Salmos|16
  • Salmo 16
  • Dios, esperanza del inocente perseguido
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  • Señor, escucha mi apelación, atiende a mis clamores,
  • presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño:
  • emane de ti la sentencia, miren tus ojos la rectitud.
  • Aunque sondees mi corazón, visitándolo de noche,
  • aunque me pruebes al fuego, no encontrarás malicia en mí.
  • Mi boca no ha faltado como suelen los hombres;
  • según tus mandatos, yo me he mantenido en la senda establecida.
  • Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis pasos.
  • Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.
  • Muestra las maravillas de tu misericordia, tú que salvas de los adversarios a quien se refugia a tu derecha.
  • Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme
  • de los malvados que me asaltan, del enemigo mortal que me cerca.
  • Han cerrado sus entrañas y hablan con boca arrogante;
  • como un león ávido de presa, como un cachorro agazapado en su escondrijo.
  • Levántate, Señor, hazle frente, doblégalo, que tu espada me libre del malvado, y tu mano, Señor, de los mortales;
  • mortales de este mundo: sea su lote esta vida; de tu despensa les llenarás el vientre,
  • se saciarán sus hijos y dejarán a sus pequeños lo que sobra.
  • Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, y al despertar me saciaré de tu semblante.
  • Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo