propuesta_marginacion


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Presentación
La Familia Salesiana es consciente de que ha sido querida y enviada por Dios para actualizar
en la historia el espíritu y la misión de Don Bosco, poniendo de manifiesto su perenne
novedad: salvar, por medio de la educación, a los jóvenes pobres y abandonados.
El Señor nos suscitó para ponernos al servicio de los jóvenes pobres y abandonados y ser,
para ellos, signos del amor de Dios. El Sistema Preventivo ha nacido del contacto de Don
Bosco con los jóvenes pobres, con sus características peculiares de contenido, método y perfil
de educador. Como res- puesta a su situación han surgido la diversidad de nuestras obras.
Hoy, al comienzo del nuevo milenio otras nuevas formas de pobreza y exclusión piden nuestra
respuesta en sintonía con nuestro carisma.
Esta sensibilidad hacia los jóvenes y las jóvenes pobres es lo que llevó a las Comisiones de
Marginación de las Inspectorías de España (SDB y FMA) a reflexionar en el I Encuentro
Nacional (León, octubre 1991) –y en los encuentros posteriores– y a elaborar, ad
experimentum, la Propuesta Educativo-Pastoral Salesiana en Marginación (junio 1997) en el
marco de los Capítulos Generales de los Salesianos e Hijas de María Auxiliadora posteriores
al Concilio Vaticano II y los últimos congresos de Cooperadores.
Transcurridos unos años de trabajo, reflexión e intercambio entre Salesianos, Hijas de María
Auxiliadora, educadores y animadores empeñados en este campo de la marginación, ve la luz
esta Propuesta Salesiana en Marginación. Es el fruto de una reflexión amplia y compartida y
quiere contribuir eficazmente a este esfuerzo educativo-evangelizador de los jóvenes en
medio de situaciones de marginación y nuevas pobrezas a las que se ven sometidos.
La Propuesta Salesiana en Marginación quiere mirar la realidad de los jóvenes pobres como
Dios la mira. La mirada de Dios nos la muestra Jesús que siente compasión de la gente y la
cura, libera del mal, sacia su hambre, anuncia el Reino... Esa es también la mirada de Don
Bosco que sabe des- cubrir en los jóvenes más desvalidos tantos recursos positivos que
tienen y sabe ver las posibilidades que tienen para ayudarles.
Como Don Bosco supo mirar a aquellos jóvenes de las cárceles y calles de Turín y descubrir
qué lo que más necesitaban era «encontrar una mano amiga que los acogiera», así queremos
nosotros mirar a los jóvenes:
- una mirada de amor, que vea siempre lo positivo, incentive las posibilidades, sepa
comprender y compartir y creer y confiar sin condiciones;
- una mirada de pasión por la vida de los jóvenes que más nos necesitan, que nos lleve
a dar respuesta a las nuevas situaciones de pobreza y exclusión social de los jóvenes
con múltiples y creativas iniciativas, «para que tengan vida y la tengan en abundancia».
Cristo Vivo y Resucitado y María Auxiliadora bendigan a cuantos han hecho posible esta
Propuesta Salesiana en Marginación e inspiren a cuantos harán derivar de ella respuestas
vivas y eficaces a las necesidades de los jóvenes en situación de pobreza y exclusión,
destinatarios primeros y principales de la misión salesiana.
Delegación / Coordinadora Nacional de Pastoral Juvenil
Madrid, 24 de mayo de 2001

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INTRODUCCIÓN: EL CARISMA SALESIANO
La propuesta educativa salesiana nació ante el espectáculo de tantos jóvenes abandonados y
excluidos, que, con sus carencias, interpelaron el corazón de Don Bosco; a ellos dedicó su
vida, dándoles una respuesta concreta y a la medida de sus necesidades.
La Familia Salesiana actualiza en la historia el espíritu y la misión de Don Bosco, poniendo de
manifiesto su perenne novedad: ayudar, por medio de la educación, a los jóvenes pobres y
abandonados. Esta es su razón de ser.
Este carisma fundacional está presente en los documentos de la Familia Salesiana, que
clarifican aquella primera opción de Don Bosco y María Mazzarello:
«Con Don Bosco reafirmamos nuestra preferencia por la juventud pobre, abandonada y en
peligro; la que tiene mayor necesidad de ser querida y evangelizada, y trabajamos, sobre
todo, en los lugares de mayor pobreza» (SDB, Constituciones 26).
«Con el mismo amor preferente de Don Bosco y Madre Mazzarello, nos dedicamos a las más
pobres, es decir, a las jóvenes que, por diversas razones, tienen menos posibilidades de
realizarse y están más expuestas al peligro» (FMA, Constituciones 65).
«En el desarrollo de su compromiso apostólico, los Cooperadores prestan atención preferente
a los jóvenes y, de modo especial, a los pobres, abandonados o víctimas de cualquier forma
de marginación» (CC. SS., Reglamento de Vida Apostólica 13).
Esta Propuesta Salesiana en Marginación va dirigida a los miembros de la Familia Salesiana,
a las Comunidades Educativas y a cuantos colaboran en nuestro trabajo educativo-pastoral,
para presentarles la respuesta salesiana en la marginación juvenil e iluminar el desarrollo de
servicios, proyectos y obras que hagan realidad esta respuesta.

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1.- POBREZAS JUVENILES Y EXCLUSIÓN
Para definir esta Propuesta nos situamos previamente en el contexto social actual. La pobreza
siempre ha supuesto una carencia, una dificultad para acceder a la vida social; por eso, Don
Bosco y Madre Mazzarello se fijaron en los jóvenes que la sufrían. Hoy día la imposibilidad de
acceder a la vida social se denomina exclusión. Este concepto va más allá del hecho
meramente económico, al que se refiere el concepto tradicional de pobreza. La exclusión
social supone la limitación del acceso a la educación, la cultura, la vivienda, el trabajo, etc.
Supone, por tanto, la imposibilidad de alcanzar el reconocimiento de la propia dignidad
humana, el ejercicio de la ciudadanía.
Un conocimiento más profundo de la sociedad actual ayuda a interpretar mejor las situaciones
en que se encuentran los excluidos, a conocer las causas que generan exclusión y a luchar
contra ellas, superando sus consecuencias negativas en la vida de los jóvenes.
La pobreza –especialmente la económica– y la exclusión presentan hoy varios aspectos
importantes:
No son realidades coyunturales sino estructurales. Son determinadas estructuras sociales las
que las provocan. La pertenencia a ciertas estructuras sociales facilita la entrada del joven en
el círculo de la pobreza y la exclusión.
No tienen una única dimensión, por lo que la intervención sobre ellas ha de ser de carácter
integral. No se trata, pues, de solucionar el tema económico, sino de capacitar a la persona
para que esté en condiciones de ejercitar la ciudadanía.
La pobreza y la exclusión tienen manifestaciones que afectan principalmente a los jóvenes,
por ejemplo:
- La creación de bolsas de marginación en la periferia de las ciudades.
- La desestructuración de las familias.
- La existencia de un colectivo de personas en paro, causa generadora de un proceso de
degradación, tanto personal como social.
- La exclusión de grupos de jóvenes, en su proceso de inserción social, que los hunde en
situaciones de riesgo –alcohol, drogas, agresividad, intolerancia, abusos, malos tratos,
sectas, experiencias alienantes del tiempo libre–, derivadas del fracaso educativo.
- Las pobrezas que afectan especialmente a la mujer: la manipulación de los medios de
comunicación social, la discriminación laboral, la explotación sexual, los abusos y
malos tratos, los embarazos de adolescentes, la prostitución, la exclusión del trabajo
remunerado, las consecuencias del trabajo sumergido.
- Las diferencias económicas entre países del Norte y del Sur, que provocan
movimientos migratorios, como simple mano de obra barata, del Sur al Norte. Se
empieza a detectar un fenómeno similar en los países del Este.

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2.- UN COMPROMISO SALESIANO CONSTANTE
2.1.- Nuestros orígenes
La experiencia de Don Bosco es iluminadora. Él empezó con un análisis de la realidad,
recorriendo las calles de Turín, que iniciaba su industrialización. Allí fue conociendo a los
jóvenes necesitados que estaban en la calle y que provenían de la inmigración rural; el
encontrarse lejos de su familia y la falta de medios los colocaba en una situación de riesgo. El
ambiente que más conmocionó a Don Bosco fue el de las cárceles de jóvenes y el de las
ejecuciones de algunos de ellos con solo veinte años. «Me horroricé al ver grupos de
jovenzuelos entre los 12 y 20 años, sanos, robustos, de ingenio despierto, que estaban allí
ociosos, faltos de higiene, de alimento material y espiritual».
De estas experiencias, surgió en Don Bosco la urgencia de ofrecer a aquellos jóvenes un
lugar donde pudieran ser acogidos y una propuesta educativa, que respondiera a sus
necesidades.
Don Bosco quiso, en primer lugar, prevenir estas experiencias negativas, acogiendo a los
jóvenes que llegaban a la ciudad de Turín en busca de trabajo, a los huérfanos y a los
abandonados, porque sus padres no podían o no querían hacerse cargo de ellos.
También María Mazzarello fue descubriendo las necesidades de las niñas y jóvenes de
Mornese. Y se propuso como objetivo promocionarlas mediante un oficio que les ayudase en
su desarrollo y dignidad personal. Así surgió el taller para las huérfanas, dando respuesta a
las pobrezas juveniles de su entorno.
Don Bosco dio vida a familias religiosas y a grupos de seglares claramente comprometidos en
la educación de la juventud más pobre y abandonada, porque estaban convencidos de que en
manos de la juventud están los recursos para un mundo más humano. Ellos apostaron por
una pedagogía característica, que confía en las fuerzas interiores de los jóvenes y en su
capacidad de regeneración personal y social.
2.2.- La respuesta de la Familia Salesiana
La opción por la juventud pobre, abandonada y en peligro ha estado siempre presente en el
corazón y en la vida de la Familia Salesiana, desde Don Bosco hasta hoy. Dicha opción ha
impulsado en todas partes una gran variedad de ofertas, de estructuras y de servicios en favor
de los jóvenes pobres y abandonados, siguiendo el compromiso educativo inspirado en el
Sistema Preventivo.
La situación actual de nuestra sociedad nos desafía a buscar nuevos caminos. La pobreza
crece cada día más, hasta presentar una dimensión trágica, que hiere a muchas personas y
comunidades, especialmente a los jóvenes, hasta llegar a ser una realidad estructural y global
en su vida. Podemos hablar también de nuevas pobrezas y, por consiguiente, de nuevas
formas de marginación; entre ellas, nos preocupan, sobre todo, las pobrezas juveniles, porque
comprometen las posibilidades de crecimiento de los jóvenes.
La Familia Salesiana, por vocación, se siente comprometida a ofrecer res- puesta a las
situaciones más urgentes de los jóvenes en dificultad. Da esa respuesta a través de diversas
obras, presencias y servicios específicos en el campo de la exclusión juvenil.

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Esta realidad nos exige explicitar la identidad salesiana de nuestra respuesta y de la
prevención de las diversas formas de exclusión juvenil. En los capítulos que siguen se
presentan los elementos fundamentales de esta respuesta.

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3.- CRITERIOS DE NUESTRA PROPUESTA
La Propuesta Salesiana en Marginación se fundamenta en los siguientes criterios.
3.1.- Familiar-comunitario
Los jóvenes en dificultad –la mayoría de ellos con problemas familiares– tienen necesidad de
un ambiente de familia en donde encontrar las condiciones y el ambiente favorable para
reestructurar adecuadamente su vida, vivir una relación y diálogo espontáneo y educativo en
la autonomía e interdependencia y crecer juntos en la solidaridad, reciprocidad y servicio
mutuo.
En la Comunidad Educativo-Pastoral se vive un clima de familia, entre jóvenes y adultos,
padres y educadores, que puede convertirse en una experiencia de Iglesia. El Proyecto
Educativo-Pastoral, presente en todas las comunidades, es el principal instrumento para
programar, desarrollar y evaluar el trabajo con los jóvenes. La Comunidad Salesiana juega un
papel destacado en la animación de la Comunidad Educativo-Pastoral.
3.2.- Educativo
Educar implica acoger al educando, comprenderlo, ayudarle a encontrarse consigo mismo,
acompañarlo con paciencia en un camino de recuperación de valores y confianza en sí mismo
y hacerle descubrir las razones por las que vale la pena vivir.
La enseñanza sistemática y, sobre todo, la preparación y adquisición de hábitos de trabajo
son un camino importante para prevenir y superar la pobreza y exclusión, asegurando la
promoción integral de la persona.
El criterio educativo exige ayudar a los jóvenes a cultivar un amor personal y libre, integrado
en una sexualidad sana y humana; prepararles a conocer adecuadamente la realidad,
comenzando por la más cercana a su vida cotidiana, y desarrollar en ellos la formación de su
conciencia. En resumen, una educación integral, que se extienda a todas las experiencias de
la vida de los jóvenes y a todas las dimensiones de su persona; así se acrecentarán sus
recursos de forma continua y sistemática, de tal modo que vayan sintiéndose cada vez más
protagonistas de su propia vida.
Nuestra propuesta educativa tiene como horizonte a un joven, llamado a desarrollar todas las
dimensiones de su vida: personal, familiar, socio-cultural, ambiental y sociopolítica, y ético-
religiosa.
3.3.- Preventivo
Nuestra propuesta educativa no se reduce a la asistencia puntual o la protección social, sino
que va más allá, a las raíces, a las causas, que provocan la marginación.
La prevención, por tanto, no es solo un método para aliviar el malestar, la situación de crisis, o
para prevenir sus efectos. Prevenir es crear las condiciones adecuadas para que cada joven
desarrolle todas sus potencialidades. Por esta razón, es importante promover ambientes

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abiertos, que oferten una gama variada de posibilidades e iniciativas, especialmente aquellas
habituales hoy en los nuevos lenguajes juveniles: la música, el teatro, el deporte, el turismo,
medios significativos de recuperación y de acción preventiva, unificados en un proyecto
global, que preste atención especial a la presencia constante y activa y al acompañamiento
personal de cada joven.
La prevención se aplica también para recuperar a jóvenes que padecen ya las consecuencias
de la marginalidad y que se encuentran en situación crítica. Más aún, se propone como la
mejor forma para despertar las energías sanas que todavía hay en ellos y evitar un deterioro
mayor, porque cree en las posibilidades para el bien que todo joven posee.
Esta prevención se ejerce también en la red social: en el barrio o territorio circundante, en las
instituciones, en procesos o acontecimientos, en las interrelaciones humanas en las que se
fraguan los fenómenos de exclusión o situación de crisis. Se trata de hacer madurar en el
conjunto de la sociedad una mentalidad nueva y una cultura de la solidaridad; se intenta influir
en las políticas que crean las condiciones de vida de los jóvenes y de los pobres.
3.4.- Criterio sociopolítico
La respuesta salesiana a la marginación juvenil ha de promover un cambio de mentalidad y
colaborar en la transformación de la realidad social y política, y en el compromiso por la
justicia.
En este sentido toda presencia salesiana ha de promover una cultura social que suscite
cambios de criterios y de comportamientos. Se trata de promover una cultura del otro, de la
sobriedad, de la disponibilidad a compartir de forma gratuita, de la justicia, entendida como
atención al derecho que tienen todos a vivir dignamente. Es cuestión de hacer participar a
personas e instituciones en una obra de amplia prevención, de acogida y ayuda al necesitado;
de ser transformadores de la sociedad juntamente con otras personas y entidades.
Esto requiere crear y cuidar la formación social y política de los educadores salesianos,
religiosos y seglares, y de la Comunidad Educativo-Pastoral, para que puedan entender en
profundidad la realidad compleja de la pobreza y la exclusión, en la que se encuentran los
jóvenes.
Es importante el contacto directo con el lugar en donde viven los jóvenes, la presencia activa
en nuestro ambiente, y en general en la sociedad, para defender los derechos de los jóvenes
y –en colaboración con otras instituciones, entidades o grupos— promover políticas
educativas, familiares, juveniles, urbanísticas, en las que sea posible prevenir y superar las
causas estructurales de las situaciones críticas juveniles.
La fidelidad a nuestro carisma nos pide captar con atención las categorías culturales de la
juventud, de los pobres, de las minorías, de las mujeres, para que también desde los
márgenes de la historia se contribuya a construir una nueva humanidad.
3.5.- Evangelizador
El anuncio de la salvación a los jóvenes, especialmente a los más pobres, es para nosotros el
signo por excelencia del Reino y, por tanto, la dimensión más profunda de nuestra misión
educativa. El conocimiento y la relación personal con Jesucristo son un don que debe

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ofrecerse a todos, y ya desde los primeros pasos. Por esta razón, debemos reafirmar la
intencionalidad pastoral de toda obra y servicio salesiano en favor de los jóvenes necesitados.
Este criterio está estrechamente relacionado con el criterio educativo: «Evangelizamos
educando, educamos evangelizando». La propuesta de evangelización ha de situarse
plenamente en el proceso educativo, desarrollándola en itinerarios sencillos, muy ligados a la
vida cotidiana y según el método del paso a paso.
El testimonio de los educadores y de la Comunidad Educativa, el ambiente de acogida y
familia, la defensa y promoción de la dignidad personal y sus valores, se convierten en
anuncio y primera realización de la salvación de Cristo y en oferta de liberación y plenitud de
vida.
El criterio de la evangelización, desde el horizonte educativo, implica unas formas específicas
de acompañamiento y actuación con jóvenes de diversos contextos culturales y religiosos,
desde el respeto y la apertura a la trascendencia.
Las formas específicas de acompañamiento y actuación, que llevamos a cabo con los
jóvenes, son las siguientes: el desarrollo de una conciencia crítica hacia sí mismos y el propio
ambiente, el ofrecimiento de valores en los que crezca la pregunta religiosa y la disponibilidad
a la fe, la presentación del Evangelio de Jesús como Buena Noticia, la invitación a sentirse
miembros de la comunidad cristiana, la oferta de experiencias religiosas sencillas y de calidad,
y la asunción de un compromiso progresivo.
3.6.- Transversalidad
La respuesta a las nuevas pobrezas juveniles ha de darse en todas las obras y servicios de
una Inspectoría. En este sentido, la colaboración y complementariedad entre las diversas
obras salesianas presentes en una zona y el servicio de un proyecto unitario de promoción y
educación juvenil, multiplican las fuerzas y hacen más eficaces las acciones de cada una. «La
atención a los últimos ha de estar siempre en el horizonte de nuestros proyectos en todos los
ambientes" (Don J. E. Vecchi). Su significatividad tiene, en la atención a los más necesitados
de la propia obra, un criterio de verificación, que puede incluso implicar su reestructuración y
reubicación.
Este es un compromiso de toda la Comunidad Educativo-Pastoral, tanto de salesianos y
salesianas como de seglares, que mueve a buscar las res- puestas más eficaces ante las
situaciones de pobreza juvenil que detectamos en nuestros ambientes y en el entorno, con un
espíritu emprendedor, que favorezca procesos rápidos de coordinación en la puesta en
marcha de proyectos específicos.
Esto exige prestar, en los proyectos inspectoriales y locales, atención especial a las
situaciones de crisis juveniles y a las diversas manifestaciones de pobreza y exclusión social,
indicando los objetivos y las propuestas educativas más adecuadas para su prevención y
superación.
3.7.- Trabajo en red
El trabajo con jóvenes necesitados precisa unir fuerzas –en una actitud de apertura y
colaboración sistemática— con los diversos organismos civiles y eclesiales comprometido en
la misma tarea.

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Es necesaria una colaboración estrecha y coordinada, tanto dentro de la realidad salesiana
como en relación con gobiernos, instituciones, organizaciones nacionales e internacionales.
Nuestra implicación en la zona nos ha de llevar, necesariamente, al encuentro con otras
instituciones y entidades del mismo tejido social de la población.
La educación de personas en situación de riesgo nos llama a crear una red en el interior de la
Familia Salesiana, constituida por las obras comprometidas en el trabajo social y de
marginación, y también con las demás obras y presencias.
Todo esto exige una continua formación para vivir una metodología de trabajo en equipo, una
apertura mental y una capacidad de adaptación, que se manifiesten en las siguientes
iniciativas:
? La maduración conjunta de una mentalidad de proyecto.
? La creación de una red de información sobre proyectos, presencias, programas y
actividades.
? El desarrollo de una cultura compartida.
? La participación en ambientes de discusión política, social y en proyectos concretos de
intervención.
? La concreción de nuevas formas de partenariado para tales proyectos.
? La formación de equipos de trabajo para encontrar información sobre nuevas legislaciones
y planes europeos, así como sobre los procesos necesarios para su realización.
? El asesoramiento jurídico, en todos los campos, con los instrumentos más adecuados.

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4.- PERFIL DEL ANIMADOR-EDUCADOR
4.1.- Profesionalidad y calidad
Para realizar una acción educativa de calidad –en la que seamos capaces de responder con
eficacia a las necesidades de los jóvenes, en una situación social muy compleja y siempre
cambiante— , no basta con intuiciones, con la sola experiencia personal y la buena voluntad,
se requieren las siguientes actitudes:
- Profundo sentido vocacional, que permite la asimilación vital, da autoridad moral,
inspira confianza, simpatía, para ganarse el corazón de los jóvenes.
- Solidaridad, como horizonte importante del compromiso cristiano y como valor, que
abre al sentido cristiano de la vida.
- Profesionalidad y calidad, tanto en el educador como en la Comunidad Educativa, y en
los proyectos que desarrollan.
- Capacidad de organización y gestión de las obras y servicios, búsqueda y
administración de los recursos, realización y evaluación de los proyectos, etc.
- Animación inspectorial, que promueve en los proyectos nuevas iniciativas de respuesta
a las situaciones de pobreza y exclusión social.
4.2.- Formación
El mundo de la marginación necesita educadores vocacionados al estilo de Don Bosco y
Madre Mazzarello, ricos en creatividad, en fe, en esperanza crítica, capaces de establecer
relaciones sanas y fecundas con los demás. Para adquirir esos valores, la formación, tanto
inicial como permanente, es un elemento indispensable. Esto requiere el compromiso de las
Inspectorías para la cualificación y la preparación profesional de los salesianos, salesianas y
seglares comprometidos en este campo.
Esta formación se desarrolla en cuatro áreas fundamentales:
? Madurez humana: madurez personal, equilibrio afectivo, valores interiorizados,
capacidad de diálogo.
? Competencia profesional: capacidad de análisis y transformación de la realidad,
trabajo en equipo, preparación profesional específica, metodología de proyecto y
revisión.
? Identidad salesiana: conocimiento y práctica del Sistema Preventivo, simpatía hacia
los jóvenes y gusto de estar con ellos.
? Testimonio cristiano: concepción cristiana de la persona, coherencia con la propia fe,
vivencia de los valores evangélicos, respeto y tolerancia religiosa.
El contacto con los jóvenes es para los educadores una ocasión cotidiana " de formación
permanente.

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4.3.- Corresponsabilidad de educadores y jóvenes
El protagonismo juvenil es un elemento vital del carisma salesiano. Los jóvenes, además de
ser los protagonistas de su propia maduración, son los mejores educadores y evangelizadores
de los otros jóvenes. Por eso, promovemos la participación de los jóvenes en nuestras obras.
Para alcanzar este protagonismo, ayudamos a los jóvenes a responsabilizarse de su propia
vida, de su persona y de las situaciones en que viven. Cuando el joven es ya responsable de
sí mismo en la vida ordinaria, le pro- ponemos iniciar experiencias de voluntariado, tras una
formación adecuada. El voluntariado es una manera significativa de descubrir la propia
vocación y una forma concreta de comprometerse –en el grupo social en el que cada uno vive
y en la comunidad cristiana— , para hacer una humanidad mejor.

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5.- AMBIENTES DE ACTUACIÓN
El trabajo en marginación pide ser desarrollado –por parte de todos los que se sientan
educadores salesianos— en toda tarea que se considere misión salesiana juvenil y popular.
Se trata de una dimensión transversal de la Pastoral Juvenil Salesiana en cualquiera de sus
ambientes habituales y, sobre todo, en las obras y servicios específicos de atención a la
marginación.
En todos nuestros ambientes salesianos habituales, debemos prevenir y afrontar las posibles
situaciones y necesidades de los jóvenes de la propia obra y del entorno, mediante estas
iniciativas:
- El estilo adecuado de acogida, presencia y servicio.
- El servicio educativo integral, centrado en la persona, que parta del nivel y situación de
los últimos.
- La formación social y la promoción de una cultura de la solidaridad, el compromiso por
la justicia y la transformación de la sociedad.
- La capacidad de adaptación y reestructuración de nuestras obras en la medida en que
las necesidades de los jóvenes lo requieran, en colaboración con los organismos e
instituciones que se ocupan de estos temas.
Señalamos, a continuación, en cada uno de los ambientes salesianos, las pobrezas juveniles
que aparecen más habitualmente, y algunas posibles formas de actuación, desde los criterios
de esta Propuesta Salesiana en Marginación.
5.1.- Obras y servicios específicos
5.1.1.- La originalidad de estas presencias
En nuestras obras y servicios, ofrecemos respuestas concretas a los jóvenes en dificultad,
dentro de un camino de crecimiento integral y según los distintos contextos. Muchas de estas
obras y servicios presentan un modelo nuevo desde el punto de vista pedagógico y salesiano,
y exigen, por tanto, competencia profesional, programas especializados y la colaboración con
las instituciones civiles. En estas obras, se están desarrollando también formas adecuadas de
participación y de voluntariado. Algunas de ellas son las siguientes:
- Obras para chicos de la calle: Escuelas hogar, Centros de Día, Casas hogar, Talleres
ocupacionales y prelaborales, Centros de Promoción Social.
- Servicio a jóvenes con necesidades especiales: jóvenes con problemas familiares,
menores con medidas de protección y responsabilidad penal, reclusos.
- Atención a los inmigrantes: apoyo psicopedagógico y escolar, regularización de
papeles, habilidades sociales y profesionales.
- Acogida y acompañamiento para la recuperación-reeducación: toxico-dependientes,
menores con problemas de conducta.

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- Servicios educativos alternativos para responder al problema del fracaso escolar:
clases de apoyo, refuerzo escolar, talleres socio-profesionales, cursos de formación
ocupacional, programas de Garantía Social, Es cuelas Taller.
- Presencias de inserción en ambientes populares y actividades socioculturales en
barriadas marginales.
- Atención y acompañamiento a la familia en su tarea educativa.
- Presencia en organismos de promoción humana, donde se desarrollen tareas de
gestión y búsqueda de recursos.
- Servicios específicos de promoción de la mujer: alfabetización, planificación familiar,
educación en la salud y la higiene.
5.1.2.- La capacidad de adaptabilidad
La Familia Salesiana trabaja en numerosos frentes e intenta dar respuesta a las nuevas
situaciones de marginación y exclusión. Es importante dar calidad y especificidad a dichas
respuestas. Para ello, hace falta realizar estas actividades:
- Reestructurar nuestras obras para adaptarlas mejor a las necesidades de los jóvenes
más desfavorecidos de hoy.
- Crear estructuras ligeras, sencillas y más adaptables, que, una vez cumplido su
objetivo, sea fácil transportar o cambiar.
- Abrirnos con sentido solidario a la zona en la que vivimos, para que nuestra respuesta
llegue a todos los que nos rodean, mediante programas compartidos; colaborar con
otras instituciones de un modo sistemático, y no solo ocasional.
- Dar mayor calidad a nuestra presencia. Ello nos exige una mejor preparación y
disponibilidad a lo que nos piden los jóvenes
- Participar en los organismos donde se juegan las decisiones que más influyen en el
futuro de la juventud y de las personas más desfavorecidas.
- Prestar más atención a los sectores sociales en los que más incide la pobreza: la
mujer, los emigrantes, la juventud rural, las familias con dificultades.
- Favorecer la intervención fuera de nuestras estructuras salesianas, que permita
encontrar a los jóvenes en sus lugares cotidianos de vida.
- Crear estructuras y/o servicios que den respuesta a los problemas concretos con los
que se encuentran muchos jóvenes, por ejemplo: toxico-dependencias,
comportamientos desadaptados, inmigración, reeducación.
- Seguir potenciando respuestas al fracaso escolar, a la inmigración y al
acompañamiento de los jóvenes en la inserción sociolaboral.
Todas estas actividades nos piden trabajar más desde una mentalidad de programas –que
responden a necesidades concretas y variables– que desde una mentalidad de gran
institución educativa.

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5.1.3. La Comunidad Educativo-Pastoral
La Comunidad Educativo Pastoral (CEP) de estas obras y servicios específicos, en su
configuración y crecimiento, debe reproducir el ambiente familiar que Don Bosco quiso ofrecer
a los jóvenes abandonados en Valdocco, y Madre Mazzarello a las jóvenes en Mornese.
Elementos claves
La organización y el modo de vida familiar: los educadores están en con- tacto directo con los
jóvenes desde la cercanía, familiaridad, presencia, asistencia, amabilidad.
- La claridad de motivaciones y de identidad de nuestra propuesta en todos los
educadores: profundo conocimiento de la realidad juvenil, identificación con la
propuesta educativo-evangelizadora salesiana y el Sistema Preventivo, preparación
profesional, vivencia vocacional de la tarea desarrollada y actitud de formación
permanente.
- La participación y el protagonismo de todos, especialmente de los jóvenes que, más
que en cualquier otro ambiente salesiano, son los principales responsables de su
propia maduración y desarrollo integral.
- La definición clara de funciones y responsabilidades de los distintos organismos de la
CEP, desde la colaboración y la complementariedad mutuas. y la transparencia en la
gestión de los programas y de su financiación, de cara a las instituciones civiles o
eclesiales a las que haya de rendir cuentas.
Algunos criterios prácticos
- La vida de la CEP, aunque esta sea pequeña y flexible, ha de seguir los criterios
inspectoriales para este ambiente específico.
- Toda la CEP participe en la elaboración, realización y evaluación del Proyecto
Educativo Pastoral Salesiano (PEPS).
- La relación y comunicación con las demás obras de la Inspectoría es necesaria para un
mutuo enriquecimiento y sensibilización.
- La conexión e interrelación sistemática ha de ser fomentada con las familias y las
instituciones, profesionales, voluntarios.
- La organización del personal ha de llevarse a cabo según las características del
proyecto desarrollado y sus exigencias de coordinación.
- El equipo completo de educadores es el responsable de la elaboración, puesta en
práctica y evaluación del PEPS.
5.1.4.- La Propuesta Educativo-Pastoral
La Propuesta Educativo-Pastoral de las obras específicas de marginación asume
íntegramente los criterios ofrecidos en esta Propuesta Educativa Salesiana. Es una propuesta
integral y orgánica, cuyos momentos principales de desarrollo son los siguientes:

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- El punto de partida, que consiste en dar el primer paso –desde un profundo análisis de
la realidad y con una actitud de cercanía y acogida in- condicional y gratuita– hacia los
jóvenes en dificultad.
- El proceso educativo, que desarrolla lo mejor que esos jóvenes tienen dentro de sí
mismos, sus recursos más profundamente humanos –y, por tanto, evangélicos–, que
facilitan su maduración personal y les abren al sentido trascendente de su vida.
- El punto de llegada, que desemboca en su normalización personal y social, que les
permite su incorporación positiva y crítica a la sociedad.
Esta propuesta educativo-pastoral es salesiana, y, por tanto, evangelizadora. La
evangelización no comienza ni termina con el anuncio explícito, sino que se expresa, sobre
todo, con el testimonio de los educadores y la comunidad educativa, con el ambiente de
acogida y de familia, con la defensa y promoción de la dignidad personal: estos elementos son
ya un anuncio de Cristo y de su proyecto liberador y salvador, que ofrece plenitud de vida.
Desde las dimensiones fundamentales de la propuesta educativo-pastoral salesiana, hay que
cuidar los siguientes aspectos importantes en la pro- puesta educativo-pastoral de estas obras
y servicios.
a) Dimensión educativa
Líneas de acción
- Respuesta a las necesidades primarias: supervivencia, seguridad, auto- estima,
superación de situaciones de dependencia física o psicológica.
- Cualificación cultural y técnica, que permita una incorporación a la vida familiar, laboral,
social y participativa.
- Creación de una mentalidad y cultura críticas y solidarias, que impulsen a suscitar
cambios en los criterios de análisis y de transformación de la realidad, y un compromiso
liberador por la justicia y la paz, para hacer una sociedad más digna de la persona.
Posibles acciones concretas
- Acercamiento a los jóvenes, allí donde están, para interesarse por ellos, conocer su
situación y compartir sus necesidades.
- Acogida familiar, para crear confianza y despertar el sentido de pertenencia y el deseo
de iniciar un proceso educativo.
- Intervenciones concretas, según las necesidades y posibilidades: supervivencia y
seguridad, recuperación y reestructuración personal, creación de relaciones personales
positivas y estables consigo mismo y con los demás.
- Apoyo y refuerzo escolar.
- Talleres de formación técnico-profesional y capacitación laboral.
- Actividades de tiempo libre.
- Orientación y diálogo personal con los educadores, para tratar de temas profesionales
y educativo-pastorales.

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- Participación en actos y celebraciones de la zona.
b) Dimensión evangelizadora
Líneas de acción
- La experiencia y asimilación personal de valores educativos y evangélicos: autonomía,
libertad, responsabilidad, amor, misericordia, perdón, solidaridad, servicio,
autodisciplina, tolerancia.
- La experiencia de la presencia amorosa y paternal de Dios en la propia vida, desde el
acompañamiento paciente y confiado por parte de los educadores.
- La iniciación sencilla a la fe, la práctica celebrativa y el compromiso, integrados
armónicamente en todo el proceso educativo.
Posibles acciones concretas
- El conocimiento y aprovechamiento en positivo del propio mundo religioso heredado.
- Las experiencias sencillas y progresivas de anuncio y celebración cristiana.
- Los pequeños compromisos, para llegar a mayores responsabilidades.
5.2.- En todas nuestras obras y servicios
En todas nuestras obras, fieles a nuestro carisma, queremos prestar una atención especial a
aquellos jóvenes más pobres, abandonados y en peligro, con un servicio centrado en la
persona. Para ello proponemos las siguientes líneas de acción.
5.2.1.- Ambiente Escuela
- Criterios claros y coherentes con esta opción en temas como la admisión de alumnos,
los valores en que se educa, la intervención educativa y de orientación escolar, las
implicaciones económicas.
- Coordinación de los educadores –tutores, departamento de orientación– para el
conocimiento de estas necesidades y de la respuesta oportuna.
- Programas de atención a la diversidad.
- Refuerzo educativo y apoyo extraescolar.
- Programas de Garantía Social.
- Apertura de los recursos de la escuela –infraestructuras, personas, etc.– a las
necesidades del resto de los ambientes de la obra salesiana y de la zona.
5.2.2.- Ambiente Oratorio-Centro Juvenil

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- Elaboración y puesta en práctica de programas específicos para atender a los jóvenes
con necesidades especiales, dentro del propio Centro.
- Formación específica de animadores en el tema social.
- Compromiso social de los animadores más maduros y preparados, en los lugares
donde están estos jóvenes –barrios o contextos ciudadanos–, con propuestas
educativas y/o asistenciales en el tiempo libre.
- Ambiente de cercanía y amplia acogida, con capacidad de adaptación a las
necesidades de los jóvenes de la zona.
- Desarrollo de programas de prevención e inserción social, desde el asociacionismo en
el tiempo libre, en colaboración con organismos e instituciones.
5.2.3.- Ambiente Parroquia
- Dinamización de la acción social desde Cáritas Parroquial.
- Promoción, formación e implicación de un amplio voluntariado social.
- Evangelización de los alejados.
- Creación de ambientes de amplia acogida.
6.- ÓRGANOS DE ANIMACIÓN
Toda propuesta educativa necesita de una estructura y unos órganos de animación para
hacerla realidad entre los destinatarios. La Propuesta Salesiana en la Marginación es animada
por la Comisión Inspectorial y la Nacional de Marginación, integradas ambas en el
organigrama de la Delegación / Coordinadora Nacional de Pastoral Juvenil; comparten con
ella los objetivos y líneas de acción generales de la pastoral juvenil salesiana.
6.1. La Comisión Inspectorial de Marginación
La Comisión Inspectorial de Marginación fomenta y anima la opción de la Familia Salesiana
respecto a la marginación. La compone un equipo de personas motivadas y comprometidas
en este campo que, dentro de la Pastoral Juvenil, anima y coordina el trabajo de reflexión,
sensibilización, actuación y evaluación en la Inspectoría, en todo lo referente al campo de la
marginación.
En cada Inspectoría, la Comisión se organiza según la realidad concreta que se vive. Es
importante caminar hacia una Comisión conjunta de la Familia Salesiana.
6.1.1. Objetivos

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La Comisión Inspectorial de Marginación reflexiona y actúa dentro de la De- legación
Inspectorial de Pastoral Juvenil, a la que pertenece. Los objetivos de la Comisión Inspectorial
son las siguientes:
- Sensibilizar a la Familia Salesiana ante la problemática de la marginación.
- Ser punto de encuentro, apoyo y consistencia operativa para todos los que trabajan en
este campo.
- Estudiar y dar impulso a nuevas iniciativas de la Inspectoría referentes a la
marginación.
- Promover la formación de la Familia Salesiana en el tema de la marginación,
especialmente de quienes trabajan o van a trabajar más directamente en él.
- Acercarse a las situaciones de marginación que viven los jóvenes y hacerse eco de
ellas dentro de las comunidades y obras, para dar respuestas concretas a sus
necesidades reales.
6.1.2.- Líneas de acción
Cada Comisión Inspectorial organiza su funcionamiento según sus particularidades, pero
privilegia las siguientes líneas de acción:
- Programación general del año, de modo que sea incluida dentro de las programaciones
inspectoriales.
- Preparación del Encuentro Inspectorial anual de Marginación.
- Información periódica sobre presencias y proyectos.
- Comunicación al Consejo Inspectorial de la situación de las presencias, necesidades
nuevas, sugerencia de nuevas presencias y estudio de las que el mismo Consejo
Inspectorial proponga.
- Reflexión y estudio de temas concretos.
- Coordinación e información de las diferentes iniciativas de la Familia Salesiana.
- Coordinación con la Comisión Nacional de Marginación, a través de! Delegado /
Coordinadora Inspectorial de Pastoral Juvenil.
- Propuesta de formación para los miembros de la Familia Salesiana, tanto para los que
trabajan específicamente en ambientes de marginación como para la formación
permanente de todos.
- Revisión y evaluación del trabajo de la propia Comisión.
6.2.- La Comisión Nacional de Marginación
La Comisión Nacional de Marginación está compuesta por los Coordinado- res y
Coordinadoras Inspectoriales de los Salesianos e Hijas de María Auxiliadora. Trabaja en torno
a unos objetivos y líneas de acción.

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6.2.1.- Objetivos
Los objetivos de la Comisión Nacional de Marginación son los siguientes:
- Proponer a la Delegación / Coordinadora Nacional de Pastoral Juvenil a uno de los
miembros de la Comisión como Coordinador o Coordinadora de la Comisión Nacional
de Marginación, para que organice el funcionamiento de la comisión y la represente
donde se requiera su presencia.
- Ser cauce de comunicación entre las Comisiones Inspectoriales.
- Informar sobre la actividad de las Comisiones Inspectoriales, de modo que se posea
una visión general de las líneas de trabajo y de las inquietudes respecto a la
marginación.
- Seleccionar los objetivos que la Comisión ha de proponer anualmente al Consejo
Nacional de Pastoral Juvenil, presentarlos en la reunión correspondiente e interesar a
todos en su consecución.
- Preparar cada dos años el Encuentro Nacional sobre Marginación para toda la Familia
Salesiana.
- Promocionar encuentros para comunicar las experiencias que se realizan, y proponer
nuevos proyectos en los diversos campos en los que existe el problema de la
marginación
- Sensibilizar, apoyar y promocionar, en el ámbito nacional, las diferentes presencias.
- Concretar los temas de interés preferente en cada momento.
- Detectar nuevas necesidades a las que ha de responder la Familia Salesiana.
- Trabajar en estrecha relación con la Coordinadora de Plataformas Sociales Salesianas.
Crear cauces de coordinación con otras regiones europeas.
6.2.2.- Líneas de acción
La Comisión Nacional organiza su funcionamiento en torno a las siguientes líneas de acción:
- Conocimiento de las diferentes acciones de las Inspectorías.
- Programación general del curso, que se elabora con ocasión del Consejo Nacional de
Pastoral Juvenil.
- Evaluación y revisión del trabajo realizado durante el curso.
- Preparación conjunta del Encuentro Nacional de Marginación, cada dos años, para la
Familia Salesiana.
- Preparación y animación del Encuentro Nacional de las Comisiones Inspectoriales de
Marginación, cada dos años.
- Evaluación y revisión de ambos Encuentros Nacionales y elección de los temas de
interés para el siguiente Encuentro.
- Reflexión y estudio de temas concretos.

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- Propuesta de temas de interés común a la Delegación / Coordinadora Nacional de
Pastoral Juvenil.
- Coordinación a través de Encuentros Europeos de Marginación.