Pamplona. Una Obra social en Navarra 50 anos Bastarrica 1978


Pamplona. Una Obra social en Navarra 50 anos Bastarrica 1978

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JOSÉ LUIS BASTARRICA
UNA OBRA SOCIAL
CINCUENTA AÑOS
DE PRESENCIA SALESIANA
EN NAVARRA
CENTRAL CATEQUÍSTICA SALESIANA - MADRID
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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CEHIS
Publicaciones de la
COMISIÓN DE ESTUDIOS HISTÓRICOS SALESIANOS (CEHIS)
CONFERENCIA IBÉRICA
SERIE "OBRAS" - 100
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Ramón Alberdi (Dr. en Historia, Barcelona), Arturo R. Almeida (Ldo. en Historia,
Lisboa), José Luis Bastarrica (Ldo. en Derecho, Bilbao), Jesús Borrego
(Dr. en Historia, Sevilla), Alberto García-Verdugo (Ldo. en Teología, León),
Fausto Jiménez (Ldo. en Historia, Salamanca-Madrid), Ángel Martín (Dr. en Historia,
Roma-Córdoba) y Tomás Utrilla (Ldo. en Historia, Valencia) forman la
COMISIÓN DE ESTUDIOS HISTÓRICOS SALESIANOS (CEHIS) que promueve
y dirige los trabajos de investigación publicados en esta Colección que abarca:
— Serie amarilla : ANALES
— Serie azul
: OBRAS (Casas e Inspectorías)
— Serie roja
: BIOGRAFÍAS
— Serie naranja : VARIOS
LA CONFERENCIA IBÉRICA de Provinciales Salesianos patrocina su
edición y difusión.
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€> 1978 by CEHIS - Conferencia Ibérica Salesiana
Alcalá, 164 - MADRID, 28. (España)
tel. (91) 2552000
SE PUEDE IMPRIMIR
SALVADOR BASTARRICA CELAYA, SDB.
Provincial
Bilbao, 19 de Marzo de 1978.
ISBN: 84-236- 1367-4
Depósito Legal: NA. 438- 1978
Escuela Gráfica Salesiana - Pamplona
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DEDICATORIA
A la gran Familia Salesiana de Navarra.
A cuantos empujaron esa imponente obra social y cristiana.
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"Don Bosco propone a los maestros métodos absolutamente
nuevos y tan adelantados sobre su tiempo, que uno se pregunta
si han podido ser superados desde entonces. La pedagogía
por'la confianza, 'preventiva y no represiva', llama a cuanto
hay más generoso en la conciencia del hombre sencillo.
Pedagogía cristiana de primer orden, en la que disciplina debe
surgir del interior de las almas".
"De sus escuelas saldrán generaciones de hombres serios,
disciplinados, creyentes, formados en excelentes oficios".
DANIEL ROPS, literato francés
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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índice
CAP.
PAG.
INTRODUCCIÓN... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
PROLOGO ... ... ...... ... ... ... ... ... ... ,.. ... ... ... ... ...... ... ... ... ...
SIGLAS... ... ... ...... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
Inicios de la Obra Salesiana en España... ... ... ... ... ... ... ... ...
Humildes comienzos de una gran Obra... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Tiempos difíciles ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Dios hará de tí una buena viña para sí... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Florecillas Salesianas. Vida de Comunidad... ... ... ... ... ... ... ... ...
La Casa de Pamplona durante el conflicto bélico... ... ... ... ... ...
Tesón baturro en el amor a la Congregación... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Almáciga de vocaciones salesianas y cristianas comprometidas... ......
El primer Convenio entre la Excma. Diputación Foral de Navarra y
los Salesianos... ... ... ... ... ..- ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
El héroe de aquellos tiempos fue D. Luis Blázquez... . . . . . . . . . . . . . . .
José María Enseñat, Coadjutor, Sacerdote, Hombre de Dios... ... ... ...
Escuelas Profesionales "San Francisco Javier" Imenasa-Salesianos... ...
La nueva iglesia de María Auxiliadora ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Una Asociación de Antiguos Alumnos con vida... ... ... ...... ... ...
Fe, trabajo y humor... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Más sobre los Antiguos Alumnos. Muerte del Sr. López ... ... ... ...
El hombrees lo que es su voluntad... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Homenaje de Navarra a la Obra Salesiana ... ... ... ... ... ... ... ... ...
Hasta las Bodas de Oro... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ;.. ... ...
Brotes del carisma salesiano en Navarra ... ... ... . . . . . . ... ... ... ...
BIBLIOGRAFÍA... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
I Final del mandato de D. Juan Vila... ... ... ... ... . . . . . . ... ... ... ...
II Salesianos de la Casa de Pamplona desde 1922 hasta la actualidad ...
III Datos estadísticos ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
IV Carta del Rector faayor de los Salesianos a la Casa de Pamplona ...
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A MODO DE INTRODUCCIÓN
En mi agenda de bolsillo —ya archivada— del año 1975, acabo de
repasar estas palabras, escritas el 18 de mayo: "Tras larga charla con mi
hermano, acepté escribir la Historia de la Inspectoría de Bilbao".
Tres meses después anunciaba el P. Provincial —léase mi herma-
no— en "Enlace", revista informativa de la Comunidad Inspectorial:
"Porque un día no lejano habrá que escribir la Historia de la Con-
gregación en España, porque van desapareciendo testigos que pueden lle-
nar ciertas lagunas y enriquecer lo que está recogido, se dio comienzo
a la selección del material para una Historia de la Inspectoría, que abar-
cará tanto las actuales obras, como las que en un tiempo existieron en
nuestra demarcación".
En esta misma obra constan los nombres de la Comisión encargada
de los estudios históricos salesianos en España.
La Historia de la Casa de Pamplona es el primer tomo de esta nueva
colección.
Di comienzo a la tarea recogiendo cuanta documentación pude sobre
todas y cada una de nuestras Instituciones; ordené y elaboré} primero, la
relacionada con las más veteranas de Baracaldo y Santander. Su Historia
estaría ya editada si con la más fina galantería no hubiesen aquéllas cedido
su vez a estas beneméritas Escuelas Profesionales Salesianas de Pamplona,
que están de fiesta con motivo del Cincuentenario de su fundación.
Beneméritas, sí: por su edad, por ser las primeras de ese tipo en la
región navarra, por la ingente labor en ellas realizada.
Seis mil jóvenes, que recibieron cuidada educación humana, social y
cristiana, con el frescor del carisma salesiano, en las Escuelas Salesianas
de Pamplona y que hoy benefician, en empresas y talleres, a la entrañable
provincia de Navarra y, de paso, a algunas otras, podrían exponeros de
palabra cuanto yo he plasmado en este libro.
Conviene que todo ello quede escrito para recuerdo nuestro y ense-
ñanza del futuro.
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El recordar es necesario, porque hace bien. Si, según Cicerón, "igno-
rar lo ocurrido antes de nacer es condenarse a ser siempre niños", ¡qué
gravedad encierra el olvidar lo vivido, que crea y refresca el espíritu en
orden a la lucha por enriquecer y hacer que fructifique lo recibido!
Es muy difícil escribir una historia enteramente objetiva. Más cuan-
do ella versa sobre hechos que nosotros mismos hemos vivido o estamos
viviendo.
Puedo aseguraros que la Historia que os presento he procurado do-
cumentarla lo más posible. Verifiqué una revisión exhaustiva en el Archivo
de la Casa Salesiana de Pamplona que contiene una documentación tan
vasta, como interesante; leí, página tras página, las publicaciones "Institu-
ción Salesiana en Navarra" y "Don Bosco en Navarra", con tantas noticias
sobre Salesianos, Antiguos Alumnos', Archicofradía y actividades del Co-
legio; consulté el "Boletín Salesiano" y la revista "Don Bosco en España"
de los cincuenta años que abarca el período de nuestra Historia; recogí lo
publicado en la prensa navarra, en libros y folletos, de índole nacional o
local que pudiera ayudar a mejor encuadrar los hechos y arrojara más luz
sobre ellos.
A todo ello es forzoso añadir los valiosos testimonios orales y escri-
tos de los Salesianos y Antiguos Alumnos.
Todo lo anterior va completado con la copiosa documentación que
obra en el Archivo Central Salesiano de Roma y otra —ciertamente más
parca— del Archivo Inspectorial de Bilbao.
He querido ser serio por respeto al lector; objetivo, por amor a la
verdad; sincero, en vistas al pasado y en consideración al futuro; sobrio
en el juicio de personas y acontecimientos más recientes, porque creo lo
demanda la prudencia, sin que por ello mengüe la veracidad.
Sería de desear que algunos documentos escritos de los que nos he-
mos servido hubieran sido más completos y críticos. Por ello, se darán
omisiones o valoraciones, a veces, no del todo exactas, que agradeceré se
me indiquen oportunamente.
Para facilitar la lectura, he preferido colocar la bibliografía y citación
de las fuentes al final de la obra.
Mi más sincero reconocimiento a cuantos han colaborado en este em-
peño, sobre todo, a la Casa de Noviciado de Logroño y a Bautista Araiz,
que me han prestado su generosa ayuda.
3 de diciembre de 1977, fiesta de San Francisco Javier.
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PROLOGO
La etiología y finalidad de esta obra, y hasta la intencionalidad de
su elaboración, nos las descubre el P. José Luis Bastarrica Celaya muy
sencilla, pero expresivamente, en dos líneas nada más de su Introducción,
que por su modesta apariencia, inmersas entre otras más brillantes y deslum-
bradoras —seis mil jóvenes educados por los Salesianos en Pamplona—
vienen a correr el peligro de pasar inadvertidas.
Nos dice así el autor: "Conviene que todo ello quede escrito para re-
cuerdo nuestro y enseñanza del futuro".
En efecto, así debían ser todas las "Historias" y lo que el P. Bastarrica
quiere que sea esta "Historia de las Escuelas Profesionales de Pamplona":
constancia del esfuerzo pasado, ejemplo para el esfuerzo futuro, sin solu-
ción de continuidad, engarzando la teoría del recuerdo con el pragmatismo
de las conductas venideras.
Esta "Historia" no podía ser una mera adición cronológica de sucesos
y personas; acaecimientos y polifacéticos curriculum vitae, aunque ello hu-
biera tenido un gran valor testimonial.
Tampoco el afán de realizaciones desde ya, pudiera justificar una narra-
tiva pretérita, ligera y deslabazada.
El mérito que por mi parte me atrevería a destacar en la Historia Sa-
lesiana de Pamplona que tengo en mis manos —después de haber apurado
gozosamente su lectura— es el noble empeño de su autor de ser exhaustivo
en la aportación de antecedentes, que los busca, resume y selecciona —iba
a decirhasta el escrúpulo, pero todo ello sin desviarse de su norte que
es el pragmatismo salesiano) embozado en un discreto pero incisivo propó-
sito: aleccionador para los de dentro, y para los de fuera proselitista y
II
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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ejemplar. Lo que bien ha podido hacer el P. Bastarrica, por ser filósofo
además de historiador.
Cada Capítulo, cada página, pudiera confirmar nuestra exégesis. Y
como para muestra basta un botón, señalaremos —ad exemplum— el tema
de la pobreza.
El P. Bastarrica pone especial empeño a través de toda la obra, pero
especialmente al tratar de los primeros años fundacionales, en destacar
la penuria que se padeció hasta límites inconcebibles., dedicando a ella todo
el epígrafe 7 del Capítulo III, que titula: "Pobreza y más pobreza", en el
que dibuja con mano maestra aquel ambiente tan angustioso que ni los
coetáneos pudieron imaginar, ya que muy poco faltó para que se cerrara
el Colegio.
El autor ha pretendido inconfundiblemente deshacer equívocos, y
dejar bien claro las penalidades económicas incipientes, máxime cuando
también un diario local había promovido una campaña difamatoria en
sentido contrario.
Y, si bien deja constancia de que por escritura de fundación de 26
de septiembre de 1923, doña Emilia Arastegui y don José Manuel Zubi-
zarreta hicieron donación de un millón de pesetas para la compra de terre-
nos y construcción del edificio, y que más adelante añadieron otras treinta
mil pesetas, también aclara para la posteridad que los terrenos costaron
doscientas mil pesetas, la maquinaria y material cien mil pesetas, quedando
el resto para construir y amueblar el edificio, cuyo proyecto ascendía a
tres millones de pesetas.
Ello bien da idea de la verdadera situación económica de las Escuelas
Salesianas en aquellos primeros años de vida, que reflejó con sinceridad
en sus palabras un antiguo alumno, Agustín Morí, exclamando: "yo llamaría
a este nuestro Colegio: 'la muy leal, muy noble y muy heroica Casa de
Pamplona''. En ella los Salesianos y también los Antiguos Alumnos han
sido auténticos héroes".
Pues bien, el P. Bastarrica deja este hecho de la pobreza —uno entre
tantos que su Historia recoge— perfectamente justificado dentro del mayor
rigor histórico, avalado por un sartal de verificaciones y probanzas que
resisten a cualquier incertidumbre o impugnación.
En ello, el autor ha colmado con creces su carácter de historiador
no solamente alegando sucesos salesianos en Pamplona, sino confirmando
su operación en el tiempo con honestidad y verdad.
Pero la lectura de estos episodios nos lleva a compartir la intención
pragmática del P. Bastarrica: nos ejemplarizan y aleccionan. En efecto, al
salesiano —no cabe duda— le tiene que resultar su lectura un estímulo
para el propio renunciamiento en el cumplimiento y desarrollo de su voca-
ción cuando los medios le falten; y para los que no somos salesianos, indis-
cutiblemente que la contemplación de quienes en situaciones más extremo-
sas nos dieron una lección de sacrificio y austeridad nos anima a superar las
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dificultades propias de nuestro estado, a sobrellevar alegremente las contra-
riedades de cada jornada.
En este aspecto bien puede decirse que el autor consiguió con esta
Historia salesiana su santo y ambicioso propósito.
Pero hay otros aspectos que abonan la calidad de la obra. Ahora me
refiero a la concatenación y conexión que el autor hace de los sucesos de
la Congregación con los avatares políticos de la época. La historia salesiana
en su mundo circundante, en la vida que estaba inmersa tanto social como
política) y ello en el ámbito local, regional y nacional.
Esto es muy importante, porque la historia de las Escuelas Profesio-
nales Salesianas y la historia de Pamplona, Navarra y España, no son dis-
tintas historias. Es una única historia que comprende no solamente recí-
procas interferencias en el tiempo, sino intensas influencias en sus propias
estructuras congregacionales y ciudadanas, más en el área local, naturalmen-
te, que en campos más extensos y extraños, pero no por eso menos im-
portantes.
Porque bueno será tener en cuenta que las personas jurídicas como
las físicas responden indeleblemente a factores influyentes que dimanan de
su propio escenario, sin olvidar el espíritu de la época, sin preterir su
propio ambiente.
Quiero decir con esto —y necesario resulta ahora ejemplificar— que
comprenderemos mejor en el Flos sanctorum la impetuosidad de un San
Cirilo de Alejandría, por ser egipcio; la inquietud de un San Epifanio, por
ser hebreo; la violencia africana de un San Cipriano y un San Agustín; las
iras terribles de un San Jerónimo, por ser eslavo; y la grandiosidad romana,
aunque suavizada en su dureza, de un San Ambrosio, de un San León y de
un San Benito.
Y si la Reforma necesitó de un temperamento militar para imponer
una férrea disciplina y planear una táctica, surgió un Iñigo de Loyola; y
cuando esta misma Reforma precisó de un tierno corazón apareció un San
Felipe de Neri.
Pero ¿qué necesidad teníamos de traer a colación estos paradigmas
de vidas y ambientes cuando la experiencia la gozamos dentro de la propia
Congregación Salesiana?
¿Cuáles fueron los tiempos de don Bosco y de sus inicios fundacio-
nales? No podríamos entender bien su verdadero espíritu si no tuviéramos
en cuenta su mundo circundante.
Italia en aquel entonces era un conjunto de Estados autónomos, in-
tegrada por tres Ducados: Parma, Módena y Toscana; y cuatro Reinos:
los Estados Pontificios, el reino de Cerdeña, el reino de las dos Sicilias y
el reino Lombardo Véneto, cuyo rey —el emperador de Austria— reinaba
desde Viena.
La masa popular no entendía en su programa más que de indepen-
dencia, lo que significaba la expulsión de los austríacos de la Península.
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Las clases más selectas: políticos, escritores, estudiantes, y buena par-
te del clero, tenían un programa más acabado: la independencia no se podía
realizar sin la unidad de Italia, o sea, la fusión de todos aquellos principados.
Pero había un tercer programa, solamente conocido por las Socieda-
des secretas que pululaban con diversos nombres: Masonería, Carbonarios,
Hijos de Marte, Defensores de la Patria, Güelfos, Adelfos, Joven Italia,
etcétera. Para éstos, la independencia y la unidad eran la bandera con que
encubrir su tercer propósito: la destrucción de la Iglesia Romana.
Pues bien, debíamos saber todas estas circunstancias políticas de la
época para llegar a conocer perfectamente la gigantesca y heroica labor de
don Bosco, y ahondar en el verdadero espíritu salesiano.
Porque conociendo ese jirón de la historia de Italia de entonces, po-
demos ahora valorar en su verdadera dimensión el esfuerzo de don Bosco
y de su Congregación en defender al Papado por lo que en aquellos tiem-
pos era combatido; también comprenderemos el porqué de que la Congre-
gación salesiana naciera como asociación de simples ciudadanos ante el
Estado, para obviar la persecución religiosa iniciada por el Ministro del
Interior Ratazzi, que consigue que el Parlamento suprima todas las Ordenes
religiosas en el año 1854; y también encontraremos explicación en que
don Bosco y su Congregación Salesiana sentaran una pedagogía apoyada en
la Religión, en la instrucción devota, en la vida cristiana, en las prácticas
de piedad, en las virtudes, en los Santos Sacramentos. Don Bosco y la
Congregación no conciben la Escuela sin la Religión, porque precisamente
fue una reacción a la laicización de las Escuelas en aquellos tiempos tan
sectarios de la Italia de la segunda mitad del ochocientos.
Y si entramos en las estructuras escolares de esos años en las que
imperaba el principio de que "la letra con sangre entra", también llega-
remos a entender mejor la educación preventiva salesiana, verdadera obse-
sión de don Bosco, como contrapartida a la educación represiva.
En fin, si hemos llegado a columbrar perfectamente —con una cla-
ridad meridiana— después de un siglo, la gigantesca figura de don Bosco
y la fenomenal magnitud de la Obra Salesiana, es precisamente por con-
templarlos a la luz de los tiempos en que nacieron y vivieron.
Creo que ésa ha sido la constante del P. Bastarrica en su Historia de
las Escuelas Profesionales Salesianas de Pamplona.
Llevó a la Congregación de la mano de los acontecimientos internos,
pero también externos, y ello es un enorme acierto; porque no sitúa a la
Congregación en un paraíso artificial, ni la trata como flor de estufa, sino
que nos la muestra en medio de su espontánea naturaleza, con el frescor
y la vitalidad de su medio ambiente, y con la sinceridad expositiva que
debe imperar en toda verdad histórica, así en los sucesos como en las
personas, y en éstas tanto en sus defectos como en sus virtudes.
Este contraste de la Congregación a través de su historia en Pamplona
nos fedata inconfundiblemente el verdadero espíritu salesiano, que supon-
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go —aunque sea tan solamente una intuición— ha sido otra meta que el
P. Bastarrica ha querido conseguir con su obra.
Ese espíritu salesiano que brota de sus páginas, que existe, y que
es el mismo que definió en el año 1922 don Rinaldi —para evitar inter-
pretaciones elásticas del artículo 180 de sus Constitucionesdiciendo es:
"La actividad incansable santificada por la oración y unión con Dios".
Este espíritu salesiano se palpa en esta Historia del P. Bastarrica des-
de principio a fin.
Y esto es lo más importante y trascendente de la obra. Tanto que
nos obliga a considerarla y, por ende) a definirla —y con ello termino tan
extenso Prólogo— diciendo que es: "un relato histórico de la vida sale-
siana en Pamplona, rigurosamente verdadero y documentado, que nos da
plena noticia de la Congregación en el pasado, y nos alecciona y ejemplariza,
dentro del más ortodoxo espíritu salesiano, en orden a nuestras conductas
futuras".
Estoy cierto, estoy seguro, que para estas horas el P. Bastarrica habrá
recibido el mejor de todos los premios para su obra: la sonrisa paternal y
benevolente de don Bosco que como un carisma sigue contagiando las Ca-
sas Salesianas, y también estas Escuelas Profesionales de Pamplona, que
ya entraron en la Historia oficial por el esfuerzo y el acierto del P. José
Luis Bastarrica Celaya.
Pamplona, a 31 de enero de 1978.
Festividad de San Juan Bosco.
FRANCISCO SALINAS QUIJADA
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SIGLAS
A. Bi.
A. S. P.
A. S. 38 P.
A. V. C.
B. S.
C. S. P.
D. B. E.
D. B. N.
E. G. S. S.
I. S. N.
M. B.
S. S.
Archivo Inspectoría Salesiana de Bilbao.
Archivo Escuelas Salesianas de Pamplona.
Archivo Central Salesiano Roma. Apartado Pamplona.
Actas Visitas Canónicas.
Boletín Salesiano.
Crónica Escuelas Salesianas Pamplona.
Don Bosco en España. Órgano Oficial de la Federación de
AA. AA. Salesianos.
Don Bosco en Navarra (Revista de los AA. AA. de Pam-
plona ).
Elenco Genérale della Societá di San Francesco di Sales.
Institución Salesiana en Navarra (Revista del Colegio ).
Memorie Biografiche di Don Giovanni Bosco.
Sociedad de San Francisco de Sales.
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I
INICIOS DE LA OBRA SALESIANA EN ESPAÑA
1. Breve síntesis
En 1888 moría don Bosco. Contaba entonces la España salesiana con
las Casas de Utrera (Sevilla) y Sarria (Barcelona).
Doce años más tarde, con otras veintiocho. Uno de los grandes artí-
fices de esta expansión fue don Felipe Rinaldi.
Siendo director de Sarria, fundó las de Gerona y Santander (Viñas).
Año 1892. Miguel Rúa, sucesor de don Bosco, erige la Provincia o
Inspectoría de la Península Ibérica. Al frente de ella coloca a don Felipe
Rinaldi. Prudente y ponderado. A la vez, emprendedor y dinámico. En
los nueve años que duró su gobierno abrió dieciséis Casas. El clima político
español le fue favorable. El Estado español se percató de la importancia
de la labor salesiana a favor de la promoción obrera.
A las fundaciones de Gerona y Santander siguieron las de Sevilla
(capital) y San Vicens deis Horts (cerca de Barcelona). Luego las de Vigo,
Béjar, Ecija, Carmona (Sevilla), Baracaldo, Salamanca, Valencia, Ciudadela,
Montilla (Córdoba), Madrid, Córdoba (capital), Ronda (Málaga), Huesca
y San José del Valle (Cádiz). La extraordinaria proliferación de obras mo-
vió a los Superiores a la erección de tres Provincias, que se llamaron: Ta-
rraconense, Botica y Céltica. Ocurría esto el año 1901. Con don Rúa.
Al frente de la Tarraconense (sede en Sarria): Don Antonio Aime.
Al frente de la Bélica (sede en Sevilla, Colegio de la Santísima Tri-
nidad): Don Pedro Ricaldone.
Y de la Céltica (sede en Madrid): Don Ernesto Oberti.
Los tres, italianos, de recia personalidad humano-apostólica. Colum-
nas de la Congregación en nuestra patria.
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Los italianos trajeron el espíritu y la obra de don Bosco a España.
Era lógico que así ocurriera. Pero a don Aime le sucedió ya un español,
don Manuel Hermida, párroco antes de Couso (diócesis de Tuy), a cuya
muerte —cuentan— doblaron solas las campanas de su pueblo natal...
Y a don Ernesto Oberti, don Ramón Zabalo, natural de Urnieta (Gui-
púzcoa).
D. Felipe Rinaldi se fue a Turín. Se lo llevó don Miguel Rúa como
Vicario suyo.
Sería interesante realizar un serio estudio sobre su personalidad y
actuación en España, así como de sus primeros sucesores. Ellos transmitie-
ron a los Salesianos españoles el carisma del fundador. Al estudio habrán
de suplir unas pinceladas. Es exigencia de nuestro cometido.
2. El carisma de don Bosco en España
Don Felipe Rinaldi: Se hizo salesiano y sacerdote únicamente por
obedecer a don Bosco. Un caso desconcertante. El único que se registra
en la vida del Santo. Estudiaba en Mirabello (Italia) y por dos veces hubo
de marcharse a casa por motivos de salud. Otras dos veces habló con don
Bosco. No sentía atracción alguna por la vida religiosa ni por el sacerdocio.
Pensó en el matrimonio.
El 22 de junio de 1876, se presentó don Bosco en su casa sin previo
aviso. Tenía Felipe veinte años. "Respondió a todas mis objeciones, me
fue ganando poco a poco —contaba más tarde. Hice toda la carrera
sacerdotal, me examiné de teología, recibí las Ordenes Sagradas absoluta-
mente por obediencia. Don Bosco me decía: 'Tal día darás tal examen;
tal día recibirás tal orden'. Yo obedecía vez por vez".
No se sabe qué admirar más: si la visión profética del Santo o el
amor y confianza de Felipe en aquel hombre de Dios.
Se vino a España el año 1889. Seguro totalmente del plan de Dios
sobre él. Sin dudas ni temores.
Director del colegio de Artes y Oficios de Sarria, hubo de sortear en
el cargo incontables dificultades. No fue la mayor de ellas el desconoci-
miento de la lengua castellana. No es de fácil gobierno una Casa de recien-
te fundación. Desempeñó su incumbencia con el máximo acierto y hasta
con "elegancia".
Fue una de sus cualidades el arte de devolver la paz y la alegría a
corazones conturbados. A ello contribuía su actitud paternal, serena, unida
a una cierta gravedad en el porte, pausado y atractivo.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Año 1886. San Juan Bosco visita Barcelona.
A su derecha —inclinado hacia él—
el Beato Miguel Rúa, su primer Sucesor.
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Nadie recuerda haberle visto alterado. Ni siquiera en las mayores
contrariedades. Solía repetir con frecuencia la célebre letrilla de santa
Teresa:
«Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia
iodo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
sólo Dios basta»
Cuando alguien se le acercaba alterado por algún suceso adverso, le
dejaba desahogarse escuchándole con mucha atención, le observaba mientras
hablaba. Llegado el momento oportuno, respondíale con afecto. Nunca en-
conaba las heridas, las cerraba con suavidad y gracia.
Este su estilo de ser y conducta, tan comprensivo y, a la par, evan-
gélico, heredado de don Bosco, despertaba numerosas vocaciones al es-
tado eclesiástico y religioso.
José Calasanz es un muchacho de genio vivo e inquieto. A.veces
se le dispara su temperamento enérgico ante injusticias o justicias que
duelen. "Iba uno —dice— echando chispas y pateando a hablar con don
Rinaldi. Te miraba, escuchaba y, de pronto, te decía: 'Es el hombre
viejo, la naturaleza viciada, la que se revela, ¿sabes? No le hagas caso.
¡Quédate tranquilo!' Y tranquilo se quedaba uno, resuelto a luchar con
su hombre viejo del que habla San Pablo, por fuerte que hubiera sido el
temporal". El P. Calasanz era Provincial de la Inspectoría Tarraconense,
a la que pertenecía la Casa Salesiana de Pamplona, cuando hombres desal-
mados colocaron en sus manos la palma del martirio, en Valencia, el 29 de
agosto de 1936.
Seguía con su cargo de director el P. Rinaldi en Sarria (1889-1892)
cuando llamó a las puertas del Colegio un chiquillo aragonés, también
inquieto y vivaracho.
Guillermo tenía miedo a los curas, a pesar de tener un hermano
sacerdote o, tal vez, por eso mismo.
Dije que llamó a las puertas del colegio; mejor sería decir que le
hicieron entrar;
Una caricia de don Rinaldi le serenó. Al cabo de cierto tiempo, cae
sobre su mejilla un grosero sopapo, discordando en "género, número y
caso" del "Sistema preventivo de don Bosco". Corre el muchacho hasta
el director para protestar y marcharse a su casa. Don Felipe le envuelve
en una mirada tal de comprensión, que la bondad del superior cala en lo
más hondo de su alma, imprimiendo —me atrevería a decir— "carácter"
en ella.
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Se repite la caricia del día de su recepción en el colegio: pasea el
director un rato con él y luego se lo entrega a un salesiano: "Este niño,
¿sabes?, quiere jugar contigo".
Viñas, al día siguiente, escribe a su hermano sacerdote: "Estoy aquí
contentísimo porque hay un cura que me quiere mucho. Los otros juegan
con nosotros y no nos pegan como tú".
Del P. Viñas se hacen lenguas cuantos le conocieron en la geografía
salesiana de España y, concretamente, por lo que a nosotros ahora res-
pecta, en la Casa de Pamplona.
De él, como del P. Calasanz, volveremos a hablar en otro lugar.
El P. Rinaldi fue luego, como antes dejé anotado, el único Provin-
cial de España y Portugal, desde el año 1892 al 1901. Después, por espa-
cio de veinte años, Vicario General de la Congregación, durante los rec-
torados de don Miguel Rúa y Pablo Albera. Resultó elegido Superior de
toda la Congregación el 24 de mayo de 1922. Siempre recordó con ca-
riño singular a España.
En los nueve años que fue Rector Mayor, es decir, hasta su muerte,
el número de salesianos en el mundo ascendió de 6.000 a 10.000. Im-
presiona, asimismo, la escalada de las fundaciones, pues, en ese período,
se abrieron 260 Casas Salesianas.
Don Antonio Aime: Ordenado de sacerdote, en Italia, por el salesia-
no Mons. Juan Cagliero, Obispo entonces y más tarde cardenal, se vino
a España a trabajar, en calidad de P. Espiritual de la comunidad de Her-
manos y muchachos (catequista, en el "argot" salesiano), a las órdenes
del director de la Casa de Sarria, D. Felipe Rinaldi.
En 1900, le nombraron superior del nuevo Colegio de San José,
en los suburbios de Barcelona. Lugar medio despoblado. Campaban por
allí, a sus anchas, los anarquistas.
La bondad y simpatía del P. Aime le conquistaron el afecto de la
barriada. Los niños le idolatraban. Y ¡los mayores! Don Aime llegó a ser
—sin hipérbole— el sacerdote más conocido y amado de Barcelona. Com-
prendió a fondo las necesidades y legítimas aspiraciones de los obreros.
Organizó Círculos Católicos, escuelas diurnas y nocturnas, conferencias de
propaganda...
Cuando la obediencia le destinó a un puesto de mayor responsabili-
dad y hubo de separarse de sus pobres, recibió de éstos una demostración
de afecto sin precedentes.
El célebre escritor Blasco Ibáñez llegó a afirmar: "Si don Aime hu-
biese permanecido con nosotros en Barcelona, de seguro no hubieran te-
nido lugar los luctuosos sucesos de la 'Semana Trágica'".
Fue Provincial de la Inspectoría Tarraconense durante dos años (1901-
1903). Marchó luego a Colombia. También de Provincial para allí con-
tinuar la empresa heroica de don Evasio Rabagliati y de don Miguel Unía,
el apóstol de los leprosos de Agua de Dios.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Murió el año 1921. Luto nacional. Los funerales, en la catedral de
Bogotá. Con asistencia del Presidente de la República, del gobierno y re-
presentantes de todos los partidos políticos de la nación.
Por decreto gubernamental se le confirieron los supremos honores
civiles.
García Ortiz, ministro de Asuntos Exteriores, escribía en el diario
"El Tiempo":
"Cuando en su presencia se hablaba de los partidos políticos de
Colombia y se deseaba su opinión, respondía invariablemente: 'Yo en
Colombia no reparo ni en liberales ni en conservadores. En todos los par-
tidos tan sólo veo hijos de Dios. A ellos me entrego y sirvo porque les
amo. Mi vocación me lleva a que unos y otros vivan unidos en el amor.
Si me adhiriese a unos, me apartaría de los otros y surgirían dificultades,
que, a su vez, engendrarían obstáculos serios para mi misión de paz y
de amor.
Mi único afán, mi deber es predicar, con la palabra y el ejemplo, la
doctrina de Jesucristo, doctrina de caridad. Soy un pobre salesiano, que
tiene el deber específico de impartir la educación cristiana y proporcionar
un modo digno de ganarse la vida a los hijos del pueblo. Yo pertenezco
al 'partido de Dios"'.
Don Ernesto Oberti: Cuando don Rinaldi pensó en la fundación de
una Casa Salesiana en Madrid (año 1900), le escogió como director de la
misma porque la capital de España se merecía un hombre de la talla de
don Ernesto.
Sus dotes naturales eran exquisitas, y no se quedaban atrás su vasta
cultura, porte finísimo y expansiva caridad.
Se abrió, primero, una casita en la calle Zurbano. No le satisfacía a don
RinaMi la presencia de los salesianos en un barrio aristocrático.
Paseándose un día por las calles madrileñas, reparó en la muchachada
que pululaba —y alborotaba— en la barriada de Atocha.
—Este es nuestro puesto —pensó.
Y sin más consideraciones abandonaron los Salesianos el inmueble de
la calle Zurbano para meterse -—y muy a su gusto— entre los pilluelos de
Atocha, Lavapiés y contornos.
El año 1902 fue nombrado don Oberti Inspector-Provincial de la
Céltica. Dos años más tarde, gravemente enfermo, hubo de ser trasladado
a Roma. Allí entregó su alma a Dios, el 28 de octubre de 1904.
Le sucedió en el cargo don Ramón Zabalo.
Don Pedro Ricaldone : La vivacidad del muchacho hacía temblar a
su madre. No había olmo, en las cercanías de su casa, hasta cuya punta
no se hubiera encaramado Pedro.
Se vino a España como profesor de los chicos del colegio de Utrera
y estudiante de teología (año 1890).
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Sevilla. Una magnífica iglesia y extensas huertas constituían toda la
riqueza del antiguo convento trinitario, desde hacía mucho tiempo inha-
bitado.
El P. Atzeni y el joven Ricaldone montaron allí un Oratorio Festivo
Salesiano.
Su campo de actividad apostólica lo constituía un barrio, medio de-
sierto, en el que merodeaban, a sus anchas, chavales que, organizados en
bandas, se peleaban, unos contra otros, con hondas, en cuya manejo eran
doctores.
Como consecuencia de sus constantes combates, no quedaba en el
barrio farol con cristal.
Atacaban sin reparos a la misma guardia, a todo carruaje de persona
decente que acertara a pasar por sus dominios. La misma infanta Isabel
sufrió las consecuencias de aquellos ímpetus infantiles por ocurrírsele,
más de una vez, acercarse al famoso suburbio.
El peso del Oratorio lo llevaba Pedro Ricaldone, aún no sacerdote.
Esbelto, dinámico, sabía cantar, tocar, dibujar y, sobre todo, amar.
En expresión de José María Javierre en su obra "Don Marcelo de
Sevilla", "Ricaldone hablaba un castellano 'macareno' y tenía gracia para
ganarse a los pilletes vagabundos".
Un día de la Inmaculada, los muchachos de Ricaldone —centenares
de aventureros— hacían a la Virgen la ofrenda del, para ellos, más he-
roico sacrificio: el de quemar ante ella todas sus hondas.
A la edad de treinta años, estaba don Pedro al frente de la Inspec-
toría Bética... Más tarde... llegaría a regir toda la Congregación como
Rector Mayor. Su rectorado fue casi tan largo como el de don Rúa. Die-
cinueve años. Escribió mucho y bueno.
Poco antes de su muerte, nos legó una de sus mejores obras: "Don
Bosco educador".
Descansó en el Señor el 25 de noviembre de 1951.
Nos causa pena el tener que resumir en tan escasas líneas vidas tan
fecundas y empresas tan vastas como heroicas.
Encarnaron en sí el carisma de don Bosco. Nos lo trajeron a España.
Amaron a España como a su propia tierra. Imitando a su fundador, "no
dieron un paso ni pronunciaron una palabra, ni pusieron mano en empre-
sa alguna, que no tuviese por mira la salvación de la juventud".
Don Manuel Hermida: Verdadero regalo de Dios a la Congregación
salesiana en los primeros años de su establecimiento en España. Sacerdote
secular, párroco de Couso (diócesis de Tuy), apenas conoció la Obra Sa-
lesiana y el espíritu de su fundador, se presentó en el Colegio de Sarria.
Año 1886. Vibraba en el ambiente el entusiasmo que despertó la reciente
visita de don Bosco a la Ciudad Condal.
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El P. Hermida, hombre de virtud recia y bien acrisolada, aceptó de
buen grado las inevitables incomodidades y privaciones de una Casa de
reciente fundación.
Se entregó sin reservas al apostolado juvenil salesiano al lado de
aquellas almas grandes, Juan Branda y Felipe Rinaldi, directores sucesiva-
mente de las Escuelas de Artes y Oficios, las primeras que los Hijos de
don Bosco abrieron en España (1).
No pasó mucho tiempo hasta que fue nombrado director del Colegio
de Gerona. Trasladado a Sarria con el mismo cargo, construyó la iglesia
de María Auxiliadora y comenzó la edificación del templo al Sdo. Corazón
en la cumbre del Tibidabo.
Provincial el año 1903 de la Inspectoría Tarraconense, fundó las Ca-
sas de Mataró (Barcelona) el año 1905, de Huesca (año 1906) y Campello
(Alicante), año 1907.
Duró su mandato de Provincial seis años.
Don Antonio Candela: De grandes cualidades intelectuales, presencia
y trato señoriales, agudo, alegre, equilibrado. Apenas ordenado de sacerdo-
te, empezó a desempeñar puestos de responsabilidad. Director del Colegio
de Sevilla, fue nombrado luego Provincial de la Inspectoría Bética, cuando
don Pedro Ricaldone marchó a Turín como Director General de las Es-
cuelas Profesionales de la Congregación (año 1911).
De nacionalidad francesa (había nacido en Oran), don Pedro Rical-
done, ya Rector Mayor, le nombra su Delegado, durante el período bélico
(1935-1945) para todas las Casas Salesianas de Europa, América, Asia,
África y Australia, incomunicadas con Turín.
Su labor más preciosa la desarrolló como Director General de la Con-
gregación para las Escuelas Profesionales.
Murió en Turín el 12 de agosto de 1961 (2).
3. Nueva estructuración de la España Salesiana
Al comienzo de la segunda década del siglo se funden en una única
Provincia las Inspectorías Céltica y Tarraconense, con sede en Sarria y
don José María Manfredini de Inspector. A don Manfredini le sucederá
don José Binelli.
(1) La primera Casa que don Bosco abrió en España fue la de Utrera (Sevilla) el año 1881.
Su primer director fue don Juan Branda, que más tarde fundó la de Sarria. La comunidad de
Utrera^se dedicó a la Enseñanza Primaria y a la dirección de la parroquia del Carmen.
(2) Réstanos añadir a estas grandes figuras de los primeros tiempos de la Congregación en
España la de don Ramón Zabalo, Provincial de la Inspectoría Céltica desde el año 1904 al 1911,
y la de don Marcelino Olaechea, de época posterior.
Diferimos nuestro deseo hasta la edición de la Historia de los Colegios de Baracaldo y San-
tander, de próxima publicación, en la que se estudia ampliamente el tema.
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La Bética no experimenta variación alguna. Al largo mandato de don
Ricaldone sucede el de don Antonio Candela. De ambos hemos ha-
blado ya.
Don José María Manfredini: Tuvo la suerte de convivir con don Bos-
co durante los dos últimos años de la existencia del Santo.
Con la láurea en filosofía por la Universidad Gregoriana, se vino a
España, donde trabajó duramente cerca de sesenta años en los puestos de
mayor responsabilidad.
Después de su directorado en la Casa de Utrera, es nombrado Pro-
vincial. Lo fue de la Céltica y de la Tarraconense; posteriormente también
de la Bética. Dirigió las Casas de Madrid (Atocha y Carabanchel Alto),
Campello, San José Del Valle (Cádiz) y Granada.
Participó en los Capítulos Generales de la Congregación que eligie-
ron al segundo, tercero y cuarto sucesor de don Bosco (3).
"No tenía —en expresión del P. Fierro— la paternidad de don Ri-
naldi ni la suavidad de don Manuel Hermida. Tenía sí la rectitud del verda-
dero israelita. Quizá la Inspectoría Céltica-Tarraconense, en los últimos
años de su gobierno, necesitaba de un hombre de su temple. Por lo de-
más, poseía un corazón de niño, y su celo por todo lo salesiano era in-
menso".
Don José Binelli: Miles de Salesianos le canonizaron en vida. Pro-
fundamente humano. Su alma vivía de continuo en el regazo de Dios.
Amó a los hombres y éstos le amaron.
Licenciado en Letras, era un magnífico profesor en el colegio sale-
siano de Valsálice (Italia) cuando la Obediencia le destinó a España para
suceder a don Manfredini en el cargo de Provincial. Lo fue de la Céltica
y de la Tarraconense.
Diez años seguidos permaneció en el cargo. No le faltaron sufrimien-
tos, debidos muchos de ellos a su excesiva bondad. "El santo de don Bi-
nelli" se le llamó y le siguen llamando quienes le conocieron.
Se le confió posteriormente la dirección del Instituto Teológico In-
ternacional Salesiano de Turín. Se entregó al estudio de diversas lenguas
para, en su- nueva misión, poder realizar más fructífero apostolado entre
los candidatos al sacerdocio.
Una encefalitis crónica se apoderó de él, y paulatinamente fue mi-
nando sus fuerzas. Volvió a Valsálice a consumar su martirio, siguiendo
las huellas de don Andrés Beltrami (4), en la oración y el dolor.
Murió en Turín el 2 de julio de 1935.
(3) Don Miguel Rúa, don Pablo Albera y don Felipe Rinaldi.
(4) Salesiano. Recibió el hábito clerical de manos de don Bosco. Terminada la licenciatura
liceal, se matriculó en la facultad de Letras de Turín. Al año, cayó enfermo. Sobrellevó con
alegría sus incesantes sufrimientos. Ordenado sacerdote por Mons. Cagliero fue su lema: «Ni curar
ni morir: vivir para sufrir. La misión que Dios me encomienda es la de orar y sufrir».
En curso su proceso de beatificación, fue declarado Venerable el cinco de diciembre de 1966.
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4. Separación de las Inspectorías Céltica y Tarraconense
Ocurre en los comienzos de la tercera década del siglo. Don José
Binelli continúa al frente de la Céltica y don Marcelino Olaechea es nom-
brado Provincial de la Tarraconense (1922-1925).
La Inspectoría Bética ha continuado sin desmembración alguna des-
de sus comienzos con don Ricaldone, al que sucede —como ya dejamos
anotado— don Antonio Candela. Más tarde la gobierna don Esteban Giorgi.
Don Esteban Giorgi: Nació en Forlí (Italia) el 17 de abril de 1872.
Sacerdote, fue destinado a Marsella (1901) en calidad de director. El mis-
mo cargo desempeñó luego en Sevilla (1909-1914) hasta ser nombrado
Inspector de la Bética (1914-1920). Dirigió después las casas de Sarria
(1920-26) y Campello (1926-28).
Al nombrarle la Santa Sede Visitador de las Religiosas de Portugal,
ocupó, a la vez, el cargo de director del Colegio de Lisboa.
Pasó luego el Océano, y en Recife (Brasil) ejerció su mejor apos-
tolado.
Llegó a los noventa y cuatro años, edificando a todos por su bondad
y amor a todo lo salesiano.
De la semilla arrojada por estos primeros Salesianos en tierras es-
pañolas surgió, en el correr de los años, un árbol frondoso con 7 Provin-
cias o Inspectorías, 147 Casas y 2.208 Salesianos.
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D. Antonio Aróstegui, Fundador de las Escuelas
Profesionales Salesianas de Pamplona.
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II
HUMILDES COMIENZOS DE UNA GRAN OBRA
1. Aurora de esperanzas
La Casa Salesiana de Pamplona se eleva sobre pilares graníticos de
fe, generosidad evangélica, trabajo sin medida y sufrimientos heroicos que
asombran —y más a cincuenta años de distancia— al estudioso que pe-
netra en la historia de la misma. Así. Sin ficciones ni hipérboles retóricas.
Sin apaños ni fiorituras. La verdad desnuda. Historia.
Fe de almas que se enamoraron del espíritu y métodos de don Bosco
en la patria de San Francisco Javier, mucho antes de que pudiesen vislum-
brar los inicios de la Obra Salesiana en aquella su tierra natal; fe y activi-
dad de aquel gran hijo de don Bosco, que se llamó Rodolfo Fierro Torres,
propagandista modesto, pero eficaz, de la Congregación Salesiana en la
capital navarra; magnificencia, que .es aliento y generosidad para las gran-
des empresas, y se convierte en virtud cristiana cuando se orienta y lanza
hacia las alturas de la glorificación divina, como ocurrió con los señores
don Antonio Aróstegui y sus hijos desde las tierras argentinas; y, final-
mente, el heroico sacrificio —¡sin hipérboles!, repito— de los primeros
Salesianos, y también de los segundos y terceros, que allí llegaron y se
adaptaron, en su modo de vida, a la más estricta pobreza, erizada de toda
suerte de incomodidades y estrecheces, increíbles pero ciertas.
Año 1898. Ignoramos cómo ni dónde conoció a los Salesianos don
Melitón Galar, párroco de Eusa (Navarra). Sabemos que, al morir, dejó a
los Hijos de don Bosco la herencia de una parte de sus no abundantes
bienes.
El 18 de febrero de 1916 fallecía en Pamplona doña Carmen Aríste-
gui. En el testamento cedía en usufructo algunos bienes —ignoramos la
cuantía— a su hermana doña Eleuteria y a doña Mercedes Goñi, suma que
a la muerte de ambas señoras, había de pasar a los Salesianos "siempre
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que éstos se aprestasen a residir en la capital o, a lo sumo, a diez kilóme-
tros de la misma".
Ningún dato histórico abona la conjetura de que doña Carmen co-
nociera al P. Fierro cuando la intervención de éste, durante la Semana
Social que se celebró, en la ciudad del Arga, el año 1913.
"Un día me encontré —escribe en sus Memorias el citado P. Fierro—
con la sorpresa de ver mi nombre en la lista de profesores de la Sexta
Semana Social Española, que había de celebrarse en Pamplona, y una carta
de Severino Aznar Envide, su presidente, en que me decía: 'Los Sale-
sianos, sociólogos de acción, no pueden estar ausentes en esta tanda de
estudios y orientaciones sociales. Contando de antemano con su consen-
timiento, me he tomado la libertad de incluirle entre sus profesores'.
En mi fuero interno se lo agradecí.
Le presenté la carta al P. Manfredini y frunció un poquitín el ceño.
Accedió quizá movido por lo que añadía don Severino: 'Quién sabe si esta
intervención sea el medio o uno de los medios de que se valga el Señor
para abrirles a ustedes un campo en esta provincia modelo de acción so-
cial y tan fértil en vocaciones religiosas'.
La semana se desarrolló del 3 al 9 de julio de 1913. Fue un grande
y fecundo curso. Acudieron a ella los grandes sociólogos de España y
tuvimos observadores extranjeros, sobre todo franceses, presididos por el
Secretario General de Semanas francesas, Marius Gonin. Había un gran
número de obispos, alguno de ellos, como el de Jaca, profesores del cur-
sillo. Estaban también el Nuncio de su Santidad, Mons. Antonio Vico,
que sabía ya su elección al cardenalato.
Mis conferencias eran dos y'versaban sobre 'Escuelas Profesionales
en general' y 'Escuelas Profesionales Salesianas',
Fueron seguidas con una atención y una admiración que me maravi-
llaban. Parecía en ciertos momentos que los oyentes iban descubriendo
mundos soñados o vislumbrando rumbos que andaban buscando o que tal
vez entrevieran y no habían visto del todo aún. Y así, en efecto, me lo
decían Marín Lázaro, el vizconde de Eza, el obispo de Jaca. Tenía razón
don Rinaldi cuando afirmaba:'Don Bosco aún no es conocido'.
Por mi parte también vi, desde esa tribuna, cosas que no había
visto o que apenas había entrevisto.
Observando ciertos gestos, ciertas palabritas dichas por uno al oído
de otro, comprendí que realmente los Salesianos tenemos, por bondad
y generosidad de Dios, la solución de buena parte de los problemas que
preocupan a los sociólogos y a los gobiernos; que nuestra obra es una
maravilla que nosotros mismos no conocemos y que, apenas conocida,
interesa y encanta; y vi por qué tantos prelados y tantos gobiernos la de-
sean y la buscan.
Al día siguiente de terminarse el Congreso, tuvieron los agricultores
una importante reunión y me invitaron a ella.
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D. José Manuel Zubizarreta y Dña. Emilia Aróstegui.
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Discutieron sus asuntos, algunos bastante serios y complicados, en
que también se mezcló la política.
Asistía como curioso, como estudioso. Algunos conocían los libros
del P. Ricaldone: 'El Clero, la Agricultura y la Cuestión Social', 'La Agri-
cultura y la Cuestión Social' y algunos volúmenes de la 'Biblioteca Agra-
ria Solari'. Contestando a sus preguntas, les hablé de Baratía (1) y de So-
lari y de nuestras Escuelas Agrícolas de Italia, Francia y de la misma
España.
A la reunión siguió un banquete, al que también me invitaron.
—¿Cuándo vienen ustedes a Navarra? —me preguntaron con insis-
tencia.
—Cuando ustedes nos faciliten la venida.
La respuesta vino años después a través de... 'Buenos Aires'.
Larga ha sido la cita. La juzgo, sin embargo, necesaria por interesan-
te y orientadora. Constituye algo así como una pequeña "prehistoria" de
la Obra Salesiana de Pamplona (2).
2. El gran regalo de San José
Corría el año 1920. Celebrábase en el Colegio Salesiano de Almagro
(Buenos Aires) el onomástico del P. Provincial don José Vespignani.
(1) Carlos María Baratía fue Provincial de las Casas Salesianas del Piamonte (Italia). Cultivó
con pasión la música, en que triunfó plenamente. Escritor fecundo de numerosas obras. Apro-
vechando su escaso tiempo «libre», estudió a fondo la ciencia de la agricultura y propagó el
método Solari. Fue director de la «Revista de Agricultura», y lanzó al público catorce volúmenes
y folletos sobre la teoría y práctica del sistema.
Temple de acero, don Baratta vivió en diez lustros una vida que pudiera haberse prolon-
gado otro tanto. Jamás le preocupó la idea de que estaba abreviando velozmente sus días con
trabajo tan ímprobo. Su única preocupación era hacer el bien.
(2) Otros datos elocuentes podrá hallar el lector en el mismo libro de sus «Memorias»,
págs. 138-142.
Dos años antes, el mismo salesiano, P. Fierro, había obtenido un triunfo resonante en el
Congreso de Diputados, en el que se debatía la célebre «Ley del Candado», elaborada por Cana-
lejas, cuya finalidad era echar fuera a los Religiosos dedicados a la enseñanza y poner un candado
.para que no volvieran a entrar.
Los debates en el Parlamento y los mítines en las ciudades fueron imponentes. La Ley pasó
en los dos primeros debates. Era inminente el tercero.
El Marqués de Comillas, Claudio López Bru logró persuadir a Canalejas de que era indigno
de un Congreso liberal y demócrata expulsar a unos presuntos reos sin ni siquiera darles ocasión
de ser oídos.
El gobierno fijó el 13 de junio de 1911 para que los Religiosos que quisieran fuesen a defen-
derse. El reo no podría hablar más de veinte minutos y sin derecho a réplica.
Hicieron uso de la palabra varios insignes religiosos sin éxito alguno. Llegó el turno al
P. Fierro, que hubo de improvisar su discurso por haber enfermado el P. Pujol. La acogida de la
sala le fue más bien hostil:
— ¡Qué tío flacucho! ¡Que le den garbanzos!
—Silencio, señores —decía el Presidente'Alba.
Empezó a hablar cuando le dejaron. Sin polémica. Sin retórica. Le fluían las palabras. Tan
solo narraba la labor de los Hijos de don Bosco en sus colegios. Transcurrieron los veinte mi-
nutos. El Presidente le rogó prosiguiera. Una hora. Al terminar, se halló en los brazos de la
gente. Le besaban, le estrujaban, le estrechaban las manos. Y ¡se retiró la «Ley del Candado»!
Alguien aseguró que el mismo Lerroux había besado al P. Fierro. Esta noticia cundió por
Madrid.
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4.2 Page 32

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En el salón de actos tuvo lugar la Velada-Homenaje al amado Su-
perior. Asistían a la misma algunos Cooperadores y amigos de la Obra
Salesiana. Entre ellos el Sr. Morea, tío del P. Nicolás Esandi, hijo de pa-
dres navarros o vascos, gran salesiano y obispo más tarde de Viedma
(Argentina).
No se contentaba el Sr. Morea con1 sus espléndidas limosnas a favor
de los Salesianos. Procuraba asimismo ganarse a otros amigos para así ayu-
dar más eficazmente a los Hijos de don Bosco en un apostolado que consi-
deraba de primera necesidad.
Tenía oído que don Antonio Aróstegui, natural de Arive (Navarra),
gran amigo y socio en sus negocios, abrigaba la intención de favorecer a
sus paisanos con alguna obra benéfica de caridad.
Se lo llevó a Almagro, visitó con él la Escuela Salesiana de Artes y
Oficios "Pío IX" y asistieron ambos a la velada.
"El Sr. Aróstegui —relata el P. Vespignani— ya por lo que vio en
su visita, ya por su conversación con el Sr. Morea, exclamó: 'Eso es lo
que yo quiero para Pamplona (3). Yo, al oír el estallido de esa 'bomba' be-
néfica, que nos lanzaba el santo Patriarca por medio de un cooperador
casi desconocido, me levanté y públicamente agradecí tan generoso ofre-
cimiento.
La inesperada noticia originó una explosión de aplausos. Los mucha-
chos gritaban: '¡Viva el Sr. Aróstegui!' y '¡viva Pamplona!', ciudad que
conocíamos por la vocación de San Ignacio. Yo añadí: '¡Viva el Sr. Mo-
rea, gran amigo de don Antonio e inspirador de la feliz idea!'
Siguió a mis palabras nuevo nutrido aplauso para el buen coope-
rador".
Llegó don Antonio a casa. Dio a conocer a su hija doña Emilia y al
yerno, don José Manuel Zubizarreta, la buena obra que el Señor le acababa
de inspirar y el deseo de llevarla a la práctica lo antes posible. Alabaron
los hijos la conducta de su padre y se celebró el acontecimiento, dentro
de la familia, con la mayor alegría.
Al poco tiempo emprendía don Antonio un viaje por Europa rumbo
a España y a su patria chica, Navarra, con la finalidad de iniciar en Pam-
plona la fundación, a la que había destinado un millón de pesetas.
Quisó Dios llevarle antes consigo. El 31 de diciembre de 1920 expi-
raba en Madrid casi de improviso y, desde luego, ab intestato.
Sus hijos, compenetrados totalmente con los nobles sentimientos de
su padre, decidieron hacer lo que éste no pudo personalmente realizar.
(3) Testimonia D. Pablo Baraut: «El segundo obispo de Viedma (Argentina), Mons. José Bor-
gatti, presente en el acto por ser por entonces Consejero escolástico del Colegio Pío IX de Buenos
Aires, me aseguró que la exclamación completa de D. Antonio Aróstegui fue: '¡Eso es lo que yo
quiero para Pamplona! Por una Escuela como ésa daría yo un millón de pesetas'. Eso fue lo
que efectivamente dieron sus hijos para cumplir la voluntad de su padre».
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Se pusieron al habla con don José Binelli, Provincial de la Céltica y
Tarraconense.
D. Binelli llamó a D. Rodolfo Fierro y le dijo: "Póngase a las órde-
nes del doctor Zubizarreta. Plenos poderes".
"Nos fuimos a Pamplona —escribe el P. Fierro—. No fue tan fácil
el asunto como pudiera parecer. Hallamos varias dificultades. Ante todo
porque había muchos religiosos en Pamplona y en Navarra.
Sí, pero no había Escuelas Profesionales.
Se nos permitió la propaganda en la prensa y en la tribuna. El señor
canónigo Eleta se portó como un padre. Me facilitó pulpitos y habló con
el director del teatro 'Gayarre' para que nos permitiera unas conferencias
con proyecciones luminosas. Los diarios de la ciudad se portaron esplén-
didamente ".
El "Boletín Salesiano" de enero 1921, se hacía eco de la conferencia
pronunciada por el padre Fierro "en un salón público de la ciudad". Se
trata, sin duda, del teatro "Gayarre", según el testimonio anteriormente
transcrito del propio orador.
Acudieron a ella el Sr. Obispo, Fray José López de Mendoza García;
el alcalde, los Presidentes de la Diputación y de la Audiencia, la mayor
parte de los señores concejales, señores canónigos, muchos otros sacerdo-
tes y un nutrido público de toda clase y condición.
Hizo el conferenciante una síntesis de toda la Obra del Vble. Juan
Bosco, dirigida a la educación cristiana de la juventud y que se desen-
vuelve en estas tres grandes instituciones: los Oratorios Festivos, las Es-
cuelas Profesionales y las Agrícolas.
Después de hablar sobre las Escuelas Profesionales en general, se
proyectó la cinta cinematográfica de la inauguración del Monumento a don
Bosco en Turín.
Se extendió en la descripción, contenido y fines de las Escuelas Pro-
fesionales Salesianas, "que no aspiran —dijo— a formar ingenieros ni pe-
ritos industriales, sino a elevar, moral y profesionalmente, a la juventud
pobre o expuesta a los peligros del ocio, impartiéndole la teoría y la prác-
tica de un arte u oficio, que le capacite para dirigir talleres y de este modo
llevar una vida digna como cristianos y ciudadanos".
"No sé por qué nos habíamos forjado la idea —dice el P. Fierro— de
que el Ayuntamiento nos regalaría los terrenos.
Nos cedió, sí, a precio de favor, unos 10.000 m2. El doctor Zubiza-
rreta, que era médico e higienista, escogió un sitio cercano al río, y el
Ayuntamiento se comprometió a no permitir edificaciones entre el río y el
colegio, sino hacer jardines o zona verde.
Ocho días se nos fueron entre la compra y acotamiento. Durante todo
este tiempo me hospedaron los PP. Redentoristas, a los cuales he quedado
cordialmente agradecido".
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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D. Rodolfo Fierro participa en una fiesta
de los Antiguos Alumnos Salesianos.
Obra en los Archivos de las Escuelas Salesianas la escritura de fun-
dación, otorgada por doña Emilia Aróstegui y don José Manuel Zubizarre-
ta a favor de la Congregación, en Pamplona, a 26 de setiembre de 1923.
Se hace en ella donación de un millón de pesetas para la compra de te-
rrenos y construcción del edificio.
Las cláusulas más notables del documento son las siguientes:
Primera: La fundación llevará el nombre de don Antonio Arós-
tegui, en esta forma: "Escuelas Profesionales Salesianas - Funda-
ción Aróstegui".
Segunda: La Escuela tendrá siempre carácter profesional; en-
tiéndese con esto la instrucción teórico-práctica de obreros en los
oficios más comunes en la región, como los de madera y hierro, u
otros cuya enseñanza se establezca gradualmente, a medida que las
circunstancias, a juicio de los Padres Salesianos, lo aconsejen.
Tercera: Los Padres Salesianos quedan completamente libres
en cuanto a la dirección, administración, aceptación de alumnos,
aplicación y desarrollo de los planes de enseñanza... con tal que
todo ello se haga a favor de la fundación y de conformidad con la
índole de la misma y los deseos de los fundadores, cuales son los
de favorecer en lo posible a la clase humilde y de mediana con-
dición.
Quinta: No podrán los Padres Salesianos enajenar la funda-
ción (4).
Sexta: Los Padres Salesianos admitirán gratuitamente en las
Escuelas Profesionales... como internos, a dos niños del pueblo de
Garralda y uno de Arive, Valle de Aézcoa, de esta provincia, que
sean pobres, con preferencia huérfanos, y que lo soliciten, previo
informe de los señores párrocos de dichos pueblos. Esta cláusula
(4) Véase, sin embargo, la Escritura de Modificación, citada en la Bibliografía del capítulo.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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empezará a regir desde que transcurran cinco años a contar desde
que la escuela funcione.
3. Don Juan Vila y don José Recasens
Sacerdote el primero, coadjutor el segundo.
Del Sr. Recasens, hace tiempo, debería haberse escrito una buena
biografía. Porque fue humano y santo. Sencillo, humilde, trabajador y
apóstol. Salesiano en grado superlativo.
Su taller de carpintería —le conocí en ek colegio de Ronda de Atocha
de Madrid— era cátedra de arte y de piedad, forja de seglares comprome-
tidos y religiosos salesianos fervorosos.
Cuando tuvo lugar la célebre bilocación de don Bosco (5), Recasens
ocupaba, en la casa de Sarria, su lecho en uno de los dormitorios que el
Santo recorrió, de noche, con don Juan Branda, la víspera de la festividad
de San Francisco de Sales del año 1886 para señalar al director los tres
muchachos corrompidos y a su corruptor que, de inmediato, habían de ser
expulsados del colegio.
Es cierto que algún alumno, despierto en aquel momento, vio a don
Bosco.
Recasens pudo gozar de su presencia real no mucho después, cuando
el Santo visitó la ciudad de Barcelona, y permaneció en la Casa de Sarria,
por espacio de casi un mes.
Le gustaba recordar cómo don Bosco, al terminar el almuerzo, "que-
ría que fuéramos los mayores al comedor de los Salesianos y que rodeára-
mos su mesa; otras veces paseaba con nosotros, apoyándose en los brazos
de los más fuertes. Hablaba poco para que nosotros habláramos mucho y
nos escuchaba atento".
A don Juan Vila le confiaron los Superiores los primeros trabajos
de la nueva fundación. Fijaron ambos salesianos, como residencia pro-
visional, el tercer piso de una casa de la calle Sarasate, número 21, que
todavía subsiste.
Así nos lo confirma el veterano y benemérito Coadjutor, don Ma-
nuel Parreño:
"Estuve con ellos en el verano de 1922. Recuerdo que el Sr. Reca-
sens iba a Pasajes a comprar madera para la obra.
(5) La bilocación consiste en la presencia simultánea de una misma persona en dos lugares
diferentes. Se han dado numerosos casos en la vida de los Santos. Ningún otro fenómeno ex-
traordinario de la mística presenta tantas dificultades como éste para su solución satisfactoria.
El sujeto no puede actuar real y físicamente en los dos sitios. Podría actuar realmente en uno
y representativamente en el otro de los dos lugares.
¿Podría llegarse a una explicación natural del hecho? ¿Podría invocarse la existencia de una
fuerza paranormal?
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Miembros de la Compañía de San José.
D. José Recasens,
Maestro de Carpintería.
El y D. Juan Vila comenzaron
las obras del Colegio.
Posteriormente recibiría la
Medalla del Trabajo,
concedida por el
Gobierno Español.
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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El colegio estaba aún en los comienzos y lo primero que en él fun-
cionó fue la carpintería. Recuerdo también que en el patio exterior había
un lavadero público" (6).
El Sr. Parreño formaba entonces parte del personal de Sarria. El 19
de noviembre de 1935 fue destinado a la Casa de Pamplona, en la que
todavía, a pesar de sus años, trabaja con envidiable entusiasmo.
Las primeras dependencias, aparte la carpintería, se reducían a una
cocina, que más tarde se convirtió en botiquín; a la sala de estudio, un
pequeño dormitorio y algunas habitaciones para los Salesianos. En la
zona baja se inició la sección de Mecánica.
Las obras empezaron en 1922. Al principio se pensó en hacer una
obra modesta; pero, dado el dinamismo y espíritu emprendedor de los
Salesianos, se procedió a dar a la misma un volumen mucho mayor, con-
fiando en que las instituciones de Navarra vendrían en ayuda de ella. Su
carácter social y benéfico habría de merecer la simpatía y apoyo de los
buenos. Y así se concibió un grandioso proyecto que sólo en mínima
parte se pudo realizar. Se acabaron los fondos, escasearon las ayudas y la
obra quedó en espera de una mejor coyuntura.
En el verano de 1926, la Cámara de Comercio de Pamplona ideó una
exposición regional de Navarra, que instaló en los locales aún sin terminar
de las Escuelas. Fue muy visitada. Con este motivo, el Ayuntamiento pa-
vimentó las salas que se iban a ocupar para dicha exposición.
La Crónica del Colegio añade: "Conviene advertir que, desde la
iniciación de las obras, estuvo siempre al frente el Rvdo. don Juan Vila
con el benemérito hermano don José Recasens. Don Juan Vila desplegó
la mayor energía y todo el celo de que era capaz para orientar la obra al
fin que se habían propuesto los superiores y los fundadores de la misma".
La erección canónica de la Casa data del 15 de enero del año 1925:
"Nos, Felipe Rinaldi —dice el Decreto—, Rector Mayor, en uso de las
facultades que nos fueron otorgadas por el Nuncio Apostólico, Francisco
Ragones, el día 12 de enero de 1921, erigimos canónicamente una Casa
en Pamplona, y la dedicamos a la B.M.V. Auxilio de los Cristianos, unién-
dola a la Inspectoría Céltica de Santiago el Mayor. Turín, 15 de enero
de 1925".
El 27 de noviembre de 1925 fue un día triste para la misma. En la
operación de descarga de un torno de los llegados de Sarria para las Es-
(6) Relación personal al autor del mismo Sr. Parreño, hecha en Pamplona, el 24 de junio
de 1977.
Sobre la fecha del comienzo de las obras del Colegio en el año 1922 coincide la afirmación
del Sr. Parreño con la publicación de dicha noticia en el «Diario de Navarra».
En AS. 38 Pamplona hemos hallado una carta de don José Binelli al Rector Mayor don Felipe
Rinaldi, en la que se dice: «Superadas las dificultades que hasta ahora habían impedido el
comienzo de los trabajos para la fundación de Pamplona, le rogaría, también en nombre del
Consejo de la Céltica, su autorización para empezar dichas obras. Esto para nuestra tranquilidad
y la de nuestros sucesores». La súplica está fechada el 22 de mayo de 1923.
Es evidente que prevalece la primera fecha, no sólo por mayor abundamiento de pruebas,
sino porque, por diversas circunstancias, se demora a veces la petición del permiso oficial.
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cuelas, el joven Luis Mateo sufrió un golpe de mucha gravedad. Condu-
cido al hospital, falleció a las pocas horas. En opinión de personas que bien
le conocían, era un muchacho bueno, honrado y trabajador a carta cabal.
Recuerda también la Crónica que el año 1926 tuvo lugar en Pamplona
un Congreso misionero, al que asistieron muchos españoles y extranje-
ros. Entre ellos, los salesianos Mons. Versiglia, Vicario Apostólico de
Schiu-Chow (China) y don Domingo Comín, Vicario Apostólico de Mén-
dez y Gualaquiza (7). No faltó tampoco el Provincial de la Inspectoría
Céltica, a la que pertenecía entonces la Casa de Pamplona, don Marce-
lino Olaechea.
En el mes de diciembre de este mismo año, don Juan Vila recibe de
Turín el nombramiento canónico de director, y don Marcelino le envía
el primer grupo de Salesianos para comenzar el curso lo antes posible.
Un número por cierto bien exiguo: Don Juan de Dios que, aparte de otras
incumbencias, será el confesor de la Casa; don José Cajaraville (coadjutor)
en sustitución del Sr. Recasens y don Ricardo Tapia.
En lo económico, hemos de destacar la ayuda prestada al incipiente
Colegio por el Ayuntamiento. Aparte de las 60.000 pesetas que empleó
para la rústica pavimentación de la planta baja con ocasión de la citada
exposición, donó otras 70.000 pesetas más tarde. Los señores fundado-
res añadieron otras 30.000 pesetas al consumirse el millón, objeto de la
primera donación.
Los Salesianos se alojaron definitivamente en el colegio para así aten-
der mejor a las obras y preparar su ministerio apostólico docente.
4. Comienzan las actividades
En octubre de 1926, empieza a publicarse la primera revista del Co-
legio, que se tituló: "Institución Salesiana en Navarra". En su portada
ostentaba las imágenes de María Auxiliadora y de don Bosco. En la parte
inferior, el plano del colegio. En el centro, la fecha. Debajo de la misma,
una de las máximas del fundador de la Congregación Salesiana: "Al final
de la vida se recoge el fruto de las buenas obras".
El prrtner artículo lleva por título: "A guisa de saludo" y, entre otras
cosas, dice:
(7) El año 1917 se confió a los Salesianos la misión de Schiu-Chow, al norte de Cantón, que
sería erigida en Vicariato Apostólico en 1920 y confiada a su primer obispo Mons. Versiglia.
Un alto grado de santidad personal, de sabiduría en el gobierno y un infatigable dinamismo carac-
terizaron los diez años de su episcopado.
El 25 de febrero de 1930, durante una gira apostólica, fue asaltado por una banda de piratas
y asesinado. Su compañero, don Calixto Caravario, sufrió la misma suerte. Está en curso la Causa
de Beatificación y Canonización de ambos.
Mons. Comín fue sucesor de Mons. Costamagna entre los jíbaros «cortadores de cabezas»
(Ecuador). Misión difícil. Un día declaraba Mons. Comín a Pío X: «Santidad, estamos regando un
palo seco». Más tarde, los jíbaros se hicieron en su mayoría cristianos.
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"Te presentamos, lector benévolo, esta nuestra revista, tan desnuda
de galas, como exenta de pretensiones.
Nos hemos propuesto, por medio de ella, dar a conocer la Obra Sa-
lesiana en general y, en especial, su labor en Navarra.
Será ella como el lazo de unión entre los salesianos y sus alumnos,
con sus padres y cooperadores; con los coros de la visita domiciliaria y,
más adelante, con los inscritos en la Archicofradía de María Auxiliadora".
A falta de iglesia abierta al público, comienza a extenderse por la
ciudad la devoción a la Virgen de don Bosco mediante las capillitas de la
Visita Domiciliaria, iniciativa de los señores Suárez Figueroa, secundada
por otras personas piadosas, como la señora viuda de Sanz y sus hijos.
Sabemos que en octubre de 1926 funcionaban cinco coros, que in-
teresaban a ciento cincuenta familias.
El 1 de diciembre se abrió al culto una capilla con altar provisional.
La preciosa imagen de María Auxiliadora, donada por doña Emilia y don
José Manuel Zubizarreta, fue colocada, sobre un armazón de madera, en
la pared del fondo. La carencia absoluta de ornamentos sagrados para el
culto divino halló solución en la generosidad de los fundadores y de otras
personas devotas de la Virgen.
D. Juan Vila, en el número primero de la revista, correspondiente al
mes de octubre de 1926, sale al paso de un error que iba extendiéndose por
la ciudad respecto a la financiación de las obras del Colegio. Dice así:
"Tres años hizo, el pasado junio, que se dio comienzo a las
obras del edificio destinado a Escuelas de Artes y Oficios. No van
los trabajos con la rapidez que todos deseamos para acudir a una
necesidad bien palpable que se deja sentir en Navarra.
Las causas, mejor diré, la causa principal y casi única es la
escasez de medios.
Dicen personas que se creen bien enteradas: 'Los PP. Salesia-
nos reciben tres o cuatro millones de pesetas para levantar el edifi-
cio que están construyendo'. Los que tal dicen, sin quererlo, nos
perjudican porque las personas que desean hacer algo en favor de
nuestras obras, al enterarse de que los PP. Salesianos disponen de
tal cantidad, de varios millones, destinan sus limosnas, que tanta
falta hacen, a otras obras.
La verda4. es ésta: Doña Emilia Aróstegui y don José Manuel
Zubizarreta, con una generosidad y un desprendimiento dignos de
encomio, para honrar y perpetuar la memoria de su difunto padre,
el noble patricio navarro, Excmo. Sr. don Antonio Aróstegui, dona-
ron un millón de pesetas para construir en Pamplona una Escuela
Salesiana de Artes y Oficios, que, a la par de monumento perenne
que recuerde a su padre, es también centro de cultura y vivero de
honrados ciudadanos, buenos cristianos y hábiles obreros...
Los terrenos adquiridos fueron valorados en 200.000 pesetas.
En la compra de maquinaria y material, para montar la Mecánica
y la Carpintería y otros varios, se invirtieron unas 100.000 pesetas,
quedando el resto para construir y amueblar el edificio.
Grande es la cantidad donada, pero insuficiente para una obra,
cuyo proyecto está evaluado en tres millones de pesetas".
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4.10 Page 40

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Al mes siguiente se anuncia el comienzo de las actividades esco-
lares:
"Aunque el edificio destinado a las Escuelas está sin terminar, no
obstante, con el fin de que normalmente puedan funcionar el próximo
enero, se abrirá la matrícula el día 1 de diciembre, de 10 a 12 de la
mañana y de 3 a 5 de la tarde, sólo los días laborables, para los alumnos
de carpintería, ebanistería, cerrajería y mecánica. Se admiten algunos ex-
ternos, internos y mediopensionistas. Las plazas gratuitas están ya con-
cedidas. El número de plazas es muy limitado por no estar aún todos los
locales terminados... No se admitirán niños menores de doce años".
Veinte niños ingresaron como internos y cinco como externos en los
talleres antes citados. Algún tiempo después, empiezan a funcionar los ta-
lleres de sastrería y zapatería. Este último pronto hubo de cerrarse por
falta de aprendices.
Los datos anteriores los hemos tomado de la revista del colegio, pre-
cisamente del mes de enero de 1927 (8).
"Vamos los pies sangrando —leemos en la citada revista— caminan-
do penosamente por el camino quebrado e inculto, la mano en el arado,
la mirada en el cielo, roturando el nuevo campo que la Providencia nos
confió, arrojando la primera semilla con la esperanza de que Dios la hará
multiplicarse".
Estas palabras son un grito de fe y esperanza en la angustia y sufri-
mientos que alumbraron la fundación de la Casa salesiana de Pamplona.
Cuando se escribieron, en otras ocho ciudades de España trabajaban
los Hijos de don Bosco en la educación específica del obrero: en Sarria,
Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga, Cádiz, Las Palmas de Gran Canaria y
La Coruña.
Las Escuelas Profesionales de Pamplona nacieron en la pobreza de un
pesebre y de una cueva.
Es el benemérito y veterano antiguo alumno, que bien conoció y vivió
aquellas primeras vicisitudes, don Agustín Mori, quien afirma: "Yo lla-
maría a este nuestro Colegio: 'la muy leal, muy noble y muy heroica Casa
de Pamplona'. En ella los Salesianos y también los Antiguos Alumnos han
sido auténticos héroes".
5. Detalles curiosos
La "Institución Salesiana en Navarra" nos suministra detalles de la
marcha del Colegio que, por alcanzar los inicios de la obra, nos resultan
interesantes: "Para satisfacción de los padres de nuestros alumnos, así
como de cuantos se preocupan de la labor salesiana, decimos que los alum-
(8) Según la Memoria de las Bodas de Plata (Pamplona, 1954), el año 1927 los alumnos de
Mecánica fueron 38; 12 de carpintería y 2 de sastrería. Un total de 52 aprendices.
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5 Pages 41-50

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5.1 Page 41

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nos siguen su marcha metódica y progresiva, y algunos de ellos con nota-
ble aprovechamiento, como lo demuestran los trabajos realizados en el
poco tiempo que llevan de curso. Distribuyen las horas del día entre la
teoría del oficio, práctica en el taller, dibujo profesional y clases de reli-
gión, aritmética, geometría, castellano, caligrafía, música, etc.".
Se organiza la banda de música. La dirige el coadjutor don José Ca-
jaraville.
El aprendizaje de los oficios dura cinco cursos de dos semestres cada
uno. La competencia profesional de los alumnos se hace constar en un
diploma, que se obtiene mediante riguroso examen, sufrido ante un tri-
bunal constituido por los superiores de la Casa y otras personas compe-
tentes de la ciudad, después de cada semestre.
Este diploma tiene cierta validez oficial, pues las Escuelas, aunque
privadas, aspiran a ser inspeccionadas y reconocidas por el Estado a tenor
de lo que dispone el Estatuto de Enseñanza Industrial. El alumno que
sale de ellas con el aprendizaje terminado halla ventajosa colocación, pu-
diendo llegar a ser un buen jefe de taller.
Quien? a juicio de la Dirección, se haya distinguido por su buena con-
ducta y aplicación, es acreedor: 1.°) a un descuento de la tercera parte de
la pensión en el tercer año; 2.°) al descuento de las dos terceras partes en
el cuarto año, y 3.°) a la pensión gratuita en el quinto.
Don Bosco, para estimular a los jóvenes artesanos al cumplimiento de
todos sus deberes, les hacía participar de los beneficios del propio trabajo,
mediante una remuneración semanal.
En las Escuelas Salesianas de Pamplona dicha recompensa semanal
se adjudicaba a los alumnos mediante vales "ad hoc", y en parte iba acu-
mulándose y formando un depósito, que se entregaba al término de su
aprendizaje.
Cada alumno era poseedor de una libreta, en la que constaban sus
haberes.
Anotamos, a continuación, algunas de las disposiciones del Centro,
que, a nuestro juicio ofrecen más curiosidad o interés:
1.a El curso empieza el primero de setiembre y termina des-
pués del quince de julio.
2.a No se admiten otras salidas que las vacaciones de fin de
curso.
5.a No se permite tener dinero, reloj ni objeto alguno de valor.
6.a El dinero que reciban los internos para uso particular lo
entregarán al administrador, quien lo devolverá en la forma que el
alumno vaya necesitando.
7.a Los alumnos podrán recibir visitas los domingos y días
festivos, de cuatro y media a seis.
8.a Durante los demás días, solamente se permitirá la visita
de los padres o encargados que, por residir lejos de Pamplona, ven-
gan raras veces al año.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Derechos de entrada. Los alumnos internos satisfarán 55 pesetas al
ingresar y al comienzo de cada año por gastos de alumbrado, peluquería,
uso de cama, mobiliario, de clase, etc. La pensión, sin la enseñanza, será
de 80 pesetas mensuales. La media pensión, de 45 pesetas al mes. Por
la enseñanza profesional y general los alumnos abonarán mensualmente
20 pesetas. Por el lavado y repaso, 6,50 pesetas al mes.
La exposición de los trabajos ejecutados durante el curso 1927-28,
mereció los mejores elogios de los visitantes. En ella figuraban también
las medallas de oro, donación de los fundadores para los dos alumnos más
aventajados en aplicación y comportamiento. Fueron éstos Santiago Larrea,
natural de Alsasua y Javier Larumbe, de Pamplona.
El reparto de premios revistió una particular solemnidad. Asistieron
al mismo el Sr. Obispo Dr. Mateo Múgica (9), el alcalde y los fun-
dadores.
La matrícula de los alumnos ha alcanzado ya la cifra de 75; de ellos,
45 internos, y externos los restantes.
Queremos dejar constancia en este lugar de que la atención de la
Comunidad se orienta desde los primeros momentos a la consecución de
Vocaciones salesianas: "Nos dirigimos a los señores párrocos, sacerdotes
y a todos en general para suplicarles que si conocen algún niño con no
menos de doce años, o algún joven con deseos de pertenecer a la Con-
gregación Salesiana, si es apto .para estudiar o para algún oficio como
Coadjutor, avisen de ello al Superior de la Casa Salesiana de Pamplona".
Nótese la concepción primitiva de las exigencias mínimas para pro-
feáar, como Coadjutor, en la Congregación, casi diametralmente diversas
de las que rigen en la actualidad, no por disposición legal, sino por las
circunstancias de los tiempos y de las personas.
Sin embargo, justo es reconocer que muchos Coadjutores, sin títulos
ni especialidades, realizaron en las Casas un apostolado realmente maravi-
lloso. Trabajadores y santos, dieron mucha gloria a Dios, y solucionaron
muchas dificultades y problemas porque poseían muy estimables cualidades
naturales de inteligencia y gran dosis de humildad.
6. Penuria económica
A lo dicho hasta aquí, añadiremos una anécdota. No lleva firma el
artículo de la "Institución Salesiana en Navarra", mas, fácilmente se co-
(9) Es orientadora para nuestra historia y sus lectores la lista de los prelados que gobernaron
la diócesis desde la fundación del colegio:
1899-1923: José López Mendoza y García
1923-1928: Mateo Múgica y Urrestarazu
1928-1935: Tomás Muñiz y Pablos
1935-1946: Marcelino Olaechea Loizaga
1946-1968: Enrique Delgado Gómez (Arzobispo desde 1956)
1968-1971: Arturo Tavera Araoz (Arzobispo)
1971-1978: José Méndez Asensio (Arzobispo).
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lige que es el mismo director su autor. La publicación está fechada en
mayo de 1927. Dice así:
"Cuando llueven facturas... y uno no tiene de qué... ni sabe a quién
acudir..., no queda otro remedio que dirigirse con fe y confianza al Cielo
a fin de que la que es Auxiliadora de los Cristianos no deje de serlo de
los Salesianos y nos*saque de trances apurados. Como prueba de lo ante-
riormente dicho, voy a relatar el caso siguiente: El mes de febrero fue
un mes de congojas y de consuelos.
Debía pagar, de previsión, entre letras y facturas que me apremiaban,
unos miles de pesetas.
Recomendé a los alumnos fuesen buenos y que pidieran por mi in-
tención a la Santísima Virgen.
Me presenté a un caballero amigo rogándole me prestase 5.000 pe-
setas, que devolvería más adelante, y con ellas satisfice los compromisos
más apremiantes.
El domingo, 20 de febrero, a la salida de la función de iglesia, me
encontré con dos sacerdotes amigos, y uno de ellos me dice:
—Venimos a hacerle una visita, que creo será de su agrado.
—Ya sabe que para mí siempre son gratas sus visitas.
—Pero ésta lo es más.
—Usted dirá —agregué yo algo intrigado por las palabras y el sem-
blante risueño de mi interlocutor.
—No pude venir estos días por haber estado enfermo y me decía a
mí mismo: ¡Si los Padres tendrán necesidad de dinero!...
—¡Figúrese! ¡Dinero! Apurados hemos andado y andamos.
—Pues le traigo 5.000 pesetas.
—¡Bendito sea Dios!...
Pasamos a una habitación, que es un almacén con honores de des-
pacho, y allí le demostré cómo era el instrumento de que se valía la Pro-
videncia para venir en auxilio de esta incipiente fundación en circunstan-
cias bien críticas, y que, sin duda, la Santísima Virgen le había inspirado
aquella corazonada".
No quiero terminar este capítulo sin hacer mención en él de un hom-
bre verdaderamente interesante, que se llamó Florencio Janáriz, alma y
vida de la Casa Salesiana de Pamplona desde el año 1928. Salesiano sin
votos, con residencia diurna y nocturna en ella, uno más de la familia o
comunidad, un "factótum", que atendía a la enfermería, cocina, portería,
sacristía; ayudante valioso del director; fiel en toda ocasión, en las cir-
cunstancias más difíciles, con un cariño insuperable a todo lo salesiano.
Y todo esto hasta su muerte en 1976. Tuve el consuelo de asistirle es-
piritualmente en este momento de su partida a la eternidad, al seno de
Dios. Profundamente humano, a la vez que un ángel y un santo.
Algún tiempo antes depositó pn mis manos su diario personal, con-
ciso y detallado, que se reduce a una crónica muy sucinta de la marcha
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y actividades del Colegio. Con frecuencia aparecerá su nombre en esta
historia. Y la actividad que desarrolló durante casi cincuenta años, sobre
todo entre los Antiguos Alumnos. La que nosotros hemos podido apre-
ciar a través de documentos y declaraciones de numerosos miembros de la
Familia Salesiana de Pamplona. Porque las otras, las que nadie vio, que-
daron escritas en la historia interna de su propia vida, que sólo Dios ve
y premia.
7. Final del mandato del P. Vila
Antes de terminar este capítulo, queremos dejar constancia en él —por
no traicionar la verdad histórica— de que don Juan Vila acabó su directo-
rado, en la Casa de Pamplona, irregularmente y abandonando la Congre-
gación.
Es un misterio el corazón humano y nadie, sino Dios, tiene el dere-
cho de juzgar sobre la imputabilidad de lo que llamamos culpa o debilidad
ante el acoso de la tentación.
¿Qué causas impulsaron al P. Vila, cuya digna y, en ocasiones, he-
roica actuación acabamos de relatar, a "dar un paso triste en su vida, hasta
entonces bajo muchos aspectos salesiana y edificante?
Vale la pena acudir a documentos escritos archivados y suplicar otros
orales de testigos de primera mano para mejor conocer y esclarecer el asun-
to. La historia no teme la crítica; y menos cuando, con dignidad y sincera
objetividad, trata de resucitar, sin alarmas razonables, la memoria de un
salesiano que, en la capital navarra, realizó muy buena labor; memoria
que, a causa de un desliz, de grado discutible en materia moral (10) sus
coetáneos trataron de ocultar por razones de piedad para con él, de com-
prensión y afecto a la Casa Salesiana en todo ejemplar; y también por
respeto y amor filial a la Iglesia de Cristo para la que, en aquellas calen-
das, el desvarío de uno de sus ministros encarnaba una vergüenza y un
escarnio poco menos que irreparables.
Ciertamente que con estos criterios "piadosos" no se hubiesen escri-
to los Evangelios; ni los Apóstoles —entre ellos Tomás y Pedro— apare-
cerían, para ejemplo nuestro, tan hombres y tan santos.
Y me parece que, en la actualidad, no existe motivo alguno para
ocultar la realidad. Es justicia que demandan la historia y las benemeren-
cias ya descritas y las que quedan por decir de aquel hombre y celoso
sacerdote que se llamó Juan Vila (Véase Apéndice I).
(10) Por lo que después diremos de su estado de salud mental.
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III
TIEMPOS DIFÍCILES
1. La etapa fundacional de la Casa de Pamplona
Registra, como sus fechas más destacadas, las que siguen:
19 de marzo de 1920: Don Antonio Aróstegui promete un millón
de pesetas para la fundación.
Junio de 1922: Adquiridos los terrenos, comienzan las obras.
Enero de 1925: Erección canónica de la Casa.
1 de diciembre de 1926: Bendición de la primera Capilla de la
misma.
— El mismo mes y año don Juan Vila recibe, de Turín, su nombra-
miento de director.
Enero de 1927: Se inauguran las Escuelas.
Estas pertenecen a la Pfovincia o Inspectoría Céltica, regida, has-
ta el año 1926, por don José Binelli; más tarde por don Marce-
lino Olaechea (1926-1931).
2. Personal salesiano
El año 1922, don Juan Vila y don José Recasens inician las obras.
El curso 1926-1927 son miembros de la comunidad: don Juan Vila
(director), don Ángel de Dios (confesor), don José Cajaraville y don Ri-
cardo Tapia (coadjutores con votos).
Al año siguiente, don Ángel de Dios pasa a ocupar el cargo de ad-
ministrador; don Ricardo Tapia recibe otro destino; y se incorporan a la
Casa don Juan Escribano en calidad de prefecto de estudios, don Antonio
Llacayo (coadjutor de votos temporales) y don Andrés Rivas (clérigo de
votos temporales) (1).
(1) En el vocabulario salesiano español, «clérigo» es el aspirante al sacerdocio que se en-
cuentra en el período de los tres años que precede a los estudios teológicos.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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D. Miguel Salgado con los alumnos
de la Sección Profesional.
El 20 de julio de 1928 llega el nuevo director don Miguel Salgado,
procedente de la Comunidad de Baracaldo, en la que había ejercido el mis-
mo cargo.
El personal del curso 1928-1929 queda constituido así: don Miguel
Salgado (director y administrador); don Esteban Ruiz (prefecto de estu-
dios); don Félix Conde (sacerdote); don Ángel de Dios (sacerdote); don
José Cajaraville y don Antonio Llacayo (coadjutores); don José Pereiro,
don Andrés Rivas y don Donato Tapia (clérigos).
Nos dice don Agustín Morí, antiguo alumno de los primeros tiempos,
que data de esta última época la marcha regular de la Casa de Pam-
plona.
3. La matrícula del alumnado
Ofrece las siguientes oscilaciones:
Durante el curso 1928-1929 son 70 los internos y 40 los ex-
ternos.
En el que va del 1929 al 1930 ascienden a 110 los internos y a
74 los externos.
En el de 1931-1932 disminuye el número de internos "debido a
los vanos temores por parte de las familias" (2), llegando tan sólo
a 75 los alumnos.
(2) Es el año de la proclamación de la República en España.
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En el curso 1932-1933 se registra un ligero aumento en el in-
ternado. Son unos 90 los muchachos. Sin embargo, hay local
para 150.
En el año 1930 pasa el Colegio a la Inspectoría Tarraconense.
¿Por qué?
4. Correspondencia epistolar de los Superiores con Turín y Roma
Don Marcelino Olaechea Loizaga, salesiano de excepcional valía a
pesar de su salud siempre precaria, había gobernado la Inspectoría Ta-
rraconense por espacio de tres años (1922-1925) como sucesor de don
Binelli.
Inmediatamente después, los Superiores le confiaban la Provincia Cél-
tica. Durante seis años la rigió, sin interrupción alguna hasta el año 1931.
Posteriormente (año 1933) la Santa Sede le nombró Visitador Apostólico
de los dieciocho seminarios de las Provincias Eclesiásticas de Valencia,
Granada y Sevilla.
El año 1930 le encuentra postrado de fuerzas:
"Le agradezco vivamente —escribe a don Felipe Rinaldi, Rector Ma-
yor de la Congregación— por el fraterno saludo que me manda por don
Vicente. Sé por él que voy a tener el consuelo de recibir una carta de
Ud. Ella me será de alivio en medio de los disgustos y dolores que quiere
el Señor vaya recogiendo a manta en estos días.
Mi salud y mis ánimos en derrota (y más éstos que aquélla), pensan-
do en si no me urge una retirada para reemprender con esperanza la lu-
cha. Insomnio; y el estómago y el hígado y el corazón trabajan por de-
clararse en rebeldía: un montón de alifafes. Que esta cruz 'adimpleat in
me quae desuní passionum Christi'" (3).
Las demarcaciones inspectoriales son muy amplias. Los Provinciales
trabajan más de lo que sus fuerzas les permiten.
La Casa de Pamplona dista demasiado de la central de Madrid, en que
tiene el Inspector su sede, llamémosle "habitual".
Don Marcelino ha acudido a don Rinaldi, además de la carta ante-
dicha, con otra proponiéndole que las Escuelas de Pamplona pasen a la
jurisdicción del Provincial Tarraconense, "sobre todo, por motivo de las
comunicaciones, que le resultaban más fáciles para los efectos de adminis-
tración y vigilancia, al Inspector de la Tarraconense".
Don Rinaldi, de acuerdo con su Consejo, acude a la Santa Sede. Esta,
mediante la Sagrada Congregación de Religiosos, accede a la petición, fe-
chada el 28 de octubre de 1930. Se lo comunica a don Marcelino Olae-
(3) «Complete en mí cuanto reste a los sufrimientos de Cristo» (Col. 1, 24-25). La carta está
techada el 30 de setiembre de 1930; en ella propone también cambio de algunos directores.
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D. Marcelino Olaechea entrega un premio literario
a Emiliano Larrea, primer Presidente de la
Asociación de Antiguos Alumnos de Pamplona.
D. Marcelino, recién consagrado Obispo de Pamplona.
Salesianos, Cooperadores y
Antiguos Alumnos rodean a D. Marcelino.
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chea. La Casa de Pamplona pertenece desde este momento a la Inspectoría
de "Nuestra Señora de la Merced" o Tarraconense, con sede provincial en
Barcelona. Es Inspector de la misma don José Calasanz desde hace cinco
años y seguirá siéndolo hasta su muerte, el año 1936, víctima de unos
asesinos en odio a la fe. ¡Con las ansias que sentía, ya el año 1930, de
soltar las riendas del gobierno para de lleno entregarse a una vida de
contemplación!
Era secretario, por entonces, del Consejo Superior de la Congrega-
ción don Calógero Gusmano, a quien don Bosco le había profetizado mu-
chos trabajos y sufrimientos. Secretario de don Rúa. Luego de don Albera
y por 23 años, del Consejo Superior.
En carta dirigida a él, escribe el P. Calasanz:
"Me entero por la suya de la llegada a Turín del Rescripto de Roma,
por el cual se autoriza el paso de la Casa de Pamplona a esta Inspectoría
Tarraconense; pero me imagino que no será sólo la Casa de Pamplona,
sino todo el antiguo Reino de Navarra. Supongo que comunicarán detalles
de lo que se haya de actuar en este caso.
A mí me parece que hace Dios sabe cuánto tiempo que no he estado
en Turín, y todavía no ha pasado un mes desde que salí de ésa. Lo que
le dije en mi anterior: se está muy bien al lado de los queridísimos Supe-
riores y libre de toda responsabilidad. ¡Ya me faltan pocos meses para
terminar mi sexenio!, y para entonces confío que los Superiores sólo se
acordarán de mí para dejarme en un rincón donde me prepare a bien
morir. ¡Quién me diera fuese al lado de mis Superiores Mayores, que de
ese modo estaría al lado de nuestro Beato Padre y del Santuario de María
Auxiliadora! No me importarían los zucchini (calabacines); con no comer-
los, estaría arreglado".
5. Don Miguel Salgado y don Esteban Ruíz
Director de la Casa el primero, a pesar de su pertenencia a la Ins-
pectoría Céltica, durante un sexenio, hasta el año 1934; y con cargos di-
versos el segundo, desde el año 1929 hasta el 1933, fueron puntales de
la Institución durante este período.
Miguel Ochoa, benemérito Cooperador y Antiguo Alumno salesiano
—del que en otro lugar tendremos ocasión de hablar— se complace en
aquellos recuerdos:
"Era el-año 1930. A la puerta del colegio, con su breviario y un
montón de caramelos, un curita joven, negro, de aspecto gitano, pequeño,
cabeza grande para el tamaño de su esqueleto, modélico en la acción, en-
tereza y dotes pedagógicas... Se llamaba don Esteban Ruiz y era a la
sazón el gerente, hoy conocido por el cargo de administrador. Animador
del internado, receptor de niños, atento a las visitas, contó con la ayuda
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de un inefable hombre de la tierra navarra, que se llamaba Florencio
Janáriz.
Traspasados estos umbrales, nos encontramos con el director, sacerdo-
te asceta, amable y sumo conocedor del carácter e idiosincrasia de las
gentes de esta tierra. Sumamente diplomático, encauzaba la personalidad y
fiel ejecutoria de los Hijos de Don Bosco en su auténtica misión, un tanto
desorientada en los años primeros".
Don Esteban se deshizo por conservar, en lo posible, la disciplina.
Había mucho vigor en aquel cuerpo pequeño, mucho espíritu en aquel
sacerdote, que se ensayaba para una larga vida de empresas apostólicas,
dentro de la Congregación Salesiana en los puestos más delicados.
Salgado, Esteban, Florencio. Salesianos los dos primeros y ¡qué sa-
lesianos! Seglar familiar el tercero. Sólidas columnas los tres de la obra
de don Bosco en Pamplona en su época más difícil, arriesgada, imperfec-
ta, con influencias disolventes, que incluso partían del interior.
A ellos hay que añadir los beneméritos; don Juan Sastre, los Sres.
Llabrés y Barbal y otros de quienes hablaremos más adelante.
Tenía razón Cosme Robredo cuando siendo director del Centro Su-
perior Salesiano de Estudios Eclesiásticos de Salamanca escribió estas pa-
labras:
"Quien lea las líneas de esta carta necrológica puede llevarse a en-
gaño, si concluye que don Esteban Ruiz fue un hombre destacado por
los puestos de gobierno que desempeñó y por las circunstancias brillantes
en que se desenvolvió. No fueron los cargos los que han hecho resaltar
a don Esteban; fue él, su hombría, su bondad, su espíritu de fe y de
salesianidad; fue su persona la que dio el tono y el enriquecimiento a
cuantos cometidos afrontó en la vida. Don Esteban fue el hombre de la
cordura y de la cordialidad, del realismo y del optimismo, el hombre que
acogía con una sonrisa y despedía con una palabra de aliento. Y con
esta amabilidad supo conjugar una obediencia ejemplar e, incluso, desde
sus responsabilidades de gobierno, una exigencia fuerte y amable.
Siempre sacerdote: en la fidelidad litúrgica, en su entrega al confe-
sionario, donde era un padre y un buen pastor; en la predicación preparada
y ardorosa; en su presencia siempre apostólica... Siempre salesiano, con-
fiado, optimista, comunicativo. Fiel a don Bosco y, por ende, amante y
respetuoso con sus superiores. Amante de la Eucaristía y de María Auxi-
liadora. Creador de comunidad con sus chistes y bromas que nunca he-
rían".
6. Clima socio-político
UE1 ambiente de los alumnos —nos dice don* José Barbal— era un
tanto difícil. En lo estrictamente profesional admitían con naturalidad la
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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formación. El clima político y social no favorecía absolutamente. El co-
legio funcionaba como internado para alumnos principalmente de la sec-
ción profesional. Muy reducido el número de estudiantes en Elementales.
Procedían los internos, en su mayoría, de la provincia de Navarra, de las
vascas y algunos también de Zaragoza y Logroño. De todas éstas iban —an-
tes de abrirse la Casa de Pamplona— a Sarria (Barcelona)".
Al señor Barbal le hallamos en la capital de Navarra, procedente de
Córdoba (Argentina), en calidad de maestro mecánico, desde el 13 de oc-
tubre de 1932. Alude, en su relación, al clima socio-político de en-
tonces.
En efecto, España se debatía en convulsiones de muy grave malestar.
Problemas políticos, económicos, sociales, religiosos, arrastrados desde mu-
chos años atrás habían envenenado su organismo por falta de soluciones
adecuadas. Se hallaba muy postrada.
Cuando los Salesianos llegan a Pamplona, dos problemas destacan,
sobre todos los demás, en la nación: el de Marruecos —cáncer en las vivas
carnes de España desde 1869, que tantas vidas jóvenes tronchaba en flor—
y el del orden público, absolutamente deteriorado.
Para acabar con estos males, don Miguel Primo de Rivera, capitán
general de Cataluña, el 13 de setiembre de 1923, lanza un manifiesto por
el que se instaura la Dictadura en España.
El éxito del paso dado se dejó sentir inmediatamente. El orden pú-
blico quedó restablecido como por ensalmo. Y la guerra de África terminó
tras la genial intuición de don Miguel del desembarco en Alhucemas.
A pesar de los éxitos iniciales, la Dictadura, andando el tiempo, fue
debilitándose. El dictador fue quedándose solo, abandonado, incluso, por
aquellos que en un principio fueron su ayuda y sostén. La propaganda ocul-
ta, los ataques de los intelectuales, las agitaciones estudiantiles y la gran
división en el seno del Ejército le desmoralizaron.
El 28 de enero de 1930, Primo de Rivera presenta su renuncia que
es aceptada por Alfonso XIII.
Un año después, el 12 de abril de 1931, se verificaban las elecciones
municipales. La coalición de partidos republicano y socialista consiguió la
mayoría de votos en las grandes ciudades.
Apenas conocido el resultado, el Gobierno de la capital abandona el
poder, y los republicanos se aprestan a ocupar los puestos que acababan
de conquistar.
Alfonso XIII rechaza el ofrecimiento de algunos generales, decidido
a no derramar sangre de uno solo de sus compatriotas en defensa de su
persona o del Trono. Dos días después, el 14 de abril, el rey partía para
Marsella. Ese mismo día quedaba implantada la República.
Inmediatamente empiezan para Alcalá Zamora y su gobierno los gra-
vísimos problemas del sectarismo anticatólico, de la anarquía y de los na-
cionalismos.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Navarra, en el panorama de España, fue un relativo oasis. Agrícolas
sus habitantes mayoritariamente, se inclinaba a la derecha. Era tradicional-
mente católica y se mantuvo, abierta o veladamente, monárquica.
En las elecciones municipales del año 1931, que se presentaron como
un plebiscito sobre la Monarquía, los diarios pamploneses respaldaron un
bloque antirrevolucionario. El resultado fue el siguiente: 7 monárquicos,
10 jaimistas, 11 republicanos y 1 socialista.
Algunos periódicos dejaron de publicarse en la región. Los más in-
fluyentes en la misma fueron "Diario de Navarra" y "El Pensamiento
Navarro", claramente antirrevolucionarios.
En el año 1931, nacieron los semanarios "Amayur" (nacionalista) y
"Trabajadores" (de la U.G.T. de Navarra). Este último defendió los inte-
reses de la gente trabajadora, sobre todo la obrera industrial, sin dejar de
prestar su atención a los temas del campo. Atacó duramente al "Diario
de Navarra". Fueron, asimismo, muy virulentas sus expresiones anticleri-
cales. Atacó a la C.N.T., y en 1936 inició la sección "Los sapos del bienio
negro" con fotos soeces y violentos comentarios sobre destacadas figuras
de la derecha navarra.
Es que desde el 14 de abril de 1931, Madrid, y con Madrid la nación,
había penetrado en la ilusión republicana. La corte se había convertido en
una ciudad anárquica. Unas hordas aborrascadas, frenéticas, vinosas, jamás
vistas salían a bocanadas de todas las calles para converger en la plaza de
Alcalá, en la Puerta del Sol, en la Plaza de Oriente. Turbas que se en-
caramaban en los tranvías, que asaltaban los taxis, que desfilaban en
camiones, provocadoras, que cantaban coplas soeces y atronaban los espa-
Sres. Laplana, Justi, Massot. Florencio. (Sentados), D. Juan Sastre, D. Esteban Rut/. D. Gonzalo Domínguez.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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cios con gritos pidiendo cabezas y sangre: "¡Abajo el Clero! ¡Queremos
sangre!" Aquí se cantaba la Marsellesa; allí sonaba el himno de Riego;
más allá canciones de burdel.
Llegó el 10 de mayo. Apenas un mes de vida llevaba el nuevo go-
bierno, cuando ya los revolucionarios se encontraron en plena ebullición.
Los jefes comunistas de Madrid resolvieron plantear la huelga general y
aprovecharse de cualquier manifestación para lograr las consignas de los
soviets. Darían órdenes concretas a las células comunistas con respecto a
determinados incendios que habían de verificarse en la capital y provincias.
El programa empezó a realizarse desde las primeras horas del día 11.
La ciudad amaneció agitada bajo el peso del miedo y la expectación.
La huelga, iniciada de noche, fue general desde las primeras horas.
Quedó paralizada la circulación. La Puerta del Sol empezó a llenarse de
gritos y puños crispados. Se repitieron los gritos de "¡Abajo los Conven-
tos! ¡A la Gran.Vía! ¡A la Flor! ¡Mueran los jesuítas!".
Los incendiarios cruzaban los corredores de la Residencia que los
Padres de la Compañía tenían en el extremo de la Gran Vía, junto al
cruce de San Bernardo, revestidos sacrilegamente de casullas y estolas. En
las primeras horas de la tarde no quedaban más que los muros calcinados
y entre ellos un montón de ruinas. Y luego... ¡al Monasterio de las
Vallecas!, religiosas Bernardas. A continuación, al Instituto Católico de
Artes e Industrias de la.calle Areneros, al colegio de Maravillas de las
Escuelas Cristianas, en las que más de 500 niños, hijos de obreros, recibían
instrucción gratuitamente. Escenas semejantes de destrucción se repitieron
en Valencia, Alicante, Málaga, Sevilla, Córdoba, Cádiz y otras ciudades.
Mandó la República quitar el Crucifijo de las Escuelas con gran
ofensa y escándalo de la inmensa mayoría de los españoles.
El 20 de julio de 1933, se publicaba una ley inicua por la que se
robaba la propiedad de todas las Casas religiosas, iglesias y establecimien-
tos públicos. Azaña llegó a afirmar que "España había dejado de ser
católica".
En el agro, los sucesos más graves tuvieron por escenarios los pue-
blos de Castilblanco (1932) y Casas Viejas (1933). Azaña recurrió, para
restablecer el orden, a procedimientos represivos.
Se organizaron, para detener la revolución, importantes fuerzas de
oposición. Fue la más importante "Acción Popular", bajo la dirección de
Gil Robles. Este partido, con un programa de acercamiento republicano,
se coaligó con otros destacados grupos, integrando la llamada C.E.D.A.
(Confederación Española de Derechas Autónomas).
Entre las fuerzas de acción es menester destacar a los monárquicos,
organizados en el partido de Renovación Española; a la Comunión Tradi-
cionalista, defensora de los derechos de la rama dinástica carlista (Jaime III
y Alfonso Carlos), con los Requetés como fuerzas de choque, y a la Falan-
ge Española.
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Año 1936. Vista exterior del Colegio
desde la Media Luna.
Año 1926. Patio interior del Colegio.
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Por lo que a Pamplona se refiere, apenas la República cumplió su
primer aniversario, el 17 de abril de 1932, los elementos izquierdistas in-
tentaron asaltar el Círculo Carlista, que entonces se encontraba en la casa
de los señores Hualde (Plaza del Castillo), junto al hotel "La Perla". El
"boina roja" Sabas Echarri defendió a tiros el Círculo. Resultaron muertos
dos socialistas, un boina roja y varios heridos.
Al día siguiente, tuvo lugar una huelga general con la intención de
quemar la casa de los señores Baleztena.
Los socialistas (U.G.T.) contaban, el año 1932, en Pamplona con
110 secciones y 15.000 trabajadores, así como con su propio periódico
"Trabajadores".
En febrero de 1933 se celebró el II Congreso de la U.G.T. en Na-
varra, en el que destacaron los obreros del campo sobre los de la in-
dustria.
El 1 de mayo de 1936- fue la última fiesta del Trabajo que se celebró
en Pamplona libremente bajo el lema de la reivindicación. Participaron
juntos comunistas, cenetistas y ugetistas.
El sindicalismo anterior al 1936 es agresivo contra el capital, el Es-
tado y la Iglesia.
En el período que abarca este capítulo de nuestra historia, conoce
también Pamplona otros desmanes socialistas. Don Ezequiel Lorca, con-
tratista de obras, y su contable, don Andrés Oricáin, fueron asesinados.
Ocurría esto en abril de 1934. Su entierro constituyó una impresionante
manifestación popular de protesta contra los inductores de tales crímenes
sociales, y la Casa del Pueblo, en la calle de la Merced, fue asaltada. Hubo
varios heridos.
En octubre del mismo año, la revolución asturiana —dice Lizarza—
llenó nuestros Círculos de elementos católicos y derechistas, que los acon-
tecimientos habían plasmado en carlistas.
Pedimos disculpas al lector de este inciso —un poco extenso— de
nuestra historia patria, pues esperamos ayude a encuadrar mejor la que
estamos escribiendo.
Son diversos los factores que intervienen en la buena marcha de un
colegio. Uno de los enemigos de la misma —lo hemos constatado en va-
rios Centros de Educación— es la mala gestión de la cosa pública.
7. Ambiente colegial
En Navarra no encontró demasiado quehacer el espíritu anárquica-
mente revolucionario y sectario de la República, pero las circunstancias
por las que atravesó la nación y la región tuvieron su influjo también en la
disciplina y piedad colegiales. Nos lo dijo claramente el señor Barbal: "El
ambiente de los alumnos era un tanto difícil... No habían sido cultivados,
tal vez. Por otra parte, el clima político y social no favorecía absolutamen-
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te. En lo estrictamente profesional, los jóvenes admitían con más natu-
ralidad la formación". Dicha influencia —pequeña en sí— provenía ab
extrínseco, pues los Salesianos, por sus Reglas, se abstienen de toda ac-
tividad política partidista, promoviendo la social y cristiana.
Nos dicen quienes vivieron aquella coyuntura que los muchachos,
por lo general, eran mayores. Los había, en ambas secciones, de veinticua-
tro, de veintidós y veinte años. Algunos habían hecho los tres años de
servicio militar y "se las sabían todas". ¡Y estaban en plan de internado!
Luchar con ellos para tratar de imponer una disciplina rigurosa, exacta,
no podía siquiera pensarse.
"Y ahora, al cabo de los años —nos escribe don Rómulo Pinol—
creo que era mejor que fuese así.
Había en la marcha de la Casa ciertas costumbres que provenían más
de la falta de educación, que de malicia. Así, por ejemplo, ¿filas? Sí,
¿pero qué mal había en ir cantando o silbando en sus largos recorridos?
En realidad, mal como mal no había ninguno. Se rezaba al comenzar los
estudios, pero luego costaba Dios y ayuda obtener un silencio relativo.
En el comedor, muchas groserías. Lo mismo en el recreo, paseos, salón de
actos, etc., etc. Se fumaba a todas horas y por todas partes. El lenguaje,
muy rural. Conductas poco estéticas en los actos que en los demás cole-
gios salesianos entraban en el cono de las actuaciones 'delicadas'. Fugas
nocturnas para pasarse unas horas en Pamplona y regresar de madrugada.
Cartas que bajaban y subían, mediante carretes de hilo para y de las chicas
que, muy atrevidas, se colocaban al pie de las ventanas. No olvidemos que
eran aquellos alumnos auténticos mozos, que lucían su varonil hermosura
en los campos de fútbol alrededor de la ciudad en amistosos desafíos a
todos los equipos, que hoy estarían clasificados en alguna primera regio-
nal, por lo menos. Las jóvenes de Pamplona no tenían ojos nada más que
para ellos o para ellos principalmente y hasta venían a Misa para, en
nuestra Capilla, verlos siquiera de espalda o de cara cuando volvían de
comulgar. No faltó alguien, más mecánico que salesiano y que después
abandonó la Congregación, que les apoyara en alguna de las irregularida-
des mencionadas".
Refiriéndose a éste, dice don José Barbal: "Estuvo poco tiempo. Go-
zaba de gran prestigio como técnico, pero negativo como religioso. Orga-
nizó muy bien las enseñanzas técnicas y prácticas en la rama del metal.
Por otra parte fue causa de algunos problemas por su prestigio entre los
alumnos, unido a un carácter exageradamente liberal para un internado
de aquel tiempo".
La frecuencia de Sacramentos, durante la Misa diaria, era muy es-
casa. Comulgaban dos o tres. Los domingos se acercaban más a la Sagrada
Mesa. Uno de los alumnos mecánicos, que más tarde se distinguió como
jugador de fútbol en primera división, natural de Estella y llamado Luis
Aranaz, era uno de los poquísimos de Comunión diaria.
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6.7 Page 57

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Sobre todo, en las vísperas de las grandes festividades, el peso del
ministerio de las Confesiones lo llevaban cuatro sacerdotes seculares: don
Joaquín Goiburu, don Ildefonso Goñi, don Ricardo Gárriz y, sobre todo,
don Moisés Barado. Este último ensayaba también música. Los Salesianos
debemos mucho a este "Salesiano externo". De él hablaremos en otro
lugar.
"Aparecía por allí los sábados —narra don Celedonio Macías— un
sacerdote llamado don Ricardo, a quien los muchachos conocían con el
apodo de 'Hijo mío, hijo mío'. Llegó el primer 24 de curso (4). Les invité
a que manifestaran su amor a María Auxiliadora haciendo una buena Co-
munión. Cuál sería mi desilusión, cuando observé que ni uno solo de
los muchachos se acercaba al comulgatorio.
Cierto que, en mi clase a los mayores, me despaché a gusto, echándo-
les en cara que no parecían alumnos de una Casa de Don Bosco, pues en
todos los colegios salesianos tales días se daba verdadera porfía en de-
mostrar el mayor amor a la Santísima Virgen. Me escucharon en silencio.
Al salir de clase, varios se me acercaron y me espetaron: '¿Cómo quería
usted que comulgáramos si no había venido Hijo mío, hijo mío?"'
Todo aquel ambiente de rústica naturalidad se fue suavizando con
paciencia y mucho trabajo de convicción, mediante una pedagogía que, si
no exenta de defectos, estaba llena de sentido salesiano —razón, religión,
amabilidad—, de espíritu de sacrificio y de amor a los jóvenes.
Decía el P. Viñas, sucesor en el cargo del P. Salgado: "Es preferible
que se conserven estas aparentes faltas de disciplina a que se introduzca
entre los alumnos la mala voluntad".
Con honda satisfacción podía más tarde el P. Calasanz escribir a
don Guillermo Viñas, el 11 de diciembre de 1935: "Tu carta de anteayer,
que acabo de leer, venía de nuevo a llenar mi alma de satisfacción por las
buenas noticias con que la encabezas y por el entusiasmo que por su bien
demuestran esos alumnos. ¡Cuántas gracias debemos dar a Dios por el
cambio que ha experimentado esa Casa, que hoy puede llamarse verdade-
ramente Casa salesiana, sobre todo por el espíritu que en ella reina! Hay
que haberla visto cuando fue incardinada a esta Inspectoría, para poder
hacerse cargo del cambio que ha experimentado. ¡Cuánto disfrutarían aque-
llos santos y abnegados salesianos, don Miguel Salgado y don Esteban Ruiz,
si pudieran pasar por ahí y ver ya realizado el trabajo por el cual tanto
se sacrificaron para hacer de ésa una Casa de san Juan Bosco, en la que
reinase su espíritu, el espíritu de nuestro padre!"
(4) En los colegios salesianos reviste cierta solemnidad el 24 de cada mes en conmemora-
ción del 24 de mayo, solemnidad de María Auxiliadora, su patrona.
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8. Pobreza y más pobreza
Todos estos Salesianos —y a ellos en justicia hemos de unir los nom-
bres de don Juan Sastre (prefecto de estudios) y de don Isidoro Moro,
hombre de relevantes cualidades artísticas y ejemplar hijo de don Bosco—
se debatieron, aparte de las dificultades antedichas, en una penuria econó-
mica más que franciscana.
Si bien se refiere al año 1935, la descripción que del estado material
del inmueble nos envía don Rómulo Pinol, a través de ella —salvos los
naturales deterioros accidentales, fruto del desgaste de muy cortos años—
podemos apreciar la pobreza que presidió a aquella comunidad de alumnos
y salesianos de la primera hora.
"Casa a medio hacer y lo hecho a medio hacer. Fachada de feo la-
drillo. Ventanas sin repintar. Aulas con poca y mal colocada luz. Capilla
provisional con desconchados en el techo, sobre el cual corría una terraza
cruzada de regueras de alquitrán para evitar algunas, no todas de las
muchas goteras. Escalera imperial, pero sin barandilla a partir del primer
piso. Gran cristalera en los rellanos, pero con cristales rotos o mal supli-
dos. Pórticos desproporcionados en altura, sin pavimentar y con el suelo
lleno de huecos, que los chicos practicaban para el juego de canicas, que
llamaban 'gua'. Patio exterior con viejos árboles de la antigua carretera
de Francia, rodeado de una endeble tapia de ladrillo que, un buen día,
durante la guerra, se la llevó el viento de un soplo. Techos altísimos en
las plantas inferiores con ventanas difíciles de practicar... ¿Y la limpieza?
Dado que en Pamplona llovía bastante y que los chicos tenían que jugar...,
las paredes de los pórticos se veían materialmente cubiertas de pelotazos,
como asimismo las puertas, pintadas de color oscuro. Los pasillos de la
casa, en el primer piso, larguísimos, pintados de verde fuerte, en la parte
de los altos zócalos o arrimaderos se veían surcados por fuertes rayas de
lápiz o de puntas de clavos... Portería propiamente no había. Un portón
enorme, que daba paso a un local desmantelado, a continuación del cual
venía un corredor con la administración, un recibidor, un locutorio y la
Capilla.
Lo que a un 'clérigo' que venía de Barcelona podía causarle mejor
impresión y me la causó —continúa don Rómulo— fue la parte de la En-
señanza Profesional: un taller de mecánica, hecho 'ad hoc' (cosa que en
aquellas calendas no tenía el colegio salesiano de Sarria). Adjunto a él,
un local inmenso, desvencijado, sin pavimento, lleno de telarañas siempre
y casi siempre de humo, donde funcionaban las fraguas, la soldadura, el
doblaje de hierros, las fosas de reparación de coches (ordinariamente abier-
tas)? algunos de éstos esparcidos acá y acullá a la espera de una reparación
a base de soplete... Pero, claro está, esto al lado del taller con sus bancos
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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de ajuste, sus tornos y fresadoras, sus magníficas cepilladora y maridrina-
dora, tenía más bien un aire de cierta marcialidad profesional. Quiero
decir que su vista no deprimía.
Luego había que ver el taller de carpintería. Sin ningún lujo, estaba
bien, limpio, ordenado y en pleno rendimiento.
La sala que servía de taller de sastres estaba en el primer piso, junto
a la escalera. En esta escuela se vestían algunas personalidades, entre ellas
el Dr. Muñiz y Pablos, obispo de la diócesis, anterior a don Marcelino
Olaechea.
No existía, por supuesto, calefacción alguna. Todo lo anteriormente
dicho había ido haciéndose poco a poco, a medida que las limosnas llovían
del Cielo".
Gracias al generoso donativo de los Fundadores de la Casa, pudo ter-
minarse, a principios del curso 1929-1930, el pórtico del patio; se rehízo
el techo de la fragua y se adquirieron varios tornos. El 15 de diciembre
se inauguraron la nueva cocina y los comedores. Con fondos de la Casa
se hicieron la cochera, la baranda, la sacristía, se amplió la capilla y se
adquirió una campana. El año 1930 se ampliaron las clases; los talleres
adquirieron más máquinas, se reformó el teatro, se modificaron los retretes
del patio. Los Fundadores, sin ninguna ostentación, añadieron a sus anti-
guas limosnas otras treinta mil pesetas. Al año siguiente se terminó la
escalera hasta el segundo piso. Se aderezó en éste un dormitorio con su
correspondiente juego de lavabos y retretes; se pintaron las puertas y
ventanas y se blanqueó la casa entera.
De todo esto nos habla la Crónica de la Casa y todo ello ha de conju-
garse con lo expuesto por el P. Pinol.
Don Celedonio Macías, encargado de la Sección espiritual del colegio,
nos narra un hecho elocuente para explicar la penuria en la que se debatía
la Comunidad en los tiempos de la política republicana entonces vigente:
"Durante el tiempo que estuve con don Miguel Salgado ocurrió este
suceso: Ya he indicado la triste figura que presentaba el colegio en medio
de aquellas modernas construcciones que lo rodeaban. Más se parecía a una
gran fábrica de ladrillos, que a una Escuela Profesional. Un diario local,
que nos miraba con poca simpatía y que nada sabía de nuestra pobreza,
empezó una campaña persecutoria contra los propietarios de un colegio
que presentaba tan mala catadura. Algo consiguió. Se montó un andamio
y pudimos colocar algunos ladrillos, muy pocos.
El periódico volvió a insistir en otro suelto: 'Los Salesianos han co-
locado un andamio para paseo de los albañiles' ¡Pobres de nosotros, que
apenas teníamos para comer!
El Ayuntamiento citó al director del colegio, amenazándole con fuer-
tes sanciones si no acudía. Allá se fue el P. Salgado. Yo le acompañaba.
La Autoridad, que miraba con poca simpatía a los frailes, arrellanado en
su cómodb sillón presidencial, nos arengaba: Tienen que continuar las
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obras. Los ciudadanos protestan, cosa que yo no puedo transigir'. Don
Miguel, de pie —pues ni siquiera nos-había invitado a tomar asiento—,
le suplicó tuviese un poco de paciencia.
—Pediremos, buscaremos ayudas donde sea.
—Apáñense y no se contenten con buenas palabras y promesas, pues,
de lo contrario, me veré obligado a cerrar el colegio.
Algo se hizo, muy poco, para cubrir las apariencias".
"Me veré obligado a cerrar el colegio". ¡Y eran las únicas Escuelas
Profesionales existentes en toda Navarra! Los Salesianos se dedicaban,
en cuerpo y alma, a la formación de hijos de obreros. ¿No merecían, no
una reconvención, sino más bien una buena ayuda por parte de las auto-
ridades republicanas que se preciaban de proteger y promover al obrero?
9. £1 ritmo de los cursos estudiantiles
El monótono correr de los días laborables encontró, desde los co-
mienzos, un cauce de expansión —muy salesiano, por cierto— en el arte
declamatorio y musical. Se representaron, con maestría, dramas, saínetes
y zarzuelas, manteniendo viva la admiración y simpatía del numeroso pú-
blico, que frecuentaba el teatro del colegio.
En las Navidades del año 1933, por citar un ejemplo, se pusieron
en escena seis obras teatrales.
Ni faltaron deliciosas excursiones, como la que tuvo por meta el
Castillo de Javier, con muy buena recepción, por cierto, de parte de los
PP. Jesuítas.
Quien va a Javier, cuántas cosas recuerda de Navarra y de su Pa-
trono, de aquel incomparable misionero, que —como dice J. M.a Re-
condo— "frente a la costa de China repentinamente se moría entre deli-
rios y fiebres".
Excursiones a Olite-Tafalla, donde los alcaldes y el entero vecindario
colmaron de atenciones a los muchachos.
"El 30 de diciembre de 1929, muy de madrugada —escribe el cro-
nista— salieron hacia Corella. El pueblo entero, presidido por su alcalde,
salió a recibirles. A los acordes de la banda, nos dirigimos a la iglesia
para oír la Santa Misa, en la que se cantaron algunos motetes. La banda
tocó en el quiosco antes y después de comer. Hubo partido amistoso de
fútbol con jóvenes del pueblo. Este se comprometió a darnos cama para
aquella noche. Se representaron en el teatro principal unos cuadros dra-
máticos en beneficio del Oratorio Festivo".
Al día siguiente, abandonaban los muchachos Corella, a la que Fe-
lipe IV había otorgado el título de ciudad, el año 1630, la todavía piropea-
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da en una vieja copla, que ya suena en todo el mundo: "Corella, la Bella";
la del sabroso espárrago y ricos olivares y viñedos:
Bajé de Corella a Alfaro,
y me perdí en el camino.
No tuve la culpa yo:
la culpa la tuvo el vino.
¡Y también llegaban los exámenes! Y, sobre todo, eran importantes
los del fin del curso. Revestían la máxima importancia. Intercambio de
examinadores con algún otro colegio salesiano, incluso lejano. La ciudad
podía comprobar, visitando las exposiciones anuales, la labor realizada por
los alumnos durante el año.
Ya al término del curso 1927-1928, propuso el P. Provincial, don
Marcelino Olaechea, la idea de premiar, cada año, con medalla de oro,
a los alumnos más aventajados por su aplicación y comportamiento. Los
señores Zubizarreta y Emilia Aróstegui fueron los primeros en ofrecer
dichos premios: dos medallas, una en nombre propio y otra en recuerdo
de su padre difunto. La Diputación de Navarra y el Ayuntamiento de
Pamplona obsequiaron, con medalla de oro también, a otros dos alumnos.
Aparte, el colegio hacía la distribución de los diversos diplomas. Presidían
el acto las máximas autoridades eclesiásticas y civiles.
Los Ejercicios Espirituales eran entonces, como en los restantes co-
legios salesianos, masivos.
"Parecíamos cartujos paseando por los pórticos con un libro
bajo el brazo, serios, con los ojos bajos y la pobre lengua pudrién-
dose dentro de la boca. No parecía sino que íbamos a porfía para
ver quién daba sensación de más formal. Nos lo predicó —año
1930— el P. Villoslada, redentorista, que si en las meditaciones nos
metió mucho miedo, en las Instrucciones nos contó bonitos cuentos
de los que difícilmente nos olvidaremos, v. gr., el de los propósitos
del Gorrión, el del Lobo, el del Borrico que llevaba el costal ai
molino y el hermosísimo de los Pinos y Hayas, aplicado a la cas-
tidad.
El último día, por la tarde, los abnegados confesores don Ricar-
do Gárriz y don Crisanto Jáuregui tuvieron una faena inacabable.
No quedó ni uno que no purificase su alma en el Santo Tribunal
de la Penitencia. ¡Se oía cada golpe de pecho y cada suspiro, que
conmovían y edificaban! La Comunión del día siguiente fue general
y fervorosísima. Los Recuerdos nos los dio el señor Director y,
para que no nos olvidáramos de ellos, nos regaló una estampita
en que estaban escritos".
Hemos querido transcribir esta página de la revista colegial "Insti-
tución Salesiana en Navarra", pues refleja la concepción temática y horario
de los tres días de retiro anuales en una época, tan distinta a la actual,
que exige más doctrina y aptitudes en los predicadores, como también
mayor voluntad y disponibilidad en los oyentes. Lo que hoy tendería a
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ser considerado como algún tanto terrorista o ridículo hacía entonces un
bien incalculable. A cada tiempo lo suyo.
El apostolado "ad extra" se realizaba, sobre todo, a través de las
devociones salesianas. El año 1930 se celebró ya, con magnificencia y de-
voción, novena y solemnidad de María Auxiliadora, con una asistencia
de fieles extraordinaria el 24 de mayo a los cultos en nuestra Capilla. Pre-
dicaciones a cargo de religiosos de otras Ordenes y Congregaciones. Pre-
paración de niños a su primera Comunión.
El año 1928 se constituyó la Junta de Damas de María Auxiliadora.
Corrían hasta entonces —lo sabe ya el lector— cinco Capillas por la ciu-
dad. Desde este momento, pónense en movimiento otras veinticinco. El
año 1931 ascienden a cuarenta y cinco.
Se celebraba en grande la fiesta de San José. Con su triduo de pre-
paración, solemne. La predicación corría a cargo de un sacerdote no sa-
lesiano. El año 1930 eran admitidos en la Compañía, que lleva la advoca-
ción del Santo, ocho socios. Nos complace estampar aquí sus nombres:
Ángel R. de Oña, Barber, Urtasun, J. L. López, Aranaz, Apesteguía, Embil
y L. Martínez.
Este día era antiguamente en los colegios salesianos la fiesta de los
Coadjutores. Estos llevaban la organización y actuación en la misma, desde
la Santa Misa de la mañana hasta el número final del día, que solía ser
la velada o una función teatral.
También entraba, dentro del programa festivo de las Casas, la ce-
lebración de una solemnidad en honor del Sagrado Corazón de Jesús con
procesión eucarística que recorría los patios del colegio, al anochecer.
Nos resta decir una palabra sobre el Oratorio Festivo.
Son los Oratorios "lugares destinados a divertir a los jóvenes con
amenos entretenimientos después de haber cumplido sus deberes religio-
sos" (5). Así los definió don Bosco. Con el calificativo de "festivos" quería
indicar que inicialmente funcionaban los domingos y días de precepto.
La "Institución Salesiana en Navarra", en su número de setiembre-
octubre de 1927, escribía: "Al mismo edificio que los PP. Salesianos tie-
nen en el Nuevo Ensanche podrán acudir, los domingos y días festivos,
todos los niños de ocho años en adelante. Tendrán comodidad de divertir-
se en los amplios patios de recreo y de participar en las funciones de
teatro, cine, lotería, etc., en proporción a su asiduidad y comportamiento.
Quedará abierto desde las ocho hasta las doce y desde las dos hasta ano-
checido ".
A pesar del anuncio, el Oratorio de la Casa de Pamplona comenzó el
1 de marzo de 1932, y ¡cosa extraña! con ocasión de haberse suprimido
(5) BOSCO, G , // pasíorello delle Alpi, ovvero vita del giovane Besucco d'Argentera, Turín,
1864, 70-71, nota.
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en España la enseñanza religiosa por voluntad, nada democrática, de los
gobernantes republicanos.
Y ¡cosa interesante! Desde el año 1934; a propuesta del Seminario
Diocesano, los seminaristas más aventajados van a dar clase de Catecismo
a las diversas secciones del Oratorio Festivo Salesiano. Concurren al mis-
mo, el año. 1932, seiscientos chavales.
No faltaban quienes, admirados, se formulaban esta pregunta: "¿Cuán-
do y cuántos días al año descansan los Salesianos?" Para el Salesiano,
según don Bosco, el descanso consiste en cambiar de ocupación. El descan-
so de la brega diaria en las clases se dejaba para el bregar, de la mañana
a la noche, en el Oratorio, los domingos, fiestas y días feriales durante el
verano. Este era el descanso del Hijo de don Bosco en todos sus colegios,
porque en todos ellos funcionaba el Oratorio Festivo (6).
Sin embargo, encontramos un dato curioso al respecto en la Crónica
del colegio de Pamplona, y que corresponde al verano del año 1930. Dice
así: "Vacaciones. Con permiso del Sr. Inspector, el personal docente de
la Casa fue a pasar unos diez días a nuestro colegio de Baracaldo, y el de
allí vino a Pamplona".
(6) Pueden leerse escenas pintorescas del Oratorio Festivo del colegio de Ronda de Atocha
(Madrid) en mi libro «Don Enrique Saiz. Un carácter. Una conversión. Un martirio» ya citado,
págs. 150-154.
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IV
«DIOS HARÁ DE TI UNA BUENA VIÑA PARA SI»
(Don Felipe Rinaldi al P. Viñas)
1. En la escuela de don Rinaldi
Baladí, pero curioso el detalle. Coincidencia casual. Escribo el capítulo
el día mismo en que las Casas de la Congregación Salesiana, durante las
celebraciones litúrgicas, recuerdan el aniversario del fallecimiento del P.
Viñas. Porque el 13 de mayo de 1956 entregaba a Dios su alma don Gui-
llermo Viñas. Hace exactamente 21 años. Nadie se ha lanzado a escribir
su biografía. Se la merece. Un salesiano que entra "pleno iure" en la his-
toria de la Congregación.
Las veintiséis líneas que le consagra el Diccionario biográfico de los
Salesianos más ilustres vienen a constituir el esqueleto, la síntesis de su
vida larga, fecunda, orientadora y ¡hasta singular! Y, por supuesto, sim-
pática.
Permanezca su memoria entre los Salesianos españoles. No se apa-
guen los rescoldos de aquel fuego que el benemérito Salesiano, enamorado
de María Auxiliadora, don Bosco y Domingo Savio, fue encendiendo en
una vasta zona de la nación.
Viven muchos que le conocieron, le trataron y gozaron, incluso, de su
intimidad.
Ocupó diversos cargos. Los anotaremos enseguida.
Su directorado en Pamplona, ejercicio de la auténtica fraternidad sa-
lesiana, se desarrolló en dos épocas, separadas por el conflicto bélico de
los años 1936-1939.
Vale la pena estudiarlas sin prisas, aprovechando el material docu-
mental, oral o epistolar, de singular ingenuidad, energía y viveza, que
nos ha sido posible recoger.
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Grupo general del curso 1935-36.
Nació Guillermo Viñas en Ainsa (Huesca) el 10 de febrero de 1879.
Le recibió en Sarria don Felipe Rinaldi, quien pronto descubrió en él y
cultivó la vocación salesiana.
Muchacho emprendedor. Artista. Organizó en su colegio un brillante
coro. Cien voces de niños y jóvenes, que interpretaban con maestría las
mejores piezas clásicas de música polifónica. Partituras de los mejores au-
tores, de la talla de Perosi y Palestrina.
Su "curriculum vitae": diez años Director de la Casa Salesiana de
Valencia. Desde el 1910 al 1920. La renovó por completo. Seis años,
Provincial de la Inspectoría Bética (1920-1926). Organizó a escala nacional
la Asociación de los Antiguos Alumnos, con su órgano oficial "Don Bosco
en España", que sigue editándose. Director de Sarria desde el 1926 al
1934. Luego, de Pamplona. Finalmente de Huesca (1943-1949). El Go-
bierno español le otorgó la Gran Encomienda de Alfonso X el Sabio, por
sus benemerencias en el campo educativo.
Conoció un día a don Felipe Rinaldi. Cuando sintió germinar en sí la
vocación salesiana. Hemos descrito la escena en el primer capítulo. Un
profesor le pegó. Pensó marcharse a casa. D. Rinaldi le deja se expansione
a gusto con él. Al día siguiente, Guillermo escribe a su hermano sacer-
dote: "Estoy aquí contentísimo porque hay un cura que me quiere mu-
cho. Los otros juegan mucho con nosotros y no nos pegan como tú".
Se halla en la Casa de don Bosco como en la suya propia. Todo le
va bien: piedad, estudios, alegría, el afecto de sus superiores y compañe-
ros. En su Directo;- encuentra ánimos y apoyo en sus aficiones musicales.
Don Felipe asiste a los ensayos. Pero un día, la injusticia inconsciente de
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un profesor le hiere de tal modo, que sus ensueños e ideales sufren un fuer-
te quebranto hasta el peligro de evaporarse definitivamente.
Escribe el P. Fierro:
"Un antiguo y benemérito capitán del ejército que, movido por la
gracia, se había retirado de las armas y de la familia para hacerse religioso,
muy acostumbrado a la disciplina militar, se mostraba excesivamente rígido
con los alumnos.
No pudiendo mantener la disciplina en su clase, se desahogaba, no
ciertamente disparando tiros ni repartiendo tortas, pero sí rebajando las
calificaciones, sobre todo las de los chavales más vivos e inquietos. Uno
de ellos, si no el más, lo era Guillermo. Y un día le tocó ser víctima de
la fobia de su maestro. ¡Con los esfuerzos que realizaba para portarse como
el mejor de todos y ser un día salesiano como don Rinaldi, su amigo!
La verdad es que el muchacho quedó anonadado y deshecho con aque-
lla nota de conducta 'bajísima', según su criterio. El impacto le creó un
complejo de alumno díscolo y relajado. Porque ¡todos conocían sus aspi-
raciones!
—Es inútil —se dijo—, ya no puedo ser salesiano.
Perdió el apetito y hasta las ganas de jugar.
Reparó un día en él don Rinaldi. Allí se estaba, en un ángulo del
patio, Guillermo —el alma de los juegos— quieto, cariacontecido, llo-
roso.
—¿Qué tienes que estás tan serio?
—No me despache, Padre.
Don Felipe, que nada sabía de lo acontecido, le escuchó. Comenzó
luego a jugar con las letras de su apellido y otros sinónimos del mismo:
viñas, uvas, buenos vinos..., para luego decirle convencido:
—Dios hará de ti una buena viña para sí.
—Pero con una nota tan mala, ¿podré todavía ser salesiano?
Por respuesta, don Rinaldi, quitándose el bonete, se lo puso en la
cabeza al muchacho y, mirándole, le dijo sonriente:
—Pues no te sienta mal. Prepárate a vestir la sotana. Pero ahora,
ve a tomar tu merienda y ¡siempre alegre!"
Pasaron los días y llegaron los de los Ejercicios Espirituales, prepara-
torios a la Pascua de 1892.
Muy honda impresión debió causar en Viñas y en otros dos amigos
suyos el cuadro de Domingo Savio, colgado en la parte delantera del es-
tudio, y más aún el lema "Antes morir que pecar" del angelical alumno
de don Bosco (hoy santo canonizado) (1), inscrito al pie del mismo.
(1) Sobre Domingo Savio, la obra básica es naturalmente BOSCO, G., Vila del gioranctto
Savio Domenico, Turín, 1.a cd. 1859, 6.a cd. 1880. Está traducida al castellano por la BAC, Biografía
y escritos de San Juan Bosco, 2.a ed. preparada y revisada por FIERRO, R. (BAC), Madrid 1967.
Pueden consultarse también otras: la de Francesia (1910), Fino (1911), Salotti (1915), Trione (1924),
Coja/./.i (1950), A u f i r a y (1950), Fierro, R. (1954) y Castaño (1954).
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El caso es que los tres amigos tomaron la resolución de pedir al
Señor les otorgara aquella misma gracia que concedió a Domingo Savio.
Comenzaron una novena a María Auxiliadora para obtener de ella la gracia
de morir cuanto antes para así, en amistad con Dios y sin peligro de man-
charse con pecado alguno, ir derechos al Cielo.
Al cuarto día de la novena, el director, siempre en contacto con los
muchachos, observó los frecuentes coloquios y entradas en la Capilla de
los tres compañeros.
Preguntó a Viñas qué novedades traía entre manos. Guillermo, con
su acostumbrada sinceridad, contó al P. Rinaldi que, durante los Ejer-
cicios, sobre todo en la Confesión y en la Comunión, habían experimen-
tado tanto gozo, que se habían puesto de acuerdo para pedir a la Virgen
la gracia de morir presto, como Domingo Savio, para así no correr el ries-
go de caer en pecado.
Conmovido el director, púsoles la mano sobre sus cabezas, mientras
les decía: "¿Por qué queréis morir tan pronto? Continuad, continuad vues-
tra novena, mas cambiando la intención de la misma. Pedid a la Virgen
os haga tres buenos Salesianos".
Y los tres fueron buenos Salesianos.
Pasaron los años. Siendo el P. Viñas Provincial de la Inspectoría Be-
tica, viajaba con don Rinaldi, Rector Mayor de la Congregación, recorrien-
do las Casas Salesianas de Andalucía.
En deliciosa intimidad, padre e hijo, iban rememorando tiempos pre-
téritos, en los que casi todo había que improvisar: imposiciones de sotanas
a los novicios de catorce o quince años, a veces no cumplidos; profesiones
religiosas de chavales de 16 años para enseguida lanzarlos a la tarea de
asistentes o maestros.
El P. Viñas preguntaba a don Rinaldi: "Pero, ¿cómo podía usted
fiarse de nosotros?"
—Ah, P. Viñas. Es cierto —respondía el Rector Mayor— que enton-
ces hacíamos cosas que hoy parecen disparatadas. Yo las hacía y don Bosco
las arreglaba. Probablemente Dios nos bendecía.
2. En la Casa Salesiana de Pamplona
Curtido en buenas lides apostólicas, probada experiencia y notables
cualidades humanas y sobrenaturales, llegó el P. Viñas al Colegio Salesia-
no de Pamplona, de director, en el mes de septiembre de 1934.
Así. "P. Viñas" le llamaron los salesianos, jóvenes y la población
navarra. A ningún otro salesiano le aplicaban dicho nombre en tierras nor-
teñas de España. Don Guillermo adquirió el tratamiento en Andalucía los
años de su inspectorado, y de allí se lo trajo.
"Recuerdo perfectamente —dice don Rómulo Pinol— que los sale-
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sianos a los que podíamos llamar 'graves' o 'serios' de entonces —tales
como don José Calasanz, don Julián Massana, don Felipe Alcántara, etc.—
siempre le. llamaron don Guillermo Viñas.
La personalidad de éste era tan destacada, que difícilmente podía
ponérsele en comparación con los que actuaban en el campo de la Congre-
gación en España.
El P. Viñas era excepcional, único, en su simpatía personal, hecha
de rústica sencillez aragonesa, dulzura salesiana, universalidad española,
entusiasmo y fervor religioso sacerdotales y gran entrega a la misión abra-
zada vocacionalmente.
Era excepcional y único en las formas pedagógicas adoptadas y pues-
tas en práctica con la novedad del que cada día comienza una acción como
si fuera la más importante. A este respecto he de decir que le recordaba
cuando, años después de trabajar a su lado, tuve que traducir para la im-
prenta la obra del llorado don Pedro Ricaldone 'El Oratorio Festivo', en
la que el cuarto sucesor de don Bosco decía que el director del Oratorio
ha de ingeniarse de manera que cada domingo su Oratorio se vista de
Fiesta.
Don Guillermo Viñas —que por cierto tenía rasgos síquicos y aun
físicos parecidos a los del Superior citado— convertía el colegio en Ora-
torio Festivo por el espíritu de familia, por la ilusión que todos poníamos
en el trabajo, por la variedad de actividades que, compaginables con la
vida de un internado, hacían de cada día una fiesta laboral, y de las fies-
tas un acontecimiento".
"Conocí, recién ingresado —nos escribe Gregorio Arzuaga— como
director al inolvidable P. Viñas Pérez, fuerte como un toro cinqueño, de
mirada penetrante y profunda como queriendo escudriñar el pensamiento
de uno, con más pelo que un jabalí; su rostro no tenía que agradecer de-
masiado a la madre naturaleza, pero de una bondad tal, que arrebataba el
corazón del más pintado; fogoso, inquieto y dotado de virtudes celestiales,
las que le valieron el sincero afecto y respeto de quienes le tratábamos;
extraordinario amante de María Auxiliadora y del Santo Fundador, don
Bosco".
De su bondad, simpatía, energía de carácter nos hablan don Casimi-
ro García, don Manuel Parreño y don Germán Arín, quien añade —para
ser más realista en su descripción— que también era algo desordenado.
"Cuando él llegó a la Gasa —continúa don Rómulo—, ésta no tenía
confesor salesiano. Los sábados venían dos santos sacerdotes de Pamplona.
A una señal salían o comenzaban a salir del estudio los que deseaban con-
fesar y... Bien, se hacía quizá como se hace ahora en muchas iglesias pú-
blicas: confesión organizada, a tal hora y tales días.
El P. Viñas vio desde el principio los inconvenientes que esta situa-
ción comportaba para la formación cristiana de aquellos jóvenes. Si la con-
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fesión ha de considerarse como una conversión personal del individuo,
¿cómo poner horario a la gracia de Dios?
Remedio inmediato fue pedir al P. Provincial el envío de un sacerdo-
te confesor. Vino el Rvdo. don Juan Alvira. Pero entretanto se produjo
un fenómeno que tiene su raíz más profunda en la naturaleza de la forma-
ción salesiana (2). Los chicos mayores, aprovechando que don Guillermo
confesaba, durante las misas, al fondo de la Capilla, comenzaron a irse a
confesar con él, y siguieron muchos haciéndolo incluso después de la lle-
gada del confesor fijo salesiano. No se podía impedir y, por otra paróte,
los cánones se evaporaban ante el hecho de que don Guillermo no se ponía
en el confesonario mientras no se lo pidiera algún fiel no interno del co-
legio. Después no salía de él mientras no terminaban de pasar los fieles,
público externo, entre los cuales se habían 'colado' muchos jóvenes inter-
nos, que luego iban haciendo propaganda: El P. Viñas confiesa barbis.
Esto de barbis era una de las -muchas expresiones hipo o hiperpopulares
empleadas por los internos de la Casa. ¿Su significado exacto? Difícil de
entenderlo, pero se deducía observando el gesto simultáneo de los que la
pronunciaban. Se pasaban la mano por el mentón cual si se atusaran una
barbilla invisible".
Además, que algo rigidillo debía ser el P. Alvira si atendemos a lo
que de él nos cuenta Gregorio Arzuaga: "Confesándose con él un compa-
ñero de nuestro curso, después de haber 'desembuchado' todo cuanto había
que manifestar, le dijo: 'Padre, ya no tengo más'; a lo que contestó el
bueno de don Juan: '¿Y te parece poco o qué?'... Era maño el confesor
y de los de manga estrecha".
"Pero; ¡eso sí! —continúa D. Rómulo—, el P. Viñas confesaba
barbis. ¡Claro que también predicaba barbis, tocaba el piano barbis 'y...
todo barbis!
¡Predicaba! Sí, sabía encandilar al público. Adultos, jóvenes y niños
quedaban pendientes de sus labios en largas y amenísimas charlas.
¡Quién no recuerda la catcquesis colectiva de los domingos? Seguía
a la que se tenía por grupos y secciones alrededor del pórtico, explicada
por treinta seminaristas 'mayores-mayores' diocesanos. Digo 'mayores-ma-
yores' porque todos eran subdiáconos, algunos diáconos, y no pocos a la
espera de que hubiera parroquias vacantes para ordenarles de sacerdotes.
Estos seminaristas, hay que decirlo, admiraban al P. Viñas de una
(2) Uno de los grandes sufrimientos de don Rúa fue el Decreto que emanó de la Santa
Sede el 5 de j u l i o de 1899, por el que se prohibía a los Directores de las Casas Religiosas de
Roma confesar a sus alumnos. Hasta entonces, los superiores y directores salesianos, fieles a la
costumbre heredada de don Bosco, tenían amplia libertad de confesar a sus alumnos y a sus
religiosos. Don Rúa dedicaba muchas horas al confesionario en la Casa del Oratorio y fuera de él,
tanto más que estaba convencido de que esta tradición era una de las bases del método salesiano
y c u l t i v o del espíritu de f a m i l i a . La norma del Santo Oficio miraba, en cambio, i\\ salvaguardar-
la libertad de los penitentes y a evitar posibles sospechas acerca del gobierno del superior.
Clr. sobre este asunto, CERTA, E, Vita del Servo di Dio don Michelc Rúa. Turín 1949, 338-348.
Hoy sigue vigente el Decreto en el Código de Derecho canónico, c. 518, párrafos 2 y 3, y aún más
severo el c. 891.
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Una fotografía para la historia: el P. Viñas, condecorado con la Encomienda de Alfonso X el Sabio;
«Don Ale», con la Medalla del Trabajo y D. Florencio Janáriz con la Insignia de Oro de la Federación
Española de Antiguos Alumnos Salesianos.
manera extraordinaria. También ellos proferían la expresión barbis, re-
firiéndose a la actuación del director.
Acabada esta catcquesis por grupos, iban entrando los oratorianos
—los 'domingueros'— en la amplia Capilla, en la que se hallaban ya los
internos 'mascullando' más mal que bien las Vísperas del domingo, destro-
zando el latín, el gregoriano, los tímpanos y, alguno, la paciencia del
asistente.
Se llenaba el local hasta... Bien: se abrían unas compuertas que da-
ban al locutorio; se arrellanaban, piernas cruzadas, los pequeños sobre la
alfombra del presbiterio y con el buen tiempo se abrían las ventanas que
daban al pórtico. Y subía el P. Viñas al pequeño pulpito, haciéndole sitio
los que ocupaban la escalerilla. Y:comenzaba a hablar... Silencio profun-
do, carcajadas sonoras, nuevo silencio, risas por 'lo bajín', comentarios ru-
morosos, diálogo entre el catequista y los interrogados o interrogantes...
Una catcquesis viva, animada, eficaz.
Lo malo, con venir lo mejor, era después: la Bendición con el Santí-
simo. ¡Qué largo el canto del 'Ave, maris Stella', del 'Tantum ergo', el
silencio apenas soportable durante la misma bendición y el casi griterío
de desahogo con las aclamaciones del 'Bendito sea Dios'... Y la salida...,
que, en alguna ocasión, pudo compararse con el encierro de los Sanfer-
mines celebrados tan cerquita de allí mismo".
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3. Actividades colegiales
"Mucho ha llovido ya —nos escribe Arzuaga—. El Colegio entonces
ni con mucho era lo que es hoy día. Diferencia considerable, bajo todos los
conceptos, la que ha experimentado a lo largo de su existencia quien se
dispone a celebrar sus Bodas de Oro. 'In illo tempore' se frisaba en la
pobreza; las paredes, que rodeaban el recinto, no tenían más que 2,10 de
altura; la disciplina a observar por los alumnos, férrea y dura. El curso
tenía una duración de nueve meses y medio. No íbamos a casa ni en Na-
vidad, Semana Santa, ni se nos autorizaba a salir con nuestros padres; y
de vacaciones regresábamos a nuestros respectivos pueblos o capitales por
vísperas de San Fermín, lo que motiva que todos los años me deje 'caer'
en Pamplona durante sus incomparables fiestas, pero con visita obligada
para rendirme de hinojos ante María Auxiliadora y saludar a mis queridos
Salesianos.
Acabo de referirme a nuestra disciplina férrea. Al volver de vacacio-
nes, teníamos que pasar por la 'aduana', léase Prefectura (Administración)
y entregar todas nuestras pertenencias. Si queríamos adquirir algo, era me-
diante vales. Y así todo un curso; nada teníamos —repito— y lo poseíamos
todo; encontré esa paz de espíritu que sólo da Dios. Era un tanto mayorcito
cuando ingresé —tenía 17 años— y todos sabemos lo peligrosa que es
esta edad cuando las pasiones brotan como hongos tras la tormenta. Sin
embargo, en el colegio sentí una tranquilidad interior que no hay dólares
ni petróleo, en su máxima cotización, para cambiar.
Y ¿el mes dedicado a María Auxiliadora? Con qué nostalgia recuer-
do lo que hoy día es la imprenta a cuyo frente figura el diligente Sr. Co-
lomé. ¡Un afectuoso saludo, don Jacinto! ¡Qué empaque, qué emociona-
dos recuerdos guardo de aquel entonces, en particular del mes de mayo de
1936; al armonium el P. Viñas y, como cantores, voces angelicales. Com-
pletando la fiesta, la orquesta de los Antiguos Alumnos. Allí estaba el buen
Mori con su violín. Se las sabía todas: violinista, tocaba el clarinete, actor
de teatro consumado, futbolista y arbitro famoso, caro amigo.
Nuestra loca afición era la del fútbol. Llegamos a tener un equipo
tal, que éramos el terror de nuestros antagonistas, fueren quienes fuesen:
colegios, academias, militares de distintos cuerpos de guarnición de Pam-
plona, selecciones, etc. A todos les pasábamos por la piedra. Me incluyo
entre ellos, porque quien suscribe estas mal hilvanadas líneas defendía la
portería de nuestro equipo como gato 'tripa arriba' como de la misma
forma hago por la causa salesiana, sin dar 'jabón' a nadie.
El año 1937 tuve que abandonar el Colegio con tanta pena, como
dolor. Fui llamado a filas por las circunstancias que atravesaba España en
aquel entonces, y el cambio de vida fue brutal... De la paz de espíritu y
cuerpo a la guerra cruenta".
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El año 1932 el "Diario de Navarra" publicaba un interesante artículo
firmado por Remigio Selni titulado: "Visitando las Escuelas Salesianas":
"Encontrándome —dice— de paso por esta hermosa y culta ciu-
dad de Pamplona, no he querido despedirme de ella sin antes hacer
una visita a las Escuelas Profesionales Salesianas. En mis frecuen-
tes visitas por Europa y América he tenido la ocasión de conocer
la laboriosidad de los abnegados Salesianos.
He visitado muchas escuelas en el extranjero, y quien haya
hecho otro tanto, aunque sólo sea por curiosidad, tendrá que con-
venir conmigo que estas Escuelas Salesianas de Pamplona, en su
género, están en situación de poder competir y nada tienen que
envidiar a las de fuera.
Vistos con toda detención los trabajos de lima y forja, pasamos
a examinar los de la rama de la madera; y ante estas filigranas me
he visto precisado a decir que los elogios tributados a la Institu-
ción Salesiana, si bien valen mucho por venir de personas doctas
y entendidas, son, sin embargo, muy inferiores a lo que ella se
merece.
Si los Gobiernos de Chile, Argentina, Centro América y, sin ir
tan lejos, el de Bélgica consideran como una gloria nacional el tener
Escuelas Profesionales Salesianas, y no sólo las subvencionan, sino
que las favorecen por todos los medios que están a su alcance;
en España, dadas las muchas simpatías con que cuentan, sucederá
lo propio y ojalá sea pronto para que, a todos se extienda el bene-
ficio de esta gran obra eminentemente social.
Pamplona bien merece tener unas Escuelas Profesionales Sale-
sianas. Si el Estado, la Diputación o el Ayuntamiento prestasen a
esta obra cultural la atención y favor que merece, los desheredados
de la fortuna no se verían en el lance triste de renunciar a aprender
el oficio o arte hacia el cual sienten verdadera inclinación". Hasta
aquí Remigio Selni.
Los alumnos representan la tradicional función navideña «Los pastores de Judea». Año 1933.
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Hemos de advertir que la base de la economía navarra ha sido hasta
hace muy poco eminentemente agrícola y ganadera.
Las explotaciones forestales, cereales, frutas, hortalizas, vid, olivo y
remolacha componían los principales capítulos del sector agrario de la zona.
Es desde el año 1960 cuando se produce una rapidísima evolución de
la fisonomía socioeconómica de Navarra como consecuencia de un rápido
proceso de industrialización que es impulsado eficazmente por la Adminis-
tración foral. Pueden consultarse al respecto "la Historia de Pamplona de
J. M. Jimeno Jurío" y "Navarra ante el futuro", obra en colaboración,
que incluimos en nuestra bibliografía.
Fueron los Salesianos, como ya dejamos anotado en otra parte, quie-
nes fundaron unas Escuelas Profesionales "de altura" en Pamplona, las
primeras en toda Navarra.
Y no hay que olvidar que los Hijos de don Bosco, sin ayudas econó-
micas, y en plena República incluso, hubieron de realizar heroicos esfuer-
zos para llevar a cabo su objetivo vocacional.
El 19 de febrero de 1935 escribía el "Diario de Navarra":
"A pesar de la difícil situación política imperante, con gran
serenidad, los 64 alumnos de la especialidad del hierro (mecánica
y cerrajeros), de la rama de la madera (carpinteros y ebanistas)
y los del arte del vestido esperaban los exámenes de prueba que
los revalida en su aprendizaje. Y, tranquilos, contemplaban cómo
distinguidos ingenieros y maestros industriales, juntamente con los
superiores y profesores del Colegio, se constituían en tribunal para
sancionar la aplicación y aptitud de cada uno.
Presenciamos algunos exámenes de cada tribunal. Eran públi-
cos. ¡Lástima que haya tan pocos que se interesen por la cultura ge-
neral y, en particular, del obrero!, y digo lástima porque los pocos
que los presenciamos pudimos ver y comprobar lo que los bene-
méritos Hijos de don Bosco hacen por la instrucción profesional
en esta ciudad. Es algo desconocido por el inmenso público de
Pamplona, y por tanto no pueden ni- saben apreciarlo; pero los
técnicos e industriales deberían estar al tanto de cómo se les pre-
para personal apto y bueno...
Alumnos aventajados que, en los momentos de prueba, saben
demostrar con serenidad y aplomo una cultura profesional, teórica
y práctica, que realza no sólo su aplicación, sino todo un sistema
de enseñanza moderna y práctica que se da en las Escuelas de
los religiosos, Hijos de San Juan Bosco.
No es posible dar una idea ni aproximada de lo que pudo
verse. Se necesitaría una Memoria, que merecería ser repartida y
leída por todos".
Enumera, a continuación el articulista, en detalle, cuanto presenció
de cada curso y cada oficio. Y termina:
"Hemos visto a los Padres Salesianos cumpliendo con la mayor na-
turalidad y sin apariencias una labor preciosa, altamente humanitaria, en
favor de la juventud, y que honra, al mismo tiempo, a la localidad que
tiene la dicha de albergarlos".
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Nos complace añadir que por los tribunales, formados por salesianos
y técnicos de la ciudad, solía pasar el Presidente o algún miembro direc-
tivo de la Diputación, distinción que honraba al Centro y agradecían sus
profesores.
El año 1936, el P. Viñas se dirigía, en carta abierta a los Cooperado-
res y amigos de la Obra Salesiana y les decía:
"Pasan de doscientos los alumnos internos. Esta casa, con ser
tan grande, nos resulta ya pequeña, insuficiente.
La enseñanza es completa: cultura general y profesional de
Artes y Oficios en las ramas del hierro, madera, arte del libro y
arte del vestido. La pensión no llega a cubrir los gastos... Son mu-
chas las peticiones para el nuevo curso, pero no podemos admitir
a ninguno más por no contar con medios para ampliar los locales.
Tenemos doscientos externos de enseñanza gratuita y otros tantos
hemos rechazado también por falta de local. ¡Es bien penoso tener
que limitar la matrícula de estos niños!, pobres en su mayoría...
y que por serlo deberían tener más derecho que ninguno a ser
instruidos en las Escuelas de San Juan Bosco.
No tenemos iglesia. Se pensó primero en escuelas, dormitorios,
salones de estudio, escuelas-taller, patios, etc., etc., pero notorio es
de todos que ya no es posible pasar sin iglesia... Y se está constru-
yendo... Se ha empezado ya el gran Santuario de María Auxiliadora,
hermoso, artístico, digno de Pamplona y de su Ensanche, y se hace,
a estilo de don Bosco, con deudas y limosnas. ¡No tenemos teatro!,
y en un censo escolar de 400 alumnos diarios y de más de 700 los
domingos y fiestas, aparte de nuestras obras postescolares, el tea-
tro es de absoluta necesidad y salesianamente imprescindible. Este
teatro, capaz para 2.000 personas, sin -lujo, pero con gusto y co-
modidad, con todas las condiciones de higiene y seguridad que exi-
gen las leyes, con la dirección artística y de control delicado y
riguroso a nuestro cargo, vendría a llenar una necesidad para un
gran sector de Pamplona que sueña con un teatro a donde puedan
mandar sus hijos con tranquilidad y en el que puedan encontrar
expansión amena, escuela de formación exenta de frivolidades y
del más leve peligro contra la moral y delicadeza de costumbres.
Y ahora vaya un secreto... ¿que por qué nos embarcamos en
estas dos grandes y temerarias empresas? Primero, ¡porque las ne-
cesitamos! y esperamos en la ayuda del Cielo.
Segundo (y aquí el secreto), el Excmo. Ayuntamiento, con mu-
cha razón y paciencia, nos exige y ¡con urgencia!... que acabemos
las obras del Colegio, en cuyos planos, presentados, hace ya años,
entran la iglesia y el teatro; y, ¡no sólo!; sino que, con mucha más
razón y buen gusto, nos exige también que lo construido (y no es
poco) quede completamente terminado y embellecido en un plazo
perentorio para que un colegio de tantísima importancia no desen-
tone por fuera de la interioridad y buen gusto del Ensanche de
Pamplona.
Esto hubiéramos preferido callarlo y tenerlo como secreto, pero
como se hizo público sin que nosotros lo mandáramos publicar,
lo incluyo en esta carta abierta, como también incluyo que de sobra
sabe nuestro Ayuntamiento que no contamos con medios para llevar
a cabo lo que nos exige.
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Carta autógrafa del P. Viñas. Su texto
completo puede leerse en la pág. 126.
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Ya no hay que decir que, como buenos religiosos y buenos ciu-
dadanos, estamos dispuestos a acatar el 'ruego ultimátum' que nos
ha dado, pero también debo añadir que para cumplimentarlo no
se cuenta más que con el susodicho procedimiento de don Bosco,
el Santo que también pasó los mismos apuros y apremios que
nosotros, que vivió lleno de deudas, pero que él resolvía con mi-
lagros".
Respira la carta del P. Viñas fina ironía y no escaso valor.
4. Circunstancias políticas del momento
En 1935 en España, tras los movimientos revolucionarios de Barce-
lona y Asturias, se había constituido el Frente Popular bajo la dirección
de Azaña. En él quedaron integrados, en peligroso maridaje, los partidos
burgueses de izquierda, las agrupaciones marxistas (socialistas, comunistas,
sindicalistas y anarquistas).
Navarra, tradicionalmente católica, se sintió indignada ante la perse-
cución religiosa desencadenada con violencia en otros puntos del territo-
rio nacional. Es seguro que comprendió las razones de los Salesianos, así
como la inoportunidad de las amenazas contra los mismos por parte de la
autoridad.
El 6 de marzo de 1936, elementos del Frente Popular, capitaneados
por Jesús Monzón, asaltaron una tarde la Diputación. En ella se apodera-
ron del libro de Actas y arrancaron, al parecer, las que más les afectaban,
quemándolas en el pasillo; a la vez que celebraban conferencias telefónicas
con el Ministro de la Gobernación, con alguna personalidad comunista y
con el Gobernador de la provincia.
El hecho conmovió profundamente a Pamplona y a la provincia. El
Frente Popular se enfrentaba con Navarra, con sus más queridas Insti-
tuciones.
El 29 de marzo del mismo año 1936 —dice Lizarza— se celebraba
en Pamplona el entierro del fascista asesinado en Mendavia. Un piquete
de requetés, con gesto caballeroso, le hizo escolta desde el Hospital Pro-
vincial hasta el Cementerio. Por cierto que, ya llegados a él, apareció una
sección de Guardias de Asalto, que conminó al alférez del piquete, Luis
Elejalde, a que deshiciera la formación, a lo que éste se negó rotundamente.
La fuerza cargó contra ellos, siendo detenidos 24 requetés y un fascista.
Con fecha de 4 de abril, el diario comunista "Mundo Obrero" de
Madrid encabeza con grandes titulares un artículo: "Un serio peligro para
el pueblo y la República —Los requetés carlistas son un ejército equipado
a la moderna y armado hasta los dientes. Como organización fascista que
es, el Gobierno tiene que disolverlo rápidamente. Con esas tropas Navarra
estará bajo el terror fascista".
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De hecho, los requetés no estaban dormidos. Ya en 1934, tras un
acuerdo con Mussolini, habían salido de Navarra varias expediciones de
jóvenes para Italia con la finalidad de instruirse en el manejo de ametra-
lladoras y bombas de mano. Los requetés buscaron a tiempo su organiza-
ción. Una unidad superior, equivalente al batallón del ejército, estaba
constituida por tres requetés; los requetés o compañías, por tres piquetes
(equivalentes a la sección), alcanzaban un efectivo de 246 hombres; los
piquetes, de 70 hombres cada uno, se integraban por fres grupos (pelo-
tones); los grupos tenían 20 hombres, y estaban formados por tres pa-
trullas; cada patrulla tenía una composición idéntica a las escuadras del
ejército, es decir, cinco soldados con un jefe o cabo, que se llamaban
Boinas Rojas.
N
Muchos pueblos ribereños eran feudos del socialismo. En la Monta-
ña había cundido más bien el separatismo.
Un golpe fuerte a la catolicidad de Navarra fue la profanación, en
los últimos tiempos republicanos, de Santa María la Real del Sagrario des-
pojada de sus joyas por un robo sacrilego. ¿Por quiénes? No nos lo dice
Antonio Lizarza Iribarren. Ni lo dijo don Marcelino Olaechea en el dis-
curso que tuvo el 19 de octubre de 1938 en la catedral. Pero el hecho ex-
citó los ánimos.
Porque Navarra es región eminentemente mariana: la de Nuestra
Señora díe Roncesvalles, Santa María la Real de Pamplona, Nuestra Se-
ñora de Ujué, la Virgen del Puy de Estella, y otras tantas, como la de
Santa María la Real de Nájera, de Muskilda, del Yugo, de Legarda, de
Jerusalén, de Rocamador, del Río, de la O, de las Maravillas y del Camino.
Ante Santa María la Real se concentran los siglos. Se yerguen en el
recuerdo las lejanas figuras de Carlos II, Carlos III, Teobaldo I. Ante
ella, la excelsa Dama, eran coronados los reyes de Navarra, tras una noche
de vela de armas. El rey juraba guardar y mejorar todos los fueros, usos,
costumbres, franquicias, libertades y privilegios.
"¡Un gran día Pamplona, feliz, te coronó
y por Rema y Madre ferviente te aclamó.
Reina siempre en Navarra, ¡oh Madre celestial!,
y danos en la gloria la corona inmortal".
5. Nacimiento y organización de la Asociación de Antiguos Alumnos
El año 1870, los Antiguos Alumnos del Oratorio de don Bosco, en
Turín, comenzaron a agruparse en torno al Santo; y como muestra de
afecto y adhesión, el día que celebraron su onomástico, quisieron también
exteriorizar el amor que sentían por su gran bienhechor.
A propuesta de Carlos Gastini, a quien había recibido de los prime-
ros en el Oratorio y que lo seguía frecuentando como maestro encuader-
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Grupo fundacional de la Asociación de
Antiguos Alumnos Salesianos. Año 1.934.
nador, un buen grupo de aquellos Antiguos Alumnos asistieron, en la
mañana del 24 de junio, a la Eucaristía celebrada por don Bosco. Se
reunieron después en la sala contigua a la sacristía, lo invitaron a pasar
un ratito con ellos y, como símbolo de su amor y gratitud, le ofrecieron
un corazón de oro.
Así nació la Asociación de .los Antiguos Alumnos Salesianos.
Creo que los inicios de dicha Asociación en Pamplona se remontan
al directorado de don Miguel Salgado. Agustín Mori, antiguo alumno de
Sarria, y Berardo Ruano, de Madrid-Atocha, incondicionales y adictos
a todo lo salesiano, rodean de afecto y prestan toda suerte de obsequiosos
servicios a don Miguel Salgado.
A los nombres de estos dos buenos y ejemplares cristianos, amantes
de la Congregación Salesiana, han de ir unidos los de Emiliano Larrea,
Gerardo Loyola, José Moroz, Uzearte, Garde, Larumbe, que más tarde
pasó a ocupar la presidencia de'las Congregaciones Marianas, ejerciendo
en ellas un apostolado maravilloso.
La Presidencia provisional de esta Asociación, en su período de ges-
tación, la llevó el salesiano don Manuel Parreño.
Don Miguel Salgado iba entretanto ampliando sus amistades. Modelo
de finura y elegancia en el trato y don don de gentes, atrae a los jóvenes
que se han educado en el colegio que regenta. En su época ha de figurar
también el nombre del gran Cooperador, don Leandro Cañada, y el de
su esposa Dña. Amada Sanjuán.
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Don Leandro, que venía de Zaragoza, conocía ya a los Hijos de don
Bosco; mas, cuando asistió a las fiestas de la beatificación del Apóstol
de la juventud, quedó enamorado de todo lo salesiano. Sobre todo arraiga-
ron en él una fe y devoción profundas hacia ^IVlaría Auxiliadora. Don Mi-
guel Salgado le consideró, desde los primeros momentos, Presidente de los
Cooperadores sin socios. Estos vendrían a continuación.
Forman los Cooperadores la tercera "Rama" de la Familia Salesiana.
Salesianos, Salesianas (o Hijas de María Auxiliadora) y Cooperadores en-
tran de lleno jurídicamente dentro de la Familia Salesiana. Idea original
de don Bosco, que se anticipó en mucho a los tiempos futuros en la con-
cepción de los Institutos Seculares.
"Los Exalumnos pertenecen también a esta Familia en virtud de la
educación recibida, que puede manifestarse en diversos tipos de compro-
miso apostólico" (3).
La vocación del Cooperador es esencialmente una llamada a servir
en la Iglesia. El Cooperador no ha sido concebido para servir a la Con-
gregación Salesiana, sino para servir a la Iglesia en las necesidades que
surgen en ella. Decía don Bosco: "Vuestro auténtico fin es expresamente
el de ayudar a la Iglesia, a los obispos, a los párrocos, bajo la alta direc-
ción de los salesianos; vosotros sois instrumentos en manos del Obispo".
Por esto lo ideal es que todo antiguo alumno pertenezca, además
de a su Asociación, a la de los Cooperadores.
Continuemos ahora exponiendo los inicios de aquélla en Pamplona.
Hay que confesar que la labor organizativa de la Asociación de los
Antiguos Alumnos de España y de Pamplona se debe, sobre todo, al
P. Viñas.
En la capital de Navarra, el 20 de diciembre de 1934, el director de
la Casa, acompañado de los demás superiores y profesores de la misma,
preside una reunión, a la que previamente han sido convocados los Exalum-
nos de la Institución.
Dice el Acta de la reunión:
"Se da comienzo al acto con una oración a María Auxiliadora.
Se nombran, a continuación, dos secretarios para que levanten acta
de cuanto se trate en la asamblea. Resultan elegidos los Sres. Larrea
y Moroz, quienes proceden a la lectura de numerosas adhesiones
de los antiguos compañeros del colegio, residentes en diversos pue-
blos y ciudades de Navarra y que, por diversos motivos, no han
podido acudir a la cita.
Acto seguido, el P. Viñas saluda cariñosamente a los presen-
tes, dándoles gracias por la asistencia. Evoca, a continuación, con
respeto y agradecimiento, la memoria de los Salesianos que ante-
riormente habían trabajado en la Casa.
(3) Constituciones y Reglamentos de la Sociedad de San Francisco de Sales (IGE), Madrid 1972,
y XX Capítulo General Especial Salesiano (IGE), Madrid 1972. Cfr. MB, XVII, 25.
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Puntualizó bien, con palabras claras y terminantes, que 'la nue-
va Asociación, como todas las que ya existen del mismo estilo en la
Congregación Salesiana, es bien ajena a la política. Cada socio, en
su actuación particular, puede pertenecer al partido que desee
siempre que sea en el seno de la religión católica y nunca de par-
tidos que vayan contra la Iglesia y la Patria; pero que la Asociación
debe ser una verdadera zona neutral en donde todos los socios
se consideren hermanos y encuentren paz, caridad y verdadera con-
fraternidad'.
Después, el P. Viñas deja al estudio de los asociados el Regla-
mento, antes de su aprobación definitiva. Propone una Junta Provi-
sional, que obtiene la aprobación unánime de los asistentes:
Presidente: Don Emiliano Larrea.
Secretario: Don Ignacio Garde.
Tesorero: Don Florencio Janáriz.
Vocales: Sres. Santiago Larrea, Carmelo Uzcarré, Agustín Mori,
Berardo Ruano y José Moroz".
Los siguientes meses van sus componentes estudiando el programa
de la Asociación.
No contentos con la reunión anual, todos los segundos domingos de
mes se reunirá el mayor número posible de antiguos alumnos.
Por la mañana, Misa de comunión. A las 9, reunión familiar, en la
que hablarán el Superior y los Antiguos Alumnos sobre temas que opor-
tunamente se irán señalando. Iniciativas varias, etc.
A las 10, juntas de diversas secciones, círculos de estudio y grupos
de evangelio. Una hora de duración. Es el secreto de la buena marcha de
la Asociación y de la buena formación de los socios.
A las 11, diversiones o ensayos; partidos de fútbol, preparación de
obras teatrales, etc.
A las 4, catcquesis a los chicos del Oratorio como respuesta a los de-
seos del Papa, que pide la intervención de los seglares en la enseñanza
de la religión y cultivo de las virtudes cristianas.
A las 5, unos momentos de oración y adoración ante Jesús en el
Sacramento y Bendición con el Santísimo.
A las 5,30, función de teatro para los familiares de los mismos an-
tiguos alumnos.
Llama poderosamente la atención el denso contenido espiritual y
apostólico que el P. Viñas inyectó en el proyecto y vida de esta Aso-
ciación, convencido de que el joven da lo que se le pide cuando quien
le propone y dirige es un hombre de Dios, inflamado de celo por las
almas.
Gon razón podía escribir don Guillermo al Rector Mayor el 3 de
mayo del mismo año:
"Me atrevo a dirigirme a usted, pues se trata de que con dos líneas,
con unas palabras de bendición, puede alegrar centenares de corazones
que le quieren sin conocerle y que ansian su bendición.
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Se trata de que, mandado por la obediencia a esta Casa de Pamplona,
con los ojos puestos en el Cielo y la confianza en Dios, he procurado y
procuro para que esta Casa entre de lleno en la vida y regularidad sale-
siana y estoy contento.
Una de las actividades ha sido organizar a los Antiguos Alumnos, y
después de cinco meses de vida de prueba y como un noviciado, el pró-
ximo 12 de mayo tienen su aparición oficial como Asociación de Antiguos
Alumnos, con un programa que le enviaré y creo le gustará.
Yo me anticipo, porque para un día en que de toda España les lle-
garán adhesiones, no quisiera faltara su paternal bendición".
Esta carta manuscrita se conserva en el A. S. 38 Pamplona.
Los primeros Ejercicios Espirituales organizados expresamente para
los Antiguos Alumnos tuvieron lugar en los últimos días de la Cuaresma
del año 1936.
Magnífica preparación espiritual sobre todo para aquellos que, tres
meses más tarde, difícil y larga guerra los lanzaría a los frentes de com-
bate, exigiendo de varios el tributo de sus propias vidas.
Numerosos jóvenes, obreros en su mayor parte, llenaron la Capilla
del colegio para oír la Palabra de Dios, desde el 30 de marzo al 5 de abril.
" Allí acudieron —nos escribe Miguel de Iruña— por amor a su colegio y,
llenando los mismos bancos que ocuparon cuando niños, rezaron a su
Virgen Auxiliadora y cantaron, sin previa preparación, himnos que tal
vez no cantaban desde entonces: el 'Veni Creator', Tantum ergo', 'Salve
Regina', y que brotaban, con piadosa y conmovida vibración, de aquellos
pechos robustos".
Fueron, en verdad, selectos los predicadores: Don Amadeo Burdeus,
salesiano del Colegio de Mataró, el Dr. José Vara, presbítero de San Agus-
tín y el propio P. Viñas.
La clausura del fervoroso retiro corrió a cargo del Prelado de la Dió-
cesis, don Marcelino Olaechea, al que todos escucharon con emoción. Mu-
chos de los asistentes al acto le habían conocido como Provincial en sus
años de colegio. La palabra del Pastor hizo vibrar los corazones de todos
en santo entusiasmo.
Y es que don Marcelino, cuando hablaba, convencía, arrastraba. Una
oratoria sencilla la suya, con poca voz, pero persuasiva. Los gestos y la
mirada se le convertían en palabras.
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V
FLORECILLAS SALESIANAS. VIDA DE COMUNIDAD
1. El «equipo» del P. Viñas
"El P. Viñas —escribe Arzuaga— formó un equipo, expresándome
pedagógicamente, con nuestros superiores, que ya quisieran para sí, ha-
blando en términos futbolísticos, el Real Madrid, Barcelona o Atlético de
Bilbao. Ahí van sus nombres: como administrador teníamos a don Luis
Blázquez; encargado de la piedad a don Celedonio Macías; actuaba de
consejero de estudios don Enrique Nácher; don Rómulo Pinol era profe-
sor de los niños; de profesores de mecánica contábamos con los Sres. Ló-
pez y Barbal. A ellos he de añadir ^aL Sr. Parreño, profesor de carpintería
y al Sr. Laplana, de la sastrería. Don Alejandro Morido lo era de música,
y nos dirigía espiritualmente el bueno de don Juan José Alvira".
Don Rómulo Pinol confiesa que reinaba en la Casa verdadero ambien-
te de familia porque había un Padre que amaba como ama un padre y era
también amado como un padre.
Expansionémonos con el recuerdo gozoso de alguno de esos benemé-
ritos Salesianos, que ya marcharon de este mundo al cielo a recibir el pre-
mio de su trabajo.
2. El P. Alvira y sus «Rufinos»
Daremos la palabra a don Rómulo Pinol. Ello con la plena garantía
de encontrar en su relato la objetividad histórica, ya bien avalada por la
seriedad, buen criterio y rigor científico de quien ha escrito hermosas bio-
grafías, que se leen con agrado y edificación.
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¿Por qué no te lanzas, Rómulo, a decirnos todo cuanto sabes de
estas figuras salesianas, que tú tan bien conociste y que se merecen una
interesante biografía?
Conocí personalmente a don Rómulo cuando, juntos casi nuestros
pupitres, estudiamos la Teología. Sé mucho de su espíritu salesiano, afanes
apostólicos, dotes nada comunes de captación en cuantas empresas le fue
confiando, desde aquellos nuestros tiempos mozos, la obediencia y hasta
pienso si las catcquesis de Rómulo no son un eco de aquellas otras del
P. Viñas. Que hablen cuantos le conocieron en sus andanzas por el Ora-
torio Festivo —fundación suya— de Vicálvaro, hoy Colegio de Santo
Domingo Savio.
No te disgustarás si transcribo, casi por completo y "ad pedem litte-
rae"f cuanto me has contado en carta larga de amigo a amigo, de un tirón,
sitr retoques ni correcciones. Don Rómulo, incluso en sus borradores, po-
see una dicción correcta, muy amena y, por tanto, muy agradable.
Pues allá va.
"Haría falta —dice— la pluma de un gran escritor para describir lo
complejo de la figura de don Juan José Alvira que, durante años, ha sido
cariñoso tema de nuestras conversaciones menores entre nosotros.
Iba a decir que don Juan José de Pamplona o don José de Gerona
era un hombre acomplejado. Pero rectifico y creo acertar mejor afirman-
do que 'él mismo era un complejo'.
Fue sacerdote secular. Debió andarle muy mal la cosa porque, a po-
cos años de cura rural, se vino a la Congregación y profesó.
. Poco después se le debió venir el mundo encima y quiso probar la
vida cartujana. Allá se fue, a Montealegre. Ignoro el tiempo que estuvo,
pero sé de labios del mismo P. Viñas que, cuando él y el santo don Luis
Cid fueron a visitarle, hallaron que por otro camino se había vuelto a la
Casa de Sarria. El mismo don Juan José explicaba su fracaso: 'Un día
me encaminé a la ventana, muy alta, de la celda y allí me quedé acurru-
cado. Entró el P. Prior y me preguntó:
—¿Qué hace ahí arriba, Hermano?
—Ay, Padre —le contesté—, estoy contemplando el Cielo ahora,
porque, después de la muerte, no creo que pueda hacerlo.
Era la indecisión personificada. No estaba nunca seguro de sí mismo
ni de las circunstancias.
Un domingo tenía que predicar en la misa de diez (durante la cual
los internos recitaban Maitines y Laudes del Oficio Parvo). El catequista
de la Casa le advirtió poco antes: 'Don Juan José, sea usted breve, que
los muchachos tienen ganas de salir a su paseo semanal'. ¿Qué le dijo?
¿Breve, y se trataba nada menos que de la parábola del Sembrador, de la
buena semilla que es la Palabra de Dios, de los varios sucesos de esta Pa-
labra según caiga en un sitio u otro o en tierra buena? Por aquellos tiem-
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pos no se consideraba plática que valiera si no alcanzaba siquiera la me-
dia hora.
Salió don Juan José turbado, indeciso, espoleado y un tanto huraño,
ya que su timidez natural adquiría a veces esta forma de complejo de in-
ferioridad.
La Capilla se hallaba, como casi siempre, repleta de internos, orato-
rianos y público general. Los oratorianos (¡los pobres!) ocupando todo lo
que dejaban libre los demás, las dos inmensas estufas de serrín, el aliar y el
pulpito.
Día gris de invierno pamplónica. Bastaba ver la de bufandas, incluso
todavía anudadas al cuello o con su enorme imperdible, que los pequeños,
a'falta de que alguien se lo pudiera enseñar, no se lo quitaban ni con el
calor que las estufas de serrín y estufas Tiumanas acumulábamos en el
local.
Toses..., toses y más toses. Don Juan José las debió de escuchar como
un neonavegante escucha el rumor de la tempestad desde el rincón de su
camarote.
—Esto va por mí —se pensó...
Se detuvo a las pocas palabras de la homilía y, sujetándose con ambas
manos en el antepecho del pulpito, dijo: 'Bueno, si tosen ustedes para
que acabe pronto, me estaré hasta las diez y media..., digo, hasta las once
y media porque las diez y media ya son../
Nadie se dio por enterado de la amenaza, siguieron las toses, siguió
él hablando, se refirió al poco aprecio que se hace de la Palabra de Dios;
añadió, medio entre dientes, algo que sólo el catequista y sus colegas
entendimos y terminó, como siempre, lo mejor que pudo su plática.
Porque —¡eso ya es lo bueno!—, don Juan José, además de ser
un sacerdote muy culto, con muchos estudios y mucho estudio, prepa-
raba lo mejor posible las pláticas. Estas podrían, con buen público, darse
también por muy buenas. Lo que no había forma de mejorar, con todos
los públicos, era la cadencia final. No sabía cómo acabar. Parecía un avión,
al que, desde la cabina de mandos, retrasan el momento de aterrizaje...
Sube, baja, da vueltas y más vueltas, pero no toca suelo.
Don Juan Jos^ era así en todo: indeciso. Y es que, aparte su com-
plejo, poseía una gran humildad. Cuando pienso qué querrá decir esa
palabra bíblica de los 'pobres', siempre me viene el recuerdo (entre otros)
de don Juan José Alvira.
El mismo nos contaba (sin aclarar que fuera su persona) el hecho de
aquel sacerdote de un pueblo de Aragón, que era tan pobre que se había
hecho unos pantalones de saco con sólo de tela la parte inferior que aso-
maba por debajo de la sotana.
De eSta indecisión, mezcla de complejo y virtud, podría ser exponente
esta anécdota (de las mil y una que del querido sacerdote podríamos refe-
rir). En Gerona se le conocía por don José Alvira. Vino a Pamplona y así
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le seguimos llamando. Llegó la primera fiesta de San José (año 1935). La
comunidad trató de felicitarle en la forma religiosa y modesta con que
entonces se celebraban los onomásticos de los hermanos. El, entonces, nos
desarmó afirmando:
—No me llamo José, sino Juan José.
—Dejamos, pues, la felicitación para el próximo 24 de junio.
—No, este Juan no es el mío —musitó el bondadoso anciano.
—Pues, ¿cuál? —preguntamos a coro.
—Yo celebro la fiesta de Santa Juana Fremiot de Chantal.
Y siguió de confesor en la Casa hasta que acabó la guerra, hasta el
curso 1939-1940, en que volvió a su querida Gerona, de la que había sido
alejado por la Providencia, pues su carácter no habría quizá soslayado
la persecución roja, a que fueron sometidos los demás Hermanos de aque-
lla Casa y habida cuenta de que él en Gerona era conocidísimo, pues la
recorría a diario pidiendo, de piso en piso, limosna para sostener el nu-
trido grupo de niños pobres, que se educaban en la Escuela-Granja Sa-
lesiana.
En Pamplona no tuvo que practicar 'este heroico ejercicio de mendi-
cidad. Tampoco tenía ocasión de practicar una de sus habilidades y afi-
ciones: la encuademación. Eso sí: cuidaba de la modesta biblioteca de la
Casa con cariño y hasta con cierta técnica, quizá primitiva, pero suficien-
te y eficaz.
Su preocupación por los libros, su conservación y cuidado le tenían
atado constantemente. Con un esfuerzo, que entonces era extraordinario,
la Casa adquirió, de segunda mano, la Enciclopedia Espasa Calpe. Se la
recibió y colocó en la biblioteca con todos los honores. La Comunidad en
pleno (nueve hombres, cocinero incluido) fuimos a ayudar a la 'operación
Espasa Calpe'.
Y don Juan José, bibliotecario, recibió, en presencia de todos, la
orden y la autoridad, emanada de la boca del P. Viñas: 'Usted queda
único responsable de este tesoro. Sólo quien se lo pida a usted podrá
llevarse un tomo y devolverlo, cuanto antes, avisándole a usted'.
Pasaron los días y... los meses. En cierta ocasión vimos a don Juan
José deambular por las clases y talleres, merodear por delante de las ha-
bitaciones de los sacerdotes..., entrar una y cien veces en la biblioteca,
revisar cajones, armarios... Al fin, se encaminó al despacho del P. Vi-
ñas: 'Señor director, ha desaparecido un tomo de la Enciclopedia'. Las
pobladas cejas del director se enarcaron, se levantó, se caló el bonete con
borla, indicó al bibliotecario que le siguiera y se encaminó a la portería.
El mismo apretó el botón del timbre en tres largas timbradas, que estre-
mecieron todos los rincones de la Casa. Faltaba todavía un cuarto de hora
para la Lectura Espiritual... Con la natural extrañeza fuimos apareciendo
los Salesianos. Cuando estuvimos todos, y tras las naturales frases: '¿Qué
pasa? ¿Usted sabe algo?' etc., el P. Viñas nos indicó que le siguiéramos
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y, en lugar de entrar en la Capilla para la Lectura, nos encaminamos detrás
de él a la biblioteca, ubicada sobre el primer piso, encima mismo de donde
estaba la ruidosa máquina carpintera llamada 'rebajadora'.
En realidad no puedo decir que se mascara aire de tragedia, pues el
P. Viñas ya no podía sorprender a nadie que le conociera. Sus trucos los
cazaban los más ingenuos. Entramos. Don Guillermo recordó su adverten-
cia el día de la llegada de la Enciclopedia, y nos advirtió de la denuncia
del bibliotecario: faltaba un tomo.
En efecto, allí, en medio de la estantería, había un siniestro hueco
correspondiente al grueso de un tomo. ¿Qué había sido de él? Y todos
nos íbamos disculpando con frases manidas a excepción del que en la
mente del bibliotecario (y de todos... ¿por qué no decirlo?) era el su-
puesto delincuente: el catequista. ¿Cómo no, si era el único que había
estudiado en el extranjero y andaba siempre con revistas en italiano, y
llevaba la formación espiritual de los chicos mayores?
Este catequista, entre tanto, iba mirando 'in situ'. la colocación de
los tomos... Y sereno, hierático y un tanto irónico, preguntó: '¿Qué tomo
falta?... Porque la numeración es correcta. Lo único que sucede es que,
al correrse algunos tomos, ha quedado este hueco; pero faltar, no falta
ni uno../".
Soy consciente de que no se trata aquí de escribir una pequeña bio-
grafía del P. Alvira y que lo narrado, por su extensión, lleva las de sa-
lirse del marco que ha de ceñir nuestra historia.
Mas, también pienso que el anecdotario es siempre descanso y rego-
cijo, tanto para viejos como para jóvenes, aun cuando algo abulte; y más
si los detalles dejan traslucir el espíritu de sencillez, familiaridad y gozosa
convivencia, a las que son llamados, de una manera u otra, según unos
tiempos u otros, los Hijos de don Bosco. Porque él quiso que así fuera
su Congregación: dura en el trabajo, ferviente en la oración y constante
en la alegría.
'Un servidor —permíteme, Rómulo, publique cuanto tú, sin pre-
tensión publicitaria alguna, me cuentas como a amigo— era el 'clerigui-
llo'. Total: veintiún años... Pues a mí me cargaron y acepté (y aceptaría
ahora si se repitieran las circunstancias) todo lo que se carga al más jo-
ven, al más entusiasta, al más... bendito de todas las colectividades. Y
esto es así y no hay quien lo modifique por más que se diga. Y está bien.
¿Qué me cargaron? Baste decir que el maestro de mecánica, don José
Barba!, que aún vive y no me dejará mentir si se acuerda, me fabricó una
llave, útil en ambos sentidos y adaptada a casi todas las puertas de la
Casa. Con ella en la mano podía abrirlo casi todo.
El primer año, el curso 1934-1935, fui el encargado y responsable
único de todos los 'estudiantes' de la Casa.
¿Estudiantes he dicho? Pues sí, porque entonces nuestros internados
se dividían, por lo general, en 'estudiantes y artesanos'. Pues bien, todo
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el que no era artesano, tenía que ser estudiante. Y así mi sección estaba
formada por externos desde los siete años por cumplir hasta los que, ha-
biendo cumplido los catorce, no podían pasar a 'artesanos', ya que la base
mínima que se les exigía en cultura era el conocimiento, por más que im-
perfecto, de la lengua castellana. Y como quiera que venían muchachitos
directamente desde poblaciones de habla vascuence... el 'clérigo' tenía que
aguantarlos hasta que aprendían un tanto así de castellano. Por lo cual
un servidor aprendía, de rechazo, un tanto así también de euskera.
Y paréntesis natural en esta relación, he de decir que mi 'maestro',
lenguaraz o intérprete en este quehacer lo era un alumno artesano, apren-
diz ya de los últimos cursos de mecánica, llamado Esteban Argaya, her-
mano del actual Obispo de San Sebastián, natural de Vera del Bidasoa.
El me ponía las frases en castellano y vasco, yo les hacía las muestras a
los alumnos, les hacía repetir, preguntando en vascuence, claro está, y así
aprendían algo ellos.
Uno muy gordo, cuyos ojos se perdían entre la masa de carne de su
enorme cara encarnada y siempre sonriente, en sus primeros pinitos de
conversación con sus compañeros de mesa, castellanoparlantes, llegó a decir
esta lindeza cuando sus comensales hablaban de la Virgen María, que pre-
sidía el altar central (digo central porque creo que no puedo calificar de
mayor al que se hallaba en medio, entre los tres altarcitos de nuestra ca-
pilla); llegó —digo— nuestro rechoncho Urdampilleta a decir: 'En mi
pueblo (por cierto, Vidania) hay un Virgen que se llama Pedro, pues'.
Difícil olvidar a aquellos chavales, buenos aunque traviesos.
Una vuelta más al P. Alvira para mejor describirlos. El llamaba 'los
Rufinos' a los más niños, a quienes daba clase. Los Rufinos porque Rufino
se llamaba no sólo el más espigadito de todos, sino el más travieso. Un
angelote, de narices medio sangrantes por alguna caída o por más de una
pelea, de rodillas peladas ya que era el 'portero' de su equipo de potxolos,
de bata colegial de color negruzco (¡economías de la época!), sin un botón,
sin cinturón, bolsillos semiarrancados.
Don Juan José Alvira un día más, una vez más aquel día, tuvo que
castigar a Rufino, jefe de los 'Rufinos', ordenándole se pusiera 'cara a la
pizarra'. Lo hizo Rufino y, granujilla de él, comenzó a dar con la cabeza
contra el hule abombado, y con sus cabezazos hacía temblar el tabique
divisorio entre las aulas. Si tenemos en cuenta que este tabique, en la
mitad superior, estaba formado por una gran cristalera, imaginaremos el
espantoso ruido que armaba Rufino cada vez que daba con su cabeza
en el blando cojín del hule, al tiempo que profería esta expresión: '¡Me
voy a matar!'.
Don Juan José, pálido, cetrino —lo era ya de natural—, sudoroso,
angustiado, comenzó a suplicarle: 'No, Rufino de mi alma, no te mates
que ya te perdono'.
Duró poco el terrible trance porque yo, al advertir el ruido y aun
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los gritos del profesor y alumno, me acerqué a la puerta del aula. Verme
Rufino, cruzar los brazos y poner las narices en la pizarra fue todo un
mismo instante. Me retiré rápido. Muchos años después, don Juan José
llegó a decirme: 'Pues no sé a qué santo me encomendé, pero... si no se
convierte, las paso moradas'.
Basta lo dicho para, si vale, hacer ver que cuando la Congregación
trabajaba 'en equipo', cualquier elemento sirve a su juego... con tal que
esté en su sitio".
3. Don Emilio López nunca supo qué era el descanso
"Don Emilio es también una figura algo excepcional. Para descri-
birle habría que tener mucha práctica en descripciones psicológicas. Yo
me limitaré a decir aquí —añade don Rómulo— que, entre los dos, lle-
vábamos adelante aquel dormitorio de casi noventa artesanos, aquel dor-
mitorio largo (un misterio del santo Rosario rezado despacio, de punta a
punta, mientras ellos se iban durmiendo); un dormitorio frío, con todas
sus ventanas al norte, ventanas grandes con cierres muy imperfectos; aquel
dormitorio de camas hechas en Casa, muy chirriantes, con antepechos altos
cargados de ropa de vestir de los alumnos; aquel dormitorio cuyos habi-
tantes tenían, junto a la cama, un enorme baúl en que se sumergían casi
por entero buscando y rebuscando; aquel dormitorio sin mesitas de noche
y con unos taburetes de hierro en forma de catre implegable, también fa-
bricados en Casa; aquel dormitorio con 'luces fuertes', que apenas dejaban
distinguir a un metro de distancia y 'luces piloto' que no eran otra cosa
que dos bombillas envueltas en papel rojo...
Sí, en aquel dormitorio asistíamos un clérigo de veintiún años y un
coadjutor que no pasaría de los veinticinco, pequeño, cegato (porque, al
decir del óptico, llevaba los lentes esmerilados a causa de emplearlos sin
defensa al hacer las soldaduras); aquel coadjutor vestido, de ordinario, con
pantalón y chaqueta azules de mecánico, pelo corto, barba de dos o tres
días, chato y algo feo, guasón y cómico a todas horas, pero particularmente
en el escenario donde caricaturizaba todos los papeles cómicos que por
derecho propio le correspondían; aquel Coadjutor sencillo, humilde, tra-
bajador, sacrificado, siempre en su sitio de maestro, de asistente; aquel
coadjutor que dormía en el dormitorio de los alumnos, se levantaba para
asistirlos en los lavabos, acudía con ellos a la Misa diaria, les recibía en el
patio tras el desayuno, los tomaba en el taller donde estaba todo el día,
salvo los ratos en que llevaba al grupo de turno a las clases de teoría; los
dejaba a la puerta del comedor y allí los recibía para jugarse un partido
de fútbol en el recreo; iba de nuevo al taller con ellos, salía al recreo de
la merienda para de nuevo jugar su partido (y comerse a bocados, de vez
en cuando, uno de aquellos tarugos de pan que se habían repartido a los
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D. Emilio López recibe la Medalla del Trabajo.
chicos); se pasaba hasta la hora de 'primera mesa' dando clase al grupo
que le correspondía; y en esa media hora de la 'primera mesa' (la que
precedía a la cena general, en que solían cenar sirvientes y asistentes) se
iba a la clase de música donde le daba pacientemente el poco aire que
podía quedarle en los pulmones a un enorme bajo con menos vueltas que
su largo horario de veinticuatro horas.
El Sr. López, en aquellos cursos de casi once meses, sin vacaciones
en toda la longitud —¡ni las de Navidad siquiera!— aún tenía tiempo para
ir de paseo con 'su grupo' los domingos y demás fiestas, atender a una
gran sección del Oratorio Festivo, preparar para esta actividad juegos de
hierro en la mecánica; ranas, 'pasavolantes', trapecios, etc. Señores, que,
al tener que escribir esto, se le encabrita a uno el humor, o el malhumor,
si queréis, pensando en esos hombres, sobre cuya sangre se ha levantado
la Congregación Salesiana de don Bosco en el mundo y en España.
Yo estuve con el Sr. López esos dos cursos, amén de los siguientes a
los que me refiero en estas notas, muy a gusto, muy entendidos, siempre
de acuerdo... sin que hiciera falta que habláramos mucho. ¿Por qué ha-
blar si ya hay bases de inteligencia muy bien pensadas, muy estudiadas,
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muy practicadas por otros más sabios, más santos y más responsables? Yo
advertí siempre en él ese respeto que 'por naturaleza salesiana' tenían los
Coadjutores santos de don Bosco a los impropiamente llamados 'Clérigos'
porque precisamente un día lo serían de verdad. Respeto, que significaba
entre nosotros una hermandad íntima, una comprensión absoluta y una
familiaridad proporcionada, porque el Sr. López, tan serio en la asistencia
del dormitorio, en el taller, en la Capilla, etc. dejaba expansionarse su
humor, algo rústico, en los demás momentos de la asistencia y, sobre todo,
en los momentos, pocos pero deseados, de cierta libertad compaginable
con la auténtica vida religiosa.
Algunos días, cuando yo estaba más serio en mi puesto de asistencia,
a veces por lo sucedido y otras por lo que podía suceder, el Sr. López
pasaba por mi lado y, cerciorado de que ningún alumno díscolo (pues los
había de plena confianza a quienes tratábamos como a profesos en la Con-
gregación), cerciorado, digo, de que nadie indiscreto le observaba, me daba
con la punta del pie, en un gesto suyo muy característico, como si hiciera
un regate de fútbol. Aquel gesto de sereno buen humor, aquella gracia
quizá un tanto rústica, pero natural, contribuía a disipar los fáciles negros
nubarrones que se iban acumulando en mi cabeza".
A estos datos de don Rómulo Pinol pudiéramos añadir otros de don
Celedonio Macías, que manifiestan la grandeza de alma y el espíritu de
trabajo del Sr. López, uno de los puntales del colegio a la vez que gran
maestro de mecánica junto con el Sr. Barbal, muy queridos ambos por los
alumnos y también por los antiguos alumnos.
4. Don Alejandro Morido («Don Ale»)
De este santo y admirable Coadjutor de don Bosco cabría también
escribir una densa biografía... Una vida tremendamente densa como tre-
mendamente monótona. Una cosa parecida al sol: siempre igual y siempre
nuevo. Dice don Celedonio: "Don Alejandro era la alegría de la Comuni-
dad con sus chistes sencillos, su infantil sonrisa, sus bromas, y, sobre todo,
su piedad.
Trabajador incansable. La banda de música y los cantos en la Capilla,
bien ensayados, hacían las fiestas alegres y devotas. Era el ejemplo del
salesiano coadjutor, según don Bosco".
De él tendremos ocasión de hablar más adelante.
Además de estos beneméritos Salesianos, habríamos de hablar de otros,
que infundieron el mismo espíritu en la Casa de Pamplona y que todavía
trabajan en el tajo que la Congregación les ha confiado: don Mariano Ma-
llada y el coadjutor don Juan Llabrés.
Don Enrique Nácher, fallecido hace años, ejerció durante varios años
el cargo de administrador.
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«Don Ale» con la banda del Colegio. Año 1940.
Imposición de la Medalla del Trabajo
a Don Alejandro Morido.
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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5. Creación de un ambiente de familia entre superiores y educandos
Al principio, los muchachos no se acercaban a los superiores en los
recreos. Rompió esta frialdad un grupito de los mayores de más prestigio,
que comenzaron a pasear con don Celedonio Macías, su catequista, "co-
razón de manteca en lata de hierro". Pequeñín, cómicamente serio, suave-
mente alegre, les encantaba a aquellos muchachos altos, de facciones du-
ras, de rostros encendidos. Hablaban y hablaban... ¿de qué hablarían?
El caso es que fue cundiendo el ejemplo, y cuando vino el P. Viñas se
vio rodeado de otros, que no querían ser menos. Y se acabó la frialdad.
"Cuando llegó el mes de María uno tenía que recordar los mejores
meses de mayo de su infancia en otros Colegios Salesianos —dice don Ró-
mulo—. Los muchachos de Pamplona ya comulgaban siquiera una vez por
semana sin ningún forzamiento, con naturalidad; ya hacían su visita al
Señor a mediodía, después de la comida y algunas otras veces; se tenían
también unos grupos de Evangelio en los que se hablaba de temas con
tono de espiritualidad.
Alejados como estábamos entonces de las demás Casas Salesianas (las
dos más cercanas eran las de Baracaldo y la de Huesca), con las menos
facilidades de comunicación de aquellos tiempos, no se podía escoger
mucho en cuestión de predicadores de Ejercicios. Para las Meditaciones
vino don Miguel Riera, de la Casa de Huesca; para las Instrucciones, el
P. Viñas dijo: 'Dejadme a mí'. Y se le., dejó. Es más, con aquella teatra-
lidad que él daba a sus actuaciones pedagógicas, al ir a comenzar la pri-
mera plática del primer día —Capilla llena— después de las oraciones,
antes de sentarse a la mesita, pero calándose el bonete con borla, exclamó
dirigiéndose a los Asistentes que estábamos al fondo, en el último banco:
—¿Qué hacen ustedes ahí, don Rómulo y el Sr. López? ¿Es que creen
ustedes que estos hombres necesitan vigilantes para estar atentos a mis
palabras, ¿qué digo a mis palabras, a la Palabra de Dios, que es quien
les hablará? Tengan la bondad de retirarse y de no aparecer más en el
tiempo que duren los Ejercicios.
Salimos. El Sr. López me dio su 'patadita' a contrapelo, según cos-
tumbre, y nos fuimos a nuestros otros quehaceres. Y realmente, aquellos
muchachos aguantaron pláticas de hasta hora y media, y rezaron alternando
con el P. Viñas, y rezaron ellos solos en voz alta, y se confesaron con
amplios papeles en la mano, y hubo lágrimas, y hubo hasta alguna actuación
que podía considerarse conversión.
Claro que cuando llegó el Mes de María la cosa se puso al rojo vivo.
La Capilla se llenaba hasta lo inverosímil, pues acudían fieles, cada día
en mayor número, ya que se hacían unas 'Flores' con estilo, allí, por lo
menos, desconocido.
El P. Viñas dirigía el 'piadoso Ejercicio', hablaba y acompañaba los
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cantos..., aquellos cantos que, nosotros mismos, los Salesianos, descono-
cíamos. Los traía de Andalucía. Ya está todo dicho.
Anteriormente había sucedido un caso. Las Compañías, y más con-
cretamente la de San José, se habían disuelto'por no querer los alumnos
pertenecer a ella. Allí quedaban unos cuantos cuadros acristalados con tres
o cuatro fotografías de los tres o cuatro únicos socios fieles: un auténtico
boicot a una organización colegial (1).
Fue uno de los objetivos secretos de los primeros meses del curso
rehacer suavemente, algo ladinamente también, las Compañías. Para ello,
era necesario que, modificado el ambiente —mejor, el mal ambiente—, los
mismos muchachos desearan reconstruir lo que los desaciertos de unos y
orgullo de otros habían destruido.
El P. Catequista, don Celedonio, fue hablando particularmente con
los mejores: ¡no y no!
Suave insistencia, tranquila invitación hasta que la persuasión pene-
tró en la mente de aquellos muchachos, nobles en el fondo. Se logró lo
que se quería.
Pidieron hasta los que sospechaban no ser admitidos... Se rehicieron
las Compañías. Y hubo sus reuniones, sus actividades, sus fotos y sus
fiestas. Y el P. Viñas sugirió al catequista: 'Ya puedes encargar la ban-
dera'".
Otra anécdota sintomática me refiere don Rómulo: "Un mediodía
del mes de mayo me llaman desde una mesa ocupada por mayorcetes en
el comedor: 'Don Rómulo, usted será testigo. El que no pueda comulgar
todas las mañanas durante la semana sin confesarse, dejará el postre para
sus oratorianos!'
¿Qué contesté a este ingenuo disparate? Algo, no recuerdo, pero
que el P. Viñas aceptó cuando se lo referí. Sin embargo, de ahí comenzó
una costumbre que se prolongó hasta que, con la guerra del 1936, cam-
biamos las personas. Y es que cada mesa, un día por semana, sacrificaba
el postre 'conservable' (galletas, pasas, higos, etc.) y me lo entregaba para
premios de los oratorianos.
El segundo año del P. Viñas, éstos alcanzaban los ochocientos. Se
había organizado un Oratorio Festivo que, lejos de estorbar a las activi-
(1) En el Oratorio de don Bosco funcionaban las Compañías de San Luis, del Santísimo Sacra-
mento (de la que dependía el «Pequeño Clero»), la de San José, las Conferencias de San Vicente
de Paúl y la de la Inmaculada. La misión de las mismas consistía en la formación de selectos,
de un «vivero» de apóstoles para, por medio de ellos, cual fermento en Ja levadura, obtener el
mejor ambiente en los colegios. Quería don Bosco responsabilizar a los asociados y promover en
ellos el espíritu de iniciativa. Las Compañías habían de ser «obra de los mismos jóvenes». Prac-
ticaban toda clase de servicios a los compañeros y, vencidos miedos y cobardías, se ejercitaban
en el apostolado. La Compañía de la Inmaculada se reservaba a un círculo muy restringido de
muchachos bien escogidos.
De modo que la preeminencia entre las Compañías quedaba establecida así: Inmaculada, San-
tísimo (con el «Pequeño Clero», que atendía al decoro de la iglesia y servicio del altar), San José
(para artesanos) y San Luis (para los estudiantes). Pueden consultarse, a este respecto M. B. I I I ,
214, 221, 225-235; 407; IV, 299-300; y también CERIA, E., San Giovanni Bosco nella vita e nelle opere,
127-132; y CERIA, E., Ánnali I, 642.
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dades educativas del internado, las favorecía grandemente. Lo habíamos
dividido en cuatro grandes grupos por edades: hasta los diez años, hasta
los doce, hasta los catorce, y los de más de catorce. Luego ya venía el
Círculo 'Domingo Savio', que por aquellos tiempos no era más que Ve-
nerable.
Cada grupo tenía su color. El grupo se dividía en secciones; cada so-
cio tenía su carnet de asistencia. Ni faltaban las banderolas de los jefes
y subjefes y el banderín general del grupo, bordado con la imagen del
titular, pintada a colores. Todo este gran Oratorio lo podíamos gobernar
con suma facilidad los tres o cuatro salesianos, que a él estábamos dedi-
cados, si bien ningún otro de la Casa se desligaba de algún contacto, según
su cargo.
Y es que el P. Viñas tenía este lema que nos supo inculcar a mara-
villa: 'El domingo la Casa se convierte en Oratorio Festivo'.
Los alumnos mayores eran 'catequistas auxiliares', pero eran también
asistentes en los patios, en la Capilla, en el teatro y, por absoluta nece-
sidad, en las grandes excursiones. ¿Quién se atrevía a llevar esos cente-
nares de niños y jovencitos puramente oratorianos a lugares tan alejados
como Lumbier, Javier, etc.? Los alumnos internos hacían de auténticos
asistentes; se preocupaban del orden (un tanto espectacular) en la salida,
en las concentraciones, en los actos religiosos o recreativos; cuidaban de
sus pequeños compañeros con afecto de hermanos mayores en pormenores
de fácil ocurrencia en cualquier excursión: la sandalia rota, la bolsa de la
comida caída en un charco de agua, una herida en los juegos, el cansancio
en las no largas, pero inevitables marchas.
Al final del curso 1934-1935, llegaron a Pamplona, procedentes de
Argentina, la hija del fundador de la Casa Salesiana —Sr. Aróstegui—
doña Emilia, y su esposo, el doctor José Manuel Zubizarreta. Este se pre-
sentó en el colegio sin avisar, entró por el portón de la calle, y al primero
que halló en el pórtico, un salesiano que repintaba las puertas, le espetó:
'Soy Zubizarreta, el fundador de esta Casa'. El salesiano le reconoció en-
seguida, pues su gran fotografía y la de su esposa campeaban en el locu-
torio. Trató de darle la mano llena de pintura o de excusarse. El doctor
le abrazó con afecto: 'Me gustan estos mis Salesianos, siempre trabajando,
aun en tiempos de fiesta'.
En efecto, nos hallábamos en plenos Sanfermines. Aquellos días eran
los únicos en que no aparecía ningún muchacho por la Casa.
Comenzado el nuevo curso, el colegio dedicó a los fundadores una
cariñosa velada. En ella habló el doctor Zubizarreta con su dulce acento
americano y, entre otras cosas, afirmó: 'Vuestro director es muy dinámi-
co, es un 'tigre'.
Y 'tigre' le quedó de apodo familiar al P. Viñas. Cuando trataba de
enarcar las cejas, algún Hermano decía por lo bajo: ¡qué tigre!... Y que-
daba desarmado.
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La visita del Sr. Inspector, aquel santo y mártir don José Calasanz,
era esperada, también por lo rara que era.
La Inspectoría iba desde Gerona a Villena, y desde Barcelona a Pam-
plona. ¡Y sacar un billete de tren! Hay que saber imaginárselo.
Los días que permanecía entre nosotros —termina su relación don Ró-
mulo— eran días de quintaesencia salesiana. Había venido el representan-
te de don Bosco, el que le había conocido en Sarria, aquel niño que veía-
mos en las fotos de 1886 apoyando su mano en la del Padre, que aquel
mismo año había sido canonizado por Pío XI... Y, además, era paisano
del P. Viñas: ambos oscenses, de pueblos casi vecinos: Azanuy y Ainsa.
En aquellos días se recordaban todas las anécdotas del año, que to-
dos queríamos contar a un tiempo. Y allí salían las jugarretas que se le
armaban al buenísimo 'don Ale'. Como dijimos, este Coadjutor cuidaba
de la banda. El sabía más o menos música, pero la banda de los Salesianos
era un ente categórico, quiero decir que tenía categoría en Pamplona. Sus
músicos eran voluntarios, pero más voluntarios tenían que ser los que die-
ran brillo y esplendor a los instrumentos. Para estos voluntarios la 'biblio-
teca' de don Ale era un buen acicate. Sí, 'biblioteca', porque su caja llena
'de galletas, pasas, trozos de queso, etc., etc., estaba formada por muchos
'tomos', es decir, por muchos siseos del plato de postre que se ponía en la
mesa de la Comunidad; siseos —hay que decirlo con toda honradez— que
venían a doblar los sacrificios que del propio postre hacía el sacrificado y
santo Coadjutor.
Y él se dejaba embromar con un tan sutil y fino humorismo que
hubiera engañado a cualquiera.
Hallándose entre nosotros el Sr. Inspector, había que hacerle alguna
representación práctica del buen humor reinante en la comunidad.
Cualquiera de aquellas noches, servido el postre, se apagaban miste-
riosamente las luces del comedor unos segundos. Volvían a encenderse y
de la fuente común había desaparecido el queso de bola, que había traído
el mismo Inspector como obsequio de su visita. No describo la escena.
Imaginársela. Todos haciendo aspavientos, dando excusas, y ofreciéndose
a ser cacheados. Todos no. Don Alejandro tenía todas las características
de un reo.
En efecto, el Sr. López, autor dé la broma, le encontraba en su in-
menso bolsillo de la chaqueta el queso de bola... Don Calasanz seguía la
broma y le dirigía cariñosas frases de reconvención, recordándole que no
estaba bien eso en uno que era mayor que casi todos los presentes. Don
Alejandro Morido seguía su papel de víctima inocente, afirmando que no
había sido él el autor de la sustracción... Y así, entre risas ingenuas y
admirable camaradería, se levantaba la mesa para acudir al adjunto come-
dor de los muchachos, donde se rezaban las 'Oraciones', tras de las cuales
venían aquellas 'Buenas Noches' del Sr. Inspector, largas, cariñosas, anec-
dóticas, que dejaban honda huella en nuestros corazones".
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VI
LA CASA DE PAMPLONA DURANTE EL CONFLICTO BÉLICO
(1936-1939)
1. La sublevación
El ejército nacional se alzó en armas contra el anárquico gobierno re-
publicano el 17 de julio de 1936 en Marruecos. Al amanecer del 18, toda
la zona del Protectorado se encuentra en manos de los sublevados.
En la metrópoli, las cosas no van igual. Suceden de manera muy di-
ferente, según las regiones. A la cruda luz de los acontecimientos parece
estallar la diversidad de España. Como si, después de largos siglos de
unión real, el país explotara en sus viejos pedazos.
En el norte de la Península, Navarra es, desde hace mucho tiempo,
un bastión de las posiciones católicas, tradicionales y monárquicas. A me-
diados del siglo XIX, se sublevó por la legitimidad del trono, y la lucha
duró largos años.
Cuando estalla el Movimiento llamado Nacional —año 1936—, los
partidarios del antiguo pretendiente a la corona, don Carlos —los carlis-
tas— siguen siendo numerosos y están bien organizados. Son los requetés
de boina roja. Inmediatamente aportan al general Mola el apoyo de ocho
o diez mil hombres, ya encuadrados y disciplinados. Pronto serán treinta
mil. Con esta magnífica colaboración, Mola se adueña en un santiamén,
no sólo de la capital, sino de toda la provincia.
La población entera se ha movilizado espontáneamente. "Numerosos
campesinos —escribe Claude Martín— bajan de sus aldeas tocados con
la boina roja, llevando el fusil al hombro, la bota de vino al costado. Van
a combatir contra la revolución y el ateísmo. Están dispuestos a morir 'por
Dios, por la Patria y el Rey'... Parten lo mismo que lo hicieron sus abue-
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D. Marcelino Olaechea, rodeado de los
Caballeros de la Cruz. Año 1940, en Montejurra.
los por don Carlos. No se conforman con hablar de las hazañas de los
antepasados, sino que quieren reanudarlas. Para estos hombres decididos
no existe la corriente irresistible de la Historia. Las únicas causas conde-
nadas son las que no se defienden".
En Navarra se halla accidentalmente Fierre d'Arcangues: "Yo me
encontraba en un pueblecito navarro. Una brusca electricidad sacudió a
sus tranquilos habitantes. De un solo impulso se dirigieron a Pamplona.
La ciudad fue invadida, agitada por una ola irresistible. Jóvenes y viejos,
armados o no, algunos blandiendo un inverosímil y arcaico trabuco, iban
a ofrecerse. Llegaban a pie, en autocar, en camión o en carro. Sobre la
Plaza del Castillo sus boinas rojas eran un campo de ondulantes amapolas.
Los hombres llevaban en sus ojos esa feroz resolución de morir antes de
dejar a la Patria seguir hundiéndose".
En una atmósfera, también gallarda, Burgos, Avila, León, Segovia,
Valladolid, Vitoria caen, sin efusión de sangre, en poder de los generales
sublevados. En cambio, en Vigo, harán falta muchas horas para dominar
la población. En La Coruña, el choque es duro. Por último el Ejército y
la Guardia Civil se adueñan del terreno.
Fuerte también la lucha en El Ferrol, no en la ciudad, sino en el
puerto.
En San Sebastián y Bilbao, los intentos de sublevación, fracasan por
completo.
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En el nordeste, Zaragoza es tomada sin disparo de un solo tiro en la
madrugada del 18 de julio. En las islas Baleares, Mallorca cae fácilmente
en poder de los militares, mientras la vecina Menorca ve su derrota.
Más al Sur, Valencia cae bajo los rojos, ídem, Alicante, Murcia, Car-
tagena y Málaga. Pero Granada, Cádiz, Algeciras y La Línea de la Con-
cepción, frente a Gibraltar, quedan en poder de los sublevados, lo que,
en razón de su proximidad con las orillas marroquíes, supondrá para ellos
importante ventaja estratégica.
La toma de Sevilla por Queipo de Llano rayó en los límites de una
chusca aventura.
En los puntos neurálgicos de la Península —Madrid y Barcelona—
fracasó la rebelión. Los jefes sublevados retrasaron más de lo debido el
Movimiento, perdiendo así el beneficio de la Nsorpresa. Cataluña entera
permaneció fiel a la República.
Los Salesianos corrieron, como es lógico, la suerte de las regiones en
las que ejercían su misión. No faltaron casos fortuitos, en que el espacio
de uno o dos días, a partir del 18 de julio, decidió su libertad o presidio,
su muerte o la vida. Tal ocurrió al P. Viñas, que acababa de abandonar
Pamplona, por unos días, para acompañar hasta Barcelona a unos jóvenes
de su colegio, que habían pedido comenzar el noviciado para, al siguiente
año, profesar en la Congregación Salesiana. Fue a dar con sus huesos en la
"Cárcel Modelo" de la Ciudad Condal. Tuvo la suerte de conseguir en la
prisión el empleo de escribiente. Ello le proporcionaba una mayor liber-
tad, pudiendo trasladarse a las demás galerías y así atender a los Salesianos
detenidos en sus necesidades tanto espirituales, como temporales.
Su rostro simpático, encuadrado en una barbita entrecana, le daba
el aspecto de un respetable doctor.
2. El Colegio durante la guerra
Son muchos los antiguos alumnos que se han alistado en el Ejército,
voluntarios. Lo mismo, algunos Salesianos. Otros, sacerdotes, prestan sus
servicios yendo a los cuarteles a administrar el sacramento de la Penitencia
a los soldados, prontos a partir a los frentes de combate.
En la toma de Villafranca de Oria (Guipúzcoa), sucumbe, el 31 de
setiembre de 1936, Antonio Erviti Monreal, alumno mecánico. Era reque-
té (c. 4.°). Algunos señores Coadjutores se afilian a la "Protección ciuda-
dana" para la guarda de la capital.
El 18 de setiembre, el Ejército convierte el Colegio en Cuartel de
Falange. Así los "Flechas" practican la instrucción militar en el improvi-
sado "cuartel Aróstegui". Entre ellos, un hijo del general Mola y otro
del coronel Escámez. Dura esta situación hasta el 23 de noviembre, día
en que los falangistas se trasladan a la antigua "Casa de la Maternidad".
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El día 30 ingresan cincuenta alumnos internos (c. 4.°); el 6 de diciem-
bre funcionaba el Oratorio Festivo con más de trescientos oratorianos.
Más tarde se hospedaban en el colegio las brigadas que conquistaron
Santander. En él encontraron también alojamiento los "Tercios de Mon-
tejurra".
La Casa de Pamplona se ha convertido asimismo en sede de la Inspec-
toría por haber sido la de Sarria (Barcelona) invadida y ocupada por los
rojos. Don Julián Massana sucede al mártir don José Calasanz en el go-
bierno de la Provincia y el Rector Mayor, don Pedro Ricaldone, le confía,
además, el cuidado de las Comunidades de la Inspectoría Céltica, libera-
das del dominio republicano.
El 4 de octubre llega de Turín don Ramón Cambó para dirigir la Casa
de Pamplona en ausencia forzada del P. Viñas.
El vicario y administrador de la comunidad, don Luis Blázquez, el
17 de marzo de 1937 decide acercarse al frente nacional de Sigüenza (Gua-
dalajara) para ponerse en contacto con los Hermanos y Novicios de Mo-
hernando (pueblo de la misma provincia), de cuya suerte nada se sabe.
No consigue su intento, pues las operaciones habían quedado paralizadas
en §igüenza.
La numerosa Comunidad de Mohernando, con el P. Provincial, don
Felipe Alcántara al frente de la misma, tras una penosa odisea de registros,
amenazas y fugas, había sido llevada a la cárcel de Ventas (Madrid), en la
que durante casi un año, hubo de sufrir incruento martirio y la pérdida
de dos venerables Hermanos a causa del mal trato que sus guardianes les
propinaron.
La vida del Colegio de Pamplona se hizo más incómoda por el aumen-
to considerable de Salesianos, mayor del que consentía el edificio, evadidos
unos de la zona roja y de obligada permanencia para cuantos habían de
hacer en la capital el servicio militar.
Don Julián Massana escribía en las Actas de la Visita Canónica: "La
Inspectoría debería estar siempre reconocida a esta Casa de Pamplona,
refugio, durante la guerra, de tantos Hermanos, antiguos alumnos y coope-
radores, a los que viene atendiendo a la medida de sus posibilidades".
3. El protomártir de la Inspectoría Tarraconense: don José Calasanz
El. 23 de enero de 1936 escribía éste al P. Viñas: "Es cierto. Vamos
quedando muy pocos de los antiguos, y ello nos indica que también para
nosotros se acerca la hora. Precisamente por eso, estoy solicitando, de
nuevo, que me libren de este cargo. Son muchas las amarguras que se pa-
san; pero, sobre todo, necesito prepararme a bien morir, pues con este
cargo no se puede pensar en nada".
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Seis meses después, el 21 de julio, era detenido en Valencia con otros
cuarenta Hermanos, que se hallaban practicando los Ejercicios Espirituales,
y conducido a la "Cárcel Modelo".
El día 29 eran puestos en libertad. Con la debida antelación, el P.
Calasanz les había recomendado buscarse asilo seguro en casa de amigos
y bienhechores.
El éxodo de la cárcel lo verificaron en pequeños grupos para no lla-
mar demasiado la atención del público. Al despedirse de ellos, el P. Ca-
lasanz les hacía las últimas recomendaciones, infundiéndoles ánimo.
Uno de los salesianos le manifestó sus propios temores ante el por-
venir. "Hijo mío, le respondió el Padre, debemos confiar más en la divina
Providencia. De todos modos, yo creo que estoy en gracia de Dios".
Cuando hubieron salido todos, acompañado de don Reqaredo de los
Ríos, tomó el tren en una estación, menos importante que la de Valencia,
para pasar los dos más desapercibidos ante la gente. Querían llegar hasta
Villarreal, pueblo próximo a Castellón, donde don Recaredo tenía un
hermano.
Llegados a la estación de Mislata, unos milicianos se empeñaron en
registrar las maletas de ambos salesianos. El Sr. Inspector llevaba en la
suya la sotana:
—¿Es usted cura? —le preguntaron.
—Sí —respondió él con calma y dignidad—. Soy sacerdote sale-
siano.
—Yo conozco a los Salesianos de la calle de Sagunto —dijo el jefe
del comité.
El P. Calasanz aprovechó la ocasión para encauzar el diálogo hacia
el tema religioso con aquellas dotes de persuasión que le caracterizaban.
Les oyeron un buen rato con atención. Incluso les ofrecieron un salvo-
conducto.
Mas, un jovenzuelo, despechado, se juntó con unos compinches, algu-
nos de los cuales volvieron a.detener a los Salesianos. Les mandaron su-
bir a una camioneta, que tomó rumbo a Valencia.
Al llegar a la ciudad, con un " ¡pios mío!" ahogado, cayó el P. Ca-
lasanz desplomado, víctima de un disparo. Don Recaredo intentó incor-
porarle y le dio la absolución. Le llamó. ¡Inútil! Su bella alma había vo-
lado ya al cielo. Su rostro quedó horriblemente desfigurado. El disparo,
hecho a boca de jarro, le destrozó la cabeza, dejando ennegrecidas sus
facciones.
Así terminó sus días el benemérito Provincial de la Inspectoría Ta-
rraconense y, por tanto, de la Casa de Pamplona.
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4. Jaime Ortiz
Procedía de una ejemplar familia, de recia estirpe navarra.
Solicitó su ingreso en las Escuelas Profesionales de Pamplona. En el
taller de mecánica. En los tiempos de don Miguel Salgado y don Esteban
Ruiz.
—Este colegio sí que me gusta —decía—, porque aquí los superiores
juegan con los niños en el patio.
Le encantaba oír hablar de Domingo Savio, aunque era él un mucha-
cho travieso, juguetón, despreocupado. Era la pesadilla de sus superiores,
que con .frecuencia se quejaban ante los padres de su falta de disciplina
y su afición a hacer novillos.
Las muchas travesuras y su espíritu indisciplinado le condujeron un
día hasta el despacho del director. Este le manifestó que, de seguir el
camino que llevaba, se vería obligado a tomar una determinación, llamando
a su padre para que le buscase otro lugar más adecuado.
Jaime escuchó la reprimenda sin pestañear y, cuando hubo salido
del despacho, se fue a clase, recogió los libros; hizo luego en el taller lo
propio con las herramientas y, sin decir una palabra, se marchó a su casa.
Prefería marcharse del colegio por iniciativa propia antes de que le des-
pachasen del mismo. Tenía por entonces unos quince años. Su padre le
buscó un taller de mecánica para que continuase el aprendizaje de su
oficio.
Desde el primer día comprendió Jaime el error que acababa de co-
meter saliéndose de las Escuelas Salesianas. ¡Qué diferencia de ambiente!
Sus compañeros, muchachos de su misma edad algunos, estaban comple-
tamente pervertidos. Reaccionó vivamente contra la corrupción de que se
veía rodeado. Sentía un instintivo horror hacia todo lo bajo y deshonesto.
Su educación en la familia y en el colegio habían dejado honda hue-
lla en él.
Algún tiempo después manifestaba a una hermana religiosa las in-
quietudes y aspiraciones de su alma:
"Dispuso Dios que fuera a trabajar a un taller de mecánica. El me
llevó allí para enseñarme lo que es el mundo. ¡Qué iniquidad la que reina!
No faltan los malos ejemplos, ni las blasfemias, ni las malas conversacio-
nes, ni las críticas. Poco a poco, el joven va perdiendo sus costumbres cris-
tianas. Empieza por reír las barbaridades que sueltan los que se tienen por
hombres. Después se atreve a decirlas él y, finalmente, acaba por frecuen-
tar tabernas y sitios de mal vivir. Yo no quiero ser de éstos. Cuando
estaba en el taller una voz interior me decía que me hiciera salesiano
para, ya siendo maestro, enseñar a los chicos a fin de que así no tengan
necesidad de ir a esos talleres en los que hay tantos peligros para su alma.
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Jaime Ortiz,
una vida entregada a
Dios y a los jóvenes.
No quiero perder esta joya tan preciosa. La aprecio más que al mun-
do entero y quisiera antes la muerte que perderla". Se refería a la perla
de su vocación.
Habló con el padre. Este le respondió:
_Mira, ¿quieres volver al colegio? Allá tú. Arréglate como puedas,
pero no esperes que vaya yo a solucionar tu ingreso. Se me cae la cara de
vergüenza.
—'Pues bien, iré yo.
Y una tarde se presenta en el colegio, dispuesto a quemar sus naves.
En la portería se encuentra con don Esteban Ruiz, que le mira extrañado.
—¡Hola, Jaime! ¿Tú por aquí?
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—Sí, Padre. Quiero hablar con el Sr. Director porque quiero ser sa-
lesiano.
A don Esteban le parecía ver visiones. Con todo le acompañó al des-
pacho de don Miguel Salgado. Después de saludar al director humilde-
mente, le dijo:
—Reconozca en mí al hijo pródigo. Sé que me he portado mal. Por
tanto, merezco un castigo ejemplar. Sea cual fuere este castigo, yo me
someto a él de buena gana. Pero, Padre, recíbame en el colegio. Pruébeme,
haga de mí lo que quiera y si después ve que verdaderamente lo merezco,
espero me admita como aspirante a coadjutor salesiano.
Don Miguel estaba conmovido y asombrado. Mas, antes de compro-
meter una palabra definitiva, le contestó:
—Bien, pensaré en lo que has dicho; pero, antes de decidirme, quiero
hablar con tus padres.
Lleno de alegría, Jaime voló a su casa. Encontrando a mamá, se
arroja en sus brazos, mientras le dice lleno de alborozo:
—Mamá, ¿no decías que te gustaría tener un hijo religioso?
—Sí, hijo mío; más que todos los tesoros del mundo.
—Pues bien, alégrate. Yo voy a ser salesiano.
—¿Qué? —exclamó la buena,madre llena de asombro.
—Sí, yo; pero para ello es necesario que vayáis inmediatamente a ha-
blar con el Sr. Director...
Por este tiempo los padres de Jaime habían trasladado su residencia
a un edificio nuevo, situado en las cercanías del colegio. Hubiera podido
muy bien Jaime continuar como externo, gozando de este modo de las
dulzuras de la vida familiar. Pero convencido de que la excesiva libertad
podría perjudicar sus buenas resoluciones, quiso entrar como interno.
A mediados de febrero de 1929 inició una nueva etapa en su vida
colegial con los Santos Ejercicios, que por aquellos días tenían lugar en el
colegio. En ellos Jaime sufrió una profunda transformación; se hizo dul-
ce, amable, piadoso, obediente.
Dos años continuó en el colegio, edificando a sus compañeros y pre-
parándose al noviciado. Profesó en la Casa de Formación de Gerona el 15
de agosto de 1932. En Italia se perfeccionó en su oficio de mecánico.
En la primavera del año 1935 volvió a España. En Sarria desarrolló
admirable apostolado con los chicos. Los domingos y fiestas, en el Orato-
rio Festivo de la vecina ciudad de Badalona.
Y sobrevino la guerra. En Barcelona, a las cinco de la tarde del 19 de
julio de 1936, el general Goded hubo de rendirse.
Como los demás Salesianos, Jaime se vio en la necesidad de abandonar
el colegio. Halló acogida en la pensión de Aurelia Viñas con otro joven
salesiano, Felipe Hernández. ¡Largos ratos de oración y también de tra-
bajo! Decían a doña Aurelia:
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—Vayase a descansar, que le damos demasiado quehacer. Ya fregaré
yo los platos.
—Vamos, ¡qué cosas tiene! —respondía la señora—, a ver si voy a
consentir que friegue usted.
—Se lo ruego, insistía Jaime; es que no quiero acostumbrarme a
dormir a estas horas porque, después, cuando tenga que dar clase a los
niños, me vendrá el sueño. Yo fregaré y Felipe me ayudará secando los
platos.
Sorteando graves peligros acudían los dos salesianos a casa de un
sacerdote. Allí oían la Santa Misa y comulgaban.
Al atardecer del día 27 del mismo mes de julio, mientras ambos se
encontraban en la pensión y doña Aurelia había salido a buscar la leche,
una camioneta, cargada de milicianos armados se detuvo delante de la
casa. Practicaron en la misma un minucioso registro. Jaime conservaba
varias cartas de sus amigos y superiores de Italia. En una de las fotos
aparecía Felipe vestido de sotana. A Jaime le encontraron también unas
estampas. Explicó, con toda serenidad, que las había recibido de Turín.
Cuando les tomaron declaración, confesaron, con noble decisión, su condi-
ción de Salesianos.
Los llevaron al Comité y nada volvió a saberse de ellos. Las ejecucio-
nes en aquellos tiempos eran secretas. Se llevaban a cabo al arbitrio de
los mismos milicianos, que escogían el lugar y hora que mejor les cua-
draba.
A unos se los llevaban a las afueras de Barcelona para inmolarlos en
alguna de las carreteras próximas a la ciudad, preferentemente la Rabas-
sada, la del Morrot o la de Esplugas. A otros les llevaban a alguna cantera
abandonada o junto a las tapias de un cementerio. Otros, finalmente, eran
sacrificados en los calabozos improvisados en las sedes de los Comités,
y a éstos ordinariamente los torturaban de diversos modos hasta quitarles
la vida sin emplear las armas de fuego.
Este debió ser el caso de nuestros mártires según se desprende de la
descripción que de sus cadáveres hace la ficha cuando ingresaron en .el
Depósito de San Pablo, al que fueron conducidos a las siete de la mañana
del 28 de julio: "Los cadáveres presentan los cráneos destrozados con
instrumentos contundentes y salida de la masa encefálica". Con Jaime
parece que se ensañaron con mayor ferocidad ya que la foto de su cadáver
muestra, además del aplastamiento craneal, una enorme herida incisa en
el cuello y otra que le abre el pecho a la altura del corazón.
Un miliciano confesó a doña Aurelia que Jaime, ante el comité a don-
de fue conducido, confesó paladinamente su condición de religioso salesia-
no y que su misión era la de educar a la juventud obrera, a la cual, por la
módica pensión de dos pesetas diarias, el colegio proporcionaba alimenta-
ción, educación y una formación profesional que le permitiera ganarse la
vida honradamente.
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5. Don Ramón Cambó
Dice la Crónica del Colegio: "Día 4 de octubre 1936: Llega de
Turín don Ramón Cambó, encargado por el Rector Mayor de dirigir esta
Casa en ausencia de don Guillermo Viñas".
Nos escribe el P. Cambó: "Yo estuve muy poco tiempo al frente de
la Casa de Pamplona ya que don Massana logró localizar a don Modesto y
obtuvo de los Superiores que lo destinaran a Pamplona".
Don Ramón soñó en levantar un Santuario en la capital navarra, que
sería precisamente la Iglesia de María Auxiliadora, que, en su día, recibiría
y guardaría los restos de los muertos en la guerra. Don Julián Massana y
don Marcelino Olaechea apoyaron la idea. Algún periódico local publicó:
"Ese templo debe alzarse en las Escuelas Salesianas, en las Escuelas del
pueblo y para el pueblo; en aquellas en donde se forma el obrero para
que, en un mañana no lejano, imitando a los de su recia y noble raza,
sepa defender contra posibles enemigos, con el pan de su familia, sus
arraigados e inseparables ideales de religión y patria". Otros periódicos
combatieron el proyecto y la idea no cuajó.
Más tarde se levantó el Monumento a los Caídos en la plaza del
Conde de Rodezno.
Durante el curso 1937-1938 y para completar la formación profe-
sional, añadiéronse a las ya existentes las Artes del Libro con las tres
Escuelas o Ramas nuevas: Cajista, Imprenta y Encuademación. Quedó al
frente de la imprenta don Manuel Nácher, muy apreciado por los mucha-
chos a causa de su carácter amable y bonachón. Le sucedió don Jacinto
Colomé, de cuya simpatía y competencia muchos pueden hablar.
"Cuando los Superiores, pasado el tiempo, nombraron al P. Cambó
Ecónomo Provincial, realizó —afirma don Manuel Ivorra— una labor tan
ignorada como benemérita, de tipo jurídico, poniendo al día las escrituras
notariales referentes al colegio".
6. Don Modesto Bellido
Procedente del colegio de Deusto, se encargó de la dirección de la
Casa de Pamplona desde el 3 de setiembre de 1937. Hombre de fe gra-
nítica, modestia y humildad a toda prueba, ha desarrollado, en los lugares
y cargos por los que ha ido pasando, un dinamismo impresionante.
Director en varias Casas, Provincial de la Inspectoría Céltica, Encar-
gado de la Espiritualidad y de las Misiones de toda la Congregación en el
Consejo Superior, ha viajado por todo el mundo salesiano, llenándolo de
optimismo y de amor a María Auxiliadora y a don Bosco.
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D. Modesto Bellido que fue
D i r e c t o r del C e n t r o del 1937 al 1939.
Su exquisita f i n u r a y espíritu de servicio le- han conquistado el afecto
de miles de corazones de Salesianos. Durante su breve directorado en
Pamplona hasta la vuelta del P. Viñas del exilio, trabajó por desarrollar
las virtualidades educativas del colegio. De él afirma don Joaquín Garrués:
"Es un hombre muy inteligente y práctico; muy piadoso y salesiano. Sa-
bía gobernar bien a la comunidad y a los chicos. Parecía que no hacía
nada y lo hacía todo". A la obra realizada por el P. Cambó añadió otras
de gran i m p o r t a n c i a . La rama cíe la Mecánica quedó ampliada con la
Escuela de Electromecánica con sus secciones de Constructores electrome-
cánicos y la de Electricistas propiamente dichos.
Con estas ampliaciones se dio oportunidad de entrada a nuevos alum-
nos, pasando cíe ciento cincuenta los admitidos.
Don Modesto pronto hubo de salir al paso de algunas falsas interpre-
taciones. Eo hizo en la revista del colegio: " I n s t i t u c i ó n Salesiana en Na-
v a r r a " , mes de octubre de 1938:
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"No me extraña, lector benévolo —escribe—, que al hojear el
número anterior de nuestra revista hayas dicho para tu capote:
'Los Salesianos de Pamplona deben estar ricos. Comienzan a levan-
tar una magnífica iglesia, han puesto en marcha las Escuelas del
Arte del Libro y están ya montando la Electromecánica. Todo esto
pide mucho dinero. Luego...' ¡Desdicha grande que en este caso
falle la conclusión! Corrige tu razonamiento de esta forma y acer-
tarás: 'Los Salesianos de Pamplona se han metido en multitud de
obras (te confieso que eran inaplazables); luego deben encontrarse
con el agua al cuello; ¡corramos a salvarlos!...'
Por diversos conductos se nos apremiaba a establecer la Es-
cuela del Arte del Libro... Con rubor te digo que la maquinaria aún
no está pagada.
La Mecánica llama la atención. Es un encanto... Un centenar
de jovencitos aprenden el arte del hierro; pero faltaba una rama
interesantísima: la Electromecánica. Confiados en la Providencia
hemos puesto manos a la obra. ¿Hasta dónde podremos llegar?
Tal vez tú, generoso lector, podrás darnos la respuesta: Con lo
expuesto (y es poquita cosa) te habrás formado idea de que los
Salesianos de Pamplona están ricos, inmensamente ricos en deudas".
Tuve una larga conversación con don Modesto en Logroño el 27 de
abril de 1976, en la que me insistió con profunda convicción: "Tuvimos que
atravesar por dificultades materiales enormes para sostener a aquellos mu-
chachos. La ciudad nos quería mucho y debo añadir que la Diputación
se desvivió para que no nos faltara lo necesario. El héroe de aquellos
tiempos fue don Luis Blázquez".
Muy interesante la integración, que se verificó el año 1939, de las
Compañías de San José y San Luis en la pastoral de la Iglesia local, me-
diante su inserción en la Asociación de Acción Católica (A. C.).
Tomaron parte en las sesiones preparatorias, además del colegio en
pleno, un grupo de jóvenes de A. C. de la ciudad y representantes de
colegios y centros juveniles de Pamplona.
Las ponencias se mantuvieron a gran altura y suscitaron animadas dis-
cusiones.
Muy oportunas y orientadoras las intervenciones de don Joaquín Goi-
buru y de don Santos Beguiristáin, Consiliario diocesano de A. C.
No faltó algún estudio sobre "don Bosco, como precursor de la A. C.".
El día de San José, el Sr. Obispo, don Marcelino Olaechea, impuso
la insignia de aspirantes de A. C. a un grupo de cincuenta y dos jóvenes,
formado por artesanos, estudiantes y Círculo "Domingo Savio", reciente-
mente formado.
Las palabras finales del Prelado fueron de felicitación a los mucha-
chos, que hizo extensivas a los Salesianos "que tan bien —dijo— saben
interpretar el espíritu de San Juan Bosco. Me figuro ver salir todos los
años de estas Escuelas Profesionales grupos de jóvenes obreros para ex-
tenderse por toda Navarra, decididos a poner en práctica el ideal de redi-
mir al obrero, devolviéndolo a Cristo".
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7. Los Antiguos Alumnos en los frentes de batalla
Bastantes de ellos ofrendaron la vida por defender sus ideales cris-
tianos y patrióticos. Desconocemos su número. Sí, que hasta el 17 de
junio de 1937 eran nueve los caídos. Uno de ellos Antonio Erviti.
"Antonio Erviti, boina roja de primera hora —escribía la revista co-
legial—, requeté del día del salto en el vacío, corazón de navarro y de
español, alma de creyente, no serás héroe desconocido... Vives aún en el
colegio. Vives con aquella tu hombría prematura, aquel anhelo de trabajo,
aquella voluntad férrea de formación, aquella santa franqueza y galanura
natural para con tus superiores, aquel colmo de atenciones para con tus
compañeros, a quienes estabas siempre pronto "a favorecer y a ayudar. To-
dos aquellos amigos que, en las horas dulces del colegio, compartieron
contigo sus penas y alegrías; tus superiores, que impertérritos, siguen en
la titánica obra de formar mentes y voluntades; tus compañeros que con
los mismos ideales están ofrendando a diario su vida joven, no te olvi-
darán.
No serás un héroe ignoto. Cada día, cuando en aquella Capilla y en
aquel altar se reparte el Pan de los Angeles, otros jóvenes, que siguen
tus huellas, se acercarán, como lo hicieras tú mil veces a la Sagrada Mesa;
y en el beso de amor que a Cristo den, pondrán el recuerdo del alumno
que cayó en los campos de Villafranea de Ordizia".
Aquellos muchachos de las Escuelas Salesianas no olvidaron en los
frentes de combate, las enseñanzas recibidas en el colegio. Uno de ellos,
llamado Honorio, escribía a Florencio Janáriz.
"Acaba de llegar la imagen de María Auxiliadora, que te pedí. Es
para mí una gran alegría y, desde hoy en adelante, presidirá nuestro Rosario
y demás oraciones que dediquemos en su honor.
Muchos de mis soldadicos ignoraban la devoción a la Virgen bajo la
simpática advocación de María Auxiliadora, pero ya les he hablado de
ella, y espero formar en breve el Centro de 'Juventud Acción Católica'
(J. A. C.) de vanguardia bajo su protección.
Me encuentro en un sitio muy aislado y rara vez podemos oír la San-
ta Misa. Ahora ya creo podremos suplir esa gran necesidad, teniendo a
nuestro lado esa imagen tan sumamente simpática de nuestra Madre que,
al fin y a la postre, es la mejor madrina que podemos poseer.
Saludos y recuerdos de todos..."
Y termina el articulista: "Como este alférez, hay otros muchos anti-
guos alumnos, que trabajan incansables por el bien de sus compañeros de
armas".
Uno de ellos escribía en "Institución Salesiana en Navarra":
"Ayer, cuando llegué al colegio después de tantos meses de ausencia,
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deshecho el cuerpo en esta fantástica carrera que nos hemos pegado por
Cataluña y deshecha el alma ante tantas calamidades como han sucedido
en las tierras enlodadas por el marxismo, no pude por menos de entrar
inmediatamente en la capilla a desahogar mi corazón. Quedé sorprendido.
De bote en bote, llena de niños y jóvenes, en profundo silencio, escuchan-
do la palabra del predicador. Estaban de Ejercicios Espirituales. Me arro-
dillé, apoyé la cabeza entre las manos y . . . me sorbí las lágrimas que bro-
taron espontáneamente de mis ojos. ¡Qué cúmulo de recuerdos! Soñé y
torné a vivir aquellos tiempos del aprendizaje... cuando don Miguel Sal-
gado y don Esteban Ruiz... ¡qué felices aquellos días, sin preocupaciones
ni penas!
Soñé y vino a mi mente el recuerdo del P. Viñas que, cuando ya anti-
guos alumnos, nos congregaba por esta fecha para hacer los Ejercicios
Espirituales: 'Más de uno no los podrá hacer el año que viene... Otros
no los harán más' y desgraciadamente se han cumplido sus palabras.
Sin darme cuenta hice como un examen de esta mi vida de guerra...
En medio de tantos peligros morales no he perdido jamás mi norte. En-
frentado cada día, en cada momento, con la muerte, no la he tenido
miedo. Y es que siempre ha brillado para mí una estrella polar, que ha
sido mi guía y sostén y mi esperanza. Aquella Virgen bella, Reina y Ma-
dre del Amor, María Auxiliadora me ha protegido siempre con su man-
to azul:
Es María Auxiliadora
dulce faro de la mar,
es el amor de mi alma
desde que yo supe amar...
Y como respuesta a mis reflexiones los muchachos, al terminar la
plática, entonaron esta copla.
Los Antiguos Alumnos Salesianos, a dondequiera que vamos, lleva-
mos el recuerdo y el amor de la Virgen de don Bosco, hablamos de Ella
como de una persona querida, conocida en el Colegio. En las trincheras
hemos cantado y rezado sus devociones. Sobre el cuello llevamos siempre
su imagen bendita".
8. Palacio episcopal, pequeña comunidad salesiana
El 26 de octubre de 1935, don Marcelino Olaechea recibía la con-
sagración episcopal. Acudió a la solemne ceremonia una buena represen-
tación de la Familia Salesiana de Pamplona. El acto litúrgico tuvo por
escenario la catedral madrileña.
La región navarra vibró de entusiasmo y simpatía hacia su nuevo
Prelado.
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Poco antes de conocerse la noticia, don Marcelino dirigió unas líneas
a los Antiguos Alumnos de la Casa de Pamplona, pero sin desvelar en
lo más mínimo el secreto de su elección para obispo:
"Este amigo que os amó con todo el corazón; que se sintió amado
de vosotros; que con vosotros vivió días de recuerdo imborrable; que
os vio venir a fundar esa gran casa y crecer en número y en entusiasmo
salesiano; este amigo que os admiró: juiciosos, trabajadores, dóciles, ro-
bustos de cuerpo y alma... os envía hoy su felicitación más cordial.
Hermanos en el espíritu salesiano, os reunís de toda Navarra alre-
dedor de ese salesianazo, benemérito hijo de don Bosco, el P. Viñas, para
recordar días felices, enseñanzas santas, propósitos sinceros. Que vuestra
reunión os renueve en la santidad de vuestros mejores días".
Tan pronto como la fausta noticia de su preconización para la dió-
cesis de Pamplona llegó a los oídos de los antiguos alumnos, éstos le en-
viaron un entusiasta telegrama, al que su antiguo Inspector contestó in-
mediatamente: "Antiguos Alumnos. Pamplona. Madrid: 'Sabéis cuánto
os aprecio. Rogad por mí'".
El 10 de noviembre hizo su'entrada en Pamplona. Al respecto dice
la Crónica del colegio: "Los nuestros, en número superior a los quinien-
tos, salieron a recibirle a las puertas de San Ignacio cantando, con acom-
pañamiento de la banda, el 'Christus vincit'. El acto fue de lo más grande
que se haya visto. El Sr. Obispo invitó a su mesa al Sr. Inspector y al
Sr. Director".
Antes, en la catedral, pronunció un hermoso discurso, comenzándolo
con el lema salesiano: "Da mihi animas, caetera tolle" (1).
Dijo, entre otras cosas:
"Y gracias a vosotros, obreros, hijos navarros de esta mi dió-
cesis de Pamplona. Yo he venido con una sola ambición; una sola
pero insaciable. Esta ambición me la pegó Jesucristo; esta ambición
se la han metido en el tuétano de los huesos a este pobre pecador
todos los Santos y, entre ellos, mi dulcísimo patrono San Francis-
co de Sales y San Juan Bosco. mi Padre y mi modelo: 'Dame almas
y llévate lo demás'.
Me he desposado con la diócesis de Pamplona. Ayer, al pisar
su tierra bendita, antes de llegar a Arguedas, el primer pueblo de
mi diócesis, me puse de rodillas, me encomendé a Santa María la
Real, a San Miguel in Excelsis, a San Saturnino y a San Fermín,
y besé la tierra pidiendo al Señor un cobijo para mis huesos en
esta diócesis que El ha querido darme" (2).
Pocos días después de su llegada, visitaba don Marcelino el colegio
salesiano sin previo aviso. Estaban los estudiantes en el recreo y los arte-
sanos trabajando con sus trajes de faena.
(1) Gen. 14, 21 «Señor, dame almas y llévate lo demás».
(2) Invoca a los patronos de su nueva diócesis.
«Uno de los santuarios de mayor ascendiente devocional en la historia religiosa de Navarra
no
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El 1 de diciembre la Familia Salesiana le tributaba un homenaje tan
cordial como afectuoso.
Los muchachos adornaron los patios con banderas, gallardetes de di-
versos colores y guirnaldas.
Unas cinco mil personas le esperaban. Venía acompañado de un obis-
po capuchino, el P. Olaiz. Seiscientos oratorianos cantaron con entusiasmo
el himno de recibimiento. Tras el discursito de un niño, los alumnos reali-
zaron con arte una exhibición gimnástica. De los presentes al acto, tan
sólo unos mil pudieron entrar en el teatro, donde tuvo lugar la velada.
Muy aplaudidos los discursos de los Sres. Larrea, Cañada y Huarte.
La prensa se hizo amplio eco de estos actos. Días más tarde, los
Cooperadores Salesianos, la Archicofradía de María Auxiliadora, los alum-
nos, los Antiguos Alumnos y oratorianos, como fruto de sus aportaciones
económicas, obsequiaron a don Marcelino con una hermosa biblioteca, en-
tre cuyas obras figuraba la Enciclopedia Espasa.
El Prelado tuvo la ilusión y la suerte de convivir en palacio hasta el
día de su muerte con otros Salesianos, que formaban con él como una
pequeña comunidad salesiana. Primero en Pamplona, después en el arzobis-
pado de Valencia y, finalmente, en su retiro de la casita que la Congregación
le ofreció en la misma ciudad de Valencia. Allí le vi y conviví una hora de
hermosa fraternidad, no mucho antes de su muerte, con él y con los
PP. Ricardo Nácher y José Puertas. Durante la comida reinó verdadera
alegría y sencillez salesiana.
"El año 1937 —escribe el Padre salesiano Vicente Ballester—, ade-
más de los cuatro salesianos que formábamos la pequeña comunidad, siem-
pre había otros señores que convivían con nosotros; algunos por largas
temporadas, como el P. Carmelo Ballester, ex-Provincial de los Sacerdotes
de la Misión, quien se pasó con nosotros casi todo el año que precedió
a su consagración episcopal; el P. Marcet, Abad del Monasterio de Mon-
serrat; don Ángel Herrera Oria cuando era seglar; el P. José María Es-
crivá de Balaguer, fundador del 'Opus Dei'... Recuerdo que el comandan-
te Vara del Rey ayudaba la Misa de don Marcelino todos los días durante
el mes que pasó hospedado en palacio.
—dice José María limeño Jurío— se alza sobre una eminencia de la Sierra de Aralar, típico lugar
de pastizales desde remotas épocas y sembrado de dólmenes.
Su singular emplazamiento, dominando la Cuenca pamplonesa y la trayectoria de la vía romana
por la Barranca, permite sospechar la existencia en el Monte Excelso —in Excelsis— de un altar
—Ara coeli— erigido en honor de una divinidad protectora de pobladores del valle y de caminan-
tes, predecesora del culto a San Miguel.
El templo arelacense fue consagrado en 1074. Su importancia creció durante el siglo XII, llegan-
do a ser uno de los más frecuentados.
Una leyenda, inmortalizada por Navarro Villoslada, . relaciona los orígenes del Santuario con
un caballero, parricida por inspiración diabólica y penitente en Aralar, donde fue atacado por un
dragón y liberado por San Miguel.
La pequeña imagen de San Miguel es un caparazón barroco de plata que guarda los restos
de la primitiva escultura de madera y una reliquia del Lignum Crucis, sostenida en alto por
ios brazos del arcángel. La efigie visita anualmente numerosos centros de carácter vario, en
la ciudad».
Siempre fue acogida esta imagen con veneración en sus visitas al Colegio Salesiano.
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Teníamos la Meditación en común a las seis y media de la mañana
y, a continuación, la Santa Misa, que celebraba el Obispo. A las ocho, desa-
yuno, durante el cual ojeaba el correo. A las diez y media comenzaba,
todos los días de la semana, la audiencia pública, agotadora; recibía toda
suerte de personas. Solía durar hasta bien dadas las dos de la tarde. En
la comida leíamos siempre unos versículos del Nuevo Testamento; el Mar-
tirologio al mediodía y el Necrologio de los Salesianos en la cena. Y si
llegaba alguna Carta Mortuoria de algún salesiano recientemente fallecido
no tardaba en leerse, cosa que agradaba mucho a nuestros forasteros ha-
bituales, e incluso a los comensales invitados ocasionalmente. Esta prác-
tica a todos edificaba. Así me lo manifestaron muchas veces.
Por las tardes solía don Marcelino invitar a algún párroco de los
residentes en Pamplona, e incluso alguna vez al mismo Cardenal Goma; y
en su Ford se alejaban diez o doce kilómetros de" Pamplona y allí, paseando
por la carretera, hablaban de sus asuntos durante unos tres cuartos de hora
para regresar a Pamplona, ya anochecido.
No será necesario recordar que, durante el Movimiento Nacional, Pam-
plona fue la verdadera capital eclesiástica de España. En ella residían el
Cardenal Primado y muchos obispos y otros personajes ilustres. Todos
ellos fueron desfilando por el Palacio Episcopal de Pamplona.
Antes de la cena nos reuníamos los componentes de la comunidad en
la Capilla para hacer la Lectura Espiritual, y rezar el Rosario que don
Vicente Schiralli quería dirigir siempre; y, por cierto, lo hacía con conmo-
vida devoción.
Después de cenar, casi siempre teníamos una corta sobremesa para
jugar al dominó, a las damas o al mus.
Al terminar la jornada, antes de retirarnos a descansar, entrábamos
en la Capilla para hacer una corta oración".
En los "Elencos de la Sociedad de San Francisco de Sales", tras la
enumeración del personal de la Casa de Pamplona, figuran, también anual-
mente, los nombres de don Marcelino y sus otros familiares salesianos.
Estos últimos, tras unos años de estancia con el Prelado, habían de rein-
tegrarse a otras Casas Salesianas. Entonces iban a suplirles otros Herma-
nos. Todo ello por disposición —para casos semejantes que pudiesen ocu-
rrir en diversos territorios y naciones— de los Superiores Mayores de la
Congregación.
Mucho se podría escribir sobre las actividades de don Marcelino du-
rante la etapa bélica española.
Don Vicente Ballester, en otro punto de su relación, escribe: "Desde
el primer momento la máxima preocupación de don Marcelino fue hacer
lo imposible para atajar los sentimientos de venganza y demás locuras dé
que son capaces los hombres, víctimas de un exacerbado dolor o cegados
por las pasiones políticas.
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Lanzó su pastoral 'No más, sangre', que tuvo resonancia internacional
y sorprendentes efectos en la zona nacional. El mismo General Franco dio
su palabra a don Marcelino de que no se fusilaría a ningún gudari sin
que antes el mismo Caudillo hubiese revisado el sumario del proceso de
cada uno.
Salvar vidas humanas, conseguir indultos fue el mayor empeño de
don Marcelino durante los años que duró la contienda.
Cuando se trataba de recibir a familiares de condenados a muerte,
sabíamos, de antemano, los que con él convivíamos que las puertas del pa-
lacio estaban siempre abiertas, de día y a las altas horas de la noche, para
ellos.
Tuvo el consuelo de conseguir, por lo menos que yo sepa, veintiocho
indultos a pena de muerte.
Así era el Prelado, Padre y Pastor. Cuando las tropas nacionales con-
quistaron Irún, Rentería y San Sebastián, la República de Euzkadi, viendo
su panorama muy ennegrecido, tomó una importante resolución. Era muy
serio, en efecto, el corte del cordón umbilical, que le unía con la Francia
del Frente Popular.
Un día llegó al Palacio Episcopal un mensajero de don José Antonio.
Aguirre diciendo que habían decidido parlamentar con el Obispo vasco,
Morís. Olaechea y Loizaga y deseaban hacerlo en una fecha determinada y
en San Juan de Luz.
Don Marcelino aceptó la propuesta con mucha ilusión. No fue menor
la del General Mola cuando le llegó la noticia. Le mandó decir al Sr. Obis-
po que dejaba las decisiones a su buen criterio. Que las aceptaba de ante-
mano. Que concediera a los vascos cuanto pidieran: Fueros, Estatuto, que-
darse al margen de la lucha. Tan sólo se les pusiera una condición: reco-
nocer y aceptar la unidad de España.
No habían hecho aún su entrada en la nación las Brigadas Internacio-
nales. De haberse verificado la reconciliación con los nacionalistas vascos,
podían haber contado las tropas de Franco con los setenta mil hombres
entretenidos en los frentes del Norte, y unidos a los otros atrincherados en
Somosierra y Alto de los Leones, caer sobre Madrid, cuya conquista hubie-
se resultado inminente y la lógica consecuencia hubiese sido la i-erminaciór
de la guerra.
Don Marcelino esperó en el día y lugar convenidos a los emisarios
vascos. Estos no se presentaron. ¿Qué había ocurrido?
Enterado Indalecio Prieto de los proyectos de Aguirre, impidióle dar
el paso. Díjole que los republicanos en manera alguna podían perder la
guerra. Tenían todo el oro de España y las regiones de mayores posibili-
dades de producción. Esperaban, además, de un momento a otro, la llegada
a Bilbao de armas y municiones, suficientes para aniquilar a los rebeldes.
Volvióse el Sr. Obispo a Pamplona muy apesadumbrado.
Durante todo el tiempo que duró la guerra, don Marcelino se ehtre-
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12.4 Page 114

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gó a consolar, aconsejar, hacer limosnas a manos llenas, sin que los mis-
mos que con él vivíamos nos pudiésemos enterar a qué extremos llegaba su
esplendidez y generosidad. Algo podíamos barruntar oyendo rezongar a
su fiel mayordomo, don Vicente Schiralli, quien se lamentaba de que el
obispo fuera tan manirroto; y añadía que tenía las manos agujereadas.
Con fe ciega en la Providencia del Señor, acogía y proveía de lo
necesario a cuantos prófugos de la zona roja llegaban hasta él, sacerdotes
o seglares. Los vestía y calzaba, les daba de comer, les buscaba cobijo
muchas veces en su propio palacio. La Casa de Ejercicios de Villava hos-
pedó a centenares de sacerdotes, sobre todo catalanes, mientras les bus-
caba empleos adecuados.
Una mañana se presentó en Pamplona un joven sacerdote procedente
de Roma. Se llamaba Hildebrando Antoniutti. Don Marcelino le invitó
a su mesa.
Durante la comida —continúa don Vicente Ballester— me impresionó
su austeridad. Fue sumamente frugal y abstemio absoluto.
En la sobremesa, al quedarse a solas el obispo con el sacerdote foras-
tero, éste le comunicó a don Marcelino la misión que traía a España. La
noticia de que los niños vascos de la zona roja eran llevados a la Unión
Soviética había afectado muy profundamente al Papa Pío XI, quien de-
seaba conocer qué se podía hacer para evitar tamaña monstruosidad.
Mientras Antoniutti hablaba, Mons. Olaechea fijó en él aquella su
mirada tan característica y penetrante, por encima de los cristales de sus
gafas, y le espetó sin más: 'Monseñor, conmigo no valen disimulos. Estoy
seguro de que en el equipaje trae usted la cruz pectoral y su faja morada'.
No se equivocó don Marcelino".
Mons. Olaechea se entregó totalmente a su misión de Padre y Pastor
de su grey. No sólo. A todos amó, a todos acogió, a navarros y a gentes
de cualquier región; a sacerdotes y seglares; a ricos y pobres, pero, sobre
todo, a los más desgraciados. Salesiano de cuerpo entero, no olvidó a los
alumnos del colegio, con los cuales gustaba entretenerse. En momentos
inesperados se presentaba en el pórtico de las Escuelas a pasear con el
Director o algún Salesiano. Presidía la cena de Navidad en la intimidad
y espíritu de familia, como lo había hecho siempre en sus años de Direc-
tor o Inspector en los colegios y Provincias en las que, con su trabajo
y entrega, había dejado honda vhuella de su amor a don Bosco.
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VII
TESÓN BATURRO EN EL AMOR A LA CONGREGACIÓN
1. Regreso del P. Viñas a Pamplona
El 26 de enero de 1939 las tropas de Franco conquistaban Barcelona.
Corrió don Guillermo Viñas al colegio de Sarria para hacerse cargo del
inmueble. Aún no había llegado al mismo y, con pena, pudo contemplar
el triste espectáculo de la voladura de los talleres, obra de los vencidos
antes de su huida.
Cuando llegó a Pamplona, la Comunidad, los muchachos, los Anti-
guos Alumnos y Cooperadores le dispensaron una acogida extraordinaria-
mente entusiasta y cordial.
El P. Viñas lo agradeció todo de. corazón y, sin compases de espera,
se lanzó a sus santas aficiones: la extensión de la devoción a María Auxi-
liadora, a Domingo Savio y la atención más solícita a los Antiguos
Alumnos.
Es que todo lo salesiano le encandilaba a don Guillermo.
2. Domingo Savio
El mayor entusiasmo del P. Viñas incidió en la figura de Domingo
Savio. Puede decirse, sin hipérbole y con toda justicia, que don Guillermo
Viñas fue el artífice de la simpatía general de toda España por este joven
alumno de don Bosco antes de su elevación a los altares por Pío XII el 5
de marzo de 1950.
Organizó, a su favor, extraordinaria propaganda a base de opúsculos
con la biografía del futuro santo. Repartió estampas con profusión. No
faltaron tampoco buenas ediciones de su vida. Ni veladas, ni verbenas, ni
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Monumento a Domingo Savio, levantado
por el P. Viñas en el patio del Colegio.
luces ni himnos. Fiestas, a bombo y platillo, en su honor. Incluso trenes,
que pasearon la imagen de Domingo Savio por tierras hispanas. Estatuas
y monumentos. Centros e Instituciones bajo su nombre y protección. El
monumento que le erigió en Valencia fue quizá el primero en el mundo.
Le siguieron los de Sarria, Sevilla, Campello, Pamplona...
"El P. Viñas —dice el Sr. Arín— fue un revolucionario en su época.
Se desbordaba en las fiestas salesianas. Era un 'chalado' de Domingo Sa-
vio. Por donde pasó, le levantó un monumento. Casi diría que le invocá-
bamos como a santo aún antes de ser beatificado.
Cuando pasábamos, encuadrados en filas, delante de su figura, pin-
tada de tamaño natural, levantábamos el brazo en señal de reconocimiento
como caudillo nuestro".
Al lado y muy cerca del P. Viñas, la historia ha de colocar a don Luis
Blázquez. Este binomio produjo cambios fundamentalísimos, siguiendo el
camino trillado por don Miguel Salgado y don Esteban Ruiz (1). El P. Vi-
ñas tenía a gala organizar; y así organizó, con carácter de legalidad, las
Instituciones de los Cooperadores, Archicofradía, Caballeros de don Bos-
co, Antiguos Alumnos y Círculo Domingo Savio".
Unos meses antes del término de su directorado, en el mes de marzo
( 1 ) «Don Luis Blázquez, que estuvo once años de Administrador, era el alma de la Casa»
(Agustín Mori).
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de 1943, el P. Viñas celebró una asamblea de las Compañías y Juventud
Católica en honor de Domingo Savio. Presidió las sesiones don Juan Al-
berto, que a la sazón regía la Inspectoría.
Temas que, en estudiadas ponencias, fueron desarrollándose y que
merecen especial mención son los siguientes: "Domingo Savio en los co-
legios"; "Domingo Savio y las vocaciones"; "Domingo Savio, ideal de la
santidad juvenil"; "Domingo Savio en las Escuelas y Centros Parroquia-
les"; "Domingo Savio y las familias cristianas"...
Tras unos días de intensa vivencia de espiritualidad en torno a la
figura de Domingo Savio, la jornada final fue apoteósica: diana por la
banda, clero infantil, con la capilla rebosante de jóvenes, las banderas
de todos los Centros de la Juventud Católica de la ciudad; la presencia
del Prelado de la diócesis, don Marcelino Olaechea; la bendición del Ban-
derín de los Aspirantes del Centro Interno o Colegial de la Juventud de
A. C.; bendición de los nuevos Cruzados; su promesa de militar bajo las
banderas de Cristo...
El Sr. Obispo enardeció a los oyentes con su insinuante palabra.
Don Marcelino tenía, como ya dije, poca voz; mas, a pesar de ello,
era orador en el verdadero sentido de la palabra, pues su elocuencia arras-
traba corazones y voluntades.
En esta ocasión les habló a los treinta y cinco aspirantes sobre los
derroteros que conducen a la conquista del mundo para Cristo, que son
las virtudes simpáticas y fascinantes del heroico jovencito Domingo Savio,
cuyo nombre será el que lleve con santo orgullo la nueva promoción.
Luego, el patio fue llenándose de gente. Llegaron el Gobernador Mi-
litar y demás jerarquías oficiales. Resultó difícil la acomodación de tan
inmenso gentío.
Se procedió a la inauguración del Monumento. Cantados los himnos
de la Juventud y del Colegio con acompañamiento de la banda, el Sr. Obis-
po cortó la cinta y descubrió la imagen tallada en piedra blanca. El Sr. Pre-
sidente de la Juventud Católica pronunció su alocución, entusiasta y bri-
llante, enalteciendo la figura de Domingo Savio. Un aspirante de Huesca
declamó una poesía, cuyo autor era don Pablo Baraut. Y luego... el P. Vi-
ñas (¡pobrecillo! ¿no pudo preverlo?), calenturiento, al rojo vivo, cautivó,
por algún tiempo, la atención general; pero, vencido por la fiebre y ex-
hausto de fuerzas, cesó de hablar porque se le hizo imposible proseguir.
Algunos asistentes tuvieron que llevarle a su habitación. Don Marcelino
continuó el discurso interrumpido. Desfile a continuación de cuatrocien-
tos alumnos, ante la presidencia, a los acordes de la banda de música. Los
numerosos gritos de " ¡Viva Cristo Rey! " cerraron el acto.
Los días que precedieron a esta jornada solemne, los muchachos fue-
ron poniendo en escena una serie de obritas y diálogos, como "Juanito,
saltimbanqui", "La leyenda del lirio", "Don Bosco y Domingo Savio", el
"Huésped invisible" (cuadro en el que actuaron magistralmente los mu-
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chachos de Azcoitia, reteniendo con interés la atención del auditorio por
espacio de casi una hora, que aplaudió con entusiasmo su gracejo y sere-
nidad). "Los colegiales, que formaban el Centro Interno de A. C., inter-
pretaron, con el mejor éxito, la gran obra de Tirso de Molina, "El conde-
nado por desconfiado".
Un alarde de epopeya en aquellos tiempos, que sonarán a aires de
triunfalismo a muchos, hoy. El entusiasmo y el fervor siempre sientan bien
al alma, y esas impresiones producen, tarde o temprano, su fruto porque
el joven que no vibra, envejece. No importan para el caso modos ni
recursos con tal que lleven a aquél a las alturas en las que ha de vibrar
su propia juventud para la causa del bien.
Como el P. Viñas era un volcán, un "tigre" en expresión de don José
Manuel Zubizarreta, viviendo él intensamente todo^lo salesiano, contagiaba
a cuantos le trataban de aquel su salesianismo: a los Hermanos, a los chi-
cos, a los de dentro y a los de fuera. De todos los lugares y de todos los
labios se levanta este imponente testimonio.
3. Recordando a dos Antiguos Alumnos
Gregorio González Moreno.— (El popular "don Goyo").
Radio Requeté de Navarra le debe su asidua colaboración. Eran varios
antiguos alumnos los que, al menos hace diez años, trabajaban en la
emisora.
—Oye, Gregorio, ¿han supuesto algo tus años de colegial en la Casa
Salesiana de Pamplona para tu profesión?
—Siempre he llevado conmigo una gran fe en María Auxiliadora e
imborrable recuerdo del P. Viñas, y ambas cosas han influido en mi op-
timismo en los momentos nostálgicos, a los que la Radio en ocasiones pue-
de conducirnos. Mi procedencia salesiana y mi actualidad como Antiguo
Alumno tienen su origen en el Círculo "Domingo Savio" dé grata memo-
ria. Allí comenzó mi amistad con numerosos compañeros, tales como Urla,
Ochoa, Luis García del Valle, Agustín Imízcoz, Silvano, etc., etc.
—Amistades que perdurarán, ¿no?
—Y que significaron en nuestra vida de Asociación, pues juntos
formábamos el "Amaya", equipo representativo de la misma en las com-
peticiones futbolísticas.
Don Gregorio es un deportista íntegro, que inició sus pasos en la
Radio precisamente a través de sus comentarios deportivos.
Ángel Berazadi.—Había nacido en Zarauz el 18 de febrero de 1918
en el seno de una familia modesta. Hace más de treinta años entró a tra-
bajar, como jefe de negociado, en la Empresa Estaría y Ecenarro, de El-
góibar, y posteriormente se casó con la hija del fundador de la firma,
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María del Carmen Estaría. A la muerte de su suegro, Eulogio Estaría, en
1955, se hizo cargo de la dirección de la empresa, que amplió considera-
blemente hasía doblar el número de sus empleados.
Como hombre decidido y emprendedor, salía a floíe en sus apuros.
Llegaba a primera hora de la mañana a la fábrica iodos los días. Comía
en un restauraníe de la localidad con oíros empleados de ia facíoría. Vol-
vía a su írabajo, que abandonaba hacia las sieíe y media para regresar a
San Sebasíián, a su "Villa Yeyeííe".
La firma que dirigía fabricaba las máquinas de coser "Sigma", en
un principio. Mas, cuando Ángel se puso al freníe de la misma, conviríióla
en fábrica de máquinas-herramiemas, que eran exporíadas a numerosos
países.
Berazadi era hombre campechano y como íal se le apreciaba y quería.
Su secuesíro por la ETA duró íres largas semanas. En la madrugada
del 8 de abril de 1976 aparecía su cadáver, con orificio de enírada de bala
en la nuca, en la cuneía de la carreíera que va de Elgóibar a Azpeiíia.
Doña María del Carmen Esíáría Ansola, viuda de Ángel, enviaba un
comunicado a la prensa: "Ha quedado sin vida en una cuneía para de-
mosírar al mundo la íremenda injusíicia que supone la eliminación de un
hombre, fundameníalmeníe bueno, por el más reprobable e inhumano de
los procedimieníos...
Es ésíe el llamamienío de una mujer desolada, que pide a Dios que
el sacrificio de su esposo no sea esíéril y que suponga el final de una írá-
gica escalada de íerror que aíenaza a nuesíro pueblo vasco. Pido a Dios,
con mi corazón dolorido, que me ayude a perdonar y olvidar".
Ángel Berazadi era aníiguo alumno de las Escuelas Salesianas de
Pamplona.
No me es posible precisar el año de la anécdoía, que paso a referií,
ocurrida en una de las reuniones anuales de Hermandad de los Asociados.
Me la contó don Germán Arín.
Culminaba la alegría de los comensales iras los diversos acíos de la
mañana en el regocijo de una fesíiva sobremesa. Al final de la misma, se
levantó el P. Viñas y con la franqueza y eníusiasmo habiíuales en él, dijo:
"Un aníiguo alumno, compañero nuesíro, ha querido eníregarme hoy una
camidad de dinero basíaníe respeíable, obligándome a guardar el hecho
en el anonimaío. No creo quiera con ello obligarme ían esíricíameníe al
secreío. Sería nuesíro deseo dar a conocer su nombre y rendirle un agra-
decido aplauso".
Humilde y avergonzado, se puso en pie Berazadi. Comenzó a narrar
la hisíoria de sus años de colegio: "Fui charlaíán, enredón, descuidado a
veces. En alguna ocasión hasía recibí pequeños casíigos, muy oporíunos
para mi formación. Por lo mucho bueno que recibí de los Salesianos he
querido, como muesíra de agradecimienío, hacerles enírega de cinco mil
peseías".
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Una salva de aplausos cortó las palabras de Ángel.
Dios le tenga en su seno, junto a la Virgen de sus amores, María Au-
xiliadora.
4. Don Domingo Pérez
Mucho has tardado, Domingo, en contestar a mi carta. Sé que andas
muy metido en tus tareas apostólicas. Muchos me decían: "Acuda a don.
Domingo Pérez, que ése sabe mucho de aquellos tiempos".
Al fin, recibí tu respuesta, fechada en Barcelona y en la Casa de
Ejercicios Espirituales "Mater Salvatoris", que tú diriges en la cumbre del
Tibidabo. Gracias. Transmito a mis lectores algo de lo que tú me es-
cribes:
"Es muy difícil hablar de uno mismo; más difícil aún, cuando, des-
pués de tanto tiempo transcurrido, se intenta ordenar el cúmulo de diez
intensos años de hondos y gratos recuerdos, hondas vivencias salesianas.
Así era mi jornada: A las seis de la mañana iba a celebrar Misa a la
Cárcel Modelo. A las siete recibía a los externos (unos 150), los acompaña-
ba a Misa, y clases hasta las seis de la tarde. Después de las "Buenas Tar-
des', a las siete y media, tomaba la asistencia de los artesanos en el estudio
general, hasta la cena. Me sirvió esta hora con ellos para conocerlos y dar-
me cuenta de su estado.
Con el externado logré orden, estudio, piedad y alegría. De aquel am-
biente quedan como salesianos: Antonio Mélida, Joaquín Valle y Gabriel
Larreta.
Luego me pasaron a la sección de artesanos. No era fácil. La edad
de los muchachos, quince a veintiún años. La sicosis de la guerra. Oíamos
los cañonazos desde las aulas...
El temperamento vasco-navarro por una parte, y el navarro-aragonés
por otra. Muy diferenciados, pero ambos fuertes y tenaces. Todo hacía que
no fuera muy halagador el cometido.
Pasados los primeros momentos de incertidumbre y puestas ya las
manos en la masa, intuitivamente fueron haciéndose las etapas de:
— disciplinar y ordenar el ambiente;
— formación integral del joven que teníamos delante;
— elevación del nivel técnico-cultural.
Todo ello para un mejor futuro de la Enseñanza Profesional Sa-
lesiana.
Fueron nueve años tensos.
Trabajamos con entusiasmo e ilusión un equipo coherente de trece
salesianos: con fe en el método de don Bosco, en nuestro esfuerzo de
educadores y en la materia de acero de unos chicos que recordamos todos
con sentida emoción. Nos compenetramos, nos quisimos todos.
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Disciplina: Los muchachos provenían de familias muy buenas y cris-
tianas. Alguno venía de obras asistenciales. Pero, como consecuencia del
ambiente general, de su temperamental manera de ser y por indolencia de
meses de inactividad (muchos de ellos, llevando a cuestas el fracaso de
su bachillerato), estaban rebeldes a toda disciplina, eran bastante indolen-
tes y carecían en general del aprecio y respeto a sus profesores y educa-
dores. La materia estaba ahí. Era rica, pero tosca, resistía al moldeo.
Hubo que emplear a fondo todo un esfuerzo de razón para convencer
y vencer hasta encontrar el filón del idealismo de su adolescencia y poner-
los en marcha por la senda de una autodisciplina como medio para la
forja del ideal de todo joven: ser hombre. Pero hombre, como meta de un
generoso y duro esfuerzo de voluntad.
Conferencias, encuestas, charlas de tú a tú. Todo hubo que emplear.
Pero se obtuvo el orden y la disciplina, no sin alguna estridencia.
Formación integral. Nunca fue para nosotros, los del equipo, una
meta el orden y la disciplina. Fue siempre el medio para la formación del
joven cristiano.
Por eso, paralelamente iban ordenándose: estudio, parte cultural, par-
te técnica profesional y vida sacramental.
Partiendo de los pilares del Sistema Salesiano y apoyados en ellos
fuimos creando una sacramentalidad consciente, querida y vivida. Nunca
hubo sacramentalismo entre nosotros. Era libre, espontánea y razonada la
vida de piedad, que llegó a ser el lubrificante de los nueve años de vigi-
lante y atenta escucha a ese riquísimo, tesoro del alma joven navarra.
Su fuerza vital, como organismo fuerte, fue capaz de arrojar fuera
de sí la lacra de inmoralidad juvenil de los años de la guerra, a causa de
la convivencia y promiscuidad de soldados y juventud.
Se crearon los grupos apostólicos de A. C. y de Misiones. Llegamos
a crear un rudimento de Adoración nocturna. No sólo el joven cristiano,
sino el joven cristiano en servicio.
Para fomento de la expansión y ¡a alegría en unos muchachos que
estaban nueve meses en riguroso internado, se fomentó desde el primer
momento al máximo el deporte, especialmente el balompié, que era lo
que más les atraía. Campeonatos colegiales, por edades, por cursos..., cam-
peonatos intercolegiales y de juventudes, todo se promocionaba.
Especialmente fuerte era en el tiempo de Navidad, en el que los mu-
chachos permanecían en el colegio con días largos de tiempo libre. Villava
y Burlada fueron testigos de nuestra especie de olimpíadas... Teatro, ex-
cursiones, academias, concursos...
Elevación del nivel técnico-cultural. Hacia el año 1941-42 ya nues-
tros alumnos daban que hablar por su preparación, atrayendo el respeto
y hasta la admiración de sectores influyentes del mundo social oficial. Ha-
bíamos dado unos pasos decisivos: del buen artesano habíamos ido al buen
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oficial técnico, creador, imaginativo, con posibilidades y categoría para los
mandos intermedios.
Se había llegado al reconocimiento de las Escuelas de Maestría In-
dustrial.
Las muestras o Exposiciones contribuyeron no poco a presentar el
verdadero rostro y logros de nuestra docencia en el campo de la formación
profesional.
Ello propició el acuerdo con la Excma. Diputación Foral de Navarra
en orden a una planificación de la formación-técnico profesional en todo
el ámbito de su jurisdicción.
Según este plan se preveía el preaprendizaje y oficialía industrial en
Tudela, en las Escuelas de la Compañía de Jesús para la parte de la Ribera
Navarra. Otra escuela de preaprendizaje y oficialía en Estella para la
parte norteña, que llevaríamos los Salesianos. Quedaba luego en Pamplo-
na, con nuevo edificio, preaprendizaje, oficialía y maestría con los Sale-
sianos. A esta escuela vendrían para maestría los de Tudela y Estella. Se
preveía ya el tercer logro: el peritaje industrial —en términos de la épo-
ca—, también aquí en Pamplona. Todo ello con rango oficial.
Visitó minuciosamente nuestras Escuelas el Subsecretario de Educa-
ción Nacional, instando a la Diputación a nombrar la Comisión Foral para
el reconocimiento por parte del Ministerio.
Ignoro por qué razones todo aquello se redujo a valioso, pero simple
contrato económico. Creo que se desperdiciaron unos momentos históri-
camente decisivos.
Vino mi traslado a Barcelona, setiembre de 1947. He seguido siem-
pre con nostalgia los avatares de esa entrañable obra. Sé que todo se ha
superado y es hoy una Escuela con solera. Don Bosco y María Auxiliado-
ra la sigan bendiciendo".
Domingo, he transcrito, como ves, casi todo tu informe. Algo largo.
Mucho más podrías decir, explanando el contenido del mismo. Con ello
habré dado honda satisfacción a muchos, que lo demandaban. Con ello
he respondido también a esta frase de tu carta: "Tendrás tus razones para
pedirme algo". Que lo digan Arín, Delcura, Miret, Villagrá, Jordana, Ga-
rrués, Parreño, Puyadena, Ramón Gil, Malo, Olivé, Manuel Nácher, Bo-
nifacio Rollizo, Jerónimo Hernández, Cancio Petruzio, Equísoain, Llabrés...
con un gran "don" o "señor" a todos por delante, pues bien se lo mere-
cen, y con aplauso inaudible de los que remontaron su vuelo hasta el
seno de Dios: José Mir, Agripino, Alejandro Morido (el popularísimo
"don Ale"), Emilio López (por todos conocido como el "Sr. López") y
Enrique Nácher.
Con fecha del 10 de junio de 1947 escribía don Domingo al Rector
Mayor, don Pedro Ricaldone:
"Con la presente la más cordial de las felicitaciones... para el día
de su onomástica, tanto en nombre mío como en nombre de los alumnos
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del último curso de aprendizaje... Espontáneamente me ruegan le comu-
nique que ellos trabajarán dondequiera que se hallen por ayudar a la
Obra Salesiana por todos los medios a su alcance:
a) Difundirán el Boletín Salesiano y las obras que salen de la
S.E.I. (2).
b) Practicarán la Doctrina Cristiana aprendida en las aulas, siendo
fervorosos católicos.
c) Trabajarán personalmente, con limosnas y propaganda, en favor
de la Enseñanza Catequística. Crearán el ambiente de Catcquesis en sus
parroquias, donde no existiera y trabajarán por los Círculos de Adultos
en los Centros Obreros y Fábricas.
d) Si un día llegan a ser patronos, pagarán los Ejercicios Espiritua-
les en completo retiro a todos sus obreros que ^quieran espontáneamente
hacerlos, dándoles toda suerte de facilidades y dándoles el ejemplo de
hacerlos ellos mismos.
Este es el compromiso que firman y ratifican en el día de la fecha
los 22 que este curso reciben el Diploma de Maestros Industriales".
5. «El Pensamiento Navarro» y su entusiasmo por la
Obra Salesiana
Con frecuencia hemos nombrado al "Diario de Navarra", órgano del
todo simpatizante con las actividades de los Salesianos. También lo fue el
diario local "El Pensamiento Navarro".
Adelantándose a la fecha de los años 1941 y 1942, a las que remonta
don Domingo Pérez la elevación impresionante del nivel técnico de las
Escuelas, escribe dicho periódico, el 2 de agosto de 1939, en su artículo
editorial:
"Cada día me parece más admirable la educación de las Escuelas In-
dustriales Salesianas. De ella salen los obreros convertidos en perfectos
oficiales, como hoy no salen de ningún taller o fábrica, donde la máquina
y la rutina de hacer cada uno siempre la misma cosa han matado aquel
estímulo y el aprendizaje y la perfección exquisitas, que se adquieren en
las Escuelas Salesianas.
Pero, además de la perfección como artesanos, adquieren otra no me-
nos interesante: la formación religiosa, es decir, que son unos obreros ca-
tólicos y obreros perfectos en su oficio. Con ello se enaltecerá el trabajo
como en los tiempos venturosos de la organización gremial porque no
separarán de su profesión la religiosidad ya que en un puro ambiente
religioso adquirieron la perfección profesional".
(2) Editorial que tiene su sede en la casa «San Juan Bosco» (Madrid).
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6. Nueve meses de riguroso internado y ¡en Navidades!
¿Manía del P. Viñas?
Sobre las vacaciones, don Bosco tenía ideas personalísimas, ideas que
los educadores del siglo siguiente impugnarían. El año 1855 decía a sus
jóvenes o les daba a entender que le darían un gran gusto no yendo a
vacaciones o regresando pronto al Oratorio (3). Suprimió las de Navidad,
que en los primeros años se había visto obligado a conceder a algunos
por ser ello habitual en todos los colegios y durante varios años toleró
las de Pascua. En cuanto a las vacaciones del verano procuraba acortarlas.
A mediados de agosto y durante un mes, organizaba cursillos de verano,
en los que todos debían participar. Antes de regresar al seno de su fami-
lia, el director de Valdocco multiplicaba las recomendaciones, insistiendo
particularmente sobre los peligros que amenazaban "la virtud y la voca-
ción" de los jóvenes. Les. invitaba también a escribirle para darle sus no-
ticias. El, por su parte, pedía a los párrocos que vigilaran la conducta de
los alumnos.
Esta actuación suponía para don Bosco y sus Salesianos un sacrificio
rayano en lo heroico, pues estaban más que convencidos del valor de la
alegría en la educación. Por ello daban a las diversiones gran importancia.
No sólo comprendían la necesidad del juego en la vida del joven, sino
que procuraban promoverlo, incluso, tomando parte en él personalmente.
Don Bosco tenía una actitud eminentemente positiva respecto a las
diversiones, la música, el teatro y las excursiones. En la bibliografía, co-
rrespondiente a estos elementos de formación, he querido abundar, ate-
niéndome a las fuentes, que he tenido cuidado de citar en el lugar que
atañe al capítulo, al final de la obra.
He leído en la Crónica del Colegio Salesiano de María Auxiliadora de
Salamanca que, ya el año 1913, surgió el problema colegial sobre las
vacaciones de Navidad que, por cierto, preocupó seriamente al personal
docente: "Pareció bien a los superiores, por el bien espiritual de sus edu-
candos, suprimir las vacaciones de Navidad que, en años anteriores, venían
disfrutando, no sólo los externos, sino también los alumnos internos del
colegio.
Con una gran dosis de buena voluntad, y otra no menos de espíritu
de sacrificio, los superiores se encargarían de buscarles distracciones, pero
dentro de las paredes del colegio, hasta el día 29, fecha en que comenza-
rían nuevamente las clases."
(3) Al colegio-internado de centenares de alumnos que don Bosco tenía en Turín, se le llamó
Oratorio.
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La reacción de los jóvenes fue adversa a la decisión de sus educa-
dores. Esta oposición, por parte de los alumnos, e incluso de los familia-
res, a la supresión de las vacaciones navideñas, continuó durante los años
sucesivos, y tanto creció que don José Binelli, Inspector Provincial de la
Céltica, se vio obligado a mitigar la severa disciplina, dejando constancia
de su voluntad en el tercer punto del Acta de la Visita canónica, que hizo
a la Casa de María Auxiliadora de Salamanca, del 22 al 27 de marzo de
1918: "Dadas las circunstancias particulares del Colegio de internos, se
permiten las vacaciones de Navidad desde el 23 de diciembre al 28" (4).
Los Superiores Mayores continuaban, aún el año 1942, aferrados a
la idea de don Bosco que, en aquellas calendas, ya no cuajaba en la men-
talidad de los demás superiores locales o, al menos, de muchos salesianos.
Tormento serio para el P. Vifias el defender en los años cuarenta,
movido de su celo apostólico, la idea de don Bosco y de los Superiores
Mayores.
Tres cartas, archivadas en el A.S. 38 Pamplona, reflejan su angus-
tia, espíritu apostólico, tenacidad y amor a lo que cree ser tradición, poco
menos que inmutable, dentro de la Congregación Salesiana.
En la fechada el 24 de noviembre de 1942 escribe a don Pedro Ri-
caldone, Rector Mayor de la Sociedad: "Otro consuelo quiero darle y es
que, durante las fiestas de Navidad que como todos los años las pasamos
felices con todos los. niños internos (240 jóvenes de 14 a 20 años) en el
Colegio, oraciones y comuniones todas serán según su intención. (El sub-
rayado es suyo.) (5). Creo que el Señor las ha de oír con más clemencia
que nunca, y nuestro buen Padre las ha de aceptar con más cariño e in-
terés, ya que han de ir acompañadas y unidas al sacrificio gustoso que sig-
nifica el permanecer tranquilamente en el colegio durante esos días de Na-
vidad, en que, por desgracia, nuestras Casas Salesianas de España están
vacías de nuestros alumnos internos. Y ¡vaya un pequeño desahogo filial!
Gracias a Dios en esta Casa, por lo menos estando yo con mi buen per-
sonal, el mandato de nuestras Reglas, de que los alumnos pasen en el Co-
legio.las fiestas de Navidad, ¡y créame, mi buen Padre!, que lo hemos
conseguido (además de las dificultades que alegan todas las demás Casas:
escasez de víveres, dificultades sin cuento, exigencias de familias, etc.,
etc.). Se lo digo con toda alegría, no hemos tenido ningún conflicto ni
nadie ha salido. Es más, sabiendo que no se hace ninguna excepción, ¡no
hay familia que lo pida! ¡Encantados! Admiran el espíritu de sacrificio y
celo..., comprenden el bien que eso es para sus hijos, y queda bien claro a
la vista de todos que vamos buscando las almas de sus hijos y no sus
(4) BASTARRICA, JOSÉ LUIS, Don Enrique Saiz, o. c., págs. 52-53.
(5) Los Superiores de Turín, por estas fechas, vivían, como los de otras tantas naciones, en
clima de guerra, con continuas explosiones de artefactos bélicos y la angustia y peligro consi-
guientes.
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pesetas que no son pocas, corriendo la pensión sin niños y sin gastos ex-
traordinarios.
Eso hace que todos los años en setiembre se queden cerca de un
centenar de peticiones que no pueden entrar por falta de sitio. La única
dificultad y fastidio que tenemos es que sepan que otros Colegios Sale-
sianos conceden esas vacaciones y nosotros no. Yo no sé qué decir, y sólo
les digo que son muy dueños y libres de poner sus hijos en los Colegios...,
pero ellos no los sacan del nuestro. ¡Alabado sea el Señor! Esto lo con-
sigo merced al buen espíritu de nuestros Hermanos, a su convencimiento
del mal que evitamos a los niños y del bien que les proporcionamos y a
su gran espíritu de sacrificio".
Es sumamente interesante el final de la carta. Revela con diáfana cla-
ridad su tesón por mantenerse en lo que considera lo único recto, dadas
las órdenes o deseos de los Superiores, y la humillación y angustia que su
propia actitud le depara y acepta con fe y virtud: "Por mi parte debo su-
frir algo que me amarga y da asco (el subrayado sigue siendo suyo) como
considerarme de anticuado y retrógrado por mantener firme esta tradi-
ción. ¡De manera que el mundo y otras Congregaciones nos admiran y los
propios casi lo desprecian! ¡Paciencia!
De una conversación con V. y el buen Padre Rinaldi, que tuvimos
subiendo a Valsalice cuando yo era Inspector de Andalucía, ¡salí tan con-
vencido!..., vi que tanto Vd. como el llorado Padre lo tenían tan en sus
corazones eso de las vacaciones de Navidad, que jamás se me ha ocurrido
ni concederlas ni pedirlas a los Superiores, y me parece que el Señor no
permitirá claudique en esto mientras tenga la responsabilidad de una Casa.
Ayúdame, buen Padre, a ser fiel con sus oraciones. Sea ésta mi mejor
felicitación, mía y de todos los míos de esta Casa de Pamplona".
He querido transcribir casi toda una carta. Omito la exposición de
las otras dos en idéntico sentido.
Fácilmente se me alcanza el regusto de los antiguos alumnos del Co-
legio al enterarse de esos secretos epistolares, que traducen las angustias
de aquel hombre, admirado, pero tal vez no comprendido, en este punto,
por muchos. Claro que, a pesar de la privación de esos días en familia, le
seguían queriendo y más aún ahora, cuando, en la edad madura, las mon-
tañas de la juventud se truecan en montoncitos de arena, que no impiden
la visión serena de una época feliz.
Así se las gastaba el P. Viñas; noble baturro y, a fe, salesiano cien por
cien, noble émulo —"servatis servandis", como dirían los juristas—, y
en buena lid, de aquel Papa que, solitario en Peñíscola, mantenía sus pre-
tendidos derechos, lanzando excomuniones a los católicos de los cuatro
puntos cardinales que no pensaran como él.
Buen baturro, buen salesiano; no entro en juicios sobre su conduc-
ta, que dejo al buen criterio del lector.
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7. Más datos colegiales
La matrícula en las Escuelas de Artes y Oficios, en el curso 1939-
1940, es de: mecánicos: 110; cajistas e impresores: 30; sastres: 10; car-
pinteros y tallistas: 40.
En la Exposición Didáctica de final de curso, se exhiben, entre otros
trabajos, tres artísticos confesionarios encargados para la iglesia de Nuestra
Señora de Ujué. De estilo gótico finísimo, admiraban por su sobriedad,
precisión, detalle, gusto y efecto.
Curso 1940-1941: Son 120 los aprendices mecánicos y otros 100 del
arte de la madera, papel y vestido.
Curso 1941-1942: 140 alumnos mecánicos; 40 ebanistas, tallistas y
escultores; 30 de la Rama del libro y 10 de la del vestido.
En el mundo salesiano atendía la Congregación Salesiana —el año
1943— a 800 Escuelas de Artes y Oficios. En España nos movíamos más
lentos. Sólo funcionaban, en la época citada, los Talleres de Sarria (con
500 alumnos), Sevilla (con otros 500), Pamplona (con 400), Deusto-Bil-
bao (con 350), Madrid (con 100), Málaga (con 260), Cádiz (con 350) y
Las Palmas (con 400).
La jornada laboral en el colegio de Pamplona se distribuía así:
Para deberes religiosos y morales: 1 hora; comidas y recreos al aire libre:
4 horas; clases, estudios, gimnasia, música instrumental y música vocal:
5 horas; práctica y tecnología profesional: 6 horas; descanso nocturno:
8 horas.
La Revista del Colegio "Institución Salesiana en Navarra" describe
con gozo los éxitos obtenidos en el arte de la madera durante el curso
1942-1943. Entre otras obras artísticas menciona una imagen de la Vir-
gen de Aránzazu, talla del salesiano Sr. Agripino Méndez: "Apenas se
expuso al público, fue solicitadísima, tanto el original como toda clase de
reproducciones en pasta y cemento. Obra no menos sensacional fue la talla
de San Miguel del mismo artista. Campea en ella el sereno misticismo de
las imágenes que llevan el sello de la piedad y concepción de su artífice.
Majestuosidad, belleza y religiosidad son sus características".
8. Despedida del P. Viñas
De ella se hizo eco la prensa local oscense. Copiamos de "Nueva Es-
paña": "Se celebró en el Colegio de los Rvdos. PP. Salesianos el sencillo
y cordialísimo acto de recepción del nuevo director y la despedida del
saliente que, por obediencia, ha sido designado para ocupar otros cargos
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en Pamplona, nuestro querido paisano don Mariano Mallada, que tan grata
memoria deja en su ciudad.
A regir la obra salesiana de Huesca viene el P. Viñas, también pai-
sano nuestro".
A continuación, enumera el periódico las benemerencias del P. Viñas,
que el lector bien conoce.
Fue la de Huesca la última Casa Salesiana que don Guillermo rigió
como director.
Jamás le olvidó la Familia Salesiana de Pamplona.
Trece años más tarde, el Señor le llamó al descanso eterno. Con tal
motivo escribía la revista colegial: "Se lo había pedido muchas veces a la
Virgen, y la Virgen le escuchó: 'Cuando llegue mi hora, que me lleve sin
dar quehacer a nadie'".
Ocurrió su muerte el 13 de mayo del año 1956, en la fiesta de la
Virgen de Fátima y en el mes consagrado a Domingo Savio. A las cuatro
de la tarde, víctima de un ataque cerebral, volaba al cielo su bella alma.
En su testamento espiritual constaba esta cláusula: "Que me entie-
rren con el distintivo de los Antiguos Alumnos en la solapa".
Fue Salesiano según el corazón de don Bosco.
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VIII
ALMACIGA DE VOCACIONES SALESIANAS Y CRISTIANAS
COMPROMETIDAS
1. Personalidad de don José María Sánchez Romero
Rica en cualidades humanas y sobrenaturales. Artista por don natu-
ral, cultivó, a lo largo de su vida, la afición por el teatro. Sabía remedar
a los demás con tal simpatía y caritativo afecto, que el aludido, lejos de
ofenderse, participaba con gusto en la común hilaridad. Durante sus es-
tudios de Teología, fue el principal animador de las representaciones escé-
nicas. Compenetrado en el pensamiento y estilo de los clásicos castellanos,
en particular a través de los Autos Sacramentales, compuso varias piezas
que obtuvieron notable éxito. Culminación de sus aficiones fue, más tarde,
la construcción del teatro del Colegio de Sarria.
Ocupó cargos de notable influencia. Dirigió las Casas de Pamplona,
Sarria, Zaragoza y Villena. Fue después nombrado Delegado Provincial de
los Cooperadores y Antiguos Alumnos, Promotor de Campañas Vocacio-
nales y Encargado de la Inspección de las Escuelas de Enseñanza Primaria
para los colegios de Valencia.
En octubre de 1954, tomó parte activa en el Congreso Mariano Sa-
lesiano, que se celebró en Zaragoza dentro del Congreso Mariano Nacional.
En noviembre del mismo año llevó a Turín la Rondalla de Jotas con mo-
tivo de las fiestas de la Canonización de Domingo Savio. Jornadas agota-
doras de actuaciones en colegios y T.V.
Un cooperador salesiano de Zaragoza le definió así: "Hombre inte-
ligente, más bien genial, perspicaz, buen sicólogo; pero, sobre todo, bueno.
Un perfecto caballero de Cristo y de María Auxiliadora".
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Tenía el don de saber acoger. Hacía de la caridad el tema constante
de sus reflexiones. Estaba absolutamente convencido de la primacía de
esta virtud cristiana.
Amó entrañablemente a la Congregación. La Casa Salesiana de Pam-
plona fue la primera de su actividad como director. Desde el año 1943 al
1948. Cuando llegó a ella, la revista del Colegio se expresaba así: "Joven,
entusiasta, audaz; de una tenacidad y laboriosidad irrefrenables; con ex-
celentes dotes de inteligencia. Pasó por el crisol de la persecución roja:
cárceles, checas, exilios y penalidades innumerables. Vio cómo se deshacía
su familia, morir de dolor y penalidades a su santa madre. La victoria na-
cional le libró de una muerte inminente".
El íter de su trabajo salesiano en Pamplona siguió esta trayectoria:
— Cultivo de las Vocaciones.
— Inteligente y valiosa coordinación de la Obra Salesiana con los
nobles afanes de la Diputación de Navarra.
— Atención apostólica a la Asociación de los Antiguos Alumnos; al
Círculo "Domingo Savio", al Círculo "Misionero" y "Compañías reli-
giosas ".
— Entrega sin reservas al buen funcionamiento, extensión y eficacia
pastoral del Oratorio Festivo.
2. ¡Necesitamos una iglesia!
Un lugar sagrado acogedor invita también a una mayor piedad.
La antigua Capilla, ubicada en la actual imprenta, llegó a resultar del
todo insuficiente.
Su traslado a la cripta sobre la que el P. Cambó soñó edificar el
monumento religioso perenne a los Caídos en la guerra, no resolvió el
problema y creó tal vez mayores incómodos. "En la cripta que hacía de
iglesia —escribe don Germán Arín— es el lugar en el que he pasado más
frío. Recuerdo que, en invierno, al salir de ella al patio, se experimenta-
ba alivio a pesar del ambiente exterior de varios grados bajo cero. Todo
ello era debido a la humedad extraordinaria que invadía el sótano, bajo
el que corría un río. Hubo ocasiones en que, al penetrar en la cripta para
nuestras devocipnes, la hallamos inundada de agua hasta veinte o treinta
centímetros ".
Don Juan Antal, Director Espiritual General de la Congregación, en
una de sus Visitas Canónicas Extraordinarias a la Casa, manifestó su ex-
trañeza de que en ésta la atención con el Señor no fuese mayor.
No es pues de extrañar que el celoso director lanzara al público pam-
plonés, y más en concreto a los adictos a la obra salesiana y a los que
mayormente se beneficiaban de ella un "SOS" confiado, en carta abierta,
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La primera Capilla del Colegio ocupó
el local del actual taller de Imprenta
Posteriormente se habilitó para Capilla el amplio
sótano que se encuentra bajo el pavimento
del actual Santuario de María Auxiliadora
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que hemos hallado en la Crónica misma del colegio. Extractamos de ella
cuanto sigue:
"Puesto que sabes amar...
Caballero, señora: Ya que este escrito está en sus manos, léalo
despacio y con reflexión. Voy a hablarle, con el dolor de la realidad
y con el entusiasmo del amor. Doscientos cuarenta jóvenes nava-
rros de los quince a veinte años, son los que pueblan estas Escuelas
Profesionales Salesianas de Artes y Oficios. En ellas se preparan
concienzudamente en teoría y práctica, dibujo, contabilidad y sólida
cultura general. Veinte años llevamos así, desde que nadie tocaba
de cerca este trascendental problema de la formación del joven
obrero. Veinte años dando ese caudal constante de jóvenes y hom-
bres bien preparados para la vida social y productora de la región.
Jóvenes y hombres que, desde hace veinte años, van saltando de
nuestras Escuelas a la Industria, a los Talleres y Fábricas, mejo-
rando la mano de obra, la técnica y el orden para el mejor rendi-
miento del trabajo.
¿Verdad, amigo, que aunque sólo fuese por este último con-
cepto, estos jóvenes nuestros —y vuestros porque son de Navarra
y para Navarra— merecen ser atendidos por los ricos, comercian-
tes o industriales, pues ellos son los primeros beneficiarios de la
pericia de los buenos obreros?
Necesitamos más talleres y maquinaria, aulas y gabinetes, salón
de actos y una iglesia.
¡La iglesia! Con toda la realidad expresiva de la palabra es
indecoroso seguir por más tiempo en ese sótano que nos sirve de
capilla.
En nombre de María Auxiliadora del pueblo cristiano, Reina
y Madre de la Congregación Salesiana, allá va mi propuesta: ricos
industriales, ¿no podemos hacer, con vuestra eficaz ayuda, que la
iglesia arranque de sus cimientos ya hechos? Vengo a buscar entre
vosotros cuatrocientas mil pesetas. ¿Será posible que no haya en la
región cuatrocientas personas ricas o industriales, cada una de
las cuales se decida sin más a enviarnos mil pesetas para esta im-
periosa e inaplazable necesidad?"
Desconocemos el éxito de súplica tan apremiante y dolorida. Sí sabe-
mos que a la misma siguió una espera de casi tres lustros. ¡Así —lo he-
mos dicho ya—, a base de sacrificios y continuada, ininterrumpida pobreza,
cuajó la Obra Salesiana de Pamplona! ¡Desde sus comienzos!
3. Para la supervivencia de la Obra hay que asegurar su porvenir:
Las Vocaciones
Las mejores y más seguras Vocaciones para el estado religioso y sacer-
dotal surgen, por lo regular, de los mismos colegios. Creo que cada Co-
munidad religiosa tiene las Vocaciones que se merece. Si el joven colegial
contempla, día a día, ejemplos, en sus educadores, de vida piadosa, alegre
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y de fraterna caridad; si se siente de ellos acogido y amado, es muy pro-
bable ofrezca su nombre, trabajo y vida al servicio de los ideales que per-
sigue la Institución religiosa en la que se está educando.
Aun siendo lo dicho verdadero, es natural que el apostolado vocacio-
nal se extienda a pueblos y ciudades de vieja raigambre cristiana, a fami-
lias deseosas de dar a Dios hijo o hijos consagrados totalmente a El.
La región navarra fue siempre fecunda en numerosas y óptimas Vp-
caciones. Por ello, don José Sánchez se entregó, con solicitud sacrificada
y amorosa, a la búsqueda y selección de las mejores.
Los ciclos de propaganda vocacional, que anualmente se organiza-
ban, llevaban la impronta de la oración y de la acción apostólica.
Dice así la Crónica del Colegio: "1948, mayo, 23. A las 10 p. m.,
oraciones ante Jesús Sacramentado en favor de las Vocaciones. La asisten-
cia es voluntaria. Acuden los artesanos en su gran mayoría. Entre alumnos
internos y externos han surgido no pocas Vocaciones. Las más difíciles en
la perseverancia son las de los internos. ¿Causas? El oficio, las vacaciones,
la esperanza de ayuda que tienen depositada en ellos los padres. Pero mu-
cho es ya sentir el ideal o respetarlo".
Y, días antes, reseña también la Crónica: "El Director se halla en
campaña vocacional. Desde casa, y con la ayuda del clérigo Pascual Malo,
se sostiene la propaganda en las escuelas y pueblos mediante el envío de
los impresos, 'Oratorios Festivos' (1), 'Juventud Misionera' (en los que se
imprimieron en los márgenes frases vocacionales), estampas, etc., y cartas
a quienes habían manifestado ya algunas señales de vocación. Todo fue
de buen efecto. Las cartas decidieron no pocas vocaciones".
He aquí algunos números del denso programa de las Jornadas Voca-
cionales celebradas en el colegio en los meses de abril y mayo de 1948:
a) Para las Compañías piadosas: Día 10 de abril: Conferencia
a cargo del Muy Rvdo. Sr. Inspector, don Juan Alberto.
Día 12:, a las 7,30: "Las Compañías ante las actividades vocacio-
nales". Ponencia sometida al estudio de las Juntas de las Compañías,
bajo la presidencia de don Vicente Rodríguez.
Día 14: Como el día anterior. "Fiesta de las Vocaciones". Po-
nencia.
Día 16, a las 7,30: "Don Andrés Beltrami". Ponencia desarrolla-
da por el clérigo Luis María Puyadena.
b) Para el nutrido grupo de adheridos internos: abril, 24, a
las 7,30: ''Alzad el lábaro sagrado" (himno) Conferencia - Poesía -
Canto coral - Palabras del Sr. Director - Himno - "Estado actual del
Apostolado en la Iglesia" (conferencia por don Cándido Villagrá).
1 de mayo: "Posición de la Congregación Salesiana en el Apos-
tolado" (conferencia por el Rvdo. D. José M.a González).
(1) Interesante hojita dominical, de formato cómodo y de buena impresión, que se repartía
en las Casas Salesianas de España. No faltaba en ella una bien escogida enseñanza religiosa, que
se digería, muy a gusto, condimentada con las más variadas amenidades. Era muy esperada por
chicos y jóvenes, que incluso hacían, con los números del año, hermosas colecciones.
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5 de mayo: "Vocación Salesiana" (conferencia por el Rvdo. don
José María Enseñat).
c) Para los estudiantes externos: Nos alargaríamos excesiva-
mente transcribiendo los variados números del programa: cantos,
poesías, etc. No faltaron tampoco interesantes conferencias: "Los
niños en la Propagación de la Fe", "Los niños en los primeros tiem-
pos del Oratorio".
Es de tenerse en cuenta que en los directorados anteriores, en el de
don José M.a Sánchez y varios de los siguientes se hablaba mucho a nues-
tros alumnos de María Auxiliadora, don Bosco, Domingo Savio, etc. en
plan sobre todo anecdótico. Confiesan los niños de ayer, hombres ma-
duros hoy, que eso les causaba grata e imborrable impresión.
d) Fiesta de las vocaciones. Comenzaba con la Misa de Comunión,
rezada. Más tarde la Solemne o cantada ("Misa Mayor").
Se interpretaban partituras, como la Misa de "Pío X", aptas para un
conjunto de centenares de voces de muchachos que formaban un conjunto
impresionante.
La oración sagrada, a cargo de un buen predicador de alguna Orden
Religiosa.
En el año arriba citado, además de lo expuesto, tuvieron lugar otros
actos:
— Una exposición del Concurso de Dibujos litúrgicos y vocacio-
nales de las Escuelas Externas y fallo privado del Jurado a favor
de los vencedores.
— Primer encuentro del campeonato externos-internos de ba-
lón-pie.
Por la tarde:
— Finales de turno de los campeonatos de fútbol, pelota, vo-
leibol, de los internos; y, por último, a las 6,30: Velada lírico-musical
con ocho números de cantos, poesías, etc., y la zarzuela misional
"El amigo de Copal" (en tres cuadros). En días diversos fueron al-
ternándose además, Concursos de Dibujo, Declamación y el Lite-
rario.
Todo este amplio y movido programa iba encauzado a un mayor y
más profundo conocimiento de la vocación religiosa o sacerdotal.
Con estos y otros recursos, además de la ejemplaridad de los Sale-
sianos, brotaron flores de hermosas Vocaciones, que hoy día laboran, con
celo y eficacia, en la extensión del Reino de Cristo, en tierras de España
y en otras muchas de las más dilatadas y difíciles, así como lejanas, de la
Iglesia Misionera.
"Don José María Sánchez —nos refiere don Vicente Molina— fue
trabajador incansable en la búsqueda de vocaciones ya desde su primer
año de director. Unos meses antes del verano, recorría pueblos, visitando
a los párrocos; pasaba después a las Escuelas, en las que era bien recibido
por los profesores, quienes, a su vez, procuraban ayudarle según sus fuer-
zas. Hablaba a los chavales de Juanito Bosco, repartía estampas y hacía
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la primera lista de los candidatos a la vida salesiana, a los que luego enviaba
revistillas, alguna carta, etc., hasta la fecha señalada para la concentración
de todos ellos en el colegio de Pamplona. ¡Claro que antes procuraba estar
bien informado de las dotes de los aspirantes, con el asesoramiento de los
mismos maestros!"
Sostuve, hace unos meses, larga e interesante entrevista con el P. Cán-
dido Villagrá, en Pamplona. Salvo la interrupción de su directorado en
Campello (Alicante) —tres años— y desde los tiempos que estamos histo-
riando hasta los nuestros, ha sido él quien ha llevado la preciosa labor
de fomento y orientación de las vocaciones en las tres Inspectorías, a las
que ha estado incardinada la Casa Salesiana de Pamplona.
Mucho de cuanto me contó pasará —esperamos muy en breve— a
formar parte del contenido de la historia de la Inspectoría de Bilbao, sin
olvidar, por supuesto, la heroica y fructífera labor del recién fallecido don
Tomás Alonso, quien a tiempo me dejó un cuaderno entero con anotacio-
nes valiosas sobre sus métodos pedagógicos, amén de un extenso y gracio-
sísimo anecdotario..
"La experiencia nos decía —relata don Cándido— que las Vocacio-
nes de los colegios resultaban insuficientes, dada la gran expansión de las
Inspectorías.
Otra lección, también deducida de la experiencia, fue que los mu-
chachos recogidos de los pueblos 'en manada', 'en manada' volvían a
marcharse.
D. José María Sánchez, al llegar de director a Pamplona, tuvo la feliz
idea de organizar los Cursillos de verano para Vocaciones no procedentes
de colegios, pues quienes por algún tiempo han vivido la vida salesiana
en una de nuestras Casas conocen mejor la obra y el trabajo salesianos. Y
nosotros llegamos a conocer también mejor a las familias de los candida-
tos. ¿Por qué, pues, antes del ingreso de los chavales en uno de nuestros
Aspirantados, no verificar un Cursillo con ellos de un mes, al menos, de
duración?
D. José María habló con el P. Provincial de esta su idea. El P. Pro-
vincial, durante el verano, le envió a tres estudiantes de Teología con la
única finalidad de atender a los niños del Cursillo. Fuerzas frescas, de-
seosas de practicar el apostolado, que el estudio de la Teología impone,
como necesidad casi ineludible, a los que a ella se entregan en los nueve
meses de curso. Mi compañero, Luis Jornet, actuaba de administrador
(compras, viajes, excursiones de los muchachos, etc.) y guardaba, en depó-
sito, el dinero que éstos traían de sus casas; otro teólogo actuaba de pre-
fecto de estudios; a mí me encargaron la dirección espiritual del Cursillo.
Había quien se encargaba de los deportes, de la música religiosa y recreati-
va, etc... A medida que el número de niños aumentaba con el correr de los
años, aumentaba también el de los que de ellos se ocupaban. Años hubo
en los que el número de estos últimos ascendió a veinte entre sacerdotes,
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teólogos y estudiantes de filosofía. Mención honorífica merece don Arcadio
Cuadrado, que venía al frente de estos últimos.
En el primero de los Cursillos, en tiempos de don José María Sánchez,
dividimos a los muchachos en tres secciones, según los conocimientos y
cultura de los mismos. En grupos pequeños trabajábamos mejor con ellos.
Años hubo en que varios pudieron pasar directamente al segundo de la-
tinidad.
El horario era fuerte, pero con sus convenientes descansos: lectura,
escritura, aritmética, gramática, etc., sin omitir la música, que no debe
faltar en ninguna Casa Salesiana, pues un colegio sin música es como un
cuerpo sin alma, según decía don Bosco.
A pesar de cierto rigor en el horario, los futuros Aspirantes nos apre-
ciaban de verdad y estaban realmente contentos.
Tenían su charla diaria, además, sobre cosas y actividades salesianas,
impartida por mí mismo.
Con frecuencia pasaban por Pamplona hermanos en la Congregación,
de otras Casas y también misioneros. A todos ellos se les invitaba a hablar
a los alumnos y no es preciso decir que a los unos y a los otros agradaba
mucho el ofrecimiento, lo aceptaban y lo ejecutaban con el mayor placer.
Incluso se acudía, con idéntico motivo, al personal de la Casa. Recuerdo,
por ejemplo, que el Sr. Arín les habló varias veces sobre la identidad del
Coadjutor.
La duración de los Cursillos varió con los tiempos. En un principio
se iniciaba el 17 de julio y se prolongaba cuarenta y cinco días. Nuestro
ideal era que durara casi un par de meses. Más tarde se redujo a uno.
Finalizaba el Cursillo con una buena excursión. La primera tuvo como
meta Biurrun Campanas, parte andando, parte en coche. Jueves, sábados
y domingos salían de paseo, vestidos de fiesta. Nosotros les acompañá-
bamos.
Al poco tiempo de su estancia en el colegio, se podía admirar el cam-
bio o mejora en su comportamiento. Ya no se subían a los tejados ni albo-
rotaban en sitios y momentos que requieren una moderada disciplina.
Tras las pruebas de selección, quienes daban la necesaria suficiencia
iban a poblar, de ordinario, las Casas de Formación de Huesca y del Ti-
bidabo (Barcelona), repletas siempre de chavales navarros. A otros se les
destinaba a Barcelona, Gerona o Alicante.
El cambio de lugar y de ambiente les resultaba, en un principio, brus-
co. Además las Casas de Formación, en aquel entonces, no abundaban
en víveres ni comodidades. En algunas reinaba excesiva pobreza.
Recuerdo que el segundo verano, al llegar mi grupo a Huesca (calle
Heredia), uno de los muchachos, Agustín Gorena, muy majo y listo como
él solo, reparando en los botijos que, en sustitución de jarras o botellas,
habían colocado en las mesas del comedor, rotas sus asas y semirrotos
sus morros; y reparando luego también en la cena que nos servían (sopa
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de pan y un cacho, también de pan, más pequeño que el que se les daba en
el cursillo), me espetó de inmediato: 'Aquí nos vamos a poner todos como
esos botijos, llenos de agua, pues no comemos más que agua'.
Agustín Gorena, sacerdote salesiano e ingeniero, trabaja, con admira-
ble espíritu apostólico, hoy, en las Escuelas Profesionales Salesianas de
Sarria.
Era el director de aquel Aspirantado de Huesca don Pedro Iglesias,
quien trataba a sus muchachos con mucho cariño a falta de mejor alimen-
to material". Hasta aquí don Cándido.
Claro que no todos los menús consistían en sopa de pan, pues allí
estaba el Sr. Martín Goicoechea, un navarro de pro, de Gainza, que
—como escribe don Arturo González— "era peludo y musculoso como
Esaú, pero 'como un cacho de pan'. Pelaba patatas desgranando Avema:
rías, hablaba poco y, al atizar el fogón, se daba uno cuenta de que aquella
cara, selva intrincada de indómitas barbas, estaba iluminada, hermoseada
por una sonrisa de bondad, unos ojos de inocencia, que revelaban un alma
de niño, pero con temple de santo. Aquél hacía varios milagros cada día:
callar, sonreír y tener alegres al centenar de muchachos con unas berzas,
unos garbanzos y cuatro patatas.
Pero lo cierto es que se chupaba uno los dedos saboreando aquellas
berzas. Menú siempre variado: acelgas cocidas, fritas, rehogadas... tam-
bién había garbanzos, pero eran caros y se acababan antes".
Valientes muchachos aquellos que supieron cultivar la flor de su
vocación en terreno de tan extremada pobreza material, como de abundante
riqueza espiritual.
Las poblaciones más fecundas en vocaciones fueron, ante todo, Pam-
plona; luego Azcoitia, Peralta, Lodosa, San Adrián, Estella...
"Personas que nos ayudaron en esta labor apostólica de selección de
Vocaciones —dice don Cándido— fueron doña Marina Oteiza, la familia
Vidondo, sobre todo Pilar, madre del Salesiano Coadjutor Tomás Vidondo.
En Agreda trabajaron mucho por las vocaciones los padres de Aranda.
También he de citar a los padres del salesiano, director del colegio de
Rocafort (en Barcelona), don Javier Carnicero; al maestro de Ganuza,
don Román; a la familia del Sr. Marino Calvo en Autol (Logroño)... y
¡tantos más, a quienes agradecer de verdad su buena voluntad y acierto!"
Con razón escribía don Juan Alberto, Provincial, a don José María
Sánchez en carta fechada el 19-9-1947: "Querido director: Los niños del
Tibidabo están muy contentos. Has realizado una obra maravillosa. Con-
fío que las demás Casas se decidirán a imitaros. La Congregación te agra-
dece ese celo grande, esa voluntad generosa, eficaz, a favor de nuestras
Vocaciones ".
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4. Juventud comprometida
Los Antiguos Alumnos, conforme a los planes apostólicos y forma-
tivos trazados por el P. Viñas, siguen reuniéndose todos los segundos do-
mingos de cada mes: "A pesar del tiempo desfavorable —mes de di-
ciembre— acudieron —narra la Crónica de la Casa— más de ciento
veinticinco Antiguos Alumnos. Todos rebosaban de entusiasmo. En estas
reuniones mensuales se remoza el amor a don Bosco y a María Auxilia-
dora".
En otro lugar expusimos toda la gama de actividades, que llenaba
esta hermosa jornada.
Es que sus antiguos educadores les habían hecho vivir la auténtica fe
cristiana. Por ello, más que por otra razón alguna, les devolvían su amor
y gratitud:
" ¿Cómo no recordar —escribe Miguel Ochoa— al P. Viñas, al P. Ga-
lasanz, a don Cándido Villagrá (clérigo entonces y sacerdote hoy), promo-
tor de Vocaciones salesianas y adalid del resucitado Oratorio Festivo, más
modernizado, de una fecundidad ejemplar y extraordinaria; a coadjutores
como don Manuel Nácher, don Juan Miret, don Agripino Méndez, así
como al sacerdote don Domingo Pérez, a quien cito en último lugar para
hacerle un apartado necesario? Don Domingo, gallego y sobrino del coad-
jutor don Agripino, era de carácter alegre, cariñoso, solícito. Nombrado
consejero, se tornó austero, serio, justo, pero inflexible, a quien todos los
internos le respetaban con miedo, pero sin dejar de admirar su abnegación
y espíritu de sacrificio y a quien, posteriormente, cuando habían abando-
nado el colegio, le querían y tomaban como director espiritual y consejero
tanto en el plano emocional como profesional. Don Domingo estaba siem-
pre presente en el taller, estudios, clases, patios, capilla, enfermería, dor-
mitorios... Durante todo el curso, varias veces por las noches, vigilaba el
dormitorio, preguntándose admirados los alumnos: Pero, ¿cuándo duerme
este hombre?
Ello es muestra de la tutela ejercida por los Salesianos,-de su total
dedicación y ejemplaridad, que les llevaba a una vejez prematura por el
desgaste físico y síquico. Y como fruto de todo este heroísmo, somos
testigos de que aquellos sus alumnos ocupan hoy destacadísimos y privile-
giados lugares; que son excelentes cristianos y extraordinarios padres de
familia, y todos aquellos, a pesar de la tan cacareada rigidez, son autén-
ticos Salesianos, defensores del "Sistema Preventivo" (2).
(2) El Sistema Preventivo de San Juan Bosco consiste «en dar a conocer las prescripciones
y reglamentos del Instituto y vigilar, después, de manera que los alumnos tengan siempre sobre
sí el ojo vigilante del Director o de los asistentes, los cuales, como padres amorosos, hablen,
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Sobre don Domingo nos escribe también el salesiano don Alejandro
Vivas una extensa relación. En ella dice, entre otras cosas:
"A mí particularmente, con pocas palabras y mucho ejemplo, me hizo
tanto bien que creo es de los salesianos a los que más debo mi perseve-
rancia en la vocación. El infundió en mí tal afán de saber, de estudio, de
trabajo serio y de la observancia religiosa, que jamás podré olvidarle.
Una anécdota: Un año fue a predicar Ejercicios Espirituales a Hues-
ca. En este ínterim empezaron los artesanos sus Ejercicios también. La
cosa no marchaba. Al llegar él y darse cuenta de la situación, se encerró
con ellos, les habló durante hora y media. Una meditación apostólica, vi-
brante, profunda, que a él mismo le conmovió e hizo llorar. El panorama
cambió por completo.
Otro año, al final de los Ejercicios se sentó a confesar. Por él pasa-
ron el setenta y cinco por ciento de los artesanos y la totalidad de los ma-
yores".
"Los que pertenecían al Círculo 'Domingo Savio', al frente del cual
estaba don Pablo Azcona, se afanaban, no tanto en ser campeones de un
equipo, sino en su formación comprometida para extender el Reino de
Cristo —dice Miguel Ochoa—. Y a tal efecto se reunían en círculos de
estudio del Evangelio, comentándolo los socios por turno; luego seguía el
coloquio y se terminaba la reunión comprometiéndose todos a realizar una
obra buena durante la semana para, a los ocho días, darse mutua cuenta de
su realización. Practicaban Ejercicios Espirituales abiertos y cerrados, vi-
sitaban hospitales, asilos y a compañeros enfermos. Tenían, eso también,
su equipo de fútbol, campeonatos de salón, excursiones montañeras y un
magnífico cuadro artístico para el Colegio y para la Radio local. Interve-
nían también en todos los festivales para allegar fondos con destino a fines
benéficos. No carecían de su biblioteca y eran los colaboradores del Ora-
torio Festivo. Su prestigio traspasaba el cerco ciudadano, y viajaban por
la provincia (a pesar de la dificultad del transporte entonces reinante) para
animar Centros de Acción Católica por los pueblos de la región. ¿Se lo
creerán los actuales Círculos Juveniles? Y sin chicas". Citamos el texto
íntegro sin ánimo alguno de ofender a nadie.
"La Asociación de los Antiguos Alumnos —continúa Ochoa— quiere
y absorbe a los circulistas en masa para potenciar la misma Asociación y
con ello define, sin saberlo, una de las mejores Asociaciones de Antiguos
Alumnos de España... Mientras, un curita humilde, sencillo, de vocecita
meliflua y de ademanes pausados se hace cargo del Círculo y continúa su
labor, ¡y qué labor! ¡qué hornada de caballeros prepara don Vicente
Molina!"
sirvan de guía en toda circunstancia, den consejos y corrijan con amabilidad... Este sistema des-
cansa por entero en la razón, en la religión y en la amabilidad; excluye por consiguiente todo
castigo violento y procura alejar aun los suaves». (Apéndice a los Reglamentos de la Congregación
Salesiana. Madrid 1972.)
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Las Compañías religiosas lanzaban jóvenes selectos a la A. C. dioce-
sana. Ellos formarían, en su labor postescolar, los cuadros de la acción
apostólica eclesial. El colegio se insertaba así en la parroquia, en la diócesis,
en la Iglesia. Pues, al fin y a la postre, ha de ser la parroquia el núcleo
del movimiento religioso cristiano: en la parroquia se bendicen los matri-
monios, allí son bautizados los hijos y se reciben los demás sacramentos.
Allí se dan las últimas bendiciones a los difuntos en espera del descanso
eterno.
"Aprendamos —escribía hace ya tantos años el salesiano Anto-
nio Cojazzi— a hacer lo que quería y hacía San Juan Bosco: 'Sen-
tiré cum Ecclesia'; es decir: tener la sensibilidad espiritual, que
pone al alma por encima de todo: 'Da mihi animas'; no ser cató-
licos individualistas, sino católicos que trabajan con otros herma-
nos y por los hermanos; hacer lo que manda la Iglesia, lo que
desea el Papa, ir donde él manda, entrar en los Centros de A. C.
porque —son palabras suyas—: 'El verdadero católico es el católico
de acción; esto es, el católico que se hace bueno para hacer buenos
a los demás y hace bien a los demás para hacerse bueno a sí
mismo'".
"La J. A. C. (Juventud Acción Católica) —escribía la revista del
Colegio del mes de noviembre de 1945— es una de las actividades de
nuestros muchachos que sienten por todo lo que significa un ideal honda
preocupación, mucho más si se trata del sublime ideal del apostolado. Pie-
dad, actividad, entusiasmo y alegría podrían ser las tónicas sobre las cuales
se desliza su celo entre compañeros y cuantos con ellos tienen contacto en
propagandas, asambleas y círculos. Celebran con fruto y puntualidad sus
reuniones de piedad, estudio y apostolado todos los meses; han logrado
poner en marcha su Centro y local con todo género de juegos para las
horas de asueto; tienen en plan una surtida biblioteca formativa y profe-
sional con su salón para lecturas y estudios de consulta.
Forman la Junta, escogida por votación (curso 1945-1946):
Presidente: Francisco Escrig (4.° curso de electromecánica) (3).
Secretario: Javier Santisteban (4.° curso de carpintería).
Vocal de piedad: Feo. Javier Abad (5.° curso de mecánica).
Delegado de deportes: José Erguín (4.° curso de mecánica).
Abanderado; Florián Martínez.
Socios militantes: 12; Aspirantes con insignia: 30.
Reina en todos los socios gran fervor religioso, espíritu de apostolado
dentro de los mismos muros del colegio y sana alegría en juegos y de-
portes".
(3) Hoy Salesiano.
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D. Vicente Molina con los
jóvenes del «Círculo Domingo Savio».
5. Don Vicente Molina y el «Círculo Domingo Savio»
Mucho le ponderan los Antiguos Alumnos y con razón, pues el
"Círculo Domingo Savio", que él dirigió durante varios años fue cantera
valiosa de magníficos Antiguos Alumnos.
Y ¡pensar que empezó su misión sin nada o con muy poco!: sin
apenas socios y con un Centro desmantelado, que no contaba en su haber
más que con un billarín destartalado y muy pocas sillas. El mayor tesoro
de .que disponía —aparte de los valientes y apostólicos hermanos Triarte,
Ambrosio Alzu, Alipio Araiz y Urbina— era una estufa de carbón que
había que alimentar con lo que... se encontrara entre los enseres abandona-
dos de la Casa: sillas deshechas, cajones en desuso, etc.
El P. Molina, con constancia admirable, abría el Centro diariamente
desde que terminaban los externos sus clases hasta las nueve de la noche.
Los cinco muchachos citados más el director, don José M.a Sánchez,
constituían la ayuda exclusiva de don Vicente.
Es de gran interés la carta de éste a don Bautista Araiz, escrita con
motivo de la muerte de si? hermano Alipio. Está fechada el 9 de febrero
de 1968. Entre otras cosas dice:
^ "Te puedo asegurar que tu hermano Alipio estaba bien imbuido del
espíritu salesiano. Era incondicional para cualquier eventualidad que pu-
diese surgir o para la resolución que hubiese que tomar. Atraía a las
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'ovejas descarriadas', quiero decir, a cuantos habían pertenecido al Círculo,
lo habían abandonado y posteriormente sentían vergüenza de acudir a
él otra vez.
Traté de nombrar una Junta, puesto que la antes elegida no acudió,
y ni Alipio ni Urbina quisieron aceptar, ese primer año, la presidencia,
pues les repugnaba figurar. Mas, de buen grado, consintieron en llevar uno
la secretaría y otro la tesorería. Me propusieron nombrar presidente a Am-
brosio Alzu, al que yo conocía poco, pues su oficio de sastre le impedía
acudir asiduamente al Centro. Aceptó Alzu la incumbencia y ayudó cuanto
pudo mientras permaneció en Pamplona.
Si se trataba de organizar partidos de fútbol con los externos u otros
muchachos pertenecientes a otros colegios, ni Alipio, ni Urbina, ni Am-
brosio ponían inconveniente en vestirse la camiseta de deporte a pesar de
no ser ellos futbolistas. Por ello, el partido solía rayar en lo cómico. Mas
ellos no se avergonzaban. En el momento que iban aumentando los ju-
gadores, discretamente se jban retirando.
Cuando se quería formar un equipo, no aceptaban integrarlo, a no
ser que fallaran los jugadores necesarios. Entonces sí, lo hacían por virtud.
Llegamos a montar, un pequeño bar (José M. Triarte empezó con un
kilo de caramelos) y adquirimos un futbolín, mesitas y sillas, juegos de
salón, revistas, etc...; ellos se esforzaban por promover campeonatos y
se cuidaban de la biblioteca circulante.
Todo el domingo se lo pasaban en el Centro, hablando con unos y
otros e interviniendo donde fuese necesario.
Cuando se organizaba la excursión del año, nunca faltaban a ella.
Tampoco al desayuno de la fiesta de Domingo Savio.
Al cumplir Alipio la edad reglamentaria para pasar definitivamente
a los Antiguos Alumnos, lo retuve algún año porque lo necesitaba de ve-
ras para la buena cimentación del Círculo, y él accedió gustoso.
Fue en uno de estos años cuando don José María González, Consi-
liario de la Asociación, lo nombró Vocal de los Antiguos Alumnos, Dele-
gado del Círculo 'Domingo Savio'. Fue el primer Delegado que tuvimos
y lo siguió siendo algún tiempo, cuando pasó allá definitivamente. También
entonces venía con mucha frecuencia y logró afianzar esa mayor relación
entre la Asociación y el Círculo 'Domingo Savio'".
Otro circulista activo y sumamente dinámico fue José María Urbina.
Don Vicente Molina puede hablar mucho de él. Perteneció a la Junta del
Círculo "Domingo Savio". Enamorado de su patrono, puso el mayor em-
peño en imitarle. Como él, se dio de lleno al apostolado entre los niños
del Oratorio, a quienes daba clase de catecismo y obsequiaba con regalos
comprados con su dinero.
Brazo derecho del encargado del Oratorio, siempre estaba a sus ór-
denes, de modo incondicional, sin importarle, en absoluto, los trabajos y
sacrificios que aquella su solicitud constante le acarreaba.
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Enero de 1949. Un sábado del mes de don Bosco, María Auxiliadora
se lo llevó al cielo.
A la vera de su lecho, madre y hermanos, el Consiliario de] Círculo
y don Manuel Nácher.
Quiso que le colocaran en las solapas de su chaqueta las insignias del
Círculo "Domingo Savio" y de la Asociación de Antiguos Alumnos, y
en el bolsillo la reliquia de Domingo Savio, que, durante su enfermedad,
ocultó debajo de la almohada.
Vio avanzar a la muerte y no la temió. Pidió los auxilios espirituales.
Después, volviendo los ojos al ser más entrañable, a su madre: "No llores,
mamá —le susurró—, que yo no sufro. Desde el Cielo os podré ayu-
dar más".
Nadie lloró. Ni una queja ni un suspiro por parte del paciente.
"Dejadme que muera con las manos juntas". Sus parientes se las
entrelazaron. Y apretando dulcemente entre sus manos la estampa de Ma-
ría Auxiliadora, mientras agradecía, con rostro alegre, las jaculatorias a la
Virgen, a don Bosco y Domingo Savio que el Consiliario le iba sugiriendo,
expiró plácidamente. Eran las seis de la tarde. Las campanas de su parro-
quia tocaron a muerto.
Pronto corrió la noticia por todo el colegio. Sus amigos, sobre todo
los circulistas, volaron a rodear el lecho del cadáver de Josecho. Parecía
dormido.
Es reveladora la siguiente anécdota de don Vicente Molina y Juan
Andreu.
Cursaba éste el tercer año de humanidades en un Aspirantado sale-
siano. Cierto día le llama el superior y le dice:
—No es ésta tu vocación. Conviene te marches a tu casa.
—¿Por qué? —pregunté.
—Por razones familiares.
"Confieso —me asegura— que aún ignoro cuáles fuesen esan razones
en las que fundamentaban tan seria decisión. Me enfadé y nada quise saber
ya de los Salesianos.
Transcurrió un año desde la escena descrita. Mi madre, q.e.p.d., me
insinuó un día: 'Juan> ¿por qué no te acercas a visitar a los Salesianos?'
Por no disgustarla, accedí a su petición/Llegado al patio del Colegio,
me topé con don Vicente Molina, quien, al verme, se acercó a saludarme
con gozo, y sin más me espetó:
—Oye, Juan, hoy tengo una reunión con jóvenes. ¿Quieres acudir
a ella?
De aquella reunión salí Presidente del Círculo 'Domingo Savio'.
¡Asombroso!
Sentí como una fuerte sacudida y reflexioné: volveré al Aspirantado
y seré Salesiano.
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Cartas y más cartas al P. Inspector y al director del seminario. Nega-
tiva tras negativa.
'Parece que la Virgen no te quiere sacerdote salesiano y deberás re-
signarte a ser un buen apóstol laico', escribía el P. Provincial en el anverso
de una bonita tarjeta de María Auxiliadora. De rabia, la hice trizas. ¿Cómo
no iba a querer la Virgen que yo fuese salesiano? Y ¡vaya si lo fui! Con-
fieso que esta mi vocación se la debo a los ejemplos de piedad y caridad
de los Salesianos de Pamplona, y sobre todo a aquel celoso y dinámico
sacerdote que se llama don Vicente Molina".
Juan Andreu ha trabajado, durante seis años, en las Escuelas Pro-
fesionales Salesianas de Manila (Filipinas). Precisamente en Tondo, donde
a las cuatro y diez de la tarde del 29 de noviembre de 1971 era recibido
S. S. Pablo VI por miles de personas de esa barriada, la más miserable de
Manila, que está siendo redimida en todos los sentidos por los Hijos de
don Bosco. El P. Provincial Luis Ferrari; Agustín López, viceprovincial;
y los PP. Revilla, Barattoni y Juan Andreu le daban la bienvenida en nom-
bre de la Congregación Salesiana. Después de dirigir la palabra a la muche-
dumbre aglomerada delante del complefo asistencial salesiano, pasó por las
diferentes partes del mismo. A continuación, en la Capilla, bendijo a un
grupo de enfermos y a los niños de la coral de la parroquia.
Antes de partir, tuvo la delicadeza de donar su propia estola a la
parroquia salesiana, al mismo tiempo 'que felicitaba a la Comunidad por
la sacrificada labor que desarrollan en Tondo.
Juan Andreu dirige hoy el Círculo Juvenil del colegio de Pamplona
en espera del llamamiento de su Provincial de Filipinas, ya que en Tondo
esperan el regreso del que, por casualidad, mejor por la Providencia hecha
realidad visible en los Salesianos de las Escuelas de Pamplona, y más con-
cretamente en don Vicente Molina, llegó a ser, contra viento y marea,
sacerdote salesiano.
De don Vicente Molina habla José Luis Azparren en estos términos:
"Su labor en el Círculo 'Domingo Savio' fue imponente. ¡Años aque-
llos verdaderamente fecundos y decisivos en orden a la posterior elevación,
categoría y dinamismo de la Asociación de Antiguos Alumnos!
El P. Molina trabajó denodadamente y con mucho sacrificio; mas,
logró conseguir un plantel de circulistas francamente óptimo y muy nu-
meroso ".
6. El Oratorio festivo
En los primeros días de las vacaciones veraniegas, el director solía
publicar una Carta abierta a los Padres de Familia, invitándoles a enviar
a sus hijos diariamente a la Casa Salesiana:
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"Vuestros hijos —les escribía don José M.a Sánchez el año
1945— se hallan en merecido descanso veraniego. Pero teméis que
el descanso se trueque en completa holganza y vagabundeo incon-
trolables por las calles y los ríos o los campos, donde nada bueno
han de aprender y sí mucho que perder de su educación e ino-
cencia.
Recordad que el patio de las Escuelas Salesianas es muy grande
y en él caben muchos niños para divertirse y jugar a sus anchas
sin peligro de cuerpo y alma.
Pueden además aprender cosas muy buenas durante esas largas
horas de vacación. Ved el suave y ameno horario general".
Vienen luego detallados los actos de la jornada: Misa, recreo, depor-
tes, dibujo, lecciones de cosas, cantos recreativos, catecismo, etc. Y con-
tinúa:
"Al Oratorio pueden pertenecer todos los niños que lo deseen,
de cualquier barrio o escuela. Que vengan, que queden las calles
desiertas. Todos serán bien recibidos.
Padres: Podéis confiar la asistencia de vuestros hijos a los
salesianos, exigirles la marca que, de día en día, se les pondrá por
la mañana y por la tarde en su respectivo carnet. Esas marcas
serán de valor positivo al fin de las vacaciones para la adquisición
de prendas útiles o artículos de juego en la gran feria que estamos
organizando para setiembre en beneficio exclusivo de los mucha-
chos que presenten el carnet del Oratorio de Pamplona. Además,
el carnet con sus marcas, cuantas más mejor, dará preferencia ab-
soluta a sus poseedores para la matrícula del próximo curso".
La Crónica va recogiendo, de vez en cuando, los frutos espirituales
del Oratorio diario:
"Agosto, 3: En la Misa de los Oratorianos, muchas comuniones. Asis-
ten diariamente al Oratorio de 160 a 170 muchachos. De las Escuelas, muy
pocos, pues de ellos, unos están en sus pueblos, otros en las colonias o
campamentos y otros... que residen aquí, en Pamplona, no se acercan aquí
para nada".
El verano siguiente son ya unos cuatrocientos los asistentes al Ora-
torio. Y lo más curioso y admirable es que el influjo de la Casa Salesiana
de Pamplona se extendía a otras poblaciones de Navarra. Oratorios Festi-
vos funcionaron en Corella, Tudeía, Cintruénigo y, sobre todo, en Estella
aun antes de la fundación de las Escuelas de Pamplona. De ello hablare-
mos —pues revisten gran interés— en el último capítulo de esta obra.
Los áridos datos de una Crónica resultan impotentes para describir
este mutuo entendimiento de muchachos de diversas ciudades, caldeados
por la simpatía y veneración a su Padre común, San Juan Bosco.
Bautista Araiz nos habla del Oratorio de aquellos años:
"De un modo especialísimo recuerdo a don Manuel Ramón Gil. A fi-
nales de junio llegaban cada año al colegio varios estudiantes de teología
para colaborar en las actividades veraniegas, entre ellas, el Oratorio. Cuan-
do veíamos aparecer a don Manuel Ramón, dábamos un salto de alegría:
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¡con él, el verano sería fenómeno! Era simpatiquísimo repartiendo los car-
nets; al decir el nombre del interesado le solía añadir un pareado o una
frase graciosa.
Un detalle1 original de los paseos que hacíamos a pie en verano era
que los Salesianos nos obsequiaban a todos los chavales con un sabrosísimo
plato de arroz.
Las tómbolas para premiar las marcas de nuestros carnets llamaban
la atención. Los encargados del Oratorio recorrían los comercios de la
ciudad, pidiendo prendas de vestir y toda clase de objetos para nosotros.
Pasados los años me he podido enterar —con verdadera emoción—
que muchos de los pequeños premios que nos daban los domingos por ga-
nar en los diversos juegos salían... del postre que se iban guardando sa-
crificadamente los Salesianos durante la semana y de otras privaciones.
Lo mismo hacía el buenísimo de "don Ale" para premiar a los cjue le ayu-
daban a sacar brillo a los instrumentos de la banda. La pobreza de aquellos
años (hablo del 1945-1949) quedaba paliada con la generosidad sacrificada,
pero llena de alegría y de entusiasmo, de aquellos inolvidables Salesianos.
Juegos típicos del Oratorio eran —y lo han seguido siendo muchos
años— aquellos solicitadísimos aros, que llenaban con su característico
ruido los patios, los zancos, los columpios, y el 'carrusel' desde el que,
al dar vueltas, nos estirábamos con decisión para ver quién cogía el palito
que habíamos dejado a una respetable distancia.
¡Cómo nos tratarían aquellos Salesianos, que nos pasábamos todo el
verano en el colegio!
Yo tenía dos hermanos salesianos. Con todo, mi impulso vocacional
lo sentí de un modo personal y profundo. Mis modelos no fueron tanto
mis hermanos, sino los Salesianos de Pamplona, sobre todo, los del Ora-
torio. Yo quise ser como ellos. Y todavía lo sigo queriendo".
La prensa navarra recogía en sus páginas, sorprendida y gozosa, los
éxitos de la labor realizada por los Salesianos:
"Cuanto pongamos en manos de esa providencial Congregación reli-
giosa será traducido no sólo en importantísimos bienes espirituales, sino
en ventajas materiales para la sociedad.
Dadle patios y os dará jóvenes fornidos en el cuerpo y en la voluntad.
El patio es la mejor palestra de educación cuando el educador, como el
Salesiano, está constantemente entre sus jóvenes con paternal vigilancia,
sonriente y amablemente entretenido con ellos.
Dadle talleres y os dará obreros, obreros en el más alto sentido de la
palabra, capacitados técnicamente, honrados, cultos".
7. La Asociación de los Antiguos Alumnos
"Emiliano Larrea, después de catorce años, deja la Presidencia en
manos de Carlos Alzu (ex-circulista) y se hace una composición de Junta
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Una fotografía que condensa muchos años de historia: Varios de los Presidentes
de la Asociación de Antiguos Alumnos: Antonio Boyero, Emiliano Larrea, Miguel Ochoa
Carlos Alzu, José Luis Azparren y Ambrosio Alzu.
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veteranos-jóvenes, arropados —dice Miguel Ochoa— por el sin par Flo-
rencio Janáriz, en la que entra el narrador como secretario. Se plantea la
necesidad de un Centro. Don José M.a Sánchez indica se puede habilitar
un local encima de la cripta. La Junta acometió la empresa y con treinta
mil pesetas a deuda instaló un local decoroso, dada la exigencia de la época,
que fue grande en realizaciones. Sería demasiado extenso pormenorizar las
múltiples actividades que aglutinó. Esencialmente se cultivó el amor a Ma-
ría Auxiliadora y la admiración a don Bosco, naciendo los turnos de 'Ado-
ración Nocturna', incubándose la delegación del Patronato Felipe Rinaldi
—con feliz ejecución la década posterior— y dando realidad al más fer-
voroso homenaje a ese hombre extraordinario, de sentida vocación cris-
tiana y salesiana en darse a obras y personas, que fue don Florencio Ja-
náriz". Hasta.aquí Miguel Ochoa.
8. Recordando a Antiguos Alumnos
Nos place, como final del capítulo, recordar a algunos circulistas o
antiguos alumnos de los tiempos que estamos historiando:
Don Pedro Maiza: Culto e inteligente abogado de Pamplona, que
obtuvo el número uno en las oposiciones del Estado, en Madrid, para
catedrático de la Escuela de Comercio. Tomó posesión de la cátedra de
legislación mercantil en la Escuela Profesional de Comercio de Pamplona.
Fue presidente de la Asociación, después de Emiliano Larrea y Carlos
Alzu.
Don Javier Larumhe Mendía: Alumno de primera hora en el Colegio
Salesiano de Pamplona. En cuatro años de intensa labor y estudio serio
acabó el aprendizaje, obteniendo el.título de mecánico industrial, con bri-
llantes notas y valiosos premios, ganándose también e) afecto de sus
compañeros y aprecio de sus superiores.
No satisfecho con sus éxitos y deseando un mayor perfeccionamiento
en su arte, cursó en Bélgica, durante dos años, nuevos estudios del arte
del hierro. Los Salesianos le ofrecieron en el colegio un puesto entre el
profesorado del mismo, y desempeñó con gran competencia su labor do-
cente. Ocupó diversos cargos en la Asociación. Finalmente instaló un ta-
ller, que llegó a ser uno de los mejores de Mecánica y Maquinaria indus-
trial de toda Navarra.
Su hogar fue una pequeña y ferviente comunidad eclesial, caldeada
por la acendrada devoción de sus miembros a María Auxiliadora y a don
Bosco.
Ricardo Visus Antoñanzas: Alumno de los años 1945 a 1948. Inscrito
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en la Asociación con el número 657. Famoso tenor, becado por sus exce-
lentes dotes, y bien baqueteado por el mundo artístico.
Cuando estaba preparando uno de sus viajes a América del Norte, se
presta al diálogo y consiguientes interrogaciones:
—¿Qué profesores tuviste en el Colegio?
—Estuve con el Sr. Arín, don Cancio, don Ale. Con este último
estaba yo en la banda de música junto al Sr. López y el Sr. Vivas. El úl-
timo manejaba la trompa; yo, el clarinete. Teníamos fama entonces de.
tocar mal, pero tocábamos mucho y muy fuerte.
—¿Y cuándo empezaste a cantar?
—Yo he cantado siempre. En el colegio de tiple y más tarde de
tenor.
Al salir de los Salesianos, trabajé en unos transportes y en casa. Pero
llegó un día en que me decidí a cantar y marché a Madrid, donde estudié
un año. Conseguí de la fundación Juan March beca por un año. Me fui a
Italia. Allí continué los estudios desde el año 1960 al 1965. La'Diputación
Foral de Navarra me pagó la beca por dos años.
Visus se calla. Pero es cierto que en 1962 consiguió la Medalla de
Oro en el Concurso Internacional G. B. Viotti di Vercelli (en Italia).
—¿Cuándo debutaste?
—El debut fue en 1963 en Zaragoza. Con Ana María Olaria en "La
Traviata". Después volví a Italia. Más tarde a América del Norte y luego
a la del Sur.
—¿Qué obras has interpretado?
—Rigoletto, Bohemios, Traviata, Don Gil de Alcalá... Casi todas
las más nombradas del género lírico.
—¿Estás en la cúspide?
—He llegado a cantar en los mejores teatros y con los mejores direc-
tores. Que la gente piense lo que quiera.
—-¿Eres salesiano?
—¡Siempre! Como detalle: vine a casarme aquí, a la iglesia del cole-
gio, junto a María Auxiliadora.
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15.10 Page 150

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IX
EL PRIMER CONVENIO ENTRE LA EXCMA. DIPUTACIÓN
FORAL DE NAVARRA Y LOS SALESIANOS (3-1-1947)
1. El Fuero en Navarra
"En el principio, en Navarra, estaba el Fuero" —escribe el
Sr. del Burgo Tajadura. Así había que comenzar la historia de esta
región entrañable de la geografía hispana, en la que la foralidad
es algo consustancial con su propio ser y sentir.
El Fuero, en Navarra, no es sinónimo de privilegio, ni obedece
a concesiones generales de poder alguno. Fuero es la expresión que
resume el derecho de un pueblo libre que, desde su nacimiento a
la historia como comunidad política, allá por el siglo VIII, supo
garantizar su soberanía mediante un auténtico pacto constituyente,
renovado de modo constante hasta el 1841 y adaptado, desde esta
fecha, a las exigencias del constitucionalismo moderno, que dio
origen al Estado unitario de nuestro país.
'Nosotros te hacemos rey. Tú, a cambio, juras defender nues-
tras libertades y derechos'. Así vino a ser el primitivo pacto de la
Monarquía navarra, que sería constantemente renovado de cuantos
reyes sucedieron en pavés a Iñigo Arista hasta Fernando III de
Navarra y VII de Castilla.
Con el triunfo del liberalismo, tras la derrota de las armas car-
listas en la guerra de 1833-1839, cambió radicalmente la estructura
política española. La existencia del Reino de Navarra resultaba in-
compatible con la nueva unidad constitucional ('Un solo Rey, unas
solas Cortes para toda la Nación'). Pero no podía desconocerse una
realidad política de más de diez siglos de intensa vivencia. Por eso y
a pesar de que en el Convenio de Vergara no quedaron claramente
reconocidos los Fueros de Navarra, el Gobierno hubo de pactar con
la Diputación del viejo Reino la acomodación del régimen foral a
los principios del nuevo sistema constitucional, que proclamaba la
soberanía nacional frente a la del rey absoluto.
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Las conversaciones entre la Diputación y el Gobierno fueron
lentas y laboriosas, mas al fin se llegó a un acuerdo total. El con-
venio quedaría sancionado por la Ley del 16 de agosto de 1841,
llamada Ley Paccionada o Pacto Ley.
Desaparecieron las Cortes navarras, el Virrey y el Consejo
Real, gobierno y tribunal supremo al mismo tiempo. Mas, a cambio
de la cesión de éstos y de otros signos de soberanía, Navarra con-
servó intacta su legislación civil y se instauró, bajo el mando de la
Diputación Foral, institución representativa del pueblo navarro, un
régimen de amplia autonomía administrativa y económica.
El Fuero significa autodeterminación, autogobierno, descentrali-
zación, libertad del poder público navarro para establecer sus pro-
pias normas tributarias y, sobre todo, para disponer libremente de
los recursos de la comunidad, sin perjuicio, por supuesto, de la
aportación de Navarra a las cargas generales de la nación".
2. Preparación del Convenio
"Las ideas de las Escuelas Profesionales cunden en España, escribía
don José María Sánchez el día 16 de junio de 1944 a don Pedro Ricaldone,
Rector Mayor de la Congregación Salesiana.
La Excma. Diputación de Navarra quiere tener las suyas y están
próximos a resolver el problema con estas de los Salesianos, ayudándolas
como si fuesen propias y respetándolas en su organización y sistema como
si fuesen ajenas. ¡Quiera el Señor que pronto podamos dar noticias más
concretas y definitivas sobre este importantísimo asunto para nosotros".
El 24 de febrero de 1945, el Prelado de la diócesis, don Marcelino
Olaechea, pronunciaba la Conferencia anual —según tradición de las Casas
Salesianas— a los Cooperadores.
Habló de las Escuelas de Pamplona, empezadas gracias a la generosi-
dad del caballero navarro don Antonio Aróstegui y de sus hijos y continua-
das por el esfuerzo heroico y constante de los Salesianos. "Pero las obras
—continuó— no están terminadas. Los Hijos de don Bosco han lanzado
a la sociedad jóvenes con el oficio enteramente aprendido —hasta trescien-
tos en estos últimos años— pero muchos más en su totalidad, para ganarse
honradamente la vida.
Hoy la Diputación piensa activamente en el problema de terminar
la Escuela de Artes y Oficios para formar a los alumnos según el espíritu
salesiano y ser forja de cristianos y buenos obreros, gentes que honren a
Navarra, a la Religión y a nuestra Madre la Iglesia".
Esta conferencia tuvo lugar en uno de los salones de la Diputación
Foral de Navarra.
Ayudas esporádicas de la Diputación no habían faltado en fechas más
remotas. Muy elocuente resulta, al respecto, la frase del preclaro don Mo-
desto Bellido, ya anotada anteriormente: "Tuvimos que atravesar (du-
rante nuestra guerra civil) por dificultades materiales enormes para sos-
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tener a aquellos muchachos. La ciudad nos quería mucho y debo añadir
que la Diputación se desvivió para que no nos faltara lo necesario".
La presidía en aquel entonces don Juan Pedro Arraiza Baleztena y
eran sus colaboradores don Cándido Frauca Barrenechea, don Félix Díaz,
don Juan Ochoa, don José Gómez Itoiz, don Arturo Monzón y don Genaro
Larreche.
3. Convenio
Era necesario, sin embargo, llegar a un acuerdo sólido y efectivo.
En efecto, el 3 de enero de 1947 se firmaba un solemne Convenio entre
la Diputación y la Congregación Salesiana, representadas respectivamente
por el Excmo. Sr. Conde de Rodezno y el Muy Rvdo. D. Juan Alberto.
La personalidad de don Tomás Domínguez Arévalo, Conde de Rodez-
no, es de todos conocida. Diputado (1915, 1918 y 1919) y senador (1921
y 1923) carlista, en el período inmediatamente anterior a la guerra civil
había negociado la participación del Tradicionalismo en el levantamiento
militar de julio de 1936; había asimismo participado, después, en las ne-
gociaciones para la unificación de Falange y Tradicionalismo y, al consti-
tuirse el primer gobierno franquista, había ocupado la cartera de Justicia
(enero-setiembre 1938); historiador del Carlismo, era autor de "Carlos VII,
duque de Madrid".
Don Juan Alberto, ilustre salesiano, Provincial de la Inspectoría Ta-
rraconense de Nuestra Sra. de la Merced, hombre cultísimo, de vasta eru-
dición histórica, y a la par decidido, sencillo y humilde, era admirado y
venerado por Salesianos y extraños.
Ambas personalidades fueron las partes representativas de sus res-
pectivas Entidades en el Convenio, que lleva la fecha del 3 de enero
de 1947.
"A las nueve de la mañana —leemos en la revista del Colegio—, se
reunieron en el salón-despacho del ilustre Vicepresidente, Señor Conde
de Rodezno, los diputados forales señores Francisco Uranga Galdiano, Ce-
sáreo Sanz Orrio, Santiago Ferrer Galdeano y Amadeo Marco Ilincheta,
con el secretario don José Uriz; el Alcalde de Pamplona, Sr. Iruretagoye-
na, al que acompañaban el secretario Sr. Sanz González; el Delegado del
Trabajo en Navarra, don Félix Jaime Echevarría; el Delegado Provincial
Sindical, don Lucio Arrieta; el Presidente de la Cámara de Comercio, don
Hilario Etayo, que ostentaba, además, la representación de los fundadores
de las Escuelas 'Aróstegui' don Juan Manuel Zubizarreta y doña Emilia
Aróstegui; el distinguido arquitecto, don Víctor Eusa; el Inspector Pro-
vincial de la Sociedad de San Francisco de Sales, don Juan Alberto, al
que acompañaba el director de la Comunidad de los PP. Salesianos de Pam-
plona, don José María Sánchez y el Prefecto de las Escuelas Salesianas, don
Enrique Nácher; el Ingeniero Industrial, don Luis Antonio Agurruza, jefe
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de los Servicios del Parque de Automovilismo y Transportes de la Excma.
Diputación; varios alumnos salesianos y otras personas.
En el mismo despacho del Sr. Vicepresidente se procedió a la firma
del Convenio.
En primer lugar, el Sr. Conde de Rodezno, con frase justa y precisa,
explicó el significado del acto.
La firma del contrato se realiza 'a fin de que la juventud aplicada
de esta tierra pueda obtener la necesaria preparación para sus labores'.
Tuvo, a continuación, frases de elogio para la Fundación Aróstegui, así
como también exaltó la admirable obra de los PP. Salesianos y su capaci-
dad para la organización de una juventud bien preparada y eficaz en pro
de la sociedad.
El Convenio tuvo, como es lógico, sus antecedentes. La Diputación,
desde hacía tiempo estaba pensando en el modo de solucionar el problema
de la enseñanza obrera. Ya en el año 1943, había consignado un millón,
en su presupuesto extraordinario, para este fin.
Pero, al poco tiempo, se resolvió a aunar todos los esfuerzos para una
solución más total y completa.
Formóse una Comisión con los señores Francisco Uranga, Francisco
Ferrer, don Hilario Etayo y los concejales don Jesús F. Fuentes y don Julio
Medrano, acompañados del ingeniero industrial, don Luis Antonio Agu-
rruza.
Dicha comisión, tras muchas consultas y entrevistas, optó por poner-
se al habla con los PP. Salesianos y, valiéndose de la experiencia de éstos
en la materia, resolver conjuntamente el problema.
Tras mutua inteligencia y común acuerdo de todos, la Comisión elevó
un escrito, resumen de su actuación, a la Excma. Diputación. En él se
proponía, en orden a la total solución, la instalación de una Escuela Ele-
mental y otra Superior en Pamplona; y, dependiente de ésta, otra en Tu-
dela, pero tan sólo de Enseñanza Elemental. En la última se darían las
enseñanzas correspondientes al Preaprendizaje, Aprendizaje y Oficial de
Primera en todos los Oficios; y en la Escuela de Pamplona, además de los
anteriormente enumerados, los de Maestro de Taller y el de Perito Indus-
trial en sus tres Ramas: Mecánica, Electricidad y Química.
Se dejaba además perfilada, en líneas generales, la implantación de
otras Escuelas Elementales en otros puntos de la provincia.
Se presentaban, asimismo, los medios económicos al alcance para el
mantenimiento de las Escuelas, cuya construcción debería correr a cargo
de la Diputación.
Se instó a que la colocación de la primera piedra para la construcción
de los edificios se hiciera, a la mayor brevedad posible, en un acto solemne,
de resonancia nacional.
De momento se contaba con la aportación generosa del Ayuntamien-
to, que ofrecía gratuitamente los terrenos de las manzanas 84, 84bis, 85
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y 88 del Ensanche, al final de la Avenida de Carlos III, además de otros
terrenos adyacentes, a la vez que una subvención en metálico de ochocien-
tas mil pesetas.
Se contaba, asimismo, con la aportación de la Fundación Aróstegui y
de los Salesianos, que habían de entregar sus edificios y material de las
Escuelas de Pamplona, poniendo al servicio de las nuevas Escuelas todo
el personal capacitado que hiciese falta para llevar los cuadros de trabajo
y de régimen interno.
Lo demás, instalación y sostenimiento, correría a cuenta de la Dipu-
tación.
Este proyecto solucionaba totalmente el problema de la Enseñanza
Profesional en Navarra.
Con estas garantías resultaba del todo positiva la firma del Convenio,
que llegó a ser una realidad el 3 de enero de 1947".
He aquí algunas de sus cláusulas:
Art. 1.°: La Excma. Diputación Foral de Navarra, a través del
Patronato de Formación Profesional de Navarra y de acuerdo con
la Carta Fundacional, entregará las Escuelas del Trabajo de Pam-
plona a la Sociedad de San Francisco de Sales sometidas a las
directrices y espíritu de su organización.
Art. 3°: Al Director de la Comunidad Salesiana de Pamplona,
que lo será a la vez de las Escuelas, compete exclusivamente el
régimen interno de la Casa, lo mismo en la formación o educación
moral y religiosa, como intelectual y profesional, física e higiene.
La admisión del alumnado, en todas sus clases, es de la incum-
bencia del Patronato, el cual tendrá que. atenerse en un todo a los
reglamentos que para estos fines tiene la Sociedad de San Francis-
co de Sales, correspondiendo al Director de las Escuelas las facul-
tades de expulsión y medidas disciplinarias de los alumnos...
El Director de las Escuelas podrá poner el veto a la admisión
de cualquier alumno por causas morales reservadas.
Art. 4.°: El régimen administrativo del internado, en todo cuan-
to se refiere a alojamiento y alimentación, pensiones, organización
pedagógica o económica de los Talleres (compraventa de la ma-
teria prima, utillaje, venta de trabajos efectuados, etc.) depende-
rá exclusivamente del Director de las Escuelas, quien deberá llevar
la oportuna contabilidad a fines de justificación presupuestaria del
Patronato, dando cuenta de la marcha general de los Talleres así
como de aquellas operaciones que por su cuantía o volumen deba
conocer el Patronato...
Art. 5.°: El Patronato de Formación Profesional de Navarra li-
brará cantidades a cuenta con las formalidades establecidas en la
Carta Fundacional, periódicamente, a fin de que estén debidamente
atendidas las necesidades de los alumnos.
Art. 8.°: La Sociedad de San Francisco de Sales aporta a las
Escuelas del Trabajo de Navarra, que han de situarse y funcionar
en Pamplona, los terrenos y el edificio de la actual Escuela Profesio-
nal Salesiana de que es propietaria, así como el material de aulas
y talleres.
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Art. 12.°: Este convenio empezará a regir desde el principio del
curso escolar 1947-1948 y será de duración perpetua, de acuerdo
con la Carta Fundacional.
Todos estos y demás artículos se fundamentaron en la Caria
Fundacional del Patronato de Formación Profesional de Navarra,
que, entre otras cosas, dispone:
Art. 5.°: El Patronato de Formación Profesional de Navarra
está constituido del modo siguiente:
Presidente: El Vicepresidente de la Excma. Diputación Foral.
Vocales: Dos señores Diputados Forales, el Muy Ilustre señor
Alcalde del Ayuntamiento de Pamplona, un Representante
de don José Manuel Zubizarreta (Fundación Aróstegui), un
Representante de la Delegación Sindical Provincial, el Re-
presentante en el Consejo Foral de la Cámara de Comer-
cio e Industria de Navarra, un Representante de cada una
de las Escuelas Elementales de Trabajo que haya en Na-
varra y el Rvdo. P. Director de la Comunidad de los PP. Sa-
lesianos de Pamplona y como Secretario el Ingeniero In-
dustrial Provincial.
La Fundación Aróstegui forma parte integrante del Patronato
de Formación Profesional de Navarra y se unifica con las Escuelas
del Trabajo dependientes del mismo que han de funcionar en Pam-
plona, dando su plena conformidad a la Carta Fundacional.
Art. 26.°: La Comunidad de los PP. Salesianos será usufruc-
tuaria a perpetuidad de las Escuelas y, en caso de desaparición de
dicha Comunidad, las Escuelas se revertirán a la Excma. Diputación
Foral.
El Patronato estipulará con la Comunidad de PP. Salesianos
la cantidad global anual que han de percibir los mismos.
La Comunidad de PP. Salesianos se compromete a constituir
con su organización el personal docente de las Escuelas con los
profesores y Maestros de Taller y Laboratorio pertinentes, libre-
mente seleccionados.
En el frontispicio de las Escuelas del Trabajo de Pamplona fi-
gurará el rótulo de la "Fundación Aróstegui".
Siguen, al final del Convenio, las firmas: por la Diputación
Foral, su Vicepresidente, Tomás Domínguez Arévalo, Conde de Ro-
dezno, y por la Sociedad de San Francisco de Sales, el Inspector
Provincial, Juan Alberto.
4. Facilidades otorgadas por la Diputación Foral
Antes de la construcción de los nuevos edificios en proyecto, la Dipu-
tación facilitó el ingreso en la Fundación Aróstegui del mayor número
posible de alumnos. Las condiciones de ingreso se acomodan a todas las
fortunas, pero prevalentemente a los jóvenes de condición más humilde.
Para ello, entre las condiciones de convocatoria, figura la siguiente:
presentación de los documentos, por parte del solicitante, demostrativos de
pobreza.
La Diputación no regateó alabanzas a la "Fundación Aróstegui", ni
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a la Congregación Salesiana, entregada, desde el año 1924, a la formación
integral del obrero en Navarra en las Ramas del Hierro (Mecánica), Elec-
tricidad, Madera, Vestido y Libro, dividiéndose los alumnos en diurnos y
nocturnos.
El Patronato de Formación Profesional se comprometió a que, termi-
nado felizmente el aprendizaje, pudiesen recibir los alumnos el Diploma
correspondiente y ser recomendados a las Casas similares del extranjero,
como las que dirigen los PP. Salesianos en Francia, Bélgica, Inglaterra,
Alemania, Italia, etc., por si quieren especializarse en el oficio.
Para el curso 1947-1948, el Patronato fijó como costo de la pensión
por alumno la cantidad de 450 pesetas mensuales.
Seis años después del Convenio, el 1 de febrero de 1953, publicaría
el "Diario de Navarra":
"Se empezó a llevar a la práctica la parte principal del Convenio,
que era la de dar entrada en las actuales Escuelas del Trabajo al mayor
número posible de jóvenes obreros, dejando para momento más oportuno
lo referente al edificio. Gracias a este Convenio, desde hace seis años, han
podido recibir los beneficios de la formación técnica y profesional un gran
número de jóvenes navarros, que de otro modo se hubieran visto priva-
dos de ella.
Queda por resolver lo referente al edificio, pues las Escuelas actuales
resultan del todo insuficientes para atender a las múltiples necesidades que
el problema de la formación profesional y obrera tiene planteadas en Na-
varra, dado el gran desarrollo que va teniendo la industria y el que puede
y esperamos va a tomar muy en breve".
5. Término del mandato de don José María Sánchez
De la gestión como director de la Casa de Pamplona de don José M.a
Sánchez data el contrato establecido con la Diputación de Navarra, del
que acabamos de hablar.
Gozaríamos describiendo las Exposiciones de las diversas Ramas al
final de cada curso, tan admiradas de autoridades, peritos en la materia y
demás visitantes de las mismas. Tenemos muy a mano abundante docu-
mentación al respecto, muy detallada, con interesantes pormenores, que
ciertamente harían las delicias de los entendidos y aficionados. Pueden los
tales consultar por ejemplo, las treinta páginas que consagra al asunto la
revista colegial "Institución Salesiana en Navarra" (julio-octubre de 1946).
El año 1948, la mecánica se ve enriquecida con el torno S.A.C.E.M.,
de líneas modernísimas y de la mejor calidad en fabricación española. Su
coste asciende, en aquel año, a 106.000 pesetas.
Mas, la mayor riqueza de una Casa religiosa es el espíritu de familia
que en ella reina. En el colegio de Pamplona los Salesianos eran muy po-
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D. José María Sánchez y varios Salesianos con los
alumnos del último curso. Año. 1956.
Un día de Excursión, en el embalse de Leurza.
Firma del Convenio entre la Excma. Diputación Foral de Navarra y la Congregación Salesiana.
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bres; se "morían de frío", casi sin hipérbole. Don José Ravell, coadjutor,
falleció, ¿por qué?, ¿de qué? Según el Sr. Arín, "para tratar de caldear
su habitación durante su enfermedad, se prendía fuego a una caldera con
serrín excesivamente húmedo. La habitación se llenaba de humo".
Me escribe don Cancio Petruzio desde la Almunia de doña Godina:
"Por el aprecio y cariño que tengo a la Casa de Pamplona me dispongo a
relatarle algo de lo muchísimo que le podría decir de la misma. Llegué
allá en setiembre de 1944. Mi primera impresión fue la de una Casa pobre
y poco acogedora. Pero el recuerdo de aquella Comunidad muy unida,
ejemplar, con un espíritu de trabajo poco común, ha dejado en mí un
recuerdo imborrable... Los coadjutores, sacerdotes y clérigos formábamos
un bloque, hermanados en una gran familia. Una Comunidad laboriosa
y alegre. Entre salesianos y jóvenes" había mucha familiaridad. Especial-
mente los coadjutores estábamos en un mayor contacto con ellos.
La jornada era dura. Los muchachos, durante las 'Buenas Noches',
se iban desatando los zapatos para meterse antes en la cama. Nosotros, a
veces, nos dormíamos de pie.
Por Pamplona han desfilado Salesianos auténticos. Nos daba pena
cuando la Obediencia les llevaba a otra parte. Una frase de Florencio
Janáriz: 'Siempre se llevan a los mejores'.
Al final del curso estábamos totalmente agotados. Sin embargo, aun
así, más de una vez nos dijeron que era conveniente suprimir los paseos
de los jueves durante el verano, pues era un lujo que las otras Casas no se
lo tomaban. Esas excursiones nos desplazaban a unos treinta kilómetros
de distancia en el coche de San Fernando. Más tarde arreglamos en nues-
tros talleres un camión viejo, la famosa 'Rubia' que prestó enormes servi-
cios a salesianos, antiguos alumnos, alumnos y oratorianos" (1).
También a don José María Sánchez le llegó su hora de remontar el
vuelo, y hacia un colegio bien complicado como era el de Sarria. Allá se
fue de director. "Siempre se llevan a los mejores", repetía una vez más
el imponderabk Florencio.
Siguió don José María trabajando en buenas lides hasta que un in-
farto de miocardio, con repetidas crisis de angina de pecho, se lo llevó
al Cielo, el 29 de junio de 1971.
Su sepelio fue presidido por Mons. Olaechea, arzobispo dimisionario
de Valencia, lugar del fallecimiento de don José.
"Entre los apuntes, a la mano —dice Feliciano Ugalde— se le quedó
un librito: 'Pensamientos espirituales de Juan XXIII', con el extremo de
la página 95 doblado. En ella estaba escrito: 'Lo importante es hallarse
bien preparado y siempre dispuesto a partir de improviso. Sufro con dolor,
pero con amor'".
(1) El popular camión de «Perico», así llamado a causa del chófer que lo conducía, el
recordado señor Pedro Santesteban.
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X
«EL HÉROE DE AQUELLOS TIEMPOS FUE DON LUIS BLAZQUEZ»
(Testimonio de don Modesto Bellido)
1. El antiguo «Prefecto» salesiano
Acaba de publicar Alessandro Pronzato un libro sobre la oración que
hace las delicias del lector por el contenido y por su estilo ágil, moderno,
ameno. Lleva por título: "Fuerza para gritar": un comentario a varios
salmos en 277 páginas deliciosas. En la 233 escribe:
"Comprendo todo. Sería ridículo —e incluso perjudicial— ig-
norar que existen problemas complejos, malestar y fatigas no pe-
queñas.
Entiendo incluso a aquel predicador encargado de hablar en
la jornada por las Vocaciones. Había seguido el esquema clásico:
'el sacerdote es indispensable para la sociedad. Ahora bien, nos
encontramos ante una preocupante falta de sacerdotes'. Se había
dirigido en primer término a los padres y les había suplicado que
respetasen y no obstaculizasen jamás una eventual vocación reli-
giosa de sus hijos. Después, dirigiéndose a los jóvenes, les rogaba
que prestasen atención a la llamada del Señor porque es imposi-
ble que esta llamada tenga menos fuerza hoy que en tiempos pa-
sados.
Había puesto toda su fuerza, su convicción y su... voz. Cuando
entraba en la sacristía, acalorado todavía, mientras se pasaba la
mano por la frente sudorosa, se le oyó mascullar:
— Menudo oficio...".
¡Menudo oficio el del antiguo Prefecto salesiano! En las Constitucio-
nes que profesó don Luis Blázquez, en el artículo 116 se leía: "El Pre-
fecto hace las veces del Director, y su principal deber será administrar las
cosas temporales, cuidarse de los domésticos y velar diligentemente por la
disciplina de los alumnos, según las normas de cada casa y él consentimien-
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to del Director". Y en los Reglamentos, en el artículo 178: "Las relaciones
con los clientes, donde hay talleres, debe tenerlas el Prefecto, o, por lo
menos, si las tienen otros, estén bajo su dependencia".
El artículo 183 especificaba: "Compete al Prefecto llevar la disciplina
general de los alumnos y velar por la moralidad, conducta y aseo de los
mismos. A él competen también las providencias extraordinarias de disci-
plina". Y, finalmente, el artículo 185: "El Prefecto debe cuidar también
de la limpieza, higiene, iluminación y conservación de la Casa".
En cierta ocasión, me decía cierto salesiano: "¡Es tremendo esto de
ser prefecto! Si estás diciendo Misa, y el momento más sublime de la
misma te distraes pensando que no tienes dinero para comprar garbanzos..."
Me parece lógico que don Felipe Rinaldi, siendo Prefecto General de
la Congregación, a pesar de la multiplicidad de los asuntos que a todas
horas le acosaban, dedicase diariamente unas horas al ministerio de las
Confesiones. Allí ejercitaba su sacerdocio, y santificando se santificaba, y
no perdía, sino que llevaba a toda su jornada la esencia y el perfume del
hombre de Dios que debe ser todo sacerdote. Cosa tan peliaguda como
meritoria ante Dios.
Por las Escuelas Salesianas de Pamplona han ido sucediéndose bue-
nos directores y, a fuer de sincero, diré que creo que de valía, unos cier-
tamente más que otros. No se me ofenderá ninguno de los Prefectos, que
también por allí pasaron, si al frente de todos ellos, en lugar eminente-
mente destacado, coloco a don Luis Blázquez. Más que datos alego, a favor
de mi aserción, la voz común, el mejor de los testimonios.
Tiempos difíciles aquellos, complicados para un Prefecto: no sólo los
de la guerra, en los que no había alimento que dar a los muchachos si no
se realizaban verdaderos "milagros" de inteligencia y acción para buscar-
los, sino también los siguientes y los que sucedieron a éstos. Porque, se-
ñores, don Luis ejerció ese difícil cargo en la Casa Salesiana de Pamplona
por más de uña decena de años, y ¡qué años!: los de don Miguel Salgado,
del P. Viñas, de don Ramón Cambó y don Modesto Bellido (los de la
carencia de todo en nuestra triste guerra civil de tres años) y el segundo
período del P. Viñas, hasta que le suplió don Enrique Nácher, no tan buen
prefecto como sacerdote, al menos en los tiempos en que yo le conocí ejer-
ciendo el mismo oficio.
Preguntádselo a los veteranos Salesianos y ellos os hablarán mejor que
yo: el Sr. Parreño, el Sr. Garrués, el Sr. Teófilo Fernández, el Sr. Arín...
Al destinar los Superiores a don José María Sánchez Romero a la
Casa de Sarria, quedó en la de Pamplona —como director, esta vez no de
prefecto— don Luis.
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2. Directorado de don Luis: ambiente de familia
"A mi llegada a Iruña —escribe don José Choimet— mi impresión
primera, al contemplar el edificio, fue desoladora. Felizmente las viejas
paredes encerraban en su interior verdaderos tesoros de Salesianos entre-
gados a su misión con espíritu abierto y fraternal imborrable.
La acogida afable de don José María González Arrese, prefecto de
la Casa, me animó mucho. El director, don Luis Blázquez, que, hombre
práctico y decidido en la marcha de la Comunidad, infundía alegría y buen
humor. Los hermanos Coadjutores sencillos, amables y trabajadores fueron
un constante ejemplo de salesianidad, cuya huella aún perdura.
Citaré al inefable Sr. López, Jefe de los Talleres de Mecánica. Hom-
bre sencillo, esclavo del deber, muy amante y alma del Oratorio Festivo,
al que dedicaba sus mejores ocios; buen actor y organizador. Su humor
era constante y sus chanzas y chacotas estaban impregnadas de afecto y
oportunidad. Su piedad era sencilla y su 'gancho' para con los chavales era
formidable. Es verdad que era bastante descuidado en su porte y algo des-
ordenado, si bien el desorden quedaba suplido con su excelente memoria
y su talante del instante. Si tenía algún roce, como es natural en cual-
quier comunidad, pronto se disipaba la nube con el sol de su jovialidad.
En las excursiones con salesianos y chicos era un gran animador. Claro
está que hallaba eco siempre en los Hermanos de su edad, e incluso de
temperamentos opuestos, ya que él se hubiera cerrado sobre sí mismo en
caso contrario.
Como anécdota que ilustra su equilibrio y sano humor, recuerdo que
en una excursión a Latasa, tuvimos un pequeño accidente en el autocar,
llamémosle así a la famosa 'Rubia', que nos servía para los desplazamien-
tos periódicos por la geografía de Navarra y provincias cercanas. Un ca-
mión nos embistió por la parte posterior, arrancando la puerta y lanzándo-
nos contra el pretil de un puente. Gracias a Dios, la maniobra hábil y
enérgica de nuestro chófer, don Ignacio Zubizarreta, evitó la catástrofe.
En estos momentos, y con el ánimo en suspenso, se oye de repente
la voz agridulce del Sr. López: '¡Mi abuela...!' (otros suelen decir: '¡Mi
madre!'), que nos hizo soltar la carcajada. Todo acabó en un susto y algún
chichón.
Cayó fulminado por el trabajo... Los que convivíamos con él sabíamos
de su entrega y espíritu de sacrificio. Terminó su jornada en el surco de
la calle Aralar^
Otro benemérito coadjutor de la Casa de Pamplona fue don Agripino
Méndez. Uno de los que formaron aquel ambiente cálido que reinaba en
la Comunidad Salesiana de Pamplona.
"Con sus setenta años bien cumplidos —me dice don Alejandro Vi-
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D. Luis Blázquez, Director del Colegio, acompaña al Gobernador de la Provincia,
D. Luis Valero, en su visita a los talleres.
D. Luis Blázquez con los alumnos electricistas, al finalizar el curso 1948-49.
Con ellos su profesor, D. Tomás Delcura.
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vas— salía, los domingos por la mañana, a pasear con un grupito de conva-
lecientes y lisiados —que siempre los había— con una mano vendada o un
brazo roto. Un día se le cruzó un señor por la calle y no se le ocurrió otra
cosa que decir:
—Pobre hombre, ocho hijos y todos lisiados.
Tendría yo sobre los veinticinco años cuando me nombraron encar
gado del dormitorio de los pequeños, casi el centenar. En aquellos dormi-
torios, en invierno y sin calefacción, era frecuente, al levantarse, tener que
hacerlo con una temperatura de tres o cuatro grados bajo cero. El salir
de la cama era un acto poco menos que 'heroico'.
Pues don Agripino era un asistente más, con sus setenta y cuatro
años (1). Al apagar las luces, en el momentQ de acostarse los chicos, yo le
rogaba un día y otro que él también se acostase, y al ver que mis súplicas
no le hacían mella, e incluso cuando insistentemente le decía que la asis-
tencia por derecho nos tocaba sobre todo a los jóvenes, un día, con todo
aplomo, me respondió: 'Cuando yo era joven, no nos hacían trabajar tanto
como a vosotros; por tanto, ahora tengo que recuperar'.
No sé qué sentirá usted —termina la carta de don Alejandro Vi-
vas— al leer esto; yo le digo con toda sinceridad que ¡me emociono!"
Era natural que en este ambiente surgieran vocaciones. Y su llegada
a la meta se celebraba con fiesta y gran regocijo. Así se expresa la Crónica
de la Casa, el 13 de julio de 1950: "Va toda la Comunidad a Zabaldica,
donde cantan su Primera Misa don Silverio Equísoain, alumno de esta
Casa y don Joaquín Sáenz. Son las primeras vocaciones sacerdotales salidas
de estas Escuelas. Vamos en la 'Rubia' y el Chrysler. Se canta la Misa por
los Salesianos, ayudados por algunos cantores de Huarte y toca don Moi-
sés. Se come en la casa del misacantano y se regresa al colegio".
A estas promesas, qué magnífica riada de otras hermosas Vocaciones
se sucedieron a través de los años.
Se fomenta el culto a la Eucaristía.
Año 1951, marzo, 22, continúa la Crónica: "Los Antiguos Alumnos,
que están formando el grupo 'San Juan Bosco' de la Adoración Nocturna
se ofrecen a velar el Santísimo Sacramento, y lo hacen siguiendo el ritual
propio del acto. Antes de empezar, y en su salón, el director les dirigió
unas palabras de ocasión, ahondando en el pensamiento de que don Bosco
quería así a sus hijos, apretados junto a la Eucaristía. Toda la noche se
turnaron. Abril, 28: Hoy empieza oficialmente la Adoración Nocturna.
Asiste el Consejo y se va muy impresionado de lo bien que lo hacen los
(1) El ambiente de familia que quiere don Bosco reine en sus colegios requiere personas
activas. Ninguno puede ser mero espectador: ni el salesiano, ni el alumno. Los educadores entran
de este modo en esta corriente consciente de vida con una enérgica actividad pastoral. Ellos son
con toda realidad los «Custodios», activos colaboradores con el muchacho; los «Asistentes». No
«capataces», que vigilan por mero cumplimiento de su oficio. En el sentido salesiano, todos, hasta
el director, son «Asistentes».
(Véase a este propósito el concepto que del Asistente tenía don Bosco, en su tratadito sobre el
«Sistema Preventivo», anteriormente citado.)
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Antiguos Alumnos. 'Parecen veteranos' —han sido sus palabras. El Sr. Ins-
pector-Provincial les ha dirigido un fervorín (2). Esto es un gran paso de
los Antiguos Alumnos de Pamplona".
Se realizan Certámenes Catequísticos. Las pruebas eliminatorias se-
ñalan a los que marcharán de excursión, como premio, a alguna ciudad im-
portante española, como Barcelona.
Por lo que hace a la aplicación de los alumnos en los Talleres, se
registran grandes éxitos. Así, el 6 de diciembre de 1951, en el Palacio
Nacional de Madrid y bajo la presidencia de su S. E. el Jefe del Estado,
Generalísimo Franco, se verificaba la entrega de premios y trofeos a los
aprendices vencedores en el Segundo Concurso Internacional de Formación
Profesional Obrera, España-Portugal.
Concurrieron al acto, con S. E., los Embajadores del Perú, Colombia
y Bolivia, así como los Ministros de Asuntos Exteriores, Educación Nacio-
nal, Industria y Trabajo.
Se hizo la entrega de veintitrés diplomas de honor a otras tantas Es-
cuelas de Formación Profesional y Empresas de España por la ayuda pres-
tada al Frente de Juventudes en la organización de los Concursos Naciona-
les de Formación Profesional Obrera.
El P. Esteban Ruiz, Rector Salesiano de la Institución Sindical Vir-
gen de la Paloma, recibió el correspondiente a las Escuelas Salesianas de
Pamplona, en representación de las mismas.
Acertada la delegación hecha por don Luis Blázquez a favor de don
Esteban ya que, como dijimos anteriormente, fue éste una de las columnas
de la Obra Salesiana en Pamplona en los comienzos de la misma.
Terminó el acto con unas palabras del Generalísimo Franco, laudato-
rias de las Empresas y Escuelas galardonadas con los diplomas de honor.
3. Visitas Canónicas de don Florencio Sánchez
Conocí y admiré a don Florencio por su celo, espíritu de trabajo y
sacrificio. Verdadero modelo de Salesiano. Había ocupado ya el cargo de
director en la Casa de Montilla (1930-1939) y había regido la Inspectoría
Bética (1939-1946). Fundador de la Residencia Universitaria Salesiana de
Sevilla por amor a los Antiguos Alumnos, a quienes quería, durante sus
estudios superiores, junto a sus antiguos educadores. Tres años dirigió
después, como Director y P. Maestro de los novicios, la Casa de San José
del Valle (1946-1948), hasta que fue nombrado Provincial de la Inspecto-
ría Tarraconense. Fomentó la búsqueda y buena selección de vocaciones
sacerdotales y religiosas, reactivó los trabajos para la construcción del
(2) Plática corta, más bien de tipo emotivo, que el Celebrante solía dirigir a cuantos iban
a comulgar, en el momento que precedía al acto de la distribución del pan eucarístico.
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Templo del Sagrado Corazón de Jesús en el Tibidabo, que quedó inaugu-
rado el año 1952 con ocasión del Congreso Eucarístico Internacional de
Barcelona. Para el mejor conocimiento de las obras del Tibidabo y pro-
pagación de la devoción al Sagrado Corazón, dio vida a la revista del
mismo nombre. Por este tiempo fundó, también en Barcelona, la revista
"Jóvenes", que obtuvo una tirada de cuarenta mil ejemplares. Cuando en
1953 fue creada la nueva Inspectoría de Las Antillas, los Superiores se la
confiaron a don Florencio. Su actividad prodigiosa estuvo siempre soste-
nida por una intensa vida interior de la que brotaba sano optimismo, im-
perturbable calma, y una constante conformidad con la voluntad de Dios.
En sus Visitas Canónicas a la Casa de Pamplona, dejó en las Actas
de las mismas constancia de sus impresiones (3).
Año 1949, del 9 al 15 de junio':
"La Comunidad está formada por 30 salesianos, que desarrollan
sus actividades en las Escuelas Profesionales, Escuelas Elementales
y Capellanía de las Hermanas.
Los alumnos de las Elementales (externos) son 180, y 230 los
de las Escuelas Profesionales. Los de las nocturnas, 50. La impre-
sión que produce la Casa es muy confortadora. Espíritu de familia
entre los Hermanos y bastante cordialidad y familiaridad entre
éstos y los alumnos.
Los talleres se presentan bien equipados y preparados para la
labor escolar. Las clases, de los mismos artesanos, se llevan con
una seriedad y extensión verdaderamente edificantes.
Las Escuelas Elementales tienen cuatro grados; existe, asimis-
mo, una superior, en la que se ha dado a los alumnos una orien-
tación comercial.
Las clases nocturnas funcionan desde enero y desarrollan un
programa técnico-práctico, desde las siete hasta las nueve de la
noche. Los alumnos son mayores y distintos que los internos.
Se atiende a la música instrumental y vocal. Funciona con salón
propio el Círculo 'Domingo Savio' y la Asociación de Antiguos
Alumnos.
La Archicofradía tiene numerosas socias y la Pía Unión de
Cooperadores está en vías de organización.
Todavía no se ha llegado a un acuerdo sobre la puesta en mar-
cha y la instalación definitiva de las Escuelas del Trabajo, con-
venidas oficialmente hace cinco años. Ha contribuido a ello el
cambio de la Diputación Foral.
Felicito a los Hermanos por la labor magnífica que realizan
con los alumnos, por la hermosa cosecha de vocaciones, brotadas
de la Casa y por la disciplina religiosa y observancia que he encon-
trado en todos".
(3) Canon 511 del Código de Derecho Canónico: «Los Superiores Mayores de las religiones
que las Constituciones designan para este cargo, en los tiempos señalados en las mismas, deben
visitar personalmente o por otros, si se encuentran legítimamente impedidos, todas las Casas a
ellos sujetas». Esta Visita, según las Constituciones Salesianas, ha sido siempre anual.
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En la Visita Canónica del año 1950, del 19 al 26 de mayo, se ex-
presaba así:
"La Comunidad la integran 31 Salesianos y atienden, con exce-
lente espíritu de sacrificio, a las actividades señaladas en el acta
anterior.
He presenciado las fiestas dedicadas a María Auxiliadora y
he podido comprobar que su devoción ha calado muy hondo en las
almas de los fieles. La concurrencia a los cultos ha sido muy nu-
merosa.
La impresión que la Casa y los alumnos me producen es, como
el año anterior, muy confortadora He de añadir que uno de los
mayores consuelos de la Visita me lo han proporcionado las Com-
pañías Religiosas que, gracias a Dios, funcionan ejemplarmente.
Apuntan también algunas vocaciones y se sigue cultivando el grupi-
to de aspirantes Coadjutores.
Todavía no se ha llegado a una solución en el asunto de la
Escuela del Trabajo. Se apunta, como solución intermedia, la ter-
minación del Colegio actual. Veremos qué dice la Excma. Dipu-
tación".
Finalmente, el año 1951, del 28 de abril al 4 de mayo, anota:
"Continúan sobre el tapete los planes de las futuras Escuelas
del Trabajo de Navarra. Aún no se ha decidido nada en firme por
la Excma. Diputación.
Funcionan ejemplarmente las Compañías Religiosas y la Asocia-
ción de Antiguos Alumnos, las Escuelas Nocturnas y Diurnas en
sus cinco grados. Apuntan algunas vocaciones. He observado que
los jóvenes alternan más con sus superiores. Reina en la Comunidad
espíritu de familia y de trabajo sacrificado"..
4. Cartas de don Luis Blázquez a don Pedro Ricaldone, Rector Mayor
de la Congregación
Son cuatro las que se conservan en el A.S. 38 Pamplona.
En la primera de ellas, fechada el 21 de junio de 1949, dice entre
otras cosas:
"Del asunto que tenemos con la Diputación sólo le puedo decir que
está muy parado por el cambio de los Sres. Diputados. Estos todavía no
se han hecho cargo del proyecto de las futuras Escuelas del Trabajo y
les asusta la cantidad a invertir en el nuevo edificio que será de más de
treinta y dos millones de pesetas. Esperamos que después de las fiestas
de San Fermín, que son el mes que viene, se reúna el Patronato de Ense-
ñanza Profesional y se aborde el problema definitivamente, pues ya lleva-
mos, entre unas cosas y otras, más de cinco años sin hacer reparaciones en
el edificio y hay algunas que son de urgencia si hemos de seguir en él
ocho o diez años más por lo menos.
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Por lo demás, aunque son un poco morosos en hacer efectivos fondos
para pagar las facturas de todos los meses, la Casa marcha muy bien eco-
nómicamente y se hace mucha beneficencia, pues la mayor parte de los
alumnos o son becarios o pagan muy poco al mes: cuarenta y cinco, se-
tenta y cinco, ciento sesenta, y muy pocos la pensión completa de 450 pe-
setas. A donde la pobreza de ellos no llega, llega la generosidad de la
Diputación. El déficit que este año tendrá ésta que abonar es de 1.114.000
pesetas.
El ambiente de los chicos es muy bueno, y se habla con mucho gusto
de Vocaciones. En la campaña vocacional de propaganda por los pueblos
se ha conseguido apuntar, para hacer el Cursillo de verano, a unos 105
niños y este fruto se debe sin duda alguna a las oraciones de los mucha-
chos... En el Congresillo vocacional, que tuvimos a primeros de mes, fue
tanto el entusiasmo que se inyectó en los alumnos en favor de las vocacio-
nes para Coadjutores, que se han presentado unos diez para apuntarse
como aspirantes y todos se han comprometido a buscar durante el verano
por lo menos una vocación. Así que ya le he escrito al Sr. Inspector que
puede darse prisa en hacer la Casa de Aspirantes a Coadjutores, pues nos
vamos a ver en un compromiso. Dios lo quiera. Mientras tanto hablan de
cosa tan santa.
Bueno, veo que le estoy robando mucho tiempo. Perdone mi indis-
creción y rogándole no caiga en saco roto mi deseo de dejar este cargo...,
me es grato profesarme hijo suyo en don Bosco".
La segunda de sus cartas lleva fecha del 19 de junio de 1950. De
ella extractamos tan sólo, por ser las demás de poca trascendencia y de
pura felicitación, las últimas líneas: "Nuestros asuntos con la Excma. Dipu-
tación marchan bien y estiman nuestra labor; pero el nuevo edificio, las
Grandes Escuelas proyectadas, por ahora parece que no se hacen. Hay
diputados que hablan que más factible será el acabar y mejorar el edificio
nuestro. No será de la capacidad del otro, pero se puede sacar mucho
partido. Con todo, un servidor personalmente cree que nada se hará por
ahora. Se perdió tiempo en los primeros entusiasmos y los que lo tienen
que llevar a cabo no piensan como los que hicieron el convenio. Dios hará
lo que más convenga".
El 20 de diciembre de 1950 escribe:
"Para su consuelo le diré que sus Hijos de Pamplona, tanto salesianos
como alumnos y demás secciones de la Casa, todos se esfuerzan por estar
cada día más aferrados a las enseñanzas de nuestro Padre San Juan Bosco
y que no perdonan sacrificio para hacerse y vivir siempre hijos muy fide-
lísimos.
El curso marcha muy bien, gracias a Dios, y la frecuencia de sacra-
mentos es muy consoladora. Las Compañías y la Acción Católica están fun-
cionando desde las primeras semanas, y, distribuidos sus miembros en va-
rios grupos, todos los domingos, antes de la Misa Festiva, tienen sus reu-
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niones y círculos de estudios, notándose mucho su influjo en el resto del
colegio y envidiándoles los que por su conducta ligera no han sido admi-
tidos; pues, mayores como son, han derramado lágrimas de sentimiento
por haber tenido que tomarse con ellos semejante medida; habiéndoles
tenido que decir para consolarles que si para la fiesta de don Bosco han
hecho un poco de esfuerzo en su conducta, se les admitirá de nuevo. Estos
navarros son un poco bruscos, pero de sentimientos nobles y muy dados
a defender lo que es bueno.
Nuestras relaciones con la Excma. Diputación van muy bien y está
satisfecha de nuestra labor, pero el proyecto de hacer un edificio nuevo
asusta a los nuevos Diputados por el volumen de millones que supone
(de treinta a cuarenta) y dado que en nuestro edificio nos desenvolvemos
bien y, acabado, se podría hacer tanto o casi como en el nuevo, hay alguno
que es partidario de que se acabe éste y se deseche el proyecto de la Gran
Escuela del Trabajo en Navarra. Se ha nombrado una comisión para que
estudie de nuevo el problema obrero. Con todo, nosotros, aparte de que
el edificio ya hace ocho años no lleva obra alguna y ni una pared se ha
levantado en él, estamos la mar de bien y a los jóvenes se les puede aten-
der mejor que si estuviéramos solos (sin la ayuda de la Diputación). Este
mismo año, viendo que los lavabos del dormitorio de los pequeños y me-
dianos no eran suficientes, ha hecho un gasto (la Diputación) de 65.000
pesetas y ha instalado sesenta lavabos individuales y nueve retretes más,
lo que ha conseguido que la limpieza se haga mejor y más rápida, y todo
ello sin disminuir la ayuda económica al Sr. Inspector".
En la cuarta habla el P. Blázquez al Superior General de la grave en-
fermedad con que el Señor ha querido probarle: "Un servidor —dice—
estoy convaleciendo de una operación que con toda urgencia hube de sufrir
el día 5 de enero. Se puede decir qu en ese día he vuelto a nacer y que
las oraciones de los salesianos y alumnos han conseguido de nuestros San-
tos Protectores un gran milagro. Así lo llama el cirujano que me operó,
pues fue una doble oclusión intestinal; y como era la quinta vez que me
abrían por el mismo sitio y hacía treinta horas que tenía el ataque, me
encontraron los intestinos tan mal que se les deshacían entre las manos, y
el asa que se formó entre las dos oclusiones se reventó y me quedé sin
pulso durante unos instantes. Tres transfusiones lograron hacerme revivir
a pesar de que los otros doctores ayudantes eran del parecer de dejarme
por imposible. Un verdadero milagro, pues estuve cuatro días entre la vida
y la muerte. Dios ha querido darme más tiempo para que me santifique
mejor".
La carta lleva la fecha del 15 de febrero de 1952.
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5. La oración con fe de los niños por la curación de su Director
En efecto. Ocurrió en enero de 1951. La Crónica del Colegio sigue
con bastante detalle todo el episodio de la enfermedad de don Luis: El
Sr. Director cae gravemente enfermo. Es reconocido por los médicos y,
para tranquilizarle, le dicen tratarse de una apendicitis.
El Director del Hospital, el Dr. Lite, tras el estudio del caso, dispone
el ingreso del enfermo en la Clínica de San Miguel. Allí le intervienen qui-
rúrgicamente sin apenas esperanza alguna de éxito. Al descubrir el estado
de sus intestinos, los médicos ayudantes se niegan a proseguir la ope-
ración.
Tan sólo el Dr. Lite, testigo de excepción de aquel formidable duelo
entre la vida y la muerte, se decide a continuarla hasta su terminación.
Los colegiales, enterados del caso, acuden a sus superiores pidiéndo-
les permiso para orar, de noche, ante el Santísimo. Aumenta el fervor y
número de Comuniones.
Los familiares del paciente acuden a su lado, procedentes de Alicante
y de Madrid: su madre y sus hermanos, Angelíta —madre de tres Salesia-
nos— y Carlos con su esposa.
A las oraciones de los chavales se unen también las de las niñas de
las Hijas de María Auxiliadora.
Los Salesianos montan un turno ininterrumpido para velar, día y
noche, en la habitación donde su director sostiene con la muerte el duro
y triste combate.
A don Luis se le escapan las fuerzas; el fin parece inminente.
Mas, de pronto, todo cambia de modo inesperado. Comienza la me-
joría.
Las oraciones y los multiplicados cuidados dispensados al paciente
logran su curación.
Se prepara la cariñosa recepción en la Casa Salesiana. Todos en ella
vibran de entusiasmo.
Cuando el médico le da de alta en la clínica, entra en su colegio a los
festivos acordes de la banda.
Don Luis, sumamente conmovido y emocionado, agradece todos cuan-
tos cuidados se le han prodigado; sobre todo, las oraciones a María Auxilia-
dora, que han obtenido su curación.
Y premia a sus chavales con un generoso paseo-merienda.
El Dr. Lite le aconseja una tranquila convalecencia en otro colegio.
Le responde don Luis que un Padre en ninguna otra parte se halla bien,
sino en su propia casa.
Llega el verano. Los Superiores creen conveniente proporcionarle
otro destino y nueva misión.
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Desde entonces, el P. Blázquez ha venido desempeñando cargos im-
portantes y delicados, dentro de la Congregación, relacionados con el Epis-
copado.
Mientras escribo estas líneas, trata de recuperar su salud, nuevamente
quebrantada, en la apacible Casa Salesiana de Campello (Alicante).
6. Las Hijas de María Auxiliadora en Pamplona
El Instituto de las Hijas de María Auxiliadora es la rama femenina
de la Obra de San Juan Bosco, por lo que las religiosas se llaman también
"Salesianas de San Juan Bosco". Tiene idéntica finalidad e idéntico pro-
grama que la Sociedad Salesiana: aparte de la perfección religiosa de cada
uno de sus miembros, la irradiación de sus actividades apostólicas en favor
de la niñez y la juventud, especialmente pobre y necesitada, hasta en tierra
de Misiones.
Aparecióse en visión la Virgen a don Bosco entre una multitud de
niñas que le suplicaban se preocupase también de ellas. La Virgen le dijo
con toda claridad: "¡Cuídate de ellas, son mis hijas!".
Su actividad benéfica se extiende a los Oratorios Festivos, Centros de
Asistencia en el Trabajo, Residencias para trabajadores y empleados, Pre-
ventorios, Colonias veraniegas en las playas y montañas, Centros de Asis-
tencia Social; Escuelas de todo orden, desde las maternales y elementales
a las de enseñanza media, Escuelas de Magisterio y Centros Universitarios,
y de acuerdo con las exigencias de los tiempos y lugares, Escuelas de ca-
rácter profesional, administrativo y agrícola; Colegios e Internados, Resi-
dencias para estudiantes de Enseñanza Media y Universitaria. Toda suerte
de actividades desarrollan en territorio de misión.
Jesús Martínez Torres publica en el "Diario de Navarra" del día 1 de
diciembre de 1977 un artículo, del que extractamos cuanto sigue:
"El día de San Saturnino se cumplieron los veinticinco años
de la comunidad de las Madres Salesianas en la Chantrea. Pre-
sentes ese día varias religiosas "fundadoras", entre ellas Sor Te-
resa Font, que ha permanecido durante estos veinticinco años en
el colegio de la calle Coronel Beorlegui.
— En 1952 ya llevábamos las Salesianas seis años en Pam-
plona —recuerda Sor Antonia Vara, de 71 años, una de las funda-
doras. Estábamos viviendo en un chalet de Argaray, donde los do-
mingos acogíamos a varios centenares de niñas de toda Pamplona.
Habíamos venido con la idea de crear un centro de enseñanza pro-
fesional femenino paralelo a las actividades que desarrollaban en-
tonces los Salesianos.
Sin embargo, después de presentar sus planes a la Diputación,
no llegaba la materialización del proyecto.
— Como éramos muy pobres y les llevábamos a los niños de
excursión, a mí se me ocurrió ir un día a pedirle al gobernador,
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D. Luis Valero Bermejo, un cupo de gasolina. Hablamos, le ex-
puse nuestra situación y me pidió le mandara por escrito nuestra
idea y para lo que habíamos venido. El llevaba entre manos lo de
la Chantrea, y nos ofreció este terreno y 700.000 pesetas, pensando
que teníamos dinero. Pero al ver qué pobremente vivíamos, al final
fue el Patronato el que hizo el edificio.
Y al nuevo edificio —estaba la casa sin calefacción y chorreando
agua— fueron ocho madres: Sor Francisca Pascual, Sor Manuela
González, Sor Teresa Font, Sor María Teresa Arambarri, Sor An-
tonia García, Sor Mercedes Argente, Sor María Isabel Ruiz y Sor
Antonia Vara.
— La Chantrea —continúa ésta— no era más que las trescien-
tas familias de los chalets tipo vaser; eran gente navarra, contra
lo que a veces se ha dicho y, según una estadística que hicimos,
sólo una familia era andaluza. Las demás eran obreros de pueblos
navarros que habían venidb a Pamplona a trabajar. A D. Luis Va-
lero se le ocurrió esta obra social. A la vez que iban desempeñando
su trabajo, iban haciendo sus casas, juntándose en grupos albañiles,
carpinteros, etc.
Recuerda que aquel año —1952 cuando el 3 de diciembre vino
Franco a inaugurar el barrio— hizo un frío muy intenso con tempe-
raturas de hasta once grados bajo cero.
— Convivíamos intensamente con las familias y había una se-
ñora, enferma de asma, que tenía que subir hasta Pamplona a po-
nerse inyecciones. Le dije a Sor Font: aquí hay una mesa y un
biombo. Y pusimos el dispensario al final del edificio.
Y el dispensario ha funcionado hasta hace dos años, cuando
Sor Font —65 años, con un corazón dañado que le obligó en junio
último a estar varios días en la UVI— dejó sus actividades. En
total, de acuerdo con las estadísticas que se han ido registrando,
más de 43.000 personas han pasado por el dispensario para ponerse
inyecciones.
— ¡Imagínese los pinchazos que esta Hermana ha dado! Al
principio, como aquí/ no había otra, nos llamaban a cualquier hora,
e incluso venían mujeres casadas para que les explicáramos cómo
se arreglaba a los niños. Un día trajeron un niño enfermo y se
murió en el portal de la casa.
Sor Antonia recuerda:
'Se me ha grabado para toda la vida la generosidad de aquella
gente, que preguntaba a ver cuánto nos debía'.
Y subraya el cariño de tantas personas con motivo de la en-
fermedad de Sor Font.
— Sor Font, catalana y de mucho carácter, les hablaba a los
niños —ella daba clase a los pequeños— como a hombres. Un día
se lo dije y me contestó: 'Son los hombres de mañana'.
Cita también la afición artística y teatral de Sor Font y las
actividades teatrales que siempre ha llevado el colegio: 'Durante
los doce primeros años, tuvimos sesión de teatro todos los do-
mingos'".
Hasta aquí, "Diario de Navarra"
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18.2 Page 172

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Podemos completar lo. dicho con algunos datos más.
El 19 de marzo de 1951 tuvo lugar la bendición de la Primera Piedra
del Colegio. Escribía así el "Diario de Navarra" del día 20: "Ayer, a
mediodía, en la nueva barriada de la Chantrea, donde el Patronato Francis-
co Franco ha construido un grupo de viviendas para obreros, tuvo lugar la
bendición de la Primera Piedra de la Parroquia dedicada a San José, y
de la Escuela para niñas, que regentarán las religiosas salesianas de María
Auxiliadora. Concurrió mucho público a estos actos... Ofició el Prelado
de la diócesis... Terminada la Ceremonia, el Sr. Obispo dirigió la palabra
para poner de manifiesto el agrado con que la Iglesia veía esta obra de
las viviendas, completada con la erección de una parroquia, así como la
Escuela, para que en ellas recibieran los hijos de los obreros la adecuada
instrucción.
Luego siguieron los discursos de las autoridades.
La banda de música de las Escuelas Salesianas amenizó el acto, así
como las niñas del Colegio María Auxiliadora, que cantaron unas composi-
ciones ".
El 29 de noviembre de 1952 tenía lugar la inauguración del Colegio
de la Chantrea.
Actualmente, en el año 1977 —según los datos que nos suministra
la Hermana Directora, Sor Josefina Beltrán—, educa a unas 500 alumnas,
aparte de las que diariamente acuden a él para sacar el título de "Borda-
dos" o bien de "Corte y Confección", que en conjunto ascienden a
unas 120.
El número de religiosas que compone la Comunidad es de quince.
Salesianas navarras son unas 40.
Las actividades que actualmente tiene la Casa son las siguientes:
Enseñanza: Preescolar, Básica y Confección y Bordados.
Extraescolares: Rondalla, Coral, Mecanografía, Inglés, Euskera, De-
portes, Ballet, Patinaje artístico, Montañismo, Biblioteca, Grupos mixtos de
teatro.
Centro Juvenil: (Oratorio). Domingo y días festivos. Vienen aproxi-
madamente unos 500. Es mixto.
Cooperadores Salesianos: Unos 20. Realizan labor social, como, por
ejemplo, dar clases a personas mayores que apenas saben leer y escribir.
Además de que se les mueve culturalmente, se tienen contactos personales
con ellas y esto es muy positivo.
Catcquesis: De las 15 Hermanas que forman la Comunidad, 12 tra-
bajan en la Catcquesis de la Parroquia. Es una labor maravillosa. En total
son 32 Catequistas y unos 500 chicos y chicas.
"Nosotras —dice Sor Josefina Beltrán— tenemos muy metido el es-
píritu de don Bosco y estamos siempre en contacto con las jóvenes, pues
el contacto produce cariño y únicamente de esa manera se puede educar".
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Actuación de las alumnas del Colegio
en el día de la Comunidad Educativa.
La Virgen Auxiliadora, es trasladada en procesión
desde la Colonia Argaray al nuevo Colegio
de las Salesianas en el Barrio de la Chantrea.
Bendición de la primera piedra del Colegio de las Hijas de María Auxiliadora en la Chantrea.
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XI
DON JOSÉ MARÍA ENSEÑAT:
COADJUTOR, SACERDOTE, HOMBRE DE DIOS
1. El Salesiano Coadjutor
"El cristiano que entra en la Sociedad como Coadjutor —dicen las
Constituciones Salesianas, art. 37—, responde a una vocación divina ori-
ginal: la de vivir la consagración religiosa laical al servicio de la misión
salesiana.
Participa en todas las tareas educativas y pastorales salesianas no li-
gadas al ministerio sacerdotal. En muchos sectores tiene una función in-
tegrante e insustituible; el hecho de ser religioso laico le permite un pe-
culiar modo de presencia y acción, necesario para el logro de la misión
común: 'Tengo necesidad de ayudantes —decía don Bosco a los Coadjuto-
res—. Hay cosas que los Sacerdotes y Clérigos no pueden hacer, y las ha-
réis vosotros'".
Y en los Reglamentos, art. 92: "Los Coadjutores reciban una forma-
ción integral específica, propia de educadores salesianos laicos. Dediqúen-
se con empeño, según sus aptitudes, a los estudios y a la preparación téc-
nico-profesional, teniendo en cuenta la misión que han de desempeñar;
adquieran una seria formación teológica, pedagógica y salesiana, propor-
cionada al nivel cultural alcanzado, e impartida a lo largo de todo el
período formativo".
Las Reglas precedentes, que rigieron en la Congregación Salesiana
hasta el XX Capítulo General y que tuvieron vigor hasta el 4 de enero
del año 1972, decían en su art. 12: "En esta Sociedad, que se compone
de Clérigos y Coadjutores, todos los Socios viven vida común, unidos por
el lazo de la caridad fraterna, que de tal manera los junta, que forman
un solo corazón y una sola alma, para amar y servir a Dios con las virtudes
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D. José María Enseñat
con D. Miguel Salgado.
Alumnos de la Sección Profesional. Grupo General. Curso 1953-54.
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de la pobreza, castidad y obediencia y una vida fervorosamente cristiana".
En los Reglamentos, el art. 331 disponía: "Está prescrito para los
Coadjutores, después de la primera Profesión, un período de perfecciona-
miento con el fin de completar su formación religiosa y profesional.
Para los Hermanos Artesanos y Agricultores este período será de
tres años; para los demás, de dos".
El art. 332: "Todas las Inspectorías... tengan una Casa destinada al
perfeccionamiento de los Coadjutores, Artesanos y Agricultores...
Los demás Coadjutores, hecha la primera Profesión, serán destinados,
por un bienio, a Casas de formación de la Inspectoría o también a otras
Casas de observancia regular...
En lo tocante a la formación religiosa, moral y social de los jóvenes
Hermanos Coadjutores, síganse, en cuanto sea posible, las normas vigen-
tes en los Estudiantados de los Clérigos...".
Se trasluce, a través de cuanto hemos consignado, evidentemente el
influjo del espíritu del Concilio Vaticano II.
Es, asimismo, norma en la Congregación que el candidato a la vida
salesiana defina su opción por la misión apostólica como sacerdote o coadju-
tor, antes del noviciado, en los albores del mismo o, a más tardar, antes
de la primera profesión. Tal elección suele darse, de ordinario, como de-
finitiva.
Mas, a toda regla le cabe su excepción.
José María Enseñat hizo su aspirantado en Sarria. El año 1928 emitía
los primeros votos temporales, y en 1933 los perpetuos. Siempre como
Coadjutor.
Durante la guerra civil, comenzó a pensar seriamente en el sacerdo-
cio, cuando se hallaba prisionero en la Cárcel Modelo de Barcelona.
Bastante tuvo que intervenir en la decisión el P. Viñas, que con él
compartía la mansión carcelaria y es muy posible que aquél le iniciara en
los cursos de latinidad.
Buena prueba de ello, una carta que, años más tarde, recibía el P. Vi-
ñas, director del Colegio de Pamplona, de su Provincial, don Juan Al-
berto, con motivo de una resolución semejante que bullía en la mente de
otro coadjutor con el agrado y la consiguiente aceptación del P. Viñas:
"No nos pase —decía la carta— como con Enseñat que, después de llevar
años de coadjutor, ha insistido (usted creo que ha sido uno de los que
más le han ayudado) hasta lograr un cambio, que el tiempo dirá si ha sido
acertado. El pensamiento de los Superiores sobre esto es que lo resolvamos
antes del Noviciado".
El Salesiano Coadjutor es una de las instituciones más geniales de
don Bosco.
En las Casas Salesianas abundan y no escasean en la actualidad Coad-
jutores que constituyen nuestra gloria y legítimo orgullo. La labor del
Coadjutor ha sido, en todo tiempo, y lo sigue siendo, meritísima e insus-
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tituible. Cada uno en su actividad. Con más o menos estudios. Unos con
tanta o mayor competencia que los mismos sacerdotes. Otros con un ta-
lento natural muy estimable y bondad avasalladora.
Una encuesta entre nuestros Antiguos Alumnos es muy posible arro-
jara resultados tan interesantes como curiosos.
Todos, con su propio carisma, contribuyendo a la edificación del Cuer-
po Místico de Cristo en el seno de la Congregación. Y todos con una
dedicación total a la formación integral de los jóvenes.
¿Cómo y de dónde surgían, entonces, las vacilaciones del buen Pro-
vincial respecto al cambio de Enseñat, "que el tiempo había de decir si ha
sido acertado"?
Creo estar en lo cierto si afirmo que de la creencia de alguno o algu-
nos Superiores de que Enseñat no llegaría a superar los estudios eclesiás-
ticos, iniciados en edad tan adulta.
Sin embargo, me alegra poder constatar aquí —fui profesor suyo
cuando él cursaba los estudios teológicos— que Enseñat fue un buen estu-
diante, salesiano cien por cien, piadoso y hombre que llegó al sacerdo-
cio con una profunda vivencia de Dios. Y ¿después?
Cedo la pluma al P. Armiñana: "Ya sacerdote, fue destinado a la
Casa Salesiana de Pamplona, en donde desempeñó sucesivamente los car-
gos de Consejero, Catequista y Director. Gran devoto de María Auxiliado-
ra, propagó su devoción por la ciudad de Pamplona y llenó materialmente
muchos pueblos de Navarra de numerosas capillas para la Visita Domici-
liaria. Supo ganarse la confianza y la amistad de los muchachos, a los que
comprendió y orientó, y son muchos los que hoy pueden decir que el
Señor se sirvió del P. Enseñat para consagrar su vida a los jóvenes en la
Congregación Salesiana. Faceta muy importante ésta en la vida del P. En-
señat".
Desde sus años de teología, si no antes, llamaba poderosamente la
atención de cuantos le conocimos su devoción a Cristo en la Eucaristía.
Este amor orientaba y movía su vida diaria hacia una maravillosa alegría
y optimismo apostólicos. Magnífica culminación de la misma fueron sus
once años últimos, dedicados enteramente al Templo del Tibidabo, prime-
ro como director de la Comunidad salesiana, y luego como párroco de la
preciosa y concurrida iglesia.
"Haciéndose eco —sigue Armiñana— de las palabras de Pablo VI
en la 'Investigabiles dividas': 'Ante todo deseamos que se rinda este culto
al Sagrado Corazón por medio de una participación más intensa en el culto
al Santísimo Sacramento, ya que el principal don de su amor fue la Euca-
ristía', comprendió que el Tibidabo, como Santuario dedicado al Sagrado
Corazón, debía tener una dimensión eucarística. Por eso su gran sueño
era lograr instaurar la Adoración Perpetua. El 18 de junio de 1965 el sueño
se convirtió en realidad con una solemne noche eucarística presidida por
el entonces Cardenal Arzobispo de Tarragona, Dr. Benjamín Arriba y
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Castro. Con tal motivo el Papa envió un extenso telegrama. Puede decirse
que fue ésta la obra maestra del P. Enseñat.
Actualmente cuenta con más de dos mil personas inscritas en la Ado-
ración diurna y quinientas en la nocturna".
2. Sacerdote salesiano y hombre de Dios
Con la eficiente ayuda de su personal, el P. Enseñat fomentó, durante
su directorado, el amor a la Eucaristía. En Novenas, Primeros Viernes y
fiestas, la concurrencia de los muchachos a la Sagrada Mesa era casi total.
Además, éstos visitaban, con frecuencia, durante la jornada, a Jesús Sa-
cramentado.
El 24 de mayo de 1952 tuvo lugar la inauguración de un nuevo turno
de Adoración Nocturna con el título de María Auxiliadora.
"Era el P. Enseñat —me dice don José Guillamet, vicario suyo y
prefecto del colegio en aquellos años— un salesiano de gran personalidad.
Recuerdo, ante todo, su gran devoción a María Auxiliadora y los esfuer-
zos que realizó para que dicha devoción se extendiera, no sólo por la ciudad,
sino por toda Navarra".
El cronista del Colegio queda admirado de la asistencia de los fieles
a la Capilla con motivo de la Conmemoración Mensual de los días 24 de
cada mes. Así escribe en 24 de junio de 1952: "Hemos tenido el consuelo
de ver hoy una gran concurrencia de fieles a la función en, honor de
María Auxiliadora. Parecía un día del Mes de Mayo".
"Los mismos muchachos del Colegio —continúa don José Guilla-
met— se encargaban de difundir la devoción a la Virgen, invitando a sus
padres a inscribirse en uno de los turnos de la Visita Domiciliaria. Las
Capillas que circulaban por Pamplona y su región se contaban por cente-
nares ".
La procesión del 24 de mayo se celebró, hasta el año 1954, en la
intimidad y recogimiento de los patios del colegio si bien con toda la
solemnidad posible.
Según el cronista, los fieles desfilaban dicho día ininterrumpidamente
por la Capilla del colegio venerando la imagen de la Virgen.
Cuando el año 1954 ésta fue trasladada procesionalmente fuera de los
recintos del Colegio, atrajo una imponente concurrencia de Antiguos Alum-
nos y Cooperadores, de tal suerte que el acto constituyó un impresionante
triunfo de la Virgen de don Bosco.
"Se hacían —dice el P. Guillamet— tan sólo dos procesiones públi-
cas en Pamplona: la del Corpus y la del Sagrado Corazón. Cualquiera otra
estaba prohibida por la autoridad eclesiástica. Con todo, el P. Enseñat
consiguió del Sr. Obispo el correspondiente permiso para añadir a las
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existentes la de María Auxiliadora que, en aquellos años, constituyó un
verdadero éxito".
Fruto de su celo fue la preocupación por las vocaciones.
3. Primera Misa de don Antonio Mélida y de don José Gabriel Larreta
El primer año de su directorado se le presentó feliz ocasión para pre-
parar una bien organizada "Jornada Vocacional" con motivo de la orde-
nación sacerdotal de dos antiguos alumnos del Colegio: Antonio Mélida y
José Gabriel Larreta.
La fiesta tuvo lugar del 7 al 8 de junio de 1952. El primero de esos
días, por la tarde, tuvo lugar la recepción solemne, a la par que cariñosa
y hasta emotiva, de ambos neosacerdotes, en los patios del colegio. Luego
siguió una función religiosa vocacional-eucarística, oficiada por José Ga-
briel.
El día 8 celebró la Misa de Comunión el Prefecto de las Escuelas,
don José María González Arrese, en la que distribuyó el Pan eucarístico
Antonio Mélida. No faltaron, durante la Comunión, motetes bien ensaya-
dos, de Villani, Candi, Perosi y Magri.
A las 8,30, en la iglesia de las Salesas de la ciudad, celebró su Pri-
mera Misa Solemne José Gabriel, actuando en ella de Padrino Eclesiás-
tico don José María Enseñat, y de Padrinos de honor los propios padres
del misacantano. Predicó don Fidel Martín, salesiano.
A las 11, tenía lugar idéntica ceremonia en la Capilla del colegio.
La celebración de la Primera Misa de Antonio Mélida fue seguida por los
jóvenes y público con el máximo interés y fervor. Actuó en ella de Padrino
también el director del Colegio; de Padrinos de honor, los padres de An-
tonio, y predicó don Pablo Baraut, futuro sucesor en la dirección de la
Casa de Pamplona, del P. Enseñat. La "Schola cantorum" del colegio
interpretó la partitura, a tres voces, "Adeste fideles" de Brunet y Reca-
sens, con acompañamiento de orquesta.
La parte recreativa del Programa se desarrolló en dos Veladas. El
día 7 la primera, que tuvo el matiz que requería la clausura de las Jornadas
vocacionales, celebradas en los días anteriores por todo el colegio. Las pala-
bras finales del P. Mélida fueron muy aplaudidas.
La Velada del día 8, a las 18,30, se dedicó por entero a los dos neo-
sacerdotes. Transcribimos el Programa por creer será ello del agrado de
cuantos han vivido en su propia persona las emociones de actos seme-
jantes:
Bajo la doble águila. Marcha. Wagner. Banda.
Es mucha la mies (J. M. de Beobide), coro y banda.
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Discurso de don Gabriel Molina.
— Coro de marineritos (Chueca y Valverde), Externado.
Yo pienso hacerlo así. Poesía (por Ricardo Larrasoaña).
Mi ofrenda. Poesía (por J. L. Azcárate).
Intervención del coro del internado.
— El heredero del rey. Alegoría vocacional. Letra de Juan Gil y mú-
sica de J. M. de Beobide, ambos salesianos. En dos cuadros, con
acompañamiento de orquesta por los "artistas" del Externado.
Palabras finales de don José Gabriel Larreta.
No faltaron otras intervenciones musicales, que no enumeramos por
no alargarnos.
Actos como el reseñado son eminentemente formativos, pues llevan
consigo un influjo singular de arte, finura, elegancia y cultura, que inciden
muy beneficiosamente en los actores y asistentes. Son, a la vez, en el orden
espiritual más estricto, siembra fecunda de vocaciones comprometidas en
el mundo o en el estado religioso o sacerdotal para la extensión del Reino
de Cristo.
Don José Gabriel Larreta trabaja, en la actualidad, en la Inspectoría
de Valencia; don Antonio Mélida forma parte, desde hace años, del Con-
sejo Superior de la Congregación Salesiana...
Don José María Enseñat siguió los sacrificados itinerarios de sus an-
tecesores en busca de Vocaciones. El recorrido de cincuenta o sesenta pue-
blos de la región, con las correspondientes visitas a párrocos y maestros,
conferencias, exámenes, etc. se tornaba agotador. Y ello era preciso sumar-
lo a la tarea diaria de la dirección del colegio.
4. Ambiente colegial
Don José Guillamet relata:
"Formé parte del personal de la Casa de Pamplona en dos etapas.
La primera corrió del año 1951 a 1955; la segunda, del 1959 a 1965. En
el primer período —al que ahora nos referimos —desempeñé el cargo de
encargado de Estudios de las Escuelas Profesionales durante los dos pri-
meros años, y el de prefecto los dos siguientes, sustituyendo a don José
María González, que falleció por entonces.
Reinaba un ambiente de mucho estudio, trabajo y disciplina. Los mu-
chachos sólo gozaban de unos días de vacaciones en Navidades. No vol-
vían a salir en el resto del curso. Todos eran internos, incluso aquellos cu-
yos familiares residían en la ciudad. No se les concedía visitar a aqué-
llos, sí recibirles en el colegio. Esta disciplina resulta hoy inconcebible.
Quienes la vivieron la recuerdan y consideran como seria y fuerte, pero
no se quejan de ella. Lo he podido constatar en mis contactos con aquellos
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nuestros alumnos de entonces. No nos lo reprochan porque ciertamente
—así piensan— les ayudó a triunfar en la vida.
Por lo que a la espiritualidad se refiere, hubo de lamentarse el cam-
bio de Catequista, cada curso, durante cuatro años. Ello influía negativa-
mente en el funcionamiento de las Compañías, pues cada encargado llevaba
su propio esquema. Y la decadencia de las Compañías repercutía en la
marcha espiritual de todo el colegio. La deficiencia quedaba, en parte, su-
perada por el fervor contagioso del P. Enseñat. Se solemnizaban las fies-
tas y conmemoraciones de María Auxiliadora, Primeros Viernes, el último
día de cada mes consagrado a don Bosco.
Los muchachos, en general, respondían a pesar de su conducta un
poco huidiza y de no abundante familiaridad con los superiores".
Leo en el "Diario de Navarra" del 1 de febrero de 1953 que las Es-
cuelas Salesianas, en aquel entonces, tenían las siguientes ramas: Mecánica,
Electricidad, Carpintería, Ebanistería, Talla y Escultura, Imprenta, Ca-
jista, Linotipia, Encuademación y Sastrería.
Los exámenes se celebraban con seriedad, presididos también por
algunos industriales de la capital.
La invitación al reparto de premios corría a cuenta del Presidente
del Patronato de Formación Profesional de Navarra, acudiendo al mismo
las autoridades de la ciudad.
Así, puede leerse en la Crónica de la Casa del 27 de abril de 1952:
"Por la tarde ha tenido lugar el reparto de premios, asistiendo al
acto el Sr. Obispo; el diputado foral don Alejandro Adrián; el concejal
y miembro del Patronato, don Nicolás Ibarra; el miembro del Patronato
don Hilario Etayo, etc., etc. y representantes de la prensa. Al terminar la
Velada, han pasado a ver los trabajos presentados por los alumnos a los
exámenes, expresando reiteradamente su admiración por la eficiente or-
ganización y los resultados obtenidos. No cesaban de exclamar: '¡Esto es
magnífico! ¡Lástima que no se conozca la labor que en las Escuelas se
realiza y, por consiguiente, no se aprecie y apoye como fuera menester'.
Don Alejandro Adrián habló en nombre de la Diputación y terminó
así su discurso: Cincuenta diplomas para otros tantos jóvenes obreros son
el exponente del gran espíritu salesiano con que se educa en este Centro,
cantera inagotable de donde salen para Navarra dignos trabajadores como
los soñó don Bosco, los quiere el Papa y los necesita la Patria".
El día 2 de marzo de 1952, en Navarra, y precisamente en el Castillo
de Javier, se celebró la inauguración del IV Centenario de San Francisco
Javier, con la asistencia del Ministro de Educación Nacional, Excmo. Sr.
Ruiz Jiménez, de varios Prelados y entre ellos el Vicario Apostólico de
Hiroshima.
Por la tarde, el Ministro dio una solemne recepción en el Gobierno
Civil. Al pasar a saludarle los directores de los Centros docentes de Pam-
plona, el Sr. Gobernador hizo la presentación del Superior de las Escuelas
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Dos veteranos:
D. AAggrriippiinnoo MMéndez y Éft
D. Manuel Parreño.
Salesianas con estas palabras: "Los PP. Salesianos, que tienen unas gran-
des Escuelas del Trabajo para obreros"; y el Ministro se entretuvo breve-
mente hablando con el P. Enseñat, interesándose por la obra salesiana de
Pamplona y prometiéndole —de poder volver a Pamplona— ir a vi-
sitarla.
El hecho de conversar el Sr. Ministro con el director salesiano llamó
la atención de las demás autoridades y personalidades asistentes, pues no
hizo cosa semejante con ninguno más. En la Crónica de la Casa consta
cuanto hemos expuesto.
Los alumnos que completaban el aprendizaje recibían la insignia de
Antiguos Alumnos, se consagraban públicamente a María Auxiliadora, a
la que, el año 1952, el 22 de junio ofrendaron, costeados por ellos mis-
mos y con absoluta espontaneidad unas hermosas vinajeras para los días
festivos y un valioso incensario.
El año 1952 —no consta ni día ni mes— escribía don José María
Enseñat la siguiente carta a don José Manuel Zubizarreta y a doña Emilia
Aróstegui:
"Las impresiones del curso, que hemos terminado felizmente, son
muy buenas. Los chicos han aprovechado el tiempo. Han terminado sus es-
tudios profesionales un grupo magnífico: ¡cuarenta y dos! Es la mayor
promoción desde la fundación de las Escuelas y, desde luego, una promo-
ción brillantísima. Muchachos buenos, bien preparados en el oficio, en su
piedad, con mucho optimismo.
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Créame que hemos quedado satisfechos al ver lo encariñados que
han quedado con las Escuelas y sus Maestros. Es un verdadero encanto.
¡Qué acto tan hermoso el de la entrega de los Diplomas a estos bravos mu-
chachos! Estuvieron presidiéndolo el Sr. Obispo, el Sr. Gobernador, los
Diputados Ferales en representación de don Miguel Gortari —ausente por
enfermo, ¡qué pena!—, representantes de la Industria, Trabajo, Prensa,
etcétera...
Creo habrán recibido o recibirán "El Pensamiento Navarro" con la
reseña de dicho acto. ¡Cuánto hubiesen gozado ustedes de haber podido
presidir y contemplar aquellos rostros alegres y emocionados de los cua-
renta y dos jóvenes con sus flamantes Diplomas de fin de Aprendizaje y
comprobar prácticamente el fruto de su magnífica obra. Porque todo esto
ha sido posible gracias a la bondad y magnificencia de ustedes. ¡Que el
Señor se lo pague!
Gracias, señores fundadores, desde lo más íntimo del corazón, en
nombre propio y en nombre también de estos mozos navarros, que serán
la gloria de la Iglesia, de la Patria y de Navarra. Y corona de gloria para
ustedes, cuya memoria bendecirán eternamente.
Y si vieran cómo los solicitan las empresas... Al día siguiente de salir
de las Escuelas, estaban todos colocados. ¡Todos! ¡Y más que hubiera!
Me decían algunos ingenieros y jefes de empresas: Tadre, no tendrá un
par de muchachos más de esos que han terminado?'
Tal vez haya algo de vanagloria, en mis palabras, pero es que deseo
conozcan, al pie de la letra, los magníficos frutos que produce el sacrificio
y la generosidad de ustedes.
Les podría contar muchas cosas agradables del curso que hemos ter-
minado. Una sola voy a indicarles para aumentar, si cabe, su alegría; y es
la siguiente: Entre los muchachos reina un ambiente tan sano y limpio
que, entre ellos, hay un grupo muy numeroso de verdaderos ángeles en
carne humana.
Aun entre los mayores, que han terminado, muchachos de diecisiete
y dieciocho años, conservan la inocencia bautismal en medio del ambiente
materialista que reina en el mundo...".
La carta revela el corazón agradecido, efusivo, bueno, lleno de Dios
del P. Enseñat. Así le conocí yo en sus años de teología. Era natural que
los muchachos depositaran en él su entera confianza, entregándose a su
dirección espiritual en la acogedora morada de su despacho, siempre abier-
to a todos.
Y don Guillamet añade a lo anterior que las Empresas pedían a los
muchachos, para su servicio, aun antes de que acabara el curso.
El 5 de diciembre de 1953, en el Palacio del Pardo, el Generalísimo
Franco procedió al reparto de premios y diplomas a los vencedores del
VII Certamen Internacional de Formación Obrera. Tomaban parte en él
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sesenta y siete aprendices, de los que 18 eran alemanes, 9 portugueses,
9 marroquíes, 2 franceses, 4 suizos, 1 inglés y 24 españoles.
Al acto asistieron los jefes de las diversas Empresas, los Embajado-
res y Encargados de Negocios de las naciones participantes, así como un
nutrido grupo de observadores, que habían acudido a la Olimpíada del
Trabajo en nombre de Brasil, Egipto, Suiza, Francia, Colombia, Perú, Ni-
caragua, Venezuela, Méjico y Turquía.
Las Escuelas Salesianas de Pamplona contaron con un campeón, un
subcampeón y un tercer premio.
El Caudillo se mostró muy afectuoso con el director de los Sa-
lesianos.
5. Normas y alientos: Visita Canónica extraordinaria de don Juan Antal,
Catequista General del Consejo Superior de la Congregación
Las Actas están en italiano. Entresacamos de ellas, traduciéndolas, al-
gunos párrafos de mayor interés. Están fechadas el 13 de abril de 1953:
"El año 25 de la fundación de esta importantísima Casa, llego
aquí para visitarla en nombre del Rector Mayor.
El colegio está repleto de jóvenes internos, que aprenden las
diversas profesiones y tiene también una sección de externos de
Escuelas Elementales.
La Obra corresponde perfectamente a su finalidad y ha alcan-
zado nombre ante autoridades y público por su Enseñanza Profesio-
nal bien impartida.
Los jóvenes que terminan su aprendizaje, son requeridos por
las diversas empresas, encontrando inmediatamente colocación
en ellas.
Entre los muchachos existe buen espíritu, son dóciles, frecuen-
tan los Sacramentos. No puede pedirse más de ellos.
Los Hermanos deberían ser más en número, sobre todo para
los efectos de la asistencia. Todos trabajan con verdadero espíritu
de sacrificio.
En la Casa reinan el espíritu salesiano y la observancia reli-
giosa. Las prácticas de Piedad se cumplen con regularidad.
Con el deseo ardiente de promover el bien y satisfacer los
deseos de los Hermanos, anoto las siguientes observaciones:
1. Afánense con voluntad empeñativa y eficaz por terminar la
iglesia, ya comenzada hace años. Ello para el bien de las almas,
y para que nadie tenga que decir de la Congregación la ex-
presión evangélica: 'Comenzó a edificar y no pudo acabar'.
2. La Capilla actual hállase en un estado hasta deplorable. Urge
acondicionarla. El agua que corre bajo su pavimento habrá de
ser aspirada mediante una bomba. De lo contrario, tendrá que
seguir el público soportando siempre esa insalubre humedad.
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3. Si hasta ahora no se han originado desgracias, atribuyase el
hecho a una especial protección de la Virgen. De todos modos
es cierto que en esas condiciones es muy difícil educar a nues-
tros jóvenes en la Piedad.
4. Insistid con la Diputación para que instale la calefacción tam-
bién en las habitaciones de la Casa. Los pobres Hermanos su-
fren demasiado. Se quejan éstos de que varios de ellos, ya an-
cianos, no tengan más comodidad. Téngase en cuenta esta ob-
servación en el momento de la construcción del nuevo edificio
de la Escuela del Trabajo.
8. Los talleres pienso que están bien surtidos. Sólo el de Tipogra-
fía carece de maquinaria moderna. Cuando la Providencia envíe
nuevos recursos económicos, conviene se atienda a su mejora,
pues para los Salesianos la Imprenta no sólo es escuela, sino
medio potentísimo de apostolado y propaganda.
10. En el caso de que la Diputación, a base del contrato estipulado
hace ya seis años, se decida a construir el nuevo Colegio, vénga-
se a la revisión del contrato, y no se enajene esta Casa sin el
consentimiento expreso del Consejo Superior de la Congrega-
ción. En cuanto a nuevos acuerdos, hágase sobre ellos un estu-
dio serio, y sálvese la propiedad de este inmueble; del edificio
y de la maquinaria.
Este colegio, en todo caso, siempre podría servir y en muy bue-
nas condiciones, para la formación de los Coadjutores; y en el
caso de que no se llenara de aspirantes, podría precederse a la
ampliación de las Escuelas Externas.
13. Es menester que se presente a los Hermanos una comida más
variada. El plato de cocido —dos veces al día— los hace inca-
paces para un trabajo intenso, muchos años antes de tiempo.
El pan y el cocido dense a discreción, según la necesidad del
consumidor; es decir, en la cantidad en que éste los necesite.
Mientras nuestros jóvenes estén lamentándose de la comida,
la educación religiosa que queráis impartirles, no echará raíces
muy profundas.
16. Recomiendo que el trato con los jóvenes se desarrolle siempre
de un modo muy humano y caritativo. Estos muchachos son, en
general, de óptimo carácter, un poco altivos. Una severidad irra-
cional los separaría para siempre de vosotros. Sólo con la ca-
ridad de don Bosco los podréis educar.
18. Vigilad para que no entren libros o revistas inconvenientes.
Si hicierais una redada de tales escritos, quedaríais sorpren-
didos de cómo trabaja el demonio ocultamente.
22. Complétese el trabajo de las Compañías fundando también la
de la 'Inmaculada'. Pocos, y muy escogidos, habrán de ser los
socios de la misma.
23. Evitad las quejas de los jóvenes a causa de funciones de iglesia
demasiado largas. Si ellos toman parte activa en las mismas, no
se quejarán.
24. ¡Permaneced en la caridad! Gracias a Dios, en esta vuestra Casa
existe mucha unión. Conservadla, defendedla, aumentadla. La
gran virtud salesiana será siempre la caridad. Hemos de tener
siempre un corazón grande, dilatado, comprensivo. Hablad siem-
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pre bien de todos, daos mutuamente buenos consejos, amaos,
soportaos, y la paz de Cristo estará siempre en vuestro co-
razón.
Fruto de esta vuestra caridad será una mejor calidad de vues-
tro trabajo pedagógico. Además que aumentará, de continuo,
el número de jóvenes que deseen entregarse al Señor en la
Congregación.
25. Demandad la caridad de muchos, de todos, a fin de terminar
de una vez y decorosamente las obras de la nueva iglesia. No
esperéis. Parece ser que la Diputación, en la actualidad, carece
de medios. Si en su construcción intervienen muchos, con sus
propios sacrificios, resultará más preciosa".
Quien conoció a don Juan Antal no queda maravillado —ante este
su "mensaje" a la Casa de Pamplona— de las virtudes de prudencia y,
sobre todo, de la amplia caridad con las que el Señor había enriquecido
su corazón.
De ello se dieron cuenta perfecta los jóvenes. Más el cronista, que
deja escritas estas palabras muy reveladoras de cuanto hemos dicho:
"Al despedirse el amadísimo Padre, hizo que se le acercaran todos
los alumnos para dirigirles unas palabras. Fueron éstas recibidas con amor
y veneración. Luego fue estrechando las manos de los jóvenes, entre atro-
nadores aplausos y abrazando a cada uno de los Salesianos. Estaba el
P. Antal vivamente emocionado.
Y luego..., a punto de arrancar el tren, abrazó al Sr. Director y al
Sr. Prefecto con tal afecto que se sintieron profundamente conmovidos.
Don Antal estaba casi llorando.
Su visita fue una verdadera bendición de Dios y creo habrá hecho
mucho bien a todos.
La impresión que deja es magnífica. Los chicos están admirados y
los Salesianos satisfechísimos".
Un año más tarde, don Tomás Baraut, Provincial, en su Visita canó-
nica ordinaria, hace constar en las Actas de la misma:
"Hice la visita inspectorial a la Casa de Pamplona. Hay en ella 230
internos, 250 externos, 70 en las Escuelas Nocturnas y 60 en la filial de
Huarte y Cía. Hay treinta Salesianos.
Reina en la Casa el mejor ambiente. Difícilmente se puede pretender
más de estos jóvenes artesanos.
Las Compañías tienen vida floreciente y la campaña vocacional es es-
pléndida. Aspiran estos buenos Hermanos nada menos que a reunir un
centenar de Vocaciones entre Navarra y sus contornos.
Después de leer las Actas del Visitador Extraordinario y comprobar
el empeño que se pone en cumplirlas, me parece conveniente insistir en los
siguientes puntos..."
Son varios. Citamos tan sólo uno: "Es urgente conseguir de la Dipu-
tación un local más cómodo y decente para la iglesia".
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Lo que parece indicar que, pese a las disposiciones de don Juan
Antal al respecto, seguía este asunto en vía muerta por las deficiencias
económicas de la Casa y tal vez de la misma Diputación.
6. Don Manuel Ramón Gil habla de la Asociación de Antiguos Alumnos
En el Centro continúan los ciclos de conferencias. El programa es
muy variado. En el mes de octubre de 1951, el P. Enseñat, nombrado ya
director del Colegio, les habla sobre el tema: "El Congreso Eucarístico
Internacional y el Tibidabo". El 25 del mismo mes, don Pedro Maiza, so-
bre "Curiosidades del procedimiento criminal". El 8 de noviembre, don
Daniel María Zariquiegui, arbitro internacional, sobre "Vida de un ar-
bitro". El 15, don Emiliano Larrea, sobre "Pamplona y el teatro". El 22,
don Antonio Rodríguez Soto, vicecónsul de la Argentina en Pamplona,
sobre "Panorama argentino". En el mes de diciembre, don Fausto Pérez
Barragán, sobre el "Atropello de circulación, atropello jurídico". Don Ma-
nuel Ramón Gil sobre el "Cine y educación de la juventud".
El 1 de febrero de 1952, con motivo de la celebración de la fiesta
externa de San Juan Bosco, a la que concurren más de ciento treinta, los
Antiguos Alumnos inauguran su rondalla, hecha realidad a base de tesón
y sacrificio.
Quien fue Consiliario de la Asociación por estas fechas, don Manuel
Ramón Gil, escribe: "Recuerdo con agrado las noches de Adoración Noc-
• turna, donde aprendí más pedagogía que en las clases. Allá, Azanza, Abad
y Ochoa, entre otros, contaban sus aventuras de cuando, de adolescentes,
frecuentaban el externado y el Círculo 'Domingo Savio'. ¡Qué noches
aquellas! ¡Se gozaba y aprendía!
¡Cuántas veces en mis correrías apostólicas he puesto, como ejemplo,
a los Antiguos Alumnos de Pamplona, con su Confesión semanal, su Co-
munión frecuente, su asistencia a la Adoración, su actitud apostólica, su
ejemplar vida cristiana.
Y ¿qué decir de aquellos Círculos de los martes, en los que Floren-
cio tenía que cerrar la puerta más allá de las doce de la noche? ¡Cómo se
despachaba Coronado con sus preguntas y qué afán por poner en aprie-
tos...! ¡No había medio de convencerle! y ¡no es ni navarro ni aragonés!
Y si del plan espiritual pasamos a nuestras actividades culturales, sal-
ta a primer plano ' La Rubia', aquel camión que don Cancio vistió con
una carrocería elegantísima y a prueba de bomba. Tal vez por demasiado
peso nos quedamos alguna vez en la carretera.
Dentro de ella iba una sotana de cardenal, que vestía Larrea; otra
de Monseñor, encarnada, para Abad, y un traje de mariscal ruso, confec-
cionado por el Sr. Jordana, y a medida para Goyo. El traje de Azanza
—el mismo que llevaba don Rodrigo, el marqués— provisto por la ro-
pería del Sr. Miret.
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'El Cardenal' en la versión de Pemán, no era la única pieza dramá-
tica de nuestro repertorio. Si en Burlada llevaran Crónica, deberían haber
quedado registradas en ella las representaciones de "Es mi hombre' y 'El
Huésped de Veracruz'.
¿Que a cuántas ascendieron dichas representaciones? Fueron muchas,
y con verdadero espíritu apostólico. Entrega, generosidad, sacrificio. ¡Aque-
llos parones en nuestro itinerario sin una gasolinera a mano!, pues el tu-
rismo no había sembrado, como ahora de surtidores la carretera.
Si la Asociación de Pamplona pita y no hablo de memoria— es
debido a todo esto.
Con verdadero interés leo ' Don Bosco en Navarra', que puntual-
mente me manda una mano caritativa a pesar de los años transcurridos
desde aquel 1952, en que dejé la Asociación físicamente.
Hago esta última declaración porque, con entera sinceridad, digo que
no me he desligado de Pamplona ni de su Asociación. En esa Casa he
pasado lo mejor de mi vida salesiana y es de las que mejores recuerdos
guardo.
Un testimonio de ello es el contacto con los navarros, con los que
frecuentemente he tropezado durante mi vida a cada paso, ya sea en
algún colegio salesiano, o en la plaza de Cataluña (¿verdad que sí, Zueco,
Muruzábal?) o bien, aquí en Arbós, donde, en mi primer año de trabajo,
me encontré con veinticuatro novicios navarros".
7. Inauguración de un panteón
Leemos en la Crónica de la Casa y en fecha del 30 de octubre
de 1952:
"En este día hemos efectuado el traslado de los restos de los Sale-
sianos fallecidos en esta Casa, desde el lugar de su enterramiento al nuevo
panteón, que hemos construido para la Comunidad y que lleva el título
de 'Salesianos de don Bosco'.
Hasta la fecha han muerto en el colegio tres Salesianos: don José
Rabell (coadjutor), don Fabián Iñigo (sacerdote) y don Jaime Muntaner
(sacerdote).
No fue posible hallar los restos del Sr. Rabell por haber sido depo-
sitados, según el parecer del capellán del cementerio, en la fosa común.
Los de los otros salesianos fueron trasladados al nuevo panteón. En el
mismo fueron también depositados los del Muy Iltre. Sr. D. Modesto Ná-
jera, antiguo abad de Alicante, grande amigo nuestro, fallecido en esta
ciudad en enero de 1947.
Los restos de los dos salesianos, depositados dentro de una caja pe-
queña, se colocaron en el piso bajo derecha".
Pregunto al Sr. Parreño quién era don Fabián Iñigo y me responde
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que compañero de estudios de Unamuno. Era el suyo el único título oficial
que tenía, en aquel entonces remoto, la Congregación en Barcelona y con
él se sostuvo el colegio de Mataró.
8. Mueren dos Salesianos
Don José Azpiazu.—Llegaba a Pamplona, procedente de Barcelona, el
3 de febrero de 1952. Cursaba el tercer año de teología.
Desahuciado de los médicos y a petición de sus padres, el P. Provin-
cial le envió cerca de su tierra natal para, según opinaban muchos, tener
el consuelo de morir en ella. Era de Azcoitia.
"¡Ojalá —escribe el cronista— podamos devolverle a su Centro de
Estudios Eclesiásticos ya curado!"
No le faltaron ánimos, durante su breve estancia en tierra navarra,
para desarrollar alguna labor apostólica, cual fue la dirección del Círculo
"Domingo Savio". Mas le faltaron las fuerzas. La debilidad del cuerpo
doblegó su entereza de ánimo. Sigue la Crónica:
"Día 13 de febrero de 1953: Ha tenido una recaída fuerte don José.
Azpiazu. Tres vómitos en un mismo día, cosa muy rara en él.
Día 14: Ha pasado tranquila la jornada, aun cuando se le nota cierto
color amarillento en la cara y orejas, ojos muy brillantes y además hincha-
zón en el rostro. El médico ha dicho tratarse de cosa muy seria y nos ha
advertido estemos alerta. Día 16: Otro vómito al tratar de levantarse, sin
previo aviso, para ir a la Santa Misa".
Los Hermanos y muchachos oran, hacen novenas a don Rúa para
obtener su curación o, al menos, conseguir la gracia de que pueda ser
ordenado sacerdote.
Pero el mal avanza. El día 11 de marzo se le administran la Unción
de los Enfermos y el Viático. Los Salesianos le atienden constantemente.
El día 20, tras larga agonía, Azpiazu entrega su alma a Dios.
A la vera de su lecho, estaban el Sr. Director para ayudarle a bien
morir; varios salesianos, los padres del paciente, algún antiguo alumno
y la señora que había de hacerle de madrina en su Primera Misa.
"Su muerte —relata el cronista— ha sido verdaderamente ejemplar
para todos. Ha dejado la impresión de ser un santo. Instalada la capilla
ardiente en el despacho del Sr. Inspector, se inicia el desfile de los mu-
chachos. El cadáver viste sotana^ roquete y estola.
El día 21 se celebra el funeral por el eterno descanso de su alma.
Acto seguido, el entierro. Se le deposita en el panteón que la comunidad
tiene en el cementerio municipal".
José María González Arrese.—Nueve meses después fallecía el Pre-
fecto de la Casa, don José María Arrese. El 13 de diciembre comunicó al
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enfermero que se sentía algo indispuesto. El médico le encontró en un
estado de gran postración. El especialista le aconsejó un análisis de sangre
y otro de orina. Nuevas consultas. Más decaimiento, vahídos de cabeza.
Se le administró la Unción de los Enfermos el día 15. A las 4 de la ma-
drugada del día siguiente estaba en coma. Ya no se recuperó. Tan sólo
parecía asentir a las jaculatorias que le sugerían como preparación a su
postrera hora.
A las 18,15 le falló la respiración y expiró.
Por la noche se recibieron los sentimientos de pésame del Vicepresi-
dente de la Diputación y del Presidente del Patronato de Formación Pro-
fesional.
Los Salesianos y varios jóvenes, que demandaron a los superiores este
favor, velaron, turnándose de noche, el cadáver.
El día 17 acudieron personalmente a expresar su condolencia el Se-
cretario de la Diputación, don José Uriz, el antiguo secretario del Patrona-
to, don Luis Agurruza, y otros amigos.
Se le dio sepultura a las cinco de la tarde, en el panteón, tercer piso
a la derecha, estando presentes un hermano y dos sobrinos del finado.
Se sumaron asimismo al duelo el Vicepresidente de la Diputación, el
secretario y otras personalidades.
9. Bodas de Plata del Colegio
El primer año escolar del colegio fue, como dejamos ya anotado, el
curso 1927-1928.
Aquel grupito de veinte internos y cinco externos de los comienzos
fue el grano de mostaza que quedó convertido, a los veinticinco años en
un magnífico árbol de 250 internos, 250 externos, 70 nocturnos y unos
300 oratorianos.
El día de San Juan Bosco del año 1953 tuvo lugar la proclamación de
las Bodas de Plata en la solemne Velada dedicada a don Bosco. Asistieron
a ella, además del Obispo de la diócesis, Dr. Enrique Delgado Gómez,
el alcalde de la ciudad, el representante del Gobernador Militar, el tenien-
te de alcalde don Nicolás Ibarra, el secretario del Patronato de Formación
Profesional y los Presidentes de las diversas Ramas de la Familia Salesiana:
Don Leandro Cañada y don Pedro Maiza, gran número de Cooperadores,
Antiguos Alumnos, padres de los colegiales, etc.
La fiesta tuvo su Triduo de preparación, predicado por don Manuel
Díaz Ledo, salesiano, catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca.
El 19 de abril, el P. Enseñat comunicaba al Rector Mayor, don
Renato Ziggiotti y al Procurador General de la Congregación ante la San-
ta Sede, don Francisco Tomasetti, la noticia de la próxima celebración de
las Bodas de Plata de la Institución, suplicando al último solicitara del
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Santo Padre una especial bendición y la concesión de impartir la Bendición
Papal en uno de los días de dichas fiestas.
Visitó a don Félix Huarte y al Sr. Obispo de la diócesis. Ambos le
recibieron con bondad y se pusieron a la entera disposición de los Sale-
sianos, si bien al primero se le hacía imposible la asistencia por motivos
de viaje inaplazables. El segundo cedió con agrado en el arzobispo salesiano
Mons. Olaechea la presidencia y actuación en las diversas funciones re-
ligiosas.
El día 12 de mayo llegaba de Vigo don Miguel Salgado, segundo di-
rector del colegio, pues el primero, don Juan Vila, ya había fallecido. La
noche del mismo día se presentó don Luis Blázquez. Al siguiente, dos
clérigos representando a los filósofos y teólogos salesianos navarros; el
P. Provincial, don Tomás Baraut y don Guillermo Viñas.
El arzobispo de Valencia, don Marcelino, recibió hospedaje, por de-
seo de la Diputación, en el Palacio de Navarra. La misma Diputación se
reservó el honor de atenderle durante su estancia en la ciudad.
A mediodía hubo repique de campanas y disparo de cohetes. La ban-
da no pudo dar el recorrido por las calles a causa de una lluvia persistente
que se alargó desde las once hasta las diecisiete.
El Sr. Director leyó desde los micrófonos de Radio Requeté, el Pre-
gón de las Fiestas.
La Comisión de Honor la formaban el Sr. Obispo de la diócesis, el
Gobernador Civil, el Gobernador Militar, el Vicepresidente de la Dipu-
tación Foral, el Alcalde de Pamplona, el Presidente de la Audiencia, el
Delegado de Hacienda, el Delegado de Trabajo, el Presidente de la Junta
de Educación de Navarra, los Fundadores de las Escuelas y el Provincial
de los Salesianos.
La Comisión Ejecutiva estaba integrada por los señores don Hilario
Etayo, Presidente Honorario de los Cooperadores Salesianos de Navarra;
don Nicolás Ibarra, del Patronato de Formación Profesional; don Leandro
María Cañada, presidente de los Cooperadores Salesianos; don Pedro Mai-
za, Presidente de los Antiguos Alumnos; don Fausto Pérez Barragán, de
la Junta de Cooperadores, y el Director de los Salesianos.
El día 14, toda la Familia Salesiana hervía de entusiasmo.
A las 7,30, alegre despertar al son de la banda y disparo de cohetes.
A las 9, una solemne Misa de Comunión celebrada por el Dr. Olaechea
en la parroquia de San Francisco Javier. El arzobispo, con su cálida y
persuasiva palabra, conmovió a los fieles. Cinco sacerdotes, por espacio
de media hora, estuvieron repartiendo Comuniones.
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D. Emilio Hernández, Provincial, en la imposición
de insignias a los Antiguos Alumnos. Año 1966.
A las 12, tuvo lugar una lucida e interesante Velada en el teatro
Olimpia (1).
"¿Cómo olvidar —leo en la Memoria redactada y repartida con tal
motivo— las palabras emocionadas de don Florencio Sánchez (entonces
provincial); las melodías del Orfeón Pamplonés, el discurso de Mons. Olae-
chea, el folklore, la danza rítmica, el saludo cariñoso de los señores fun-
dadores?" (2).
A las 17,30, acudía mucho público a la función de teatro en el Salón
de Actos de las Escuelas. El Cuadro Artístico del Internado puso en escena
la entretenida comedia "Guerra galana".
(1) Para mayor abundamiento y satisfacción de cuantos presenciaron y vivieron aquellas fiestas,
copiamos el detalle de la Velada:
1. Marcha de Introducción (por la banda Municipal).
2. A don Bosco. Himno (Gran Coro y banda).
3. Apertura del acto (por el Muy Rvdo. don Florencio Sánchez).
4. Intervención del Orfeón de Pamplona. «La sardana de las monjas» (C. Morera, a seis
voces mixtas); «Mari Domingui» (Usandizaga, a cuatro voces mixtas); Sólo de Soprano
(Srta. Carmen Elizondo); «Serenata de Murcia» (Kirnt Sbhidller, a ocho voces mix-
tas); Solo de Barítono (Sr. Baztán); «Ama Begira» (Zubizarreta, a siete voces mixtas).
5. Veinticinco años de labor salesiana (por don Marcelino Olaechca).
6. Folklore (por los alumnos de las Escuelas).
7. Saludo de los Sres. fundadores, don José Manuel Zubizarreta y doña Emilia Arós-
tegui.
8. Danza rítmica (por las Antiguas Alumnas de las Salesianas).
9. Marcha f i n a l .
(2) Lo enviaron grabado en cinta magnetofónica.
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A las 20, Solemne Función del Mes de María. A las 22, la colosal
Verbena en los patios del Colegio con la intervención de la banda, ron-
dallas, joteros y bailadores aragoneses. Al final se quemó un castillo de
fuegos artificiales.
La comida se celebró en el comedor de la comunidad, artísticamente
preparado. El Sr. Ibarra, Presidente de la Comisión de Fomento del Ayun-
tamiento, renovó la promesa, como obsequio de las Bodas de Plata, de
costear las aceras.
Los días de mayo corrieron alegres, rápidos, como con saltos de albo-
rozo íntimo y cordial. Predicación de la Novena por el P. Ricardo Alonso,
redentorista; conferencias y funciones religiosas vocacionales y misioneras;
imposición de las medallas de la A. C., por el Obispo de la diócesis, a un
grupo de jóvenes mayores, etc., etc.
La clausura de las Bodas de Plata se hizo coincidir con la fiesta de la
Unión, el día 24 de junio. Llenaron los Antiguos Alumnos los patios, co-
rredores, salas, venidos en autopulmans o en tren, de toda la geografía es-
pañola. Podían contarse por centenares.
Antes, el Triduo de preparación, predicado por los Consiliarios regio-
nal, local y el P. Provincial; reuniones de estudio, en una de las cuales
se verificó la renovación reglamentaria de la Junta Directiva, siendo elegido
Presidente don José Luis Azparren. Asistieron a estos actos de los Anti-
guos Alumnos y a su fiesta el arzobispo de Valencia, Mons. Olaechea, el
Consiliario Nacional de la Asociación, P. Rodolfo Fierro, y otras persona-
lidades que resultaría prolijo enumerar.
El acto de "Afirmación Salesiana" tuvo por escenario el paraninfo de
los Institutos con la asistencia de don Marcelino, del arzobispo de la dió-
cesis, del Gobernador, Alcalde y P. Provincial Salesiano, del Consiliario
Nacional de los AA. AA., del Presidente de la Audiencia, del Delegado
de Sindicatos, representaciones del Cabildo Catedralicio y de las Ordenes
Religiosas.
El presidente regional de los Antiguos Alumnos, don Emilio de Diego,
pronunció un breve, denso y simpático discurso sobre "La misión de los
Antiguos Alumnos en la hora presente".
Se repartieron, a continuación, los trofeos y premios de los concur-
sos artísticos, literarios y deportivos habidos con ocasión de las fiestas. El
famoso coro Itxaso deleitó a la concurrencia con un magistral concierto.
Cerró el acto don Marcelino Olaechea, quien habló de qué son y qué
deben ser las Asociaciones de los Antiguos Alumnos; y qué misión es-
pecífica tienen en el mundo actual. ¡Con qué fuerza inmensa podrían contar
los señores Obispos si todos los colegios, si todas las Congregaciones do-
centes organizaran debidamente a sus Antiguos Alumnos!
El Generalísimo Franco obsequió a las Escuelas Profesionales de la
calle Aralar con una fotografía, a cuyo pie consta esta dedicatoria: "A las
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Escuelas Salesianas de Artes y Oficios de Pamplona en sus Bodas de Plata.
Francisco Franco".
El Ministro de Educación Nacional, Sr. Ruiz Jiménez, enviaba un
telegrama con el siguiente contenido: "Con motivo de las Bodas de Plata
de la fundación de esas Escuelas Profesionales hónreme enviarles cordial
felicitación por noble tarea realizada en favor de la juventud obrera a lo
largo de veinticinco años, con mis mejores deseos por el porvenir de esa
Institución. Salúdales. Ruiz Jiménez, Ministro de Educación Nacional".
De la Santa Sede llegaba este telegrama: "Augusto Pontífice, manifes-
tando testimonio paternal benevolencia envía Superiores, alumnos, bienhe-
chores, Fundación Aróstegui, ocasión Bodas de Plata, implorada Bendición
Apostólica. Su Santidad concede Excmo. Arzobispo Valencia facultad im-
partir Bendición Papal asistentes dicha fiesta. Montini, Prosecretario" (3).
10. Datos curiosos
En la pulcramente editada "Memoria" que, con ocasión del veinticin-
co aniversario del Colegio se repartió, encontramos datos interesantes, que
debemos dar a conocer a nuestros lectores, pues tal vez en la historia re-
latada hayamos orillado alguno de ellos para situarlo en un lugar más con-
veniente:
— La sección de Estudiantes empezó el año 1927-1928 con alumnos
pertenecientes indistintamente al internado o externado. Mas, el año 1947
se convirtió en sólo externado y además definitivamente.
— La sección de las Escuelas Nocturnas, cuya edad oscila entre los
trece y dieciséis años, tiene dos horas de clase diaria, de siete a nueve. La
enseñanza del oficio se les imparte en tres años. En el primero aprenden
el manejo de la lima; en el segundo los trabajos del torno, y en el último,
los de fresa y manejo de otras máquinas y herramientas.
Esta sección de los Nocturnos empezó a funcionar el año 1947. En
el veinticinco aniversario son 70 alumnos.
— Es tradicional en el colegio un día de campo —al empezar la pri-
mavera— a Puerto Veíate, a Roncesvalles, a San Miguel de Aralar, a Ja-
vier, etc.
— Todos los años se organizan, además, varias excursiones llamadas
paseo-merienda, que agradan :inucho a los jóvenes.
— Son tradicionales también las excursiones de los alumnos de quin-
to curso como despedida del colegio y las de las Compañías Religiosas,
como premio y coronación de las actividades apostólicas del año trans-
currido.
(3) El Sumo Pontífice era Pío XII. El Prosecretario, Mons. Montini, es el actual Pablo VI.
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— La fundación de la banda de música se remonta al curso escolar
1927-1928. Fue su primer director y maestro don José Cajaraville. En
1931 tomó la dirección de la misma don Alejandro Morido ("Don Ale").
Es conocida en toda la ciudad, pues su actuación no se limita a las fiestas
y veladas colegiales, sino que participa todos los años en la procesión del
Corpus, acompañando al Señor en su recorrido triunfal por las calles de
la ciudad.
— Las Compañías que funcionan en el internado son la de San José,
la del Santísimo y la de la Inmaculada. Las de San Luis y el Santísimo, en
el externado.
Son el fermento de la masa colegial y semillero de vocaciones sacer-
dotales, religiosas o de cristianos comprometidos.
— No se celebra fiesta religiosa de cierta categoría sin la interven-
ción del "Clero infantil".
— Escuelas Salesianas de Huerte y Cía., S. L. Pamplona tiene otras
Escuelas Salesianas además de las de la calle Aralar. De ellas hablaremos en
el capítulo siguiente (4).
11. Fiesta taurina patrocinada por la Diputación Foral
Tuvo lugar el 17 de mayo, a las 5 de la tarde, y a beneficio de las
Escuelas Salesianas en ocasión de sus Bodas de Plata.
En la primera parte del festival se lidiaron tres reses bravas por los
afamados matadores Jaime Benítez, Juan Montado y Eusebio Martín.
En la segunda parte, se presentó en la plaza el célebre Aresta, quien
deleitó al público rejoneando una hermosa res en motocicleta.
12. Un recuerdo de don Antonio Aróstegui
"El día 18, como final del aniversario —dice el cronista del colegio—
hemos celebrado un solemne funeral por el alma de nuestro querido fun-
dador. A él ha asistido el Vicepresidente de la Diputación, don Miguel
Gortari".
"La Comunidad Salesiana se trasladó a Garralda para celebrar otro
funeral solemne en la parroquia del pueblo donde reposan los restos del
fundador. Garralda es un monumento vivo de la generosidad de don Anto-
nio Aróstegui. Así lo pregonan aquellas casitas de tejados rojos, levantadas
con su ayuda desinteresada y, sobre todo, la preciosa iglesia donde se
reúnen los fieles para rogar a Dios por su bienhechor" (Memoria, en la
última de sus hojas.)
(4) La «Memoria» publicada con ocasión de las Bodas de Plata va ilustrada con hermosas
lotos, con artículos y estadísticas interesantes. Muy bien editada, pero sin paginación. Contando
las páginas nos han resultado setenta exactamente.
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13. El P. José María Enseñat se despide
El 31 de julio la Obediencia le destina a Sarria para la dirección del
importante Colegio, también Escuela de Artes y Oficios. Salesianos y jó-
venes le acompañan hasta la estación.
No le alcanzó en la Casa de Pamplona la carta /que, desde Buenos
Aires, le escribía don José Manuel Zubizarreta, fechada el 26 de julio de
1945 y que decía así:
"Aprovecho la oportunidad para indicarle, en calidad de médico, que
le es de todo punto neceseario tomar periódicamente varios días de reposo;
pues, de continuar como hasta ahora, le será imposible mantener el ritmo
de su brillante actuación.
Deseo, Padre, tome en cuenta mi consejo y lo ponga en práctica para
bien de todos".
La obra de Sarria era muy compleja y tenía que bandearse en medio
de muchas dificultades materiales.
"Fue en esta época —escribe el P. Armiñana —cuando, movido por
su gran amor a don Bosco y a su Congregación, no cesó hasta conseguir
que, entre las estatuas de los varios santos fundadores que en Montserrat
orlan la plaza del monasterio, figurara también la de don Bosco".
Rigió más tarde la gran fundación de los Hogares Ana Gironella de
Mundet (también en Barcelona).
Sus desvelos fueron, de algún modo, recompensados con la Medalla
de Plata de la Provincia de Barcelona.
Luego pasó —lo dejamos ya anotado en otro lugar— al Tibidabo
como director y más tarde como párroco.
Descansó en el Señor el 11 de junio de 1974, tres fechas después de
un infarto de corazón, que le sorprendió en Montserrat durante la Vigilia
Extraordinaria de toda la Adoración Nocturna de Cataluña; ofreció su
vida por el Santo Padre, por la Iglesia, por los sacerdotes y, de manera
especial, por la Adoración Nocturna.
En su funeral, celebrado el día 12, concelebraron unos 50 sacerdotes
presididos por el Excmo. don Ramón Daumal, Obispo auxiliar de Barce-
lona. Tenía el P. Enseñat 63 años de edad.
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XII
ESCUELAS PROFESIONALES «SAN FRANCISCO JAVIER»
IMENASA - SALESIANOS (1952-1969)
1. Don Félix Huarte Goñí y las «Industrias Metálicas de Navarra»
Cobraba su padre las sillas en "La Tacoñera"; extremaba su madre
por las casas de Pamplona. Con la poca ayuda que sus padres pudieron ofre-
cerle, cursó los estudios de delineante. Martinicorena le tomó consigo para
construir la bodega de la Cooperativa de Olite. Se estableció luego como
constructor por cuenta propia. Llegó, por su valor y su trabajo, a elevar el
nivel industrial de Navarra. Ayudó y colaboró en obras benéficas.
Desde el año 1964 hasta el 1971 ocupó la Vicepresidencia de la
Diputación.
Un detalle de su inteligencia y espíritu de iniciativa: el Señorío de
Sarria. Era ésta una propiedad descuidada y casi abandonada, cerca de
Puente la Reina, provincia de Navarra. Compróla don Félix y empezó a
explotarla. Con el trabajo, nació un pueblecito de unas cuarenta o cin-
cuenta familias que, bajo la dirección de un ingeniero y varios peritos
agrónomos, encontraron la solución a sus vidas.
El erial quedó convertido en vergel; la desidia, en actividad, y la
pobreza, en abundancia.
Por cierto —¡dato curioso!—, en el Señorío se alzó el monumento
al "Burro", único medio de transporte, en los inicios de la explotación de
aquellos extensos terrenos.
Las "Industrias Metálicas de Navarra, S. A." (IMENASA) funciona-
ban viento en popa. En ellas construyó don Félix para los obreros una
instalación deportiva, un frontón y piscina; también cantina, ambigú y
biblioteca.
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En la fotografía, la Escuela
Profesional Salesiana de IMENASA.
Una promoción de los alumnos de la Escuela de
IMENASA. Con ellos, su Director, D. Miguel Duran.
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Luego amplió la obra fundando, junto a la fábrica; una Escuela de
Aprendices.
¿A quién confiársela? Tras algunas otras tentativas, que no le llega-
ron a convencer, un 26 de julio de 1952, acudió al despacho de don José
María Enseñat, director de las Escuelas Profesionales Salesianas, a pedir-
le se hicieran cargo los Salesianos de sus Escuelas.
2. Inauguración de la Escuela IMENASA de aprendices de Huarte y Cía.
"El Pensamiento Navarro" del 2 de diciembre de 1952 reseñaba am-
pliamente el acto: "Asistimos el domingo, a las diez y media, al nacimien-
to de una obra social en nuestra ciudad; obra debida a la iniciativa particu-
lar, pero que tendrá amplia repercusión en Navarra por los efectos mag-
níficos que en el campo del trabajo ha de producir.
La prestigiosa firma de 'Industrias Metálicas de Huarte y Cía/ ha
creado una Escuela de Aprendices dentro del amplio recinto industrial del
barrio de San Juan, y el domingo fue solemnemente inaugurada.
Allí estaban las autoridades máximas de Navarra: Gobernador Civil y
Militar, Vicepresidente de la Diputación Foral, Presidente de la Audiencia
Territorial, Alcalde de la Ciudad, Delegado de Trabajo, el Jefe' Provincial
de Industria; sacerdotes, religiosos, y obreros de aquellas Industrias, ade-
más de una selección de alumnos que forman la matrícula de la nueva
Escuela.
Un acto brillantísimo, adecuado comienzo de esta nueva obra cristia-
na, social, ejemplar por los cuatro costados, que si honra a Pamplona, hon-
ra más que a nadie a la Empresa que la ha creado y va a mantenerla para
su eficiente rendimiento.
Su Excelencia, el Obispo, Dr. Enrique Delgado Gómez, quiso bende-
cirla; y para ello, celebró la Santa Misa en la Capilla que, con sus imágenes
de María Auxiliadora, San Francisco Javier (titular de la Escuela) y San
Juan Bosco, presidirá la vida escolar de los aprendices.
Junto al Prelado, estaban los Salesianos con su Provincial don Flo-
rencio Sánchez y el Director de las Escuelas de Pamplona porque éstos,
por un gran acierto de la Empresa, van a dirigir la nueva Escuela de
Aprendices.
Habló el Prelado. Palabras de felicitación para la Casa tan ejemplar,
que preparó a sus obreros moralmente, como a hombres, y teóricamente
como artífices cualificados.
Hablaron luego el Vicepresidente de la Diputación, don Miguel Gor-
tari Errea y el P. Inspector-Provincial de los Salesianos. Expresó éste su
satisfacción por haber podido extender la actividad salesiana hasta la nueva
Escuela, que llevará, por voluntad de los Sres. Huarte, el signo salesiano.
Y finalmente, cerró el acto el mismo creador de las Escuelas, don Fé-
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lix Huarte. Fue magnífica y emotiva su intervención. Confesó su vida de
hombre de trabajo, de estudio, de incansable pensamiento hacia el bienes-
tar de todos cuantos trabajan junto a él. Discurso lleno de luz; exposición
clara de motivos y afirmación de esperanza cristiana, eminentemente so-
cial y renovadora.
No se olvidó de encomiar a la Diputación por su idea de crear una
Escuela del Trabajo para los navarros; a los PP. Salesianos, que ahora iban
a extender su pericia de grandes maestros a estas nuevas Escuelas; a sus
obreros los llamó hijos y hermanos de una gran familia.
La Escuela —añadió— la concebimos y la hemos desarrollado para
una capacidad de cien alumnos; y consta, como veis, de esta nave en
forma de "L" para las clases teóricas, y de otra nave, en la misma forma,
para las clases prácticas con su maquinaria correspondiente, de la que una
parte está situada y el resto la situaremos en breve.
Consta también de una biblioteca para uso de los alumnos, despacho
del director y de todos los servicios sanitarios. Al fondo del aula, en la
que ahora nos encontramos, se ha instalado el altar con su sacristía para
la celebración de los actos religiosos, permitiéndonos también convertirla
en sala de conferencias para disfrute y orientación de los alumnos y de
nuestros propios obreros. Hemos fijado el aprendizaje en tres años, alter-
nando las clases teóricas con las prácticas.
Al alumno que haya aprobado todas sus asignaturas se le entregará el
correspondiente título de "Apto" para ingresar en la fábrica si en ella
hubiera capacidad de admisión.
Nos proponemos, asimismo, llevar a aquellos alumnos que destaquen
hasta la categoría de delineantes-proyectistas y, en otra escala superior,
costearles la carrera de peritos industriales.
Al superdotado, que reúna además las condiciones mínimas de orden
moral exigible, se le sufragará la carrera de ingeniero industrial.
Y terminó su discurso con esta hermosa conclusión: "Deseo también
daros cuenta de que, después de meditar mucho sobre lo que debíamos ha-
cer con nuestros empleados y obreros con motivo del XXV Aniversario
de nuestra fundación, hemos considerado que cualquier festejo popular,
banquete o discurso quedarían reducidos a la alegría del momento sin ca-
ráct^r de continuidad. Por ello, nos ha parecido mejor limitar nuestra ce-
lebración a un acto religioso de acción de gracias y de sufragio por nues-
tros difuntos y a otorgar, con carácter permanente, una subida de los jor-
nales y sueldos 'en coeficientes distintos según la antigüedad, aplicándolos,
sobre la base de los que actualmente disfrutan, a todos aquellos con ser-
vicios en la empresa desde hace diez o veinte años, y a disfrutar desde el
primero de agosto pasado.
Como final, y aun a costa de una repetición, quiero deciros que, lle-
nos del mejor afán en favor de nuestros empleados y obreros, hermanos
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en Cristo, procuraremos, día á día, y según las circunstancias nos lo per-
mitan, ir mejorando la situación económica.
En este momento solemne damos gracias a Dios de todo corazón".
3. Satisfacción de don José Manuel Zubizarreta por la labor social
de Pamplona y de Navarra
El día 11 de enero de 1953 escribía al P. Enseñat desde Buenos
Aires:
"En este momento acabo de recibir la interesante Crónica de 'El
Pensamiento Navarro', referente a la inauguración de la magnífica Escuela
Salesiana en el barrio de San Juan de esa querida ciudad.
El Sr. Huarte merece el elogio incondicional de sus conciudadanos y
de todos cuantos seguimos con interés el grave problema obrero, que tanto
preocupa al mundo contemporáneo.
Su obra ha abarcado inteligentemente el aspecto cultural y profesio-
nal de los futuros aprendices y, lo que es más, le ha infundido un alma
cristiana. No se ha equivocado ciertamente al alegir, para la dirección de
la misma, a los PP. Salesianos.
Es también digna de elogio la acción del Gobernador, que ha levantado
en la barriada obrera (Chantrea) una Escuela de niñas, que dirigirán las
Hijas de María Auxiliadora, HH. Salesianas.
Pamplona se está convirtiendo así en un baluarte contra los avances
desordenados de las masas obreras sin Dios".
4. Funcionamiento de las Escuelas
Los primeros exámenes de ingreso tuvieron lugar en el Colegio "Fun-
dación Aróstegui" por no estar todavía terminados los trabajos de instala-
ción de los locales de IMENASA.
Ocuparon la presidencia el ingeniero Sr. Echarte, y el Sr. Vidal y el
salesiano don Felipe Diez, encargado por los Superiores de la labor apos-
tólica en la recién nacida obra. Acudieron a las pruebas 39 muchachos.
Otros 14 se presentaban seis días más tarde. Fueron 27 los seleccionados
por la Junta examinadora, integrada por los salesianos don José María
Enseñat y don Felipe Diez; y, de parte de la fábrica, por el director de
la misma, Sr. Echarte, más un maestro o profesor de taller.
Se ofrece a mi vista, a través de la revista de los Antiguos Alumnos
Salesianos, el panorama de la matrícula anual de los alumnos de IMENA-
SA a partir de la fundación hasta el cierre de las Escuelas. Hela aquí:
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Curso 1952-1953:
Curso 1953-1954:
Curso 19544955:
Curso 1955-1956:
Curso 19564957:
Curso 19574958:
Curso 19584959:
Curso 19594960:
Curso 19604961:
30 alumnos
55 alumnos
55 alumnos
50 alumnos
50 alumnos
73 alumnos
74 alumnos
76 alumnos
77 alumnos
Curso 1961-1962: 77 alumnos
Curso 1962-1963: 78 alumnos
Curso 1963-1964: 124 alumnos
Curso 1964-1965: 133 alumnos
Curso 1965-1966: 107 alumnos
Curso 1966-1967: 108 alumnos
Curso 19674968: 105 alumnos
Curso 1968-1969: 59 alumnos
La edad de ingreso se fijó en los 13, 14 ó 15 años.
Los cursos impartidos eran los pertinentes a la Rama del Metal y
hasta el grado de Oficial Industrial en las especialidades de Ajustador,
Fresador, Tornero, Forjador-cerrajero, Soldador-chapista y Calderero.
Como dejamos anotado en otro lugar, al término del tercer curso, y
tras los exámenes de Reválida, podían los alumnos, a sus 17 ó 18 años,
optar por entrar en la fábrica IMENASA y si no, continuar los estudios
de Maestría Industrial o Peritaje.
El horario, la disciplina y los métodos eran similares a las del otro
colegio salesiano de la calle Aralar.
Me contó don Miguel Duran en la larga conversación que con él
sostuve, durante la noche del 20 de abril de 1976, en Javier:
"Tanto mis antecesores (Felipe Diez, Gonzalo Pascual y Amado Pé-
rez) como yo, pudimos realizar una preciosa labor pastoral con aquellos
jóvenes. En ella nos ayudaron los salesianos Manuel Astiz, Alfonso Esla-
va, Maxi Santiuste, Vivas, Martínez y Aranda... y ¿cómo no mencionar a
José Gonzalvo, antiguo alumno de Aralar?
Encontramos las mayores facilidades para nuestra misión por parte
del Sr. Echarte, Director de la fábrica.
El alma de las Escuelas, de hecho, éramos los Salesianos. La armonía
entre los educadores seglares y religiosos era buena. Los pequeños roces,
secuela de toda convivencia humana, muy presto hallaban eficaz y frater-
no remedio.
La administración la llevábamos también los Salesianos. Los gastos
efectuados corrían a cuenta de la Escuela. Las familias de los muchachos
costeaban los materiales empleados y las herramientas. Ni el hierro, ni el
gasto de las máquinas, ni la conservación de las mismas.
El Salesiano, principal encargado para la labor pastoral de la Escuela,
canónicamente dependía del director de la calle Aralar; mas, en nuestro
propio terreno, actuábamos con entera libertad.
Don Félix Huarte era el dueño de la Compañía y don Jesús Echarte
le seguía en categoría como director de las Industrias Metálicas.
De los profesores recuerdo, entre otros, con gran afecto, a don Se-
verino Olaiz, tan buen matemático como físico.
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Los chavales vivían la piedad de los demás colegios nuestros: devo-
ción eucarística con frecuentes visitas a Jesús en la*-Eucaristía, amor filial
a María Auxiliadora... A algunos se les hacía duro nuestro horario religio-
so. Posteriormente advertí que agradecían la formación recibida por ser
completa e integral.
Les agradaba realizar visitas de caridad a los ancianos de las Herma-
nitas de los Pobres.
Admiraban y, por tanto, aceptaban con gusto el sistema pedagógico
de don Bosco.
Uno de los actos más emotivos de la Fiesta anual de los Antiguos
Alumnos, en mes de junio de 1960, fue la incorporación en las filas de la
Asociación de un nutrido número de las Escuelas Nocturnas de la calle
Aralar y de los alumnos de IMENASA.
La revista del Colegio decía de ellos, y especialmente de los llegados
de IMENASA, que eran íntegros caballeros y que, con la formación indus-
trial en sus diversas facetas, recibían sólida formación en el espíritu
de don Bosco.
Los Antiguos Alumnos se sentían muy satisfechos de que un compa-
ñero suyo, José Gonzalvo Domínguez, desde la fundación, trabajase, como
profesor y competente maestro de taller, en IMENASA.
Hemos de añadir también que Javier Unzu Ibero, alumno de IME-
NASA, fue dos veces campeón nacional (con categoría B y A respectiva-
mente) y una vez, internacional —el año 1961— en la especialidad de
Cerrajería y Forja artística. Terminados sus estudios de perito industrial,
entró a formar parte en la plantilla del personal de la Empresa.
Volviendo al campo de las actividades netamente apostólicas, impo-
sible olvidar la labor de captación desarrollada con los alumnos del último
curso en orden a su adscripción al turno de Adoración Nocturna 'San Juan
Bosco' en calidad de aspirantes".
Creo haber resumido, sin recortes substanciales, mi conversación con
don Miguel Duran * en la noche citada.
En el A. S. 38 Pamplona constan, entre otros, los siguientes datos,
correspondientes al curso escolar 1959-1960:
"Vida religiosa: Actividad de las Compañías: reunión semanal, Cam-
paña DOMUND. Se mantienen relaciones y contactos con misioneros de
Filipinas, India, Venezuela, Ecuador, Uruguay, a quienes se mandan revis-
tas, estampas, postales, libros...
Los domingos, por la mañana, se visita a los alumnos enfermos.
Dieciocho jóvenes de las Compañías, que tienen la edad reglamen-
taria, pertenecen al Turno de 'Domingo Savio' de Adoración Nocturna.
Durante el curso 1959-1960 ha ostentado esta Escuela el Banderín
Inspectorial de los Certámenes Catequísticos y Diplomas de Honor.
Diversiones ofrecidas a los alumnos. En combinación con nuestra otra
Casa de la calle Aralar, 7, proporcionamos entretenimiento y diversión a
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nuestros alumnos durante todos los domingos y días festivos, los cuales
asisten a las competiciones de fútbol por la mañana, y por la tarde, a la
instrucción catequística, Bendición y función de teatro".
Firman la Crónica don Luis Puyadena y don Miguel Duran.
Quiero añadir a lo dicho una hermosa anécdota que el mismo don Mi-
guel me contó:
"Javier Erro, un muchacho de Lesaca (pueblo navarro, a unos 70
kilómetros de Pamplona) se presentó a los exámenes de ingreso en la Es-
cuela. Aprobó, mas, por falta de sitio, no pudo ser admitido.
Quedaban cinco o seis días para el comienzo del curso. Y hete aquí
que me llega uno de los aprobados, diciéndome que, por deseo de su pa-
dre, se daba de baja, pues pensaba estudiar bachillerato.
Pensé inmediatamente en Errp. No conocía, sin embargo, su domi-
cilio y Lesaca distaba demasiado de la capital. Ni la familia del muchacho
tenía teléfono en casa.
Pude haber admitido a otro chaval de Pamplona, pero el corazón me
impulsaba a favorecer al primero. Corrí en moto hasta su pueblo. Pre-
gunté, busqué a su familia. Al fin, me acogió con afecto su madre.
—Mire, señora, si es deseo suyo, queda Javier admitido en IME-
NASA.
La buena mujer, emocionada, se echó a llorar.
—No sabe cuánto he rogado a la Virgen pidiéndole esa gracia.
Comenzó el curso. No era Javier de gran inteligencia. El taller se
le daba mejor.
Al término del año escolar, una de las preguntas que figuraba en la
encuesta, que se hizo a los muchachos, era ésta:
—¿Cómo has pasado el curso?
Javier respondió así: 'Estoy alegre por haber podido ingresar en estas
Escuelas, porque en ellas he podido comulgar más y vivir una vida espi-
ritual más intensa que la que hubiese vivido en mi pueblo. "Mis papas son
buenísimos cristianos'.
Pasaron las vacaciones. Javier volvió a IMENASA para su segundo
curso, que comenzó el 1 de octubre. El penúltimo día del mes, a eso de
las 8,30 de la tarde, se me presenta y me dice: 'No me encuentro bien.
Si le parece, como mañana es sábado y el uno de noviembre es fiesta, estos
tres días me los pasaré en casa'.
El sábado me comunican: 'Erro ha muerto'.
Me traslado enseguida a la pensión de su habitual residencia. Allí le
vi, acurrucadito en la cama. Así lo halló la patrona cuando, como de cos-
tumbre, le fue a despertar de mañana.
¿Cómo olvidar el hecho? ¡Pensar que, un año antes, le busqué por
Lesaca y luego el Señor se encargó de hacerle tan suyo infundiéndole una
vida espiritual intensa, de verdadera predilección divina! Hermosa prepa-
ración la suya para una muerte tan inesperada".
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Cuenta don Amado Pérez:
"En IMENASA reinaba un ambiente típicamente salesiano, auténti-
co ambiente de familia. Un día oí decir a uno de los chavales:
—Esto no parece un colegio.
—Entonces, ¿qué?
—Aquí lo pasamos como en nuestra casa".
Además de los salesianos mencionados, trabajaron cultural y espiri-
tualmente en las Escuelas también don Gonzalo Pascual, don José Aldaso-
ro y don Florencio Valencia.
Don Luis Gómez Rueda, salesiano de brillantes cualidades intelec-
tuales y en perfecta inteligencia con el Encargado de Formación Profesio-
nal, don Julián Benito, antiguo alumno salesiano de Salamanca, extendió
el radio de su actividad apostólica hasta los obreros de la misma Empre-
sa, quienes tuvieron conferencias culturales, charlas sobre el Matrimonio
y hasta Ejercicios Espirituales. Le siguió en el cargo don José Cusco, quien
cuidó con verdadero celo sacerdotal la formación religiosa de los mucha-
chos, valiéndose de don Moisés Barado, que semanalmente acudía como
director espiritual de los muchachos, y de los Sres. Ecónomos de la Pa-
rroquia de San Francisco Javier como confesores. Ni faltaron Ejercicios
Espirituales en unión con los de la calle Aralar; e, incluso, para los del
Tercer año, Ejercicios cerrados en Estella y en las Damas Apostólicas de
Pamplona, predicados por don José Luis Labiano.
Don Ricardo Riesco, director del Colegio de la calle de Aralar y don
José Cusco, juntamente con don Julián Benito, Director de Personal de
la Empresa, facilitaron un cierre de la Escuela sereno con el reparto de
premios y mutuos merecidos elogios.
5. Misión cumplida
En la Visita Canónica de don Luis María Puyadena, en calidad de
Provincial Salesiano, a la Casa de Pamplona el 8 de marzo de 1969 con-
signaba cuanto sigue en las Actas de la misma:
"En esta ciudad la obra salesiana cuenta con una Escuela Profesio-
nal, grado de Oficialía mecánica, propiedad de la Empresa metalúrgica
IMENASA. Lleva funcionando más de quince años con el fin de preparar
obreros especializados para la Empresa. Pero dicha entidad no precisa ac-
tualmente de los servicios de la Escuela y ha determinado cerrarla.
Por tanto, el próximo año, los alumnos del único curso que queda,
serán absorbidos por nuestra Escuela. Lamentamos esta decisión, que im-
pide una mayor extensión de nuestra actividad apostólica. Reconocemos
que la labor social y cristiana en bien de la juventud obrera, realizada du-
rante estos años, ha sido magnífica, como lo demuestran los sentimientos
de gratitud y reconocimiento de los numerosos Antiguos Alumnos".
Hemos de advertir que estos cierres de Escuelas de Empresas obede-
cieron a causas idénticas en toda la nación.
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XIII
LA NUEVA IGLESIA DE MARÍA AUXILIADORA
1. Cimientos espirituales
En su Visita Canónica extraordinaria —abril de 1953—, en las Actas
de la misma, había dejado constancia el Director Espiritual General de la
Congregación, don Juan Antal, de que la Capilla, en estado harto deplora-
ble, poco podía ayudar a la piedad de los muchachos.
Muchos salesianos y alumnos habían sentido en carne viva la realidad
de tal constatación y habían sufrido las consecuencias de la provisionalidad
de los primitivos lugares de cultp, tan condicionados por las estrecheces
económicas de la Casa.
Se puede afirmar, sin lugar a dudas, que la actual iglesia del Colegio
está levantada sobre cimientos de fe y devoción de salesianos y fieles a
María Auxiliadora. Fe, que fue floreciendo en devoción, cada día más
difundida y sentida, desde los comienzos de las Escuelas hasta la época
que estamos historiando, es decir, hasta el Directorado de don Pablo Ba-
raut, sucesor en el cargo de don José María Enseñat, a través de la Archi-
cofradía de María Auxiliadora y sus Capillas Domiciliarias, novenas, fiestas
y procesión anual del 24 de mayo, de la que afirmaba el párroco de la
iglesia de San Francisco Javier el 24 de mayo de 1957: "Es la procesión
más bonita de Pamplona. Estoy orgulloso de que se celebre en mi parro-
quia"; fe de los Salesianos que, durante cinco lustros, trabajaron con virtud
heroica y espíritu apostólico tan admirables, que arrancaron de los labios
del arzobispo de la diócesis, don Enrique Delgado Gómez, esta sorpren-
dente expresión: "¡Qué hermosa es la obra salesiana! Nada en absoltuo me
importaría que alguno de mis seminaristas saliera del Seminario para ha-
cerse salesiano, pues comprendo que hacen ustedes mucha falta".
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2. Una consigna que empuja
Al tomar el relevo de don José María Enseñat, a finales de julio de
1954, el nuevo director, don Pablo Baraut, venía muy relacionado, por su
trayectoria salesiana, con el problema de las Vocaciones.
Por otra parte, sus Obediencias como director del Colegio de Cinda-
dela, Menorca, la isla de María Auxiliadora —que guarda la primera iglesia
levantada en España a esta advocación y que la tiene como patrona de
la ciudad— y posteriormente de Huesca y Monzón, le habían convencido
de la verdad del consejo de san Juan Bosco: "Fomentad la devoción a Ma-
ría Auxiliadora y veréis lo que son milagros ".
Las obras de reconstrucción y ampliación de las Casas salesianas que
la Congregación le confió en aquellos años de escasez ponían en gravísimos
apuros a don Pablo Baraut; él afirmaba que las había afrontado, como
don Bosco, confiando en María Auxiliadora.
No es, pues, de extrañar, que, desde sus primeras tomas de contacto
con la ya compleja Casa de Pamplona, se propusiera continuar la obra
vocacional del P. Enseñat y propagar la devoción a María Auxiliadora por
todos los medios: pláticas, conferencias, estampas, almanaques, calendarios,
capillitas de la Visita Domiciliaria, etc.
"Una de mis primeras preocupaciones —escribe el P. Baraut— a mi
entrada en Pamplona, al leer las recomendaciones dejadas en el libro de
Actas por el Visitador extraordinario, don Juan Antal, en su reciente Visita
Canónica a la Casa, fue la construcción de una iglesia digna para nuestra
Madre.
La cosa no era fácil. El convenio con la Excma. Diputación Foral ha-
bía paralizado las obras de ampliación de la Escuela desde hacía diez años.
El Ayuntamiento de Pamplona, al no cumplirse los plazos fijados para la
construcción de la nueva gran Escuela Profesional, había retirado su oferta
de terrenos por considerarlos indispensables para el ensanche de la ciudad
por aquellos términos. Ofrecía, sin embargo, opciones a la Diputación para
otros terrenos en diversos puntos de la ciudad.
La cosa, pues, iba para largo. Pareció lo más conveniente y práctico
decidirse a completar en lo esencial las actuales Escuelas a cuenta de la
Congregación con las ayudas que se pudieran obtener, oficiales y particula-
res, sin comprometer en ellas al Patronato de la Diputación, que debía
seguir empeñado —según el Convenio firmado— en adquirir los nuevos
terrenos, hacer los planos y realizar las obras oportunas.
La Congregación estaría siempre dispuesta a colaborar con la Dipu-
tación en las antiguas y nuevas Escuelas, de acuerdo con el Convenio
pactado, pero cumplido sólo en parte.
Los trámites fueron largos y ello explica el que, a pesar del interés
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Alegría en el patio Salesiano. Año 1956.
D. Pablo Baraut presidiendo la Comunidad Educativa.
Homenaje a D. Pablo Baraut
en la fiesta del Director.
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que yo tenía, tuviera que retrasarse para mejor ocasión la construcción de
la nueva iglesia.
Se consiguieron ayudas del Ministerio para ampliación de aulas y talle-
res, instalación de calefacción, etc. La construcción de la iglesia quedó a
cargo de los devotos de María Auxiliadora y de los Salesianos.
Cuando expuse en el Patronato de Formación Profesional el propósito
de construir la nueva iglesia —indispensable y exigida por nuestros Su-
periores— los miembros del mismo se asustaron un poco y dijeron que
no había fondos para esa obra. Tuve que responderles que la Virgen de
don Bosco ya estaba acostumbrada a edificarse su Casa. Confiando en ella
logramos, por fin, poner en marcha la obra".
3. La campaña del duro
Don Pablo Baraut estaba acostumbrado a lanzar "campañas", confian-
do en la Virgen. En Ciudadela, donde era indispensable un patio de recreo
para el Colegio —aprisionado entre edificios—, sin recurso alguno, se
lanzó a la compra del "Patio de Santa Clara", de unos 3.000 metros
cuadrados.
Plantó en la calle más céntrica de la ciudad un gran cartel con 3.000
cuadritos e invitó a los padres, amigos de los Salesianos y devotos de
María Auxiliadora a costear —por 50 pesetas— un metro o más de terreno
para sus hijos. La compra facilitó no sólo el indispensable patio de deportes
de los alumnos y antiguos alumnos de aquella salesianísima ciudad, sino
que posibilitó el sucesivo desarrollo del Colegio y del Santuario de María
Auxiliadora, declarada más tarde —como dijimos— Patrona de la ciudad.
En Huesca, ante la indispensable necesidad de sustituir el viejo y
ruinoso teatro —acribillado por los bombardeos durante la guerra—, lanzó
también la "Campaña del Empujón"; y con rifas, loterías y sacrificios
de amigos y bienhechores de los Salesianos se construyó el nuevo teatro.
En Pamplona, realizadas las gestiones con los Superiores, preparados
y discutidos durante dos años los planos con el arquitecto de la Diputación,
don Víctor Eusa, se llegó al proyecto definitivo. Se hizo una maqueta, que
se colocó en la portería por donde tenían que pasar los que venían a la
Capilla y se lanzó la "Campaña del Duro" o del sacrificio mensual, para
interesar a todos los devotos de María Auxiliadora de Navarra.
La hojita de la Archicofradía publicaba un buen día del año 1958
la noticia: "Ha comenzado espléndidamente la gran campaña del 'sacrificio
mensual' a la Virgen para su iglesia en Pamplona, que ha de levantarse
durante este año de 1958, centenario de las apariciones de la Inmaculada
en Lourdes. Cuatro mil familias se han lanzado con decisión a la empresa.
Las señoras Celadoras se han constituido en bienhechoras insignes al com-
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prometerse a tomar todos los meses un talonario para repartirlo entre las
familias de su Coro".
Los muchachos internos, al salir a gozar sus vacaciones navideñas,
iban provistos también de talonarios, cuyo fruto económico se destinaría
a las obras de la futura y tan deseada iglesia.
El cronista de la Casa dice al respecto: "Se han extendido unos talo-
narios de diez recibos de a 5 pesetas con el fin de allegar recursos para la
nueva iglesia. El que toma un talonario entero será bienhechor de la
misma; si lo toma todos los meses o da 500 pesetas, bienhechor insigne;
quien toma diez talonarios cada mes o da 5.000 pesetas, bienhechor de
honor y quien da 50.000 pesetas, gran bienhechor.
4. El primer «gran bienhechor»
En realidad, los títulos no llegaron a concederse oficialmente. Eran
muchos y no había tiempo ni personal para llevar la contabilidad de mé-
ritos. Las limosnas se iban gastando aun antes de que llegaran; pero no
faltaron nunca las necesarias ayudas, y las obras, una vez comenzadas, se
llevaron a buen ritmo. La empresa GÓYSA puso gran interés por acelerar-
las, lo mismo que el arquitecto, señor Eusa, quien al final de las mismas
venía con frecuencia a dirigir personalmente todos los detalles y quedaba
complacido ante los resultados obtenidos.
"Naturalmente —continúa el P. Baraut— me preocupé personalmen-
te de tener informado de todos los proyectos a nuestro gran bienhechor
don José Manuel Zubizarreta, que desde Buenos Aires seguía con interés
y aprobaba con su proverbial generosidad todo cuanto con buena voluntad
hacían sus Salesianos. Al comunicarle la noticia de la decisión de comenzar
las obras de la nueva iglesia y la forma de realizarlas, me contestó aceptando
el título de gran bienhechor y remitiendo la cantidad de 50.000 pesetas.
Agradeciendo su generosidad, le ponderé el hermoso ejemplo que su
conducta entrañaba para los demás, así como el acierto en colaborar en vida
a la realización de tantas buenas obras, como el mejor medio de efectuar
a tiempo valiosos ingresos en el Banco del Cielo.
Me contestó el 21 de agosto de 1958: 'Volviendo a leer su apreciada
carta del 2 de mayo último, en la que me agradece el haber puesto a su
disposición 50.000 pesetas, deseo que hayan llegado a su poder, ¿no
es así?
Y, a propósito, pensaba yo dejar a esa querida fundación un legado
de un millón de pesetas, cuyo cumplimiento estaría a cargo de mis albaceas
testamentarios. Como esto puede tener sus inconvenientes, me ha parecido
mejor hacer esta donación en vida'.
En efecto, don José Manuel, sin demora, confió esa cantidad a un
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Banco de Pamplona 'para que usted la emplee como mejor le parezca'.
Fue el gran empujón inicial de la iglesia.
No apegaba el gran bienhechor su corazón a alabanzas ni a premios
humanos. Habiendo fallecido ya santamente su esposa doña Emilia, en-
cauzaba sus sentimientos a fines más elevados. 'Sería —continúa la carta—
un acto para mí de gran estima que los alumnos de las Escuelas agregaran
a las oraciones de sus Misas un solo Padrenuestro en sufragio de las almas
de don Antonio, de Emilia y también de la mía, cuando llegue el momen-
to. ¡Qué recompensa más grande sería para nosotros el haber realizado al-
gún beneficio en pro de la formación cristiana y profesional de la juventud
navarra''".
5. Bendición de la estatua de María Auxiliadora en la torre del templo
No fue posible inaugurar la iglesia el año 1958, conforme a los pia-
dosos deseos y pronósticos de la Archicofradía de María Auxiliadora. Este
retraso en las obras trajo el adelanto de la fachada para, el 23 de mayo
de 1959 —víspera de la gran solemnidad de la Familia Salesiana—, poder
colocar la estatua de la Virgen en la torre.
Para la mayor esplendidez del acto, sin descartar la razón del peso y
del volumen de la imagen —que ciertamente hacían más dificultosa su
colocación—, se acudió al gobernador civil, quien, a su vez, solicitó del
Ministerio de Aviación la concesión de un helicóptero.
Por otra parte, el Director del Colegio Salesiano de Zaragoza, don Luis
María Puyadena, hizo las gestiones oportunas ante el General de aviación,
quien de momento se interesó. Entre dimes y diretes, la demanda fue dene-
gada, y el tiempo empleado en estas gestiones aplazó el acto hasta el 31
del mismo mes, fiesta de la Virgen Reina.
La imagen, de cemento arenado, se montó en la misma torre. Para
ello, fue menester construir un castillete a fin de que el escultor, Sr. Re-
bolé, pudiese trabajar sin peligro. La obra estaba ultimada definitiva-
mente el día 23, mas la Virgen quedó oculta a las miradas del público
hasta el día mismo de la inauguración.
El "Diario de Navarra" del 2 de junio, describía el ceremonial de la
misma:
"Constituyó —dice— un simpático espectáculo popular, en la
tarde del pasado domingo, la bendición de una imagen de grandes
proporciones, colocada sobre la torre del moderno templo de los
PP. Salesianos. Acto al aire libre, con asistencia de autoridades, la
población escolar de las Escuelas Salesianas y público.
Frente al pórtico central, en la calle de Teobaldos, colocóse
una amplia tribuna para las autoridades y representaciones mili-
tares. Asistían con el Sr. Arzobispo, Mons. Delgado Gómez, el Go-
bernador Civil, don Manuel Valencia; el general López Núñez, Go-
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Gracia y
blancura
en la nueva
iglesia,
bajo la
mirada de
la Virgen
Auxiliadora.
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Fachada de la iglesia de María Auxiliador;
D. Pablo Baraut pidió al arquitecto:
«Queremos una iglesia alegre, funcional, diáfana..
Esta imagen de María Auxiliadora, fue regalada
por los Fundadores, y ha presidido durante 50 años
las tres iglesias a Ella dedicadas.
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bernador Militar; don José Uriz, Secretario de la Diputación Foral;
el Teniente de Alcalde, don Leandro María de Cañada; el arquitecto,
autor del proyecto de las obras de la nueva iglesia, don Víctor
Eusa; el Párroco de la demarcación, don José Manuel Pascual;
representaciones de los PP. Jesuítas, Hermanos Maristas y de otras
Congregaciones.
Los alumnos de las Escuelas ocupaban, en formación, la cal-
zada. El Sr. Arzobispo, revestido de pontificial, bendijo, desde la
calle, la imagen, que en lo alto de la torre recibía las miradas de
aquella concurrencia.
El notable orador, don Javier Oyarzun, pronunció un bellísimo
discurso, valioso por su fondo y por su forma. Un niño nos regaló,
con una plegaria, la 'Flor' de este último día del mes de María.
El P. Baraut leyó la consagración de la Familia Salesiana a la
Virgen y, finalmente, el Sr. Arzobispo dio a todos su bendición.
Los distinguidos señores de Liquiniano —Arrechea (don Modes-
to y doña Elena), venidos de su residencia de Narvarte para esta
solemnidad-actuaron como padrinos de la bendición.
La Banda de la Casa amenizó el acto y la campana anunció
jubilosamente el gran acontecimiento. El público desfiló para vene-
rar la medalla de María Auxiliadora, unida, por larga cinta, a la
imagen de la torre".
No faltaron altavoces, ni disparos de cohetes, ni adorno de la
calle; ni tampoco en la torre un gran corazón de claveles, preparado
con finura y cariño a la Virgen, por las Hijas de María Auxiliadora.
Constituyó un hermoso rasgo de desprendimiento, habida cuen-
ta de las necesidades del nuevo templo, la distracción efectuada
de treinta mil pesetas a las obras del mismo —fruto de renuncias
y sacrificios de las diversas secciones de la Casa y Archicofradía—
en favor de la beca vocacional "María Auxiliadora".
6. Inauguración, de la iglesia de María Auxiliadora
Don Pablo Baraut le dijo al arquitecto, don Víctor Eusa: "Usted
es un maravilloso arquitecto, mas tiene un pequeño defecto: hace usted
magníficos proyectos, pero caros. No son compatibles con los presupuestos
de los pobres Salesianos. Nosotros no necesitamos un templo muy artístico;
queremos una iglesia alegre, funcional, diáfana, sin las columnas del medio.
Aunque se parezca un poco a una nave de taller, no desdecirá de unas
Escuelas Profesionales; hasta tendrá más ambiente".
—Pues yo sé hacer obras caras y baratas —contestó don Víctor.
Y supo demostrarlo.
Mons. Enrique Delgado Gómez, por entonces obispo de la diócesis,
aconsejaba así a los párrocos que le hablaban de levantar una nueva iglesia:
"Hágala tan barata y tan lograda, como la de los Salesianos".
De hecho, el templo gustó al pueblo. Don Pablo era un auténtico
hombre de fe, totalmente fiado en María Auxiliadora.
Aquella iglesia que por tanto tiempo había sido un sueño llegó a ser,
por fin, una gozosa realidad el día 28 de noviembre de 1959.
A las siete de la tarde de ese día —clima benigno y cielo claro— tuvo
lugar su bendición, y también la consagración del altar mayor con arreglo
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al extenso ritual, entonces vigente. Ofició la solemne ceremonia el Excmo.
Sr. D. Javier Ariz, O. P., Vicario Apostólico de Puerto Maldonado (Perú),
que se encontraba accidentalmente en su tierra natal.
El Prelado diocesano, comprometido con antelación para la ceremo-
nia, hubo de ausentarse de Pamplona con motivo de la Conferencia de
Metropolitanos, que tenía lugar eri Madrid aquel mismo día.
A las 5,30 de la tarde llegaba don Luis Ricceri, Delegado General de
los Cooperadores en el Consejo Superior de la Congregación, con el P. Pro-
vincial, don Tomás Baraut, hermano del director de la Casa de Pamplona
y don Luis María Puyadena, director del colegio de Zaragoza. Don José
María Enseñat venía en representación de los directores que habían regido
la misma.
La Crónica del Colegio aporta el detalle de que el altar mayor fue con-
sagrado como " portátil", depositándose en el sepulcro las reliquias de los
Santos Digno y Próspero, ambos mártires. El traslado del Santísimo desde
el Sagrario de la antigua Capilla subterránea hasta la nueva, lo efectuó el
Abad Mitrado de la Oliva, Fray Plácido Aranaz, distinguido amigo y bien-
hechor de la Obra. La ceremonia fue solemne. A continuación, Fray Plácido
celebró la Santa Misa en el altar recién consagrado. Participaron en ella
los alumnos con cantos y oraciones. En el presbiterio se hallaban don Luis
Ricceri y don Tomás Baraut. Asistían también al acto litúrgico don
Miguel Gortari, Vicepresidente de la Diputación Foral; varios concejales
del Ayuntamiento de Pamplona; don Leandro Cañada, presidente de los
Cooperadores Salesianos de Navarra; don Fausto Pérez Barragán, don José
Uriz y el coronel Villar.
El templo se hallaba materialmente lleno de fieles. La noche fue so-
lemnizada con una emocionante Vigilia de uno de los tres turnos de Ado-
ración Nocturna que funcionaban en el colegio, integrados exclusivamente
por Antiguos Alumnos.
El día 29, fiesta de San Saturnino, Patrono de Pamplona, se celebró
la fiesta de la Inauguración. Desde las 6,30 de la mañana, numerosos fie-
les acudieron a las Misas que iban celebrándose cada media hora. A las 8,
celebró el P. Provincial; a las 9, el P. Director; y a las 11,30 tuvo lugar
la función litúrgica más solemne, oficiada por don Luis Ricceri, en la
que predicó el P. Enseñat. El Santo Sacrificio se ofreció por todos los
bienhechores de la iglesia. Esta se hallaba abarrotada de fieles.
A las 12,30 se obsequió a los Cooperadores Salesianos con la proyec-
ción, en el salón-teatro, de unos preciosos documentales en tecnicolor sobre
la inauguración en Roma del famoso templo a San Juan Bosco.
Mons. Ariz bendijo luego las nuevas aulas, construidas a lo largo de
la calle Aralar, muy en armonía sus líneas con la nueva iglesia.
Después de la comida no faltó una amena sobremesa, en la que ha-
blaron el Sr. Director, don José María Enseñat, don Germán Arín, el
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P. Inspector y, finalmente, don Luis Ricceri, quien, excusándose de no
poder permanecer por más tiempo en Pamplona, recomendó a todos dieran
vida a la nueva iglesia con el esplendor del culto y el propio esfuerzo por
ser templos vivos del Espíritu Santo.
El "Boletín Salesiano" del mes de febrero de 1960 añadía los si-
guientes datos:
"El nuevo templo mide veinte metros de ancho, cuarenta y ocho de
largo y diecinueve de alto. La torre lateral se eleva a veintiséis metros
de altura y la corona una preciosa estatua de piedra de María Auxiliadora
de tres metros y medio, visible desde gran parte de la ciudad. De configu-
ración discretamente moderna, aunque conservando la clásica sensatez de-
vocional, la nueva iglesia está integrada por una nave única, sin columnas,
con visibilidad y condiciones acústicas perfectas y una gran amplitud.
En el centro del altar mayor se alza la imagen de María Auxiliadora,
la misma que hace más de treinta años, tantos salesianos, alumnos y devo-
tos pamploneses han venerado en las sucesivas capillas provisionales".
"Se inauguró la iglesia —escribe Miguel Ochoa— y fue el comienzo
de la transformación del colegio. Vino la total calefacción (¡qué añoranzas
las de los primeros residentes!) y don Pablo, antes de ausentarse, nombró
secretario a don Manuel Ivorra, encargado a la par de las obras. Estas
se suceden ininterrumpidamente: talleres, aulas, residencia, Capilla inte-
rior, electrónica, remozamiento de los talleres anteriores, clases nocturnas,
y un largo etc..."
Y es que el Estado empezó a ayudar a la Enseñanza Profesional me-
diante préstamos y subvenciones.
Quiero anotar también, como detalle aleccionador, que todo el reves-
timiento de madera de la nueva iglesia se hizo en los talleres de carpin-
tería de la Casa. "Con ello —dice el Sr. Arín— se ahorró mucho dinero.
Muchos muchachos, en horas extraordinarias, prestaron su colaboración,
con gran dosis de espíritu de sacrificio y amor a María Auxiliadora".
Se ha oído decir de don Pablo Baraut:
"Sin descuidar la atención al colegio, su misión en Pamplona fue más
bien al exterior, tanto como constructor de la Iglesia y de varios edificios,
como de cuanto significa la construcción espiritual de la devoción a María
Auxiliadora alrededor del nuevo Santuario. De hecho, esta devoción ya
había sido promovida por sus antecesores. A don Pablo se le recuerda
en Pamplona por todo esto".
No es completa la enumeración. La gran figura de don Pablo Baraut,
director de las Escuelas Salesianas, merece por derecho y justicia, otro
capítulo.
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XIV
UNA ASOCIACIÓN DE ANTIGUOS ALUMNOS CON VIDA
El Presidente de la Asociación de AA. AA. de Valencia, don Rafael
Ferrando, interrogado por Miguel Ochoa, José María Iriarte y José Luis
Azparren sobre cómo marchaba la misma, respondía, espontáneo, con su
peculiar gracejo mediterráneo: "¿Cómo voy a venir a marcar faroles pre-
cisamente en Pamplona, una de las Asociaciones modelo en nuestra Fe-
deración?"
1. Dos «Memorias»
Para tratar de tan importante asunto, creemos que más que las pala-
bras cuentan los datos. Estos son tan abundantes y convincentes que in-
cluso nos vemos obligados a abreviar el contenido de dos "Memorias", las
de los cursos 1955-1956 y 1957-1958, correspondientes ambas al directo-
rado de don Pablo Baraut. Dos botones de muestra, que espero no cansen
al lector, justamente curioso, y que salgan al paso de generalizaciones que
sobre el contenido apostólico de las Asociaciones se han vertido sin sufi-
ciente rigor histórico. Es menester, asimismo, no olvidar cuanto hasta el
presente hemos dicho sobre los Antiguos Alumnos veteranos de Pam-
plona.
A) Curso 1955-1956
a) Piedad.—Las Misas de Comunión mensuales, de asistencia "obli-
gatoria" se vieron muy concurridas. Al final de las mismas, se rezaban las
preces del Ejercicio de la Buena Muerte.
Semanalmente se celebró, cada domingo, la Misa propia para nues-
tros afiliados, a las 9,45.
A continuación, y para mayor comodidad de los asociados, se han
seguido celebrando los tradicionales desayunos en los locales del Centro.
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Adoración nocturna.—Los tres turnos del curso anterior, pero
superados por la asiduidad y el entusiasmo.
Sabatina.—Como es tradicional, se rezó durante el mes de octu-
bre en el Centro, diariamente, el Santo Rosario como homenaje a nuestra
Virgen. Siempre, nutrida representación.
Bendición dominical.—Tanto los domingos, como los días 24 y el
último de cada mes, conmemorativo de San Juan Bosco, el Centro perma-
nece cerrado, durante los actos que el Colegio celebra en honor a María
Auxiliadora y a nuestro Fundador.
Ejercicios Espirituales.—Dos son las tandas que nuestra Asocia-
ción ha realizado para coadyuvar más eficazmente a la formación de los
socios. Una abierta y otra en completo retiro en la Casa de Ejercicios de
Javier. Ambas fueron concurridas. Volvieron los ejercitantes convertidos
en los más entusiastas propagandistas de la Obra de los Ejercicios.
Mes de Mayo.—Como en años anteriores, en la Capilla de nues-
tro Colegio, se ha celebrado el tradicional Mes de María, dedicado a nues-
tra Madre María Auxiliadora. Numerosa concurrencia.
Procesión del Corpus.—La bandera de la Asociación desfiló en el
cortejo, agrupándose junto a ella nuestros asociados en grupo compacto.
Retiros espirituales.—El sábado anterior al primer domingo de
cada mes. Los realizan conjuntamente los Antiguos Alumnos, Cooperadores
y la Archicofradía de María Auxiliadora.
Jueves Sanio.—A pesar del cambio de la liturgia, que permite re-
ducir las horas de vela, los Antiguos Alumnos continuaron fieles a su tra-
dicional costumbre de velar ante el Monumento. A menos horas, más nu-
tridos grupos, culminando con la Vigilia extraordinaria de este^día al Vier-
nes Santo, de los tres turnos de la Adoración Nocturna de nuestra Aso-
ciación.
b) Cooperadores.—Gran campaña sobre los mismos, dentro de la
Asociación, mediante nuestra revista. Los Antiguos Alumnos han de ser
los mejores Cooperadores.
c) Círculos de Estudio.—Todos los martes del año se han venido
reuniendo un promedio de doce asociados por sesión, ansiosos de ir aumen-
tando su formación mediante la exposición de temas sugestivos tanto de
orden religioso como social.
d) Reunión de equipos.—Bajo la dirección del Consiliario, semanal-
mente, para un quehacer apostólico, callado y sacrificado.
e) Propagandistas y dirigentes.—Participación de elementos de la
Asociación en los actos organizados por la Acción Católica.
En el salón de actos del "Diario de Navarra" se celebraron unos Cur-
sillos "Por un mundo mejor", a los que, invitados por A. C., acudieron
un buen número de compañeros de Junta. Estos, a su vez, hicieron luego
partícipes a los demás asociados, en ocasiones diferentes, mediante algún
miembro cursillista, de las ideas y contenido de los Cursillos.
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Los propagandistas acudieron también a realizar su Cursillo dentro
de los organizados por A. C. Con éstos y aquéllos se organizaron quincenal-
mente, y por separado, unos Cursillos de Estudios especiales, que se ce-
lebraron con regularidad y fueron dirigidos por nuestro Consiliario.
f) Cultura.—En la cartelera de nuestro Centro, y quincenalmente,
apareció la revista mural del mismo, totalmente cambiada y remozada.
Las conferencias, ya en el curso anterior, adquirieron una mayor al-
tura y aceptación. En el presente disminuyó su número. Los oradores fue-
ron mejor acogidos, aun cuando no estuviesen vinculados a la Familia Sa-
lesiana.
Para mayor provecho de todos, se concedió entrada libre aun a los no
asociados.
g) Gran Certamen de Artesanía y un Concurso Literario, organiza-
dos con motivo de las Bodas de Plata.
h) Creación de núcleos comarcales.—Además del de Sangüesa, el
de Estella. Aquí se celebró, con nuestra asistencia y con la ayuda del Coro
Itxaso, solemnemente, la fiesta de San Juan Bosco. Se nombró una Junta
Directiva de Antiguos Alumnos de Estella con Juan Corría de Presidente,
José Garín de Vicepresidente, Pedro Arbizu de Secretario y Jesús Alen
de vocal de Cooperadores. Se celebró, a continuación, un acto de Afirma-
ción Salesiana en el "Ideal Cinema", muy concurrido.
También en Estella, de forma parecida, se celebró la solemnidad de
María Auxiliadora, con un éxito imponente de asistencia y entusiasmo.
i) Biblioteca.—Libros y revistas salesianas, así como periódicos, a
disposición de los socios.
j) Caridad y Asistencia Social.—Visitas a la Santa Casa de la Pro-
videncia, en la que las Hermanitas de la Caridad atienden a las huerfanitas.
Para éstas, golosinas y entretenimientos.
Visitas en diversas ocasiones también a los ancianos asistidos por las
Hermanitas de los Pobres. Se les sirvió la comida y se les hizo pasar un
rato agradable con chistularis, conjunto de armónicas y el Coro Itxaso.
k) Prensa y Propaganda.—Pregones de nuestras fiestas a través de
la Emisora Local. La revista "Don Bosco en Navarra" ha seguido publi-
cándose mensualmente, aumentada en páginas y con un número especialí-
simo en el mes de mayo.
I) Teatro y Deportes.—Prodigaron sus actuaciones con inclusión de
nuevos elementos jóvenes.
II) Centro.—La asistencia al mismo ha sido muy numerosa, especial-
mente en las tardes festivas.
m) Círculo ''Domingo Savio".—La Asociación ha seguido con todo
cariño la labor realizada por el Círculo "Domingo Savio", de donde tanto
fruto mana para la misma, ya que en este grupo tenemos depositada gran
esperanza, pues con sus socios pensamos aumentará nuestra Asociación.
Varios fueron los Antiguos Alumnos que dieron conferencias en su local.
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n) Varias representaciones de Antiguos Alumnos enviadas a los ac-
tos organizados por el Círculo "Domingo Savio", a las Asociaciones de
San Sebastián, Zaragoza y Huesca. Una excursión a Valencia con ocasión
de las Fallas de San José, salpicada de entrevistas con el Sr. Arzobispo,
don Marcelino Olaechea y con el "Patronato don Felipe Rinaldi".
B) Curso 1957-1958
A las actividades anteriormente enumeradas han de añadirse:
a) Cursillos de Cristiandad y HOAC.—Siguiendo la marcha hasta
el final, de responsabilidades en la acción apostólica —leemos en la re-
vista de los Antiguos Alumnos—, han sido numerosos los socios que han
participado en ambas modalidades de Cursillosy con los que ha aumentado
el número de militantes. En la actualidad son varios los que acuden" a los
cursos de formación de profesores de Cursillos, que se dan en la Casa Dio-
cesana de Acción Católica.
b) Círculos de estudio.—Todas las semanas se reunían los equipos
de HOAC y JOC para ir aumentando su formación social y apostólica.
c) Cultura.—Durante la VIII Asamblea Nacional de Antiguos Alum-
nos en Barcelona, el Doble Cuarteto Vocal Itxaso representó dignamente
a la Asociación dando el concierto oficial en el acto de clausura de la
Asamblea.
d) Biblioteca.—Aumento notable de la misma con obras formati-
vas religiosas y de literatura actual.
e) Prensa y Propaganda.—Por los micrófonos de Radio Requeté,
el Presidente de la Comisión de Radiodifusión, don Emiliano Larrea, co-
menzó este curso una emisión mensual titulada "Buenas Noches".
f ) Deporte.—Trofeo Boscos, Sección Montañera, etc.
g) Círculo "Domingo Savio".—Una vez al mes, un Antiguo Alum-
no les ha dado una charla corta y amena sobre temas interesantes. "La
fiesta de Domingo Savio —leemos en la antes citada revista— fue en
todos sus aspectos un exponente claro de lo que es el Círculo 'Domingo
Savio' de Pamplona: una oleada de jóvenes, entusiasmo, adhesión íntima
al Colegio".
2. Actividades de la Asociación de Antiguos Alumnos
Vamos a enumerar ahora algunas actividades especiales de tipo depor-
tivo, religioso y apostólico.
A)" Trofeo Boscos
"Fue en el verano de 1957 —escribe Juan José Armendáriz—. Un
grupo entusiasta de los jóvenes de la Asociación de Antiguos Alumnos
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Miembros del Secretariado Nacional de Antiguos Alumnos, reunidos en el primitivo Centro.
Asamblea del Secretariado Regional de Antiguos Alumnos, celebrada en Pamplona.
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iniciaba, en aras de un noble ideal, un movimiento deportivo, al que más
tarde se definiría como Boscos, enmarcado él dentro de la entidad de la
Asociación, a la que embarcaban en lides deportivas por cauces completa-
mente nuevos, en los que siempre se buscaría la gloria de Dios, causa y
fin de nuestro hacer.
Me cabe la suerte, desde estas páginas, de plasmar en letras que ha-
cen historia, los nombres de aquellos que, por puro deporte y con nobleza
de sentimientos, consiguieron para nuestra Asociación un buen objetivo,
en todo conforme a las exigencias de los momentos actuales de la juventud,
que busca, lejos del ruido ciudadano, una expansión sana y saludable en
el campo deportivo. Y aquellos nombres —¡perdón por los olvidos!—
pueden muy bien ser encabezados por Antón (¡qué difícil se me hace verte
lejos de nuestro lado!), Arteaga, Izco, Orcoyen..., infatigables animadores
del balonmano, cuyo bautizo supuso la iniciación de Boscos. Junto a ellos,
los hermanos Buzunáriz, Urdiáin, los hermanos Roncal, Iriarte, Echarren,
Pedro Baranda, Celaya, San Martín, Martiartu, Arraiza y la actual promo-
ción de los Gómez, Muro, Labiano, Marco, Esteban, Jiménez...".
Carlos Alzu, expresidente de la Asociación y crítico de la cadena
SER, escribía en "El Pensamiento Navarro" del 21 de agosto de 1959 un
artículo que iba enmarcado en la sección de "Buenos Días" de Santi
Andía:
"El deporte es, sin género de dudas, fruto de una necesidad de ex-
pansión. Nació —¿qué duda cabe?— al socaire de una fuerza natural,
que impelió a los hombres a realizar esfuerzos físicos que, reglamentados,
constituyen la base de nuestros actuales deportes en toda su gama. La
evolución, creando problemas masivos, ha dado lugar al profesionalismo
en el deporte.
Lo que en principio fue motivo de expansión o distracción de los
actuantes, ha pasado a ser espectáculo de masas, admirando un estilo de-,
portivo que en muchas ocasiones aburre al que lo practica. La necesidad
ha sido la que ha impuesto el actual desarrollo con sus aciertos y sus
defectos, y no podemos ir en contra de la corriente arrolladura.
Sin embargo, en todas las corrientes, por caudalosas que sean, se
encuentran remansos abrigados por un recodo, que permiten la sosegada
serenidad del respiro. Esto es para mí el Trofeo Futbolístico Boscos.
En el ambiente deportivo mundial han nacido los profesionalismos
que, arrollándolo todo, han impuesto condiciones específicas para practicar
el deporte. Hay que rendir con arreglo a lo que se pague y no se paga
muchas veces con arreglo a lo que se rinde. La medida la marca el factor
"rendimiento" y éste está circunscrito a diversas circunstancias, ajenas las
más de las veces a la voluntad del practicante deportista.
Aquí surge Boscos. Sin profesionalismos. Sin retribuciones. Sin li-
mitaciones. Sin disciplinas reglamentarias.
Una seriedad reglamentada hace que el deportista auténtico —no im-
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porta su edad, ni condición, ni rendimiento— pueda practicar amigable-
mente su deporte favorito. Y el joven con aspiraciones encuentra en el
Trofeo el camino de una destacada actuación. Y es porque se vuelve, se
resigna y se conforma con un rato de esparcimiento".
Ante mí, las abultadas Memorias ciclostiladas con pulcritud impecable
de los años 1970-1971 y del 1971-1972. En la primera página —amarilla
por cierto— leo:
"Los Boscos han hecho medrar el deporte de las gentes humildes,
innominadas, de los que no tienen filiación de club con aspiraciones de
gloria, ni ambición de alcanzar trofeos o ascensos. Deporte para gentes de
peña, barrio o colegio, sin más objeto que el deporte mismo. No es preci-
so que el campeonato de Soscos, en el que se mezclan treinta equipos,
tenga la etiqueta de legalidad oficial federativa. Su operancia comprende
a gentes que se manejan con iniciativas propias, incapaces de sujetarse a
disciplinas que no sean espontáneas. Es el deporte de los que sin esa causa
no harían deporte".
Santi Andía, Redactor Jefe de "El Pensamiento Navarro" añade:
"Qué hermosa demostración la de ese torneo, que arranca a treinta
equipos del anonimato, que se los inventa más bien, pues sólo tienen exis-
tencia vigente para la disputa que monta Boscos.
Y con ello, la tenacidad renovadamente audaz en la preparación de
ciclos de conferencias culturales, en la que mezclan personas de alto co-
turno, con un signo educativo de etiqueta altamente formadora. Con el
fuego que alienta ese núcleo puede intentarse todo. Yo conozco a sus men-
tores y sé que no se arredrarían ante los quehaceres más fabulosos. El
secreto está en el apego a la entidad, en el amor que sienten hacia el rincón
H
en que se educaron, el orgullo noble de dignificar y exaltar el club de pro-
¡
cedencia, del que tomaron principios que gobernarán eternamente sus com-
¡
portamientos.
¡
De cara a la calle, Boscos ha dado demostraciones que han asombrado
¡
a muchas gentes; cosas que parecen inexplicables; empeños juzgados como
¡
imposibles salen a flote fructuosamente.
¡
No hay campos de fútbol en Pamplona y su comarca para los conjun-
¡
tos que viven dentro de la órbita federativa. Y ellos se multiplican por
¡
encontrarlos y hacen jugar a treinta equipos nuevos, en alguno de los
|
cuales llegan a englobar a viejas glorias del fútbol español. Y abren el
¡
Centro, inauguran su salón de actos y promueven desfiles de personajes
j
que están en el candelero de la actualidad sin tener que cobrar un céntimo
|
a las masas que abarrotan las localidades, como un hermoso milagro que
¡
se reitera día tras día.
I
El secreto tiene que ser el de la propia naturaleza del espíritu salesia-
¡
no, que hace buenos cristianos y enseña a trabajar sin desmayo, a trabajar
obligatoriamente, pues es un mandato divino".
Hasta aquí, Santi de Andía.
223
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En la Chantrea, final del Trofeo «Boscos» entre el Vulcano y el
Gure Txokoa, y entrega de trofeos. Año 1964.
También en el estadio chantreano, van a disputar la final el Anaitasuna y el Egulbati.
Año 1967.
Juan José Armendáriz dirige la palabra en una entrega de trofeos.
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Termino este apartado. Acabo de hojear el pulcro folleto que los An-
tiguos Alumnos de Pamplona me envían y que lleva por título "Reglamen-
to. Liga Trofeo futbolístico Boscos. Asociación Antiguos Alumnos. Pam-
plona". Está fechado el 8 de septiembre de 1975.
Sin paginación, impreso; son 22 hojas —si he acertado a contarlas
bien— muy bien presentadas. El Reglamento es maravilloso, denso, con el
que efectivamente —como se dice en su página primera— "se ha querido
modelar un espíritu de solidaridad deportiva, agravando especialmente las
sanciones porque se quiere desterrar la corriente insana de la pasión, de-
seando que todos los impulsos ayuden a mejorar una convivencia vestida
de deporte".
Hoy son ya 52 los equipos que funcionan en el Trofeo Boscos, con
un contenido social y apostólico admirables.
Una adecuación maravillosa entre los fines del mismo y los métodos
educativos de don Bosco, quien orientaba toda su labor a la formación
total, integral del hombre en sus dos elementos, cuerpo y alma.
Este es un extraordinario elogio para la Asociación de Antiguos Alum-
nos y su propulsor, Juan José Armendáriz.
B) El Club Montañero
En los comienzos del directorado de don Pablo Baraut nace el Club
Montañero "Goramendi". En la cartelera del Centro aparecen semanal-
mente los itinerarios que se programan, crónicas gráficas y chistosas de la
excursión verificada.
Todos los miércoles se celebra una reunión a la 8,30 de la tarde bajo
la dirección del Consiliario que, con su espíritu deportista, anima a los
aficionados a la montaña orientando sus nobles aspiraciones.
"Buscamos —dicen— en la práctica de este sano deporte, además
de un honesto esparcimiento, vigorizar nuestro espíritu y nuestro cuerpo
mediante el contacto continuo con la hermosa naturaleza que la Providen-
cia nos ha deparado. ¡Qué agradables excursiones las verificadas a Elo-
mendi (Higa de Monreal, a 1.289 m.), a Laquidáin (892 m.), a Tangorri
(845 m.), a Lacarri (1.046 m.), a Echauri (1.133 m.)!"
El Club Montañero "Goramendi" alienta a grupos de asociados a la
realización de excursiones, les proporciona planos, itinerarios; recluta gen-
te para completar las expediciones. El Sr. Director y don Benito Castejón
aplauden la idea. La "Rubia" y el coraje de los expedicionarios hacen lo
restante.
Estos salen, por ejemplo, un 28 de junio de 1956, a media noche,
adheridos a los clubs montañeros de la capital, hacia el Pirineo para ascen-
der, de madrugada, a la Mesa de los Tres Reyes (2.434 m.), donde el
Club Navarra colocó el año anterior una estatua de bronce de San Francis-
co Javier. Penosa la ascensión de más de cuatro horas, por terreno rocoso,
no exento de peligro.
225
15
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„- ^tif^lr
i "•
**»
Fiesta de la Unión de los Antiguos Alumnos.
Año 1953.
Grupo de Montaña
«Boscos». Año 1977.
Fiesta de la Unión de los Antiguos alumnos.
Año 1961.
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Antes de finalizar los Sanfermines, siete forzudos antiguos alumnos,
atraídos por la belleza fascinante del Valle de Ordesa, en el Pirineo arago-
nés, emprenden su fatigosa marcha para montar el campamento en el refu-
gio de Góriz, a 2.400 m. de altura.
El 5 de agosto señalan los calendarios montañeros la romería al San-
tuario de Nuestra Señora de las Nieves en el monte Irati.
Roncesvalles es la meta de la siguiente salida, efectuada el 15 de
agosto. AHrtienen los montañeros un recuerdo afectuoso para su compa-
ñero Casimiro García que, habiendo llegado a otras eminentes y aún más
duras alturas, ese mismo día celebraba su Primera Misa en el Colegio.
"¡Cuántos recuerdos se agolpan en la mente —escriben luego en
'Don Bosco en Navarra'— de aquellos días felices en que corríamos jun-
tos en el patio, bien ajenos al dispar destino que la Providencia nos de-
paraba! Ahora que el Señor te ha hecho su Ungido sé para los que com-
partimos los mismos juegos el hábil deportista que deje al demonio fuera
de juego en los ataques a la portería de nuestra alma".
Párrafo que, si peca de cierto barroquismo, revela profunda admira-
ción y simpatía hacia el compañero que llega a la meta del sacerdocio.
Parece recordar, al referirse a los combates contra el demonio, el Roman-
ce del cautiverio de Guarinos, que empieza con aquellos conocidos versos:
" ¡Mala la hubisteis, franceses,
la caza de Roncesvalles;
do Carlos perdió la honra,
murieron los doce pares".
o aquellos otros del Romancero de Bernardo del Carpió:
"Por Roncesvalles arriba
huyendo va el rey Marsín
caballero en una cebra
no por mengua de rocín ".
La intrincada red orográfica de Navarra constituye excelente escena-
rio para practicar el montañismo.
La Mesa de los Tres Reyes, altitud máxima de Navarra, constituye el
puente de unión de los antiguos Reinos de Navarra, Aragón y Béarne.
"El deporte de la montaña —como escribe Ripa Vega— no so-
lamente consiste en recorrerla venciendo las cumbres más eminen-
tes y destacadas. Dentro del mismo existen especializaciones que
cuentan con innumerables adeptos. Así, la escalada, el camping, la
fotografía, espeleología y ciencias naturales... acaparan el interés
de nuestros montañeros.
Por eso en Navarra, tierra donde con prodigalidad extraordi-
naria la montaña volcó sus encantos, no podían faltar agrupacio-
nes y sociedades afines, adheridas a la Federación Española de Mon-
tañismo, entre las cuales se cuentan en Pamplona: C. D. Navarra;
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C. D. Irrintzi; S. D. R. Anaitasuna; G. M. Orí Mendi; U. D. Chan-
trea; S. D. R. Alegría de Iruña; Club Kirol; Club de Tenis; Boscos,
etcétera... Atletas de cuerpo con anhelos de superación en el es-
píritu".
C) La Javierada
"El cólera de 1885 —leemos en el libro pulcramente editado por Es-
cudo de Oro (Barcelona) y titulado 'Castillo de Xavier'— inauguró una
nueva época en la peregrinación votiva de veinte mil navarros presididos
por la Diputación Foral. Por el viejo camino de Malpaso y las Peñas de
Adiós llegaban, enlodados, al santo lugarejo jinetes, bestias, hombres des-
calzos, traspasados por los cierzos. El estilo andarín creó el rito de altos
y bajos en la afluencia anual.
Cuando Pemán celebró las Bodas de Plata del Divino Impaciente en
1958, una tempestad de nieve barrió banderas y saludos, arrebató figuras
y autoridades, pero aun se ganó en fuerza y se consiguió la emoción del
escalofrío. De su larga alocución es este párrafo oratorio: 'Habéis venido
a celebrar esto, que en un rincón de España se llamaría peregrinación, una
romería, pero aquí se llama Javierada, magnífica palabra navarra. El sufijo
ado o ada, según la Academia expresa una abundancia cuando se dice una
riada, una tirada, o expresa acciones tempestuosas cuando se dice una hom-
brada o una alcaldada... Por eso, las 'Javieradas' 'son como los Sanfermi-
nes ideológicos y religiosos de este pueblo que se ha pasado la vida co-
rriendo delante de los toros, físicos o morales'.
Y mientras el orador glosaba académicamente, la estruendosa palabra,
la Javier ada, una garganta hacía a la intemperie el siguiente arreglo:
Toda la noche andando,
pisando la nieve fría,
sólo por venirte a ver,
Javierico de mi vida.
Navarra se saca el frío del invierno con la andadura de marzo. La ti-
rada de cincuenta, cien o más kilómetros, a golpe de calcetín, cuenta con su
itinerario interior. Es una experiencia. Para Engelman la marcha es uno de
los momentos privilegiados en los que se puede sorprender al ser humano
en su verdad .
Sangüesa a la vista. Mansión y peregrinación, dos polos opuestos, pero
no contradictorios, tal como explica Régine Pernoud. En el camino de San-
tiago es Sangüesa vía, posada y hospital de Xavier. Alojamiento, cenas,
alivios.
Alguien ha dicho: '¡Qué distinto sería el mundo si todas las noches
fueran como ésta!'
Al día siguiente la madrugada se despereza y en apretado Viacrucis
avanza y muere en el Castillo. Pablo VI se pregunta: '¿Ño es ésta la ruta
luminosa que pasa por el Castillo de Javier?'".
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En el castillo de Javier se dan cita todos los años también los Anti-
guos Alumnos Salesianos. Cincuenta y tres kilómetros a pie. No pueden
permanecer ajenos a la gran manifestación de fe.
Antes de partir, el Consiliario hacía así el ofrecimiento de la Javie-
rada: "Señor, te ofrecemos esta peregrinación en expiación de nuestros
pecados, por el advenimiento de un Mundo Mejor, que el Papa pregona
y... por las intenciones particulares de cada uno".
Nos cuenta uno de los peregrinos:
"Nuestros pies se hunden en el terreno reblandecido por la nieve y
con frecuencia hemos de ayudar a algún compañero a salir del atasco.
El aire fresco de la altura presta alas a nuestro espíritu joven y rompemos
el silencio de la noche con nuestros cantos, que se van perdiendo en ecos
continuados por valles y hondonadas. A lo largo del camino vamos desgra-
nando Avemarias del Rosario... Mientras hacemos el Viacrucis, camino de
Javier, los Consiliarios dejan los grupos para ir confesando sobre la marcha
a cuantos solicitan la ayuda de su ministerio".
Francisco de Javier buscaba en vida a los hombres andando de día y de
noche, preferentemente aprovechando las noches de luna, a pie, y muchas
veces descalzo. Ahora los hombres le buscan con igual estilo: a pie.
Los miles de hombres que suben a Javier buscan a Cristo. De los
Antiguos Alumnos Salesianos que allá encaminan sus pasos —exhaustas
sus fuerzas y vigorizada su fe— saldrá una legión de hombres comprometi-
dos, sacerdotes y misioneros celosos, en los que soñara Javier cuando se
sintió enfermo y, tendido frente a la costa de China, repentinamente se
moría entre delirios y fiebres. Es el momento que el .poeta alumbró ante
los ojos agonizantes de Javier:
'" ¡Mis hijos del alma! A todos os veo.
¡Ay!, mi voz no alcanza cuanto mi deseo.
Me muero... Las olas que vienen y van,
las olas os cuenten mi postrer ajan.
Y ora digan que en este desierto paraje
pensando en vosotros consumé mi viaje.
No lloréis mis hijos porque yo me vaya.
Seguid firmes en la playa.
Otros sembradores, detrás de mis huellas,
vienen ya como bandadas de estrellas".
3. Hombres y realizaciones
Un sacerdote espigado, de ojos juguetones, pronunciada barbilla, lla-
mado Benito Castejón, y Miguel Ochoa, ocurrente y dinámico, fueron dos
fuertes columnas que sostuvieron la Asociación con todo su peso de ini-
ciativas y actividades durante el período que estamos historiando. El eco
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de sus realizaciones se percibió, alegre y aleccionador, en el Consejo re-
gional hasta el extremo de que la Asociación de Pamplona fuera puesta
como modelo.
A su lado siempre, alentando y celebrando el éxito, don Pablo Baraut.
Así respondía a un antiguo alumno:
—He tenido la fortuna de estar siempre en contacto íntimo con los
Antiguos Alumnos, concretamente con la Asociación de Ciudadela (Me-
norca) y con la de Huesca. Han sido mis mejores colaboradores.
—¿Y los Antiguos Alumnos de Pamplona?
—Díganlo los setecientos que alegraron la última fiesta de la Unión
con la que celebramos las Bodas de Plata.
Firmaba el artículo en "Don Bosco en Navarra" Juan José Armendá-
riz y lo terminaba así: "Todas las actividades de la Asociación son dignas
de encomio: tanto las de orden formativo, espiritual e intelectual, como
las deportivas y recreativas".
" Fui Consiliario de esa Asociación de Antiguos Alumnos —me escribe
Benito Castejón— desde 1954 al 1959. Mi nombramiento se hizo sobre
la marcha. He aquí cómo sucedió. Había llegado días antes que yo otro
salesiano mayor, de experiencia, con tiempo disponible. Cuando don Pablo
Baraut, director a la sazón, se lo propuso como Consiliario a Miguel Ochoa,
éste pidió un salesiano joven para que se adaptara mejor al elemento hu-
mano que en la Asociación existía. Los Salesianos estábamos cenando y de
pronto entra el director y me hace una seña para que saliera con él.
Cuando íbamos por el pórtico, exactamente por detrás del monumen-
to a Domingo Savio, me espetó sin que yo pudiera poner objeciones o pe-
dir aclaraciones: Te voy a presentar a la Junta de Antiguos Alumnos para
que seas su Consiliario'. Me pilló tan de sorpresa que sólo supe responder:
¡Bien!... El Señor bendijo mi entrega y creo que fueron años fecundos
en la extensión del Reino".
Apunta luego a algunas de las actividades, que hemos mencionado en
páginas anteriores.
Mas, lo que no puedo omitir de su carta es la referencia que hace a
Juan José Armendáriz, pues a él le debe la Asociación —y por tanto la
Casa entera Salesiana de Pamplona— el magnífico apostolado que en ella
y por ella se ha realizado mediante el Trofeo Roscos.
"El año 1957 —dice— empezó el Trofeo Boscos, gracias al entusias-
mo de un grupo de Antiguos Alumnos, dirigidos por Armendáriz, que
todavía sigue siendo el alma de ese 'tinglado'.
A este respecto voy a reseñar algo de lo que nos tocó pasar.
Como en el colegio no había entonces ni duchas ni vestuarios para
los deportistas, el Consiliario hacía formar en jila (consta el subrayado
y además en rojo) a los que venían a jugar; y así, en orden perfecto, llega-
ban a las duchas del segundo piso pasando por los dormitorios sin acer-
carse a ninguna cama para que no hubiese tentación de tocar nada de los
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internos. Esta fue la condición draconiana, impuesta por los asistentes del
dormitorio, para permitir el paso a las duchas 'por sus dominios' Al des-
pués^ internacional del Real Madrid, Zoco, le tocó ir en fila como a los
demás. En este campeonato hizo sus primeras armas en el fútbol".
José Guillamet nos cuenta noticias, que han hallado ya cabida en
nuestras páginas; y luego añade:
"Yo fui Consiliario desde el año 1959 a 1965. Me había precedido
Benito Castejón, y antes Manuel Ramón Gil, quienes realizaron muy buen
trabajo. Una institución, no sólo en el colegio, sino, sobre todo, en la
Asociación era Florencio Janáriz. El fue quien se preocupó, desde 'los co-
mienzos casi de las Escuelas Salesianas, de llevar un fichero de todos los
alumnos que han pasado por ellas. Es más, se preocupó de que estos
alumnos se inscribieran en la Asociación, de enviarles la revista, etc.
La «Javierada» culmina con la celebración de la
Eucaristía en la plaza del Castillo de Javier.
Y ya una anécdota: Recuerdo que un alumno, siendo yo prefecto, se
presentó un día en la Administración. Le saludé preguntándole qué 'era
lo que deseaba y me dijo que venía a cumplir una promesa que había
formulado, de hacer a pie el trayecto que separaba su pueblo del colegio,
30 kilómetros. Se confesó y luego me entregó la limosna <de 500 pesetas,'
que para un muchacho, en aquellos tiempos, era una cantidad muv no-
table".
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Será para todos grato, al llegar a este punto, recordar a algunos anti-
guos alumnos que por esta época destacaron en la vida merced a la educa-
ción recibida en el colegio.
En la decimocuarta promoción de capitanes para la Marina Mercante
obtiene el número uno José Picó Goicoechea. Silvano Baztán obtiene el se-
gundo premio en el Concurso de la Canción Norteña. Sus altas cualidades
fueron conocidas, no sólo en el txoko, sino en España y en el extran-
jero.
En concurso celebrado por la Diputación Foral para la adjudicación
de una beca para estudios superiores de arte tomaron parte, entre otros,
varios artistas de reconocida fama, los antiguos alumnos Fidel Azparren,
violinista, y Ricardo Visus, tenor. Difícil resultó para el jurado el fallo
pues muchos eran los aspirantes a la beca. Por fin, por acuerdo unánime,
fue premiado Ricardo.
En Sidney (Australia) conseguía la plaza de director de la Orquesta
de dicha ciudad el antiguo alumno pamplonés ]uan Alzandegui Rezóla.
Aumentó su mérito y prestigio el haberla obtenido por oposición.
Juan, cuando estaba en el colegio, manejaba el bombardino bajo la
dirección de "don Ale".
El Doble Cuarteto Vocal Itxaso.—Hízose popular en Navarra y cé-
lebre en las esferas nacionales e internacionales. Su director, Sr. Urriza,
respondía así a las preguntas del también antiguo alumno Ariz: -
—¿Nació el Itxaso?
—Hace año y medio (1954).
—¿Elementos de aquel entonces?
—Baranda, J. J. (q.e.p.d.), Domeño, Torregrosa, Latasa, Iraizoz, Pa-
rado, Urriza...
—¿Quedan?
—Domeño, Torregrosa, Latasa, Parado, más los nuevos elementos:
R. Ardanaz, Gárriz, Martínez, Santamaría y un servidor.
¡Cómo olvidar a otros como Silvano y Cruchaga!
—¿La mayor dificultad que has encontrado hasta el momento?
—Hacerme un repertorio variado, los presupuestos de los viajes y los
ensayos a horas avanzadas de la noche.
—¿Cómo fue el presentaros al Concurso de Castro Urdíales?
—En la Emisora Local de Radio Requeté nos dieron un programa de
los festejos de la ciudad y un número de dicho programa en el concurso;
y sin más nos animamos a ir.
El viaje hasta allá era largo, pues nos encontrábamos en Soria con el
orfeón Gayarre de Pamplona, y tuvimos que desplazarnos la friolera de
600 kilómetros viajando de noche, lo que es muy peligroso para el mante-
nimiento del timbre de voz.
—¿Os apoyaron?
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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—Sí, y principalmente la Institución Príncipe de Viana de la Dipu-
tación Foral de Navarra.
—¿Vuestro principal enemigo?
—El ochote de Portugalete que, brillante y merecidamente, obtuvo el
segundo premio.
—¿Obras que interpretasteis?
—"Quel angelín che canta", de Monteverdi y "¡Oh, Pepita!", de
Müller. Después con el Ochote de Castro Urdíales interpretamos un se-
leccionado Concierto,, viéndonos obligados a bisar cuatro obras.
—¿ Agradecimiento ?
—Especialmente a la Institución Príncipe de Viana de la Excma.
Diputación Foral de Navarra, que hizo posibles, con su apoyo incondicio-
nal, nuestros proyectos; y a la Asociación de los Antiguos Alumnos Sale-
sianos de Pamplona, a la que todos pertenecemos, y, sobre todo, al alma
del movimiento que se llama Benito Castejón, que, cuando nos vimos
en la calle para la realización de nuestros ensayos, nos ofreció su apoyo
y las dependencias de la Asociación.
Urriza, director del Orfeón Gayarre, siempre se ha visto rodeado de
sus incondicionales, tanto de los del Orfeón como de todos los Antiguos
Alumnos Salesianos y de la simpática Agrupación Musical de "Los Amigos
del Arte", donde también siempre prestó con gusto sus servicios".
4. Bodas de Plata de la Asociación
Según Miguel Ochoa, fueron unas fiestas jubilares grandiosas. Supe-
riores a las celebradas a los veinticinco años de la fundación del Colegio...
¡La Asociación había llegado a la mayoría de edad!
He aquí el Programa en sus líneas principales. Es el año 1956.
I. Triduo de preparación
Mayo, 30.—Primer día del Triduo: a las 7,30, predicado por el R. P.
Benito Castejón (Consiliario de la Asociación).
Mayo, 31.—Segundo día del Triduo, predicado por el P. Domingo
Pérez (Consiliario Regional).
Junio, 1.—Ultimo día -del Triduo, predicado por el P. Rodolfo Fie-
rro (Consiliario Nacional).
. I I . Conferencias radiofónicas a las 10,30 de la noche
Mayo, 31.—Por don Pablo Baraut, director del Colegio.
Junio, L—Por don Esteban Ruiz, director del Colegio Salesiano de
Huérfanos de Ferroviarios de iMadrid.
Junio, 2.—Pregón Radiofónico, interviniendo en él el Secretario Na-
cional de la Federación, don Javier Pérez Fontán y Boby De-
glané.
Asamblea de la Asociación a las 8 de la noche
Saludo por el Presidente de la Asociación.—Lectura de la Me-
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Actuación del Doble Cuarteto Vocal Itxaso en el patio del Colegio.
moría. — "La Obra postescolar" (por Emilio de Diego, Presidente Re-
gional). — Resultado de la renovación de la Junta. — Clausura de la
Asamblea por el P. Provincial; don Tomás Baraut.
III. Día de la Unión
A las 7,30. — Diana y disparo de cohetes.
A las 9,30. — Misa para los Antiguos Alumnos celebrada por el Excmo.
y Rvdmo. D. Marcelino Olaechea, Arzobispo de Valencia. Duran-
te la Misa, homilía a cargo del P. Tomás Baraut. El Coro de la
Asociación, Agrupación Itxaso, cantará escogidas composiciones.
A las 10,15. — Grupo fotográfico.
A las 10,30. — Inauguración Oficial — por las Autoridades eclesiásti-
cas, civiles y de los Antiguos Alumnos Salesianos nacionales y
regionales— del gran Certamen de Artesanía.
A las 11,30. — Velada en el paraninfo de los Institutos, amablemente
cedido por la Institución "Príncipe de Viana" de Navarra.
— Intervención del "Quinteto Alvira".
— Presentación: Por el antiguo alumno salesiano "Boby De-
glané", popularísimo locutor de Radio Madrid.
— Concierto por el Doble Cuarteto Itxaso, de los Antiguos
Alumnos de esta Asociación.
— "El Antiguo Alumno Salesiano y los tiempos actuales" (por
el Presidente nacional y vicepresidente internacional de los
AA.AA., don José María Taboada Lago).
— Actuación del violinista Fidel Azparren, antiguo alumno sa-
lesiano (pensionado por la Diputación de Navarra en el
Conservatorio de Madrid).
— Certamen artístico-literario.
— Clausura del acto (Dr. Marcelino Olaechea).
A las 14.—Banquete, presidido por las Autoridades.
A las 17. — Salve Solemne a la Virgen (Despedida).
A las 18,30. — Velada a cargo del Cuadro Artístico de la Asociación
hermana de Huesca. Intervendrá don Ángel Ricote, Secretario
Regional. Velada que será ofrecida al colegio, a los Antiguos
Alumnos, a sus familiares y a los Cooperadores.
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5. Algunas preguntas de los Antiguos Alumnos a sus antiguos
Educadores Coadjutores
—Sr. Zubizarreta, ¿alumnos chóferes en sus dos años de chófer?
—Aproximadamente cincuenta, tal vez alguno más.
—Sr. López, ¿muchos años en el colegio?
—Desde 1932, en el que regresé de Cuba.
—¿Cree usted suficientemente preparados a los alumnos, cuando ter-
minan el aprendizaje, para enfrentarse con la vida?
—Los que aprovechan el tiempo tienen ante sí un porvenir brillante.
La enseñanza es completa: ajuste, forja, soldadura, herramientas, maquina-
ria, motores; que junto a la técnica, dibujo y cultura general dotan a nues-
tros alumnos de conocimientos amplios. Muchos son los que han ampliado
su carrera llegando a ingenieros o peritos.
—Sr. Tardío, ¿el principal obstáculo para los alumnos?
—Es un mundo nuevo el que se les abre al encontrarse con máquinas
y ejercicios en los cuales es necesario aplicar la parte científica —abstracta
en sí y compleja en la mayoría de los casos— a lo concreto para llegar
a feliz término.
—¿Qué nos dice, Sr. Delcura?
—Deseo que esa fiesta homenaje que pensáis dedicar a los Coadju-
tores se centre en el que más años lleva en este colegio, el Sr. López.
—Sr. Choimet, ¿almacenista?
—Por obediencia.
—Aparte de este "oficio", ¿qué clases teóricas imparte?
—Francés y Tecnología mecánica.
—Sr. Miret, ¿prefiere el arte de la talla o de Talía?
—Creo poder decir que siempre hago lo mismo.
—¿Con respecto a los Antiguos Alumnos?
—Cumplirán a maravilla su cometido si hacen realidad las palabras
del Divino Impaciente: "La hermosura de las rosas / es que, siendo tan
hermosas, / no conocen que lo son".
—Sr. Agripino, ¿de siempre aficionado al arte de la talla?
—Sí, y mucho.
—¿Años en Pamplona?
—Desde 1935, inclusive.
—Sr. Jordana, aproximadamente, ¿cuántos sastres han salido de sus
aulas?
—Unos cuarenta.
— Su ilusión, ¿el corte o la confección?
—Aquí la enseñanza es completa: confección y corte. Los dos pri-
meros, confección; los dos últimos, corte.
—Don Ale, ¿siempre al frente de la banda?
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—Sí; y además organista sin órgano y encargado de la "Schola can-
torum" y desde que terminó la guerra, encargado de la Librería de las
Escuelas.
—Sr. Fernández, su trabajo ¿consiste?
—Aquí realizamos toda clase de trabajos.
—Sr. Arín, habrán pasado muchos alumnos por estas aulas del arte
de la madera?
—Un promedio de siete por año; los que, multiplicados por los 18
que llevo, suman 112 aproximadamente.
—¿Es mucho el trabajo artístico-lineal que se da aquí?
—Muchísimo, y además tenemos modelos propios.
—Sr. Colomé, ante la fiesta de los Reyes Magos, ¿qué les pediría
para su taller de Artes Gráficas?
—Una "Offset", uno de los procedimientos de impresión modernos.
—¿Maquinaria?
—Más bien antigua. Mirando las cosas con vistas a los talleres de la
capital nos encontramos a la altura de cualquiera; mas, mirando a la Es-
cuela, no digo que falta, pero tampoco estamos sobrados.
—¿Su mayor ilusión?
—Formar generaciones de buenos jóvenes preparados teórica y moral-
mente, que sean capaces de levantar el espíritu materialista que hoy domi-
na, de modo especial entre la gente obrera de los diversos talleres.
—Sr. Nácher, ¿su ciencia profesional?
—Encuadernador y a veces impresor.
—¿Años en Pamplona?
—Veinte hizo el 3 de diciembre.
—¿Por qué tanta afición al balompié?
—Desde mi juventud me di al fútbol y tuve compañeros que fueron
tiguras en el fútbol español. Además estuve encargado, en el tiempo del
inolvidable P. Viñas, de este deporte en el colegio cuando competíamos los
Maristas, Escolapios y Salesianos.
Los Antiguos Alumnos envuelven en el halo de su acogedora y entra-
ñable simpatía a sus antiguos educadores Coadjutores.
Por ello, el mes de junio de 1955 tuvo lugar, en el colegio, un ca-
riñoso homenaje en honor de don Alejandro Morido ("Don Ale") —al que
se le concedía la Medalla del Trabajo— y de don Florencio Janáriz que
recibía el Distintivo de Oro de la Federación de Antiguos Alumnos.
Acudieron a la fiesta el Presidente Nacional de los Antiguos Alum-
nos, don Ángel García de Vinuesa, y el Consiliario Nacional, don Rodolfo
Fierro; el Secretario Nacional, don Javier Pérez Fontán, el Regional, don
Ángel Ricote, y numerosas representaciones de las Asociaciones de Hues-
ca, Zaragoza, San Sebastián, Baracaldo, Deusto y Barcelona.
rY el P. Viñas, y don Esteban Ruiz, y don José María Sánchez!
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Después de la Eucaristía, ante el Monumento de Domingo Savio y
con la asistencia de las primeras autoridades de la ciudad, entre ellas, el
Gobernador Civil don Carlos Arias Navarro, el Inspector del Trabajo im-
puso solemnemente la Medalla a don Alejandro Morido, y el Presidente
Nacional de los Antiguos Alumnos, el distintivo de Oro a don Florencio
Janáriz. Entusiastas salvas de aplausos por parte de los alumnos y exalum-
nos, que abarrotaban el patio, rubricaron el emocionante acto.
Por la tarde tuvo lugar una interesante Velada-Homenaje a cargo de
los Antiguos Alumnos y diversas secciones de la Casa.
6. ¿Es el Colegio una cárcel?
Con sinceridad creo poder decir que para la inmensa mayoría de los
exalumnos su antigua vida de internado, dura y difícil ciertamente, se
torna, al correr de los años, en feliz añoranza. Ello se deja traslucir a tra-
vés de esta historia, y más elocuentemente habla la experiencia. Me limito
a contar un hecho de los tiempos pasados, pues sólo a ellos se refiere
la historia. De los presentes o venideros serán otros los jueces y testigos.
Me complace transcribir aquí una curiosa "Carta abierta" publicada
en la revista "Don Bosco en Navarra" el mes de marzo de 1960 y firmada
por un antiguo alumno con el seudónimo de "El Marqués de Baro". Di-
ce así:
"Consejos a los quintos de quinto. El Colegio es una cárcel...
Queridos amigos de Quinto: Ya estáis a punto de abandonar 'la
cárcel'. No os dé apuro decirlo. Todo lo que vosotros podáis pensar
en estos momentos lo he pasado yo ya en idénticas circunstancias.
Y sé que a los colegios se les llamaba y se les seguirá llamando
'cárcel'.
Por eso quiero hablaros claro, precisamente en estos momentos
en que os disponéis a formar en nuestras filas, las de los que goza-
mos de libertad (¡qué risa me da!), y habéis de pagar la quintada
antes de jurar la bandera y conocer el zafarrancho...
La vida, aunque os parezca lo contrario, es un asco. Saldréis
del colegio (yo no digo cárcel) con prisa por dejarlo a vuestras
espaldas, con ansias febriles de enfrentaros con la vida, y antes de
nada os daréis cuenta de que ésta es mucho más fuerte que vos-
otros y que castiga mucho más cruelmente. Entonces hasta echaréis
de menos las 'diez vueltas'. A la larga o a la corta, acabaréis vol-
viendo al colegio en busca de libertad.
Estos meses que os quedan antes de vuestro alistamiento, vi-
vidlos con gusto. Llevad un diario detallado de cada día. Os ven-
dría muy bien leerlo dentro de cuatro o cinco años. Aunque ahora
penséis bajo vuestro tupé: 'Este tío está chalao'.
Ahí abajo, un poco especie de cervecería alemana, tenemos nues-
tro Centro. Vuestro Centro dentro de poco. Os esperamos bebiendo
vino y jugando al mus. Lo mismo que podéis hacer en cualquier
tasca, pero de otra manera. Os esperamos tranquilamente porque
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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sabemos que algún día, no enseguida tal vez, bajaréis esa corta es-
calera, que simbólicamente os descenderá a la realidad, disimulan-
do vuestro desengaño con una sonrisa. Y perdonad que esto no os
haga reír mucho. No sé qué me pasa cuando toco este tema...".
Hasta aquí "El Marqués de Baro".
Pienso que la añoranza de los años de colegio tiene sentido tan sólo
cuando espolea a una mayor inquietud humana y apostólica. Ni la vida es
un asco ni condiciona la propia libertad cuando al salir de ese pequeño
'paraíso' (cárcel para muchos de los que lo habitan), el joven se lanza
en pos de un ideal puro y noble. ¿No es éste precisamente el capítulo que
estamos escribiendo?
Creo sinceramente que "El Marqués de Baro" está de acuerdo con
mi juicio, como yo lo estoy con lo que él —cargando de intento las tin-
tas— quiere expresar.
7. Más noticias
Las insertamos aquí para no dar lugar a otro capítulo. Además, por
interesar con frecuencia, no sólo al colegio, sino a la Familia Salesiana en
general. Voy a decidirme a una simple enumeración. Llenarían varias pá-
ginas. Citaré las fuentes en el lugar correspondiente.
a) Nuevos premios a los trabajos de Artesanía otorgados por el Jefe
de Estado, Generalísimo Franco. Esta vez a Puyal, a Jesús Cunio y Feli-
ciano Pinillos Esparza.
b) Grandes fiestas en honor de Domingo Savio, desde el 10 de
febrero al 13 de marzo del año 1955, con guiones radiofónicos, Triduo,
la fiesta litúrgica' el 5 de marzo, otras funciones religiosas revestidas de
notable solemnidad, campeonatos deportivos de fútbol, pelota a mano,
carreras ciclistas.
El día 12, Triduo de Preparación para las personas mayores; predi-
cación a cargo de don José Artero, Ex-rector Magnífico, Catedrático de la
Universidad Pontificia de Salamanca y Cooperador Salesiano.
El mismo día 12, Homenaje de la Juventud de Pamplona a Santo
Domingo Savio: grandiosa manifestación juvenil, acompañando a la imagen
del nuevo Santo desde la parroquia de San Francisco Javier a la Catedral.
Actuación de la banda de cornetas y tambores de Zaragoza y la de las
Escuelas Salesianas de Pamplona. Solemne Pontifical por el Sr. Obispo
de la diócesis, Dr. D. Enrique Delgado Gómez, cantando todos los jó-
venes la Misa "de Angelis" en gregoriano. Actuación de la rondalla "Do-
mingo Savio" de las Escuelas Salesianas de Zaragoza.
Día 13. En el frontón Labrit, gran Velada a Domingo Savio.
La canonización del joven alumno de don Bosco había tenido lugar en
Roma el 13 de junio de 1954.
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c) Fiesta de María Auxiliadora en Estella organizada por los Anti-
guos Alumnos Salesianos de dicha ciudad en colaboración con los de Pam-
plona. Misa en la parroquia de San Juan con la intervención del Coro
Itxaso.
d) Cursillos de Vocaciones.—Continúan con entusiasmo y empuje.
e) Bendición e inauguración del nuevo órgano el día 21 de no-
viembre de 1959. Construido en San Sebastián por el antiguo alumno de
las Escuelas Salesianas de Pamplona, don Javier Múgica, tiene la patente
francesa de " Harmoniphon". De modernísimo sistema de discos y de lo
mejor de la época. Exactamente igual al instalado en Lourdes, en la Basí-
lica de Pío X. Valorado en 325.000 pesetas.
Lo bendijo el Vicario General, don Juan Olio, a las 7,30 de la tarde;
y, a continuación, don Pablo Baraut ofrece el concierto a los bienhechores
de la nueva iglesia, ejecutado por el franciscano P. José María Ibarbia.
f) D. Benjamín Ortigosa fallece en Estella el día 18 de enero de
1960. Cooperador Salesiano navarro que, juntamente con don Corpus
Garín, fallecido también el 16 de setiembre del año anterior, trabajó con
tesón por llevar a los Salesianos a Estella y organizó en la ciudad del Ega
un gran Oratorio Festivo. De él tendremos ocasión de hablar ampliamente
en otro lugar.
8. Fallecimiento de doña Emilia Aróstegui
El 6 de mayo de 1957 entregaba su alma a Dios la esposa de don José
Manuel Zubizarreta e hija de don Antonio Aróstegui. Apenas llegada la
triste noticia al colegio de Pamplona, se publica la esquela necrológica en
la prensa, se telegrafía a su esposo expresándole el pésame más sentido de
la Familia Salesiana, se organizan sufragios y un solemne funeral el día
10 del mes mismo del fallecimiento. Celebra la misa exequial el P. Pro-
vincial, don Tomás Baraut. Participan en la misma todos los alumnos in-
ternos y externos, las parroquias y ayuntamientos de Garralda, Arive y
Navascués, los parientes más próximos de la difunta y, en nombre del
Patronato, el Excmo. Sr. D. Miguel Gortari, amigo personal de la familia.
El arzobispo envía un representante.
D. José Manuel Zubizarreta, el 20 de mayo, escribe a don Pablo
Baraut:
"Estimado Padre: Por distintos conductos sé la forma sentida en que
me han acompañado ustedes en tales circunstancias. He perdido una com-
pañera ejemplar y tengo en el Cielo una nueva santa, que me acompañará
en mi amarga soledad.
Emilia ha muerto como había vivido. Ha dejado de sufrir para dis
frutar el premio eterno".
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9. Las Escuelas Salesianas de Pamplona pasan a la nueva Inspectoría
de San José (Valencia)
El día 14 de mayo de 1958, don Tomás Baraut, Provincial de la
Inspectoría Tarraconense, escribía al Rector Mayor de la Congregación,
don Renato Ziggiotti:
"Venerado y amado Padre: Conforme a sus indicaciones, estos cinco
años he ido preparando la división de la Inspectoría en dos de tal modo,
que pudieran quedar ambas en plena vitalidad.
Creo ha llegado la hora de hacerlo. Después de consultar a personas
autorizadas9 y a modo de borrador, le adelanto este proyecto por si lo
juzgara aceptable:
1.° Inspectoría de Barcelona, de Ntra. Sra. de la Merced. Abarca
las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida, Tarragona, Huesca y Ba-
leares, con 21 casas, a saber: Sarria (Casa Inspectorial), Arbós (Novicia-
do), Badalona, Barcelona-Stftf José, Tibidabo, Hotta-San Juan Bosco, Hor-
ta-Martí Codolar, Hotta-Parroquia de S. Juan Bosco, Horta-Ana Mundet,
Ciudadela (Menorca), Huesca-Monreal, Huesca-Heredia, Huesca-Residen-
cia de Niños, Mataró, Monzón, Reus, Ripoll, San Vicente deis Horts (Fi-
losofía) Tarrasa (en construcción) y Tremp (en construcción).
2.° Inspectoría de Valencia. Abarca las provincias de Valencia, Cas-
tellón, Teruel, Zaragoza, Pamplona, Cuenca, Alicante, Albacete y Murcia:
con 15 casas, a saber: Valencia-San Antonio (Casa Inspectorial), Alcoy,
Alicante, Andorra de Teruely Burriana, Cabezo de Torres, Campello, Ibi
.(en construcción), Valencia-S^ ]uan Bosco} ^Villena, Zaragoza, La Almu-
nia de Dña. Godina, Pamplona, Huarte y Cz¿z.-Pamplona y Sádaba (en
construcción."
10. Don Pablo Baraut se despide
Nombrado Director del Colegio de Zaragoza, los Antiguos Alumnos
de Pamplona, para expresarle su afecto y gratitud, acuden el domingo 28
de agosto (1960) a una Misa, celebrada por el homenajeado. Luego, grupo
fotográfico y desayuno de despedida.
El cronista escribe: "Este acto ha demostrado la gran acogida que
ha tenido don Pablo por todos los amigos de la Obra Salesiana durante su
permanencia en Pamplona. Una vez más triunfa don Bosco en sus Hijos.
Como recuerdo de este acto memorable depositan todos los presentes sus
firmas en precioso álbum y, como demostración del cariño filial de los
Antiguos Alumnos hacia su persona, le donan un corazón de plata que,
al abrirse, muestra la fotografía de la iglesia de María Auxiliadora."
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XV
FE, TRABAJO Y HUMOR
1. Las Escuelas Salesianas de Pamplona en la Inspectoría de Valencia
Las Escuelas Profesionales Salesianas de San Juan Bosco y las de San
Francisco Javier (IMENASA) quedaron incorporadas el 5 de diciembre
de 1958 —como lo dejamos anotado más arriba— a la Inspectoría de
San José, de Valencia, dejando por ello de pertenecer a la Provincia de
Nuestra Señora de la Merced, de Barcelona.
Tres escasos años duró esta situación canónica, pues el 7 de octu-
bre de 1961 se fundaba, en el Norte, la nueva Inspectoría de San Fran-
cisco Javier, a la que desde esa fecha quedaron anexionadas ambas Casas
de Pamplona.
Don Pablo Baraut ejerció su cargo de director hasta el 28 de agosto
de 1960. Le sucedió don Luis María Puyadena, quien tuvo de Provincial
a don Tomás Baraut durante un curso (1960-1961), y a don Emilio Her-
nández en los sucesivos, como consecuencia lógica de la nueva estructura-
ción de las Inspectorías.
Acaban de llegar a mis manos las fotocopias de dos Crónicas muy
sintéticas, cuyos originales se guardan en el A.S. 38 Pamplona.
Encuentran aquéllas su mejor marco en este apartado, pues las noti-
cias que contienen han de encuadrarse en el tiempo y ámbito de la perte-
nencia de la Casa de Pamplona a la Inspectoría valenciana.
A) Ultimo año del directorado de don Pablo Baraut (1959-1960)
— Mes de mayo.—Va "in crescendo" el número de los devotos de
María Auxiliadora, que acuden a los cultos celebrados en la iglesia sale-
siana. El predicador de la novena es el Muy Iltre. Sr. Canónigo, don Fermín
Izurdiaga.
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f! El obispo salesiano, Mons. Pintado,
i ! en su visita al Colegio. Junto a él,
.¡§J el Director, D. Luis Puyadena.
Rafael P. Marañón recibe un trofeo de manos de D. Luis, ante la satisfacción general.
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Procesión de María Auxiliadora, el 24 de Mayo.
El día 24, continuo desfile de fieles para la recepción de la Eucaris-
tía y el beso de la Medalla de la Virgen.
La procesión recorre la manzana que ocupa el colegio y los jardines
que con él lindan, que durante el mes de mayo están por demás preciosos.
Un acto emotivo y poético.
Participan también en el acto piadoso las Hijas de María Auxiliadora,
residentes en la ciudad, con sus jóvenes y niñas.
Fiesta del Corpus.—En devota procesión recorre el Señor, ex-
puesto en la custodia, los patios del Colegio. La banda del colegio da real-
ce al acto.
Rosario de la Aurora.—Varios días, hacia el final del curso, cuan-
do el buen tiempo invita a madrugar, internos y externos honran a la
Virgen rezando y cantando, en pausada marcha procesional, las Avemarias
de su Rosario.
Nuevos sacerdotes.—En el verano celebran su "Primera Misa
Solemne", en la iglesia del colegio, dos de los diez salesianos navarros, or-
denados de sacerdotes al fin de su último curso teológico. Los niños del
Cursillo Vocacional atienden al canto y al servicio del altar. Acuden a tan
emotivo acto litúrgico muchos padres de Salesianos,
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Compañías.—En la Sección del Internado funcionan las Compa-
ñías del Santísimo y de San José, con 24 y 85 socios respectivamente.
Todos los sábados se reúnen para tratar ternas de interés religioso
y apostólico. Al frente de cada grupo se halla un Salesiano Coadjutor. El
P. Catequista preside el de los más veteranos.
Reina un ambiente de ideales apostólicos. Son ellos mismos los or-
ganizadores de las fiestas colegiales bajo la alta dirección de sus educado-
res. En ocasiones, llevan su alegría juvenil hasta los hospitales. Los en-
fermos agradecen estas consoladoras visitas.
Caldean el ambiente colegial con su entusiasmo misionero y despun-
tan entre ellos Vocaciones sacerdotales y religiosas incluso para el Semina-
rio Diocesano y otras Congregaciones Religiosas.
Clases de Religión.—Merecen una particular atención. En el exa-
men de Reválida, los alumnos son felicitados por los catedráticos. Las ca-
lificaciones son excelentes. Hasta superan a las de los otros Centros.
En el Certamen Catequístico Internacional consiguen un Diploma
especial.
Archicofradía de María Auxiliadora.—Sigue propagándose la de-
voción a la Virgen de don Bosco, por toda la provincia, mediante las Capi-
llitas de la Visita Domiciliaria. Son ya 257 los coros que funcionan. Cada
coro lo integran treinta familias, que dedican con gusto, un día al mes,
su culto más íntimo a la Virgen Auxiliadora.
Vacaciones de Navidad.—Se dan tanto a los internos como a los
externos. Duran desde el 24 de diciembre hasta el 7 de enero. Las de
Semana Santa, desde Jueves Santo hasta el Martes de Pascua.
Alumnos Nocturnos.—Se ha atendido, durante este curso esco-
lar, a unos 200 alumnos nocturnos. Empieza a funcionar el aprendizaje
de Oficial Industrial Delineante con 27 alumnos.
Exposición Escolar.—Al final del curso escolástico, se exponen al
público .los trabajos ejecutados por los alumnos artesanos y estudiantes.
Las Autoridades, después de presidir la entrega de premios, visitan la
exposición.
Oratorio Festivo.—Los domingos el Externado se convierte en
Oratorio Festivo. Sacerdotes y Coadjutores atienden a unos 500 niños.
Diversiones.—Los patios rebosan de niños y jóvenes en los días
festivos. Se organizan campeonatos de fútbol y balón-mano.
Las Veladas literario-musicales se reservan para las solemnidades. El
programa suele ser siempre parecido: discursito^ alusivo a la fiesta, diálogos,
cantos y zarzuela. Algunos domingos se ponen en escena piezas teatrales,
pero con poco éxito, pues cada vez satisfacen menos a los muchachos por
anticuadas y por su carencia de valores estéticos.
Las películas han de aceptarse en lotes, que, por su carácter comer-
cial, nada o poco enseñan por ser de escasa calidad artística y cultural.
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Cooperadores.—Los socios son, en general, los mismos Antiguos
Alumnos. De ordinario se conjugan las actividades de ambas Organiza-
ciones.
Antiguos Alumnos.—El número de socios asciende a 731. Las
Vocalías de la Asociación son las siguientes: Piedad, Círculo de Estudios,
Cooperadores, Cultura, Biblioteca, Asistencia Social, Revista, Caridad, Tea-
tro, Deportes y Centro.
B) Primer año del directorado de don Luis María Puyadena
— La nueva iglesia.—El culto ha adquirido mayor esplendor. Misas
cantadas por cientos de voces de muchachos.
Novena de Navidad.—El 16 de diciembre comienza la Novena
de Navidad. Internos y externos, en turnos diferentes, cantan con regocijo
el "Regem venturum", las "Profecías" y los Cánticos de preparación a la
venida del Señor.
Muchos de los lectores recordarán todavía la sensación de singular
alegría y hasta de deliciosa poesía que entrañaba esa Novena de Navidad.
En vísperas de la festividad y de las vacaciones tan ansiadas, a los mu-
chachos hasta el latín les sabía a gloria. . ,
Fiesta de don Bosco.—El Club del Espectáculo acude a honrar a
su Patrono.
Fiestas de Domingo Savio y San José.—El 9 de marzo se celebra
la íiesta de Domingo Savio; y el 19 del mismo mes la de San José, Patrono
de los Artesanos. A esta última precede un Triduo de preparación con plá-
ticas y demás actos de culto.
Antiguos Alumnos.—El Domingo de Pascua, en su Misa de Co-
munión, l<ps Antiguos Alumnos de Katanga, residentes en Pamplona, cantan
escogidos motetes.
Día 24 de mayo.—Una imponente manifestación del gran amor
que la ciudad y la región sienten por María Auxiliadora.
Bodas.—Se celebran muchas bodas en la nueva iglesia. Son, so-
bre todo, de los Antiguos Alumnos y de otros devotos de María Auxilia-
dora.
Primeras Misas.—También abundan las Primeras Misas de los
Antiguos Alumnos del colegio.
Las Compañías.—Desarrollan muy buena labor: preparan el am-
biente colegial para las fiestas que se celebran a través del curso; organi-
zan numerosas "Visitas" a Jesús Sacramentado, privadas y en grupos;
celebran "Horas Santas". "Los mismos chicos —dice la Crónica— leían
delante del Santísimo oraciones compuestas por ellos mismos". Los so-
cios se reúnen semanalmente, se fijan consignas y compromisos, de cuyo
cumplimiento han de dar cuenta en la reunión siguiente.
"Se ha de destacar —observa la Crónica— la soltura y serenidad que
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van adquiriendo bastantes de los socios para presentarse en público y ha-
blar de temas evangélicos y religiosos en general".
Continúa el fervor vocacional y misionero.
Las Canillitas de la Visita Domiciliaria.—Llegan a ser trescien-
tas. Por tanto, son nueve mil familias que la reciben cada mes en su casa.
Actividades de la Archicofradía de María Auxiliadora.—Ella se
encarga de la limpieza de la iglesia y del adorno de los altares en las
fiestas; organiza los cultos del Mes de María; contribuye al mayor esplen-
dor de las solemnidades; pone en movimiento todos 'sus resortes para que
el 24 de mayo sea cada año más brillante y crezca así en los fieles la
devoción a la Virgen; costea los gastos del mes, novena y fiesta; obsequia
todos los años con numerosas prendas de vestir a los pobres de las Escue-
las y del Oratorio; publica cada mes la Hojita que lleva por título "Archi-
cofradía de María Auxiliadora" con una tirada —en el año que estamos
reseñando— de 11.000 ejemplares; dona media beca a la Inspectoría
(30.000 pesetas) para Vocaciones en ocasión de la clausura del mes maria-
no, y de las Bodas de Oro de la Profesión del ejemplar salesiano, don Juan
Miret, que da nombre a dicha beca.
Alma y vida de todas estas actividades de la Archicofradía es su
director, don Cándido Villagrá.
Sección de Estudiantes.—El alumno o alumnos cuyos nombres
figuren todos los meses del curso en el Cuadro de Honor, quedan exentos
de los exámenes finales.
Sección de Artesanos.—Son, en este año, 242, repartidos en cin-
co cursos. Cuando terminan los tres primeros adquieren el título de "Oficia-
les Indutriales"; al final del quinto, pasado el Examen de Reválida, con-
siguen el título de "Maestro Industrial".
Con el fin de no multiplicar el número de los tribunales, la Dirección
General de la Enseñanza Laboral organiza, por toda la geografía de España,
un determinado número de los mismos, a los que han de acudir los alum-
nos de los distintos Centros.
Una de esas Reválidas tiene lugar en las Escuelas Salesianas de Pam-
plona. Los examinadores son representantes de los Centros Estatales o Es-
cuelas Oficiales, designados directamente por la Dirección General de
Enseñanza, y también forman parte del tribunal profesores del propio Cen-
tro de los alumnos.
Quienes han cursado sus estudios en el Colegio de los PP. Jesuítas
de Tudela y en IMENASA se examinan también en las Escuelas Sale-
sianas.
"Las calificaciones obtenidas por nuestros muchachos —observa la
Crónica— son francamente buenas, tanto que merecieron un elogio particu-
lar, elevado más tarde a la superioridad, por parte del presidente del
tribunal".
Oratorio Festivo.—Todos los Hermanos trabajan con interés en
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las diversas secciones del mismo. La matrícula asciende a 280 muchachos
procedentes del colegio salesiano más otros 181 de otros Centros educa-
tivos o de la ciudad. Los oratorianos participan por la mañana en la
Santa Misa, y por la tarde tiene lugar la enseñanza catequística. Por lo
demás, mucho deporte y distracciones de todo género en los patios. Se de-
dica cierto tiempo al repaso de asignaturas.
Los domingos, después de la Bendición con el Santísimo, se tienen
sesiones de cine o de teatro; y, en ocasiones, alguna excursión. El período
de vacaciones concluía con una gran Tómbola, en la que se premiaban las
marcas de asistencia consignadas en el carnet.
Antiguos Alumnos.—Los afiliados son 835.
Beneficencia.—Los alumnos del Externado pagan una pensión
muy módica. A muchos de ellos se les imparte educación totalmente gra-
tuita e incluso se les facilitan gratis las herramientas de trabajo. De los in-
ternos, tan sólo 29 costean la pensión completa (900 pesetas al mes);
191 pagan pensión reducida y 17 son gratuitos. Igualmente son totalmen-
te gratuitos los nocturnos; a éstos también se les facilitan las herramientas
de trabajo sin que por ello hayan de abonar ni una peseta.
Estas son las noticias que nos brindan las Crónicas archivadas en
Roma. Añado a ellas otras dos que hallé en la de las Escuelas Salesianas
de Pamplona:
Entronización de María Auxiliadora en Villatuerta. Tuvo lugar el
15 de mayo de 1961. Una nueva barriada tomó el nombre de María Auxi-
liadora, así como la calle que a ella conduce. Tanto el director, don Luis
María Puyadena, como el encargado de las Actividades Externas del Co-
legio, don Cándido Villagrá, volvieron admirados de la gran devoción de
dicho pueblo a la Virgen de don Bosco. Todos los años se celebraba en
él, desde antiguo, la fiesta del 24 de mayo, con su Novena correspon-
diente.
Fallecimiento de don José Manuel Zubizarreta. Ocurrió en Buenos
Aires el 23 de noviembre de 1960.
Tanto en el colegio salesiano como en Garralda se celebraron abun-
dantes sufragios por el eterno descanso de su alma.
Desde la muerte de su esposa Emilia, el noble y cristiano caballero
quiso ir despidiéndose de los bienes terrenos para elevar sus ojos a los
del Cielo.
A él se deben varias obras benéficas ubicadas en Buenos Aires.
2. Incorporación de la Casa Salesiana de Pamplona a la nueva Inspectoría de
San Francisco Javier
D. Juan Manuel de Beobide, varios años antes del nacimiento de la
Provincia de Bilbao, trabajaba desde su "cuartel general", instalado en
San Sebastián, en el domicilio de la cristianísima familia Zaragüeta, para
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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la fundación y funcionamiento de los grandes colegios de Rentería ("Ciu-
dad Laboral Don Bosco"), de Intxaurrondo, y de Urnieta, así como para
la mejor adaptación del de Zuazo de Cuartango, destinado a Casa de
Formación (1).
Mantenía el benemérito salesiano abundante correspondencia con los
Superiores Mayores y no dejaba de recordarles que las Escuelas de Pam-
plona que, en su c©mienzo habían pertenecido a la Inspectoría Céltica y
posteriormente a la Tarraconense, convenía quedasen —al erigirse la de
Valencia— como a la espera y disposición de la futura norteña.
Don Juan Antal, Director Espiritual General de la Congregación, le
había respondido en carta fechada el 2 de setiembre de 1958: "A su debido
tiempo también Pamplona pasará a vuestra Inspectoría, tanto más que
está distante de Valencia. Ppr de pronto pareció bien a los Superiores in-
cardinarla a esta ultima, pues, de lo contrario, esta nueva Provincia comen-
zaría en la miseria y se le impediría una conveniente expansión" (2).
Los Salesianos de la Inspectoría de Valencia se oponían cerradamente
a desprenderse del Colegio de Pamplona.
"Fue una de las Casas más discutidas —dice don Emilio Hernández—
al formarse la Inspectoría del Norte. Sostenían que era la principal fuente
de ingresos de su Inspectoría y no podían prescindir de ella, de aquella
su 'ovejita' como la llamaba lacrimosamente don Tomás.
Y tanto insistieron que los Superiores se avinieron a una componen-
da. No se desprenderían de ella ni de sus beneficios de golpe, sino a lo
largo de tres años. Según eso, el primer año de la división, tanto de los
recursos económicos como de Vocaciones, los dos tercios recaerían en
beneficio de Valencia y un tercio para Bilbao. El segundo año, la mitad
para cada Inspectoría. El tercero, dos tercios para Bilbao y un tercio para
Valencia. Y el cuarto año pasaría poij. entero a rentar para Bilbao, si bien
siempre se tuvo comprensión respecto al reparto de las Vocaciones, debido
a la escasez que de las mismas ellos sufrían.
Por lo demás, la Comunidad de Pamplona quedó integrada por Sa-
lesianos muy beneméritos. Era una de las Gasas que yo con más gusto
visitaba, siendo Provincial, por el buen ambiente que allí encontraba y su
solera salesiana".
Confieso que asoma la sonrisa a los labios cuando pienso en los re-
cursos económicos de que podían, a veces, disponer las Instituciones Sale-
sianas (Colegios e Inspectorías) para sostener sus Casas de Formación,
abarrotadas de niños y jóvenes. He leído bastantes cartas de alguno de
esos administradores locales lanzando "anatemas" a sus colegas provincia-
(1) Rentería es un pueblo de Guipúzcoa; Intxaurrondo pertenece a San Sebastián, y Zuazo de
Cuartango, a Álava.
(2) La carta de don Juan Antal está" redactada en italiano. Como fácilmente habrá ya consta-
tado el lector, damos el mismo significado a los nombres de Inspectoría o Provincia, como a los
de Inspector y Provincial.
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les por demoras en envío de las mensualidades, retrasos debidos no a
descuidos, sino a verdaderas penurias económicas.
Cuando nació o comenzó a caminar la Inspectoría norteña, la de Ma-
drid, en la persona de su Provincial don Maximiliano Francoy, le entregó,
como ayuda, la exigua cantidad de 20.000 pesetas.
Me dice don Luis María Puyadena que la noticia de la fundación de
la nueva Inspectoría cayó sobre todos como de improviso, a pesar de
ciertos vagos rumores que al respecto ya corrían.
"Creo —añade— que hasta para el mismo don Tomás Baraut fue
casi una sorpresa, pues en cierta ocasión le había dicho don Juan Antal:
'No te preocupes, que todavía no hay nada al respecto'.
Me parece que fue en agosto de 1961 cuando me llegó una carta de
Valencia. En ella me decía don Tomás: 'La semana próxima, o dentro de
muy pocos días, me presentaré en esa Casa con vuestro nuevo Provincial,
pues los rumores han resultado ciertos. Se formará la nueva Inspectoría
que se llamará de San Francisco Javier'.
Más tarde me enteré de que, en un principio, pareció a don Tomás
cosa disparatada separar la Casa de Pamplona de la Provincia de Valencia.
Había ésta construido con enorme sacrificio un Centro de Formación para
Coadjutores en la Almunia de doña Godina (3) y carecía de otra Escuela
Profesional, descontando la de Pamplona, pues la de Zaragoza estaba aún en
ciernes. A esto hay que añadir que Navarra era rica cantera de Vocaciones.
Otro dato importante. La Inspectoría de Valencia acababa casi de
fundarse. Económicamente pobre, la Casa que alguna ayuda podía pres-
tarle era la de Pamplona.
Por ello tengo entendido que don Tomás se presentó a don Marcelino
Olaechea, arzobispo a la sazón de Valencia. Este le aconsejó fuera a hablar
con los Superiores. En avión marchó aquél a Italia y se presentó en
Turín. Habló con los miembros del Consejo Superior. No consiguió dar
marcha atrás a lo ya .determinado, sí una ayuda económica y vocacional".
Hasta aquí don Luis María Puyadefta.
Por diversos conductos llego a la conclusión de que la erección canó-
nica de la Provincia de San Francisco Javier fue tal vez un tanto precipi-
tada. Pero materia es ésta que hallará lugar más adecuado en la Historia
de la Inspectoría misma, como ente jurídico "a se".
Don Tomás aceptó con ejemplar obediencia la decisión de los Su-
periores.
Quien ha tratado o, mejor, convivido con él, conoce mucho de su
bondad, grandeza de corazón, vivencia espiritual, filial devoción a María
Auxiliadora, amor a todo lo salesiano y su confianza ilimitada en la Pro-
videncia. Todo esto posee don Tomás y a ello hay que añadir aún más: su
admirable dinamismo y, a la par, su encantadora sencillez.
(3) En la provincia de Zaragoza.
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Por ello estoy de acuerdo con don Luis María Puyadena cuando afir-
ma: "Creo que en las circunstancias por las que atravesaba la Inspectoría
de Valencia cuando se creó la de Bilbao y aquélla hubo de ceder a ésta
la Casa de Pamplona, vino, como anillo al dedo, un hombre de la talla de
don Tomás: religioso sumiso, obediente y providencialista. Y como a estas
virtudes conjuntaba la de su dinamismo apostólico, pudo conseguir que la
Inspectoría de Valencia, a pesar de todo, alcanzara un auge insospe-
chado".
Abundante literatura de graciosas anécdotas se ha creado en torno a
la simpática figura de don Tomás. Su sencillez, sus graciosos "despistes",
olvidos y espontaneidades nada restan a su envidiable criterio y lucidez
de mente, porque la verdad es que don Tomás es un hombre muy inteli-
gente, en el que se aunan —y ello con la mejor exégesis escriturística—
la sencillez de la paloma y la astucia de la serpiente.
Tras este paréntesis, vuelvo al relato. Don Renato Ziggiotti acudía
a la Santa Sede, tras la consulta a su Consejo el 29 de agosto de 1961:
"Beatísimo Padre: El Rector Mayor de la Sociedad Salesiana, pide la
gracia de constituir la nueva Inspectoría de Bilbao, en España, bajo la
advocación de San Francisco Javier y de asignar a ella las siguientes Casas
separándolas de otras Inspectorías:
a) Separadas de la Inspectoría de Madrid, San Juan Bosco: Bara-
caldo, San Paulino de Ñola; Baracaldó, San José Obrero; Baracaldo-Burce-
ña, San Juan Bosco; Deusto, María Auxiliadora; El Royo, Virgen del Car-
men; Pasajes, San ]uan Bosco; Sarracín, San José; Zuazo de Cuartango,
San José.
b) Separadas de la Inspectoría de Zamora, Santiago el Mayor: San-
tander, María Auxiliadora.
c) Separadas de la Inspectoría de Valencia, San José: Pamplona,
'San ]uan Bosco; Pamplona, San Francisco Javier".
El rescripto de la concesión de la gracia por parte de la Santa Sede
lleva la fecha de 22 de setiembre de 1961; la ejecución del mismo por el
Rector Mayor data del 7 de octubre de 1961.
En un comunicado, de su puño y letra, anejo a otros documentos,
pueden leerse estas palabras del Rector Mayor: "Querido don Maximilia-
no: Hemos satisfecho tu deseo de la formación de la séptima Inspectoría
española. Noticia que hacemos también extensiva a las demás Inspectorías
interesadas, así como al nuevo Inspector, don Emilio Hernández, a quien
tú ayudarás y animarás en su nuevo cargo" (4).
"Don Tomás, uno de los primeros días de octubre, reunió al perso-
nal de la Casa de Pamplona. En una conferencia que dio a los Hermanos
—escribe el cronista— les anunció la separación de Navarra de la Ins-
(4) El escrito, de no muy fácil inteligencia, está redactado en italiano. Hemos hecho del
mismo una traducción algún tanto «ad sensum».
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pectoría de Valencia, pues había de formar parte de la del Norte, llamada
de San Francisco Javier, juntamente con Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, San-
tander, Burgos, Logroño y Soria^ Añadió que propiamente no se despedía
de Navarra, pues esta tierra, fecunda en Vocaciones, tendría que ayudar,
en asunto de tanta importancia, a la valenciana. Ello le obligaría a tener
contacto con la Casa y Hermanos de Pamplona".
El 8 del mismo mes, don Tomás hizo la presentación del nuevo Ins-
pector, don Emilio Hernández García, a la Comunidad. Los alumnos le
saludaron en el patio. Después de la comida, ambos Provinciales, acompa-
ñados de algunos Hermanos, se trasladaron a Javier para colocar bajo su
patrocinio la nueva Inspectoría.
3. Celo apostólico, trabajo y también humor
Los Salesianos de la Casa de Pamplona —sobre todo los de más
edad— hubieron de sentir en carne viva la separación de su antigua Ins-
pectoría y la incorporación a una recién fundada, muchos de cuyos miem-
bros les eran casi o del todo desconocidos.
Pero como buenos Salesianos, y además veteranos, recibieron con hu-
milde y sencilla obediencia religiosa "el golpe", haciéndose también a la
idea de la universalidad del Reino de Dios.
Con su inquebrantable amor a la Congregación, continuaron trabajan-
do con idéntico ardor, sazonando, además, sus jornadas con el más sano
humor.
El director, para centrarse más en su cargo, declinó la responsabilidad
de la dirección de las obras en don Manuel Ivorra, hombre inteligente y
práctico; delegó en don Cándido Villagrá el apostolado externo; no verificó
aquellos recorridos de sus antecesores por los pueblos en busca de Voca-
ciones, ya que el P. Villagrá estaba bien curtido en semejantes lides.
Además que las Escuelas Profesionales iban tomando de día en día
mayor auge en España. Por ello era también necesario una mayor entrega
a la modernización y puesta al día de las propias..
Podríamos asegurar —y en ello están de acuerdo los testimonios—
que don Manuel Ivorra ha sido el motor, y lo sigue siendo, de la sucesiva
mejora del inmueble, a la par que de una inmensa labor organizativa en el
campo de la docencia.
La Comunidad trabajó mucho y bien.
Si Péguy oraba a Dios: "Señor, no te 'maravilles de encontrar emba-
rrados a los que has formado de barro", las imperfecciones existentes en
una Comunidad poco restan a la buena marcha de la misma. Ni se dio ni
jamás se contará con una comunidad perfecta. Porque no sería humana.
Valga la observación para todo el curso de la Historia que estamos escri-
biendo.
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Por de pronto, podemos asegurar, a la luz de diversos testimonios,
que la Comunidad de Pamplona gozaba "de buena salud".
Este ambiente hacía que brotaran Vocaciones en abundancia, sobre
todo en las Escuelas Elementales.
Don Esteban Arrieta recuerda con ilusión aquellos años: "Existía una
gran familiaridad entre los miembros de la Comunidad. Durante el verano,
los jueves, dejando los unos sus trabajos de taller y el Oratorio los otros,
salíamos a montar en la famosa 'Rubia' camino de las montañas navarras.
Los más jóvenes dejábamos, sin que nadie nos lo advirtiera, los mejores
asientos a los más veteranos. Los cantos, los chistes y las "tomaduras de
pelo' eran continuos dentro del coche. Después de comer, era clásico el
juego de 'pote-pote' en el que los de más edad rivalizaban con los jóve-
nes". Todo esto respecto a la Comunidad de los Salesianos .
Pero era extraordinaria la alegría que reinaba también entre los mu-
chachos que frecuentaban el Oratorio durante el verano. Los chavales se
hallaban satisfechos en el colegio, pues tenían juegos variados, campeona-
tos, excursiones, y ¡hasta "encierros de toros"! Sí, ¡encierros de toros!,
muy peculiares e ingeniosos.
"El encierro —escribe Julio Martínez Torres— produce el efecto
liberador de la fiesta. La fiesta no es otra cosa que la ampliación
del espacio de la vitalidad. Ampliamos ese ámbito cuando nos sa-
limos de lo normal de un modo satisfactorio respecto a la cotidia-
nidad".
Por ello, también al muchacho le agrada la fiesta. Pero es que ade-
más se da otra cosa:
"Reiteradamente hemos comparado el. correr en el encierro
—escribe Luis del Campo Jesús— con el primer cigarro que se fuma.
Tradicionalmente en el ambiente navarro se considera participar
en el encierro un timbre de gloria; se aspira de púber a vestirse
con 'pantalón de largo' para demostrar coraje, para presumir. Pero
estos corredores no son sinceros si aceptamos como síntoma de
varonía el confesar' lo que se siente: miedo, quizá mucho miedo,
hasta pánico. El miedo es un mecanismo defensivo de nuestra na-
turaleza que nos evita el peligro, y el hombre más valiente, de no
estar loco, debe sentir miedo".
Si el hombre en muchas de sus facetas es niño, no es de extrañar
que al niño le agrade jugar "a ser hombre".
No creo que José Luis Labiano, hoy conocedor profundo del alma
juvenil, siendo estudiante de teología reparara en tales cavilaciones cuando
para el Oratorio "inventó" el juego fascinante del "encierro".
No era diversión para cualquier día, sino para ocasiones especiales.
Los muchachos se vestían de "pamplónica" en sus propias casas: ca-
misa y pantalón blancos, faja y pañuelos rojos, y con ese atuendo llegaban
al colegio.
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Ello excitaba la curiosidad de la gente de la calle, que los veía pasar
por ella con algazara o en actitud de " hombres" con porte o ademanes de
tales,
—¿A dónde vais?
—¡Pues al Oratorio!
Y en el Oratorio tenía lugar el encierro. Se habían comprado cuer-
nos y cencerros, que convertían en "toros" a unos cuantos muchachos.
Corrían los demás por los pórticos como perseguidos por auténticas fieras.
¿Y cuando los mismos Salesianos se convertían en "toros"? Eso ya
era peor, pues éstos herían "de gravedad"; por ello los niños les llamaban
"miuras".
La muchachada levantaba tan imponente algazara, a eso de las tres de
la tarde —¡la hora del encierro!— que los pobres Salesianos más delicados
de salud que en sus habitaciones reposaban a esa hora, debían soportar
aquel pequeño martirio por razón del "bien común". ¿Con alguna pro-
testa? Tal vez, con muy amplia comprensión.
Ignoro cuántas muertes habrán ocasionado hasta nuestros días los
encierros verdaderos de los célebres Sanfermines de Pamplona.
Lo que sí puedo yo afirmar es que en los patios salesianos nunca
corrió la sangre, sí la alegría a raudales.
El buen humor de los Salesianos contagiaba a sus educandos. Buen
humor, a pesar de sus privaciones, falta de comodidad y trabajo. Por eso,
déjame, lector, que termine el capítulo con esta plegaria de Tomás Moro;
muy aplicable a los Salesianos de este y de todo tiempo:
"Dame, Señor,
una buena digestión
y naturalmente
dame algo que digerir.
Dame la salud del cuerpo
y el buen humor necesario
para mantenerla.
Dame un alma
que no conozca el aburrimiento,
las quejas, los suspiros, los lamentos
y haz que no me inquiete •
por eso tan envolvente
que se llama 'yo'.
Dame el sentido del ridículo.
Concédeme la gracia
de aceptar las bromas
para que no me falte
en la vida
un poco de alegría
y pueda también hacerles partícipes a los demás. Amén".
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XVI
MAS SOBRE LOS ANTIGUOS ALUMNOS. MUERTE DEL «SR. LÓPEZ»
1. ¿Pequeño bache en la Asociación?
Los alumnos de las Escuelas Salesianas de Pamplona terminaban los
años de Colegio con muy buena preparación para su vida futura.
Escribe Ángel María Alcoz Lizarraga:
"Quinta columna: Dentro de un mes estaremos fuera del ámbito del
colegio.
Hace pocos días vi a un ingeniero visitando nuestro taller de me-
cánica.
Con mucho disimulo, mientras trabajaba en mi fresadora, pude escu-
char estas palabras dirigidas por el Sr. Ingeniero al P. Director de Estu-
dios: 'Padre, me hace falta un maestro industrial para las Escuelas de
Estella. Necesito un muchacho formal, estudioso, acostumbrado a la dis-
ciplina, perito en el ajuste y en el manejo del torno'.
Enseguida pensé en un compañero mío, natural de un pueblecito cer-
cano a Estella. Le llamé en cuanto pude y le dije: 'Si quieres, tienes un
buen enchufe para el año que viene'.
No me había equivocado, pues vi que el visitante se dirigía a nuestro
encuentro.
—¿Qué tal, jovencitos?
—Bien, ¿y usted?
—¿Te gustaría ser Maestro de Taller en la Escuela de Estella?
Mi compañero le miró sorprendido. Le parecía un sueño.
—Me gustaría mucho, pues vivo a 12 kilómetros de Estella. Por mí,
¡encantado!
El Sr. Ingeniero le toma por la palabra: 'Piénsalo bien, consulta con
tu familia y dentro de quince días me das la respuesta'.
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Así seguirán viniendo otros en busca de los jornaleros de la 'Quinta'
y las Empresas navarras se irán llenando de Antiguos Alumnos salidos de
Aralar, 7.
Todos quieren muchachos bien formados, no sólo en el aspecto técnico,
sino también en el religioso y moral a fin de que sean levadura en sus
fábricas y empresas. ¡Cuánto me .duele cuando a veces hablamos menos
bien de la disciplina colegial, de su horario, de su sabio Reglamento escrito
por el mismo San Juan Bosco.
Nunca sabremos agradecer a nuestros Superiores sus desvelos y sa-
crificios. Ellos nos quieren siempre jóvenes, con la firme voluntad de ser-
vir a Dios; Antiguos Alumnos Salesianos que sean su honra; valientes tra-
bajadores en medio de un mundo que no busca otra cosa que egoísmos y
comodidades, sin sacrificios de ningún género.
Estamos a punto de levantar el vuelo. Pidamos a la Virgen en su mes
que nos ayude a colocarnos dignamente en la vida y que Ella no se olvide
de nosotros en nuestra última hora".
El "nunca sabremos agradecer a nuestros Superiores sus desvelos y
sacrificios", que escribía el buen Ángel María, quedó en muchas ocasio-
nes desmentido, pues consta por datos y hechos que la inmensa mayoría
de los muchachos que pasaron sus años de formación en la Casa Salesiana
de Pamplona permanecen afectos a la misma.
"Nos contó el Sr. Director —escribe otro alumno en 'Don Bosco en
Navarra'— que entre las sombras de la noche, como si pretendiera por
nadie ser advertido, un Antiguo Alumno le entregó un sobre diciéndole
muy bajito: 'En prenda de gratitud a ustedes, lo ofrezco a María Auxilia-
dora. Es una promesa que hice'.
Se despidió el donante. Cuando el Sr. Director (don Luis María Pu-
yadena) abrió el sobre, se encontró con dos billetes verdes y algo más. Las
palabras escritas en el sobre le explicaban la razón de la generosa oferta.
Era la primera mensualidad que recibía de su trabajo. El Sr. Director oculta
su nombre, pero nosotros queremos que salga a la luz este bello gesto.
Nuestra cordial felicitación a este incógnito Antiguo Alumno que nos ha
dado tan magnífico ejemplo".
Más hermosa y aleccionadora es aún la conducta de otros Antiguos
Alumnos. Así se expresa la revista "Don Bosco en Navarra" del mes de
mayo de 1961:
"Antiguos Alumnos, Maestros de taller: muchos son los Antiguos
Alumnos que, diseminados por los colegios de don Bosco, trabajan con
los Coadjutores Salesianos, educando como ellos a la juventud obrera.
En los Colegios principales de España, como Sarria, Institución Vir-
gen de la Paloma (Madrid), Pamplona, Sevilla y Zamora (éstas dos úl-
timas, Universidades Laborales), en el Colegio de San Fernando —de la
Excma. Diputación de Madrid—, y también en el extranjero, Antiguos
Alumnos de Navarra, educados y formados por los abnegados Salesianos
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de chaqueta y pantalón (1), siguen sus huellas a tono con la educación
de ellos recibida".
La Asociación de los Antiguos Alumnos de las Escuelas Salesianas de
Pamplona, en los años que estamos historiando (1961-1963) parece seguir
la buena trayectoria de los tiempos anteriores, si bien su marcha se siente
algún tanto entorpecida debido a la mayor dificultad de la época.
Así, en la revista "Don Bosco en Navarra", correspondiente al mes de
enero de 1962, se le formulan a un vocal de la Asociación, Alipio Araiz,
preguntas a las que él contesta con sinceridad y valor:
—Por tu experiencia de Vocal del Centro durante doce años, ¿po-
drías ofrecernos una comparación entre el actual Centro y el anterior?
—A mi modesto entender, la vida del Centro en el anterior local era
superior y más íntima que la actual. Nos conocíamos todos y todos nos
tuteábamos. Organizábamos, participábamos. Todos para todos. En el ac-
tual Centro no parece ocurra lo mismo. Muchos de los que asisten se
sienten extraños, incluso ajenos.
:—¿Quiere ello decir que la Asociación ha desmerecido?
—Hablamos de la vida del Centro, no de la Asociación. Sin embargo,
nada nuevo es descubrir cómo la vida de éste depende directamente de la
de aquélla.
—Analicemos las causas.
—Falta de espíritu salesiano de muchos de los asistentes a nuestro lo-
cal en la actualidad. Nos falta el sentirnos unidos en nuestro trabajo, el
formar una sola cuadrilla como antaño, que colabore, que trabaje, e incluso
sin mediocridades.
—Resumiendo tu opinión...
—Que con el local nuevo, uno de los mejores quizá de nuestra capital
por su situación y comodidad, no hemos logrado de momento continuar
la vida activa del anterior9 que, con su anacrónico piano, su incómoda es-
tufa, sus particulares goteras y sus ratoniles guaridas era más salesiano
que el actual. Una lástima y una realidad, a la que las Juntas Directivas
de estos últimos años se están enfrentando valientemente sin escatimar
medio alguno a su alcance". Hasía aquí Alipio Araiz.
Santiago Ugalde es el vocal de Piedad. A él van dirigidas estas pre-
guntas:
—¿Vida piadosa de la Asociación en la actualidad?
—Adoración Nocturna floreciente tras un pequeño bache, Rosario
los sábados, á la par que el Mes de Mayo, un tanto fríos por falta de
asistencia.
—¿Actividades piadosas de tipo ordinario?
(1) Desde los inicios de la Congregación Salesiana, a diferencia de otras Ordenes o Congre-
gaciones, los Salesianos no sacerdotes (los Coadjutores) si bien en paridad de derechos y obliga-
ciones con los demás Hermanos, vistieron siempre de seglar por deseo de su Fundador (Cfr. art. 199
de las antiguas Constituciones, citadas anteriormente).
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—La Misa el primer domingo de mes, el Rosario de los sábados y el
Mes de Octubre.
—¿De carácter 'extra?
—Las dos tandas de Ejercicios Espirituales cerrados.
¿Consideras factible mejoras en la vida espiritual de la Asociación?
—Creo necesario aumentarla, no en actos piadosos, sino en los asis-
tentes, cuyo número no aumenta; está estancado.
2. Viviendas «Patronato Rinaldi»
Una contrapartida a lo anteriormente expuesto, sin intentar medir
exactamente su alcance, ofrece esta obra social de los Antiguos Alumnos.
Juan José Armendáriz mantiene el siguiente diálogo con don Fausto
Pérez Barragán, Presidente del "Patronato Rinaldi".
—¿Cómo se inició en nuestra capital el "Patronato Rinaldi"?
—El Patronato nació en Valencia, fundado por el arzobispo de aque-
lla Archidiócesis, nuestro querido don Marcelino Olaechea y es de ámbito
nacional.
A iniciativa del entonces presidente de nuestra Asociación, Miguel
Ochoa Medina, se creó en nuestra provincia una delegación con poderes
otorgados por el Presidente de la Comisión Ejecutiva, don Rafael Ferran-
do, Antiguo Alumno de Valencia.
—¿Y por qué se inició?
—La Directiva de Antiguos Alumnos conocía la situación de mu-
chos de los asociados y familiares de ellos, que carecían de vivienda propia,
y con toda diligencia quiso poner el remedio adecuado.
—¿Dificultades en su iniciación?
—Toda obra las tiene, y nosotros no íbamos a ser una excepción, so-
bre todo cuando se trata de llevar a cabo cualquier misión con escasas
disponibilidades económicas.
—¿Podría especificarlas?
—Como queda dicho, la primera, económica. Había que solicitar cré-
ditos de la Banca, pedir anticipos a los futuros beneficiarios procurándoles
el mínimo sacrificio, tratar con empresas constructoras, buscar terrenos,
pretender entrar en el cupo de las viviendas concedidas a la provin-
cia, etc.
—¿A dónde se encaminaron los primeros pasos?
—Nuestra primera aspiración fue un proyecto de 60 viviendas, que
pretendíamos situar en la parte posterior del Puerto del Príncipe, proyecto
que el Ayuntamiento no nos aprobó porque entonces no existía colector,
construido más tarde, y no reunía dicho sector condiciones higiénicas y
sanitarias.
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Bendición y colocación de la primera piedra del grupo de viviendas del
«Patronato Rinaldi», de los Antiguos Alumnos Salesianos.
D. Fausto P. Barragán explica a las autoridades los planos de las viviendas.
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—¿Y cree usted que aquel primer proyecto de 60 viviendas hubiera
sido suficiente?
—Pronto vimos que no, dado el elevado número de peticiones que
se formulaban a nuestra Asociación. Nuestro propósito era construir esas
sesenta viviendas como primera fase para continuar después con otros gru-
pos; pero en vista de que no se nos autorizaba la construcción en el terreno
elegido y que había que localizar otro emplazamiento, nos decidimos por el
codicioso proyecto de 320 viviendas para dar satisfacción a los peticiona-
rios, que tanta confianza depositaban en nosotros.
—Lo que hoy es casi realidad, según podemos ver con satisfacción,
¿por qué estuvo tanto tiempo 'estancado?
—Nuestro proyecto, como otros muchos de renta limitada, quedó
congelado en el Ministerio, donde, por razones de orden económico y por
las nuevas orientaciones hacia la vivienda de tipo 'subvencionada' estuvo
paralizado varios años hasta que en su día conseguimos la aprobación.
—Aprobación que también en su día festejamos; y ¿a qué se debió el
cambio del proyecto inicial?
—Fue como una consecuencia de la modificación efectuada por el
Ayuntamiento del plano de Urbanización del Sector.
—¿Y este cambio supone ventajas?
—Evidentes. El actual proyecto que, como los anteriores es obra
del arquitecto don Domingo Ariz, es de manzanas abiertas, con jardines
y plazas que lo hacen más alegre y acogedor que el primitivo.
—La labor del 'Patronato Riríaldi' ¿acabará una vez entregadas las
obras?
—El Patronato no nació en el grupo de 320 viviendas que hoy se
construyen, ni puede terminar con él. El Patronato tiene una personalidad
propia, independiente de las personas que sean o puedan ser beneficiarias
de las viviendas que construye y no tiene limitada su vida a la ejecución
de un grupo determinado.
¿Y cómo ha de continuar esa labor?
—Siguiendo con la ordenación y administración del Grupo; pero,
principalmente, procurando su cuidado y mejora, proyectar la vida de Ja
Asociación de Antiguos Alumnos religiosa, educativa y social, y también
de entretenimiento, que todo es necesario; y, si dispone de medios, con-
tinuar su labor con la compra de nuevos terrenos y la construcción de
otras viviendas.
—¿Son todos los futuros inquilinos de las viviendas en construcción
Antiguos Alumnos Salesianos?
—El proyecto de 60 viviendas se ideó pensando exclusivamente en
los Antiguos Alumnos; pero acudió después a nosotros la gran Familia
Salesiana, y en el proyecto de 320, se dio entrada a los Cooperadores, a
los familiares de AA. AA. y de religiosos Salesianos, a los que prestan
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servicios en el colegio y a otros que, de una u otra manera, están vincula-
dos a la Obra Salesiana.
La Junta Directiva del Patronato estaba formada así:
PRESIDENTE:
VICEPRESIDENTE:
SECRETARIO:
TESORERO:
VOCALES:
Don Fausto Pérez Barragán.
Don Miguel Ochoa Medina.
Don José María Manzano.
Don Carlos Alzu.
Don José Luis Azparren, don José María Iriar-
te} don Esteban Puig, don Pedro J. Redín, don
Ambrosio Vizcay, don Jesús Esquisábel y don
Juan J. Analde Lasarreta.
3. Cooperadores, Antiguos Alumnos y alumnos
Publicamos, a continuación, noticias diversas referentes a los Coope-
radores, Antiguos Alumnos y alumnos que, en ocasiones, interesaron con-
juntamente a los diversos grupos.
Fiesta de San Juan Bosco.—Es la fiesta de los Aprendices en Es-
paña. El Santo que tanto amó a la juventud y le enseñó a ganarse el pan
y el Cielo han querido, Iglesia y Sociedad, fuera el Patrono de los jóvenes
que se empeñan en lograr un oficio o arte con que ser auténticos ciudada-
nos y buenos cristianos.
La solemnidad de don Bosco se celebra el 31 de enero o, según con-
veniencia, en fecha próxima a la estrictamente litúrgica.
El año 1962, en los cines de la ciudad, los diez días que precedieron
al 31 de enero, hubo proyecciones de diapositivas como preparación a la
fiesta, aparecieron pasquines en las calles anunciándola, se cursaron invi-
taciones personales y se repartieron programas.
El día 4 de febrero, la sala de audiovisión del Colegio estaba repleta
de público. Incluso se desbordaba hasta los pasillos. Se celebraba la Con-
ferencia anual a los Cooperadores.
Habló don Nemesio Delgado, Delegado Provincial de los mismos,
sobre "La actuación del Cooperador frente a la inmoralidad".
Leemos en la Crónica del Colegio: "Los padres de los chicos internos
y externos de Pamplona han correspondido magníficamente a la invitación
cursada. Ahí está el éxito del acto: 'hacer propaganda a través de los
chicos'". Pero, a continuación, añade: "No sé cuántos Cooperadores ha-
bría; tal vez una mínima parte de los trescientos inscritos como tales. No se
ve correspondencia por parte de ellos en las reuniones mensuales a pesar
de la invitación particular que se les cursa. Tal vez sean necesarios una
revisión de los inscritos y un nuevo fichero".
En cambio, al año siguiente, el cronista modifica su anterior crite-
rio, al menos en parte. Dice así:
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"Febrero, día 3: Fiesta externa de San Juan Bosco, cara a los Coope-
radores y Antiguos Alumnos. Estos últimos, tras breve asamblea en el
Centro, fueron en visita de caridad a las Hermanitas de los Pobres. Les
acompañaron, en los diversos actos, los de 5.° curso.
Por la tarde, resultó magnífica la reunión de los Cooperadores en el
teatro. Acudieron unas 250 personas".
Interés por los problemas eclesiales.—Se estudia y se reflexiona
sobre los problemas eclesiales. En el Concurso Nacional, organizado sobre
el Papa y el Concilio, interviene el alumno de la clase 5.a, José María Bui,
campeón en Navarra. Toma por ello parte en la competición, a nivel na-
cional, en la capital de España.
Ejercicios Espirituales.—Los de 5.° Curso de Profesionales pre-
fieren los Ejercicios cerrados en Casas "ad hoc"; así los hacen, cosechando
espléndido fruto personal y en orden al apostolado.
Convivencia de Alumnos y Antiguos Alumnos.—Una hermosa ini-
ciativa, fruto de la amistosa inteligencia entre los Salesianos y sus Anti-
guos Alumnos, fue agradable novedad para los alumnos colegiales de
5.° Curso.
Escribe Alfredo Rambla Oses en "Don Bosco en Navarra":
"El Sr. Director, don Luis Puyadena, nos anuncia una buena no-
ticia. Mañana celebran los Antiguos Alumnos la fiesta externa de
don Bosco. Los Superiores quieren que los alumnos del último
curso tengan estrecha relación con ellos. Mañana les acompañare-
mos en la Santa Misa, en la Asamblea anual, y en todas las tardes
festivas del año podremos bajar a su Centro para convivir con
ellos.
Ha sido una sorpresa agradable. Novedad, que logrará la cap-
tación de buenos amigos para el futuro. Es estupendo ponerse al
habla directa con los Antiguos Alumnos en ese rincón atractivo que
tienen en el Bajo de Aralar, 7.
El P. Director nos da consejos para que este acontecimiento
nuevo sea provechoso para nuestra formación. Pienso que las per-
sonas se conocen tratándose. Si no, cada uno se mueve en su es-
fera y órbita sin apreciar a los demás.
Hasta el presente la 'Quintada' no tenía este acercarse y los
'Quintos', .con sus títulos de Maestros y Oficiales, se marchaban
sin estimar a esa gran Asociación de Antiguos Alumnos. Desde hoy
tenemos este contacto. Queremos alternar con vosotros, desde el
presidente, nuestro querido don Miguel Ochoa, hasta el que se con-
sidera el último, el más humilde.
La 'Quintada' está en vuestro Centro, queridos Antiguos Alum-
nos. No sólo en la barra, en el momento del cafe. Esto es muy
secundario. Compañeros a vuestro lado en los anhelos de conquista,
de captación de nuevos amigos, de ideales salesianos. La 'Quinta-
da' invade vuestro Centro. Somos los benjamines. ¿Qué quintada
nos preparáis?"
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Un antiguo alumno le responde, el mes siguiente, en la misma re-
vista:
"Ha sido una gran alegría para los asiduos al Centro el ver
colmados sus deseos de que los alumnos del último Curso, muy
en breve Antiguos Alumnos, nos pudiesen hacer compañía en las
horas del domingo y compartir con nosotros.
No quisiéramos que os sintieseis cohibidos en vuestro trato
con nosotros pues, al fin de cuentas, muchos hemos sido compa-
ñeros, y los que no, lo seremos en cuanto os impongan la insignia
de Antiguo Alumno.
No temáis invitarnos a tomar parte en vuestras partidas de mus
o de chin-chon, ni os cohiba el sentaros en nuestros veladores, ni
emparejaros con los veteranos. Es esto precisamente lo que quere-
mos y pretendemos: que vuestro contacto con nosotros no sea me-
ramente material con las paredes del Centro, sino verdadero com-
pañerismo entre los que mañana militaremos juntos en la gran
milicia de la Asociación".
Como puede ver el lector no faltaron, por parte de alumnos y anti-
guos alumnos, las mejores intenciones, que arrastrarían consigo muy bue-
nos frutos.
4. Muere el «Sr. López»
Mucho y bueno han hablado Salesianos y Antiguos Alumnos sobre
este ejemplar Hijo de don Bosco. Elogios, que han ido perfumando varias
de las páginas de esta nuestra historia de la Casa Salesiana de Pamplona.
En ella trabajó y en ella murió el "Sr. López". El día 21 de junio de 1963.
En el día de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Había nacido en Santander en 1906. Su padre, hombre de mar, tra-
bajaba en él barco "Alfonso XII". A los nueve años, quedó huérfano de
padre y madre, al cuidado de sus abuelos.
Alumno interno en el Colegio de María Auxiliadora de Santander,
muchacho bueno e inteligente, inició el aprendizaje de Mecánica, en la que
llegaría a ser maestro consumado.
La vida salesiana, con sus notas características de alegría, familiaridad
entre superiores y alumnos, incansable trabajo, sencillez y naturalidad,
cautivaron su espíritu; y a sus dieciocho años, solicitó ingresar en la Con-
gregación. Hizo el noviciado en la misma Casa de Sarria bajo la dirección
del futuro mártir don Antonio Martín.
Marchó a Italia, y allí se perfeccionó en su arte. Cinco años trabajó
en Cuba y en agosto de 1932 llegó a la Casa de Pamplona, en la que
formó a centenares de alumnos,, que llegaron a ocupar puestos distinguidos
en talleres y fábricas: jóvenes navarros, guipuzcoanos, zaragozanos, soria-
nos, logroñeses.
De su entrega al Oratorio Festivo, a la Catcquesis, al teatro, hemos
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ya hablado. Hombre realmente excepcional en todas estas actividades.
¡Cómo hacía rezar a los chicos!, ¡cómo les inculcaba la frecuencia de los
Santos Sacramentos y la devoción a María Auxiliadora!
Siempre dispuesto al sacrificio, había hecho suyas las palabras escritu-
rísticas; "Servid al Señor con alegría". El Sr. López era la alegría de la
Casa. La pérdida de la vista a causa de su gran laboriosidad, sus agudos
dolores de cabeza, y la arteriosclerosis anticiparon su vejez. Sin embargo,
hasta el curso 1961-1962, siguió al frente de su taller. Luego, un día muy
triste para él, se presentó al P. Provincial como el soldado, mortalmente
herido, dejando escapar estas palabras: "Ya no puedo más. Las piernas
me flaquean, la cabeza se me va, todo lo veo borroso, me dan mareos..."
Y, desde entonces, andaba por la Casa apoyado en su bastón.
¡Cuántas horas a los pies de Jesús en el Sagrario, mirando con fre-
cuencia a su Virgen Auxiliadora mientras sus dedos desgranaban sin cesar
las cuentas del Rosario!
Y, con todo, no perdió su buen humor. Seguía siendo ante todos el
Sr. López de siempre. Sus Antiguos Alumnos venían de todas partes a
visitarle. Y en la "Fiesta de la Unión" le ofrecieron la "beca vocacional
Sr. López".
Murió sereno. Como podría morir un ángel revestido de carne hu-
mana.
En sus funerales, la iglesia resultó del todo insuficiente para albergar
a todos sus amigos y admiradores.
Desde el Cielo, al lado de María Auxiliadora y de don Bosco, protege
a su Casa de Pamplona. ¡Tantos años trabajó con ilusión, con tesón y ale-
gría en ella...!
Estoy seguro de que los Antiguos Alumnos, después de la lectura de
esta página se detendrán su buen espacio de tiempo, antes de empezar el
nuevo capítulo, para saborear los dulces recuerdos de sus años de Colegio,
junto a aquella gran figura que se llamó don Emilio López; mejor dicho,
el "Sr. López".
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XVII
EL HOMBRE ES LO QUE ES SU VOLUNTAD
1. Don Rufino Encinas
Uno de los salesianos más apreciados en la Inspectoría: por su bon-
dad, comprensión, paternidad.
Poseía una cultura entre el "suficiente" y el "bueno", acercándose
más al bueno, con una experiencia notable.
Recién ordenado de sacerdote, le hicieron director del colegio de
Baracaldo; más tarde, de otros; por fin, del de Pamplona en 1963. Su mi-
sión en la vida fue eminentemente pastoral y de gobierno. Los últimos
años ejerció el cargo de Vicario del Provincial. Me consta que éste, don
Luis María Puyadena, le tenía en gran estima.
Salesiano cien por cien, se inclinaba algún tanto a la idea de que
cuantos habían hecho la primera profesión estaban predestinados a hacer
la segunda, e incluso, tal vez, la perpetua. Sentía tremendamente la pérdida
de una Vocación.
Recuerdo haberle puesto alguna objeción seria al respecto, que él
aceptó a regañadientes.
Un tanto lento, pero trabajador como el que más. Se acostaba tarde,
dormía poco y mal.
Algo indeciso, terminaba por reaccionar alegremente. En la predica-
ción con frecuencia se alargaba en exceso. Perdía la noción del tiempo.
Había quienes, bromeando, le llamaban el "padre eterno".
Sus indecisiones podían provocar en algunos Hermanos enojos pa-
sajeros.
Todas las pequeñas imperfecciones quedaban totalmente absueltas
merced a aquel su fondo, actitudes y entrega hondamente cristianos, sacer-
dotales, salesianos.
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Por mi parte, compañero de estudios desde el primer año de latín
hasta el sacerdocio, y amigo íntimo, le considero poco menos que santo.
No se cansaba de recomendar, hasta la saciedad, a sus subditos la
asistencia salesiana. Constituía ésta para él casi una obsesión, como lo fuera
en nuestro Padre Maestro del Noviciado, don Ramón Goicoechea, hombre
inteligente, sin títulos académicos; insigne pedagogo, sin cursos universi-
tarios, del arte de educar.
Nos habló tanto y tan bien aquel santo varón —mártir, en el año
1936, sin efusión de sangre— del valor y sentido de la asistencia salesia-
na, que nosotros, al franquear las puertas de nuestra vida de apostolado,
teníamos el incumplimiento de la misma en poco menos que pecado "gra-
ve"(D.
Poseía don Rufino gran celo por las almas. Acudía solícito al confe-
sonario siempre que se le llamaba.
Sencillo y a la vez astuto; piadoso y caritativo; algo preocupadizo,
mas providencialista; de nadie era temido y de todos amado.
Le tocó en Pamplona un directorado no del todo fácil. Eran los tiem-
pos del Concilio Vaticano II, y él estaba hecho más al Vaticano I; respec-
to a la vida religiosa corrían aires de renovación y de una mayor apertura.
La palabra "apertura" era llevada y traída en todos los sentidos y
direcciones. ¿Cuántos directores estaban preparados para entenderla en su
justa acepción?
La verdad es que en esa época se quería una "mayor apertura" en
cosas pequeñas, sin apenas transcendencia alguna que pudiera afectar a lo
fundamental y esencial de la vida religiosa.
Los salesianos jóvenes la entendían a maravilla. Aquellas tardes de
verano —a veces día completo— en las que se realizaba algún paseo o
excursión, tan excelentes para la salud física, síquica y aun espiritual de
los Hermanos, los más jóvenes de éstos encontraban su máxima ilusión
en el baño.
D. Luis Puyadena se sabía de memoria la geografía y topografía de
la región navarra y por ello era difícil "pegársela". Estaba vigente el pre-
cepto de los Superiores Mayores prohibiendo, en tales ocasiones, el baño
a los salesianos.
Y ¡cosa natural! Inspectores y Directores habían de exigir el cumpli-
miento de la norma.
Con Puyadena, había que cometer el acto "delictivo" a ciencia y con-
ciencia, con gran astucia y no menor dificultad. Mas, cada día, el abanico
de esa ansiada "apertura" iba desplegándose insensiblemente.
Por ello y porque don Rufino desconocía la ubicación de esos lugares
(1) BASTARRICA, José Luis-MALLO, José, Tres años de historia salesiana (E. G. S.), Madrid
1969, 36-51. En estas páginas hay referencias interesantes a don Ramón Goicoechea y a don Rufino
Encinas.
Sobre la pasión y muerte incruenta de don Ramón, en el mismo libro, pp. 455-459.
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D. Rufino Encinas,
Director del Colegio.
Festival gimnástico en el patio salesiano
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de "peligro", los jóvenes, cariñosa y "picarescamente" le engañaban; y
cuando el buen director menos se lo pensaba,, les encontraba zambullén-
dose en las frescas aguas de un río o remanso enmarcado por aquellas gra-
ciosas colinas o montes gigantescos.
—Mira, mira —le susurraba, entre enojado y risueño, a su acompa-
ñante— cómo se bañan esos 'cachalotes e hipopótamos'—. Y se alejaba
algo mohíno.
La Lectura Espiritual de la tarde —práctica salesiana diaria, pero en
estas ocasiones más a gusto cumplida, oreado el rostro por el aire fresco
y sano de la altura— y el rezo comunitario del santo Rosario, de regreso,
dentro del mismo autobús, borraban, cual benéfica indulgencia plenaria,
no sólo el reato de culpa, sino el "pecadillo" cometido con más gracia que
malicia.
Cuando el tiempo corrió, el abanico se desplegó por completo. Dos
años más tarde, sería el propio director, don Ricardo Riesco, el primero
en lanzarse al agua y detrás, como "hijos obedientes", la mayoría de sus
subditos.
No te aferres, lector, a la menudencia del baño, que he traído a cuen-
to, detalle —si quieres— ridículo para los años que ahora vivimos.
Te digo que la noción y contenido de la renovación y de la apertura
eran muy difíciles de entender en la Iglesia universal. Los efectos de su
buena o mala inteligencia, en cosas de envergadura, los estamos constatan-
do a diario; y todavía, ¡hay tanto que aprender!
2. Nuevo enfoque a las Compañías Salesianas
En páginas anteriores, y con relativa frecuencia, hemos escrito bas-
tante sobre estos recursos formativos que don Bosco ideó y fomentó y que
tanto bien hicieron en los colegios.
A don Rufino ni se le hubiera ocurrido quitar o añadir una tilde a lo
tradicional sobre esta materia. El había palpado, en otros colegios, los
óptimos resultados de las Compañías tal como él siempre las vio fun-
cionar.
Era a la sazón don José Luis Pérez Alvarez el Delegado de la Pastoral
Juvenil de la Inspectoría. Don José Cusco, catequista de la Básica del co-
legio de Pamplona, le consultó su plan de cambiar el título y la forma
de admisión en estas Asociaciones —respecto a las Escuelas Elementales—
para mejor adaptarse a los signos de los tiempos. Siempre habían estado
integradas por muchachos que, previa petición de ingreso en ellas, hubie-
ran sido aceptados, como dignos, por los educadores. Ocurría entonces,
como es lógico, que quienes no eran admitidos o no hubieran formulado
siquiera la petición —algunos de ellos— motejaban a los favorecidos lla-
mándoles enchufados.
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La innovación consistió en la admisión de todo muchacho que mani-
festara su voluntad de pertenencia a ellas, con tal que no careciera de los
requisitos más indispensables, como lo eran una cierta ejemplaridad y el
deseo sincero de atenerse a los compromisos de la Organización.
Respecto al cambio de nomenclatura, las Compañías se trocaron en
"Peñas" que, a su vez, estaban integradas por "Grupos".
Para la preparación de las fiestas u otras actividades colegiales, reu-
níanse previamente las "Peñas". Cuanto proyectaban, se revisaba en otra
reunión de los jefes de "Peña" y, finalmente, el proyecto era presentado
a los Superiores.
Fruto de este trabajo, o al menos su objetivo, era, como en el de las
antiguas Compañías, una mejor marcha del Colegio en los aspectos religio-
so, cultural, deportivo y recreativo.
Hay que hacer constar al respecto que no todos los Salesianos acepta-
ron la novedad a causa de su amor a lo tradicional o porque, con la evo-
lución descrita, preveían para dichas asociaciones un futuro incierto y
menos eficaz.
3. Oratorio festivo y círculo misionero
Al morir el "Si. López", tomó las riendas del Oratorio don Cándido
Villagrá. Mas éste, en verano, había de atender al Cursillo Vocacional. No
faltaron otros Salesianos que, en dicha época, hicieron posible el buen
funcionamiento del Oratorio a base de los muchachos del Externado.
Don Esteban Arrieta nos podría hablar largo y tendido de las ex-
cursiones a pie con los muchachos, y don José Cusco de las suyas en bici-
cleta. Ni faltaron largas excursiones en autobús, que casi adquirían carácter
de peregrinación por dirigirse a la Cumbre del Templo Expiatorio del Ti-
bidabo (Barcelona), en tiempos en que tanto se hablaba de la devoción al
Sagrado Corazón.
Durante la permanencia en la Ciudad Condal, visitaban entre otros
"los lugares salesianos", honrados, en 1886, por la presencia de don Bos-
co, como la Casa de Sarria y la finca y Seminario Martí Codolar.
Respecto al Círculo Misionero hay que decir que se independizó de
las "Peñas" o antiguas Compañías. Adquirió gran vitalidad.
Con el título de "San Francisco Javier", Patrono de las Misiones,
de Navarra y de la Inspectoría y, sobre todo, con sii protección, realizó
muchas y buenas actividades, entre ellas periódicas reuniones, proyeccio-
nes de filminas, charlas y veladas misioneras. Todos sus miembros estaban
suscritos a la revista "Juventud Misionera" y llevaban la insignia del
Círculo.
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Los chicos del
Oratorio en la clásica
soka-tira.
Nieve, skies, montaña
como premio a los
oratorianos por sus
asistencias
de los domingos.
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4. Éxitos escolares
José María Demara, en el "Diario de Navarra" (12-7-1966), con el
título de "Javier Urra Mendía ha obtenido la medalla de Oro en el Con-
curso Internacional de Formación Profesional en Holanda", escribía:
"Hemos entrado de tal suerte en el ritmo de las fiestas (Sanfermines),
que apenas si podemos creer que alguien en Pamplona esté trabajando. A
pesar de ello, un grupo de muchachos llegó a nuestra ciudad con la con-
signa del deber. Es la hora de coronar sus estudios profesionales con el
examen de Reválida de Maestría. Todos hablan de 'esmerada preparación';
pero hay uno que habla de otro modo. 'Hace un mes —dice— que no abro
un libro'. No es para menos. Acaba de volver de Holanda.
Se trata de Javier Urra Mendía, alumno ebanista de nuestras Escuelas
Centrales del Trabajo, que regentan los PP. Salesianos.
De Ciordia, ha caminado mucho para disputar un campeonato inter-
nacional. Un campeonato de trabajo: 'El Concurso Internacional de Forma-
ción Profesional'. Ahora ha vuelto con la Medalla de Oro, título de Cam-
peón Internacional, obteniendo por segunda vez para Navarra y su Escuela
tal distinción.
—Es un joven sencillo, al parecer tímido, pero que no se queda
callado:
—Hubo que vencer varias pruebas: primero, la provincial y fase de
sector; luego, la nacional con doce adversarios; y, por fin, la internacional.
—¿Hay compañeros que te persiguen de cerca?
—Sí; dos de estas mismas Escuelas, campeones nacionales de la ca-
tegoría B.
—¿Es la primera vez que sales de España?
—No; ya estuve en Portugal con ocasión de otro concurso; pero
aquella vez obtuve sólo el tercer puesto.
—¿Y en Utrech, los adversarios?
—Toda gente muy buena. Nos entendíamos por gestos, pero trabamos
amistad enseguida. Hasta llegamos a unirnos en alguna travesura.
—¿Los temías?
—Me inspiraron un poco de temor el representante de Alemania y
el de Suiza. Estaban muy bien preparados.
En el Concurso Internacional competían once naciones. La Escuela
Salesiana, con el trabajo esforzado y competencia de sus profesores, cose-
chaba estos triunfos".
La entrega de premios en el colegio era verdadero estímulo para los
alumnos.
Se verificaba con la solemnidad de todos los años.
"La Gaceta del Norte" se hace eco de la que tuvo lugar el año 1965:
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"Con premios en metálico, concedidos por la Caja de Ahorros de
Navarra, el Vicepresidente de la Diputación Foral entregó ayer en los
Salesianos los diplomas a los alumnos profesionales distinguidos, y declaró
abierto el nuevo curso".
Pasando al detalle, resumimos el artículo:
"En el salón de actos de las Escuelas Profesionales Salesianas, el acto
estuvo presidido por el Vicepresidente de nuestra Diputación Foral, don
Félix Huarte Goñi, en calidad de Presidente del Patronato de Formación
Profesional de Navarra. A su derecha, el Director de las Escuelas Profesio-
nales Salesianas del Trabajo de Navarra, R. P. Rufino Encinas. También
tomaron asiento en la presidencia otras autoridades Académicas, represen-
taciones y cuadro de Profesores del Centro.
Las especialidades que se imparten son las del metal, madera, artes
gráficas, electricidad, electrónica y sastrería.
Las Escuelas del Trabajo de Navarra son Escuelas Profesionales diri-
gidas por los Padres Salesianos. A este Centro, y en calidad de alumnos
profesionales, acuden 338, distribuidos entre todas las especialidades ya
enumeradas, y las clases nocturnas, en las que se siguen también todas
las materias, aunque sin llegar a los cursos de Maestría.
Doscientos cuarenta alumnos más estudian también con los PP. Sa-
lesianos la Enseñanza Primaria.
Durante el último curso, y dentro tan sólo de las especialidades pro-
fesionales, el número de alumnos creció en treinta y cinco, procedentes de
toda Navarra, que acudieron al Centro con la ilusión de cursar unos estu-
dios determinados, a pesar de que esta medida originó una reorganización
de estructura.
Lo importante es que este Centro lanza cada año promociones bien
formadas al mundo del trabajo, muchos de cuyos elementos siguen pos-
teriormente estudios de peritaje, que complementan su formación técnica
y que amplían los horizontes de sus posibilidades".
El año 1963 podían ya los alumnos salir del Colegio no sólo con el
título de "Oficial Industrial", sino también con el de "Maestro Industrial".
5. Antiguos Alumnos
Resumimos la Memoria de las Actividades de la Asociación durante
el curso 1964-1965. Son Memorias estas que eran presentadas por la Junta
Directiva a sus Superiores regionales y nacionales, y enviadas a todos los
inscritos en la Asociación.
a) Sesiones ordinarias 'de junta: Número total de las celebradas: 9.
Promedio de asistencia: 88 %.
Con los aspirantes a la Asociación se montaron las tradicionales char-
las de iniciación. Se les puso al corriente de nuestro espíritu, afanes y ac-
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tividades. Incluso, este año se dedicó un ejemplar de la Revista (2) para
dar a conocer las peculiaridades de los últimos cursos escolares, pudiendo
notarse, a través de las secciones, el acercamiento más íntimo que ha te-
nido lugar con los muchachos de IMENASA, a los cuales se les envía
también, mensualmente, la Revista, correspondiendo ellos con la activa
participación en nuestros turnos de Adoración Nocturna y haciendo, por
su cuenta, visitas al Asilo de las Hermanitas de los Pobres.
b) Asistencia a la Santa Misa del "Primer Domingo de Mes"; diez
las celebradas con un promedio de 80 asistentes.
Asistencia a Círculos de Estudio: siete celebrados. Promedio de asis-
tencia: 36 personas.
Asistencia al Rosario los sábados por la tarde: 34 personas.
Asistencia a Charlas Cuaresmales, Asambleas de Inauguración del Cur-
so y Cambio de Impresiones los Primeros Domingos de mes: Promedio
de 65 personas.
Asistencia a la Adoración Nocturna: Tres Turnos, con un número
total de inscritos de 105, y con participación del 80 %.
c) Grupos de conquista: Una idea, mejor, una necesidad fue la que
obligó a poner sobre ruedas este complejo trabajo. No prosperó notable-
mente, al igual que el "Club Jesús Abad". Nadie debe culparse por este
alejamiento del socio a la hora de colaborar. Es mal endémico. Se contó
con los de siempre, incondicionales que, trabajando a la sombra, hacen
salir adelante pequeñas empresas que no requieren más que eso: voluntad,
precisamente lo que les sobra. Gracias a esos anónimos, pero eficacísimos
compañeros.
d) Labor de captación. Al igual que años anteriores, esta Vocalía
envió tres representaciones, que, animadas con el empuje juvenil propio de
sus interlocutores, dieron charlas a las Secciones de Nocturnos, Internos e
IMENASA.
e) Piedad. El Rosario de los sábados iba seguido de las "Buenas No-
ches" del Consiliario. Con la mano en el corazón se ha de lamentar la
omisión del tradicional acto del "Ejercicio de la Buena Muerte" (3). Ya
nadie se engaña diciendo que hubo desmedido interés para sacarlo ade-
lante; mas, los imponderables horarios y coincidencias hicieron poco me-
nos que imposible el restablecimiento de este tradicional acto. Las buenas
costumbres van siendo extorsionadas por las circunstancias.
Si se nos permite opinar, creemos que aquellas oraciones del "Ejer-
cicio de la Buena Muerte" llevaban consigo una excesiva carga de terro-
rismo, no adecuado ciertamente al sentido de la muerte del cristiano, que
hoy nos presenta la liturgia renovada. Lo que creemos tiene menos excusa
es que prácticas de Piedad, de óptimos resultados en otros tiempos, no sean
(2) «Don Bosco en Navarra».
(3) Se refiere al «Retiro Mensual»
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hoy suplidas con otras de mentalidad más moderna, y que a la vez lleven
consigo un sentido de honda espiritualidad.
Con omisiones y más omisiones de prácticas piadosas, que tienen por
fin conducir a la liturgia, el culto de Dios ha ido perdiendo interés y
vigor.
Sin embargo, tras intensas gestiones y abundante propaganda, se llevó
a cabo la tanda anual de Ejercicios Espirituales cerrados, celebrados en
Estella y predicados por don Benito Castejón. Participaron en ellos 26
ejercitantes.
En sustitución de las tradicionales Tandas abiertas, se dieron cuatro
charlas cuaresmales, dirigidas por don Enrique Arrieta, que desarrolló una
temática acogida con beneplácito general.
Resucitó con renovado ímpetu la Vela al Santísimo en la noche de
Jueves Santo.
Precedidos de una adecuada propaganda, tuvieron éxito masivo los
actos del mes de mayo y la procesión de María Auxiliadora.
Funcionaron los tres Turnos de Adoración Nocturna, es decir: el de
Domingo Savio, San Juan Bosco y María Auxiliadora. Está en preparación
el cuarto que, bajo la advocación de San Francisco de Sales, realizará las
Vigilias en la parroquia de San Fermín o Santa Casa de Misericordia hasta
que pueda ubicarse en la Capilla del Patronato "Felipe Rinaldi" en pro-
yecto.
f ) Círculos de Estudios: Tuvieron lugar los 15 y 30 de cada mes.
La Vocalía logró verdaderos éxitos y numerosas y acertadas interven-
ciones.
g) Resumen de una Encuesta: La revista "Don Bosco en España"
la leen el 69 % de los socios; "Don Bosco en Navarra", el 79,3 %. María
Auxiliadora preside el 82% de los hogares. A las preguntas:
"Mi esposa, hijos o mi novia, ¿qué concepto tienen de los Salesianos
y de la Asociación?", responden: "Bueno, el 80 %; el 20 % restante no
contesta ".
"¿Deseáis que vuestros hijos sean Antiguos Alumnos?" De 99, 94 lo
desean; 2 les es indiferente y otros 2 no lo desean.
Al llegar aquí creemos que será del agrado de todos destacar los
nombres de algunos Antiguos Alumnos ejemplares, cosa que hemos hecho
ya en otras ocasiones. Transcribimos lo que en su día publicó de ellos
"Don Bosco en Navarra".
José Luis Turrillas, Editor de Disco Exprés.
Los apuntes de Florencio Janáriz son concisos: "José Luis, hijo de
Manuel, celebrado compositor de música sanferminera y de Lucía. Nú-
mero 1.355 de la Asociación, y el 40 en la promoción de internos, que
empezó sus estudios en 1958 y los terminó en junio de 1963".
José Luis Turrillas Roldan es nombre que, todas las semanas, enca-
beza la redacción de un semanario musical en su calidad de editor.
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Contesta a las preguntas que le formulan:
—¿Cómo llegaste a convertirte en editor?
—A base de mucha ilusión y aprovechando los conocimientos incul-
cados por el Sr. Colóme y el Sr. Baquedano. Empecé a moverme buscando
compañeros que pudieran ser útiles y convenciéndoles de que se podía sacar
un buen periódico. Con articulistas, dibujantes, con las tareas ya designa-
das, era cuestión de compaginar los esfuerzos.
—¿Es negocio el lanzamiento de una revista?
—Es negocio, pero a años vista. Yo hago esto, más que por el nego-
cio, por el afán de inquietud.
Nadie se lo puede discutir.
Terminados los estudios en Aralar 7, entró a formar parte de "El
Pensamiento Navarro" como linotipista. Su trabajo en las Artes Gráficas
le permitió captar, en toda su dimensión, la problemática de una publica-
ción. Se hizo a la aventura sin dejar de ser linotipista. Entró en otra em-
presa y comenzó su experiencia.
—¿Cuántas revistas musicales hay en España?
—Habrá media docena.
—¿Dónde sitúas Disco Exprés?
—En este momento lo sitúo en primer lugar.
—¿El mundo ye-ye es religioso?
—¡Huy, qué tema más interesante! En España tiene profundas creen-
cias religiosas, pero poca base y muy errónea.
—"Disco Exprés", ¿no fomenta escándalos?
—Queremos sea publicación seria. Damos noticias sin buscar el sen-
sacionalismo. Nuestra mira es ir mentalizando a la gente en el aspecto
musical y moral.
—¿Cómo está el mundo de la canción?
—Podrido. Está todo movido por intereses.
—El editor de "Disco Exprés", ¿por quién inclina sus preferencias
musicales?
—Apoya a todo aquel que compre música buena y decente.
Con un formato tabloide de 43 x 31 cm., con 16 páginas y muy pron-
to con 20, con auténtica proyección nacional, "Disco Exprés" cumplía
por esta época un año con pleno éxito. Más de cincuenta números dedica-
dos a una información seria, amplia y veraz.
Ángel Zamora, cantante de ópera.
En el festival "Rumbo a la gloria", organizado por la Emisora "Voz
de Navarra" y "Radio Tudela", uno de los participantes más destacados
fue el antiguo alumno Ángel Zamora Martínez.
Resultó campeón de la modalidad Opera-Zarzuela.
—Cuéntanos cómo empezó tu afición por el canto.
—Siempre tuve gran afición. Donde me inicié fue en los Salesianos.
—¿Has sido premiado alguna vez?
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—Sí. En los 'Amigos del Arte' fui campeón tres veces y una vez
subcampeón. Obtuve el primer puesto en el concurso 'Salto a la fama'.
También he sido premiado en tres ocasiones.
—¿Has formado parte de alguna agrupación musical?
—He integrado en varias ocasiones el conjunto del Orfeón Gayarre
y del Orfeón Pamplonés.
—¿Aspiraciones en la actualidad?
—Prepararme musicalmente y perfeccionar la voz.
Ángel Zamora, antiguo alumno, de 25 años, divisa un porvenir ri-
sueño —continúa la Revista del Colegio—. Nos lo imaginamos trabajando
en su taller y lanzando al aire las notas de algún fragmento de ópera al
mismo tiempo. Como en otra época lo hacía Gayarre".
Monje, récord navarro en longitud.
Hacia el 14 de octubre de 1964, una noticia destacaba en las pági-
nas deportivas de los diarios locales. La proeza no es de las que se dan
todos los días y por ello se le daba la importancia merecida.
"Monje, estellés, perteneció al internado del colegio desde 1957 a
1962. Salió de él con título de Maestro Industrial. Optimista y buen
antiguo alumno.
Su carrera fue meteórica. Su actuación primera en público, hace tres
años, en los Campeonatos Escolares, en los que sorprendió a todos con
un salto de 6,10 m.
Su voluntad es tan fuerte como sus éxitos.
Miguel Lasheras. Miguel está en África. Su formación y dinamismo
le han llevado a las vírgenes selvas africanas. Es misionero seglar.
Su aportación a la Asociación fue siempre ejemplar, incondicional,
de verdadero interés y esfuerzo.
Sacrificado, constante en cuanto se le encomendó, sin ostentaciones,
fue pilar solidísimo en la común acción. Por ello, sus compañeros de la
Asociación le escriben: "Los Antiguos Alumnos se sienten orgullosos. Re-
doblan su esfuerzo por compensar tu ausencia. ¿Te parece bien, Miguel?"
Desde África les contesta el 4 de setiembre de 1966:
"La verdad es que en mi vida he soñado tanto en el colegio y nues-
tra Auxiliadora como ahora. Os recuerdo a todos muy a menudo. Me en-
cuentro completamente feliz y con muchas ganas de que nuestra Auxilia-
dora me siga dando salud para trabajar cuanto pueda ya que la mies es
mucha y los operarios poquísimos. Si muchos de vosotros vieseis la ne-
cesidad que hay en estos lugares, no dudaríais en venir a costa de lo que
fuese. Es duro tener que romper con la vida que se tiene más o menos
trazada, pero, al considerar que lo poco que uno es puede redundar en
bien de las almas y gloria de Dios, no sientes la lejanía.
Nuestra vida aquí es muy dura. Vivimos completamente metidos en
la selva, alejados de todo contacto con la civilización. Carecemos de todo
lo necesario para una vida llevadera. Sin luz ni agua corriente. Muchas
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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veces sin víveres, tenemos que meternos en la selva a cazar antílopes,
monos, tucanes y cuanto salga al paso.
Estos días estamos 'en las gordas'. Pasó un barco y nos llegamos a él en
un 'cayuco' (tronco de árbol hueco) y pudimos abastecernos para un par de
meses. De no pasar barcos, nos vamos a Bata (capital) con gran trabajo.
Para ir a Bata hemos de caminar tres horas hasta Estambul; aquí
se coge una guagua (camioneta vieja), que nos lleva a Benito. Aquí tres,
cinco horas de espera, y se coge otra guagua, y en tres horas se llega a Bata.
A la vuelta igual.
En cuanto a enfermedades, las tenemos para todos los gustos. Las más
normales son el paludismo, ñingas, filaría y tricocífalos.
A pesar de todo esto, somos muy felices y estamos contentísimos de
poder hacer algo por estos pobres seres, que también tienen derecho a co-
nocer al verdadero Dios.
Mi dirección: Miguel Lasheras, Apartado 5, Misiones Seglares, "Río
Benito (Río Muni)".
Jesús Abad Zudaire. Dejó la Asociación para marcharse junto a María
Auxiliadora.
Hombre extraordinario, saturado de espíritu salesiano, afanes apos-
tólicos, auténtica personalidad de dirigente, con una vida interior muy
honda, pasó por la Asociación dejando en ella recuerdo imborrable.
Por su gran valía, fue miembro indiscutible de la Junta Directiva;
Vicepresidente fijo, propuesto en numerosas ocasiones para Presidente. Su
sencillez y humildad le impedían aceptar tal cargo. Anhelaba puestos de
trabajo, en los que la eficacia del ejemplo y de la persuasión no brillaran
con fulgores personales.
El día de la inauguración del curso 1963-1964, en el capítulo de
"Ruegos y Preguntas", alguien lanzó a la Presidencia y a los demás concu-
rrentes la idea de perpetuar el recuerdo de Jesús Abad, constituyéndose un
Círculo que llevase su nombre.
Por unanimidad, y con general complacencia, fue aceptada su pro-
puesta.
No se trataba con ello de disgregar fuerzas, sino de movilizar entu-
siasmos, que cristalizaran en una palpable mejora de la Asociación.
La finalidad de este Círculo pudiera sintetizarse así: "A imitación del
recordado Jesús Abad y para perpetuar su memoria y la influencia de su
persona en la marcha de la Asociación, se trabajará incansablemente y con
la eficacia de una incansable labor personal, semejante a la que tan bien
supo él realizar, para mover y mejorar la vida de la Asociación.
Este Círculo estará formado por un grupo de activistas, que partici-
parán en los problemas de apostolado, captación y caridad, obras apostó-
licas en las que tantas lecciones nos dio Jesús.
En este Círculo tienen cabida cuantos compañeros sientan la inquie-
tud de irradiar el espíritu de Don Bosco en su alrededor.
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Tendrán sus reuniones y en ellas se comprometerán a la realización
de este programa".
Hasta aquí "Don Bosco en Navarra".
No queremos dejar en el tintero un acto de carácter benéfico-apos-
tólico que los Antiguos llevaban a cabo todos los años. Transcribimos de
la antes citada revista:
"En la noche del 5 de enero tuvimos la suerte de acompañar, junta-
mente con nuestro Presidente, a los Reyes Magos en sus visitas a los niños
de catorce familias. Vivimos escenas de verdadera ilusión angelical. En el
barrio de la Chantrea encontramos una familia humilde, compuesta por el
matrimonio y seis hijos. El padre, un hijo y una nena pequeñita padecen
enfermedades de larga duración y costosa convalecencia. Por expreso de-
seo de la madre se suprimieron los juguetes, y los regalos se convirtieron
en prendas de vestir y algunos alimentos.
En todas las visitas los Reyes Magos fueron obsequiados y recibieron
donativos para los niños pobres. Debo resaltar el gesto de una nena que,
con su delicada gentileza, entregó al rey Melchor una bolsa de caramelos
y dulces, que ella reunió para ser distribuida entre los niños pobres".
Con la celebración de la fiesta de San Juan Bosco hacen coincidir
los Antiguos Alumnos su visita a los ancianos de las Hermanitas de los
Pobres, a los que sirven la comida y les regalan postre, dulces, cigarros,
etcétera; incluso amenizan la sobremesa con alegres canciones, música,
rondalla, joteros, etc.
Para estos efectos se abre con antelación una suscripción benéfica, or-
ganizada por la Vocalía de Caridad.
6. Grandiosa fiesta de la Unión. Inauguración del nuevo Centro
"La Gaceta del Norte" del 7 de junio de 1966 publicaba una breve
reseña de los actos celebrados con motivo de la fiesta anual de la Unión,
que más tarde reproducía "Don Bosco en España" de agosto-septiembre
del mismo año.
— La víspera tuvo lugar un diálogo entre los asociados, la renovación
de la Junta y las palabras de clausura del director.
— Al día siguiente, Misa concelebrada por ocho sacerdotes, antiguos
Superiores, presidida por el Provincial, don Emilio Hernández. La homi-
lía estuvo a cargo del ex-consiliario P. Guillamet.
En dicha concelebración litúrgica "se impuso la insignia del Antiguo
Alumno a los nuevos asociados y, a continuación, tuvo lugar el emotivo
acto de la ofrenda de coronas a María Auxiliadora y al Niño Jesús.
— El tercer acto notable fue la bendición e inauguración del nuevo
"Centro Don Bosco", acondicionado con gusto y con instalación moderna
confortable.
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Inauguración del nuevo Centro de Antiguos Alumnos.
Ufe*
1
...-........._
Un rincón del Centro.
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— Siguió a todo lo anterior la comida de Hermandad.
— A las 4 de la tarde, Salve a la Virgen y despedida.
— Finalmente, y como colofón de la jornada, auténticamente salesia-
na, a las 6 tuvo lugar un encuentro de fútbol —"IX Trofeo futbolístico
don Bosco"— en el estadio Oberena, entre las formaciones del Anaita-
suna y Cali.
La concurrencia de los Antiguos Alumnos "en su día" fue muy
nutrida.
Esta es la recensión que publicaba "La Gaceta del Norte".
A ella conviene añadir que el acto revistió una solemnidad fuera de
serie. Los mismos Antiguos Alumnos habían costeado las coronas que, en
conmovedora ceremonia, ofrendaron a María Auxiliadora y al Niño Jesús.
El acto tuvo como escenario el patio del Colegio. Allí se instaló un
altar artístico y moderno, y en él se colocó la misma imagen que se venera
en la iglesia. Asistieron a la ceremonia, además de los antiguos Superiores
y consiliarios, el Vicepresidente de la Diputación Foral, don Félix Huarte
Goñi, a quien se concedió, después de bendecidas las coronas por el P. Pro-
vincial, el honor de depositarlas en ambas imágenes.
Dicen los testigos que la ceremonia revistió un aire festivo y juvenil",
además de solemne, y asistieron a ella todos los muchachos del Colegio
y un nutrido grupo de Antiguos Alumnos y Cooperadores.
Respecto al Centro de la Asociación, hemos de añadir que fue una
espléndida, pero ardua conquista de los mismos exalumnos. "Gran obra
—escribe Miguel Ochoa— instalada en una construcción que el P. Viñas
preconizó -y que, a pesar de que la estructura estaba realizada por el
Colegio, costó su adaptación cerca de dos millones de pesetas a cargo de
la Asociación. Fue proyectada, dirigida y concluida por la Junta Directiva
en colaboración con la Delegación del Patronato 'Felipe Rinaldi'. Su inau-
guración marcó un hito en toda España. Sirvió de ejemplo y acicate para
que otros colegios reconsideraran la mediocridad de sus instalaciones y se
pusieran en línea con las exigencias actuales".
Alma de todas estas actividades fue Miguel Ochoa, siendo presidente
de la Asociación de la que era entonces Consiliario don Raúl Cuevas.
7'. Una petición a la Santa Sede
Dispone el canon 534 del Derecho Canónico que las Casas Religiosas
han de obtener el beneplácito apostólico siempre que hayan de contraer
deudas u obligaciones de notable cuantía.
Con fecha del 20 de diciembre de 1965, el Rector Mayor, don Luis
Ricceri, exponía a la Santa Sede la necesidad por la que atravesaba la
Casa de Pamplona y demandaba su mejor solución:
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"El abajo firmante, Sac. .Luis Ricceri, implora humildemente la
licencia de la Sede Apostólica para que el sacerdote, don Emilio
Hernández, Provincial de la Inspectoría de Bilbao, pueda contraer
un empréstito de 4.000.000 de pesetas, que son necesarias para la
ampliación de la Casa de Pamplona, sita en la misma Inspectoría.
El mutuo le será concedido por un Banco de la misma nación
a un interés del 6%. La suma prestada servirá para financiar los
trabajos de la ampliación de la Casa de Pamplona en una propor-
ción del 40 %, porque para el restante 60 % los trabajos vienen fi-
nanciados por el Estado a fondo perdido.
La Casa de Pamplona al presente no se halla gravada por otras
deudas u obligaciones y se encuentra en grado de sostener la deuda
contraída".
La Santa Sede accedía a la petición el 10 de enero de 1966, y el
Rector Mayor ejecutaba el rescripto el 4 de febrero del mismo año.
Con nada sobrante y sin necesidades demasiado notables, podía la
Casa de Pamplona ir mejorando el inmueble para su mayor rendimiento
benéfico social.
Así, en la Visita Canónica de don Emilio Hernández, el año 1966
dejaba constancia en el libro de las Actas de cuanto sigue: "La Casa sigue
mejorando visiblemente en nuevas instalaciones y obras. La mayor parte
de sus dependencias ofrecen ya un aspecto decoroso, acogedor, grato; dicho
sea al mérito, a la industria, diligencia y buena administración de estos
Hermanos ".
Y luego, un poco al margen del asunto que nos ocupa, añade: "La
Casa es amplia, la organización, un tanto compleja, los alumnos, nume-
rosos y con exigencias de continua atención. Los Salesianos no son sobra-
dos en número. Por eso la armonía entre todos debe ser perfecta, las
energías bien conjuntadas y la capacidad de cada cual empleada al máximo
en una 'empresa', que bien merece el esfuerzo común".
Alaba a continuación el buen espíritu que reina entre los Hermanos
y el ambiente de estudio que reina entre los muchachos, y concluye: "Me
es grato hacer constar que, aparte el incremento del alumnado en varios
talleres y de material de estudio, logrados este año, se han obtenido tres
premios nacionales en lo Profesional y el número de las Vocaciones logra-
das ha superado al de los años anteriores".
8. Otras noticias
Muere don Leandro Cañada.—El 10 de julio de 1966 entregaba
su alma a Dios el gran bienhechor y Cooperador insigne, don Leandro
Cañada.
Varias veces hemos hecho mención de él en estas páginas.
Al funeral, que se celebró en la parroquia de San Miguel, acudieron
siete sacerdotes salesianos, entre ellos don Luis Blázquez y don Pablo
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Baraut, que, con otros dos Coadjutores, llegaron de otras Inspectorías para
el acto religioso.
Un Coadjutor, Consiliario de la Asociación de AA. AA.—En el cur-
so 1966-1967 ejerce, por primera vez, las funciones de Consiliario de la
Asociación de Antiguos Alumnos un Coadjutor, en la persona de don
Germán Arín, quien en "Don Bosco en Navarra" del mes de noviembre
de 1967 explica la razón de la novedad: "El Concilio Vaticano II y el
XIX Capítulo General de la Congregación nos reconocen este derecho
y nos señalan este deber: ser apóstoles en toda nuestra vida, colaborando
con aquellos que Dios ha puesto para santificar, enseñar y guiar a su
Iglesia".
La Revista de la Asociación.—"Don Bosco en Navarra" alcanza
el número cien de su tirada mensual: Es el año 1965.
Cursillo de Automatismo.—Se celebró por primera vez en Pam-
plona, y precisamente en las Escuelas Salesianas, el año 1964. Duró dos
semanas. Acudieron 300 estudiantes. Todas las Empresas Eléctricas de
Navarra enviaron allí representaciones. De una de ellas acudieron 25 em-
pleados.
Junto con los técnicos de las diferentes Empresas asistieron los alum-
nos salesianos de Oficialía Industrial y de Maestría Industrial. El curso
resultó muy práctico.
Hubo quien comentó: "Todas las cosas las conocíamos teóricamente.
Ahora hemos tenido la oportunidad de conocerlas en la práctica".
Entrega de las viviendas del Patronato. "Felipe Rinaldi".—Es-
cribe Miguel Ochoa:
"Un acontecimiento extraordinario fue la adjudicación de los pisos
del Patronato 'Felipe Rinaldi'. Trescientas veinte viviendas de renta li-
mitada, ubicadas en zona residencial, y de una edificación, presencia y ca-
pacidad muy dignas, amortizables a cincuenta años y con una renta irriso-
ria, proporcionaron a sus beneficiarios un establecimiento importante para
apoyar la estabilidad y felicidad familiares.
La Junta del Patronato y, al frente, el antiguo alumno Fausto Ba-
rragán, con imponderable abnegación y el más alto espíritu humanitario,
pilotó la nave a puerto, a través de una singladura saturada de arrecifes
y escollos, que supuso una agotadora realización a todos los efectos".
9. También «don Ale» y don Agripino se nos van al cielo
La "Institución Salesiana en Navarra" de los meses noviembre-diciem-
bre de 1950 dedicaba una de sus páginas a "don Ale" (Don Alejandro
Morido). El artículo no está firmado. El resumen de su contenido puede
ser éste: ¿quién no recuerda su sonrisa, su paciencia, su vida netamente
salesiana, su sencillez y humildad? Trabajo me costó convencerle para que
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pudiera contestar a mis preguntas. Sólo cuando le dije que era para los
muchachos, accedió:
—¿Cuánto tiempo lleva usted en Pamplona, querido don Ale?
—Veinte años.
—Cuando vino usted, ¿había ya banda en el colegio?
—Sí. La fundó el benemérito Coadjutor don José Cajaraville, maes-
tro carpintero de los primeros tiempos de estas Escuelas.
—¿Se acuerda cuándo —siendo usted ya director de la banda— efec-
tuó ésta su primera salida?
—Sí. Para la procesión del Corpus Christi. Llamamos poderosamente
la atención en la ciudad. Desde entonces comenzaron nuestras excursiones
musicales a los pueblos, reclamados por los párrocos. Aoiz, Sangüesa, Huar-
te, Hospital de Barañáin, Colegios y Casas religiosas han sido testigos de
nuestras actuaciones.
—Los instrumentos actuales, ¿tienen muchos años?
—¡Ya lo creo! —me dice mientras agita la mano—. Figúrese usted.
Son los primeros que se compraron. En seguida corrige: "¡Vamos!; algu-
nos se han comprado después, pero ya estaría bien que algún amante de
la música nos regalara otra banda".
—¿Hay algún antiguo alumno de los de la banda que siga tocando?
—Muchos. En Alicante son centenares. Aquí, en Navarra, también
los hay en las orquestinas de los pueblos. En 'La Pamplonesa 'están actual-
mente José Marturet, Larreta, Gardeta...
"Lo mejor —dice uno de los Antiguos Alumnos— fue siempre la
banda de música, cuya alma era el llorado 'don Ale'. Cuando él se retiró,
no hubo nadie que siguiera con ella".
Quince años después de la entrevista que hemos transcrito, fallecía
"don Ale". El 21 de febrero de 1965. La vieja banda quedaba acá, mien-
tras él penetraba en los secretos de aquellas músicas inenarrables, que
don Bosco oía en sus "Sueños". Don Bosco. "Don Ale". Juntos ya en
el Cielo.
Los Hermanos de la Casa de Pamplona velaron, por la noche, su
cadáver. La capilla ardiente estaba instalada en el recibidor.
Al día siguiente, le velaron también los alumnos por cursos.
El 22 se celebraron funeral y entierro. Ofició en ellos el P. Provin-
cial, don Emilio Hernández.
En Alicante guardan, cual preciosa reliquia, la artística batuta que los
Antiguos Alumnos de aquella ciudad le regalaron, en prueba de gratitud
a sus trabajos, allá por el año 1920.
Y ¿por qué no contarlo aquí? La cosa sucedió de esta manera. Corrió
la noticia un verano de que "don Ale" iba a pasar unos días en Alicante.
Rápidos, sus Antiguos Alumnos, los antiguos componentes de su banda,
se reunieron, ensayaron unas piezas, buscando instrumentos propios o
prestados.
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Cuando "don Ale" penetró en el patio de las Escuelas Salesianas,
quedó atónito, paralizado.
Aquellos sus niños de ayer, hoy padres de familia, le recibían al son
de las marchas de la antigua banda infantil.
A "don Ale" se le saltaron las lágrimas. Apenas pudo pronunciar
palabra.
Le hicieron entrega de una batuta, recuerdo y obsequio de unos hom-
bres, que no habían olvidado a aquel Salesiano pequeño de estatura, de
ojos sonrientes y bondadosos, simpático y trabajador incansable.
El 21 de febrero de 1965, como dije, se fue "don Ale" al Pa-
raíso.
Y cuatro meses más tarde, el 25 de junio, don Agripino Méndez, des-
pués de recibir, con plena lucidez, los Santos Sacramentos. Plácidamente,
entregó su alma al Señor, a sus 89 años cumplidos, precisamente el día en
que la Iglesia celebraba la fiesta del Sagrado Corazón.
Don Rufino tuvo el consuelo, durante su directorado, de asistir a
la muerte serena y santa de estos "Salesianazos", como diría don Marce-
lino Olaechea.
Aquí termina el presente capítulo. Don Rufino es relevado del cargo
para asumir otro de mayor responsabilidad: el de Vicario Provincial.
También él caería, nueve años más tarde, en la brecha.
Una estampa —recordatorio de su muerte— lleva impresas frases
que, en su larga enfermedad, iban aflorando del corazón a sus labios:
—No sólo tengo ganas de trabajar, sino verdadera ilusión.
—Nunca he causado daño a nadie a sabiendas.
—Esto que me sucede ahora es una consecuencia lógica. He tratado
muy mal a mi cuerpo. Solía acostarme muy tarde. De noche, había que
contestar cartas, preparar conferencias.
—Ofrezco mi vida por la Iglesia, por la Congregación, por las Vo-
caciones.
—¡Los Cooperadores Salesianos, los Bienhechores, para ellos toda
mi gratitud!
—Hoy todavía no he recibido la bendición de María Auxiliadora,
haga el favor de dármela.
—¿Hasta cuándo, Señor? (anhelando la muerte).
Don Matías Lara escribía en esta ocasión:
"Frente a don Rufino todos somos deudores. El se ha hecho acreedor
al aprecio y estima de todos. La Misa exequial fue el exponente. Nuestra
espaciosa iglesia de Bilbao-Deusto resultó insuficiente para acoger a tantos
Hermanos y amigos.
Se extinguió lentamente en el atardecer del 28 de febrero de 1974.
Acababa de concelebrar la Eucaristía. Sus ojos quedaron mirando a la
pequeña estatua de María Auxiliadora, que tenía sobre su mesa de trabajo,
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vuelta hacia su lecho. Los que le conocimos sabemos cómo la amaba y la
hacía amar.
Además, era el abogado defensor de todos".
Fachada actual del Colegio
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XVIII
HOMENAJE DE NAVARRA A LA OBRA SALESIANA
A don Rufino le sucedió en el cargo don Ricardo Riesco. Intentemos
ordenar las diversas actividades y los principales acontecimientos de este
trienio.
Las comunidades las hacen, las construyen todos los sujetos de la
misma. Otro tanto ha de decirse respecto a la más extensa y dilatada Fa-
milia Salesiana.
Nuestra misión se reduce a la exposición de los datos que nos han
llegado. La documentación oral o escrita, con trabajo recogida, podrá en su
día servir de base para juicios más serenos y objetivos, que nosotros no
podemos adelantar.
Resulta imposible toda labor de análisis sobre actuaciones de per-
sonas que aún viven, sean dirigentes o dirigidas, y más con este correr ver-
tiginoso de un tiempo, que lleva y arrastra consigo mutaciones notables en
todo orden de cosas.
Sirva esta advertencia, que en este momento asoma a nuestra pluma,
para una más benévola comprensión, por parte del lector, de nuestra labor
respecto a lo ya historiado y más aún a cuanto a ello hemos de añadir.
1. Los alumnos
Gozan ya de una mayor apertura. La participación en la Eucaristía
se orienta más en orden a la conciencia del joven que a una obligatoriedad
de tipo colegial; se permite a los muchachos de Maestría, así como a los
mayores de Oficialía, fumar en sus salas de juego; pueden los internos
dejar el colegio los sábados por la tarde para convivir el domingo con sus
familias. Cierto que se dan abusos. Algún muchacho mayor vaga por la
ciudad, el día entero, sin asomar por su casa. Por ello, el administrador
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exige, el domingo por la noche, un escrito firmado por los padres. Es la
garantía de la formalidad y seriedad del alumno en el día de descanso.
Marañón es buen deportista. Juega en el Oberena. La Directiva su-
plica un permiso especial para él. Puede volver al colegio el lunes por la
mañana. Más adelante, también los otros muchachos que así lo deseen.
¡Claro que algunos llegan tarde y se pierden una o dos clases!
¿Cosas baladíes? ¿Ridiculas? ¿Por qué antes no y ahora sí?
A cada tiempo, lo suyo.
¿Qué pensaríais si os dijera —y la cosa es cierta— que, en la Edad
Media, a los clérigos que se portaban mal se les azotaba?
"Propter feritatem temporum" (1), comentan los historiadores.
Pues también resulta cierto, guardadas las debidas proporciones, que
los tiempos del P. Salgado y del P. Viñas eran harto diferentes de los
actuales. Y a éstos se adaptó y conformó don Ricardo.
Dicen de él que era de buen y gran corazón, hombre comprensivo
y alegre.
Se estudiaba en el colegio. Como en años anteriores, la aplicación
de los jóvenes fue premiada, incluso por la autoridad máxima de la nación,
Francisco Franco. El acto tenía lugar en el Palacio del Pardo. El curso
1967-1968 les llegó el singular beneficio a Francisco Arrosamena Irigoyen
(Carpintería "B") y a Luis Montiel Quiñones (Ebanistería "A").
La "Gaceta del Norte" escribía el ocho de agosto de 1966:
"Luis Miguel Montiel Quiñones, alumno de las Escuelas del Trabajo
de Navarra —Salesianos de Pamplona— ha ganado la medalla de oro en
el XVI Certamen Internacional Juvenil de Formación Profesional.
Para llegar a este terreno del nivel internacional, Luis Miguel ha de-
bido participar en las competiciones provinciales, regionales y nacionales,
organizadas por la Sección de Centros de Trabajo de la Organización Ju-
venil, y vencer en ellas, por méritos profesionales, a estudiantes de otros
Centros, competentísimos también.
Es Luis Miguel el tercero de una dinastía de campeones internaciona-
les que han ido saliendo de dichas Escuelas del Trabajo Salesianas de Pam-
plona, a las cuales hacemos extensivos nuestro saludo y felicitación".
Siguen despuntando Yocacnes Para e^ estado religioso o sacerdotal.
Dice la Crónica de la Casa:
"1967, julio, 15: Los aspirantes al Noviciado permanecerán un mes
en Burgos —en el colegio Salesiano de Sarracín— verificando un cursillo
preparatorio. De las Escuelas van cuatro: dos de nuestra Casa, y uno de
IMENASA para coadjutores; otro de la Industria local para sacerdote".
El 28 de enero de 1968, en atención a los muchos jóvenes navarros
que hacen su año de Noviciado, tiene lugar la imposición de sotanas para
los candidatos al sacerdocio y la entrega de los crucifijos a los coadjutores,
(1) «Por la fiereza de los tiempos» en traducción literal.
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en la iglesia salesiana de Pamplona, que resulta insuficiente para acoger a
los numerosos familiares, que participan en el acto. Preside la concelebra-
ción eucarística, don Luis Alaría Puyadena.
A continuación, los mismos novicios obsequiaron a sus familiares con
una hermosa Velada.
En repetidas ocasiones hemos hablado del Cursillo Vocacional vera-
niego, dirigido por don Cándido Villagrá, con la colaboración de sacerdotes
y teólogos*
Desde el año 1969 intervienen activamente en tan hermosa labor,
con su valiosa ayuda, los estudiantes salesianos, que cursaron la Filosofía
en Logroño y más tarde en Urnieta. Les acompaña don Arcadio Cuadrado,
buen pedagogo.
2. Antiguos Alumnos
"Confieso —refiere don Ricardo —que, cuando llegué a la Casa de
Pamplona, una de las impresiones más gratas que recibí fue la acogida que
me dispensaron los Antiguos Alumnos. No me conocían; pude, sin embar-
go constatar en la primera reunión que con ellos tuve —al día siguiente
de comenzar mi cargo de director— el gran aprecio que aquellos hombres
sentían por todo lo salesiano. Repito que quedé admirado de la cordialidad
que me dispensaron.
Desde entonces se ganaron mi afecto. Asistí con agrado a sus reunio-
nes, participé en sus actividades. ¡Cómo recuerdo aquellas ascensiones de
los montañeros! Les acompañé para celebrarles la Eucaristía en aquellas
imponentes cumbres, cubiertas con frecuencia de nieve.
Les confesé con sinceridad que no me pidiesen sermones ni discursos
profundos o literarios, sí cariño y ayuda. Procuré estar cuanto pude con
ellos, traté de conocerles y amarles.
Los que componían la Junta Directiva eran personas admirables por
su espíritu cristiano y salesiano.
Luchaban contra toda dificultad e incomprensión. Habilitaron para
sus actos litúrgicos, oración comunitaria o litúrgica, una capilla, que su
Consiliario, Sr. Arín, procuraba estuviese siempre limpia y muy cuidada.
Asimismo, una secretaría y ¡hasta su biblioteca! Recuerdo que fungía de
secretario Juan José Armendáriz, el director del trofeo "Boscos", y de
tesorero, Florencio Janáriz; ambos incondicionales, con un espíritu de
sacrificio y entrega admirables. A ellos he de añadir, ¿cómo no? a Miguel
Ochoa, que, juntamente con don Manuel Ivorra, adaptó y decoró los ante-
dichos locales.
Repito que tuvieron sus fuertes dificultades, no ciertamente de parte
de la Comunidad, que apreciaba su labor".
Este es el resumen de la entrevista que con don Ricardo mantuve en
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D. Ricardo Riesco, Director del Colegio, acompaña a los Antiguos Alumnos
—vestidos de Reyes Magos— en el reparto de juguetes.
Fiesta de los de 2.<> de Maestría. Año 1969.
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Urnieta, el 17 de junio de 1977, y de cuanto bueno me dijo sobre los
Antiguos Alumnos de Pamplona.
"Don Bosco en Navarra", del mes de mayo de 1967, se extiende en la
narración de las diversas actividades de la Asociación durante esta época.
No queremos repetir IQ expuesto en otras páginas. Tan sólo añadire-
mos que, según "Don Bosco en Navarra", el Centro Social se convierte
en un "lugar de convivencia, concentración y desarrollo". Es una base
segura para cualquier lanzamiento, del tipo que sea. Depara a los Antiguos
Alumnos encuentros inesperados. Los Círculos de Estudio, las Conferen-
cias, los Rosarios, las tertulias, las 'Buenas Noches' han alternado con cam-
peonatos 'sociales'.
La Vocalía de Piedad, además de los actos religiosos formativos de
años anteriores, organiza también Conferencias para matrimonios. Parece,
sin embargo, que la asistencia de los socios no corresponde a la actividad
dinámica de los organizadores.
En lo social, se ha proporcionado trabajo a quien lo solicitó, mejoras
al que las pidió; se acompañó sinceramente en su dolor a quienes lo pa-
decían.
En cuanto a la cultura y arte, se realizó el Certamen de Artesanía,
actividad que no puede efectuarse anualmente, pues es preciso dejar mar-
gen para la productividad y para que no cobre impopularidad. Al Certamen
siguió la Exposición, la entrega de trofeos y premios, concedidos por las
Autoridades.
El Cuadro Artístico de la Asociación ha emergido de su olvido, pu-
jante y brioso. Aparte de las actuaciones en el colegio, el afán y afición
que derrochan les lleva a dar representaciones en otras localidades.
A las manifestaciones teatrales se unen las corales. Son los auroras,
que en las mañanas, cuando el sueño declina, salen a cantar sus estribillos
por calles y plazas; invitan a levantarse del lecho e ir a practicar la ora-
ción, el deber religioso en el día festivo.
En ocasión de las fiestas navideñas no falta una aportación monetaria
para obsequiar, con una espléndida cena, a 109 familias; ni la visita a los
alumnos de IMENASA ni la de los Antiguos Alumnos del Colegio a las
Hermanitas de los Pobres; ni la remesa a Miguel Lasheras —antiguo alum-
no y misionero seglar— de 17 kilogramos de turrón, mazapán, guirlaches,
etcétera, para que sus pupilos puedan chuparse gustosamente los dedos
durante una temporadita; ni las visitas de caridad a varios enfermos re-
sidentes en sus casas.
Hasta aquí la revista arriba citada.
Se sigue practicando el alpinismo, se realizan numerosos Cine-forum.
Un detalle bonito es el rezo del "Ángelus" en el mismo campo de fútbol.
Escribe don Ricardo Riesco en la revista "Don Bosco en Navarra":
"Al filo del mediodía, los equipos contrincantes se alinean en
el campo. Se hace silencio y rezan. Lenguas juveniles van desgra-
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nando, una tras otra, las frases bíblicas y la salutación angélica del
Ave María. Por eso creo que el Trofeo Boscos está muy en línea con
nuestro fundador.
Don Bosco organizó los Oratorios Festivos. No quiso que la
institución fuese un simple 'recreatorio', sino un lugar de oración
y alegre formación religiosa.
Cada uno de los componentes de Boscos debe ser, ante todo,
más que futbolista, cristiano; más que deportista, atleta del espí-
ritu; más que catecúmeno del bien, apóstol del mismo".
3. También en Río Muni habrá «Trofeo Boscos»
Al igual que las "madrinas de guerra", la Asociación de los Antiguos
Alumnos se siente unida a quien en la misma, y desde su salida del
internado, fue un eficiente asociado: Miguel Lasheras Postigo.
Como en otro lugar dijimos, adentrado en el África Española, aten-
diendo a la llamada del Señor y entregado sin reservas a su labor misionera
en favor de los indígenas de Río Muni, sigue las actividades de los Anti-
guos Alumnos de Pamplona.
Desde la avanzadilla escribe a los Salesianos y a los Antiguos
Alumnos:
"Mis años de miembro activo de nuestra vocalía deportiva y el afecto
a las cosas de la Asociación y Colegio los llevo tan dentro de mí que, a
pesar de estar tan lejos, me hallo más cerca que antes al carecer aquí de lo
que fuera una de mis mayores satisfacciones.
Estoy intentando organizar un "Trofeo Boscos". Los nativos son muy
habilidosos con el balón, pero desconocen totalmente las reglas del juego.
Hemos celebrado hasta ahora dos partidos, pero es tanta la rivalidad exis-
tente, que son escasos los que se pueden celebrar; mas, poco a poco, ha-
cemos algo y quién sabe si algún día podremos montar una final que diga
algo así como: 'Nació en Río Muni Boscos de Pamplona'".
4. Alipio Araiz: soy católico y quiero morir como católico
De él hemos hablado anteriormente. Como Jesús Abad, era un anti-
guo alumno modelo. Y ambos ¡qué apóstoles! Cuántas cosas más nos po-
dría contar de ambos Miguel Ochoa! Se contenta con decirnos: "Jesús Abad
y Alipio Araiz ya no colaboran en nuestras cosas. Se encuentran en la
Casa del Padre.
Jesús era la persona preparada e indicada para ser un magnífico Pre-
sidente de la Asociación. Fue, durante mucho tiempo, Vicepresidente has-
ta que la muerte le sobrevino en un larguísimo sarcoma, sobrellevado con
entereza sin igual. Casado, con tres hijos pequeños, aceptó la muerte con
sublime alegría, con inmensa resignación. Ofreciendo los dolores por los
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suyos y por su Asociación. Envuelto en la bandera de la misma, sus restos
fueron depositados hasta el día de la resurrección.
Alipio fue en vida un activísimo colaborador. Mesurado, constante,
inteligente, alegre y eficacísimo". Hasta aquí Ochoa.
Murió en un accidente por un choque frontal de dos automóviles.
A él le saltó la gasolina encendida, provocándole extensas quemaduras y
la ceguera inmediata.
Reaccionó con entereza y serenidad heroicas y con la delicadeza de
causar las menores molestias y de agradecer los cuidados que se le pro-
digaban.
Al llegar a la Casa de Socorro de Vitoria, preguntó al médico:
—Doctor, dígame si estoy grave porque soy católico y quiero confe-
sarme y morir como católico.
Después él mismo pidió un sacerdote para confesarse. Este declaró
seguidamente:
—Pueden ustedes estar tranquilos. Ha ofrecido su vida por la Igle-
sia. Estoy admirado. No me había tocado nunca atender a un accidentado
tan grave, que estuviera, al mismo tiempo, tan sereno y resignado.
Una de las monjas que le atendió pudo afirmar: "Su muerte ha sido
un estímulo para nuestra Comunidad".
No faltó el detalle salesiano. En la Casa de Socorro pidió que le tra-
jeran una estampa de María Auxiliadora. Al no encontrarla, le trajeron
otra. Como estaba ciego, preguntó si efectivamente era de María Auxilia-
dora. Como le contestaran que no, insistió para que le hicieran ese favor.
Por fin, la encontraron y esto le llenó de gran alegría en aquel supremo
momento.
Falleció el 20 de agosto de 1967.
Don Ricardo Riesco dijo en una Misa ofrecida en sufragio de Alipio:
"He sido, durante una temporada, su confesor ordinario y puedo asegurar
que buscaba seriamente la santidad y que tenía una exquisita delicadeza de
conciencia ".
"Dos pérdidas, la de Jesús y la de Alipio —escribe Ochoa—, y dos
santos innegables.
Más tarde, y también víctima de accidente, otros dos directivos ex-
traordinarios, de vida ejemplar, personal y asociativa, perecieron con la
consternación general. Se llamaban Joaquín Carabias y Miguel Ángel Bu-
zunáriz".
5. Imposición de la insignia de oro al Presidente de la
Asociación, Miguel Ochoa
El Secretario Técnico Nacional de la Asociación de Antiguos Alum-
nos comunicaba, en su escrito del 10 de octubre de 1967, lo que sigue:
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"El Consejo Nacional de esta Federación, en sesión celebrada el día
7 de mayo de 1967, acordó conceder a don Miguel Ochoa Medina, Pre-
sidente de la Asociación de Pamplona, el Distintivo de Honor de la Fe-
deración en su categoría de Oro, aceptando la propuesta formulada por
la Asociación de Pamplona, e informada favorablemente por el Secretariado
Regional de Bilbao, en reconocimiento a los relevantes méritos que le
distinguen, su grande amor a la Obra Salesiana, y su constante e infatiga-
ble trabajo en favor de la Federación de los Antiguos Alumnos Salesianos.
Lo que me honro en poner en su conocimiento para su satisfacción y efec-
tos consiguientes.
Madrid, 10 de mayo de 1967.
El Secretario Técnico Nacional
Manuel Reyes Godoy"
Y don Manuel Godoy imponía dicho distintivo al benemérito antiguo
alumno el 4 de junio del mismo año.
6. Grupo de teatro «Amadis»
Con fecha de 4 de julio de 1977 me escribe José María Manzano y,
entre otras cosas, dice: "Condensar los datos que me pide en una cuartilla
resulta difícil".
Sin embargo los creo suficientes, lector, para que puedas darte perfecta
cuenta de la envergadura de esta actividad de la Asociación de Antiguos
Alumnos. Dice así el director de la misma, el infatigable José María:
"En setiembre de 1966, se reanudó el teatro dentro de la Asociación,
siendo el primer grupo de teatro mixto que actuó en España dentro de
las Asociaciones de AA. AA. Salesianos.
En octubre del mismo año, el grupo 'Amadis de Gaula', que estaba
compuesto por AA. AA. y que actuaba fuera de la Asociación, se fusionó
con el nuestro, y desde esa fecha el Grupo se inscribió en el Ministerio de
Información y Turismo con el nombre de: 'Amadis de los Antiguos Alum-
nos Salesianos'.
Dentro del Certamen Nacional Juvenil de Teatro hemos conseguido
los siguientes premios:
1967.—Campeones de Navarra.
1968.—Campeones de Navarra. De la Fase de Sector y vencedores de
la Final (después de haberse eliminado 400 grupos). Primer
Premio: Medalla de Oro, 50.000 pesetas y Diploma al mejor
Grupo de España.
1969.—Campeones de Navarra. De la Fase de Sector y Cuartos en
la Fase Final.
1973.—Campeones de Navarra. De la Fase de Sector y Octavos en
la Fase Final.
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1975.—Campeones de Navarra. De la Fas< de Sector y Octavos en
la Fase Final. Nos tuvieron que conceder un Premio 'espe-
cial' al mejor montaje de las obras.
En las tres últimas finales fuimos objeto de claros fraudes y de inca-
lificables injusticias.
Otros hechos
1967.—Durante las Fiestas de Navidad pusimos cuatro días seguidos
cuatro obras distintas.
1968.—Del 29 de noviembre al 3 de diciembre, en cinco días se-
guidos, volvimos a representar cinco obras distintas. Pocos grupos de
Teatro Aficionados podrán alardear de este trabajo.
Teatros y Localidades de nuestras actuaciones
En la Provincia de Navarra: Teatro Gayarre, Hermanos Maristas,
PP. Jesuítas, PP. Escolapios, PP. Capuchinos, Colegio Ermitagaña, Peque-
ño Teatro de 'El Lebrel Blanco', Colegio de Barañáin, Cuarteles de Arti-
llería e Infantería, Hospital Psiquiátrico, Asilo de las Hermanitas de los
Pobres, y más de cien representaciones en el Teatro del Colegio Salesiano,
donde tenemos nuestro domicilo social.
Pueblos: Noáin, Aibar, Cizur Mayor, Burlada, Villava, Huarte-Pam-
plona, Falces, Ochagavía, Sangüesa, Tudela, Estella, Lerín, Larráinzar, Pe-
tilla de Aragón, Sádaba, Miranda de Arga, Caparroso, Valtierra, Aoiz, Lum-
bier, Tafalla, Puente la Reina, Zubiri, Milagro e Irache.
Fuera de Navarra: Santander en 1967 y 1969; León, San Sebastián,
Bilbao, Vitoria, Tolosa, Logroño, Avila y Ceuta.
Hemos actuado en toda clase de locales: Una serrería mecánica, pa-
tios porticados al aire libre, clases de niños, y hemos inaugurado el Teatro
Sádaba.
En nuestro repertorio tenemos obras de todos los géneros: Dramáti-
cas, Cómicas, de Cámara y Ensayo, Teatro Leído, Versos, Autos Sacra-
mentales y de Café Teatro. Habiendo actuado en total en unas trescientas
cincuenta representaciones.
En el ambiente salesiano, hemos recibido felicitaciones, entre otros,
de don Isidro Segarra, del Consejo Superior de los Salesianos; don Luis
Puyadena, Inspector de nuestra Regional; y nos han ayudado en nuestro
trabajo los Directores del Colegio, don Ricardo Riesco y don Federico
Hernando ".
Hasta aquí Manzano.
También don Bosco le hubiese felicitado calurosamente por tratarse de
un medio educativo muy estimado por él.
En el campo propiamente artístico, su teatro constituía, junto con
la música, un factor importante en las diversiones del Oratorio.
A partir de 1851 las representaciones teatrales se desarrollaron con
más frecuencia —lo mismo que las Veladas o Academias de carácter poéti-
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co y musical—, hasta el punto de llegar a constituir un elemento esencial
de las grandes fiestas del Oratorio.
El Reglamento, que compuso para este arte educativo, fija en tres
los objetivos del mismo: distraer, instruir y educar.
7. Estado de la Casa Salesiana de Pamplona el 13 de abril de 1968
Resulta interesante constatar las actividades que desarrollaron las
Escuelas Salesianas en la época que estamos reseñando.
Los datos que ofrecemos gozan de entera seguridad por tratarse de
"Puntos esenciales propuestos colegialmente por la Casa sobre los datos
que se pidieron para el Capítulo General".
Dice el Informe:
"Las Escuelas Profesionales Salesianas de Pamplona están re-
conocidas en las siguientes Ramas: Metal, Madera, Electricidad,
Electrónica, Artes Gráficas y Delineante.
A) Secciones y alumnado: Existen dos secciones: Enseñanza
Elemental y Profesional.
En la Profesional funcionan dos turnos: diurno y nocturno.
En el primero se imparten las enseñanzas de Oficialía y Maestría.
En los nocturnos sólo la Oficialía.
Total de alumnos de Formación profesional: 600.
Oficialía: Diurnos, 202. Nocturnos, 195.
Maestría: Diurnos, 203.
Los profesores que atienden la Enseñanza Profesional son 17
salesianos y 32 profesores externos.
Enseñanza Elemental. Esta sección funciona con 304 alumnos,
divididos en seis clases. Son atendidos por tres salesianos y cuatro
maestros externos.
B) Acción Pastoral fuera del ámbito escolar:
Oratorio: Asiste a él un centenar de niños los domingos. En el
verano más, y está mejor organizado.
Círculos Juveniles: En gestación adelantada.
Iglesia: Amplia, cómoda y abierta al público, se celebran
siete misas de precepto.
Antiguos Alumnos: Bastante bien organizados. Manifestacio-
nes deportivas, artísticas, culturales, Ejercicios Espirituales, Ado-
ración Nocturna, visitas de caridad, publicación mensual "Don Bos-
co en Navarra".
El Círculo Domingo Savio reorganizándose como parte de
los AA. AA.
Cooperadores: Conferencias reglamentarias. Misa mensual
como Corporación. Vida lánguida.
Archicofradía: Organizada. Bastante pujante. Cuenta con 200
Capillas Domiciliarias entre la capital y los pueblos. Publica una
Hoja mensual con 14.000 ejemplares.
Capellanías: La de las Salesianas y una misa diaria en la pa-
rroquia.
Esta casa está sostenida económicamente por la Diputación Fo-
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ral en su aspecto Profesional, mediante el acuerdo de esta entidad
con la Congregación. En general, esta mutua colaboración ha sido
favorable pastoral y económicamente.
Este Convenio estaba planeado en vistas a un Centro de For-
mación Profesional, que había de construir la Diputación y enco-
mendar su dirección a los Salesianos.
Últimamente, esta obra, ya en construcción, ha sido encomen-
dada al 'Opus Dei', lo que aconseja revisar el antiguo contrato.
Por de pronto debe mantenerse el internado para cubrir las
numerosas solicitudes de aquellos que prefieren nuestro Centro a
otros similares, siguiendo así nuestra influencia en la Provincia,
en la que gozamos de prestigio y aprecio adquirido a través de lar-
gos años de internado".
Otros datos aportados también para el XX Capítulo General de
la Congregación, en el curso siguiente (1969-1970) son:
"Internado: 160.
Media pensión: 24.
Externado: 893.
Jóvenes de la Casa asistidos por la beneficencia de entidades
públicas o privadas:
Internos: 160.
Coste anual (en dólares): 57.143.
Externos: 720.
Coste anual (en dólares): 177.709.
Desde el año 1961 hasta ahora la Casa ha enviado jóvenes al
aspirantado, 80; al noviciado, 50.
En los últimos diez años han sido ordenados sacerdotes Anti-
guos Alumnos de la Casa, 91.
Principal característica de la zona en que se encuentra la Casa:
gran ciudad: centro.
Número de habitantes de la localidad en que se encuentra la
Casa: 133.600.
Principal tipo de economía de la zona en que se encuentra la
Casa: Mixta (es decir, agrícola, industrial, comercial).
Los jóvenes (excluido el Oratorio) provienen en su mayoría de
la ciudad o pueblos vecinos.
Los jóvenes (no oratorianos) a los que la Casa presta sus ser-
vicios, provienen prevalentemente de familias de obreros.
La Casa tiene anejo Oratorio (Círculo Juvenil) diario, y Oratorio
(Círculo Juvenil) festivo.
Oratorio (Círculo Juvenil) diario. Jóvenes de más de dieciséis
años: 120, media de presencias.
Oratorio (Centro Juvenil diario). Frecuentado por jóvenes que
provienen en su mayoría de familias de empleados, comerciantes,
dirigentes, profesionales.
Oratorio (Centro Juvenil) ¿estivo. Número de asistencia media:
de jóvene¿> hasta los once años, 80; de jóvenes de once a catorce
años, 20. —• Oratorio (Centro Juvenil) ¿estivo. Frecuentado por jó-
venes que provienen en su mayoría de familias de obreros.
Iglesia pública aneja a la Casa: promedio de concurrencia de
los fieles en los días festivos: 1.200 personas".
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8. Homenaje de Navarra a la Congregación Salesiana
El Convenio del 3 de enero de 1947 entre la Excma. Diputación Foral
de Navarra y la Congregación Salesiana decía en su artículo 1.°: "La
Excma. Diputación Foral de Navarra, a través del Patronato de Formación
Profesional de Navarra, y de acuerdo con la Carta Fundacional, entregará
las Escuelas del Trabajo de Pamplona a la Sociedad de San Francisco de
Sales, sometidas a las directrices y espíritu de la organización". Y en el
artículo 8.°: "La Sociedad de San Francisco de Sales aporta a las Escuelas
del Trabajo de Navarra, que han de situarse y funcionar en Pamplona, los
terrenos y el edificio de la actual Escuela Profesional Salesiana, de la que
es propietaria, así como el material de aulas y talleres.
Este convenio empezará a regir desde el principio del curso escolar
1947-1948 y será de duración perpetua de acuerdo con la Carta Funda-
cional ".
Veinte años habían transcurrido desde la firma del Convenio. No
dejó en el ínterim la Diputación de ayudar con eficacia a las Escuelas Sa-
lesianas. Hemos dejado constancia de ello a través de esta historia.
Mas, el inmueble, con el paso de los años, iba sufriendo deterioros
considerables.
Los Salesianos, aun estimando en mucho la ayuda de la Diputación,
se veían obligados a buscar recursos por su cuenta, a veces con verdaderos
sacrificios.
Urgía una solución definitiva.
"La Escuela de 'El Sário' —dice el benemérito don Francisco Uran-
ga— se construyó incluso con planos propuestos por los Salesianos a don
Víctor Eusa, arquitecto entonces de la Diputación. Y se comenzó la cons-
trucción ".
El año 1965, en carta dirigida a don Félix Huarte, escribía el Padre
Provincial, don Emilio Hernández: "Según hemos expuesto de palabra en
más de una ocasión, nuestro propósito es seguir colaborando con la Excma.
Diputación tanto en las actuales Escuelas como en las nuevas, en atención
a las cuales se ha venido prolongando el funcionamiento y la administración
de las Escuelas Centrales del Trabajo, por más que esta prolongación ni
haya sido breve, ni demasiado ventajosa para los Salesianos".
El 1 de marzo de 1967, a las 18,30, se reunía en el Palacio de Na-
varra, bajo la presidencia del Excmo. Vicepresidente de la Diputación Fo-
ral, don Félix Huarte, la comisión creada al efecto para estudiar la puesta
en marcha de las nuevas Escuelas Técnicas. Componían esta Comisión,
además del Excmo. Vicepresidente, por parte de la Diputación Foral, los
señores Urmeneta, Saralegui, Doria y Ciordia; y por parte de la Congre-
gación Salesiana los PP. Riesco, Ivorra y Gómez Rueda.
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D. Pedro Mai/.a,
Ex presiden te de la Asociación
de Antiguos Alumnos,
diserta en el Homenaje a la
Congregación Salesiana.
Presidencia del acto
en el Teatro Gayarre.
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"Se cambiaron algunas impresiones al margen del estudio presentado
por los PP. Salesianos —dice el Informe que obra en ABi— y como con-
clusión quedaron 'flotantes' algunas cuestiones, que podrían resumirse así:
¿Qué labor puede realizar la Congregación Salesiana en orden a la
Formación Profesional y Técnica de Navarra, contando con los dos edifi-
cios, el de los PP. Salesianos de Aralar, 7 y el de las nuevas Escuelas de
'El Sario'?
a) La Escuela de los PP. Salesianos de Aralar, 7 es un Centro que
ha venido realizando una labor casi única hasta hace poco, tratando de
resolver el problema de Formación Profesional de toda la Provincia. Esto
hizo necesario que tuviera un internado numeroso, que ocupaba excesiva-
mente su capacidad.
Al ir resolviendo Navarra este problema con la creación de las nuevas
Escuelas en las distintas cabezas de Merindad, se puede pensar en que esta
Escuela se dedique fundamentalmente al problema de Pamplona y su peri-
feria. Lo cual supone ir disminuyendo progresivamente su internado, pues-
to que ya no será necesario. Esta disminución del internado dará, en cam-
bio, mucha más posibilidad de aumento de alumnado.
Por otra parte, una mejor estructuración de la jornada de trabajo, en
plan de doble turno, amplía también la capacidad y el número de puestos
de trabajo.
La merecida fama de este Centro, la categoría adquirida a través de
los años, en su catalogación propia de 'Centro dependiente de la Jerarquía
Eclesiástica', con su clasificación de 'Reconocido en las Ramas de Metal,
Electricidad, Madera, Electrónica, Artes Gráficas y Delineantes-, y esto en
los grados de Oficialía y Maestría, hacen de las Escuelas de los PP. Salesia-
nos unas de las más completas y de mejor categoría de España.
Por este motivo es conveniente que este Centro conserve su fisono-
mía propia, tratando solamente de ampliar el número de plazas o puestos
de trabajo, especialmente en el grado de Oficialía.
El alumnado actual es el siguiente:
Iniciación: 80; Oficialía: 209; Maestría: 170; Oficialía nocturnos:
250. Total: 609 alumnos.
El alumnado posible es el siguiente:
Iniciación: 80; Oficialía: 450; Maestría: 310; Oficialía nocturnos:
250. Total: 1.090 alumnos.
La cifra 1.090 es la capacidad previsible para las Escuelas Salesianas;
cifra que, si prescindimos de los 80 de Iniciación, coincide exactamente
con la apuntada en la reunión como cifra objetivo para estas Escuelas, pues
se habló de una meta de mil puestos.
b) Lo que proponen los Salesianos para las nuevas Escuelas Técni-
cas 'El Sario'.
Un doble problema deben resolver las nuevas Escuelas:
a) implantación de las enseñanzas técnicas de Grado Medio;
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b) complemento al resto de escuelas de Maestría para los alumnos
de Maestría.
En las nuevas Escuelas se pueden implantar las enseñanzas técnicas
de Grado Medio en la escala —modelo que la Diputación Foral desea—,
y hacer de la Escuela Técnica de Navarra la Escuela modelo de toda Es-
paña. Existen posibilidades estupendas para esta realización.
En cuanto al profesorado para las nuevas Escuelas de Ingeniería
Técnica, la Congregación Salesiana cuenta en la actualidad con una Escuela
de Ingenieros Técnicos de Grado Medio, recientemente reconocida en 'La
Almunia' de Zaragoza. Además, dirigen los Salesianos las Universidades
Laborales de Sevilla y Zamora, y están preparando Escuelas de Ingeniería
Técnica en otros puntos como San Sebastián, Barcelona, etc.; es decir,
nos encontramos en un campo específico de la actividad educativa de los
Salesianos: la Formación Profesional y Técnica".
Y tras otras consideraciones: "La Congregación Salesiana está dispues-
ta a llevar a cabo esta Obra con la colaboración de la Excma. Diputación
Foral y a no defraudar a la misma, sino por el contrario, a realizar la
Obra que la Corporación desea".
La Escuela Técnica se entregó al "Opus Dei", hecho que contrarió
mucho, sobre todo, a los Antiguos Alumnos, y a personas principales de
la ciudad. Un hecho inesperado y, a la vez, dolorosa sorpresa.
Se organizó por ello, y por todo lo alto, un Homenaje de Navarra en
el teatro Gayarre.
Me escribe Miguel Ochoa: "Habló el Vicepresidente de la Diputación,
reconociendo la meritísima labor de la Congregación Salesiana en la región.
El Presidente Honorario de los AA. AA., Pedro Maiza, llegado expresa-
mente de Madrid para el acto, glosó también con elocuencia y ardor la
ingente labor salesiana en Navarra. Los Antiguos Alumnos grabaron en
plata el Acta del Homenaje".
Añade la Crónica:
"1968, junio, 2, domingo: 'Día de los Antiguos Alumnos'. A las 9,
Misa concelebrada por el Sr. Inspector, don Luis María Puyadena, y Anti-
guos Consiliarios. Antes de la Misa, imposición de insignias a los nuevos
Antiguos Alumnos por don Rufino Encinas, Vicario Provincial.
En el Gayarre, a las doce, Homenaje a la Congregación Salesiana con
la entrega de un pergamino por don Félix Huarte, venido 'ex profeso' de
Madrid para este acto, al muy Rvdo. Sr. Inspector, don Luis Puyadena
en representación de don Luis Ricceri, Rector Mayor de la Congregación
Salesiana.
A las 10, en el patio del Colegio, representación del Auto Sacramen-
tal de Calderón de la Barca, 'El pleito matrimonial del Cuerpo y el Alma',
de una hora de duración".
El Boletín Salesiano del mes de agosto del mismo año, en un extenso
artículo, decía: "Los Antiguos Alumnos salesianos de Pamplona creyeron
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que el trabajo desplegado por la Congregación en pro de la juventud obre-
ra navarra bien merecía un reconocimiento por parte del más calificado
exponente de la provincia, la Diputación Foral.
Esta aceptó la proposición y dispuso el homenaje, que llegó arropado
en la fiesta de la Unión de dichos Antiguos Alumnos".
Destacamos, para terminar el capítulo, tan sólo unas líneas del dis-
curso pronunciado por el Vicepresidente de la Diputación Foral, don Fé-
lix Huarte:
"La Congregación Salesiana debe decirnos el secreto, si secreto exis-
te, para que a lo largo de los años perviva el espíritu de don Bosco en
tantas y tantas generaciones de buenos artesanos e inteligentes trabajado-
res como han salido de estas aulas y siguen vinculados a ellas con tan
fuertes lazos de afecto y devoción, un haz estrecho entre educadores y
educandos.
La Diputación Foral de Navarra, a la que represento en estos instan-
tes, tenía que sumarse a este Homenaje. Tenía que hacerlo porque la Cor-
poración, en cierto modo, es custodia de principios inmutables, que inten-
ta perpetuar en el corazón de los navarros, siguiendo las enseñanzas de sus
mayores y pretende, como vosotros, mantener unidos, también en apre-
tado haz, a todos los que sentimos con reverencia el amor a los Fueros,
que es un amor terreno, sí, pero que está lleno de espiritualidad y forma
parte de la manera de ser de nuestro pueblo.
Al haceros entrega de este pergamino, queremos afirmar que nuestro
Homenaje es el Homenaje de Navarra entera a la Congregación Salesiana,
que un día, ya lejano, nos trajo la inquietud laboral, hoy en plena y madura
floración ".
Una calurosa ovación acogió el final del discurso del Sr. Huarte, quien
seguidamente hizo entrega al P. Superior de un hermoso y artístico per-
gamino? con extensa y expresiva dedicatoria, que dice así:
"La Congregación Salesiana se estableció en Pamplona en el año
1927 y durante los cuarenta y un años de su actuación ininterrumpida ha
desarrollado las actividades de formación religioso-moral, patriótica, pro-
fesional e industrial de la juventud de Navarra siguiendo el pensamiento
y directrices de su fundador San Juan Bosco, en términos laudatorios y
que merecen la gratitud particular de los alumnos formados y la general
y pública de la sociedad.
Por ello, a la finalidad de la constancia externa debida, aprovechan-
do la circunstancia feliz de la presencia, en esta capital, fechada dos de
junio del año actual, de la ilustre personalidad que rige los destinos de la
Congregación citada.
La Diputación Foral de Navarra ha acordado: expresar al muy ilustre
don Luis Ricceri, Rvdmo. Superior General de la Congregación Salesiana,
y, en su nombre, a ésta, el testimonio de su agradecimiento ferviente por el
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resultado positivo de la labor realizada en Navarra a través de los cuarenta
y un años de actuación.
Y que se haga constar así en el correspondiente pergamino.
Pamplona, 15 de marzo de 1968.
La Diputación y en su nombre:
El Vicepresidente,
Félix Huarte
El Secretario,
José Uriz".
Pergamino del
Homenaje a la
Congregación Salesiana.
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XIX
HASTA LAS BODAS DE ORO (1977)
1. Las exigencias de los tiempos
El Concilio Vaticano II ha supuesto una renovación dentro de la
vida eclesial y? por tanto, dentro también de las Ordenes y Congregaciones
Religiosas. Ello ha sido muy positivo, y hasta necesario, porque sólo per-
duran los organismos que se adaptan a los cambios de vida, los demás
mueren.
De intento empleamos la palabra "adaptación" porque no debemos
destruir nada sin haberlo sustituido antes. A ello se opone la insensatez
de los dos extremos: el de los que no quieren tocar nada ni substituir nada
y el de los que quieren derribarlo todo.
No puede admitirse la idea de que nada hay que inventar porque todo
está inventado. Esta puede ser una cómoda postura condenada a la ina-
nición. Hay mucho que inventar porque la vida nace cada día y nunca
es igual que ayer.
Repugna la conducta del "instalado". Esa repugnancia engendra la
reacción de todos aquellos que quieren opciones comprometidas de vida
cristiana, desprendiéndose de posturas triunfalistas y masivas y adoptan-
do compromisos más personales. Por ello se ensayan programas de mayor
incidencia, en grupos más bien reducidos. Y más cuando se contempla
un área tan extensa del mundo obrero y estudiantil masivamente alejada
de la Iglesia. Es menester conquistarla para Cristo con métodos nuevos,
más modernos.
Los nuevos métodos es natural creen tensiones, a veces, aun en el
terreno de la vida religiosa.
"La vida religiosa en España dice Mons. Tarancón— está pa-
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sando, como la misma Iglesia, por un período de prueba. Ha de
compaginar la fidelidad al propio carisma —y al carisma de la
vida religiosa en sí misma— con la fidelidad a este mundo concreto
en el que ha de vivir y en el que se ha de evangelizar, cosa nada
fácil.
Esta prueba está sirviendo de auténtica purificación con las
deserciones inevitables en tales circunstancias. Creo que los Reli-
giosos vari encontrando su auténtico papel en la Iglesia y en el
mundo de hoy, con dificultades y fallos, como es lógico, pero con
gran sinceridad, en la respuesta a la acción del Espíritu Santo.
La aportación de los Religiosos a la acción pastoral de la Iglesia
siempre ha sido importante. Me atrevería a decir trascendental,
porque han cubierto unos frentes que tan sólo ellos podían cubrir
de manera eficiente".
"El gobierno pastoral según Mons. Delicado Baeza— creo que
se ejercía en tiempos pasados según los modelos culturales, exis-
tentes en todos los planos, de una manera más individualista y
autoritaria de lo que era menester.
A partir del Concilio Vaticano II hemos visto que no estábamos
acostumbrados a la corresponsabilidad. No es la democracia en
sus formas esenciales; no tiene todo que acabar en voto. La Iglesia
seguirá siendo jerárquica porque así lo ha querido Cristo; pero el
Concilio ha insistido en la participación activa y responsable de
todos sus miembros. Dirigir es suscitar la colaboración de las per-
sonas y, por tanto, delegar responsabilidades; es conseguir que los
demás actúen, comunicar persuasiones íntimas, enriquecerse con las
aportaciones ajenas; buscar juntos, encontrar en común los cami-
nos de la colaboración".
Por tanto, habrá que dar una responsabilidad efectiva a los jóvenes
dentro de la comunidad eclesial y de la vida religiosa; habrá que crear
unos cauces de participación habitual en las estructuras pastorales a diver-
sos niveles. Es necesario considerar a los jóvenes como sujetos de evange-
lización y agentes de pastoral de los propios jóvenes. Los jóvenes son Igle-
sia y ésta ha de surgir de ellos mismos.
Pero también es necesario que cuantos dirigen su esfuerzo a la evan-
gelización de estos jóvenes —evangelizadores a su vez de otros— si han
optado por la vida religiosa —y quiero una vez más citar al Card. Taran-
cón— "no pierdan su propio espíritu y que sean fieles al carisma funda-
cional adaptándolo, como es lógico, a las circunstancias y necesidades actua-
les de la Iglesia y del mundo, tal como hacían sus fundadores".
Mas, aquí, se advierte un peligro sutil y, al mismo tiempo, genera-
lizado.
Diría con palabras de Ortega y Gasset: "No vemos con los ojos, sino
a través de ellos". Vemos con nuestras ideas, con nuestros prejuicios, con
toda nuestra cabeza que está detrás de nuestra mirada. Vemos lo que
queremos ver. Seleccionamos los fragmentos de realidad que confirman
nuestras ideas o justifican nuestros temores.
Por ello hemos de atenernos mordicus, como dirían con mucha ex-
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presividad los latinos, con toda nuestra fuerza a la doctrina de la Iglesia
y de la Congregación.
Dice Pablo VI:
"Evangelizar no es nunca para nadie un acto individual o ais-
lado, sino profundamente eclesial. Esto supone que (el apóstol)
actúa no en virtud de una misión que se ha arrogado, ni en fuerza
de una inspiración personal, sino en unión con la misión de la
Iglesia y en nombre de ella".
El apóstol está siempre unido a sus compañeros apóstoles; Jesús en-
viaba a sus discípulos de dos en dos y oficialmente ha confiado el come-
tido apostólico no al individuo, sino a los Doce.
Dice el art. 34 de las Constituciones Salesianas:
"La misión está confiada, en primer lugar, a la Comunidad ins-
pectorial y local. Sus miembros tienen funciones complementarias,
todas ellas importantes. Son conscientes de que la cohesión y la
corresponsabilidad fraterna permiten realizar los objetivos pas-
torales".
Don Aubry, en su reciente obra "Renovar nuestra Vida Salesiana",
dice al respecto:
"El apóstol está ligado, y los apóstoles, juntos, están siempre
ligados a una autoridad visible, que representa válidamente a Cris-
to, Cabeza y Pastor. Depender sólo interiormente de Cristo podría
conducir al iluminismo y a la ilusión. El mandato interior viene
siempre, en la Iglesia, Cuerpo visible de Cristo, confirmado y pre-
cisado por el mandamiento externo y oficial del Superior. La Obe-
diencia entra, por tanto, necesariamente, en la espiritualidad del
apóstol y forma un todo con este sentido de dependencia radical
de Cristo.
Ningún apóstol puede enviarse válidamente a sí mismo. Correría el
riesgo de buscar sus propios intereses y de difundir sus propios pensamien-
tos, no los de Jesucristo.
En concreto, el Salesiano recibe de su superior, Inspector o Director,
la especificación de su trabajo apostólico. Recibe además gustosamente
sus orientaciones. La Obediencia es activa y llena de iniciativas; no un
sujeto ni un simple ejecutor, sino un colaborador real en corresponsabi-
lidad con todos los operarios del Reino. Queda que la Obediencia, con fre-
cuencia, es onerosa y, en determinadas circunstancias, puede constituir el
aspecto más exigente de la ascesis apostólica. Fue precisamente el caso de
Cristo Pastor, que se despojó a sí mismo asumiendo la condición de sier-
vo, haciéndose obediente hasta la muerte, obediencia que fue el colmo de
su caridad pastoral y el acto redentor por excelencia".
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2. Una carta, que es esquema
Me escribe José Luis Mélida desde Valencia. Dice así:
"Formé parte de la Comunidad Salesiana de Pamplona desde septiem-
bre del 1969 hasta el mismo mes de 1973. Tres años correspondientes al
directorado de don Federico Hernando y uno al de don Matías.
Desde el primer momento fui recibido con todo cariño (ésta es la
palabra) y tuve siempre el apoyo y las máximas facilidades de toda clase
para mi labor pastoral y profesional.
Esta Comunidad, formada por un grupo de coadjutores jóvenes y
otro de muchas personas de edad, por sacerdotes y no sacerdotes, por
elementos castellanos y no castellanos, me llamó muy mucho la atención,
pues, a pesar de ser tan numerosa y dispar, no sufría más que las tensiones
propias de la vida ordinaria de un gran colegio complicado, la mayor Maes-
tría de España.
La vida de piedad comunitaria era tradicionalmente salesiana, con
altísima asistencia personal.
El trabajo escolar era abundante en todas las secciones y nadie paraba
hasta las 6 de la tarde. Algunos salesianos que, por su edad, podían estar
disfrutando de su bien ganada jubilación, realizaban muchas horas de
pesada ocupación en talleres, almacén, iglesia, etc.
Los trabajos extraescolares eran muchos por la complejidad escolar,
aparte de los nocturnos, los internos, Hijas de María Auxiliadora, Antiguos
Alumnos, etc.
Posiblemente, uno de los recuerdos más agradables para mí han sido
las horas de convivencia de los grupos comunitarios: las caminatas —des-
pués de comer— de los sábados, los paseos por montañas y ríos, las ex-
cursiones, los follones de las sobremesas diarias, las 'merendolas' (todas
oficiales), las asistencias en el patio después de comer, hasta alguna clase
libre que se prestaba más a la intimidad.
La vida de piedad de los muchachos estaba muy cuidada. Grandes
celebraciones en nuestra preciosa 'catedral' para las fiestas con la masa que
cantaba y aprendía los cantos al momento; misas semanales por cursos des-
pués de la charla formativa; Misa libre a la una con poquísima asistencia
por ser diaria y absolutamente libre; oración vespertina primero en masa,
al curso siguiente por secciones para mayor homogeneidad; grupos libres
formativos en tiempo extraescolar. Charlas con el director espiritual du-
rante las horas de taller; Ejercicios Espirituales —muy cuidados y por
grupos— de Maestría y de tercero de Oficialía; charlas semanales dadas
por los mismos salesianos.
Los Antiguos Alumnos trabajaban muy bien. Los he visto con mucha
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Sus alumnos de teatro dedican un
homenaje al Sr. Miret. Año 1971.
Alumnos de 2.« curso de Maestría con su
Coordinador D. Adolfo Zubizarreta.
D. Emilio Hernández en el acto de
ofrenda de la corona a
María Auxiliadora, regalo de los
Antiguos Alumnos. Año 1966.
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frecuencia por Casa y, en especial, los domingos por la mañana, cuando
prácticamente el Colegio podía ser suyo y lo usaban. Sus deportes han
aglutinado a mucho público en los matinales domingueros.
Esta actividad, más las Misas de los domingos bien atendidas y el
Oratorio de la tarde me han hecho vivir unos domingos salesianos como
hace años no conocía en Colegios nuestros.
Tuve un contacto indirecto con Adsis, pero suficiente para ser gol-
peado muy positivamente por él. Era un grupo de personas muy entregado
a su vocación y con unos serios compromisos sociales imponentes. Era
natural que chocaran y crearan a veces tensiones en la propia Comunidad,
pero el poblado que consiguieron promocionar y sostener es una realidad
tangible que habla muy claro del cristianismo y de la vocación de esas
gentes".
He querido copiar, casi entera, la carta de José Luis, pues ella puede,
en parte, orientarme para la creación de un esquema en orden al capítulo
presente.
3. Don Federico Hernando y don Matías Lara
Fue director de la Casa Salesiana de Pamplona durante tres años
(1970-1972) el primero, y durante los cinco siguientes el segundo (1973-
1977), hasta que la obediencia les destinó a otras incumbencias delicadas
y difíciles a ambos: a regir la "Ciudad Laboral Don Bosco" (San Sebastián)
al uno, y a los teólogos de la Inspectoría, en Salamanca, al otro.
Una época difícil la que abarcan estos ocho años en el terreno reli-
gioso, político, social y económico. Así lo ha proclamado una abundante
literatura de todo tipo.
En especial se ha hablado de la Autoridad y, refiriéndome al terreno
eclesiástico, de la "contestación" a la misma.
Escribe Martín Descalzo:
"La contestación es un fenómeno típicamente contagioso. Los
contestatarios suelen estar mucho menos unidos de lo que se cree.
En los más de los casos la coincidencia no se debe a un plan común,
sino a un mimetismo en el que unos grupos copian o imitan a
otros. La contestación no quiere el diálogo. En realidad el contes-
tador que protesta contra una determinada cosa no desea que esa
cosa se solucione, sino la creación de un estado de tensión, que
denuncie los verdaderos o presuntos errores de la autoridad".
La Comunidad Salesiana de Pamplona ha gozado de buena salud res-
pecto a esos males que la literatura religiosa ha ido denunciando con más
o menos oportunidad, equilibrio y serenidad.
Con ello no queremos afirmar que en la vida de hermandad, colegial
o de apostolado al exterior no se registrara alguna tensión; pero no cier-
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D. Matías Lara, con los chicos del Oratorio.
D. Federico Hernando, con los Antiguos Alumnos.
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tamente de tipo contestatario, sino de tipo humano, en el sentido expuesto
por José Luis Mélida: "Esta Comunidad me llamó la atención, pues, a pe-
sar de ser tan numerosa y dispar, no sufría más que las tensiones propias
de la vida ordinaria de un Colegio complicado en el sentido de numeroso,
atento a sus varias secciones dentro de lo profesional y lo escolástico,
entregado a diversas actividades y ministerios, a movimientos apostólicos
distintos, con dinamismo y eficiencia".
Don Federico primero, y don Matías después, traían la misión de
profundizar y ahondar el surco de la vida cristiana y religiosa de aquella
gran agrupación humana, que era el colegio; de no dejar escapar, en tiem-
pos más difíciles que los historiados hasta el presente, el perfume del
carisma salesiano, que ha de esparcir y con el que ha de trabajar todo
Hijo de don Bosco en el campo de su apostolado; de admitir e impulsar
toda iniciativa tendente, conforme a los signos de los tiempos, a evange-
lizar a la juventud; de cuidar a aquellos centenares de muchachos que se
formaron en el colegio, muchos de los cuales se habían ya inscrito en la
Asociación de Antiguos Alumnos; de dirigir al salesiano apóstol, que por
su celo y dinamismo, precisara una ayuda, porque es cierto que —a quien
nada hace— nada le queda para equivocarse; en cambio, al que trabaja
con ilusión en misiones duras y difíciles, el error, en que tal vez ha in-
currido, ha de prestarle alas para un dinamismo mayor, pero más contro-
lado y orientado.
Don Federico y don Matías, cada uno con su matiz peculiar y un
fondo común de admirable salesianismo, que no admite transacciones ni
menos excepciones, se entregaron a su misión con entusiasmo, logrando
frutos tangibles, objeto de nuestra exposición en el presente capítulo.
4. Vida comunitaria
"Cristo formó a sus discípulos juntos. Entre nosotros dice
don Aubry— la misión se confía, en primer lugar a la comunidad.
La comunidad, como tal, existe para ser un ambiente formador, es-
timulante, que impida al Hermano dormirse en la mediocridad.
Los Hermanos aunan sus preocupaciones, intenciones, experien-
cias apostólicas, bajo la guía de un animador, que se llama el
director. Nuestro Capítulo General Especial ha invitado tres veces
a la revisión de vida, definiéndole 'una confrontación con el evan-
gelio, que educa evangélicamente la mentalidad de fe para que
descubra en la vida ordinaria al Cristo vivo que llama y opera.
Aquí el apóstol descubre siempre a Cristo actuando en el pasado
palestino y en el presente de su acción dexapóstol'".
El art. 43 de las Constituciones Salesianas se expresa así:
"El Salesiano debe tener el sentido de lo concreto y estar aten-
to a los signos de los tiempos, convencido de que el Señor le llama
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por medio de las situaciones urgentes del momento y del lugar.
De aquí su espíritu de iniciativa, de audacia y de creatividad apos-
tólica: 'En las cosas que se refieren al bien de la juventud en peli-
gro, o que sirven para ganar almas para Dios, yo sigo adelante
hasta la temeridad', decía don Bosco.
La oportuna respuesta a estas necesidades lleva al Salesiano a
revisar periódicamente su acción, a seguir el ritmo de la vida y a
adaptarse continuamente a ella, sin caer, empero, en la manía del
cambio".
Uno de los objetivos primordiales que persiguió don Federico fue la
revitalización de la vida comunitaria mediante la tensión apostólica y re-
ligiosa. Para ello dio suma importancia a la celebración de las Asambleas
Comunitarias, que constituyeron eficaz ayuda para la buena marcha de la
Casa. Las revisiones de vida fomentaron el diálogo, fuente de iniciativas
y experiencia, además del correspondiente aumento de cordialidad entre los
Hermanos y de su espíritu de familia.
En el directorado de don Matías continuaron, con constancia y sin
fallos, estas reuniones comunitarias. Se celebraban mensualmente. En ellas
se confeccionaba un calendario de actividades, que habían de realizarse en
las diversas Secciones: Colegio, AA. AA., Centro Juvenil, Archicofradía;
así como el día de Retiro de la Comunidad, los momentos extraordinarios
de oración, e incluso (¡detalle fino y significativo!) la celebración del ono-
mástico de cada Hermano.
Constaba asimismo en dicha programación una charla informativa,
que habría de dar el director, a todos los miembros de la Comunidad, men-
sualmente, sobre las decisiones tomadas —y de interés general— por el
Consejo de la Casa.
Comenzó a celebrarse, los sábados, el llamado "Día de la Comunidad"
con el acto litúrgico de la mañana, consistente en la Celebración Eucarís-
tica, con el rezo de Laudes y la Homilía, y la excursión vespertina volun-
taria por los montes u otros lugares pintorescos de la región.
Añadiré a lo dicho sobre la vida comunitaria, que, siempre que he
pernoctado en el Colegio Salesiano de Pamplona, me ha admirado la pun-
tualidad y asidua asistencia de los Hermanos a la Eucaristía, como también
su gozosa participación en ella, mediante abundantes y escogidas plegarias
cantadas.
Ambos directores dieron de ello ejemplo con su seriedad y cons-
tancia.
5. Pastoral con los alumnos del colegio
De una vida comunitaria fundamentalmente sana —sería utópico pre-
tender la perfección en una agrupación humana— surgen la alegría y el
coraje para el trabajo apostólico.
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Me veo en la precisión de resumir los muchos datos recibidos sobre
esta materia.
A) Labor pastoral en la Enseñanza General Básica
Tanto don Federico como don Matías hacen notar el buen clima es-
piritual que en ella reinaba.
— Una Eucaristía con ellos —dice el primero— llenaba el corazón
de alegría salesiana.
— En la E. G. B. —añade el segundo— existe un ambiente del todo
salesiano. Una Sección envidiable, dividida en ocho grupos, dirigidos por
cuatro salesianos y otros que lo han sido y que imparten una educación
esmerada y totalmente cristiana con el espíritu salesiano.
Se constata una gozosa frecuencia de Sacramentos, variedad y finura
en la ejecución de los cantos, sobre todo durante la celebración de la Euca-
ristía. Siguen celebrándose las tradicionales Novenas y fiestas de la In-
maculada y de María Auxiliadora. En el mes de mayo, los muchachos
honran a la Virgen diariamente con algún acto sencillo, como una oración
corta, algún canto o poesía en sus mismas clases. El Encargado de la
Sección se encarga de darles la condigna del día desde su propio despacho,
pues no falta, para estos efectos, una buena instalación de altavoces.
Ya en tiempos de don Federico, la Comunidad creyó conveniente crear
la "Escolanía de Domingo Savio" como el mejor medio para la buena pro-
moción musical de los niños, incluso los del Oratorio Festivo, y el mayor
esplendor de las funciones sagradas. A ello contribuyó, también, junta-
mente con la Escolanía el "Pequeño Clero".
Nos hemos referido con frecuencia en esta obra a las Asociaciones o
Compañías Piadosas, que don Bosco promovió y deseó para todos los Cen-
tros Salesianos de Educación. Los inscritos en ellas reportaban no poco
fruto espiritual en orden a su propia vida cristiana, de la que también
hacían partícipes a sus compañeros mediante un prudente y decidido apos-
tolado.
Las Compañías de la Inmaculada, Santísimo Sacramento, San José y
San Luis desempeñaron un papel importante hasta hace escasos años. Hoy
día son los Círculos Juveniles los que prosiguen esa labor, más en conso-
nancia con los tiempos y necesidades de la juventud.
"El Pequeño Clero" no era propiamente Compañía en los comienzos
ni lo fue nunca. Dependía, eso sí, de la del Santísimo Sacramento y era su
misión, según el clérigo Bongioanni que lo fundó, favorecer, entre los
estudiantes, el gusto por la vocación eclesiástica "por medio de la solem-
nidad y gracia de las funciones sagradas". Don Bosco llegó a afirmar que
1# iniciativa de Bongioanni dio "óptimo resultado" en cuanto a las Voca-
ciones sacerdotales y religiosas se refiere.
Don Federico dice que "El Pequeño Clero y el Oratorio Festivo de
Pamplona, dirigidos por don Cándido Villagrá, han sido también 'semillero'
de Vocaciones".
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Para el mejor funcionamiento de la Escolanía se contrató a un buen
músico-director. "Las ejecuciones de la misma —añade don Federico—
constituían un auténtico éxito, sobre todo en las fiestas de la Inmaculada,
Navidad, Mes de Mayo y en las novenas y fiestas salesianas".
B) Labor pastoral en las Escuelas Procesionales
En los tiempos actuales, todo apostolado con muchachos mayores se
torna difícil. De ello nadie duda.
Sin embargo, hago constar, con entera sinceridad, que los abundan-
tes datos recogidos al respecto, son muy consoladores en cuanto que re-
velan una línea bien estudiada por la Comunidad en orden a la formación
integral de sus alumnos, así como la respuesta positiva de éstos al trabajo
de aquéllos.
En los años 1970-1972 se impartía seriamente la Enseñanza religio-
sa en las clases. La importante tarea estaba confiada al personal salesiano.
El director se reservó las clases de los mayores.
No faltaron tampoco frecuentes Conferencias formativas, bien pre-
paradas, sobre diversos temas, según el criterio y orientaciones de la revista
salesiana "Técnica de Apostolado".
No se interrumpen, en los años sucesivos, ni las clases ni las Confe-
rencias. En la Sección F.P. 1 (1.° y 2.°) se imparten dos clases de forma-
ción religiosa, a las que se añade una hora de "vivencia religiosa". Estas
"vivencias" se abren en un abanico de prácticas variadas, según las oca-
siones o "tiempos fuertes" del año litúrgico, dando lugar a Celebraciones
Penitenciales, de la Palabra, Eucaristías, formación en el canto religioso,
etcétera.
En la Sección de Maestría se imparten dos clases de Religión sema-
nales; existen otros dos momentos de oración en la iglesia y las tradicio-
nales "Buenas Noches", dos veces también a la semana durante todo el
curso.
Los de Tercero de Oficialía han tenido —todos estos datos son co-
rrespondientes al curso 1976-1977— dos horas semanales de Formación
Religiosa, más otra de vivencia religiosa.
Las "Buenas Tardes" —llamadas así desde la desaparición del inter-
nado y por el motivo de marcharse los externos al atardecer— han cons-
tituido siempre un recurso formativo muy importante en las Casas Sale-
sianas y, por tanto, también en la de Pamplona, por lo que esta práctica
ha permanecido vigente en ella hasta nuestros días.
"Es admirable —dice don Casimiro García— que los muchachos
de Maestría, con sus 17 a 19 años, acudan con espontánea naturalidad, sin
coacción alguna, a las Oraciones de la tarde, dos veces a la semana; así
como el que, dos veces al mes participen como grupo y en un día ordina-
rio, en la celebración de la Eucaristía y con ocasión de ella se confiesen y
comulguen ".
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

32.3 Page 313

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"La piedad eucarística y mariana —añade don Jesús Remón— ha
sido el fundamento y la palanca de nuestra evangelización".
Siguen practicándose, asimismo, las devociones al Sagrado Corazón de
Jesús y a María Auxiliadora, sobre todo los Primeros Viernes del mes
y los 24, días en los que se celebra la Eucaristía y se acercan los alumnos
a los santos Sacramentos.
A todo ello añádase la práctica anual de los Ejercicios Espirituales,
de eficacia indiscutible para la formación espiritual de toda suerte de
personas.
No son masivos, como antiguamente, pues, hace tiempo, surgió en
todos los Colegios Salesianos la feliz idea de organizados en grupos más
o menos homogéneos.
En el de Pamplona, el año 1977 el número de alumnos de Primero
de Maestría que quisieron practicarlos cerrados y en lugares apropiados,
ascendió al 85 %.
Los de Segundo de Maestría tuvieron, el lunes, martes y miércoles
santos, convivencias de "Orientación para la vida", desarrolladas, en par-
te, a modo de los Cursillos de Cristiandad, y a la vez con una serie de
mesas redondas, en las que se trataron los asuntos de mayor interés para
muchachos ya mayores, de índole profesional, social y religiosa, sin que
tampoco faltara la celebración eucarística y la correspondiente participa-
ción en la recepión de los Saramentos.
6. Centro Juvenil
El XX Capítulo General Especial, clausurado en los primeros días de
enero de 1972, habla en este sentido del Oratorio-Centro Juvenil:
"Los Hermanos, casi unánimemente, han confirmado la priori-
dad y actualidad de esta obra.
No sólo por su organización, sino incluso por su nombre, ha-
llamos una gran diversidad en la Congregación: Oratorio, Centro
Juvenil, Club Don Bosco... Por razones prácticas, el C. G. E. re-
nuncia a su intento de uniformidad terminológica a nivel mundial.
Cada Inspectoría o Región use el nombre que le parezca más ade-
cuado a las circunstancias locales".
Está del todo claro que el Centro Juvenil no se reduce a una mera
agrupación selecta de alumnos, ni a grupos de actividad apostólica integra-
dos por jóvenes de ambos sexos, ni al Círculo 'Domingo Savio' ni a ningu-
na otra actividad demasiado concreta.
En el Capítulo Inspectorial Especial, que siguió al General de la Con-
gregación, don Raúl Cuevas, don Matías Lara y don Federico Hernando
presentaban, en su calidad de miembros de la Comisión de Reajuste, un
informe, en el que, entre otras cosas, decían:
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"Los llamados, en un primer momento, 'Club Dosa' no son
más que la prolongación de aquella Asociación o Actividad Juvenil
que conocimos, en la que trabajamos y de las que fuimos consilia-
rios en un inmediato anterior al cambio de denominación y que
se conocía como Círculo 'Domingo Savio'. Estos Círculos 'Domingo
Savio' fueron una asociación juvenil propia, en nacimiento y exten-
sión geográfica, de la España Salesiana.-
Los Círculos 'Domingo Savio' eran y nacieron para ser una
Asociación Juvenil, que aseguraron la continuidad educativa entre
la edad escolar y el momento de ingreso en la Asociación de AA. AA.
Salesianos En este espíritu y en esta esperanza, tanto los Direc-
tores de las Casas Salesianas como los Presidentes y Juntas de
AA. AA. les abrieron las puertas y acogieron con facilidad de lo-
cales y medios cuando se presentaron como 'Club Dosa' (hablamos
en concreto de Baracaldo, Pamplona, Santander).
Una Asociación Juvenil de ese tipo, aun teniendo local propio
o centro en el colegio, no es la obra que se denomina Centro Ju-
venil en los Documentos del C. G. E.
Tenemos otras estructuras y otro contingente juvenil, que nos
ofrece mayores posibilidades de una educación cristiana sólida y
consciente, a los que convendría dedicar más tiempo, más celo, más
corazón y más reuniones.
Los Clubs Dosa, Centro Juvenil, Círculo 'Domingo Savio', si
bien con nueva savia de renovado espíritu, si bien abiertos en
un sentido misionero y de captación, están fundamentalmente en
función de los muchachos a los que dedicamos nuestras mejores
energías. No es una obra dislocada, sino integrada y continuadora.
La principal labor pastoral debe tender a los muchachos de nues-
tros colegios, objeto primario de nuestra labor pastoral.
Y como toda obra salesiana, la acción pastoral salesiana sobre
los jóvenes de éstos u otros parecidos 'Clubs Dosa' debe tender a
potenciar y enriquecer los Movimientos de Cooperadores y Antiguos
Alumnos existentes, cauces salesianos para una permanente educa-
ción cristiana".
En el C. I. E. del año 1975 se perfiló mejor, tras larga discusión,
el concepto de Oratorio-Centro Juvenil en un sentido amplio, no restringi-
do al concepto de "Centros Juveniles", que mantenían Hermanos, con me-
jor voluntad que acierto, dentro de la Inspectoría.
Sin hacer más consideraciones al respecto, que no interesan a nuestra
historia concreta sobre la Casa de Pamplona, sí hemos de destacar que el
llamado "Centro Juvenil" trabajó con verdadera intensidad apostólica, lo-
grando frutos muy apreciables. Uno de tantos fue la Operación "Traperos
de Emaús".
Escribe don Francisco Cano en "Técnica de Apostolado" a raíz de
esa "Operación Pascua, 1972, Proyección de la actividad social de un
Centro Juvenil en favor de un poblado para emigrantes":
"Muchos nos preguntan: ¿Y los resultados? Los hay, claro.
Nosotros hemos pretendido ofrecer la experiencia de lo que fue la
'Operación Pascua-72' que dio sus frutos: de tipo social y apostó-
lico, como acabamos de ver; de tipo espiritual e individual, que
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quedan en el secreto de las conciencias, pero que, por los indicios
reales, podemos suponer intensos; y los frutos concretos materiales,
que podrían quedar simbolizados en ese 1.150.000 pesetas recaudado.
El coste de las 60 viviendas, que se van a inaugurar ya en estos
días, se aproxima a los cinco millones. Nuestras fuerzas ya no
llegaban a tanto. Pero hemos seguido trabajando y colaborando con
el 'Patronato Santa Lucía', creado para resolver esta situación y
del que forman parte varias entidades y personas (sacerdotes, re-
ligiosas, seglares, jóvenes, etc.). En la Junta de dicho Patronato
está presente nuestro Centro Juvenil, al que representan algunos de
nuestros jóvenes y el Consiliario".
Visité el llamado "Poblado de Santa Lucía" y pude constatar la labor
imponente que en él ha desarrollado, con sus auxiliares, el Salesiano don
Francisco Cano.
Anoto aquí unas líneas del extenso Informe, que él mismo presentó
al Capítulo Inspectorial Especial del año 1975, que me parece muy ilus-
trativo:
a) Orígenes de esta actividad.—Hace aproximadamente cuatro
años (es decir, en el 1971), nos encontramos con grupos de chicos
y chicas y niños, que se dedicaban a la mendicidad y deambulaban
por las calles de Pamplona.
Un grupo de muchachos del Centro Juvenil lo detectó y fue
mentalizando al grupo, que luego sería de 'Sociales', el cual estudió
el plan a seguir:
— Tomar contacto con ellos por medio de actividades a su
nivel,
— conocer su procedencia,
— llegar a las familias.
Esto costó tres meses, descubrieron el chabolismo, la situación
en la que vivían y la realidad de las familias.
Al realizar estos trabajos nos encontramos con que unas Re-
ligiosas estaban trabajando con los niños y las niñas.
La presencia de los jóvenes pidió la presencia del sacerdote.
Estas personas mayores, niños y jóvenes, vivían en 50 chabolas,
en número aproximado de 380, desde la riada de 1966.
El hacinamiento y las condiciones infrahumanas de las chabo-
las, la falta de alimento y vestido, nos recordó los primeros jóvenes
de don Bosco.
En 1966 se pensó en construir unos refugios, pero la idea no
se llevó a cabo, pasando a estar abandonados de todos después
de la riada de otoño de ese mismo año.
Dejaron el río, donde tenían sus chabolas y construyeron otras
de plástico, cartón, lata, madera, sin agua, luz ni servicios.
b) Primeros pasos.—Atender a los jóvenes y niños fue la pri-
mera actividad de los jóvenes del Centro Juvenil. Para ello se creó
el grupo de 'Sociales', que lleva funcionando cuatro años.
Para poder dar una respuesta eficaz había que sacarlos de allí,
de las chabolas.
Gestiones con el Sr. Alcalde y con el Sr. Arzobispo.
El primero nos cedió unos terrenos en precario, y el Sr. Arzo-
bispo nos reconoció un Patronato que, dependiendo de Caritas,
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pero con plena autonomía, pudiera lanzarse a la construcción del
poblado, con un respaldo por parte de la iglesia diocesana.
c) Realización de la obra.—Los jóvenes del Centro Juvenil or-
ganizaron la operación Tascua-72', campañas, exposiciones, y abrie-
ron una cuenta corriente en la Caja de Ahorros. Hasta ahora han
contribuido con más de dos millones y medio dé pesetas.
La responsabilidad de las obras y del poblado la tiene el Pa-
tronato 'Santa Lucía', que está formado por:
O Presidenta: señora del Alcalde, que cedió los terrenos.
O Sacerdote del poblado: un Salesiano.
O Abogado: que presta sus servicios gratuitamente.
O Administrador: de la comunidad de laicos.
O Un joven responsable: de 'Sociales' y 'Emaús' del Círculo
O Juvenil.
O Una Hermana religiosa: Carmelita misionera.
O Presidente de la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona.
Por medio de este Patronato se consiguió un millón del Go-
bernador, aportaciones de Caritas y de la Caja de Ahorros Munici-
pal de Pamplona y de otros organismos varios. La Comunidad Sale-
siana de Pamplona contribuyó con una cantidad de 5.000 pesetas
mensuales hasta llegar a las cincuenta y tantas mil. Se llegó en
total a la cantidad de seis millones. El coste de la obra ha sido
de catorce millones. Los ocho millones restantes los amortizaron,
a partes iguales, la Caja de Ahorros Municipal y Caritas Diocesana.
d) Finalidad del poblado.—Integrar y promocionar a las fami-
lias. Carecen de todo.
Analfabetos: 98 %; sin documentación: 93 %; sin bautizar, adul-
tos: 41%; niños: 20%; matrimonios sin legitimar 85%; enferme-
dades: padecen algo el 80 %; condiciones higiénicas malas: 90 %;
con trabajo eventual: 90%; con trabajo fijo: 10%.
e) Proyecto social y realidad de este año de funcionamiento:
Existen tres aulas de E. G. B. (Escuelas de temporada); una guar-
dería (la llevan las Hermanas); tres clases de alfabetización de
adultos (diarias).
Actividad evangelizadora: matrimonios legalizados por la Igle-
sia: 15; bautismo de adultos: 35; bautismo de jóvenes: 13; bautis-
mo de niños: 70; clases a las mujeres: dos veces a la semana (ca-
tcquesis); a los hombres y jóvenes: una vez por semana; a los jó-
venes y niños de la escuela: dos por semana; 'Misa semanal.
f) Situación jurídica del Salesiano encargado.—El Consejo
Inspectorial, celebrado el 12 de agosto de 1974, tomó el acuerdo si-
guiente:
'Nuestra presencia en este Poblado es aceptada como una
presencia salesiana, que ahora se inicia, con vistas a robustecerla
si se consolida.
— Don Francisco Cano fijará allí su residencia habitual, con
vistas a la cura de almas de sus moradores.
— No obstante, continuará perteneciendo a la Comunidad de
Pamplona, si bien, a tenor del número 391 del C. G. E. dependerá
del Inspector en cuanto a su actividad y economía en este Po-
blado .
Don Francisco Cano recibió la primera Obediencia con destino
al Poblado el 2 de setiembre de 1973, firmada por don Luis Puya-
dena. Esta Obediencia le ha sido confirmada, con las modalidades
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arriba indicadas, el 21 de julio de 1974, por don Salvador Bastardea
y su Consejo.
Hasta aquí la relación de Francisco Cano.
Toda esta hermosa actividad apostólica del Centro Juvenil fue apre-
ciada por la Comunidad Salesiana de Pamplona.
Mas, el deseo común era el que expresó —en la revista "Técnica de
Apostolado" el 1 de enero de 1967— don José Luis Pérez Alvarez, fun-
dador de Adsis, en su artículo "Las experiencias de la planificación de un
Movimiento en marcha"; que "pasados los años jóvenes, los dirigentes de
asociaciones juveniles salesianas de apostolado, fueran orientados al apos-
tolado social salesiano, como cantera preciosa para dirigentes seglares en la
Unión de Cooperadores salesianos y en la Asociación de Antiguos Alumnos
Salesianos ".
"Además estos jóvenes —continúa el citado artículo— serán
personalmente orientados a parroquias, asociaciones. Mientras sea
joven, seguirá perteneciendo al Movimiento de dirigentes juveniles
salesianos, aun cuando su trabajo apostólico, por razones de tras-
lado, finalización de años de colegio, etc., lo desarrolle en una aso-
ciación parroquial, por ejemplo. Adsis continuará estando en con-
tacto formativo con este dirigente, dejándole máxima libertad, se-
gún la asociación en que trabaje, en su acción específicamente
apostólica.
El movimiento de formación de dirigentes juveniles salesianos
ha tomado en España, por iniciativa de los mismos jóvenes, el lema
'Estés presente' (Adsis).
Dios nos ayude a formar una legión de jóvenes entregados a
Cristo como apóstoles seglares para eficacia de todos nuestros
movimientos juveniles de apostolado'1.
No sería justo minusvalorar la labor apostólica realizada por el Cen-
tro Juvenil del Colegio Salesiano de Pamplona. Trabajó mucho y con en-
tusiasmo.
La contrariedad y la consiguiente decepción de la Comunidad debié-
ronse —refieren los testigos— a que los inscritos en él no sentían en
salesiano y, por tanto, no se podía aceptar una labor despreocupada de
los demás Movimientos, que arrancan desde los tiempos de don Bosco en
el mundo salesiano, como el de los Antiguos Alumnos y los Cooperadores,
cuyas filas —de continuar dicha situación— hubiesen quedado mermadas
o hubiesen ido perdiendo aquel espíritu salesiano, que siempre fue su ma-
yor orgullo y resorte valioso para una gama de actividades admirable y en
gran escala, que el lector ha podido comprobar a través de la lectura de
esta historia.
Por ello, don Federico manifestó su disconformidad con la nueva
situación que iba creándose; y, al empeorar ésta, don Matías, con el con-
senso casi unánime de los Hermanos, cerró durante un mes, en verano,
el Centro.
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Con ello dejaron de pertenecer a él casi todos los socios antiguos;
mas, a los pocos meses, contaba con otro centenar y medio de nuevos
miembros, dispuestos a seguir la normativa aprobada por la Comunidad
Salesiana.
Según las respuestas que hemos recogido, existe hoy en la Casa un
Centro Juvenil Salesiano porque los muchachos aprecian el espíritu sale-
siano. Cualquier Hermano se siente en el Círculo como en algo suyo y,
de hecho, en él trabajan, cuatro o cinco, además del Responsable.
El funcionamiento del Círculo actual parece muy aceptable, con sus
reuniones semanales, grupos de formación, Misa de la Juventud los sá-
bados por la tarde, en la que un buen número de jóvenes de ambos sexos
se acerca a comulgar; retiros, a lo largo del año, en Alzuza, Javier o en el
mismo colegio.
La Celebración de la Vigilia de Pentecostés del año 1977 constituyó
un éxito. Acudieron a ella unos 200 jóvenes, chicos y chicas, de varios
Centros Juveniles de Navarra. Desde las cuatro de la tarde hasta la pri-
mera hora matutina de la Solemnidad, hubo lugar para charlas de refle-
xión y revisión, puestas en común, culminando todo ello con la celebra-
ción de la Eucaristía.
La pregunta que asoma ahora a nuestra mente es: ¿Quedará la Aso-
ciación de los Antiguos Alumnos Salesianos fortalecida, en un futuro pró-
ximo, con el actual Centro Juvenil?
Pregunta lanzada a un futuro siempre incierto, pero que se abrirá en
gozosa realidad si los socios veteranos y los más jóvenes logran unir sus
esfuerzos en el ideal común de la conquista apostólica por el Reino de
Cristo, con mutua comprensión, gran paciencia y altura de miras.
La Asociación de AA. AA. de Pamplona, con solera, ahora renovada
conforme a los signos de los tiempos y espíritu del Concilio, sin pérdida
del carisma de don Bosco, continuará la trayectoria brillante que llevó
siempre durante diez lustros.
De todos modos, hemos de advertir que a los circulistas se les orien-
ta también hacia otros apostolados extraescolares por ese sentido de par-
ticipación y colaboración que todo cristiano debe tener en la Iglesia local.
Esa colaboración será más efectiva si las realizaciones llevan el estilo y
carisma que presidieron la formación de los jóvenes en el Centro Educa-
tivo Religioso, que frecuentaron.
7. La Asociación de Antiguos Alumnos
Durante el directorado de don Federico Hernando, el Secretariado
Regional de la Asociación tenía su sede en Pamplona. Don José Luis Pérez
Alvarez, hombre dotado de singular cultura teológica y no menos expe-
riencia pastoral, era el Consiliario de la misma. Mas, sus muchas activida-
des —entre ellas, la mayor, la dirección del Movimiento Adsis— no le
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permitían residir en Pamplona. Por lo que el Secretariado Regional solicitó
del P. Provincial, don Luis María Puyadena, el nombramiento de Vicecon-
siliario para don Federico. La propuesta fue aprobada.
Es voz común que el director de Pamplona volcó sus mejores atenciones
y energías a favor de la Asociación, sin olvidar en lo más mínimo a la comu-
nidad y a los colegiales. Interrogado al respecto, con sencillez me responde:
"Dirigimos a los Antiguos Alumnos nuestra atención por creer que
de este modo desarrollábamos más nuestro espíritu salesiano y cultivába-
mos en aquellos que lo habían captado en sus años de estancia en nuestro
colegio. Por ello, una de las preocupaciones primordiales fue la de aten-
derles con dignidad. Pienso que dediqué a esta labor todo cuanto pude
y me permitieron mis otras ocupaciones.
Los Círculos Juveniles habían tomado otro rumbo y no encajaban en
la Asociación. Entonces se precisó organizar, a nivel inspectorial y a tra-
vés de la Regional, cursillos anuales de dirigentes a fin de que los jóvenes
de los últimos cursos de nuestros Centros no perdiesen su contacto con lo
salesiano, sino más bien lo potenciasen con aquella savia, riqueza espiritual
y compromiso apostólico con los que era necesario se integrasen en la
Asociación.
Se realizaron tres cursillos, bien organizados y dirigidos por perso-
nas competentes, que creo dieron óptimos resultados. ¡Lástima que más
tarde no continuaran celebrándose!"
"Entre otros, se llevó a cabo —dice Miguel Ochoa— un viejo deseo:
el del Retiro mensual para los miembros del Secretariado, con sus esposas,
los Primeros Viernes del mes. La Misa y la Comunión iban seguidas de la
reunión de la Junta del Secretariado en sesión ordinaria.
Don Federico dio todas las facilidades a fin de que pudiesen pernoctar
en el colegio los miembros del Consejo, que a Pamplona acudían desde
otras provincias. Igualmente solventó todas las dificultades para que se
celebrasen, en régimen de internado, los 'Cursillos de Propagandistas y
Dirigentes'. Estos Cursillos, los primeros que en la España Salesiana tu-
vieron lugar, trascendieron a otras regiones y colegios, siguiendo el ejem-
plo de Pamplona.
Acudió don Federico, en representación inspectorial, a Consejos Na-
cionales y Regionales de Antiguos Alumnos, en los que demostró su clara
inteligencia, entusiasmo y responsabilidad, siendo muy bien aceptadas sus
iniciativas por otras representaciones inspectoriales".
"Dejó huella —me dice José Luis Azparren— su paso por el colegio
de Pamplona. Volcó su entusiasmo en la Asociación. Los Antiguos Alum-
nos sólo podemos decir que encontramos en él un apoyo total, generoso
para tod^ suerte de actividades.
Recuerdo que nos acompañó a las reuniones de los Antiguos
Alumnos que tuvieron lugar en el Valle de los Caídos. Viaje aquel
un tanto accidentado, pero que valió para unirnos más.
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Salimos de nuestra ciudad —corría la Semana Santa— con
una nevada impresionante; por ello el trayecto resultó más largo.
Entonces don Federico se nos abrió y nos contó sus experiencias
por tierras brasileñas; nos habló de la forma de entender y desarro-
llar allá el apostolado. Debo hacer constar que aquel coloquio nos
unió más, lo que supuso, al regreso, una mayor colaboración mutua.
Durante la permanencia de la Regional en Pamplona, la labor
de don Federico, de la Junta y de su Presidente, Miguel Ochoa, fue
muy efectiva.
A las asambleas regionales se les dio una orientación más ágil
a base del estudio de las ponencias por grupos, seguidos de pues-
tas en común y toma de conclusiones".
En la actualidad, los Antiguos Alumnos veteranos siguen con interés
la inserción de los elementos jóvenes en la Asociación; a éstos ceden los
puestos de dirección, ofreciéndoles, eso sí, su más generosa colaboración.
Pasamos ya a enumerar algunas de las actividades que, en la actuali-
dad, desarrolla la Asociación.
Aparte de las de tipo religioso, como son los dos turnos de Adora-
ción Nocturna, bajo los títulos de María Auxiliadora y de don Bosco res-
pectivamente, las hay otras de tipo deportivo, benéfico y cultural.
A) Grupo de Montaña.—Venía de antiguo. Funcionaba bien. Por
la penetración en él de elementos no del todo recomendables, perdió su
característica de asociación salesiana y poco menos que de cristiana.
Don Matías, director del Colegio y celoso defensor del espíritu sale-
siano, hubo de intervenir con la energía, franqueza, fuerza moral y rectitud
que le caracterizan. Ocurrió esto el año 1974: "Amigos —les dijo— va-
mos a poner las cartas boca arriba. Este es un Centro salesiano, un Centro
que ama a Cristo y a la Iglesia, con una ideología y credo enteramente
cristianos. Por lo que a cuantos no piensan mantenerse en esta línea se les
invita amable, pero firmemente, a abandonar el grupo".
Pronto se formó uno nuevo, con las reservas antiguas de la mejor
calidad, que han logrado dar un giro maravilloso a la organización en su
aspecto moral y salesiano, con gran dosis de mutua aceptación, cordiali-
dad y fraternidad, que honran a la Asociación de los AA. AA. Un artículo,
firmado por Rojlo, en la revista "Don Bosco en Navarra" del mes de
abril de 1977, se expresa así:
"La Montaña, la Naturaleza, temas que cada día recogen una más
centrada literatura por su aspecto evasivo a la presión del vivir diario.
La práctica montañera tiene su mundillo particular, sus ritos y cos-
tumbres. Es la mochila, las botas, el piolet, los mapas, la tarjeta o la foto
de la cima que se alcanza. Al final de todo queda un triunfo personal, un
rato agradable cuando menos o una convivencia, que ha permitido amar
más la Naturaleza o conocer mejor a tu compañero de andanzas o de
cordada.
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Existen las Fiestas del Finalista, celebradas anualmente por todos los
clubs de montaña, con más o menos esplendor, según el garbo o las posi-
bilidades de cada uno.
Los montañeros Boscos rindieron estadística en la pasada Asamblea
de la Asociación. Muchos triunfos. Ciento veinticinco federados forman
el bloque activo de la Montaña de Boscos. Tienen una media de 35 años,
cómputo al que se llega tras la consideración de la docena de infantiles de
12 años y la existencia de veteranos que, superada la edad oficial de la
jubilación, se resisten a abandonar el monte.
La asistencia promediada a las excursiones va siendo de 59 personas,
habiendo desfilado un total de 180 montañeros diferentes, cifra importante
que obliga a fletar habitualmente dos autobuses.
El estrato social es de lo más variado. Conviven empleados varios,
administrativos, estudiantes, ejecutivos como directores de banca, indus-
triales, representantes comerciales, peritos mercantiles; hasta amas de casa
figuran en la relación de los adictos.
En base a estadísticas de ejercicios vencidos, el total de salidas supe-
rará las cuarenta. La economía del grupo en modo alguno grava la de la
Asociación.
Nadie podrá hablar de fracaso en las tareas llevadas a cabo, pero ha
faltado esa potenciación que hace a un grupo, si no gigante, por lo menos
rico en matices, en sensibilidad, en calidad y no estrictamente montañero.
Ha habido seis reuniones directivas, que son abiertas para todo el
Grupo, una cena social con su fin de fiesta, o lo que es lo mismo, con
asistencia a la discoteca colegial; tres proyecciones de diapositivas y pelícu-
las de Súper-8, que han recogido nuestras andanzas montañeras; seis se-
siones de documentales cedidos por Embajadas, con vistas de Dinamarca,
Suiza, Francia, Alemania, Austria, Canadá.
Entre otras cosas, esto ha realizado el Grupo de Montaña Boscos".
B) Trofeo Boscos.—Mucha mayor importancia reviste, dentro de
la Asociación, este Movimiento, del que hablamos ya en otro lugar.
El infatigable Juan José Armendáriz sigue siendo el motor de esta
numerosa agrupación, que merece todos los elogios por su carácter bené-
fico en el más amplio sentido de la palabra, social, deportivo y apos-
tólico.
Pienso que la actuación de Armendáriz y sus colaboradores entra de
lleno en el slogan: "Con don Bosco y con los tiempos".
El mismo Juan José —y me place consten en este apartado— escribía
unas líneas en "Don Bosco en Navarra" el mes de marzo de 1970:
"Nuevo 'manager' para nuestro fútbol. Don Jacinto Colomé. De la
mano de las circunstancias y atendiendo la invitación de nuestra Junta Di-
rectiva, un Coadjutor vuelve a la actualidad futbolística de nuestro
Boscos.
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Su gran cariño por cuanto de educativo lleva parejo el deporte, su
intuición formativa a través del deporte, han hecho de él una institución
en nuestro colegio. Sí, nos estamos refiriendo a don Jacinto Colomé Cor-
tés, quien en línea de continuidad a sus nueve años de 'Vulcano', llega
como 'manager' a Roscos, amalgamando así lo pasado con el porvenir y,
respondiendo con entusiasmo, como decimos, a la invitación de nuestra
Junta Directiva".
C) Bolsa de Trabajo.—Hablo con don Jesús Remón, actual direc-
tor del Colegio:
"Nos planteábamos —me dice— el problema de unos 150 alumnos,
que, cada año, terminado su aprendizaje, salen al campo del trabajo, sin
—muchos— encontrarlo.
Se nos ofreció la solución a dos niveles. Con los de 1.° de Maestría,
su formación durante el verano, en las Empresas mediante contratos de
trabajo. Esto hace que la mayoría de estos alumnos pase el verano traba-
jando en la Empresa. Labor interesante esta, pues de ese modo pueden de-
tectar los problemas de tipo laboral, social, económico y moral existentes
en el mundo del trabajo en el que pronto se han de integrar; y resolver
luego aquí sus inquietudes durante el curso siguiente.
Para cuantos terminaron su aprendizaje y no van a estudiar, he-
mos creado una eficaz ayuda: la Bolsa de Trabajo".
"Don Bosco en Navarra" del mes de abril de 1977 dice a este pro-
pósito:
"Varios números de 'Don Bosco en Navarra' hacían mención de la
Bolsa de Trabajo, como una inquietud de la Junta Directiva. Hoy, des-
pués de varios meses, hemos podido concretar esa realidad, y para darla a
conocer hemos acudido a sus más directos responsables, y entre ellos a
quien, desde un primer momento, alentó la idea, ya bien por sus dotes,
por su capacidad de vivir los problemas del Antiguo Alumno que sale de
la Escuela, y por qué no decirlo, por su preocupación y afán de dar solu-
ción a un problema que es muy de nuestros días. Este hombre es don Jesús
Remón. El se ha provisto de un grupo de ex-alumnos que comparten
su idea.
Con ellos hemos elaborado este pequeño informe.
—DBN: ¿Cómo se hizo práctica la Bolsa de Trabajo?
—Jesús Remón: La idea de la Bolsa se materializó a través de unas
reuniones, que mantuvimos con los diferentes jefes de personal de varios
departamentos, que, a lo largo de los años que llevo al frente de la Jefa-
tura de Estudios de la Escuela, he ido conociendo, así como de los distin-
tos cursos técnicos que se han dado en la Escuela. Esto referente a las
ofertas de puestos de trabajo.
Respecto a las demandas, nosotros teníamos una relación de las ne-
cesidades de varios AA. AA., que habían acudido a la Escuela ante la ne-
cesidad de encontrar trabajo, y de acuerdo con las disponibilidades de
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puestos, íbamos poniéndoles en contacto con las Empresas que nos habían
solicitado dichos puestos, para que, en la medida posible, fuesen cubier-
tos por esos AA. AA.
—DBN: ¿Cuánto tiempo lleva funcionando exactamente la Bolsa de
Trabajo?
—Javier Esparza: De manera formal desde diciembre del pasado año,
aunque anteriormente ya se habían realizado colocaciones a través de la
Asociación-Escuela.
—DBN: Actualmente, ¿qué tiene que hacer el A. A. que quiere par-
ticipar en la Bolsa de Trabajo?
—Javier Goizueta: El A. A. que quiera colocación a través de la Bolsa
de Trabajo de la Asociación deberá dirigirse, bien a don Jesús Remón, o
a cualquiera de los distintos Jefes de Taller, de acuerdo con su especialidad
y titulación; rellenará una ficha de control; y si en el momento existen de-
mandas de ese puesto, se le pondrá en contacto con la Empresa interesada
o, si no, en el momento que hubiere se le avisará para que inicie el proceso
de selección.
—DBN: Desde el comienzo, ¿podéis decirnos cuántos AA. AA. han
encontrado trabajo a través de la Bolsa?
—Grosso modo, podemos decirte el número y las Empresas en las
que se han colocado: tres Ingenieros Técnicos en Motor Ibérica; un Maes-
tro Industrial en A. P. Amortiguadores; 3 Maestros Industriales en Indus-
trial Lotu; 3 Maestros Industriales en Talleres Goya; 2 Maestros Indus-
triales en Talleres Micro-Mecanic; 1 Maestro Industrial en Talleres Su-
per-Ser; 2 Maestros Industriales en Talleres Girling España; 1 Ingeniero
Técnico en Talleres Micro-Mecanic; 1 Maestro Industrial en Talleres
Micareisa.
—DBN: Esto en cuanto al momento presente, pero ¿para un próxi-
mo futuro?
—Ampliar en lo posible el número de las Empresas que necesiten
cubrir el número de sus empleados, a los niveles que los AA. AA., a tra-
vés de la Escuela, puedan cubrir o puedan estar preparados".
El Grupo de teatro «Amadís» representa la obra «Tiempo de 98».
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Sigue diciéndome don Jesús Remón que hoy son quince Empresas las
que se dirigen directamente a la Escuela, a los diversos departamentos, a
solicitar el trabajo de nuestros alumnos; y en la revista "Don Bosco en
Navarra" de 1975 había dicho ya:
"Más de doscientos puestos de trabajo se han ofrecido en los tres
años de funcionamiento (aún no oficial) de la Bolsa de Trabajo.
En el Documento XIX del XX Capítulo General Especial Salesiano
se nos dice que debemos estar al lado de los Exalumnos en su vida fami-
liar, profesional, social, y que debemos brindarles toda la ayuda posible
para la vida.
Esta ha sido la razón fundamental de la puesta en marcha de la Bolsa
de Trabajo".
D) Teatro "Amadís" - Aula Cultural - Kultur Minieguia.—José Ma-
ría Manzano continúa de Presidente del "Grupo Amadís". Un hombre
que crece en las dificultades, y que ha superado toda suerte de desánimos
y adversidades durante los doce años que se ha entregado a esta ardua
misión.
Su afán es que los actores vivan más el espíritu salesiano, que acudan
al colegio a realizar allí sus ensayos, que el nombre salesiano signifique
más para ellos.
Y es que en el "Patronato Rinaldi" tienen ellos un teatrito. Los esfuer-
zos incansables de Manzano han logrado que parte de los actores ensayen
en el colegio; así, frecuentándolo más, con mayor vitalidad, dentro de la
Asociación, ejercerán su función cultural-apostólica.
Con motivo de la fiesta de don Bosco de 1977, pusieron en escena
la obra de Juan Antonio Castro, "Tiempo de 98". Tuvo seis representa-
ciones durante el mes de febrero.
En estas representaciones intervinieron con gran éxito: Milagros Li-
nero, Ana Zabala, Kati Arteaga, María Blanca Ferrer e Ike Ros, Florencio
Esparza, Serafín Undiáin, Javier Esteban, Juanjo Saralegui, Antonio Gon-
zález y Carlos González, como actores; y como técnicos Miguel Ángel
Galbarra, Alvaro Anabitarte y Paulino Donaza.
Otra manifestación cultural de la Asociación fue el ciclo, clausurado
el 18 de marzo del mismo año, sobre temas relacionados con la Cuenca
de Pamplona. Dichos temas fueron tratados por especialistas en la mate-
ria: Joaquín del Valle Lersundi, José María Jimeno Jurío, José Luis Li-
zundia y Mario Gaviria.
Todas las conferencias tuvieron lugar en el salón de audiovisión del
Colegio, con una gran asistencia de público.
E) Hogares "Don Bosco".—Comenzó a funcionar esta obra en la
Casa Salesiana de Pamplona con don Santos Sastre (1970-1973) y la
continúa el actual Consiliario de los Antiguos Alumnos, don Casimiro
García.
Es una labor interesante y consoladora, que no se contenta con la
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discusión de temas que más puedan afectar a las personas casadas, sino
que hace se unan, también en la oración y participación eucarística.
F) Antiguos Alumnos Ejemplares.—Vamos a terminar este apar-
tado, dedicado a la Asociación, presentando tres figuras que consumaron su
carrera mortal con destacada ejemplaridad durante el período que estamos
historiando en el presente capítulo.
José María Arteaga Goñi.—Falleció el 29 de setiembre de 1969, cuan-
do don Federico Hernando comenzaba su directorado en Pamplona.
Había nacido en la capital, pero, aún muy niño, se trasladaron sus
padres al Roncal, tierra de la madre.
Del Roncal vino, como alumno carpintero-ebanista, a las Escuelas
Salesianas, en las que permaneció desde el año 1953 al 1958.
Alegre y trabajador, era amigo de todos y muy apreciado de sus Su-
periores por su piedad y aplicación. Ya mozo, confesará a su madre que
por aquellos tiempos muchas veces pensó en hacerse salesiano, como sus
maestros de taller, y que si no lo hizo fue porque sus hermanos eran pe-
queños y le hacía mucha falta a su padre.
Trabajó en una Empresa de Pamplona: "Todo lo que se diga de
este muchacho en materia de competencia, honradez y laboriosidad, será
poco", comentaban sus Jefes.
José María era amigo de todos.
.
A fuerza de horas extraordinarias ayudaba a sus padres a pagarse
el piso, y además había empezado a pagarse el propio, que iba amueblan-
do poco a poco, pues quería casarse el 5 de julio de ese mismo año (1969).
Solía decir: "El padre es ya mayor y tengo que ayudarle; pero mi
piso me lo pagaré yo solo. El padre tiene ya que descansar que bien ganado
se lo tiene".
Su jornada de trabajo comenzaba a las 7 de la mañana y terminaba
a las 10 de la noche.
Sin embargo, al entrar en casa, con él entraba la alegría. ¡Cómo que-
ría a sus hermanas, a su hermano! ¡Cómo quería y obedecía a sus padres!
Todos los que llamaban a su puerta eran bien recibidos. En las últi-
mas fiestas de San Fermín llegó pidiendo albergue un americano, y allí
encontró cama y mesa. Al despedirle, decía a su madre: "No le cobres
nada, mamá".
Fue en enero cuando empezó a preocuparle aquel catarro, que no
acababa de curar.
Consultas y remedios resultaron inútiles. En abril tuvo que dejar el
trabajo y guardar cama.
El mal seguía avanzando. La fecha de su boda quedó aplazada.
El morir no le importaba. Se sentía preparado. Sólo le apenaba el
sentimiento que experimentarían sus padres y la novia.
Pasaban los días y sus dolores en el pecho eran cada vez más in-
tensos.
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—José María —le decía la monjita que le asistía, mientras le ponía
el calmante— ofrece al Señor esos tus dolores.
—Sí, hermana, ya lo hago, pero a veces, a lo mejor, se me escapa al-
guna queja.
¡Cuántas noches le encontró la Hermana de guardia bañado en sudor
frío, sufriendo calladamente!
—Pero, ¿por qué no tocas el timbre y nos llamas?
—De noche los enfermos tienen derecho a descansar y no hay que
desvelarlos.
Se refería a los enfermos del Sanatorio que tenían su lecho cerca
del suyo.
Y aquel timbre nunca sonó de noche.
Escribe el capellán del Sanatorio: "Es muy fácil deshacerse en ala-
banzas de los que ya han muerto, pero lo que yo digo de José María Ar-
teaga es totalmente sincero. Desde que ingresó en el Sanatorio me causó
una impresión estupenda por su integridad y por su formación religiosa
llevada a la práctica".
Cuando entregó su alma al Señor, en la cartera, junto a la foto de su
novia y la estampa de María Auxiliadora y de don Bosco, se le encontró
la oración de los novios: "Gracias, Señor, por la sublime vocación matri-
monial por la que nos has asociado contigo. Ayúdanos, Señor. Libéranos
del egoísmo, de la impureza, del orgullo. Sé Tú compañero de nuestro
camino".
En otra cartulina, diversas consignas del Antiguo Alumno Salesiano:
"Trabaja por salvar tu alma y el alma de tu vecino. Ama al Papa, a María
Auxiliadora y propaga su devoción. Sé servicial. Está alegre en tu trabajo.
Vive habitualmente en gracia de Dios".
Devoto de María Auxiliadora, tenía siempre su nombre en los labios.
Durante la operación le encontraron su imageny cosida por él mismo en la
camisa.
Todos los días rezaba el Rosario, por muy cansado que volviera del
trabajo. Con frecuencia le decía a su hermana: "Ayúdame a rezar el Ro-
sario ".
Y rezaba el rosario al salir del cine o paseando con su novia.
José María fue un joven sencillo, humilde y bueno, que pasó por
este mundo haciendo el bien. Sus funerales fueron un triunfo.
Emiliano Larrea.—Uno de los primeros artesanos del Colegio en la
Rama de Carpintería (año 1926). El Primer Presidente de la Asociación de
los Antiguos Alumnos de Pamplona (año 1934).
Al terminar su aprendizaje, no acertaba a separarse del Colegio. Has-
ta las diez de la noche se entregaba con afán a la preparación de las fun-
ciones de teatro. ¡Con el frío que hacía en el escenario!
A él y a sus compañeros iba Florencio empujándoles suavemente ha-
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cía la calle: "No era fácil conseguirlo —dice aquél—; es más, algunas
veces se empeñaron y obtuvieron mi colaboración".
Cuando el P. Viñas puso en marcha la Asociación, en aquella primera
reunión, tan efectiva como concurrida, Larrea fue elegido Presidente.
El Sr. Obispo, Dr. Tomás Muñiz y Pablos, tomó parte en la primera
fiesta de la Unión. Y habitualmente acudía a las funciones de teatro que
tenían lugar en el colegio.
Larrea era un gran organizador.
La "Institución Salesiana en Navarra", en su número de febrero de
1935, le describía así:
"De carácter bondadoso, que oculta hábilmente su recio espíritu en
cuanto se refiere a sus convicciones religiosas y cívicas, se gana las sim-
patías de cuantos le tratan, atrayéndolos para hacer el bien.
Nuestro Presidente de la Asociación se ha entregado a ella poniendo
a contribución toda su actividad al servicio de la misma para que sus
primeros pasos sean dados en firme.
Salesiano sin votos, pertenece al número de aquellos encontrados a
tiempo para ser el brazo derecho de sus superiores en las obras que em-
prenden y un guía para sus compañeros en las obras que desarrollan.
Su presencia estaba en todas partes y en todas las actividades, espe-
cialmente en su turno de Adoración Nocturna. Nunca faltaba a esta cita
de actividad apostólica".
Descansó en el Señor el año 1975.
Florencio Janáriz.—Y un año más tarde, se juntaba con Emiliano en
el cielo el querido Florencio, al que repetidas veces hemos nombrado
en el curso de nuestra historia.
Navarro de nacimiento y salesiano de corazón, fue su vida auténtico
apostolado en la comunidad educativa, prestando en la misma múltiples
servicios: portero, cocinero, enfermero, demandadero, auxiliar de la Di-
rección y Administración. No contento con esto, se convirtió, desde casi
los comienzos de la Obra Salesiana en Pamplona, en activo, incansable,
casi indispensable colaborador de todos los apostolados salesianos exter-
nos, tales/como el de los Cooperadores, Archicofradía de María Auxilia-
dora y, sobre todo, de los Antiguos Alumnos a los que amaba entrañable-
mente y de los que fue alma y aglutinante.
Sus amigos y admiradores se cuentan por millares.
"La Familia Salesiana está de gloria —escribía el "Diario de Nava-
rra" el 27 de setiembre de 1976—. Florencio no tuvo otra distracción que
la alegría, la oración a través del trabajo, el servicio a los demás y la
práctica de su catolicidad, presidida por sus tres amores: Eucaristía, María
Auxiliadora y el espíritu eclesial de don Bosco.
Florencio ha ido al encuentro del Padre montado en bicicleta —ésa
era el único auxiliar en su singladura de actividad, apostolado y amor—.
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n¡Oa/•rhi•!z »y. su risa..., la risa sana, fuerte, navarra y salesiana de Florencio Ja-
Hasta aquí, el "Diario de Navarra".
Lo demás te lo puedo contar yo, lector, pues le asistí espiritualmente
un poco antes de su muerte.
No se me olvida su imagen. Me acerqué a confesarle. Nada exagero
si te digo que la expresión de su rostro era la de un ángel.
Había adelgazado. Se presentaba muy limpio, bien afeitado; ¿lo diré?,
la sonrisa en los labios y su serena placidez le tornaban el semblante hasta
hermoso.
Yo no acierto a imaginarme de otra manera al anciano Simeón cuan-
do, después de haber entonado aquel su canto de despedida al mundo y
de entrega al Señor, se durmió plácidamente en El.
Para mí la representación viva del justo Simeón, que tuvo la fortuna
de estrechar en sus brazos a Jesús, es Florencio. Sin retóricas ni fiori-
turas.
Le hablé de María Auxiliadora, de que Ella le esperaba en el cielo.
Devoto, recogido, sonriente, me oía todo, agradecido.
Al enterarme de su muerte, acaecida poco después, pensé: Un ángel
se nos ha marchado al cielo.
Mucho antes había dicho él: "Yo me casé muy joven, y enamorado,
con la Congregación Salesiana.
No me importa morir donde sea, pues en ningún sitio me faltará Ma-
ría Auxiliadora".
8. Otras actividades
A) Archicofradía de María Auxiliadora.—Hemos hablado de ella
en diversas ocasiones. A lo dicho añadiremos que la labor de las "Celado-
ras" es magnífica. Su preocupación por las Vocaciones sacerdotales y reli-
giosas merece toda alabanza. Durante el mes de mayo verifican la llamada
"Peregrinación espiritual" recorriendo casas y repartiendo hojitas, que su-
plican una limosna para formación, a ser posible, de becas.
Preparan con entusiasmo la fiesta de María Auxiliadora. Bonita la
ceremonia de la Congregación de los niños a la Virgen el 24 de mayo. La
procesión sigue celebrándose, tras una solemne Eucaristía.
Para su deleite espiritual y descanso material, suelen organizar pere-
grinaciones, que pueden tener como meta Roncesvalles, la Virgen de Mus-
kilda o el Tibidabo (Barcelona).
B) El Oratorio Festivo.—Quedan atrás aquellos años del Sr. López
y del Sr. Delcura, hombres entregados, en cuerpo, y alrna, a esta Obra
tan salesiana.
El cambio de tiempos y de personas produjo la extinción del Ora-
torio.
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Un día se preguntó don Cándido: "Pero, ¿qué hago yo los domin-
gos?"
Se acordó de don Bosco, comenzó y revitalizó el Oratorio: "Yo ponía
en él —me dice— lo que podía: mi cariño".
¡Qué difícil es lograr que don Cándido acepte una entrevista! Le gus-
ta trabajar; pero muy poco, informar.
—Vienen al Oratorio —me responde con su habitual sencillez— unos
setecientos muchachos; mejor dicho, niños y niñas.
Porque un día apareció por el patio una niña, y como tenía a su
hermanito en el Oratorio, pues en el Oratorio se quedó también ella.
Luego comenzaron a llegar otras niñas. Entraban en la iglesia y yo les
decía: Tú, con tu hermano.
Cuando organizamos la primera excursión, se decían las madres: Pero,
¿con esos "gamberros" van a ir también de paseo las niñas?
¡Claro que sí! Y, ¡qué bien se portaron! No hubo ni una queja. Y
luego fueron llegando otras.
—¿Entre qué años están comprendidos sus niños?
—En la escolar. Desde los nueve años hasta 8.° de E.G.B.
—¿Qué horario siguen los domingos y fiestas?
—Pueden llegar al colegio a la hora que ellos quieran. A las 11, la
Eucaristía. ¡Qué bien participan en ella! Cantan. Resulta una Misa pre-
ciosa. Las personas mayores dicen que les parece demasiado moderna o
especial, pero, ¡es muy bonita!
Tres veces ha venido el Sr. Obispo, don José Méndez Asensio, a
presidirla."
De ordinario la preside el Sr. Director, don Matías, pero, a veces,
también otros.
—¿Y cuando acaba la Misa?
—Todo el día juegos y más juegos, pero también Catcquesis. Veinte
grupos llevados por los Salesianos siguen un guión, que, de antemano,
ha preparado el Sr. Director. Cada año, una materia distinta. Una forma-
ción religiosa bien estudiada y orientada.
—¿Existen premios?
—Los niños aprecian y tienen en mucho las marcas estampadas en su
carnet, que garantizan la asistencia a la Misa y a la Catcquesis.
A veces, ruegan a sus padres, que consigo quieren llevarles de excur-
sión, les permitan no faltar al Oratorio.
Las marcas del carnet dan ciertos derechos respecto a la asistencia
a las películas que se proyectan en el colegio. Y ¡cómo no!, a las excur-
siones.
Este mismo año (1977) hubimos de contratar cuatro autobuses, pues
muchos chavales tenían todos los sellos de asistencia en su carnet.
Les llevamos, en Navidades, a Bilbao. ¡Cómo les encantan el Parque
de atracciones, las Galerías Preciados o la Pista de Hielo!
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La segunda excursión tuvo por meta Candanchú, con parada en Ja-
vier y en Yesa. La tercera, ¡al mar! Zarauz. Conseguimos que una barquilla
vigilase, durante todo el tiempo, la gozosa diversión de los niños bañán-
dose en el mar. Otras veces vamos a Deva".
Así nos describe don Cándido Villagrá la marcha de su Oratorio.
Pero no se olvida de decirnos: "Además he de añadir otra cosa: que del
Oratorio todos los años salen Vocaciones sacerdotales o religiosas".
C) Asociación de Padres de los Alumnos.—En la E.G.B., antes del
directorado de don Matías, funcionaba ya con regularidad y buen éxito:
reunión mensual de la Junta y asamblea anual de los padres.
En cambio, en la Sección de los Profesionales no existía. Uno de los
compromisos, que asumió la Comunidad, durante el curso 1974-1975, fue
el de crearla. Al curso siguiente funcionaba con las Juntas de los primeros
lunes de mes, asambleas generales y la aportación voluntaria de una cuota
con la que fomentar y sufragar las excursiones, concursos y otras convi-
vencias de los alumnos.
Hoy integran la Asociación 350 familias de alumnos pertenecientes a
la E.G.B., y unas 700 de F.P.
A las asambleas acuden un 90 % de los padres. En torno a ellas, se
les brinda la mejor ocasión para hablar con los educadores y tratar con
ellos del comportamiento, aprovechamiento y cualidades de sus hijos.
La Junta la forman un Presidente, un Vicepresidente, el Tesorero y
los Vocales. Estos últimos son tantos en número como Grupos existentes,
es decir, unos veinte. El Director del Centro es, por derecho nato, miem-
bro de la Junta.
Estos días se están recogiendo firmas para —dada la delicada situa-
ción de la Enseñanza, llamada Privada, en la Organización incipiente de la
recién inaugurada democracia— asegurar los derechos y libertad de todos
los ciudadanos respecto a la misma.
D) Curso Técnico de Mandos Intermedios.—"La formación perma-
nente es una simple consecuencia de concebir la educación como una tarea
de toda la vida.
Los pueblos que han llegado a cierto grado de desarrollo no se con-
tentan con un oficio para vivir de espaldas a la Empresa, y ésta, a su vez,
necesita de una Escuela eficiente y actual.
Buscamos un trasvase de experiencias canalizadas hacia el Centro Edu-
cativo y un trasvase de conocimientos en dirección a la Empresa.
Sociedad, Escuela, Empresa perseguimos un mismo objetivo: reju-
venecer al hombre todo en un mundo que, día a día, se renueva".
Estas líneas publicadas en un folleto, editado en el mismo colegio
salesiano, y que llevan por título: "Escuelas Técnicoprofesionales Salesia-
nas, patrocinadas por la Excma. Diputación Foral de Navarra", nos dan
una idea sobre la importancia de dicho Curso.
Los "Cursos Técnicos de Mandos Intermedios" surgieron en las Es-
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cuelas Salesianas merced a la iniciativa de su director, don Matías Lara, y
de don Jesús Remón, entonces Jefe de Estudios. Aun hoy siguen prestan-
do un importante servicio a la Región.
"Un modo de dar la imagen actual de nuestras Escuelas —dice don
Matías— ha sido la creación de estos Cursos en el Colegio. Con nuestras
instalaciones, nuestros profesores y otros externos, todos cualificados, he-
mos organizado esta estupenda actividad, valedera para nuestros alumnos
industriales, Antiguos Alumnos,, hasta el nivel de perito; estudios mono-
gráficos sobre Relaciones Humanas, Neumática, Cronometraje, etc.
Unos 500 alumnos se diplomaron en estos cuatro años (es decir, has-
ta 1977), verificando cursos de 50, 75 y hasta de 100 horas.
Con ello ha crecido el prestigio de las Escuelas Salesianas".
E) La Librería Salesiana.—En ella se han editado libros técnicos
de Formación Profesional, muy acreditados, y por ello solicitados, sobre
todo los de Dibujo del profesor Salesiano, don Germán Arín.
La Librería de la Casa Salesiana de Pamplona ha tenido una finalidad
específica: la de propagar la devoción a María Auxiliadora mediante es-
tampas y calendarios.
Desde hace unos 40 años ha venido publicando esta Imprenta-Librería
una colección anual de 31 estampas de María Auxiliadora para el Mes de
Mayo, presentando al dorso, cada año, un texto nuevo de contenido mariano-
A esto hay que añadir las estampas sueltas, postales, oleografías para
cuadros, calendarios —tanto de pared como de bolsillo— que han propa-
gado la imagen de María Auxiliadora, y también las de don Bosco y Do-
mingo Savio.
Las cifras cantan por sí solas. Para el año 1977 se editaron:
o 500.000 estampas para la colección del Mes de Mayo.
o 90.000 calendarios de pared con la imagen de María Auxiliadora.
o 180.000 calendarios de bolsillo con las imágenes de María Auxi-
liadora, don Bosco y Domingo Savio.
Si multiplicáramos estas cifras por tantos años, como la Imprenta-Li-
brería del Colegio Salesiano de Pamplona lleva dedicada a propagar la
devoción a María Auxiliadora, el número total produciría asombro y ad-
miración.
De ella han salido también la Hoja " Archicofradía de María Auxilia-
dora", la revista "Don Bosco en Navarra", programas, etc.
Últimamente, don Bernardo Muñoyerro ha desarrollado una gran la-
bor con el servicio de textos de clase a los Colegios Salesianos y a otros
Centros de Educación.
La Librería, hasta el año 1973, perteneció a la Casa de Pamplona,
más tarde a la Inspectoría como ente jurídico "a se". En estos momentos
se prepara otra en Bilbao, en la Avenida del Ejército, con una orientación
pastoral juvenil y técnico-profesional.
Una bien merecida alabanza nos es grato tributar a los salesianos que
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han ejercido, hasta el presente, el apostolado de la difusión de un ma-
terial cultural, científico y devocional de muy buena aceptación por el pú-
blico: don Alejandro Morido, don Manuel Parreño, don Santos Sastre y
don Bernardo Muñoyerro, que continúa, infatigable y sin descanso, en la
ardua y sacrificada tarea.
9. Convenio con la Excma. Diputación Foral
El del 3 de enero de 1943 había quedado desfasado.
Don Federico Hernando comenzó a gestionar uno nuevo. Don Ma-
tías Lara, en inteligencia con el Consejo Inspectorial, logró llegar a la firma
del mismo.
El actual Vicepresidente de la Diputación Foral, don Amadeo Marco,
comprendió al momento las razones aducidas por los Salesianos; le pare-
cieron del todo evidentes y las aceptó.
El 14 de setiembre de 1974 se procedió a la firma. A la Diputación
Foral representó don Amadeo Marco y don Salvador Bastarrica, Provincial,
a la Congregación Salesiana.
Este Convenio derogaba el firmado por el Conde de Rodezno y el
P. Juan Alberto, el año 1943.
Transcribimos tan sólo algunas de sus cláusulas de mayor relieve:
Primera: La Diputación Foral de Navarra patrocinará la Es-
cuela Profesional Salesiana sita en la C/Aralar, 7, en los términos
que se establecen en estas Bases.
Segunda: La titularidad de la Escuela Profesional Salesiana,
así como la propiedad de todos sus terrenos, edificios e instalacio-
nes, con excepción del mobiliario y material inventariable adqui-
rido con cargo a fondos provinciales, corresponderá exclusivamente
a la Congregación, la cual ejercerá asimismo, con plena autonomía,
el gobierno de la misma en todos los órdenes —docente, adminis-
trativo y económico— sin más limitaciones que las que se derivan
del presente Convenio.
Tercera: Son objeto de este Convenio los cursos ordinarios de
Formación Profesional en los niveles de Oficialía y Maestría, que
actualmente se imparten en la Escuela, tanto en régimen diurno
como nocturno.
El ámbito de este Convenio podrá ser extendido, si la Diputa-
ción Foral lo estima procedente, a nuevas enseñanzas profesionales
que, dentro de los niveles indicados o de los que oficialmente los
substituyan, implante la Congregación Salesiana en el futuro.
Quinta: La Diputación Foral contribuirá al sostenimiento de la
Escuela Profesional Salesiana con una subvención anual, cuya cuan-
tía vendrá determinada a razón de una cantidad por cada alumno
navarro matriculado en dicha Escuela en cualquiera de las Ense-
ñanzas Profesionales a que se refiere la Base 3.a y otra cantidad
por cada alumno navarro alojado en la Residencia de la misma.
Para la determinación de la subvención anual a que se refiere
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

34.3 Page 333

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el párrafo anterior, la Diputación tomará como base el costo medio
a su cargo de funcionamiento ordinario por alumno en las Escuelas
y Residencias Profesionales directamente dependientes de aquélla.
Respecto al alumnado en régimen nocturno, la fijación de la
cantidad a subvencionar se efectuará aplicando los porcentajes que
correspondan.
De la subvención total así calculada, se determinará la parte
de la misma que habrá de aplicarse a la renovación del mobiliario
y material inventariable.
Séptima: El abono de la subvención anual aprobada se efectua-
rá por mensualidades en dozavas partes iguales, a excepción de
la parte de subvención correspondiente al mobiliario y material
inventariable, el cual será directamente suministrado a la Escuela
por la Corporación, y quedará de propiedad de ésta, si bien afecto
a los fines de la Escuela.
Novena: La Congregación deberá consultar previamente a la
Diputación toda designación de personal no salesiano para esta
Escuela a fin de que los nombramientos se hagan, en todo caso,
con su conformidad.
Undécima: En todos los documentos, impresos, rótulos y car-
teles de la Escuela, figurará siempre la leyenda "Patrocinada por
la Excma. Diputación Foral de Navarra".
Decimotercera: Este Convenio empezará a regir el 1 de enero
de 1974, en cuya fecha quedará sin efecto en todas sus disposicio-
nes el Convenio de 3 de enero de 1947.
Habiendo hablado del Convenio es interesante conocer la actual Ma-
trícula del alumnado del Colegio.
Primero F.P.l: Metal: 120; Electricidad: 80; Electrónica: 80; Car-
pintería: 16; Artes Gráficas: 16; Delineantes: 39; Administrativos: 38.
Total: 389.
Segundo F.P.l: Metal: 103; Electricidad: 55; Electrónica: 66; Car-
pintería: 14; Artes Gráficas: 26; Delineantes: 16; Administrativos: 26.
Total: 306.
Primero F.P.2: Metal: 68; Electricidad: 20; Electrónica: 27; Car-
pintería: 9; Artes Gráficas: 5. Total: 129.
Primero Maestría: Metal: 94; Electricidad: 40; Electrónica: 29; Car-
pintería: 6; Artes Gráficas: 8. Total: 177.
Segundo Maestría: Metal: 63; Electricidad: 35; Electrónica: 29; Car-
pintería: 6; Artes Gráficas: 6. Total: 139.
Total de alumnos de Enseñanza Profesional: 1.140.
Como de paso diremos —ya que propiamente el dato no pertenece
a este apartado— que el número de alumnos de la E.G.B. asciende a 320.
Por tanto, el alumnado de las Escuelas Salesianas de Pamplona, el
curso 1977-1978, llega a 1.460 muchachos.
Una palabra sobre los Nocturnos: Se ha dado un progresivo aumen-
to de matrícula en esta gran Sección. En el año 1972 tenía unos 250 alum-
nos; en el año 1977 eran ya 400.
Su horario corre desde las siete de la tarde hasta las 9,30, con tres
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D. Luis Ricceri, Rector Mayor de la Congregación Salesiana en su visita a Pamplona. Año 1974.
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clases de teoría y práctica. Hacen los dos cursos del F.P.l. Son estudios
oficiales con valor académico. Las especialidades que en esta Sección se
imparten son las mismas que en la de los diurnos, excepto la Carpintería
y Artes Gráficas. En cambio, tienen lugar las Ramas de Delineante y Ad-
ministrativo, que no existen en la Sección de los diurnos.
10. Visita del Rector Mayor a la Casa Salesiana de Pamplona
El Superior General de la Congregación, don Luis Ricceri, visitó estas
Escuelas el 27 de marzo de 1974. La Familia Salesiana —Salesianos, Hijas
de María Auxiliadora, AA. AA., Cooperadores, alumnos, Archicofrades,
familias de Salesianos y otros muchos amigos de la Obra— le dispensaron
un cariñoso recibimiento y le rodearon de afecto en las breves horas que
permaneció en Pamplona. Hoy envía una calurosa adhesión al Director y
Hermanos de la Comunidad con motivo de las Bodas de Oro de las Es-
cuelas (Apéndice 4).
11. Don Jesús Remón Baztán
Sustituye a don Matías Lara, en el cargo de director, desde el verano
de 1977. Los muchos años que lleva entregado a su labor constante y
dinámica en el colegio le han dotado de una muy notable experiencia res-
pecto a la marcha, objetivos y necesidades de las Escuelas.
Al frente hasta ahora de trescientos muchachos, de 17 y 18 años,
que integraron, el curso pasado, la Sección de Maestría; de la labor pas-
toral con ellos; de los Cursos Técnicos de Mandos Intermedios y de la
Bolsa de Trabajo, ha adquirido gran prestigio ante los Salesianos y el
personal externo. De buena salud física, dotes intelectuales excelentes y
amor a la Obra y a los jóvenes,.ha emprendido con decisión las tareas de
su nuevo cargo.
Tiene relación con la mayoría de las Empresas de Pamplona y orga-
niza mesas redondas con los jefes de las .mismas y el profesorado del
Colegio.
Mientras escribo estas líneas alteraa sus incumbencias comunitarias
y educacionales con la preparación de los actos que han de integrar el gran
acontecimiento de las Bodas de Oro de las Escuelas.
Suyas son estas textuales palabras, que transcribo de la cinta magne-
tofónica, que las recogió:
"El ejemplo de fidelidad de Salesianos Coadjutores, como el Sr. Del-
cura, Sr. Parreño, Sr. Garrués, Sr. Jordana, Sr. Miret, Sr. Arín, Sr. Colo-
mé, Sr. Fernández han ido jalonando, año tras año, la historia de la Casa
de Pamplona. Han dado un ejemplo maravilloso de fidelidad y de trabajo.
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Junto a D. Jesús Remón, caras conocidas del deporte salesiano.
Apertura del curso escolar 1977-78. D. Jesús Remón,
Director del Colegio, expone el «Ideario» salesiano.
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A ellos es a quienes se debe que la Casa Salesiana de Pamplona esté como
está, con ese prestigio, esa categoría y, sobre todo, con esa eficacia para la
posteridad".
Puedo certificar que a este testimonio se suman todas las personas, a
las que he interrogado sobre las diversas materias desarrolladas en esta
Historia.
12. Don Moisés Barado, veterano cooperador salesiano
Muchos me han hablado de él. Y con cariño. Llenaría páginas refi-
riendo cuanto me han dicho.
Don Moisés ha rebasado los ochenta años y alterna con los jóvenes
con la misma inteligencia, soltura, arte y gracia que en los primeros años
del Colegio.
El actual director, don Jesús Remón, se emociona hablando de don
Moisés: "Es —me dice— uno de los hombres que, como auténtico Coope-
rador Salesiano, han trabajado más en nuestras Escuelas.
Salesiano de cuerpo entero, que nunca midió el tiempo atendiendo
espiritualmente a nuestros muchachos. ¡Cuántas conciencias ha dirigido!
¡Incluso de Salesianos y Directores! Siempre ha estado junto a los Salesia-
nos, junto a la Congregación, porque ha amado siempre y sigue amando
a don Bosco. Por ello ha trabajado con estilo enteramente salesiano".
Sé que todo esto es cierto. Tuve una larga conversación con él, hace
dos años, en su domicilio de Huarte. "Yo soy Salesiano —me decía—. Si
triunfan los Salesianos, triunfo yo; si en algo fracasaran, ese fracaso sería
también mío. Para mí es un honor, una gloria que digan que soy Sale-
siano. De modo que queda claro: yo soy Sacerdote Salesiano".
En sus Bodas de Oro Sacerdotales, la estampa, que el Colegio difun-
dió con profusión, decía-así:
"Rvdo. don Moisés Barado.
De 50 años de sacerdocio,
de corazón salesiano,
de espíritu joven,
de gran afición musical.
Ha desarrollado su actividad, siempre cordial y apostólica, en la pa-
rroquia de Huarte y en el Colegio Salesiano de Pamplona. Cooperador sa-
lesiano, más con hechos que con palabras:
:ha sido el sacerdote navarro que más ha ayudado a nuestros alum-
nos en el Sacramento de la Penitencia y en la Dirección Espi-
ritual,
— nos ha alegrado con su arte musical,
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D. Moisés Barado acompaña a los muchachos del Colegio en un alegre día de excursión.
Felicitación
a D. Moisés
en sus
Bodas de Oro.
Las Srías. de Felipe, grandes bienhechoras del Colegio y del Oratorio Festivo.
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— ha puesto en el Colegio Salesiano la nota sencilla y amable de su
simpatía y humanidad.
Dios se lo premie. María Auxiliadora le bendiga. Don Bosco le son-
ría. Nosotros le expresamos nuestra gratitud".
13. Alzuza. Centro de animación cristiana y misionera
"A ocho kilómetros de Pamplona —escribía el P. Carreño el 12 de
setiembre de 1974-en un pintoresco montecito, acaba de surgir el 'Hogar
del Misionero'.
Viejo solar roquero, adosado a una iglesia del siglo XIII, primer
hito hispano sobre el camino de Santiago después de Roncesvalles, el Hogar
Misionero de Alzuza será en principio albergue de viejos misioneros. Pero
como la mayoría de los veteranos mueren en la brecha, al hogar le queda
hoy por hoy sitio bastante para realizar mejor su ambición: la de pasar
la antorcha a hombres jóvenes deseosos de dedicarse al apostolado mi-
sionero ".
El Órgano Informativo de la Inspectoría de Bilbao, "Enlace", bajo
el título "Centro de Animación Cristiana y Misionera" escribía estos días
en su número del mes de octubre de 1977:
"Además de los locales acondicionados para el 'Hogar del Misionero',
y añorando (¿cómo no?) su vida en la vanguardia del apostolado, han
acomodado otros locales para tener (en los fines de semana) convivencias
y cursillos para la animación cristiana y misionera de la juventud.
Dicha Obra se ha integrado en la Inspectoría de San Francisco Ja-
vier de Bilbao.
Componen esta Comunidad siete salesianos, varios de ellos antiguos
misioneros de la India, beneméritos por diversos títulos. La nueva Comu-
nidad funcionará como filial de la Obra de Pamplona, a la que ayudan con
su experiencia y celo pastoral.
La Obra se halla bajo el patrocinio de Santo Tomás, apóstol de la
India".
A raíz del feliz suceso me escribía el P. Provincial, don Salvador
Bastarrica:
"Alzuza se ha integrado en nuestra Comunidad Inspectorial como
Casa Filial de Pamplona.
Será un florón para esta nuestra Inspectoría, que ha querido imponer-
se el nombre de San Francisco Javier y quiere tener su espíritu y ardor
misioneros.
Así se lo dije a don José Luis Carreño, que casi me abraza. Lo afirmé
sin ánimo de adular y sin triunfalismos.
Alzuza como Hogar del Misionero, de esos gigantes de la fe, cuyas
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vidas gastadas por el Evangelio, nos hablan con la enorme fuerza del
testimonio.
Alzuza como Centro de Animación cristiana y misionera, junto al
Hogar, en especial para nuestros muchachos mayores a fin de que, median-
te convivencias bien planificadas y realizadas, puedan profundizar allí su
fe y aprender a expandirla en sus familias, en donde se encuentren, y qui-
zá lejos, en países de misión".
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XX
BROTES DEL CARISMA SALESIANO EN NAVARRA
I. UNA OBRA SALESIANA SIN SALESIANOS
ORATORIO FESTIVO DE ESTELLA
1. Prólogo
En el estilo literario de la época, publicaba el "Diario de Navarra"
el artículo: "Estella. Una grandiosa obra". Lo reproducía más tarde el
"Boletín Salesiano" de setiembre de 1914.
Copio sus primeras líneas: "Así como la hermosísima violeta nace
y se desarrolla, sin ser vista, a la sombra de los grandes matorrales y sola-
mente se deja sentir, advirtiendo su existencia por el suave perfume, de
la misma manera se está desarrollando en Estella una gran obra, casi
desconocida, pero que por los efectos que produce se advierte su exis-
tencia".
Poquísimos Salesianos percibieron entonces el perfume, y muchos
menos tuvieron noticia después, de aquella humilde violeta, cobijada con
mimo —en los comienzos de la segunda década del siglo— a la sombra de
Estella, ciudad navarra al SO de Pamplona a orillas del Ega, romana en la
antigüedad, ruta de Santiago después, cargada de historia carlista poste-
riormente, cuna de Fray Diego del mismo nombre.
¿Que cómo me enteré yo de la pretérita existencia de aquella heroica
obra apostólica, que alguien llamó luego 'Ciudad de los muchachos de
Estella?
Fue el P. Elias Marañón, misionero en tierras sudamericanas, grato
huésped durante unos días en nuestro colegio de Logroño, quien, ente-
rado de mi dedicación a estudios históricos salesianos, aludió, en el verano
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de 1975, a un Oratorio Festivo que funcionó en Estella y del que él mis-
mo se había beneficiado, no poco, material y espiritualmente.
Sin muchas palabras y con menos cavilaciones, improvisamos una ex-
cursión —¡qué día aquel de calor, de sol estallante!— a la ciudad del
Ega, en nuestra bien probada furgoneta, conducida en esta ocasión por
otro querido Salesiano misionero, el P. Julián Martín.
Ardía Estella aquellos días en fiestas, precisamente las patronales de
la Virgen del Puy y de San Andrés Apóstol.
Los datos que, en íntimo coloquio con la familia Ortigosa, recogí; los
que leí en el artículo "Cuando Estella tenía su 'Ciudad de los muchachos'",
firmado por Juan Satrústegui y recién publicado en el abultado folleto
—programa de las fiestas, pulcramente editado por "Gráficas Echarri";
todo cuanto en la población pregunté y vi, mas la documentación que so-
bre la materia hallé en los Archivos de las Escuelas Salesianas de Pam-
plona, te pondrán al corriente de lo que fue, durante treinta y ocho lar-
gos años, el Oratorio Festivo de María Auxiliadora de Estella, fruto del
celo de unos cuantos cristianos auténticos, Cooperadores Salesianos casi
improvisados y, por supuesto, autoformados, y sin más ayuda que la que,
día a día, les fue prodigando su Madre del Cielo por intercesión de San
Juan Bosco.
"Vuestro auténtico fin —decía éste a los Cooperadores— es expresa-
mente el ayudar a la Iglesia, a los Obispos, a los Párrocos, bajo la alta
dirección de los Salesianos".
Esta "alta dirección" no la hallaron los Cooperadores estelleses en la
persona de ningún salesiano. Pero sí —aquí creo que radica la originali-
dad de su obra apostólica— en el amor a don Bosco y a sus Hijos, que
les llevó a conocer profundamente el espíritu del Fundador y el desarrollo
continuo de su obra mediante la asidua lectura de las biografías de don
Bosco, de María Mazzarello, de Domingo Savio, además de las diversas
revistas salesianas.
2. Los comienzos
Era don Benjamín Ortigosa estellés, y electricista de oficio. Casado y
con varios hijos. Sencillo y profundamente cristiano. Generoso y diná-
mico.
Repara, en cierta ocasión, en un recorte de periódico caído en el
suelo. Lo recoge. La imagen de un hombre de rostro venerable, sonriente
y acogedor, cautiva su atención.
El apostolado que aquel hombre de Dios, llamado don Bosco, había
realizado con los niños y jóvenes en las barriadas de Turín le entusiasma
y le hace exclamar: "Es lo que yo buscaba, lo que yo quiero para Estella".
Pronto se le asocia, entusiasmado también por el audaz y caritativo
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D. Benjamín Ortigosa.
D. Francisco Salinas.
Oratorio Festivo de Estella.
' ":•;ií;,-5
Centro «D. Hosco» de lúdela.
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proyecto, don Andrés Hermoso de Mendoza, confitero de profesión y orga-
nista de la parroquia eje San Miguel.
El 1 de enero de 1911 se celebra,'en la iglesia, solemne función re-
ligiosa de Primeras Comuniones de niños, cuya edad oscila entre los siete
y los diez años.
El decreto "Quam singulari", promulgado por Pío X el 8 de agosto
de 1910, que versaba precisamente sobre la Comunión de los niños, ade-
lantaba a éstos el gozo de recibir sacramentalmente al Señor desde la edad
de la discreción, y no en la más tardía de los diez años fijada por costum-
bres de épocas anteriores.
Por esta razón, los niños de siete, ocho y nueve años comulgaron con-
juntamente con los.de diez por vez primera, aquel día, en la iglesia de San
Miguel.
Al domingo siguiente, los Sres. Ortigosa y Hermoso de Mendoza anun-
ciaron, en la Misa Mayor, que cuantos habían hecho la Primera Comunión
la semana anterior serían obsequiados, por la tarde, con una merienda en
la Lonja Primera'.
Constituían esta Lonja Prijnera unos terrenos que fueron, años más
tarde, asiento de la vaquería de Isidro Ruiz; luego, de la fábrica de mue-
bles "Urbasa"; a continuación, de una fábrica de curtidos; y de los plás-
ticos "Rodolit" después.
En esta Lonja Primera nació aquella "Ciudad de los muchachos", el
Oratorio Festivo de María Auxiliadora. Por eso, la recuerdan con cariño
los estelleses aun en nuestros días.
La merienda prometida consistió en un bocadillo de longaniza, una
naranja y yemas de Navidad, fabricadas por el Sr. Hermoso de Mendoza.
Los niños obsequiados suscitaron la envidia de cuantos no habían podido
recibir su Primera Comunión dicho día, por no estar comprendidos en la
edad requerida. Menudearon las protestas.
—Pues bien —les replicó el Sr. Ortigosa—, el domingo próximo os
esperamos a todos en la Lonja.
Y allá acudió, pasada la semana, toda la muchachada de la parroquia
de San Miguel, sin discriminación de edad ni de ninguna singular ce-
remonia.
La Lonja se convirtió, desde entonces, en el lugar de las más varia-
das diversiones. Privaban los bolos y la pelota. No se quedaban muy atrás
las llamadas de "Soldados", "Al hinque", "Al triculau" y "Al veoveo".
Don Benjamín y don Andrés se afanaban porque quedaran los mucha-
chos satisfechos, con ansias de volver el domingo siguiente. Y, por su-
puesto, que lo consiguieron.
Se jugaba la tarde entera. ¿Qué más podían apetecer los muchachos?
Las diversiones, sin embargo, eran, no el fin de aquellas trabajosas
jornadas festivas, sino estímulo y aliciente para la más sólida formación
religiosa y catequística de la niñez y juventud de la ciudad.
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A la caída de la tarde, se recogían los juegos y la tropa infantil en-
traba en la parroquia a hacer unos momentos de oración.
Cuantos habían acudido al Oratorio recibían un papel sellado, ga-
rantía de su asistencia al mismo y requisito para, en su día, participar en
la tómbola que, con toda variedad de chucherías, organizaban, cada cierto
tiempo, los dirigentes y colaboradores.
Todo marchaba a las mil maravillas. Por ello, los muchachos de las
restantes parroquias demandaron pertenecer, también ellos, al Oratorio,
cosa que llenó de satisfacción al Sr. Ortigosa.
Don Corpus Garín, capellán del Asilo de Ancianos, convencido de la
eficacia apostólica de aquella institución, se asoció a ella en calidad de
Director espiritual. Otro sacerdote, don Antonio Barandiarán, ofreció tam-
bién a don Benjamín la ayuda de su ministerio sacerdotal.
Creo ver —y por ello lo anoto aquí— una inexactitud en los Boleti-
nes Salesianos de aquellos años, que, mal informados, atribuyen a los
sacerdotes seculares la organización y dirección del Oratorio Festivo de
Estella. No fue exactamente así y el lector lo ha podido comprobar por lo
que anteriormente hemos expuesto.
3. Dificultades
No podemos dejar de recordar, al llegar este momento de nuestro
relato, las graves vicisitudes que hubo de superar don Bosco hasta asentar
definitivamente la obra de su Oratorio. Las anotamos de intento por lo que
el lector podrá después adivinar.
y.-.
Sin dinero, sin recurso alguno, sin un palmo de tierra donde apoyar
el pie, seguido de una turba de arrapiezos, mendiga un rincón en el patk>
del "Convino" (1) de Turín; luego, dos habitaciones en el "Hospitalillo"
de la marquesa de Barolo; se ve obligado, más tarde, a dirigirse a 4a dimi-
nuta iglesia de "Los Molinos del Dora" y, seguidamente, a Casa Moretta.
Expulsado de todas partes a causa de los centenares de muchachos que
le seguían y que armaban, ¡cómo no!, una algarabía imponente; vigilado,
incluso amenazado, por las autoridades civiles, hasta las que llegaban que-
jas tan alarmantes como infundadas, el apóstol no se desanima ni, mucho
menos, abandona sus proyectos y planes.
El marqués de Cavour intenta disuadirle de una empresa, que juzga
una locura. Don Bosco le expone razones que abonan y confirman la bon-
dad de su obra. Con firme convencimiento y no menor serenidad conclu-
ye: "Permítame añadir que si yo accediese a la clausura del Oratorio, ten-
dría miedo de que la maldición de Dios cayera sobre mí y sobre usted".
(1) Residencia, dirigida por el teólogo Guala, en la que se preparaban jóvenes sacerdotes al
ejercicio teórico y práctico de su ministerio, bajo la guía de expertos profesores.
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La Pascua de Resurrección le depara el consuelo del cobertizo Pinar-
di que luego, mendigando por doquier, llega a transformarlo en casa. El
año 1852 erige la iglesia de San Francisco de Sales y, a su lado, construye
otro edificio. Lluvias torrenciales se lo arrasan en una noche. Don Bosco,
impertérrito, anima a sus muchachos a confiar en la Providencia: "El de-
monio nos la ha jugado, pero le pesará. Vamos a implorar la ayuda de la
Santísima Virgen". Y la Virgen le depara otro edificio, más amplio y
hermoso, destinado a Escuelas de Artes y Oficios.
Aún más; el año 1864, sin otro capital que cuarenta céntimos en el
bolsillo, coloca la primera piedra de la Basílica de María Auxiliadora. En
1868 consigue terminarla.
No existe obstáculo que doblegue el celo" de un hombre de fe.
Tres años llevaban don Benjamín y sus oratorianos disfrutando pací-
ficamente de los terrenos de la Lonja Primera, muy apropiada para los
sencillos esparcimientos dominicales de los chavales, cuando al dueño se
le ocurrió alquilarla, alegando los estragos que aquéllos hacían en ella.
¿Eran de verdad tan enormes?
El "Boletín Salesiano" —mayo de 1915— publica un artículo (¿me
equivocaré si lo atribuyo al Sr. Ortigosa?), que con estilo sencillo y matiz
poético, dice entre otras cosas: "¡Abril! ¡Qué contraste! Cuando los pája-
ros con sus trinos y gorgeos comienzan a saludar todas las mañanas; cuan-
do las fuentes, ríos, lagos y plantas hablan en lenguaje de alegría por ha-
ber cesado el invierno y convida toda la naturaleza a salir de este estado
lúgubre comunicando calor y vida..., el Oratorio Festivo comienza el in-
vierno.
En este mes fuimos despedidos del local o prado en el que nos reunía-
mos, por haber sido alquilado por sus propietarios (a los que estamos
agradecidísimos); y desde esta fecha hemos andado errantes como bohe-
mios, sin casa ni hogar donde pasar las tardes festivas, esperando que el
Buen Pastor y María Auxiliadora nos deparasen algún redil donde reunir
el rebaño. Unos días íbamos a pasear, otros acudíamos a algunas eras, su-
friendo las inclemencias del tiempo. Había que pensar en algo, había que
lograr algún local; pero encontramos grandes escollos. Donde quiera que
fijábamos nuestra vista, oposiciones, negaciones". Hasta aquí el artículo
del Boletín.
Unos terrenos que se extendían junto al viejo Matadero vinieron a
solucionar la difícil situación. Y lo más consolador fue que nuevos cola-
boradores sumaron su fe y su entusiasmo a los-de los infatigables Ortigosa,
Andrés Hermoso de Mendoza, Corpus Garín y Antonio Barandiarán. Fue-
ron los señores don Claudio López, don Salustiano Casanellas, don Adrián
Juániz y don Lorenzo Hermoso de Mendoza.
Llegó a edificarse en la Nueva Lonja un frontón. Unos cobertizos,
casi improvisados, suplían a pórticos y salas de juego en los días lluviosos.
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Los niños jugaban y se divertían a placer, organizando campeonatos
de fútbol, pelota y otros juegos.
Mas, el niño es por naturaleza irreflexivo y nunca será razonable exi-
girle una madurez impropia de su edad. A pesar de la paternal vigilancia
que las personas mayores ejercían sobre ellos, se dieron algunos pequeños
desperfectos, que motivaron una nueva dolorosa despedida. El enojado
propietario les dio a entender que aquella aventura había tocado a su fin.
¿A quién dirigirse ya?
El 25 de marzo de 1915, aniversario de la aparición de la Virgen del
Puy, en la basílica que lleva su nombre se congregaron los niños del Ora-
torio para celebrar, con verdadera solemnidad, la fiesta de María Auxilia-
dora. Ante Ella oraron, cantaron, comulgaron... Unos días después, en el
Círculo Católico de Obreros, los pequeños artistas encandilaron con la
representación de la comedia "Y va de pega", más la zarzuela "El niño
travieso", a un numeroso público, que aplaudió entusiasmado a los orato-
rianos. El niño Julio Pozal declamó la poesía "A mi Madre, la Virgen del
Puy" y Antoñito Leza dedicó otra a don Bosco.
"Uno de los directores de la obra —escribe el "Boletín Salesiano"—
interesó después a sus oyentes a favor de la misma con la exposición mi-
nuciosa de su historia y de las necesidades críticas por las que atravesaba
en aquel momento y que reclamaban una solución rápida".
Llegó ésta a través del Ayuntamiento, si bien muy condicionada y en
precario, con la cesión para el Oratorio del patio de una de las clases de
las Escuelas Municipales, "ad experimentum" durante dos meses.
Pronto volvió a aducirse el capítulo de los desperfectos, pues, de
cuando en cuando, aparecía roto algún que otro cristal del edificio.
—¿Quiénes, sino los muchachos del Oratorio, pueden ser los autores
del atropello? —clamaban los maestros.
"Como la mayoría de estos cristales —escribe Satrústegui— eran ro-
tos por los chicos del Colegio y no por los del Oratorio, hubo que adoptar
la medida de contar todos los cristales rotos cuantas veces se acudía allí a
pasar las tardes dominicales y festivas, hasta comprobar claramente que la
mayoría de los vidrios rotos eran destrozados por los niños del Colegio
y no por los del Oratorio".
A pesar de ello, los oratorianos se vieron forzados a emigrar por de-
cisión del Ayuntamiento.
Acampó entonces la turba infantil en el- lugar sito detrás del conven-
to de Capuchinos, en los llamados "Terrenos del Lazareto".
De los diversos documentos que, con detención, he examinado de-
duzco con claridad meridiana que bastantes de aquellos chavales estaban
necesitados de afecto y no menos de educación humana, tanto bajo el as-
pecto cultural profano, como el religioso.
Por ello, D. Benjamín, desde aquel memorable mes de enero del año
1911, convirtió su propia casa en escuela nocturna. Veintidós jóvenes acu-
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dían diariamente y recibían allí una instrucción elemental consistente en
clases de lectura y nociones de aritmética, y hasta de escritura, de manera
ciertamente incómoda por carecer de mesas en las que apoyar el brazo
para trazar decorosamente las letras.
Las peticiones de ingreso en la escuela eran constantes, pero el lugar
no daba más de sí.
Enterado de ello el Sr. Obispo, don José González Mendoza y Gar-
cía, permitió al Sr. Ortigosa y colaboradores habilitar y usar los salones
del antiguo Colegio de Santa Ana. Creció la matrícula, mas no en exceso.
De los cuarenta alumnos que dieron su nombre al comienzo del curso
escolar, veinticinco o treinta tan sólo acudían a las clases con la debida
regularidad.
"Aquí largo y tendido se podría hablar —escribe un artículo de la
'Acción Social de Navarra — de la incuria de los padres. Ven que sus
hijos, el día de mañana, se verán sin poder servirse por sí solos; y, sin
embargo, consienten en abandonarlos sin sacrificarse un poco por ellos.
Este año estamos de enhorabuena por haber podido ampliar la escue-
la nocturna. Como consecuencia, aumento en el presupuesto de gastos y
no tanto en el de los ingresos de los protectores. Y como en ganancia, tam-
bién hemos prosperado en... sinsabores. El Ayuntamiento ha acordado,
sin embargo, subvencionar, el año próximo, el Oratorio. ¡Mil gracias a to-
dos sus protectores!"
Quiero añadir a todo lo dicho que don Benjamín y sus compañeros
de apostolado no despreciaban medio alguno, además de los enumerados,
para la evangelización del pueblo.
Hojitas de formación religiosa, de contenido sencillo y estilo ameno,
tales como "El Oratorio Festivo", "Rayo de Sol" y "Hormiga de oro"
entraban, a través de los chicos, en las familias estellesas y, deleitando,
instruían en el mensaje y pensamiento cristianos.
4. El Oratorio definitivo en «La Rambla»
Don Corpus Garín, convencido de que trabajaban por Dios y en
una obra querida por El, no se acobardaba ante las dificultades que, de
continuo, iban surgiendo.
Decidióse un día llamar a las puertas de la dama estellesa, doña Blan-
ca Vicuña, que residía en San Sebastián, en demanda de una imprescindi-
ble ayuda.
Conmovida doña Blanca con el relato de las vicisitudes sufridas por
aquellos hombres heroicos, les donó, generosamente, una finca ya de anti-
guo llamada "La Rambla" —en la que hoy se asienta el frontón Lizarra—
inhabilitada e inculta entonces, destapiada y con un declive de nueve me-
tros de un extremo a otro de la misma.
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"La finca —escribe el Sr. Satrústegui— la llevaba a renta un es-
tellés, apodado "Ojos listos" quien, hace muchos años, emigró a Francia".
En esta propiedad hiciéronse las pertinentes instalaciones deportivas,
un parque de juegos y demás obras necesarias para acoger a los cientos de
niños matriculados en el Oratorio.
Se talaron árboles, se apartaron las piedras, se cavó cuanto fue nece-
sario para allanar el terreno, se levantó la tapia... Todo sin un real. Los
mismos muchachos se convirtieron en activos obreros.
Mas, los materiales no eran gratuitos, y los oficiales reclamaban, ¡cosa
lógica!, sus jornadas correspondientes.
Los señores Ortigosa y Ángel Hermoso de Mendoza se vieron obliga-
dos a mendigar los recursos económicos necesarios.
La ciudad, testigo del celo y fortaleza de ánimo de aquellos hom-
bres, respondió a su demanda con suficiente generosidad.
Se cercó la finca, se allanó en parte el terreno, se construyó un cu-
bierto de "Porland" armado, de 22 metros de largo por 4,50 de ancho,
que sirviera de refugio y, a la vez, de frontón. Se plantaron árboles, en-
comendándose uno a cada niño para su defensa y cultivo. Abundaron las
diversiones. Con esto, la deuda ascendió a 15.000 pesetas, cifra muy eleva-
da el año 1915.
Así quedó montado definitivamente el Oratorio y en la forma des-
crita, salvo pequeñas variaciones, permaneció hasta el año 1925, en el que
se levantó —¡Dios sabe con qué esfuerzos!— un salón de veintidós metros
de largo y unos cinco de alto.
>Esta edificación subsiste todavía. En ella se instaló una máquina de
cine —¡el cine mudo de entonces!—, que había de constituir, junto con
las representaciones teatrales de la "Galería Salesiana", el solaz preferido
de los chavales.
Respecto a las proyecciones cinematográficas hubo sus dimes y dire-
tes. Tronó contra ellas don Pedro "El de las Vascas". Se le sumaron otras
voces de personas de conciencia más que timoratas y de estrecha ideo-
logía.
No era ciertamente don Corpus de conciencia laxa ni lo eran sus
socios. Sin embargo, no les faltaron críticas provenientes de hombres y
mujeres que, excesivamente severos en materia de moral, veían en el cine
poco menos que una invención diabólica, capaz de dar al traste —incluso
con las proyecciones del todo inocuas del salón del Oratorio— con la ino-
cencia de los muchachos.
La verdad es que este criterio presidía las orientaciones y normas
—con dudas, vacilaciones y sus más y sus menos— de Instituciones ecle-
siásticas y religiosas.
El columpio, en el que de continuo se balancea la sociedad, nos ha
lanzado hoy al extremo opuesto.
Vivía en el barrio de Lizarra, lindando con el Oratorio, un viejo cam-
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pesino, chapado a la antigua, superviviente de la guerra carlista. Se llamaba
don Pedro Echévarri, pero era más conocido por el apodo de "El de las
Vascas". Murió centenario hace escasos años.
Acertó a pasar un día por delante de la puerta de entrada del salón,
que a él se le antojaba un centro de perdición. No pudo contenerse y gritó
a los porteros de modo que éstos lo oyeran bien: "Así envenenáis a la
juventud con esas inmoralidades, salidas de la cabeza del demonio".
El caso es que la película que se proyectaba, cuando don Pedro lanzó
el anatema intencionalmente contra los fundadores y colaboradores del Ora-
torio, era la que llevaba por título "Genoveva de Brabante", "un dramón
místico-religioso —en expresión del Sr. Satrústegui, que es quien refiere la
anécdota— en el que se exaltaba la pureza con el ñoño estilo de las novelas
de entregas".
Lo que sí podemos afirmar es que la actividad principal del Orato-
rio fue la instrucción catequística de los chavales, conforme al concepto de
don Bosco, quien definió el Oratorio como "lugar destinado a divertir
a los jóvenes con amenas diversiones, después de haber cumplido sus de-
beres religiosos".
Durante muchos años tuvieron vida las clases nocturnas, de cuyos
inicios hemos hablado, con una asistencia media de 105 muchachos en
los últimos años.
El año 1917 se fundó la Mutualidad Escolar, que llegó a tener unas
quinientas libretas.
El salón de actos ganó presencia y comodidad con una oportuna ad-
quisición de butacas. El cine pasó, en su día, a ser sonoro. Abundaron las
representaciones teatrales.
Por otra parte, celebráronse con finura, arte y devoción, toda clase
de actos religiosos, sobre todo las devociones eucarística y mariana.
5. Reglamento de la entidad «Oratorio Festivo de María Auxiliadora
de Estella»
Lleva este título el documento que tengo en mis manos, firmado
por Benjamín Ortigosa Aspíroz, el 14 de febrero de 1925. Lo creo de
interés histórico y ppr ello lo reproduzco en este lugar, a pesar de la repe-
tición de algunos conceptos conocidos por el lector.
Dice así:
"El Oratorio Festivo de Niños, fundado en esta ciudad el 7 de
enero de 1911 ha acordado modificar su Reglamento (2) en la for-
ma siguiente:
(2) El anterior no lo hemos hallado en archivo alguno.
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REGLAMENTO DEL ORATORIO FESTIVO DE
LOS NIÑOS DE ESTELLA
1) En la ciudad de Estella, donde tendrá su domicilio legal,
funcionará un Oratorio Festivo de niños bajo la advocación y pro-
tección de María Auxiliadora.
2) Se halla establecido en la finca, de antiguo denominada "La
Rambla", sita en la calle de Lizarra, sin número, en esta ciudad,
donada generosamente por Dña. María Vicuña, natural de Estella
y residente en San Sebastián, y en ella tiene locales propios, cons-
truidos con legados y limosnas de personas amantes de la juventud
y con préstamos, a módico interés, de varios señores y señoras
entre los cuales se encuentra el Excmo. Ayuntamiento de Estella;
todo ello administrado por la Junta Directiva, formada por un
director, un vice director, un tesorero, un secretario y dos vo-
cales.
3) El fin del Oratorio es reunir los domingos y días festivos
a los jóvenes de seis a veinte años para entretenerlos con honestas
diversiones, instruirlos y educarlos para que sean buenos cristianos
y honrados ciudadanos (3).
4) Para conseguir su fin, el Oratorio tiene un espacioso salón,
donde da esquelas dominicales y nocturnas durante el invierno, de
modo especial a los analfabetos (4); posee una biblioteca circulan-
te de sana y amena lectura; tiene un teatro, donde da veladas para
honestamente entretener a los jóvenes que lo frecuentan; tiene
establecida la Mutualidad Escolar con tres secciones de Socorro,
Ahorro y Dote Infantil, en combinación con el Instituto Nacional
de Previsión con su Reglamento especial, aprobado por la Supe-
rioridad y bajo la dirección de una Junta especial para la misma.
Y en el campo del Oratorio hay sección de foot-ball y juegos de
pelota, de bolos, de zancos, etc., etc. Todo ello y cuanto se implante
mirando siempre al bien moral y material de los niños y jóvenes
de Estella
5) En el Oratorio serán admitidos todos los jóvenes que quie-
ran asistii, con preferencia los más necesitados de instrucción cívica
y religiosa, siempre que se sometan de buen grado al Reglamento
interior y obedezcan a los Superiores, pudiendo, en cualquier instan-
te, el Director o el que haga sus veces expulsar a los díscolos y
desobedientes.
DIRECCIÓN Y GOBIERNO
6) La Junta constará, a ser posible, de un director, de un vi-
cedirector, de un tesorero, de un secretario y de dos vocales, sien-
do vocal nato y a perpetuidad el Sr. Alcalde de Estella, según
acuerdo del Excmo. Ayuntamiento del 28 de junio de 1924 y acep-
tado por la actual Junta Directiva, al donar cuatro mil pesetas
para el nuevo edificio del Oratorio.
La Junta Directiva tiene el gobierno y administración del Ora-
(3) El subrayado es nuestro. Las palabras son las mismas que figuran en tantos escritos
del mismo don Bosco.
(4) Copia también de la línea de actuación de don Bosco en su Oratorio de Turín.
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torio Festivo podiendo, por sí misma, tomar toda clase de acuer-
dos, representándolo en todos los contratos y asuntos, en sus
relaciones con las personas y entidades y en el ejercicio de toda
clase de actividades, pudiendo delegar para ello en cualquiera de
sus miembros.
7) La Junta Directiva actual está formada por don Corpus
Garín, presbítero, fundador del Oratorio, como Director; don An-
tonio Barandiarán, presbítero, cofundador, como vicedirector; don
Andrés Hermoso de Mendoza, casado, cofundador, como tesorero;
don Benjamín Ortigosa, casado, cofundador, como secretario; don
José María Sola, presbítero, y el actual alcalde de Estella, don For-
tunato Pozuela, como vocales. La duración de los nombrados de
esos cargos es por tiempo indefinido, excepto el último, pues será
vocal la persona que desempeñe la Alcaldía de Estella.
8) Los cuatro cofundadores del Oratorio Festivo, tienen dere-
cho a nombrar sus sucesores en sus cargos ".
6. La fiesta de la beatificación de don Bosco
Las fiestas salesianas celebrábanse en el Oratorio de Estella con la
misma solemnidad que en nuestros Colegios. Con la ocasión de la beati-
ficación de nuestro Fundador por Pío XI, el 2 de junio de 1929 —preci-
samente cuando empezaban a funcionar con regularidad las Escuelas Sale-
sianas de Pamplona, fundadas hace medio siglo—, escribía esta carta don
Corpus Garín, director del Oratorio de Estella, al Superior General de la
Congregación, don Felipe Rinaldi: "Ese día (en el que fue declarado beato
don Bosco), los primeros alumnos de este Oratorio —hoy muchos de ellos
casados— nos han dado una gratísima sorpresa. Han querido celebrar la
Beatificación del querídismo fundador Juan Bosco como se merece. A este
fin hicieron un llamamiento a sus compañeros: 'Los que estas líneas os
dirigen, que han compartido con vosotros los días venturosos de la infan-
cia y adolescencia, aquellas horas felices que se esfumaron y ya no vol-
verán, en las que nuestros directores queridos, con gran constancia, abne-
gación y celo, corregían con cariño las travesuras propias de la edad, os
invitan a demostrar vuestra gratitud, pues debemos a esta primordial insti-
tución del Vble. Bosco el gran bien que ha hecho en nuestras almas. Por
este motivo, algunos antiguos alumnos del Oratorio han pensado formar
una Asociación cultural-artística, que tenga por objeto el amplio desarrollo
de las salvadoras doctrinas del Apóstol de la moderna juventud; y con
este fin os invitamos a la magna reunión, que se celebrará en los locales
del Oratorio para festejar el gran acontecimiento de ser elevado nuestro
fundador al honor de los altares'".
Muchos fueron los que respondieron al simpático llamamiento; y
el dos de junio, mientras en Roma se celebraba la solemne ceremonia de
la Beatificación, la juventud de Estella se reunía en la iglesia de San An-
drés, acercándose casi todos a la Sagrada Mesa.
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A mediodía, a expensas de los niños, niñas (5) y jóvenes del Orato-
rio Festivo, se sirvió una comida extraordinaria a los asilados de la Santa
Misericordia.
Por la noche, en el salón de actos, tuvo lugar una velada literario-
musical. Después del himno a don Bosco, el exalumno don Francisco Man-
zanedo disertó sobre el tema: "El triunfo de los exalumnos del Oratorio".
Y, a continuación, don Celestino Iglesia presentó un breve pero denso
estudio sobre el Oratorio Festivo.
Por fin, el director, don Corpus Garín, dio lectura al discurso pro-
nunciado por el Papa con motivo del Decreto de aprobación de los mila-
gros del Vble. Juan Bosco. El acto fue muy aplaudido.
Y cuando el Fundador de la Familia Salesiana fue canonizado (Pas-
cua de 1934), creció el entusiasmo de la juventud estellesa. Todos los años
se celebró la fiesta del Santo en la Parroquia, precedido de solemne Tri-
duo, con Misa cantada y predicador escogido.
7. Bodas de Plata del Oratorio
A los veinticinco años de su fundación, la Junta difundió un escrito
en el que se agradecía toda la ayuda prestada, desde los comienzos al
Oratorio. Refiriéndose al Rector Mayor de la Congregación decía: "Gra-
cias porque nos ha considerado siempre como miembros de la benemérita
Institución y nos ha donado una reliquia de la carne de San Juan Bosco
como a los otros Colegios salesianos, y en toda ocasión nos ha animado
con palabras de verdadero Padre".
Hacía luego extensiva su gratitud a los diversos Prelados que, en
aquellos 25 años, habían regentado la Sede de San Fermín; al Clero se-
cular y regular de Estella, a los bienhechores (sobre todo, a doña Concep-
ción Uriarte, doña Blanca Cañas, doña María Vicuña, don Enrique Ochoa,
don Juan Zugarramurdi, etc.); y al Ayuntamiento.
Terminaba el artículo: "Gracias también, y salidas de lo hondo del
corazón, a los que han sembrado de chinitas nuestro camino, a los que
han plantado espinas en nuestro huerto, y de modo especial a los que nos
han hecho recorrer, alguna vez, el camino del Calvario, ese camino siempre
glorioso y triunfador".
Don Marcelino Olaechea, Obispo entonces de Pamplona, les respon-
día: "Bendigo con bendición especialísima al Oratorio Festivo de Estella...
Gracia grande del Señor, y gracia continua viene siendo ese Oratorio
a través de los cinco lustros de su vida. ¡Cuántas inteligencias ilustradas en
la Religión! ¡Cuántas almas preservadas del mal! ¡Cuántas, sostenidas en
la lucha! ¡Cuántas santas Confesiones y Comuniones! ¡Cuántas oraciones
(5) Contiguo al Oratorio de niños funcionaba otro de niñas, del que hablaremos más
adelante.
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fervorosas! Esos bienes se irán multiplicando... Que el Señor, por interce-
sión de su Madre Auxiliadora, derrame sus gracias sobre los niños, sobre
los directores del Oratorio, sobre todas las almas buenas que lo miman con
cariño y caridad".
8. Dirección del Oratorio por don Casimiro Saralegui (1940-1945)
Don Casimiro, que en la actualidad forma parte del equipo sacerdotal
del Secretariado de Misiones de Pamplona, me escribe: "Había leído en
mi juventud el 'Don Bosco' de Hugo Wast. Me entusiasmó su dedicación y
entrega a los jóvenes, su profetismo de cara a la juventud obrera, su intui-
ción socio-política en la revuelta, por aquel entonces, Italia, el delicioso dúo
apostólico con Mamá Margarita.
A mis 38 años, después de haber ejercido mi sacerdocio como párroco
rural y coadjutor en distintos pueblos, la Providencia me llevó a Estella
como coadjutor de su principal parroquia, San Juan Bautista.
El Oratorio ya funcionaba. Venerables sacerdotes, ya mayores, don
Corpus Garín y don Alejandro Zuza, me transmitieron la atención al mis-
mo y, durante cinco años que estuve en Estella, cuidé de él y de los mu-
chachos que a él acudían.
Ayudado de catequistas y de los que hoy llamamos monitores, duran-
te las tardes de los domingos y días festivos, recogíamos sin formulismos,
en santa 'campanza', a toda la chavalería de la pequeña ciudad del Ega
en el salón y patios que tenía la entidad. Charlas, reuniones, cine, alguna
comedia entretenían a los pequeños hasta el atardecer, en que volvían a
sus casas gozosos y enardecidos.
En tiempo de vacaciones, también reuníamos a la gente menuda —los
chicos— y hacíamos deporte: natación, boxeo, marchas y días de campo,
y hasta atletismo en un gimnasio que improvisamos en los bajos de la
Casa parroquial.
Cuando ahora, a los treinta años, me encuentro con estelleses, niños
de entonces, todos me recuerdan, con añoranza, aquellos años de su in-
fancia en el Oratorio Festivo, lo bien que lo pasaban. Era un clima gozoso,
una aglutinación de niños que tan solos y aburridos viven en las ciudades
y que allí encontraban camaradería, expansión y vida".
9. Ocaso y fin del Oratorio
Don Corpus Garín, don Benjamín Ortigosa, los demás cofundadores
y colaboradores del Oratorio, así como el Ayuntamiento y la población
estellesa, desearon ardientemente la fundación de una Casa Salesiana en la
ciudad del Ega.
"Era el año 1954 —me escribe don Pablo Baraut—. Acababan de
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celebrar nuestras Escuelas de Pamplona sus Bodas de Plata con gran en-
tusiasmo. Había tenido lugar en Roma la exaltación a los altares de Santo
Domingo Savio, el mejor fruto de la educación salesiana. Había pasado
el Visitador extraordinario del Rector Mayor, don Juan Antal, por la Casa
de Pamplona. La Comunidad arrastraba, desde casi diez años, el problema
del Convenio con la Excma. Diputación Foral de Navarra, que no acababa
de resolverse. Los Salesianos, excelentes y sacrificados, padecían de una
cierta desilusión porque iban pasando los años, se sucedían los directores
y el edificio estaba cada vez en peores condiciones. Las promesas, por
una u otra causa, no acababan de cristalizar en una realidad. El Ayunta-
miento, por ello, había retirado los terrenos cedidos a la Diputación, junto
al Monumento a los Caídos, que en un principio debía ser la iglesia
de la Gran Escuela Profesional de Navarra, soñada por nuestro entrañable
amigo don Francisco Uranga, que había cesado de Diputado. Había que
tomar rumbos nuevos.
También el Oratorio Festivo de Estella había perdido a sus mejores
puntales, don Benjamín Ortigosa y don Corpus Garín, ya ancianos.
Se cuidaba de la ya decadente fundación el entusiasta antiguo alumno
nuestro, Jesús Alen, pero sin ayudas eficaces. Los terrenos y las edificacio-
nes sufrían deterioros que nadie quería atender. La Casa de Pamplona
tenía que correr con los gastos sin que se viera, de momento, posibilidad
de utilización provechosa.
El párroco de San Juan, don Miguel Sola, vino a proponerme, a pri-
meros de 1955, el aprovechar dichos locales para catcquesis parroquial en
colaboración con los demás párrocos de la ciudad, haciéndose responsables
de la conservación y arreglo de las instalaciones. Consultando el caso con
el Consejo de la Casa y el P. Provincial, y buscando el bien de los niños
de Estella, se firmó el Convenio Privado del 11 de febrero de 1955, por
el que se cedía temporalmente el disfrute del inmueble a los referidos pá-
rrocos para su utilización como Oratorio Festivo.
El Sr. Arzobispo, don Enrique Delgado Gómez, que profesaba un
gran afecto a los Salesianos, demostrado en múltiples ocasiones, como en
los solemnes festejos por la canonización de Domingo Savio y todos los
años en la fiesta de San Juan Bosco, al comunicársele el acuerdo tomado,
se alegró muchísimo.
Más adelante, al crearse por el Patronato de Formación Profesional
la Escuela de Oficialía de Estella, dirigida por Jesús Alen, integrándose
dentro de dicho Patronato, se pidió la cesión del Oratorio para incremen-
tar la obra que, en colaboración con los Salesianos, realizaba la Excma.
Diputación Foral.
De acuerdo con el P. Provincial, se contestó que los Salesianos cedían
gustosísimos sus derechos para una obra que les estaba tan a pecho y en
beneficio de los jóvenes de Estella, pero que era preciso tratarlo con el
Sr. Arzobispo, que ya tenía su representante en el Patronato.
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Al dejar mi cargo de director en 1960, no recuerdo se hubiera hecho
documento alguno sobre el particular ni anulado la escritura de propiedad,
pero prácticamente los Salesianos, al no poder ocuparse personalmente de
esas propiedades, prefirieron que se aprovecharan en beneficio de los jó-
venes de Estella para quienes las habían adquirido los beneméritos fun-
dadores ".
10. Oratorio Festivo de niñas en Estella (1921-1949)
Siguiendo las huellas de don Benjamín Ortigosa, pero por un camino
más liso, no erizado de tantas espinas de dificultades y sufrimientos, Ge-
nara Ortiz, Encarnación Zorrilla y Alejandrina Vidaurre lograron también
fundar un Oratorio Festivo para las niñas y jóvenes de Estella.
De las fundadoras, vive aún Alejandrina. Le pesan poco sus ochenta
y siete años. Viva, inquieta, andariega, ha recorrido el mundo. Si un día
se te ocurre hablar con ella, llámala por teléfono a las horas de comer
pues, de lo contrario, difícil será la encuentres en casa.
Habla con gracia y soltura, entre bromas y risas. Por ello, su con-
versación resulta agradable. En ocasiones, se refleja sobre sí misma en
actitud suave de defensa contra la alabanza humana.
La cosa comenzó con un local que les cedió el Ayuntamiento —viejo
e inadecuado— en el que se divertían a placer las niñas. La explanada que
se extendía adelante era apropiada para las diversiones de las niñas, las
cuales acudían con verdadera ilusión, las tardes de los domingos y días
festivos, a su incipiente Oratorio.
Llegó un día a oídos de Alejandrina que una tal doña Trifona Goicoe-
chea era la propietaria de unos terrenos existentes donde comienza la
subida a la Basílica del Puy.
Encaminó sus pasos a Pamplona, pues allí residía dicha señora.
La entrevista se resolvió en un completo éxito. Así lo cuenta ella
misma.
"Hablé con doña Trifona y nos regaló el terreno para en él levantar
nuestro Oratorio. Don Luis Larráinzar, arquitecto estellés con domicilio
habitual en Madrid, nos hizo los planos; y enseguida, comenzamos a edi-
ficar el salón.
Las niñas afluían sin cesar. Llegaron a formar el Oratorio unas tres-
cientas. Los Salesianos de Pamplona nos construyeron los primeros colum-
pios. El lugar era magnífico, y enfrente mismo del Oratorio de los mu-
chachos. Los directores de ambos Oratorios nos prestábamos mutua ayuda.
Perfecta inteligencia, sin roce alguno ni rencilla.
De vez en cuando, las niñas representaban sus funciones teatrales en el
salón de los chavales. Comedias y zarzuelas, que siempre gustaban, pues
las chicas de Estella eran artistas.
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Dirigía los ensayos D. Alfonso Ruarte, que era organista. Un día
nos atrevimos a proponerle:
— En ocho días tenemos que preparar una zarzuela, pues esperamos
la visita de un personaje ilustre.
— ¡Ya! Vosotros lo veis todo muy sencillo. ¿Sabéis lo que supone
preparar una zarzuela en una semana?
Le presentamos una terna de jovencitas. Con ellas comenzó los en-
sayos. La zarzuela salió bordada. Aquellas muchachas son hoy religiosas.
El Sr. Huarte nos dijo en una ocasión: 'Tenéis chicas muy buenas. Si
alguna siente en sí la llamada a la vida religiosa, yo me comprometo a
pagarle la carrera'.
Agotamos las obras de la 'Galería Salesiana' de que disponían los
Salesianos de Pamplona.
El obispo de la diócesis, don Marcelino Olaechea, admiraba y bende-
cía nuestros trabajos.
En una de sus visitas a ambos Oratorios coincidió en Estella con
don Emilio Segura, canónigo magistral de Barcelona, antiguo alumno del
Sr. Ortigosa. El prelado emitió este juicio: 'Solamente por don Emilio
valía la pena de haber fundado el Oratorio en Estella'.
Los métodos de evangelización eran los mismos del vecino Oratorio,
de chicos, inspirados en el carisma y sistema de don Bosco.
Llegaron, en ocasiones las fundadoras a sentir ansias de una propia
mayor perfección y hasta proyectaron ingresar en alguna Tercera Orden.
Consultaron la cosa con un obispo capuchino, residente ocasional en
Estella, quien, al punto, les respondió: 'Continuad aquí desarrollando vues-
tro apostolado, sin pensar en ingresar en Orden alguna, pues es maravi-
llosa la labor que estáis realizando. Quedad tranquilas. Os bendigo de
todo corazón'".
No me es permitido alargar más esta narración. Poseo un extenso
informe de Alejandrina Vidaurre, que deposito en el archivo de la Inspec-
toría. De todos modos, he de decir que tuvo más resonancia, .en Estella,
el Oratorio de niños del que he hablado largamente.
11. Conclusión
Fueron los Oratorios de Estella planteles de numerosas y buenas
Vocaciones. Unos murieron ya en el campo de las Misiones, como Mau-
ricio Barbarin. Otros lucharon con entusiasmo por extender el Reino
de Cristo en España y en el mundo entero. Sacerdotes del clero secular,
religiosos y religiosas de Ordenes y Congregaciones, misioneros, apóstoles
seglares: ¡he aquí el fruto de una obra netamente salesiana!
Los Directores Salesianos de Pamplona y de Astudillo (Falencia) ve-
rificaban anualmente, en tierras estellesas, verdaderas redadas (¡santas
redadas!) de Vocaciones.
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El inolvidable don Pedro Olivazzo, uno de los Salesianos que con
más derecho —y además por la puerta ancha— entra en la historia de
la Congregación Salesiana en España; que conoció personalmente a don
Bosco y del que largamente hablaremos al tratar de la veterana Casa de
Baracaldo en otro tomo de nuestro trabajo, encontró en el Sr. Ortigosa la
más eficaz ayuda en la selección de los mejores candidatos a la vida sale-
siana misionera, que de Estella pasaban a poblar el Seminario de As-
tudillo.
Para la familia Ortigosa la llegada de don Pedro o de cualquier otro
Salesiano a Estella adquiría rango de gran fiesta. Por supuesto que había
de hospedarse en su casa. Le ofrecían comida, lecho y, sobre todo, sincero
y cordial afecto, durante los días de su estancia en la ciudad. Y es que
la casa de don Benjamín era enteramente salesiana. En ella se leían de
continuo las biografías de don Bosco, Domingo Savio, los Boletines Sa-
lesianos, sin omitir página ni noticia por insignificante que fuera.
Conservan sus hijos aún, cual preciada joya, una estampa-reliquia,
con la que un día les obsequió don Marcelino Olaechea. Lleva escrita, de
puño y letra del Prelado, una oración que él mismo quiso componer.
Conservan también, con orgullo y veneración el diploma de Coopera-
dor Salesiano, extendido por el Beato Miguel Rúa, primer sucesor de
don Bosco, a favor de don Benjamín.
Desde estas líneas, con la mayor sinceridad y el más emocionado afec-
to, quiero, en nombre de la Congregación Salesiana, interpretando los de-
seos de la misma, agradecer a la familia Ortigosa lo mucho que siempre
nos quiso a los Salesianos y lo mucho que por nosotros hizo. Lo has ido
viendo, lector, a través de toda esta narración. Es ,más, lo mucho que aún
nos siguen amando. Lo pude constatar yo mismo, personalmente, cuando
aquel día tórrido de agosto de 1975 me acogieron en su casa con el mismo
cariño que lo hiciera su padre antaño con don Pedro Olivazzo y demás
Salesianos.
Las páginas que acabo de escribir quisiera constituyeran un humilde,
pero perenne recuerdo de aquellos hombres, que como Benjamín Ortigosa,
Corpus Garín y compañeros fueron héroes, auténticos Cooperadores Sale-
sianos, verdaderos santos, a los que no dudo en aplicar las palabras de la
Biblia: "Laudemus viros gloriosos!" (Alabemos a estos hombres ilustres).
¡Gloria a aquellos hombres, que con su vida evangélica nos dieron
el mejor testimonio del ser cristiano!
Grande ha sido nuestra alegría al enterarnos, después de escritas es-
tas páginas, a través del "Diario de Navarra", de que, a partir del año
1972, una Junta Directiva del Oratorio Festivo de niños de Estella acari-
cia la idea de construir "en terrenos del antiguo Salón Pax, propiedad de la
fundación, un edificio de cuatro plantas con gran variedad de instalacio-
nes. En síntesis —escribe Carlos Erce— son las siguientes: cine infantil
o un escenario o sala de proyección en la planta baja; gimnasio cubierto
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o guardería infantil en la segunda; domicilio social para clubs deportivos y
entidades culturales en la tercera y, por último, locales para un club juvenil
en la cuarta".
Y más nos alegra todavía que los componentes de la Junta recuerden
la finalidad que a su fundación dieron los Sres. Ortigosa y Corpus Garín,
que fue la de "reunir los domingos y días festivos a los jóvenes de seis
a veinte años para entretenerlos con honestas recreaciones, instruirlos y
educarlos convenientemente para que sean buenos cristianos y honrados
ciudadanos".
Nuestra más sincera enhorabuena a tan decidida y dinámica Junta
Directiva.
Que los fundadores desde el cielo —que bien se lo ganaron— les
ayuden en tan benéfica empresa.
II. ORATORIO FESTIVO DE CORELLA
Es Corella una villa situada en la Ribera de Navarra. Tiene en la ac-
tualidad 6.000 habitantes.
Allá por el año 1914, don Bernardo Catalán, sacerdote de la iglesia
de Nuestra Señora del Rosario, comenzó a reunir, los domingos y días
festivos, a los niños del pueblo para, con honestas diversiones y la enseñan-
za del catecismo, atraerles al bien.
El lugar de las diversiones de los niños era un prado, que le cedió
doña Ramona Goñi. Esta sufragaba, asimismo, los gastos de los instrumen-
tos de juego y de las diversas prendas de abrigo que, de vez en cuando,
se entregaban, como premio, a los oratorianos.
Generosos bienhechores de éstos fueron, asimismo, los miembros de
la familia de los Excmos. Sres. Arteta y Marqués de Bajamar.
Llama poderosamente la atención el que, anualmente, se celebrara, con
entusiasmo, una fiesta al fundador de la Congregación Salesiana, antes de
su beatificación por Pío XI, el año 1929, y una decena de años antes,
también, de la fundación de las Escuelas Profesionales Salesianas en Pam-
plona.
La fiesta consistía en una mayor frecuencia del Sacramento de la Eu-
caristía, y una Velada recreativa por la tarde. Cuando ésta declinaba, los
fuegos artificiales iluminaban el cielo de la villa y alegraban los corazones
de los pequeñuelos.
"¡Una fiesta grande aquélla —dicen los veteranos de la localidad—,
en la que, además, se nos repartían bufandas, guantes y otras ropas, que
las familias agradecían, tanto más entonces que se vivía en una muy estre-
cha pobreza!
Se nos hablaba tanto de María Auxiliadora y de don Bosco, que
nuestro grito de combate, en juegos y competiciones y demás momentos
de entusiasmo, era el de ¡Viva María Auxiliadora! y ¡Viva don Bosco!"
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Los cuatrocientos niños que frecuentaban el Oratorio tenían de siete
a catorce años. Las diversiones que privaban entre ellos eran la de los
zancos, las anillas de gimnasia, las pesas, los fusiles de madera —imitación
del mauser— para jugar "a la guerra"; ni faltaban balones ni pelotas de
frontón, y hasta recorría el prado una bici "con una rueda grande 'alante'
y otra chiquitica atrás".
"Declamábamos —dice el Sr. Barenas— poesías; yo mismo recité
algunas; poníamos en escena funciones teatrales como aquella de San
Tarsicio, el mártir de la Eucaristía. Por cierto, que me tocó protagonizarla
y los que hacían de 'malos' me propinaron patadas y más patadas hasta
dejarme molido".
Todos estos entretenimientos tenían como objetivo y finalidad pri-
mordial la catcquesis y la oración.
"Nos reuníamos —continúa el Sr. Barenas— en una capilla, presidida
por un Crucifijo y una imagen de María Auxiliadora. En una de las paredes
colgaba un cuadro de don Bosco".
Más tarde, doña Ramona les proveyó de un cobertizo para los días
de lluvia.
¿Cuántos años funcionó el Oratorio Festivo en Corella? No nos ha
sido posible averiguarlo con exactitud. Ciertamente más de quince años,
pues el Boletín Salesiano del mes de marzo de 1930 habla de una fiesta que
en él se celebró el año 1930 en honor del Beato Juan Bosco.
"Yo me fui a Buenos Aires —termina su relación oral el Sr. Ba-
renas— el año 1927. Este año fue tal vez el comienzo de su decadencia.
La vida se había hecho más fácil y los chavales encontraban otros medios
de diversión".
Mayor probabilidad ofrece la opinión de que el fin del Oratorio se
debió al fallecimiento de su bienhechora, doña Ramona.
"Don Bernardo Catalán —me escribe don Francisco Salinas Quija-
da— fue un sacerdote de Corella, que tenía una Escuela y con este motivo,
por lo visto, un Oratorio Festivo.
Este digno sacerdote falleció hace ya años, no perviviendo en la ac-
tualidad ningún directo familiar, ni tampoco el ama que le servía, que tam-
bién murió".
Nuestras indagaciones han resultado inútiles —cosa que no es muy
de extrañar— pues obras benéficas, nacidas al calor del celo apostólico,
perduran escasos años si las personas que las crearon no encuentran cola-
boradores o, a su muerte, sucesores.
III. ORATORIO FESTIVO DE CINTRUENIGO
Copiamos del "Boletín Salesiano" de febrero de 1920 la relación del
celoso Párroco de la localidad, don Fermín Catalán, para tan sólo dejar
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constancia de que también en esa villa navarra funcionó un Oratorio
Festivo.
"El 15 del pasado junio se inauguró en esta parroquia de Cintruénigo
un Oratorio Festivo. Me animó a ello la lectura de la obra del P. Fierro:
'Los Oratorios Festivos'. El acto de inauguración resultó solemnísimo. Los
niños, en número de 400, lucieron una preciosa bandera, con esta inscrip-
ción: Oratorio Festivo de San José, Cintruénigo, y acompañados por la
banda de música y autoridades se dirigieron desde la iglesia de San Fran-
cisco a los locales del Oratorio artísticamente adornados con variedades
de plantas y flores, para asistir a la Velada que fue verdaderamente encan-
tadora y sugestiva. En ella, los niños cantaron himnos, recitaron magistral-
mente diálogos y poesías alusivas al acto. El Sr. Cura Párroco explicó el
objeto de los Oratorios Festivos y sus grandes ventajas; y, finalmente, el
Sr. Inspector de la Primera Enseñanza de la Provincia, quien nos honró
con su presencia, pronunció hermosísimo discurso, enalteciendo en brillan-
tes párrafos la gran obra católico-social que se inauguraba. Dieron realce
al acto con su presencia, además del numeroso público, las autoridades
de esta villa, el profesorado de la misma y de los pueblos limítrofes de
Corella y Fitero, y la junta en pleno del Patronato de protección de las
obras católico-sociales, aquí establecidas. Esta junta, que trabaja incansable
por el florecimiento de las obras a su protección encomendadas, repartió
entre los niños varios kilogramos de caramelos y obsequió a la Presidencia
con dulces variados".
IV. EL CENTRO DON BOSCO (TUDELA)
Ya en 1945, los Salesianos quisieron fundar en esta ciudad un Aspi-
rantado y establecer otras obras en beneficio de la misma. Ante inten-
ciones análogas por parte de los PP. Jesuítas, desistieron de su proyecto.
1. La Escuela Protegida de Santa Ana
La Escuela Protegida, con las distintas secciones y servicios iniciales,
que luego la caracterizaron, fue fundada y establecida, desde 1945 a 1952
en locales construidos al efecto en la huerta del Hospital de Nuestra Se-
ñora de Gracia, junto a la Casa Cuna Municipal. Estos locales eran muy
reducidos.
El progresivo desarrollo de la Escuela mostró la necesidad de una
mayor amplitud en sus clases, salas y servicios, por lo que se inició la
búsqueda de un lugar más idóneo, encontrándose que el antiguo Matadero
Municipal tenía una amplitud conveniente y una ubicación aceptable.
A este viejo y primitivo Matadero le fueron reconstruidas, desde los
cimientos, sus carcomidas dependencias, quedando convertidas en magnífi-
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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cas aulas, confortables salas de juego, sala de Juntas, alegre comedor, am-
plia cocina y hasta un recogido oratorio.
La Escuela Protegida estaba dividida en tres secciones. En 1952 con-
taba con los siguientes alumnos:
— primera sección, en régimen de mediopensionado, 37;
— segunda, de externado, 22;
— la tercera la constituía el "Centro Don Bosco".
2. El Centro Don Bosco
Formaban parte de él ochenta adultos, de los que cincuenta y dos
estaban matriculados para las clases. Los demás eran socios afiliados que
acudían a los actos religiosos y deportivos. No faltaban tampoco otros
honorarios, llegando su número a setenta y siete en 1952.
La creación de este Centro en la Escuela se debió al deseo de ésta
de seguir su acción tutelar con los Antiguos Alumnos y jóvenes obreros,
proporcionándoles medios educativos y entretenimientos diversos. Fun-
cionaba al estilo de los Oratorios de don Bosco.
A tal fin, y para que la organización necesaria tuviera desde el prin-
cipio las mayores garantías de acierto, se puso el Sr. Delegado de la Es-
cuela (don Francisco Salinas Quijada) en contacto con el Rvdo. P. José
María Enseñat, superior de los PP. Salesianos de Pamplona, "quien con el
mayor entusiasmo —dice don Francisco— respondió a la petición de in-
formes proporcionando los nías acertados consejos y lecciones que su gran
experiencia en la materia le dictaba. Y gracias a dichas orientaciones se
procedió a la organización del Centro. Fue el Consejo de la Casa quien
aprobó el oportuno reglamento".
"El Centro Obrero Don Bosco tiene como finalidad la formación reli-
giosa, moral, cultural y social de los asociados, fomentando los lazos de
ayuda mutua, cordialidad y verdadera hermandad, difundiendo su ámbito
de filiación con el mayor entusiasmo" (Memoria de la Escuela Protegida
del curso 1951-1952).
Categorías de socios en este Centro:
A) Honorarios.—Aquellos que, por motivos especiales de ayuda
económica y moral, afecto y simpatía de la Escuela, son dignos de tal
distinción.
B) Efectivos.—Los que, habiendo sido alumnos de la Escuela Prote-
gida, se comprometen a desarrollar una vida activa en la Institución.
C) Adheridos.—Los que, no habiendo sido alumnos de la Escuela,
pretenden colaborar activamente en el Centro.
Todos estos socios disfrutaban de las ventajas del Centro (recreati-
vas, culturales, religiosas...) en total y absoluta gratuidad. El "Centro Don
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Bosco" agrupaba en 1955 a 132 socios, con las siguientes secciones: depor-
tiva, juegos de salón, cultural, piedad, social y artística.
El gobierno correspondía a la Comisión delegada del Consejo de
Protección Escolar, a la Junta Directiva y a la Junta Central.
En la sección deportiva merecieron especial mención los equipos de
fútbol (Club Atlético Bosco) y de baloncesto (Gimnástica Don Bosco). Sus
componentes eran en general obreros, por lo que, no teniendo pretensiones
de llegar a ser atletas y no pudiendo coordinar sus tiempos libres con un
entrenamiento regular, es comprensible que los triunfos obtenidos fuesen
escasos. No obstante, el ánimo de los jugadores y la afición a estos depor-
tes hacía desarrollaran una gran actividad.
3. Don Francisco Salinas, alma de la Obra
Terminamos esta breve información dando a conocer una carta de
don Francisco Salinas, en la que se palpa el entusiasmo que reinó en el
Centro Don Bosco y su contacto con las Escuelas Salesianas de Pamplona.
Va la carta dirigida a don José M.a Enseñat, fechada en Tudela a
27 de abril de 1952.
Muy Rvdo. y apreciado don José María:
Recibí su cariñosa carta, junto con los documentos interesados en
mi anterior, y entre ambas cosas me dieron una completísima idea de todo:
es decir, que usted, Rvdo. P., me dio todo hecho totalmente.
Y para que llegue al convencimiento de que lo que le digo es verdad,
y que uobras son amores y no buenas razones", empezaré por decirle que
a estas horas el Centro Don Bosco funciona admirablemente. Se halla re-
dactado el reglamento. Lo hice adaptando los enviados por usted a las
necesidades de la Escuela.
Y dirá usted: ¿De dónde sale el dinero? Pues créame que no tenemos
dos pesetas, sino trampas, y vamos saliendo de ellas como podemos.
Tenemos nuestro equipo de fútbol "BOSCO C. D.", nuestra ronda-
lla, a base de guitarras de 18 duros, y bandurrias desencoladas de 10 duros.
Pero suenan y eso basta.
Tenemos nuestra capilla en nuevo lugar (un Oratorio doméstico que
tenía un servidor en casa y que comprendí que iba a hacer más papel en
la Escuela que a mi familia) y ayer recibí carta del Sr. Obispo de Tarazona,
que tenía interés en bendecirlo PERSONALMENTE. Tenemos también
nuestros juegos de salón.
Le hará a usted gracia que le diga, por ejemplo —para que vea las
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penurias que pasamos—, que las botas para ir a jugar al fútbol por los
pueblos las alquilamos al Frente de Juventudes de aquí (que nadan en la
abundancia de todo) y nos cobran por cada partido cinco duros.
En fin, Rvdo. P., todo muy bien. Ahora quiero formar un Cuadro
artístico "Bosco" y tengo noticias de una Galería Salesiaaa, que consiste
en una colección completa de obritas muy apropiadas para estos centros.
Le agradecería me dijera cuánto nos va a costar comprarla, para ver si
lo podemos hacer ahora o tenemos que dejar el Cuadró artístico para el
otoño.
Y nada más, sino agradecidísimo por todo, y ¿sabe?, me alegra tanto
como a usted que San Juan Bosco tenga una Casa en Tudela; una Casa, en
el momento, como aquella primera de Valdocco, tan pobre y fea. Pero
tengo confianza ciega de que nos llegarán las ayudas que necesitamos.
Besa su mano.
Francisco Salinas
"Don Francisco Salinas —me dice don Rosario Frisón, fiel colabora-
dor suyo y gran simpatizante de don Bosco—, es una personalidad desbor-
dante, gran capacidad de comprensión humana, con un corazón más gran-
de que una casa y juicio claro.
Su preocupación y atención para con los demás ha nacido de su espí-
ritu humanista (recordemos lo de "nada humano es ajeno a mí"), des-
prendido, entusiasmado por hacer el bien a los demás; algo así como una
siembra continuada de bienandanzas en beneficio de los más necesitados.
Esta faceta de su personalidad la desarrolló; sobre todo, en la fundación y
mantenimiento de 1?. ESCUELA PROTEGIDA.
Su hacer ordenado, programado, detallista y continuado le ha caracte-
rizado siempre.
Su enorme capacidad de trabajo, matizada y animada por su entusias-
mo, le ha proporcionado una gran v^Jía personal y profesional. Los diez
volúmenes del DERECHO CIVIL DE NAVARRA son la prueba más
palpable de su valía y tesón en el trabajo, aparte de su otro gran número
de publicaciones.
En la esfera profesional es Doctor en Derecho, Abogado Asesor de la
Excma. Diputación Foral, Vocal de la Comisión Compiladora del Derecho
Civil Foral de Navarra, Vicepresidente del Tribunal Tutelar de Menores,
etcétera."
Don Francisco Salinas Quijada continúa hasta hoy su amistad con la
Obra Salesiana.
Así se expresa él mismo en una de las comunicaciones que me remite:
"He dado conferencias en el Teatro Gayarre, en su Salón de Actos,
etcétera, a instancia de los Padres Salesianos, manteniendo con ellos unas
ininterrumpidas relaciones de buena amistad, dedicándoles —en honor y
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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gratitud a don Bosco— la mayor parte de mis obras, y colaborando profe-
sionalmente cuantas veces recabaron mi consejo.
El afecto muy hondo que observo tienen los Antiguos Alumnos ha-
cia la Obra Salesiana denota el impacto espiritual y humano que dejó la
educación impartida en sus colegios y talleres.
Los Salesianos me obsequiaron con un busto de San Juan Bosco, que
está 'hablando'. Desde hace más de veinte años lo tengo en mi despacho,
y en el lugar más destacado. El preside mis trabajos profesionales y forales.
Que sigan ustedes, los Salesianos, ganándose el corazón de la juven-
tud con el amor, simpatía y enorme humanidad cristiana de su Fun-
dador".
Hasta aquí don Francisco Salinas.
Ciertamente, don Bosco fue un santo profundamente humano. En su
tiempo no había ninguna ley civil que protegiera al obrero abandonado
e indefenso. Sin embargo, don Bosco, repetía que existía una ley que todos
podían leer en el corazón y en el código de la propia conciencia. Y era la
ley eterna, que decía: "No robar" y "no hacer a los demás lo que no quie-
ras para ti". Añadía además: "Ama al prójimo como a ti mismo".
Este adelantado de la justicia social, don Bosco, recordaba que defrau-
dar al trabajador en su justo salario era un pecado que clamaba venganza
delante de Dios.
A fin de que los amos, patronos o dirigentes de talleres, no descui-
daran estas sus obligaciones, concertaba con ellos, para los jóvenes, ver-
daderos contratos de trabajo, escritos y debidamente firmados.
Resulta conmovedor volver a leer hoy aquellos documentos de hace
más de un siglo, cuando el obrero por nadie estaba protegido; documentos
que eran firme garantía de seguridad y dignidad para aquél por parte de
sus jefes. Los jovencitos habían de ser empleados en los trabajos de su
oficio y no convertidos en criadillos de sus amos.
Don Bosco los visitaba, se preocupaba de su salud, reclamaba para
ellos el descanso dominical.
El amigo de los jóvenes no permitía que éstos fueran maltratados,
que de todo se daba. Decía, incluso, que el obrero debía disfrutar de quin-
ce días de vacaciones, cuando esto ni las leyes lo prescribían, ni los subdi-
tos podían soñar en exigir.
Don Bosco fue un hombre de ideas y realizaciones que hoy se consi-
deran conquista de nuestros días.
Don Bosco fue y sigue siendo moderno en el mejor sentido de la
palabra.
Por ello dijo el gran pedagogo español, Manuel Siurot: "Creo que
no hay en todo el siglo XIX un hombre tan grande como él".
Y Mao-Tse-Tung prescribió: "Honrarás a Juan Bosco, que se cuidó
de los humildes y educó a los obreros".
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Y Joergensen, literato danés: "Don Bosco es uno de los hombres más
completos y originales que haya conocido la tierra".
Y Franklin D. Roosevelt: "Como verdadero educador, don Bosco fue
todo un maestro de la orientación de vocaciones y precursor de las Escue-
las Profesionales y Agrícolas".
Y José Francisco Socanás, pedagogo colombiano: "Don Bosco pene-
tró en el espíritu de la juventud por el único camino por el que es posible
lograrlo. Amó a los muchachos como sólo saben hacerlo las madres y los
santos".
Y, finalmente, Paul Claudel: "Don Bosco: bastaba mirarle. Sí, hasta
en sus imágenes no se sacia uno de contemplarle. Tiene un aspecto verda-
deramente simpático. Enseguida se da uno cuenta de que con él se puede
tener confianza, de que con él todo queda resuelto. Con un semblante como
el suyo no es necesario hablar de Confesión, porque ésta resulta necesaria.
¡Sí, de verdadera necesidad! Al mirarle ya se siente necesidad de dárselo
todo, de abrirse a él y de aprovechar el momento para preguntarle si
todavía está Jesús vivo entre nosotros: tan grande es la profunda comuni-
cación que se establece de hombre a hombre".
Las Escuelas Profesionales de Pamplona lanzan, en estas sus Bodas
de Oro, a la entrañable región de Navarra y a la nación el mensaje de su
entrega al joven, al obrero, que llevan en su alma la imagen de Dios, digna
del mayor respeto y cálido amor: ese amor que anhela la Humanidad
—criatura de Dios— porque quiere triunfar, y sabe —y, si no, lo intuye—
que en todo y siempre triunfa el amor.
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1.a Etapa de E. G
Curso 1977-78.
2.a Etapa de E. G. B.
Curso 1977-78.
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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J.° FP ler. Grado
Curso 1977-78.
1.° FP 2.° Grado
Curso 1977-78.
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

37.9 Page 369

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Ü
IPI
2.° FP ler. Grado Curso 1977-78.
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1.° de Maestría
Curso 1977-78.
2.° de Maestría
Curso 1977-78
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DOCUMENTACIÓN Y BIBLIOGRAFÍA
Advertencias previas
1.J Memorie Biografiche di Don Giovanni Bosco: Son veinte tomos, en edición
extracomercial.
Los diez primeros son obra de Juan Bautista Lemoyne; los restantes de
Eugenio Ceria, menos el X —cuya preparación se confió a Ángel Amadei—
y el índice, que confeccionó E. Foglio.
2.a En esta Historia casi todo el material lo constituyen las Fuentes. Las
señalamos, en cada capítulo, por orden alfabético. De existir alguna otra
bibliografía, la anotaremos a continuación de las Fuentes, mas, sin título
especial, por se? ello de clara percepción para el lector.
3.a La palabra "Relaciones" se refiere a testimonios escritos u orales (grabados
estos últimos en cinta magnetofónica y transcritos después).
4.a Desde el 1 de mayo de 1978, las transcripciones —fotocopiadas o no— que
hemos empleado, pasarán al Archivo Inspectorial de Bilbao (A Bi) y queda-
rán depositadas en el Apartado pertinente a la Casa Salesiana de Pamplona.
5.a El significado de las siglas consta al principio de la obra.
CAPITULO I
CERIA, E., Annali della Societá Salesiana, Torino 1961, I, 450-455; 542-547.
Sobre la expansión de la Congregación Salesiana en España, puede consul-
tarse el mismo autor en Annali della Societá Salesiana, II, 326-344; 665-669;
III, 83-86; 266-269; 532-533; 552; 663-664; 722-723; IV, 137-142.
CERTA, E., MB, XV, 317-326; XVII, 351-353; 589-592; 707; XVIII, 34-39; 66-119;
649-650.
C. S. P., Preliminares, s/d.
Dizionario biográfico dei Salesiani a cura dell'Ufficio Stampa Salesiano, Tori-
no 1969.
FIERRO, R., El Siervo de Dios Don Felipe Rinaldi (SEI), Madrid 1960, pág. 40.
FIERRO, R., Memorias (Ed. Don Bosco), Barcelona 1968.
JAVIERRH, J. M.a, Don Marcelo de Sevilla (Flors), Barcelona 1963, 362-363.
Vida de San Juan Bosco (SEI), Madrid 1957.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

38.2 Page 372

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MORAND WIRTH, Don Bosco y los Salesianos (Ed. Don Bosco), Barcelona 1971,
139-140; 234-235.
CAPITULO II
AS. 38 Pamplona:
Carta de don José Vespignani al Rector Mayor, don Felipe Rinaldi,
Bernal (Argentina), 6-1-1920. En ella se narra el hecho de la donación
otorgada por don Antonio Aróstegui a favor de las futuras Escuelas
Salesianas de Pamplona.
Carta de don José Binelli con la exposición de las condiciones para la
fundación. No lleva fecha, pero fue contestada por los Superiores
Mayores el 12-8-1921, según una anotación que aparece en la parte
superior de dicha carta.
Decreto de la Erección Canónica de la Casa Salesiana de Pamplona
(15-1-1925), con otros Documentos anejos: petición de dicha Erección
por don José Binelli al Rector Mayor (s/d); autorización del Vicario
Capitular de la diócesis de Pamplona —sede vacante—, don Manuel
Arce Ochotorena (5-7-1923).
ASP:
Escritura de Fundación otorgada por doña Emilia Aróstegui Erra-
mouspe y don José Manuel Zubizarreta y Munduate a favor de la
Sociedad Salesiana (Pamplona, 26-9-1923), ante el Notario Benjamíri
Arnáez Navarro.
Escritura de subasta de las manzanas 38 y 49, extendida por don
Francisco Mata Lizaso, secretario del Ayuntamiento de Pamplona,
el 26-7-1921.
Escritura de Modificación, otorgada por don Hilario Etayo Esparza
y el Rvdo. P. Ramón Cambó Torras, el 24-6-1944, ante el notario Ben-
jamín Arnáez Navarro.
Escritura de Compra-Venta, otorgada por el Excmo. Ayuntamiento
de Pamplona a favor de la Sociedad Salesiana, el 14-6-1944.
CERIA, E., MB, XVIII, 34-39.
ISN:
Labor del P. Vila, 12 y 13 (1927), 5.
Resumen de la Historia de la Casa desde 1924 hasta 1930: 17 (1930).
Carta del Rvdmo. Director General de las Escuelas Profesionales Sa-
lesianas, don José Vespignani, a don Marcelino Olaechea, refiriéndole
la motivación que impulsó a don Antonio Aróstegui a fundar la Casa
Salesiana de Pamplona. 6 (1927), 1-2.
Véanse también estos números interesantes de la misma Revista:
1 (1926), 1-3; 2 (1926), 1, 10 y 12; 4 (1927), 10-11; 5 (1927), 3; 5 (1927),
8-9; 7 (1927), 7-8; 8 (1927), 2-3; 8 (1927), 9-12; 9 (1927), 1-2; 12-13 (1927),
5-6.
Relaciones:
MORÍ, A., Pamplona, 15-11-1976.
OCHOA, M., Pamplona, 5-8-1977.
Dizionario biográfico dei Salesiani a cura dell'Ufficio Stampa Salesiano, To-
rino 1969.
372
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

38.3 Page 373

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FIERRO, R., Memorias, o. c., 138-143.
FIERRO, R., Vida de San Juan Bosco (SEI), Madrid 1957.
JAQUES, A. M., En las fronteras de lo irracional, Barcelona 1976, 181-183.
CAPITULO III
Relaciones:
BARADO, M., Pamplona, 2-2-1976; BARDAL, J., Badalona, 4-6-1977; JANÁRIZ, K,
Pamplona, 2-1-1976; MACÍAS, C., Barcelona, 20-3-1976; PINOL, R.; Barcelona,
2-4-1976; SASTRE, J. M., Godelleta-Calicanto (Valencia), 24-1-1976; MORÍ, A.
y OCHOA, M. (relaciones ya citadas).
AS. 38 Pamplona:
Carta de don Marcelino Olaechea, Inspector de la Céltica, al Rector
Mayor don Felipe Rinaldi, 30-9-1930.
Carta de don José Caíasanz al Rvdmo. Sr. D. Calogero Gusmano,
15-11-1930.
Documentos pertinentes a la anexión de la Casa Salesiana de Pam-
plona a la Provincia Tarraconense (Ntra. Sra. de la Merced). Son
varios documentos unidos. La concesión por parte de la Santa Sede
lleva la fecha del 28-10-1930 con la firma de Vicente la Puma. El
rescripto lo ejecuta don Felipe Rinaldi el 7-11-1930.
CSP:
Curso 1928-1929: Léanse las páginas correspondientes, que no llevan
un orden cronológico, sino de materias.
Los 24 de mayo de los años 1931 y 1932.
ASP:
Carta del P. Caíasanz al P. Viñas, Barcelona, 11-12-1935.
ROBREDO, C., Carta necrológica de don Esteban Ruiz, Salamanca, 12-10-1974
ISN: 46 (1932), 4-7; 43 (1932), 5-6; 18 (1930), 10-11; 19 (1930), 9-11; 22 (1930), 5;
25 (1930), 8; 33 (1931), 2; 43 (1932), 5-6; 46 (1932), 9.
E.G.SS., año 1934.
ARBELOA, V. M. y otros, Navarra hoy ante su futuro (Diario de Navarra), Pam-
plona 1976, 77-79; 97-99.
BASTARRICA, J. L., Don Enrique Saiz. Un carácter. Una conversión. Un martirio
(SEI), Madrid 1964, 146 y ss.
BASTARRICA, JF. L. - MALLO, J., Tres años de historia salesiana (EG), Madrid 1970.
LIZARZA, DE A., Memorias de la conspiración (Ed. Gómez), Pamplona 1969,
24 y ss.
LLORCA, B., Manual de Historia Eclesiástica, Madrid 1955, 682-683.
MAÍZ, F., Mola, aquel hombre. Diario de la Conspiración 1936 (Planeta), Barce-
lona 1976.
MARTÍNEZ Y PÉREZ TELLO, Historia de España, Madrid 1972.
RUMEU, A., Historia de España Contemporánea, II (Anaya), Salamanca 1969,
174 y ss.
TUÑÓN DE LARA, La España del siglo XX, I y II (Laya), Barcelona 1974.
CAPITULO IV
Relaciones:
ARÍN, G., Pamplona, 24-6-1977; ARZUAGA, G., s/d; GARCÍA, C., Pamplona, 24-6-
373
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

38.4 Page 374

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1977; PARREÑO, M., Pamplona, 4-6-1977; PINOL, R., BARBAL, J. y OCHOA, M.
(relaciones citadas).
ISN: 33 (1931), 2; 46 (1932), 5-7; 72 (1935), 15-16; 75 (1935), 9-10; 84 (1936),
9-10; 86 (1936), 8-9; 72 (1935), 4-5 y 10-16; 81 (1935), 7; 85 (1936), 11.
El 46 (1932), 5-7 reproduce el artículo del Diario de Navarra.
ES: 4, 5 (1935), 143-147.
FIERRO, R., El Siervo de Dios don Felipe Rinaldi (o. c.).
ARBELOA y otros, Navarra hoy ante su futuro (oc. c.).
CAPITULO V
Relaciones:
MACÍAS, C., Barcelona, 20-5-1976; ARZUAGA, G. y PINOL, R. (ya citadas).
ISN: 72 (1935), 4-5 y 10; 15-16; 75 (1935), 9-11; 76 (1935), 12; 79 (1935), 1 y 8-9.
CSP: 2-10-1977.
CAPITULO VI
Relaciones:
BELLIDO, M., Logroño, 27-4-1976; GARRUÉS, J., Pamplona, 24-6-1977; IVORRA, M.,
Pamplona, 24-6-1977; ARZUAGA, G., BARBAL, J., MACÍAS, C., OCHOA, M. y PINOL, R.
(relaciones ya citadas).
BALLESTER, V., Don Marcelino Olaechea. Recuerdo de los años pasados en convi-
vencia con él. Folleto extracomercial. Barcelona 1972.
CSP: Véanse las fechas 12, 14 y 30 de noviembre de 1935 y 17-3-1937.
Los Cuadernos que contienen la Crónica de las Escuelas Salesianas de Pam-
plona durante el conflicto bélico (1936-1939), están enumerados.
El 4.° y el 5.° fueron escritos a raíz de los mismos sucesos.
El 4.° abarca el período comprendido entre julio de 1936 y el 31 de mayo
de 1937.
El 5.°, el comprendido entre junio de 1937 y enero de 1939.
Un cronista posterior trasladó a un cuaderno, que señaló como 2.°, el con-
tenido de la Crónica primitiva n.° 4, con mucha mayor brevedad y más
pulcra presentación material. Y es que la Crónica anterior n.° 4 se extendía
más de lo debido en el relato de los acontecimientos de índole nacional,
referentes a la guerra.
Otro tanto ocurre con una parte del Cuaderno 5.°. El cronista posterior,
con la "poda" de noticias de interés demasiado general, da lugar al Cuader-
no n.° 3.
Resulta evidente que la enumeración de los distintos Cuadernos ha de
atribuirse al segundo cronista, quien da principalidad, en la misma, a los
suyos. Así ocurre que los números 2° y 3.° son copias "podadas" y, por
tanto, cronológicamente posteriores, en su redacción, a los Cuadernos
4.« y 5.".
Al hacer mención de estos últimos y citarlos, hemos consignado en nuestra
Obra el número del Cuaderno. Si éste no consta, es que hemos empleado las
transcripciones más recientes.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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AS. 38 Pamplona:
Carta de don Luis Blázquez a don Pedro Ricaldone, Pamplona, 18-8-
1936.
Tarjeta de don Ramón Cambó a don José Luis Bastarrica sobre su
suplencia, como Encargado, al P. Viñas, Barcelona, 10-3-1976.
ASP:
Escritura de Compra-Venta, otorgada por el Excmo. Ayuntamiento
de Pamplona, representado por el Muy Ilustre Sr. Alcalde, don An-
tonio Archanco Zubiri, a favor de la Congregación Salesiana, repre-
sentada por el Rvdo. P. Cambó Torras, en Pamplona, a 14 de junio
de 1944.
ISN: 81 (1935), 4-5; 79 (1935), 1 y 8-9; 82 (1936), 3; 87 (1937), 1 y 6-7; 93 (1938),
11; 94 (1939), 6; 96 (1939), 9; 97 (1939), 10 y 12-14.
Periódicos:
Diario de Navarra, 24-7-1938.
El Pensamiento Navarro, 12-3-1937.
Arriba España, 24-7-1938.
AZNAR, M., Historia Militar de la guerra de España, Madrid 1958.
BASTARRICA, J. L. - MALLO, J., Tres años de historia salesiana (SED, Madrid 1970.
BAYLE, C., Sin Dios y contra Dios, Madrid 1938.
BURDEUS, A., Lauros'y Palmas, Barcelona 1958, 301-305; 361-369.
BÜRDEIS, A., 4026. Jaime Ortiz Alzueta, Barcelona 1953.
GEORGES-ROUX, La guerra de España (Cid), Madrid 1964.
JIMENO JURÍO, San Miguel de Aralar, Temas de C. P., Diputación Foral de Na-
varra.
MONTERO, A., Historia de la persecución religiosa en España (BAC), Ma-
drid 1961.
PLA, J., Historia de la Segunda República de España (Destino), Barcelona 1941.
CAPITULO VII
Relaciones:
PÉREZ, D., Barcelona, 9-6-1947; ARÍN, G., MORÍ, A., OCHOA, M. (ya citadas).
MB., V, 278-279; XVI, 636; III, 127; VI, 400-450; 1.011-1.037.
CERIA, E., Annali I, 693-701.
AS. 38 Pamplona:
Carta de don Guillermo Viñas a don Pedro Ricaldone> Rector Mayor,
Pamplona, 24-11-1942.
Otras dos cartas de don Guillermo Viñas al mismo destinatario con
ocasión de las vacaciones navideñas, s/d.
Respuesta de don Pedro Ricaldone, Turín, 13-12-1942.
Carta de don Domingo Pérez a don Pedro Ricaldone, Pamplona,
10-6-1947.
Periódicos:
APOSTUA, L., Unánime condena, en "Ya", 9-4-1976.
El Pensamiento Navarro, 2-8-1939.
ISN: 102 (1939), 7; 112 (1943), 4; 115 (1943), 14-16; 115 bis (1943), 5; 116 (1943), 2.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Véase también: 100 (1939), 4; 101 (1939), 6-7; 102 (1939), 15; 112 (1943); 161
(1950), 13.
DBN: 96 (1965); 17 (1956).
RICALDONE, P., Don Bosco Educatore, Torino 1952, II, 38-41; 72-91.
BRAIDO, P., // sistema preventivo di Don Bosco, Zurich 1964, 197-200.
CAPITULO VIII
Relaciones:
ARAIZ, B., Logroño, 17-11-1977; MIRET, J., Pamplona, 8-12-1976; MOLINA, V.,
Ibi-Alicante, 22-4-1976; VILLAGRA, C., Pamplona, 25-6-1977; VIVAS, A., Ibi-Ali-
cante, s/d. ARÍN, G., AZPARREN, J. L., OCHOA, M. (ya citadas).
CSP: 31-1-1945; diciembre 1943.
ISN: 117 (1943) 3-4; 129 (1945), 5; 131 (1946), 10; 133 (1946), 30; 137 (1946), 72-76;
54-68; 146 (1947), 167 y 175; 150 (1948), 202-203.
DBN: 137 (1970).
BS: LXXXIV, 12 (1970), 8-11; LXXXV, 3 (1971), 13-14.
GONZÁLEZ, A., Don Alejandro Battaini, Campello 1971, ed. extracomercial.
CAPITULO IX
AS. 38 Pamplona:
Carta de don José Maña Sánchez a don Pedro Ricaldone, Pamplona, 16-6-
1944.
BS: LVIII, 5 (1945), 90.
CSP: todo el mes de enero de 1947.
ISN: 139 (1947), 85-89; 146 (1947), 167.
ASP: Diputación Foral de Navarra. Carta Fundacional del Patronato de Forma-
ción Procesional de Navarra. Escuelas del Trabajo de Navarra - Profesiona-
les Sálesianas - Fundación Aróstegui.
BURGO, J. DEL, en Salvat, Pamplona 1973.
Atlas de Navarra Geográfico-Económico-Histórico (Diáfora), Barcelona 1977.
CAPITULO X
Relaciones:
CHOIMET, J., Sarriá-Barcelona, 1-8-1976; FERNANDEZ, T., 23-6-1977.
ARÍN, G., GARRUÉS, J. PARREÑO, M., VIVAS, A. (ya citadas).
AS. 38 Pamplona:
Cartas de don Luis Blázquez a don Pedro Ricaldone, Pamplona, 21-6-1949;
19-6-1950; 20-12-1950; 15-2-1951.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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CSP: mes de enero de 1951. Todo él. He conservado íntegro el contenido aun
cuando, por razones obvias, he tenido que mejorar su redacción.
Dizionario biográfico dei Salesiani (ya citado).
Constituciones de la Sociedad de San Francisco de Sales (SEI), Madrid 1956,
ed. extracomercial.
PRONZATO, A., Fuerza para gritar (Sigúeme), Salamanca 1976, 233.
CAPITULO XI
Relaciones:
GUILLAMET, J., Javier (Navarra), 24-4-1976.
ARÍN, G. y FERNÁNDEZ, T (relaciones ya citadas).
ARMIÑANA, Carta necrológica de don José María Enseñat, Barcelona 1974.
ASP: Carta de don José Manuel Zubizarreta a don José María Enseñat, Buenos
Aires, 26-7-1954.
CSP: 22-6-1952; 12-3-1953; 20-3-1953; 13-4-1953; 22-4-1953; 23-4-1953; 14-5-1953; 9 y
15-4-1953.
DBN: 100 (1965).
BS: LXV, 10 (1952), 164; .LXVII, 2 (1954), 3.
CAPITULO XII
Relaciones:
Cusco, J., Urnieta (Guipúzcoa), 17-6-1977; DURAN, M., Javier (Navarra), 4-1-
1976; ORTIGOSA, J., Pamplona, 13-9-1977; PÉREZ, A., Javier (Navarra), 4-1-1976;
RIESGO, R., Urnieta (Guipúzcoa), 17-6-1977.
Memoria de las Bodas de Plata de las Escuelas Salesianas de Pamplona, año
1954, en la que, aparte de datos interesantes, abundan las ilustraciones fo-
tográficas.
CSP: 13-6-1968.
ASP: Acta de la Visita Canónica de don Luis María Puyadena, 8-3-1969.
AS. 38 Pamplona:
Cronaca anno scolastico 1956-1960; ídem 1960-1961.
CAPITULO XIII
Relaciones:
ARAIZ, B., ARÍN, G., FERNANDEZ, T., OCHOA, M. (ya citadas).
CSP: 24-5-1957; 31-12-1957; 24-5-1959.
DBN: Febrero 1958; junio 1958.
BS: LIV, 2 (1960), 17-18.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

38.8 Page 378

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CAPITULO XIV
Relaciones:
CASTEJÓN, B., Alicante, 11-3-1976.
GUILLAMET, J. y OCHOA, M (ya citadas).
CSP: 8-11-1955; 20-5-1956; julio-agosto 1959.
Además, 18-1-1960 y 26-4-1957.
ASP: Carta de don José Manuel Zubizarreta a don Pablo Baraut, 21-8-1958.
DBN: 19 (1956), 2 y 5; 25 (1957); 34 (1958).
Para mayor abundamiento: 3 (1954); 4 (1955); 19 (1956); 23 (1957); 48 (1959);
7 (1955); 9 (1955); 20 (1956); 26 (1957).
BS: LIX, 8 (1955), 10.
RECONDO, JOSÉ, M., San Francisco Javier y el Castillo de Javier. Temas de C. P.
Diputación Foral de Navarra.
CAPITULO XV
Relaciones:
ARRIETA, E., s/d; COLOME, J., 23-6-1977; PUYADENA, L. M., 18-6-1977; REMÓN, J.,
23-6-1977.
ARÍN, G., FERNÁNDEZ, T., GARRUÉS, J., PARREÑO, M. (ya citadas).
AS. 38 Pamplona:
Cronaca anno scolastico 1959-1960; ídem, 1960-1961.
Erección de la Inspectoría de Bilbao. La S. S. la aprueba el 22-9-1961;
Rescripto: su ejecución por el Rector Mayor, don Renato Ziggiotti,
el 7-X-1961.
Carta de don Juan Antal a don Juan Manuel de Beobide, Torino,
2-9-1958.
ABi:
Carta de don Emilio Hernández García a don José Luis Bastarrica,
Ciudad Real, 24-6-1977.
DEL CAMPO Luis, El encierro de los toros en Navarra, Temas de C. P. Diputación
Foral de Navarra
CAPITULO XVI
DBN: 62 (1961); 63 (1961); 65 (1961); 75 (1962); 83 (1963); 85 (1963); 85-86 (1963-
1964).
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

38.9 Page 379

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CAPITULO XVII
Relaciones:
ARAIZ, B., ARRIETA, E., COLOME, J., Cusco, J., FERNANDEZ, T., GARRUÉS, J.,
PARREÑO, M. y OCHOA, M. (relaciones citadas).
AS. 38 Pamplona:
Petición de permiso a la S. S. para realizar un préstamo (20-12-1965) y la
correspondiente concesión (10-1-1966).
Diario de Navarra: 31-5-1964:
DBN: 79 (1963); 87 (1964); 86 (1964); 92 (1964); 99 (1965); 100 (1965); 108 (1966).
Gaceta del Norte: 7-6-1966.
CAPITULO XVIII
Relaciones:
URANGA, F., Pamplona, 30-8-1977.
ARAIZ, B., ARRIETA, E., COLOME, J., Cusco, J., FERNÁNDEZ, T., GARRUÉS, J.,
PARREÑO, M., OCHOA, M. y RIESCO, R. (ya citadas).
ABi: Estado de la Casa Salesiana de Pamplona desde el 13 de abril de 1968.
ídem, en el curso 1968-1969.
Carta de don Emilio Hernández Garda a don Félix Huarte, sobre las Es-
cuelas de Trabajo de Navarra, Bilbao, 10-3-1965.
DBN: 111 (1967); 115 (1967); 116 (1967); 117 (1967).
CAPITULO XIX
Relaciones:
BASTARRICA, S., Bilbao, 20-10-1977; HERNANDO, F., San Sebastián, 8-7-1977;
LARA, M., Pamplona, 4-6-1977; MUÑOYERRO, B., Logroño 1977.
ARAIZ, B., ARRIETA, E., AZPARREN, J. L., BARADO, M., COLOME, J., FERNÁNDEZ, T.,
GARCÍA, C., GARRUÉS, J. OCHOA, M., PARREÑO, M., PUYADENA, L. M., REMÓN, J.,
VILLAGRÁ, C. (ya citadas).
ENLACE, Boletín Informativo Salesiano, Comunidad Inspectoría! de Bilbao:
33, 10 (1977), 20.
TÉCNICA DE APOSTOLADO, 45-46 (1967), 1-66.
TÉCNICA DE APOSTOLADO, 105 (1973), 54-66.
Informe sobre Centros Juveniles para el Capítulo Inspectorial 1975.
ABi: Convenio entre la Excrna. Diputación Poral de Navarra y la Sociedad cíe
San Francisco de Sales en orden a las Escuelas Profesionales Salesianas.
Obra en el ABi una relación exhaustiva de las gestiones realizadas en
orden a dicho Convenio por don Matías Lara y su Consejo, ídem, las reali-
zadas por la Inspectoría.
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

38.10 Page 380

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ASP: Documentación relativa al Convenio de la Diputación Foral firmado por
don Amadeo Marco y don Salvador Bastardea.
GIL, C. J., En Navarra hay diez Escuelas Profesionales que dependen de la
Diputación, "Diario de Navarra", 31-8-1977.
DBN: 138 (1970); 184 (1971).
BS: LXXXVIII, 9-11 (1974), 9.
Rico, J. A., En exclusiva con el Cara. Tarancón: "En Familia", Órgano Informa-
tivo de la Comunidad Inspectorial Salesiana de Madrid, abril 1976.
DELICADO BAEZA, Ecclesia, 1771 (1975), 1.647-1.651.
Constituciones y Reglamentos de la Sociedad de San Francisco de Sales, Ma-
drid 1972.
AUBRY, J., Renovar nuestra vida salesiana, Madrid 1977, 114-115.
XX Capítulo General Especial, Madrid 1972, 376-379.
CAPITULO XX
I. Sobre el Oratorio Festivo de Es tella:
BS: XXIX, 2 (1914), 48-49; XLV, 4 (1930), 126; XXIX, 9 (1914), 249-250; XXX, 3
(1915), 80-82; XXXIV, 1 (1919), 26; XXXV, 3 (1920), 93; XLIV, 10 (1929),
317-319.
Relaciones:
BARAUT, P., Alicante, 24-10-1977; SARALEGUI, C., Pamplona, 1-3-1976; Pamplona,
3-10-1977; VIDAURRE, A., Pamplona, 1-5-1975.
SATRÚSTEGUI, J., Cuando Estella tenía su Ciudad de los Muchachos (Gráficas
Echarri). Programa de Fiestas Patronales. Agosto 1975.
ASP: Abundante documentación orientativa.
II. Sobre el Oratorio Festivo de Corella:
Relaciones:
BARENAS, V, Corella, 21-9-1977; ORTEGA, T., Corella, 21-9-1977.
BS: XXIX, 2 (1914), 48-49.
III. Sobre el Oratorio Festivo de Cintruénigo:
BS: XXXV, 2 (1920), 56-57.
IV. Sobre el "Centro Don Bosco" de Tudela:
Escuela Protegida de Santa Ana, Tudela (Navarra), Boletines Informativos nú-
meros 1 y 2, correspondientes a los años 1952 y 1955.
Carta de la Alcaldía de Tudela al P. Superior de los Salesianos de Pamplona,
fechada el 4 de abril de 1945, Negociado Central, n.° 1.489.
Extractos de las Memorias de la Escuela Protegida de Santa Ana, correspondien-
tes a los cursos 1947-48; 1948-49; 1949-50; 1951-52; 1953-54, que nos envía
don Rosario Frisón Mozaz, director que fue de la Escuela.
Copia de la Carta de don Francisco Salinas Quijada a don José María Enseñat
Daura, director de las Escuelas Salesianas de Pamplona, que figura en el
Archivo de la Escuela con el n.° 642 de SALIDAS, Tudela, 27 de abril
de 1953.
FRISÓN MOZAZ, R., carta fechada en Tudela (Navarra), el 14 de noviembre
de 1977.
380
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

39 Pages 381-390

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39.1 Page 381

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APÉNDICE 1
FINAL DEL MANDATO DEL P. VILA
Las fuentes de que disponemos para nuestro intento las considero más que
suficientes: unas líneas de la Crónica de la Casa, otras de un testigo de
excepción, más un escrito que hallé en el tan bien surtido como inexplorado
Archivo de las Escuelas Profesionales Salesianas de Pamplona; los datos que
obran en el AS. 38 Pamplona y finalmente las últimas indagaciones realizadas
a mi requerimiento por el P. Juan Antolín Briones, párroco de Córdoba (Ar-
gentina).
Expondremos, primero, el contenido de los documentos. De su análisis sur-
girán las consiguientes deducciones en orden a un mayor esclarecimiento de
los hechos y rehabilitación histórica de una vida.
1.a Contenido de los documentos
A) Crónica de la Casa. Dice así: "Las dificultades económicas de las recien-
tes Escuelas Salesianas debieron este año (1927, el último del directorado del
P. Vila) ser tales, que solamente quien haya pasado por idénticas penurias es
capaz de comprenderlo. La deuda ascendió a 80.000 ptas. y había carencia de
muchas cosas necesarias".
Desconocemos al autor de estas líneas. Sí calibramos la magnitud de la
deuda en aquellos tiempos.
Abrimos una interrogación: ¿No fueron dichas preocupaciones económicas,
sumadas a las de los años anteriores, las que dieron al traste con el equilibrio
sicológico del pobre Director, empujándole —ya rotas las velas y casi falto de
remos— a la búsqueda de un amor femenino de tipo compensatorio? La aven-
tura debió ser, por otra parte, no larga, por lo que a continuación diremos.
B) Dietario de don Florencio Janáriz. Fue don Florencio, como ya dijimos,
vida de la casa salesiana de Pamplona desde casi sus comienzos hasta el año
1976, el de su muerte.
Año tras año y día tras día, llevaba su diario personal, conciso y detallado,
parte del cual depositó en mis manos meses antes de su fallecimiento.
Unas lincas, escritas con letra muy apretada y menuda, dicen: "Me contó
381
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

39.2 Page 382

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don Cajaraville (1) que don Juan Vila marchó avergonzado a América, al lado
de don José Manuel Zubizarreta. El fundador lo trajo a Madrid y se lo entregó
a don Marcelino Olaechea. Este lo envió a la casa salesiana de Estrecho (Ma-
drid). Después marchó definitivamente a América".
C). Carta de don José Manuel Zubizarreta. Otro documento es una carta,
techada el 12 de diciembre de 1952, escrita por don José Manuel Zubizarreta a
don José María Enseñat, director de la casa de Pamplona, desde Buenos Aires.
Dice en ella: "Tanto mi esposa como yo estamos contentos por la acción
que los PP. Salesianos desarrollan con tanta intensidad en Pamplona.
El hermoso título de mamá, que los alumnos de la Fundación han acordado
conceder a Emilia, le complace mucho, pues es la mayor dignidad que pueda
concederse a una mujer.
Días pasados, queriendo hacer un obsequio al P. Juan Vila, me dirigí a la
archidiócesis de Córdoba para averigurar su paradero, recibiendo la siguiente
respuesta: 'El Secretario del Arzobispo de Córdoba, Pbro., Sr. Domingo Al-
berto Bonaparte, saluda atentamente al Dr. José Manuel Zubizarreta y, en res-
puesta a su pedido del 12 del corriente, debo comunicarle que el Pbro. Juan
Vila Noguera falleció repentinamente el 26 de diciembre de 1947 mientras ejer-
cía, desde el 27 de setiembre de 1936, el cargo de Cura párroco de Ntra. Sra. del
Rosario de Río Primero, en jurisdicción de esta archidiócesis. Córdoba, 19 de
noviembre de 1952'.
El pobre P. Vila —continúa la carta del Dr. Zubizarreta— que, en un mo-
mento dado, fue fuertemente afectado de una intensa neurastenia (2) que le
ocasionó muy serios disgustos y fue causa de que no continuara en la Congre-
gación Salesiana, ha muerto cumpliendo bien su misión sacerdotal en la parro-
quia arriba mencionada. Dios habrá premiado sus muchos méritos. Nosotros
nunca olvidaremos lo que esa fundación le debe, pues sus desvelos y entusias-
mo contribuyeron a darle vida en sus primeros y difíciles pasos.
Tenemos mucha pena de no haber podido demostrarle una vez más nuestro
reconocimiento".
D) AS. 38 Pamplona. En dicho Archivo obran los siguientes documentos:
— Una petición de don Juan Vila a la Santa Sede, rogando la exclaustra-
ción, en la que dice: "Dopo varié contrarietá (il sottoscrito), si disamoró com-
pletamente della vita comune di guisa che deve riconoscere che la sua perma-
nenza in comunitá, oltre che risulta di suo danno, riesce anche di nocumento
ai suoi confratelli..." (3). Añade, más adelante, que su madre anciana le ne-
cesita.
— En carta fechada al 25 de marzo de 1928, don Marcelino Olaechea (su
Provincial) escribe a sus Superiores inmediatos que "las relaciones, intimida-
des y visitas de don Juan Vila a una señora daban que hablar".
Esta era una de las causas por las que pensaba (don Olaechea) sustituirlo.
Otras eran su "carácter despótico, casi continuo malhumor, trato duro con
chicos y grandes".
— La respuesta de la Santa Sede (1930) accediendo a la demanda de ex-
claustración.
(1) Salesiano carpintero y jefe de banda en el directorado del P. Vila.
(2) El subrayado es nuestro.
(3) «El que suscribe se desamoró completamente de la vida común, de tal modo que se ve
forzado a reconocer que su presencia en la comunidad, además de resultar de daño para sí propio,
lo es también para sus hermanos».
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

39.3 Page 383

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— Exclaustración definitiva (1933) (4).
— Documento de la diócesis de Córdoba aceptando al P. Vila en la misma.
E) Carta del P. Juan Antolín Briones. Este sacerdote, párroco en Córdoba
(Argentina) me escribe en estos términos: "Leí y releí atentamente su carta.
Leí también ese capítulo de don Juan Vila, Primer Director de las Escuelas
Profesionales Salesianas de Pamplona y veo que la figura del Padre Vila no
resplandece cuanto con verdadera justicia debiera resplandecer. Así son los
hombres y las obras de Dios. Y es justo que la verdad aparezca y se haga la
merecida justicia a hombres de la talla espiritual como lo fue la de don
Juan Vila.
Al grano, que debe ser lo que a usted más interesa.
Me traslado personalmente a la población de Río Primero, distante de la
ciudad de Córdoba unos 60 u 80 kilómetros y perteneciente a esta archidiócesis
de Córdoba. Llego en horas de la mañana y dedico ese día a ver los lugares,
conversar con las personas que conocieron y trataron al Padre Juan Vila y
voy también a su sepultura, que actualmente se halla en el interior del templo,
entrando a mano derecha, frente a un ventanal. Anteriormente se hallaba en
el atrio de la iglesia parroquial. A causa de la ampliación de la iglesia, hubo
que demoler la torre y una pared cayó sobre la tumba que guardaba los
restos del P. Vila. La lápida de mármol se rompió en varios pedazos, que se
conservan en una pieza de la casa parroquial, al igual que otras lápidas de
bronce que colgaban de las paredes. Reordené la de mármol (los pedazos),
cuyo texto exacto diré después, como también los de bronce.
Converso largamente con el actual párroco, P. Guillermo Avila Vázquez,
que es Cura párroco desde el 4 de agosto de 1958 en Río Primero. Es un sacer-
dote muy capaz, de unos 65 años, y muy apreciado por sus feligreses. El tes-
timonio personal del P. Avila sobre su antecesor, recabado del sentir de las
gentes de Río Primero es de que el P. Vila 'era un sacerdote ejemplar por
su vida espiritual y su ciencia, como por su incansable actividad y celo apos-
tólico. Era un buen sacerdote, a veces un poco fustigador en los sermones.
Ejemplar en su conducta. Por éso la gente lo recuerda aún hoy con cariño.
Personalmente —continúa el P. Avila— no creo absolutamente que haya habido
en él alguna cuestión sentimental'.
Me sigue pormenorizando el actual Cura párroco P. Guillermo Avila: 'El
P. Juan fue el primer párroco de Río Primero, pero antes de venir a Río Pri-
mero estuvo en Monte Buey (a más de 200 kilómetros de Río Primero), fue
Vicario Cooperador de los Surgentes. Vino a Río Primero a fines de 1935 y cier-
tamente ya estaba radicado en 1936, siendo este año nombrado Párroco.
Sobre la obra que realizó el P. Vila me dice que fundó un Colegio en
Monte Buey, el primero en su género como Colegio Parroquial y otra casa;
que construyó las capillas del kilómetro 658 y la de Cañada de Machado.
Sobre la muerte del P. Vila dice que ocurrió a causa de una caída al
resbalarse en el barro para que no le salpicase un auto que pasaba; se quebró
el tobillo; que lo atendieron los médicos; que no era grave, pero... que después
de unos meses, parece que, de un ataque cardíaco por embolia, murió de
repente/
Vamos con el P. Avila a una pieza de la casa parroquial, construida por el
(4) «El indulto de vivir fuera del claustro... únicamente la Sede Apostólica puede concederlo
en las religiones de derecho pontificio» (canon 638 del Código de Derecho Canónico).
«El Obispo puede recibir al religioso, ya pura y simplemente, ya a modo de experiencia, por
tres años; en el primer caso, por el mismo hecho de semejante recepción, queda el religioso
incardinado en la diócesis; en la segunda hipótesis, puede el Obispo prorrogarle el plazo de
prueba..., terminado el cual queda el religioso, por el hecho mismo, incardinado en la diócesis
(canon 641).
383
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

39.4 Page 384

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P. Vila, para ver las lápidas, y me cuenta que el Consorcio Sacerdotal del Este
(Párrocos del Este de Córdoba), hoy desaparecido, le debían apreciar mucho
porque se brindaba para los sermones de mayor importancia, y le dedicaron
una de esas lápidas en bronce.
Las lápidas dicen así:
'El tiempo podrá borrar su nombre en el bronce, pero su recuerdo nadie
lo borrará de nuestra mente. Autoridades y fieles a su primer Párroco, Pbro.
Juan Vila* (ésta es de bronce).
'Resurget frater tuus (5) (Jn 11, 23). Al Presbítero Juan Vila Noguera, Pri-
mer Párroco de Río Primero | 26-12-1947 sus Hermanos del Consorcio Sacer-
dotal del Este le ofrecen este homenaje para perpetuar su memoria. 29-7-48'
(éste también es de bronce).
'A la sombra de este templo esperan la vida los restos mortales del Pres-
bítero Juan Vila, Primer Párroco de Río Primero, dormido en el Señor el 26
del 12 de 1947. Gobernó 11 años a su grey con su corazón, su ejemplo, su palabra
y su fortuna' (éste es un mármol blanco de 0,60 por 1,80 metros).
Después de estos testimonios del actual cura párroco voy a hablar con el
señor Rogelio Arnaudo, que vive en Río Primero, donde nació. Tiene 54 años,
está casado y vive con su mujer y cinco hijos, y es el Rector del Colegio Insti-
tuto Contardo Ferrini, bachillerato docente con 124 alumnos del secundario.
Es valioso su testimonio sobre el P. Juan Vila porque este Sr. Arnaudo fue as-
pirante salesiano y dejó la Congregación siendo estudiante de filosofía al ter-
minar el primer período de Votos trienales en Bernal, provincia de Buenos
Aires, en 1942. Tan sólo cuando se lo digo, se entera este profesor de que el
P. Vila había sido salesiano.
Descarta por completo que el P. Vila haya tenido alguna cuestión sentimen-
tal con mujeres. 'Yo, salido del estudiantado filosófico salesiano de Bernal,
con mucha frecuencia le ayudaba a Misa y le acompañé muchísimas veces, y
hasta casi en forma habitual, a las Misas y misiones en las capillas- Kilómetro
658, Cañada de Machado, Los Guindos, Nueva Andalucía; hasta hacía teatritos
al estilo salesiano y el P. Vila podría haber sido confidente mío, pero no era
comunicativo de sus cosas y nunca me contó nada de su vida en España ni
de que había sido saiesiano. Era un cura español exigente, activo, rígido, de
temperamento fuerte y decidido, algo cascarrabias. Al fin, apreciado por todos,
sencillo, demostraba capacidad, desprendido de las cosas y de gran celo apos-
tólico. Predicaba bien..., al estilo de entonces, tanto que le oí decir a mi madre
que se quedaría largas horas escuchándole hablar en los sermones'.
En la calle, y acompañado por el Sr. Rogelio Arnaudo, me encuentro con
María Glásfira Rodríguez, soltera de 70 años, que conoció al P. Juan Vila desde
que éste llegó a Río Primero hasta que murió, y atestigua que 'un día de
lluvia, caminando mientras venía de la biblioteca, de la que era presidente y
fundador, para evitar que un camión le salpicase la sotana, resbaló y se cayó
y se quebró una pierna. Fue tratado, pero él no le daba mucha importancia
y era reacio a curarse. Parece que le vino tétano y de sorpresa le dio un ataque
al corazón. ¡Ese sí qu.e era un cura bueno! Daba gusto escuchar su Misa, los
cantos, los sermones'?
Estas son las noticias que nos refiere el P. Juan Antolín Briones de cuanto
él personalmente investigó'. Además añade: "Había quien le tenía por una
eminencia. Todos lo llamaban para las fiestas y predicación. Le gustaba mucho
la lectura. Siempre se le veía leyendo algún libro. Era muy de casa. Nunca se
tomaba vacaciones. Cuando tenía que decir algo a alguien, se lo decía sin ro-
(5) «Resucitará tu hermano» (diálogo de Jesús con Marta antes de la resurrección de Lázaro).
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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déos. No tenía pelos en la lengua. Si alguien venía para casarse, bautizar...
y no tenía dinero para pagarle al cura, él los atendía igual. El dinero parece
que le hacía cosquillas en los bolsillos; lo daba a los pobres y hacía obras.
Intachable sacerdote en la atención de los enfermos y en visitar la campaña,
primero en un 'sulqui' (un carrito), y luego le regalaron un autito viejo, y
así pudo atender a más gente; luego lo cambió por otro mejor y, al final, lo
vendió para hacer las obras parroquiales. Tenía mucha autoridad por sus
virtudes y nadie tenía que decir nada contra él. Con las mujeres... las atendía
a la vista de todos y las despachaba pronto. No quería tener servidumbre".
"Otro día —continúa el P. Briones— fui a la Curia Arzobispal y con el
secretario canciller buscamos en los archivos; y lo único que pudimos encontrar
en uno de los libros fue esto: 'Nos, Dr. Fermín E. Lafitte (es el Sr. Arzobispo)
crea Parroquia Nuestra Señora del Rosario con sede en la localidad de Río Pri-
mero el 26 de setiembre de 1936. Bonaparte Secretario. Decreto'.
Esto es todo lo que he podido encontrar en la Curia Arzobispal. Pero me
asegura el secretario canciller, que también le conoció personalmente y que
hace muchísimos años que está en la Curia, que era muy buen sacerdote y
muy apreciado por el Sr. Arzobispo.
El actual canciller es Mons. Carlos S. Audisio. Le dije si podía sospechar
de que el P. Vila estuviese enredado en algo sentimental con alguna mujer, y
me asegura que 'en absoluto nada de eso; que pasó por Río Primero como
sacerdote intachable, que era muy querido por Mons. Lafitte, arzobispo enton-
ces, y muy bien conceptuado por el clero coniobés..., de por sí muy argentino
y cordobés, y poco favorable a los españoles'.
"Personalmente —concluye el P. Briones— llego a la conclusión de que el
P. Juan Vila merece un cartel bien luminoso porque aquí toda su vida fue
diáfana sacerdotalmente".
2.a Deducciones en orden a un mayor esclarecimiento de los hechos
y rehabilitación histórica de una vida
Una serena reflexión sobre las fuentes, arriba expuestas, nos orienta, en
primer lugar, en el discernimiento de la penosa crisis por la que atravesó el
P. Vila. "El pobre Padre —son palabras del Dr. Zubizarreta —que, en un mo-
mento dado, fue fuertemente afectado de una intensa neurastenia", marchó
"avergonzado" —dígase arrepentido, en frase de don Florencio Janáriz—, a
America, en busca de don José Manuel, cual hijo pródigo al lado de un padre
cuyo buen corazón y amor evangélico conoce por haber compartido ambos
los mismos afanes apostólicos. El "fundador", desde Buenos Aires, se lo trae a
Madrid y se lo confía a don Marcelino Olaechea, Provincial de la Inspectoría
Céltica, a la que pertenecía la casa de Pamplona.
Es bueno recordar al respecto que el Sr. Zubizarreta era médico de pro-
fesión. Es él quien primero compadece al enfermo, "fuertemente afectado de
una intensa neurastenia"; es decir, de un intenso "desorden funcional del sis-
tema nervioso con depresión de fuerzas vitales" (6).
¿Debe considerarse objeto de deshonra o escándalo una reacción de tipo
compensatorio en un hombre honrado, víctima probable de su gran trabajo y
celo, cargado de deudas y sobrado de necesidades, y sí ciertamente de una
penosa enfermedad mental según testimonio médico?
(6) J, Casares, de la Real Academia Española, Diccionario Ideológico de la Lengua Española.
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25
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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Surge aquí la pregunta: ¿por qué el P. Vila abandonó la Congregación?
Según la carta del Dr. José Manuel Zubizarreta "la intensa neurastenia,
que ocasionó serios disgustos al enfermo, fue la causa de que no continuara
en la Congregación Salesiana". ¿Se le hizo difícil la vida dentro de ella? ¿Por
qué razones? Los documentos que obran en el AS. 38 Pamplona y que hemos
citado dan plena y afirmativa respuesta a esta pregunta.
Su decisión de trasladarse a América aparece del todo lógica. Deseando
dedicarse por entero al ejercicio de su ministerio sacerdotal, ningún lugar más
apto para la mayor eficacia del mismo que aquel en que por completo se
ignorase el suceso. Con ello salían favorecidos su más libre y gozosa entrega
al apostolado y el bien común espiritual de los mismos fieles.
Es nombrado Párroco de Río Primero el 27 de setiembre de 1936, oficio que
ejerce, durante once años y tres meses, hasta el día de su muerte.
Hombre celoso de la gloria de Dios y gran trabajador, curado ya de su
anterior enfermedad, edifica, a su costa, capillas y casa parroquial; atiende
espiritualmente a varios pueblos que lo veneran por su celo y ejemplaridad.
"Fue modelo de sacerdote", según voz común.
En todos los documentos que hemos manejado no aparece la más mínima
contradicción bajo ningún aspecto.
Por voluntad de sus feligreses, sus restos mortales descansaron en el atrio
de la iglesia parroquial "en sepultura de mármol y placa de'bronce con el
Cristo grabado y su dedicatoria" Ahora dentro del mismo templo.
En ocasión de las Bodas de Plata de las Escuelas Salesianas de Pamplona,
con una finura y elegancia señoriales, don José Manuel quiere hacer un obse-
quio al primer Director de su fundación. Indaga su paradero. No oculta su
emoción al enterarse de que cuatro años y diez meses antes lleva su amigo
ya en el seno de Dios. Escribe a don José María Enseñat, Director a la sazón
del Colegio: "Dios habrá premiado sus méritos. Tenemos la pena (él y su señora,
doña Emilia Aróstegui) de no haber podido demostrarle una vez más nuestro
reconocimiento".
También nosotros, los Salesianos, podemos unir, después de conocer los he-
chos arriba expuestos, nuestro sentimiento al de los fundadores, ya fallecidos.
Y es nuestro más vivo deseo que el epitafio, grabado sobre la tumba del P. Vila
en Río Primero, halle eco en las Bodas de Oro, próximas a celebrarse en las
Escuelas Salesianas de Pamplona, a las que tanto amó y por las que mucho
—quizá demasiado— trabajó: "Juan Vila. Q.E.P.D. Gobernó su grey once años
con su corazón, con su ejemplo, su palabra y su fortuna. El tiempo podrá bo-
rrar su nombre del bronce, pero su recuerdo nadie lo arrancará de nuestra
mente".
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APÉNDICE 2
SALESIANOS DE LA CASA DE PAMPLONA DESDE 1922
HASTA LA ACTUALIDAD
Acebes, Julio
Alberdi, Francisco
Aldasoro, José
Almazán, Jesús
Alonso, Honorato
Alós, Roberto
Alvarez, Dámaso
Alvira, Juan José
Andreu, Juan
Andueza, José
Antón, José
Aparicio, Eusebio
Aparicio, Francisco
Araiz, Bautista
Aranda, José Luis
Arce, Jesús María
Arín, Germán
Arizmendi, Francisco Javier
Arranz, Luis
Arrieta, Esteban
Artola, Galo
Asensi, Vicente
Astiz, Manuel
Auledas, Juan
Axpe, Jesús
Azcona, Pablo
1965-1967 (1)
1966
1955
1940-1942
1977
1958-1961
1964-1965
1935-1940
1975-1977
1959-1961
1955-1957
1977
1937
1964-1969
1958:1966; 1975; 1961
1973
1940-1960; 1962-1973; 1975-77
1962-1965
1957-1959
1960-1967
Í958-1960
1937
1950; 1953; 7954
1947-1951
1968-1972
1940-1942
(1) Téngase en cuenta que los años los computamos según el «Elenco Genérale della Societá
di Francesco de Sales».
Cada uno de ellos comienza en el verano del año anterior, pues en dichos meses de verano
se verifican los cambios de personal en nuestros Colegios, y terminan el verano mismo del año
señalado en el elenco.
Téngase asimismo en cuenta que los años en cursiva son los correspondientes a los que algunos
salesianos que figuran en esta lista permanecieron en IMENASA.
387
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

39.8 Page 388

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Azpiazu, José
Balauder, Francisco
Baquero, José
Baraut, José
Baraut, Pablo
Barbal, José
Beltrán, Mariano
Bellido, Modesto
Blasco, Antonio
Blázquez, Luis
Blecua, José
Cajaraville, José
Calderón, Carmelo
Calvo, Daniel
Callejas, Francisco
Cambó, Ramón
Campo, Agustín
Campo, Sabino
Cano, Francisco
Cañete, Jesús
Carnicero, Javier
Carreño, José Luis
Carrera, Marcelino
Castejón, Benito
Castro, Aurelio
Choimet, José
Cidad, Enrique
Cirbián, José Antonio
Cobo, Jesús
Colina, Jesús
Colomé, Jacinto
Conde, Félix
Conde, Daniel
Cuende, José
Cuevas, Raúl
Cusco, José
Cutillas, Luis
De Dios, Ángel
De la Cal, Carlos
Delcura, Tomás
Diez, Felipe
Domínguez, Francisco
Domínguez, Gonzalo
Duran, Miguel
Echarri, José Francisco
Eguíbar, Miguel Ángel
Encinas, Rufino
Enseñat, José María
Equísoain, Silverio
Escribano, Juan
Eslava, Alfonso
Farrero, Miguel
Fernández (Bin), José
Fernández (Ca.), José María
388
1953
1955
1949-1950
1938
1939; 1955-1960
1933-1945
1955-1959
1938-1939
1938
1934-1945; 1949-1951
1958
1927-1932
1958
1942
1943-1945
1937-1939
1966-1968
1975-1977
1970-1976
1955
1952-1954
1974-1977
1940-1941
1955-1959
1964-1966
1950-1957
1967-1969
19724974
19744977
19554957
1949-1977
1929-1931
1938
1948-1950
1966
1962-1976;
1953-1954
1927-1929
1967
19384977
19404941; 19474953; 1954
1932-1934
19404944
1965; 1958-1966
19734974
1973-1975
1964-1966
1948-1954
19434946
1928
1958
1933-1934
19674971
1974
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

39.9 Page 389

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Fernández, César
Fernández (Gut.), Ángel
Fernández, Juan Antonio
Fernández, Teófilo
Fernández, Vidal
Foncillas, Ángel
Fuentes (Vaam.), Juan
Fuentes, Julio
Gáberc, Casimiro
Gaisán, Marcos
García, Alejandro
García, Ángel
García, Casimiro
García, Nemesio
García, Onésimo
García, Félix
Garrués, Joaquín
Casulla, Domingo
Gil, Faustino
Girones, Ramón
Goicoechea, Víctor
Gómez, Higinio
Gómez, Luis
Gómez, Ticiano
González, Antonino
González Arrese, José María
González, José
González, Juan
González (Moreno), Juan
González, Manuel
González, Primitivo
Gordo, Jesús
Gracia, Fernando
Guede, Antonio
Guerrero, Rafael
Guillamet, José
Gutiérrez, Ceferino
Herguedas, José
Hernández, Jerónimo
Hernando, Emilio
Hernando, Federico
Herranz, Javier
Herranz, Santiago
Herrero, Aurelio
Herrero, José Nilo
Hierro, Jesús
Ibaizábal, Mario
Inda, Javier
Ingunza, Juan Carlos
Iñigo, Fabián
Ivorra, Manuel
Izquierdo, Ángel
Izquierdo, Laurentino
Jordana, Antonio
1967-1968
1973
1970-1971
1949-51; 1954-59; 1961-1977
1974
1962-1963
1966-1969
1948
1958-1960
1963-1964
1959-1961
1954-1957
1974-1977
1968-1969
1961-1963
1973-1976
1938-43; 1946-48; 1953-1977
1948-1949; 1960-1961
1963-1965; 1970-71; 1977
1952
1956-1958
1976-1977
1967
1969-1971
1972-1977
1950-1953
1947-1949; 1954
1958
1959-1960
1969-1970
1966-1967
1958
1950-1951
1976-1977
1977
1952-1955; 1960-1965
1969
1932-1936
1942
1977
1970-1972
1964-; 1968
1973-1974
1976
1975
1970-1974
1963
1975-1977
1973
1938
1956-1977
1975
1965
1937-1977
389
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

39.10 Page 390

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Lanzuela, Agustín
La Plana, José
Lara, Matías
Larumbe, Juan
Larrieta, Luis María
Lobato, Clemente
López, Emilio
Lucas, Benito
Luis, Emilio
Llabrés, Juan
Llacayo, Antonio
Macek, Miguel
Macías, Celedonio
Malo, Pascual
Mallada, Mariano
Marot, Juan
Martín, Fermín
Martin, Francisco
Martín, Julián
Martín, Pedro Antonio
Martínez, Emilio
Martínez, Fernando
Martínez, Pedro
Mas, Antonio
Massot, Ramón
Mélida, José Luis
Méndez, /:L;ripino
Miguel, Alfredo
Mir, José
Miret, Juan
Miró, Javier
Molina, Gabriel
Molina, Vicente
Molinero, Ricardo
Moreno, Mariano
Morido, Alejandro
Moro, Isidoro
Moya, Francisco
Mozaz, Jesús
Muñoyerro, Bernardo
Nácher, Enrique
Nácher, Manuel
Nürnberg, José
Olaiz, Severino
Olivé, Ramón
Ortega, Pablo
Pacho, Fausto
Palau, Máximo
Pardillo, José
Parreño, Manuel
Pascual, Gonzalo
Pascual, Isaac
Pastor, José María
Pereiro, José
390
1950
1932-1938
1973-1977
1938
1973
1977
1932-1963
1976
1963-1964
1932-1938; 1947
1928-1929
1950-1951
1935
19444949
1936-1939; 1944
1950-1953
1966-1967
1977
1969
1938-1939
1957; 1960
1973
1944-1949
1938
1932-1934
1971-1973
1940-1965
1972
1942-1943
1938-1977
1953
1950-1953
1947-1956
1973-1975
1956-1959
1932-1964
1931
1957; 1959-1962; .964-1967
1952-1954
1974-1977
1935-1938; 194';-1948
1937-1958
1943-1945
1950
1944-1949
1968-1970
1963-1965
1944-1946
1937-1938
1936-1943; 1960-1977
7955-7956
Í969-1970
1966-1968
1929-1931
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40 Pages 391-400

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40.1 Page 391

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Pérez, Amado
Pérez, Andrés
Pérez, Domingo
Pérez, Emilio
Pérez, Feliciano
Pérez García, Jesús
Pérez, Gregorio
Pérez, Hermógenes
Pérez, Jesús
Pérez, Mariano
Pérez, Carlos
Petruzzio, Cancio
Pinol, Rómulo
Porcar, José
Prado, Justiniano del
Puig, José
Puyadena, Luis
Quevedo, Julián
Rabell, José
Ramón, Manuel
Rebollo, Teófilo
Recasens, Antonio
Remón, Jesús
Remón, Juan
Renedo, Heraclio
Revilla, Blas
Riesco, Ricardo
Rivás, Andrés
Rivera, Luis
Rodríguez, Alberto
Rodríguez, Arcadio
Rodríguez, Vicente
Rollizo, Bonifacio
Roncal, José Luis
Rosell, Manuel
Ruberte, Manuel
Rubio, Luis
Rubio, Pablo
Ruiz, Esteban
Sainz, José Ignacio
Sainz, Urbano
Salgado, Miguel
Salinas, José
Sánchez, Juan Francisco
Sánchez, José María
Santisteban, Joaquín
Santiuste, Maximiano
Santorum, Fermín
Sancho, Juan
Sardón, Tomás
Sastre, Juan
Sastre, Santos
Septién, Benito
Serráis, Francisco
7957
1954
1939-1947
1973
1962-1963
1974
1969-1972
1957-1959
1958-1959
1961
1976
1944-1956
1935-1937
1950-1952
1930-1932
1959-1963
1947-1949; 1954-1958; 1961-1963
1972-1974
1938-1941
1943-1945; 1950-1952
1937
1938
1961-1963; 1968-1977
1957
1972
1963-1969
1967-1969
1928-1929
1939
1967-1977
1943-1945
1944-1949
1941-1943
1977
1936-Í937
1960-1962; 1967
1969-1970
1972
1929-1933
1971-1972
1969-1970; 1976
1929-1934
1950
1977
1944-1948
1971-1977
1964-1966
1977
1963-1969; 1973-1977
1972
1932-1934; 1940
1971-1973
1946-1947
1944-1946
391
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

40.2 Page 392

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Sicilia, Manuel
Solanes, Félix
Sudupe, Miguel
Tapia, Donato
Tapias, Ricardo
Tardío, Jesús
Tejada, Fermín
Toldrá, Juan
Torrente, Luis
Unciti, Javier
Urbanek, José
Valencia, Florencio
Valero, Manuel
Valero, Miguel
Várela, Francisco
Veintemillas, Antonio
Verdaguer, Lorenzo
Vicent, Alfonso
Vila, Juan
Villagrá, Cándido
Viñas, Guillermo
Vivas, Alejandro
Zubizarreta, Adolfo
Zubizarreta, Ignacio
1948-1949
1938-1939
1968
1929-1930
1927
1954-1968
1975-1977
1938
1930-1931
1957
1962
7956-7957
1960-1961
1954-1956
1953-1955
1953-1956
1939
1959
1922-1928
1940-1943; 1947-1952; 1956-1977
1935-1936; 1940-1943
1944-1953; 1954-1959
1959-1961
1954-1957; 1960-1961
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PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

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APÉNDICE 3
DATOS ESTADÍSTICOS
Directores de la Casa Salesíana de Pamplona
Don Juan Vila
Don Miguel Salgado
Don Guillermo Viñas
Don Ramón Cambó
Don Modesto Bellido
Don Guillermo Viñas
Don José Sánchez
Don Luis Blázquez
Don José María Enseñat
Don Pablo Baraut
Don Luis María Puyadena
Don Rufino Encinas
Don Ricardo Riesco
Don Federico Hernando
Don Matías Lara
Don Jesús Remón
1927-1928 (1)
1929-1934
1934-1936
1937... (2)
1938-1939
1940-1943
1944-1948
1949-1951
1952-1954
1955-1960
1961-1963
1964-1966
1967-1969
1970-1972
1973-1977
1977-
Consiliarios de la Asociación de Antiguos Alumnos de Pamplona
Guillermo Viñas
Ramón Cambó
Modesto Bellido
Guillermo Viñas
José María Sánchez
1934-1937
1937-1938
1939-1940
1940-1943
1943-1948
(1) Anteriormente estuvo como Encargado de Obras.
(2) Como «Encargado». Fue muy pronto sustituido por don Modesto, quien, a su vez, per-
maneció en el cargo hasta la vuelta del P. Viñas.
393
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

40.4 Page 394

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José María González
Manuel Ramón Gil
Luis Cutillas
Benito Castejón
José Guillamet
Raúl Cuevas
Fortunato Saiz
Germán Arín
Santos Sastre
Casimiro García
José Luis Roncal
1948-1951
1951-1952
1952-1954
1954-1959
1959-1965
1965-1966
1966
1966-1970
1970-1973
19734977
1977-
Presidentes de la Asociación de Antiguos Alumnos de Pamplona
Emiliano Larrea
Manuel Parreño
Emiliano Larrea
Carlos Alzu
Pedro Maiza
Miguel Ochoa
José Luis Azparren
Miguel Ochoa
José Luis Azparren
Miguel Ochoa
Antonio Boyero
Agustín Abelleira
Ambrosio Alzu
José Ignacio Arraiza
Vicente Zabalza
1934-1939
1939
1939-1945
1945-1949
1949-1954
1954-1956
1956-1959
1959-1962
1962-1965
1965-1968
1968-1970
1970
1970-1975
1975-1977
1977-
Directivos de la Asociación de Antiguos Alumnos de Pamplona
Abad, Jesús
Abelleira, Agustín
Aguado, Fernando
Alzu, Ambrosio
Alzu, Carlos
Aniz, Honorio
Araiz, Alipio
Aramendía, Feliciano
Aranda, José Luis
Armendáriz, Juan José
Arraiza, José Ignacio
Arrarás, José Javier
Arzuaga, Gregorio
Assas, José María
Ayensa, Antonio
Azanza, José Luis
Azcona, Luis
1949-1961
1967-1970
1959-1961
1958-1965; 1970-1976
1945-1949; 1952-1955
1940-1945
1948-1954; 1957-1958; 1960-1962
1976
1976-1977
1956-1977
1972-1977
1968
1968
1969
1970-1971
1945-1946
1956-1960
394
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

40.5 Page 395

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Azparren, José Luis
Baranda, José Luis
Baranda, Pedro
Boyero, Antonio
Bustamante, Jesús
Buzunáriz, Alfonso
Buzunáriz, Miguel
Carabias, Joaquín
Caro, Ángel
Carrillo, Ángel
Catalán, Jesús
Cervantes, Carmelo
Ciáurriz, Alfredo
Ciriza, José Luis
Colomé, Jacinto
Corcuera, Tomás
Coronado, Antonio
Chacón, Jesús
Echarren, Juan José
Echávarri, Alfonso
Echávarri, José María
Elizalde, Javier
Equísoain, Carlos
Esquíroz, Juan Manuel
Esteban, Isidoro
Estebaranz, Ángel
Fernández, José Antonio
Gámez, Alfonso
Garde, Ignacio
García, Jesús
García, Tomás
Garciandía, Luis
Gonzalvo, José
Goñi, Antonio
Goñi, José Antonio
Hornazábal, José Manuel
Ilundáin, Pedro José
Iriarte, José
Iribarren, Francisco
Irisarri, Rafael
Izal, Miguel Ángel
Izco, José Julián
Janáriz, Florencio
Jáuregui, Sebastián
Labarquilla, Jesús
Lacunza, Mariano José
Laguardia, Miguel
Lampreabe, Julio
Larrea, Ángel
Larrea, Emiliano
Larrea, Santiago
Larumbe, Javier
Lasheras, Miguel
Lizarraga, Javier
1954-1959; 1961-1971
1966-1968
1946-1947; 1953-1958
1961-1970
1967-1975
1956-1957
1952-1954
1966-1969
1956-1959
1970-1972
1948-1952
1953-1955
1957-1959
1970-1976
1972-1975
1958-1961
1949-1955
1968-1969
1958-1960
1956-1958
1954-1957
1968
1958-1959
1972-1973
1953-1955
1945-1949
1976-1977
1960-1969
1935-1940
1975-1977
1952-1953; 1956-1958
1966-1967
1954-1955
1949-1952
1949-1952
1964-1966; 1973-1974
1967
1952-1961
1964-1965
1959-1961
1968
1958-1960
1935-1976
1969-1977
1943.1944; 1947-1949; 1954-1959
1972-1973
1969
1968
1970-1972
1935-1949
1935-1953
1939-1949
1960-1964
1954-1959
395
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

40.6 Page 396

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López, Julio
Loyola, Gerardo
Luquin, Guillermo
Maiza, Pedro
Manzano, José María
Marco, Pedro
Martín, Emilio
Martín, Luis María
Martón, José
Moltó, Antonio
Monje, Manuel
Moreno, Antonio
Morí, Agustín
Munárriz, José María
Navarro, Luis María
Ochoa, Miguel
Olio, Jesús
Olaiz, Severino
Orbara, Isidoro
Orduna, José Luis
Orla, Ignacio
Orozco, Florencio
Ostiz, Antonio
Parreño, Manuel
Pastor, Antonio
Pérez, Fausto
Petri, José Raúl
Piudo, José María
Razquin, Martín
Reclusa, Fernando
Redín, Pedro
Rodrigo, José María
Rodríguez, Juan
Rodríguez, Licinio
Romeo, Luis Miguel
Rota, Pablo
Ruano, Berardo
Rubio, Eduardo
Ruiz, Miguel Ángel
Ruiz; Santiago
Salinas, Juan José
Sánchez, Heliodoro
San Martín, José Javier
Santesteban, Víctor
Sevillano, Jesús
Soria, Jesús
Suescun, Jesús
Ugalde, Santiago
Ullán, Manuel
Urdiáin, José Carlos
Urroz, José
Urtasun, José Ángel
Uzcarré, Carmelo
Vidador, Andrés
396
1960-1964
1936-1944
1940-1942
1943-1954
1947-1949; 1956-1958; 1959-1977
1960-1961
1970-1973
1970-1973
1945-1953; 1954-1955
1964-1967
1972-1974
1972-1975
1935-1949
1968
1970-1973
1945-1968
1939-1942
1957-1961
1949-1954
1964-1976
1939-1940
1936-1940
1970-1971
1939-1940
1968
1949-1952
1968-1975
1960-1962; 1968-1969; 1975-1976
1945-1947
1961-1962
1949-1952
1955-1958
1976-1977
1977
1973-1974
1949-1952
1935-1942; 1966-1967
1940-1944
1969-1972
1976-1977
1977
1962-1969
1964-1968
1954-1960
1976-1977
1972-1977
1966-1969
1952-1954; 1958-1965
1953-1955
1963-1968; 1976-1977
1935-1938
1975-1977
1935-1940
1970-1971
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

40.7 Page 397

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Villanueva, Celestino
Zabala, Ignacio
Zabalza, Felipe
Zabalza, Vicente
Zuazu, Javier María
Zufía, Mariano
1940-1941
1954-1956
1972-1977
1977
1962-1975
1969-1970
Secretariado Regional de AA. AA. Salesianos - Inspectoría de San Francisco
Javier - Durante su Sede en Pamplona (1969-1974)
Miguel Ochoa
José Luis Azparren
José María Manzano
José Marión
Alfredo Ciáurriz
Javier María Zuazu
Ambrosio Alzu
Antonio Boyero
Antonio González
Juan "Rodríguez
PRESIDENTE REGIONAL
VICEPRESIDENTE REGIONAL
Juntas de Padres de los Alumnos de E. G. B. del Colegio Salesiano
de Pamplona
Primera Junta Oficial Curso 1973-1974
Luis Tous
Vicente Zabalza
Jesús María Zabalza
Ángel Romero
Mariano González
Félix Fernández
Carlos Azcárate
PRESIDENTE
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
Segunda Junta. Cursos 1974-1975, 1975-1976, 1976-1977
Vicente Zabalza
Miguel Ángel Lizarraga
Juan Esnal
Alfredo Labairu
José Ignacio de Santiago
Miguel Ochoa
Jesús Segura
José Javier Velasco
Matilde Asensio
Javier Mendinueta
PRESIDENTE
SECRETARIO
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
397
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

40.8 Page 398

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Tercera Junta. Curso 1977-1978
José Luis Gorosquieta
Luis Azcona
Francisco Javier Ariz
Ignacio Galar
Ángel Elizalde
Marino Lacalle
Luis Asurmendi
Juan Antonio Erro
Jesús Gil
Francisco Redondo
Florencio Otazu
Ángel María Vidaurre
Natalio Zugasti
PRESIDENTE
VICEPRESIDENTE
TESORERO
SECRETARIO
VOCAL DE CULTURA
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
Junta de Padres de Alumnos en Formación Profesional. Curso 1977-1978
Javier Reta
Miguel Lizarraga
Carlos Gallego
Damián Tapiz
Julián Moreno
Amancio Urra
Antonio Giraldo
Jesús Carmona
Moisés Mayo
Ángel Jarnaiz
PRESIDENTE
SECRETARIO
TESORERO
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
VOCAL
398
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

40.9 Page 399

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APÉNDICE 4
DIREZIONE GENÉRALE OPERE DON BOSCO
Roma, a 11 de noviembre de 1977
Rvdo. D. Jesús Remón
Salesianos
Aralar, 7
PAMPLONA
Querido señor Director y Hermanos de la Comunidad de Pamplona:
Veo con alegría que estáis festejando las Bodas de Oro de nuestra Con-
gregación en esa noble tierra de Navarra, y que habéis querido dedicar una
jornada especial de convivencia para reunir, en vuestra casa de Pamplona,
a los numerosos salesianos navarros que trabajan en tantas Inspectorías de la
Congregación, y que están aquí representados en nuestro Capítulo General por
don Antonio Mélida, don Gabriel Larreta y don Miguel Asurmendi.
Me siento espiritualmente muy unido a vosotros, y deseo participar de
vuestra alegría aunque me sea imposible estar en esa fecha entre vosotros
para rendir gracias al Señor y a María Auxiliadora por los frutos tan notables
que ha dado la semilla que los primeros Hermanos sembraron y que tanta
fuerza ejemplar pusieron en sus trabajos, en su misión, en su vida.
Con gozo y satisfacción subrayo algunos detalles que vosotros conmemo-
raréis en estas fechas en relación con la presencia salesiana en Navarra. Es,
ante todo, una presencia en el mundo del trabajo, característica de don Bosco,
que, adivinando los signos de los tiempos, llevó a campo práctico la evangeliza-
ción del mundo juvenil obrero, tan necesitado de la ayuda amiga. y técnica
del religioso, ayuda que con tanto acierto y generosidad han ido ofreciendo
en esa Casa docenas de celosos y ejemplares Coadjutores.
Quisiera igualmente hacer hincapié en el clima de hermandad y de alegría
que ha sido patrimonio de vuestra Comunidad y de vuestro trabajo. ¿Cómo no
hacer una alusión a la frecuencia y perfección de la actividad teatral en el
ámbito del Oratorio festivo tan bien cuidado a lo largo de tantos años; a la
constante presencia de los salesianos entre los muchachos; a las organizaciones
deportivas que tanta juventud han atraído y movido en Pamplona; a la vitalidad
de la música coral e instrumental?
399
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978

40.10 Page 400

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Hay que resaltar también el empeño con que prolongáis vuestra dedicación
salesiana cuidando esa parcela tan querida de nuestra Familia que forman los
Cooperadores y los Antiguos Alumnos. Son ellos los que van multiplicando el
espíritu salesiano en la calle, en la familia, en el trabajo, convirtiéndose en
presencia responsable y eficaz, para ser apóstoles portadores de valores so-
brenaturales, para conservar la riqueza espiritual que siempre ha caracte-
rizado la historia de vuestra tierra navarra.
Sé que esta evocación no quedaría completa si no recordara aquí que
toda la obra realizada en estos cincuenta años ha nacido de la devoción a
María Auxiliadora, que ha sido la clave de toda esta actividad salesiana, que
se ha extendido a tantas familias de la capital y de los pueblos de la provincia,
y que ha de continuar siendo una de las metas de vuestra pastoral en el
porvenir.
Y en esta ocasión en la que os habéis reunido un numeroso grupo de
Salesianos que habéis encontrado el camino de vuestra vocación en esa Casa,
no puede faltar tampoco mi palabra de felicitación y de aliento. De felicitación,
por el cariño con que siempre habéis cuidado las vocaciones. Aunque la voca-
ción es un regalo de Dios, requiere sin embargo un cuidado especial de los
educadores para su maduración: en este aspecto es notorio vuestro incansable
esfuerzo, y he de felicitaros por ello en mi nombre y en el de la Congregación
y de la Iglesia. Y mi palabra de aliento a vosotros, salesianos navarros, para
que la fidelidad a vuestra vocación se asemeje en calidad a la de vuestro
paisano san Francisco Javier, ¡un gran modelo!: superados los límites de la
patria, hizo patria suya todo el mundo, especialmente las tierras más necesita-
das del mensaje de Cristo. Hoy, la Iglesia y la Congregación necesitan más que
nunca apóstoles de fidelidad que vivan con su ejemplo lo que predican con la
palabra.
Os pido una oración por este Capítulo General 21, que intenta revivir en
nuestros tiempos el carisma salesiano con la fuerza que le daba la presencia
de don Bosco vivo. Mi participación en el mismo no me permite participar per-
sonalmente en ese Jubileo de Oro, pero tampoco me impide congratularme con
vosotros y enviaros una bendición cordialísima con el augurio de una feliz
fiesta y un fecundo apostolado en años venideros.
Con paterno afecto,
Sac. Luigi Ricceri
Rector Mayor
400
PAMPLONA. 50 años de presencia salesiana en Navarra. JL Bastarrica. 1978