Murialdo|Eucaristía (es)

19 de mayo

San LEONARDO MURIALDO

Presbítero

Leonardo Murialdo nació en Turín el año 1828. Recibió una formación excelente en el hogar paterno y en los Escolapios de Savona. Ordenado sacerdote, tras el estudio asiduo de la palabra de Dios y de las ciencias teológicas, se entregó a la acción pastoral catequizando en los reformatorios, predicando al pueblo y difundiendo la fe por medio de la prensa. Realizó, así, una síntesis armoniosa entre vida interior, que recupera energías espirituales en la oración, y vida activa, dedicada a múltiples tareas apostólicas. Actuó en estrecho contacto con san José Cafasso y san Juan Bosco, de quien aceptó la dirección del oratorio turinés de San Luis.

En 1873 fundó la Pía Sociedad Turinesa de san José —posteriormente llamada Congregación de san José (« Josefinos de Murialdo » )—, para extender y consolidar la labor educativa que había iniciado en favor de la juventud del campo y de las fábricas. Se dedicó a los jóvenes con amor y bondad. Durante treinta y cuatro años dirigió el Colegio Artesanos, dedicado, en medio de numerosas dificultades, a la formación cristiana y profesional de los trabajadores jóvenes, para los que llegó a organizar la oportuna tutela jurídica. Participó en el nacimiento de activas organizaciones obreras católicas.

Siempre fue muy activo y afable con todos —su lema era: Hacer y callar—. En 1887 contrajo una enfermedad mortal. San Juan Bosco, ya exhausto de fuerzas, fue a bendecirlo, y curó. De esa manera, pudo trabajar, superando pruebas y obstáculos, hasta el 30 de marzo de 1900.

Pablo VI lo declaró beato el año 1963 y santo el 3 de mayo de 1970.

Colocada en el tiempo pascual, la memoria de san Leonardo es signo elocuente de cómo Dios, « fuente de todos los bienes » (col. ), hace conocer y experimentar, en la Iglesia de cualquier tiempo y lugar, la vida nueva conquistada por el Resucitado, mediante el ejemplo, la enseñanza y la intercesión de los santos, a fin de llevar al hombre a las fuentes de la vida (cf. pref).

En la Eucaristía, celebración memorial de la Pascua, « la escucha de la Palabra y la comunión del Pan de vida » (posc.) son para la asamblea ocasión para pedir la plenitud de la misericordia de Dios (cf. ofr. ) y la fuerza de su Espíritu (posc.) a fin de cumplir el mandamiento del amor (cf. col.) y « practicar la caridad Con los más pobres y el amor a la verdad » (posc.).

ANTÍFONA DE ENTRADAMc 10, 14

Dejad que los niños se acerquen a mí —dice el Señor—: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. ET.P. Aleluya.]

ORACIÓN COLECTA

Oh Dios, fuente de todo bien, que en san Leonardo Murialdo diste a los huérfanos un padre y a los jóvenes trabajadores un guía:

concédenos, por su intercesión, seguir los preceptos de tu amor en el servicio a nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo...

ORACIÓN DE LOS FIELES: pág. 242. ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Padre, los dones que te presentamos en la memoria de san Leonardo: el sacrificio en que participamos nos alcance la plenitud de tu misericordia.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO

Si esta misa se celebra fuera del tiempo pascual, se toma el prefacio del Misal Romano para los santos pastores: La presencia de los santos pastores en la Iglesia; cf. pág. 75.

La restauración del universo por el misterio pascual

y. El Señor esté con vosotros. Y con tu espíritu.

y. Levantemos el corazón.

g. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

y. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. g. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,

es nuestro deber y salvación

glorificarte siempre, Señor;

pero más que nunca en este tiempo

en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.

Porque en él

fue demolida nuestra antigua miseria, reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en plenitud la salvación.

Por eso, con esta efusión de gozo pascual,

el mundo entero se desborda de alegría,

y también los coros celestiales,

los ángeles y los arcángeles,

cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...

ANTÍFONA DE COMUNIÓNcf. 1 Jn 4, 21

El que ama a Dios,

ame también a su propio hermano:

tal es el mandamiento del Señor. [T.P. Aleluya.]

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios y Padre nuestro,

en este sacramento nos has dado la fuerza de tu Espíritu;

haz que,

por la escucha de la Palabra y la comunión del Pan de vida,

podamos practicar, a ejemplo de san Leonardo,

la caridad con los pobres y el amor a la verdad.

Por Jesucristo, nuestro Señor.



San LEONARDO MURIALDO

Hermanos, suavemente atraídos por el amor infinito y personal de Dios, dirijámonos a nuestro Padre, por intercesión de san Leonardo Murialdo.

Escúchanos, Señor, por la grandeza de tu amor.

  1. Por el Papa y todos los obispos: para que, fieles al ministerio apostólico, guíen con caridad y solicitud al pueblo de Dios, roguemos al Señor.

  2. Por el mundo del trabajo: para que, a la luz de los principios del Evangelio, se promueva la dignidad cristiana del hombre en la justicia y en la caridad, roguemos al Señor.

  3. Por los jóvenes: para que sean numerosos quienes respondan a la invitación de Cristo a dedicar su vida al bien del prójimo, roguemos al Señor.

  4. Por las comunidades cristianas: para que, sostenidas por la certeza del amor de Dios, afronten las dificultades de la vida con un abandono sereno a su voluntad, roguemos al Señor.

  5. Por los que trabajan en actividades políticas, sociales y sindicales: para que sean constructores de un mundo más justo y fraterno, roguemos al Señor.

  6. Por esta asamblea: para que, renovados por el misterio que celebramos, permanezcamos firmes en la fe y en el amor, roguemos al Señor.

  7. Otras intenciones.

Por intercesión de san Leonardo Murialdo, que se dio a ti, Padre, con una entrega total y trabajó denodadamente por el bien de tu pueblo, danos la alegría de ver atendidas nuestras oraciones. Por Jesucristo, nuestro Señor.