Don Bosco realidad digital y virtual - 3

RMG – “Cómo Don Bosco inspiró de manera notable a las personas y desarrolló una relación personal y eficaz en la educación de los jóvenes”

 

El tercero de los diez artículos mensuales elaborados por el Consejero General de Comunicación Social, P. Gildasio Mendes, sobre el tema "Don Bosco y la realidad digital y virtual", trata sobre otro aspecto peculiar de la comunicación del Santo de la Juventud, es decir, cómo ha podido inspirar a tantas personas a través del desarrollo de relaciones personales significativas. Aquí está la reflexión del P. Mendes:

¡La comunicación es el arte de inspirar a la gente!

Un buen comunicador es alguien que crea una relación personal y eficaz con los demás.

Comunicarse siempre requiere que el comunicador tenga una gran capacidad para relacionarse y crear vínculos con las personas. Ya sea a través de la radio, la televisión, internet, los periódicos, la enseñanza, la predicación, el comunicador debe tener una presencia que conquiste, convenza, se mantenga fiel a su audiencia y tenga algo para comunicar que toque la vida de las personas.

En el universo de la realidad digital y virtual, la relación humana es fundamental en la forma en que nos comunicamos. A través de las relaciones, creamos presencia en la vida de las personas.

¡Presencia!

El arte de comunicar no se trata sólo de técnicas, trucos, medios sofisticados para llegar al corazón y la mente de las personas. Quizás es por eso que, a pesar de los muchos medios de comunicación, algunos grandes líderes tienen dificultades para comunicar y conquistar a la gente. La comunicación no es algo sencillo. Tiene que ver con corazones, valores y actitudes que afectan la percepción y la vida de las personas. ¡Sobre todo se trata de una presencia eficaz!

La presencia se refiere a la capacidad de crear relaciones sólidas y fieles. Está vinculado a tocar la vida de los demás a través de los valores e ideales vividos y propuestos por el comunicador. La presencia tiene que ver con la credibilidad, el significado de lo que decimos, decir lo que queremos decir, ser fieles a lo que hacemos y creemos.

La presencia eficaz está ligada a la capacidad de atraer a las personas, de conquistarlas, de obtener una respuesta positiva de ellas, de hacer lo que se propone hacer. La presencia está ligada al impacto en la vida de los demás a través de los valores e ideales vividos y propuestos por el líder. La presencia se refiere a la credibilidad del educador y comunicador.

Dada esta perspectiva sobre la importancia de la capacidad de relacionarse y crear una presencia afectiva, ¿cómo fue la presencia afectiva de Don Bosco entre sus jóvenes y los demás hombres de su tiempo?

Don Bosco fue un educador y un comunicador que vivió una profunda experiencia de presencia entre sus jóvenes y entre los que conoció. La presencia amorosa, profunda y real de Don Bosco le dio una enorme credibilidad con respecto a lo que creía, soñaba y quería realizar. Su amor afectivo y activo le dio una inmensa confianza y autoridad.

Desde su experiencia personal como educador de jóvenes, Don Bosco vivió, enseñó y escribió que la presencia es una de las expresiones más importantes de las relaciones humanas.

Todo el Sistema Preventivo de Don Bosco se basa en este pilar esencial: ¡presencia! Pero debemos preguntarnos por qué la presencia en este sentido es tan importante y cómo la presencia está ligada a los valores y la visión que alguien vive y representa.

Para responder a esta pregunta, me gustaría referirme a un estudio realizado por la psicóloga social Amy Cuddy en su libro Presence: Bringing Your Boldest Self to Your Biggest Challenges. Nueva York: Little Brown and Company, 2015.

Cuddy afirma que:

Si las personas creen de verdad en el valor y el potencial del proyecto por parte de quienes lo proponen, se comprometen a hacerlo realidad y mejorarlo aún más (p. 32).

Para ella, la capacidad de convencer y generar compromiso proviene de la autoestima y la confianza del individuo, de la convicción del comunicador sobre los valores que pone en práctica.

Las personas que tienen un sólido sentido de confianza en sí mismas siempre encuentran formas seguras y efectivas de enfrentar los desafíos y las relaciones, volviéndose más resilientes y abiertas (p. 33).

El punto fundamental de la presencia, en el que insiste este investigador, es que el ejemplo de la vida cuenta. La comunicación tiene que ver con el testimonio, la narración que proviene de la experiencia real y que toca profundamente a las personas.

Miremos algunos aspectos de la vida de Don Bosco desde esta perspectiva.

Don Bosco es un hombre que tiene una gran historia de fe, de lucha contra la pobreza, de fracaso y dificultad en el crecimiento. Basta pensar, por ejemplo, en el dolor que sufrió tras la muerte de su padre, la pérdida de su gran amigo Don Calosso y Giona, entre las muchas situaciones que enfrentó. Lo que nos llama la atención es la fuerte fe de Don Bosco, cómo interpreta su vida partiendo de una confianza constante en el amor y la providencia de Dios, ¡su vida se convierte en un ejemplo conmovedor para los demás!

Además, Don Bosco supera las dificultades y crece como hombre de profundo amor por los demás. Desde su infancia, en medio de sus luchas, desarrolla un profundo sentido de amor, cuidado, ternura y caridad.

Con su presencia eficaz y afectiva, Don Bosco atrajo a la gente. Cada sueño que Don Bosco contaba sucedía, se hacía real, creíble, capaz de fortalecer y dar credibilidad a su proyecto como educador y fundador de la Congregación Salesiana.

Don Bosco es un referente afectivo seguro para los jóvenes. Como sacerdote, educador y comunicador, ama en el nombre de Jesucristo. Su presencia era un signo del amor de Dios por los jóvenes.

Giovanni Battista Francesia, salesiano de su tiempo, ilustra cómo sintió el amor por Don Bosco y cómo este amor transformó y dio sentido a su vida, teniendo a Don Bosco como referente para el amor:

Lo he visto, lo he conocido. Él me quiere, yo lo quiero.

Para Cuddy, las personas seguras de sí mismas están total y verdaderamente presentes para los demás y tienen una influencia fuerte y positiva en los demás:

Una persona que confía, es capaz de estar presente ante los demás, escucha sus perspectivas y deseos profundos e integra las perspectivas de las personas de tal manera que crea valores y oportunidades para todos (p. 33).

Para que alguien esté presente con esta actitud de inspirar y generar credibilidad, sus emociones, pensamientos, expresiones faciales, actitudes y comportamientos necesitan coherencia. Esta armonización debe ser coherente con los valores en los que creen y que ponen en práctica.

Según Cuddy:

Nos inspira cuando escuchamos historias reales de personas que enfrentan dificultades, pobreza, pérdida, sufrimiento y otros problemas dolorosos, pero que, al mismo tiempo, han encontrado fuerzas y han orientado sus vidas para superar los problemas y construir sus vidas. Siempre nos inspiran estas historias (p. 283).

La presencia no es fácil! Requiere una actitud auténtica y completa de parte de la persona. Lo contrario también es cierto: cuando no somos auténticos, nuestros proyectos son dudosos o mostramos emociones falsas, o las ocultamos, entonces nuestra comunicación verbal y no verbal genera ambigüedad, ya que los elementos que componen esta comunicación ya no son coherentes. Perdemos perspectiva y propósito. Nuestra presencia se debilita, el mensaje se pierde.

Desde la cuna de la familia, Don Bosco aprendió un profundo sentido de presencia auténtica y verdadera. Su madre, Margherita, fue la primera en transmitir y educar a su hijo en lo que significaba tener una presencia constante y coherente.

Una lectura de las MEMORIAS DEL ORATORIO en esta perspectiva permite identificar cómo Don Bosco vivió auténticamente la presencia en los distintos momentos y situaciones de la vida. Tomemos como ejemplo su famoso sueño a los 9 años.

Una mirada a la psicodinámica de este significativo sueño revela a un Juan Bosco muy presente, auténtico, fiel a sus sentimientos, plenamente comprometido en diálogo con el noble personaje. Hay consistencia y coherencia entre la palabra hablada y las imágenes que aparecen en el sueño, en la autenticidad de la narración y así como con sus reacciones y actitudes.

Cuando nos cuenta, por ejemplo, de la pérdida de su padre, de su amigo Comolo, de Don Calosso, su guía espiritual, la narración expresa un Don Bosco muy centrado en su mundo interior, libre para expresar sentimientos reales, emociones reales, percepciones auténticas de sí mismas.

Cuando habla de la pobreza que atraviesa la familia, expresa claramente las preocupaciones de la familia. Cuando pierde a su amigo Comollo, describe la angustia de su estado emocional de una manera casi dramática.

Cuando describe sus alegrías y sus conquistas, Don Bosco manifiesta un corazón agradecido y abierto. Cuando habla del placer de las amistades, los juegos, la música, expresa libremente sus sentimientos.

Se vuelve auténtico, íntegro, completo y verdadero en su forma de comunicar. Esta actitud completa es lo que hace del mensaje una expresión natural y verdadera de quien lo comunica.

A partir de esta presencia de amor y de su capacidad de ser un referente afectivo, eficaz y con credibilidad, desarrolla la capacidad de atraer a los jóvenes a un proyecto de vida cristiana, de ser salesianos y de trabajar con él. Pero la presencia requiere algo más: la narración de un testimonio de vida basado en la historia de una vida hecha de amor profundo y sacrificado.

Don Bosco fue un hombre cuya expresión de amor no conoció límites. Para él amar era respirar, vivir, educar, soñar y trabajar. En sus cartas, en sus escritos, en sus recomendaciones a los salesianos y a muchos otros religiosos, sacerdotes y laicos, el amor estuvo siempre en el centro de su espiritualidad y pedagogía.

Uno de los testimonios más vivos y contundentes de cómo amaba Don Bosco lo dio Don Paolo Albera, su segundo Sucesor. En una de sus cartas circulares a los Salesianos (Turín 1922) describe cómo sentía el amor de Don Bosco:

Don Bosco nos amaba de una manera única, que era típicamente suya: se sentía por él una fascinación irresistible, que las palabras no pueden expresar ni hacer entender a quienes no han tenido la oportunidad de vivirla.

Don Albera continúa diciendo:

Su amor ha atraído, conquistado y transformado nuestros corazones. Nos atraía hacia él con la plenitud del amor sobrenatural que ardía en su corazón y que, con sus llamas, absorbía y unificaba las pequeñas chispas del mismo amor suscitado en nuestros corazones por la mano de Dios”.

Don Bosco, profundamente humano, profundamente santo, nos regala una visión inmensa y profunda de su grandeza, de su sentido interior, de su amor a Dios y a los jóvenes.

Como seres humanos, independientemente de nuestra cultura, idioma o edad, estamos naturalmente inclinados a confiar en comunicadores que hablan desde el corazón, que conectan sus palabras y sentimientos de manera coherente, que están realmente presentes, que no tienen miedo de desarrollar relaciones reales y verdaderas. La comunicación consiste en hablar desde la experiencia real y la verdad.

Don Bosco fue un comunicador que siempre habló desde su experiencia interior de Dios y fue verdaderamente coherente con la misión de amar y cuidar a los jóvenes que Dios le había dado. Su apertura a la gracia y el amor a Dios y su testimonio de humanidad y santidad es el mensaje más poderoso de su manera de comunicar y educar.

Pietro Brocardo, escribiendo brillantemente sobre la integración de la humanidad y la santidad de Don Bosco, afirmó:

Su riqueza humana estaba tan armoniosamente integrada con la santidad que se convirtió casi en un sacramento de la santidad, y los dones de la gracia, cuando se manifestaron, fueron como la glorificación de su humanidad (Don Bosco Profundamente humano, profundamente santo, p. 45, edición portuguesa, 1986)

Don Bosco es un referente como comunicador de su tiempo, y también de nuestro tiempo de realidad digital y virtual. Si en el pasado, entre sus jóvenes, estuvo profundamente presente a través de su paternidad educativa y comunicativa, hoy está presente en cada uno de los que comunicamos y está efectivamente presente en la vida de los jóvenes de hoy.