Acompanamiento Orientaciones_es


Acompanamiento Orientaciones_es



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Dicasterio para la Formación
Dicasterio para la Pastoral Juvenil
Jóvenes Salesianos
y acompañamiento
Orientaciones y Pautas
Roma 2019

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Jóvenes Salesianos
y acompañamiento

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Dicasterio para la Formación
Dicasterio para la Pastoral Juvenil
Jóvenes Salesianos
y acompañamiento
Orientaciones y Pautas
Roma 2019

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Gráfica:
Andrea Marconi
Editorial:
Scuola grafica salesiana di Milano
Marzo 2020
Todos los derechos reservados para la Sociedad de
San Francisco de Sales
(Salesianos de Don Bosco)
Edición extracomercial (2019)
Sede Centrale Salesiana
Vía Marsala 42
00185 Roma

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Índice
ABREVIATURAS, pag. 9
PRESENTACIÓN, pag. 11
INTRODUCCIÓN, pag. 15
PRIMERA PARTE - RECONOCER, pag. 23
1. Estudio del acompañamiento personal Salesiano, pag. 25
1.1 El proceso, pag. 25
1.2 Elementos macroscópicos referidos a los encuestados, pag. 29
1.2.1. Salesianos que han hecho la primera profesión religiosa, pag. 29
1.2.2. Distribución demográfica, pag. 32
1.2.3 Lengua, pag. 34
1.2.4 Edad, pag. 36
1.3 El presente documento, pag. 38
2. Temas emergentes, pag. 43
2.1 Personas implicadas en el acompañamiento espiritual personal, pag. 43
2.1.1 Una Congregación joven, pag. 44
2.1.2. Los acompañantes espirituales, pag. 46
2.1.3 Acompañamiento comunitario, pag. 49
2.2 Cómo se entiende el acompañamiento espiritual personal, pag. 51
2.2.1 Cómo entiende el acompañamiento quien es acompañado., pag. 51
2.2.2 Cómo entiende el acompañamiento quien acompaña, pag. 54
2.3 ¿Qué sucede durante el ‘acompañamiento espiritual personal’?, pag. 54
2.3.1 Algunos factores externos que condicionan, pag. 55
2.3.2 Directores como acompañantes espirituales: tendencia a disminuir, pag. 55
2.3.3 Deficiencias en lo referente a la confidencialidad y reserva-secreto, pag. 56
2.3.4 Apertura y transparencia, pag. 57
2.3.5 Otros aspectos problemáticos, pag. 58
2.3.6 Comportamiento externo al que acomodarse, pag. 58
2.3.7. La superposición entre acompañamiento y autoridad, pag. 59
2.4 El papel jugado por algunas mediaciones, pag. 61
2.4.1 Las evaluaciones trimestrales (escrutinios), pag. 61
2.4.2 Formas o rostros variados de la oración, pag. 63
2.4.3. El proyecto personal de vida, pag. 64

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SEGUNDA PARTE - INTERPRETAR, pag. 67
3. Inspiraciones que se encuentran en nuestra tradición, pag. 69
3.1 La originalidad del acompañamiento espiritual salesiano de los jóvenes, pag. 69
3.2 Acompañamiento espiritual salesiano en los procesos de formación, pag. 74
3.2.1 La praxis de Don Bosco se refleja en los procesos de formación, pag. 74
3.2.2 El Sistema Preventivo y los procesos de formación, pag. 74
3.2.3 Sintonía entre espíritu de familia y acompañamiento, pag. 78
4. A la escucha del espíritu, pag. 81
4.1 Una formación inculturada, pag. 81
4.2 Clarificar el significado de acompañamiento espiritual salesiano, pag. 87
4.3 Más allá del umbral del foro interno, pag. 90
4.4. Atención a la experiencia de prenoviciado, etapa decisiva, pag. 91
4.5. La calidad de la Pastoral Juvenil incide en los procesos de formación, pag. 94
4.6 La fundamental dinámica entre gracia y libertad, pag. 96
4.6.1 La problemática superposición de roles entre autoridad y acompañamiento
espiritual personal., pag. 96
4.6.2 Gracia y libertad, pag. 97
4.6.3 Respetar el dinamismo de gracia y libertad, pag. 99
4.7 El director, el acompañante espiritual y el confesor: tres figuras clave, pag. 103
4.8 Continuidad en el acompañamiento, pag. 105
4.9 El papel de la comunidad y de la misión, pag. 107
4.10 Respetar la confidencialidad y crear confianza, pag. 112
4.11 Recuperar el Sistema Preventivo, pag. 115
4.12 Aprender de la experiencia, pag. 119
4.13 Acompañamiento espiritual holístico, pag. 120
4.14 Evaluaciones trimestrales como ayuda para el crecimiento, pag. 121
4.15 Asumir la responsabilidad personal de la formación, pag. 122
4.16 Aprender que el acompañamiento dura toda la vida, pag. 123
4.17 Urgencia de elegir y preparar acompañantes espirituales, pag. 125

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TERCERA PARTE - ELEGIR, pag. 129
5. Camino por recorrer, pag. 131
5.1. Sugerencias emergentes, pag. 131
5.2 Estrategias, pag. 132
5.2.1 Clarificar la naturaleza del acompañamiento espiritual salesiano, pag. 132
5.2.2 Renovación de la animación vocacional y de los aspirantados, pag. 132
5.2.3 Adoptar el Sistema Preventivo como nuestro modelo de formación, pag. 134
5.2.4 Cuidar el acompañamiento de la comunidad, pag. 136
5.2.5 Asegurar la libertad en el acompañamiento personal, pag. 138
5.2.6 Reforzar la figura y el rol del director, pag. 140
5.2.7 Preparación de formadores y acompañantes espirituales, pag. 142
5.2.8 Lograr que el acompañamiento espiritual sea permanente, pag. 146
5.2.9 Contextualizar las estrategias, pag. 147
CONCLUSIÓN, pag. 151
APÉNDICE: PREGUNTAS Y PAUTAS PARA LA REFLEXIÓN, pag. 155
BIBLIOGRAFÍA ESCOGIDA, pag. 165

1.9 Page 9

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Comentario
de las imágenes
En la portada vista del Tel Morasti, ambiente del profeta Miqueas (foto Ivo
Coelho)
Mi 6,8: “Hombre, se te ha hecho saber lo que es bueno, lo que el Señor
quiere de ti: tan solo practicar el derecho, amar la bondad, y caminar hu-
mildemente con tu Dios”.
El caminar ha sido el motivo inspirador de las imágenes que acompañan al
texto.
El primer paso lo da el Buen Pastor ([2] catacumbas de San Calixto), icono
que lo dice todo acerca del proceso de la vocación y misión salesiana, foco
central de todas las páginas que siguen.
Para comenzar, encontramos la casita de I Becchi y el Colle Don Bosco;
para concluir tenemos Valdocco y la Basílica de María Auxiliadora. En este
camino de nuestro padre Don Bosco y de la Familia Salesiana, que nació
de él y continúa creciendo en el mundo, se colocan las tres partes del tex-
to.
La primera, RECONOCER, consiste en la escucha atenta de lo que expre-
san los pasos de tantos jóvenes en formación y de sus acompañantes, tal
como se refleja en la amplia consulta internacional de la que brotan estas
orientaciones y pautas que se ofrecen en el texto. El círculo de los pies
[22] y el salto en el charco [42] evocan el caminar de los primeros protago-
nistas de este trabajo, que son los jóvenes mismos.
La segunda parte, INTERPRETAR, señala el camino que se pretende se-
guir, donde el punto en que nos encontramos, tal como aparece en la in-
vestigación y consulta, nos señala los inicios del viaje y la inspiración que
viene de Don Bosco, para poder mirar hacia adelante e intuir dónde hemos
de dirigir nuestros pasos con renovado entusiasmo. El camino es largo [64],
pero se recorre con gusto porque no es un camino solitario que nos aísle
del resto del mundo. Más bien, nos hace entrar en la vida de la gente a la
que somos enviados [78], teniendo siempre en nosotros un corazón cada
vez más semejante al de Don Bosco.
La tercera parte, ELEGIR, presenta sugerencias que emergen en las partes
anteriores. Son sugerencias más que normas, que ha de ser interpretadas y
encarnadas en cada Región, Inspectoría y Comunidad. La imagen de los
jóvenes que expresan con sus manos la necesidad de recibir y el deseo de
entregar amor[126] refleja la DIRECTRIZ que da vida a todo el camino y a
cada paso: “Ama y haz lo que quieras” (San Agustín)

1.10 Page 10

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Abreviaturas
AL Amoris laetitia
9
Alburquerque Eugenio Alburquerque Frutos, San Francesco di Sales come direttore spirituale
Prassi pastorale della direzione spirituale del vescovo di Ginevra, in: Attard- García 17-32.
Attard-García Fabio Attard e Miguel Angel García, L’accompagnamento spirituale. Itinerario pedagogico
spirituale in chiave salesiana al servizio dei giovani, Elledici, Torino 2014.
Bay Marco Bay, Giovani salesiani e accompagnamento. Risultati di una ricerca internazionale, LAS, Roma,
2018.
Buccellato Giuseppe Buccellato, L’esperienza della direzione spirituale vissuta da don Bosco
negli anni del Convitto ecclesiastico di Torino (1841-1844), in Attard-García 107-175.
C Constituciones de la Sociedad de San Francisco de Sales (2015).
CdR La Pastoral Juvenil Salesiana. Cuadro de Referencia (2014).
CEP Comunidad Educativo Pastoral.
CV Christus vivit.
DF XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos 2018. Los Jóvenes, la Fe y el Discernimiento
Vocacional:– Documento Final.
EG Evangelii gaudium.
FSDB La Formación de los Salesianos de Don Bosco: Ratio Fundamentalis Institutionis et Studiorum
(4ª ed., 2016).
GE Gaudete et exsultate.
Giraudo Aldo Giraudo, Direzione spirituale in san Giovanni Bosco. Connotazioni peculiari della direzione
spirituale offerta da don Bosco ai giovani, in Attard-García 148-160. Direzione spirituale in san Giovanni
Bosco. Contenuti e percorsi dell’accompagnamento spirituale dei giovani nella prassi di don Bosco,
in Attard-García 162-175.
Grech Louis Grech, Salesian Spiritual Companionship with Young People Today inspired by the Thought
and Praxis of St John Bosco, Malta, Horizons, 2018.
IL XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos 2018. Los Jóvenes, la Fe y el Discernimiento
Vocacional: Instrumentum Laboris.
McDonnell Eunan McDonnell, La direzione spirituale in san Francesco di Sales – Linee fondamentali
del metodo spirituale e pedagogico nella prospettiva salesiana, Attard-García 69-103.
OEA Oeuvres de saint François de Sales. Annecy 1892-1932.
R Reglamentos Generales de la Sociedad de San Francisco de Sales.
Struś Józef Struś, La persona del direttore spirituale secondo san Francesco di Sales, in Attard-García
33-68.
VC Vita consecrata.
VN Para vino nuevo odres nuevos. La vida consagrada desde el Concilio Vaticano II retos aún abiertos.
Orientaciones Roma 2017, CIVCSVA, Roma 2017.

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2.1 Page 11

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2.2 Page 12

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Presentación
Queridos hermanos,
11
Estoy contento de presentaros Jóvenes Salesianos y Acompa-
ñamiento: Orientaciones y Pautas, promulgándolo ad experimen-
tum por tres años. No se trata de un suplemento a la Ratio [La
Formación de los Salesianos de Don Bosco] y, en caso de discre-
pancia, este documento prevalece sobre la Ratio.
Estoy particularmente satisfecho de que este documento sea
fruto de la colaboración entre los Dicasterios de Formación y de
Pastoral Juvenil en nuestra Congregación. Es cada vez más evi-
dente que el acompañamiento espiritual constituye un elemento
central tanto en la Pastoral Juvenil como en la Formación. A ins-
tancias del Rector Mayor y de su Consejo, los dos Dicasterios
han desarrollado una fecunda colaboración que ha requerido un
intenso ejercicio de escucha de los jóvenes salesianos y de sus
acompañantes espirituales. Los dos Dicasterios han aplicado el
método del discernimiento, usado ya en los Sínodos sobre la fa-
milia y el recientemente terminado sobre los jóvenes, la fe y el
discernimiento vocacional.
A pesar de que este documento sea el resultado de la colabo-
ración entre los dos Dicasterios, el foco de atención es el acom-
pañamiento de los salesianos en los procesos de formación ini-
cial. En el tema del acompañamiento centramos el interés en la
relación de acompañamientos espiritual personal. Además, en
nuestra tradición y praxis existe la relación estrecha entre acom-
pañamiento personal y comunitario; por ello el documento ilumi-
na también el acompañamiento de la comunidad, el coloquio per-
sonal con el director y otros elementos del proceso formativo.
Y ha aparecido muy claramente en este ejercicio de ‘escucha’
que lo que sucede en la Pastoral Juvenil influye en la Formación
y viceversa. Si hay un buen acompañamiento y discernimiento
vocacional en nuestra Pastoral Juvenil, las vocaciones salesianas
que surgen comienzan los procesos formativos bien preparados.

2.3 Page 13

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12
Y si hay buen acompañamiento en la formación, se puede espe-
rar que salgan salesianos bien preparados para la Pastoral Juve-
nil y el acompañamiento de los jóvenes. Nuestra misión “da a
nuestra existencia su tonalidad concreta “ (C3), y “la identidad de
consagrado apóstol, como lo fue Don Bosco, constituye la línea
guía del proceso formativo” (FSDB 41). Convertirnos en ‘compa-
ñeros de camino’ para los jóvenes, como don Bosco lo fue en
Valdocco, es el centro de nuestra misión. Y es uno de los mejores
modos de preparar los salesianos a abrazar esta misión y a ofre-
cerles experiencias válidas de acompañamiento personal durante
la formación inicial, mediante el servicio de hermanos “capaces
de comunicar vitalmente el ideal salesiano, capaces de diálogo y
con suficiente experiencia pastoral” (C104).
El documento se dirige a todos los que están implicados de al-
gún modo en los procesos de formación inicial: acompañantes
espirituales, formadores y confesores; acompañantes de jóvenes
y hermanos en formación inicial –incluyendo a los tirocinantes- y
sus consejos, delegados de formación inspectorial y sus respec-
tivas comisiones. Y en sintonía con lo dicho sobre la conexión
entre Pastoral Juvenil y la formación, también se dirige de algún
modo a todos los salesianos implicados en la Pastoral Juvenil, y
especialmente a los que trabajan con aspirantes a la vida salesia-
na. Todos son invitados a leer este documento, dejándose desa-
fiar y provocar por el mismo, de modo que encuentren juntos las
modalidades más provechosas -sin olvidar la implicación del mis-
mo joven- para poder adoptar las orientaciones y activar las dis-
posiciones que el Rector Mayor y su Consejo confían a toda la
Congregación en este momento.
En el corazón del mensaje del documento está la invitación a
los formadores y a los acompañantes espirituales que sean au-
ténticos y genuinos salesianos. Al escribiros desde la Basílica del
Sacro Cuore, no puedo por menos de volver a la Carta de Roma
que escribió Don Bosco y recomendar que hagamos del Sistema
Preventivo nuestro modelo de formación. Don Bosco los ha ex-

2.4 Page 14

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presado de modo muy eficaz: ¡Studia di farti amare! La cruz de
13
nuestra profesión perpetua es una invitación constante y el dis-
tintivo de este principio central del sistema educativo de Don
Bosco.
Al acercarse el 400º aniversario de la muerte de nuestro patro-
no, S. Francisco de Sales, encontramos otro estímulo para recu-
perar la centralidad del corazón en nuestro carisma y en nuestro
sistema educativo, y para volver a dar al acompañamiento espi-
ritual el lugar preminente que le corresponde en nuestra pro-
puesta pastoral inspirada en Don Bosco, así como en los proce-
sos de formación de sus salesianos.
Ángel Fernández Artime, SDB
Rector Mayor
Sacro Cuore - Roma, 16 agosto 2019

2.5 Page 15

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2.6 Page 16

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Introducción
En los últimos años, los Dicasterios de Pastoral Juvenil y de
15
Formación de los Salesianos de Don Bosco se han implicado en
un proceso de estudio profundo sobre el acompañamiento per-
sonal salesiano (APS). Al mismo tiempo, también el reciente Sí-
nodo de los Obispos sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento
vocacional” ha reflexionado sobre cómo acompañar a los jóvenes
en el discernimiento de su vocación. Estamos, por tanto, ante un
tema verdaderamente importante, que incide en la formación y en
la praxis pastoral.
Caminar junto a los jóvenes y alentarlos a comprometerse en un
diálogo libre y responsable con el Señor que llama, es una tarea
que está en lo nuclear de la vocación y de la misión salesiana.
Crear un clima de familiaridad y confianza, en el que los jóvenes
se sientan amados como son, constituye una clave del Sistema
Preventivo y de la espiritualidad de Don Bosco y se convierte en
el marco interpretativo del acompañamiento espiritual salesiano.
El acompañamiento espiritual, tanto comunitario como perso-
nal, es una parte importante en los procesos de formación inicial
e, indudablemente, también en la formación permanente. De he-
cho, existe una interacción intrínseca y continua entre el acom-
pañamiento ofrecido en los ámbitos de nuestra Pastoral Juvenil y
el ofrecido y experimentado a lo largo de los procesos de forma-
ción. Cuanto mejor es el acompañamiento de los jóvenes en su
contexto vital, mejor se favorece y resulta provechoso el acom-
pañamiento durante los procesos de formación; y cuanto mejor
funcione el acompañamiento durante los años de la formación
inicial, es de esperar que los salesianos sean mejores acompa-
ñantes espirituales para los jóvenes y para los laicos que compar-
ten nuestra misma misión.
Antes del CG27 el acompañamiento salesiano era tema que
abordaron los Dicasterios de Pastoral Juvenil y de Formación, cada
uno desde su propia perspectiva, con el objetivo de promover un

2.7 Page 17

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16
redescubrimiento y revalorización de esta parte tan importante de
la misión salesiana. El Dicasterio de la Pastoral Juvenil ha dirigido
tres seminarios sobre el tema del acompañamiento espiritual de
los jóvenes1, al tiempo que el Dicasterio de la Formación realizaba
un proceso de consulta que tendría que concluir en un suplemen-
to a la Ratio con el tema “el acompañamiento personal salesiano.
Este acompañamiento, distinto del acompañamiento de la comu-
nidad, debiera incluir diversas formas de acompañamiento como
el coloquio con el director, el acompañamiento espiritual personal
(‘dirección espiritual’), sacramento de la Reconciliación, acom-
pañamiento psicológico, evaluaciones periódicas (‘escrutinios’) y
acompañamiento intelectual, litúrgico y pastoral.
En junio de 2015 se presentó un borrador de dicho suplemento
-con el título Criterios y normas para el acompañamiento personal
salesiano- al Rector Mayor y a su Consejo; y no fue promulgado.
Don Ángel Fernández Artime invitó a los dos Dicasterios, el de
Formación y el de Pastoral Juvenil, a colaborar en un nuevo pro-
ceso escuchando más a quienes están implicados en el acompa-
ñamiento espiritual salesiano, antes de hacer una interpretación
y antes de dar las indicaciones del camino a recorrer. El objetivo
era ofrecer orientaciones sobre el tema del acompañamiento per-
sonal salesiano para los itinerarios formativos.
Los dos Dicasterios han tomado una precisa decisión del cam-
po: por un lado, ofrecer una comprensión amplia ‘del acompa-
ñamiento personal salesiano’, como ya se había realizado en el
Dicasterio de la Formación en el borrador inicial; por otro lado,
focalizar la atención en el ‘acompañamiento espiritual personal’
o la relación de ‘dirección espiritual personal’ en los procesos
de formación inicial. Desde el momento que el acompañamien-
1 Cfr. L’accompagnamento spirituale. Itinerario pedagogico spirituale in chiave salesia-
na al servizio dei giovani, a cura di Fabio Attard e Miguel Angel García, Torino: Editrice
Elledici, 2014.

2.8 Page 18

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to espiritual personal se realiza en el contexto de la comunidad,
17
necesariamente el estudio final ofrece luz también sobre algunos
elementos como el coloquio con el director, el sacramento de la
Reconciliación y el papel de la comunidad que acompaña en ca-
mino de crecimiento de cada uno de sus miembros. La delimita-
ción del campo de observación a los procesos de formación ini-
cial, significaba que no se refería al acompañamiento en sentido
amplio de la Pastoral Juvenil ni al acompañamiento dentro de la
formación permanente (en el sentido de formación posterior a la
formación inicial). Sin embargo, como veremos en este estudio
emergen implicaciones importantes que se refieren a las áreas de
nuestra vida y nuestro ministerio.
Método
En nuestro estudio hemos seguido el método de discernimiento
espiritual -reconocer, interpretar, elegir- que ya no es algo opcio-
nal sino que debe convertirse en el habitus de toda comunidad
cristiana. Es importante añadir que la escucha y el reconocer, que
están en el discernimiento de las situaciones en que vivimos, no
se reducen a un análisis de tipo sociológico. Los datos que se ob-
tienen de la realidad no son ‘material neutro’, como si se tratase
de una muestra de laboratorio. Estamos inmersos siempre pre-
ventivamente en la gracia, que actúa constantemente en nuestra
existencia cotidiana. Vivimos en un mundo que ha sido redimido,
en el que el Espíritu, como nos recuerda el Papa Francisco, ha
sido dado a todos los bautizados2.
Así pues, discernimiento significa escuchar lo que el Espíritu
nos está diciendo, en nuestro caso, a través del gran don que hay
en los más de 4000 candidatos y jóvenes en formación, con sus
acompañantes espirituales, que se han expresado en la encues-
2 Francisco, Constitución Apostólica Episcopalis communio sobre el Sínodo de los
Obispos (15 Septiembre 2018) 5.

2.9 Page 19

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18
ta sobre el acompañamiento. Los jóvenes, nos indica el Sínodo
del 2018, son un lugar teológico “en el que el Señor nos hace
conocer algunas de sus expectativas y desafíos para construir el
mañana” (DF 64).
Uso
Este texto pretende, sobre todo, ofrecer orientaciones y pau-
tas sobre el acompañamiento personal salesiano en los procesos
de formación inicial, con referencia particular al acompañamiento
espiritual personal. Necesariamente, las orientaciones y las pau-
tas tocarán también el ‘antes’ y el ‘después’: el ‘antes’ porque la
calidad de la Pastoral Juvenil y de la animación vocacional inci-
de directamente en la formación inicial; y el ‘después’ porque el
acompañamiento, tanto comunitario como personal, se entiende
como parte integrante de la formación, que se supone es per-
manente; además es un servicio valioso que estamos llamados a
ofrecer a los jóvenes y a quienes comparten nuestra misión entre
los jóvenes.
El texto se dirige principalmente a aquellos que de algún modo
está implicados en los procesos de formación inicial: directores,
formadores, confesores, acompañantes espirituales, delegados
inspectoriales de formación y sus respectivas comisiones, ins-
pectores y sus consejos. Es un texto de la Congregación al que
han de tener acceso también los jóvenes en formación, no solo
para la lectura y reflexión personal. Se pueden tener momentos
de compartir y de evaluación comunitaria o de grupos entre for-
madores y hermanos en formación inicial, inspirándose en los di-
versos temas que toca el documento.
Además de ofrecer orientaciones y pautas, el texto se ha de uti-
lizar junto al libro de Marco Bay, Giovani salesiani e accompagna-
mento, para la animación en ámbito mundial, regional e inspectorial.

2.10 Page 20

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Agradecimientos
19
No podemos terminar sin agradecer a la muchas personas que
se han implicado en algunos de los momentos del proceso de
estudio del acompañamiento personal salesiano.
Quienes trabajaron en la elaboración de Criterios y normas para
el acompañamiento personal salesiano: Francisco Cereda que era
el Consejero General para la Formación, Chrys Saldanha, y todos
los coordinadores regionales de formacion y delegados inspeto-
riales para la formación y sus respectivas comisiones.
Los miembros del Dicasterio de la Pastoral Juvenil: Miguel
Ángel García, Patrick Antonyraj, Daniel García, Tarcízio Morais.
Los miembros del Dicasterio para la Formación: Raymond Callo,
Salvador Cleofás Murguía Villalobos (ahora obispo de los Mixes –
Méjico), Silvio Roggia y Francisco Santos Montero.
Los hermanos que han participado en los seminarios de
2016 y 2017: Javier Altamirano, Patrick Anthonyraj, Simon Asi-
ra, Luca Barone, Raymond Callo, Daniel Costa, Francesco de
Ruvo, Salvador Delgadillo, Guido Errico, Robert Falzon, Enri-
que Franco, Daniel García, Sahaya Gnanaselvam, Louis Grech,
Zenon Klawikowski, Jose Kuttianimattathil, Erino Leoni, Fran-
cesco Marcoccio, Francesco Santos Montero, Assis Moser,
Salvador Cleofas Murguía Villalobos, Johny Nedungatt, Luis
Onrubia, Alphonse Owoudou, Loddy Pires, Shaji Puykunnel,
Giuseppe Roggia, Silvio Roggia, Roque Sibioni, Juan Carlos
Solis, Luis Timossi, Gerald Umoh, Maurizio Verlezza, Roneldo
Vilbar, Carlo Maria Zanotti.

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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20
Quienes han trabajado en la preparación y gestión del cues-
tionario3.
Los candidatos y hermanos -los de formación inicial y los que
ofrecen el servicio de acompañamiento espiritual- que han parti-
cipado en la consulta.
El gran número de hermanos y jóvenes que que generosamente
han dedicado su tiempo como voluntarios para la tabulación de
los datos4
El grupo de redacción que ha trabajado en la redacción de que
este documentos Orientaciones y pautas: Miguel Ángel García,
Koldo Gutiérrez, Louis Grech, Cleofas Murguía Villalobos, Silvio
Roggia, Francisco Santos Montero e Michal Vojtaš.
Los traductores: Zdzisław Brzęk, Placide Carava, Zenon Klawi-
kowski, Luis Onrubia, Jean-Luc Vande Kerkhove, José Antenor
Velho.
Finalmente un gracias muy especial a Marco Bay y Silvio Ro-
ggia, por la pasión y competencia con que han sacado adelante
este trabajo: sin ellos hubiera sido imposible.
Ivo Coelho, SDB
Consejero General para la Formación
Fabio Attard, SDB
Consejero General para la Pastoral Juvenil
Sacro Cuore – Roma, 25 de julio de 2019.
3 Sus nombres aparecen en Bay 18.
4 Sus nombres aparecen en Bay 18-19.

3.2 Page 22

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3.3 Page 23

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3.4 Page 24

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Primera parte
23
Reconocer

3.5 Page 25

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24

3.6 Page 26

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1. Estudio
del acompañamiento
personal Salesiano
1.1 EL PROCESO
25
1. La historia de este estudio se ha descrito en la introducción.
Ahora nos limitamos a exponer el proceso que nos ha traído has-
ta estas Orientaciones y pautas para el acompañamiento espiri-
tual salesiano.
El primer paso en la colaboración entre los Dicasterios de Pas-
toral Juvenil y de Formación se dio con la convocatoria del semi-
nario internacional en Roma, del 22 al 24 de abril de 2016, que
contó con representantes de los sectores de la Pastoral Juvenil
y de la formación de las siete regiones de la Congregación .1 Un
fruto inmediato de este seminario fue la opción que se tomó para
llevar a cabo en los meses siguientes: escuchar al más numeroso
e importante grupo de los implicados en el proceso de acom-
pañamiento personal salesiano, es decir, los jóvenes salesianos
mismos y aquellos que están a punto de ser salesianos. Este
grupo se definió como el conjunto de quienes están viviendo las
diversas etapas de la formación inicial -aquellos que se preparan
para la vida salesiana en el prenoviciado, los novicios, los posno-
vicios, los tirocinantes, los dos grupos en formación específica
(aspirantes al sacerdocio y salesianos laicos), y también un cues-
tionario específico para los hermanos que se encuentran en los
primeros cinco años después de la ordenación sacerdotal o de la
profesión perpetua (quinquenio)
2. Guiados por el salesiano coadjutor Marco Bay, director del
Centro Ricerche ed Elaborazione Dati Interfacoltà de la Universidad
Pontifica Salesiana – Roma (UPS) y por Silvio Roggia del Dicaste-
rio para la Formación, se prepararon siete cuestionarios -uno por
cada etapa formativa señaladas- y un octavo para quienes hacen
en servicio de acompañamiento y guía espiritual. Los cuestiona-
1 Estas son las 7 Regiones definidas en el CG27: África y Madagascar, América
Cono Sur, América Interamérica, Asia Este y Oceanía, Asia Sur, Europa Centro
Norte, Mediterránea.

3.7 Page 27

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rios, con una media de 15 páginas cada uno, abordaban 12 temas
clave que se señalaron en el seminario de abril 2016. Después de
unas pruebas de contrastes y revisiones, los ocho cuestionarios se
tradujeron a las 6 lenguas más usadas en la Congregación: inglés,
francés, español, portugués, polaco e italiano.
Se intentó realizar el cuestionario online. Pero se abandonó esta
idea por dos motivos. En primer lugar, porque se requería cierto
nivel de reflexión y atención en las diversas preguntas abiertas
del cuestionario, lo cual se hace mejor sobre el papel que no me-
26
diante el teclado y la pantalla del ordenador. La segunda razón se
refiere a la geografía de la formación inicial en la Congregación:
donde hay mayor número de aspirantes y jóvenes en formación
no está asegurada una buena conexión a internet para garantizar
una respuesta serena y sin prisas por internet, pues se requería
un tiempo de 30 a 60 minutos para responder al cuestionario.
3. La lectura de algunas preguntas del cuestionario, en parti-
cular aquellas que son transversales y comunes a las diversas
etapas formativas nos ayuda a entender la naturaleza de la inves-
tigación-estudio:
“¿Cuáles son los puntos de fuerza significativos y positivos
que te ayudan a crecer en el camino vocacional salesiano?
¿Cómo valoras tus convicciones sobre los caminos de creci-
miento en la vida espiritual? ¿Qué es lo que más te ha ayuda-
do para alcanzar los objetivos específicos de cada etapa for-
mativa hacia la vida salesiana? ¿Cómo valoras tu experiencia
de acompañamiento espiritual personal? ¿Puedes describir el
acompañamiento espiritual personal?
¿Qué es lo que más aprecias y lo que menos de algunos her-
manos corresponsables de tu formación inicial? ¿Qué papel
irrenunciable por parte de quien coordina, anima, guía y go-
bierna la comunidad religiosa? Si el sacramento de la Recon-
ciliación es un don grande para el crecimiento espiritual, ¿pue-
des explicar cómo lo vives y de qué modo te ayuda?
Si miras en su conjunto el camino realizado hasta ahora, con-
siderando las ayudas que has recibido por parte de quien te
ha acompañado, explica lo que de nuevo e importante has
descubierto en el conocimiento de ti, de tus dones y de tus
límites: narra brevemente los elementos más relevantes de tu
vida pasada, en positivo y en negativo, que son parte de este
camino de descubrimiento de ti mismo; indica cómo imaginas
tu camino vocacional en el futuro.

3.8 Page 28

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Hasta ahora ¿has podido vivir una experiencia de comunidad
positiva con compañeros de camino y otros salesianos con los
cuales has podido confrontarte y relacionarte? En la casa y en
el ambiente salesiano donde has vivido, ¿qué es lo que más
te ha ayudado a crecer? ¿Puedes expresar, en tu experiencia
personal de acompañamiento espiritual personalizado vivido
en el ambiente salesiano, lo que te ha creado dificultad y ma-
lestar? ¿Qué ha marchado bien y que es lo que podía haber
funcionado mejor por tu parte y por la parte del acompañante?
Para los jóvenes que vendrán después en el camino salesiano,
¿qué cambios sugerirías para lograr un acompañamiento es-
27
piritual más útil? (Bay 9).
4. Durante los dos primeros meses de 2017, los cuestionarios
han sido enviados a todas las Inpectorías, con las copias adecua-
das para cada fase según los números señalados por los delegados
de formación. Durante los seis primeros meses de 2017 se han res-
pondido los cuestionarios. La participación ha sido mucho mayor
de lo esperado, según se ve en la Tabla 02, que indica el número de
cuestionarios rellenos llegados al Centro Ricerche ed Elaborazione
Dati Interfacoltà dell’UPS, en sobres cerrados (Bay 28). Se puede
apreciar el porcentaje de respuestas respecto del número de candi-
datos/hermanos en cada fase inicial de formación según el elenco
ofrecido por la Sede Central de Roma (31 diciembre 2017).
Prenovicios
Novicios
Posnovicios
Tirocinantes
Formación específica-teología
Formación específica-coadjutores
Sac. quinquenio
Acompañantes espirituales
Total
Frecuencia de los cuestionario
recogidos y disponibles
455
399
903
554
701
54
369
538
4.000
Porcentaje según el Flash
inspectorial
87
92
93
78
87
79
41
-
-
Tabla 02. Sujetos distintos por etapas formativas y acompañantes
Incluso en las fases en que el porcentaje de entrevistas es re-
lativamente más baja, como el tirocinio y el quinquenio, se ha
mostrado una gran participación. Se trata, como es natural, de
hermanos que no viven juntos en casas de formación y que, sin
embargo, han decidido personalmente responder al cuestionario.

3.9 Page 29

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5. El interés por este estudio y la voluntad de participar viene
también del generoso servicio de más de 220 hermanos de todas
las regiones que se han ofrecido voluntarios para la tabulación de
los datos. Entre junio y agosto de 2017, las respuestas de más
de 4000 cuestionarios en papel, debidamente escaneados, se han
analizado y metidos en el Servidor. Si tenemos presente que para
este trabajo es necesaria una media de 20-40 minutos por cues-
tionario, según la amplitud de las respuestas abierta que contiene,
podemos imaginar la multitud de horas de servicio generosamente
entregadas, además de los posnovicio y estudiantes de teología.
28
Todo el trabajo de tabulación se ha realizado en formato digital.
6. A finales de septiembre de 2017, en Genzano di Roma, se
desarrolló el segundo seminario internacional para estudiar los
datos. La mayor parte de los participantes habían estado en el
primer seminario de 2016. Se optó por no entrar de modo inme-
diato en la interpretación de los datos sino en afinar la capacidad
de escucha, para percibir la riqueza de los mensajes ofrecidos por
este gran coro de voces, que representan el 24,18% del número
total de miembros de la Congregación (incluidos los novicios).
Para garantizar el anonimato que exige la naturaleza del cues-
tionario, quienes rellenaron el cuestionario se les pidió no señalar
ni el nombre, ni la comunidad, ni la inspectoría. Mediante una
cuidadosa catalogación de las respuestas, atendiendo a las refe-
rencias postales desde donde han sido enviadas, se hizo una cla-
sificación por regiones de origen. Esta identificación en base a la
región de origen posibilita un valor añadido al estudio, haciendo
posible no solo la relación con las etapas formativas y los grupos
lingüísticos sino también por regiones.
7. Con las tablas de porcentajes y los gráficos elaborados a
raíz de las respuestas cerradas, y con las abundantes respuestas
a las preguntas abiertas en diversas lenguas, la primera elabora-
ción de todo lo recogido y elaborado ha dado como resultado un
trabajo de 5000 páginas. Ha sido un gran trabajo de Marco Bay la
síntesis de 584 páginas en el libro Giovani salesiani e accompag-
namento. Risultati di una ricerca internazionale (LAS, Roma 2018).
Este libro no es una interpretación de los datos sino una primera
síntesis de los datos recibidos, para profundizarlos ulteriormete.

3.10 Page 30

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1.2 ELEMENTOS MACROSCÓPICOS REFERIDOS
A LOS ENCUESTADOS
8. En la Introducción a Giovani salesiani e accompagnamen-
to. Risultati di una ricerca internazionale, Bay anota que algunos
‘elementos macroscópicos’ saltan a la vista (Bay 12). Y nos dan
una idea de la variedad de situaciones y contextos de los que
provienen los encuestados, al tiempo que ofrecen una imagen
realista de la Congregación Salesiana, en cuanto a su distribución
geográfica y lingüística, indicando su riqueza y complejidad. Ano-
tamos estos elementos con algunas tablas ilustrativas del primer
29
capítulo del libro libro (Bay 12-17, 30-36)
9. Conviene comprender en primer lugar la consistencia numé-
rica de los que han respondido en cada fase.
Prenovicios
Novicios + SDB en for-
mación inicial
Acompañantes espiri-
tuales
Total (novicios+ profe-
sos)
Total (31.12.2017)
521
3827
14.660
Respuestas
455
3007
538
4000
Respuestas % total
SDB
20.51
27.29
Téngase en cuenta que los novicios y los profesos en formación
(incluido el quinquenio) que han respondido a la encuesta son el
20,51% del número total de miembros de la Congregación a 31
de diciembre de 2017 (incluidos los novicios). Novicios, miem-
bros en formación y acompañantes espirituales que han respon-
dido constituyen el 24,18% del número total de miembros de la
Congregación a 31 de diciembre de 2017 (incluidos los novicios).
1.2.1. Salesianos que han hecho la primera
profesión religiosa
10. En el 50 aniversario del Concilio Vaticano II, y después de
15 años de camino en el nuevo milenio, la Congregación salesia-
na tiene una disminución del número de neoprofesos (ver figura
01a, 01b, 01c). Estos números se han de leer junto a la reducción
significativa del número de los que dejan el noviciado antes de la
primera profesión: al tiempo que hay una disminución de novicios
hay también una subida en el número de los que hacen la primera

4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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30
Fig. 01a. Hermanos neoprofesos entre el 1996 y el 2016
Fig. 01b. Hermanos neoprofesos, coadjutores y aspirantes al sacerdocio, en
el periodo 1996-2016

4.2 Page 32

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31
Fig. 01c. Hermanos de votos temporales que han dejado la Congregación
(1996-2016)
Fig. 01d. Número de miembros de los Institutos Religiosos y Sociedades de
Vida Apostólica, y diferencia (1965-2015)

4.3 Page 33

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profesión. Desde 2011 hay una tendencia a la baja en el número
de abandonos de los que tienen votos temporales. Por tanto, la
Congregación tiene una efectiva y consistente renovación gene-
racional, que da a entender su vitalidad y su gran potencial, aun-
que no parece poder mantener la misma presencia y la consisten-
cia en todos los frentes educativos y pastorales. Los centenares
de nuevos miembros que abrazan la vida salesiana permiten a la
Congregación afrontar los retos educativos y pastorales y voca-
cionales de modo sólido; no obstante, los testimonios de estas
nuevas generaciones de salesianos indican que necesitan aten-
32
ción, apoyo y estímulos formativos que respondan a los retos de
hoy y a los nuevos contextos juveniles.
Figura 02. Distribución demográfica de los encuestados según Inspectorías
Los círculos rojos indican las áreas de mayor concentración de
respuestas (Bay 15)
1.2.2. Distribución demográfica
11. Casi un tercio de los jóvenes encuestados se encuentran
en la India (1235-30,9%); sigue Italia (292 – 7. 3% – donde hay
también muchos novicios y hermanos estudiantes de otras nacio-
nes y regiones), Brasil (205 – 5,1%), Filipinas (156 – 3,9 %), y la
República Democratica del Congo (145 – 3,6%). Siguen Kenya
(144 – 3,6%, con estudiantes procedentes de diversas naciones

4.4 Page 34

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e Inspectorías), Polonia (130 – 3,3%), Colombia (115 – 2,9% con salesianos estu-
diantes provenientes de diversas naciones e inspectorías), Timor Est (98 – 2,5%)
etc. (ver Bay, capítulo 1, tabla 04)2.
¿Qué supone esto en términos de recursos humanos para la Sociedad Salesiana
en los próximos veinte años?
Válido
Falta
Totale
RASS
RAFM
RASE
RAMI
RAMS
RMED
RECN
UPS
Total
No señalado
Frecuencia
1274
836
480
402
336
336
266
51
3981
19
4000
Porcentaje
31,9
20,9
12,0
10,1
8,4
8,4
6,7
1,3
99,5
0,5
100,0
Porcentaje
válido
32,0
21,0
12,1
10,1
8,4
8,4
6,7
1,3
100,0
Porcentaje
acumulado
32,0
33
53,0
65,1
75,2
83,6
92,0
98,7
100,0
Tabla 04. Encuestados según las regiones salesianas (frecuencias y porcentajes)
Abreviaturas: RASE Asia Este-Oceanía; RASS Asia Sur; RAFM Africa Madagascar; RECN Europa
Centro-Norte; RMED Mediterránea; RAMI Interamérica; RAMS América Cono Sur; UPS Visita-
duría Roma
Figura 01. Situación del muestreo por regiones y fases formativas
2 Tengamos presente que Italia, Filipinas, Kenia y Colombia tienen porcentajes altos debido a las comunida-
des interinspectoriales presentes en esos países..

4.5 Page 35

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1.2.3 Lengua
12. Más de la mitad de los encuestados (53%) utilizan la len-
gua inglesa. Están en contextos geográficos, socials, religiosos y
culturales muy diversos (India, Filipinas, Kenia, Nigeria, Tanzania,
Etipía, Malawi, Ghana, Vietnam, Australia, Sri Lanka, Zambia, Es-
tados Unidos de América, Indonesia, Israel, Cores, Ruanda, Gran
Bretaña, Irlanda, Tailandia, China, Austria, Malta, Myanmar, Pa-
pua Nueva Guinea, Eslovaquia, Sudráfrica, Timos Este, Japón,
Croacia, Alemania) El 10% usa el italiano.
34
Se suscitan alguna preguntas. ¿Qué diferencias y matices para
la formación hay que tener en cuenta con panoramas antropoló-
gicos y culturales de estas características? ¿Qué implicaciones
tiene esto para consolidar la identidad salesiana y la pertenencia
a la Congregación? Dado que la formación debe atender tanto a
la innovación como a la tradición, ¿cómo garantizar el acceso a
las fuentes históricas (estudio crítico de Don Bosco y de la Con-
gregación?)
Lengua
EN Inglés
ES Español
FR Francés
PT Portugués
IT Italiano
PL Polaco*
TOTALE
Frecuencia
2101
521
468
394
388
128
4.000
Porcentaje
52,5
13,0
11,7
9,9
9,7
3,2
100,0
Porcentaje
válido
52,5
13,0
11,7
9,9
9,7
3,2
100,0
Porcentaje
acumulado
52,5
65,6
77,3
87,1
96,8
100,0
Tabla 07. Respuestas en base a la lengua del cuestionario (frecuencia y por-
centajes). Los cuestionarios contestados en polaco se han traducido a italiano
NB: Las respuestas en polaco se han traducido al italiano. Como
ya se ha indicado, hemos de tener en cuenta que un buen núme-
ro de respuestas italianas pertenecen a novicios y hermanos en
fase de formación inicial o de estudio en Italia.

4.6 Page 36

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35
Fig. 2. Respuesta según la lengua utilizada en el cuestionario(porcentaje)
Fig. 03. Encuestados en base a la etapa de formación (porcentaje) (Bay 36)

4.7 Page 37

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1.2.4 Edad
13. Si excluimos los acompañantes espirituales, estamos ante
una franja de edad entre 20 y 30 años, principalmente de Áfri-
ca-Madagascar, Asia y Oceanía (Fig. 03). Los datos de la Sede
Central Salesiana señalan que salesianos+novicios el 31 de di-
ciembre de 2017, menores de 35 años eran 3.355; en la encuesta
aparecen 2.726, es decir, el 81% del número total. Estos datos
son esperanzadores, si los relacionamos con los 2751 salesianos
con más de 75 años en el mismo periodo, pues indica que hay
36
un buen recambio generacional. Sin embargo, si miramos estos
datos por regiones, como se muestra en el gráfico (fig. 3a), hay
desequilibrios significativos.
Fase formativa
Prenoviciado
Noviciado
Posnoviciado
Tirocinio
Específica teología
Específica coadjutores
Sac. Quinquenio
Acompañantes

4.8 Page 38

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37
del análisis de los sujetos de la muestra ** (N=4000)
del ufficio anagrafe del cómputo total de SDB N=14758)
Edad en clases
* novicios incluidos; **prenovicios incluidos
Fig. 3a. Grupos de edad que han respondido por Región**, incluidos prenovicios y novicios. De la base
de datos central (número total de salesianos, incluidos los novicios = 14.758 a 31 diciembre 2017)

4.9 Page 39

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14 Invertir en las generaciones más jóvenes tiene una impor-
tancia decisiva para el presente y el futuro de la Congregación,
camino para afianzar la fidelidad y la fecundidad vocacional.
Además, se puede ver que los acompañanates espirituales (fig
04) tienen edades diversas, con un porcentaje alto en la franja
de edad entre 40 y 50 años. El 27,4% de ellos se encuentra en
la región de Asia meridional y el 16,9% en África-Madagascar.
Casi la mitad (48,3%) ha respondido en inglés. Hay otra franja
generacional significativa de mayores de 70 años, poco menos
38
de un centenar, de los que más de la cuarta parte se encuentran
en América, un quinto en la región de Asia Meridional y un quinto
en África. Constituyen un grupo significativo de personas, activas
y apreciadas por su experiencia, confianza y sabiduría.
Fig. 4. Acompañantes espirituales según franja de edad
1.3 EL PRESENTE DOCUMENTO
15. Ya quedó dicho que el libro de Bay no hace una interpretación
de los datos sino que solo da una primera síntesis de los mismos.
El trabajo de interpretación se ha realizado por los Dicasterios
de la Formación y de la Pastoral Juvenil, con la ayuda de un gru-
po cualificado de salesianos. Esto no impide que otros expertos

4.10 Page 40

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se dediquen a estudiar con más profundidad los datos de la in-
vestigación abordando temas específicos como la relación entre
interculturalidad y acompañamiento; también es posible una in-
terpretación de los datos desde la perspectiva psicológica o ha-
ciendo un análisis textual de los términos más utilizados en cada
etapa de formación, como el tirocinio o quinquenio...
El grupo de expertos realizará estudios para profundizar sobre
los datos, facilitando ulteriores estudios, retomando temas como
interculturalidad y acompañamiento, interpretación de cuanto
emerge de la investigación desde un punto de vista psicológico,
39
análisis textual de los elementos que se repiten en algunas etapas
específicas como el tirocinio y el quinquenio, etc.
16. La interpretación de los Dicasterios de la Pastoral Juvenil y
de la Formación se expresa en el presente documento Acompa-
ñamiento personal salesiano. Orientaciones y Pautas
Este segundo esfuerzo interpretativo implica, a su vez, un movi-
miento de vuelta de grupos implicados en la investigación: herma-
nos en formación inicial, acompañantes, delegados inspectoria-
les de formación y sus respectivas comisiones. Para comprender
mejor este trabajo interpretativo, recurramos a la imagen de la
trigonometría: triangulación. La sinergia de tres puntos en pers-
pectiva permite comprender mejor la realidad que se analiza:
• La primera perspectiva es la de los datos expuestos en la in-
vestigación, que ha resultado ser más un censo que un muestreo,
dado el número elevado de encuestados en cada etapa.
• La segunda perspectiva es la de la experiencia de primera
mano de las realidades locales. El nivel regional tiene su impor-
tancia particular para anotar las peculiaridades que emergen en
cada región e intentar comprender las diferencias entre las diver-
sas áreas de la Congregación. Momentos privilegiados para este
trabajo son los encuentros anuales de las comisiones de forma-
ción regionales, los encuentros periódicos de las comisiones de
formación inspectorial, así como los encuentros de formadores
por fases formativas como los que han tenido lugar para directo-
res de comunidad y directores de centros de estudio de posnovi-
ciados durante el curso 2018-2019.
• La tercera perspectiva la ofrece la precomprensión del acom-
pañamiento personal salesiano que tiene todo salesiano. Esta
precomprensión pudiera entenderse como prejuicio que distor-
siona; pero no podemos evadirnos de nuestra precomprensión.

5 Pages 41-50

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5.1 Page 41

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El único modo de reacción es ser conscientes y comprometernos
en un proceso continuo de enriquecimiento, cambio y purifica-
ción, valorando los nuevos datos que nos llegan -y que es lo que
hemos descrito utilizando la imagen de la triangulación.
17. Datos, experiencias de primera mano y precomprensión sa-
lesiana se encuentran en el método de discernimiento que ha es-
tructurado la investigación y que también estructura al presente
documento en sus tres partes:
40
1. Reconocer: esta primera parte explica el proceso de la es-
cucha (la investigación sobre el acompañamiento personal sa-
lesiano) y continúa señalando los temas emergentes de la in-
vestigación, organizándolos en torno a cuatro puntos: qué es el
acompañamiento espiritual personal, quién está implicado en él;
cómo se realiza; algunas mediaciones.
2. Interpretar: la segunda parte puede verse como el fruto de
la triangulación que se ha comentado; interpretar los datos en
sintonía con la experiencia de primera mano en las realidades
formativas a nivel regional e inspectorial, sobre la base de la pre-
comprensión salesiana, iluminada por el reciente magisterio de la
Iglesia y por el carisma y la tradición salesiana.
3. Elegir: La tercera parte define estrategias y líneas de acción
sugeridas por la interpretación de los datos. Las orientaciones
que se ofrecen sirven como estímulo para la reflexión, el debate
y la renovación, con el objetivo de lograr que el acompañamiento
personal salesiano sea todavía más fecundo en el camino de la
fidelidad vocacional.
18. Todo esto pudiera parecer demasiado ambicioso, y en rea-
lidad lo sería si se tratase sólo de un texto impreso. Pero, en rea-
lidad, este documento es solo un paso dentro de un camino más
largo, en el que se han visto involucrados miles de personas, en
torno a un tercio de la Congregación.
El hecho de la implicación en la investigación es ya parte impor-
tante del cambio iniciado. Nuestra esperanza es que este proceso
continúe, implicando cada circunscripción, comunidad y hermano.
En realidad, no se trata de añadir otras cargas al trabajo ordinario,
que ya es exigente. Se trata de recuperar la riqueza y la belleza de
un tesoro que ya forma parte de nuestra vocación, un don carismá-
tico que puede hacernos más fieles a Don Bosco y a los jóvenes de
nuestro tiempo, comenzando por aquellos que se sienten llamados a
compartir nuestra vida, sin excluir a los jóvenes a los que hemos sido

5.2 Page 42

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enviados. Porque, como se verá claramente, hay estrecha relación
entre formación y misión, entre la calidad del acompañamiento es-
piritual en los procesos de formación inicial y la calidad de dicho
acompañamiento en la Pastoral Juvenil y en la animación y en la
formación de los seglares que comparten la misión salesiana.
19. Este estudio también ofrece datos importantes sobre la
diversidad entre las regiones, que se pueden contrastar tanto
con los resultados globales como con los propios de cada re-
gión. Este documento, sin embargo, no puede entrar de lleno en
estas variaciones y ha de ser objeto de estudio a nivel regional;
41
de modo particular, los centros regionales de formación perma-
nente, las comisiones regionales de formación y las comunida-
des de formación interinspectorial.
20. El artículo 119 de nuestras Constituciones, -el último de la
tercera parte dedicada a la formación que es, a su vez, síntesis
y clave interpretativa de toda la tercera parte- ofrece una buena
interpretación del fruto del acompañamiento personal salesia-
no: formación permanente como actitud habitual y mentalidad.
Leído junto a R 99, indica también que el acompañamiento es-
piritual no es algo reservado a los años de formación inicial -lo
mismo que la formación no es algo que ‘termina’ con la última
etapa de la formación inicial-.
Art. 119 Formación permanente como actitud personal
Al vivir en medio de los jóvenes y en relación constante con
los ambientes populares, el salesiano se esfuerza por discer-
nir en los acontecimientos la voz del Espíritu, adquiriendo así
la capacidad de aprender de la vida. Atribuye eficacia for-
mativa a sus actividades ordinarias y aprovecha también los
medios de formación que se le brinden.
Durante el tiempo de actividad plena, encuentra ocasiones
para renovar el sentido religioso-pastoral de su vida y capa-
citarse para hacer su trabajo con más competencia.
Se siente, además, llamado a vivir con preocupación forma-
tiva cualquier situación, pues la considera tiempo favorable
para crecer en su vocación.
Como la formación, también el acompañamiento espiritual es
permanente, durante toda la vida, y ha de convertirse en actitud
y hábito personal que se mantiene. Este es el gran proceso en el
que se integra el presente documento, como una pequeña apor-
tación que pueda ser de utilidad.

5.3 Page 43

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42

5.4 Page 44

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2. Temas emergentes
21. En el capítulo anterior se ha descrito el proceso que ha te-
43
nido este documento, señalando algunos elementos generales de
los encuestados. En este capítulo presentaremos algunos temas
que emergen en la investigación, dejando la interpretación a la
parte II. Estos temas se han organizado en torno a cuatro núcleos
ya señalados: 1) los actores principales del acompañamiento es-
piritual personal; 2) la concepción predominante de acompaña-
miento espiritual personal en quienes son acompañados y sus
acompañantes; 3) lo que acontece realmente en el acompaña-
miento espiritual personal salesiano; 4) el papel desempeñado
por parte de algunas mediaciones e instrumentos.
Recordamos una vez más que el focus de la investigación ha
sido el acompañamiento espiritual personal en los procesos de
formación inicial salesiana. Este punto de mira arroja luz sobre
elementos relacionados como, por ejemplo, el coloquio con el di-
rector, el acompañamiento espiritual comunitario, el sacramento
de la Reconciliación, las valoraciones periódicas (escrutinios) y el
papel de la comunidad en su conjunto.
2.1 PERSONAS IMPLICADAS EN EL
ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL PERSONAL
22. Los principales actores del acompañamiento espiritual per-
sonal son los jóvenes acompañados, sus acompañantes espiri-
tuales, los equipos de formadores y las comunidades. Los datos
objetivos referidos a números y porcentajes ya se han presenta-
do; aquí intentamos identificar los temas que emerjen, así como
de otros elementos presentes en la respuesta a los cuestionarios.

5.5 Page 45

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2.1.1 Una Congregación joven
La franja de edad 20-30 años
23. Resalta un primer dato: la Congregación Salesiana, en su
conjunto, muestra un rostro joven, más de lo que ordinariamente
nos imaginamos. El número de salesianos que han respondido al
cuestionario -aquí excluimos a los prenovicios e incluimos a los
novicios y a aquellos que hacen el servicio de acompañantes- es
del 24,18% del total, algo menos de la cuarta parte de los 14.660
44
miembros de la Congregación, según los datos del 31 de diciem-
bre de 2017, incluidos los novicios.
Si excluimos a los acompañantes, los encuestados son jóvenes, la
mayor parte en la fase de edad que el Sinodo del 2018 ha tenido en
cuenta al estudiar “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”:
“Excluyendo los acompañantes espirituales nos encontramos que
los encuestados se encuentran en su mayoría entre los 20 y los 30
años, especialmente africanos y asiáticos (cf figura 03). Los datos
oficiales de SDB+novicios menores de 35 años son: 3355; y en la
encuesta son 2726 (sin contar los prenovicios). Por tanto, en torno
al 81% de hermanos y novicios tienen menos de 35 años) (Bay 15).
24. Ya hemos visto la distribución de jóvenes hermanos según
las diversas etapas formativas. Tengamos presente que la distri-
bución está influenciada también por la duración diversa de estas
fases: prenoviciado de un año como máximo; 1 año de noviciado;
de 2 a 4 años de posnoviciado; 2 ó 3 años de tirocinio; 4 años
para la formación específica al sacerdocio; 2 años para la forma-
ción específica de salesianos laicos.
Por tanto, los datos del archivo central de la Congregación el
31 de diciembre de 2017 eran los siguientes: 521 prenovicios;
435 novicios; 942 posnovicios; 676 tirocinante; 740 aspirantes al
sacerdocio en formación específica; 68 salesianos laicos en for-
mación específica; 966 sacerdotes salesianos en el periodo de
quinquenio (Bay 24). Naturalmente, el número relativamente redu-
cido de salesianos laicos en el conjunto de la formación inicial3 se
refleja también en el periodo de la formación específica. Además,
el número limitado de salesianos laicos limita también la interpre-
tación de las respuestas, condicionada por las relaciones de los
porcentajes cuando los números de los encuestados son bajos y
se comparan con grupos más numerosos.
3 214 a 31 de diciembre de 2015: cfr ACG424 (2017) 73.

5.6 Page 46

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Cambios geográficos y lingüísticos
25. Otro rasgo de la Congregación que aparece es su interna-
cionalidad, además del evidente cambio de baricentro geográfico
y lingüístico que se está dando. Se refleja también el impacto de
los grandes proyectos misioneros de la Congregación como el
Proyecto África.
Las respuestas al cuestionario proceden de 61 países, distribui-
dos en 8 circunscripciones, agrupadas, a su vez, en 7 regiones.
45
El cambio geográfico es evidente cuando vemos la distribución
continental, representada aproximadamente con las regiones sa-
lesianas. Comencemos considerando el grupo con mayor repre-
sentación en el cuestionario, que son los posnovicios: el 76,7 %
proviene de África Madagascar, Asia y Oceanía (34,9% de Asia del
Sur, el 28,2% de Áfica, el 13,6% de Asia Oriental Oceanía). Estas
son las tres regiones con el crecimiento vocacional más significa-
tiva, con África-Madagascar a la cabeza. Tres cuartas partes del
número total de posnovicios provienen de estas regiones.
26. Por lo que se refiere al factor lingüístico, se puede anotar
que el 53% de las respuestas han sido en inglés.
Las implicaciones de este cambio geográfico y lingüístico en la
formación tienen que ser estudiadas cuidadosamente. De cual-
quier modo, es importante señalar que la mayor parte de los en-
cuestados considera la interculturalidad como un don, sin olvidar
las dificultades y retos que ésta conlleva.
27. Es interesante resaltar que el mayor aprecio por la interna-
cionalidad e interculturalidad viene de los novicios y hermanos de
la región de África-Madagascar, donde la formación se desarrolla,
de modo ordinario, en la misma Región. Es cierto que hay mucha
diversidad solo dentro de este continente.
La interculturalidad es un reto para quienes ofrecen el servicio
del acompañamiento, llamados a respetar, reconocer, aceptar y
acoger la diversidad. También en este asunto se deben evitar las
suposiciones fáciles. No se puede dar por supuesto, por ejem-
plo, que un formador perteneciente a un grupo cultural concreto
sea capaz de comprender y relacionarse sabiamentente con los
miembros de su propio grupo cultural. La capacidad de compren-
der a las personas necesita mucho más que el simple hecho de la
misma procedencia étnica o nacional.

5.7 Page 47

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Es alentador que los acompañantes espirituales salesianos
consideran de modo positivo el fenómeno de la interculturalidad
en nuestros entornos formativos. “En general, las situaciones en
las que hay diferencias de origen cultural (por ejemplo, países,
lenguas, modos de expresarse, costumbres…) entre acompaña-
do y acompañante son percibidas por el acompañante, el cual
valora la incidencia de este aspecto en la dinámica del acompa-
ñamiento: el 13% la considera negativa o problemática, el 87% la
considera positiva y enriquecedora” (Bay 418).
46
Parece que una experiencia personal de interculturalidad -como
puede ocurrir mediante la formación o el trabajo misionero en
contexto cultural diverso- es un recurso importante para el guía
espiritual. El estudio muestra que el 91% de los hermanos que
han tenido esta experiencia considera positivas y enriquecedoras
las diferencias culturales entre ellos y aquellos a los que ofrecen
el servicio de acompañamiento (Bay 418).
2.1.2. Los acompañantes espirituales
28. El número de acompañantes espirituales que han respondi-
do a la encuesta es de 538. No podemos conocer el número total
de hermanos que ofrecen el servicio de acompañantes espiritua-
les y, en consecuencia, no se pueden señalar los porcentajes de
las respuestas respecto del total de los acompañantes, ni siquiera
de modo hipotético.
La edad de estos encuestados varía desde los 21 a los 91 años
-considerando el hecho singular que 26 tirocinantes han respon-
dido al cuestionario como guías espirituales- probablemente por
añadirse al cuestionario de los tirocinantes (Bay 379).
29. Puede resultar interesante confrontar los porcentajes de res-
puestas de los jóvenes en formación [A] (Bay 456) y la de los acom-
pañantes [B] en base a las regiones y compararlas con el total de las
respuestas recibidas de los jóvenes formandos [A] y de los acom-
pañantes [B]. Para Asia-Este-Oceanía, América Cono Sur y Europa
Centro-Norte el porcentaje es casi el mismo (por ejemplo América
Cono Sur los[A] formandos son el 8,4% del total y los formadores
[B] representan el 8,0% de los acompañantes que han participado
en la encuesta. Si consideramos las regiones Interamérica y Medi-
terránea, [B] supera [A] en un porcentaje aproximando de 5 puntos
(por ejempolo, Interamérica [A] = 10,1% y [B] = 15,8%). Asia Sur y
África-Madagascar, sin embargo, tiene la situación al contrario (por
ejemplo, en Asia meridional [A]=31,9% y [B]=27,3).

5.8 Page 48

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Acompañantes espirituales que son directores de comunidad
30. El número de acompañantes espirituales que también son
directores de comunidad se eleva a 243, que corresponde al
45,16% del total de acompañantes que han respondido. De este
grupo, 119 son directores de casas de formación inicial (proba-
blemente sin contar a los directores de tirocinantes), y 42 son di-
rectores de noviciado (Bay 379). Los otros pueden ser directores,
pero no de los candidatos o jóvenes hermanos a los que ofrecen
el servicio de acompañamiento.
47
En cuanto a los directores de comunidad que son también
acompañantes espirituales (de hermanos de la propia comunidad),
la investigación señala que esto tiene lugar en el 75% de los pre-
novicios, el 93% de los novicios, el 64% de los posnovicios, el
55% de los tirocinantes, el 37% de los aspirantes al sacerdocio en
formación específica, el 28% de los salesianos laicos en formación
específica y el 37% en los sacerdotes del quinquenio (Bay 439). Si
no tenemos en cuenta el noviciado, podemos ver que hay una dis-
minución constante en el porcentaje de directores que son acom-
pañantes (de sus hermanos de comunidad en formación inicial).
Acompañantes espirituales que también son confesores
31. A partir de los datos de nuestro estudio, no es posible esta-
blecer cuántos acompañantes espirituales son al tiempo confeso-
res de los que acompañan. Sin embargo, podemos decir que para
la mayoría de los que han respondido a la encuesta, el sacramento
de la Reconciliación y el acompañamiento espiritual lo conside-
ran dos cosas distintas, dirigiéndose a personas distintas para la
confesión y para el acompañamiento espiritual . Pero aquí hay un
porcentaje menor cuando nos acercamos a las etapas finales de
la formación inicial (Bay 439). Así, un buen número de salesianos
del quinquenio y un número mayor de acompañantes espirituales
señalan que su confesor es también su guía espiritual.
Ayuda recibida del director, del acompañante espiritual
y del confesor
32. Por lo que se refiere a la ayuda recibida del director, del acom-
pañantes espiritual y del confesor, algunas tendencias aparecen con
claridad y de modo transversal en las distintas etapas formativas.
Si consideramos todos los consultados como un único grupo
-incluidos los acompañantes- distinguiéndolos sólo por la edad,
el confesor aparece como la figura más apreciada (55,92%), al-

5.9 Page 49

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canzando un valor máximo del 67% por parte de los acompa-
ñantes de mayor edad4. Si nos limitamos solo a los hermanos en
formación inicial, más del 80% manifiesta tener gran confianza en
el confesor, y declara que no es difícil hablar con él de lo que se
tiene en la conciencia (Bay 453).
El acompañantes espiritual viene a continuación en confianza, con
un índice de aprecio del 50,53%. Es interesante anotar, sin embargo,
que para el grupo inferior a 40 años -que corresponde a casi todos
los de formación inicial- el acompañantes espiritual recibe una valo-
48
ración positiva del 62% [2 puntos por encima del confesor (60%)].
En cuanto al director, todo el grupo (incluido los acompañantes)
manifiestan un aprecio de la ayuda recibida del 32,15%. Si se
considera la mayor parte de los consultados, es decir los meno-
res de 40 años, el índice de aprecio sube al 48,8%. Si se seleccio-
na el grupo de mayores de 50 años(=42% de los acompañantes
que han respondido) el índice de aprecio baja a 16,6%.
Aprecio del coloquio con el director
33. Parece que, en general, se aprecia el coloquio con el di-
rector, y se considera uno de los servicios más importantes asig-
nados a su papel de animación y guía de la comunidad. En las
respuestas a las preguntas referidas a las diversas encomiendas
asignadas al director, el coloquio se considera constantemente
-desde el posnoviciado a la formación específica- como una par-
te importante del papel del director en su servicio de acompaña-
miento espiritual personal (Bay 130, 182-183, 261, 306-307).
Esto va en sintonía con las respuestas a la pregunta sobre qué as-
pecto de su servicio como director no debiera descuidar. Los pos-
novicios ponen el coloquio en el cuarto lugar, seguido del servicio
de acompañante espiritual (Bay 130); los aspirantes al sacerdocio
que se hallan en formacion específica ponen el coloquio en segun-
da posición, al tiempo que señalan el servicio de acompañantes
espirituales en el sexto lugar (Bay 262); los salesianos coadjutores
en formación específica ponen el coloquio en segunda posición,
mientras no dicen nada sobre el servicio de acompañamiento es-
piritual (Bay 307). Es significativo anotar que sólo los tirocinantes
cambian el orden, poniendo el servicio de acompañante espiritual
en el cuarto lugar, seguido del coloquio en el séptimo.
4 Los datos y los porcentajes de los tres próximos apartados proceden de una parte de
la elaboración de los resultados que no se ha incluido en Marco Bay, Giovani salesiani
e accompagnamento. Risultati di una ricerca internazionale.

5.10 Page 50

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Preparación de acompañantes espirituales
34. En cuanto a la preparación para su servicio, el 78,6% (423)
de los acompañantes indica que ha aprendido de la experiencia,
el 57,1% (307) leyendo, escribiendo, reflexionando y meditando
personalmente; el 41,3% (222) buscando consejo y confrontando
su propia experiencia con la de los demás.
El 24,7% (133) señala la supervisión por parte de algún experto en
dirección espiritual (Bay 420). Para el 40,3% (205) de los acompa-
ñantes, su experiencia de ser acompañado espiritualmente es parte
49
de su estilo de vida, mientras que el 44,6% (227) manifiesta cierta
inercia en este tema. Paradójicamente, el 15,1% (77) de los acompa-
ñantes confiesa no haber madurado todavía una convicción y fuerte
motivación que les motive a crecer en esta dirección (Bay 403).
El 45,7% (246) informa de que ha recibido cierto nivel de pre-
paración formal para el servicio de acompañamiento espiritual.
Esta preparacion, según cada caso, consiste en licenciatura en
teología espiritual o pedagogía (formación de formadores), cur-
sos postgrado en psicología o teología espiritual, curso de for-
mación de formadores (UPS Roma), Escuela Salesiana de Acom-
pañamiento Espiritual (Quito), curso para directores (Don Bosco
Renewal Centre - Bangalore) y el curso de estudios salesianos
(Berkeley). Existen otros cursos breves, que duran en torno a una
semana, organizados por diócesis y congregaciones religiosas
sobre counseling y más específicamente counseling pastoral, di-
rección espiritual, etc (Bay 419-420).
Hay que tener en cuenta que esta preparación formal indicada
es de tipo muy variado. Algunos de los cursos están dirigidos al
mundo académico y a la preparación intelectual, otros se cen-
tran en la adquisición de competencias y habilidades; otros, sin
embargo, promueven principalmente el cambio y el crecimiento
personal de la persona del formador (ver ACG 426 [2018] 40-42).
2.1.3 Acompañamiento comunitario
El deseo de la presencia y cercanía de los formadores
35. Cuando se pregunta a los encuestados sobre sugerencias
para “cambiar o mejorar el modo en el que se realiza la formación”,
aparece con una insistencia grande, procedente de todas las áreas
lingüísticas, la necesidad de mejorar la cercanía en la relación entre
formadores y formandos. Nuestros jóvenes, procedentes de todo

6 Pages 51-60

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6.1 Page 51

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el mundo, piden a sus formadores que estén presentes en los mo-
mentos no formales, que estén dispuestos a compartir con since-
ridad, a acortar las distancias, a favorecer la amistad, a construir
relaciones ricas de confianza, a crear un clima de familia.
Es evidente que el ambiente de la comunidad influye notable-
mente en el crecimiento vocacional y, de por sí, ya es un acom-
pañamiento. No sustituye el diálogo espiritual personal, pero con-
diciona mucho la eficacia de este encuentro, como ha insistido el
reciente Sínodo sobre los jóvenes (DF 95-97).
50
El ambiente de la comunidad no siempre favorece
36. Atendiendo a los datos presentados, aparece con cierta
frecuencia que el ambiente de la comunidad no siempre favorece
el acompañamiento personal.
Hablando de los prenovicios, por ejemplo, Bay anota: “Un grupo
interesante en torno a la cuarta parte de los que han respondido
(24,9% (110), habla [con hermanos que pertenecen a la comunidad]
solo de una a tres veces al mes o pocas veces al año” (Bay 62).
También es interesante ver la importancia de la comunidad para
quienes se encuentran en el otro extremo del arco formativo: el
quinquenio. En todas las áreas lingüísticas aparece de modo insis-
tente la importancia dada al compartir, al intercambio y al encuen-
tro entre hermanos, jóvenes y seglares que participan en la misión;
también en esta etapa formativa aparecen las dificultades en las
relaciones, sobre todo entre hermanos de la misma comunidad.
Variaciones según la región
37. Puede ser esclarecedor ver algunas diferencias regionales
y de lengua en las respuestas del quinquenio, en lo referente a las
dificultades asociadas a la vida comunitaria:
ITALIANO: demasiado trabajo y soledad, con pocas posibilida-
des de compartir con los hermanos debido a la distancia genera-
cional, que lleva al individualismo y a la sectorialización.
INGLÉS: demasiado trabajo y dificultades de relacionarse con
los ancianos, que deriva en incomprensiones y conductas contra-
rias a la vocación salesiana.
FRANCÉS: incomprensiones, prejuicios, problemas de comu-
nicación.

6.2 Page 52

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POLACO: distancia generacional y escasa apertura por parte
de los hermanos ancianos, con una ‘diocesanización’.
PORTUGUÉS: salto generacional, conflictos de mentalidad, de-
masiado trabajo, incoherencias.
ESPAÑOL: mucho trabajo, junto a preguntas relativas al uso del di-
nero y al ejercicio de la autoridad, poco acompañamiento y diálogo.
Dimensiones de la comunidad.
51
38. No pocos del quinquenio hacen referencia al volumen de la
comunidad: si es una comunidad pequeña aumentan las dificul-
tades señaladas.
Aparecen también problemas típicos de las comunidades nu-
méricamente grandes, con el riesgo de despersonalización y de
empobrecimiento de los procesos de acompañamiento formativo.
2.2 CÓMO SE ENTIENDE EL ACOMPAÑAMIENTO
ESPIRITUAL PERSONAL
39. El sentido que se tiene de acompañamiento espiritual per-
sonal tiende a marcar, naturalmente, la propia experiencia. Es
importante prestar atención a lo que entienden los hermanos jó-
venes en formación y los acompañantes espirituales por acom-
pañamiento espiritual personal, y cómo creen que se relaciona
con otras formas de acompañamiento, como el coloquio con el
director y el sacramento de la Reconciliación.
2.2.1 Cómo entiende el acompañamiento quien
es acompañado.
Distinción entre acompañamiento espiritual personal y co-
loquio con el director.
40. El primer punto que aparece con claridad en nuestros jó-
venes en formación es la tendencia a distinguir entre acompaña-
miento personal y coloquio con el director. Los porcentajes de
quien sostiene con claridad esta distinción son los siguientes:
prenovicos 46%; novizi 46%; postnovizi 57%; tirocinanti 67%;
aspirantes al sacerdocio en formación epecífica 70%; salesianos
laicos en formación específica 71% (Bay 439).

6.3 Page 53

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Aquí también son interesantes las variantes regionales. Cuando
a los posnovicios se les pregunta si “el coloquio que tengo con la
persona responsable de la etapa formativa es distinto del acom-
pañamiento espiritual (son dos cosas diversas)”, los porcentajes
son los siguientes:
76% en la Mediterránea,
71% en la Europa Centro Norte,
61% en Asia Este – Oceanía,
59% en Interamérica,
52
54% en África - Madagascar y Sud Asia,
46% en América Cono Sur.
Aprecio por el acompañamiento espiritual personal
41. Un segundo punto interesante: quienes son acompañados
sienten, generalmente, aprecio sincero por el acompañamiento
espiritual personal. Muchos elementos que aparecen en todas las
etapas de la formación inicial reflejan la conciencia de que se tra-
ta de un tesoro que necesita ser recuperado y valorado.
El testimonio de los hermanos en el quinquenio merece la pena
reseñarse: el 89,80% (344 de los 383) considera que el acompa-
ñamiento espiritual es importante para su camino, también des-
pués de terminar la formacion inicial.
El acompañamiento es ‘espiritual’
42. Un tercer elemento que resalta, especialmente entre los
que están en las últimas etapas de la formación inicial, es el enfo-
que ‘espiritual’ del acompañamiento. Nuestros jóvenes hermanos
creen que el acompañamiento espiritual se ha de centrar princi-
palmente en aquellos aspectos que ayudan a la persona a crecer
en la vida espiritual y en su relación con Dios.
Así dicen los estudiantes de teología: “La atención en el en-
cuentro se dirige sobre todo a la vida de oración y al modo de
relación con Dios, los compromisos en la vida espiritual, etc en el
88,60% (468)” (Bay 225).
Podemos añadir que la palabra ‘Dios’ aparece 1607 veces en
las respuestas abiertas de los encuestados en formación inicial; y
los términos ‘Jesús’ y ‘Cristo’ aparecen 730 veces.

6.4 Page 54

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Atención al carisma
43. La vida en comunidad y la implicación en la misión apostó-
lica son factores muy significativos en los procesos de formación.
El crecimiento en el carisma salesiano es parte integrante del ca-
mino de acompañamiento espiritual, cuyo objetivo último es cre-
cer como discípulos de Cristo, según el modo de vivir marcado
por Don Bosco.
Esta investigación señala que la atención al carisma es particu-
larmente fuerte en el noviciado, y menos en las fases sucesivas.
53
El 95,9% de los novicios pone el amor a Don Bosco y a las mi-
siones salesianas en el segundo lugar, inmediatamente después
de la posibilidad de un mejor conocimiento de sí (97,5%) y antes
que el camino de crecimiento espiritual mediante el silencio, la
oración y la meditación (94,7%) (Bay 76)
También merece la pena resaltar que la ‘salesianidad’, general-
mente, es más apreciada en algunas regiones que en otras. Más
de la mitad de los encuestados en África-Madagascar, Asia-Es-
te-Oceanía y también en el UPS, han subrayado de modo posi-
tivo la ayuda recibida con el mayor conocimiento a Don Bosco y
con el estudio de las Constituciones (Bay 470).
Se puede añadir que la palabra ‘Bosco’ se repite 596 veces en
las respuestas abiertas de los formando, y 33 veces en las res-
puestas de los acompañantes espirituales.
Características del acompañamiento
44. Se da mucha importancia a sentirse a gusto en los encuen-
tros de acompañamiento espiritual, sin tener miedo de abrir el
corazón sobre cuestiones delicadas y personales (el 84% de los
estudiantes de teología).
Más importante todavía es la atmósfera de libertad (96% de los
estudiantes de teología, y también de los tirocinantes).
La libertad para elegir el acompañante es valorada con puntua-
ción alta (el 91% de los estudiantes de teología, 93% del quin-
quenio).
Los estudiantes de teología subrayan que la confianza y la aper-
tura (97%), la transparencia y la sinceridad con el acompañante
son importantes para ellos (95%).

6.5 Page 55

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La confidencialidad absoluta por parte del acompañante es
considerada de máxima importancia (94% de los estudiantes de
teología).
2.2.2 Cómo entiende el acompañamiento quien
acompaña
La ‘centralidad espiritual’ del acompañamiento
54
45. ¿Cómo entienden los acompañantes espirituales el acom-
pañamiento espiritual personal? ¿Qué valor le conceden?
Se pidió a quienes ofrecen el servicio de acompañamiento es-
piritual que se expresaran la “intensidad y calidad de las actitu-
des asumidas, vividas y practicadas por los acompañantes en el
‘acompañar’ a los otros”. Podían elegir entre 12 respuestas ce-
rradas, con una lista de actitudes positivas. La respuesta que ha
tenido más puntuación es la siguiente: “Creo que la tarea más im-
portante, también la más difícil, es la de saber ‘transmitir a Dios’,
es decir, ayudar a la persona a vivir siempre más consciente de
estar en la presencia de Dios. Serenidad, paz, misericordia, pa-
sión por los pequeños y los pobres, alegría interior... estos son los
signos de la ‘unión con Dios’ que quien acompaña debe experi-
mentar en sí mismo para poderlos comunicar” (Bay 391).
En las respuestas abiertas de los acompañantes, la palabra
‘Dios’ aparece 237 veces, la palabra ‘Jesús’ y ‘Cristo’ 43 veces,
mientras que la palabra ‘Bosco’ está presente 33 veces.
2.3 ¿QUÉ SUCEDE DURANTE EL
‘ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL PERSONAL’?
46. No podemos suponer que ‘lo que se piensa’ coincide sen-
cillamente con lo que ‘realmente sucede’. Por eso nos hemos
preguntado sobre lo que acontece realmente en el ‘acompaña-
miento espiritual personal’; hemos estado atentos a las indica-
ciones que pudieran revelar de diverso modo lo que sucede en
el acompañamiento espiritual personal dentro de nuestros proce-
sos de formación.

6.6 Page 56

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2.3.1 Algunos factores externos que condicionan
Iniciación al acompañamiento en el prenoviciado
47. Un primer punto significativo: más del 80% de los encues-
tados, incluidos los que prestan el servicio de acompañamiento
espiritual, señalan que la iniciación al acompañamiento en cuanto
tal se ha dado en el prenoviciado (Bay 438).
Sin embargo, una parte de los encuestados reconoce al mismo
tiempo, con porcentajes que varían de un tercio a la mitad, que
55
antes del prenoviciado había tenido alguna forma de acompaña-
miento (Bay 472-473).
Directores/encargados con tiempo escaso para
el acompañamiento
En segundo lugar, hay quejas de que los directores o responsa-
bles no siempre disponen de tiempo suficiente para el acompa-
ñamiento. Así, el 45,70% (403 sobre 882) de los posnovicios se-
ñala que el director tiene tantas cosas que hacer que no dispone
de tiempo para hacer el seguimiento espiritual. (Bay 131). Es más
sorprendente que el 31,40% (124 sobre 389) de los novicios diga
lo mismo sobre el maesto de novicios (Bay 49). El mismo proble-
ma se señala por el 46,10 % de los tirocinantes (Bay 184) y por el
37,90% de los aspirantes al sacerdocio en formación específica
(Bay 263) y por el 54,90% de los salesianos laicos en formación
específica (Bay 306).
Hemos de tener presente que el acompañamiento no siempre
coincide con el ‘acompañamiento espiritual personal’, pues el di-
rector no es siempre el acompañante espiritual elegido.
2.3.2 Directores como acompañantes
espirituales: tendencia a disminuir
49. Hemos señalado más arriba (sección 2.2.1) que nuestros
formandos tienden siempre a distinguir entre coloquio con el di-
rector y acompañamiento espiritual. La distinción, sin embargo,
no significa necesariamente separación: puedo distinguir cla-
ramente lo que es coloquio con el director de lo que considero
acompañamiento espiritual, y elegir la misma persona para los
dos servicios de escucha y de ayuda personal. Por ello, mientras
el 46% de los prenovicios hace esta distinción, el 75% de ellos
señala que quien es el encargado del prenoviciado es, al mismo

6.7 Page 57

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tiempo, su acompañante espiritual. En las etapas posteriores de
formación inicial, el 93% de los novicios dice que el maestro de
novicios es su acompañante espiritual; en el posnoviciado lo se-
ñala el 67%, los tirocinantes el 55%; y el 37% de los aspirantes
al sacerdocio en su etapa de formación específica, y el 28% de
salesianos laicos en formación específica hacen referencia al di-
rector de comunidad como su acompañante espiritual (Bay 439).
Si no tenemos en cuenta el dato de los novicios, vemos que los
jóvenes salesianos en formación inicial no solo tienden a distin-
56
guir entre coloquio con el director y acompañamiento espiritual,
sino que también tienden a que el acompañante espiritual sea
distinto del director de la casa.
2.3.3 Deficiencias en lo referente
a la confidencialidad y reserva-secreto
50. Hay un dato que resalta transversalmente en todas las re-
giones: la cuestión delicada de la confidencialidad respecto de lo
que se comparte en el acompañamiento personal. Ya hemos se-
ñalado que es un asunto de suma importancia (ver sección 2.2.1).
Sin embargo, muchos de los entrevistados tienen la impresión de
que lo que se comunica a un acompañante con frecuencia éste lo
comparte con otros.
El porcentaje de quienes señalan esto es alto en el prenovicia-
do: “El 87,9% (385) de los prenovicios ha subrayado la dificultad
grande de que los acompañantes utilicen la información dada por
el prenovicio en el diálogo con otros y, a veces, contra el preno-
vicio. Sólo el 12,1% (53) de los encuestados ha señalado que no
tienen dificultad en este aspecto” (Bay 63).
En el retos de fases formativas, los porcentajes referidos a la vio-
lación de la confidencialidad son más bajas: novicios 12,10% (47);
postnovicios 14,30% (78); tirocinantes 14,90% (78); estudiantes
de teología 13,40% (91); salesianos laicos en formación específica
25,5% (12 sobre 47); quinquenio 21,10% (79). Es interesante ad-
vertir que hasta el 16,7% de los acompañantes resalta esta dificul-
tad cuando comenta la experiencia de acompañamiento espiritual
personal vivida durante su formación inicial (Bay 408).
51. En varias reuniones de las comisiones regionales de for-
mación, durante el año 2018, había quien se preguntaba si estos
sentimientos habían sido más impresiones subjetivas que reales,
sobre todo considerando que los prenovicios tienden a ver la ad-

6.8 Page 58

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misión al noviciado con cierta aprensión, y con el temor de no
ser admitidos, lo cual puede condicionar su modo de valorar la
relación con los formadores.
Cualquiera que sea la opinión que podamos tener en este
asunto, no podemos ignorar el hecho de que el porcentaje de los
prenovicios que se expresan en estos términos no solo es muy
elevada (casi el 90%), sino que se observa transversalmente en
todos los países y regiones. Aunque fuera una impresión mera-
mente subjetiva, sería igualmente un indicador de la relación en-
tre formando, formadores y comunidad. Este es uno de los datos
57
de nuestra investigación que requiere una reflexión urgente y una
respuesta urgente.
2.3.4 Apertura y transparencia
52. Hemos visto que el 97% de los estudiantes de teología
considera la confianza, la apertura, la transparencia y la sinceri-
dad importantes en el acompañamiento espiritual (ver la sección
2.2.1). En realidad, sin embargo, de hecho no se da tal apertura.
A la pregunta si el acompañamiento espiritual es un momento
en el que se puedan compartir de modo libre los sentimientos,
las dudas, las alegría y las dificultades, se constata que se dan
valoraciones muy positivas en las dos regiones de Europa, en la
región de América y de Africa-Madagascar; las dos regiones de
Asia tienen valores más bajos de hasta 10 o 12 puntos del por-
centaje (Bay 476).
A la pregunta “¿Es el acompañamiento personal un momento
en el que te encuentras a gusto, sin miedo de abrir tu corazón so-
bre cuestiones muy personales?”, de nuevo, los valores más altos
se obtienen en las regiones Mediteránea y Europa Centro-Norte
(88,89%), mientras que los valores más bajos se registran en las
dos regiones de Asia (Bay 476).
A la pregunta si en el acompañamiento personal se cree que
basta compartir “lo estrictamente necesario”, una vez más las re-
giones de Asia junto con África-Madagascar tienden a decir que
sí: expresan aprecio hacia el acompañante pero no se manifiesta
plena confianza hasta el punto de informarle de todo ( Bay 477).
En otras palabras, hay cierta desconfianza que influye en la
apertura y transparencia en algunas regiones; este dato no está
tan presente en otras.

6.9 Page 59

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2.3.5 Otros aspectos problemáticos
53. Cuando analizamos otros aspectos problemáticos referi-
dos a la relación de acompañamiento, la diversidad entre las re-
giones se hace todavía mayor. No podemos dejar de subrayar la
diferencia clara y constante de al menos +9,14% entre los índices
procedentes de las dos regiones de Asia (el 43% de los encues-
tados) y los procedentes del resto de la regiones en los siguientes
elementos:
58
falta de confianza por parte del acompañante;
encuentros poco frecuentes;
capacidad limitada de escucha: el acompañante escucha las
cosas que le interesan y no las que el acompañado desea com-
partir;
incomprensiones;
demasiada atención a asuntos de carácter y de psicología;
miedo a abrirse por parte de quien es acompañado (Bay 482-
483).
2.3.6 Comportamiento externo al que
acomodarse
54. En muchos casos, la formación se identifica con acomoda-
ción a un conjunto de comportamientos, con el fin de adaptarse a
los standares con los que se valora la idoneidad de los formandos.
De hecho, el 29,8% (117 sobre 389) de los novicios señala que
la reglamentación minuciosa de cada momento del día deja poco
espacio a la iniciativa personal. Casi una cuarta parte, el 24,2%
(94), señalan que se sienten más observados y controlados que
acompañados. El 23,7% (93) afirma que el maestro de novicios
insiste tanto en la disciplina y la obediencia que provoca miedo y
temor, más que sinceridad y espontaneidad. Para uno de cada cin-
co (21%; 83 respuestas), el encuentro personal con el maestro de
novicios es más un deber que cumplir que un encuentro deseado
en el que compartir lo que se siente profundamente (Bay 85).
55. En la etapa del Posnoviciado los porcentajes son todavía
más altos: 393 de 885 (44,6%) dicen sentirse más observados y
controlados que acompañados, y que la fuerte insistencia sobre la
disciplina y la obediencia favorece el miedo más que la sinceridad
y la espontaneidad; el 42,7% (378) considera que el encuentro
con el director es más un deber que cumplir que un encuentro en
el que se pueda compartir lo que se siente realmente (Bay 131).

6.10 Page 60

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En cuanto a los tirocinantes, el 29% se siente más observado y
controlado que acompañado; el 26 % considera que la insisten-
cia en la disciplina y la obediencia conduce al miedo; el 36,2%
considera que el encuentro con el director es sobre todo un deber
que cumplir (Bay 185).
La etapa de formación especifica de preparación al sacerdocio
y de salesianos laicos en formación especifica ofrece los siguien-
tes datos: el 33,3%(221) de aspirantes al sacerdocio y el 44,9%
(22) de coadjutores se sienten más observados y controlados que
acompañados; y el 36,9% (250) de aspirantes al sacerdocio y el
59
46,9% (23) consideran el coloquio con el director más como un
deber que cumplir que como un momento en el que compartir lo
que se está viviendo realmente (Bay 263 y 308).
56. Se trata, en otras palabras, de un modelo de formación que
se sirve de una rígida disciplina y obediencia formal a un progra-
ma de obligaciones y eventos, como si esto abriese a una espe-
cie de vía del tren que facilita el logro de los objetivos bien claros
y definidos para cada etapa. Y entre las obligaciones señaladas
está también el coloquio mensual con el director o el responsable.
Desde el momento que hasta el posnoviciado coincide el colo-
quio con el acompañamiento en un grupo grande de formandos,
este último corre el riesgo de convertirse en uno de los comporta-
mientos a los que acomodarse para poder seguir adelante.
2.3.7. La superposición entre acompañamiento
y autoridad
57. De diversos modos y con ciertos grados de insistencia,
nuestros Reglamentos y la Ratio animan a que el servicio de
acompañamiento espiritual sea ofrecido por el responsable de
cada etapa formativa, al menos hasta el tirocinio incluido:
“Las comunidades formativas tengan un director y un equipo
de formadores preparados, sobre todo en la dirección espiritual,
que ordinariamente es realizada por el director mismo” (R 78, el
cursivo no está en el original)
“[El director] es responsable del proceso formativo personal de
cada hermano. Es también el director espiritual propuesto, no im-
puesto, a los hermanos en formación”. (FSDB 233, el cursivo no
está en el original)

7 Pages 61-70

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7.1 Page 61

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“El director [del posnoviciado] sigue la acción del maestro de
novicios. Con sabiduría y sensatez él anima el ambiente y el ca-
mino de la comunidad, sigue y ayuda a los postnovicios, particu-
larmente a través del acompañamiento personal y del coloquio,
de la dirección espiritual de conciencia y de las conferencias pe-
riódicas” (FSDB 417, el cursivo no está en el original).
Este solapamiento entre acompañamiento y autoridad resalta
transversalmente como una seria dificultad, precisamente por el
hecho de que es propuesto y recomendado como acompañante
60
espiritual y también como quien tiene las mayores responsabili-
dades en el proceso de admisión5.
La fusión de roles es tolerada en las fases iniciales
58. Nuestro análisis muestra que esta unión de roles es ad-
mitida mientras no puede ser evitada, pero se abandona por la
mayoría una vez que tiene la posibilidad de hacerlo, de ordinario
entre el posnoviciado y el tirocinio (ver 2.3.2).
También entre los novicios, donde el 93% reconoce que el maestro
es también su acompañante (Bay 439), da que pensar el hecho de
que más de la mitad (67,5%) vive esta situación con cierto malestar6.
Insistencia en la libertad de elegir acompañante
59. Hay notable convergencia en todas las áreas lingüísticas -y
en todas las regiones- acerca de la libertad de elegir el acompa-
ñante. Esto se manifiesta con especial fuerza cuando a los encues-
tados se les pide sugerir (en las respuestas abiertas) lo que piensan
que se ha cambiar para mejorar la calidad de la formación.
Existen, sin embargo, variaciones regionales. La mayor parte de
los prenovicios que piden no ser obligados a tener como acom-
pañante a su encargado, manifestando claramente algunos limi-
tes en sus formadores (falta de confianza, etc.), son de lengua
francesa y de lengua inglesa proveniente de África-Madagascar,
5 La FSDB propone al director/encargado como acompañante espiritual hasta el ti-
rocinio: ver 339, 345 (prenoviciado); 417, 420 (postnoviciado); 437, 438 (tirocinio). En
cuanto a la formación específica, solo dice: “[El director] cuide la animación espiritual
comunitaria y personal” (FSDB 490).
6 Aquí se corrige la afirmación de Bay 98 que dice: “Un grupo importante en torno al
tercio de los novicios, el 32,50% (127), indica que el formador/maestro y director espi-
ritual son la misma persona, mientras que para las tres cuartas partes, il 67,50% (264),
no es así”. La pregunta se refería a lo que causa dificultad o malestar: “Expresa, en tu
experiencia personal de acompañamiento espiritual salesiano personalizado, lo que
te ha suscitado malestar o dificultad”. 67,50% ha indicado como dificultad “el hecho
que mi formador/maestro y director espiritual sean la misma persona”. El 32,50% ha
indicado lo contrario, es decir, que no ha resultado problema o dificultad para ellos.

7.2 Page 62

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Asia y Oceanía (ver las respuestas a las preguntas abiertas sobre
lo que pudiera ser mejorado o cambiado: Bay 63-70).
60. Otra particularidad de tipo regional: la palabra ‘libertad’ se
repite con mucha más frecuencia en las respuestas a las pregun-
tas abiertas provenientes de Asia anglófona que en las provenien-
tes de otras regiones.
El deseo de una mayor libertad en la elección del acompañante
espiritual es manifestado explícitamente; y no pocos -especial-
mente en las tres etapas iniciales de formación- se quejan por el
61
hecho de que no haya tal libertad.
Dicho en positivo: la libertad de elegir el acompañante espiri-
tual es una de las características más apreciadas en las fases de
la formación específica, tanto para los aspirantes al sacerdocio
como para los salesianos laicos o coadjutores. A continuación
señalamos la respuesta de los estudiantes de teología a la pre-
gunta 16 referida a “Elementos que ayudan a la experiencia de
acompañamiento espiritual personalizado” (tengamos presente
que los encuestados han sido el 87% del total de los estudiantes
sdb en esa etapa formativa en 2017):
“Casi totalidad de los que han respondido al cuestionario (más
del 90-98%) pertenecientes a esta etapa formativa han indicado:
la confianza y la apertura de los profesos en formación especí-
fica hacia el acompañante el 96,7% (665 sobre 688), la actitud
positiva y de gran respeto por parte del acompañante el 96,1%
(661), el clima de libertad 95,9% (658) y la apertura confiada del
acompañante hacia el acompañado el 94,4% (645). Resalta que
el 90,5% (620) de los profesos en formación específica señalen
la libertad de elegir acompañante espiritual como un elemento de
ayuda para crecer” (Bay 278).
¿Cómo interpretar esta insistencia transversal sobre la liber-
tad de elegir el acompañamiento y las variaciones regionales en
este asunto?
2.4 EL PAPEL JUGADO POR ALGUNAS
MEDIACIONES
2.4.1 Las evaluaciones trimestrales (escrutinios)
61. Un tema sobre el que se han expresado con fuerza muchos
de los que han participado en la investigación es la evaluación

7.3 Page 63

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personal trimestral, que por su naturaleza debiera ser una ayu-
da para el crecimiento personal, que complementa al acompa-
ñamiento personal. Esta evaluación se puede describir como un
acompañamiento personalizado que hace la comunidad. “Una
forma de acompañamiento explícitamente prevista por la peda-
gogía formativa salesiana está constituida por los momentos pe-
riódicos de evaluación personal (“escrutinios”), a través de los
cuales el Consejo de la comunidad ayuda al hermano a evaluar
su situación formativa personal, lo orienta y lo estimula concreta-
mente en el proceso de maduración” (FSDB 261)
62
62. Sobre este tema, la investigación muestra fuertes y persis-
tentes críticas en todas las fases de formación, con variación de
porcentajes, pero siempre con cifras significativas.
“Para un tercio de los novicios, 30,3% (106), se siente más
como un juicio sobre el novicio, juicio no objetivo pues recoge
sólo alguna cosa que hace y no describe quién es la persona real-
mente. Además, más de un cuarto de los novicios, el 28,1% (106
de 377), sostiene la incidencia de los escrutinios en la admisión a
la profesión, provocando temerlos más desearlos” (Bay 106). Si
ya en el noviciado este instrumento de crecimiento es valorado
de modo negativo por más de un tercio, el problema no es ni per-
sonal ni aislado sino estructural.
El índice de la negatividad se eleva cuando llegamos al pos-
noviciado. Cuatro posnovicios de diez, es decir el 41,6% (366)
lo sienten [A] más como un juicio sobre uno, juicio no objetivo
pues recoge sólo alguna cosa que hace y no describe quién es
la persona realmente. Finalmente, más de la cuarta parte de los
posnovicios, el 27,9% (244 de 875), sostiene que [B] la incidencia
de los escrutinios en la admisión a la renovación de los votos lleva
al posnovicio a temerlos más que a desearlos” (Bay 158). Sobre
la misma cuestión, los porcentajes que salen de los cuestionarios
de los hermanos en tirocinio [A] 38,3% y [B] 31,9%, y para los
estudiantes de teología aspirantes al sacerdocio [A] 35.30% y [B]
27,5%.
63. Un análisis más detallado de las variaciones regionales pa-
rece también significativo. Sin embargo, los datos generales ya
constituyen una llamada de atención fuerte a toda la Congrega-
ción: para un número muy alto de formandos los escrutinios no
están sirviendo como la ayuda consistente para el crecimiento
que debieran ser.

7.4 Page 64

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2.4.2 Formas o rostros variados de la oración
64. Ya hemos visto que, en general, nuestros jóvenes en forma-
ción tienen gran aprecio a la oración y que muchos encuentran en
el acompañamiento personal una ayuda específica para el creci-
miento en la vida de oración.
Sin embargo, es interesane analizar las respuestas a varias ex-
presiones personales y comunitarias de oración. La Eucaristía co-
tidiana obtiene siempre la máxima puntuación, aunque es difícil
distinguir entre ‘cabeza’ y ‘corazón’, entre un valor que ha de ser
63
defendido -por principio o por fe- y el modo en que se vive la Eu-
caristía en la vida cotidiana. Vayamos a las respuestas referidas a
la oración personal, a la oración comunitaria, a la meditación y a
la Palabra de Dios:
Prenovcios
Novicios
Postnovicios
Tirocinantes
Estudiantes de teología cl.
SDB laicos form.espec.
Quinquenio
Oración
personal
74,60%
83,00%
73,80%
77,70%
74,90%
69,20%
74,20%
Oración
comunitaria
61,80%
Meditación
No se tiene
entre las 22
opciones
71,60%
65,00%
60,60%
52,40%
Palabra
de Dios
69,80%
No se tiene
entre las 22
opciones
68,20%
61,43%
42,23%
67,82%
57,90%
46,50%
73,20%
69,20%
59,60%
63,50%
62,10%
42,30%
68,20%
La tabla confirma en su conjunto el aprecio que hay por estas
formas de oración, especialmente la oración personal. Téngase
presente que Asia-Este-Oceanía es la región con puntuación
máxima en la valoración de la oración personal, la oración comu-
nitaria y la meditación (Bay 472).
65. Sin embargo, se aprecian también signos de cansancio.
Por ejemplo, miremos las respuestas del quinquenio acerca de
la liturgia de las horas, identificada como una de las dimensiones
de la vida de oración menos auténtica y menos animadora de
vida. Es un dato que nos hace reflexionar: ¿cómo es posible que
la liturgia de las horas, que es una de las formas de oración cons-
tante en las etapas de formación inicial, acabe por convertirse en
algo meramente exterior, no viva ni vivificadora?

7.5 Page 65

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¿Y qué decir de la meditación, cuya fidelidad cotidiana está ‘ga-
rantizada’ durante toda la formación inicial? Claramente, el hecho
de estar presente de modo constante no garantiza automática-
mente el crecimiento ni la apropiación de su valor y de su bondad
para el hermano. Se ayuda a la persona a escuchar y a reconocer
todo lo que acontece en su mundo interior mientras medita, hasta
el punto de poder activar el itinerario de crecimiento y madurar
convicciones profundas. En la tabla anterior, la meditación es la
forma de oración que tiene niveles más bajos en los indicadores.
64
2.4.3. El proyecto personal de vida
66. Otra mediación que puede resultar muy significativa en el
camino de acompañamiento personal es el proyecto personal de
vida.
Es significativo que el proyecto personal sea uno de los instru-
mentos a los que los acompañantes espirituales prestan mucha
atención. Este instrumento es el más apreciado (83,7%) por enci-
ma de otros intrumentos.
En la encuesta hay una pregunta en las diversas etapas sobre el
uso y aprecio de los métodos, técnicas, modelos para conocerse
mejor y crecer en la vida espiritual. Es interesante contrastar la
importancia dada al proyecto personal de vida y a los otros tres
instrumentos:
Novicios
Postnovicios
Tirocinantes
Estudiantes
de teología cl.
SDB laicos
form.espec.
Quinquenio
Proyecto
personal
de vida
78,20%
72,40%
64,20%
75,40%
76,60%
70,10%
Ejercicios
de análisis
personal y
evaluación
78,20%
68,80%
62,40%
69,30%
72,00%
65,40%
Journal
(diario)
68,80%
50,60%
47,80%
45,50%
45,70%
28,90%
Autobiografía
65,80%
38,60%
32,50%
39,80%
40,40%
28,50%

7.6 Page 66

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65

7.7 Page 67

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66

7.8 Page 68

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Segunda parte
67
Interpretar

7.9 Page 69

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7.10 Page 70

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3. Inspiraciones
que se encuentran
en nuestra tradición
3.1 LA ORIGINALIDAD DEL ACOMPAÑAMIENTO
69
ESPIRITUAL SALESIANO DE LOS JÓVENES
67. Vale la pena insistir en la peculiaridad del acompañamiento
espiritual salesiano de los jóvenes: se trata de un proceso com-
plejo, como señala el Sínodo del 2018 (DF 95-97). “Hay una com-
plementariedad constitutiva entre el acompañamiento personal
y el comunitario, que cada espiritualidad o sensibilidad eclesial
tiene que articular de modo original” (DF 95).
En la ciudad de Turín, en rápida expansión y con oleadas de jó-
venes en busca de trabajo, con muchos peligros para sus perso-
nas, Don Bosco encontró el campo al que es llamado y enviado.
Se dio cuenta de que, para poder ir adelante con su mision, debía
mostrar a esos muchachos que él era un ‘amigo’ en el que podían
confiar y al que podrían abrir libremente sus corazones. Se dio
cuenta de la importancia fundamental de hacer que cada joven se
sintiera a gusto, que se sintiera amado.
Mientras intentaba dar respuesta a tantas necesidades del gru-
po de jóvenes que acudían a su Oratorio Don Bosco se tomó en
serio la relación con cada uno de sus muchachos. Su objetivo
era preparar a los muchachos para la vida ayudarles a descubrir
el amor que Dios les tenía, apoyándose en su fe vivida en el día
a día. De este modo, el Oratorio se convirtió en una casa, una
parroquia, una escuela, un patio.
El siguiente gráfico muestra la originalidad y la riqueza de la
praxis de Don Bosco (Grech 251-254):

8 Pages 71-80

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8.1 Page 71

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LA PRAXIS DE DON BOSCO
EN EL ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL
ACERCAMIENTO
INFORMAL
ACERCAMIENTO
FORMAL
ORATORIO
AMBIENTE IDEAL PARA EL
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
70
GRUPO
INDIVIDUAL
68. La dirección espiritual practicada por Don Bosco es un itinera-
rio que se desarrolla en el ambiente y a nivel individual. No se limita al
encuentro periódico personal entre director espiritual e individuo que
busca acompañamiento. Don Bosco ha logrado un espléndido equi-
librio entre el ambiente y el nivel individual. Dentro de esta dinámica
básica, se pueden distinguir entre acercamiento formal e informal.
El formal es regular, se apoya en un acuerdo. A nivel de grupo
incluye retiros espirituales, vida litúrgica, catequesis y otros en-
cuentros, con intervenciones de diverso tipo, organizados (for-
males). A nivel individual, se expresa en el ‘encuentro personal’
entre director espiritual y la persona que busca acompañamiento.
El acercamiento informal tiene una expresión clara en la ‘pa-
labra al oído’. Se da de modo ocasional y puede implicar una
variedad de sujetos que participan y acompañan.
69. El proceso de acompañamiento espiritual se realiza en una
comunidad de fe, abierta a la acción de la gracia y del Espíritu
Santo, donde se da una red de encuentros formales e informales.
El encuentro regular y estucturado tiene mayor probabilidad de
ser transformador y fructífero, pero también es cierto que sin esas
intervenciones no formales y sin el ambiente favorable de la co-
munidad, la eficacia de los momentos formales sería más pobre e
incluso pudiera perderse.
Este tipo de praxis ‘holística’ nos ayuda a comprender todo el
tiempo que Don Bosco dedicaba a sus jóvenes. Para él, dedicar
unas pocas horas de la semana al diálogo personal no era sufi-

8.2 Page 72

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ciente. Su originalidad consistía en lograr un acercamiento global
e integral, que incluye las dimensiones grupal e individual, me-
diante encuentros formales e informales dentro del ambiente que
lo favorece (Grech c. 4; Giraudo 178-150).
El acompañamiento espiritual personal de Ignacio de Loyola
70. Resullta interesante ver la variedad de elementos que rela-
cionan la práctica de Don Bosco con San Ignacio y San Francisco
de Sales.
71
La praxis de dirección espiritual de Ignacio de Loyola está cen-
trada en encuentros individuales con un guía. Como Teresa de Je-
sús, Ignacio dio gran importancia al discernimiento de espíritus, en
el intento de establecer una relación sólida con Dios. Sus Ejercicios
Espirituales surgen de la reflexión sobre el propio camino espiritual y
exigen una clara opción por la introspescción y el examen de las mo-
tivaciones que hay detrás de cada opción. La propuesta de Ignacio
consiste en quitar los afectos desordenados y buscar el conocimien-
to de la voluntad de Dios a partir de esta libertad adquirida.
71. Los Ejercicios fueron un elemento central en el proyecto
formativo del Convitto Eclesiástico donde Don Bosco vivió tres
años decisivos de sus primeros pasos como sacerdote, donde ha
“aprendido a ser sacerdote”1. Don Bosco no solo hizo Ejercicios
anualmente, sino que los propuso a sus jóvenes desde el princi-
pio -pobres como eran en aquellos años- y ayudó regularmente
durante muchos años a Don Cafasso con los Ejercicios para gru-
pos de sacerdotes y de laicos en San Ignacio de Lanzo. Animar
los Ejercicios Espirituales de jóvenes y de gente sencilla era, de
hecho, uno de los cinco fines de la Congregación Salesiana en las
primeras Constituciones escritas por Don Bosco.
Francisco de Sales: amistad espiritual en el acompañamiento
72. San Ignacio influyó con fuerza en S. Francisco de Sales. De
hecho, en París eligió el colegio jesuita de Clermont, en contra de la
preferencia de su padre por el colegio de la Navarre. Cuando estu-
diaba en Padua acudió al jesuita Antonio Possevino como director
espiritual. Como joven obispo se confio al P. Fourier, director del
1 El Convitto fue fundado por Luis Guala bajo la inspiración de Pio Brunone Lanteri. El
mismo Lanteri era discípulos de Nicolaus von Diessbach, un jesuita seguidor de Al-
fonso María Logorio. Diessbach había preparado a Lanteri para la propagación de los
Ejercicios Espirituales de San Ignacio como instrumento privilegiado de apostolado.
Esta fue una de las intuiciones centrales del Convitto Eclesiástico en el que se formó
Don Bosco. Ver Buccellato 108-114.

8.3 Page 73

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colegio jesuita de Chambery. En su praxis, además de lo aprendido
de la tradición ignaciana añade el elemento de ‘amistad espiritual’.
“Quizas el rasgo que mejor caracteriza la dirección espiritual sa-
lesiana es el clima de amistad recíproca que se establece entre el
director y la persona dirigida. Me parece que se puede afirmar que
para Francisco de Sales no hay verdadera dirección espiritual si no
hay verdadera amistad, es decir, comunicación, influjo recíproco; y
se trata de una amistad que llega a ser verdaderamente espiritual”
(Alburquerque 29). “En el espíritu de la terminología de san Fran-
cisco de Sales... la palabra que expresa el modo y el estilo de ser
72
‘todo caridad’ del director espiritual en la dirección espiritual es
‘amistad’” (Struś 57); y la insistencia de Francisco de Sales sobre
la amistad constituye probablemente un hito con novedad decisiva
en la historia de la dirección espiritual en la Iglesia (Struś 40, 47-48).
La relación personal, elemento central en la praxis
de Don Bosco
73. Basándose en lo que había aprendido de la tradición ignacia-
na del Convitto, Don Bosco parece haber adoptado espontánea-
mente también el elemento salesiano de amistad y de relaciones
personales cálidas en la praxis de acompañamiento espiritual. “En la
dirección espiritual salesiana, el encuentro del director con el joven
no es algo secundario en el proceso, sino que es esencial para su
curación y su crecimiento.... Esta atención paterna o materna puede
referirse al modo extraordinario de dirección espiritual de san Fran-
cisco y santa Juana Francisca [de Chantal], en la que cual ‘tenían a
los alumnos en el corazón’” (McDonnell 79). La relación entre for-
mador salesiano y joven debe estar marcada por gran cordialidad,
porque la familiaridad lleva al amor y el amor a la confianza. Es decir,
que abre los corazones y los jóvenes expresan todo sin temor [...]
son claros en la confesión y fuera de la confesión, y se muestran dó-
ciles a todo lo que quiera encomendarles aquel que saben les ama”2.
Existe, de hecho, una gran resonancia entre la etimología de la
palaba acompañamiento y la familiaridad salesiana: acompañar
significa ‘ser compañero de viaje’, con el nivel de solidaridad que
nace del compartir el pan, del cum panis, y la resonancias que
suscita en el contexto bíblico-cristiano y en el nuestro salesiano.
Comunidad, grupo y acompañamiento personal
en Don Bosco
74. Además de las relaciones de amistad y cordialidad con los
2 Giraudo 154, citando G. Bosco, Due lettere da Roma, 10 maggio 1884.

8.4 Page 74

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jóvenes, Don Bosco cuidó la comunidad y la experiencia de gru-
po; aquí está su orginalidad. Lo encontramos bien expresado en
el Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil Salesiana (CdR),
cuando se señala que la comunidad educativa y pastoral (CEP)
está animada por el acompañamiento del ambiente, del grupo
y de cada persona3. En el contexto del acompañamiento de la
comunidad y del grupo, “el encuentro-coloquio tiene un valor y
una función particular. El diálogo restituye actitudes pastorales,
como lo vemos en el encuentro del muchacho Juanito Bosco con
D. Calosso, o aquel otro coloquio de Don Bosco sacerdote con
Bartolomé Garelli. La acción salesiana despierta en el joven una
73
colaboración activa y crítica en el camino educativo, a la medida
de sus posibilidades, opciones y experiencias personales: aviva
el deseo de diálogo y discernimiento; estimula a la interiorización
de las experiencias cotidianas, para descifrar sus mensajes; ani-
ma la confrontación y la actitud crítica; estimula la reconciliación
consigo mismo y la recuperación de la calma interior; alienta la
consolidación de la madurez personal y cristiana” (CdR 116).
Acompañamiento en el Aguinaldo de 2018
75. La originalidad y la peculiaridad del estilo de acompañamien-
to salesiano de los jóvenes viene subyada por Don Ángel Fernán-
dez Artime en su Aguinaldo de 2018 que cuyo tema es el acompa-
ñamiento: “Señor, dame de esa agua” (Jn 4,15) Cultivemos el arte
de escuchar y acompañar” (ACG 426). En primer lugar, como Don
Bosco, el acompañamiento salesiano no se limita a un momento
de diálogo personal, sino que integra este encuentro personal en
el ambiente educativo atractivo “rico de propuestas educativas y
de relaciones humanas” (ACG 426 29). En segundo lugar -que se
logra espontáneamente a partir del primer aspecto- el acompaña-
miento personal salesiano es una parte viva de nuestra pedagogía
espiritual de la relación, que llega a conquistar el corazón: “el tono
afectivo y la creación de confianza y simpatía” son condiciones
fundamentales del método educativo de Don Bosco (ACG 426 29).
El Papa Francisco corrobora todo esto para la Pastoral Juvenil:
“se debe privilegiar el idioma de la proximidad, el lenguaje del
amor desinteresado, relacional y existencial que toca el corazón,
llega a la vida, despierta esperanza y deseos. Es necesario acer-
carse a los jóvenes con la gramática del amor, no con el proseli-
tismo” (CV 211).
3 En la Exhortación apostólica postsinodal, Papa Francisco dice que la Iglesia está
creciendo dándose cuenta de que es la comunidad entera la que evangeliza a los
jóvenes (CV 202).

8.5 Page 75

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3.2 ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL SALESIANO
EN LOS PROCESOS DE FORMACIÓN
3.2.1 La praxis de Don Bosco se refleja en los
procesos de formación
76. La originalidad y la riqueza de la paxis del acompañamiento
espiritual en Don Bosco se considera tanto en relación a la Pas-
toral Juvenil en la variedad de sus expresiones, como en los pro-
cesos que caracterizan la formación inicial. Así, comentando la
74
Ratio, en “Vocación y Formación”, D. Pascual Chávez anota que
el acompañamiento en la formación “no se limita al diálogo indi-
vidual, sino que se trata de un conjunto de relaciones, un ambien-
te y una pedagogía, propios del Sistema Preventivo” (FSDB 258;
ACG 416 44-45). El acompañamiento comunitario juega un papel
importante en la comunicación vital de los valores salesianos. Na-
turalmente, este acompañamiento tiene que ser personalizado y
para ello hemos de garantizar que se dé “la presencia y la dedica-
ción de personas comprometidas en la formación, así como su
preparación y la unidad de criterios” (ACG 416 45).
3.2.2 El Sistema Preventivo y los procesos
de formación
77. El Sistema Preventivo es nuestro modo de hacer las cosas;
y es, al mismo tiempo, una espiritualidad y una metodología pas-
toral. Es, en el fondo, nuestro modelo de formación.
El famoso trinomio del Sistema Preventivo se puede aplicar a
las disposiciones fundamentales en el acompañamiento: la aco-
gida que se refiere al amor, la pedagogía que se refiere a la razón
y la mistagogia que se refiere a la religión.
78. La acogida supone valores como la aceptación incondi-
cional, la lealtad, el respeto y la confianza, la escucha paciente,
la sensibilidad hacia el otro, una relación llena de humanidad y el
objetivo del crecimiento integral. En el centro de la educación y
de la formación está la persona en su singularidad y concreción4.
“La primera sensibilidad o atención es a la persona. Se trata de
escuchar al otro que se nos está dando él mismo en sus palabras.
El signo de esta escucha es el tiempo que le dedico al otro. No es
4 Este es uno de los aspectos fundamentales en la dirección espiritual de San Francis-
co de Sales. Ver Alburquerque 23.

8.6 Page 76

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cuestión de cantidad sino de que el otro sienta que mi tiempo es
suyo: el que él necesita para expresarme lo que quiera. Él debe
sentir que lo escucho incondicionalmente, sin ofenderme, sin es-
candalizarme, sin molestarme, sin cansarme” (CV 292).
Acogida significa mirar positivamente a la persona, escuchar,
comprometerse en el diálogo, hacer propuestas concretas para
el crecimiento y después acompañar los procesos de crecimiento
con paciencia, estar presente en los momentos claves de decisión
y de dificultad. La investigación hace ver que los jóvenes perciben
inmediatamente si sus formadores se dedican de todo corazón al
75
servicio de acompañamiento o si, por el contrario, están más pre-
ocupados por sus agendas personales. Un acompañante que está
demasiado preocupado de su tiempo difícilmente estará capaci-
tado para crear ambiente favorable para la acogida y la escucha.
El formador ayuda a la persona a ser ella misma, a saber correr
el riesgo de tomar las propias decisiones y de hacerse cargo de la
propia vida. Este clima de acogida es el que crea un espacio en el
que se siente seguro, donde los que están en formación encuen-
tran el valor de abrir sus corazones y confiar en sus formadores y
acompañantes. Es esta apertura, confianza y transparencia que
hace posible la adecuada atención a la dimensión humana, in-
cluida el área de la afectividad y de la sexualidad, y facilita que se
expresen las motivaciones y convicciones profundas.
La pedagogía supone partir de la situación en la que se en-
cuentra el joven, iniciando un camino, comprometiéndose en un
proceso, proponiendo objetivos y fases, ayudando a pensar de
modo cuidadoso y crítico, educando en la fe. Ponerse a la escu-
cha sincera de la historia de vida de cada persona en su unicidad
es el punto de partida del acompañamiento y supone buena ca-
pacidad de escucha por parte de quien acompaña a los candida-
tos, especialmente en las primeras fases de su recorrido vocacio-
nal. Hay una creciente diversidad y fragmentación en el mundo
de nuestros jóvenes, ligadas también a la experiencia familiar y a
contextos sociales en continua transformación. Acompañar a los
jóvenes partiendo del punto en el que se encuentra su libertad (C
38) es un arte pedagógica que requiere una sensibilidad salesiana
y una preparación específica. Se puede obtener gan ayuda en el
counseling, en la pedagogía y en las ciencias humanas, con una
preparación que debe implicar de lleno a la persona y a la expe-
riencia de vida de los formadores.
La mistagogia supone de despertar el deseo de la fe, ayudar a
las personas a tomar conciencia de su interioridad, en sintonía

8.7 Page 77

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con las preguntas profundas sobre el sentido, reconociendo la in-
habitación de una Presencia, verdadera iniciación a la experiencia
de Dios. El documento final del Sínodo sobre los jóvenes resalta
el ejemplo del diácono Felipe.
“El servicio del acompañamiento es una auténtica misión,
que requiere la disponibilidad apostólica de quien lo realiza.
Como Felipe el diácono, el acompañante ha de obedecer a la
llamada del Espíritu saliendo y abandonando el recinto de las
murallas de Jerusalén, figura de la comunidad cristiana, para
dirigirse a un lugar desierto e inhóspito, tal vez peligroso; y
76
esforzarse por alcanzar la carroza en la que viaja un foraste-
ro, encontrando el modo de entrar en relación con él, para
suscitar una pregunta que quizás espontáneamente nunca
hubiese sido formulada (cf. Hch 8,26-40)” (DF 101).
79. Todo esto es parte del rol materno de la Iglesia. Educar
quiere decir, participar con amor paterno y materno al crecimien-
to del sujeto, mientras se procura la colaboración con otros: la
relación educativa implica a varios agentes colectivos” (Viganó
ACG 337 13-14). El cuidado personalizado y la intimidad mater-
na se convierten en mistagogía (Giraudo 160).
La dimensión mistagógica requiere reconocer al acompañan-
te como a un mediador. Igual que para el Bautista, es el Señor
quien debe crecer mientras que el acompañante ha de disminuir
(cf Jn 3, 28-30). Las grandes cualidades del mediador son la
humildad y la abnegación. El acompañante humilde es de gran
ayuda; el acompañante centrado en sí es un gran peligro. “En
definitiva, acompañar requiere ponerse a disposición del Espíri-
tu del Señor y de quien es acompañado, con todas las propias
cualidades y capacidades, y después tener la valentía de hacer-
se a un lado con humildad” (DF101)
80. Las tentaciones de los acompañantes, muchas veces,
consisten en ocupar el puesto del Señor, aparecer como al-
guien especial, buscar seguidores y discípulos, pensar que todo
depende de él, o que los éxitos de quien está acompañando
son sus propios éxitos y que, al contrario, los fracasos son del
acompañado. También podría ser tentado de sustituir a la per-
sona acompañada -no respetando su libertad o su proceso de
crecimiento, tomando decisiones por él, traicionando la confi-
dencialidad, no logrando alentar la autonomía y, por el contrario,
creando dependencia. Los acompañantes, dice el Papa Fran-
cisco, “en algún momento tiene que desaparecer para dejar que
él siga ese camino que ha descubierto. Es desaparecer como
desaparece el Señor de la vista de sus discípulos y los deja

8.8 Page 78

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solos con el ardor del corazón que se convierte en impulso irre-
sistible de ponerse en camino (cf. Lc 24,31-33). De regreso a la
comunidad, los discípulos de Emaús recibirán la confirmación
de que verdaderamente ha resucitado el Señor (cf. Lc 24,34)”
(CV 296).
81. La dimensión mistagógica presupone un intenso amor a
Jesús por parte del acompañante. “No es lo mismo haber co-
nocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con
Él que caminar a ciegas, no es lo mismo escucharlo que ignorar
su Palabra, no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, des-
77
cansar en Él, que no poder hacerlo. No es lo mismo tratar de
construir el mundo con su Evangelio que hacerlo sólo con la
propia razón” (EG 266).
El amor hacia el Señor se alimenta con la oración. Para ali-
mentar el amor hay que dialogar con la persona amada: “Nues-
tra tristeza infinita se cura sólo con amor infinito” (EG 265). ”Con
el amigo hablamos, compartimos las cosas más secretas. Con
Jesús también conversamos… La oración nos permite contarle
todo lo que nos pasa y quedarnos confiados en sus brazos, y al
mismo tiempo nos regala instantes de preciosa intimidad y afec-
to, donde Jesús derrama en nosotros su propia vida. Rezando
«le abrimos la jugada» a Él, le damos lugar «para que Él pueda
actuar y pueda entrar y pueda vencer»” (CV 155).
La oración es fundamental para quien es acompañante espi-
ritual. “Sin momentos largos de adoración, de encuentro orante
con la Palabra, de diálogo sincero con el Señor, fácilmente las
intervenciones se vacían de significado, nos debilitamos con el
cansancio y las dificultades y el fervor se apaga” (EG 262).El
acompañante reza por aquellos a los que acompaña. Su oración
es una humilde petición al Espíritu para que ilumine y acompañe
a quien pide ser acompañado y para que ayude al acompañante
a superar sus límites. Cuando el acompañante no da valor a la
oración de intercesión, el acompañamiento pierde lentamente
su frescura y se hace rutinaria.
82. El acompañamiento, finalmente, se convierte en escuela
de santidad y logra frutos de alegría y auténtica felicidad, tanto
en quien acompaña como en quien es acompañado. “No tengas
miedo de la santidad. No te quitará fuerza, ni vida, ni alegría. Al
contrario, pues llegarás a ser lo que el Padre ha pensado cuan-
do te ha creado y serás fiel a ti mismo” (GE 32).

8.9 Page 79

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3.2.3 Sintonía entre espíritu de familia y
acompañamiento
83. En las Memorias del Oratorio y en las biografías de los mu-
chachos escritas por Don Bosco se observa la relación fuerte
entre el ambiente y el acompañamiento personal; no se puede
imaginar una cosa sin la otra. “La espléndida armonía entre na-
turaleza y gracia” que se manifiesta en nuestro fundador (C 21)
se refleja en el modo en el que ha desarrollado su misión entre
los jóvenes, con la espléndida armonía entre espíritu de familia y
78
acompañamiento personal que Magone, Besucco, Savio y sus
compañeros han experimentado en Valdocco.
Nuestra investigación confirma la importancia de la relación en-
tre un ambiente comunitario donde se respira el espíritu de familia
(ver C 16) y la atención que se ofrece a cada uno mediante las tres
formas principales de acompañamiento. Éstas se han realizado
unificadas en la persona de Don Bosco, que era superior, acom-
pañante espiritual y confesor. Se han dado muchos cambios en
la Congregación a la largo de la historia sobre el modo de anima-
ción de la comunidad y el modo de realizar el acompañamiento
personal, pero el valor de estos tres modos de acompañamiento
mantiene su importancia.
Director
84. En nuestra tradición, el papel del director está estrecha-
mente ligado a la experiencia pedagógica y espiritual del mismo
Don Bosco, y es bastante distinto de otros institutos religiosos.
Mucho de la figura del Director se puede encontrar en El direc-
tor salesiano -un ministerio para la animación y el gobierno de la
comunidad local (2019), que es una edición totalmente renovada
del Manual del Director, pedida por el CG27. A efectos de las
presentes orientaciones y pautas de acompañamiento, es sufi-
cente recordar que 1) el director es el acompañante espiritual al
servicio de la unidad de la comunidad comunidad religiosa y de
la comunidad educativa pastoral; 2) el director vela por la iden-
tidad carismática salesiana, favoreciendo el compromiso común
por la fidelidad creativa a Don Bosco, en el contexto y en la si-
tuación particular en la que la presencia salesiana está llamada a
encarnarse; 3) “tiene responsabilidad directa también sobre cada
hermano. Le ayuda a realizar su vocación personal” (C 55), sobre
todo mediante el coloquio personal (C 70). Este tipo de acom-
pañamiento conserva todo su valor también cuando es distinto
del acompañamiento espiritual personal, en el que se entra en
aspectos de la vida propios del fuero interno. Quien está llamado

8.10 Page 80

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a ser padre de la familia conoce al hermano y a los aspectos de
su vida que se reflejan en la vida de la comunidad y en la misión,
y tiene una responsabilidad especial en los momentos de dis-
cernimiento, peticiones y admisiones.
Confesor
85. El sacramento de la Reconciliación es un elemento de
importancia central en la espiritualidad y pedagogía de Don
Bosco. Más adelante señalaremos otros aspectos sobre el con-
fesor (sección 4,7) Aquí es suficiente anotar que esta forma de
79
acompañamiento, en la que el encuentro entre gracia y libertad
se expresa de modo más íntimo y sacramental, está en sinto-
nía total con el rol del director y del acompañante espiritual. Es
una armoniosa interacción de vida interior y de compromisos
externos, relaciones comunitarias e itinerarios personales, que
encontramos como el mejor apoyo para nuestro ‘camino de
santificación’ (C 25).
Acompañante espiritual
86. El acompañamiento espiritual personal, por su propia
naturaleza, necesita ser vivido en armonía sincera con el am-
biente comunitario, con el rol fundamental del director en el
acompañamiento de la comunidad y de los hermanos, y con
la experiencia sacramental de la Reconciliación. Cuanto mejor
es la integración armónica de estos dones, más rico será el ca-
mino de crecimiento vocacional. Damos mucha importancia a
la libertad personal, incluida la libertad de elegir aquel al que
podemos confiar nuestras experiencias más personales. Sin
embargo, esto no rebaja la sabiduría que nos ofrece nuestra
tradición acerca de la elección de un acompañante: alguien que
conozca nuestro carisma y los elementos propios de la marcha
de una comunidad salesiana. Nuestras relaciones con los de-
más y nuestro estilo de vida cotidiana son elementos que se
comparten en el acompañamiento personal. Puede ayudar el
hecho de que quien ofree el servicio de acompañamiento com-
parta la misma vida de comunidad, con su experiencia directa
y sin tener que depender totalmente de cuanto se le comunica
durante el diálogo de acompañamiento. Un director cuidadoso,
además, se preocupa de ayudar a los hermanos a valorar el
acompañamiento y a confiar en el acompañante espiritual.

9 Pages 81-90

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9.1 Page 81

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80

9.2 Page 82

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4. A la escucha del Espíritu
87. En el capítulo 2 hemos estructurado los datos de nuestro
81
ejercicio de escucha con la ayuda de cuatro preguntas: ¿Quiénes
están integrados en el proceso de acompañamiento espiritual?,
¿Qué entienden por acompañamiento espiritual personal?; ¿Qué
sucede realmente en el acompañamiento espiritual personal?;
¿Qué rol juegan algunas mediaciones? En el capítulo 3 nos he-
mos dejado iluminar e inspirar por la tradición salesiana y por las
recientes enseñanzas de la Iglesia.
Ahora podemos dar el segundo paso de nuestro ejercicio de
discernimiento espiritual, que es la interpretación: ¿qué nos dice
el Espíritu a través de lo que hemos escuchado? No seguiremos
el orden de las cuatro preguntas señaladas; dejemos que vayan
apareciendo los temas espontáneamente.
4.1 UNA FORMACIÓN INCULTURADA
Diálogo con la cultura de los jóvenes
88. Un primer elemento que emerge en nuestra investigación
es la invitación a dialogar con la cultura de los jóvenes, para ga-
rantizar una formación que sea inculturada. Se acerca a los jóve-
nes “en el punto en el que se encuentra su libertad” (C 38), que
implica también entrar en diálogo con su cultura, con su modo de
comprender la vida y sus modos de comunicación.
Si este es un reto para todos los salesianos, sin duda es de
máxima importancia para aquellos que se dedican al servicio de
acompañamiento personal, especialmente en las etapas iniciales
de formación. Es ahí donde se da el encuentro entre la vida sale-
siana y las nuevas generaciones que desean abrazarla, año tras
año, con nuevos rostros, dones, exigencias y desafíos.

9.3 Page 83

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Relacionarse con una cultura que es digital
89. Un elemento central en la cultura de los jóvenes de hoy es
el universo digital,
«El ambiente digital caracteriza el mundo contemporáneo. Am-
plias franjas de la humanidad están inmersas en él de manera
ordinaria y continua. Ya no se trata solamente de “usar” instru-
mentos de comunicación, sino de vivir en una cultura ampliamen-
te digitalizada, que afecta de modo muy profundo la noción de
82
tiempo y de espacio, la percepción de uno mismo, de los demás
y del mundo, el modo de comunicar, de aprender, de informarse,
de entrar en relación con los demás” (CV 86).
La mayor parte de los jóvenes en formación en la Congrega-
ción tienen entre 20 y 30 años de edad y, por tanto, son nativos
digitales, pertenecientes a la Generación Y; y más recientemente
a la Generación Z1.Han crecido en una cultura dominada por las
tecnologías de la comunicación virtual. Dentro de este contexto,
se han convertido en actores y guionistas, con su propia lengua
y su propio mundo de intereses. Se descubren y se reinventan y
exigen el derecho de navegar y dialogar en el cyberespacio. “La
vida nueva y desbordante de los jóvenes, que empuja y busca
autoafirmar la propia personalidad, se enfrenta hoy a un desa-
fío nuevo: interactuar con un mundo real y virtual en el que se
adentran solos como en un continente global desconocido. Los
jóvenes de hoy son los primeros en hacer esta síntesis entre lo
personal, lo propio de cada cultura, y lo global. Pero esto requiere
que logren pasar del contacto virtual a una buena y sana comu-
nicación” (CV 90).
En el proceso, uno de los riesgos es el de “hacer muy cercanos
a los que están más lejos y, al mismo tiempo, mantener lejanos a
los más allegados”. Con la hiperconectividad, paradójicamente,
la soledad no ha disminuido: fácilmente se llega a ser “solitarios
juntos”. Y, al tiempo, los jóvenes aprecian mucho el poder co-
nectarse con cualquiera y en cualquier momento. El desafío para
ellos es el de “pasar del contacto virtual a una comunicación bue-
na y sana” (CV 90).
90. Surgen también riesgos: pornografía, juegos de azar, cyber-
bullismo, peligros que se esconden en los chat-room, manipula-
ciones ideológicas...; y los jóvenes que aspiran a la vida salesiana
1 Según uno de los estudios, la Generación Y incluye a los nacidos entre 1980 y 2000;
los nacidos después del año 2000 pertenecen a la Generación Z .

9.4 Page 84

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y nuestros hermanos no están exentos de estos peligros. Quienes
ofrecen servicio de acompañamiento espiritual han de estar aten-
tos y capacitarse para intervenir adecuadamente cuando encuen-
tren estos obstáculos para el crecimiento, que se convierten en
tendencias y hábitos que terminan por crear dependencia.
91. Pero la tarea del acompañante no se limita a la utilización
sana y ética de la red. Para nosotros, la comunicación social es
un campo de acción entre las prioridades apostólicas de la misión
salesiana (C43). De nuevo, el Papa Francisco: “Pero los jóvenes
son capaces de crear nuevas formas de misión, en los ámbitos
83
más diversos. Por ejemplo, ya que se mueven tan bien en las re-
des sociales, hay que convocarlos para que las llenen de Dios, de
fraternidad, de compromiso” (CV 241). Creciendo como personas
animadas por la fe y profundamente enraizadas en el carisma sa-
lesiano, nuestros hermanos de la generación digital crearán len-
guajes nuevos mediante los cuales comunicarse con los jóvenes
de su edad y compartir la buena noticia del Señor Jesús.
Una cultura que no anima a compromisos definitivos
92. Las últimas generaciones, en general, encuentran dificultad
en asumir compromisos definitivos. Se caracterizan por un es-
tado de fluidez e incertidumbre, en el que la libertad se entiende
como posibilidad de acceso y de elección entre una gama indefi-
nida de oportunidades, siempre nuevas. Tal fluidez e incertidum-
bre conduce a un sentido difuso de miedo ante los compromisos
definitivos2. Al mismo tiempo, los nativos digitales son “grandes
buscadores de sentido; y todo lo que pone en sintonía con su
búsqueda de dar valor a la propia vida suscita su atención y mo-
tiva su compromiso” (IL 7). A pesar de la secularización, hay una
profunda hambre de Dios en los jóvenes de hoy.
93. Además, surge otra complicación en este asunto: en el ac-
tual escenario social, económico, político y cultural, el periodo de
la juventud varía mucho. “En algunos países medianamente uno
se casa, o elige el sacerdocio o la vida religiosa, incluso antes de
la edad de 18 años; mientras que en otros lugares esto sucede
después de los 30, cuando la juventud ya terminó. En muchos
contextos, la transición a la edad adulta se ha convertido en un
camino largo, complicado y no lineal, donde se alternan pasos
adelante y atrás, y la búsqueda de trabajo generalmente predomi-
2 Ver F. Cereda: ““La fragilidad vocacional. Orientación para la reflexión y propuesta
de intervención” ACG 385 (2004) 33-51, sección 2.1: Incapacidad para las decisiones
definitivas.

9.5 Page 85

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na sobre la dimensión afectiva. Esto hace que sea más difícil para
los jóvenes realizar elecciones definitivas” (IL 16).
94. Otros dos factores son: la idea dominante de libertad y el
capitalismo consumista. Cuando la libertad es entendida como
posibilidad de tener acceso ilimitado a oportunidades siempre
nuevas, y cuando esta viene reforzada por el capitalismo del con-
sumo, con la exhibición constante de gran variedad de opciones,
los jóvenes fácilmente son empujados a evitar opciones defini-
tivas que parecen limitar y restringir posibilidades en sus vidas:
84
“Hoy me decido por esto, mañana ya veremos”. O: “hasta ahora
soy feliz. Mañana, si cambian las cosas, ya veré”.
Relacionarse con la interculturalidad
95. Otro elemento decisivo es la interculturalidad. La distribu-
ción de los salesianos por todo el mundo no es sólo un dato geo-
gráfico, es una dinámica de internacionalidad única en su género.
Presentes en más de 133 países, estamos entre las congrega-
ciones religiosas más difundidas en el mundo. Esta realidad no
puede dejar de tener un impacto en el proceso de formación, en
particular lo referente al acompañamiento espiritual.
Hablando sólo en términos de diversidad, tenemos jóvenes
candidatos procedentes de grandes centros urbanos y otros de
remotas zonas rurales; algunos pertenecen a grupos de pobla-
ción mayoritarias o socialmente dominantes y otros proceden de
minorías étnicas; unos que tienen posibilidad de realizar procesos
de formación en la propia lengua y otros que han de esforzarse
en el aprendizaje de una segunda o tercera lengua; y así otras
particularidades. A ello se añade la diversidad regional, nacional,
cultural y económica, por no hablar de castas o de otros tipos de
clasificación más o menos sutiles que se dan en diversas partes
del mundo.
96. Ante esta diversidad, la Congregación anima explícitamen-
te a la interculturalidad, tanto en las etapas de formación inicial
como en otras situaciones3. ¿Qué tipo de formadores, acompa-
ñantes y equipos son necesarios para acompañar la diversidad y
la interculturalidad? ¿Cómo hemos de preparar a los formadores
y acompañantes? Y, sobre todo, ¿cómo puede la Congregación
gobernar con eficacia realidades interinspectoriales en las que
es creciente el número de casas de formación en todo el mundo,
3 CG27 75.5; Á. Fernández Artime, ACG419 (2014) 25-26; F. Cereda, “Favorecer las
comunidades internacionales” (GC27 75.5),” ACG (2019) 48-49.

9.6 Page 86

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cuando la mayor parte de sus actuales estructuras se hicieron
con la mente de horizonte inspectorial?
Además, la Congregación ha de tomar en consideración el he-
cho de que el 53% de los encuestados ha respondido en inglés.
Hemos de preguntarnos qué implicaciones tiene esto en nuestros
procesos de formación.
Por otra parte, si el aprendizaje de una lengua extranjera exige
dedicación y constancia, más exigente y necesaria es la apertura
al nuevo modo de comprender, valorar o no valorar las cosas,
85
comunicar lo que es típico de las nuevas generaciones. Esta mo-
dalidad de lenguaje, gramática y cultura requiere una disponibi-
lidad a escuchar, dialogar y aprender que no es menos intensa
de la que se pide a un hermano enviado a un nuevo país como
misionero ad gentes.
Construir puentes entre las culturas
97. Estamos asistiendo a una transición desde una noción de
cultura de tipo ‘clasicista’ a una de tipo ‘empírica’, a la idea de
que no hay una cultura normativa tal que pueda ponerse como
ideal al que tender4. Fe y carisma son realidades transculturales,
que necesitan encarnarse en la variedad de culturas de la huma-
nidad.
98. En tales situaciones, los formadores y acompañantes están
llamados a una inculturación, necesaria hoy más que nunca, a la
capacidad de crear puentes entre las distancias que separan a
las culturas diversas. Y esto, a nuestro entender, no es solo una
cuestión de conocimiento profundo de las culturas; se requiere
que toque también el interior de la persona del formador. La inte-
rioridad existencial espiritual del formador es el auténtico puente
entre las distancias culturales. Ningún formador o acompañante
espiritual puede conocer a fondo cada una de las culturas pre-
sentes en su comunidad, a menudo intensamente multicultura-
les, pero podemos esperar que crezca y siga creciendo de modo
maduro en su interior. De nuevo hay que recurrir a la imprescindi-
ble preparación y formación continua de los formadores, con una
sencilla y fuerte insistencia sobre el Sistema Preventivo, que sabe
4 La distinción (aunque no se exprese exactamente del mismo modo) se encuentra en
el magisterio eclesiástico y salesiano, como, por ejemplo, EG 117 y ACG 419 25. El
‘clasicismo’ consideraba una cultura como la norma; los otros se consideraban bár-
baros. La noción ‘empírica’ de cultura es, simplemente, la negación del ‘clasicismo’.
Reconoce la pluralidad de culturas, porque considera la cultura como el modo en el
que cualquier persona asimila significado y valor en el propio modo de vivir.

9.7 Page 87

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valorar a la persona en su singularidad y comprometerse en el
diálogo paciente, apoyado en la convicción de que todos somos
sostenidos por la gracia y estamos inmersos en ella.
Nuestra investigación hace ver que la integración por un tiempo
adecuado en una cultura que no es la nuestra resulta muy útil para
un formador (ver la sección 2.1.1). “Hasta que un hombre no ad-
quiere cierto conocimiento de otra cultura, no se puede decir que
esté educado, pues su visión de la vida está tan condicionada por
su ambiente social que no le permite darse cuenta de sus límites”5.
86
Dado que la gran mayoría de jóvenes salesianos viene actual-
mente de Africa-Madagascar, Asia-Sur y Asia-Este-Oceanía, es
muy necesario prestar una atenión más profunda hacia las cul-
turas que sostienen la vida de estos jóvenes hermanos, espe-
cialmente en la formación de formadores; es una estrategia de
futuro para la Congregación. Sin una correcta comprensión de
las culturas no habrá inculturación en la formación y en la misión.
La formación y la misión son, por su naturaleza, impulsadas a
sintonizarse, en su inteacción con la vida y la cultura de pueblos y
naciones, en esa “espléndida armonía entre naturaleza y gracia”
(C 21) que es el corazón de todo camino vocacional.
Se necesitan pasos valientes en la inculturación de los pro-
gramas de estudio, en línea con lo que se propone en Veritatis
Gaudium6.
Nuevas formas de discernimiento vocacional y aspirantado
99. El acompañamiento de los jóvenes interesados en la vida
consagrada salesiana tiene que tener en cuenta los grandes cam-
bios que influyen en el mundo social y cultural de los jóvenes de
hoy, cambios que no están marcados solo por el ritmo frenético
con el que se dan sino también por variaciones notables según
las regiones e inspectorías implicadas. La carta conjunta en 2011
de los Dicasterios de Pastoral Juvenil y de Formación intenta dar
una respuesta, proponiendo varias formas de experiencia de as-
pirantado:
5 Christopher Dawson, The Crisis of Western Education, New York, Sheed and Ward,
1961, 113: “Until a man acquires some knowledge of another culture, he cannot be
said to be educated, since his whole outlook is so conditioned by his own social envi-
ronment that he does not realize its limitations”.
6 Ver Mauro Mantovani, “La ‘filosofia’ nel Proemio di Veritatis Gaudium, vent’anni dopo
Fides et ratio” Salesianum 81/1 (2019) 27-46 y Andrea Bozzolo, “Trasformazione mis-
sionaria e rinnovamento degli studi nel Proemio di Veritatis Gaudium” Salesianum 81/1
(2019) 47-71.

9.8 Page 88

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“Hoy nos damos cuenta que los tiempos de maduración son
más largos y los ritmos de los procesos personales son diver-
sos. Muchos factores confluyen en esta situación. No se trata
de alargar los tiempos del proceso formativo, pero sí de cam-
biar la metodología pedagógica... Hoy el aspirantado asume
formas diversas y nuevas, según las situaciones variadas de
los candidatos. [aquí la carta indica una lista de diversas for-
mas de aspirantado].Se desea que se busquen nuevas formas
para responder a las situaciones de los jóvenes, en particular
las de los univesitarios, trabajadores, migrantes, autóctonos.
Hoy es posible tener en una Inspectoría el tipo o los tipos de
aspirantado de los que tiene necesidad para responder a las
87
necesidades de la diversidad de los candidatos y de la situa-
ción en el propio territorio”7.
4.2 CLARIFICAR EL SIGNIFICADO DE
ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL SALESIANO
Centralidad de lo espiritual en nuestro acompañamiento
100. Hemos visto que tanto los formando como en los acom-
pañantes señalan que el acompañamiento ha de mostrar una cla-
ra ‘centalidad espiritual’. Esto puede ser interpretado como un
signo positivo y estimulante, que refleja un interés y una predis-
posición a descubrir el interior de la propia historia personal del
proyecto de Dios y de la acción del Espíritu. Significa también que
los jóvenes buscan adultos que puedan acompañarles en este
tipo de camino, ayudándoles a progresar hacia un « alto grado »
de la vida cristiana ordinaria8, a la que estamos llamados todos.
Considerando la frecuencia de los términos expresados por for-
mandos y acompañantes en las preguntas abiertas, no se puede
por menos de señalar la preponderancia de la palabra ‘Dios’ por
encima de las palabras ‘Jesús’, ‘Cristo’ y ‘Espíritu’. Esto puede ser
entendido como un indicador de la necesidad de asegurar que el
acompañamiento sea más claramente trinitario y cristocéntrico.
No siempre es carismáticamente consistente
101. La focalización espiritual del acompañamiento personal
no siempre está equilibrada con la densidad carismática que ha
7 Carta de Fabio Attard y Francesco Cereda, Orientamenti sull’Esperienza dell’Aspiran-
tato. 26 julio 2011, prot. 11/0377.
8 Novo millennio ineunte 31.

9.9 Page 89

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de tener. Como ya se ha señalado (ver 2.2.1), la atención al caris-
ma salesiano es muy fuerte en el noviciado, pero se debilita en las
etapas posteriores. Ya hemos mostrado que la ‘salesianidad’ en
general es más apreciada en algunas regiones (África-Madagas-
car, Asia Este-Oceanía) que en otras.
Nuestra identidad tiene que orientar nuestra formación
102. Las Constituciones insisten en el hecho de que “la na-
turaleza religiosa apostólica de la vocación salesiana determina
88
la orientación específica de nuestra formación” (C 97). La Ratio
insiste en que la identidad consagrada salesiana es el punto de
referencia constante para el acompañamiento formativo:
“La identidad de consagrado apóstol, como fue Don Bosco,
constituye la línea guía del proceso formativo.
A través de la formación, en efecto, se realiza la identificación
carismática y se adquiere la madurez necesaria para vivir y
obrar en conformidad con el carisma fundacional: del primer
estado de entusiasmo emotivo por Don Bosco y por su misión
juvenil se llega a una verdadera configuración con Cristo, a
una profunda identificación con el Fundador, a la asunción de
las Constituciones como Regla de vida y criterio de identidad,
y a un fuerte sentido de pertenencia a la Congregación y a la
comunidad inspectorial.
La estrecha relación entre formación e identidad «exige de
cada miembro el estudio asiduo del espíritu del Instituto al que
pertenece, de su historia y de su misión, con el fin de mejorar
así la asimilación personal y comunitaria». Pone de manifies-
to la importancia de la “salesianidad”, es decir, del patrimo-
nio espiritual y de la “mens” de la Congregación, que tienen
que ser progresivamente estudiados, asimilados y cultivados”
(FSDB 41).
Guiados por el Espíritu para “vivir en Jesús”
103. Francisco de Sales nos ofrece inspiración para orientar
el acompañamiento espiritual de modo más explícito en la direc-
ción de discipulado y de configuración a Cristo -o, como dice
Francisco ‘vivir en Jesús’-. Nuestro crecimiento en Cristo, nos
diría el obispo de Ginebra, es una continuación de la encarnación
dentro de nosotros: “Si seguimos sus emociones y comenzamos
a unirnos a Él… sostiene nuestros débiles esfuerzos y se une a
nosotros de tal modo que podamos percibir que Él ha entrado
dentro de nosotros, en nuestro corazón, con dulzura incompara-
ble” (OEA V 11, en McDonnell 70).

9.10 Page 90

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104. Nuestra transfiguración en Cristo es obra del Espíritu.
“Mas todos nosotros, con la cara descubierta, reflejamos la gloria
del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplan-
dor creciente, por la acción del Espíritu del Señor” (2Cor 3,18). El
acompañamiento espiritual es, por su naturaleza, profundamente
trinitario. Dios viene a nosotros mediante el envío del Hijo y del
Espíritu; y el Espíritu suscitó “a San Juan Bosco… formó en él
un corazón de padre y de maestro… lo guió a dar vida a varias
fuerzas apostólicas” (C 1), y es el Espíritu quien nos transforma a
imagen y semejanza de Cristo.
89
Lograr que el espíritu sea más carismático
105. Dado que nuestro seguimiento de Cristo se hace según el
modelo de Don Bosco, es necesario una atención explícita y mas
fuerte a la dimensión carismática de nuestro seguimiento de Cris-
to. Y esto es un aspecto que han de cuidar con interés quienes
ofrecen el servicio de acompañamiento espiritual.
Es útil señalar la nueva atención de la Congregación a la lectura
teológico espiritual de la vida y de la experiencia de Don Bosco y
del camino espiritual salesiano. Todo esfuerzo en esta línea será
de gran ayuda para el acompañamiento espiritual personal y para
la formación permanente.
La atención a la dimensión carismática implica ayudar a los for-
mandos a conocer a Don Bosco y con él descubrir la presencia
de Dios en aquellos a los que somos enviados (C 95). Sería im-
portante elaborar a nivel local planes de formación mejor sinto-
nizados con esta herencia carismática, procediendo a definir y
activar adecuados procesos pedagógicos de crecimiento.
Parte de este compromiso es el acompañamiento de las ex-
periencias pastorales, la atención al campo de la comunicación
social y a la dimensión misionera, como componentes decisivos
del crecimiento vocacional.
El acompañamiento de las actividades pastorales (FSDB 198-
199) enseña a aprender a ‘hacer experiencia de los valores’ y del
significado de la vocación salesiana (C 98), en sintonía con cada
etapa formativa, y con una progresión que busca la cualificación
educativo-pastoral descrita en el Cuadro de Referencia de la Pas-
toral Juvenil Salesiana. Esta es una de las áreas más fecundas
para la formación conjunta entre salesianos y laicos.
106. La comunicación social “aparece como una de las priori-

10 Pages 91-100

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10.1 Page 91

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dades apostólicas de la misión salesiana” (C 43), con un impacto
cada vez mayor que no podemos descuidar, teniendo en cuenta
el ambiente del que proceden nuestros candidatos, los contextos
de las comunidades en las que viven y el mundo juvenil al que so-
mos enviados. El equipo formativo tiene que estar formado para
poder responder a esta prioridad apostólica, a los desafíos y a
las necesidades que surgen en el acompañamiento de los jóven-
se formandos de nuestro tiempo. Algunos pasos fecundos hacia
esta cualificación formativa se dan mediante la colaboración con
el Dicasterio para la Comunicación Social a nivel inspectorial, in-
90
terinspectorial y regional, así como mediante el trabajo en red con
otras realidades eclesiales y educativas, valorando la ayuda que
puede llegar de los expertos en el área de la comunicación.
107. La dimensión misionera cualifica el carisma salesiano en
todas las etapas del crecimiento vocacional. Es un elemento cla-
ve en el proceso de discernimiento vocacional inicial, pues repre-
senta de modo sintético, simbólico y realista el tipo de vida que
desea abrazar quien se siente llamado . La ausencia de claros
signos positivos de atracción por la misión hacia los jóvenes y
hacia los más pobres de los jóvenes sería ya una clara indicación
de no tener vocación salesiana. Los proyectos formativos a ni-
vel local y un proceso de acompañamiento personal asiduo y de
calidad ayudarán a que el celo misionero crezca a lo largo de la
formación inicial.
Contemplando a Cristo con los ojos de Don Bosco, aprende-
mos a leer la vida en todas sus manifestaciones con los ojos del
Buen Pastor.
4.3 MÁS ALLÁ DEL UMBRAL DEL FORO INTERNO
108. Hemos visto que un gran número de formandos consi-
dera el acompañamiento espiritual personal como algo disinto
del coloquio con el director, y que esta ‘distinción’ se mani-
fiesta y está más extendida en las diversas regiones a medida
que se avanza en las etapas formativas de formación inicial,
alcanzando su máxima expresión en la formación específica
(ver sección 2.2.1)
Hemos anotado también el deseo transversal en los hermanos
en formación inicial de poder elegir libremente el acompañante
espiritual (ver sección 2.3.7).
No consideramos ahora el noviciado, donde el director de no-

10.2 Page 92

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vicios es, por indicación canónica, el acompañante espiritual de
los novicios, ni tampoco la formación específica, donde ya se
tiene asumida líneas generales la libertad de elección del acom-
pañante. En las otras etapas, un buen número de hermanos
opta por tener al director como persona de referencia para el
acompañamiento espiritual (75% de los prenovicios, 64 % de
los posnovicios, 55% de los tirocinantes). Tenemos que pregun-
tarnos por la naturaleza y la calidad del acompañamiento espiri-
tual en estos casos. Puede suceder que un joven en formación,
aun considerando el coloquio con el director y el acompaña-
miento como dos formas distintas de dialogo, decida libremente
91
que sea su director quien realice los dos servicios; y que esto
funcione bien.
Sin embargo, podría suceder que un joven elija al director como
acompañante espiritual por otros motivos; en este caso, se corre
el riesgo que esto que se llama acompañamiento espiritual en
realidad no pase del umbral del foro externo – o debido al miedo
ante la superposición de roles de autoridad y servicio de acom-
pañamiento, o sencillamente porque el formando decide no abrir
su corazón.
Tengamos presente, naturalmente, que nuestros jóvenes her-
manos expresan un gran deseo de crecimiento espiritual, de los
genuinos valores salesianos y del acompañamiento con adultos
significativos y dignos de confianza. Hay deseo auténtico de
acompañamiento personal salesiano. Y, al mismo tiempo, apun-
tan con franqueza contra los elementos que se convierten en
obstáculos en el camino, que hemos de afrontar con valor y so-
lucionar, si es que queremos que el acompañamiento espiritual
personal pueda incidir en lo profundo de la persona, sin limitarse
al fuero externo.
4.4. ATENCIÓN A LA EXPERIENCIA
DE PRENOVICIADO, ETAPA DECISIVA
109. El prenoviciado es una fase de importancia crucial para
lo que se refiere a la experiencia de acompañaminto, dado que
para el 80% de los encuestados inician el acompañamiento espi-
ritual personal en esta fase. El modo de vivirlo en el prenoviciado
condiciona y afecta -positiva o negativamente- las experiencias
posteriores de acompañamiento.
Si la persona responsable de los prenovicios y de los aspiran-
tes es capaz de poner las bases para una relación de confianza

10.3 Page 93

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recíproca, los jóvenes que tiene a su cargo serán capaces de
aprender a leer los signos de la presencia de Dios en sus vida,
de tener la valentía de abrir las páginas de su memoria, de entrar
en procesos de curación de heridas, de crecer en la fe y entrar
en procesos de auténtico discernimiento vocacional. Este pue-
de ser el gran don que el prenoviciado ofrece, y de este modo, el
prenovicio puede vivir, al menos en parte, lo que ha vivido Juan
Bosco en Murialdo durante los nueve meses que vivió con Don
Calosso.
92
Pero si las dinámicas son diversas y quien es responsable de
los prenovicios no tiene el tiempo, el interés o el modo adecuado
de relacionarse que facilita este tipo de iniciación entonces se
crea una mentalidad en el prenovicio que será la modalidad que
utilizará en las futuras relaciones de acompañamiento. El 31,54%
de los prenovicios consultados (144 de 544) dicen tener aprecio
por su acompañante, pero no plena confianza, y no está dispues-
to a confiarle todos su secretos personales. El 33,18% (151) se-
ñalan que el rol de la autoridad crea respeto y cierto temor que no
ayuda a tener confianza y a abrirse (Bay 48-49).
110. Se ha trabajado mucho para fortalecer el prenoviciado. En
casi todas las Inspectorías y circunscripciones tenemos prenovi-
ciados de duran seis meses, al menos, o un año completo -y esto
ya da sus buenos frutos, si consideramos la disminución en los
últimos años de los que abandonan el noviciado. No obstante, es
necesario hacer mucho más en relación a la consistencia cuan-
titativa y cualitativa de los equipos de formación, y asegurar que
los proyectos y procesos de formación se centren claramente en
el crecimiento de la fe, pues solo ahí se puede dar un genuino
discernimiento vocacional. El Papa Francisco lo dice mejor: “Lo
fundamental es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de
cada joven es ante todo su amistad. Ese es el discernimiento fun-
damental” (CV 250).
Insiste en que el crecimiento en la fe no puede ser reducido a
la formación doctrinal o moral, que también es necesaria: todo
proyecto formativo, todo camino de crecimiento para los jóvenes
tiene que estar centrado en dos ejes fundamentales: profundiza-
ción en el kerigma y el crecimiento en el amor fraterno dentro de
la comunidad en actitud de servicio (CV 213)9.
9 Cfr también la sección “Grandes líneas de acción” (CV 209-215). Estas líneas son “la
búsqueda, la invitación, la llamada que atrae nuevos jóvenes hacia la experiencia del
Señor” y “el crecimiento, el desarrollo de un camino de maduración de quien ya ha
vivido esa experiencia” (CV 209).

10.4 Page 94

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Dentro del equipo, el responsable de los prenovicios tiene un
papel importante y delicado para que se lleve a cabo el acom-
pañamiento formativo y el discernimiento vocacional. Cuando se
selecciona y se prepara con cuidado, marca la diferencia de cali-
dad en la experiencia del prenoviciado.
111. Mucho más delicada es la cuestión de la libertad de ele-
gir el acompañante espiritual en esta etapa. Hemos visto que un
gran número de prenovicios demanda la libertad de poder elegir
el acompañante (ver sección 2.3.7). Podemos imaginar lo que
sucede durante el ‘acompañamiento espiritual personal’ -así lo
93
llamamos- cuando un prenovicio se acerca a su acompañante
espiritual que es ‘de oficio’, con miedo, ansia, aprensión o si-
tuaciones similares. Volveremos a este problema en secciones
más adelante. Sin una libertad de elección del acompañante, la
experiencia misma del acompañamiento espiritual corre el ries-
go de ser viciada. Por otra parte, es verdad que el responsa-
ble tiene que ayudar a los prenovicios a hacer una opción clara
vocacional. La reflexión sobre la dinámica de la gracia y de la
libertad (ver más adelante la sección 4.6) puede ofrecer un poco
más de luz a este tema.
112. También se ha de tener el acompañamiento y la valora-
ción psicológica en el prenoviciado.
Antes o durante el prenoviciado es necesario que haya un con-
trol médico y un examen psicológico que verifiquen la existen-
cia de la base humana los requisitos de idoneidad señalados
en “Criterio y normas” para poder iniciar el itinerario formativo
salesiano, ateniéndose a lo dispuesto en el can. 220 (FSDB
352). Los resultados del control médico y del examen psico-
lógico pueden ser comunicados por el médico y por el psi-
cólogo al director del prenoviciado y al Inspector, si antes del
control médico y del examen psicológico el prenovicio da su
consentimiento escrito: “en la perspectiva del discernimiento
y en el espíritu de colaboración necesaria con los responsa-
bles del proceso formativo” (CN 36). Tal consentimiento tiene
que ser “previo, explícito, informado y libre”.
Hay que prestar atención a este aspecto, donde los laicos con
competencias profesionales en ciencias humanas pueden ser de
gran ayuda, como también lo son instituciones de la Iglesia local
que ofrecen esos servicios. Esto puede ser un modo de practicar
lo que dice el Sinodo sobre los jóvenes respecto a la inclusión de
los seglares, especialmente mujeres y matrimonios, en los proce-
sos de formación (DF 163-164).

10.5 Page 95

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4.5. LA CALIDAD DE LA PASTORAL JUVENIL
INCIDE EN LOS PROCESOS DE FORMACIÓN
El acompañamiento personal todavía es una excepción
en nuestra Pastoral Juvenil
113. Del 80% de los encuestados que dice haber iniciado el
acompañamieno espiritual personal sólo en el prenoviciado, un
cierto número (de un tercio a más de la mitad) dice haber tenido
experiencia de algún tipo de acompañamiento antes del preno-
94
viciado (ver sección 2.3.1). Esto significa que gran número (de
los dos tercios a algo menos de la mitad) no han experimentado
ninguna forma de acompañamiento y de ayuda al discernimien-
to antes del inicio del camino vocacional explícito hacia la vida
salesiana. No podemos, por tanto, dar por descontado que el
acompañamiento personal se realice en muchas de nuestras pre-
sencias10.
Y también en nuestros aspirantados
114. Y esto parece que ocurre también, desgraciadamente, en
muchos de nuestros aspirantados, que por definición son perio-
dos de acompañamiento y discernimiento vocacional. La mayor
parte de los prenovicios encuestados procede de una etapa de
aspirantado realizada en una casa salesiana, y, sin embargo, no
todos pueden hablar de la experiencia de acompañamiento espi-
ritual como parte de su aspirantado porque no se lo han ofrecido.
Si nuestros aspirantados descuidan el acompañamiento espiri-
tual personal significa que tenemos un problema serio.
Mirando al tiempo estos datos sacados de nuestra investiga-
ción y las estadísticas de la Congregación sobre los que abando-
nan el noviciado, los votos temporales y la profesión pepetua, la
conclusión es clara: el discernimiento y la orientación vocacional
antes del prenoviciado son muy importantes11. “Sólo cuando el
candidato ha hecho la opción a la vida salesiana y presenta, a
juicio de los responsables, las condiciones de idoneidad huma-
na, cristiana y salesiana correspondientes, puede ser admitido al
10 Giraudo es serio en este asunto: “Entre los grandes directores espirituales carismá-
ticos de la historia de la Iglesia, se puede decir que Don Bosco es el que de modo
más explícito se ha dedicado prioritariamente a los preadolescentes y ha elaborado
un método para su acompañamiento espiritual, activando una escuela de formación
espiritual para los muchachos que ha tenido una repercusión histórica, dentro y fuera
de las casas salesianas. Da la impresión que los salesianos lo hemos olvidado com-
pletamente en la actualidad” Giraudo 150-151.
11 Ver DF 163 sobre la necesidad de un serio discernimiento al comenzar el camino.

10.6 Page 96

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prenoviciado” (FSDB 351, 330). El camino a seguir no puede ser
sólo el del mayor rigor en la selección de los candidato; hay que
cuidar un buen acompañamiento y una ayuda al discernimiento.
Acompañamiento y discernimiento como parte integrante
de la Pastoral Juvenil
115. La Congregación desde hace años dice que acompañar
a los jóvenes en el ‘desarrollo de su vocación’ es parte integrante
y ‘coronamiento de toda nuestra labor educativo pastoral... sos-
tenida por la oración y por el contacto personal, sobre todo en la
95
dirección espiritual’ (C 37). Todas las dimensiones de la Pastoral
Juvenil confluyen en la dimensión vocacional, ‘horizonte último
de nuestra pastoral’ (CdR 152) “La dimensión vocacional confi-
gura el primero y el último de los objeivos de la Pastoral Juvenil
Salesiana” (CdR 152). Y el capítulo 7 acerca de las actividades y
obras de Pastoral Juvenil salesiana, el Cuadro de Referencia de-
dica una sección a “experiencias o servicio de animación y orien-
tación vocacional”, como “comunidades de acogida, Comunidad
Propuesta, centros de orientación vocacional” (CdR 248-249).
116. Esto se expresa también en el Sínodo sobre ‘Los jóvenes,
la fe y el discernimiento vocacional’ para indicar que la animación
vocacional es intrínseca y esencial a la Pastoral Juvenil. Con el
Sínodo, nosotros insistimos en la necesidad urgente de ofrecer
un acompañamiento personal de calidad a todos los jóvenes a
los que alcance nuestro servicio pastoral, no solo a aquellos que
desean abrazar la vida salesiana (IL 1). Como hace ver Giraudo,
el acompañamiento espiritual hacia la perfección cristiana es una
parte esencial y necesaria de la pedagogía salesiana (Giraudo
149). A la base de todo esto esta la convicción de la llamada uni-
versal a la santidad, que ha sido una parte decisiva en la praxis de
San Francisco de Sales y de Don Bosco mismo.
El acompañamiento comunitario, de grupo y personal es el
contexto apropiado en el que el discernimiento vocacional pue-
de tener lugar. Una sana cultura vocacional favorece que surjan
vocaciones específicas en la Iglesia, como la vocación a la vida
religiosa salesiana.
117. Por lo que se refiere al aspirantado, una carta conjunta de
los Dicasterios de la Pastoral Juvenil y de la Formación lo había
descrito así: El ambiente, las condiciones adecuadas, el itinerario
y acompañamiento propuesto a los jóvenes, dirigido hacia la vida
consagrada salesiana, constituyen la experiencia de aspiranta-
do”. En cuanto a los aspirantes se dice:

10.7 Page 97

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“Comienzan la experiencia de aspirantado aquellos jóvenes que
han hecho un camino de maduración en la fe y de orientación
vocacional, ordinariamente dentro de procesos de Pastoral
Juvenil salesiana, que favorecen el crecimiento de vocaciones
apostólicas para la Iglesia y la Familia Salessiana. Inician tal ex-
periencia también otros jóvenes atraídos por el carisma de Don
Bosco, los cuales no han vivido en una comunidad educativa
pastoral salesiana. A estos candidatos, la Inspectoría ofrece un
acompañamiento específico mediante una de las diversas for-
mas de aspirantado que mejor respondan a las circunstancias
de la historia personal de cada uno y de su situación”12.
96
La necesidad de continuar el camino de renovación de la
Pastoral Juvenil
118. La calidad de la Pastoral Juvenil determina la calidad de
la formación y viceversa. Estamos invitados a continuar por el
camino de la renovación de la Pastoral Juvenil, impulsada por
el Dicasterio de Pastoral Juvenil, de modo que nuestra pastoral
sea realmente un proceso de educación y de evangelización, en
el que el acompañamiento personal y de grupos encuentren el
habitat adecuado -dado que cada joven ha de ser ayudado a des-
cubrir su camino en la vida y su vocación al amor.
Por otra parte, si la experiencia de acompañamiento personal
durante las etapas de formación inicial ha sido significativa y fruc-
tífera, hay gran probabilidad que un hermano desee un acompa-
ñante en los años siguientes y, a su vez, se disponga a acompañar
a los jóvenes a los que será enviado. Desgraciadamente, también
sucede lo contrario: si para algunos salesianos la experiencia de
acompañamiento se ha ‘sufrido’ o solamente se ha tolerado, no
es probable que pidan esta ayuda del acompañante espiritual
cuando acabe la formación inicial, ni se mostrarán disponibles
para ofrecer acompañamiento espiritual a los jóvenes.
Entre la Pastoral Juvenil y la Formación hay una circularidad y
una interacción mucho más profunda de lo que pudiera parecer.
4.6 LA FUNDAMENTAL DINÁMICA ENTRE
GRACIA Y LIBERTAD
4.6.1 La problemática superposición de roles entre
autoridad y acompañamiento espiritual personal.
12 Ver Attard y Cereda, prot. 11/0377, de 27 julio 2011.

10.8 Page 98

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119. Nuestros encuestados han estado muy atentos a la su-
perposición de funciones entre el acompañamiento espiritual per-
sonal y los roles de autoridad; tenemos el dato de que en nuestra
tradición se ha establecido que el director de la casa sea ordina-
riamente también el acompañante espiritual (R 78), el cual viene
propuesto, no impuesto (FSDB 233) (Véase también las secciones
anteriores 2.3.7 y también la anterior 2.3.6).
Este doble rol parece menos problemático donde los números
son más reducidos, el clima de fraternidad bueno y donde no hay
barreras entre formadores y formandos. Sin embargo, se mani-
fiesta como problema donde los números son elevados, la for-
97
mación tiende a ser acomodación (ver más adelante la sección
4.11), y cuando se percibe una cierta distancia entre formandos y
formadores. En estas situaciones, la superposición de autoridad
y acompañamiento conduce fácilmente al miedo y a un cumpli-
miento formal de normas y formas de conducta esperadas, sin
una convicción profunda, incluso con la regularidad para el colo-
quio/acompañamiento espiritual.
Están implicados tres elementos en la superposición entre acom-
pañamiento espiritual personal y autoridad: 1) la tradición salesiana
codificada en nuestro derecho propio, 2) el modelo de formación
que lleva a acomodarse y 3) las personalidades de los formadores,
particularmente la del director o responsable. No obstante, comen-
zaremos con la reflexión sobre la gracia y la libertad, que es el
dinamismo fundamental de todo camino espiritual.
4.6.2 Gracia y libertad
La libertad es fundamental para el acompañamiento espiritual
120. Hay que decir con claridad que la libertad es fundamen-
tal para el acompañamiento espiritual. Lo señala el mismo San
Francisco de Sales: la libertad de espíritu es uno de los princi-
pios básicos de su espiritualidad. A Juana Francisca de Chantal,
Francisco la escribe con letras mayúsculas: HACED TODO POR
AMOR, NADA A LA FUERZA. “A la base de esta insistencia sale-
siana sobre la dulzura más que sobre la obligación se encuentra
la convicción fundamental de que todo se ha de hacer por amor,
no por obligación, pues la voluntad no puede ser forzada para
moverse en una dirección contraria a la misma voluntad. La man-
sedumbre, en otras palabras, corresponde a la libertad de espí-
ritu”. “Esta libertad de espíritu es una de las características de la
dirección espiritual salesiana, reconocida universalmente por los
comentaristas de San Francisco” (McDonnell 78).

10.9 Page 99

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Francisco “no quiere imponer la propia voluntad, prefiere mo-
tivar a la persona que acompaña, de modo que ella pueda llegar
a tomar las decisiones necesarias. En el fondo aparece con clari-
dad el respeto a la persona y a su libertad, así como el sentido de
la dirección espiritual en la praxis de San Francisco de Sales: no
pretende dominar las almas y las conciencias sino ayudar, moti-
var,…” (Alburquerque 29).
121. La libertad, de hecho, es el único modo de acceder a la
verdad de la persona y dar espacio para su plena implicación
98
en el camino espiritual, para un crecimiento que engloba toda la
persona. Allí donde la libertad se reduce o viene sustituida por
conductas que solo son externas o formales, el acompañamiento
pierde su intrínseco sentido y valor. Se puede ser fieles y cumpli-
dores en los momentos de acompañamiento espiritual personal,
pero se convierten en campos estériles, sin ningún tesoro escon-
dido en su interior.
Sólo lo que se asume libremente se convierte en convicción y
logra el nivel de motivación, donde nace y se desarrolla la ‘recta
intención’, que la Ratio indica como elemento fundamental en el
camino de la vida salesiana. “Un signo fundamental de la ma-
durez necesaria para la profesión perpetua es la recta intención.
Esta es la voluntad clara y decidida de ofrecerse enteramente al
Señor, de pertenecer a Él y de servirlo en el prójimo según la vo-
cación salesiana” (FSDB 504)
El profundo respeto a la persona y a su libertad forma parte de
la “razón” o ‘sensatez’ que constituye uno de los pilares del Sis-
tema Preventivo de Don Bosco. Para nosotros, pedagógicamente
se debiera favorecer el encuentro entre los jóvenes y el Señor,
respetando el camino de cada uno: “acogemos a los jóvenes tal
como se encuentra el desarrollo de su libertad” (C 38).
Gracia y libertad son el corazón del acompañamiento
122. La libertad es fundamental pues el corazón del proceso de
acompañamiento está en la dinámica de gracia y libertad. El acom-
pañamiento espiritual no sirve de nada si no tiene en cuenta el
diálogo entre el Señor y la libertad del joven, llamado a responder.
El camino espiritual de toda persona humana consiste en el
misterio del encuentro continuado de dos libertades -la de Dios y
la de la persona misma-. La gracia no solo habla a la libertad, sino
que la potencia y la hace más plena. Es gracia que hace posible
nuestra respuesta, pues es el amor que llama a amar.

10.10 Page 100

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Pero no puede haber amor sin libertad, lo mismo que la mayor
gracia no anula nuestra libertad. Francisco de Sales dice: “A pe-
sar de la fuerza omnipotente de la mano amorosa de Dios, que
toca, cubre y envuelve el alma con tantas inspiraciones… la gra-
cia no tiene el poder de dominar sino de atraer nuestro corazón”
(OAE IV 126-127, en McDonnell 92). Dios omnipotente, solía decir
Benedicto XVI, es un mendigo ante el corazón humano13. Y el
Papa Francisco lo pone en clave de amistad: Jesús se presenta
como amigo (Jn 15,15), y nos invita a la amistad con Él, con una
invitación que no nos obliga sino que apela de modo delicado a
nuestra libertad (CV 153). El formador salesiano y el acompañante
99
espiritual no debieran actuar con criterios distintos.
4.6.3 Respetar el dinamismo de gracia y libertad
Comenzar por la calidad de nuestras relaciones
123. Teniendo en cuenta la insatisfacción grande por el siste-
ma actual y el deseo expresado con fuerza de poder elegir libre-
mente el acompañante espiritual, nuestra tentación pudiera ser la
de refugiarnos en la tradición o de descargar la culpa sobre los
jóvenes formandos por no estar dispuestos a confiar con senci-
llez en el hermano que se les indica (‘propuesto y no impuesto’)
en los documentos oficiales.
Nuestra reflexión sobre la gracia y la libertad pone de relieve
todo lo que ha aparecido en el Sínodo sobre la juventud. Como
dice Rossano Sala (secretario especial del Sínodo de los obispos)
“El primer fruto de este Sínodo, se ve muy claro en el Documento
final, es que no se puede problematizar a los jóvenes porque se
hayan alejado de la Iglesia; se pide, más bien, evaluar e impulsar
la calidad evangélica de la Iglesia en su conjunto”14. Esta evalua-
ción e impulso comienzan con la calidad relacional de sus miem-
bros, incluidos los jóvenes15.
124. Prestemos atención -todos, incluidos los jóvenes salesia-
nos- a la calidad de nuestras relaciones. El proceso formativo es,
por su propia naturaleza, recíproco. Los formandos no son ‘obje-
13 Benedicto XVI, Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2007 (21 noviembre
2006).
14 Rossano Sala, “Invito alla lettura,” in XV Assemblea generale ordinaria del Sinodo
dei vescovi, I giovani, la fede e il discernimento vocazionale: Documento finale, Torino,
Elledici, 2018, 14.
15 Ibid.

11 Pages 101-110

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11.1 Page 101

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to’ de formación sino sujetos y protagonistas principales (cfr CV
203, 206). Son ‘lugares teológicos’ en los que el Seños nos hace
conocer algunas de sus expectativas y desafíos para construir el
mañana” (DF 64).
Imitar a Dios mismo
125. ¿Qué nos dicen los jóvenes salesianos con su grito? ¿Qué
nos dice el Señor mediante lo que nos dicen los jóvenes salesia-
nos? Esta es la pregunta que hemos de responder.
100
Somos invitados a imitar a Dios mismo, que respeta nuestra
libertad y es infinitamente paciente con nosotros.
Somos invitados a una formación que alcance y toque el cora-
zón y sea transformadora.
Somos invitados a aprender y a escuchar.
Volver a partir desde Don Bosco
126. En primer lugar hemos de volver a Don Bosco y redescu-
brir lo genuino de su método educativo en toda su autenticidad.
Estamos invitados a escuchar el grito de Don Bosco en la carta
de Roma de 1884. Se nos recuerda con fuerza que confianza
y cercanía sólo se pueden merecer, nunca imponer mediante
normas.
Podemos decir que el Sistema Preventivo es nuestro modelo de
formación, y su hilo conductor es “Studia di farti amare”, inscrip-
ción en la cruz de la profesión perpetua.
Hacia una formación que ‘toca el corazón’
127. Elevando la mirada al horizonte más amplio de la vida
religiosa, vemos que la Iglesia ha insistido en una formación ca-
paz de ‘encontrar la libertad’ de los jóvenes. Reconocemos las
grandes dificultades que aparecen cuando la vida en las casas de
formación ‘no toca el corazón’:
“Por ello, debemos interrogarnos seriamente sobre el sistema
formativo. Es cierto que en estos años hemos hecho cambios,
positivos también, y en la justa dirección. Sin embargo, se ha
hecho de forma discontinua y sin que esos cambios llegaran
a modificar las estructuras esenciales y vertebradoras de la
formación. A pesar de todos los esfuerzos y la diligencia pro-

11.2 Page 102

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digados en la formación parece que no llega a tocar el corazón
de las personas y a transformarlo realmente.
Se tiene la impresión de que la formación sea más informati-
va que constitutiva, con el resultado de que en las personas
permanece un estado de fragilidad sea tanto en las conviccio-
nes existenciales como en el camino de fe. Esto lleva a una
estabilidad sicológica y espiritual mínima, con la consiguiente
incapacidad para vivir la propia misión con generosidad y con
audacia, en diálogo con la cultura y la inserción social y ecle-
sial” (VN 12).
101
Es más importante iniciar procesos que conquistar espacios,
como dice el Papa Francisco:
“Pero la obsesión no es educativa, y no se puede tener un
control de todas las situaciones por las que podría llegar a pa-
sar un hijo. Aquí vale el principìo de que ‘el tiempo es superior
al espacio’ (EG 222). Es decir, se trata de generar procesos
más que de dominar espacios. Si un padre está obsesionado
por saber dónde está su hijo y por controlar todos sus movi-
mientos, sólo buscara dominar su espacio. De ese modo no lo
educará, no lo fortalecerá, no lo preparará para enfrentar los
desafíos. … Por eso, las preguntas que hago a los padres son:
“¿intentamos comprender ‘dónde’ están los hijos realmente
en su camino? ¿Dónde está realmente su alma, lo sabemos?
Y, sobre todo, ¿queremos saberlo?” (AL 261)
Aprender a escuchar
128. La escucha es clave: “Cuando tenemos que ayudar a
otro a discernir el camino de la vida, lo primero es escuchar”
(CV 291). Pero ¿en qué consiste la escucha?, ¿cómo podemos
escuchar juntos al Señor? Merece la pena meditar en torno a
las tres ‘sensibilidades o atenciones’ distintas pero comple-
mentarias, que el Papa Francisco nos ofrece en Christus Vivit:
1)atención a la persona, que pide una escucha incondicional,
“sin ofenderme, sin escandalizarme, sin irritarme, sin cansar-
me” -como ha hecho Jesús con los discípulos de Emaús que
iban “en sentido opuesto al adecuado”, 2)atención a la verdad
profunda que quiere expresar el otro, sabiendo distinguir entre
la gracia y la tentación, 3)atención a los impulsos de progreso
que está experimentando el otro: “A veces esto implica que
la persona no mire tanto lo que le gusta, sus deseos super-
ficiales, sino lo que más agrada al Señor” (CV294). Y el Papa
añade: “Esta escucha es atención a la intención última, que es
la que en definitiva decide la vida, porque existe Alguien como

11.3 Page 103

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Jesús que entiende y valora esta intención última del corazón”
(CV 294).
Se da un encuentro maravilloso entre la persona, el acom-
pañante y el Señor. Se trata de escuchar al Señor a través de
la persona, para descubrir lo que sería más grato al Señor, el
regalo que lo hiciera sonreír (cfr CV 287). Se trata de un dis-
cernimiento de amistad -que llega a ser más maravilloso cuan-
do nos damos cuenta de que Él siempre nos ha primereado,
llamando (cfr CV 153) porque es Él quien antes de nada está
102
pensando en el regalo que más nos agradaría y más nos con-
viene (cfr CV 288-290).
La experiencia de Juan Bosco con Cafasso y de Domingo Sa-
vio con Don Bosco, son algunos de los caminos de Emaús sa-
lesianos de nuestros orígenes, cuya fecundidad es una prueba
del valor de esta apertura a la presencia de Dios. Las respuestas
enviadas por los 538 acompañantes espirituales señalan que
entre modelos de acompañamiento posibles el más valorado es
el siguiente:
[Una forma de acompañamiento que] no se concentra exclu-
sivamente en la solución de un problema sino que está orien-
tado a reforzar o fomentar la propia vida espiritual. En esta
perspectiva, no son los temas los que focalizan el trabajo de
acompañamiento, y menos aún la seguridad personal y la ca-
pacidad de las personas en cuanto tal, sino que, teniendo en
cuenta los problemas y la personalidad específica, el acom-
pañante focaliza su atención más en la meta a la que está
llamada la persona, presta la atención a la vocación a la que
se debe responder, se dirige al continuo crecimiento en Cristo
(Bay 386).
Aprender a responder
129. Todo esto requiere también una gran responsabilidad por
parte de quienes están en etapas de formación inicial. Aunque tu-
viera a su disposición los mejores acompañantes, siempre suce-
de que es el joven en formación quien decide no abrir su corazón
y negar cualquier tipo de confianza. Como nos dice El don de la
vocación presbiteral, “en el proceso formativo, se requiere que
el seminarista se conozca y se deje conocer, relacionándose de
modo sincero y transparente con los formadores”16.
16 Congregación para el Clero. El don de la vocación presbiteral: Ratio Fundamentalis
Institutionis Sacerdotalis, Roma, 2016, 45.

11.4 Page 104

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Sin la implicación completa y total de la propia libertad no pue-
de haber respuesta a la llamada, y ni siquiera se puede pensar en
que se haya iniciado el camino vocacional.
Lejos de ser un modo de hacer ‘más fácil’ el proceso, el reco-
nocimiento con claridad del ‘peso’ de la libertad en el diálogo con
la gracia hace más exigente el itinerario de crecimiento de aquel
que desea sinceramente vivir como discípulo.
Si un candidato no está dispuesto a comprometerse plenamen-
te en este camino vocacional ni a confiar en quienes le han pues-
103
to como mediaciones para su proceso de discernimiento y de
crecimiento vocacional, significa que ha decidido libremente no
avanzar por este camino; en este caso conviene que se dé cuenta
de ello cuanto antes.
Formadores para los jóvenes salesianos de hoy
130. Las palabras de los jóvenes en el encuentro presinodal
sintetizan bien el perfil del formador necesario para los jóvenes
salesianos de hoy:
“Los acompañantes no deberían llevar a los jóvenes a ser se-
guidores pasivos, sino más bien a caminar a su lado, dejándo-
les ser los protagonistas de su propio camino. Deben respetar
la libertad que el joven tiene en su proceso de discernimiento
y ofrecerles herramientas para que lo hagan bien.
Un acompañante debe confiar sinceramente en la capacidad
que tiene cada joven de poder participar en la vida de la Igle-
sia. Por ello, un acompañante debe simplemente plantar la
semilla de la fe en los jóvenes, sin querer ver inmediatamente
los frutos del trabajo del Espíritu Santo” (CV 246, citando el
Documento de la Reunión presinodal).
4.7 EL DIRECTOR, EL ACOMPAÑANTE
ESPIRITUAL Y EL CONFESOR: TRES FIGURAS
CLAVE
131. Como hemos señalado (ver más arriba la sección 3.2.3),
en nuestra tradición encontramos tres figuras clave en el cam-
po del acompañamiento personal: el director de la comunidad, el
acompañante espiritual y el confesor.
La investigación realizada revela que estos tres roles son cen-

11.5 Page 105

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trales en el desarrollo de la experiencia salesiana durante la for-
mación inicial y después de ella, como atestiguan las respuestas
de los acompañantes. Pero hay variantes sobre el modo con el
que estos tres tipos de presencia son percibidas y valorados, en
base a la edad, a la fase formativa y a la región.
132. Un elemento que todos valoran mucho es la atmósfera fra-
terna de la comunidad, la cercanía entre hermanos mayores y jó-
venes, tanto cuando aparece como algo realmente presente como
-todavía con más frecuencia- cuando es algo fuertemente desea-
104
do (ver las respuestas abiertas en todas las etapas). Este tipo de
‘acompañamiento comunitario’ está estrechamente ligado al papel
de animación del director. No hay que olvidar que el coloquio fra-
terno con el director es un instrumento importante para el buen
funcionamiento y la calidad de la vida de la comunidad. Cuando se
vive adecuadamente, no es sólo una ayuda para el hermano, sino
también una ayuda para la comunidad, reforzando la comunión de
propósitos y favoreciendo una atención personalizada a las exi-
gencias y ritmos de cada miembro de la comunidad.
133. Queda claro que el director tiene la responsabilidad pri-
mera y última de la formación en la comunidad; pero eso no sig-
nifica que él sea el único responsable. Él garantiza el conjunto
del proceso formativo y su coherencia con el carisma salesiano.
Acompaña espiritualmente a la comunidad con iniciativas varia-
das y a cada hermano, mediante el coloquio y otras iniciativas no
formales. Se esfuerza para que el coloquio tenga su valor de mo-
mento importante e insustituible de acompañamiento formativo,
y como medio muy útil para la construcción de la comunidad. Es
muy importante que garantice la libertad para escoger el acom-
pañante espiritual personal, al tiempo que se mantiene abierto y
disponible para los hermanos que le pidan este servicio. Ayuda al
hermano en etapa de formación inicial a hacer una síntesis de la
etapa que termina, así como a prepararse para la etapa sucesiva,
en la medida de lo posible. Además, se asegura que los herma-
nos en formación inicial se impliquen en el proceso de elabora-
ción o revisión del proyecto formativo de la comunidad.
134. El confesor ofrece el ministerio de acompañamiento sa-
cramental, que concierne el ámbito de la conciencia. Parece que
un número significativo de jóvenes en formación prefiere unir sa-
cramento de la reconciliación y acompañamiento espiritual. Aquí
el confesor tiene que asegurar, con delicadeza, que la relación de
acompañamiento espiritual no se reduzca a una mera formalidad.
Un apunte que nos ayuda en este asunto consiste en distinguir en
cada caso los dos momentos: confesión sacramental y acompa-

11.6 Page 106

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ñamiento espiritual personal, también cuando tengan lugar con la
misma persona y durante el mismo encuentro.
El aprecio del sacramento de la Reconciliación que se resalta
en la investigación es, al tiempo, una invitación y un reto. ¿Cuánto
estamos dispuestos a invertir en la preparación y cualificación de
los hermanos para este ministerio? Las opciones de aquellos a
los que se les confía el servicio de la autoridad son un indicador
claro de la jerarquía de valores que se tiene. Si el papel de con-
fesor resulta sinónimo de uno que ‘no puede hacer otra cosa’ a
causa de su edad y salud, ¿qué mensaje estamos dirigiendo a
105
nuestros hermanos?
135. Tanto para el acompañante como para el confesor, la Ratio
insiste en que sean salesianos. “Si un hermano pidiese un confe-
sor especial o director espiritual, que el superior se lo conceda…,
pero recordando la máxima conveniencia de que, en los períodos
de la formación inicial, sean salesianos y estables” (FSDB 292).
En cualquier caso, el director y el equipo formativo han de asegu-
rar una auténtica libertad de elección, y deben imitar el ejemplo
de Don Bosco que ha sabido ganarse la confianza tanto de los
jóvenes como de los salesianos. En esta relación de confianza
recíproca, con respeto y claridad, encontrarán el modo de dar luz
a las opciones que han de tomarse.
136. Es clara la necesidad de ofrecer una definición y unos ob-
jetivos compartidos entre las tres figuras: director, acompañante
espiritual y confesor; también aquí, es el director quien ha de te-
ner una responsabilidad primera para armonizar estas figuras. La
ejercita implicando a quienes desempeñan los otros dos roles, en
la medida de lo posible, en las reuniones del equipo de formado-
res. Los documentos de la Iglesia dan suma importancia a dicha
sintonía o unidad17.
4.8 CONTINUIDAD EN EL ACOMPAÑAMIENTO
137. El problema de la fragmentación del acompañamiento es-
piritual ha aparecido de modos diversos en nuestra investigación;
se puede sintetizar en el hecho de que un hermano, durante el
arco de la formación inicial tiene que cambiar repetidas veces de
acompañante espiritual.
17 Ver, por ejemplo: Optatam totius 5; Potissimum institutioni 32; Pastores dabo vobis
66; Directrices sobre la preparación de los educadores en los Seminarios (1993) 29-32;
El don de la vocación presbiteral, Introducción sección 3.

11.7 Page 107

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¿Sería el ideal tener un acompañante espiritual durante todas
las etapas de la formación inicial? ¿No daría pie a ‘ir dejando
pasar’ sin la debida atención al proceso de crecimiento y de ma-
duración, tanto en el acompañamiento espiritual como en otras
áreas de la vida? Es un riesgo real por parte del que está siendo
acompañado como por parte del acompañante, que ha de tener
precaución por la tentación de la posesividad.
138. Puesta esta premisa, es también importante garantizar
la continuidad del acompañamiento formativo. Un papel impor-
106
tante lo juega el Inspector mismo, con su solicitud paterna, y el
delegado de formación inspectorial, mediante encuentros perió-
dicos y visitas a las casas de formación inicial, pero sobre todo
a las casas con tirocinantes y hermanos en el quinquenio. Las
reuniones de formadores de varias etapas también son útiles a
este respecto, para garantizar una visión y estilo de formación
comunes, y para asegurar una comunicación continua entre la
comunidad y el equipo, salvaguardando al mismo tiempo la con-
fidencialidad y el secreto sobre situaciones personales. Por tan-
to, naturalmente la continuidad la favorece el mismo salesiano
en formación que muestra voluntad de abrirse con transparen-
cia a su acompañante, a pesar de los cambios de acompañante
en las fases de formación.
139. Un cuidado especial, como hemos señalado, hay que te-
ner en las etapas del tirocinio y del quinquenio, mediante la sabia
decisión de enviar a los hermanos a comunidades con capacidad
de ofrecer un buen nivel de prudente acompañamiento. Esto es
responsabilidad del Inspector.
También corresponde al Inspector la responsabilidad de selec-
cionar, preparar y proponer un grupo de hermanos como acom-
pañantes espirituales en la comunidad inspectorial. Además sería
oportuno señalar algunos criterios para la elección de acompa-
ñantes espirituales por parte de hermanos en formación inicial:
la posibilidad de un encuentro mensual (lo cual requiere que el
acompañante no esté muy lejos, de modo que no se dificulten
los encuentros con la debida frecuencia); conocimiento, por parte
del acompañante, del carisma salesiano y de las características
formativas de las diversas etapas de formación; la posibilidad
de que el acompañante pueda participar en algún encuentro del
equipo formativo.

11.8 Page 108

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4.9 EL PAPEL DE LA COMUNIDAD Y DE LA MISIÓN
140. Misión y comunidad son elementos constitutivos de la
identidad consagrada salesiana y aparecen como temas impor-
tantes en nuestra investigación. La relación del acompañamiento
espiritual está marcada fuertemente por la misión y la vida de
comunidad.
Acompañamiento espiritual y comunidad
141. Existe una relación recíproca entre acompañamiento es-
107
piritual y comunidad. Tenemos presente que por comunidad no
entendemos sólo comunidad religiosa salesiana, sino también
comunidad educativo-pastoral – y esto es especialmente signifi-
cativo en la fase del tirocinio.
Un buen camino de formación ayuda a ser siempre más abier-
tos a los otros y más disponibles al don de sí en el servicio.
Es igualmente verdad que el ambiente de la comunidad tiene
un gran impacto en el camino de cada miembro y en disposición
a mejor el acompañamiento espiritual. El ambiente físico y exter-
no es educativo por sí mismo: “El Oratorio de Don Bosco, criterio
permanente” (C 40) tiene que ser fuente de inspiración también
para la arquitectura y la ambientación, para la disposición de los
espacios comunitarios. La práctica del discernimiento comunitario
(C 66) se convierte en escuela para la formación de comunidades
que mañana serán capaces de discernimiento. La atmósfera de la
comunidad religiosa crea la confianza y la familiaridad que marca
todas las relaciones humanas que la constituyen, incluso el mismo
acompañamiento personal. También es verdad que puede suce-
der lo contrario, como se puede ver en las respuestas abiertas de
algunas regiones. Además, en todas las áreas lingüísticas, como
hemos visto, los jóvenes en formación piden que sus formadores
estén junto a ellos, compartiendo su vida en los momentos infor-
males, construyendo relaciones de amistad confianza. El acompa-
ñamiento comunitario y personal están relacionados, de modo que
si uno sufre, también sufre el otro. Es interesante que el Sinodo de
2018 se haya cuidado de poner la luz en este punto típicamente
salesiano (DF 95-97), como hemos visto antes, cuando se ha ha-
blado de la originalidad de la praxis de Don Boso (ver sección 3.4).
La cultura de la Inspectoría
142. Tenemos que detenernos en la relación que existe entre
formación inicial y ‘cultura de la Inspectoría’.

11.9 Page 109

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Lo que sucede a los hermanos en una casa de formación, tam-
bién cuando viven en comunidades interinspectoriales fuera del
territorio de la Inspectoría, no es indiferente a la vida inspecto-
rial. La calidad de la experiencia formativa de los formandos y el
modo en que son acompañados determinará la calidad de la vida
y de la misión de la Inspectoría.
También es verdad que la cultura de la Inspectoría tiene un peso
determinante sobre los procesos de formación. El estilo de vida
de los hermanos de la Inspectoría en su conjunto tiene un impac-
108
to positivo o negativo sobre quienes están en formación inicial,
los cuales toman como ejemplo e inspiración a los salesianos que
están más adelantados en el camino.
Una consecuencia inmediata es que los temas de la formación
-como el acompañamiento- no se pueden referir solo a las comu-
nidades de formación inicial. Si sucediera esto, ya tenemos un
indicador de que algo no está funcionando adecuadamente en el
ambiente de formación que es la ‘cultura de la Inspectoría’.
El grupo de compañeros
143. Como pastor y educador de los jóvenes (C 98), se pide
a cada salesiano que dé importancia al gran potencial que tie-
ne la experiencia de grupo en la formación de los jóvenes. Este
principio pedagógico general es válido también en el contexto
de la formación inicial. La experiencia de grupo en las etapas de
formación inicial tiene también un gran impacto para el camino
vocacional de los candidatos y de los hermanos. Este es un ele-
mento crucial en el acompañamiento de la comunidad y para el
ambiente que se crea en comunidad.
Además, no podemos olvidar que en mundo digital los amigos
virtuales de las redes pueden tener mayor influencia que los com-
pañeros y hermanos de comunidad.
En algunas casas de formación, la interacción de grupos pe-
queños se convierte en una forma de acompañamiento espiritual.
El grupo crea un ambiente acogedor y estimulante, donde se pue-
den compartir el propio camino de fe y los valores fundamentales
de la vida, para el enriquecimiento recíproco. A su vez, tal expe-
riencia de grupo favorece las otras formas de acompañamiento,
como el camino hecho con el acompañante espiritual personal.

11.10 Page 110

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La cuestión de las comunidades de formación con número
grande de hermanos
144. Merece decir una palabra sobre la situación de la casas de
formación numerosas. Aunque dichas comunidades se caracteri-
zan por tener un ambiente ‘pacífico’, estamos convencidos de que
la calidad de la interacción y acompañamiento formativos es ten-
dencialmente mejor en comunidades más pequeñas. La eventual
división de las comunidades grandes implica naturalmente mayor
inversión en términos de formación del personal, y esto no es siem-
pre fácil. En cierta medida, sin embargo, los procesos de grupo de
109
variado tipo (grupos de curso, cluster groups transversales en rela-
ción a los años de curso, etc) pueden compensar y mitigar las difi-
cultades que encuentran las comunidades excesivamente grandes.
Misión y acompañamiento espiritual
145. La atmósfera de la comunidad y la implicación en la misión
apostólica son decisivas para el crecimiento en aquellos aspectos
de nuestra vida que son típicamente salesianos. Esta es un área de
interés siempre válida para el camino de acompañamiento espiri-
tual salesiano, dado que nuestro objetivo es crecer como discípu-
los de Cristo, según el camino abierto por Don Bosco. Hemos visto
que tenemos que cuidar más esta dimensión, especialmente en la
fases de formación después del noviciado (ver sección 4.2).
Además del coloquio personal con el director y de la posibilidad
de acceder al sacramento de la Reconciliación, la comunidad ofrece
otras formas de acompañamiento como, por ejemplo, el acompaña-
miento de las experiencias apostólicas, el esfuerzo intelectual en el
campo académico, el apoyo que se tiene en el ámbito psicológico.
Sin duda, ya en las fases de formación inicial tenemos nece-
sidad de comenzar a compartir el espíritu y la misión salesianos
con los seglares, así como la implicación de los jóvenes en for-
mación dentro de una CEP en la que los hermanos formen parte
del núcleo animador, junto a los seglares que comparten nuestra
misma misión. Los apostolados de fin de semana y los apostola-
dos de verano pueden resultar de provecho si son acompañados
de modo adecuado -si los formadores son capaces de ayudar a
los jóvenes salesianos a hacer “experiencia de los valores de la
vocación salesiana” (C 98). Los formadores y los acompañantes
estarán especialmente atentos para ayudar a los hermannos en
formación a aprender a encontrar a Dios en aquellos a los que
son enviados (C 95), y a discernir la voz del Espíritu en cada ex-
periencia, haciendo el mejor uso formativo de toda experiencia

12 Pages 111-120

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12.1 Page 111

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(C 119). Su servicio de formación sería más eficaz si fueran capa-
ces de participar de algún modo en las experiencias apostólicas
en las que participan los jóvenes en formación. Naturalmente, el
acompañamiento pastoral y espiritual es una aportación formati-
va indispensable para la experiencia de tirocinio: sin ese acompa-
ñamiento, esta etapa formativa corre el riesgo de quedar reducida
a un ‘trabajo’ que hay que desempeñar.
Estilo de colaboración en el acompañamiento salesiano
110
146. Un sano y sereno ambiente formativo, con estilo familiar,
es esencial para el acompañamiento espiritual en la vida sale-
siana. La colaboración y el trabajo en equipo son conditio sine
qua non para la creación de ese ambiente formativo. El proceso
de formación no debiera y no puede ser el resultado de un es-
fuerzo heroico del individuo bien preparado, sino el fruto de un
eficaz trabajo de equipo. En un mundo en el que el individualis-
mo es tan fuerte, nuestros jóvenes salesianos tienen necesidad
de saber que trabajar juntos es posible y bueno. Tienen necesi-
dad de ver a sus hermanos salesianos adultos y ancianos vivir
y trabajar juntos.
Una tarea esencial consiste en constituir equipo de forma-
ción coherentes y armónicos. Es obvio que no es suficiente se-
leccionar un grupo de individuos personalmente cualificados.
Han de tener la capacidad de sintonizar entre ellos y de formar
juntos un buen equipo, capaces de mejorar la atmósfera de la
comunidad y favorecer una interacción significativa, lo más po-
sible y a todos los niveles. La selección de los formadores y la
constitución de equipos de formación con personas capaces
de cohesión es una de las competencias del gobierno, a nivel
inspectorial e interinspectorial; tiene importancia vital para la
formación.
147. El espíritu de familia es una condición fundamental para
un buen camino formativo, y es lo primero de lo que se ha de
cuidar en la comunidad: “Don Bosco quería que en sus am-
bientes cada uno se sintiera como en su propia casa. La casa
salesiana se convierte en familia cuando el afecto es correspon-
dido y todos, hermanos y jóvenes, se sienten acogidos y res-
ponsables del bien común. En un clima de mutua confianza y de
perdón diario, se siente la necesidad y la alegría de compartirlo
todo, y las relaciones se regulan no tanto recurriendo a la ley,
cuanto por el movimiento del corazón y por la fe. Un testimonio
así suscita en los jóvenes el deseo de conocer y seguir la voca-
ción salesiana” (C 16).

12.2 Page 112

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El diálogo de acompañamiento espiritual personal salesiano su-
pone la existencia de relaciones propias de una comunidad sale-
siana. La comunidad y las estructuras de formación ofrecen im-
portante acompañamiento no formal, complementario y de apoyo
a los momentos más ‘formales’.
148. Si cada miembro de la comunidad es responsable del es-
píritu de familia, con más razón lo es el director, por el papel clave
que desempeña para crear las condiciones para una experiencia
comunitaria positiva y para favorecer los procesos personales
de crecimiento (ver Bay 404). Sabe bien la importancia del colo-
111
quio fraterno, cuyo objetivo es el bien del hermano y también el
buen funcionamiento de la comunidad (C 70); por ello, se muestra
siempre disponible para el coloquio. Y muestra a los hermanos,
especialmente a los de formación inicial, que tienen libertad real
para elegir su propio acompañante espiritual.
149. Un buen vicario del director también es un elemento de-
cisivo para una casa de formación, sobre todo si sabe apoyar al
director y se encarga de elementos de disciplina y de organiza-
ción, liberando al director de estas incumbencias que le permitan
ejercer mejor su rol de padre, animador y animador del espíritu
de familia.
150. Tanto el director como los otros miembros del equipo de
formación son conscientes de la importancia de la unidad y de
la cohesión del equipo, y hacen todo lo posible por promoverla.
Cuando falta la unidad interna del equipo se echan a perder mu-
chos esfuerzos realizados en la formación, debilitando los frutos
de dichos esfuerzos.
Junto a la importancia del equipo, se anota el hecho de que en
la comunidad de formación no hay hermanos que son ‘solamente
profesores’: cada profesor también es formador, por la influencia
que se tiene en la comunidad y en los jóvenes. Quien deseara ser
exclusivamente profesor y no formador, ya queda excluido para
ambas funciones.
151. El director y el equipo reconocen la importancia de la fa-
milia de origen de los hermanos. Cuanto más logramos ‘caminar
juntos con la familia’, el camino de crecimiento humano y de fe
cobran mayor valor y fuerza.

12.3 Page 113

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4.10 RESPETAR LA CONFIDENCIALIDAD
Y CREAR CONFIANZA
Acompañamiento espiritual
152. En la relación de acompañamiento espiritual es importan-
te crear un espacio donde nos sentimos acogidos y respetados, a
gusto para compartir los sentimientos más profundos. Mantener
la reserva es el modo mejor para garantizar un ambiente seguro.
“La discreción es uno de los dones que podemos ofrecer a las
112
personas, en un mundo donde ya hay pocos secretos”18.
Sin confianza no es posible entablar relación con la verdad de
la persona. Por su naturaleza, el objetivo del acompañamiento
espiritual trata de estar en contacto con la verdad interior de la
persona, para ayudar a conocerse con sinceridad, de modo que,
poco a poco, lleguemos a ser lo que Dios quiere que seamos19.
Nuestra investigación sobre el acompañamiento nos ofrece una
clara indicación que, por parte de quienes son acompañados,
la libertad es indispensable, si se quiere que el acompañamien-
to sea un auténtico camino en la verdad. Por parte de quienes
ofrecen el servicio de acompañantes espirituales, sin embargo, la
condición indispensable es la confianza.
153. En nuestro sistema educativo acompañamiento es sinóni-
mo de confiarse a cualquier maestro espiritual en un monasterio o
santurario. El terreno adecuado es la casa de formación, en la que
se establece un clima de confianza, respeto, compromiso, que se
convierte en el humus en que las personas puedan brotar, crecer,
florecer y dar frutos.
Los resultados de las encuestas dan la impresión de que bas-
tante de lo que se propone en muchas casas de formación se
acepta sólo a nivel de comportamiento exigido. Pero no se llega
18 Richard Gula, Ethics in Pastoral Ministry (Mahwah NJ, Paulist Press, 1996) 117
19 El discernimiento se puede definir como el arte mediante el cual el hombre com-
prende la palabra que se le ha dirigido, y en esta misma palabra reconoce el modo
en el que debe caminar para responder a la Palabra. La actitud del discernimiento
es, por tanto, un progresivo mirarse a sí mismo y la historia con los ojos de Dios, y
ver cómo Dios realiza en nosotros y en los demás su obra, y como nosotros pode-
mos contribuir a esa su acción de modo que podamos participar íntimamente en el
misterio pacual de Jesucristo, dejando progresivamente que Cristo tome posesión
de nosotros mismos ‘hasta que lleguemos todos a la plena madurez en Cristo’ (Ef
4,13) ‘completando en nosotros mismos lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en
favor de su Cuerpo que es la Iglesia’ (Col 1,24). (Cfr. Marko Ivan Rupnik, Discerni-
mento, Roma, Ed. Lipa, 2004).

12.4 Page 114

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a saber si hay convicción personal. Atendiendo a las respuestas
abiertas, especialmente las de los tirocinantes y estudiantes de
teología, observamos la tendencia a ‘espiritualizar’ las cosas, tan-
to por parte de los formadores como de quien está en formación,
dando una especie de prioridad oficial a las ‘cosas espirituales’
en relación con los otros elementos del conjunto de la jornada y
de la programación. Las evaluaciones periódicas se detienen en
lo que es externamente visible (como, por ejemplo, la presencia
en la meditación). Pero el contenido y el impacto de estas ‘prácti-
cas’ puede ser integrado mediante un acompañamiento personal
que se caracteriza por la confianza y la libertad.
113
154. En la literatura clásica salesiana hay un texto extraordina-
rio sobre el asunto de la libertad y la confianza, de la discreción y
la apertura: la carta de Roma de 1884. Meditar en ella a la luz de
los resultados de nuestra encuesta puede iluminarnos bastante.
La carta es la expresión madura de la experiencia pedagógica
y espiritual de Don Bosco, con una perpectiva que abarca ya un
horizonte mundial. Don Bosco sabe que está transmitiendo su
herencia y su testamento, su modo de ser padre y maestro de la
juventud. Es el mismo estilo que había usado diez años antes al
escribir las Memorias del Oratorio, en un momento en el que las
Constituciones de la naciente Congregación habían sido aproba-
das finalmente y la primera expedición misionera estaba prepara-
da para marchar. Está convencido de que recuperar el espíritu de
los orígenes es el mejor modo para lanzarse al futuro. El reciente
Sínodo sobre la juventud y las orientaciones dirigidas a toda la
Iglesia nos enseñan que eran proféticas las intuiciones de esa
carta de mayo de 1884, entregada a cada salesiano en las Cons-
tituciones, el día de la primera profesión.
Papa Francisco habla de la misma ‘sólida y afectuosa confian-
za’ en la relación de vida familiar: “una familia donde reina una
básica y cariñosa confianza, y donde siempre se vuelve a confiar
a pesar de todo, permite que brote la verdadera identidad de sus
miembros, y hace que espontáneamente se rechacen el engaño,
la falsedad o la mentira” (AL 115). “La formación moral debería
realizarse siempre con métodos activos y con un diálogo educa-
tivo que incorpore la sensibilidad y el lenguaje propio de los hijos.
Además, esta formación debe realizarse de modo inductivo, de
tal manera que el hijo pueda llegar a descubrir por sí mismo la im-
portancia de determinados valores, principios y normas, en lugar
de imponérselos como verdades irrefutables” (AL 264).

12.5 Page 115

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El coloquio con el director
155. El coloquio fraterno con el director, como otras muchas
profesiones de ayuda al estilo del counseling, tiene la obligación
grave de la confidencialidad y el secreto, tal como lo manda la
Iglesia y la Congregación. Basta citar la Ratio: “El acompaña-
miento formativo en sus diversos niveles exige de quienes lo
ejercen,.… atenerse a los criterios de prudencia y de justicia
que, según los casos, requieren discreción o absoluto respeto
del secreto profesional y del secreto sacramental” (FSDB 264).
114
Como nos dice Don Pablo Albera, existe tan estrecha correla-
ción entre confidencialidad y confianza ya que el más mínimo
desliz en lo primero provoca la pérdida completa e inmediata de
la segunda20.
También las cosas externas que se comunican al director durante
el coloquio, como por ejemplo temas de salud o dificultades perso-
nales, se han de considerar como confidenciales, pues cada uno
tiene derecho a su buen nombre y a su privacy. Pero dejan de ser
cuestiones reservadas si el director tiene noticias por otras vías del
fuero externo; no obstante, conviene que el director hable con el
hermano de esta nueva situación si lo aconseja la prudencia.
Además, dado que uno de los fines del coloquio es el buen fun-
cionamiento de la comunidad, el director tiene siempre la posibi-
lidad, con el permiso del hermano, de intervenir en base a las in-
formaciones recibidas.
La confidencialidad del coloquio con el director y la del acom-
pañamiento espiritual, sin embargo, no es absoluta, como sí lo es
la del secreto en el sacramento de la Reconciliación. De hecho,
hay circunstancias graves que pudieran eximir del deber de la
confidencialidad como, por ejemplo, el caso de abuso de meno-
res, de homicidio o de suicidio.
20 MSD 1986 264: “El coloquio está defendido, por su misma naturaleza, con un se-
creto riguroso: ‘El Director ponga mucho cuidado en no decir a unos los defectos de
los otros, aunque sean cosas que quizá conoce por otro camino. Dé pruebas a sus
subordinados de que es capaz de guardar secreto de cuanto le confían. Una pequeña
indiscreción en esto puede bastar para disminuir y acaso destruir totalmente la con-
fianza que habían depositado en él’” (Manuale del direttore di don Albera, 131). Por
razones inherentes a su cargo, puedes ser requerido por tu inspector a opinar sobre
tal o cual hermano. En ese caso informarás con objetividad y gran sentido de respons-
abilidad. Pero la fuente será exclusivamente la conducta exterior del hermano y lo que
otros hayan podido decir de él. Las confidencias del coloquio están protegidas por un
secreto riguroso: nihil, unquam, nulli” (El Director Salesiano 1986, nº 264).

12.6 Page 116

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Admisiones
156. Cuando se trata de admisiones, exceptuados los casos in-
dicados antes (n. 155), el principo formulado por CG19 sigue sien-
do válido: ”La obligación del secreto acerca de lo oído en la Cuenta
de la vida exterior es rigurosísima. Tratándose de cosas íntimas, el
Director está obligado a no manifestar nada ni directa ni indirec-
tamente, por ningún motivo, en ninguna ocasión, menos todavía
tratándose de admisiones a los Votos o a las Órdenes” CG19 -ACS
244 97-98; edición del Capítulo General 19 en castellano p.113).
115
Eso significa, en la práctica, que el director no puede compartir
las informaciones oídas en el coloquio con los otros miembros de
su consejo, ni usar esas informaciones para tomar conclusiones
personales cuando hay que tomar decisiones. Expresa su juicio
personal en base a sus propias observaciones y a las aportadas
por el consejo.
Si sucede que, antes de las admisiones en el consejo local, el
director piensa en conciencia que alguno no debiera profesar o
recibir órdenes sagradas ‘se tiene la obligación grave de concien-
cia de decir al interesado con serenidad, claridad y caridad que
no puede y no debe seguir adelante -también por su propio bien-’
(ACS 281 49).
Si, a pesar de todo, el hermano presenta su solicitud, el director
tiene que actuar en consejo como en el resto de casos. En otras
palabras, no se puede dejar influenciar por su propio juicio y por
su comunicación anterior con el interesado.
4.11 RECUPERAR EL SISTEMA PREVENTIVO
Los modelos diversos de formación
157. Existe una cierta sintonía y uniformadidad en el modo
con el que se organiza la formación en todo el mundo, fruto de
nuestra tradición de actuar con criterios comunes, respondiendo
a las directrices de la Ratio, así como a la unidad que deriva de la
animación y gobierno establecido en la Congregación para todo
el mundo. Sin embargo, a la luz de los resultados de la encuesta,
hemos de admitir que existen grandes diferencias.
Se puede decir, a grandes rasgos, que en algunas partes es muy
visible la dinámica de la fraternidad mientras que en otras apare-
ce cierta distancia entre ‘superiores’ y ‘sujetos’, según se percibe

12.7 Page 117

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en cosas relativamente secundarias, como el modo de ocupar los
puestos en el comedor. El término ‘miedo’ aparece frecuentemente
en algunas zonas de la Congregación, con la consiguiente tenden-
cia al cumplimiento externo (‘formalismo’) en lugar de la auténtica
transformación de motivaciones, actitudes y convicciones. Estas
son también las zonas donde, del conjunto de las respuestas,
los jóvenes en formación piden insistentemente separar director/
responsable de acompañante espiritual (ver 2.3.7) y donde recibe
las puntuaciones más bajas la posibilidad de abrir libremente el
corazón y dar confianza sin reservas (ver 2.3.4), donde la palabra
116
‘libertad’ aparece con más insistencia. Sin embargo, también en
estas zonas los encuentros personales son menos regulares (ver
2.3.5), y donde el coloquio suele coincidir con el acompañamiento
espiritual personal en muchos casos, considerándose este modelo
una práctica obligatoria.
Podemos, por tanto, hablar de diversos ‘modelos’ predominan-
tes operativos en la formación -aun cuando todos, teóricamente,
asumen el modelo definido y propuesto por la Ratio.
El modelo del ‘cumplimiento externo’ en la formación y sus
consecuencias
158. El modelo predominante de formación es un elemento
clave en los procesos de formación y en la relación de acompa-
ñamiento personal. Como hemos dicho, por ‘predominante’ no
entendemos el modelo definido como tal sino el que se ejercita en
la práctica, el que predomina en la vida ordinaria. Es posible que
se afirme una cosa en la teoría y se haga de modo distinto en la
vida. En realidad se puede estar realizando una praxis, mientras
que el Sistema Preventivo está indicando que hay que hacer de
modo distinto, sin darnos cuenta de esa diferencia existente. No
darnos cuenta significa no tener un lenguaje capaz de captar y
expresar lo que se está haciendo, aunque sigamos hablando de
razón, religión y amorevolezza; de este modo se inicia un proceso
de devaluación, distorsión, disolución, corrupción del lenguaje y
de los contenidos a los que nos referimos con estos términos.
Puede que sea una devaluación que hacen sólo algunos indivi-
duos. Pero puede tener una incidencia a mayor escala, hasta el
punto que las palabras se repiten y se proclaman, pero su verda-
dero sentido ha desaparecido. Esta es una situación difícil cuan-
do un grupo entero, no solo algunos, está en esta posición de
devaluar y distorsionar la tradición carismática.
159. Si el modelo predominante de formación busca la adquisi-
ción de un conjunto de conductas, el resultado que se logra des-

12.8 Page 118

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pués de un buen número de años de formación inicial no puede ser
otro que: acomodación a las conductas esperadas con un conjunto
de hábitos que se convierte en costumbre, y con la esperanza de
que sean también desarrolladas sus correspondientes motivacio-
nes internas. Si el modelo se pone objetivos de mayor profundidad
y pretende la adquisición de un conjunto de competencias nece-
sarias para el ministerio, el resultado será un grupo de personas
cualificadas. Si el modelo busca la transformación de la persona, su
configuración con Cristo según el modo marcado por Don Bosco, el
resultado será un grupo de personas que han asumido la responsa-
bilidad personal de su crecimiento y que, con esperanza, continua-
117
rán su crecimiento en Cristo, tanto individualmente como en grupo.
Podemos hablar de un modelo de formación de arriba a abajo,
de conformación formal, cuando el objetivo consiste, en la prác-
tica, en una acomodación externa. Este tipo de modelo se apoya
en la autoridad y en las reglas, tiende a realizarse manteniendo
la distancia entre quienes detentan la autoridad y aquellos que
están sujetos a ella. No es de extrañar que en este modelo surjan
miedo y ansia en los formandos.
160. También en el modelo vertical, de acomodación, hay perso-
nas que han crecido bien y han logrado la santidad. Sin embargo,
no es fácil entender hoy que la simple acomodación conductual
externa sea una buena receta para la vida religiosa. Los ritmos de
vida de hoy en nuestras comunidades locales agotan rápidamente
la fidelidad cuando ésta se apoya sólo en buenos hábitos conduc-
tuales. Sólo lo que se ha asimilado como razón, convicción y moti-
vación profunda puede sostener la fidelidad, ayudando a encontrar
un nuevo equilibio y a integrar los desafíos y las oportunidades
que continuamente se abren. El actual ritmo de vida requiere gran
fuerza interior y una sólida vida espiritual, así como docilidad para
poder discernir la voz del Espiritu en los acontecimiento de cada
día (C119). Es evidente la necesidad de un buen camino de acom-
pañamiento espiritual personal. Se trata del medio principal me-
diante el cual las expresiones de nuestra vida de oración pueden
convertirse en auténticos procesos de crecimiento personal, que
seguirán alimentándonos independientemente de las situaciones
externas que encontraremos. “Estamos llamados a formar las con-
ciencias, pero no a pretender sustituirlas.” (AL 37)
La importancia de la interioridad y de la transformación
del corazón
161. Un modelo de formación que queda solo a nivel externo,
superficial, está profundamente alejado de la tradición salesia-

12.9 Page 119

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na (ver McDonnell 72-75). San Francisco de Sales era escéptico
respecto de los que ponían su atención y energías en el aspecto
externo: “Por lo que a mí se refiere, no he sido nunca capaz de
aprobar el método de quien, para reformar a alguno comienza por
lo externo, por las apariencias, los modos de vestir, los pelos...
Por el contrario, veo que es necesario comenzar por el interior
(OEA III 23, en McDonnell 72). Estaba convencido de que “aque-
llos que llevan a Jesús en el corazón pronto lo tendran en todas
sus expresiones externas” (OEA III 23, en McDonnell 72). La espi-
ritualidad salesiana subraya la importancia de la interioridad para
118
Francisco, el corazón es lo central. Uno de los primeros objetivos
del acompañamiento espiritual salesiano consiste en facilitar a
los jóvenes que sintonicen con el centro de su ser, con su co-
razón. Este primado del corazón es el signo de autenticidad del
humanismo cristiano de San Francisco de Sales. El camino espi-
ritual es un viaje interior, un camino hacia el propio corazón, y el
acompañamiento espiritual busca la transformación del corazón,
la configuración de la persona con Cristo.
Revisando lo que se ha experimentado en la formación inicial
162. Las observaciones de 538 salesianos que hacen el ser-
vicio de acompañamiento suscitan también una reflexión sobre
el modelo de formación. En el cuestionario se les pedía repasar
su propia experiencia de acompañamiento durante su formación
inicial. Llama la atención que muchas dificultades expresadas
por los acompañados (desde el prenoviciado al quinquenio) sean
semejantes -incluso en porcentaje- a los problemas vividos por
esos hermanos cuando se encontraban en formación inicial. Esto
evidencia que se mantienen algunas constantes, ligadas a las es-
tructuras y a los modelos de formación.
Si las experiencias vividas durante la formación inicial están
marcadas por grandes limitaciones (por ejemplo, la falta de res-
peto a la confidencialidad), es difícil e improbable que las ge-
neraciones de salesianos que pasaban tales ‘filtros’ tengan en
el futuro las mejores disposiciones y preparación para ser bue-
nos acompañantes espirituales de sus hermanos más jóvenes.
Siempre hay excepciones -como cuando se tiene la capacidad
de aprender de las experiencias negativas- pero lo ordinario es
repetir lo que se ha vivido.
163. Por tanto, es urgente e importante ser conscientes del
modelo de formación que se está realizando. Sacar a la luz el
modelo operativo permite poder examinarlo de modo crítico y de-
cidir si es necesario cambiarlo.

12.10 Page 120

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Desde nuestro punto de vista, el modelo de acomodación
conductual en la formación es demasiado cercano al sistema
represivo, y no puede estar de acuerdo con el espíritu salesia-
no (ver capítulo 2 de las Constitucioneas). Tenemos necesidad
de hacer una evaluación con honradez y volver con valentía al
Sistema Preventivo. La recomendación de Don Bosco al pri-
mer joven director salesiano de la Congregación, Miguel Rua
-studia di farti amare- está grabada en la cruz de la profesión
perpetua y es necesario que la pongamos en práctica, pues
vuelve a insistir Don Bosco en la carta de Roma de 1884. Si
la tomamos en serio los directores, los formadores, los acom-
119
pañantes espirituales, todos los salesianos que tienen enco-
mienda de algún modo de acompañamiento, nos llevará a un
camino de purificación, a modo de lo que nos pide Jesús: car-
gar con la cruz y seguirlo.
4.12 APRENDER DE LA EXPERIENCIA
164. El artículo 98 de las Constituciones nos ofrece una me-
todología fundamental para la formación: el salesiano “vive la
experiencia de los valores de la vocación salesiana”. Es otro
modo de expresar la centralidad del corazón y de la interioridad
en la tradición de San Francisco de Sales.
Aprender de la experiencia no significa ‘acumular experien-
cias’. Se trata de entrar en esa experiencia y reflexionar sobre
ella en actitud orante, para discernir la voz del Espíritu (C 119).
Esta es la ‘habilidad’ principal que permite que la formación sea
permanente. Cuando vivimos de este modo, verdaderamente
vivimos en una actitud permanente de discernimiento (ACG 425
30-33).
165. No se trata de tener a los jóvenes en formación constan-
temente ocupados en mil cosas. El acompañamiento consiste
en ayudarle a focalizar su atención en lo que está sucedien-
do en su interior, en lo profundo de su corazón, mientras viven
las experiencias variadas, para reconocer la voz del Espíritu en
cada situación. Este acompañamiento puede tener lugar en la
comunidad y debería darse también en pequeños grupos cuan-
do la comunidad es grande. Debiera ser el corazón y la sustan-
cia del acompañamiento espiritual. Y podemos aprender de la
experiencia en todos los niveles, pues hay experiencia en todo:
en las relaciones, en la vida de comunidad, en el trabajo pas-
toral, en los trabajos intelectuales, en la vida de oración, en las
celebraciones litúrgicas... Cuando se falla en este nivel es muy

13 Pages 121-130

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13.1 Page 121

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probable que muchos de nosotros ‘pasemos por’ algunas prác-
ticas de piedad durante toda nuestra formación inicial, sin haber
aprendido a rezar de modo auténtico.
Conviene recordar que la pedagogía de la oración ha sido cen-
tral en la propuesta educativa de Don Bosco: “Ámbito funda-
mental de acompañamiento es la formación en la oración, que
partiendo del ejercicio de la presencia de Dios y de las prácticas
de piedad, conduzca a la adquisición del espíritu de oración, a la
unión con Dios y al estado de oración vivido en la vida cotidiana”
120
(Giraudo 171).
4.13 ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL HOLÍSTICO
166. En la interacción armoniosa de todas las dimensiones que
se integran en la historia de vida única e irrepetible de cada uno,
se encuentra el recorrido del auténtico crecimiento vocacional.
Quien acompaña necesita sintonizar sus intervenciones con este
proceso en que la vida germina, sana y florece,aceptando a los
jóvenes en la situación “tal como se encuentra el desarrollo de su
libertad” (C 38).
Acompañar a los jóvenes que tratan de seguir a Cristo en la
Congregación salesiana es un proceso holístico, en el que comu-
nidad y persona están implicados en todos los aspectos de su
vivir cotidiano. El acompañamento espiritual abarca la totalidad
de la persona y no sólo el aspecto ‘espiritual’, entendido de modo
reductivo. Podemos inspirarnos en la ‘promoción integral’ des-
crita en el artículo 31: “Educamos y evangelizamos siguiendo un
proyecto de promoción integral del hombre, orientado a Cristo,
hombre perfecto”
Todas las dimensiones del ser humano forman parte de la ‘sus-
tancia’ del acompañamiento espiritual. El momento del acompa-
ñamiento personal es, sobre todo, un espacio de respeto y aco-
gida, donde se encuentra seguro, en el que es posible mostrar
la experiencia completa de la persona: condiciones físicas y de
salud, vida emotiva en su pasado y presente, vida comunitaria,
vida de grupo y relaciones interpersonales, el aspecto educativo
intelectual que es importante en algunos momentos de la forma-
ción inicial, la vida de oración tanto en sus expresiones de ora-
ción comunitaria como en la personal, donde se logra que la vida
sea oración, experiencias pastorales, y la vocación consagrada
salesiana que marca todos los aspectos a los que acabamos de
referirnos. Un buen acompañante facilitará a la persona para que

13.2 Page 122

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traiga toda esta experiencia de vida a la relación de acompaña-
miento y la ayudará a descubrir y discernir la voz y la acción del
Espíritu (C 98, 119).
Esta perspectiva holistica está en sintonía con el principio bá-
sico propuesto por el Papa Francisco indicando que el tiempo
en más grande que el espacio: “Este principio permite trabajar a
largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda
a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas, o los
cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. Es
una invitación a asumir la tensión entre plenitud y límite, otorgan-
121
do prioridad al tiempo. … Darle prioridad al tiempo es ocuparse
de iniciar procesos más que de poseer espacios” (EG 222-223).
4.14 EVALUACIONES TRIMESTRALES COMO
AYUDA PARA EL CRECIMIENTO
167. El único objetivo de la evaluaciones periódicas personales
(escrutinios) consiste en favorecer el crecimiento integral de cada
joven en formación. Por medio de ellos, el Consejo de la casa
valora, anima, corrige, refuerza el camino vocacional de cada
persona. Idealmente, estas evaluaciones debieran ser una ayuda
significativa comunitaria, complementaria a la que se da en el co-
loquio con el director y en el acompañamiento espiritual personal.
Si se realiza bien, esta evaluación puede ser muy provechosa.
Pero si la evaluación se hace de modo precipitado e imprudente,
puede dañar gravemente la relación de confianza entre el herma-
no en formación y el equipo de formadores21.
168. Los equipos formativos han de reflexionar atentamente
sobre el objetivo y las modalidades de la evaluación periódica,
con el fin de asegurar un proceso sano, que favorezca verdade-
ramente la formación y el crecimiento de los jóvenes en sus co-
munidades. Es importante subayar que la evaluación no es nece-
sariamente un proceso de discernimiento ligado a la admisión de
un candidato para pasar a la etapa siguiente. Las admisiones son
actos jurídicos que implican a toda la Inspectoría y no solo el con-
sejo, mientras el objetivo principal de las valoraciones periódicas
es el de favorecer el crecimiento vocacional de quien los recibe,
mediante aportaciones de calidad ofrecidas por los miembros del
21 30,3% de los novicios señalan que viven el escrutinio como “juicio acerca del no-
vicio que no es objetivo, que se refiere sólo a algunas cosas que no son reflejan la
verdad de la persona”. En el posnoviciado este modo de ver las cosas está más acen-
tuado:41,6%. Cf. Valutazione della pratica dello scrutinio in Bay 106, 211, 290, 319.

13.3 Page 123

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consejo local. El escrutinio formativo es una evaluación del cami-
no del formando. Usado en la formación inicial para personalizar
el camino formativo, es un modo de valorar por parte del director
y del acompañante espiritual. Dado que la etapa formativa tiene
su horizonte específico que se refieren a las dimensiones humana,
espiritual, intelectual y pastoral, los formadores -especialmente el
director con el consejo de la comunidad- evalúan el progreso del
formando según tales objetivos. El escrutinio también resalta el
progreso realizado desde las evaluaciones anteriores.
122
169. Otra sugerencia útil de la Ratio: implicación activa del
joven en el proceso de evaluación. “En el período de la forma-
ción inicial, para evaluar y estimular el proceso formativo per-
sonal realícense los escrutinios cada tres meses. Confróntense
los objetivos de la fase con el camino del hermano, verificando
la maduración vocacional en continuidad con las evaluaciones
precedentes. El hermano sea involucrado en los escrutinios con
diversas modalidades” (FSDB 296).
Lo que se señala como principio fundamental es que las evalua-
ciones han de hacer referencia constante al “camino evangélico
trazado en las Constituciones Salesianas” (C24). Forman parte
de la ayuda de ‘mis hermanos salesianos’ que decimos en el rito
de la profesión, para ser fieles todos los días de nuestra vida.
Nuestros hermanos en formación inicial tienen que ser ayudados
a recordar que tal ‘asistencia’ en vivir nuestro estilo de vida evan-
gélica es un elemento esencial de nuestro crecimiento y fidelidad.
4.15 ASUMIR LA RESPONSABILIDAD PERSONAL
DE LA FORMACIÓN
170. No basta que haya un buen equipo de formadores y
acompañantes espirituales bien preparados. Como señalan las
Constituciones, “todo salesiano asume la responsabilidad de su
propia formación” (C99) y tiene que tomar una decisión conscien-
te y convencida de abrirse a sus acompañantes, de modo “que
se conozca y se deje conocer, relacionándose de modo sincero y
transparente con sus formadores”22.
La comunidad y los formadores tienen un rol importante, y sa-
bemos que no hay comunidades ni acompañantes perfectos.
Pero nada puede sustituir lo que corresponde a respuesta libre
de cada uno. También el mejor acompañante queda incapacitado
22 Ver El don de la vocación presbiteral 45.

13.4 Page 124

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cuando el acompañado no está dispuesto a abrirse, a compartir
sinceramente su experiencia y a iniciar un proceso de crecimien-
to. Del mismo modo, si las motivaciones fundamentales de una
persona no son sinceras y se finge de modo deliberado en la vida
‘para sobrevivir’, es incalculable el daño que se hace al discerni-
miento y al proceso formativo; y es una gran responsabilidad la
que asume la misma persona.
En cambio, cuando hay plena disponibilidad y prontitud en im-
plicarse en la respuesta a la llamada “en diálogo con el Señor’: de
modo que aprendemos a “atribuir eficacia formativa a sus activi-
123
dades ordinarias” (C 119).
171. La carta sobre la ‘fragilidad vocacional’ (AC 385) había
ayudado a reflexionar sobre las raíces, las manifestaciones y las
causas de tal fragilidad, y había señalado diversas actuaciones, al-
gunas de las cuales se reflejan en nuestro documento: cuidado de
la animación vocacional y del acompañamiento de quien se siente
llamado a la vida consageada salesiana, atención al Prenoviciado,
metodología formatia personalizada, privilegiar el acompañamien-
to eprsonal y reforzar el equipo de formadores y de la vida comuni-
taria. La carta ‘fidelidad vocacional’ (ACG 410) invitó a cada herma-
no a releer la historia de la propia vocación, a reforzar la conciencia
de su identidad consagrada, a cuidar de su madurez humana, vida
espiritual, compromiso apostólico y formación intelectual, a adqui-
rir la mentalidad de la formación que es permanente y a asumir la
responsabilidad personal de esta formación que dura toda la vida.
También subayó el papel vital que juegan la comunidad local e ins-
pectorial para la fidelidad vocaciónal.
La insistencia fuerte de este documento sobre la calidad y la
formación de los formadores y de los acompañantes espirituales
no se separa en nada de la realidad fundamental: toda la forma-
ción es, en definitiva, “autoformación” (PDV 69). En la dinámica
de gracia y libertad, que es el centro del crecimiento vocacional y
de la relación de acompañamiento espiritual personal, permane-
ce la responsabilidad de cada hermano: él es el primer invitado a
responder, cada día, a la llamada del Señor (C 96; ACG 416).
4.16 APRENDER QUE EL ACOMPAÑAMIENTO
DURA TODA LA VIDA
172. Todo hermano en formación inicial aprende que la forma-
ción es permanente. Aprende también que el acompañamiento
espiritual personal dura toda la vida.

13.5 Page 125

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Nuestras Constituciones hablan de la dirección espiritual como
uno de los medios a disposición de todos los hermanos para
crecer en la castidad: “se confía con sencillez a un guía espiri-
tual” (C84). Además, nuestros Reglamentos hacen referencia a la
dirección espiritual como uno de los elementos de la formación
permanente (R 99).
173. El CG26 y CG27 han indicado que todos los salesianos
tengan una experiencia de acompañamiento sistemático. El CG
26 ha pedido a cada salesiano, para hacer del Da mihi animas
124
cetera tolle el propio programa de vida espiritual y pastoral, “mi-
rando la experiencia de Don Bosco, tome o refuerce la práctica
de hacerse acompañar por un guía espiritual” (CG26 20). El CG
27 ha propuesto que, con el fin de ser místicos en el Espíritu y
vivir el seguimiento de Cristo con pasión, nos comprometamos
a “tener un acompañante espiritual estable y relacionarnos con
él periódicamente” (CG 27 67.2). Don Bosco es un gran ejem-
plo para nosotros, pues fue acompañado durante casi 30 años
por Don Cafasso, después de haber sido acompañado por otros
guías, entre los que resalta Don Calosso.
174. El Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros
(2013) habla de la necesidad de los sacerdotes de procurarse un
acompañante espiritual:
“Para contribuir a mejorar su propia vida espiritual, es nece-
sario que los mismos presbíteros practiquen la dirección es-
piritual, porque «con la ayuda de la dirección o el consejo es-
piritual […] es más fácil discernir la acción del Espíritu Santo
en la vida de cada uno». Al poner la formación de sus almas
en las manos de un hermano sabio —instrumento del Espíritu
Santo—, madurarán desde los primeros pasos de su ministe-
rio la conciencia de la importancia de no caminar solos por el
camino de la vida espiritual y del empeño pastoral”23.
Aquí y en las enseñanzas de Benedicto XVI y de Papa Francisco
se encuentra un desarrollo de lo que señaló como ‘recurso con-
fiado y humilde a la dirección espiritual’ como gran ayuda en el
camino de la fidelidad al Evangelio, “especialmente en el periodo
de formación y en ciertos momentos de la vida” (VC 95).
El acompañamiento espiritual personal no se reduce a ayuda
23 Congregación para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los prebíteros
nueva edción (Città del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 2013) 73. La cita interna
es de la Congregación para el Clero, El sacerdote ministro de la misericordia divina.
Subsidio para confesores y directores espirituales (9 Marzo 2011) 98

13.6 Page 126

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para gestionar alguna crisis; su objetivo es el continuo crecimien-
to en Cristo. Y así como la formación es permanente, también el
acompañamiento espiritual personal es permanente.
4.17 URGENCIA DE ELEGIR Y PREPARAR
ACOMPAÑANTES ESPIRITUALES
Buena selección
175. El don del acompañamiento espiritual -o ‘don de consejo’,
125
como se dice a veces- es parte de nuestro patrimonio carismáti-
co24; pero no es un don que tengan todos los salesianos. Quienes
tienen encomendado un servicio de autoridad han de seleccionar
con buen discernimiento a aquellos que serán acompañantes es-
pirituales. Hablando de la formación de seminaristas y de las per-
sonas consagradas, la primera insistencia del Sínodo se refiere a
los formadores: “no basta con que estén culturalmente prepara-
dos, deben ser capaces de relaciones fraternas, de una escucha
empática y de una profunda libertad interior” (DF 163). En sección
anterior el documento ha presentado el perfil del acompañante:
“El buen acompañante es una persona equilibrada, de fe y
de oración, que escucha y que se ha confrontado con sus
debilidades y fragilidades. Por eso sabe ser acogedora con
los jóvenes a quienes acompaña, sin moralismos y sin falsas
indulgencias. Cuando es necesario sabe ofrecer también una
palabra de corrección fraterna.
La conciencia de que acompañar es una misión que requiere
un profundo arraigo en la vida espiritual lo ayudará a mante-
nerse libre respecto de los jóvenes que acompaña: respetará
el resultado de su camino, sosteniéndolos con la oración y
gozando de los frutos que el Espíritu produce en quienes le
abren el corazón, sin tratar de imponer su voluntad ni sus pre-
ferencias.
Asimismo, será capaz de ponerse al servicio, en lugar de
ocupar el centro de la escena y asumir actitudes posesivas
y manipuladoras que crean en las personas dependencia en
lugar de libertad. Este profundo respeto será también la me-
jor garantía contra el riesgo de suplantar la personalidad y de
abusos de todo tipo” (DF 102; cfr CV 246)
24 Don Bosco había tenido este don de consejo (Don Bosco con Dios, de Ceria tiene un
capítulo entero dedicado a este tema), así como lo tuvo su acompañante Don Cafasso
(Buccellato 86).

13.7 Page 127

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Como es natural, tanto salesianos presbíteros como coadjutores
pueden ofrecer el servicio del acompañamiento espiritual, pues el
servicio del acompañamiento espiritual no está ligado a la orde-
nación sacerdotal.
“Este papel no debería ser exclusivo de los sacerdotes y de
la vida consagrada, sino que los laicos deberían poder igual-
mente ejercerlo. Por último, todos estos mentores deberían
beneficiarse de una buena formación permanente»”25.
126
Preparación específica
176. Naturalmente, quienes desempeñan el servicio de acom-
pañamiento espiritual tienen que cuidar la propia formación per-
manente. Quienes gozan de este don se aprovechann de la pre-
paración específica para desempeñar su servicio, igual que quien
tiene el talento musical logra desarrollarlo mediante la propia
formación específica que recibe en ese campo específico. “Para
poder desempeñar el propio servicio, el acompañante sentirá la
necesidad de cultivar su propia vida espiritual, alimentando la re-
lación que lo vincula a Aquel que le ha confiado la misión... Será
importante que reciba una formación específica para este minis-
terio particular” (DF 103; ver también CV 246).
El acompañamiento personal salesiano no puede improvisar-
se: necesita fuertes raíces en el carisma y, al mismo tiempo, una
capacidad constantemente actualizada de escuchar a las nuevas
generaciones tan expuestas a los cambios.
Formación permanente de formadores
177. Naturalmetne, quienes ofrecen el servicio de acompaña-
miento espiritual tienen que cuidar la propia formación perma-
nente. Significa, sobre todo, que han de ser ellos los primeros
en ser fieles y dar gran importancia al propio acompañamiento
personal. Este punto es tan importante que necesita un desarrollo
específico en el siguiente punto.
Acompañantes acompañados
178. Como todos los hermanos, quienes ofrecen el servicio de
acompañamiento espiritual necesitan ellos mismos ser acompa-
ñados.
25 CV 246, citando el encuentro presinodal. Ver también IL 126,y ell Discurso del Santo
Padre Francisco a los participantes en la plenaria de la Congregación para los Institu-
tos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, Sábado 28 enero 2017.

13.8 Page 128

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Papa Francisco usa la imagen de “guías que son guiados”26.
Evangelii Gaudium es muy clara en este aspecto: “Más que nun-
ca necesitamos de hombres y mujeres que, desde su experien-
cia de acompañamiento, conozcan los procesos donde campea
la prudencia, la capacidad de comprensión, el arte de esperar, la
docilidad al Espíritu” (EG 171). “La propia experiencia de dejar-
nos acompañar y curar, capaces de expresar con total sinceridad
nuestra vida ante quien nos acompaña, nos enseña a ser pacientes
y compasivos con los demás y nos capacita para encontrar las
maneras de despertar su confianza, su apertura y su disposición
para crecer” (EG 172). La enseñanza de Papa Francisco se asume
127
en el documento final del Sínodo 2018: “Al término de la fase ini-
cial de la formación, se debe asegurar la formación permanente y
el acompañamiento de sacerdotes, consagrados y consagradas,
sobre todo de los más jóvenes. Estos a menudo tienen que enfren-
tarse a retos y a responsabilidades desproporcionadas” (DF 100).
Supervisión
179. Además del acompañamiento espiritual personal, hay ne-
cesidad de supervisión del servicio de acompañamiento que se
ofrece a los otros: “Será importante que [el acompañante] reciba
una formación específica para este particular ministerio y que a
su vez él también se beneficie de acompañamiento y de supervi-
sión” (DF 103). Dicha supervisión es necesaria pues no se puede
esperar que el acompañante ‘tenga todas las repuestas’, como
tampoco que el acompañante sea totalmente consciente de las
propias reacciones y dinamismos personales que pueden obsta-
culizar su servicio de acompañamiento.
Esa supervisión se realiza por alguien debidamente preparado
para esta tarea, con niveles de cualificación oficialmente recono-
cidos y contrastados. Sin embargo, también la supervisión entre
iguales es útil, con la ayuda ocasional de algún experto. Además,
también hay un nivel de auto-supervisión que no sólo es útil, sino
que todos los que acompañan han de aprender a hacer. Requie-
re la capacidad de escucharse a sí mismo mientras escucha a lo
otra persona (mayor conocimiento de sí) y la disposición habitual a
evaluar las sesiones de escucha después de haberlas terminado.
26 Papa Francisco, homilía en la 19 Jornada de la Vida Consagrada, 2 de febrero de
2015.

13.9 Page 129

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13.10 Page 130

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Tercera parte
129
Elegir

14 Pages 131-140

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14.1 Page 131

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14.2 Page 132

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5. Camino por recorrer
5.1. SUGERENCIAS EMERGENTES
131
180. Nuestro esfuerzo de interpretación hace aflorar una serie
de opciones y de sugerencias para la acción.
Se comprende, por ejemplo, cómo una formación inculturada
necesita formadores capaces de entrar en diálogo con la cultura
de los jóvenes, de la cual la Congregación nos invita a compro-
meternos cada vez más para asegurar una adecuada comunica-
ción en las lenguas más utilizadas, como el inglés.
Sin duda, en el acompañamiento hemos de mostrar mejor el as-
pecto de la configuración con Cristo, como personas consagradas
que se inspiran en Don Bosco. También necesitamos invertir mu-
cho en la preparación de formadores y acompañantes espirituales.
Además, hemos de estar muy atentos a la interacción dinámica en-
tre comunidad y persona del hermano en el acompañamiento espi-
ritual, seleccionando o preparando a los directores con cuidado y,
al tiempo, asegurando la real libertad de elección del acompañan-
te espiritual. Por otra parte, conscientes del impacto formativo de
nuestra implicación en la misión salesiana, hemos de seleccionar
formadores con adecuada formación pastoral.
Es primordiar tener un respeto profundo a la dinámica de la gra-
cia y de la libertad, que están en el centro de la formación y del
acompañamiento espiritual. Hemos de poner las bases también en
el Sistema Preventivo, que no sólo es pedagogía y espiritualidad
sino también modelo de formación, con su profundo respeto de la
persona y su voluntad de acompañarla con paciencia, en espíritu
de familia, con afecto y amistad. Al mismo tiempo, quienes están
en formación inicial han de asumir el compromiso importante de
absoluta apertura, sinceridad y transparencia, imprescindible en
todo proceso de formación y acompañamiento espiritual.
Es crucial el papel del prenoviciado para la iniciación en el acom-
pañamiento personal salesiano; y hay que cuidar esta etapa forma-

14.3 Page 133

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tiva, especialmente con la selección del equipo de formadores y la
preparación del encargado. Al mismo tiempo, la reflexión sobre el
prenoviciado nos hace caer en la cuenta de la conexión tan estre-
cha entre la Pastoral Juvenil y la Formación, así como de la nece-
sidad de una renovación continua de la Pastoral Juvenil Salesiana
y del aspirantado.
181. El ejercicio de escucha del Espíritu que habla a través de
nuestros hermanos abre el camino para vislumbrar algunas estra-
tegias de amplio alcance. Las presentamos en esta tercera parte,
132
junto a las sugerencias de posibles líneas de acción que habrán
de ser concretadas, contextualizadas y activadas a nivel regional,
inspectorial y local.
5.2 ESTRATEGIAS
5.2.1 Clarificar la naturaleza del
acompañamiento espiritual salesiano
182. La primera estrategia consiste en clarificar la naturaleza
del acompañamiento espiritual salesiano.
El presente documento se puede considerar parte de este pro-
ceso, especialmente en la parte segunda, donde hemos tratado
de leer las señales procedentes de nuestros jóvenes candidatos
y hermanos en formación inicial, así como de los salesianos que
desempeñan el servicio de acompañamiento espiritual, a la luz
del magisterio de la Iglesia y de nuestra tradición salesiana.
Sin embargo, estos son los primeros pasos del camino. Hay
que avanzar mucho mediante la profundización, la asimilación
y el crecimiento en este área tan importante de nuestra vida y
misión que es el acompañamiento espiritual personal salesiano.
Tendremos necesidad de hacer una inversión generosa de ener-
gías en formación de formadores y acompañantes espirituales.
5.2.2 Renovación de la animación vocacional y
de los aspirantados
183. Otra estrategia fundamental es la de continuar la renova-
ción de la Pastoral Juvenil y asegurar que los aspirantados sean una
experiencia auténtica de discernimiento vocacional mediante el
acompañamiento comunitario, grupal y personal. De acuerdo con

14.4 Page 134

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“Orientaciones sobre la experiencia de Aspirantado” (prot.11/0377
-27 julio 2011) consideramos que la atención a los aspirantados es
un campo que compete conjuntamente a los dicasterios de Forma-
ción y de la Pastoral Juvenil1.
Es necesario clarificar la diferencia entre el planteamiento de
reclutar vocaciones y el de acompañamiento y discernimiento
vocacional, valorando cuanto ya se ha elaborado por parte de la
Congregación y de los documentos del Sínodo sobre los jóvenes
(Instrumentum Laboris, Documento Final y Christus Vivit).
133
Como ya hemos señalado (sección 4.5) hay una relación directa
entre la calidad de la Pastoral Juvenil y la animación vocacio-
nal y los procesos de formación inicial. Cuanto más se cuida el
acompañamiento y el discernimiento vocacional antes de entrar
en el prenoviciado, mejor se aprovecha formativamente cuanto
se ofrece en etapas posteriores, incluyendo el acompañamiento
espiritual personal. De igual modo, cuanto mejor es la calidad de
la formación y del acompañamiento, la Pastoral Juvenil logrará
ser lo que debe ser: acompañamiento de los jóvenes en el descu-
brimiento de su vocación y en la animación para vivirla.
Sugerencias para líneas de acción que se han
de contextualizar en las regiones, inspectorías y
comunidades locales
1. Estudio y evaluación, por parte de la Pastoral Juvenil inspec-
torial y de las comisiones de formación, de la implantación real
del acompañamiento personal salesiano en el trabajo ordinario
educativo-pastoral en las obras salesianas.
2. Estudio y evaluación de la animación vocacional a nivel ins-
pectorial y local, por parte de quienes están más directamente
implicados en la Pastoral Juvenil, en la animación vocacional y
en la formación inicial, a la luz de cuanto aparece en las orien-
taciones y pautas de este documento.
3. Evaluación del estudio de la teología pastoral y del modo
con el que las actividades pastorales se desarrollan durante la
formación específica, a la luz del presente estudio. La gradual
preparación al servicio de acompañamiento personal es un as-
pecto a integrar en la formación específica salesiana.
4. Favorecer la regularidad y la calidad del acompañamiento
espiritual personal en el aspirantado, mediante procesos de
formación y momentos de evaluación.
1 Ver también Attard y Cereda, prot. 11/0377 dt. 27 julio 2011.

14.5 Page 135

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5.2.3 Adoptar el Sistema Preventivo como
nuestro modelo de formación
184. Partir del Sistema Preventivo no es una estrategia sino un
proceso de conversión o de renovación espiritual. Es profundizar
en nuestras raíces carismáticas, especialmente en el testamento
inspirador que Don Bosco nos ha dejado en la carta de Roma, en
mayo de 1884.
Exige pasar de un modelo de formación centrado en la adap-
134
tación externa de conductas a un modelo de proceso de acom-
pañamiento comunitario y personal que reconoce y respeta las
dinámicas de la gracia y de la libertad. La tendencia a quejarse
y a juicios rápidos han de ser reemplazadas por la capacidad de
valorar y apreciar a los jóvenes que se confían a las comunidades
y a los equipos de formación. La formación es cuestión de iniciar
procesos más que de conquistar espacios.
A quien se le encomienda el servicio de la formación se le pide
cuidar de sí y armonizar la propia personalidad, de modo que
sea realmente una ayuda y no un obstáculo para los procesos
formativos. Quienes aportan el servicio de acompañamiento es-
piritual personal deberán ser conscientes siempre que el acom-
pañamiento es una “tarea de tres” y que han de aprender a des-
empeñar su papel secundario de formadores y acompañantes al
servicio del encuentro entre gracia y libertad.
El acompañamiento de personas consagradas que siguen a
Cristo obediente, pobre y casto se dirige a las raíces de las mo-
tivaciones e integra la totalidad del camino vocacional (presente,
pasado y futuro). Sin una relación de confianza auténtica y recí-
proca no es posible que se dé un acompañamiento a nivel pro-
fundo ni se puede dar la ayuda que se ha de dar, reduciéndose a
algo pobre e insignificante.
185. El Sistema Preventivo requiere que vivamos de verdad
el espíritu de familia. El acompañamiento comunitario, tanto el
formal como el no formal, es como la otra cara de la medalla res-
pecto del acompañamiento espiritual personal que es igualmente
esencial. La presencia y la cercanía a quien está en formación son
necesarias para crear el clima de confianza y de familiaridad que
alcanzan su madurez en el acompañamiento espiritual personal.
Esto va al mismo ritmo que el aprender a escuchar a los jóvenes,
no solo en la relación personal con cada uno, sino también en
la comunidad, Inspectoría, Región y Congregación, pasando de
las comunicaciones unidireccionales al diálogo auténtico, de ser

14.6 Page 136

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formadores que se limitan a enseñar a ser formadores que parti-
cipan también en los momentos recreativos y de trabajo.
Sugerencias para líneas de acción que se han
de contextualizar en las regiones, inspectorías y
comunidades locales
1. Libertad, responsabilidad, confianza son elementos clave
para cada proceso de crecimiento y respuesta vocacional. Se
pueden ofrecer instrumentos para mejorar la comprensión y
135
el ejercicio correcto de libertad, responsabilidad y confianza
(cursos, seminarios, ayuda…), especialmente para aquellos
que están en los comienzos del camino (aspirantes, prenovi-
cios, novicios).
2. La comisión de formación y el consejo inspectorial pueden
realizar un atento discernimiento /valoración del personal sa-
lesiano a los que los candidatos y los hermanos en formación
inicial pueden dirigirse para el acompañamiento personal (cer-
canía, disponibilidad, preparación…), incluyendo también las
comunidades con hermanos en el tirocinio.
3. Organizar sesiones de formación para directores y herma-
nos implicados en el servicio de acompañamiento, a nivel
inspectorial e interinspectorial, con el objetivo de ayudar a
comprender bien la diferencia entre coloquio con el director
y acompañamiento espiritual personal, para promover ambas
formas de ayuda para el crecimiento.
4. Las comisiones inspectoriales para la formación estudien
modos de evaluar el nivel de discreción y respeto de la confi-
dencialidad en los procesos de acompañamiento personal de
los candidatos y de los hermanos, pudiendo organizar iniciati-
vas de formación que ayuden a la práctica fiel de la confiden-
cialidad.
5. Con la ayuda de la comisión de formación, el Inspector re-
visa el plan de cualificación inspectorial de formadores, valo-
rando la capacidad de relaciones humanas significativas con
los hermanos implicados, y atendiendo de modo particular lo
experimentado en el tirocinio y el quinquenio.
6. Proponer iniciativas a diversos niveles (universidad, centros
de formación permanente, centros de estudios salesianos…)
para reflexionar sobre la renovación de la formación, que res-
ponda a los cambios generacionales y contextuales, implican-
do a jóvenes hermanos en formación inicial.

14.7 Page 137

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5.2.4 Cuidar el acompañamiento de la comunidad
186. Garantizar un adecuado acompañamiento comunitario en
la formación inicial requiere invertir en la formación de directores
de casas de formación y comunidades con tirocinantes. Exige
también comprometerse a que los profesores de nuestros cen-
tros de estudio de filosofía y de teología sean plenamente cons-
cientes del hecho de que son formadores, siempre y en todas sus
intervenciones.
136
187. Los procesos de formación recibirían un notable enrique-
cimiento cualitativo si fueran capaces de incluir personas de los
tres ‘estados de vida’: consagrados, sacerdotes y laicos, asegu-
rando la presencia de mujeres y parejas casadas (DF 163-164).
Naturalmente la Congregación pide que los coadjutores formen
parte de los equipos formativos, con una adecuada preparación
para el acompañamiento espiritual.
188. El coloquio con el director puede ser recuperado en todo
su potencial como herramienta para la construcción de la co-
munidad, mejor todavía cuando se tiene clara su diferencia res-
pecto de la dirección espiritual (sección 4.7 y 4.9). La paternidad
requiere también responsabilidad, y para quienes tienen que dar
pasos importantes en el discernimiento vocacional, el director
aparece como un punto fundamental de referencia, como pro-
motor y garante del carisma en nombre de la Congregación; y
tiene una responsabilidad directa respecto de cada hermano y
de su vocación (C 55).
El acompañamiento personal salesiano no se puede reducir a
una experiencia privada. Afecta siempre a la vida en comunidad,
y en esta vida orientará a cada persona, animando al diálogo con-
tinuo con los hermanos y en particular con el hermano al que se
le ha pedido el servicio de padre de familia.
189. Puesto que un salesiano no sólo es miembro de una co-
munidad religiosa sino también de la comunidad educativo-pas-
toral2, la experiencia de acompañamiento viene condicionada,
enriquecida y modulada por la interacción con los laicos que
comparten nuestra misión educativa y con todos aquellos con los
que hemos de colaborar. La aportación que hace cada estado de
vida dentro de la Iglesia es una gran riqueza y hemos de aprender
todos a ser miembros de la Iglesia que es comunión, en la cual
cada estado de vida tiene su papel y sus deberes respectos de
2 El director salesiano (2019) 121-123.

14.8 Page 138

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los otros, así como su servicio particular. Como miembros de la
comunidad religiosa salesiana, hemos de aprender a desempeñar
nuestro papel de ‘punto de referencia carismático’ dentro de la
comunidad educativa pastoral.
Sugerencias para líneas de acción que se han
de contextualizar en las regiones, inspectorías y
comunidades locales
1. Invertir en la formación de los directores de las casas de
137
formación, considerando también las casas que tienen tiroci-
nantes.
2. Dar importancia al proyecto comunitario y al proyecto per-
sonal de vida, a las asambleas comunitarias y a las reuniones
de consejo local, como herramientas importantes y momentos
de acompañamiento espiritual de la comunidad
3. Dedicar tiempo en los encuentros de comunidad para re-
flexionar sobre la calidad de vida comunitaria y sobre el colo-
quio con el director como instrumento para construir comuni-
dad.
4. Organizar cursos a nivel inspectorial e interinspectorial para
los equipos de formadores del aspirantado, del prenoviciado y
del noviciado, con vistas a potenciar las actitudes que contri-
buyen a crear buen ambiente familiar que, a su vez, favorece
un buen nivel de acompañamiento personal.
5. Cuidar la iniciación de los aspirantes, prenovicios y novicios
al acompañamiento personal y a la práctica del diario personal
(journaling), mediante seminarios y con metodologías adecua-
das.
6. Proponer momentos de ‘capacity building’ para los equipos
de formación con el fin de mejorar el modo en el que se llevan
a cabo las evaluaciones periódicas.
7. Promover la iniciación al trabajo apostólico en la comunidad
educativa y pastoral salesiana a aquellos que se encuentran en
la formación inicial.
8. Señalar explícitamente en la carta de obediencia de los her-
manos encargados de enseñar en los centros de estudio de
filosofía y de teología que son, al mismo tiempo, profesores y
formadores.

14.9 Page 139

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5.2.5 Asegurar la libertad en el acompañamiento
personal
190. Hay diversos factores que contribuyen a garantizar la li-
bertad imprescindible en el proceso de acompañamiento espiri-
tual: la libertad de elección del acompañante espiritual; el modelo
de formación en línea con el Sistema Preventivo; la personalidad
y la preparación del director o de quien es el primer responsable.
Nuestras Constituciones y Reglamentos así como la Ratio,
138
como hemos visto, están particularmente atentos a garantizar la
libertad de elección, pero el lenguaje que usan tienden a sugerir
que el director sea el acompañante espiritual: el director es ‘or-
dinariamente’ el acompañante que viene propuesto aunque no
impuesto; se toma el esquema del noviciado (ver 2.3.7 y 4.6).
Especialmente en las áreas donde la formación tiene el modelo
de acomodación y no de transformación, esto tiende a ser inter-
pretado de modo equivocado, ya sea por parte de quien ejerce el
servicio de la autoridad como por quien está en formación inicial.
191. Con el fin de evitar tales situaciones -que influyen sobre
el mayor número de formandos en la Congregación en estos mo-
mentos- proponemos las siguientes modificaciones de la Ratio:
TEXTO ACTUAL “Él es responsable del proceso formativo
personal de cada hermano. Es también el director espiritual pro-
puesto, no impuesto, a los hermanos en formación” (FSDB 233).
TEXTO PROPUESTO Él es responsable del proceso forma-
tivo personal de cada hermano. Si el hermano lo desea, el di-
rector también puede ofrecer su servicio de acompañamiento
espiritual personal”. (FSDB 233)
TEXTO ACTUAL “El Director sigue la acción del maestro de
novicios. Con sabiduría y sensatez él anima el ambiente y el
camino de la comunidad, sigue y ayuda a los postnovicios,
particularmente a través del acompañamiento personal y del
coloquio, de la dirección espiritual de conciencia y de las con-
ferencias periódicas” (FSDB 417).
TEXTO PROPUESTO “El Director sigue la acción del maestro
de novicios. Con sabiduría y sensatez él anima el ambiente y
el camino de la comunidad, sigue y ayuda a los postnovicios,
particularmente a través del acompañamiento personal y del
coloquio, y de las conferencias periódicas; y, si el joven her-
mano lo desea, también la dirección espiritual de conciencia”
(FSDB 417).

14.10 Page 140

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192. Esta propuesta no modifica nada de nuestra tradición sa-
lesiana. En verdad, Don Bosco no solo era el superior sino tam-
bién confesor y acompañante espiritual de sus muchachos y de
sus salesianos. Y quería que también lo fueran los directores. Y
también es cierto que, por decisión de la Iglesia, hemos acepta-
do que los directores no fueran los confesores ordinarios de los
miembros de su comunidad y de sus jóvenes. Pero el director
salesiano sigue siendo el acompañante espiritual de la comuni-
dad, con una responsabilidad especial para cada hermano, al que
encuentra regularmente en el coloquio; y cuando cualquier her-
mano le pide ser su acompañante espiritual acepta este servicio
139
con responsabilidad.
Confiamos en el Sistema Preventivo, con el deseo de trabajar
para actuar siempre con la riqueza de este sistema, en el que
la confianza y la familiaridad se han de merecer, no se imponen.
Hemos de dar un salto desde un sistema aferrado a las normas
a un sistema en sintonía con el espíritu del Sistema Preventivo,
expresado con claridad en la carta de Roma.
193. El punto clave está en cambiar los modelos operativos de
formación, para hacerlos acordes al Sistema Preventivo; también
en lograr la presencia de formadores y acompañantes que ten-
gan la capacidad de inspirar confianza y amistad, respetando al
mismo tiempo la plena libertad de aquellos que le son confiados.
Tenemos que impulsar y sostener procesos de animación y for-
mación de formadores y de acompañantes espirituales, así como
de buen gobierno donde se tomen las decisiones en la selección
de personas para el servicio de formación y de acompañamiento,
y se invierta sabiamente en su preparación.
Esta es la estrategia central para afrontar el difícil y debatido
problema de la fusión de roles, del solapamiento de autoridad y
acompañamiento espiritual, que lleva al miedo, a la acomodación
externa y, en general, a un sucedáneo del verdadero significado
y de la fecundidad de los procesos de formación y, en particular,
del acompañamiento espiritual.
194. Es evidente que garantizar la libertad de elección del
acompañante espiritual es solo una de las caras de la medalla.
Si la persona en formación no se toma en serio la decisión de
abrirse y de ser transparente con su acompañante, el proceso
de acompañamiento espiritual personal está viciado desde den-
tro y resulta inútil. En la dinámica de la gracia y de la libertad, no
puede faltar el compromiso responsable de los implicados (ver
sección 4.16).

15 Pages 141-150

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15.1 Page 141

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195. La libertad de elección del acompañante espiritual en
el prenoviciado es un punto especialmente delicado, según he-
mos dicho (sección 4.4). Ante todo hemos de asegurar que en
nuestros prenoviciados se logre el genuino espíritu de familia y la
práctica del Sistema Preventivo, especialmente con la adecuada
configuración del equipo de formadores previamente preparados,
y en particular del encargado de prenovicios. En un ambiente de
confianza recíproca es posible tener la confianza de los jóvenes,
garantizando una libertad básica para elegir el acompañante. El
Inspector y el delegado inspectorial para la formación se esfor-
140
zarán por mostrar a los prenovicios cuál es papel decisivo del
responsable, especialmente en lo que se refiere al discernimiento
vocacional. Un punto en relación con el de garantizar la libertad
de elección de acompañante espiritual es el de asegurar que los
miembros del grupo de formación estén específicamente prepa-
rados para el acompañamiento espiritual y que haya al menos un
confesor que no sea miembro del consejo local.
196. Otro asunto relacionado con lo anterior: si los acompa-
ñantes espirituales se han de elegir entre los miembros del equipo
de formadores, dada la importancia de la ‘presencia’ en nuestro
estilo de vida salesiana y la estrecha interacción entre comunidad
y acompañamiento personal. También en este caso, el principio
básico es el mismo: es preferible confiar en la calidad salesiana
de los formadores y de la comunidad que en una regla o directriz.
Sin embargo, hay que asegurar también los otros dos elementos:
que el acompañante sea alguien que esté familiarizado con nues-
tro carisma y espiritualidad y que haya la facilidad de encuentros
regulares. En un contexto de confianza recíproca, el director en-
contrará una oportunidad para dialogar y discernir con la persona
en formación acerca de su elección de acompañante espiritual.
5.2.6 Reforzar la figura y el rol del director
197. Ya hemos señalado que el director continúa como respon-
sable del acompañamiento formativo, tanto comunitario como
personal, y que tiene una especial responsabilidad en la vocación
de cada hermano (C 55). La figura carismática y el rol del director
salesiano no se deben minimizar. Al contrario, el carácter salesia-
no de esta figura tiene que ser reafirmado, pidiéndole que sea,
junto al equipo de formadores, un grupo de salesianos que viven
con autenticidad y plenamente lo que ha profesado. Garantizar
una auténtica libertad en la elección de acompañante espiritual
no puede entenderse como un bajar el listón de los standares a la
hora de elegir los directores. La orientación a seguir es justamen-

15.2 Page 142

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te lo contrario: todos nuestros directores, y con mayor razón los
de las comunidades de formación, están llamados a ejercitar su
paternidad y autoridad de modo tal que los hermanos se animen
a abrir su corazón, como sucedía con Francisco de Sales, como
sucedía con Don Bosco.
El Inspector y el delegado de formación debieran presentar con
claridad a los hermanos en formación inicial la figura, el papel
y la responsabilidad del director, asegurando al mismo tiempo
la libertad de elección del acompañante espiritual. Por su par-
te, quienes ofrecen el servicio de acompañamiento tendrán que
141
saber sugerir, sobre todo en momentos particulares de discerni-
miento vocacional, el adecuado diálogo del hermano con el direc-
tor y/o Inspector.
Sugerencias para líneas de acción que se han
de contextualizar en las regiones, inspectorías y
comunidades locales
1. Los Inspectores se esfuerzan en elegir como directores de
las comunidades formativa a hermanos ejemplares por su vida
de fe y con suficiente experiencia pastoral salesiana, capaces
de ‘comunicar vitalmente’ el ideal salesiano y de auténtico diá-
logo con los hermanos jóvenes’ (C 104), y asegurarles una pre-
paración adecuada, de modo que se facilite una relación de
confianza recíproca con los formandos.
2. El director es el acompañante espiritual de la comunidad,
animándola mediante las conferencias, las buenas noches, los
encuentros, el cuidado en la elaboración del proyecto comu-
nitario, etc.
3. El Inspector y el Director se esfuerzan para que la dimen-
sión carismática de la formación sea adecuadamente vivida y
custodiada.
4. Cuando algún hermano se lo pida, el director ofrecerá con
buen ánimo el servicio de acompañamiento espiritual personal.
5. El director convoca periódicamente las reuniones del equipo
de formación, incluyendo también a quien hace el servicio de
acompañante espiritual, con el fin de asegurar la unidad de la
formación y de dar ocasión para compartir las dificultades y los
desafíos en el campo de la formación y del acompañamiento.

15.3 Page 143

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6. Conociendo la importancia de la ‘presencia salesiana’, el
director procure no asumir compromisos que lo lleven a au-
sentarse con frecuencia de la comunidad y a dispersarse de su
misión fundamental.
7. El director se esforzará en estar disponible para el coloquio
personal con los hermanos, particularmente con los que están
en formación inicial (C 70, R 49 y R 79).
142
5.2.7 Preparación de formadores y
acompañantes espirituales
198. La formación y preparación de acompañantes espiritua-
les y de formadores en general -directores y equipos, directores
de comunidad con tirocinantes y con hermanos del quinquenio,
confesores- es una estrategia de capital importancia para reforzar
y mejorar la calidad del acompañamiento espiritual personal. Ya
hemos visto que el Documento final del Sínodo de los jóvenes
insiste en la necesidad de una específica formación de acompa-
ñantes espirituales (DF 103, ver la sección 3.13 de nuestro docu-
mento). Hasta podríamos leer las tres propuestas del número 164
del Documento final como dirigidas no solo a los formandos sino
también a los formadores mismos: 1) la formación conjunta de
laicos, sacerdotes y consagrados, 2) capacitación para el acom-
pañamiento en la formación para el ministerio y para la vida con-
sagrada, 3) posibilidad de verificar el camino formativo en sentido
experiencial y comunitario. Quien desempeña el papel de acom-
pañante tiene que desarrollar la capacidad de ejercitarlo con au-
toridad sin autoritarismo; excluir la tendencia al clericalismo; ser
capaces de trabajar en equipo; tener sensibilidad particular por
los pobres, transparencia de vida y, una vez más, la voluntad de
dejarse acompañar (DF 163).
199. A pesar de que el tema de la afectividad y del crecimien-
to humano no haya salido explícitamente en estas Orientaciones
y Pautas, el punto central de este documento es el de ofrecer
las condiciones que permitan a quienes están en etapas de for-
mación que hablen libremente de cuanto pasa por su corazón,
también la afectividad, la sexualidad y las relaciones. En el último
sexenio, el Dicasterio para la Formación ha animado a las regio-
nes a elaborar programas de educación sexual, afectiva y a la
vivencia del voto de castidad. Es evidente que no son suficientes
los cursos; es necesario que los formadores estén capacitados
para ponerlos en práctica y, sobre todo, formadores capaces de
crear espacios en los que quien está en formación pueda encon-

15.4 Page 144

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trarse a gusto, sentirse seguro y tener el valor de abrir el diálogo
también sobre temas personales y de intimidad. El desafío ante la
Congregación no es el de hablar de la afectividad y de la madurez
humana sino el de crear las condiciones en las que tal crecimien-
to tenga la posibilidad de realizarse.
Durante mucho tiempo hemos centrado la atención en los for-
mandos; ahora estamos aprendiendo a cerrar el círculo volvien-
do nuestra atención también a los formadores, con la convicción
de que la formación tiene lugar en la relación entre formadores
y formandos, en la interacción entre aspectos personales y co-
143
munitarios, y desde este “nosotros” encuentra su casa en el No-
sotros de Dios3.
Sugerencias para líneas de acción que se han
de contextualizar en las regiones, inspectorías y
comunidades locales
1. Promover procesos e iniciativas a nivel de Congregación,
región e inspectorías para la formación de formadores con los
siguientes objetivos:
- prestar atención a la interioridad de los formadores, en temas
humanos y espirituales, y a su capacidad de diálogo, de modo
que estén mejor preparados para relacionarse con las dimen-
siones afectivas-humanas y con la cultura de los formandos,
que cada vez más intercultural y digital;
- promover el aprendizaje de competencias y habilidades de
los formadores, para que sean capaces de ayudar a crecer en
el conocimiento de sí y en “aprender de la experiencia”, de
modo que puedan discernir la voz del Espíritu (C 98, 119);
- ayudar a los formadores a tener una percepción global del
acompañamiento espiritual, capaz de alcanzar a la totalidad
de la persona en su dimensión física, emotiva-afectiva, comu-
nitaria, intelectual, pastoral y espiritual, preparándoles de este
modo a ser acompañados y a acompañar;
- aprender a gestionar la propia afectividad, para poder ser
ayuda a los jóvenes que se les confía.
3 Extraordinaria expresión de J. Ratzinger, “On the Understanding of ‘Person’ en Theo-
logy,” Dogma and Preaching: Applying Christian Doctrine to Daily Life, ed. Michael J.
Miller, San Francisco, Ignatius Press, 2011, 195.

15.5 Page 145

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2. Promover en la Inspectoría una cultura de la formación ins-
pirada en el Sistema Preventivo, cuidando los siguientes as-
pectos:
- unidad del equipo de formadores con el director;
- que todos los hermanos, especialmente los formadores y
quien desempeña el servicio de acompañamiento personal, de
tener un acompañante espiritual, siguiendo el ejemplo de Don
Bosco, el reciente magisterio eclesial (incluido el sínodo so-
bre la juventud) y los Capítulos Generales 26 y 27 (ver sección
144
4.15); esto puede ser un elemento para evaluar con los miem-
bros del equipo formativo durante la visita canónica;
- ideas claras y convicciones sobre la confidencialidad en los
contextos de sacramento de la reconciliación, acompaña-
miento espiritual personal, coloquio con el director, acompa-
ñamiento psicológico;
- distinción entre valoración periódica y procedimientos segui-
dos para las admisiones, reflexionando sobre la modalidad de
las evaluaciones, implicando a los formandos en el proceso de
evaluación;
-asegurar que los formadores y los acompañantes espirituales
dispongan de tiempo suficiente para el acompañamiento.
3. Algunas opciones que implican directamente el nivel ins-
pectorial:
- elegir los formadores que hayan tenido una buena experien-
cia de la práctica del Sistema Preventivo (C115) más que fijar-
se en quienes hayan tenido buenos resultados en los estudios
de filosofía y teología;
- asignar los mejores acompañantes a las etapas iniciales (as-
pirantado y prenoviciado), dada la importancia decisiva de es-
tas etapas.
4. Lograr que el curso de formación de formadores ofrecido
por la UPS, con cuatro meses de duración, se desarrolle tam-
bién en inglés, preferentemente en el primer semestre.
Escuela Salesiana de Acompañamiento
200. En el área de la formación de los acompañantes espiri-
tuales, una línea de acción clave a nivel de Congregación es la

15.6 Page 146

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de activar una escuela de acompañamiento personal salesiano
en sinergia con lo que se está ofreciendo en varias regiones. El
objetivo es activar procesos y ofrecer instrumentos para ayudar a
hermanos y seglares para que sean expertos en el arte del acom-
pañamiento personal espiritual salesiano. Las modalidades han
de tener en cuenta la variedad de contextos en los que el carisma
salesiano se lleva a cabo, logrando que quien se cualifica en este
sector se convierta en difusor del don recibido en su ambiente
cercano.
Esta escuela se desarrollará en varias lenguas y se apoyará en
145
el gran potencial carismático de los lugares santos salesianos.
Programa de cualificación inspectorial para la preparación
de acompañantes espirituales
201. Se pide a los Inspectores y a los Curatorium de las ca-
sas de formación interinspectorial que seleccionen atentamente
y preparen a hermanos (y otras personas) para el servicio de
acompañamiento espiritual. Esto significa preparar acompañan-
tes espirituales, confesores y directores. Estas decisiones no
solo son cruciales en una coyuntura puntual sino que tienen sus
consecuencias a largo alcance: inciden en la identidad salesiana
y en el modo de realizar nuestra misión. Por tanto, no solo se
benefician los jóvenes en formación inicial sino todos los herma-
nos de una Inspectoría. Así, no tendremos más la queja: “No sé
a quién dirigirme para tener un acompañante. No hay hermanos
preparados”.
A los Inspectores, en sus Inspectorías y Curatorium, se les pide
que actualicen periódicamente los planes de formación y que in-
cluyan la preparación de los hermanos para el servicio de acom-
pañamiento espiritual.
202. Los estatutos de los Curatorium se han de revisar, para
asegurar la aportación de cada Inspectoría participante en la se-
lección y preparación de formadores, profesores y acompañan-
tes espirituales. Por ‘Inspectoría participante’ se entiende aquella
Inspectoría que en su Directorio Inspectorial ha hecho la opción
explícita por una casa de formación en cada etapa formativa. Ta-
les opciones no excluyen la posibilidad de enviar otros hermanos
a otras casas de formación, pero en tal caso no hay obligación de
participar en el Curatorium ni de aportar personal para el equipo
de formadores.

15.7 Page 147

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Procedimiento para el nombramiento de los directores de las
casas de formación y de maestros de novicios
203. Sugerimos que el Rector Mayor y su Consejo promulguen al-
guna norma según la cual los directores de las casas de formación y
los maestros de noviciado sean nombrados solo si tienen una prepa-
ración preliminar para el servicio de formación para el que son llama-
dos. El módulo para su designación debiera indicar este requisito.
Plan de formación y procesos de formación
146
204. Mediante organismos como las comisiones regionales de
formación, el Dicasterio de Formación realizará un análisis y una
actualización de los planes de formación local, de modo que se
garantice la inclusión de procesos pedagógicos adecuados para
el crecimiento en la fe y en el carisma.
5.2.8 Lograr que el acompañamiento espiritual
sea permanente
205. Si la formación es permanente, también el acompañamien-
to personal es permanente. (ver sección 4.16). Todos los salesia-
nos están llamados a tener un acompañante espiritual estable y
cuidar el acompañamiento espiritual personal de modo regular.
Si el acompañamiento personal es necesario durante la forma-
ción inicial, es igualmente necesario una vez terminada, pues en
esa nueva situación estamos expuestos a situaciones de vida
más comprometidas, con gran responsabilidad para la vida y
el crecimiento de muchas personas. Así como la supervisión es
imprescindible hoy en las profesiones de ayuda, el acompaña-
miento personal es para nosotros el modo normal para crecer
vocacionalmente en el campo apostólico en el que nos encontre-
mos. La experiencia de nuestro Fundador es muy significativa. La
presencia de Don Cafasso fue mucho más decisiva para la vida
y la misión de Don Bosco después de la ordenación sacerdotal
de 1841 que lo que experimentó durante su formación inicial. En
esta línea se encuentra la Indicación del Papa Francisco a todos
los sacerdotes, en su carta del 4 de agosto de 2019 con ocasión
del 160 aniversario de la muerte de S. Juan María Vianney.
Quisiera animarlos a no descuidar el acompañamiento espiri-
tual, teniendo a algún hermano con quien charlar, confrontar,
discutir y discernir en plena confianza y transparencia el propio
camino; un hermano sapiente con quien hacer la experiencia de

15.8 Page 148

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saberse discípulos. Búsquenlo, encuéntrenlo y disfruten de la
alegría de dejarse cuidar, acompañar y aconsejar. Es una ayuda
insustituible para poder vivir el ministerio haciendo la voluntad
del Padre (cf. Hb 10,9) y dejar al corazón latir con «los mismos
sentimientos de Cristo» (Flp 2,5). Qué bien nos hacen las pa-
labras del Eclesiastés: «Valen más dos juntos que uno solo…
si caen, uno levanta a su compañero, pero ¡pobre del que está
solo y se cae, sin tener nadie que lo levante!» (Qo 4,9-10).
A pesar de la insistencia de la Iglesia y de la Congregación, el
acompañamiento espiritual personal después del periodo de la
formación inicial es todavía un tesoro por descubrir y del que enri-
147
quecerse los hermanos y las comunidades. El trabajo de sensibi-
lización se ha de planificar y realizar a nivel inspectorial y regional.
Se ha de preparar adecuadamente a un buen grupo de salesianos
para este ministerio, recordando que la primera e indispensable
escuela es nuestra experiencia como acompañados, nuestra vo-
luntad de ser “acompañantes acompañados”.
5.2.9 Contextualizar las estrategias
206. Nuestro estudio sobre el acompañamiento personal sa-
lesiano nos ha ofrecido una panorámica fiel de la diversidad que
existe en la Congregación. Esa diversidad aconseja que las estra-
tegias sugeridas más arriba tengan que ser contextualizadas en
las regiones y en las inspectorías. En estos niveles inspectoriales
y regionales hay que establecer líneas de acción concretas, per-
sonas responsables y calendario.
Por ello sugerimos:
1. Profundizar los resultados de la investigación sobre el acompa-
ñamiento personal salesiano a nivel regional e inspectorial.
2. Estudio de las actuales orientaciones y pautas sobre el acom-
pañamiento personal salesiano, buscando contextualizarlas y
activarlas.
3. Compartir e intercambiar reflexiones y planes de acción para
promover el acompañamiento personal salesiano entre grupos de
Inspectorías y fases de formación dentro de la Región.
4. Diálogo con los centros regionales de formación permanente
para elaborar proyectos de formación de formadores, en línea con
las reflexiones y planes de actuación referidos al acompañamiento.

15.9 Page 149

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5. Implicación de los delegados inspectoriales de formación, co-
misiones inspectorialas de formación y equipos de formadores,
para lograr en cada comunidad una reflexión sistemática sobre
las presentes orientaciones y pautas, haciendo participar también
a los candidatos y hermanos en formación. Atención particular
hay que tener con las comunidades interinspectoriales, con las
comunidades en las que hay hermanos haciendo el tirocinio o el
quinquenio, y especialmente con las comunidades de formación
específica que son el paso previo a la plena integración en las
comunidades educativo-pastorales de la Inspectoría.
148
207. Sin embargo, la animación por sí sola no es suficiente; ne-
cesitamos también un buen gobierno. A continuación agrupamos
algunas sugerencias para el gobierno, que ya han aparecido en
los apartados anteriores:
A nivel mundial
1. La elaboración de un nuevo módulo para la propuesta de los
directores de las casas de formación y de los maestros de novi-
cios (ver sección 5.2.7).
A nivel interinspectorial:
2. Reforzar los Curatorium para garantizar la selección, prepara-
ción y compromiso de futuro de formadores, acompañantes espi-
rituales y profesores.
A nivel inspectorial:
3. Planes de cualificación para garantizar, con perspectiva de fu-
turo, la selección y preparación de formadores, acompañantes
espirituales y profesores.
4. Garantizar la constitución de equipos de formadores que sean
cuantitativa y cualitativamente significativos, capacitados para
trabajar en equipo.
5. Enviar a hermanos de tirocinio y de quinquenio a comunidades
donde se les pueda ofrecer un buen acompañamiento.
6. Asegurar que los delegados de formación inspectorial y sus comi-
siones realicen su tarea de reflexión, planificación, acompañamiento
de la formación inicial y posterior; trabajo en equipo y coordinación
en red con el Inspector y su consejo, otros delegados inspectoriales,
el coordinador regional para la formación y la comisión regional, y el
consejero general para la formación.

15.10 Page 150

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149

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Conclusión
208. Nuestro estudio se ha centrado en el acompañamiento
151
personal salesiano, con especial énfasis en el acompañamien-
to espiritual personal, teniendo presente que el acompañamien-
to personal incluye otras formas de acompañamiento como, por
ejemplo, el sacramento de la Reconciliación, el coloquio con el
director, el acompañamiento psicológico, intelectual, litúrgico y
pastoral, así como las evaluaciones periódicas o escrutinios.
Dada nuestra particular tradición, era inevitable que el estudio
ofreciese luz también al coloquio con el director y a su peculiar
relación con el acompañamiento espiritual personal.
El estudio también ha hecho ver un nivel elevado de satisfac-
ción respecto del sacramento de la Reconciliación; un poco de
insatisfacción respecto del acompañamiento de la comunidad y
las evaluaciones periódicas; no se ha entrado en las áreas de
acompañamiento psicológico, intelectual, litúrgico y pastoral, si
bien se pudieran hacer algunas observaciones sobre las ‘prácti-
cas de piedad’, como la Eucaristía, la meditación y la liturgia de
las horas.
209. La Congregación ha realizado una apuesta fuerte, duran-
te casi dos sexenios, focalizando su atención en el acompaña-
miento, tanto espiritual personal como en la Pastoral Juvenil y
en los procesos formativos. Dos dicasterios han colaborado para
afrontar el tema y de ahí surge el presente documento de Orien-
taciones y pautas. Es un documento importante para la historia
de la Congregación. El Sínodo sobre los jóvenes, la fe y el discer-
nimiento vocacional se ha realizado en este mismo periodo y ha
permitido un enriquecimiento mutuo.
Podemos hacer nuestras las palabras del Papa Francisco, que
desde el Sínodo hemos de aprender un método o, mejor, un estilo
de ser Iglesia:

16.3 Page 153

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“Los frutos de este trabajo ya están ‘fermentando’ como hace
el mosto en los toneles después de la vendimia. El Sínodo de
los jóvenes ha sido una buena vendimia y augura buen vino.
Pero quisiera decir que el primer fruto de esta asamblea sino-
dal debiera ser el método que se ha intentado seguir desde
su fase preparatoria. Un estilo sinodal, que no tiene como ob-
jetivo principal la elaboración de un documento, aunque sea
bonito y útil. Más que el documento, es importante que se di-
funda un modo de ser y de trabajar juntos, jóvenes y mayores,
en la escucha y en el discernimiento, para llegar a opciones
pastorales que respondan a la realidad”1.
152
210. Seguramente el Espíritu nos está invitando, como Con-
gregación, a recuperar una joya que ya está en la propuesta edu-
cativa de Don Bosco: el acompañamiento espiritual. Y recuperar-
lo en toda su riqueza y originalidad, con su comunidad, su grupo
y las dimensiones personales en su fecunda tensión dinámica.
Que nuestros esfuerzos por poseer este tesoro, prepararnos para
este servicio y dar los pasos necesarios en la animación y gobier-
no den su fruto en los tiempos de Dios, para el bien de los jóve-
nes y de quienes comparten la misión de Don Bosco en el gran
movimiento que él inició.
Que la Virgen María, la Pastorcilla de sus sueños, sea nuestra
madre y maestra; que Don Bosco nos inspire con su vida y su
ejemplo, que todos los miembros de nuestra familia puedan inter-
ceder por todos nosotros, comenzando por nuestro patrón San
Francisco de Sales, cuyo 400º aniversario de su muerte celebra-
mos en 2022.
1 Cfr Angelus del 28 de octubre de 2018.

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16.6 Page 156

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Apéndice:
preguntas y pautas
para la reflexión
Cap 1 - EL ESTUDIO DEL ACOMPAÑAMIENTO
155
PERSONAL SALESIANO
A. La investigación sobre el acompañamiento personal salesiano
ha puesto de manifiesto que los jóvenes en formación están dis-
puestos a contribuir para mejorar los procesos formativos, com-
partiendo opiniones y propuestas cuando se les escucha.
¿Qué proceso de implicación de los jóvenes en
formación están ya realizándose en nuestra ins-
pectoría? ¿Qué otros pasos se pueden dar en
esta dirección?
B. El crecimiento de la Congregación en el próximo futuro será
fuerte sobre todo en África y en Asia. La calidad del futuro de esta
parte cada vez más numerosa de la Congregación estará correla-
cionada con la calidad de la formación que se ofrezca en cada
Inspectoría.
En la cultura y en el cuadro de valores de nues-
tra inspectoría, ¿está creciendo la convicción
de que la inversión formativa es el ‘trabajo sa-
lesiano’ más urgente e importante para nuestro
futuro, con el impacto fuerte que tiene para la
misión juvenil que se nos ha confiado?
C. Dos indicadores del valor que se da a la formación en la cultu-
ra inspectorial son: 1) lo que se invierte en formación-cualifica-
ción de hermanos y en las áreas de cualificación; 2) cómo se
equilibra la relación entre la cualificación de los hermanos y su
expansión hacia nuevas presencias.
¿Estamos dispuestos a hacer un serio discer-
nimiento sobre las opciones que se actúan so-
bre estos dos frentes y, si es necesario, cambiar
nuestras estrategias?

16.7 Page 157

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D. La investigación muestra la multiculturalidad de la Congrega-
ción, con una claro predominio de la lengua inglesa como vehícu-
lo cultural de comunicación.
¿Qué calidad de interculturalidad tiene nuestra
inspectoría? ¿Es cierto que el aprendizaje de las
lenguas está siendo parte de la misión -forma-
ción que la Inspectoría promueve especialmen-
te entre los hermanos jóvenes?
E. La mayoría de los jóvenes en formación pertenecen a la genera-
156
ción de los ‘nativos digitales’, con un buen grupo que ha nacido
después del año 2000. Quien se dedica a la formación debiera estar
entre los más expertos en la actualización necesaria para el diálogo
con las nuevas generaciones, cuyos paradigmas culturales y lingüís-
ticos son muy distintos de los de las generaciones anteriores.
¿Están preparados nuestros equipos formati-
vos a este proceso de constante actualización?
¿Qué pasos se pueden proponer para favorecer
este tipo de inculturación hoy?
F. Los jóvenes en formación más que destinatarios son los prime-
ros protagonistas de su camino de crecimiento.
a. El espíritu de familia y el dinamismo característico de nuestra
misión hacen particularmente válida la aportación apostólica de
los jóvenes salesianos.
b. Ellos están más cercanos a las nuevas generaciones, capaces
de animación y entusiasmo, disponibles para soluciones nuevas.
c. La comunidad, animando y orientando esta generosidad, ayu-
da su maduración religiosa y apostólica (C 46).
Nuestra Inspectoría, ¿está preparada y es capaz
de implicarles en procesos de discernimiento y
de decisiones referentes a la vida de la comuni-
dad y de la misión que se les encomendará? ¿Son
protagonistas activos de las decisiones de fondo
que regulan la vida de la comunidad formativa?
Cap 2 – TEMAS EMERGENTES
A. Uno de los clamores más fuertes que aparecen en la investiga-
ción, en todas las etapas de formación inicial y en todas las regio-
nes, es la demanda de mayor cercanía, presencia, diálogo, fami-
liaridad entre formadores y formandos.

16.8 Page 158

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Esta constatación es un estímulo para una se-
ria y profunda evaluación acerca del modo como
cada equipo de formación en la Inspectoría, in-
cluidas las comunidades con tirocinantes, está
trabajando en sintonía con la familiaridad, que
está en el corazón del Sistema Preventivo (carta
de Roma de 1884) o si, por el contrario, no lo
está haciendo en su modo de interactuar forma-
dores y jóvenes en formación.
B. La investigación señala que hay una distinción clara entre
acompañamiento espiritual y coloquio con el director, tanto en el
157
modo de entender las dos formas de diálogo como por la clara
preferencia a distinguir también las personas a las que dirigirse
para un diálogo personal u otro tipo de relación.
¿Cómo activar una reflexión cuidada y profunda
sobre el acompañamiento espiritual y el colo-
quio con el director en las casas de la Inspecto-
ría, a la luz de cuanto ha mostrado la investiga-
ción y está indicando el presente documento de
orientaciones y pautas?
C.El hecho de que el ochenta por ciento señale el prenoviciado
como el tiempo en el que se comienza el acompañamiento perso-
nal nos pide valorar con cuidado la vida de las comunidades en la
Inspectoría en dos direcciones
1) ¿Hacemos una buena iniciación al acompaña-
miento personal a los jóvenes que están en el
aspirantado y prenoviciado, sabiendo que esta
primera experiencia condicionará las etapas su-
cesivas?;
2) ¿está integrado el acompañamiento personal
y el discernimiento vocacional en la Pastoral Ju-
venil y en la acción pastoral de nuestras obras
educativas? Junto al delegado de Pastoral Juve-
nil y a quien esté más directamente implicado
en la Pastoral Juvenil y en la animación vocacio-
nal, ¿podemos realizar una evaluación en este
sentido?
El factor tiempo puede ser objeto de atención, ya que aparece en
varios momentos de la investigación que los salesianos ‘no tienen
tiempo para dedicarlo a la escucha’ porque están ocupados en
otras actividades.

16.9 Page 159

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D. Un riesgo que aparece repetidamente en la investigación es la
acomodación, cuando los formandos se adaptan a lo que se les
pide, no porque estén movidos interiormente al madurar sus con-
vicciones, sino porque hay un fuerte elemento de control y, con
cierta frecuencia, de miedo. Se corre el riesgo que también los
aspectos más decisivos en el camino formativo, como la vida de
oración, estén condicionados por un formalismo que vacía de va-
lor dicho camino. Este riesgo es fuerte donde se superponen el
rol de la autoridad y el rol del acompañamiento.
158
Esto exige una evaluación seria, implicando a los jó-
venes, sobre la autenticidad y sinceridad de impli-
cación en los procesos formativos, verificando no
solo la respuesta de quien está en formación sino,
todavía más, el tipo de estilo con el que se animan y
acompañan las comunidades.
E. La investigación hace saltar una alarma acerca de la confiden-
cialidad, que parece ser un tanto débil, sobre todo en algunas
etapas de formación inicial.
Hay que hacer un análisis serio en este punto, viendo
cada comunidad, para corregir errores, crear las ba-
ses necesarias para favorecer un clima de confianza,
que es punto de partida indispensable para el acom-
pañamiento personal salesiano y su eficacia.
F.Las evaluaciones trimestrales son una forma de acompaña-
miento comunitario. La investigación saca a la luz algunas dificul-
tades en este aspecto.
Se propone un análisis de los modos como se rea-
lizan y son vividos estos instrumentos en las casas
de formación de la Inspectoría (incluidas las casas
con tirocinantes) de modo que se pueda mejorar la
calidad y la eficacia.
Es importante que la evaluación se haga implicando a los mismos
jóvenes, cuyo crecimiento es la única razón que motiva el ejerci-
cio de los escrutinios trimestrales.
Cap. 3 - ELEMENTOS INSPIRADORES DE
NUESTRA TRADICIÓN
A. La reflexión sobre la praxis de Don Bosco en el acompaña-

16.10 Page 160

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miento espiritual ayuda a entender que tanto el cuidado del am-
biente comunitario y de grupo como el acompañamiento perso-
nal son fundamentales para el crecimiento.
¿Cómo favorecer en las casas de la Inspectoría esta
armonía fecunda entre clima comunitario y relación
personal, con miras al crecimiento de todos, forma-
dores y formandos?
B. Vivir el Sistema Preventivo en el acompañamiento significa dar
lo mejor de sí en la calidad de las relaciones.
159
¿Cómo ayudar a educadores y formadores a renovar
la calidad del Sistema Preventivo en la relación con
cada persona, inspirada en el respeto por el otro, en
la capacidad de escucha, ‘participando con amor
paterno y materno en el crecimiento del sujeto’, en
colaboración con los otros?
C. La dimensión mistagógica es fundamental para la aplicación
del Sistema Preventivo, es decir, una profunda vida de fe y de
oración, que está en la base del servicio educativo y pastoral que
se ofrece a cada uno.
¿Es este el horizonte que se respira y que anima el
compromiso formativo de los hermanos en la Inspec-
toría? ¿Cómo avivar constantemente esta dimensión
que une espiritualidad y servicio formativo?
Cap. 4 - A LA ESCUCHA DEL ESPIRITU
A. Los jóvenes en sus encuentros previos al Sínodo han esbozado
un identikit del acompañante que el Papa Francisco ha recogido
íntegramente en Christus Vivit nº 246: “«Las cualidades de dicho
mentor incluyen: que sea un auténtico cristiano comprometido con
la Iglesia y con el mundo; que busque constantemente la santidad;
que comprenda sin juzgar; que sepa escuchar activamente las ne-
cesidades de los jóvenes y pueda responderles con gentileza; que
sea muy bondadoso, y consciente de sí mismo; que reconozca sus
límites y que conozca la alegría y el sufrimiento que todo camino
espiritual conlleva. Una característica especialmente importante en
un mentor, es el reconocimiento de su propia humanidad. Que son
seres humanos que cometen errores: personas imperfectas, que
se reconocen pecadores perdonados. Algunas veces, los mento-
res son puestos sobre un pedestal, y por ello cuando caen provo-

17 Pages 161-170

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17.1 Page 161

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can un impacto devastador en la capacidad de los jóvenes para
involucrarse en la Iglesia. Los mentores no deberían llevar a los jó-
venes a ser seguidores pasivos, sino más bien a caminar a su lado,
dejándoles ser los protagonistas de su propio camino. Deben res-
petar la libertad que el joven tiene en su proceso de discernimiento
y ofrecerles herramientas para que lo hagan bien. Un mentor debe
confiar sinceramente en la capacidad que tiene cada joven de po-
der participar en la vida de la Iglesia. Por ello, un mentor debe
simplemente plantar la semilla de la fe en los jóvenes, sin querer ver
inmediatamente los frutos del trabajo del Espíritu Santo. Este papel
160
no debería ser exclusivo de los sacerdotes y de la vida consagrada,
sino que los laicos deberían poder igualmente ejercerlo. Por último,
todos estos mentores deberían beneficiarse de una buena forma-
ción permanente»
Esta descripción puede servir como esquema de análisis en la
inspectoría para el perfil del acompañante salesiano al que se le
encomienda el servicio de acompañamiento, tanto en la Pastoral
Juvenil como en las comunidades de formación inicial.
B. La apertura a la diversidad de culturas, situaciones, generacio-
nes, historia de vida es una actitud que parte de la experiencia
interior más que de la adaptación externa.
¿En qué aspectos, de modo más acentuado, aparece
la diversidad en la Inspectoría y cómo se responde
a ella? (Buenas prácticas, puntos débiles, aspectos
que necesitan ser cambiados)
C. “La centralidad espiritual del acompañamiento personal” nece-
sita ser “equilibrada con una densidad carismática de similar im-
portancia”. La naturaleza religioso-apostólica de la vocación sale-
siana determina la orientación específica de la formación” (C 97).
¿Son estos los fundamentos en los que se asienta
la formación en la Inspectoría, los que orientan tam-
bién el acompañamiento personal? ¿Cómo fortale-
cer esta visión espiritual e intensamente salesiana
tanto en los acompañantes como en los jóvenes que
se encuentran en formación inicial?
D. La calidad de la Pastoral Juvenil condiciona los procesos de
formación.
Proponer un análisis realizado de modo conjunto por la
Pastoral Juvenil y la formación acerca de la animación
vocacional, para evaluar si lo que se está proponiendo

17.2 Page 162

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va en sintonía con lo que ya hace años propuso el Cua-
dro de Referencia para la animación vocacional, que es
parte esencial de toda forma de Pastoral Juvenil (CdR
152, 248-249). Préstese especial atención a las expe-
riencias de aspirantado, evaluándolas a la luz de la car-
ta Cereda-Attard sobre el Aspirantado (julio 2011).
E. El Prenoviciado
¿Se da en la Inspectoría la importancia debida al Pre-
noviciado, similar al Noviciado como dice la Ratio, en
particular lo referido al nombramiento del encargado
161
y del equipo que colabora con él (FSDB 345)? ¿Hay
implicación de seglares en el proceso formativo del
prenoviciado?
F. Gracia y libertad. Esta parte de las Orientaciones es como el
fundamento teológico del acompañamiento personal salesiano.
Más que quedarse en una pregunta, se propone un
proceso de reflexión y de estudio, de compartir y de
dialogar; y, de ese modo, verificar junto con el equi-
po de formadores y con los grupos de los jóvenes en
formación la sintonía con estas “verdades de fondo”
que alimentan los procesos de acompañamiento.
Se abre así el camino para procesos e itinerarios de
‘conversión’ gradual.
G. Director, acompañante, confesor
¿Cómo se comprenden y valoran en comunidad es-
tas figuras de cara al acompañamiento? ¿Qué pre-
paración se propone para estos ministerios? Cuando
se detecta alguna deficiencia en el desempeño de
estos servicios, ¿cómo pone remedio la Inspectoría
a corto y largo plazo?
H. El acompañamiento de la comunidad y del equipo de formación
Se propone una evaluación valiente, por parte de
los formadores y de los formandos, sobre la calidad
formativa de comunidad y del equipo, tal como está
realizándose en la actualidad (ej. DAFO).
I. La carta de Roma del 1884
Se propone retomar la carta de Roma de 1884 como
paradigma de lo que significa confianza, apertura,

17.3 Page 163

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familiaridad en el acompañamiento personal sale-
siano, mediante una ‘lectio salesiana’ y momentos
de compartir acerca de este texto fundamental de
nuestra tradición.
J. Los modelos de formación
Más que una pregunta se propone una reflexión se-
rena y profunda de esta parte del documento (156-
163) con la evaluación [1]del modelo vivido en la pro-
pia formación, [2]del modelo con el que actualmente
162
se opera, [3]la percepción del modelo que tienen los
jóvenes en formación.
K. El escrutinio como oportunidad de renovación
Al tiempo que se revisa la modalidad con la que se
realizan los escrutinios, se puede iniciar un proceso
conjunto que facilite enriquecer esta herramienta y
renovar la relación entre el equipo formativo y los jó-
venes en formación.
L. La formación de los formadores: dos niveles de revisión
1) Como comisión inspectorial para la formación y
Consejo inspectorial revisar el discernimiento para
la selección del personal destinado a la formación,
su preparación específica y la formación permanen-
te de los formadores.
2) Los equipos locales de formación y formadores:
revisar la propia apertura a la supervisión, es decir,
ser “acompañantes que, a su vez, son acompaña-
dos” (175-178).
NOTA: La tercera parte (ELEGIR) está orientada a propuestas opera-
tivas, con una serie de “Sugerencias para las líneas de acción contex-
tualizadas en las regiones, inspectorías y comunidades locales”. No es
necesario, por tanto, proponer preguntas que favorezcan la contextua-
lización de las orientaciones en la Inspectoría.

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Bibliografía escogida
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