Salmos|43
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  • Salmo 43
  • Oración del pueblo en la calamidad
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  • Oh Dios, nuestros oídos lo oyeron, nuestros padres nos lo han contado:
  • la obra que realizaste en sus días, en los años remotos. […]
  • Porque no fue su espada la que ocupó la tierra, ni su brazo el que le dio la victoria,
  • sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro, porque tú lo amabas.
  • Mi rey y mi Dios eres tú, que das la victoria a Jacob:
  • Pues yo no confío en mi arco, ni mi espada me da la victoria;
  • tú nos das la victoria sobre el enemigo y derrotas a nuestros adversarios.
  • Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas, y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
  • nos haces retroceder ante el enemigo, y nuestro adversario nos saquea.
  • Nos entregas como ovejas a la matanza y nos has dispersado por las naciones;
  • Nos haces el escarnio de nuestros vecinos, irrisión y burla de los que nos rodean; […]
  • Todo esto nos viene encima, sin haberte olvidado ni haber violado tu alianza,
  • sin que se volviera atrás nuestro corazón ni se desviaran de tu camino nuestros pasos;
  • Y tú nos arrojaste a un lugar de chacales y nos cubriste de tinieblas.
  • Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza.
  • Despierta, Señor, ¿por qué duermes? Levántate, no nos rechaces más.
  • ¿Por qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia y opresión?
  • Nuestro aliento se hunde en el polvo, nuestro vientre está pegado al suelo.
  • Levántate a socorrernos, redímenos por tu misericordia.
  • Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo