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Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León - 24 de octubre de 2012 · Nº 109

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2 24 de octubre de 2012
Índice
Editorial 3
Retiro 5
Formación 11
Comunicación 23
Vocaciones 27
La Solana 31
El Anaquel 35
Bicentenario Don Bosco 45
Año de la Fe 55
Capítulo Inspectorial’13 63
Revista fundada en 2000
Segunda época
Dirige: José Luis Guzón
C/ Pajarillos, 1
47012 – Valladolid
Tfno.: 983 290 377
jlguzon@salesianos-leon.com
Colabora: Segundo Cousido
Dep. Legal: LE 1436-2002
ISSN: 1695-3681
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
¿Queda mucho?
Anotaciones a la crisis
Es proverbial la tozudez de las preguntas de los niños (y no tan niños,
o niños de todas las edades) cuando vamos de viaje. «¿Queda mucho?
¿Ya llegamos?». Por motivos bien diferentes, en el contexto de crisis
que vivimos no pocas personas se preguntan lo mismo: ¿Queda
mucho (para finalizar la crisis)?; ¿llegamos al final de la misma?
Me sorprenden algunas palabras que he leído en un libro de hace años
del cardenal Martini. Como sabemos, Carlo Maria Martini, ex-
arzobispo de Milán, falleció el 31 de agosto. Fue un hombre de iglesia
que se hizo escuchar por su valía y el testimonio coherente de su vida.
Algún periodista, como Xavier Albó, nos decía en alguna crónica de
esos días: «¿Qué lo hizo tan relevante? Aparte de su gran cualificación
como biblista, rector del Instituto Bíblico y de la Gregoriana en Roma
y Jerusalén, sus veintidós años como arzobispo-cardenal de Milán, y
sus muchas publicaciones, sobresale en él la combinación de su lealtad
religiosa y su apertura humana, con una gran capacidad de diálogo con
gente de toda condición, creyentes de diversas religiones o
agnósticos, y una mente siempre abierta a los nuevos desafíos:
“hablaba con el corazón” y “decía sin doblez lo que pensaba”».
Pues en Para vivir la Palabra (PPC, Madrid 1996, 83-84), me ha
impresionado una comparación entre el Israel que está en el desierto
y nuestra situación actual: «A mí me parece que estas cuatro pruebas,
estos cuatro peligros, los está atravesando Europa y también nosotros
los estamos atravesando. En los gravísimos problemas económicos y
de producción de la Europa del Este, en la incapacidad de esos países
para adaptarse al nuevo mercado…En algunos países, las cuentas del
Estado están espantosamente en déficit, y las amenazas de recesión
que aparecen en algunas grandes fábricas pueden conducir a
momentos preocupantes desde el punto de vista económico y social.
La segunda prueba de Israel es la de falta de caminos marcados. A
nosotros nos falta el liderazgo, nos faltan personas que den confianza
a las masas. El tercer peligro experimentado por Israel en el desierto
es el de los bandoleros; para nosotros los bandoleros son todas las
formas de desorden público, el crimen organizado, los secuestros, la
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4 24 de octubre de 2012
corrupción…La cuarta prueba, la nostalgia de Egipto, es para nosotros
la búsqueda de soluciones autoritarias, de soluciones que de alguna
manera resuelvan de forma drástica y con nostalgias dictatoriales toda
incertidumbre. Por lo tanto, éstas son las pruebas en las que el Señor
nos pone, y creo que las personas como nosotros, que estamos
llamadas a ser responsables de otras, no debemos dejar de ver todas
estas cosas, sino que debemos darnos cuenta de dónde estamos y
hasta dónde podríamos llegar dentro de una situación europea como
la que acabamos de mencionar».
Me parece que no se puede retratar algunos aspectos de la situación
actual que lo que él hace. Y esto no deja de ser fruto de su profetismo
y del calado evangélico de su figura. Ahora sabemos que las cosas ya
estaban previstas y que la solución puede hacernos esperar, pero
mientras tanto podemos seguir jugando como nos niños a repetir:
¿Queda mucho?
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papeles de formación y comunicación
Retiro
¡Pobres!...
¿bienaventurados?
Mamerto Menapace
Jesús tuvo algo muy claro, desde que recibió el Espíritu que lo convirtió a la predicación del Reino.
Había pasado treinta años de vida plenamente humana en presencia de Dios y en medio de los
hombres, sometido incluso a los que eran sus padres, María biológicamente y José por adopción.
Convertido por el Espíritu Santo para esta misión, unificado en esta dirección, se da cuenta que tiene
que proclamar ese estilo de vida para poder ser bienaventurado. Para que aquellos que amaban la
vida, pudieran ser felices.
Escuchemos de nuevo a Juan Pablo II que le hablaba a los jóvenes de América Latina, esta vez en Perú:
«Queridos amigos: el programa evangélico de las Bienaventuranzas es trascendental para la
vida del cristiano. Para la trayectoria de todos los hombres. Para los jóvenes y para las jóvenes
es sencillamente un programa fascinante. Bien se puede decir que quien ha comprendido y se
propone practicar las ocho bienaventuranzas propuestas por Jesús, ha comprendido y puede
hacer realidad todo el evangelio. Ciertamente el ideal que el Señor propone en las
Bienaventuranzas, es elevado y exigente. Pero por eso mismo resulta un programa de vida
hecho a la medida de los jóvenes. Ya que la característica fundamental de la juventud es la
generosidad, la apertura a lo sublime y a la arduo. El compromiso concreto y decidido en
cosas que valgan la pena, humana y sobrenaturalmente. La juventud está siempre en actitud
de búsqueda, en marcha hacia las cumbres, hacia los ideales nobles, tratando de encontrar
respuestas a los interrogantes que continuamente plantea la experiencia humana y la vida
espiritual. Pues bien: ¿hay acaso ideal más alto que el que nos propone Jesucristo?».
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6 24 de octubre de 2012
El Papa decía esto a los jóvenes de América Latina, allí en Perú, en un momento en que muchachos y
chicas de uno y otro bando estaban tentados en querer buscar la paz y la justicia por métodos
violentos. Por eso el Papa insistía tanto en esta realidad de la Bienaventuranzas.
Me gustaría compartir en esta reflexión con una visión sobre lo mismo, pero desde otro punto de
vista. El Papa habla claramente de las ocho Bienaventuranzas como un programa. Y esto es real y
cierto. Así siempre lo ha entendido la Iglesia. Pero si uno lee este capítulo cinco de Mateo, y el
capítulo cinco de Lucas, pareciera que Jesús, más que hablar de Bienaventuranzas, está hablando de
bienaventurados. Casi diría que se está refiriendo a grupos de personas. Aquellos que eligen ser
pobres, los que sufren, los sometidos, los que tienen hambre y sed de justicia, los que prestan ayuda,
los limpios de corazón, los que trabajan por la paz.
Es como si fuesen grupos a quienes los hombres, mirando la cosa, no desde la visión del reino, sino
desde el programa humano, llamaría ¡pobres!.
A uno que lucha por la justicia, el mundo de los satisfechos seguramente le dirá: ¿Pero para qué te vas
a meter? Si las cosas no se pueden cambiar. Tú eres un idealista. ¿Porqué vas a luchar por la paz? Y
menos si no tienes el poder para conquistar la manija e imponer tu programa.
Permitidme que ilustre esta idea con un pequeño cuento extraído de una de las tiras de Mafalda. Me
parece uno de los más tiernos y profundos de nuestro amigo Quino. Son simplemente los cuatro
recuadros clásicos:
En el primero Mafalda se dirige a Manolito y con la mano abierta le muestra algo, mientras le
dice:
-Mirá Manolito, qué hermosas piedritas.
En el segundo Manolito le responde:
-Yo no le veo nada de lindo. Para mí son simplemente piedritas.
En el tercero, Mafalta insiste:
-Pero fijáte ¡qué colores, qué formas!
A lo que Manolito le responde:
-Para mí tienen simplemente colores y formas de piedritas, y nada más.
En el cuarto ya no hay diálogo. Mafalda se retira entristecida pensando:
-¡Pobre!...
Manolito se queda sorprendido, pensando a su vez:
-¡Pobre!
Mirando nuestra realidad, vemos a los que luchan por la paz, a los apasionados por la justicia, a los
pobres, a los que lloran, a los limpios de corazón. Si uno los mira como a grupos, y sobre todo si lo
hace desde el punto de vista del éxito, del triunfador, evidentemente puede decir: ¡Pobres! Y lo puede
decir en un doble sentido. ¡Pobre!, -casi con desprecio como diciendo: - Y bueno, que se las arreglen.
Si ellos quieren estar en eso.
O podemos decirlo casi con misericordia, como expresando nuestra pena por esas pobres personas a
las que les tocó esa mala suerte en su vida: la de estar del lado de los perdedores. Pensando quizá en
lo profundo: -Y bueno, ¡que se joroben, por tontos!.
Pero mirando la misma situación desde el otro lado, Jesús nos asegura que el “Tata” Dios les dice:
¡Bienaventurados!
Bienaventurados los que lloran.
Bienaventurados los que luchan.
Bienaventurados los apasionados por la justicia.
Los limpios de corazón...
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papeles de formación y comunicación
Y podría llegar a suceder incluso que alguien que pertenece a uno de esos grupos, no necesariamente
pertenezca al otro. Puede ser que el pobre no sea necesariamente el que lucha por la justicia. U otro
que lo es por su sufrimiento, no sea quien se destaca en la lucha por la paz.
Jesús habla de una serie de grupos. Al que el mundo llama bienaventurado por ser triunfador y
exitoso, porque tiene el poder, el dinero y la posibilidad de satisfacer todos sus caprichos, a ese quizá
el “Tata” Dios lo mire pensando: ¡Pobre! Mientras que llame bienaventurados justamente a aquellos
otros a quienes los primeros desprecian. Y son bienaventurados justamente porque son en definitiva
los verdaderos destinatarios del proyecto de Dios.
Jesús había tenido que hacer un doloroso camino de descubrimiento a través de lo que le dijera Juan el
Bautista cuando lo señaló como el cordero de Dios. En el de sierto fue tentado con la propuesta del
poder, del milagro fácil y de la manija política que le daría autoridad sobre los pueblos para
dominarlos. Apoyándose en la Palabra de Dios tuvo que luchar esforzadamente, desnudo y con
hambre, contra ese proyecto del mundo. Luego le hará vivir a los apóstoles esa misma experiencia. Y
ahora proclama desde el cerro, como un nuevo Moisés, el proyecto nuevo de la libertad. Libertad que
en lo profundo es el pasaje de la servidumbre al servicio.
Recordemos lo que el Papa les decía a los jóvenes de América Latina. Las dos preguntas esenciales
sobre la liberación y los métodos para conquistarla no son: Liberarnos ¿De quién? y ¿Cómo? Sino más
bien ¡Liberar ¿Qué? y ¿Para qué?
Según el simple proyecto humano, la libertad tendría como exigencia detectar al opresor y ubicar la
mejor praxis para destruirlo. Mientras que Jesús a través de este proyecto de las bienaventuranzas nos
anima a preguntarnos qué es lo que en nosotros está oprimido, y hacia donde queremos llevar el
sentido de nuestras vidas. Y sobre todo, no nos garantiza el éxito de pasarnos al bando de los
divertidos. Ni siquiera la certeza de conseguir una vida sin problemas. Más bien nos previno sobre
todas las exigencias y dificultades que nos traería esta opción por el reino. Por eso la verdadera
libertad, aquella que Moisés proclama desde el Sinaí, y la que Jesús explicita en el cerro de las
bienaventuranzas, es el paso de la servidumbre al servicio. Dejar de ser esclavos de ciertas cosas, de la
ambición del poder, autoridad, dinero y placer. Nos invita a tener un corazón libre de todo eso.
Muchas veces será la cruz y el sufrimiento el medio que nos puede ayudar en esa liberación.
La sociedad en que vivimos nos prepara y nos estimula al éxito. Nos pide el triunfo y todo nuestro
esfuerzo para conseguir metas. Y esto está bien. Eso no está mal. Lo que sería terrible es descartar de
todo nuestro proyecto la realidad del fracaso, del dolor, del sufrimiento. Porque entonces seríamos
terriblemente irrealistas. Si solo nos preparamos en la vida para el triunfo y el éxito, cuando nos llegue
el dolor, el sufrimiento, la pobreza, la persecución o el que no nos comprendan, o nosotros mismos
estemos desconcertados, entonces nos vamos a sentir profundamente infelices. Cuando de hecho
Jesús, en el corazón de su evangelio, nos está proclamando que estas situaciones pueden ser de
bienaventuranza si están dentro del proyecto del reino. El fracaso es algo tan real como el éxito. Y a
menudo puede llegar a ser más importante.
Imaginemos un día de sol, luminoso y fresco. En la mitad de ese día las estrellas también brillan en el
cielo. Pero la misma abundancia de luz solar que nos permite ver el árbol, el pájaro y todas las cosas
cercanas, -¡visibilidad máxima 15 kilómetros!- amputa en nosotros la capacidad de descubrir las
estrellas. La abundancia de luz suprime en nosotros la posibilidad de ver las estrellas. Las estrellas
brillan de día exactamente como de noche. Pero no- sotros estamos incapacitados para poderlas ver,
debido a la abundancia de luz que tenemos. Entonces llega la noche. Cae el sol. La noche ladrona, que
nos roba todo lo inmediato al quitarnos con el sol: la luz, el árbol, el pájaro y todos los demás puntos
de referencia familiares. La noche es mala por todo lo que nos roba. Pero también lo es porque nos
desenjaula los miedos que llevamos por dentro. Nos suelta todas nuestras angustias y temores, y con
esa fauna nocturna que no vemos pero cuyos movimientos nos asustan.
Pero también es la noche la que nos da una capacidad muy hermosa: nos permite ver las estrellas.
Nuestra visibilidad salta misteriosamente a dimensiones increíbles, desde el máximo de 15 kilómetros,
nos abrimos al universo inmenso y misterioso en el que estamos sumergidos. Así la noche se nos
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8 24 de octubre de 2012
puebla de otras presencias. Pensemos qué triste sería nuestra vida humana si no existiera la noche.
Nunca hubiéramos descubierto lo que está más allá de lo inmediato. Nunca hubiéramos sabido de la
existencia de las estrellas. Sí, conoceríamos el sol, pero seguiríamos pensando que él da vueltas
alrededor nuestro. Que está a nuestra disposición. Como un Dios que nos hace salir siempre las cosas
bien. La luna sería simplemente un ser al servicio del hombre, bella por sus variaciones y útil para
marcar fechas. Pero si no existiera la noche, cuánta ignorancia. Nunca nos hubiéramos enterado de
toda esa realidad que queda muchísimo más allá. Y sobre todo nunca hubiéramos tenido puntos de
referencia claros, exteriores a nosotros, que nos permitieran orientarnos en el mar o en la pampa.
Cuántos se hubieran quedado para siempre extraviados si no hubiera sido por la noche que al
quitarles lo inmediato, los capacitó para ver las estrellas, y así recuperar el rumbo para alcanzar su
meta.
Por eso, cuando Jesús proclama las bienaventuranzas, nos llama la atención muy fuertemente. En este
proyecto del reino, en esta nueva proclamación de la voluntad de Dios, Jesús declara bienaventurados
a grupos de personas a las que el mundo elitista, que nos prepara para ser triunfadores, llama pobres.
Un mundo que sólo quiere gozar, olvidándose de aquellos que no tienen la menor posibilidad de
satisfacer las necesidades reales. Quizá la sociedad satisfecha al mirar a los grupos que lloran, que
sufren, que tienen el corazón puro, los ven y piensan: ¡Pobres!. Pobres miserables, pobres ignorantes,
pobres tontos, pobres ilusos. Y “Tata” Dios, desde el otro lado, mira a los satisfechos, a todos estos
inmediatistas, a todos estos triunfadores. Que terrible sería que Él dijera de ellos:
-¡Pobres desgraciados! ¡Infelices!
Y Jesús, en el evangelio de Lucas, después de las bienaventuranzas, añade su proclama sobre los
infelices. En el capítulo seis, luego de la lista de bienaventurados, acopla una ristra de:
-¡Pobres de vosotros! ¡Ay de vosotros si...!
Poniéndonos ante este Jesús que acaba de ser rechazado en Galilea, teniendo un corazón abierto
tendríamos que preguntarle a Dios:
-¿Qué piensas de mi vida en este momento? Me dirías ¡pobre! O más bien me mirarías con cariño
como al pobre Lázaro, o al ladrón moribundo junto a tu hijo, diciéndome:
-¡Ven, Bendito, y entra en mi reino!
Qué hermoso sería que en el momento de nuestra agonía, cuanto tengamos que soltar todo aquello a
lo que nos hemos aferrado, y le pidamos con angustia al Señor el don de la vida, pudiéramos escuchar
de Él la frase más exigente y consoladora que jamás nadie nunca nos haya dicho:
-Carga la cruz y sígueme. Te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso.
Cuando el “Tata” Dios miraba desde el cielo aquel Gólgota sangriento y tétrico, y veía al pobre
malhechor a quien dentro de un rato vendrían a terminarlo a garrotazos rompiéndole los huesos de
las piernas, seguramente unía su voz a la de los ángeles que ya le preparaban la bienvenida para
decirle:
-¡Ven, bendito de mi Padre, para gozar del reino que te tenía preparado!
Y por otro lado, en aquel mismo momento y lugar, había otro grupo de satisfechos y burlones, que
triunfalmente regresaban a lo suyo, sacudiendo su cabeza y creyendo haber dado gloria a Dios,
mientras se decían:
-Ha salvado a otros. Y a sí mismo no se pudo salvar.
“Tata” Dios los miraba y decía:
-¡Pobres, realmente no saben lo que hacen!
¿Qué dirá Jesús sobre mi vida en este momento?:
- ¿Pobre? o ¡ Dichoso!
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forum.com 9
papeles de formación y comunicación
La novia y la novicia
Diez pretendientes tuvo Ruperta. Bueno, claro, no simultáneamente los diez. Pero siempre se dio el
lujo de decirles que no. Cuando alguno se ponía más insistente, y buscaba oportunidad de entrar en su
vida, decididamente cortaba con una negativa que lo alejaba sin explicaciones.
Cuando dijo el primer no, tenía clara conciencia de que aún le quedaban al menos nueve sí como
posibles. Y como era joven y bonita, la seducía la idea de vivir de los posibles. Por ello el decir un no,
la gratificaba asegurándola en su posición un tanto romántica de estar disponible para no sé qué
futuro.
Pero era evidente que con decir simplemente que no, el futuro no se construía. Cada negativa la
dejaba exactamente donde estaba, y cada vez un poco más cerrada sobre sí misma. A medida que
crecía el número de sus no, se iban acortando proporcionalmente las posibilidades de sus sí.
Y pasaron los años. Cuando pegó la curva de los treinta y cinco, se dio cuenta de que su actitud
conducía a nada. Apagó sus humos, reflexionó sobre su vida, y se abrió a los demás. Y aunque
humanamente tuvo que renunciar a muchas de sus expectativas, por último peleó una de las
posibilidades y comenzó su primer noviazgo a fondo. Lo defendió con uñas y dientes, sobre todo de sí
misma y de sus ilusiones un tanto adolescentes. Y finalmente se dio cuenta de que valía la pena decir
un sí a la vida y al amor.
La mañana que se casaron –porque se casaron de mañana– unas cuantas amigas la acompañaron en su
ceremonia. Todas se emocionaron felicitándola por el paso que daba. Quizá las amigas no se daban
cuenta que Ruperta al decir en esa mañana su sí, englobaba en él todos los no a las futuras
posibilidades que se le pudieran presentar. Porque aquella aceptación incluía definitivamente la
renuncia a todos los otros hombres que pudiera presentársele en su vida. Pero eran personas
realistas. Por ello se alegraron sinceramente por su elección. Sabían que sólo a través del sí, ella se
ponía en marcha hacia el futuro, hacia la vida. Nadie se preocupaba de las renuncias encerradas en
aquella elección.
La sobrina de Ruperta tenía diecisiete años. Llena de vida y con todo el futuro que le sonreía a través
de los sueños de sus viejos, y de las aspiraciones de sus amistades. Había terminado quinto y tenía que
decidir. Varias carreras eran posibles. Tenía inteligencia ella, y dinero sus padres. Pero desde el retiro
de septiembre, algo le andaba bullendo dentro de su corazón de muchacha. Sentía que Cristo le pedía
un sí entero. Y a ella le entusiasmaba la idea de decirle que sí, aunque le asustaba un poco lo que
podría encerrar para el futuro.
Cuando se supo que entraba al convento, se armó un bonito revuelo entre los parientes, sobre todo
entre los y las que ya habían doblado la curva de los treinta y cinco. No les entraba en la cabeza que
esta chica pudiera decir de golpe que no a tantas cosas que la vida le ofrecía como posibles, sin
siquiera haberlas probado. Los tenía obsesionados la idea de que la chica al entrar al convento
renunciaba a un futuro profesional, a una pareja feliz, a los hijos. Renunciar a tanto ¿pero qué
necesidad había? ¿Quién le habría metido en al cabeza semejante idea? Se hablaron barbaridades y se
dijeron estupideces sobre las monjas a cuyo colegio sus padres la habían mandado desde pequeña,
porque era un colegio bien y daba status. Se criticó al cura que les había dado el retiro de septiembre
a las chicas de quinto, y discretamente la andanada salpicó a los padres que inconscientemente le
habían dado el permiso para hacerlo.
En fin, lo curioso fue que muy pocos realmente pensaron que lo que la muchacha estaba haciendo no
era decir que no a nada. Simplemente decía que sí a Alguien. Era ese sí el que encerraba tantos no. No
había ninguna necesidad de esperar a los treinta y cinco como hizo la Ruperta, que se dedicó a
decirlos en cómodas cuotas mensuales durante veinte años, para aflojar a la fuerza un sí medio tibión
empollado por una nidada de no anteriores.
La conozco a esta joven, que es hoy una gran religiosa. Conserva toda la frescura de un sí grande
dicho desde el principio.
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10 24 de octubre de 2012
¡Pobres!...o ¡Bienaventurados!
Lo del casorio de Ruperta, dicen que fue así. Ella trabajaba de maestra en el colegio de las monjas
donde iba su sobrina. Antes de comenzar sus horas de clase solía hacer una visita a la capilla para
cumplir sus devociones. Y de paso, tratando de que nadie la viera, le hacía un saludito a San Antonio,
que desde su hornacina atendía los pedidos referentes a su especialidad. La verdad que nunca se lo
rezó en forma demasiado confesada. Pero con el saludo de la Ruperta, seguramente el santo
comprendía los sobreentendidos que se contenían.
El que sí convertía su rezo en un pedido explícito, era quien sería su futuro esposo. Cada mediodía,
cuando acababa su trabajo, no dejaba de arrimarse hasta la capilla del colegio, y sin rubor alguno se iba
derecho a San Antonio y masculinamente, sin vueltas, le suplicaba le ayudara a conseguir compañera.
Ya tenía la casita terminada, y casi cumplidos los cuarenta. No podía darse el lujo de entretenerlo a
San Antonio con indirectas. Por eso su súplica era muy concreta, y el tiempo la había vuelto insistente:
-¡San Antonio Bendito, consígueme novia!
La plegaria como digo, se fue volviendo insistente, y terminó por ser casi agresiva. Porque el hombre
estaba dispuesto a pagar cualquier precio, con tal de ser escuchado. Prometió velas, le compró flores,
le ponía plata en la alcancía. Y sobre todo le rezaba. Oración que se prolongaba en cuanto al tiempo y
se intensificaba respecto al contenido. Al final ya se transformó en algo que tenía bastante de súplica, y
mucho de amenaza.
Un día la cosa tenía que explotar. Porque aparentemente el santo se mantenía imperturbable, sin
siquiera dignarse responder a su devoto peticionario. Firme en su hornacina, no decía ni sí ni no.
Simplemente lo miraba con sus celestes ojos de vidrio, como atendiendo sin comprender la pena del
pobre hombre. La pena un día se hizo rabia, y ésta estalló. Poniéndose de pie frente al santo lo tomó
de la sotana y levantándolo en peso le pegó una sacudida, mientras le decía:
-¿Me vas a escuchar, o no vas a escuchar de una buena vez? ¿Hasta cuándo, me vas a tener penando?
Un día voy a perder la paciencia y te voy a tirar por la ventana, santo y todo como eres.
Asustado casi por su propia irreverencia volvió a colocar la imagen de madera en su lugar, esperando
que su actitud hubiera impresionado al santo. Pero al día siguiente todo estaba igual. Y esta vez la cosa
fue en serio. Porque luego de la sacudida, literalmente el santo fue tirado con violencia por la ventana
alta de la capilla que daba al patio. Justo en el momento en que Ruperta abandonaba el aula para
regresar a su casa. Tan justo fue, que la imagencita así arrojada fue a estrellarse contra la espalda,
provocándole un susto mayúsculo. Al descubrir la causa, recogió la imagencita, y hecha una fiera entró
como tormenta en la capilla. Se dirigió enérgicamente donde esta el pobre hombre, que asustado no
sabía qué hacer. No había sido esa su intención. Pero lo mismo tuvo que escuchar el tremendo
chaparrón que se le descargó encima.
Apagado el fuego inicial, vino la parte referente a las disculpas y excusas, luego la de la reconciliación y
finalmente la de las confidencias. Al mes ya estaban semiarreglados. Al poco tiempo la cosa ya era algo
en firme.
La mañana en que se casaron en la capilla del colegio de las monjas, cuando salían tomados de la mano
y bajo los arpegios del armonio familiar, instintivamente ambos miraron hacia la imagencita del santo.
Y hubieran jurado que éste les había guiñado el ojo.
A veces los violentos llegan a arrebatar el cielo. En todo caso la insistencia es un ingrediente
importante en la oración de petición. Está en los evangelios.
Sugerencias:
En silencio, con las Bienaventuranzas abiertas y rumiadas, rememorar todas las pobrezas que Dios me
fue pidiendo para llegar a este momento de mi vida. Y preguntarme con sinceridad:
-¿Cómo me verá Dios?
Me dirá:
-¡Pobre! … o ¡Bienaventurado!
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papeles de formación y comunicación
Formación
Avanzar
entre los conflictos
que ocasiona la reestructuración
Aquilino Bocos Merino cmf
Consejo de Dirección VR
Es probable que el sentimiento que aflora entre todos, ante el tema de la
reestructuración o reorganización, sea aquel que manifestaba San Pablo:
“Luchas por fuera, temores por dentro” (2 Cor 7, 5). Nos vemos sometidos a
apremios en doble dirección: de dentro a fuera y de fuera adentro; de arriba
abajo y de abajo arriba. Se siente el imperativo de que hay que cambiar y se
echan encima los obstáculos que hay que salvar. Los jóvenes empujan y los
mayores se resisten. Los capítulos deciden, pero surgen las dificultades.
Vemos lo positivo de cuanto se propone, al tiempo que no acabamos de
decidirnos por los interrogantes que se acumulan. En este amplio y
enmarañado mundo de puntos de vista, sentimientos y emociones, deseo
reflexionar con vosotros sobre cómo avanzar entre los conflictos que todo
proceso de reestructuración conlleva.
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12 24 de octubre de 2012
I. Conflictos en el proceso de reestructuración
1. El complejo mundo de los conflictos
El tema es amplio y complejo, porque la conflictividad extiende sus raíces y ramas en todo el conjunto
de la vida humana. “Nacer es entrar en conflicto” (Marc Oraison). El conflicto anida en el interior de
las personas, en sus relaciones interpersonales (grupos y comunidades) y en sus vínculos con las
instituciones (estructuras). La historia humana está llena de conflictos. Según la tipificación establecida
por psicólogos y sociólogos, las formas y dimensiones de los conflictos pueden adoptar un carácter
intrasubjetivo, intersubjetivo e intergrupos (clases sociales, naciones, etnias, culturas). Y los motivos se
multiplican, ya sea por intereses económicos, sociales, religiosos, como por pretensiones de poder,
prestigio, revancha, etc. Los filósofos, los teólogos y los moralistas también emplean los términos
“conflicto” y “conflictividad” como categorías habituales en sus tratados.
En el proceso de reestructuración no se excluyen ni conflictos personales interiores ni
interpersonales, pero se dan, sobre todo, a nivel de grupos: comunidades entre sí; comunidad local y
Provincia, Provincias entre sí y Provincia y Congregación generándose toda una casuística en la que
cada caso requiere tratamiento específico.
El conflicto tiene carácter disyuntivo y disociativo. Puede entenderse como contraposición de
percepciones o de intereses. Brota de la pretensión de lograr objetivos incompatibles por diferentes
personas o grupos, aun a costa de eliminar al rival. Se manifiesta en la desarmonía y en la tensión, en
una constante contraposición sea latente, abierta, directa o indirecta. El conflicto revela la
contraposición y choque de valores, de creencias, de intereses, de sentimientos.
Cuando se examinan las causas de los conflictos, aparecen el egoísmo, el orgullo, la cerrazón mental,
la soberbia, el afán de dominio, la defensa de la propia situación, el abuso de poder, la imposición, la
queja ante la carencia de libertad... Hay momentos especiales en la historia, y el que nos toca vivir es
uno de ellos, en los que los conflictos afloran con mayor virulencia. Influyen los profundos cambios
sociales, económicos y religiosos. Nuestra cultura es conflictiva por la amplitud que nuestro mapa de
relaciones tiene, no sólo entre seres humanos, sino también con todo el mundo biológico y la misma
naturaleza. Con los nuevos modos de ver y de afrontar la vida emerge la contraposición: entre lo viejo
y lo nuevo, reino del mundo y reino de Dios, ley y libertad, pasado y futuro, anticuado y moderno,
obediencia y autoridad, tradición y progreso, institución y profecía, paz y violencia, viejos y jóvenes,
permanente y caduco, estable y cambiable, mayorías y minorías, etc.
La oscilación pendular se hace presente en los acentos sobre los conflictos. Mientras que hace unos
años, en la década de los setenta, la conflictividad a nivel mundial, social y eclesial tenía un acento
favorable por todo lo que fuera el cambio, el futuro, la libertad, la novedad…, hoy, se busca el
bienestar, la satisfacción, y, si se mira al futuro, es para crecer en esa dicha, en esa felicidad. En los
institutos religiosos, dada la media de edad tan elevada y porque nos dejamos contagiar de la cultura
del consumo y satisfacción personal, el acento recae sobre lo estable y lo que se posee. Nos hallamos
en una sociedad que, a pesar de los grandes cambios técnicos, se mantiene indiferente, anestesiada,
ante los ideales trascendentes. Hay motivos para indignarse.
2. En los escenarios del proceso de reestructuración
2.1. Bloqueos, resistencias y conflictos
En las comunidades y provincias, cuando se ha planteado o iniciado el proceso de reestructuración, es
fácil que nos encontremos con bloqueos y conflictos. La propuesta de una reestructuración conlleva
novedad, vitalidad, creatividad. Para llevarla a cabo se requiere libertad y cooperación, en orden a
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

2.3 Page 13

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forum.com 13
papeles de formación y comunicación
gestionar y combinar los recursos de que disponemos, con organizaciones originales. Lo que se
pretende es hacer vivir toda la riqueza que llevamos dentro como don y tarea; generar y transformar
con nuevas expresiones los valores evangélicos y carismáticos en los que creemos.
Curiosamente, ante este mundo interior de posibilidades no faltan quienes se pliegan, se inhiben, se
bloquean, y otros se niegan a transformar la situación. Ponen resistencia a todo lo que ellos no habían
imaginado. Por lo cual, se hace imposible la regeneración que cabría esperar en la vida consagrada.
Los bloqueos se manifiestan como parálisis de las personas o de los grupos frente a la propuesta de
cambio que se les hace. Son mecanismos de defensa, generalmente de tipo emocional. Van rodeados
de desconfianzas, temores y miedos ante lo que se les propone, o de aversiones y conductas negativas
(manipulaciones, desprecios, maledicencias) hacia quien lo propone. Por el contrario, dichos bloqueos
han de ser asumidos con serenidad, y discernir el alcance que éstos tienen en el conjunto comunitario
sea local, provincial y congregacional.
En este contexto, los conflictos presentan un carácter ambivalente. Por un lado son verdaderos
riesgos que ponen en peligro la comunión fraterna y carismática y entorpecen la misión. Por otro, son
oportunidades de crecimiento. Paul Ricoeur se preguntaba hace años sobre el conflicto como signo de
contradicción y de unidad. Todo depende de cómo nos manejemos ante ellos. Lo importante es saber
abordarlos, potenciar los positivos y contrarrestar los negativos. Es preferible alejarse de todo
alarmismo y apuntarse a la teoría del conflicto como fenómeno funcional que, aunque no deja de
reconocer los problemas iniciales que origina, da, a la postre, resultados positivos. Quien sabe
interpretar los conflictos demuestra una gran madurez y calidad de vida. Aparte de que no siempre
percibimos la conflictividad, porque la vida nos ofrece recursos inmediatos para la superación de los
mismos, también es cierto que el entrenamiento genera serenidad a base de contactos amigables,
condescendencia, comunicación bien encauzada, disponibilidad en la ayuda, etc.
Examinando cuanto está sucediendo en los institutos o provincias en su proceso de reestructuración,
podemos distinguir lo que emerge en las expresiones cotidianas y la problemática de fondo
subyacente. Creo que a nadie se le oculta la tragedia que puede suponer, para una persona que ha
pasado 30 ó 40 años en una comunidad, pedirle que se traslade a otra porque se va a cerrar o va a
transformarse en centro de otras actividades. Son situaciones dolorosas, pero inherentes a la vida
consagrada. Quizá esté faltando preparación para estos momentos. Habría que meditar más en las
palabras de Jesús a Pedro: “En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e
ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará
adonde tú no quieras” (Jn 21, 18).
2.2. Expresiones comunes que reflejan conflictos
He escogido estas expresiones coloquiales, que surgen en la conversación ordinaria y que revelan la
situación conflictual.
1) “Así no podemos seguir”. Es la expresión de quien se da cuenta de su insatisfacción, bien por
lo que aspira y se podría lograr, bien por lo que ya no puede hacer debido al síndrome de
desgaste (“burnout”). No faltan quienes desean vivir más radicalmente el propio carisma y
agilizar la misión.
2) “Pero, ¿qué sentido tiene todo esto?”. Nos encontramos con personas que no quieren
remover sus conciencias. Prefieren no hacerse preguntas últimas de por qué y para qué siguen
en la vida consagrada. Se sienten abatidos por la incertidumbre en torno al futuro del propio
instituto o de la vida consagrada.
3) “No se ve claro dónde nos quieren llevar”. Así hablan quienes no han captado de lo que se
trata y les falta perspectiva. Miran desde fuera, no se implican y son meros espectadores de la
vida y misión del instituto o de la provincia. Acostumbrados a vivir desde lo más inmediato y
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con las necesidades básicas cubiertas, han perdido el ritmo de los acontecimientos sociales y
eclesiales y llevan tiempo sin preocuparse de la evolución de las comunidades, de la Provincia
y de la Congregación.
4) “Y todo lo que hemos acumulado…”. La economía ocasiona frecuentes rivalidades. Como si
el valor decisivo fuera el dinero, el patrimonio histórico, el prestigio adquirido. Las diversas
formas de hacer uso de los bienes generan contiendas. Hay quienes no soportan que otros,
que no se han esforzado ni ahorrado, sean ahora los beneficiarios de los bienes adquiridos con
el trabajo ajeno.
5) “Ahora que estamos haciendo tanto bien en este servicio… con lo bien que estamos aquí”. El
conflicto se establece entre estabilidad e itinerancia. Refleja el apego al lugar donde se está y la
dificultad ante un nuevo destino. Sólo se mira lo que está en el propio entorno y no la misión
universal del instituto, que se ve obligado a reconsiderar las presencias y servicios. Se
magnifica la tradición, minimizando las exigencias de novedad en la misión y se cree que
bastarían retoques de lo que se tiene, pero sin necesidad de dejar aquella obra. Es común
recurrir a los pareceres de las autoridades civiles y eclesiásticas para prolongar la
permanencia.
6) “Son unos avasalladores”. Expresión de quienes tienen problema, por la razón que fuere, ante
el ejercicio de la autoridad. No faltan quienes discrepan o se oponen a la forma de llevar
adelante el proceso. Entran en conflicto dos visiones y dos formas de proceder en la
reestructuración.
7) “Si no estuviéramos tan mal…”. Así hablan quienes creen que se les está engañando cuando
oyen que la reestructuración es una urgencia de la misma renovación de la vida consagrada,
tanto si hay muchas, como si hay pocas vocaciones. Para ellos, la vida religiosa va mal porque,
en la vieja Europa, va disminuyendo el número de miembros y son de mayor edad, pero no
son capaces de reconocer la bendición divina en las vocaciones provenientes de otros
continentes.
8) “Pero si sólo van a unir debilidades...”. El conflicto surge ante la contraposición entre
gratuidad y eficacia. Como si, en la reorganización, tuviera sólo que ver la energía, el vigor, la
eficacia, los resultados económicos y de prestigio. También es decisivo cuidar de los mayores
y concentrar esfuerzos para llegar a otros ámbitos donde no estamos y debemos estar.
9) “¡Que nos dejen en paz! ¡Ya no estamos para estas cosas!”. También añaden: “hemos
entregado lo mejor de nosotros mismos en tantos años de trabajo y merecemos descanso y
que nos cuiden”. Ha llegado la hora de la jubilación y puedo vivir desde la pensión que me
corresponde. Este lenguaje revela una forma de desentenderse, en los últimos años de la vida,
del compromiso apostólico de la provincia y del instituto. Se ha confundido la misión con la
actividad y no se tiene en cuenta que misión también es contemplación, oración y pasión. No
podemos doblegarnos al funcionalismo, ni dejar de cultivar el sentido de pertenencia. Es
lamentable preferir una muerte digna a entrar en una dinámica de innovación.
10) “Pero ¿quién se va a fiar de estos?”. Aquí el conflicto surge ante la supuesta intromisión de lo
diverso: sean los jóvenes que llegan a nuestras comunidades, sean los laicos en nuestras obras,
sean las vocaciones procedentes de otras culturas. No hay confianza en los jóvenes en los que
sólo se ven deficiencias, no se valora la misión compartida con los laicos porque nos quitan el
poder y los puestos; ni se acogen plenamente a quienes provienen de otros contextos
culturales, a quienes se les ponen tantos reparos para ocupar puestos de responsabilidad. El
conflicto está entre lo semejante y lo diverso, tan difícil de encajar si no nos entrenamos en la
interrelación, la reciprocidad y la implicación.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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2.3. Las cuestiones de fondo
Hay religiosos y religiosas que, por su autoridad moral, influyen en la comunidad o en la provincia y
con sus opiniones o actitudes desencadenan bloqueos y conflictos. Los más preocupantes son los que
ocasionan quienes han perdido la imagen de sí mismos y ven desmoronada su identidad. Estos hechos
individuales hay que abordarlos en contacto directo con mucha comprensión y no menor claridad.
Al repasar las expresiones, u otras parecidas que todos hemos escuchado, podemos ver que solo la
primera muestra exigencia y pretensión de superación. Revela anhelo de cambio para incentivar la
misión. Las otras manifiestan cierto desarraigo vocacional, comunitario y apostólico. En estas
expresiones subyacen algunos conflictos. Intentaré dar una respuesta de conjunto fijándome en estos
cinco aspectos:
1) La situación ante el proceso. Una buena parte de los malentendidos y conflictos han surgido
por no haber explicado suficientemente los objetivos y la dinámica a seguir en la
reestructuración. Algunos se oponen porque quieren mantener la situación actual o quieren
realizar el proceso de modo que favorezca sus intereses. No falta quien, estando de acuerdo
con que hay que cambiar, trasladan el compromiso hacia los demás: “Que cambien los otros”.
Pero hay que pensar que los cambios, antes de ser desplazamientos geográficos, requieren
análisis crítico de la situación eclesial, social y congregacional; exige, al mismo tiempo, una
conversión a lo esencial y una conversión a la misión.
Probablemente nos hallemos ante conflictos por el modo en que se ha planteado la
restructuración y el ritmo, acaso acelerado, de los tiempos propuestos. No basta con saber lo
que hay que hacer, sino acertar con el modo de hacerlo. Hoy las personas son sensibles a la
consulta, a la participación y a la corresponsabilidad y, en algunos institutos, se ha procedido
demasiado vertical y precipitadamente. Se han querido ver con demasiadas prisas los
resultados para exhibir trofeos.
Otro conflicto, o al menos decepción, lo está causando la diferencia entre lo que se esperaba
y lo que se ha logrado. No se han alcanzado las metas propuestas y, ante los resultados, se ha
producido frustración y desencanto. Ha decaído el entusiasmo inicial y ahora es más difícil
reencender la llama.
2) Misión y desfase estructural. Las estructuras, sean formativas, de espiritualidad, de gobierno,
de gestión económica o de apostolado, están supeditadas al origen carismático y a la misión
que ha de cumplir en la Iglesia y con la Iglesia. Cuando las estructuras engordan y asfixian a las
personas portadoras de ese carisma, no hay más remedio que revisarlas y resituarlas. Quedan
en segundo plano las delimitaciones territoriales, las disposiciones jurídicas, los reglamentos,
las obras o construcciones, los medios de evangelización.
3) La espiritualidad. ¿Por qué la vuelta a los orígenes carismáticos, a los escritos fundacionales y al
fervor inicial del instituto, están siendo insuficientes? Porque no han tocado fondo. Porque nos
hemos acercado al calor del hogar, pero no nos hemos dejado quemar por el ascua viva del
Espíritu. Porque no hemos acabado de entrar en la dinámica de la salvación que el Padre
señaló enviando a su Hijo Jesucristo, ungido por el Espíritu para anunciar la Buena Nueva a los
pobres (cf. Lc 4, 18), y no nos hemos puesto en autentica disponibilidad ante el Espíritu. Las
raíces trinitarias de nuestra vocación consagrada nos llevan a vivir con intensidad la filiación, la
fraternidad y la misión. La vida teologal, la oración, la escucha de la Palabra, la atención a los
más desfavorecidos y excluidos, la vivencia del misterio de la reconciliación y de la eucaristía,
es lo que nos introduce en el fuego y enciende en nosotros los deseos de caminar y trabajar
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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por la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y esto, con todas las fuerzas, con todos
los medios, con toda aquella mística que provoca la comunión de carismas y ministerios.
Los objetivos que muchos institutos se propusieron alcanzar al iniciar la reestructuración
fueron: la calidad de vida evangélica y el mejor servicio al evangelio. Pero es muy difícil lograr
estos objetivos sin tocar fondo en las motivaciones profundas de las personas en la vida
consagrada. No se trata de pequeños retoques, sino de llevar a cabo una profunda conversión
(personal, comunitaria, congregacional…), que nos haga ver con los ojos de Jesús y nos
impulse a amar como Él, que entregó su vida sin reservas.
4) Relación persona-obra. La relación entre las personas y la obra suscita hoy no pocos
problemas, pues inciden en ella el hecho de ser menos y con mayor edad y tenemos tantas o
más obras que cuando éramos muchos y jóvenes. Es verdad que hemos ensanchado nuestra
misión con los laicos, que disponemos de medios más especializados (actuamos en red) y que
se arbitran otros sistemas de colaboración económica, pero el hecho es que el esfuerzo de
llevar adelante las obras que tenemos, recae sobre un pequeño grupo de personas que se
cansan, sufren y acaban agobiándose sobremanera.
5) Gestión o forma de llevar el proceso. Los institutos religiosos tienen un componente
estructural. Los suscita el Espíritu en la Iglesia, se inspiran en la Palabra de Dios, asumen un
estilo de vida y de santificación que les propone el Fundador y, como son realidades eclesiales,
reconocidas y custodiadas por la Iglesia, se mueven a semejanza de la Iglesia.
Esta premisa nos lleva a asumir la realidad de las comunidades, provincias e instituto en un
todo coherente y nos incita a subrayar que la organización de las obras es parte integrante de
su proceso de crecimiento. La calidad de vida y la adecuada organización se interrelacionan,
no se contraponen.
La gestión del proceso de reestructuración comporta unas prioridades que están encaminadas
a superar los obstáculos que todo instituto experimenta en el cumplimiento de su “sueño
originario” fundacional; es decir, la visión carismática y profética de los fundadores. Cuando la
reorganización se plantea como objetivo la subsistencia o va buscando seguridades, tarde o
temprano se quiebra, porque no será más que el principio del fin. Los institutos han de
mantener la confianza en el futuro desde el radicalismo evangélico y desde la reafirmación de
los valores carismáticos. A la vez, han de apostar por la mejora de las estructuras corriendo el
riesgo inherente a la creatividad. Lo cual supondrá conflictos, pero serán conflictos de
crecimiento. Es el caso de, cuando se dejan obras propias o se buscan otras instituciones que
las gestionen; o si se pide un desplazamiento a las personas para traspasar fronteras y atender
otras necesidades; o si se propone un estilo de vida más sencillo y en compañía de quienes
son excluidos por la sociedad.
II. ¿Cómo avanzar en los conflictos?
Si queremos afrontar creativamente el futuro de nuestras comunidades, de nuestras provincias y de
nuestros institutos, hemos de volver a los criterios que nos ofrece el ejercicio de la innovación y de la
responsabilidad. De ahí la necesidad de hacernos preguntas radicales como estas: ¿Hacia dónde
vamos? ¿Qué es lo que, de verdad, hace avanzar en la esperanza nuestra vida consagrada? ¿Dónde me
sitúo en este proceso que intenta responder a los desafíos de nuestra misión en la Iglesia y para el
mundo actual?
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
No son problemas internos los que nos deben entretener, sino salir al paso de los grandes retos de la
cultura, de la convivencia en la justicia y la paz, de las nuevas pobrezas, de las fuerzas anti-Reino. Lo
que necesitamos no son paños calientes, sino una cura interna y radical: la caridad de Jesús crucificado.
Los criterios que voy a indicar suponen esta perspectiva de mirada larga. Sólo desde ella pueden surtir
efecto estas sugerencias, aparentemente, inmediatas.
1. Ante todo, reconocer los conflictos
Es la primera y más obvia condición para avanzar. No arreglamos nada cerrando los ojos y creyendo
que todos pensamos, sentimos y nos movemos por idénticos motivos. Las diferencias y las
contraposiciones, las pretensiones y los intereses, el afán de seguridad y los egoísmos, se hacen
presentes en el proceso y es preciso convertirlas en oportunidades de crecimiento.
Los conflictos nos devuelven nuestra imagen, lo que somos y por lo que luchamos; nos permiten
reflexionar sobre dónde estamos y la distancia de lo que aspiramos; nos descubren nuestras grandezas
y nuestras miserias. Sobre todo, en nuestro caso, nos llevan a hacer un viaje a lo profundo de nuestras
motivaciones vocacionales y a preguntarnos a quién servimos.
2. Revisar las actitudes
Como medida cautelar, procede separar la persona del problema creado. Ante los conflictos en este
proceso podemos adoptar diversas actitudes. Es obligado discernirlas y revisarlas. Unas para
reafirmarlas y otras para obviarlas. No sólo las de los demás, sino también las nuestras propias.
Fijándome en quienes tienen la responsabilidad de guiar el proceso, se han de evitar actitudes como
las siguientes:
1) Huída, inhibición, debilidad y victimismo. Ante la complejidad, la incertidumbre, el miedo a
no acertar o ser infiel al carisma fundacional, puede provocar huída o inhibición. Otras veces
es la debilidad y el victimismo el que se apodera de los superiores o de los consejos y no
afrontan los conflictos. Siempre hay una excusa ante la instancia superior para justificar la
dilación, por ejemplo, que no se ha podido o que algunas personas no acaban de verlo, que
sería mejor no tocarlo porque va a soliviantar los ánimos. Habrá que discernir cuánto hay de
objetivo en la excusa.
2) La confrontación. En ella se pone de manifiesto la hostilidad, más que el acercamiento. Es
una actitud negativa ante los conflictos, que brota de posiciones ideológicas y emocionales,
cargadas de orgullo y egoísmo. Es una forma de competir y de doblegar al otro por imposición
o creando mala conciencia. Unas veces se invoca la autoridad y otras veces la injusticia por no
ser debidamente atendido. El conflicto queda más enconado, sin resolverse y habiendo creado
distancia y, tal vez, división. Las relaciones de cooperación, que hasta entonces eran buenas,
quedan llenas de sospechas o se suspenden. Hay que evitar las “batallitas” inútiles.
3) Diferir y condescender. Ante las dificultades, en vez de asumir los riesgos y entrar en
discernimiento, aplazan y difieren los encuentros. Orillan el planteamiento. Otros optan por
entrar en un simple arreglo a base de contemporizar, cediendo en valores irrenunciables. No
se piensa en el bien común del instituto o la provincia y se condesciende en arreglos de límites
geográficos para que se incorpore esta o aquella obra, para poder contar con tales personas
cualificadas, para estar en zonas donde hay vocaciones, para disponer de estructuras más
sólidas económicamente. Los valores centrales de nuestra vida quedan entre paréntesis.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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3. Vías de salida
1) Pensamiento positivo y actitud constructiva e integradora. Si partimos de lo que tenemos, debemos
ser conscientes de que estamos capacitados para superar los conflictos. Poseemos una misma
vocación, un carisma en el que coincidimos, una conciencia de grupo comunitario, una historia
compartida, un mismo compromiso en las misiones, unas orientaciones que hemos confesado como
camino de evangelio –las Constituciones–, unos medios que nos ayudan: el ordenamiento espiritual y
los momentos excepcionales para el discernimiento (capítulos, asambleas, retiros).
2) Atentos al viento del Espíritu. Sopla donde quiere y sólo el que nace del agua y del Espíritu entrará
en el Reino de los cielos (cf Jn 3, 5). El Espíritu pasa en estos momentos y nos hace sentir, como a
Jesús, la unción y la urgencia del envío del Padre para con los más pobres y necesitados. Bulle en
nuestro interior y nos hace clamar “Abba, Padre” (Mc 14, 36; Rom 8, 15; Ga 4, 6). Quiere hacernos
vivir su dinamismo y no cerrarnos. Nos ayuda a jerarquizar los valores según sus dones y frutos. Y, por
lo mismo, somete a crisis nuestra forma de pensar, de sentir y de obrar para hacernos converger hacia
el proyecto de la voluntad de Dios hoy.
No podemos desaprovechar la oportunidad que vivimos. Aún tenemos personas que pueden dar lo
mejor de sí mismas para emprender nuevos compromisos misioneros.
Estamos experimentando precariedad y fragilidad, pero el Señor está con nosotros y abre las puertas
a nuevos modos de participar en la misión de la Iglesia con los laicos y con los hombres y mujeres de
buena voluntad.
La docilidad al Espíritu desarma todo litigio, deshace todo equívoco, abre toda frontera, ajusta
nuestras aspiraciones al querer de Dios, disipa las sospechas, pone dulzura en las relaciones… Donde
se hace presente el Espíritu, que es vida en comunión, no hay cabida para los conflictos. Él, que es luz
divina, desenmascara las falacias y las inconfesables pretensiones.
3) El testimonio. Mostrar las propias convicciones de que estamos en un cambio renovador. Es
imprescindible mostrar transparencia de aquello en lo que uno cree y espera como lo mejor para la
comunidad. Expresar sin ambigüedades las propias convicciones. La fe viva en lo que creemos
contagia seguridad y entusiasmo, reaviva la identidad y favorece la pertenencia. Nos viene bien
meditar, de vez en cuando, los capítulos 11 y 12 de la carta a los Hebreos, donde se evocan los
modelos de la fe y el papel único de Jesús, en quien está la promesa cumplida, en quien se reafirma la
alianza. También nuestro tiempo está bajo la promesa del Dios vivo.
Puede ser que haya habido errores en la propuesta del proceso y en este caso, lejos de desprestigiar a
la autoridad, la enaltece el reconocimiento y la humildad al expresarlo.
4) Serenidad, relativizar lo que acontece y dejar entreabiertas puertas y ventanas. No dar por absoluto
lo que es tan relativo, pasajero y de menor alcance. Afrontar con serenidad los conflictos tiene valor
terapéutico y rebaja la tensión. A veces va bien repetirse: “No adoréis a nadie, a nadie más que a Él”.
Efectivamente, hay que evitar la tentación de hacer componendas y de jugar a las ambigüedades. Pero
también hay que pensar que toda propuesta de reestructuración suele encerrar varias alternativas.
Podemos organizarnos de diversos modos y, por eso, se han de dejar entreabiertas las puertas y las
ventanas a otra posibilidad que, integrando las posturas contrarias, permita avanzar en la calidad de
vida evangélica y del servicio evangelizador.
Los psicólogos hablan mucho de mediación y arbitraje a la hora de superar los conflictos. Ciertamente
todas las ayudas son buenas con tal de superar lo que nos enfrenta y nos haga mirar y caminar juntos
hacia delante. Lo nuestro, en lo que hemos de poner mayor intensidad, es en extremar la caridad, tal
y como la describe San Pablo en 1 Co 13.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
5) Diálogo y comunicación. Suele indicarse como el primer camino para gestionar o resolver los
conflictos. No es de extrañar, ya que la crisis de lenguaje y de comunicación es la que está a la base de
toda crisis de gobernabilidad. Esta constatación tan elemental está destapando un mayor problema y
es que los mecanismos de transmisión en nuestro mundo han privado al individuo del pasado, quien
vive intensamente el presente y le cuesta mucho hacer previsiones de futuro. Está aumentando la
distancia entre el individuo y la institución, entre lo privado y lo social. Nos hallamos en un mundo “en
red” y la comunicación pasa por vías horizontales con contactos inmediatos y directos. Por eso, se
hacen hoy más urgentes la presencia física y la palabra hablada.
Ante un conflicto no es suficiente informar, que es unidireccional; por el contrario, se hace
imprescindible la comunicación que favorece la convivencia, la comunión y el crecimiento en la
identidad corporativa y apostólica. La comunicación trasciende lo meramente funcional y, por estar
fundada en la alteridad y la donación, busca la reciprocidad y nos redime de los propios límites.
Cuando establecemos verdadera comunicación emerge la verdad que nos juzga a todos y se hacen
presentes la transparencia, la sinceridad, el respeto, la confianza y la cooperación. La comunicación
nos sitúa en el centro del misterio que envuelve nuestra vida y nos hace converger en el común sentir,
pensar y querer.
Hay momentos en los que son propicios para el discernimiento, la convergencia hacia el bien común
en los que puede establecerse una auténtica comunicación: la lectio divina, los encuentros de acción
de gracias, los actos penitenciales, la oración comunitaria en retiros y sesiones de reflexión. Son
ámbitos propicios para la participación y el intercambio; donde se pueden explicitar contenidos y
esclarecer dudas; donde se pueden hacer contrapropuestas en la misma dirección.
6) Reproponer y concordar el Proyecto de vida y misión. Hay propuestas que no se comprenden la
primera vez que se oyen y suscitan sentimientos y juicios opuestos. Por eso es recomendable usar la
pedagogía de la insistencia. Es todo un arte saber insistir. Reproponer el proyecto y destacar los
objetivos, los medios y las etapas del proceso favorece el esclarecimiento en los puntos de vista y la
convergencia en las posiciones y actuaciones. Conviene destacar el por qué y para qué nos vamos a
reestructurar. Esto no hay que darlo por supuesto, porque, si no está en el primer plano de la
conciencia, nadie se moverá y se habrá perdido la oportunidad de crecimiento.
La vuelta al Proyecto de vida y misión de una provincia o de un instituto, que quieren reorganizarse,
en torno al cual surgieron las discrepancias y contrariedades, es una buena forma de que las partes se
acerquen y se comuniquen. Obliga a aportar sugerencias, a intercambiar pareceres y a establecer
nuevos acuerdos. Si las relaciones son respetuosas y confiadas y los mensajes claros y precisos, es fácil
que surja la empatía, se ajusten las emociones y sentimientos y comience la coordinación de esfuerzos
y una nueva colaboración de modo creativo.
III. Liderazgo para hacer avanzar en los conflictos
1. Observaciones previas
1) El liderazgo en la Iglesia y, en concreto en la vida religiosa, tiene poco que ver con los
parámetros que, en el ejercicio del poder, ofrece el mundo secular. El liderazgo en la vida
religiosa tiene un referente irreemplazable que es la persona de Jesús, capaz de entregar su
vida para darnos vida en abundancia (Jn 10,10). Es el servicio del amor hasta el extremo (Jn 13,
1-16). A partir de aquí podemos asumir todas las sugerencias que nos ofrecen las ciencias
humanas para hacer más efectivo el servicio de hacer avanzar, en medio de los conflictos, el
proceso de reestructuración.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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2) Sin personas entregadas a la causa, es imposible que el proceso siga adelante. Y no hablo en
singular, sino en plural. ¿Cuántas veces un capítulo decide hacer un plan de reestructuración,
sea a nivel general o provincial, y encontramos que las personas que tienen que llevarlo
adelante se hallan divididas o incluso son las causantes de los conflictos, por intereses locales o
provinciales? El liderazgo en este proceso requiere comunión y coordinación. Máxime cuando
se trata de superar conflictos.
3) El gobierno en la vida religiosa es ordenado. Admite niveles y en cada nivel hay una
responsabilidad. Pero estos niveles (local, provincial, congregacional) no están inconexos,
porque tienen como presupuesto que los garantiza y estimula: el principio de comunión en la
misma vocación y misión. El proceso de reestructuración pide que, en fuerza de estos dos
principios, cada superior o superiora, a su nivel, asuma la propia responsabilidad (cf. CdC 14).
2. Confesar los valores esenciales
Superamos los conflictos cuando, entre todos, encontramos la forma de dar prioridad a lo esencial en
nuestra vida, superamos la tentación del mantenimiento y de la supervivencia, y juntos nos
arriesgamos a revitalizar nuestra misión en la Iglesia y en el mundo actual.
Pero a todo superior, cualquiera que sea el nivel en que ejerza su servicio, se le pide que confiese los
valores esenciales en los que está fundada la reestructuración.
-El carisma del instituto como don del Espíritu a la Iglesia.
-La misión que da razón de ser al instituto y empapa todas las áreas de su expresión:
espiritualidad, formación, gobierno y gestión de bienes.
-La primacía de la persona, ser en relación y ser para los demás, sobre las obras.
-La espiritualidad y el estilo de vida, en los que resplandezca la gratuidad y la gratitud, la
inconfundible experiencia de la vocación y de la convocación.
-La comunidad en la que se logra ser hermanos sin condiciones de raza, pueblo y lengua y en
la que se disfruta la pertenencia a todos los niveles.
La confesión de estos valores viene exigida por razones más profundas que el mero recordar las
formulaciones presentes en los textos constitucionales. Tiene la fuerza dinámica propia del testimonio
de quien sintoniza con sus hermanos, los aglutina y los llena de entusiasmo. Porque no se trata de huir,
sino de resolver los conflictos, es indispensable que contagie aquel espíritu en el que comulga con los
hermanos y que le hace estar dispuesto a entregar lo mejor de sí mismo para que crezca el Reino de
Dios. Cuando los valores resplandecen, palidecen los conflictos.
3. Liderazgo carismático y ético ante los conflictos
Dos aspectos del mismo servicio a la misión y a la comunidad. Quien es elegido o nombrado para un
servicio en un Instituto ha de saberlos conjugar.
Liderazgo carismático. Dice Francesco Alberoni: “La expresión ‘líder carismático’ fue usada por
primera vez por el sociólogo Max Weber para hacer referencia al jefe que emerge de la nada, del
estado naciente de un movimiento, al que sus secuaces reconocen propiedades extraordinarias. Tiene
capacidad de hacerse escuchar, sabe mantener unida a la gente del grupo, concreta las metas, articula
las expresiones del orden, suscita entusiasmo, pasión. De ahí que plasme y guíe al movimiento y lo
transformen institución capaz de durar”1. Cualquiera que lea este texto, se echa atrás porque aquí
1 Francesco Alberoni, El arte de liderar, Gedisa, Barcelona, 2003, pp. 31-32.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
esta dibujada la figura de personas excepticonales. Sin embargo, también se puede hablar del liderazgo
carismático del superior.
Hay que cambiar de óptica y pensar desde lo que es un carisma en la Iglesia. Es difícil que un superior
sea elegido o nombrado sin que se haya descubierto en él características del líder carismático; sin que
se hayan percatado de su sabiduría y capacidad de animar. Dentro de la comunidad, toda ella
carismática, es elegido o nombrado quien sintoniza con el carisma del fundador, quien ama su
proyecto de vida evangélica, quien tiene a los demás miembros como hermanos y es capaz de
establecer entre ellos una verdadera fraternidad, signo y anuncio de Jesús.
A partir de esta base, es decir, de la acción del Espíritu en la comunidad y cada uno de los hermanos,
se puede y debe esperar de un superior que sintonice, concuerde, dialogue, motive y promueva
aquello que une y da esperanza a la comunidad. La figura de Jesús, el Evangelio, el ejemplo y los
escritos del Fundador animan su corazón.
Liderazgo ético. No se insistirá suficientemente en la ética ante los conflictos. Tan condicionados están
los superiores como cualquier otro religioso a la hora de afrontar los vaivenes que produce esta
cultura del cambio rápido, donde el espacio y el tiempo se ven alterados por los avances tecnológicos
y es tan notoria la disgregación. Por eso, se pide a los superiores una autoridad de calidad ética, es
decir, de integridad personal y de mayor responsabilidad en su liderazgo en la comunidad, provincia o
congregación, fomentando la espiritualidad, la unidad y la misión. El liderazgo ético sirve de ejemplo.
Conclusión
A medida que va pasando el tiempo, se hace más urgente llevar adelante una reestructuración de los
institutos. No es una moda, es una exigencia interna de fidelidad a nuestra vocación evangelizadora. La
precariedad, lejos de ser un freno, es un estímulo para transformar e innovar nuevas presencias y
servicios y, por lo mismo, otro tipo de reorganización. Los conflictos que se generan, a unos les
retraen y les asustan. Otros ven una oportunidad para mostrar que, desde la fe, la esperanza y la
caridad, hay otro modo de vivir y trabajar por el Reino de Dios. No son las obras las que están en
crisis, sino las formas de llevarlas: Son pocas las personas que perciben hacia dónde nos quiere llevar
el Espíritu.
Al concluir esta reflexión, sólo quiero subrayar la conveniencia de asumir, desde el liderazgo
carismático y ético, la tarea de la reestructuración. Hay superiores que dirigen las comunidades como
si fueran meras instituciones o empresas. Su mirada es de corta distancia. Son especialistas en percibir
los detalles. Organizan, planifican y administran bien, pues están capacitados para hacer análisis y
vigilar el cumplimiento del plan propuesto. No se hacen preguntas últimas. Son conscientes de su
posición y tratan bien a los subordinados. Controlan bien los tiempos, los espacios y los trabajos que
hay que hacer. Estas personas, cuando tienen conflictos, buscan la negociación, el arbitraje y la
mediación.
Pero hay otro tipo de superiores que trabajan como líderes, cuya mirada es más larga, saben sacar
partido de todas las situaciones, tienen visión de futuro, conjuntan mejor las personas y las motivan
para trabajar comunitariamente. Por eso le siguen. Es creativo, busca la innovación y se mueve
cómodamente en la complejidad y la interdependencia. Ante los conflictos, acentúa aquel programa
entusiasmante que la mayoría puede corroborar, intenta que todas las energías vayan en dirección de
lo que es común y promueve la participación de todos. Es quien más relieve da al diálogo y a la
comunicación. No le importa tanto lo que hacemos, sino lo que deberíamos hacer. Por eso, procura
implicar a todos en la visión y en la tarea.
No son dos tipos contradictorios, pero hay rasgos que les diferencia. Las escalas de valores no
coinciden, pero pueden ser complementarias. En cada momento histórico conviene más un tipo que
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otro. Y, frecuentemente, se van sucediendo en el gobierno de los institutos o sus Organismos
mayores. En la reestructuración hay que hacer prevalecer los rasgos de un líder carismático que
infunda valores, que entronque las vidas de las personas con sus orígenes carismáticos y las mueva con
una visión convincente en torno al futuro del instituto. No por estrategia funcional o supervivencia,
sino por vivir el hoy de Dios y la misión que nos confía. Lo cual supone liberar las energías creativas
que los miembros de la comunidad religiosa llevan dentro.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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forum.com 23
papeles de formación y comunicación
Comunicación
Fe on line2
Jorge Enrique Mújica
Quizá los primeros evangelizadores jamás pensaron que un día el “Id a todo el mundo y predicad el
Evangelio” se llevaría a cabo de la manera como lo está posibilitando internet. Ahora, en cuestión de
segundos, se puede acceder a la última encíclica del Papa en el portal del Vaticano, ver y escuchar la
más reciente homilía de un obispo en YouTube o recibir asesoría espiritual en Catholic.net. Todo al
alcance de un clic.
Benedicto XVI fue el primer Papa en usar el sistema SMS de telefonía móvil (mensaje de texto) para
comunicarse con miles de jóvenes. Lo hizo en la pasada Jornada Mundial de la Juventud, en Sydney,
para transmitirles brevísimas catequesis sobre el Espíritu Santo.
Meses más tarde, el pasado 8 de septiembre de 2008, también sería el primer Papa en enviar un
mensaje a través de la red social www.Xt3.com (“Xt3” significa Cristo en el tercer milenio), portal
oficial de la Jornada Mundial de la Juventud de este mismo año.
Xt3.com funciona como otras redes sociales: se pueden compartir fotos, páginas personales, hay foros
de discusión, etc. ¿En qué se diferencia de Facebook, MySpace, Hi5 o Tuenti? En su dimensión
espiritual, pues también ofrece intenciones de oración y hasta asesorías espirituales en línea por parte
de sacerdotes. Y por si fuera poco, las diócesis también pueden crear las propias redes sociales. ¿Está
teniendo éxito? Al presente hay más de 35,000 usuarios suscritos de 170 países.
2 En Cooperador Paulino. Num 156, 2011.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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24 24 de octubre de 2012
¿Un blog para el Papa? Al menos fue una de las propuestas que le hicieron en el pasado Sínodo de los
obispos en Roma a Benedicto XVI. De momento varios obispos ya están siguiendo el ejemplo del
Papa en el uso de la world wide web para evangelizar y continuar su misión catequética. Es el caso del
arzobispo de Cascavel, Brasil, Mons. Mauro Aparecida do Santos, quien en www.dommauro.com.br
ha puesto en marcha un curso de catecismo on line para facilitar a estudiantes universitarios,
profesores y empleados, concluir sus estudios de catecismo y acceder al sacramento de la
confirmación.
El 28 de octubre la agencia ANSA informó que el arzobispo de Nápoles, cardenal Crescenzio Sepe,
había creado su perfil en Facebook. “Tienes que ir a donde está la gente y, si la gente está en
Facebook, tienes que ir allí también”, declaró el cardenal. ¿Los frutos? 200 nuevos amigos, en
promedio, al día.
La fe en internet también es cultura
En julio de 2008 se dio inicio a un proyecto para reunir todas las partes del Códice Sinaiticus que
contiene el texto más antiguo sobre el Nuevo Testamento. La iniciativa reúne los esfuerzos de varios
organismos internacionales como la British Library, el Monasterio de santa Catalina del Sinaí, la
Biblioteca Nacional de San Petesburgo y la Biblioteca Universitaria de Leipzig. Se espera que este
proyecto sea finalizado en 2010, cuando se haya digitalizado todo el Códice y se ponga a disposición
del público. El manuscrito es de gran relevancia dado que es de los pocos que están en la base de
todas nuestras ediciones de la Biblia en griego. Junto al Códice Vaticanus y el Alejandrino, permite un
acercamiento a la fecha de traducción del hebreo al griego antiguo. La web donde será posible
consultar el Códice Sinaiticus es www.e-manuscripts.org.
Hace unos meses, Caritas Italia y la asociación Pax Christi echaron a andar www.conflittidimenticati.it,
un portal en italiano dedicado a conflictos bélicos olvidados, con el fin de ofrecer un instrumento de
educación en la paz. Además de información histórica sobre guerras existentes actualmente, ahonda
en el motivo del conflicto y sensibiliza sobre este tema.
En Chile la asociación familiar “Todos los Santos” echó a andar la web www.todoslossantos.com a
finales del pasado mes de octubre. La iniciativa consiste en reivindicar la fiesta de Todos los Santos
animando, a través de internet, a que los niños salgan a la calle con disfraces de santos y sean ellos
quienes regalen en lugar de pedir. El portal ofrece consejos y recursos sobre la manera de re-
cristianizar el sentido de las celebraciones del 1 y 2 de noviembre, cómo elaborar disfraces inspirados
en los santos, qué dar a las personas, etc. De esta manera, ha quedado como referente para los años
venideros.
Muchos ya conocen a la activa plataforma española HazteOir.org (www.hazteoir.org) que coordina el
ingenioso y emprendedor Ignacio Arzuaga. De cariz cristiano-católico, recientemente han puesto en
marcha dos iniciativas: “Derecho a Vivir” y el “Proyecto Feliz Navidad”. A través
http://derechoavivir.org pretender crear consciencia sobre el valor de la vida e impedir que la ley del
aborto libre que quiere imponer el actual gobierno español, sea realidad. ¿Cómo lo hacen? Informan,
sensibilizan y movilizan a la sociedad. Arzuaga lo resumen así: “se trata de gritar tan fuerte que no
puedan ignorarnos”. En www.balconeras.org se ofrece, por una módica cantidad, un trozo de tela
loneta con una imagen llamativa de la Sagrada Familia y la leyenda “¡Feliz Navidad!”, para anunciar la
buena noticia del nacimiento del Salvador. Con un gesto tan sencillo, quieren poner su granito de
arena en la recuperación del espacio social por parte de los símbolos cristianos en los adornos
navideños.
Televisión, i-Breviary, periódicos, revistas… de todo un poco
El Proyecto Trimilenio (www.trimilenio.com) de VE Multimedios cumplió su segundo aniversario el
pasado 15 de agosto de 2008. La particularidad de esta iniciativa, impulsada por el Consejo Pontificio
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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forum.com 25
papeles de formación y comunicación
para las Comunicaciones Sociales y al servicio de la Red Informática de la Iglesia en América Latina
(RIIAL), es loable: ofrece la posibilidad de crear sitios web de manera gratuita para incrementar la
presencia católica en internet. De esta forma, Trimilenio ha logrado que numerosas estaciones de
radio, publicaciones, parroquias y movimientos, se estén dando a conocer en la red.
La Unión Apostólica del Clero se ha válido del servicio que presta Trimilenio y ha lanzado una macro
encuesta dirigida a sacerdotes para conocer qué es lo que más les interesa hallar en internet. La
iniciativa cobró forma en el website http://encuesta.clero.org. Dependiendo de los resultados, se
pondrán en marcha proyectos que ofrezcan recursos para satisfacer esas necesidades.
Por lo pronto muchos sacerdotes, religiosos y laicos ya cuentan con iBreviary
(www.dimix.it/ibreviary), el primer Breviario que puede usarse en iPhone y iPod Touch o, lo que es lo
mismo, el primer Breviario que se puede usar a través de dispositivos de última generación. iBreviary
busca ampliar a otros idiomas este medio que ayuda a la oración, así como extenderse a otras como el
Rosario e incluso inserir audio para poder escuchar canto gregoriano u otras oraciones recitadas.
Una de las publicaciones de prestigio en Latinoamérica que ya ha migrado a internet, es la revista
cubana Espacio Laical. En su portal www.espaciolaical.org está ofreciendo periódicamente los
contenidos que distribuye en su forma impresa.
En otra parte del mundo, en España, se ha relanzado el periódico de inspiración católica “Diario Ya”
(www.diarioya.es). Fundado en plena segunda república (cuando los católicos eran perseguidos por su
fe), en su versión impresa, allá por 1975, llegó a ser el diario más leído en Madrid, con más de 177,000
ejemplares.
Goya Producciones (www.goyaproducciones.es) ha lanzado nueve documentales que presentan
sucintamente los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. La originalidad de esta iniciativa radica en
que es la primera vez que se pone en pantalla una versión viva y fiel del Magisterio en este campo.
Otro lanzamiento, aunque éste radial, es el de www.jesusdenazaret.cl. Se trata de una producción de
teatro radial en ocho cedés con el relato de cada uno de los pasajes evangélicos. Para esta iniciativa
han prestado su voz reconocidos locutores chilenos cuyo resultado, en palabras del director de sonido
de la producción, ha resultado también “una conversión personal, donde creo que está la mano de
Dios; lo que partió siendo un trabajo, se convirtió en un apostolado”.
A propósito del Sínodo sobre la Palabra de Dios tenido recientemente en el Vaticano, el Centro
Franciscano Multimedia, Cançao Nova, H2Onews.tv y otras televisoras católicas, han hecho sinergia
para producir una serie de capítulos que responden a preguntas como qué es la Biblia, cómo entra en
la historia y en la historia personal de cada uno de los seres humanos y qué significa decir que Dios
habla.
Para saber ser buenos padres, votar “católicamente”, ayuda a mujeres que piensan abortar…
“La paternidad es un don, un privilegio y una responsabilidad”. Lo declaró el líder de los Caballeros de
Colón, la organización laical católica más grande del mundo, quienes también se han valido de internet
para ayudar a la sociedad. El proyecto “Padres para siempre” se está valiendo de
www.fathersforgood.org para ayudar a los varones que viven o van a vivir la experiencia de la
paternidad. El portal contiene interesantes recursos como consejería de expertos, videos, podcast, la
posibilidad de enviar preguntas sobre temas relacionados a la paternidad y el matrimonio,
recomendación de libros, etc.
Faltan tres años para el IV centenario de la aparición de la Virgen de la Caridad de Cobre, patrona de
Cuba, y los obispos de la Conferencia Episcopal no han querido dejar de ofrecer un medio para que
los devotos de esta advocación mariana se unan al festejo. Por este motivo han puesto en marcha la
página www.virgendelacaridaddelcobre.org, un espacio de “encuentro, oración y diálogo”, como
declaró el arzobispo de Santiago de Cuba. Con esta iniciativa “la Virgen de la Caridad del Cobre utiliza
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26 24 de octubre de 2012
los medios modernos de comunicación para ponerse en contacto con todos sus hijos, en cualquier
parte del mundo donde estén, dentro fuera de Cuba”.
Con el lema “Que tu voto sea católico, como tú”, nació www.VotoCatolico.com, un portal puesto en
marcha por hispanos católicos de Colorado, en Estados Unidos, durante los meses previos a las
elecciones generales de inicios de noviembre de 2008 en aquel país. El sitio web continúa ofreciendo
videos, documentos y oraciones para ejercitarse e instruirse adecuadamente sobre cómo debe
orientar su derecho al voto un católico. Abiertamente a-partidista, en una de sus secciones
(Enseñanzas de la Iglesia) ofrece la palabra de los Papas sobre la responsabilidad de un cristiano al
elegir a sus gobernantes.
En el segundo portal católico más visitado del mundo, Catholic.net, las iniciativas no han dejado de
suscitarse. Precisamente una de ellas dice relación con los gobernantes.
En una carta de la directora del portal, dirigida a todos los suscriptores a la newsletter gratuita,
Lucrecia Rego de Planas dio a conocer la campaña “Adopta un Gobernante”
(http://es.catholic.net/oraciongobernantes). ¿En qué consiste? En algo tan sencillo y tan necesario
como orar por los que nos gobiernan: “El poder de la oración es enorme. Nuestras plegarias pueden
cambiar asuntos de importancia en el mundo. Debemos orar por los gobernantes de todas las
naciones, para que el Señor les ilumine y les dé sabiduría y discernimiento y se conviertan en
instrumentos para promover la dignidad del ser humano, la libertad, la justicia, la paz y el bien
común”, escribió Lucrecia.
No es la única campaña que ha impulsado con éxito Catholic.net. Hace ya algunos meses lanzó “No lo
mates, dámelo a mí”, una iniciativa que brinda apoyo y ayuda a aquellas mujeres que quieren abortar.
Entrando en http://nolomates.catholic.net pueden leerse los numerosos testimonios de mujeres que
por diveros motivos piensan dar a su hijo en adopción antes que matarlo. Ya son 53 centros de ayuda
a la mujer los que se han sumado a esta iniciativa, 1859 matrimonios ansiosos de poder adoptar y 94
mujeres que han registrado a sus bebés para ser entregarlos en adopción.
www.madrina.org es la web de la Fundación Madrina, una entidad benéfica que ayuda a madres
gestantes en situación de dificultad, en España. El fundador, Conrado Giménez Agrela, se vale del
portal para ofrecer apoyo a mujeres que atraviesan dificultad porque, como él mismo dice, las mujeres
son engendradoras de futuro.
Una de las instituciones que en el ámbito de lengua española más defienden el derecho natural, es
Profesionales por la Ética. Muy afín a lo que defiende y promueve la Iglesia católica, recientemente han
lanzado http://profesionalescomunica.wordpress.com, “un espacio virtual al servicio de periodistas y
comunicadores en general” en el que ofrecen notas de prensa, vídeos, artículos de opinión publicados
en otros medios, archivo fotográfico y muchos otros recursos de formación e información.
Cirilus, el proyecto de educación virtual a distancia, ha puesto en marcha recientemente un curso
virtual sobre info-ética en www.cirilus.net/infoetica. En el plano académico, es el primer medio de
comunicación que responde con hechos al llamado que en la pasada Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales hiciera Benedicto XVI sobre este tema.
No es una opción
La fe ya no busca, tiene su espacio en la red. El hombre, también en internet, experimenta esa
nostalgia de Dios. La necesidad de comunicación también lo es de oración con Cristo, de sed de fe y,
para el cristiano, la comunicación es misión. Ya lo decía san Pablo: “¡Ay de mí si no anunciara el
Evangelio!”. Los católicos lo estamos captando y de ahí nuestra necesaria presencia en la world wide
web
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papeles de formación y comunicación
Vocaciones
Significatividad de la vida religiosa
en la sociedad y en la cultura
Diez propuestas
Juan Rubio
Lo nuestro es descubrir y proponer Ante este panorama al que me he acercado de forma somera,
cabe hacer un segundo paso: Describir lo que pasa en la realidad en nuestra pastoral juvenil y
vocacional y ofrecer algunas propuestas. Os los resumiría en diez puntos:
1. DESCUBRIMOS en muchos jóvenes hoy una profunda y rica vida interior, pese las que,
desde nuestras categorías culturales, la despreciamos y la anulamos, queriendo, de forma
muy subliminal, poner la nuestra. Esta vida interior se manifiesta en muchos de ellos fundida
en el mundo de la música, el arte, el cine, la pintura, la poesía. Hay muchos jóvenes que
acuden a conciertos, festivales y encuentros de diversa índole. Más de los que nos creemos.
Justo acaba de abrirse en Madrid la Casa del Lector y crecen las experiencias de grupos de
jóvenes entorno a alguna de las ramas del arte. Esto delata en ellos que hay algo más que
una simple superficialidad. Al acercarnos para escucharlos de forma atenta y positiva,
apreciamos en su interior vibraciones espirituales que tocan la trascendencia. Es el momento
de PROPONER caminos que ayuden a enriquecer su interior. Algo que vaya más allá de una
alternativa. Nuestras propuestas no deberían de ir por el camino de una alternativa frente a
algo que consideramos negativo. Tendríamos que proponer como enriquecimiento y
encontrarnos con ellos en un “carrefour” en el que ellos se encuentran
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2. DESCUBRIMOS en ellos un lenguaje distinto al nuestro, un lenguaje nuevo. El joven hoy ha
nacido en un ámbito lingüístico que tiene en la imagen y en el ciberespacio y las redes
sociales sus códigos específicos. La palabra para ellos ha adquirido dimensiones más extensas
que para nosotros. Es el lenguaje de la red ante el cual hasta la misma Real Academia se
encuentra si dar respuesta. Es un lenguaje más universal un lenguaje que se va
homogeneizando en las redes sociales, en la moda, en la música y en sus escenarios. Un
lenguaje que va más allá de fronteras, países y continentes. Un joven de Berlín pueden
entenderse en algunos códigos con un joven de Algeciras o un joven del Pireo. Hay que
PROPONER la Buena Noticia con un lenguaje nuevo, en un terreno distinto. No se trata de
una operación de marketing, aunque tal vez debamos acudir a sus técnicas en algunas
ocasiones, tan obsoletos como estamos en la Galaxia Gutemberg y tan alejados de la Mac
Luham. Hay que saber acercarse desde sus categorías semánticas. No sé hasta qué punto
nuestros jóvenes entienden nuestro lenguaje tan eclesiástico. El lenguaje es comunicación,
pero a veces se convierte en obstáculo para la comunicación.
3. DESCUBRIMOS cierto enrocamiento de los jóvenes en las relaciones con los demás. Los
núcleos de socialización han ido perdiendo fuerza. Los clásicos y tradicionales van perdiendo
significación: Familia, escuela y parroquia. La familia vive un proceso de desintegración. Cada
vez son más las familias desestructuradas o simplemente distintas. Se vive cierto aislamiento
familiar. La escuela esta falta de fomentar el trabajo en equipo en muchas ocasiones, el juego
es cada vez más personal y autista, la pandilla se ha reducido y a veces los amigos son pocos
y sus encuentros son en el silencio de la red o de la música. Amigos cibernéticos. La
parroquia en muchos lugares no se entiende. Faltan espacios en los que los jóvenes puedan
vivir las relaciones con los otros. Difícilmente podrán encontrarse con el Tú trascendente si
no han aprendido a relacionarse con los distintos niveles del “tú” más cercano. Desde ahí
PROPONEMOS la excelencia de la vida en común, el sentido de la fraternidad, de la
comunión de vida, de dones y de bienes. La excelencia de una vida comunitaria que ayude a
enriquecerse mutuamente, vivida como valor y no como imposición reglada. La vida
comunitaria como taller en la práctica, enriqueciéndose con el trabajo de equipo y como
estado que recupere la excelencia evangélica de la vida en común.
4. DESCUBRIMOS en los jóvenes un sentido del tiempo chato, pobre y miope que ha venido
propiciado por una cultura rápida, lo que llaman la cultura liquida, que la que ha primado el
fast. Hoy todo es rápido: comida, ropa, mensajes, sexo…Es como si al joven le dieran un
cupo de tiempo y tuviera que consumirlo con rapidez, Carpe Diem. Aumenta la
superficialidad en las relaciones, el tiempo y las compromisos. El “para siempre” ya no es
categoría que se tenga en cuenta. Se busca placer y logro inmediato. No se saborean las
cosas porque no hay tiempo. Nunca hemos visto a tantos niños y jóvenes tan ocupados y
atareados. Nos cuesta trabajo organizar cosas con ellos. Desde ahí PROPONEMOS un
sentido del tiempo más amplio y profundo. Hemos de hacer primar el kairós sobre el cronos
y ayudarle a ir apreciando los tiempos de luz larga, de objetivos de largo alcance, la paciencia
de Dios, la serenidad de la creación, la grandeza de la pausa, los ritmos armónicos de las
relaciones humanas. Ayudarles a saborear el tiempo de la belleza, el tiempo de la escucha, el
tiempo de Dios. Vivimos en un hoy permanente
5. DESCUBRIMOS hoy cómo pese al ocaso de las ideologías, muchos jóvenes marchan tras las
marcas ideológicas; o las ideologías intentan alimentarse y sobrevivir acudiendo a ellos. Sus
juicios suelen estar marcados por olas ideológicas. No se preocupan de conocer otras cosas,
otras visiones, suelen pensar en estereotipos y solo viven pendientes del mundo cercano y
de la ideología que los ha ido conformando. Atentos a sus ideologías se convierten en
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
soldados de un ejército al servicio de una ideología concreta y se van volviendo masa ( Masa
y poder de Canetti) En la Iglesia se está cayendo también en la trampa de la ideologización,
auspiciada desde arriba y con marcado acento en algunos nuevos movimientos . Frente a
esta ideologización PROPONEMOS el encuentro personal con Jesucristo. La fe cristiana no
es una ideología más, pese a que desde ella se pueda construir un sistema de pensamiento
abierto. Hay que hacer que todo nazca de la adhesión personal y del encuentro con
Jesucristo. De ahí surge el seguimiento. En Galilea no se predicó una ideología. Eso fue siglos
más tarde. Allí se generó una dinámica de seguimiento de una persona que proponía un
camino nuevo. Hay que hacer que nuestros jóvenes se encuentren con Jesús antes que con
las doctrinas ideologizantes de la historia.
6. DESCUBRIMOS cuando nos acercamos a los jóvenes una vena solidaria y de empatía con los
graves problemas de los más pobres. A veces está oculta y no tienen quiénes se la muestren.
Hay en ellos, pese a que en los recientes estudios no aparece mucho, una rebelión contra un
mundo que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Sienten autentica rebelión
ante la injusticia y las causas solidarias despiertan en ellos interés. Con motivo de puntales
desastres se ponen las pilas. PROPONEMOS desde aquí un acercamiento a ellos con los
carismas peculiares de cada una de las congregaciones de la vida religiosa. En ellas
encontrarán el camino para realizarse y poder acercarse a los más pobres en su agenda
diaria y cotidiana y no solo en las grandes catástrofes.
7. DESCUBRIMOS en los jóvenes un sentido del tiempo libre más amplio. El fin de semana
cada vez empieza mas pronto…..PROPONEMOS dar un sentido al Ocio y Tiempo libre y
descubrir espacios y tempos para la entrega, la generosidad y la creatividad que los
enriquezca.
8. DESCUBRIMOS En muchos un deseo de no atarse a normas ni condenas. PROPONEMOS
un evangelio que no condene, en una Iglesia hogar y comunión.
9. DESCUBRIMOS muchas vidas rotas y desestructuradas, que necesitan y buscan una luz.
Hemos engordado a muchos jóvenes y ahora los escupimos a la cuneta. PROPONEMOS una
vida llena de sentido total que abarque todo el ser.
10. DESCUBRIMOS una juventud ante la crisis, molesta, con rebeldía, con ganas de cambiar las
cosas, como hemos visto en los últimos movimientos contestatarios ….PROPONEMOS un
rearme ético. Que los jóvenes sepan buscar en la ética un hilo de Ariadna que nos saque del
laberitno.
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Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
La solana
El anciano Nicodemo
o el nacimiento de lo alto
Ángel Aparicio Rodríguez, cmf
Ambientación
Era de noche cuando Nicodemo se entrevistó con Jesús. Nicodemo era «un magistrado judío», nos
informa el evangelista Juan. Era un asiduo estudioso de los libros santos y un experto conocedor de los
mismos. Cuando Jesús habla a este hombre erudito de un nacimiento «de nuevo» o «de lo alto»,
Nicodemo objeta: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo?». Tiene razón Nicodemo: no podemos
retornar al seno materno y nacer de nuevo. Es imposible este viaje para un viejo y aun para un niño.
Además, ¿de qué nos aprovecharía? Nuestro destino sería nuevamente la muerte. Era de noche
cuando Nicodemo fue a conversar con Jesús. Cuando declina la tarde de nuestra vida, también
nosotros nos acercamos a Jesús y le preguntamos: ¿cómo es posible nacer «de nuevo» o nacer «de lo
alto»?.
Nicodemo es un hombre de contrastes. Por el evangelio de Juan sabemos que era un fariseo:
separado del común de los mortales, pecadores ellos. El nombre de este fariseo, sin embargo, es
griego, y significa: «Victoria del pueblo» o «El que vence con el pueblo». Es un nombre belicoso para
un hombre presuntamente pacífico. Por el nombre puede relacionarse con «los piadosos» (Asideos)
que no dudaron en unir su causa y su suerte al movimiento de los Macabeos, opositores a muerte de
la civilización helena. Como maestro judío, conocía muy bien las tradiciones de los antepasados, y, sin
embargo, no dudó en acudir a un galileo iletrado para formularle preguntas concernientes a la
interpretación de la Ley. Pertenecía al sanedrín que condenó a Jesús, y, sin embargo, se atrevió a
«acoger» el cuerpo del Crucificado y a enterrarlo, tras haberlo envuelto en lienzos aromatizados. ¿Son
un indicio estos contrastes de las dudas de Nicodemo?
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El evangelio no nos dice por qué acudió a Jesús, cuando era de noche. Es lícito, por ello, proponer
alguna hipótesis. Acaso quería evitar que alguien le señalara con el dedo por dialogar con un
despreciable galileo, impuro religiosa y étnicamente. O bien Jesús estaba excesivamente ocupado
durante el día y reservaba la noche para la oración y para las entrevistas personales. Puede ser que el
evangelista aluda a la instrucción nocturna del Sal 16: «Aun de noche me instruye internamente» (v. 7).
Tal vez, de acuerdo con el contexto evangélico, se trate de la oposición entre la Luz y las tinieblas: «La
Luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la Luz» (Jn 3,19). La Luz ha venido al
mundo y se ha quedado en él. ¿Identificará Nicodemo al enviado de Dios en Jesús de Nazaret? Una
vez identificado, ¿aprenderá en qué consiste nacer «de nuevo» o nacer «de lo alto?». Nicodemo tiene
dificultad para dar este paso: ¡sabe demasiado…!
La sabiduría de Nicodemo
Jesús habla a Nicodemo de un nacimiento «del agua y del Espíritu» (Jn 3,4). Nicodemo pregunta:
«Cómo puede ser esto?», y Jesús responde con una nueva pregunta: «Tú eres maestro en Israel y no
sabes estas cosas?» (3,9-10). ¿Qué debía saber Nicodemo?
Lector y aplicado estudioso de la sagrada Escritura, Nicodemo debía saber cómo la vida surge por la
acción del espíritu divino que aleteaba sobre las aguas primordiales (Gn 1,2). El salmista celebrará el
poder del soplo divino –su espíritu– formador de los seres celestes (Sal 33,6). Familiarizado con el
profeta Ezequiel, sin duda que Nicodemo habría leído en más de una ocasión el siguiente pasaje:
«Derramaré sobre vosotros un agua pura… Pondré en vosotros un espíritu nuevo… Pondré mi
espíritu en vosotros» (Ez 36,25-37). También habría encontrado en el profeta Jeremías cómo, llegado
el día, Dios escribirá la ley de la nueva alianza en el corazón de sus hijos (Jr 31,32). Verdad es que ni
Ezequiel ni Jeremías hablan de un nuevo nacimiento o de un nacimiento de arriba, pero lo insinúan. El
espíritu del que hablan los dos profetas es vivificador, similar al que entra en los huesos secos –
obediente al conjuro profético– y les da nueva vida (Ez 37,14: «Infundiré mi espíritu en vosotros y
viviréis»). El espíritu que intervino en la primera creación será imprescindible cuando acaezca la
segunda. Sin duda que no ignoraba el episodio de los israelitas mordidos por las serpientes; si miraban
la serpiente de bronce, colocada en un estandarte, quedaban con vida (Nm 21,9). En fin, si Nicodemo
frecuentaba los salmos, en más de una ocasión oraría con el Salmo 87: la ciudad de Dios será un día la
metrópoli de todos los pueblos, incluidos los enemigos. Esta madre universal genera nuevos hijos.
Es decir, aunque Nicodemo sea anciano –y tal vez por serlo–, tenía la preparación adecuada para
entender lo que Jesús va a comunicarle. Es muy buena la disposición con la que Nicodemo se acerca a
Jesús. Sin duda tiene que ser el maestro enviado por Dios. Los signos realizados por Jesús son
explicables si Dios está con él. Efectivamente, Jesús responde al saludo de Nicodemo con la
solemnidad y autoridad propias de un maestro excepcional. Ningún profeta del pasado se había
expresado con tanta rotundidad: «En verdad, en verdad te digo» (Jn 3,3). Los profetas antiguos
apoyaban sus palabras en la autoridad divina, mediante un «así dice el Señor»; Jesús fundamenta su
enseñanza en su propia soberanía. No es un maestro cualquiera, es el Maestro. La enseñanza que
viene a continuación es desconcertante y un tanto enigmática: «El que no nazca de nuevo no puede
ver el Reino de Dios». ¿Qué quiere decir este maestro tan singular?
¿Nacer de nuevo…? ¿Cómo se puede nacer de nuevo? ¿No es un insulto a la inteligencia proponer a
un anciano que nazca de nuevo? ¿Bromea Jesús? Nadie, sea viejo o recién nacido, puede retornar al
seno maternal para nacer nuevamente, como replica muy bien Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer
siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?» (v. 4). Y si es imposible
nacer, ¿estará condenado a una muerte sin retorno? «Ver el Reino de Dios» equivale a ver la vida o a
entrar en la vida. Si es esto lo que propone Jesús, el anciano ha de renunciar a toda esperanza. Ha
visto cómo todos sus días han sido como una sombra que se diluye. Le cabe esperar que la muerte le
pastoree y se reúna en el abismo con sus antepasados. Pero, ¿es ésta la propuesta de Jesús?
El cuarto evangelio usa frecuentemente palabras y expresiones con doble sentido. Es la llamada «ironía
joánica». Las palabras de Jesús pueden ser traducidas del modo siguiente: «Si uno no es engendrado de
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
arriba, no puede ver el reino de Dios». Quien engendra o genera no es la madre tierra, ni acontece
esta nueva generación en el seno materno. Dios se implica directamente engendrando y generando.
Lo que enseña este insólito maestro que es Jesús se fundamenta por segunda vez en la autoridad de su
palabra: «En verdad, verdad te digo» (v. 5). El evangelista explica a continuación esta nueva
generación, que ya no es de la tierra, sino del cielo. La nueva generación se lleva a cabo en el agua,
que es espíritu (v. 5). Ezequiel ya había hablado del agua y del espíritu: agua derramada por Dios;
espíritu puesto por Dios. El que nace del agua y del espíritu (del agua que es espíritu) no está
sometido a la caducidad de la carne, sino que es espiritual como Dios. ¿Alguien puede captar la
hondura de este misterioso nacimiento? Se asemeja al viento, cuya ruta nos resulta desconocida.
Percibimos la voz del viento y nos percatamos de su presencia, pero se nos escapa de la mano. ¿De
dónde viene el viento? ¿Hacia dónde se encamina el viento? ¡Lo ignoramos…! Algo así sucede con la
generación «de arriba». «¿Cómo puede ser esto?», pregunta Nicodemo. Uno que es maestro en Israel,
lector asiduo de las Escrituras, ¿es incapaz de responder atinadamente?
Lo que Nicodemo desconoce
Nicodemo sabe muchas cosas, pero desconoce otras muchas. Sabe de aquello que, aun procediendo
del cielo, está en la tierra, como la Ley. Desconoce aquello otro que es también del cielo y está en el
cielo. Valga el siguiente ejemplo: durante la travesía del desierto los mordidos por las serpientes eran
curados si fijaban su mirada en la serpiente del estandarte. Ignoraba Nicodemo que la serpiente de
bronce era una figura, un anticipo de aquel que tenía que ser elevado sobre la tierra. ¿Cómo iba a
sospechar que «el Hijo del hombre» tuviera que ser elevado sobre la tierra y atraer todas las miradas
hacia sí? ¿De dónde procede esa necesidad ineludible: «tiene que ser elevado»? Ni las circunstancias
religiosas o políticas, ni las variadas entregas que se concatenan en los relatos de la pasión del Señor
explican satisfactoriamente la necesidad de que el Hijo del hombre tenga que ser elevado o
entregado. Tampoco esclarecen que la elevación del Hijo del hombre sobre la tierra coincida con el
momento de su exaltación, aunque el maestro en Israel lo hubiera leído en los poemas del Siervo:
«elevado y plenamente glorificado» (Is 52,13). No sabía, en definitiva, que la cruz no es un signo de
muerte, sino de vida, y aun de vida nueva.
En el inefable misterio de amor que es la cruz se aúnan el insondable amor del Padre, el extremado
amor del Hijo (Hijo del hombre e Hijo de Dios), la fuerza generadora del Espíritu, viento que,
procedente de Dios, recrea todo lo creado. La vida emerge de la cruz. El Crucificado es el
primogénito de la humanidad, y también es el primogénito de los muertos por la resurrección. Otros
muchos han sido, o hemos sido engendrados en el momento de la exaltación-glorificación del Señor.
Tan sólo se nos pide que creamos en el Hijo de Dios. Nacemos «de lo alto» en el momento de
nuestro bautismo. Vamos creciendo a lo largo de la vida. El anciano no podrá entrar en el seno
materno. El Espíritu puede entrar en el anciano, modelarlo y transformarlo, hasta que llegue el
momento de la transformación total, el día de nuestra glorificación.
No podemos entrar en el seno materno. Día llegará en el que entremos en el seno de la madre tierra,
donde Dios hace y entreteje, pero para nacer por la fuerza del Espíritu. Ese día será realidad lo
anunciado por el profeta: «Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán, / despertarán jubilosos los
que duermen en el polvo. / Porque tu rocío es un rocío de luz, / y la tierra de sombras parirá» (Is
26,19). Preñada la tierra por el rocío luminoso del cielo, no retendrá los cadáveres en su seno. Entrará
en trance, le sobrevendrán los dolores de parto y dará a luz a los muertos, nacidos para la vida nueva
y definitiva. El germen de la vida de «lo alto» lo llevamos desde el momento en el que creemos en el
Hijo de Dios, elevado (glorificado) sobre la tierra. Leemos en la carta a los Romanos: «Si el Espíritu del
que resucitó a Jesús de la muerte habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo dará vida a
vuestros cuerpos mortales por medio de ese Espíritu que habita en vosotros» (Rm 8,11).
Era de noche cuando Nicodemo fue a conversar con Jesús. Se va haciendo de noche en nuestra vida, y
acudimos a conversar con Jesús, para que nos enseñe cómo se nace de «lo alto»: «Tanto amó Dios al
mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga la vida
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34 24 de octubre de 2012
eterna» (Jn 3,16). Va anocheciendo en nuestra vida, sí, pero en el confín de nuestra noche brilla ya el
astro matinal, Cristo, que nos atrae hacia él y nos conduce a la vida perdurable del cielo. ¿No tenemos
razones suficientes para vivir gozosamente nuestra edad dorada, a la espera de nuestro encuentro con
Cristo, Señor y dador de vida? Antes de partir de nuestra tierra, gestado y maduro el hombre nuevo,
se nos confía aún la misión de decir a nuestros hermanos todo lo que ha hecho y hace nuestro Dios y
Señor. Así nuestro mundo será salvado, y nuestra vejez será fecunda.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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forum.com 35
papeles de formación y comunicación
El anaquel
Presentar la fe
de una forma comprensible
para la cultura actual
Entrevista con el Cardenal Gianfranco Ravasi
Cuando faltan pocos días para una nueva sesión del "Atrio de los Gentiles" en
Asís, Italia, ZENIT conversó con el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del
Pontificio Consejo para la Cultura. Como se sabe, esta edición, que se
realizará los días 5 y 6 de octubre, tendrá como título "Dios, ese desconocido.
Diálogo entre creyentes y no creyentes" y contará con la presencia del
presidente italiano, Giorgio Napolitano.
El Atrio de los Gentiles ha sido un evento de preevangelización que ha creado un terreno fértil para el
próximo Sínodo de los Obispos, dedicado precisamente a la nueva evangelización. ¿Qué es lo que
usted espera de la próxima sesión de octubre en Asís?
--Cardenal Ravasi: Aparte del hecho de que el mismo Sínodo cita el Atrio de los Gentiles en el
Instrumentum Laboris, lo que nosotros esperamos es que la presentación de la fe se desarrolle de tal
forma, que sea lo más comprensible posible, no solo para creyentes, sino también para el horizonte
cultural en general. Es decir, que no sea solamente auto-referencial o vinculada a fórmulas que,
aunque valiosas, son obsoletas. Aquí está la importancia de la comunicación de la fe, que es aquello
que, en cierto sentido, nosotros también hacemos, pero sin querer evangelizar.
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36 24 de octubre de 2012
¿Cuál podría ser una fórmula efectiva para ganar en ese mar de la indiferencia, que según lo dicho por
usted, es la actitud más peligrosa en el mundo de hoy?
--Cardenal Ravasi: Creo que para superar la "niebla" de la superficialidad, de la banalidad, de la
indiferencia en general, hay dos vías. Una de ellas es la adoptada por algunas Iglesias estadounidenses,
sobre todo protestantes, que proponen lo esencial, lo mínimo indispensable, comprometiéndose
especialmente en el lado de la caridad, del voluntariado y del compromiso social. Este es sin duda un
componente importante, pero en mi opinión es insuficiente, porque la Iglesia no es una "agencia de
caridad".
¿Y la otra?
--Cardenal Ravasi: La otra forma, sin embargo, es la de las verdades últimas, es decir el coraje de
echar sobre el tapete, en un lenguaje comprensible, los temas de la vida, de la muerte, del bien, del
mal, de la justicia, del sufrimiento, del amor. Todas aquellas preguntas, por decir, que están en todas
las personas, y que afloran cuando se atraviesa por un sufrimiento, como por ejemplo, un familiar que
muere de cáncer o incluso cuando uno se enamora; o si se está en contacto con la belleza y así
sucesivamente. Estas preguntas deben ser propuestas de nuevo con un lenguaje incisivo y
culturalmente eficaz: es la única manera para hacer encontrar a la humanidad una respuesta. Solo así la
superficialidad experimentaría una sacudida como un "electrochoque".
En el encuentro de Asís habrá un diálogo entre el presidente Giorgio Napolitano y usted. ¿Qué
representa la figura de un presidente de la República en el diálogo entre creyentes y no creyentes?
--Cardenal Ravasi: Representa dos componentes fundamentales: por un lado, encarna la figura de Italia
en todas sus dimensiones y de un país con gran tradición cristiana. Es la voz de un país que tiene
siempre a la vista la tradición cultural, la temática religiosa. No se puede entrar en una pinacoteca o en
una ciudad sin darse de bruces con las catedrales, los monumentos, las pinturas que evocan lo
sagrado. Por otro lado, el presidente Napolitano es una gran personalidad que ha propuesto de nuevo
los valores, incluso en medio de la degradación cultural, social y política. Insiste con frecuencia,
especialmente entre los jóvenes, sobre el tema de los grandes valores. Allí es donde se crea una
sintonía: cuando ambos empezamos a interrogarnos sobre las cuestiones claves para la sociedad
misma.
En días pasados, el ministro de educación italiano, Francesco Profumo, habló de una revisión de temas
como la religión y la geografía, teniendo en cuenta la ya fuerte presencia en las escuelas de estudiantes
de diferentes culturas y religiones . ¿Cuál es su opinión con respecto a este tema?
--Cardenal Ravasi: Creo que es importante renovar, en primer lugar, el método de la enseñanza.
Pensemos hoy en día cómo se lleva a cabo la comunicación, ya no con el papel escrito o el lápiz como
en mi infancia, sino con la tecnología y otras formas distintas. Incluso en el contenido ¡se necesita una
renovación! Hay componentes que son fundamentales y que no pueden ser ignoradas, no solo para la
religión, sino también para la ciencia.
Al mismo tiempo, hay nuevas preguntas: pensemos en los problemas de la bioética, un término que
hace 50 años ni siquiera existía. Creo, por lo tanto, que la enseñanza de la religión, en la forma
correcta, sobre la base del Evangelio y de las grandes enseñanzas cristianas que siempre se transmiten,
deben enganchar con el cambio de la sociedad y la evolución de los nuevos tiempos y de la cultura.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
En la perspectiva de una transmisión innovadora y, al mismo tiempo, esencial de la cultura, ¿cómo se
integra un evento enteramente dedicado a Dante, como el que usted anunció para el 12 de
noviembre en la iglesia del Gesù de Roma?
Card. Ravasi: Todo está en línea con lo que decía. La herencia que tenemos tan alta y gloriosa que no
puede ser considerada una cosa del pasado, marginal o para tirar a la basura. Es una de las bases más
fecundas en absoluto. Recordemos, sin embargo, que el método es fundamental, en el sentido de que
un evento de tal profundidad cultural no debe ser presentado como una operación filológica, sino
como un estímulo sobre el que construir más allá. La mejor expresión de esta idea son las palabras del
filósofo Bernardo de Chartres: "Somos enanos sobre las espaldas de gigantes, pero justo por ello
alcanzamos a ver más lejos
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38 24 de octubre de 2012
Para pensar en cristiano “lo social”
Progreso humano y crecimiento económico
José Ignacio Calleja
Cuando El Colibrí nos propuso para este número de Septiembre de 2012, la cuestión del
decrecimiento frente al crecimiento ilimitado, me alegré mucho, por más que reconozco mi pobre
conocimiento del tema.
De hecho, aún recuerdo la primera vez que me sentí urgido a tomar en serio este nuevo paradigma
de la vida social justa. Era en mi Diócesis de Vitoria, y atendiendo a las exigencias de una reciente
Asamblea Diocesana, alguno de sus altos responsables me preguntó por la importancia social de este
planteamiento y por mi conocimiento del mismo.
Le dije que era muy importante pero que yo lo ignoraba casi todo. Convinimos en realizar un
encuentro público en la Diócesis y que ya seguiríamos dando pasos a partir de ese momento. No
hemos dado pasos después, diocesanamente hablando, pero el encuentro público me enseñó dónde
había una interpelación inexcusable.
La memoria de ese acto no es menor en su significado, todavía, pues allí se nos dio cuenta de un
famoso Resumen, cuyo autor es Malaquías Jiménez Ramírez, del libro La apuesta por el decrecimiento
de Serge LATOUCHE (Icaria, 2009), que representa una ayuda inestimable para acceder al tema y
que el ponente en Vitoria, Gregorio López Sanz, a su vez, recogía en el amplio y logrado guión de su
conferencia.
Evidentemente, ni el Resumen ni la Conferencia suplen la lectura del original de LATOUCHE, pero no
cabe duda de que es un material impagable para muchos militantes y ciudadanos. Si los menciono aquí,
dentro del texto, y no sólo a pie de página, como simple nota, es para recomendar vivamente su
lectura por todos aquéllos que necesitan hacerse una idea introductoria, pero cabal y clara, de qué
significa decrecimiento y en qué consiste como propuesta social alternativa.
De otro lado y hace poco, en la revista Alternativas (Revista de Análisis y reflexión teológica, Editorial
Lascasiana, Managua-Nicaragua), en su número de Enero a Junio de 2012, y bajo el título, La crisis
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papeles de formación y comunicación
global: propuestas y alternativas, he encontrado una colaboración titulada, Bases teóricas del
decrecimiento (pp 77-98), que recupera lo fundamental para hacerse cargo y encargarse de este
intento. A fe cierta que el número de Alternativas recién citado es de lo más serio y sencillo, a la vez,
que yo conozca sobre lo que indica su título. Y si alguien pensara que exagero, que no lo haga porque
rememore la vieja duda de "si de Nicaragua-Galilea puede salir algo bueno". En fin, que a este tal le
digo, "ven y lo verás". Porque de todos estos temas se va a escribir mucho, ¡ya estamos en ello!, pero
quien primero lo hace, y lo hace con sencillez rigurosa, ése es un guía imprescindible.
Vuelvo al texto que he recomendado. Resumo por mi cuenta: Sabemos que el motivo de la
irreversible situación en la que hemos puesto al planeta Tierra, tanto en lo que toca a la justicia social
como ecológica, es el crecimiento económico ilimitado, el crecimiento por el crecimiento, y, sin
embargo, nadie hace nada para cambiar esto. Ésta es la cuestión. Todas las alternativas al capitalismo
global, de serlo, hallan su horizonte de interpretación en superar la sociedad del crecimiento ilimitado.
Lo contrario es "más de lo mismo: por insostenible y para los mismos". Así, desarrollo sostenible,
crecimiento cero, y hasta desarrollo humano y equilibrado, son términos contradictorios en sí
mismos. La globalización ha sido el triunfo definitivo del crecimiento por el crecimiento, al pasar de
una economía con mercado a una economía del mercado. El crecimiento por crecimiento ilimitado es
verdaderamente, y ya, un arma de destrucción masiva.
Por tanto, ya tenemos los elementos fundamentales del decrecimiento; se puede decir que es una
respuesta filosófica, moral y política que busca no sólo preservar el medio ambiente sino, a la vez, un
mínimo de justicia social para todos. Y se puede decir que, conseguirlo, requiere ver el problema
ecológico y social en su integridad, (re)conocer que hay salidas alternativas en términos de
decrecimiento, y crear unas condiciones sociales que lo posibiliten. Estamos hablando, en suma, de
saber, poder y querer. Estamos hablando de cambio de valores y modo de vida, de reparto de bienes
y de estructuras de trabajo; estamos hablando de suficiencia para todos y de democracia; estamos
hablando de vivir con menos y de manera corresponsable con la toda la humanidad. Estamos hablando
de salvar las bases materiales y éticas que sustentan la Tierra y la comunidad de vida de todo lo
creado, con el ser humano responsable y víctima excepcional de esta aventura.
Bien, ya he dicho en el tema lo que quería por el lado más técnico de su conceptualización y nos
queda, ¡es lógico!, abundar en la importancia ética y política de lo que está en juego. Y lo que está en
juego es nada menos que un modelo de producción y consumo que, asumido como ideología del
crecimiento ilimitado, es insostenible ecológicamente e injusto, especialmente, para millones de
víctimas sin ninguna oportunidad de vida. Por eso el decrecimiento funciona como una palabra o
concepto ("un obús") que rompe con el lenguaje estereotipado del sistema consumista y con la
ideología de los grupos económicos más poderosos.
Y ¿nosotros? La mayoría de nosotros asumimos ese crecimiento ilimitado, con más o menos
consciencia y resignación, pero lo asumimos como ideología y práctica. De hecho, basculamos entre la
ignorancia y la resignación, entre el no hay otra salida y el no será para tanto, entre el yo qué puedo
hacer y la responsabilidad es de los poderosos. Y la respuesta, a estas alturas de lo que sabemos en
pobrezas y deterioro ecológico, es que sí es para tanto y lo es a corto plazo, y sí hay otras salidas, y
técnicamente son posibles. Son políticamente exigentes, hay que reconocerlo, pues en ellas están en
juego muchos intereses y renuncias, pero son posibles. Y están en juego esos intereses no sólo por lo
que supone de superación de la extrema desigualdad que acompaña al desarrollismo actual, sino
porque significa asumir otra mentalidad en valores éticos y culturales, otro modo de ver la vida y de
vivirla, otro reparto del poder social y del trabajo. La máxima de que "con menos y de otra manera,
hay para todos y aún sobra", es muy hermosa, pero la mente y las propiedades se nos resisten a darla
por buena.
Sigamos. Nadie debe identificar decrecimiento con pobrezas y carencias básicas para todos nosotros,
gentes del Norte y del Sur, sino con suficiencia de bienes para todos, a la medida de los humanos, de
la humanidad como familia, y de la Tierra como casa común; no es la socialización de la escasez, por
tanto, sino la solidaridad responsable en el bienestar. La cuestión es no confundir bienestar con
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40 24 de octubre de 2012
bientenerlo todo. En este sentido, y contra lo que pudiera parecer, importa mucho el cambio personal
en actitudes y valores sobre el desarrollo y en actuaciones personales coherentes con esa nueva
conciencia social. Haz gestos, - que se dice -, que los pequeños gestos ayudan a cambiar el mundo
(consume menos y comparte, intercambia, auto-produce...). E importa mucho, y a la par, la lucha
social y política por renovar las estructuras (propiedad, producción, relaciones sociales, cultura y
religión, Estado, mercado), y encarnar en el modelo social esos compromisos personales.
Una vez que entramos por el camino filosófico, ético y político del decrecimiento, nadie debe pensar
sin contradecirse, - hemos visto -, en alternativas políticas y económicas basadas en el crecimiento
ilimitado; el crecimiento económico siempre es finalmente insostenible. Y en este sentido, también, y
por ser un aspecto en el que la Doctrina Social de la Iglesia está insistiendo mucho, merece pensarse
que los teóricos del decrecimiento creen más en la democracia local, como factor de alternativa
política, que en una democracia universal que facilite un mundo sostenible y más justo para todos. El
decrecimiento desconfía de que los poderosos del desarrollo permitan una democracia universal
comprometida con la justicia sostenible.
En suma, la idea de que crecer indefinidamente para vivir mejor es posible y que esto siempre es
progreso, la pretensión de que más siempre es mejor, la máxima cultural de que si la técnica lo sabe
hacer, es legítimo hacerlo, la idea de que el sistema sólo puede recortar las pobrezas si crece para
repartir por interés la riqueza sobrante, la noticia de que decrecimiento es retroceso en la satisfacción
de las necesidades básicas, la visión de que el Sur es una situación peculiar más que una relación de
dependencia ... y tantos otros lugares comunes de la ideología del crecimiento por el crecimiento, son
cien por cien criticables. La razón humana ofrece motivos sobrados para hacerlo y vías alternativas de
mejora sostenible para todos. El Evangelio de Jesús, por su parte, lo adelanta como exigencia y
experiencia - espiritual y real - del Reino que crece.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
María Troncatti,
Dios llama en la selva
Hermana Giuliana Accornero fma
La biografía de la sierva de Dios Sor María Troncatti se presenta caracterizada
por un fuerte sello misionero, que es fervor del espíritu en la primera parte
(hasta los treinta y nueve años), y luego vivido en la entrega total en la
segunda mitad, hasta su muerte a la edad ochenta y seis años.
Maria Troncatti nace el 16 de febrero de 1883 en Córteno Golgi, un pequeño pueblo en la provincia
de Brescia, a 1000 metros de altura en el pintoresco entorno de Val Camonica, entre el Adamello y el
Col d'Aprica. Su familia es numerosa pero en varias ocasiones es probada por la mortalidad infantil
(María es el segundo de los seis sobrevivientes después de la muerte de ocho) vive pacífica y laboriosa
en su casa natal, alternando las temporadas entre el rebaño de cabras y las tierras altas. Confirmada a
la edad de tres años, María se acercará a la mesa eucarística apenas cumplidos los seis, gracias a la
intervención de la profesora que asegura la preparación y la conciencia cristiana de esta estudiante, la
más joven del grupo de comulgantes de las distintas clases de primaria.
La maestra descubre la inteligencia viva y abierta de María, y para ella tendrá especial cuidado de
llevarla a completar el curso elemental, ya que la escuela del lugar no cuenta sino con los primeros
cursos. El primer encuentro con el Pan de Vida es un momento decisivo para la niña, gracias a un
atractivo indefinible que su mente percibe, casi un instinto espiritual: se acostumbra pronto a la
asistencia diaria a misa, y goza recibiendo la comunión tres veces a la semana, cuanto se permite en
aquella época. En su vida de niña, además del ejemplo de sana religiosidad de los padres y el cuidado
del párroco, ejerce importante influencia la hermana Catalina, cuatro años mayor, que será amiga,
confidente y "cómplice", especialmente en la orientación de su adolescencia.
Animada y alegre, María goza también de una tierna simpatía particular de su padre, Jaime, que le
llama cariñosamente el me car taramòt (= mi querido terremoto). Incluso las hermanas la recuerdan,
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42 24 de octubre de 2012
años más tarde, como "una chica campechana", que tenía, sin embargo, la sensibilidad y la atención
hacia los pobres, y hacia cualquier persona que necesitase ayuda. En familia, además, María "ocupa un
lugar" en el arte de contar con soltura, cuando cuenta en el círculo de la familia o entre sus
compañeros de juego las lecturas que la maestra le propone para integrar el programa escolar. Entre
ellas, el Boletín Salesiano, que contiene la correspondencia y los relatos de las tierras de misión,
además de las noticias de las obras de la Sociedad Salesiana en diversas partes del mundo. Las vidas de
los misioneros fascina la férvida imaginación de María, que se siente subyugada por el ansia de "llevar a
Dios" al que no lo conoce todavía. Otro componente del crecimiento espiritual de María Troncatti es
sin duda la vida de la parroquia, con la asistencia continuada al catecismo que le abre a la percepción
del amor paternal de Dios y genera en ella actitudes de un amor seguro y tranquilizador. Cuando
María cuenta catorce años, el sacerdote funda la Asociación de las Hijas de María, a la que se
incorpora en cuanto cumple los quince, con su carga de entusiasmo y vivacidad de iniciativa. No le
espanta el Estatuto exigente, ni la gravedad del párroco, quien no duda en eliminar públicamente del
registro a los miembros que no cumplan con el Reglamento. Es en este período cuando se define en el
corazón de María una inclinación al don de sí en la consagración total a Dios. Pero debe esperar a la
mayoría de edad - veinte y un años entonces - para solicitar que sea recibida a prueba en el Instituto,
sabiendo que su padre no era muy propenso a esta opción, y que sólo por el trabajo paciente de
convicción del párroco tendrá que aceptar, aunque con gran sufrimiento.
El adiós de María a la familia tiene lugar el 15 de octubre de 1905 en un clima que – recuerdan los
parientes - "sabe a funeral" el padre se desmayó por el dolor de la separación, cuando María acaba de
cruzar el umbral de la casa. Pero ella no "vuelve atrás la mirada" por miedo a no encontrar la fuerza
para dar el paso.
Será también la memoria de ese momento doloroso por lo que sor María, ya misionera y mayor,
incluso después de mucho tiempo, nunca aceptará cualquier propuesta de repatriación, a pesar de las
llamadas de los muchos nietos que no la conocen sino por carta. También será "duro" para sor María
el primer período formativo, el postulado como preparación para el noviciado y el noviciado en sí. Su
estado de salud, que obviamente se ve afectado por un prolongado esfuerzo de adaptación, presenta
problemas en el noviciado y propone incertidumbres a las superioras en el momento de decidir sobre
su futuro. No, en cambio, a la novicia, que ahora "sabe" con certeza que este es el camino por el que
el Señor la quiere. En la comunidad son muchas, superiora y hermanas, las que aprecian la
"observancia amorosa y el fiel cumplimiento de todos los deberes hasta el más mínimo". La maestra
propone a esta novicia como ejemplo para las otras novicias por su intenso amor por Dios, que se
expresa diariamente en sus obras. Sor María es por tanto admitida a la profesión "bajo condición" y 17
de septiembre de 1908 emite sus primeros votos por un año: un año de prueba. Pero será incluso un
año de pruebas: entre otras una infección en la uña, rebelde al tratamiento, lo que lleva al médico a
sentenciar que la amputación de un dedo es inevitable. Sor María no se alarma: soporta tratamientos
dolorosos, totalmente abandonada a Dios. Se cura finalmente, pero sobreviene una fiebre tifoidea que
preocupa seriamente. En una visita a la enfermería de la Casa Madre en Nizza Monferrato, el Superior
General salesiano don Miguel Rua (hoy Beato) imparte la bendición y "predice" una vida de trabajo
hasta la vejez, lo que le hace mucho bien.
Apenas recuperada, una providencial cura marina en Varazze, Liguria, restaura a la Hermana María su
energía y la salud. Esta será la sede de su ministerio durante diez años. La joven hermana se ocupa de
la casa en varias tareas: ama la vida de sacrificio y crece en el anhelo de donación. Escribe: "Tener
presente a Dios en todas las cosas ...Tenemos a Dios cerca. Hablamos pues, con él por medio de
jaculatorias y con la obediencia exacta ". En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1915-18) sor
María es enviada a asistir a un curso especial para las enfermeras de la Cruz Roja, y después a llevar a
cabo el trabajo de cuidado y consuelo a los heridos provenientes del frente: jóvenes vidas destrozadas,
muchachos en la plenitud de la juventud muriendo entre el dolor de los miembros de la familia
presentes. Son meses de dolorosa participación cotidiana, de consuelo y catequesis personalizada. Sor
María siente vibrar en el alma todo ese sufrimiento y madura en sí misma un nueva maternidad, capaz
de entregarse para suavizar y calmar. Durante este tiempo sor María experimenta también la
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forum.com 43
papeles de formación y comunicación
protección especial de la Virgen en el "milagroso" rescate obtenido durante una inundación que afecta
gravemente a la ciudad de Varazze (25 de junio de 1915). El agua de repente desborda la muralla del
colegio e inunda la casa: sor María y otra hermana, incorporadas al hospital por la tarde, se sienten
ahora perdidas, apoyándose sobre una mesa que, por un torbellino de agua, queda envuelta entre
remolinos. Invocan a la Santísima Virgen: "Mostra te ese matrem" ... Sor María repite su propósito:
Tengo que ser misionera. De repente, la mesa, impulsada por una ola de reflujo, lanza de golpe a las
dos náufragos a la ventana y les permite aferrarse - sin saber cómo – a la persiana y luego a la
barandilla de la planta superior. Después de la guerra, sor María se enviada un año a Génova, al
Instituto que acoge a los huérfanos de la guerra. Su delicado corazón es refinado aún más al contacto
con el sufrimiento de los inocentes.
Al año siguiente, - 1919-1920 - sor María está en Niza, en la Casa madre del Instituto, donde una vez
más, las hermanas y los alumnas tienen la oportunidad de apreciar los "tesoros ocultos" de su corazón
humilde y del todo entregado, en las ordinarias acciones cotidianas siempre orientados a "Dios sólo".
Enfermera, asistente, ayudante en el oratorio, siempre dispuesta a compensar los inevitable
"imprevistos" que por otra parte siempre son de esperar en una gran institución, con muchas alumnas
a tiempo completo, la escuela, etc. Mientras tanto, sor María, que ha expresado su voluntad de ir a las
misiones - soñando con los leprosos – encuentra a la Madre General, quien le comunica su destino: irá
al Ecuador. A los treinta y nueve años su sueño se ha hecho realidad. Su partida, como la de otras
hermanas a varios destinos, es la culminación de las grandes celebraciones jubilares por el 50º
aniversario de la fundación del Instituto (1872 - 1922) que ha reunido en Niza, coincidiendo con el
octavo capítulo general, a muchas representaciones de monjas, de antiguos alumnos y Cooperadores
Salesianos. Sor María, con otras dos hermanas jovencísimas, parte el 9 de noviembre de 1922: en tren
a Marsella, luego en barco en veintidós días de navegación a Panamá, luego a Guayaquil donde el
pequeño grupo pasa con aquella comunidad el mes de diciembre, hasta Navidad. Los siguientes
cuarenta y siete años de sor María son años de "misión" en el sentido pleno del término, con un único
paréntesis en el que está llamada a dirigir una obra asistencial, Beneficencia de las señoras en
Guayaquil: una casa muy grande, aun no siendo "casa de señores," para ella acostumbrada a la selva.
Sor María trabaja allí por espacio de cuatro años (1934-1938) con su habitual generosidad de entrega,
pero - confiesa - "su corazón está siempre en la misión".
¿Cuáles son los "lugares del corazón" de sor María? En primer lugar Chunchi, una ciudad en los Andes
habitada principalmente por indios. Aquí Sor María, nombrada "sobre el campo", directora, comienza
su carrera en médico o madre física, como los indios la llaman, improvisando un ambulatorio y un
pequeño espacio farmacéutico llamado botiquín. Siempre servicial y acogedora, cura a los cuerpos y
se interesa por las almas. La llaman también muy lejos a curar, a asistir a los moribundos: incluso un
asesino, que quiere estar preparado para confesarse a bien morir, y quiere que sor María esté a su
lado hasta el final, convencido de que su presencia impediría que el diablo le meta en el corazón la
desesperación. Sor María escribe a la familia: "¡Si pudierais ver cómo me quieren! Cuando me ven
subir al caballo me recomiendan: "Madrecita, vuelve pronto." Si la ven partir al interior de la selva,
cuando se la llama para sanar a los enfermos, los indios se funden en lágrimas desconsoladas,
convencidos de que va a ser devorada por los jíbaros (La gente shuar, habitantes de la selva
amazónica).
Llega el año 1925. Sor María, con su pequeño grupo, se está ahora preparando para el gran
"lanzamiento" a la selva amazónica a través de la maleza del bosque, marañas de lianas y ríos que
cruzar. La travesía real, escoltada por algunos portadores de equipajes y caballos, termina en Pailas, a
una altitud de 3000 metros, a caballo a través de picos inaccesibles y vertiginosos abismos, en un
silencio roto sólo por el silbido de las aves y los susurros indescifrables en medio de la selva. A partir
de aquí, los misioneros siguen sin acompañantes, por un camino miserable que también da testimonio
de la valentía de los primeros evangelizadores, el camino se hace cada vez más empinado, resbaladizo
y embarrado por la lluvia, con paradas nocturnas en un suelo desnudo y con el único refugio de un
dosel de ramas. Después de largas y duras marchas en la solemnidad misteriosa de la selva, después
de la accidentada travesía del río Paute, se llega a la misión Méndez, lo que espera a las pobres
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44 24 de octubre de 2012
misioneras no es otra cosa que una parada de descanso. Un grupo de jíbaros armados con flechas,
lanzas y cuchillos custodia la entrada de la misión y establece condiciones estrictas para el
salvoconducto de entrada: los misioneros deben curar a una adolescente, hija del jefe, quien días atrás
fue herida accidentalmente en un tiroteo entre grupos rivales. El hechicero - el brujo - no ha podido
curar la herida en el pecho que está ya supurando. El ultimátum es claro: si no la curas - dicen los
ancianos a la doctora sor María - te vamos a matar junto con los otros, si lo haces, os dejamos entrar a
todos. La alternativa no deja lugar a otras consideraciones. Con las precauciones de asepsia y medios
de fortuna (un cuchillo de bolsillo esterilizado a la llama, mientras el pequeño grupo de misioneros
está en oración), la hermana María corta el absceso y la bala sale como impulsada por una fuerte mano
invisible. Gran alegría para los jíbaros, que "emiten" a través de la selva el anuncio: "Ha llegado una
mujer blanca, más hechicera que todos nuestros hechiceros. Vía libre para ella y para todos sus
acompañantes". Cuatro días más de caminata - con vados, puentes de lianas y bambú - a continuación,
a lo largo del poderoso río Upano, llegan a la colina sagrada de Macas, donde los Padres Dominicos en
el pasado habían edificado construcciones improvisadas, ahora en ruinas, para residencia de los
misioneros, para la iglesia y la escuela. En este, que es el centro más importante del Vicariato de
Méndez, fue establecida en 1924, la residencia misionera salesiana, en torno a la antigua imagen de la
Virgen, la Purísima, cuyo origen se remonta por lo menos a tres siglos antes. Será en torno a este
"centro" donde, a partir de ahora, se centrará la existencia de sor María. Se convertirá en su
costumbre recorrer a esta madre tierna y siempre vigilante en los momentos difíciles y situaciones
preocupantes. A Ella entregará el epílogo de su vida como don sublime de amor después de una
profunda experiencia espiritual de luz viva y sobrenatural. El 4 de diciembre de 1925, la fiesta de la
"Purísima" celebra también entre los fieles la llegada de las misioneras.
Pronto la actividad de sor María va más allá del río Upano, donde floreció la antigua Sevilla de Oro:
aquí se elevará más tarde la misión de Sevilla Don Bosco. La atención médica y la proclamación del
Evangelio poco a poco conquistan a la población Shuar, pero no tardan en manifestarse los primeros
signos de impaciencia por parte de algunos de los colonos, que tienen miedo de perder su autoridad
(es decir, su ascendiente de "maestros") entre el pueblo Shuar, al que la ignorancia tiene subyugados.
Se difunde, con engaño, la voz de que los misioneros urden daño en perjuicio de los jóvenes jíbaros, a
los que dicen querer educar. En el malestar general que invade a la misión, sor María no se desanima:
va de casa en casa, en Macas, para "hablar con el corazón", y con lágrimas incontrolables de sincera
amargura, tanto que los que habían hecho el mal sienten el deber de repararlo. Mientras tanto, en
1930, por primera vez en Macas se celebra un matrimonio cristiano de dos jóvenes shuar, por
decisión propia y libre, ya no predeterminado por el contrato de las familias. Pero bajo las brasas las
cenizas emiten chispas nuevas. La antigua ley de la venganza, lejos de estar oculta, estalla en un
incendio que incinera la misión (1938) pero no borra la obra del evangelio. La laboriosa
reconstrucción exige a los misioneros nuevas y graves dificultades, vida de pobreza extrema y hambre,
mientras crece la comunión de los espíritus en la donación apostólica cotidiana. Para sor María se
añade la carga de la emergencia sanitaria: después de una epidemia de viruela negra que en 1933 se
había cobrado víctimas, en el valle de Upano nuevas epidemias requieren exceso de trabajo, causan
dolor y luto (1940). Se produce una forma grave de sarampión con fatal contagio para los jíbaros, que
requiere para Sor María una asistencia prolongada en un pueblo
(GeneraI Proaño) en un
aislamiento casi total durante unos pocos meses. En 1944 se instala además de Upano la sede
misionera de Sevilla Don Bosco y sor María transfiere allí el internado de Macas. También aquí pronto
se celebrarán matrimonios cristianos. Pero incluso en este caso la enfermedad – gravísima la viruela -
no perdona a los pequeños jíbaros y la doctora se multiplica entre enfermos y convalecientes, y no
faltan nuevos pequeños ataúdes que enterrar (1945). Ahora bien, en Sevilla la vida se organiza con
regularidad y la nueva "ciudad" tiene ahora treinta casas habitadas por familias totalmente cristianas,
con una huerta contigua, el cultivo de yuca, maíz e incluso flores; intenta incluso cultivar arroz. Luego
todo esto lo debe dejar para dirigirse a Sucúa, en un "valle de encantadora belleza" (que sor María se
complace en describir en sus cartas a la familia), abierto y ligero, entre el río Upano y el Tutanangoza.
Estamos ya en 1947. Desde hace una década, los misioneros llegan allí con regularidad: los colonos y
los Shuar están contentos de que "les enseñemos a orar." Ahora tenemos que establecer una
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
comunidad estable para profundizar la obra de evangelización con una escuela y un internado, además
del ambulatorio de siempre frecuentado por los enfermos y necesitados de los alrededores, de las
montañas, donde no hay comunicación alguna y sólo el caballo y la mula permiten superar las
dificultades del terreno. Los esfuerzos de los misioneros, que desde hace años desbrozan y aran este
campo, comienzan a dar sus frutos. Se celebran los primeros matrimonios cristianos y más tarde
también el aislamiento del verde valle se supera con la inauguración de la primera pista de aterrizaje
en la selva, para el servicio misionero (agosto de 1948). A la edad de setenta años de edad, en 1954, la
Hermana María tiene la alegría de ver funcionando el hospital, construido en piedra (hasta ahora vivían
en casas de madera con techo de paja), contenta de poder acoger a los pacientes y, gracias a
hospitalización, poder tratar con las dolencias físicas, también las del alma. Las epidemias, sin
embargo, no dan tregua: el sarampión en la aldea M. Mazzarello (1955), la viruela en el valle del
Upano (1959). Mueren jóvenes del internado y son nuevos dolores para su alma sensible. La vida de
Sor María sigue estando estrechamente ligada a las vicisitudes tristes o felices de las misiones. Para
garantizar una mayor eficiencia del hospital organiza, para las jóvenes que tienen disposición, cursos
de enfermería, para las otras, cursos de costura, higiene, cuidado de niños, y culinarias y cursos de
preparación para el matrimonio (1960-62). Su preocupación siempre ha sido la formación y la
promoción de las mujeres, a las que la cultura Shuar a menudo penaliza en función de maridos amos,
o explota por las actividades de trabajo más intensas sin tener en cuenta sus funciones de maternidad
y cuidado de los hijos. Incluso cuando, cumplidos los ochenta años, deja la dirección real del hospital,
continúa de otro modo con sus actividades de madrecita o abuelita buena escuchando, consolando a
gente de toda clase, edad y condición, y a los jóvenes voluntarios de la Operación Mato Grosso.
Y cuando, en 1969, tiene lugar la "Semana de las cooperativas agrícolas" (28 junio al 4 julio)
experimenta con tristeza los primeros avisos, y luego las abiertas amenazas contra la misión y los
misioneros más activos en este sentido. La intimidación se materializa, precisamente el 4 de julio, con
un voraz incendio que destruye en una noche años de duro trabajo en la misión de Sucúa. Sor María
sufre profundamente, siente que a la ofensiva del mal se debe responder con una ofensiva de intensa
caridad. Reza y suplica a los dirigentes de la Federación que destierren cualquier pensamiento de
venganza, e incluso que apaciguen los ánimos fogosos de la gente: se ofrece ella misma como una
víctima de la paz. Palabras que ella ya había pronunciado cuando las primeras señales de "advertencia"
había alarmado a la misión. "El bien de la paz - dijo - y la vida de un sacerdote valen mucho más que mi
vida." Y en otras ocasiones, después del incendio, las hermanas dicen que la oyen afirmar convencida
que "estas dos razas no va a encontrar la reconciliación si no hay una víctima dispuesta a sacrificarse
por ellas." El 5 de agosto, la hermana María participa con verdadera alegría espiritual en la fiesta
jurada de la Virgen de la Inmaculada de Macas, y asiste a la ordenación sacerdotal de dos diáconos
particularmente ligados a la misión.
Luego, en un momento de intimidad, confía a la hermana sor Pierina Rusconi - comprometiéndole a
no revelar nada, si no es tras su muerte - ". La Purísima me dijo que me preparara, porque pronto algo
malo iba a pasarme". Pasan sólo veinte días. El 25 de agosto, al separarse de la comunidad para ir a
Quito a los ejercicios espirituales, mirando fijamente a las hermanas todavía inquietas, las tranquiliza
con un tono de una extraña certeza: "Pronto, muy pronto volverá la paz y la tranquilidad. Os lo
aseguro. " Llega a la pista cuando el pequeño avión para el transporte de mercancías y personas, tiene
los motores encendidos. Se despide rápidamente de la que le ha acompañado y sube a bordo. Es el
despegue de la muerte. A los pocos segundos se oye un fragor, mientras las sirenas de la torre de
control anuncian la caída de la avioneta. La oferta de la víctima se ha cumplido. Desde entonces, el
grito de todos - colonos, Shuar, gente de todas las clases sociales - se funden en una sola expresión de
dolor, en una sola expresión de arrepentimiento: "Ha muerto una santa ... ¡Ya no está nuestra
mamita!".
El 8 de noviembre de 2008 se publica el decreto sobre la heroicidad de las virtudes de esta misionera
ejemplar de la paz y la vida.
El 24 de noviembre de 2012 será declarada Beata en Macas Ecuador.
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46 24 de octubre de 2012
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Bicentenario de
Don Bosco
pedagogía
El Sistema Preventivo de Don Bosco
Texto y algunos elementos para su comprensión
Fausto Jiménez Rodrigo3
Transcribimos a continuación el texto y algunos elementos que permiten una lectura más profunda de
este texto tan característico de Don Bosco.
Autor
Sin duda alguna, el autor es el mismo Don Bosco. No se conserva el autógrafo de Don Bosco; pero sí
copias escritas a mano, algunas de ellas con anotaciones de Don Berto y del propio Don Bosco.
La Crónica de don Barberis, del 21 de abril de 1877, dice: Este trabajo le costó varios días seguidos; lo
hizo y rehizo tres veces y se lamentaba de sí mismo por no encontrar ya sus escritos a su gusto. En
otro tiempo escribía al correr de la pluma y era suficiente; ahora, después de hecho, lo rehago varias
veces y no me gusta todavía e incluso lo rehago la tercera vez y más.
En esa misma Crónica, al día siguiente, 22 de abril. Barberis dice que Don Bosco comentaba: “Casi me
lamentaba conmigo mismo al no encontrar a mi gusto estos escritos. Una y otra vez arrojaba a la
papelera hojas enteras sin volver a cogerlas; efectivamente, escribía, corregía, volvía a escribir, pasaba
a limpio, tomaba a hacerla todo por cuarta o quinta vez, y ni aún así me satisfacía el trabajo”.
3 En: El amor supera al reglamento: práctica y teoría educativa de Don Bosco. CCS, Madrid.
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48 24 de octubre de 2012
Ocasión
La ocasión fue la inauguración del Patronato de San Pedro en Niza (Francia) el 12 de marzo de 1877.
El texto que recuerda dicha inauguración en su conjunto tiene tres secciones: crónica de la fiesta de la
inauguración, exposición o discurso de Don Bosco y páginas sobre el sistema preventivo. Don Bosco
tuvo la conferencia y habló en francés y en italiano.
El opúsculo fue pensado para los internados que se habían ido abriendo. Estos internados tenían una
situación especial: un director, dependiente directamente de Don Bosco, y un grupo de
colaboradores, asistentes, todos muy jóvenes, que requerían orientación. En esta perspectiva
situacional hay que interpretar el documento.
El texto apareció por primera vez en 1877, como opúsculo de propaganda para los franceses. En
cuatro meses Don Bosco cuida tres ediciones (bilingüe, italiana y francesa), y es incluido en la primera
edición impresa del Reglamento para las casas de la Sociedad de San Francisco de Sales (1877). En
1880 se publicó en el Boletín Salesiano (italiano y francés); en 1887 se publicó en castellano en
Argentina y en 1889 en España; en alemán en 1899. Luego ha tenido otras muchas ediciones en
numerosas lenguas.
Fuentes
Graduándolas de menos a más, tres son los grupos de influencias.
En primer lugar, la propia experiencia: «La Generala» (casa de educación correccional), confiada en
Turín a la Congregación francesa de San Pietro in Víncoli; los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que
regentaban en Turín las escuelas elementales municipales de Santa Pelagia; algunas obras pedagógicas
escritas. Pero, según los entendidos, todo esto es problemático.
En segundo lugar, como influencia mediata, puede señalarse el libro De l´éducation, de Félix
Dupanloup (1802-1878), obispo de Orleans (Francia), en la versión italiana de don Clemente de
Ángelis, Parma, Fiaccadori, 1868-1869. Esta traducción italiana era conocida en Valdocco. Son
notables las convergencias de contenido; son muy cercanas las fórmulas relativas a la distinción entre
sistema preventivo y represivo.
En tercer lugar, la influencia inmediata es ejercida por el folleto Avvertimenti per gli educarori
ecclesiastici della gioventu (Avisos a los educadores eclesiásticos de la juventud), de Alejandro María
Teppa, Roma, Tip. e Lib. Poliglotta/Torino, Marietti, 1868. Don Bosco conocía y recomendaba este
librito. En él aparece la antítesis entre sistema represivo y preventivo, considerada como oposición
entre autoridad material y autoridad moral. Habla de hacerse estimar, respetar y amar. Quien desee
hacerse amar por sus alumnos, debe amarlos primero con afecto de padre y de amigo. Cita la
amorevolezza (amor o cariño). Coincide en el modo de emplear los castigos: El mejor castigo es
abstenerse de los signos de benevolencia que solía darle antes. Pegar, tirar de los pelos, de las orejas,
deben ser totalmente desterrados. Apela fundamentalmente a la caridad según san Pablo. Por tanto,
estos Avvertimenti son la fuente literaria más cercana de las páginas de Don Bosco sobre el sistema
preventivo.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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forum.com 49
papeles de formación y comunicación
Contenido
Es el documento educativo más conocido de Don Bosco. Es muy breve. De hecho, es una síntesis o
esquema, una especie de índice de una obra más amplia, que Don Bosco promete pero no realiza.
Su contenido esencial está resumido en estas palabras de Don Bosco: Este sistema descansa por
entero en la razón, en la religión y en el amor. Por consiguiente, excluye todo castigo violento y
procura alejar aún los suaves. Supone experiencias e ideas lentamente maduradas. En su actuación y
en sus escritos anteriores hay frases y pasajes en que aparecen los tres componentes de razón,
religión y amor; por ejemplo: sueño de los nueve años, diálogo con Bartolomé Garelli, biografías
juveniles, recuerdos confidenciales a los directores.
El sistema de Don Bosco fue práctica antes que teoría. Don Bosco acierta a tematizar una serie de
convicciones pedagógico-educativas válidas. He aquí algunas:
1. El fundamento último de su sistema es sobrenatural: la caridad descrita por san Pablo (1 Cor 13).
Humanamente, todo el sistema se basa en este trinomio: razón. religión y amor.
2. Ofrece una educación integral: moral, intelectual y civil.
3. El director y los asistentes deben ser padres y hermanos amorosos. El educador debe hacerse amar si
quiere hacerse temer; debe ganarse el corazón de los alumnos.
4. Los criterios sobre los castigos son excelentes: a ser posible, no se castigue nunca; es castigo todo lo
que se hace pasar por tal, el castigo debe ser siempre razonado; no se castigue nunca en público ni
violentamente.
Texto
En el Archivo de la Casa Generaliza Salesiana de Roma (ACS), el llamado Documento R es el texto del
sistema preventivo publicado hacia finales de 1877, conjuntamente con el Reglamento para las casas
de la Sociedad de San Francisco de Sales. Su edición crítica ha sido realizada por Pedro Braido.
Nuestro texto es la traducción directa desde el italiano de esa edición crítica. Es el siguiente:
Muchas veces se me ha pedido que, de palabra o por escrito exponga algunos pensamientos
sobre el así llamado sistema preventivo que se suele usar en nuestras casas4. Por falta de
tiempo, no he podido satisfacer este deseo hasta ahora. Deseando en la actualidad imprimir el
reglamento que hasta el presente se ha usado por tradición casi siempre, creo oportuno
ofrecer aquí un bosquejo, que será como el índice de una obrita que estoy preparando, si
Dios me concede un poco de vida para poder terminada, y esto únicamente para ayudar en el
difícil arte de la educación de los jóvenes. Por tanto, diré: en qué consiste el sistema
preventivo y por qué debe preferirse, su aplicación práctica y sus ventajas.
4 El sistema preventivo es experiencia en un primer momento. Las ideas van madurando a través de los años. Luego, en
varios días seguidos, Don Bosco realiza esta redacción, que posee naturalidad y espontaneidad aparentes. De experiencia,
el sistema preventivo pasa a reflexión, que Don Bosco promete hacer con mayor profundidad, pero que no realizó.
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50 24 de octubre de 2012
I.
En qué consiste el sistema preventivo y por qué debe preferirse
Dos son los sistemas usados en todo tiempo en la educación de la juventud: preventivo y
represivo. El sistema represivo consiste en dar a conocer las leyes a los súbditos, después
vigilar para conocer a sus transgresores y aplicar el castigo merecido, cuando sea necesario.
Según este sistema, las palabras y la mirada del superior deben ser siempre severas, y más
bien amenazadoras, y él mismo debe evitar toda familiaridad con los subordinados.
Para añadir valor a su autoridad, el director deberá encontrarse raramente entre sus
subordinados y, por lo general, solo cuando se trata de castigar o de amenazar. Este sistema
es fácil, poco trabajoso, y ayuda especialmente en el ejército y, en general, entre las personas
adultas y juiciosas, que deben estar en grado de saber y recordar por sí mismas lo que es
conforme a las leyes y a las otras prescripciones.
Diverso y, diría, opuesto, es el sistema preventivo. Consiste en dar a conocer las
prescripciones y los reglamentos de un Instituto y después vigilar de tal manera que los
alumnos tengan siempre sobre ellos el ojo vigilante del director o de los asistentes, los cuales,
como padres amorosos, hablen, sirvan de guía en toda circunstancia, den consejos y corrijan
amablemente, lo que equivale a decir: poner a los alumnos en la imposibilidad de cometer
faltas.
Este sistema se apoya por entero en la razón, en la religión y en la amabilidad; por tanto,
excluye todo castigo violento y procura alejar los mismos castigos suaves. Parece que es
preferible por las siguientes razones:
1. El alumno avisado preventivamente no queda avergonzado por las faltas cometidas,
como sucede cuando éstas son referidas al superior. Y nunca se enfada por la
corrección recibida o por el castigo amenazado o impuesto, porque en él hay siempre
un aviso amistoso y preventivo que lo hace razonable y, por lo general, logra ganar el
corazón, de modo que el alumno comprende la necesidad del castigo y casi lo desea.
2. La razón más esencial es la ligereza juvenil, que en un momento olvida las reglas
disciplinarias y los castigos con que éstas amenazan. Por eso, con frecuencia un joven
se hace culpable y merecedor de una pena, a la que nunca ha prestado atención, que
no recordaba nada en el momento de cometer la falta y que ciertamente habría
evitado si una voz amiga le hubiese advertido.
3. El sistema represivo puede impedir un desorden, pero difícilmente hará mejores a los
que delinquen. Se ha observado que los jóvenes no olvidan los castigos sufridos y, por
lo general, conservan rencor con deseo de sacudir el yugo y hasta de tomar venganza.
Tal vez parece que no prestan atención, pero quien sigue sus pasos sabe que son
terribles las reminiscencias de la juventud y que olvidan fácilmente los castigos de los
padres, pero muy difícilmente los de los educadores. Se conocen casos de algunos
que en la vejez vengaron brutalmente ciertos castigos sufridos justamente en el
tiempo de su educación. Por el contrario, el sistema preventivo hace amigo al
alumno, que vislumbra en el asistente a un bienhechor que le avisa, quiere hacerle
bueno, librarle de los sinsabores, de los castigos, del deshonor.
4. El sistema preventivo persuade al alumno de tal manera que el educador podrá
siempre hablarle con el lenguaje del corazón, tanto en el periodo de su educación
como después de ella. Ganado el corazón de su protegido, el educador podrá ejercer
sobre él una gran influencia, avisarle, aconsejarle e incluso corregirle cuando ya se
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
encuentre colocado en empleos, en cargos civiles y en el comercio. Por estas y otras
muchas razones parece que el sistema preventivo es preferible al represivo.
II.
Aplicación del sistema preventivo
La práctica de este sistema está apoyada por entero en las palabras de san Pablo, que dice:
Charitas benigna est, patiens est; omnia suffert, omnia sperat, omnia sustinet (La caridad es
benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y soporta cualquier disturbio [cf. 1 Cor 13,
4.7].) Por esto, sólo el cristiano puede aplicar el sistema preventivo con éxito. Razón y religión
son los instrumentos que debe usar constantemente el educador, enseñarlos, practicados él
mismo, si quiere ser obedecido y conseguir su fin.
1. En consecuencia, el director debe estar consagrado por completo a sus educandos,
y no asumir responsabilidades que lo alejen de su cargo; más aún, debe encontrarse
siempre con sus alumnos en todas las ocasiones en que no estén obligatoriamente
ligados por alguna ocupación, excepto si están debidamente asistidos por otros5.
2. Los maestros, los jefes de taller, los asistentes deben ser de probada moralidad.
Traten de evitar como la peste cualquier clase de apego o amistades particulares con
los alumnos, y recuerden que el desliz de uno solo puede comprometer a un Instituto
educativo. Procúrese que los alumnos no estén nunca solos. En cuanto sea posible, los
asistentes deben precederles en el sitio donde deben reunirse; entreténganse con
ellos hasta que estén asistidos por otros; no les dejen nunca desocupados.
3. Debe darse amplia libertad de saltar, correr, gritar a su gusto. La gimnasia, la
música, la declamación, el teatro, las excursiones, son medios eficacísimos para
obtener la disciplina y favorecer la moralidad y la salud. Procúrese únicamente que la
materia de entretenimiento, las personas que intervienen, las conversaciones que se
tienen, no sean vituperables. Haced lo que queráis, decía el gran amigo de la juventud
san Felipe Neri; me basta con que no cometáis pecados6.
4. La confesión y la comunión frecuente y la misa diaria son las columnas que deben
sostener un edificio educativo del que se quiera tener alejadas la amenaza y el palo.
No obligar nunca a los jovencitos a frecuentar los santos sacramentos, sino sólo
animarlos y ofrecerles facilidad para que se aprovechen de ellos. Luego, con ocasión
de ejercicios espirituales, triduos, novenas, predicaciones, catequesis, póngase de
relieve la belleza, la grandeza, la santidad de una religión que propone medios tan
fáciles y tan útiles para la sociedad civil, para la tranquilidad del corazón, para la
salvación del alma, como son precisamente los santos sacramentos. De esta manera
los jóvenes quedan prendados espontáneamente de estas prácticas de piedad y se
acercarán a ellas voluntariamente con gusto y con fruto.
5 La traducción tradicional decía: las muchas ocupaciones del director podían impedirle estar con los alumnos. El texto
crítico, en cambio, habla de los alumnos ocupados en sus deberes. Es decir, cuando los alumnos no están ocupados
obligatoriamente (clases, talleres...), el director debe estar con ellos, excepto si están asistidos debidamente. Si están en
clase, etc., se supone que están debidamente asistidos por los maestros.
6 Su paciencia con los jóvenes era indecible. Soportaba que hicieran cualquier ruido junto a su habitación. Algunos de la
casa se le quejaron. El Santo respondió: Dejadles hablar; gritad también vosotros y estad alegres, porque no deseo otra
cosa de vosotros sino que no cometáis pecados. Don Bosco repetirá en 1858: Estad alegres; no quiero escrúpulos ni
melancolía; me basta con que no cometáis pecados
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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52 24 de octubre de 2012
(Nota del original.) No hace mucho tiempo que un ministro de la Reina de Inglaterra,
visitando un Instituto de Turín, fue llevado a una sala espaciosa donde estudiaban
cerca de quinientos jovencitos. Se maravilló no poco al contemplar tal multitud de
muchachos en perfecto silencio y sin asistentes. Creció más su admiración cuando
supo que en todo el año no había habido que lamentar una palabra de disturbio ni un
motivo para infligir o amenazar con un castigo. Preguntó: -¿Cómo es posible obtener
tanto silencio y tanta disciplina? Dígamelo. Y usted -añadió a su secretario-, tome nota
de cuanto diga. -Señor -respondió el director del centro-, el medio que usamos
nosotros no pueden usado ustedes. -¿Por qué? -Porque son arcanos desvelados sólo a
los católicos. -¿Cuáles? -La frecuente confesión y comunión y la misa diaria bien oída. -
Tiene toda la razón; nosotros carecemos de estos poderosos medios de educación.
¿No se pueden suplir con otros medios? -Si no se emplean estos elementos religiosos,
hay que recurrir a las amenazas y al palo. -Tiene razón; tiene razón. O religión o palo.
Quiero contado en Londres. (Hasta aquí la nota del original.)7
5. Vigílese con el mayor cuidado para impedir que entren en el Instituto compañeros,
libros o personas que tengan malas conversaciones. La elección de un buen portero es
un tesoro para una casa de educación.
6. Cada noche, después de las oraciones ordinarias y antes de que los alumnos vayan a
descansar, el director, o quien haga sus veces, dirija unas palabras afectuosas en
público, dando algún aviso o consejo sobre cosas que hay que hacer o evitar, y
procure sacar las máximas de hechos sucedidos en ese día en el Instituto o fuera. Pero
sus palabras no deben sobrepasar nunca los dos o tres minutos. Esta es la clave de la
moralidad, del buen funcionamiento y del éxito de la educación8.
7. Aléjese como la peste la opinión de alguno que quisiera retrasar la primera
comunión hasta una edad demasiado avanzada, cuando por lo general el demonio ha
tomado posesión del corazón de un jovencito, con daño incalculable de su inocencia.
Según la disciplina de la Iglesia primitiva, se solían dar a los niños las Hostias
consagradas que sobraban en la comunión pascual. Esto sirve para damos a conocer
cuánto desea la Iglesia que los niños sean admitidos pronto a la santa comunión.
Cuando un jovencito sabe distinguir entre Pan y pan y muestra suficiente instrucción,
no se mire la edad y venga el Soberano Celestial a reinar en aquella bendita alma.
7 Esta anécdota está ya presente en la primera edición de 1877; también en la traducción francesa. ¿Qué hay de verdad?
La tradición identificó a este ministro con Henry John Temple Palsmerston (1784-1865) Así lo cuenta Don Bosco mismo
(MBe 13, 779-780). Pero es problemático, pues el relativo crecimiento del Oratorio/Hospicio coincide con los últimos años
de vida y de actividad del gran estadista inglés. Tal vez podría admitirse la visita de algún ministro que estuviera en Turín.
Entre ellos, por ejemplo, James Hudson (1810-1885), que era conocido notoriamente como «más italiano que los italianos»,
y que estuvo al frente de la legación inglesa en Turín desde febrero de 1852 hasta su retiro en 1863. No se olvide que, en el
Proceso Informativo, Pedro Enría refiere el hecho a 1875; en cambio, en la Crónica escrita que dejó, no se señala fecha al
episodio. Las Memorias Biográficas lo atribuyen a 1863 (MBe 7, 474-475).
8 Estas son las tradicionales buenas noches salesianas. Como ha desaparecido la casi totalidad de los internados, la
tradición se conserva con los buenos días. Suponemos que las "clave de la moralidad y el éxito de la educación» de Don
Bosco no estará en la corta duración de la platiquita, sino en su contenido, en su orientación y en su estilo.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
8. Los catecismos recomiendan la frecuente comunión9. San Felipe Neri la aconsejaba
cada ocho días, e incluso con mayor frecuencia10. El Concilio de Trento dice
claramente que desea sumamente que todo fiel cristiano, cuando va a oír la santa
misa, haga también la comunión. Pero que esta comunión no sea sólo espiritual, sino
también sacramental, para que se obtenga el mayor fruto de este augusto y divino
sacrifico (Concilio Tridentino, sesión 22, c. 6)11.
III. Utilidad del sistema preventivo
Alguno dirá que este sistema es difícil en la práctica. Advierto que para los alumnos resulta
mucho más fácil, más satisfactorio, más ventajoso. Para los educadores, en cambio, encierra
algunas dificultades, pero que disminuyen si el educador se entrega con celo a su misión. El
educador es una persona consagrada al bien de sus alumnos; por eso, debe estar dispuesto a
afrontar cualquier molestia, cualquier fatiga, con tal de conseguir su fin, que es la educación
civil, moral, intelectual de sus alumnos12.
Además de las ventajas indicadas arriba, se añade aquí que:
1. El alumno tendrá siempre un gran respeto hacia el educador y recordará siempre
complacido la dirección recibida, considerando en todo tiempo a sus maestros y a los
demás superiores como padres y hermanos. Dondequiera que van estos alumnos, por
lo general son el consuelo de la familia, útiles ciudadanos y buenos cristianos.
2. Cualquiera que sea el carácter, la índole, el estado moral de un alumno en el
momento de su aceptación, los padres pueden vivir seguros de que su hijo no podrá
empeorar y se puede tener por cierto que se obtendrá siempre alguna mejora. Más
aún, ciertos jóvenes que fueron por mucho tiempo el tormento de los padres y hasta
expulsados de las casas correccionales, tratados según estos principios, cambiaron de
índole, de carácter, se entregaron a una vida morigerada y en la actualidad ocupan
honrados puestos en la sociedad, siendo así en el apoyo de la familia y decoro del
lugar donde viven.
3. Los alumnos que por casualidad entren en un Instituto con malas costumbres, no
pueden dañar a sus compañeros. Ni los jóvenes buenos podrán ser perjudicados por
9 Así lo hacía el Breve catecismo para los niños que se preparan a la confesión y a la primera comunión (Turín, 1846): deja
la frecuencia a juicio del confesor. El Catecismo para uso de los jóvenes ya admitidos a la primera comunión y de los
adultos (Turín, 1875), aconseja la comunión al menos todos los domingos y fiestas de precepto.
10 Dice su biografía que deseaba que no sólo los sacerdotes, sino también los laicos frecuentasen este sacramento. Por
eso, algunos de sus penitentes comulgaban cada ocho días; muchos, cada fiesta; otros, tres veces a la semana, y algunos,
aunque pocos, cada día. Don Bosco siguió esta actuación práctica.
11 El Vaticano II (1962-1965) desarrolla esta orientación pastoral tridentina en la Sacrosanctum Concilium (n. 55-56). El
Catecismo de la Iglesia Católica (1992) afirma que Palabra y Eucaristía constituyen juntas un solo acto de culto (n. 1346 y
1355). Aconseja la comunión siempre que se participa en la Eucaristía (n. 1388). La encarece los domingos y días de fiesta
e incluso todos los días (n. 1389).
12 En la edición en lengua francesa de este mismo año (1877) se dice: educación completa. Este es el sentido de los tres
adjetivos que aplica Don Bosco a la educación, ofrecida. Actualmente se usa la expresión educación integral.
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54 24 de octubre de 2012
ellos, porque no hay ni tiempo ni lugar ni oportunidad, pues el asistente, al que
¡suponemos presente!, pondría en seguida remedio a ello.
Una palabra sobre los castigos
¿Qué regla seguir al imponer castigos?13 Si es posible, no se empleen nunca castigos. Pero, si la
necesidad exigiese castigo, téngase en cuenta cuanto sigue:
1. El educador procure hacerse amar por los alumnos, si quiere hacerse temer. En
este caso, la sustracción de benevolencia es un castigo, pero un castigo que despierta
la emulación, anima y nunca deprime.
2. Para los jóvenes es castigo lo que se hace pasar por castigo. Se ha observado que
una mirada no cariñosa produce en algunos mayor efecto del que haría una bofetada.
La alabanza cuando una cosa está bien hecha, la reprensión cuando hay descuido, es
ya un premio o un castigo.
3. Exceptuados rarísimos casos, las correcciones, los castigos no deben darse nunca
en público, sino en privado, lejos de los compañeros, y debe usarse máxima prudencia
y paciencia, para lograr que el alumno comprenda su fallo, por medio de la razón y de
la religión.
4. Pegar, de cualquier modo que sea, poner de rodillas en posición dolorosa, tirar de
las orejas y otros castigos semejantes, deben evitarse de manera absoluta, porque
están prohibidos por las leyes civiles, irritan mucho a los jóvenes y rebajan al
educador.
5. El director dé a conocer bien las reglas, los premios y los castigos establecidos por
las leyes disciplinarias, para que el alumno, no pueda excusarse diciendo: No sabía que
esto estaba mandado o prohibido.14
Si se pone en práctica este sistema en nuestras casas, creo que podremos obtener buenos
resultados sin acudir ni al palo ni a castigos violentos. Hace cerca de cuarenta años que trato
juventud y no recuerdo haber impuesto castigos de ninguna clase y, con la ayuda de Dios, he
obtenido siempre no sólo cuanto era obligatorio, sino también lo que sencillamente yo
deseaba, y esto de aquellos mismos alumnos sobre quienes parecía perdida esperanza de
buen resultado.
Sacerdote JUAN BOSCO
13 Merece la pena notar lo siguiente. En el prólogo Don Bosco anuncia que va a tratar tres cosas: preferencia del sistema
preventivo. su aplicación y sus ventajas. Es decir. no alude a los castigos, que resultan una especie de apéndice del
tratadillo. Pero estas líneas son una maravilla de síntesis. En pocas palabras enumera: principios, castigos permisibles y
modos de aplicados.
14 En el llamado Manuscrito L, de don Berto. se añaden aquí dos números. con la advertencia: para una segunda edición.
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papeles de formación y comunicación
Año de la fe
Indicaciones pastorales
para el Año de la fe
Congregación para la Doctrina de la Fe
Introducción
Con la Carta apostólica Porta fidei, del 11 de octubre de 2011, el Santo Padre Benedicto XVI ha
proclamado un Año de la fe, que comenzará el 11 de octubre de 2012, en el quincuagésimo
aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, y concluirá el 24 de noviembre de 2013,
Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.
Ese año será una ocasión propicia para que todos los fieles comprendan con mayor profundidad que el
fundamento de la fe cristiana es «el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un
nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»[1]. Fundada en el encuentro con
Jesucristo resucitado, la fe podrá ser redescubierta integralmente y en todo su esplendor. «También
en nuestros días la fe es un don que hay que volver a descubrir, cultivar y testimoniar. Que en esta
celebración del Bautismo el Señor nos conceda a todos la gracia de vivir la belleza y la alegría de ser
cristianos»[2].
El comienzo del Año de la fe coincide con el recuerdo agradecido de dos grandes eventos que han
marcado el rostro de la Iglesia de nuestros días: los cincuenta años pasados desde la apertura del
Concilio Vaticano II por voluntad del Beato Juan XXIII (1 de octubre de 1962) y los veinte años desde
la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica, legado a la Iglesia por el Beato Juan Pablo II (11
de octubre de 1992).
Según las palabras del Papa Juan XXIII, el Concilio ha querido «transmitir pura e íntegra, la doctrina,
sin atenuaciones ni deformaciones» comprometiéndose a que «esta doctrina, cierta e inmutable, que
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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56 24 de octubre de 2012
debe ser fielmente respetada, sea profundizada y presentada de manera que corresponda a las
exigencias de nuestro tiempo»[3]. En este sentido, continúa siendo de crucial importancia la
afirmación inicial de la Constitución dogmática Lumen gentium: «Cristo es la luz de los pueblos. Por
ello este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los
hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16,15) con la claridad de Cristo, que
resplandece sobre la faz de la Iglesia»[4]. Desde la luz de Cristo que purifica, ilumina y santifica en la
celebración de la sagrada liturgia (cf. Constitución Sacrosanctum Concilium), y con su palabra divina
(cf. Constitución dogmática Dei Verbum) el Concilio ha querido ahondar en la naturaleza íntima de la
Iglesia (cf. Constitución dogmática Lumen gentium) y su relación con el mundo contemporáneo (cf.
Constitución pastoral Gaudium et Spes). Alrededor de sus cuatro Constituciones, verdaderos pilares
del Concilio, se agrupan las Declaraciones y Decretos, que abordan algunos de los principales desafíos
de nuestro tiempo.
Después del Concilio, la Iglesia ha trabajado para que sus ricas enseñanzas sean recibidas y aplicadas
en continuidad con toda la Tradición y bajo la guía segura del Magisterio. Para facilitar la correcta
recepción del Concilio, los Sumos Pontífices han convocado reiteradamente el Sínodo de los
Obispos[5], instituido por el Siervo de Dios Pablo VI en 1965, proponiendo a la Iglesia directrices
claras a través de las diversas Exhortaciones apostólicas post-sinodales. La próxima Asamblea General
del Sínodo de los Obispos, en octubre de 2012, tendrá como tema: La nueva evangelización para la
transmisión de la fe cristiana.
Desde el comienzo de su pontificado, el Papa Benedicto XVI se ha comprometido firmemente en
procurar una correcta comprensión del Concilio, rechazando como errónea la llamada «hermenéutica
de la discontinuidad y de la ruptura», y promoviendo la que él mismo ha llamado «‘hermenéutica de la
reforma’, de la renovación dentro de la continuidad del único sujeto-Iglesia, que el Señor nos ha dado;
es un sujeto que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre el mismo, único
sujeto del pueblo de Dios en camino»[6].
El Catecismo de la Iglesia Católica, colocándose en esta línea, por un lado se presenta como un
«auténtico fruto del Concilio Vaticano II»[7], y por otro intenta favorecer su acogida. El Sínodo
Extraordinario de los Obispos de 1985, convocado con ocasión del vigésimo aniversario de la clausura
del Concilio Vaticano II y para hacer un balance de su recepción, sugirió la preparación de este
Catecismo para ofrecer al pueblo de Dios un compendio de toda la doctrina católica y un texto de
referencia segura para los catecismos locales. El Papa Juan Pablo II aceptó esta propuesta como un
deseo de «responder plenamente a una necesidad real de la Iglesia universal y las Iglesias
particulares»[8]. Redactado en colaboración con todo el episcopado de la Iglesia Católica, este
Catecismo «manifiesta de verdad una cierta ‘sinfonía’ de la fe».[9]
El Catecismo presenta «lo nuevo y lo viejo (cf. Mt 13, 52), dado que la fe es siempre la misma y, a la
vez, es fuente de luces siempre nuevas. Para responder a esa doble exigencia, el Catecismo de
la Iglesia Católica, por una parte, toma la estructura “antigua”, tradicional, ya utilizada por el catecismo
de san Pío V, articulando el contenido en cuatro partes: Credo; Sagrada Liturgia, con los sacramentos
en primer lugar; el obrar cristiano, expuesto a partir del Decálogo; y, por último, la oración cristiana.
Con todo, al mismo tiempo, el contenido se expresa a menudo de un modo “nuevo”, para responder
a los interrogantes de nuestra época»[10]. Este Catecismo es «un instrumento válido y legítimo al
servicio de la comunión eclesial, y una regla segura para la enseñanza de la fe»[11]. Allí se hallan «los
contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente. En efecto, en él se pone
de manifiesto la riqueza de la enseñanza que la Iglesia ha recibido, custodiado y ofrecido en sus dos mil
años de historia. Desde la Sagrada Escritura a los Padres de la Iglesia, de los Maestros de teología a los
Santos de todos los siglos, el Catecismo ofrece una memoria permanente de los diferentes modos en
que la Iglesia ha meditado sobre la fe y ha progresado en la doctrina, para dar certeza a los creyentes
en su vida de fe»[12].
El Año de la fe desea contribuir a una renovada conversión al Señor Jesús y al redescubrimiento de la
fe, de modo que todos los miembros de la Iglesia sean para el mundo actual testigos gozosos y
convincentes del Señor resucitado, capaces de señalar la “puerta de la fe” a tantos que están en
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papeles de formación y comunicación
búsqueda de la verdad. Esta “puerta” abre los ojos del hombre para ver a Jesucristo presente entre
nosotros «todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20). Él nos enseña cómo «el arte del vivir» se
aprende «en una relación intensa con él»[13]. «Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de
cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un
mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más
convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a
encontrar el entusiasmo de comunicar la fe».[14]
Por encargo del Papa Benedicto XVI[15], la Congregación para la Doctrina de la Fe, de acuerdo con
los Dicasterios competentes de la Santa Sede y con la contribución de la Comisión para la preparación
del Año de la fe[16], ha escrito esta Nota con indicaciones para vivir este tiempo de gracia, las cuales
no excluyen otras propuestas que el Espíritu Santo quiera suscitar entre los pastores y fieles de
distintas partes del mundo.
Indicaciones
«Sé en quien he puesto mi confianza» (2 Tm 1, 12): estas palabras de San Pablo nos ayudan a
comprender que la fe «es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e
inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado»[17]. La fe como
confianza personal en el Señor y la fe que profesamos en el Credo son inseparables, se evocan y
exigen mutuamente. Hay un fuerte vínculo entre la fe vivida y sus contenidos: la fe de los testigos y
confesores es también la fe de los apóstoles y doctores de la Iglesia.
En este sentido, las siguientes indicaciones para el Año de la fe tienen el objetivo de favorecer el
encuentro con Cristo a través de testigos auténticos de la fe y aumentar el conocimiento de sus
contenidos. Se trata de propuestas que tienen la intención de solicitar una respuesta eclesial ante la
invitación del Santo Padre, para vivir en plenitud este año como un especial «tiempo de gracia»[18]. El
redescubrimiento gozoso de la fe también ayudará a consolidar la unidad y la comunión entre las
distintas realidades que conforman la gran familia de la Iglesia.
I. En el ámbito de Iglesia universal
1. El principal evento al comienzo del Año de la fe será la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo
de los Obispos, convocada por el Papa Benedicto XVI para el mes de octubre de 2012 y dedicada Al
tema de La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Durante el Sínodo, el 11 de
octubre de 2012 tendrá lugar una solemne celebración para dar inicio al Año de la fe, en recuerdo del
quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II.
2. En el Año de la fe hay que alentar las peregrinaciones de los fieles a la Sede de Pedro, para profesar
la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, uniéndose a aquél que hoy está llamado a confirmar en la fe
a sus hermanos (cf. Lc 22, 32). Será importante también fomentar las peregrinaciones a Tierra Santa,
el lugar que tuvo la primicia de conocer a Jesús, el Salvador, y a María, su madre.
3. Durante este año será útil invitar a los fieles a dirigirse, con particular devoción a María, imagen de
la Iglesia, que «reúne en sí y refleja en cierto modo las supremas verdades de la fe»[19]. Por lo tanto,
se debería alentar toda iniciativa que ayude a los fieles a reconocer el papel especial de María en el
misterio de la salvación, a amarla filialmente y a imitar su fe y virtud. Para ello será muy conveniente
organizar peregrinaciones, celebraciones y reuniones en los principales Santuarios.
4. La próxima Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, en julio de 2013, ofrecerá a los
jóvenes una ocasión privilegiada para experimentar el gozo que proviene de la fe en el Señor Jesús y
de la comunión con el Santo Padre, en la gran familia de la Iglesia.
5. Al respecto, sería conveniente la realización de simposios, congresos y reuniones de gran escala,
incluso a nivel internacional, que favorezcan la comunicación de auténticos testimonios de la fe y el
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58 24 de octubre de 2012
conocimiento de los contenidos de la doctrina de la Iglesia Católica. Demostrando que también hoy la
Palabra de Dios sigue creciendo y diseminándose, es importante que se dé testimonio de que en
Jesucristo «encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano»[20] y que la fe
«se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del
hombre»[21]. Algunos congresos serán especialmente dedicados al redescubrimiento de las
enseñanzas del Concilio Vaticano II.
6. El Año de la fe ofrecerá a todos los creyentes una buena oportunidad para profundizar en el
conocimiento de los principales documentos del Concilio Vaticano II y el estudio del Catecismo de
la Iglesia Católica. Esto vale particularmente para los candidatos al sacerdocio, en especial durante el
año propedéutico o los primeros años de estudios teológicos, para los novicios y novicias de los
Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, así como para aquellos que se
preparan a entrar en una Asociación o Movimiento eclesial.
7. Este año será una ocasión propicia para acoger con mayor atención las homilías, catequesis,
discursos y otras intervenciones del Santo Padre. Los pastores, personas consagradas y fieles laicos
serán invitados a un renovado compromiso de adhesión eficaz y cordial a la enseñanza del Sucesor de
Pedro.
8. Durante el Año de la fe, en colaboración con el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos,
se esperan iniciativas ecuménicas dirigidas a invocar de Dios y favorecer «la restauración de la unidad
entre todos los cristianos», que «es uno de los fines principales que se ha propuesto el Sacrosanto
Concilio Vaticano II»[22]. En particular, tendrá lugar una solemne celebración ecuménica para
reafirmar la fe en Cristo de todos los bautizados.
9. En el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización será establecida una
secretaría especial para coordinar las diversas iniciativas sobre el Año de la fe promovidas por los
distintos Dicasterios de la Santa Sede o que de todos modos sean relevantes para la Iglesia universal.
Será conveniente que con tiempo se informe a esta secretaría sobre los principales eventos que se
organicen y también podrá sugerir iniciativas apropiadas. La secretaría abrirá un sitio especial en
Internet, para proporcionar información útil para vivir de manera efectiva el Año de la fe.
10. Al final de este año, en la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, tendrá lugar
una Eucaristía celebrada por el Santo Padre, en el que se renovará solemnemente la profesión de fe.
II. En el ámbito de las Conferencias Episcopales[23]
1. Las Conferencias Episcopales podrán dedicar una jornada de estudio al tema de la fe, de su
testimonio personal y de su transmisión a las nuevas generaciones, de acuerdo con la misión específica
de los Obispos como maestros y «pregoneros de la fe»[24].
2. Será útil favorecer la reedición de los Documentos del Concilio Vaticano II, del Catecismo de
la Iglesia Católica y de su Compendio, en ediciones económicas y de bolsillo, y su más amplia difusión
con el uso de medios electrónicos y modernas tecnologías.
3. Se espera que se renueve el esfuerzo para traducir los documentos del Concilio Vaticano II y del
Catecismo de la Iglesia Católica a los idiomas que aún no cuentan con traducción propia. Hay que
alentar iniciativas de apoyo caritativo a las traducciones a las lenguas locales de los territorios de
misión cuyas Iglesias particulares no puede sostener tales gastos. Esto podrá llevar a cabo bajo la
dirección de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
4. Los pastores, aprovechando los nuevos lenguajes de la comunicación, se esfuercen por promover
trasmisiones televisivas o radiofónicas, películas y publicaciones, incluso a nivel popular, accesibles a un
público amplio, sobre el tema de la fe, sus principios y contenidos, así como la importancia eclesial del
Concilio Vaticano II.
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papeles de formación y comunicación
5. Los santos y beatos son los auténticos testigos de la fe[25]. Por lo tanto, será conveniente que las
Conferencias Episcopales se esfuercen por dar a conocer los santos de su territorio, usando incluso
los medios modernos de comunicación social.
6. El mundo contemporáneo es sensible a la relación entre fe y arte. En este sentido, se recomienda a
las Conferencias Episcopales que, para enriquecimiento de la catequesis y una eventual colaboración
ecuménica, se fomente el aprecio por el patrimonio artístico que se encuentra en lugares confiados a
su cuidado pastoral.
7. Se invita a los docentes de los Centros de estudios teológicos, Seminarios y Universidades católicas
a verificar la relevancia que, en su enseñanza, tienen los contenidos del Catecismo de la Iglesia
Católica y las implicaciones que se derivan para sus respectivas disciplinas.
8. Será útil preparar con la ayuda de teólogos y escritores de renombre, subsidios divulgativos de
carácter apologético (cf. 1 Pe 3, 15), para que los fieles puedan responder mejor a las preguntas que
surgen en los distintos contextos culturales. Se trata de los desafíos de las sectas, los problemas
asociados con el secularismo y el relativismo, y de los «interrogantes que provienen de un cambio de
mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos
y tecnológicos»[26], así como de otras dificultades específicas.
9. Sería deseable revisar los catecismos locales y los subsidios catequísticos en uso en las Iglesias
particulares, para asegurar su plena conformidad con el Catecismo de la Iglesia Católica[27]. En el
caso de que algunos catecismos o subsidios para la catequesis no estén en completa sintonía con el
Catecismo o que padezcan lagunas, será oportuno comenzar la elaboración de nuevos catecismos,
sirviéndose del ejemplo y la ayuda de otras Conferencias Episcopales que ya lo hayan hecho.
10. En colaboración con la Congregación para la Educación Católica, competente en materia, será
oportuno verificar que los contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica estén presentes en la Ratio
de la formación de los futuros sacerdotes y en el currículo de sus estudios teológicos.
III. En el ámbito diocesano
1. Se auspicia una celebración de apertura del Año de la fe y de su solemne conclusión en el ámbito de
cada Iglesia particular, para «confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de
todo el mundo»[28].
2. Será oportuno organizar en cada diócesis una jornada sobre el Catecismo de la Iglesia Católica,
invitando a tomar parte en ella sobre todo a sacerdotes, personas consagradas y catequistas. En esta
ocasión, por ejemplo, las eparquías católicas orientales podrán tener un encuentro con los sacerdotes
para dar testimonio de su específica sensibilidad y tradición litúrgicas en la única fe en Cristo; así, las
Iglesias particulares jóvenes de las tierras de misión podrán ser invitadas a ofrecer un testimonio
renovado de la alegría de la fe que las distingue.
3. Cada obispo podrá dedicar una Carta pastoral al tema de la fe, recordando la importancia del
Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica, teniendo en cuenta las circunstancias
específicas de la porción de fieles a él confiada.
4. Se espera que en cada Diócesis, bajo la responsabilidad del obispo, se organicen eventos
catequísticos para jóvenes y para quienes buscan encontrar el sentido de la vida, con el fin de
descubrir la belleza de la fe de la Iglesia, aprovechando la oportunidad de reunirse con sus testigos
más reconocidos.
5. Será oportuno verificar la recepción del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica
en la vida y misión de cada Iglesia particular, especialmente en el ámbito catequístico. En tal sentido,
se espera un renovado compromiso de parte de los departamentos de catequesis de las diócesis, que
sostenidos por las comisiones para la catequesis de las Conferencias Episcopales, tienen en deber de
ocuparse de la formación de los catequistas en lo relativo a los contenidos de la fe.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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60 24 de octubre de 2012
6. La formación permanente del clero podrá concentrarse, particularmente en este Año de la fe, en
los documentos del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia Católica, tratando, por ejemplo,
temas como “el anuncio de Cristo resucitado”, “la Iglesia sacramento de salvación”, “la misión
evangelizadora en el mundo de hoy”, “fe e incredulidad”, “fe, ecumenismo y diálogo interreligioso”,
“fe y vida eterna”, “hermenéutica de la reforma en la continuidad” y “el Catecismo en la atención
pastoral ordinaria”.
7. Se invita a los Obispos a organizar celebraciones penitenciales, particularmente durante la
cuaresma, en las cuales se ponga un énfasis especial en pedir perdón a Dios por los pecados contra la
fe. Este año será también un tiempo favorable para acercarse con mayor fe y frecuencia al
sacramento de la Penitencia.
8. Se espera la participación del mundo académico y de la cultura en un diálogo renovado y creativo
entre fe y razón, a través de simposios, congresos y jornadas de estudio, especialmente en las
universidades católicas, que muestren «cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber
conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad»[29].
9. Será importante promover encuentros con personas que «aun no reconociendo en ellos el don de
la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo»[30],
inspirándose también en los diálogos del Patio de los Gentiles, iniciados bajo la guía del Consejo
Pontificio de la Cultura.
10. El Año de la fe será una ocasión para dar mayor atención a las escuelas católicas, lugares
privilegiados para ofrecer a los alumnos un testimonio vivo del Señor, y cultivar la fe con una oportuna
referencia al uso de buenos instrumentos catequísticos, como por ejemplo el Compendio del
Catecismo de la Iglesia Católica o el Youcat.
IV. En el ámbito de las parroquias / comunidades / asociaciones / movimientos
1. En preparación al Año de la fe, todos los fieles están invitados a leer y meditar la Carta apostólica
Porta fidei del Santo Padre Benedicto XVI.
2. El Año de la fe «será también una ocasión propicia para intensificar la celebración de la fe en la
liturgia, y de modo particular en la Eucaristía»[31]. En la Eucaristía, misterio de la fe y fuente de la
nueva evangelización, la fe de la Iglesia es proclamada, celebrada y fortalecida. Todos los fieles están
invitados a participar de ella en forma consciente, activa y fructuosa, para ser auténticos testigos del
Señor.
3. Los sacerdotes podrán dedicar mayor atención al estudio de los documentos del Concilio Vaticano
II y del Catecismo de la Iglesia Católica, recogiendo sus frutos para la pastoral parroquial –catequesis,
predicación, preparación a los sacramentos, etc.– y proponiendo ciclos de homilías sobre la fe o
algunos de sus aspectos específicos, como por ejemplo, “el encuentro con Cristo”, “los contenidos
fundamentales del Credo” y “la fe y la Iglesia”[32].
4. Los catequistas podrán apelar aún más a la riqueza doctrinal del Catecismo de la Iglesia Católica y,
bajo la responsabilidad de los respectivos párrocos, guiar grupos de fieles en la lectura y la
profundización común de este valioso instrumento, con la finalidad de crear pequeñas comunidades
de fe y testimonio del Señor Jesús.
5. Se espera por parte de las parroquias un renovado compromiso en la difusión y distribución del
Catecismo de la Iglesia Católica y de otros subsidios aptos para las familias, auténticas iglesias
domésticas y lugares primarios de la transmisión de la fe. El contexto de tal difusión podría ser, por
ejemplo, las bendiciones de las casas, el bautismo de adultos, las confirmaciones y los matrimonios.
Esto contribuirá a confesar y profundizar la doctrina católica «en nuestras casas y con nuestras
familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las
generaciones futuras la fe de siempre»[33].
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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7.1 Page 61

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papeles de formación y comunicación
6. Será conveniente promover misiones populares y otras iniciativas en las parroquias y en los lugares
de trabajo, para ayudar a los fieles a redescubrir el don de la fe bautismal y la responsabilidad de su
testimonio, conscientes de que la vocación cristiana «por su misma naturaleza, es también vocación al
apostolado»[34].
7. En este tiempo, los miembros de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida
Apostólica son llamados a comprometerse en la nueva evangelización mediante el aporte de sus
propios carismas, con una renovada adhesión al Señor Jesús, fieles al Santo Padre y a la sana doctrina.
8. Las comunidades contemplativas durante el Año de la fe dedicarán una particular atención a la
oración por la renovación de la fe en el Pueblo de Dios y por un nuevo impulso en su transmisión a las
jóvenes generaciones.
9. Las Asociaciones y los Movimientos eclesiales están invitados a hacerse promotores de iniciativas
específicas que, mediante la contribución del propio carisma y en colaboración con los pastores
locales, se incorporen al gran evento del Año de la fe. Las nuevas Comunidades y Movimientos
eclesiales, en modo creativo y generoso, encontrarán los medios más eficaces para ofrecer su
testimonio de fe al servicio de la Iglesia.
10. Todos los fieles, llamados a reavivar el don de la fe, tratarán de comunicar su propia experiencia
de fe y caridad[35], dialogando con sus hermanos y hermanas, incluso de otras confesiones cristianas,
sin dejar de lado a los creyentes de otras religiones y a los que no creen o son indiferentes. Así se
espera que todo el pueblo cristiano comience una especie de misión entre las personas con quienes
viven y trabajan, conscientes de haber «recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a
todos»[36]
Conclusión
La fe «es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que
Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos
compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el
mundo»[37]. La fe es un acto personal y comunitario: es un don de Dios, para vivirlo en la gran
comunión de la Iglesia y comunicarlo al mundo. Cada iniciativa del Año de la fe busca favorecer el
gozoso redescubrimiento y el renovado testimonio de la fe. La indicaciones aquí ofrecidas tienen el
objetivo de invitar a todos los miembros de la Iglesia a comprometerse para que este año sea una
ocasión privilegiada para compartir lo más valioso que tiene el cristiano: Jesucristo, Redentor del
hombre, Rey del Universo, «iniciador y consumador de nuestra fe» (Heb 12, 2).
Dado en Roma, en la Sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 6 de enero de 2012,
Solemnidad de la Epifanía del Señor.
William Cardenal Levada
Prefecto
X Luis Ladaria F., S.I.
Arzobispo titular de ThibicaSecretario
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

7.2 Page 62

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62 24 de octubre de 2012
[1] Benedicto XVI, Carta Encíclica, Deus caritas est, 25 de diciembre de 2005, n. 1.
[2] Idem., Homilía en la Fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010.
[3] Juan XXIII, Discurso durante la solemne apertura del Concilio Vaticano II, 11 de octubre de 1962.
[4] Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, n.1.
[5] Las Asambleas Ordinarias del Sínodo de los Obispos han tratado los siguientes temas: La preservación y el
fortalecimiento de la fe católica, su integridad, vigor, desarrollo, coherencia doctrinal e histórica (1967); El sacerdocio
ministerial y la justicia en el mundo (1971); La evangelización en el mundo moderno (1974); La catequesis en nuestro
tiempo (1977); La familia cristiana (1980); La penitencia y la reconciliación en la misión de la Iglesia (1983); La vocación y
misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo (1987); La formación de los sacerdotes en las circunstancias actuales
(1991); La vida consagrada y su misión en la Iglesia y en el mundo (1994); El Obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo
para la esperanza del mundo (2001); La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y la misión de la Iglesia (2005); La Palabra
de Dios en la vida y misión de la Iglesia (2008).
[6] Benedicto XVI, Discurso a la Curia Romana, 22 de diciembre de 2005.
[7]Idem., Carta apostólica Porta fidei, n. 4.
[8] Juan Pablo II, Discurso di clausura de la II Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, 7 de diciembre de 1985,
n. 6. El mismo Pontífice, en la fase inicial de este Sínodo, durante el Ángelus del 24 de noviembre de 1985, dijo: «La fe es el
principio basilar, es el quicio, el criterio esencial de la renovación que pretendió el Concilio. De la fe se deriva la norma
moral, el estilo de vida, la orientación práctica en cada una de las circunstancias».
[9] Idem., Constitución apostólica Fidei depositum, 11 de octubre de 1992, n. 2.
[10] Ibíd., n. 3.
[11] Ibíd., n. 4.
[12] Benedicto XVI, Carta apostólica Porta fidei, n. 11.
[13] Idem., Discurso a los participantes en el Encuentro promovido por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva
Evangelización, 15 de octubre de 2011.
[14] Idem., Carta apostólica Porta fidei, n. 7.
[15] Cf. Ibíd., n. 12.
[16] Dicha Comisión, constituida en la Congregación para la Doctrina de la Fe por mandato del Santo Padre Benedicto XVI,
cuenta entre sus miembros a los Cardenales William Levada, Francis Arinze, Angelo Bagnasco, Ivan Dias, Francis E.
George, Zenon Grocholewski, Marc Ouellet, Mauro Piacenza, Jean-Pierre Ricard, Staniław Ryłko y Christoph Schönborn; a
los Arzobispos Luis F. Ladaria y Salvatore Fisichella; y a los Obispos Mario del Valle Moronta Rodríguez, Gerhard Ludwig
Müller y Raffaello Martinelli.
[17] Catecismo de la Iglesia Católica, n. 150.
[18] Benedicto XVI, Carta apostólica Porta fidei, n. 15.
[19] Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, n. 65.
[20] Benedicto XVI, Carta apostólica Porta fidei, n. 13.
[21] Ibid., n. 6.
[22]Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Unitatis redintegratio, n. 1.
[23] Las indicaciones que se ofrecen a las Conferencias Episcopales valen también, en modo análogo, para los Sínodos de
obispos de las Iglesias patriarcales y arzobispales mayores y para las Asambleas de Iglesias sui iuris.
[24] Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, n. 25.
[25] Cf. Benedicto XVI, Carta apostólica Porta fidei, n. 13.
[26] Ibid., n. 12.
[27] Cf. Juan Pablo II, Constitución apostólica Fidei depositum, n. 4.
[28] Cf. Benedicto XVI, Carta apostólica Porta fidei, n. 8.
[29] Ibíd., n. 12.
[30] Ibíd., n. 10.
[31] Ibíd., n. 9.
[32] Cf. Benedicto XVI, Exhortación apostólica post sinodal Verbum Domini, 30 de septiembre de 2010, nn. 59-60 y 74.
[33]Idem., Carta apostólica Porta fidei, n. 8.
[34]Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto Apostolicam actuositatem, n. 2.
[35] Cf. Benedicto XVI, Carta apostólica Porta fidei, n. 14.
[36] Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et Spes, n. 1.
[37] Benedicto XVI, Carta apostólica Porta fidei, n. 15
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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forum.com 63
papeles de formación y comunicación
Capítulo
Inpectorial’13
Profetas de la fraternidad
Invitación a orar la Palabra
George Zevini, sdb
"La fraternidad vivida en comunidad es una forma alternativa de vida, una propuesta contra-
cultural, por lo tanto es profecía. El individualismo generalizado, la exclusión social, la
equiparación cultural, son desafíos para la comunidad salesiana que responde, mostrando que es
posible vivir como hermanos, compartiendo la vida y la comunicación en profundidad... Vivir
juntos en comunidad, es sobre todo vocación y no elección o conveniencia: estamos llamados por
Dios! La fraternidad exige descubrir la gratuidad y la relacionalidad. Los jóvenes que se acercan a
la vida consagrada quedan fascinados por el modo de vivir la fraternidad... Las diversidades
constituyen una riqueza a reconocer y dar cabida también en las comunidades educativas
pastorales, en las que están involucrados a vivir y trabajar juntos diversas vocaciones".15
“Confiándonos hermanos para amar, Dios nos llama a vivir en comunidad " (Const. 50): la vida
común, es entonces "para nosotros Salesianos, un exigencia fundamental y un camino seguro para
realizar nuestra vocación "(Const. 49). Con dos propuestas de lectio G. Zevini nos invita a hacer
oración la vida salesiana y así aceptarla con reconocimiento como don de Dios y testimoniarla
como "profecía en acción" (VC 85), ya que “toda la fecundidad de la vida religiosa, depende de la
calidad de la vida fraterna en común".16
El análisis de dos de los tres sumarios relativos a la vida de la comunidad de Jerusalén es,
lógicamente, el primer texto para orar. Lucas ha querido afirmar que en el inicio del ’vivir juntos’
de los discípulos, que poco antes habían traicionado a su Señor se puede 'tocar' la fuerza - el
Espíritu - que ha resucitado a Jesús de entre los muertos. Una vida fraterna, tejida por las
15 Traccia di riflessione e lavoro sul tema del CG27, ACG 413 (2012) 65.
16 Juan Pablo II, Discurso a la Plenaria de la CIVCSVA (20/11/1992), en OR, 21/11/1992, n º 3.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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64 24 de octubre de 2012
atenciones a las necesidades de los demás y el desapego de los bienes materiales, es la prueba
tangible de una nueva vida y hace especialmente eficaz la proclamación del Señor Resucitado.
El Espíritu está el origen de la vida común y de su diversidad. Pablo tuvo que explicar a sus
cristianos de Corinto que en su comunidad unidad de vida y multiplicidad de dones provienen de
una única fuente, el Espíritu del Señor Jesús. La abundancia de carismas y ministerios sirven a la
unidad de la fe y del culto. Pablo da normas para vivir en común los dones del Espíritu, pero no se
sorprende de las dificultades surgidas precisamente a causa de estos dones. Tener que lidiar con
las crisis en la comunidad, podría abrirnos los ojos ante la presencia del Espíritu en ella!
I. La vida en común de la primera comunidad cristiana
(Hch 2,42-44; 4,32-35)
Introducción
La actitud de comunión y de condivisión en la fraternidad, en el momento presente de la reflexión
eclesiológica y pastoral que estamos viviendo como Familia Salesiana en preparación al Bicentenario
del nacimiento de Don Bosco, y en particular nosotros salesianos, al próximo CG27, merece especial
atención. A la luz de la Iglesia "misterio de comunión", y en relación con los acontecimientos eclesiales
que la caracterizan con el Año de la fe y el Sínodo de los Obispos sobre la "Nueva Evangelización", el
texto de los Hechos de 2,42-45; 4,32-35 aparece en toda su viva actualidad. En realidad, no existe
ninguna comunidad religiosa o grupo eclesial que no esté interesado en meditar acerca del testimonio
de la Iglesia Apostólica, que sigue siendo normativo para la vida de la Iglesia de todos los tiempos.
El texto bíblico
42Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la
vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. 43Y sobrevino un santo temor en todos
ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigos y signos. 44Todos los creyentes se
mantenían unidos y ponían lo suyo en común 45vendían sus propiedades y sus bienes, y
distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno.
32La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus
bienes como propios, sino que todo era común entre ellos. 33Con gran poder los apóstoles
daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y gozaban de gran estima. 34Ninguno
padecia necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas, las vendían, 35y ponían el
dinero a disposición de los Apóstoles, que luego se distribuía a cada uno según sus
necesidades.
Lectio, comentario exegético-espiritual.
Partimos de la estructura de He 2,42-45 para luego relacionarlo con He 4,32-35. El texto bíblico
presenta un modelo de comportamiento para cada comunidad cristiana y de vida consagrada. Es el
primero de numerosos resúmenes, donde Lucas presenta un marco, un poco idealizado pero
"normativo" de la vida eclesial. El evangelista expone una situación en la están presente los puntos
válidos y necesarios para la construcción y la vida espiritual de cada comunidad de fe, es decir, el
estatus ontológico de las relaciones de los primeros cristianos: "eran perseverantes en la enseñanza
de los apóstoles, en comunión fraterna, en la fracción del pan y en las oraciones"(v.42). Son cuatro,
entonces, las perseverancias sobre las que cada comunidad religiosa debe necesariamente
confrontarse con el fin de permanecer fieles al Evangelio y a las enseñanzas de Jesús.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
1. Perseverar en la enseñanza de los apóstoles. Sabemos que el didaké es algo diverso del kerygma, del
primer anuncio: es un trabajo de formación, de profundización, de ilustración de la persona y de la
misión del Señor Jesús. Los cristianos de la Iglesia primitiva y escuchaban la predicación y la palabra de
los apóstoles y, por tanto, fueron introducidos en el conocimiento del evangelio para llegar como
creyentes maduros a una experiencia real del Señor. Una de las preocupaciones que a menudo han
acompañado la historia y la vida de la Iglesia, y también la existencia de diversas comunidades religiosas,
ha sido la formación y el conocimiento del misterio de Cristo, unido a una vida de testimonio y de fe en
relación a la Palabra de Dios
2. Perseverar en la comunión fraterna. La comunión (koinonía=) es la verdadera vida de comunidad
entendida como solidaridad en el plano material, como una unión de corazones y de como
participación en el patrimonio espiritual común. Lucas está muy atento a la fraternidad en todas sus
dimensiones, desde la económica, a alejamiento de los bienes, a poner en común los recursos
espirituales personales. Significó también la constatación de que los bienes fueron distribuidos segúnlas
necesidades de cada uno" (v.45), un programa constantemente presente y un camino constructivo en el
cual la Iglesia primitiva se ejercitaba constantemente.
3. Perseverar en la fracción del pan. Es el sello distintivo de las reuniones cultuales de los primeros
cristianos, donde se renovaron los gestos de Jesús en la Última Cena. Pero también indica las
comidas de Jesús con los pecadores, y luego las de Cristo Resucitado con los discípulos. Estamos ante
una clara alusión a la Eucaristía. Esta era vivida en los hogares como un lugar de la vida cristiana,
sabiendo que la más pobre de la Eucaristía, celebrada con verdad, y bien preparada, era esencial para
la vida de los primeros creyentes. La verdadera comunión fraterna era celebrar bien la Eucaristía,
conscientes de vivir alrededor de la mesa del Señor la vida cristiana en total plenitud.
4. Perseverar en las oraciones. El término se usa en plural, porque las formas de oración eran diferentes.
Se rezaba en el templo, durante las comidas o en la intimidad de sus hogares. Aquí, Lucas añade el
elemento de "perseverancia" (v. 42), porque es uno de los rasgos típicos de la oración, que debe
hacerse "sin jamás cansarse" (1Ts 5,17). Para comprender esta actitud de relación con Dios, debemos
colocarlo en el ámbito espiritual tradicional de la comunidad primitiva, que de diversos modos,
perseguía ese ideal: rezaba siempre, “en toda ocasión”(Ef 6:18) "en todas partes" y " elevando al cielo
manos puras" (1Tim 2,8). Por supuesto, la oración se relacionaba con la caridad, tanto que Orígenes
pudo decir: "Reza siempre aquel que une la oración a las obras que debe hacer, y las obras a la oración.
Sólo entonces podemos considerar viable el precepto de orar sin cesar”17. Se encuentra en estas pocas
líneas de los Hechos de los Apóstoles, un clima de alegría, de frescura de los comienzos, que gana el
corazón de quienes asisten a esta "reconstrucción "de una nueva humanidad. Clima, que siempre ha
encantado a cristianos de todas las generaciones sucesivas.
Pero el centro del texto bíblico está expresado con estas palabras: “No había ninguno entre ellos que
fuera persona necesitada" (v. 34), porque la comunidad "tenía un solo corazón y una sola alma"
(v.32), realidad que la tradición bíblica y la cultura profana siempre habían soñado. De hecho, la
comunidad escatológica, aquella de los últimos tiempos, será reconocida por el hecho de que "no
habrá pobres entre vosotros" (Dt 15,4) y los griegos soñaban con tener "todas las cosas en común."
Cualquier comunidad que quiere ser evangélica, vive en el corazón el desapego de los bienes
materiales, premisa indispensable para la armonía de la mente y alcanzar así las metas de la vida
espiritual. La comunidad de Jerusalén es la realización de aquella definitiva, la más completa. En
aquellas intermedias, las nuestras, se realiza la predicción de Jesús:"los pobres los tendréis siempre
con vosotros"(Mc 14,7). Por último, el texto añade: "con gran poder los apóstoles daban testimonio
de la resurrección del Señor Jesús". Es una expresión que no parece homogénea con el resto del
contexto. Pero muchos comentaristas han tomado debida nota que Lucas quiere afirmar que la
fuerza del testimonio de la resurrección del Señor viene justamente de la vida fraterna. La atención a
las necesidades de los demás y el desapego de los bienes materiales son elementos básicos para
construir una comunidad fraterna, y, al mismo tiempo, lo que hace particularmente eficaz la
proclamación de la Palabra en el Señor Resucitado.
17 De oratione. 12, PG 11,452.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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66 24 de octubre de 2012
Meditatio, aplicado a la vida salesiana.
La historia del primer Pentecostés del Espíritu y el entusiasmo de la primera conversión en masa,
terminó de manera inesperada: diversas personas comenzaron a vivir un estilo de vida fraterna. Llega
el espíritu y el sueño imposible de fraternidad es posible: sentirse y vivir como hermanos. De todos
los milagros, prodigios y señales, este es el más impresionante: personas que no se conocen, se
entienden y hablan el mismo idioma del amor, poniendo en común sus propios bienes. Algo grande se
ha iniciado en el mundo: el amor a los demás se vuelve más fuerte que el amor a sí mismo. La
fraternidad, milagro de Pentecostés, revela el verdadero rostro de la Iglesia y se convierte en el motor
de la expansión del evangelio: libres y esclavos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, todos se reunieron
alrededor de la misma mesa de convivencia y de eucaristía, para experimentar la nueva realidad
profética de los hijos de Dios, en Cristo, en el poder del Espíritu.
Cultivar la fraternidad es el primero y más seguro aporte a la misión salesiana en la Iglesia, dado que
el fruto más seguro del Espíritu, es la construcción de una comunidad fraterna. Un artículo de las
primitivas Constituciones escritas por Don Bosco decía: "Todos los congregados tengan vida en
común unidos sólo por la caridad fraterna y votos simples que los induzcan a formar un corazón y una
sola alma para amar y servir a Dios".18 La forma de vivir la comunidad que nace de los Apóstoles, ha
sido siempre visto como un punto de referencia de las Órdenes Religiosas y los Institutos y de
nosotros Salesianos. También hoy en día este alto ideal es atrayente, aunque existen los escépticos
en cuanto a la posibilidad de vivir esta hermandad. Sin embargo, la comunidad cristiana es la primera
señal para proponer hacia la evangelización del mundo y de los jóvenes. No sólo es un signo de
reconocimiento de que somos discípulos del Señor Jesús (Jn 13,35), sino también es una señal de que
el Señor Jesús es enviado por el Padre (Jn 17,21), y no uno de los profetas, sino el Profeta, el Hijo.
La comunidad salesiana se fundamenta en Dios, que es el modelo: "Dios nos llama a vivir en
comunidad, encomendándonos a amar a los hermanos" (Cost. 49c). La vida común en fraternidad,
que en la óptica salesiana, tiene como fin el amor y el servicio de Dios, se realiza en la misión a los
necesitados, especialmente a los jóvenes pobres y marginados por la sociedad. Esta vida requiere
afecto fraterno, intercambio y unión espiritual, como se menciona en nuestra Regla de vida: "Nos
reunimos en comunidad, en la que nos amamos hasta compartir todo en el espíritu de familia y
construimos la comunión de las personas"(Cost 49b). Tener un solo corazón significa para nosotros
salesianos tener una sola voluntad y los mismos objetivos. Don Bosco, le decía a un clérigo salesiano:
"Tu puedes y debes estudiar la forma de inflamar con el santo amor de Dios, a todos los hermanos de
nuestra Sociedad, y no detenerte hasta que entre todos se habrá hecho un solo corazón y una sola
alma, para amar y servir al Señor con todas nuestras fuerzas a lo largo de nuestras vidas. Seguramente
que tu darás al ejemplo verbo et opere".19
Cuanto más avanza el individualismo, tanto más la comunidad en sus diversas formas de realización,
no puede presentarse como una hermandad. Fraternidad que se construirá con el empeño personal y
con el anuncio gozoso del Evangelio, hecho con el testimonio y la vida. El único modelo eclesial, que
viene del texto bíblico es el modelo de la fraternidad: modelo no solamente teológico, sino modelo
comunitario de realizar, como condición previa, para cualquier otro proyecto. Sólo la belleza de una
comunidad fraterna, volverá a dar impulso e incisividad a la misión salesiana. Y si esto es cierto, ese
modelo no puede ser descartado como utópico o poético o demasiado vago, como a veces se oye
decir. Sería el triunfo de una eclesiología materialista que, en nombre del realismo, no puede ver el
misterio de la fraternidad, la gran novedad cristiana de nuestra sociedad.
18 Constituzioni primitive, ms. in ACS 022 (1), c.I, Forma, art. 1.
19 Epistolario. Introduzione, testi critici e note. Editado por F. Motto, Roma, LAS, 1999, II 174
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Oración, para personalizar
Señor, el texto de Pentecostés nos recuerda en primer lugar que sólo el Espíritu Santo es el
fundamento de la unidad y la armonía de la comunidad salesiana, es el criterio de comunión en la vida
personal y comunitaria. Somos conscientes que el continúa la obra de Jesús en la historia, inspirando
la hermenéutica existencial de la vida cristiana: exige la comunidad eclesial, la religiosa, la existencia de
cada salesiano, en una tarea continua de reforma. Esta consiste en la fidelidad creativa y
responsable al Espíritu de Cristo y de Don Bosco, que nos vivifica.
Sólo así la comunidad salesiana puede convertirse en el espacio de vida, cuando el Espíritu llega a
liberar las energías de inteligencia, de caridad, de libertad y de creatividad de cada uno y a
desparramarlas en la comunidad y en la vida con todos los demás. Entonces la comunidad salesiana
expresa su vocación profética: ser signo de esperanza, capaz de abrir horizontes y condiciones de
vida para los jóvenes, indicar caminos de comunicación con las diferencias culturales y religiosas. El
redescubrimiento de la centralidad de la Palabra de Dios y del rostro del otro, especialmente el
pobre, el diferente, el no creyente, el perteneciente a otra religión, recuerda a todo salesiano su
vocación para la escucha del mundo y del rostro de los jóvenes, en que el Espíritu Santo se personaliza
y es contemplable en los frutos que produce, que son los frutos de santidad (Gal 5,22).
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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68 24 de octubre de 2012
II. Vida en Común, y variedad de dones del Espíritu
(1 Cor 12, 3-13)
Introducción
Nos introducen a la lectio divina las palabras de H. Urs von Balthasar: "El movimiento del amor entre
el cielo y la tierra está guiado por el Espíritu Santo, y él da, por lo tanto, cumplimiento a la relación,
proveniente de Cristo, con la Esposa Sión-María-Ekklesia. El cristiano vive en el centro de este
evento, que quiere convertirse en una realidad en él y a través de él, a través de su dedicación
amorosa al amor. Su existencia debe ser siempre traducción creativa, futuro de Dios perennemente
en el Espíritu Santo”.20 Y también las palabras de nuestra tradición salesiana que definen el espíritu
salesiano "nuestro propio estilo de pensamiento y sentimiento, de vida y acción, en poner en práctica
la vocación específica y la misión que el Espíritu no deja de darnos. O, más específicamente, el espíritu
salesiano es la combinación de aspectos y valores del mundo humano y del misterio cristiano
(Evangelio sobre todo, Iglesia, Reino de Dios ...) a los cuales los hijos de Don Bosco, aceptando la
inspiración del Espíritu Santo y en virtud de su misión, son particularmente sensibles, tanto en su
interior, como en el comportamiento exterior" (ACG n. 86).
El texto bíblico
3Hermanos, ninguno puede decir “Jesús es el Señor", sino por la acción del Espíritu Santo.
4Hay diversidad de carismas, pero uno solo es el Espíritu 5hay diferentes ministerios, pero sólo
uno es el Señor, 6hay diferentes actividades, pero un solo Dios que obra todo en todos. 7A
cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común: 8a uno, a través del
Espíritu Santo, se le da el lenguaje de la sabiduría, a otro en cambio, el lenguaje del
conocimiento por el mismo Espíritu; 9a uno, en el mismo Espíritu, la fe; a otro, en el único
Espíritu, el don de las curaciones; 10a uno el poder de milagros; a otro el don de la profecía; a
otro el don de discernimiento de espíritus; a otro la variedad de lenguajes; a otro, la
interpretación de lenguas. 11Pero todas estas cosas son obra del único y mismo Espíritu,
repartiendo a cada uno como quiere. 12Porque como el cuerpo es uno y tiene muchos
miembros, y todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, así
también Cristo. 13Porque todos fuimos bautizados por un solo Espíritu en un cuerpo, Judíos o
griegos, esclavos o libres, y a todos se nos dio de beber del mismo Espíritu.
Lectio, comentario exegético - espiritual
La experiencia de la fraternidad, vivida en comunidad y aquella del Espíritu son una constante en el
Nuevo Testamento, pero las formas de estas experiencias son muy variadas. Ellas están en el origen
de la Iglesia, y la Palabra de Dios muestra claramente como la presencia del Espíritu Santo actúa en la
vida de la comunidad religiosa y le da una nota de unidad y de misionariedad.
El lenguaje del Espíritu es la Palabra de Dios que desciende hacia el hombre y que lleva a la comunidad
de fe, no a imponer su propio lenguage, sino a entrar en el lenguaje de los otros hombres para “decir
Dios", y proclamar el evangelio de acuerdo a las posibilidades y formas de entender del otro. Esto
significa que San Pablo en su misión ha visto en los destinatarios del anuncio no un simple receptor
pasivo, sino un sujeto teológico cuya cultura determina la forma y manera de la misma misión.
Obviamente, esto tiene importantes implicaciones a nivel de vida comunitaria y de relaciones
interpersonales: amar al otro significa escucharlo, asumirlo con toda su diversidad, en su alteridad,
20 Spiritus Creator. Saggi teologici III, Morcelliana, Brescia 1972, 328.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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forum.com 69
papeles de formación y comunicación
entrar en su sensibilidad para poder comunicarse con él, no con violencia, es decir imponiéndose a el,
sino con la caridad y la verdad, es decir abriéndonos positivamente a sus diversidades. Esta acción,
para Pablo es una acción neumática, que proviene como obra del Espíritu, el Espíritu de Dios que
viene de lo alto, viene de Dios. De este mismo Espíritu que San Pablo dice que se opone a la "carne"
(cf. Gal 5,16-17), es decir a la tendencia egoísta del hombre, al propio encerramiento en si, a la
negativa del encuentro y de la comunión con el otro.
Las primeras comunidades cristianas, realmente experimentaron con alegría y vivacidad la presencia
del Espíritu y reconocieron la variedad y riqueza de sus manifestaciones y dones. Pero también se
dieron cuenta que las manifestaciones del Espíritu, no están libres de ambigüedad. Por lo tanto la
seguridad de presencia del Espíritu en la comunidad no cierra la discusión dentro de la comunidad,
pero abre uno nuevo e importante: los instrumentos necesarios para asegurar a los diversos dones
presentes en la comunidad la fidelidad a la tradición y la capacidad de edificación en común.
Esta fue la experiencia de la comunidad de Corinto. La comunidad estaba llena de carismas y
ministerios, pero también de tensiones y contrastes. En declaraciones, Pablo afirma, en primer lugar,
que la variedad de los dones viene del Espíritu, que es rico y no puede manifestarse de una única
manera. La uniformidad nunca es signo del Espíritu. Para que la variedad de dones sea señal de su
presencia y de su acción, se requieren tres condiciones.
La primera condición es la fe que encuentra su centro en la afirmación: "Jesús es el Señor"(v. 3). Quién
afirma que Jesús es el Señor, procede del Espíritu; quien afirma lo contrario, no puede venir del
Espíritu. Sin embargo, qué significa proclamar que "Jesús Señor"? En primer lugar, que Jesús de
Nazaret, el Crucificado ha resucitado; que está presente y actúa desde las primeras horas en la
comunidad; que su camino, el de la Cruz, es el camino que será recorrido también por el discípulo.
La segunda es que la variedad de dones encuentra su convergencia en la edificación común. Detrás de
la gran variedad de dones da cada uno, está la caridad, el carisma mejor y común. Sólo con esta
condición se puede hablar de presencia del Espíritu.
Hay un tercer criterio para discernir el espíritu: el carisma se concibe como función, como un servicio,
no como dignidad. El carisma no fundamenta una dignidad, una grandeza para prevalecer, sino una
tarea, un servicio para los demás. Esta es la afirmación central, revolucionaria, que Pablo desarrolla a
través de la alegoría del cuerpo y los miembros. Un carisma que fuese concebido como dignidad,
como algo para sí, a ser utilizado en beneficio propio, dejaría de ser el carisma que viene del Espíritu
Santo. El espíritu está allí - y sólo allí - donde el don se convierte en servicio y apertura hacia los
hermanos.
Meditatio, aplicado a la vida salesiana
La Iglesia es una comunidad-comunión rica de varios carismas. Don Bosco, fundador, en su época,
ignoraba y no hablaba de los carismas, de los cuales sin embargo, no estaba libre. El imploró a Dios y
a la Auxiliadora gracias especiales, que en realidad eran carismas. Basta pensar en el don de la palabra
que lo pidió y obtuvo el día de su ordenación sacerdotal. A esto Don Ceria recuerda una frase muy
significativa: "la gracia de las curaciones, el discernimiento de los espíritus, el espíritu de profecía son
carismas que abun-daron en la vida de nuestro santo, y ni nos cansaremos de recordar los hechos,
cada vez que podamos confirmarlos”.21 Con San Pablo nosotros llamamos carisma los dones de la
naturaleza y de la gracia que están en el servicio de la Iglesia y para la edificación de la comunión
fraterna. Nosotros salesianos, como a cualquier institución religiosa, "se le exige la fidelidad al carisma
fundacional y el consiguiente patrimonio espiritual".22
21 572 MB XIII.
22 VC 36b.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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70 24 de octubre de 2012
Hablando del carisma de Don Bosco fundador, Don E. Viganò lo reconoció en la experiencia de los
comienzos, el "nuevo regalo de Valdocco", enriquecido con elementos comunes de la santidad
cristiana y celo apostólico, generador de posteridad espiritual. Estos son elementos esenciales del
patrimonio salesiano: una selección original de alianza y unión con el Espíritu de Dios; una
colaboración activa y afectiva a la misión de la Iglesia con un determinado estilo de vida espiritual; una
forma típica de vida evangélica con estilo de relaciones familiares que saben cómo llevar los jóvenes a
Cristo. "Don Bosco estuvo inspirado por el Señor, en querer una forma particular de vida evangélica,
dúctil y adaptada a los tiempos, ágil y disponible para la misión entre los jóvenes, de armonioso
equilibrio entre autenticidad religiosa y ciudadanía social, entre fidelidad al seguimiento de Cristo y
ductilidad a los signos de los tiempos”.23
"El Espíritu y la Palabra de Dios, aparecen por lo tanto, como elementos que presiden la armonía de la
comunidad fraterna en su interior y en el mundo. Especialmente entre los jóvenes la comunidad
salesiana está colocada como testigo de Cristo, y llamada a proclamar el Evangelio y la obra de Dios
en la actualidad. Dentro de la comunidad se encuentra una dialéctica fecunda entre unidad y
diversidad: único es el Espíritu, pero se personaliza en cada uno. Pablo afirma que la unicidad del
Espíritu está acompañada por la diversidad de manifestaciones, de carismas (cf. 1 Cor 12, 4-11). Y
todo esto está en continuidad con el testimonio de Cristo, cuya presencia y cuyas palabras han
provocado reacciones tanto de acogida como reacciones de rechazo.
El espíritu salesiano rechaza la monotonía de las cosas prefabricadas y estandarizadas; da a cada uno
vocaciones y dones diferentes, según la personalidad de cada uno. Estas variedades pueden llevar a un
peligro también entre nosotros Salesianos, hoy como en los tiempos de San Pablo, es decir
catalogarse, de oponerse el uno al otro, enfrentarse en vez de comparar. El Espíritu exige una
unidad, conservando cada uno su propia personalidad. Dones y carismas personales son siempre para
beneficio del bien de la comunidad, y son estas condiciones que regulan tales carismas para vivir la fe
en Cristo Jesús, produce frutos del espíritu, como la caridad, la paz, la alegría (Gal 5,22), practicando
la regla de oro de la edificación común (1Cor 14,26), hecha de unión con Dios y comunión fraterna.
Todo esto vale para el don de la "profecía", que consiste en hablar en nombre de Dios, el cual
suscita en el corazón del creyente palabras proféticas destinadas a promover el crecimiento y la
reforma de la comunidad religiosa.
El carisma de Don Bosco es una experiencia del Espíritu, transmitida a sus discípulos para ser vivida,
custodiada, profundizada y desarrollada constantemente en línea con el Cuerpo de Cristo, en
continuo crecimiento... con un carácter propio que implica un estilo particular de santificación y de
apostolado”.24 Para nosotros salesianos hoy, la vida común en fraternidad tiene una convencida
adhesión y plena valorización, conscientes que vivir este aspecto significa crecer en nuestro carisma.
Oratio, para personalizar.
"El Espíritu Santo es el don que está en el corazón del hombre junto con la oración. En esta se
manifiesta ante todo como un regalo "que nos ayuda en nuestra debilidad". Es el magnífico
pensamiento desarrollado por San Pablo, en Romanos (8:26) cuando escribe: "Nosotros ni siquiera
sabemos que cosa sea conveniente pedir, pero el mismo Espíritu intercede por nosotros con
insistencia, con gemidos inefables". Por lo tanto, el Espíritu Santo no sólo nos permite orar, sino que
nos guía desde "adentro" en la oración, supliendo nuestra incapacidad, ayudando nuestra incapacidad
de rezar: el que está presente en nuestras oraciones y le da una dimensión divina. Así, "el que escruta
los corazones conoce cuál es la intención del Espíritu, porque intercede por los creyentes conforme a
los designios de Dios" (Rom 8, 27). La oración por obra del Espíritu Santo se convierte en la expresión
cada vez más madura del hombre nuevo, lo que significa que comparte la vida divina.
23 E. Viganò, Carta a los salesianos, 14 de mayo de 1981, en "Cartas Circulares ", 309-310.
24 E. Viganò, Carta a los salesianos, 8 de febrero de 1995, en "Cartas Circulares", 1557.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
"Nuestra difícil época tiene una especial necesidad de oración. Si en el curso de la historia – ayer
como ahora - muchos hombres y mujeres han dado testimonio de la importancia de la oración,
consagrándose a la alabanza de Dios y la vida de oración, sobre todo en los monasterios con grande
ventaja para la Iglesia, en los últimos años han ido en aumento el número de personas que, en
movimientos y grupos cada vez más extendidos, dan la primacía a la oración y la búsqueda de la
renovación de la vida espiritual. Este es un síntoma importante y reconfortante, ya que de esta
experiencia confluye una verdadera contribución a la reactivación de la oración entre los fieles, que
han sido ayudados a considerar mejor el Espíritu Santo como el que suscita en los corazones un
profundo anhelo de santidad”.25
25 Juan Pablo II, Dominum et vivificantem, 18 de mayo de 1988, n. 65.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación