha, Santa Rosa y Victorica - sometida al vicariato apostolico en 1896 e
incorporada a la inspectoria de San Francisco de Sales en 1909» (p. 17).
Cayetano Bruno es autor conocido y apreciado por su copiosa produccién his-
torico-juridica de la Iglesia argentina. En dicha produccién deja siempre patente
con riguroso talante cientifico un acervo notable de documentacién inédita - fon-
deada en archivos civiles, eclesiésticos y religiosos - , de fuentes impresas, de se-
lecta bibliografia, enriquecido rodo elIo con profusién de material grafico - ilus-
traciones, grabados, reconstruccién de planos, fotografias y fotocopiados - . En este
volumen como el mismo autor insinua - predominan las fuentes de proceden-
cia «familiar », «las del pais y la de fuera, tanto de los salesianos como de las
hijas de Maria Auxiliadora: asi las de Roma, como las de cada una de las casas de
Argentina, màs las de Santiago de Chile y Punta Arenas, en lo que se proyectan
sobre nuestra vida misionera actual » (p. 18).
La obra, positiva en su conjunto, suscita ciertas perplejidades que llevan a po-
ner algunos interrogantes dirigidos a hacer mas valida la continuacién de la mo-
nografia.
La primera es el empleo de las fuentes originales, que sigue constituyendo una
de las novedades més relevantes. Entre todas se han privilegiado las cr6nìcas de
casas - de tal forma que, a veces, se tiene la impresién que su inexistencia trau-
matiza la elaboracién del capitulo, del hecho, del personaje ... - , y los iniormes
de las visitas « inspectoriales » y extraordinarias - la de don Pablo Albera (1900)
y la del «fino observador y excelente hombre de criterio practico » (p. 145, 108)
cuyos juicios « fueron modelo de objetividad, madurez y criterios salesianos » (p. 24)
don Pedro Ricaldone (1909) - con apreciacién muy diversa de los visitadores y,
por tanto, de su informacién. De las restantes fuentes - memorias, diarios y, so-
bre todo, amplios epistolarios de los dirigentes y cartas eventuales de gran parte de
los salesianos misioneros - se hace un uso muy prudente.
Una segunda perplejidad. El autor, sin anotarlo, ha debido contar con la am-
bientacién socio-politico-religioso-cultural dada en el precedente volumen, y que, en
visién sintética, coloca e interpreta la presencia salesiana en la realidad argentina
de entonces. En este volumen falta este contexto. Y asi, estudiado todo de puertas
adentro, se reduce a una preciosa y precisa narracién, a una simple cronica muy
particularizada - con noticias interesantes ciertamente: memorias, recuerdos de « fa-
milia» en torno a los directores - , pero cronica fragmentaria - hombres, tiem-
pos, obras - en compartimientos cerrados. Se apuntan, sin conexién, problemas
cruciales: la dificil y delicada accién salesiana, contrarrestada por el liberalismo, el
sectarismo (masoneria) o la actividad protestante; la emigracién que se asoma ha sta
la Tierra del Fuego; la cuestién escolar con oportuna informacién para los argen-
tinos y no argentinos - de hoy y de mafiana; el «misionar» con sus métodos
de técnica pastoral y de estrategia de «evangelizacion» humana y cristiana. Ado-
lece también de «fraccionamiento» la estructura misma de la obra - extensién
y modo de tratar partes y hasta secciones - , muy condicionada por las fuentes dis-
ponibles y la vivencia experiencial del autor. «Ello explica - asegura en la Pre-
sentacién - las forzosas diferencias en el material utilizado. Quien da mas es justo
que més coseche» (p. 18). Y asi entre la Inspectoria de San Francisco de Sales y la
Patagonia septentrional y centraI « cosechan » cerca de 400 pàginas, mientras que
las 140 restantes se las reparten la Patagonia meridional y Tierra del Fuego y las