Palomino|Lecturas

9 de febrero

Beata EUSEBIA PALOMINO YENES

Virgen

Memoria libre

Para el Instituto de Hijas de María Auxiliadora: Memoria


Eusebia Palomino Yenes nació en Cantalpino (Salamanca, España) el 15 de diciembre de 1899 en una familia muy pobre, pero rica de fe y serenidad. Su vida estuvo precozmente marcada por fatigosas jornadas de trabajo, como niñera en familias del pueblo y después de la ciudad.

De su padre recibió con vivo interés las primeras nociones del catecismo que le permitieron recibir el «Pan del Cielo» a los nueve años. En aquel momento Eusebia vivió en lo más íntimo algo grande e inefable: se sintió impresionada y envuelta por un intenso amor a Jesús en la Eucaristía y desde entonces todo encuentro eucarístico sería para ella un momento de «gran felicidad».

Venciendo no pocas dificultades, hizo realidad su sueño de con- sagrarse al Señor y en 1924 se convirtió en Hija de María Auxiliadora. En la casa de Valverde del Camino, diócesis de Huelva, se encargó de la cocina y de otros servicios comunitarios a los que se entregó con ama- bilidad y alegría. En el Oratorio le confiaron las niñas más pequeñas, pero poco a poco acudían a ella también las jóvenes y adultas, conquis- tadas por su espíritu de fe y de oración. Con sus cartas difundió por todas partes la práctica de la «esclavitud mariana», que ella misma vivía según la enseñanza de S. Luis M. Grignion de Monfort. En 1931, en la víspera de la República, sor Eusebia se ofreció al Señor como víctima para la salvación de los hermanos de España y del mundo.

El ofrecimiento fue escuchado: durante tres años vivió indecibles sufrimientos, que los médicos no supieron diagnosticar ni curar, hasta su entrada en la Vida eterna el 10 de febrero de 1935. El 23 de abril de

2004, el S. Padre Juan Pablo II la proclamó beata.

Del Común de vírgenes: pág. 445.


Oficio de lectura

Segunda lectura

De la Autobiografía de la beata Eusebia Palomino

(Ed. Manuel Garrido Bonaño, osb, Sevilla 1985; tr. de Dominga Gras- siano fma., Roma 1987, págs. 10-11)

Un deseo irresistible y muy grande de hacerme santa

Cuando iba a la escuela, recuerdo perfectamente que había una historia sagrada a cuadros en las paredes. Uno de los primeros días, la maestra explicaba un cuadro que esta- ba frente a mi banco y tenía la historia de Isaac. Yo estaba allí, sentada, enrollando papel en forma de canutos, pero aquella explicación me gustaba mucho y no pera sílaba.

Al día siguiente, fui con mi madre al bosque a bus- car leña. Ella cogió un gran haz de leña, y como se suele hacer, lo llevaba a la espalda, atado a la cintura, con un lazo por los hombros. Me dio también un pequeño haz y yo bajaba del monte loca de alegría y de satisfacción recordando el relato del sacrificio de Isaac y a lo largo del camino se lo contaba a mi madre.

Cuando me sentía cansada, le decía: «Ahora, descan- samos un poco como Isaac, porque tenemos todavía un largo camino que hacer»; y descansábamos un poco; des- pués volvíamos a andar hasta que nos parábamos a des- cansar otra vez.

Decía a mi madre: «Isaac era una víctima: si hubiese muerto habría ido derecho al cielo. Yo no soy una vícti- ma, pero me gustaría mucho serlo, si le gustase a Dios, porque siento dentro de mí un deseo muy grande de ha- cerme santa y no puedo evitarlo».

Y veía que a mi madre, que caminaba bajo el peso del haz, le corría alguna lágrima por la cara. ¡Nunca hubiera pensado que, como en el cuadro que tanto me impresio- nó en los primeros años de mi vida, con el paso del tiem- po habría tenido aquel mismo destino de consagrarme, como víctima de amor, por la salvación de las almas y para el reinado de mi Madre y de Jesús!


ResponsorioSal 72,26; 1Cor 7,34

Group 5086 Dios es la roca de mi espíritu, mi lote perpetuo: * Fuera de él nada deseo en la tierra.

Group 5070 La mujer sin marido y la joven soltera se preocu- pan de los asuntos del Señor, para dedicarse a él en cuerpo y alma: * Fuera de él.

La oración, como en Laudes.


Laudes


Lectura breve Cant 8,7

Las aguas torrenciales no podrán apagar el amor ni anegarlo los ríos. Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable.


Responsorio breve

Group 5052 De ti ha dicho mi corazón: * Yo busco tu rostro. De ti ha dicho.

Group 5036 No me escondas tu rostro, Señor. * Yo busco tu rostro. Gloria al Padre. De ti ha dicho.


Benedictus, ant. Has dado tu corazón a Cristo, virgen sensata; ahora vives con él, espléndida como el sol en la asamblea de los santos.



Preces


Demos gracias a Dios Padre por habernos dado en la bea- ta Eusebia Palomino una imagen viva de su amor y de su misericordia.

Danos tu amor, Señor.

Padre, que nos ha elegido desde toda la eternidad,

haznos conscientes de tu llamada a la santidad y da a nuestro corazón gustar la plenitud de la alegría de pertenecerte, a imitación de las santas vírgenes.

Abre, Padre, la puerta de tu reino a los pobres y a los pe- queños que confían en tu Providencia,

danos también a nosotros saber seguir el camino tra- zado por la beata Eusebia en la humildad y la pobre- za, para que también a nosotros se nos revele la gloria de tu rostro.

Aumenta en nosotros el hambre de la Palabra de vida,

para que crezcamos cada día en el amor a la verdad y sepamos transmitirla a los más necesitados.

Danos la luz y la fuerza de tu Espíritu,

para afrontar serenamente las pruebas de la vida y dar razón de la esperanza que hay en nosotros.

En el servicio disponible y sereno, sor Eusebia experimen- tó la alegría de la entrega,

danos también a nosotros que te veamos en cada her- mano y servirte con alegría en las diversas situaciones de la vida.

Padre nuestro.

Oración

Oh Dios, que modelaste el corazón de la beata Eusebia Palomino, virgen, según el misterio pascual de tu Hijo, hasta la entrega de la vida, concédenos a nosotros, alentados por su ejemplo de humildad y alegría, crecer constantemente en el amor y en el servicio a los pobres. Por nuestro Señor Jesucristo.


Vísperas


Lectura breve 1Cor 7,32b-34a

El soltero se preocupa de los asuntos del Señor y procura agradar al Señor. La mujer soltera y la virgen se preocupan de los asuntos del Señor, para estar consagra- das en cuerpo y espíritu.


Responsorio breve

Group 5018 Entran con alegría las vírgenes * A la fiesta de bo- das. Entran con alegría.

Group 5002 Las llevan al palacio del rey * A la fiesta de bodas. Gloria al Padre. Entran con alegría.


Magníficat, ant. Ven, esposa de Cristo, recibe la coro- na que el Padre te ha preparado.


Preces

Dirijamos nuestra oración a Cristo Señor que en la beata Eusebia hizo resplandecer el amor al servicio y a la pobreza, que se hace don:

Renuévanos en tu Espíritu, Señor.

Tú que inspiraste a sor Eusebia Palomino que te ofreciese la vida por la paz,

ayúdanos a vivir la generosidad del sacrificio en cada dificultad, con la certeza de que cooperamos en la ve- nida de tu reino.

Enriqueciste a la humilde sor Eusebia Palomino con el don de la sabiduría y el Consejo,

guía e ilumina a todos los llamados a guiar a los jóve- nes en el discernimiento vocacional.

Acuérdate de los que en tu nombre se prestan para soco- rrer al que está en necesidad,

que sean transparencia de tu amor y descubran tu presencia en los pequeños y los últimos.

Renueva en nosotros el don de tu Espíritu:

que el ardor eucarístico que encendió el corazón de la beata Eusebia Palomino, inflame y renueve nuestra capacidad de amarte y buscar en todo tu voluntad.

Tú que tienes como hecho a ti cada gesto de bondad y de fraternidad,

concede la alegría del premio eterno a los que se ocu- pan de interpretar con su vida las bienaventuranzas evangélicas.

Padre nuestro.

La oración, como en Laudes.