Por ahora no me animaría a hacer grandes afirmaciones. Quizá ustedes estén comparando éste y otros momentos de la vida religiosa. Los buenos tiempos del pasado no han sido los típicos, de hecho siempre ha habido altibajos. El problema es nuestro porque tendemos a imaginar tópicos y nos perdemos en ellos. El hecho de tener mucha historia hace que uno compare, y la comparación puede resultar estridente. Yo pienso que hay que trabajar con la vida. Dios estaba antes de que llegáramos, y seguirá estando después de que nos vayamos, pero de este trozo de historia somos responsables nosotros. Parece que tenemos que afrontarlo con grandeza, y contando con los que somos y estamos.


Por ahora no me animaría a hacer grandes afirmaciones. Quizá ustedes estén comparando éste y otros momentos de la vida religiosa. Los buenos tiempos del pasado no han sido los típicos, de hecho siempre ha habido altibajos. El problema es nuestro porque tendemos a imaginar tópicos y nos perdemos en ellos. El hecho de tener mucha historia hace que uno compare, y la comparación puede resultar estridente. Yo pienso que hay que trabajar con la vida. Dios estaba antes de que llegáramos, y seguirá estando después de que nos vayamos, pero de este trozo de historia somos responsables nosotros. Parece que tenemos que afrontarlo con grandeza, y contando con los que somos y estamos.






Inspectoría Salesiana de “Santiago el Mayor" León , 24 septiembre de 2003 nº 28














50, son cincuenta. Cincuenta años soñando caminos con los jóvenes


El 12 de septiembre, en la antigua Universidad Laboral de Zamora (actual I.E.S. “Universidad Laboral”) nos hemos dado cita para el inicio del cincuentenario de esta institución educativa, que tanto renombre alcanzó en la sociedad española de la segunda mitad del siglo XX. Bajo una convocatoria conjunta, tanto salesianos y miembros de Familia Salesiana como educadores, profesores y personal no docente del actual Instituto estábamos para celebrar esta efemérides juntos. Unos celebrábamos los Cincuenta años de una Inspectoría (la de León), que comenzó teniendo sede en Zamora. Otros conmemoraban los cincuenta años de una institución educativa. Todos recordaban los años vividos, los valores compartidos y los frutos que sin duda alguna se han desprendido de este gran árbol.

Oí en cierta ocasión que la historia iba caminando a golpes de centenario, o cincuentenario –podríamos añadir ahora-. Se pretendía decir que a veces somos parcos en la reflexión sobre el pasado, que en pocas ocasiones nos ponemos a pensar qué ha supuesto nuestra historia y nuestro quehacer. Sin embargo, habría que añadir que, supuesta una sana preocupación por la historia como reflexión sobre los hechos del pasado, este tipo de acontecimientos nos proporcionan un redoble de motivación y ponen a nuestro alcance pequeñas atalayas que privilegian nuestra perspectiva y mirada. No hemos hecho más que empezar…
























ÍNDICE



  1. Retiro ……………………3-7

  2. Formación…………….8-12

  3. Comunicación.……..13-18

  4. El anaquel…………..19-47

  5. La ansiedad 6………19-32

  6. Coloquio Bratislava.33-39

  7. Necrologio Salesiano40-47



Revista fundada en el 2000


Edita y dirige:

Inspectoría Salesiana "Santiago el Mayor"

Avda. de Antibióticos, 126

Apdo. 425

24080 LEÓN

Tfno.: 987 203712 Fax: 987 259254


Maqueta y coordina: José Luis Guzón.

Redacción: Segundo Cousido y Mateo González

Depósito Legal: LE 1436-2002

ISSN 1695-3681


RETIRO





TODAVÍA HAY BUENA TIERRA PARA LA SIEMBRA”


Métodos de fertilización



1.- INTRODUCCIÓN


"Todavía hay buena tierra para la siembra” fue el título de la Carta que el Rector Mayor, Don Egidio Viganó, nos escribió a principios de 1992 sobre pastoral vocacional y que, a pesar del tiempo transcurrido, puede darnos pistas de reflexión para plantear el curso, desde el inicio, en una clave vocacional, tanto en el ámbito personal y comunitario como pastoral.


Hablar de "buena tierra para la siembra" equivale a decir que se trata de una tierra fértil, o porque naturalmente lo es o porque así se la ha convertido por medio de fertilizantes.


Recordar brevemente el significado de fértil. fertilidad, fertilizante, fertilizar nos ayudará a comprender la expresión de Don Viganó "buena tierra para la siembra", referida a las vocaciones.


Según las enciclopedias y los diccionarios consultados, éste es su significado:


  • Fértil: Aplícase a la tierra que lleva o produce mucho o en abundancia.


  • Fertilidad: Es la mayor disposición que tiene una tierra para producir cosechas abundantes y continuas. Para que una tierra sea fértil hace falta que tenga una composición granulométrica equilibrada, humedad suficiente, una alta capacidad de intercambio catódico, microflora rica y elementos minerales abundantes y no tóxicos. La fertilidad de una tierra de cultivo se sostiene y aumenta por medio de labores, riegos, adicionando abonos minerales u orgánicos, realizando "enmiendas", es decir, modificando sus propiedades fisicas.


  • Fertilizante: Nombre que recibe toda sustancia de origen vegetal, animal o mineral que, aplicada a la tierra de cultivo en forma de abono, contribuye a aumentar su caudal de principios alimenticios que constituyen los alimentos de los vegetales.


  • Fertilizar: Enriquecer las tierras mezclando con ellas substancias de procedencia vegetal, animal y mineral, en condiciones asimilables para que puedan ser absorbidas por las plantas.


Sintetizando, se puede decir que la fertilidad de una tierra depende de la clase y situación de la misma tierra, de las mejoras que en ella se realizan (abonos, enmiendas, fertilizantes) y de las acciones a que se la somete (labores, riegos).


Desde la óptica de la pastoral vocacional ¿cuáles son los "fertilizantes" y las "labores" que convierten a una “tierra" (jóvenes, obra salesiana...) en vocacionalmente fértil?


Veamos, primero, algunos de los "fertilizantes vocacionales" que utilizaba Don Bosco y aquellos que propone el Rector Mayor. Después, damos unas sugerencias para la reflexión personal, la oración y el diálogo comunitario.




2.- MEDIOS DE FECUNDIDAD VOCACIONAL

PROPUESTOS POR DON BOSCO


1. Trato amable


Para despertar vocaciones "es necesario mucho cariño con los muchachos y tratarlos bien. Esta bondad de trato y este cariño deben ser el rasgo característico de todos los salesianos, sin excepción. Todos juntos lograrán atraer a uno, pero basta uno para alejar a todos” (MB XII 8). A los primeros misioneros les dio este consejo: "Para cultivar las asociaciones eclesiásticas... caridad con muestras de amabilidad y especial benevolencia”.


2. Dar confianza


"No sólo hay que tratarlos bien, sino que a un mayorcito que ofrece alguna esperanza, debe concederle el Superior mucha confianza”. Seguidamente pone algunos ejemplos de ello, y continúa diciendo: éstos son "pequeños ardides, pero forman parte del mecanismo que trabaja poderosamente en nuestras casas, y puede afirmarse que son las fuentes que alimentan nuestra Congregación. Muchos jóvenes se deciden después de estos rasgos de especial confianza que se les da" (MB XII 89).


3. Mucha familiaridad


Ayuda también mucho al nacimiento de vocaciones "el conceder a un muchacho mucha familiaridad. Hacerles pasear alguna vez a solas con nosotros, charlar, reír, escucharle; hacer que nos cuente algo de su vida en casa, por el campo, por los prados, en la viña, en la alquería, etc." (MB XII 90).


4. Caridad entre los salesianos


Es importantísima "la caridad recíproca que observan en el trato de unos salesianos con otros. Si ven que uno no se lleva muy bien con otro, que éste murmura de aquél, que se critican las disposiciones de éste o de aquél Superior, entonces ninguno se hará salesiano" (MB XIV 44).


5. Frecuencia de sacramentos


De sí mismo afirma Don Bosco: La comunión "fue el alimento principal de mi vocación". "Para cultivar las vocaciones (aconseja a los misioneros) comunión frecuente". “Entre nosotros tenemos, como base de las vocaciones, la frecuencia de los santos sacramentos: mantengámonos firmes en esta base santísima" (MB XIV 44).


6. Devoción a María


Dijo en una ocasión a los salesianos: “existe y prospera nuestra Congregación... La Virgen María ayuda mucho en la vocación; uno por sí solo puede hacer muy poco, pero con el auxilio de María hace mucho" (MB XII 578).


7. Acompañamiento personal espiritual


Para el nacimiento, desarrollo y perseverancia de nuevas vocaciones, Don Bosco daba suma importancia al acompañamiento personal espiritual, realizado por un confesor estable que posea un espíritu salesiano (cfr MB XII 256, XIV 45).


8. Retiros espirituales


Don Bosco ofrecía todos los años a sus muchachos la posibilidad de hacer unos días de Ejercicios espirituales; les atribuía una gran importancia para el discernimiento vocacional y deseaba que durante los mismos siempre se tratara el tema de la vocación. En una ocasión, hablando a los jóvenes de los Ejercicios que iban a realizar, les dijo:

"Os animo a hacerlos bien, especialmente a los de los últimos cursos de bachillerato, porque precisamente hacen los ejercicios para este fin, para decidir su vocación. Pidan mucho al Señor, para que puedan conocer su santa voluntad, el estado a que son llamados, la carrera que deberán emprender" (MB XII 217).


9. Proponer valores


Nuestro Padre no empleó nunca esta expresión, pero sí que puso abundantemente en práctica lo que ella significa y la importancia que tiene para el nacimiento de nuevas vocaciones. Ofrecía valores a través de la lectura de buenos libros que recomendaba para el desarrollo y perseverancia de la vocación (cfr MB VI 298, VII 771, XIII 856).


10. Tratar explícitamente el tema vocacional


"Se necesita que los directores hablen con frecuencia, durante el año, de vocaciones" (MB XIV 44; cf además,. MB XIII 399-400). Punto sobre el que Don Bosco insistía una y otra vez.




3.- MEDIOS DE FECUNDIDAD VOCACIONAL

PROPUESTOS POR EL RECTOR MAYOR


En sus dos cartas “Todavía hay buena tierra para la siembra‑‑ (enero‑marzo 1992) y “Nuestra oración por las vocaciones” (julio‑septiembre 1992), el Rector Mayor, Don Egidio Viganó, propone una serie de medios para facilitar el nacimiento v crecimiento de nuevas vocaciones para la misión juvenil de Don Bosco. Damos solamente una enumeración de ellas.


  1. Anuncio de Cristo


Presentación del misterio de Cristo como valor histórico central, accesible a todos y cada uno mediante una vida inspirada en los valores evangélicos.


2. Testimonio y experiencia comunitaria


Darse cuenta del atractivo de la experiencia fraterna de grupo, como forma de iniciación en la comunión eclesial. Que la comunidad sea por sí misma una propuesta. Acogida de algún joven de posible vocación para compartir la oración comunitaria‑ la corresponsabilidad apostólica, la fraternidad y la alegría del vivir salesiano.


  1. Compromiso por los demás


Aprecio por los ideales de servicio, tales como la opción de preferencia por los pobres, la búsqueda de la justicia, el valor de la no violencia, las iniciativas por la paz, etc. Asumir responsabilidades concretas en proyectos socialmente útiles. La experiencia de voluntariado con sus exigencias de organización y de sacrificio.


4. Intensa oración


Toda vocación es iniciativa de Dios y don de su amor. En consecuencia, hay que apoyar toda la acción en la oración y no olvidar nunca su naturaleza espiritual. Rezar mucho por las vocaciones personal, comunitaria e inspectorialmente. Necesitamos recuperar una mayor intensidad y autenticidad de la oración por las vocaciones. evitando el peligro de atrincheramos en el trabajo y en la acción. Es preciso saber dar calidad y prioridad a los momentos explícitos de oración.


5. Personalizar el itinerario de fe


Donde no se prepara ni se acompaña a la persona en la escucha de la voz del Señor, las propuestas v las mediaciones resultan ininteligibles. Hace falta un diálogo concreto con cada uno de los jóvenes y orientarlos hacia el crecimiento de una espiritualidad vivida.


6. Cuidar experiencias de maduración


Enseñar a escuchar a Dios y a dialogar con Él en la oración, cuidado atento de los tiempos fuertes, iniciativas de servicio y de apostolado, participación en un grupo de carácter espiritual.



7. Propuesta explícita


Saber y atreverse a llamar explícitamente, porque los jóvenes tienen derecho a conocer las propuestas vocacionales de la Iglesia y porque ellos solos no siempre son capaces de interpretar la voz del Señor si no se les ayuda con una propuesta explícita. El proponer y llamar expresamente a uno es propio del buen educador-pastor, que se convierte así en mediación elegida por Dios para ayudar a descubrir al joven su lugar en la vida.



8. Acompañamiento personal


Un acompañamiento constante y amistoso de cada joven vocacionable, especialmente en la vida espiritual y apostólica.


9. Actuación del Director


Importancia de la actuación del director para implicar a toda la comunidad, para seguir las iniciativas vocacionales, para hablar con cada joven con indicios de posible vocación, sabiéndolos implicar en momentos fuertes de oración y apostolado.


10. Una dimensión, más que unas acciones


Garantizar que la dimensión vocacional cualifique todas las áreas de actuación y todas las etapas del proceso educativo.




4.- PAUTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL, LA ORACIÓN

Y EL DIÁLOGO COMUNITARIO


Leer atentamente cada uno de los "fertilizantes vocacionales" que hemos seleccionado de la praxis de Don Bosco y de las cartas de Egidio Viganó.


Valorar cómo hemos "abonado la tierra de nuestros jóvenes" con dichos "fertilizantes vocacionales''.

  • ¿Continúa siendo válida la ”metodología vocacional” de Don Bosco?

  • Nuestros jóvenes quieren ser animadores salesianos, y valoran lo que hacemos, pero no quieren ser religiosos. ¿Por qué?

  • ¿Qué papel juega el testimonio personal de vida, la vivencia alegre de la propia vocación, en la cuestión vocacional?

  • ¿Y nuestra oración por las vocaciones, cómo es? ¿confiada, desesperada, vacía, rutinaria…?

  • ¿Cómo puede estar influyendo nuestro testimonio comunitario en la animación vocacional local?

  • ¿Cómo es tu sensibilidad en este tema? ¿Te preocupa el tema vocacional porque somos pocos o porque creemos de verdad que nuestro estilo de vida es capaz de dar sentido a nuestra vida?

  • De todos los medios de fecundidad vocacional que aparecen en el texto, señala 2 ó 3 en los que tengas que insistir personalmente, y otros 2 ó 3 que haya que trabajar más desde el ámbito comunitario.

  • Pensad en algún “fertilizante” que creáis que se debe insistir desde el ámbito Inspectorial. Haced llegar las sugerencias al Coordinador de esta dimensión.






FORMACIÓN


Entrevista con Mamerto Menapace:

nos debemos a nuestra misión1



Una vida entera en el monasterio. 61 años cumplidos. Es el abad benedictino de los Toldos (Argentina), y desde 1995 preside una Congregación con más de 300 miembros. Muy conocido en su patria por las tareas de animación a la vida consagrada. Está pasando unos meses en España, compartiendo vida y evangelio con los consagrados, contando y escuchando relatos sobre Dios, y... descansando un poco después de tres infartos.



¿Qué impresión le ha dado la vida consagrada española? ¿Cómo ve su momento?




¿Hay algo que le haya llamado la atención en estos meses en los religiosos de España?


No me gustaría hacer generalizacio­nes, porque no he estado muy cerca de la vida concreta de los consagrados. Diría que, de momento, sólo he visto fotos. Cuando uno mira a los religiosos de acá, se diría que hace mucho tiempo que son jóvenes. La media alta de edad salta a la vista. Otra realidad es que parece haber una desproporción entre el número de casas religiosas y las personas que son en este momento. Y tercero, creo que el mo­mento actual de España es muy distinto al de hace unos años, y no sé si la mayoría de los religiosos, que es an­ciana, está preparada anímica­mente para usar los medios de hoy con esa libertad que requiere la vida religiosa.


¿Ha percibido alguna diferencia con la vida consagrada latinoamericana?


Citaré dos cuestiones concretas y distintas entre sí. La primera: hay que reconocer que la vida re­ligiosa latinoamericana actual de­be mucho a la teología de la libe­ración. Personalmente, no consi­dero que esta teología sea tan trágica como la ven algunos, ni tan genial como la ven otros. Hay que situarla en un pueblo, mayorita­riamente católico, que sufre, y en una vida religiosa que se interroga desde ese sufrimiento. La segun­da: las iglesias europeas tienen pocas vocaciones y corren el ries­go de aceptar a personas que sería preferible no encontrar. En Amé­rica Latina no tenemos tantas vo­caciones como en África o Asia, ni tan pocas como en Europa, pero síafrontamos el problema de formar bien a las que tenemos. Ustedes tienen infinitos recursos para formar. A nosotros nos cuesta hasta conseguir libros o acceder a las revistas.


¿Cómo está viviendo lo vida consagrada en Argentina la situación económica del país?


Esta pregunta es muy amplia. No conozco las respuestas que están dando todas las congregaciones. Calculo que algunas tratarán de sacar sus capitales, que los tienen, para llevarlos a bancos más seguros... Habrá otras, que, en cambio, solamente tengan deudas. Una cosa sí puedo decir porque me afecta muy de cerca: a los monasterios nos ha obligado a repensar muy seriamente nuestros estilosde trabajo. Estamos entre dos interrogan­tes: ¿cómo mantener los empleos de la gente que colabora con nosotros?, y ¿có­mo ser conscientes de que por un lado es­tamos obligados al trabajo, y, por otro, no podemos sacralizar el hecho de vivir de nuestro trabajo?


La mayor parte de nuestros trabajos no son rentables; y, además, hoy tenemos que hacer trabajos gratuitos para responder a las necesidades de la gente que se acerca a nosotros: hospederías, ayudas, etc... Se dan situaciones curiosas, por ejemplo: mis libros de hace 20 años están ahora publicándose en España. Mi trabajo de en­tonces va a ayudarnos a subsistir; pero to­do el tiempo que yo trabajo hoy, hasta lle­gar al infarto, no produce absolutamente nada. Habrá que distinguir entre la rentabilidad de nuestro trabajo y la necesidad de trabajar. Si queremos responder a la necesidad de la gente, tendremos que asumir trabajos que no son rentables: como puede ser la escucha, la palabra, la acogida. Es mucho más cómodo tener un trabajo rentable que un trabajo no rentable pero necesario. La primera evangelización en la Iglesia no era para nada rentable. ¿Cómo aplicarlo hoy? Hay que tener mucho cuidado, porque puede que una obra muy rentable no sea tan necesaria; y haya que asumir otro tipo de trabajos más necesarios para nuestra gente, para estar más cerca de ellos, más metidos en su realidad. La precariedad nos está ayudando a ver todas estas cosas. No nos debemos a la rentabilidad sino a nuestra misión.



¿Le importaría comentar un poco más el binomio pobreza-rentabilidad?


Para Benito el núcleo de la pobreza era la ausencia de propiedad personal; para Francisco de Asís, el núcleo fue la mendicidad; después llega Ignacio de Loyola y dice que el hueso de la pobreza está en nuestra relación con los bienes; sale Charles de Foucauld y afirma que la clave está en compartir la inseguridad. Todas estas espiritualidades son fantásticas, y los cuatro fundadores amaron profundamente la pobreza y la vivieron: uno puso el acento en la carencia, otro en la mendicidad, el tercero en poner los bienes al servicio de la gloria de Dios, y el cuarto en participar de la inseguridad del asalariado; para un hermanito de Foucauld vivir en la mendicidad sería un contrasentido. Ninguno habla de rentabilidad, todos de pobreza y cada uno según y cómo. Un general español en la guerra de la independencia argentina dijo que la mayor victoria para su patria era una rendición: quizá nuestro problema es que a menudo analizamos la pobreza desde la rentabilidad, como aquellos que juzgaron perdedor al general, porque se había rendido.



Los religiosos deben actuar en frontera”, afirmaba usted hace unos días en una entrevista ¿qué significa frontera?


Creo que la palabra tiene dos acepciones. Una trágica, si las fronteras limitan, y otra magnífica, cuando las fronteras unen. Uno trabaja en la frontera cuando está en un lugar donde más allá no se puede hacer nada, y hay que defender esa zona a toda costa. Frontera significa también la parte más caliente de la lucha, el estar más en contacto con la gente, con sus problemas. La frontera es una gran oportunidad y los religiosos siempre han sido, dentro de la Iglesia, personajes de frontera. Sus casa y personas son simultáneamente puestos de guardia y puentes de unión. La palabrita frontera tiene esas dos cosas: alude a las zonas de mayor riesgo y compromiso, pero también de mayor contacto.


Hablando más concretamente de los contemplativos, de los monjes: ¿cómo se expresaría esta intención?


No me gusta mucho lo de vida contemplativa, prefiero vida monástica porque expresa una opción personal. No puedo optar por ser un contemplativo, como no puedo optar por ser un artista. Lo soy, lo puedo descubrir, no descubrirlo nunca, vivirlo bien o mal, ese es otro asunto. El monje es una persona que se aísla, pero no se va a la soledad para ser un aislado. Es un solitario solidario, es como un centinela: se aparta del grupo pero se arriesga, permanece en vela y anuncia los signos que atisba. El monje va a la frontera para estar disponible, para anunciar lo que ve venir o para ser más sensible a los que se van. Está libre de otras tareas para estar más atento. Suelo repetir a los monjes que el silencio no consiste en estar callado, sino en estar a la escucha. La frontera es un lugar privilegiado para la escucha.



¿Por qué la vida consagrada activa habla tanto de espiritualidad y la contemplativa alude mucho al compromiso?


Desde el aspecto positivo, que es lo que a mí me gusta ver, por la necesidad de equilibrio. Quien vive su celibato con mucha grandeza, generalmente se siente fascinado por la pareja. El casado que vive de verdad su pareja y su matrimonio puede estar añorando una vida de consagración más plena. El sano deseo de equilibrio tiene muchas manifestaciones. Pero también puede suceder al revés, porque cuando uno está aburrido de estar en el monasterio, sueña con tener una clase delante; y el que está harto de enfrentarse a unos alumnos cada día, soñaría con disfrutar de una celda. Un monje decía: el que no sabe estar solo, que se cuide de estar con los demás. Y el que no es capaz de estar con los demás que no se meta a vivir solo. Equilibrio sí, escapes no.



¿Qué término define mejor la vida consagrada en nuestros días: ser sal o ser luz? La sal se diluye, la luz se ve...


Lo primero que quisiera es señalar ciertos riesgos: algunos quisieran que los religiosos fueran útiles, pero no molestos; que trabajaran, pero sin verles ni oírles. Alguien parafraseaba al filósofo: “pienso, luego molesto”. Yendo a la pregunta como tal y a los términos sal y luz, que son muy evangélicos, yo acentúo ambos aspectos: Jesús dijo: tienen que ser sal y tienen que ser luz. Tienen que ser prudentes como serpientes y simples como palomas. Que los hombres vean tus buenas obras y glorifiquen al Padre; pero que, cuando reces, te encierres en tu pieza y lo hagas a solas. Cualquier cosa, tema o persona, cuando se absolutiza, lo más probable es que no sirva para nada. Toda levadura es agria, pero no basta con ser agrio para ser levadura. Otra vez: equilibrio.



Se dice que la búsqueda de Dios está empezando a tocar tangencialmente a la Iglesia. ¿Se dirigen los hombres a nosotros para buscar a Dios? Si lo hacen, ¿por qué?


Buscar a Dios es como encender un fuego. Los griegos decían que no se trata de llenar cántaros, sino de encender antorchas. Arde distinto un tronco de roble que un cañaveral, el fuego es el mismo. Yo creo que allí donde veamos que hay gente que busca a Dios, el Espíritu es el que suscita esa hambre. No creo que sea lo mismo satisfacer esa hambre de cualquier manera; pero pienso que si hubiéramos nacido en una familia musulmana convencida, seríamos tan buenos musulmanes como hoy tratamos de ser cristianos. Hay que ser auténtico con lo que uno es, y esa es la mejor manera de ayudar a otro en su búsqueda, y esa es la única búsqueda que puede compartirse de verdad y que atrae a otros. No hay que asombrarse de que esta búsqueda se haya hecho muy amplia. Ante esto me pregunto y os pregunto: ¿cómo servir, ya que Dios nos mandó a servir y no a ser servidos, a un mundo que busca dolorosamente a Dios por caminos que no son los míos? ¿cómo ayudar? Viviendo auténticamente lo que es mío y manteniendo bien encendida mi antorcha.



Un gran problema de la Iglesia y de la vida consagrada actual estriba en la dificultad para comunicarse con la sociedad ¿cuál sería el lenguaje más adecuado para los religiosos?


Para comunicarse, no existe un lenguaje que sea el más adecuado, confluyen muchos factores y la cuestión es compleja; pero evidentemente, el tema es serio y no puede dejarse de lado. El Papa me entusiasmó al invitarnos a la nueva evangelización: nueva en su ardor, nueva en sus métodos, y... nueva en su expresión. Insisto en esto último porque es clave. Hay muchos cauces para acercarse a un pueblo: la imaginación, la danza, la palabra, la música... Hemos optado muchas veces por un único lenguaje, el de la palabra y no siempre lo entendemos así. Entre hispano-parlantes cabría preguntarse: ¿hablamos el mismo idioma o usamos las mismas palabras? La pregunta podría formularse desde el punto de vista del lenguaje religioso. Jesús, en todo caso, usó un idioma comprensible; le decían: “éste no nos habla como los escribas y los letrados”. Él empleó mucho dos medios: las parábolas, como lenguaje imaginativo, y los gestos, como lenguaje afectivo. El gesto de tocar, de acariciar, de dejarse acariciar, de romper esquemas, era un lenguaje afectivo que asombraba a la gente. Por otro lado la parábola dejaba pensando, y además dejaba a los que no querían creer la excusa para no creer, que es un modo muy sabio de hacer las cosas.



¿Podría decir una última palabra para los religiosos jóvenes?


Los jóvenes sólo aceptan los consejos que piden”, respondió una vez un famoso deportista al reportero que le formuló una pregunta similar. Sólo contestó cuando un joven le rogó que lo hiciera. Y entonces dijo: “esfuércense por ser el mejor pero no se lo crean”. Diría lo mismo a los religiosos jóvenes: que se esfuercen por ser los mejores y que no se lo crean; que se sientan libres para buscar caminos nuevos, y que dejen correr su natural tendencia a renovar y cambiar las cosas; a pensar que el amor puede transformarlo todo. Pero, además, diría a los mayores que no corten los brotes, que estén muy atentos, no sea que la experiencia les haya asesinado la esperanza. Suena feo pero es así: cuando la experiencia ha asesinado la esperanza, no se es un anciano, sino un aburrido y un decrépito...





















COMUNICACIÓN



Las publicaciones católicas


Apuntes para un análisis futuro2


El número de publicaciones católicas existentes hoy en España es amplísimo y sus características muy diversas. Según su contenido, podemos dividir las publicaciones en religiosas puras, de información bajo óptica cristiana y temáticas (enseñanza, catequética, teología, filosofía moral, liturgia, arte religioso…). En general podemos afirmar que apenas hay congregación, grupo o movimiento cristiano, diócesis, delegación diocesana, sector de actividad o parroquia que no tenga o haya tenido su propia revista.


El alto número de cabeceras existentes en España, algunas con más de cien años de existencia, propicia una casuística muy diversa. Así, se presentan bajo formatos variados, distinto número de páginas, dispar calidad de impresión y diversa periodicidad. Las publicaciones informativas conviven con las doctrinales, pocas se venden, las más se regalan y casi todas se sostienen con donativos o son sufragadas directamente por las propias editoriales. No están sometidas a las leyes del mercado, sino a la decisión de sus editores, que las sostienen como vehículo de influencia y cohesión de grupos propios o afines.


Un estudio de Fernando Cabello sobre las revistas españolas dedica algún espacio a las revistas religiosas, de las que dice que «gozan de arraigo en el mercado informativo español», aunque «por sus cifras de difusión no representan un sector importante», «suelen eludir planteamientos comerciales» y «se dirigen a audiencias más o menos cautivas o predeterminadas».



1 Más de 1.000

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2 Las revistas nacionales

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3 Las publicaciones diocesanas

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4 Las revistas congregacionales

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5 Conclusiones

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6 Ejercicios

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7 Ejemplo

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8 Ejemplo

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9 Ejercicios

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10 Ejemplo

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11 Ejemplo

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12 Ejercicios

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