231-244-Misiones-Cap 04


231-244-Misiones-Cap 04

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CAPÍTULO 4
MISIÓN: MINISTERIO DE SALVACIÓN
DE TODO EL SER HUMANO
En la presentación general del misionero como alguien impli-
cado en salvar personas, con compasión, compromiso, dedicación y
empatía como sus predominantes características, el compromiso del
misionero en el campo del cuidado sanitario recibe mucha atención
por parte de JM. Como salvador, él trabaja no sólo para salvar
almas, sino para salvar a todo el ser humano. Y las personas más
necesitadas de su asistencia son los enfermos y los abandonados.
Este aspecto de la misión se presenta más en relación con el minis-
terio de las hermanas en las misiones, a pesar de no ser su terreno
exclusivo. Los misioneros se dedican con igual fervor a la salvación
del alma que a la del cuerpo, porque ellos son el buen pastor, el
padre, la madre y el amigo de su gente.
Atención sanitaria: una gran necesidad en las tierras de misión
Unos servicios sanitarios adecuados son un auténtico símbolo
de civilización, progreso y desarrollo. En el escenario general pre-
sentado por JM de tierras de misión como incivilizadas, subdesarro-
lladas, donde con frecuencia el único médico es el hechicero y las
únicas medicinas son sus supuestos poderes divinos, la primera gran
necesidad de la población es el servicio sanitario. Debido a su natu-
raleza subdesarrollada, las tierras de misión no tienen el suficiente
número de dispensarios y hospitales que serían necesarios para aten-
der a los enfermos.
Las condiciones antihigiénicas en las que suele vivir la pobla-
ción indígena, las vidas desprotegidas de los que viven en zonas
forestales, sus hábitos insalubres e incluso sus creencias supersti-

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
ciosas les hacen ser una presa fácil de los diferentes tipos de enfer-
medades.
La ausencia de sentimientos humanos refinados, especialmen-
te entre los grupos étnicos más salvajes en las tierras de misión, no
deja mucho espacio a la esperanza para los enfermos, los deformes,
los discapacitados y los ancianos. Sin la caridad cristiana, la actitud
común de la gente, especialmente hacia los enfermos incurables,
como los leprosos, es el abandono total, que raya en la crueldad.
¡Incluso lo que varios gobiernos hacen con los enfermos crónicos
es sólo segregarlos en colonias exclusivas y abandonarlos a su des-
tino!1
Presentación en JM del ministerio de sanidad
JM presenta el ministerio de sanidad como un campo d el que
los misioneros se han ocupado desde los principios de la Iglesia. El
misionero, imitando a Cristo, y en obediencia a su explícito manda-
miento “Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los
leprosos, expulsad a los demonios” (Mt 10:8), otorga especial aten-
ción a los enfermos y discapacitados. Este ministerio, común a todas
las comunidades cristianas, misioneras o no, adquiere una dimen-
sión adicional de ser un agente efectivo de evangelización en las
misiones.
____________________
1 Vincenzo Barberis escribe en agosto de 1923 sobre la situación de los leprosos
en China. Informa de que hay una buena parte de la población afectada por este
terrible azote. Como el gobierno no hace nada por ellos, vagan libremente en las
poblaciones y en las aldeas. Todo lo que los chinos hacen es alejarlos. En el caso
de los leprosos incluso los padres olvidan sus instintos paternales y alejan a los
niños de sus hogares. La situación de los leprosos es de total abandono. Cfr.
BARBERIS V., I lebbrosi della Cina, en GM 1 (1923) 7, 102-105. En noviembre de
1928, Garneri habla del total abandono en el que los leprosos de Colombia se
encontraban cuando Don Miguel Unia empezó su apostolado entre ellos. Y escribe:
“Sólo los misioneros de Cristo se hacen amigos y les dan consuelo a estos desdi-
chados. Él sólo comparte sus continuas ansiedades vitales, pasando por un lento
martirio”. GARNERI D., I lebbrosi e la caritá cristiana, en GM 6 (1928) 11, 202.
Este tipo de abandono y segregación forzada sería hasta un cierto punto compren-
sible teniendo en cuenta la naturaleza de la enfermedad y el hecho de que entonces
se consideraba incurable.
Misión: ministerio de salvación de todo el ser humano
233
Cuidado de los enfermos: medio para la evangelización
En las misiones, hospitales y dispensarios son unos medios
valiosos de evangelización de las poblaciones. A. Pestarino informó
en noviembre de 1925 sobre el gran bien que se estaba haciendo en
el hospital de San José de Viedma en Patagonia, construido por el
cardenal Cagliero; habla de la eficacia misionera de dichas institu-
ciones. Los católicos que morían en el hospital tenían la gran alegría
de recibir los últimos sacramentos. Eran conversiones extraordina-
rias, especialmente en el caso de los protestantes. Sus prejuicios se
disipaban por el tratamiento amable que recibían en el hospital.
Muchos no creyentes recibieron el bautismo antes de su muerte y,
por lo tanto, llegaron al cielo. Para el misionero, en el intento de sal-
var almas, la enfermedad se convierte no sólo en un momento impor-
tante que requiere su intervención, sino también en un momento de
gran apertura a la población a la que sirve con cuidado paternal2.
Cuando los hospitales y dispensarios no existen en las misio-
nes, una de las principales obras de las hermanas es visitar las aldeas
y administrar medicinas a los cristianos y a los no cristianos. A. Lui-
gina, escribiendo desde la misión de Tanjore en el sur de la India,
informa sobre la eficacia de esas visitas médicas a las aldeas del
interior. Incluso los paganos se acercaban a esos ángeles de la cari-
dad, al principio con una cierta manifiesta desconfianza, pero más
tarde con mucho aprecio por los servicios que prestaban. Aldeas
enteras se abrieron a los misioneros sólo por esas visitas para cuidar
a los enfermos y ancianos. Como no había otras instalaciones médi-
cas en las aldeas del interior, los enfermos esperaban impacientes las
visitas periódicas de las hermanas, como comenta Luigina: “Nunca
se encuentra un médico en estas aldeas y, por lo tanto, la visita de
las hermanas es algo que todo el mundo espera con gran deseo”3.
Para los desvalidos estos mensajeros de la caridad cristiana se con-
vertían en verdaderos salvadores de sus vidas. Y salvada a menudo
su vida física, los misioneros lograron también sus almas. Su desin-
teresado servicio a los enfermos y a los abandonados se ganó gra-
____________________
2 Cfr. PESTARINO A., L’Ospedale di Viedma, en GM 3 (1925) 11, 236.
3 LUIGINA A., Lavoro per i corpi e per le anime, en GM 3 (1925) 1, 7.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
dualmente los corazones de las personas y les abrió al mensaje del
Evangelio.
Es el cuidado de los enfermos y los abandonados lo que hace
del misionero un verdadero padre, madre, hermano y hermana para
la población local. Los enfermos, a pesar de que a veces parecían tan
desagradecidos, eran los que solían darse cuenta de la verdadera
grandeza del misionero y de los motivos que le inspiraban. Los
leprosos reconocen en los misioneros a quienes les cuidan, ¡un amor
mayor que el de los propios padres! Giovanni Pedrazzini informa en
mayo de 1925 sobre una pequeña conversación que escuchó de paso
mientras visitaba a los leprosos en una misión de China. Hablando
del gran cuidado que los misioneros les brindaban y los sacrificios
que aceptaban al visitarles, escribe que uno de los leprosos dijo a su
compañero: “Aquí estamos aislados del mundo. Ni nuestros padres
ni nuestras madres nos vienen a visitar. Todo el mundo nos ha olvi-
dado… excepto el misionero, que está verdaderamente inspirado por
el Señor”4.
Eficacia del ministerio de la salud en zonas primitivas
y difíciles de misión
El dispensario es un medio eficaz de evangelización especial-
mente en regiones donde otros medios producen poco o ningún
fruto. Elena Bottini, misionera en China, habla de esta dimensión
del dispensario en un informe de febrero de 1927. Hablando del cre-
ciente número de pacientes que vienen al dispensario de las herma-
nas HMA y su siempre ascendente apertura a los misioneros, Bottini
observa: “Éste es un medio prodigioso para atraer a los pobres chi-
nos. Al cuidar de su enfermedad corporal se pueden ganar más
fácilmente sus almas para Dios”5. La misma impresión se da en un
____________________
4 PEDRAZZINI G., Attraverso l’isola Don Joao, en GM 3 (1925) 6, 129. La misma
idea se expresa en un pequeño artículo de Garnieri sobre el asilo de los leprosos de
Miguel Unia en Colombia. Los habitantes de la colonia encontraron en su fundador
un verdadero padre y una verdadera madre. El artículo subraya que en el valle del
dolor y la muerte, el corazón paternal del misionero trajo verdadero alivio y con-
suelo. Cfr. GARNERI D., L’Asilo Michele Unia, en GM 3, 1925) 9, 197-198.
5 BOTTINI, E., Notizie da Shiu Chow, en GM 5 (1927) 2, 30-31.
Misión: ministerio de salvación de todo el ser humano
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informe de sor Teresa Merlo del dispensario de Polur, en el sur de la
India. Ella escribe en mayo de 1930:
En las misiones, y especialmente en las tierras paganas, la dedicación
al enfermo es uno de los más bellos y santos ministerios, muy fructí-
fero para el cielo y muy admirado por los propios no creyentes. Los
cuidados extendidos a sus pobres cuerpos oprimidos por varios tipos
de enfermedades ganan la confianza y el afecto de los enfermos y
abren el camino a sus almas y de esta misma manera ellos se acercan
a Dios, a la verdad, y a la fe. ¡Cuántas almas han sido salvadas de las
garras del eterno enemigo sólo a través de estos medios!6
Giovanni Mazzetti, misionero en las misiones de Assam, al es-
cribir sobre la verdadera eficacia de cuidar de los enfermos, viene a
decir que en las misiones esta dimensión no es sólo una gran ayuda,
sino un medio indispensable, y escribe:
¡Pretender conseguir muchas conversiones entre los pobres paganos
sólo dirigiéndose a su escasa inteligencia es utópico! Para traer mu-
chas almas a Dios es necesario presentar nuestra religión en la más
bella de sus formas, la de la caridad como nuestro Señor, que vino
haciendo el bien y curando todo tipo de enfermedades7.
En las misiones, es el cuidado de los misioneros católicos y su
atención por los enfermos, especialmente los más abandonados, lo que
les diferencia de los monjes de otras religiones de la región. En febre-
ro de 1943, Antonio Alessi, convencido budista, aceptó el bautismo en
el lecho de su muerte simplemente por la diferencia en el tratamiento
que le dispensó el monje budista respecto al misionero católico. Todo
lo que el monje budista tenía que ofrecer al leproso eran palabras de
condena. Él estaba convencido de que su terrible enfermedad era un
castigo por algún pecado grave que el pobre hombre había cometido.
El monje budista ni siquiera le ofreció la esperanza de una futura reen-
carnación en una mejor condición. ¡Y cuando el moribundo le pidió
algo de comida, todo lo que el monje le dijo es que se lo pidiera a otra
persona que pasara por allí! Mientras, el misionero católico, debido a
su innata compasión inspirada por su religión, ofreció al leproso comi-
____________________
6 MERLO T., Gioie tra i malati di Polur, en GM 8 (1930) 5, 112.
7 MAZZETTI G., Il miracolo della carità, en GM 8 (1930) 10, 212-213.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
da y bebida, se le acercó, le escuchó, habló con él y le consoló. Y el
resultado final fue que el leproso, quien antes no quería ni hablar del
bautismo, finalmente lo pidió, ¡y falleció satisfecho!8
Exigencias del ministerio de salud para el misionero
Aunque es un excelente medio de evangelización, el cuidado
de los enfermos plantea sus propios retos al misionero. Éste no es
una persona carente de sentimientos humanos de atracción y repug-
nancia. Como su trabajo no le reporta ninguna ganancia material,
tiene que estar profundamente motivado por su fe, a no ser que su
instinto humano natural le haga sacar lo mejor de él. Cierto, los
misioneros son héroes, ¡pero su heroísmo está continuamente ali-
mentado por la fuente de la caridad evangélica! El cuidado de los
enfermos y los más abandonados entre ellos no es sino una mani-
festación de amor de los misioneros por aquéllos, imitando al mis-
mo Cristo. JM habla del heroísmo de los misioneros que cuidan a los
leprosos en estos términos:
“Estos héroes de la caridad cristiana se encierran voluntariamente en
asilos de leprosos, no se molestan por el horror al que se enfrentan,
el hedor de los cuerpos podridos o el peligro de contagio. ¡Alejados
de todas las comodidades de la vida, de la sana alegría, se enfrentan
a lo desconocido, a lo olvidado como sombras plácidas en este lugar
de dolor, expuestos a un peligro que es perenne, socorridos sólo por
una fuerza que sigue creciendo en el amor de Cristo!”9
¡El misionero que decide dedicarse al cuidado de los leprosos
lo hace consciente de que de alguna manera ha firmado su propia
muerte segura! Presentando la figura heroica de Prospero Massari,
sacerdote salesiano misionero entre los leprosos de Colombia, JM
afirma que era su intención de dedicarse a los leprosos lo que le ins-
piró hacerse salesiano. Cuando en el transcurso de su ministerio
entre los leprosos contrajo la temida enfermedad, consta que dijo:
“Cuando escogí dedicarme a los leprosos, preví la posibilidad del
contagio”10. Él continuó su vida misionera como leproso entre los
____________________
8 Cfr. ALESSI A., L’anima del lebbroso, en GM 21 (1943) 2, 14-15.
9 Lebbrosi e missionari, en GM 22 (1944) 7, 69.
10 Il Prete... è un parassita!, en GM 25 (1947) 3, 8-10.
Misión: ministerio de salvación de todo el ser humano
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leprosos, pero agotándose y sacrificándose por los demás, incluso
llegando al punto de sacrificar las inyecciones que podían haberle
curado, para dárselas a otra desafortunada alma, quien, según él,
¡necesitaba la cura más que él!
Recompensas del ministerio de la salud en las misiones
El sacrificado trabajo de los misioneros proporciona abundan-
tes frutos en las vidas de aquellos a los que cuida y ese es suficien-
te pago para el heroico misionero. Hablando de las colonias de
leprosos que los salesianos tenían en Colombia, JM afirma:
Donde la miseria material y moral reinaba de manera suprema en
forma de abandono, desorden de todo tipo y desesperación, hoy se
observa orden, un sentido de propiedad, resignación e incluso alegría
en medio de tanto dolor. ¡Las víctimas de expiación han florecido de
entre aquellos azotados por tanto dolor!11
Debido a la dedicación misionera a los enfermos12, los indíge-
nas reconocen en los misioneros “personas compasivas” como, se-
gún un informe publicado en el número de julio-agosto de 1946,
llaman los congoleños a las hermanas misioneras en la misión sale-
siana del Congo13. Y todo el cuidado y sacrificada atención de las
hermanas hizo del dispensario
un pequeño albergue donde las miserias y dolores innumerables
encuentran un lugar de refugio, un punto de contacto de todo tipo de
personas, un púlpito silencioso y a la vez elocuente de caridad evan-
gélica, un lugar de predilección divina para los milagros de gracia
que se realizan allí14.
En el contexto de creciente nacionalismo al final de la Segunda
Guerra Mundial, las actividades misioneras en favor de los enfermos
____________________
11 Lebbrosi e missionari, en GM 22 (1944) 7, 68-69.
12 El cuidado de los enfermos es un campo especializado de las hermanas reli-
giosas en el terreno de misión. Por lo tanto, muchos de los artículos sobre la aten-
ción sanitaria en JM hablan sobre el ministerio de las hermanas. Junto con los
padres salesianos y hermanos, las hermanas desempeñan un papel vital en el cui-
dado de los leprosos en varios asilos en las tierras de misión.
13 Cfr. Dal Congo belga, en GM 26 (1946) 7-8, 4.
14 Dal dispensario di Polur, en GM 24 (1946) 10, 124.

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y abandonados sirvieron para resaltar la relevancia y la necesidad de
la presencia misionera. Incluso donde se apreciaba poco a todos los
extranjeros, los misionerosque atendían en los numerosos hospitales
y dispensarios continuaron disfrutando del respeto y aprecio de la
población nativa15.
Después de la fundación del Día Mundial de los Leprosos por
Raul Follereau en 1954, esta sección específica de atención sanita-
ria en las zonas de misión recibió una atención creciente en las pági-
nas de JM. Especialmente con ocasión de dicho día, JM transmitió
un mensaje del mismo Follereau exhortando a los jóvenes a servir
como voluntarios a ese infeliz sector de la sociedad, o por lo menos
hacer lo posible dentro de sus posibilidades para aliviar el sufri-
miento de los leprosos16.
Misión: asistencia humanitaria a los pobres
y a los desfavorecidos
Desde el principio, JM presenta la acción misionera en su
doble dimensión: “elevar las almas a la dignidad de la vida moral
cristiana con los recursos de religión e instrucción cristiana y aliviar
la miseria de tanta gente pobre”17. Esta sección del estudio trata de
la presentación de JM del compromiso de los misioneros de paliar
la miseria de los pobres y los desfavorecidos de las tierras de mi-
sión. Como la próxima sección será dedicada por completo a la
actividad misionera en el campo de la civilización, la sección pre-
sente versará únicamente sobre aquellas actividades de asistencia
humanitaria que puedan ser consideradas más en la perspectiva de
“salvación”.
____________________
15 Cfr. Le vie delle conquiste missionarie, en GM 25 (1947) 7, 8-9.
16 Cfr. VI Giornata mondiale dei lebbrosi, en GM 37 (1959) 1, 10-11; FACCHI-
NELLI R., Tra i lebbrosi della Corea, en GM 39 (1961) 1, 38-42; Lo voglio! Sii mon-
dato!, en GM 42 (1964) 4, 26- 29; Un’intervista con Raul Follereau, en GM 43
(1965) 1, 14-18; FOLLEREAU R., XIII Giornata mondiale dei lebbrosi, en GM 44
(1966) 1, 2-3; FOLLEREAU R., Messaggio alla gioventù, en GM 45 (1967) 1, 3-4.
17 MASSA R., La missione del Río Negro, en GM 1 (1923) 2, 21-22.
Misión: ministerio de salvación de todo el ser humano
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Situación de las personas en las misiones
Las primeras presentaciones de JM, especialmente de los abo-
rígenes de las misiones de América del Sur, describen las tierras de
misión como lugares donde no ha llegado ninguna actividad huma-
na, zonas vastas cubiertas por frondosos bosques y que muestran el
absoluto estilo primitivo de los aborígenes. Por eso, en el número de
marzo de 1923, JM publica el informe de Mons. Lorenzo Giordano
sobre la primera exploración a la región del Río Negro, en el que
describe la región de la siguiente manera:
Todo lo que se observa es una continua extensión de bosques, sin
ningún indicio de que la mano humana haya podido modificar el tra-
bajo de la naturaleza [...] A medida que se avanza, los indios salen de
sus pequeñas cabañas, llevando las ropas de Adán. [...] Los hombres
no llevan nada prácticamente que se le parezca a ropa y ordinaria-
mente las mujeres no tienen nada mejor que los hombres. En mi
encuentro con ellos, incluso sin desearlo, he experimentado un senti-
miento de repugnancia, viendo en esas míseras personas lo que me
parecía el desprecio de mi propia humanidad. Pero entonces me sentí
abrumado inmediatamente por un sentimiento de profunda compa-
sión18.
A través de varios artículos e informes, en general acompaña-
dos de fotos, la imagen que presenta JM del mundo pagano no es
sólo que es incivilizado, sino más bien un mundo que necesita acu-
ciantemente ayuda, tanto espiritual como material. Los informes de
los misioneros se centran en la pobreza y en la miseria de la pobla-
ción local y la urgente necesidad de ayudarles. Las fotos de las casas
miserables de las personas, de niños pobremente vestidos y faméli-
____________________
18 GIORDANO L., Primo viaggio di esplorazione, en GM 1 (1923) 2, 22. Cierta-
mente la presentación de las otras zonas misioneras es diferente de esta imagen. Sin
embargo, en los informes de todas las tierras de misión, es notable la tendencia a
resaltar el hecho de las pobres cabañas en las que la gente vivía, la ausencia de
carreteras en la región, los bosques y ríos que los misioneros tenían que cruzar, la
falta de medios de transporte y la pobreza general que prevalece en la región, inclu-
so la presencia de animales salvajes, algo bastante impensable en el contexto ita-
liano de esta época, apuntan a la ausencia de desarrollo de la región y el carácter
primitivo de los habitantes.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
cos, de los enfermos y los ancianos, sin duda para evocar simpatía
hacia esas personas, apunta igualmente a la visión de JM de la mi-
sión y sus gentes.
El motivo de la ayuda humanitaria
El misionero es un verdadero padre para su gente, y es la fuer-
za de su compasión lo que le impulsa en sus muchas actividades en
favor de su gente. Hace suyas las alegrías y los sufrimientos de las
personas. Él es incapaz de quedarse a un lado y ver con total indife-
rencia los sufrimientos de las personas y mucho menos de un grupo
completo de personas. Hace todo lo que puede para aliviar el sufri-
miento del pueblo. En marzo de 1933, JM informa de cómo los
misioneros salesianos del sur de la India habían realizado un pro-
yecto de construir pozos para algunas aldeas de la misión, sin con-
siderar el hecho de que los aldeanos no fueran todos cristianos. Es
la compasión por los que sufren lo que mueve al misionero. Ese acto
concreto de compasión que fue tan beneficioso para las personas,
aunque no fue utilizado principalmente como un incentivo hacia el
bautismo, trajo, no obstante, muchos de los aldeanos a la fe. La gen-
te común no se resiste al servicio desinteresado de los misioneros y
son lo suficientemente inteligentes para entender, de algún modo, la
belleza de esa misteriosa fuerza que impulsa a los misioneros. Al
aceptar con gratitud esos servicios materiales, están abiertos a acep-
tar la fe que los misioneros les proclaman. El hecho es que los aldea-
nos no eran todos cristianos. Es la compasión por los que sufren lo
que conmueve al misionero19.
____________________
19 Cfr. Il pozzo che converte, en GM 11 (1933) 3, 82. En julio de 1951, otro artí-
culo más sobre las actividades de los misioneros en el sur India informa de que los
éstos son reconocidos especialistas en construir pozos. Debido a este proyecto
humanitario, han convertido zonas desérticas en tierra cultivable. En una zona
donde debido a su total dependencia de los monzones, las personas sólo podían
tener una cosecha al año que además solía ser muy escasa, debido a los pozos cons-
truidos por los misioneros, la población podía tener hasta tres buenas cosechas
anuales. Este informe indica que este servicio misionero se realiza para aldeas de
población católica y para otras formadas por hindúes de castas inferiores. Cfr. La
piaga dell’India: la fame, en GM 29 (1951) 7, 8-9.
Misión: ministerio de salvación de todo el ser humano
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La ayuda humanitaria: fruto de las necesidades reales
de la población
En sus obras de desarrollo, el misionero es guiado por la nece-
sidad de las personas. Por eso, en julio de 1940 JM informa de có-
mo los misioneros salesianos en Tailandia, para ayudar a los pobres
granjeros, habían conseguido transformar miles de hectáreas de bos-
que en tierras de cultivo y establecieron una gran escuela agrícola en
la región. El artículo comenta que los misioneros son los asistentes
en primera línea de los gobiernos locales en su esfuerzo por mejorar
la agricultura y la productividad de la tierra para el mayor provecho
de la gente20.
El misionero no se limita sólo a un campo. Su preocupación
por el bien de la gente a la que sirve le lleva a realizar varias activi-
dades. Por eso, al describir en 1944 la trayectoria misionera de Don
Cesare Albisetti, JM hace notar que uno de los grandes logros del
misionero fue la construcción de un gran canal de 7.800 metros de
longitud, para traer agua a la colonia de San José de Sangradouro21.
Incluso en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial,
cuando era necesario, los misioneros establecían colonias y aldeas
para albergar a los pobres, quienes con frecuencia habitaban en
viviendas miserables. En abril de 1955 JM informa de que los misio-
neros del Vicariato de Rajburi, Tailandia, habían despejado una
vasta zona forestal en Heui Yank, a unos 329 km de Bangkok, para
construir una aldea moderna22. En mayo de 1956 JM informa sobre
el proyecto de Mons. Mathias, de Madrás, para construir casas de
bajo coste para las personas sin hogar de un sector de Madrás. Es
____________________
20 Cfr. CASETTA G, Thailand, en GM 18 (1940) 7, 107.
21 Cfr. ZUCCHETTI D., Don Cesare Albisetti, en GM 22 (1944) 12, 133. Otro
informe de mayo de 1947 habla del plan de los misioneros salesianos en la región
de Vat Pheng de Tailandia para construir un canal de agua de 8 km de longitud para
suministrar agua para irrigación a la gente de la región. Y el informe concluye afir-
mando que la misión de la Iglesia no es sólo el cuidado del alma, sino también el
del cuerpo, la preocupación misionera no es sólo construir la Iglesia, sino más bien
proporcionar a los fieles lo que necesitan para llevar una vida decente. Cfr. Apo-
stolato sociale in Siam, en GM 25 (1947) 6, 11.
22 Cfr. CARRETTO P., Campo dell’aurora, en GM 33 (1955) 4, 6-7.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
otra vez la compasión por los miles de familias que viven en condi-
ciones miserables e insalubres lo que mueve al misionero a realizar
este proyecto humanitario23. En mayo de 1964, en un informe sobre
la actividad misionera entre la tribu india moro de Paraguay, JM
menciona que los misioneros han construido para ellos una colonia
permanente, con una escuela, un hospital y una iglesia. Éste es el
primer y básico paso para sacarles del bosque y llevarles a un modo
de vida civilizado24.
Énfasis adicional en la ayuda humanitaria en la década de los 60
Informes sobre la actividad misionera en la India en la déca-
da de los 60 tienden a hablar más sobre el compromiso misionero
en el campo de la ayuda humanitaria que de la actividad misione-
ra en el campo de la evangelización primaria. Por eso, F. Capiagh
informa en febrero de 1960 sobre las diferentes actividades que los
misioneros habían puesto en marcha en favor de los parias de la
misión de Chetpet, en el sur de la India.
La atención del misionero se dirige primero, según el informe,
a satisfacer las necesidades humanas de alimentos, ropa, vivienda,
educación, etc.25 En febrero de 1965, hablando de las necesidades
urgentes de la población de las tierras de misión, JM afirma que lo
que realmente aflige a esas personas es el hambre, la enfermedad y
el analfabetismo26. Y los misioneros se centraban en estos campos.
En los últimos años de JM, un salesiano misionero en India que
recibe bastante publicidad en las páginas de la revista es Orfeo Man-
tovani. Su ministerio simplemente consistía en alimentar a los ham-
brientos, construir viviendas para los sin hogar y proveer de ropa a
los pobres. Era un gran amigo de los leprosos y estableció una colo-
nia para ellos. Tenía un gran corazón con los abandonados y los
moribundos e hizo todo lo posible por ellos. Debido a su compro-
____________________
23 Cfr. Case per i poveri, en GM 34 (1956) 6, 8-9.
24 Cfr. RUGGERI A., Con i moro dalla selva del Chaco al fiume Paraguay, en GM
42 (1964) 5, 26-31.
25 Cfr. CAPIAGH R., Tra gli intoccabili di Chetpet, en GM 38 (1960) 2, 33-35.
26 Cfr. Spezziamo la cintura nera della fame, en GM 43 (1965) 2, 4-5.
Misión: ministerio de salvación de todo el ser humano
243
metido servicio a los pobres y a los miserables, su gente le llamaba
con razón “el padre de los miserables”. A él le bastaba saber que
alguien era pobre, para ir a ayudarle. Un artículo de marzo de 1966
comenta que la única recomendación necesaria para ser admitido en
uno de sus centros de ayuda era tener una cara y un cuerpo desfigu-
rado por el hambre y la enfermedad27.
Conclusión
La visión de Don Bosco de la salvación no estaba limitada de
ninguna manera a la salvación de las almas. Sin dudad este aspecto
fue principal en su visión de la realidad. La salvación incluía a todo
buen ciudadano de esta ciudad terrena. Los salesianos heredaron
esta visión holística de su padre y fundador y la vivieron de una
manera muy digna en las misiones. El cuidado de la salud del cuer-
po, a pesar de que de alguna manera intentó servir de punto de
entrada en las vidas de la población indígena, no sólo era un medio
para un fin. ¡Tenía su propia razón de ser!
Una actitud compasiva hacia una persona necesitada hizo al
Buen Samaritano el héroe de una de las mejores parábolas de Jesús.
Lo mismo hizo héroes a muchos misioneros en tierras extranjeras.
No es cierto que tuvieran una respuesta para toda necesidad, pero
ellos tenían una actitud compasiva hacia las personas necesitadas.
La pasión ardiente por las almas se hizo manifiesta en muchos
misioneros en una igualmente ardiente pasión por la humanidad y
aún más por la humanidad que sufre.
Sólo cabe maravillarse ante la capacidad del ser humano para
inmolarse por aliviar los dolores de otros. Páginas gloriosas de
humanidad ilimitadas han sido escritas por tantos misioneros en los
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27 Cfr. MANTOVANI O., La grande fame, en GM 43 (1965) 2, 15-19; Ci avete sal-
vati, en GM 44 (1966) 7-8-9, 16-23; BANKS, H., Raccomandati di ferro, en GM 44
(1966) 3, 4-5; Non dimenticateci, en GM 45 (1967) 5, 16-19; BARACCA G., Così
l’abbiamo sepolto, en GM 45 (1967) 16.19. En la misma línea, JM publica un artí-
culo de Luigi Arneodo sobre el heroico servicio que la Madre Teresa presta a los
pobres y abandonados de Calcuta. Cfr. ARNEODO L., Madre Teresa, en GM 45
(1967) 3, 12-15.

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Visión de las misiones salesianas: 1923-1967
diferentes “valles de dolor y desesperación” de todo el mundo. En la
cultura actual tan centrada en el yo con frecuencia hasta su propia
destrucción para así crear una cultura de la muerte, estos grandes
hombres y mujeres podrían señalarnos el camino que conduce a la
auténtica autorrealización y a la cultura de la vida.