Capítulo 2


Capítulo 2

Inspectoría Salesiana en el Ecuador “Sagrado Corazón de Jesús”.


Capítulo 1


IDENTIDAD

DEL VOLUNTARIADO SALESIANO


Don Bosco vivió en Valdocco una experiencia de vida con jóvenes y adultos dispuestos a trabajar con él en favor de la educación y salvación de los jóvenes. Tal vivencia carismática y comunitaria ilumina el Proyecto del Voluntariado de la Familia Salesiana.

La descripción de la identidad del voluntariado salesiano que proponemos es funcional o práctica, y sirve como punto de partida y de confrontación.

No pretende, pues, ser una definición completa y cerrada. Indica opciones para emplear al máximo nuestros recursos de tiempo y de personal; para dar al voluntariado un aporte calificado, en sentido educativo y salesiano; y para una comunicación y colaboración más amplia, a largo plazo, entre nuestras inspectorías.


    1. El voluntario salesiano

El voluntario salesiano es un seglar, hombre o mujer, que, después de una adecuada preparación, se pone al servicio desinteresado de los jóvenes y de los ambientes populares, dedicando a los últimos una atención prioritaria, en la línea de la misión salesiana.

Promueve una respuesta competente, creativa y continua a las necesidades emergentes, con iniciativas de educación y de promoción humana.

Se propone, en colaboración con instituciones civiles y eclesiales, una acción con vistas a la trasformación de la sociedad y de la erradicación de las causas de injusticia.

Se compromete ordinariamente por un año, como mínimo, una vez que ha alcanzado la mayoría de edad, que, de acuerdo con la ley, comporta la asunción de una plena responsabilidad personal.

Vive en comunidad con otros voluntarios dentro de una estructura organizada y practica el Sistema Preventivo de Don Bosco, con visión evangélica y corazón oratoriano, inspirándose en la Espiritualidad Juvenil Salesiana.


1.2 Rasgos del voluntariado salesiano

El voluntariado salesiano tiene una fisonomía que, explicitando la precedente definición, puede ser sintetizada en lo siguientes rasgos:


a) Laical

Esta característica se refiere tanto a la connotación laical de los voluntarios, como a su ámbito operativo, dirigido a las realidades temporales, lo que confiere un específico significado a su testimonio; se refiere también a la espiritualidad particular que se les propone y que es vivida por ellos; y también, finalmente, a la necesaria autonomía que se les reconoce, con modalidades distintas y conforme a los diversos contextos.


b) Juvenil

El voluntario salesiano, que normalmente es un joven adulto, vive su servicio con espíritu juvenil para estar en profunda sintonía con aquellos a quienes se siente llamado a servir.

No se excluyen del voluntariado salesiano los adultos que acepten las características del proyecto y puedan ofrecer una aportación válida.


c) Educativo

El voluntariado salesiano señala al joven una etapa importante en su camino de maduración personal y comunitaria.

El voluntario acepta el reto de educar educándose, se incorpora de preferencia en programas de promoción humana de las personas y actúa según el estilo educativo salesiano.

Vive el Sistema Preventivo de Don Bosco con visión evangélica y corazón oratoriano y, para madurar humana y cristianamente, sigue las líneas de la Espiritualidad Juvenil Salesiana.


d) Sociopolítico

Con el voluntariado, el joven se inserta activamente en el tejido de la sociedad y se compromete a transformarla, en colaboración con instituciones civiles y eclesiales.

Se une a los hombres de buena voluntad, en un servicio desinteresado en favor de los jóvenes y de los ambientes populares, prestando una atención prioritaria a los últimos en la línea de la Misión Salesiana.


e) Evangélico

El voluntario salesiano propone valores, ofrece su testimonio y vive un peculiar estilo de presencia, inspirándose en el Evangelio de Jesucristo, el Señor.

Por lo tanto, es motivado por una visión de fe de su compromiso cristiano, o al menos desde una actitud de fondo abierta al Evangelio, que se manifiesta en un camino de búsqueda personal y de acogida convencida y coherente de la propuesta educativa de la Iglesia y de la Congregación.

Acepta la opción cristiana de educar-promover evangelizando, y de evangelizar promoviendo-educando.

Acoge y favorece la intención misionera de quienes desean anunciar a Cristo en regiones donde no es suficientemente conocido y promueve la consolidación de la comunidad cristiana.

Por este motivo, el voluntario se esfuerza por evitar toda clase de anti - testimonios, que podrían minar la eficacia de la misión.


f) Comunitario

En sintonía con los valores propuestos por la Iglesia y el patrimonio salesiano, el voluntario vive en grupo con otros voluntarios, te do la comunión y el espíritu de familia. Se inserta en un proyecto educativo y pastoral salesiano local (PEPS), acogido y compartido, en comunión con las opciones pastorales de la comunidad inspectorial. Está abierto al diálogo intercultural e interreligioso, con mentalidad eclesial, abierta y disponible.


Capítulo 2


EL VOLUNTARIADO

EN LA PASTORAL JUVENIL

SALESIANA ORGANICA


2.1 EL VOLUNTARIADO EN LA IGLESIA LOCAL

La Iglesia lleva a cabo su misión a través de la pastoral orgánica realizada por las iglesias locales.


La pastoral encuentra su punto de convergencia en la persona, cuya naturaleza indivisible obliga a tener una visión unitaria de la persona y a realizar intervenciones coordinadas: esto le interesa también al voluntariado, ya sea que se desarrolle dentro o fuera del ámbito eclesial.

Conscientes de que la misión salesiana participa de la misión de la Iglesia, reconocemos la urgencia de trabajar orgánicamente vinculados a la Iglesia local, uniendo esfuerzos y creatividad con organismos eclesiales y sociales, que se preocupan del hombre y de la sociedad civil, en una red de relaciones (CGE 706).


2.2 EL VOLUNTARIADO EN LA INSPECTORIA SALESIANA

La inspectoría une y coordina las obras y actividades salesianas de una zona. Los varios sectores de trabajo actúan de acuerdo con un único proyecto inspectorial, para la realización de la única misión carismática.

Los seglares tienen su puesto en la misión y la comparten responsablemente, también a través del voluntariado, que está presente en sus diversos sectores, para ensanchar sus horizontes y ofrecer un dinamismo de renovación, mientras a su vez recibe estímulos enriquecedores.

Superando todo tipo de sectorialismos, con vistas a una coordinación orgánica, el voluntariado salesiano se sitúa dentro de la misión inspectorial y actúa con mentalidad de proyecto. De esta forma es coordinado por el inspector y su consejo.

Tal animación puede ser delegada a un equipo de pastoral o a un encargado particular, en conexión con los responsables de los diversos sectores, especialmente de la Familia Salesiana, Animación Misionera y Pastoral Juvenil.

La pastoral inspectorial salesiana concreta la misión, especialmente a través de algunos elementos:

  • El Proyecto Educativo Pastoral Salesiano inspectorial y local (PEPS) relaciona entre sí los diferentes sectores y dimensiones, descubre y suscita recursos personales y culturales, reconoce las necesidades de la zona, buscando respuestas eficaces.

  • La Comunidad Educativo-Pastoral (CEP), que está inserta en una realidad sociocultural concreta, integra a todas las personas que participan en el proyecto educativo-pastoral.

  • El estilo de animación descubre, anima y hace fructificar los recursos de que disponen las personas y la zona.

  • El Sistema Preventivo de Don Bosco y la Espiritualidad Juvenil, en él inspirada, ofrecen una metodología pedagógica fiable y ya experimentada.

  • Los caminos formativos, que se proponen en los diversos niveles, contribuyen a la preparación de las personas y a la elaboración de estrategias comunes operativas y pedagógicas.


2.3 RECIPROCIDAD E INTERCAMBIO DE DONES EN LA INSPECTORIA SALESIANA

La inspectoría salesiana, como la Iglesia de la que es parte viva, es una comunión de comunidades, de personas e iniciativas, en diálogo entre sí y dispuestas a enriquecerse mutuamente.

Los aportes que cada sector propone y recibe son abundantes: presentamos algunos a manera de ejemplo.


2.3.1 Voluntariado y Pastoral Juvenil

El voluntariado propone a la Pastoral Juvenil un camino para recuperar los valores de los orígenes salesianos, para activar nuevas modalidades de intervención pastoral y para dedicar una atención calificada a los jóvenes adultos.

Ofrece la posibilidad de dialogar y colaborar con otras entidades educativas, en vistas de la promoción social de los más pobres. Pone a disposición una iniciativa concreta para orientar a los jóvenes que están abiertos a la solidaridad, pero cuyas motivaciones de fe aparecen aún débiles e inciertas.

La Pastoral Juvenil ofrece al Voluntariado un camino global de maduración e itinerarios formativos específicos. Ofrece la vivencia de la espiritualidad juvenil salesiana y criterios de significatividad para la acción apostólica. La pone en contacto con una rica tradición educativo-preventiva (el corazón oratoriano) y en comunicación con otras experiencias juveniles, eclesiales y civiles.


2.3.2 Voluntariado y Familia Salesiana

El voluntariado propone a la Familia Salesiana una modalidad seria para comprometer a nuevas personas en el carisma y en la misión salesiana, ofrece espacios de apostolado concreto para 'adultos jóvenes' y para 'jóvenes adultos' y para candidatos motivados por las diversas vocaciones.


La Familia Salesiana ayuda al voluntariado a descubrir el vasto movimiento salesiano y le hace la propuesta de pertenencia; favorece la inserción de los voluntarios en una zona concreta y les ofrece espacios de formación y de testimonio, que pueden conducir a la maduración y/o consolidación de la vocación salesiana.


2.3.3 Voluntariado y compromiso misionero ad gentes

El voluntariado propone al compromiso misionero ad gentes modelos para vivir la dimensión laical de forma solidaria con las necesidades humanas más urgentes, para luchar contra la injusticia y contra el nacimiento de nuevos muros y nuevas pobrezas. Ayuda a formarse una conciencia crítica. Ofrece el servicio desinteresado y especializado de su profesionalidad. Dispone también a preparar el terreno para la eventual llegada de la comunidad salesiana.


El compromiso misionero ad gentes propone al voluntariado la maduración de la conciencia de que todos somos enviados, la apertura hacia la mundialidad, la interculturalidad, el diálogo interreligioso y ecuménico, que valora la originalidad de las diversas experiencias religiosas; y ofrece también espacios para el compromiso directo en las fronteras de la evangelización.

Capítulo 3


MISION DEL VOLUNTARIO


El voluntario salesiano realiza su servicio mediante tareas precisas, en áreas de actividades específicas y con un estilo propio. De esta manera se incorpora en la misión eclesial-salesiana, dentro de una comunidad concreta adonde es enviado, ya sea que se encuentre en la misma ciudad o país, o bien en otro país o en las misiones ad gentes.

Su presencia es un don del Señor a nuestras comunidades y a la Iglesia. Es también una interpelación para pedirnos mayor radicalidad en nuestras opciones carismáticas y pastorales, y un estímulo a dar razón de la alegría de nuestra esperanza en medio de situaciones difíciles.


3.1 ACTITUDES

El voluntario salesiano tiene algunas actitudes de fondo:

  1. Comparte la opción de la Iglesia y de Don Bosco por los pobres:participa en sus esperanzas, proyectos y luchas, regala su testimonio coherente, capaz de suscitar otros voluntarios.

  2. Se compromete en la transformación social y en la promoción humana: adquiere una visión global y crítica de la realidad social, ayuda también a los demás a asumir las situaciones de injusticia y contribuye a la eliminación de sus causas.

  3. Colabora en la construcción de Reino manifestando con su vida que el Reino de Dios está ya presente. Testimonia los valores evangélicos del amor, del servicio, del perdón, del compartir fraterno, de la confianza en la bondad del Padre. Unido a Jesús y en comunión con su Iglesia, se compromete incansablemente para 'que todos tengan la vida'.


3.2 AREAS DE ACTIVIDADES

El voluntario encarna su intención y su mensaje de servicio en actividades concretas, de acuerdo con sus capacidades personales y con la realidad donde trabaja.

Las áreas donde presta su aportación son varias:


a) Área educativo-cultural

Comprende, entre otras cosas:

      • El trabajo de concienciación y promoción de los derechos humanos;

      • Iniciativas educativas de tipo informal (alfabetización, recuperación escolar, capacitación para el trabajo...);

      • Experiencias educativas de tipo formal (escolares y profesionales);

      • La promoción del asociacionismo, en sus diversas modalidades;

      • La animación del deporte y del tiempo libre.


b) Área social

Comprende, entre otras cosas:

      • La animación social de la zona (cooperativas, asociaciones, grupos estructurados...);

      • Acciones para prevenir fenómenos de disgregación social;

      • Iniciativas de recuperación de la marginación (muchachos de la calle, drogadictos, inmigrantes...)

      • Actividades de prevención sanitaria;

      • Actividades para satisfacer las necesidades primarias.


c) Área de la evangelización

Comprende, entre otras cosas:

      • El testimonio evangélico, expresión del propio servicio;

      • El anuncio, la catequesis y el posterior acompañamiento en el camino de la fe;

      • Animación litúrgica;

      • Enseñanza de la religión católica;

      • Formación de catequistas, animadores y agentes de pastoral.


3.3ESTILO DE ACCION

Las tareas que el voluntario asume y las actividades que desarrolla se inspiran en el estilo salesiano, de acuerdo con su identidad (cfr. Cap 1).

Así, el rasgo comunitario implica que el voluntario no trabaje individualmente o de manera aislada, sino que ponga generosamente sus dotes y cualidades al servicio del proyecto y de la comunidad con la que trabaja.

Requiere la disponibilidad para el diálogo y la confrontación, la paciencia para la programación y la evaluación y la capacidad de trabajar en equipo.

Esto se convierte para él en una palestra de solidaridad educativa y disponibilidad para compromisos cada vez más vastos.

La dimensión educativa exige que el voluntario exprese el interés y la capacidad de acompañar a los jóvenes en itinerarios educativos, pensados a su medida y respetuoso de su sensibilidad, y vividos con un estilo inspirado en el Sistema Preventivo.

Requiere de él, en la acción, un corazón oratoriano, que significa que sabe estar con los muchachos y hacerse amar, lo estimula a dar el primer paso para compartir con ellos la vida y crear un ambiente de familia, que sabe combinar armónicamente, en la vida diaria, las preguntas juveniles, la experiencia de vida y el camino de fe.

La solidaridad y la atención a los últimos llevan al voluntario a ponerse de su parte y a leer la historia con sus ojos. Por tanto, se esfuerza por descubrir, respetar, apreciar y hacer apreciar los valores de la cultura de donde trabaja, como semillas del Verbo.

Va al encuentro de los demás, con respeto y autenticidad, y se pone en atenta escucha, para intuir sus potencialidades escondidas y, trabajando con discreción, los acompaña en su camino.

Armoniza la valentía de la profecía con la paciencia de la espera. Acepta las exigencias de la gradualidad histórica, evita los extremismos y controla la tendencia a querer dominar, que puede esconderse bajo la apariencia de servicio.

Por esto, su acción se caracteriza por el espíritu de humildad, la pobreza aceptada y vivida, la sobriedad, la sencillez, el espíritu de servicio y la disponibilidad, dentro de lo posible, a aprender la lengua del lugar.

En cuanto al aspecto Evangélico, el voluntario salesiano, llamado a ser signo del amor de Dios, se siente enviado por el Padre a testimoniar y vivir el Mandamiento Nuevo en la solidaridad (como el Padre me ha enviado, así os envío yo, Jn. 20, 21).

Esta convicción le ayuda a vencer la tentación de autosuficiencia, en relación con el Padre y los hermanos, le permite interpretar los acontecimientos y las situaciones a la luz de la Palabra de Dios, para encauzarlos hacia el Reino y lo lanza a encarnar en su acción el espíritu de las Bienaventuranzas.

Dicho camino interior alcanza su etapa más madura en el voluntariado misionero

ad gentes, impulsado por una opción explícita de fe y de compromiso cristiano, en estrecha comunión con la Iglesia local que lo envía y con la que lo recibe. Esto requiere un acompañamiento espiritual y una diligente y competente preparación profesional y cultural.


Capítulo 5


FORMACION DEL VOLUNTARIO


5.1 TAREA DE CADA COMUNIDAD SALESIANA

La formación del voluntario se realiza de acuerdo con la Pastoral Juvenil. La responsabilidad de su formación le compete a la comunidad local que lo envía, antes que a la comunidad que lo acoge, y deberá ser adaptada a los diversos contextos socioculturales y a cada situación.

Tomar en serio el voluntariado salesiano significa preparar itinerarios educativos bien llevados en nuestros ambientes y en las diferentes experiencias educativas salesianas.

El voluntariado es como una planta, que florece a base de cuidado metódico y prolongado. Don Bosco sabía comprometer a sus muchachos, con frecuencia muy jóvenes, en tareas heroicas de voluntariado (baste recordar los ‘voluntarios’ durante la epidemia de cólera).

Hay que ofrecer :

  • Motivaciones que abran a la ‘dimensión social de alacridad’ (Cfr. CG23, 203-214);

  • Una ‘espiritualidad del servicio responsable’ (CG23, 178-180);

  • Una confianza valiente en los jóvenes, capaz de lanzarlos al mundo de los hombres y mujeres que piden solidaridad y ayuda (CG23, 211);

  • La oferta de grupos que robustecen el camino formativo,

  • El contacto ‘orgánico’ y no casual con los que ya viven dignamente una experiencia de ‘voluntariado’.


Estas son algunas pistas que se pueden seguir para lanzar y cultivar ‘semillas de voluntariado’.

El voluntario se forma en la interacción con la comunidad. En ella, y en contacto con la praxis de Don Bosco, los jóvenes aprenden a ser generosos, a amar a Dios y a los jóvenes con ‘corazón oratoriano’, para crear, con la Iglesia y la humanidad, un mundo más justo y fraterno.


5.2 OBJETIVOS DE LA FORMACION DEL VOLUNTARIO

El voluntario cultiva la madurez humana, cristiana y salesiana para poder trabajar eficazmente en el campo educativo y en la evangelización de los jóvenes, especialmente los más pobres, siendo capaz de contribuir a la transformación de la sociedad. Para alcanzar este objetivo general, el voluntario salesiano se compromete a llegar a ser: testigo de los valores del Reino, orientador, promotor y educador.


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