Salmos|35
  • Los colores del otoño...
  • Salmo 35
  • El malvado escucha en su interior un oráculo del pecado: “No tengo miedo a Dios, ni en su presencia.”
  • Porque se hace la ilusión de que su culpa no será descubierta ni aborrecida.
  • Las palabras de su boca son maldad y traición,
  • renuncia a ser sensato y a obrar bien;
  • acostado medita el crimen, se obstina en el mal camino, no rechaza la maldad.
  • Señor, tu misericordia llega al cielo,
  • tu fidelidad hasta las nubes,
  • tu justicia hasta las altas cordilleras;
  • tus sentencias son como el océano inmenso.
  • Tu socorres a hombres y animales;
  • ¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios! ;
  • los humanos se acogen a las sombras de tus alas.
  • Se nutren de lo sabroso de tu casa,
  • les das a beber del torrente de tus delicias,
  • porque en ti está la fuente de la vida
  • y tu luz nos hace ver la luz.
  • Prolongas tu misericordia con los que te reconocen,
  • tu justicia con los rectos de corazón;
  • que no me pisotee el pie del soberbio,
  • que no me eche fuera la mano del malvado.
  • Han fracasado los malhechores;
  • derribados, no se puede levantar.
  • Fin