Salmos|39
  • Salmo 39
  • El justo espera en el Señor
  • Automático
  • Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito:
  • me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa;
  • afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos;
  • me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.
  • Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor.
  • Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor,
  • y no acude a los idólatras, que se extravían con engaños.
  • Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío,
  • cuántos planes en favor nuestro; nadie se te puede comparar.
  • Intento proclamarlas, decirlas, pero superan todo número.
  • Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído;
  • no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: "Aquí estoy
  • He proclamado tu salvación ante la gran asamblea;
  • -como está escrito en mi libro- para hacer tu voluntad".
  • Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.
  • no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes.
  • No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación,
  • no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. Tú, Señor, no me cierres tus entrañas,
  • que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre,
  • porque me cercan desgracias sin cuento.
  • Señor, dígnate librarme; Señor, date prisa en socorrerme.
  • Alégrense y gocen contigo todos los que te buscan;
  • digan siempre: "Grande es el Señor" los que desean tu salvación.
  • Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí;
  • tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes.
  • Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo