Francisco de Sales Comunicador - 5

RMG - "El lenguaje del arte, una nueva forma de comunicar": el quinto artículo del padre Gildasio Mendes de la serie "San Francisco de Sales Comunicador. Peregrinación interior, sabiduría en el arte de comunicar”

(ANS - Roma) - Hoy, 24 de mayo, día de la fiesta de María Auxiliadora, ofrecemos a los lectores de ANS el quinto de los seis artículos escritos por el padre Gildasio Mendes, Consejero general para la Comunicación Social, sobre el tema: “San Francisco de Sales Comunicador . Peregrinación interior, sabiduría en el arte de comunicar”.

El lenguaje del arte, una nueva forma de comunicar

Francisco tenía una formación profundamente humanista y vivía en un ambiente académico que tenía toda la vitalidad y fecundidad cultural del Renacimiento. Francisco estudió latín y griego. A través de su conocimiento de la literatura desarrolla y crea un lenguaje propio, un estilo de escritura sencillo, práctico y afectuoso. En el Renacimiento, el arte tuvo un gran impulso e influencia en el tejido cultural. Inspirado en el arte de la antigüedad, el Renacimiento es un campo fértil para el crecimiento de nuevas ideas y proyectos.

A través de sus habilidades e interés personal, Francisco de Sales pudo apreciar la literatura, la poesía, la pintura y la música, expresando así su gran sensibilidad artística e integrando la belleza, la disciplina y el significado del arte en su formación cultural y espiritual.

Francisco vive la experiencia artística dentro de su espiritualidad. Muestra en algunos pasajes de sus escritos cómo se sintió atraído por la pintura, la literatura, la música y la poesía. No es simplemente un gusto académico o cultural. El arte toca su forma de pensar, sentir, orar y escribir.

Morand Wirth afirma al respecto:

Las imágenes tomadas por los artistas le servían en primer lugar para ilustrar sus objetivos; sin embargo, se percibe en Francisco de Sales un verdadero aprecio por la belleza de cada obra de arte, como tal, y al mismo tiempo la capacidad de comunicar sus emociones a los lectores. Dirá, por ejemplo, que "la simetría de una pintura espléndida no puede soportar la adición de nuevos colores" (C 152) y que "en los lienzos y frescos en que se representan una gran cantidad de personajes en un espacio pequeño, siempre quedan algunas cosas para ver y notar, sombras, perfiles, acortamientos, torsiones” (S II 33). Es más, ¿no sería la pintura un arte divino? La palabra de Dios se sitúa no sólo en el nivel del oído, sino también en el de la vista y de la contemplación estética: Dios es el pintor, nuestra fe es la pintura, los colores son la palabra de Dios, el pincel es la Iglesia (C 145)".

Francisco de Sales también amaba el canto y la música, destacó así la importancia de la música hermosa en la liturgia para fomentar la oración personal y litúrgica.

Observa With: “Se sabe que hacía cantar alabanzas durante las horas de catecismo, pero nos gustaría saber qué se cantaba en su catedral. Al día siguiente de una ceremonia en la que se interpretó un texto del Cantar de los Cantares escribió en una carta a: "¡Ah, qué bien se cantó todo esto ayer, en nuestra iglesia y en mi corazón!". (L IV 269).

Como escritor, artista de la palabra, San Francisco experimenta la belleza artística a través de las letras, la liturgia, la música y la poesía. Francisco también escribe algunos poemas religiosos. En 1598 escribió un poema sobre la Transfiguración.

Hemos visto, Señor, este rostro así claro

infinitas veces más claro que el sol brillante

cuando en pleno día más fuerte brilla

y el universo mira como un ojo resplandeciente.

¡Pero, si tal es el cuerpo, ¡cuánto más brillante

la gloria de tu corazón, corazón maravilloso

de una felicidad colma, grande y abundante,

que, desde su primer nacer, lo hizo glorioso.


El corazón se llena de un esplendor que afuera se expande

encima de su propia ropa, el brillo se hace ver

tan radiante y blanco, que ni nieve tan brillante,

para mostrar a nuestros ojos, el cielo no tiene poder.


¡Vaya! quien dudará entonces, que él irradie nuevamente

por encima de su siervo de humildad vestido

que entre los mundanos problemas el honor le honra

¿permanece unido a él como su vestido?


¡Vamos! ustedes que admiran de qué inmensa gloria

ceñida está la cabeza de vuestro Dios y de felicidad enorme

sabed que el alto precio de tanta gloria

puede ser pagado por la humildad solamente (O I 106-107).



Al aplicar su visión del arte a la espiritualidad, San Francisco abre un camino en el que, a través de la construcción de la escritura, en la elección de las palabras con sus significados, colores y sonidos, al relacionar las palabras con sus símbolos, va desarrollando las habilidades lingüísticas. que conectan las emociones con las palabras.

¡Además, Francesco de Sales es un gran narrador! Como sabemos, la ficción es una forma de comunicar caracterizada por contar cosas y experiencias a través de cartas, historias, literatura, cuentos, utilizando imágenes, metáforas, elementos míticos, religiosos y culturales para comunicar un mensaje.

La narración privilegia un lenguaje sencillo y humano, toca profundamente los aspectos imaginativos, cognitivos y afectivos, favoreciendo la implicación del lector que lee en la trama y en la historia contada.

A diferencia de un texto conceptual, que depende de formulaciones con premisas lógicas y conclusiones, la narración sigue un lenguaje más informal, figurativo y simbólico, logrando que la persona pueda involucrarse y participar, a partir de su experiencia y formación, en lo que viene comunicado.

San Francisco, en el acompañamiento espiritual, seguramente sabía usar el arte de la escucha, a partir de la narrativa de la persona y de su experiencia en Dios.