Salmos|62
  • Salmo 62
  • El alma sedienta de Dios
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  • Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;
  • mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.
  • ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!
  • Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.
  • Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.
  • Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.
  • En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,
  • porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
  • mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.
  • Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo