Salmos|68
  • Salmo 68
  • Me devora el celo de tu Templo
  • Automático
  • Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello:
  • me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie;
  • he entrado en la hondura del agua, me arrastra la corriente.
  • Estoy agotado de gritar, tengo ronca la garganta;
  • se me nublan los ojos de tanto aguardar a mi Dios. […]
  • ¿Es que voy a devolver lo que no he robado?
  • Dios mío, tú conoces mi ignorancia, no se te ocultan mis delitos. […]
  • Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro.
  • Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre;
  • porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. […]
  • Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; […]
  • Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mí;
  • no escondas tu rostro a tu siervo: estoy en peligro, respóndeme en seguida. […]
  • La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro.
  • En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.
  • Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. […]
  • Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
  • Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.
  • Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas.
  • El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá, y las habitarán en posesión.
  • La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella.
  • Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo