Actas_1990_334.ACG


Actas_1990_334.ACG

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del consejo generai
ano LXXI - octubre-diciembre 1990
n. 0 334
organo oficial
de animaci6n
y comunicaci6n
para la
congregaci6n salesiana
Direzione Generale
Opere Don Bosco
Roma

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del consejo generai
de la sociedad salesiana
de san juan bosco
ORGAN O OFICIAL DE ANIMACION Y COMUNICACION PARA LA CONGREGACION SALESIANA
N. o 334
aiio LXXI
octubre-diciembre 1990
PAgina
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
ESPIRITUALIDAD SALESIANA PARA LA
NUEVA EVANGELIZACION
3
2. ORIENTACIONES Y DIRECTRICES (No se dan en este numero)
3. DISPOSICIONES Y NORMAS
(No se dan en este numero)
4. ACTIVIDAD DEL C. GENERAL
4.1 . De la cr6nica del Rector Mayor
47
4.2. De la cr6nica del Consejo Generai
47
4.3. Actividad de los consejeros
48
5. DOCUMENTOS Y NOTICIAS
5.1. Decreto sobre el milagro de don Feli-
pe Rinaldi
61
5.2. Nuevo Consejo Generai
63
5.3. Nuevos inspectores
66
5.4. Nuevos obispos salesianos
73
5.5. Hermanos difuntos
75

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Centrai Carequisrica Salesiana
Alcala, 164 - 28028 Mad rid
Edici6n exrracomercial
Imprime: Graficas Don Bosco - Arganda del Rey (Madrid)

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Espiritualidad salesiana para la nueva
evangelizaci6n
lntroducciòn. - Ni moda ni estribi\\lo repeti do. sino verdadera exige ncia nueva . - Energia imprescindible
para el ca mino de fe . - La realidad lleva consigo motivos de desorientaciòn. - Nuestras raices se hallan
en la potencia del Espiritu Sa nto.- En el gran cauce de la espiritual idad salesiana.- Tras las huellas
de sa n Juan Bosco.- Formamos co munidades eva nge lizadoras.- Bajo la guia de Maria Au xiliadora,
estrella de la nueva evangelizaciòn.- Deseo fina l.
Roma , 15 de agosto de 1990 ,
Solemnidad de la Asunci6n
I . Actas del Consejo
Ge nerai, num .
33 1, occu bre-d i-
ciembre 1989 .
Queridos hermanos:
Con mi saludo cordial va tam bién e! de los
miembros del nuevo Consejo Genera!: dentro de
unos dfas nos reu nimos p ara ahondar juncos en
las orientaciones del XXIII Capftulo Genera! y
trazar un programa de animaci6n y gobierno que
haga incisivo y eficaz nuestro servicio a las ins-
pectorfas en e! actual sexenio .
Tenéis en vuestra mano los documentos capi-
tu lares y estais estudiando su contenido . En ta-
rea tan vita!, me gustarfa acompafiaros con al-
gunas reflexiones que me parecen importantes.
Son dos los datos de fondo que iluminan el
significado global de nuestro XXIII Capftulo Ge-
nera!: el primero es su proposito de insertarnos
eficazmente en e! movimienco eclesial de la nueva
evangelizaci6 n; e! segundo , la convicci6n y cons-
tataci6n de que la imprescindible energia mo-
triz en el camino y en los itinerarios de fe es
la espiritualidad .
De la nueva evangelizaci6n os hablé ya 1;
ahora os invito a reflexionar sobre nuestra espi-
ritualidad .

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
4
El texto capitular la presenta corno el secreto
del éxito en la educaci6n de los j6venes en la fe.
La nueva evangelizaci6n requiere muchas cua-
lidades y competencias; pero , mientras que la
espiritualidad puede suplir al menos en parte
otras carencias, ninguna otra cualidad o compe-
tencia puede suplirla.
Convendrii, por tanto, que busquemos juntos
algunas de las motivaciones por las que estamos
llamados a dar tanto relieve a este argumento
y a asignarle verdadera prioridad en la progra-
maci6n de la formaci6n.
Antes de hacerlo, os invito a rezar con espe-
cial intensidad por el buen resultado del XIX
Capftulo Generai de las Hijas de Marfa Auxilia-
dora. El tema de su trabajo es : «Educar a las
j6venes : aportaci6n de las Hijas de Marfa Auxi-
liadora a una nueva evangelizaci6n en los diver-
sos contextos socioculn.Jivales». Es un tema que
-corno hizo ver la Ma~re al convocar el
Capftulo- se centra en el JJpecto que caracteri-
za su misi6n: «estar en la Igl~ia al servicio de
la educaci6n de las j6venes sigu(e~do el sistema
preventivo de san Juan Bosco». L~ urge , igual
que a nosotros, confrontar sus comunidades con
las necesidades educativas miis urgentes, tenien-
do un coraz6n lleno de celo por haberse renova-
do gracias a una auténtica espiritualidad salesiana.
Ni moda ni estribillo repetido, sino verdadera
ex1genc1a nueva
Alguien se preguntarii por qué el XXIII Ca-
pftulo Generai puso la espiritualidad en el cen-
tro de su interés .
iNo se estarfa acudiendo a un tema un tanto
comodo pero falto de historicidad , en el que

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5
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
2. Cf. La vida intenor
de san Juan Bosco,
Aguinaldo 1981 ,
comentario del
Rector Mayor.
se refugiaria corno para eludir las dificultades?
O bien, ino seria invitaci6n a imitar a algun
grupo de moda, propenso quiza a ciena aliena-
ci6n frente a los retos de la nueva cultura? Es
decir, ino seria un argumento poco practico?
El texto capitular esta claramente planteado
desde otra perspectiva. La espiritualidad de que
habla no es ni moda ni un estribillo repetido,
sino que, para nosotros, es fidelidad auténtica
al sistema preventivo, condici6n practica para la
nueva evangelizaci6n y exigencia de los tiempos
nuevos .
San Juan Bosco, al que no le gustaba eludir
la realidad, nos lo ensefia con su persona y con
su pedagogia 2
Con el término "espiritualidad", el XXIII Ca-
pftulo Genera! se propone hablar de una viven-
cia de Dios; lo cual compona el ejercicio de aque-
lia vida teologa! de fe, esperanza y caridad que
es fruto de la inhabitaci6n del Espfritu Santo
en nosotros. Cuando el texto habla de fe, quie-
re unir precisamente, de forma vital, las tres vir-
tudes teologales en un unico estilo concreto de
vida cristiana convencida y dinamica.
Santa Catalina de Siena afirmaba que, cuan-
do es débil el ejercicio de las virtudes teologa-
les, el semblante . de la Iglesia palidece . iSin vi-
talidad de fe es imposible educar en la fe!
El alma del documento capitular es una vida
y una acci6n ancladas en Dios, una energia que,
si falta, nos obliga a preguntarnos si aun somos
capaces de seguir adelante en el camino basta
la meta.
El interés por la espiritualidad arranca preci-
samente de ahf: el camino que hay que recorrer
es nuevo, trazado recientemente; mas aun, to-
davia esta en construcci6n, con itinerarios no as-
faltados y expuestos a perspectivas inéditas que

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
requieren reconsiderar y vivificar de nuevo la
identidad cristiana. Ha carnbiado el contexto cul-
tura! de la fe; es urgente saber delinear y hacer
que aparezca en nosotros y en los j6venes el nue-
vo rostro del creyente con convicciones profun-
das, con motivaciones de actualidad y con com-
promisos concretos en el estilo de vida. El Espi-
ritu Santo sopla en este sentido , para que la
fe sea viva y actual .
Por otra parte , el XXIII Capitulo General nos
hizo comprobar de hecho que se esta manifes-
tando precisamente en los grupos juveniles una
demanda cada vez mayor de espiritualidad .
Sabemos que el Vaticano II ha sido visto co-
rno verdadero descubrimiento del Espiritu Santo
en cuanto pedagogo-protagonista de la fe, con
especiales intervenciones en este retazo del se-
gundo milenio . Los documentos conciliares pre-
sentan una clara perspectiva de Espiritu Santo
cuando consideran a la Iglesia y su misi6n . En
particular, el decreto Perfectae caritatis recuerda
a los miembros de institutos de vida consagrada
que , «ordenandose ante todo la vida religiosa
a que sus miembros sigan a Cristo ... , las mejo-
res acomodaciones a las necesidades de nuestro
tiempo no surtiran efecto si no estan animadas
de una renovaci6n espiritual, .a la que siempre
hay que conceder el primer lugar aun en la pro-
moci6n de las obras externas» 3.
Pablo VI comprendi6, con admiraci6n y espe-
ranza, que «vivimos en la Iglesia un momento
privilegiado del Espiritu .. . Se hace asamblea en
torno a él; se quiere dejar conducir por él... Y
actua sobre todo en la misi6n evangelizadora :
no en vano el gran comienzo de la evangeliza-
ci6n tuvo lugar la mariana de Pentecostés, bajo
el sopio del Espiritu»4.
Los movimientos eclesiales surgidos en estos
6
3. Perfectae caritatis
2e .
4. Evangefii nuntian -
di 75 .

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7
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
5. Chrùtifideles laici
29 .
6. Cf. Educar a los16-
venes en la fe: do-
cumentos cap itula-
res, Ed . CCS, Ma-
drid 1990, 1-14.
7. luvenumpatris 16.
decenios han sido considerados oficialmente, en
su conjunto, corno expresi6n de una nueva esta-
ci6n de espiritualidad , fruto de la «riqueza y
adaptabilidad de los recursos que el Espiritu ali-
menta en el tejido eclesial» 5.
Ante todo, nuestra renovaci6n , guiada por el
inestimable trabajo de los capitulos generales del
posconcilio, el documento capitular la ve corno
implicaci6n de los salesianos en el actual com-
promiso eclesial de nueva evangelizaci6n . Leed
atentamente la introducci6n del texto: se inspi-
ra en la pedagogfa hist6rica de Dios y lee con
mirada teologa! nuestros ultimos capitulos gene-
rales. Veréis que nuestra Congregaci6n se situa
en el coraz6n de la Iglesia, al servicio , precisa-
mente, de la nueva evangelizaci6n. El camino
recorrido para ello esta sefialado por algunas eta-
pas de busqueda y profundizaci6n : parte de la
misi6n -XX Capitulo General, Especial-, que
se indica corno tarea asumida por la comunidad
mediante un proyecto - XXI Capftulo
General-, gracias a la fuerza que procede de
la consagraci6n apostolica - XXII Capitulo
General-, para responder a los retos, mulciples
e interpeladores, de la juventud actual -XXIII
Capfrulo General- 6.
La palabra que sintetiza vitalmente y asume,
de forma persona} y comunitaria, las exigencias
de esca nuestra hisc6rica renovaci6n es «spiritua-
lidad».
- El Santo Padre nos lo ha recordado con
insistencia. Primero , en la carta del centenario'88:
«La originalidad y audacia de la propuesta de
una santidad juvenil es intrfnseca al arte educa-
dor [de san Juan Bosco] , que con raz6n puede
definirse corno maestro de espiritualidad juve-
nil» -. En el mensaje al XXIII Capitulo Gene-
rai afirma: «Un aspecto que debéis profundizar

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
8
con esmero [es] la espiritualidad juvenil ética hu-
mana . .. Hay que suscitar convicciones persona-
les profundas que conduzcan a una vida inspi-
rada en los perennes valores del Evangelio» 8•
Y, de nuevo, en el discurso de su visita al Capf-
tulo: «jCuanta necesidad tenemos hoy en la Igle-
sia de que los j6venes se eduquen ... en una es-
piritualidad concreta»9.
- El Rector Mayor, por su parte , ya habfa
insistido, precisamente en el informe al XXIII
Capftulo Generai, sobre este asunto con los her-
manos y en las comunidades, a fin de suscitar
una verdadera espiritualidad entre los j6venes.
Al comentar el aguinaldo de 1990 apelaba al
testimonio de la comunidad : «El sistema pre-
ventivo -decfa- requiere espiritualidad . El ca-
mino ' 'de la fe a la fe' ' se recorre a partir de
educadores llenos de espiritualidad, que no es
una energfa solo para selectos» 10• Al inaugurar
el Capttulo , presentaba el sistema preventivo co-
rno fruto y fuente de espiritualidad salesiana.
«El gran reto que nos lanza el tema del Capftu~
lo -deda- es la espiritualidad evangelizadora
y misionera en nuestras comunidades . Somos
educadores porque somos pastores en la Iglesia
de Cristo . La calidad pastora! es .el alma de nues-
tra competencia pedagogica, igual que el '' da
mihi animas'' es el secreto que vivifica todo nues-
tro espfritu» 11 Al concluir su informe sobre el
escado de la Congregaci6n (1984-1990), propo-
nfa la espiritualidad corno el gran secreto para
lograr nuestra renovaci6n: «La condici6n de fon -
do mas urgente para nuestra actividad salesiana
se formula con una palabra, que para nosotros
es un reclamo: espiritualidad» 12. Al clausurar el
Capttulo , presentaba las tensiones de algunos po-
los de nuestra vida 13 , para asegurar, después ,
que la fuerza de unificaci6n brota indefectible-
8. Educar a los 1611e-
nes en la f e: docu-
mentos capitula-
res, Ed . CCS, Ma-
drid 1990 , 3 12-
3 13.
9 . Ibfdem 334 .
10 . Aguinaldo 1990 ,
co m e nt a ri o d e l
Rector Mayor.
11 . Educar a los 1611e-
nes en la fe: docu -
m entos capit ula-
res, Ed. CCS, Ma-
drid 1990 , 326.
12. La Sociedad de San
Francùco de Sales
en el sexenio
1984-1990: Infor-
m e del Rector Ma-

2 Pages 11-20

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2.1 Page 11

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9
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
yor al XXIII Cap[-
tulo Generai, Ro-
ma , febrero 1990 ,
pag. 272.
13. Cf. Educar 11 los16-
venes en la fe : do-
cumentos capitu/11-
res, Ed . CCS, Ma-
drid 1990, 348 .
14. Ibidem 349.
I 5. Esquemas precapi-
tulares 536; para la
radiografia de los
capitulos inspecro-
riales cf. 213-244.
mente de una espiritualidad intensa. «La sfnte-
sis viva entre ambos polos es posible por la fuerza
de lo alto .. . y vincula inseparablemente entre
sf el estar unido a Dios y el vivir con los j6venes
expresi6n dinamica y cotidiana de la gracia de
unidad » i-1 _
- Por ultimo, la radiografia de los capitulos
inspectonales y el consiguiente documento de tra-
bajo precapitular se detienen en los aspectos po-
sitivos de una experiencia vivida en no pocas ins-
pectorfas , y sugiere propuestas de profundiza-
ci6n y desarrollo precisamente en favor de una
espiri tualidad juvenil concreta. En tal sentido ,
sefialan muchos datos positivos, elementos de
contenido, modalidades y medios de crecimien-
to, aspectos crfticos y dificultades , vfnculos con
la labor vocacional, y sugieren incluso cuales se-
rfan los nucleos fundamentales de una espiri-
tualidad juvenil salesiana. «La propuesta de re-
flexi6n sobre la espiritualidad juvenil salesiana
-leemos allr- sale al encuentro de una exi-
gencia advertida: se quiere ahondar hoy en la
propuesta de vida cristiana a que san Juan Bos-
co invitaba y comprometfa a sus chicos . No se
trata de hacer un estudio hist6rico, sino de re-
coger la herencia de su espfritu, de considerar
de nuevo su ttpica vivencia espiritual y educa-
dora, y de volver a descubrir la fuerza educativa
del ideal de santidad a que instaba a sus j6-
venes» 1~ .
Con raz6n , pues, todo el documento capitu-
lar centra sus orientaciones y propuestas en un
camino de fe cuya energia de recom'do sea la
espin'tualidad. Lo hace en dos niveles: la espiri-
tualidad de los salesianos y la espiritualidad de
los j6venes, de forma distinta y articulada, pero
vitalmente complementaria y organicamente
unida .

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
10
No olvidemos que es solo el Espfritu Santo
quien -corno escribe Pablo VI- «suscita la nue-
va creacion, la humanidad nueva a la que la
evangelizacion debe conducir con aquella uni-
dad en la diversidad que la evangelizacion que-
rfa provocar en la comunidad cristiana. Gracias
al Espfritu Santo , la evangelizacion penetra en
los corazones , ya que es él quien gufa a la hora
de discernir los signos de los tiempos -signos
de Oios- que la evangelizacion descubre y va-
lora en la historia» 16 .
16 . Evangelii nuntian -
di 75 .
Energia imprescindible para el cammo de fe
La espiritualidad de que habla e! texto capi-
mlar va unida al concepto de camino o de iti-
nerario. El camino, en la Biblia, suele partir de
una simacion de crisis, y avanza después hacia
la meta con una peculiar energfa motriz; pense-
mos en Abrahan y en Moisés .
Para nosotros, seguo e! camino indicado por
e! XXIII Capitulo Generai, esa peculiar energfa
motriz es precisamente la espiritualidad . No su-
giere respuestas precisas a los innumerables re-
tos que nos interpelan: no es un cofre de f6r-
mulas. La crisis actual, en efecto , nos llama a
responder no solo a dificultades clasicas y repe-
tidas; los retos que proceden de ella se presen-
tan mas bien corno «indicaciones de un cambio
de época que debemos aprender a discernir aten-
tamente a la luz de la fe » 17• La espiritualidad
ayuda a discernir, a afrontar los problemas, e
infonde deseo de avanzar hacia la meta; es fuente
de entusiasmo. Es un modo tfpico de vivir e!
Evangelio en simaci6n; es , por elio, esencialmente
creativa, siempre en dfalogo con la vida concre-
ta; es incluso audaz .
17. Educar a los ;6ve-
nes en la fe: docu -
menlos capitula-
res, Ed. CCS, Ma-
drid 1990 , 91.

2.3 Page 13

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11
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
18. Chn'stifideles laici
46.
Una espiricualidad, sobre todo la salesiana por
su sintonfa con la realidad, no solo se ha de
proponer una y mii veces, sino que ademas se
ha de encarnar y revitalizar continuamente, a
fin de poder crecer y accuar siempre con accuali-
dad. Es ciçrto que permanece fiel a los valores
vitales de los orfgenes y de la tradici6n viva, pe-
ro por su nacuraleza misma esta llamada a ser
fecunda y a ir a los centros de la realidad , para
ser don de vida, respuesta apropiada e incluso
contestaci6n evangélica.
Lleva consigo una intrfnseca fuerza transfor-
madora, porque es expresi6n de una fe concebi-
da corno energfa de la historia . Una fe (que es
también esperanza y caridad) no simplemente
ligada a una doctrina que ilumina la inteligen-
cia, sino acticud persona!, cual progresiva viven-
cia de Dios que se hace fuerza de sfntesis vita!
en cada individuo, en su libertad, en sus con-
vicciones y, por tanto, en su conducta. Esta ac-
titud se caracteriza hoy por una fuerte dimen-
si6n socia!, corno nos ha dicho repetidas veces
el Santo Padre y corno proclama explkitamente
la exhortaci6n apostolica Christifi'deles laici: que
los j6venes sean «protagbnistas de evangelizaci6n
y artifices de la renovaci6n socia!» 18•
Al comentar el aguinaldo de 1990 os deda
que la fe no existe aislada; quien existe y actua
es el creyente. Pues bien , la espiritualidad es
la actitud propia de los creyentes comprometi-
dos. Saber cultivar en la comunidad una verda-
dera espiritualidad nueva y hacer que surja en
nuestras presencias una graduai espiritualidad ju-
venil significa vivificar la fe para lanzarla corno
una flecha en la familia, en el barrio, en la so-
ciedad, a fin de orientar su devenir de modo
que esté mas en consonancia con el plan del
Creador.

2.4 Page 14

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
12
Asistimos hoy al ocaso de diversas ideologfas;
es un hecho impresionante que invita a reflexio-
nar. Algunas de ellas pretendfan ocupar entre
los jovenes el espacio y la funcion de la fe . Y,
lastimosamente, parecfa que la formacion en la
fe muchas veces no lograba suscitar creyentes ca-
paces de evangelizar los signos de los tiempos:
lo confesaba el mismo Vaticano II 19. Ahf esta
la cuestion. La ascension y el éxito de las ideo-
logfas , ayer, hacen pensar en una época de de-
1:)ilidad en la formacion de la fe, en una insufi-
ciencia pedagogica y pastora! al presentar la Pas-
cua del Sefior corno punto centrai de la historia.
La fe que nos comprometemòs a hacer crecer
en los jovenes -dice el texto capitular- «no
queda separada ni yuxtapuesta a lo que es hu-
mano, historico, tempora!, secular ; sino que, al
germinar dentro, le da nuevo signifìcado , lo ilu-
mina e incluso lo transciende llevando nuestros
horizontes mas alla de la bistoria» 20 .
No un espiritualismo de fuga , sino una espi-
ritualidad de frontera , de busqueda , de iniciati-
va , de valentia ; en una palabra, de realismo.
Ello no aminora las dificultades; pero en vez de
eludirlas , torna conciencia de ellas , las analiza
y las afronta.
Basta pensar en la importancia que da el tex-
to capitular a la primera area del camino ("ba-
cia la madurez bumana"), considerada no corno
sector aparte, sino corno dimension que se balla
presente en cada paso del camino, totalmente
orientada (incluso mediante la aportacion de las
ciencias de la educacion) a la busqueda de sen-
tido, a la percepcion de la vida corno don y
tarea, y al diagnostico del vado de los fdolos
dominantes . La espiritualidad de los educadores
proclama de becbo que «la fe reclama la vida
y [que] la vida, reconocida en su valor, siente
19. Cf. Gaudium et
sp es 19.
20. Educar a los ;ove-
nes en la /e: doc u-
mentos capitula-
res, Ed . CCS, Ma-
drid 1990 , 11 7.

2.5 Page 15

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13
21. Ibidem 120.
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
-de algun modo- necesidad de la fe . En vir-
tud de la gracia, no hay ruptura , sino continui-
dad , entre creacion y redencion» 21.
La realidad lleva consigo motivos
de desorientacion
La hora historica que v1v1mos es compleja y
densa de perspecrivas de futuro, en bien y en
mal. El proceso de secularizacion trae consigo
valores positivos, pero tam bién aspecros negati-
vos. Por desgracia, la evolucion de la conviven-
cia humana se inclina con frecuencia hacia lo
negativo . La pérdida que se presenta corno mas
peligrosa es el prescindir de la fe.
Se vio concretamente en la preparacion y en
el desarrollo del XXIII Capfrulo General. Basta
tener a la vista el trabajo realizado en las ins-
pecrorias y en la asamblea capitular, para com-
prender las dificultades que hoy hallamos en
nuestra rarea educadora . La Biblia nos sugiere
que, ser consciente de hallarse en situacion de
crisis, es condicion inicial para esrablecer el campo
base donde comenzar el camino de la supera-
cion : recordemos el Exodo o la parabola del hi-
jo prodigo.
Por ello, el Capfrulo procuro considerar, ante
todo, con mirada pastora! los diversos contextos:
del consumismo a las diversas clases de pobreza ,
de los pueblos que han dejado de ser colonia
a la actual salida de regfmenes totalirarios , de
los grandes estados a las minorias étnicas, de la
vision catolica a las numerosas denominaciones
cristianas, del arefsmo a las grandes religiones.
En tales contexros, las instituciones educadoras
(familia, escuela, asoc1ac10nismo , comunicacion
social , formacion para el trabajo) se hallan en

2.6 Page 16

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
14
una delicada situaci6n de busqueda de su pro-
pio papel. En ellas los j6venes aparecen insatis-
fechos, en busqueda de valores y con demandas
de nuevas relaciones. Si los observamos en su
actitud ante la fe, hay muc.hos que viven lejos
de ella o le son ajenos, no pocos son indiferen-
tes, otros estan abiertos al aspecto religioso, pe-
ro con opciones diversas; gracias a Dios, hay tam-
bién cristianos practicantes, aunque a veces sin
mayores ideales; por ultimo , hay quienes se com-
prometen y hallan en la fe una gufa concreta
para su vida y son levadura para los demas (' 'j6-
venes para los j6venes").
Gracias a esca mirada capitular y a los anima-
dos debates en las asambleas, se individuaron
algunos de los retos mas urgentes, de amplitud
universal. «Son retos que se presentan, por una
parte, corno desaffo a nuestra vocaci6n de edu-
cadores en la fe ; y, por ocra , corno oportunida-
des reales cargadas de posibilidades . Son nuevas
ocasiones que estimulan la creatividad y el
coraje» !! .
Se indican cinco de tales retos:
El r~to de quien vive lejos de la fe o le
es a1eno.
El reco de la pobreza, que debilita y depri-
me e ambiente quitandole dignidad huma-
na .
El reto de la irrelevancia de la fe en la vida
y en la cultura: es una mentalidad sutil-
mente deletérea, que estimula a recuperar
a fondo el significado de los valores y un
adecuado nivei cultura! al presentar los acon-
tecimientos de salvaci6n.
El reto del encuentro con otras religiones ;
es una interpelaci6n muy fremente en Asia
y Africa , pero que puede hallarse por do-
22 . Ibidem 75 .

2.7 Page 17

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15
23. Ibidem 87.
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
quier, debido al flujo migratorio intercon-
tinental. Cada una de estas religiones, a pe-
sar de los valores positivos que encierra, ofre-
ce dificultades especiales de evangelizaci6n
a causa de su fuerte inserci6n cultura!.
Por ultimo, e! reto de la vida: reto que es
«sintesis y origen de los demas, y pasa por
todos ellos» 25 . La intensidad y resonancia
de las inquietudes, de los deseos y de las
busquedas, sensibilidades, ideales, desenga-
fios y amarguras implica, de un modo u
otro, toda la existencia, y facilmente abren
el animo de los j6venes a la inseguridad,
al relativismo, a la inconstancia y a la duda
estéril.
El conjunto de todas estas interpelaciones y
de otros muchos problemas puede provocar una
sensaci6n de impotencia que nos haga dudar de
la posibilidad de llegar a la meta propuesta.
A los mencionados retos tenemos que afiadir
las dificultades internas que encontramos para
valorar objetivamente nuestras fuerzas actuales
en la Congregaci6n, corno hizo observar mas de
un capitular. Entonces puede asomar también
en el horizonte alguna tentaci6n de zozobra.
Cuando se oye hablar de envejecimiento en al-
gunas inspectorfas, de disminuci6n de vocacio-
nes, de lentitud en la renovaci6n, de escasa cali-
dad pastora!, de falta de inteligencia a la hora
de discernir los signos de los tiempos , de super-
ficialidad espiritual o de genericismo, etcétera,
viene una duda terrible: iNo sera todo esto (ade-
mas de los retos y problemas) un lastre tan pe-
sado, que haga imposiblç el despegue del vuelo?
Si luego nos referimos al desaffo global de
fondo que sacude a toda la Iglesia a causa de
las graves ambivalencias que encierra la cultura

2.8 Page 18

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
16
emergente -ciencia y fe, naturaleza y gracia,
cultura y evangelio, técnica y ética, teologia y
magisterio, etc.- , se ven aumentar los bancos
de niebla en el camino.
Sin embargo, el Sefior nos llama y envfa para
la nueva evangelizaci6n. Y nosotros vamos a ella
con 1a humildad de reconocer que nuestra tarea
no es ilimitada, y que hoy, mas que ayer, debe
contar, no con la cantidad, sino con la calidad
de las personas y de las comunidades .
Tenemos que saber mirar los retos, problemas
y dificultades no para desalentarnos, sino para
calcular objetivamente donde emplear nuestras
energfas.
Simultaneamente, no dejemos de considerar
los frutos obtenidos: recordemos el proyecto Afri-
ca, los capitulos generales de renovaci6n, lo pro-
yectos educativo-pastorales, los esfuerzos de for -
maci6n permanente, el florecer de iniciativas de
caracter oratoriano , el voluntariado, los grupos
de animadores, el despertar de los Cooperadores
y los Exalumnos, la colaboraci6n en la familia
salesiana, etcétera; recordemos la ola de gracia
del ' 88, miremos a san Juan Bosco y nuestros
origenes, pensemos en los j6venes que se han
hecho sanros a nuestro lado y a los que se han
comprometido en los grupos que ya constituyen
un movimiento de espiritualidad juvenil. ..
La hisroria nos ensefia que no hay comienzo
de Evangelio que no tenga un sinnumero de pro-
blemas y dificultades. Los Ap6stoles se lanzaron
a evangelizar el mundo en peores condiciones
que las nuestras ; los santos, los fundadores, san
Juan Bosco , los grandes misioneros no retroce-
dieron ante las dificultades, sino que miraron
de freme a las necesidades, convencidos de la
indispensabilidad del misterio de Cristo y segu-
ros de la actuaci6n del poder de su Espfritu .

2.9 Page 19

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17
24. lbfdem 158.
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
La nueva evangelizaci6n nos compromete man-
do esta en pieno desarrollo un cambio de época
que evoca los mas profundos en la historia del
hombre; estamos llamados a saber vivir en esta
hora densa de esperanza. Serfa ingenuo refugiarse
en la nostalgia de situaciones irreversibles. El Se-
fior nos ha consagrado para el futuro de los j6-
venes; nos ha enviado a una tarea fasciname y
nos acompafia constantemente en su realizaci6n;
nos quiere protagonistas de una renovada hora
de fe cristiana que sea levadura hist6rica para
el comienzo del tercer milenio.
jNada, pues, de desconfianza, sino esperanza!
Nuestras raices se hallan en la potencia
del Espfritu Santo
Sin interioridad Ilena de valentfa no se em-
pieza a caminar; en cambio, triunfaremos en una
empresa tan compleja, si tenemos espiritualidad.
El analisis de los retos nos hace ver que es
ya urgente comunicar progresivamente a todo jo-
ven un actualizado y originai proyecto de vida
cristiana, en el que «aprenda a expresar un nue-
vo modo de ser creyente en el mundo, y organi-
ce la vida en torno a algunas percepciones de
fe, opciones de valores y actitudes evangélicas:
[es decir], viva una espiritualidad» 24
En las dos primeras partes del texto capitular,
el acento se pone directamente en la espirituali-
dad que debemos cultivar en los j6venes, pero
sin perder nunca de vista la espiritualidad edu-
cativa de los salesianos. En la tercera parte se
subraya de modo especffico la indispensabilidad
de tal espiritualidad en la comunidad salesiana.
En el camino de la evangelizaci6n, la comu-
nidad salesiana se siente llamada de nuevo por

2.10 Page 20

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
18
Dios; reconsidera la misi6n recibida, esta con-
vencida de que Dios actua en la historia, sabe
que la vivencia de san Juan Bosco fue profética
y sigue siendo valida 2-;, y una vez mas descu-
bre que nuestra tradici6n habla precisamente del
sistema preventivo corno de proyecto de espiri-
tualidad 26 . Comprende que debe proceder '' de
la fe a la fe'', de la propia espiritualidad comu-
nitaria a la de los j6venes.
La respuesta a los retos comienza en los sale-
sianos que estan profondamente animados por
una mistica apostolica, y se dirige a suscitar una
graduai espiritualidad juvenil. Freme a la grave-
dad de los retos , deberemos asumir la urgencia
de ser hombres espirituales en el sentido procla-
mado por el ap6stol Pablo. jNada, pues, de des-
confianza, sino esperanza!, decfamos arriba.
A simple vista podrfa parecernos que somos
incapaces de llegar a la meta; pero en realidad
podemos hacerlo , «porque ya no procedemos di-
rigidos por la carne, sino por el Espiritu. Los
que se dejan dirigir por la carne tienden a lo
carnai; en cambio, los que se dejan dirigir por
el Espiritu tienden a lo espiritual» 27 iVale la
pena leer personalmente todo el capftulo octavo
de la carta de san Pablo a los Romanos!
La espiritualidad de que nos habla el XXIII
Capftulo Generai es una experiencia viva de la
presencia del Espfritu Santo, que se ha hecho
mas intensa tras el pemecostés del Vaticano II.
Se trata del descubrimiento personal y comuni-
tario de un Dios que esta en la historia y en
la propia vida. Tenfa raz6n un famoso converti-
do al poner a un libro suyo el tftulo de ''Dios
existe, yo lo he encontrado" 28 Cada uno de
nosotros deberfa poder afirmar lo mismo. En un
ambiente secularizado donde parecerfa perma-
nente el eclipse de Dios, va emergiendo la con-
25. Ibidem 89-93.
26. Ibidem 158 .
27. Romanos 8, 4-5.
28. A NDRÉ fROSSARD ,
Dieu existe, je lai
rencontré - Fayard ,
Parfs 1969.

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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19
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
29. Educar a los j6ve-
nes en la fe: docu-
m enlos capitula-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990, 334.
ciencia de la necesidad de sentir su presencia
y de proclamarla en la convivencia socia!. Uno
de los grandes 'te6logos de nuestro siglo, Karl
Rahner , cree que la persona piadosa del maria-
na o sera hombre espiritual , es decir, que ha
hecho experiencia persona! de Dios, o dejara de
ser piadoso.
El pueblo de Dios necesita hoy mas que nun-
ca las espiritualidades que -corno ha dicho un
esmdioso- clan cuenta de la responsabilidad del
hombre y valoran la existencia cotidiana, la di-
mensi6n socia!, los problemas del trabajo, el
mundo técnico y, en genera!, la historia.
Estamos convencidos de que nuestra espiritua-
lidad se situa en esta perspectiva; mas aun, con-
sideramos tal perspectiva corno una de las gran-
des caracteristicas que denotan su originalidad
y actualidad.
El dato que pone el fondamento a toda ver-
dadera espiritualidad de futuro es, ante todo,
el descubrimiento del Espfritu Santo y el arraigo
de la propia vida en su fuerza de amor unifi-
cante. Lo afirm6 también el Papa en su discurso
a los capitulares. «Espiritualidad - dijo- signi-
fica participaci6n viva en· la potencia del Espfri-
tu Santo ... De ella procede la fuerza de sfntesis
persona! entre fe y vida» 2') .
La Revelaci6n nos ofrece un concepto dinami-
co del Espfritu Santo, que irrumpe personalmente
en la historia y actua constantemente mientras
dure el tiempo de la Iglesia. Para entender su
misi6n y eficacia - dice san Gregorio N aciance-
no- hay que saber pensar «corno los pescadores
(los Ap6stoles), no corno Arist6teles», sin por
ello dejar de apreciar los grandes valores cientf-
ficos . Con raz6n ha observado un estudioso del
Cristianismo: «Cuando hablamos de espfritu ,
cuando decimos que Dios es espfritu, <'.qué que-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
20
remos decir? iHablamos griego o hebreo? Si grie-
go, decimos que Dios es inmaterial, etcétera; si
hebreo, decimos que Dios es huracan, tempes-
taci, poder irresistible. Ahf esca la raz6n de to-
das las ambiguedades cuando hablamos de espi-
ritualidad . iConsiste ésta en ser inmateriales o
en vivir animados por el Espfritu Santo?» 30.
La verdadera espiritualidad implica entusias-
mo y valentfa, porque tiene conciencia de la ani-
maci6n constante del Espfritu.
Sabemos que éste suele manifestar su potencia
no en el viento huracanado, ni en el terremoto,
ni en el fuego, sino parad6jicamente en un su-
surro, corno lo experiment6 el profeta Elfas 31.
Sin embargo, no deja de ser siempre una poten-
cia irresistible. El Espfritu Santo, mas que corno
poder absoluto, se presenta corno amor infinito;
llega eficazmente al coraz6n, fortifica al hombre
interior, se hace presente corno escondiéndose.
El hombre espiritual es su obra maestra, fruto
de la energfa de su don de caridad.
Esca presencia suave es, por tanto, eficaz con
la potencia del amor. Y la potencia del amor
es fuerza de unidad : unidad que no elimina la
distinci6n, pero excluye la separaci6n ; es corno
un reflejo del misterio de Dios. La unidad que
hay en la Trinidad no es anterior a las personas,
sino que depende de su distinci6n: procede del
supremo éxcasis de amor del redproco don total
de cada persona; es unidad dinamica , fruto del
mutuo darse de las tres y que en el Espfritu
Santo tiene la explosi6n uriitiva de coda la fuer-
za del amor divino. Es cierto que la Trinidad
es misterio ; pero, si Dios no fuera trino , no se-
rfa amor, y nosotros no sabrfamos nada de su
Espfritu ni entenderfamos jamas la gracia de uni-
dad que infonde en nuestro coraz6n mediante
la caridad pastora! .
30 . ). DANIÉLOU, cita-
do por Congar,
Credo nello Spiri-
to Santo , I, pag .
18 , Queriniana
198 1.
31. 1 Reyes1 9, ll-14 .

3.3 Page 23

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21
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Efectivamente , e! Espfritu Santo es también ,
en la historia del hombre , e! supremo abrirse
de Dios fuera de sr mismo: con e! misterio de
la uni6n en Cristo , con la fuerza de la comu-
ni6n en la Iglesia , con la gracia de unidad en
la persona, con la energfa de unificaci6n en e!
devenir hum ano y en la creaci6n, en cuanto que
su potencia de amor hace progresar el universo
con miras a la recapitulaci6n de todas las cosas
en Cristo .
La espirirualidad tiene corno base de lanza-
miento el ponerse en sintonfa con el Espfritu,
para dejarse dirigir por su fuerza. Con él es po -
sible una s1ntesis real entre fe y vida : la unidad
en la distinci6n y la distinci6n en la unidad ,
o sea, la organicidad , la coordinaci6n, el com-
plemento y la sublimaci6n. Dicha espiritualidad
garantiza la identidad cristiana corno expresi6n
de personalidad unificada, dotada de creativi-
dad socia! y apostolica incluso corno compromi-
so en el mundo.
Mucho habra que decir aun sobre la espiritua-
lidad; pero el primer paso que hay que cuidar
es precisamente este arraigo en el Espiritu . La es-
piritualidad esta mas alla de las modas y de las
utopfas . Tanto los conservadores corno los progre-
sistas no suelen discernir la presencia auténtica del
Espfritu Santo: los unos porque mas de una vez
él no se expresa corno ellos querrfan; los otros
porque se desorientan cuando los acontecimientos
no ocurren seguo sus propias previsiones.
Gracias a Dios, este arraigo espiritual es ya
desde hace tiempo objeto de nuesuo interés en
la Congregaci6n. Todo el proceso de nuesua re-
novaci6n posconciliar se ha movido en esta Ir-
nea. Bastarfa remitir a cuanto hemos meditado
acerca de nuestra interioridad apostolica , comen-
tando el ardculo 3 de las Constituciones.

3.4 Page 24

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
22
Lo que ahora parece urgente es la tarea de
intensificar el clim a espiritual en cada comuni-
dad y en cada salesiano: dar juntos testimonio
de la presencia del Espfritu mediante una cari-
dad pastora! que nos haga vivir a diario el '' da
mihi animas'' y por la que podamos repetir con
el salmista : «Con Dios haremos proezas, él piso-
teara a nuestros enemigos» 52 , y asi superar en
nosotros todo desaliento y coda actitud de re-
nunc1a a accuar.
32. Salm o 107, 14.
En el gran cauce de la espiritualidad salesiana
A nuestra espiricualidad le damos el calificati-
vo de salesiana.
El término remite a san Francisco de Sales ,
una de las figuras mas altas de la espiricualidad
cristiana. En el origen de esce adjecivo esca Don
Bosco , que al reunir al primer grupo de j6venes
que se quedarra con él para vivir la caridad pas-
tora! propia de su misi6n educadora, eligi6 el
apelacivo de salesianos . Quiso también que la
instituci6n religiosa fundada por él se llamara
oficialmente Sociedad de san Francisco de Sales.
Deseaba que los suyos vieran en el Santo al «pas-
tor celoso y doctor de la caridad», corno dicen
las Constituciones '\\ que asimismo precisan que
con elio se proponfa inspirarse «en la bondad
y en el celo» del Santo ìj , dando el primer lu-
gar a las actitudes de afecto, alegrfa, dfalogo,
convivencia, amistad y paciente consrancia , se-
gun el rico humanismo y, que habfa caracceri-
zado la vida y la acci6n del infatigable obispo
de Ginebra.
Puede resultar interesante para nosotros saber
que la acracci6n de san Juan Bosco por san Fran-
cisco de Sales se remonta a los afios de su for-
33 . C f. Mernon'as B/o.
grafìcas v,
34 Constituclones 9
35 tbfdern 4.
36 tb,dern 17.

3.5 Page 25

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23
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
37. SAN J UAN Bosco,
Sentii pedagogici e
spintuali, editados
por AA.VV. , pag .
315 - LAS, Roma
198 7.
38 . Cf. Memonas Bio-
g raficas, fndi ce
analitico .
39 . Educar a los 16ve-
nes en la /e : docu-
mentos capitula-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990, 158 .
40 . Cf. Chnstifideles
laici 56 .
4 I. Cf. Com tituciones
10 .
mac1on y perfeccionamiento pastora!. «La cari-
dad y la dulzura de san Francisco de Sales -dice
el cuarto proposito de su primera misa- me
guien en todo» 57 . Esta atraccion no se debilito
nunca durante su vida, corno demuestra lo que
hizo y mando hacer en honor de Patrono tan
querido 58 .
Al tornar y aplicar también a la espirirualidad
de los jovenes el calificativo de salesiana, el tex-
to capirular no se propone ofrecerlo corno «dis-
tintivo particular de un grupo; sefi.ala la fuente
carismatica» 39 que , a través de san Juan Bosco,
desemboca en la caudalosa corriente espirirual
de san Francisco de Sales, que avanza decidida-
mente hacia el seguimiento de Cristo en la atrac-
cion de su amable corazon de Salvador.
No se trata, pues , de una calificacion compe-
titiva , con cierto sabor de amor propio, corno
si se tratara del nombre de un equipo deportivo
que se entrena para ganar a otros , sino de un
tfrulo de identificacion evangélica, en la orbita
de una opcion espiritual reconocida y amplia en
la Iglesia, y particularmente actual por su sinto-
nfa con las orientaciones conciliares: baste pen-
sar que la reciente exhortacion apostolica Chris-
tifideles laici termina el capftulo cuarto, que ha-
bla de los multiples obreros seglares en la vifi.a
del Sefi.or, citando precisamente una hermosa pa-
gina de una obra panicularmente significativa
de la espiritualidad de san Francisco de Sales 40 .
Considero que también para nosotros es im-
portante subrayar este aspecto amplio y eclesial
del calificativo de salesiana, a fin de restituir a
san Francisco de Sales un puesro mas conforme
e influyente en nuestra espiritualidad , ya que
es el doctor de la caridad pastora!, centro y sin-
tesis de nuestro espfritu apostolico 41
En una circular de 1921 , don Pablo Albera ,

3.6 Page 26

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
24
segundo sucesor de san Juan Bosco, exhortaba
a los salesianos a celebrar dignamente el tercer
centenario de la muerte de san Francisco de Sa-
les: 28 de diciembre del afio siguiente, 1922.
«Quienes de él -escribfa-, debemos tornar no
solo el nombre sino particularmente su esp:iritu,
estamos obligados a preceder a todos en cele-
brarlo dignamente». Afirmaba que habfa sido
una decisi6n providencial («hermosa y sabiamente
coordinada para el cumplimiento de los desig-
nios de Dios») el haber elegido para nosotros
el apelativo de salesianos; y afiadfa que tal deci-
si6n «hace que la misi6n de Don Bosco aparezca
en nuescros dias corno un reflejo o, mejor, co-
rno una continuaci6n de la empezada mas de
cres siglos antes por san Francisco de Sales. Por
ello . .. el tercer centenario de la muerte de nues-
tro Patrono debe estimularnos, ante rodo, a un
estudio mas intimo y profondo de su vida y de
sus escritos en correlaci6n con nuescra obra , que
se ha hecho la obra salesiana por antonomasia
y, por lo mismo , destinada a difundir y divul-
gar, con todos los medios de que dispone, su
espfritu y su doctrina, perfectamente asimilados
por Don Bosco y por él genialmente llevados
a su sistema preventivo»-1i .
San Francisco de Sales, junto a otros grandes
(santa Teresa de Jesus , san Juan de la Cruz, san
Ignacio de Loyola, etcétera) es uno de los inicia-
dores de un movimiento espiritual de fuerte re-
novaci6n.
Hizo amable la practica del Evangelio en el
mundo, valorando todas las condiciones y esta-
dos de vida; armoniz6 la interioridad con la ac-
tividad externa; dio importancia a lo cotidiano;
luch6 contra el rigor que caracterizaria al jan-
sensimo; insisti6 en la necesidad, para todos, de
una espiritualidad concreta. A esta renovaci6n
42 . Circulares de don
Pablo Albera,
pags . 552-553 -
Turfn , Direcci6n
Generai , 1965.

3.7 Page 27

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25
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
43. Oeuvres de Saint
François de Sales.
Edition complète,
Monastère de la
Visi tati o n , An -
n eey , com e III
( 1893), lntroduc-
lion là vie Dévote,
Prem re Pan ie ,
Ch I, p . 13- 16
p assim .
44. Jb[dem , eh. li . p.
16- 19, p assim .
45. lb fdem , eh . III , p .
19- 20 .
46 . G IORGIO P APASO-
GU , Come piace a
Dio, p . 366 - Cit-
tà Nuova Ed .,
1981.
espiritual él la llamaba devocion, nombre que
hoy no gusta a muchos porque puede significar
una simple adhesion a practicas religiosas sin pro-
fundidad de vida. Para él, sin embargo , era la
nueva espiritualidad, o sea, un nivel de caridad
que «nos impulsa a actuar con esmero , frecuen -
cia y prontitud», «una especie de agilidad y vi-
veza espiritual». «Para ser devoto -escribe- ,
ademas de la caridad , hay que tener gran viveza
y prontitud en realizar sus actos»; la devocion
«hace que la caridad sea rapida, activa y dili-
gente»·0 . Afirma , asimismo , que «la vida devo-
ta es dulce , fa.cii y agradable», «es la perfeccion
de la caridad»-1-1. La devocion se adapta a to-
das las vocaciones y profesiones , «no destruye na-
da , sino que perfecciona todo»; «pretender eli-
minar la vida devota del cuartel del soldado,
del taller del artesano , de la corte del principe
o de la intimidad de los esposos, es un error
e incluso una herejfa»-1~ .
Su libro «lntroduccion a vida devota» («Filo-
tea») lanzo un verdadero mensaje de espirituali-
dad para todos , recuperando la importancia del
laicado y del rrabajo humano . Es un libro que
con razon ha tenido un éxito extraordinario: jffia.5
de mii rrescientas ediciones! Es un tesoro que
ni siquiera la mentalidad moderna encuentra ex-
rrafio . «Si hay en el mundo - escribe un recien-
ce biografo del Santo- un libro revolucionario ,
es éste : la introduccion de toda la existencia hu-
rriana en la devocion , el poner en Dios todo
lo que queremos, pensamos, hacemos , amamos,
esperamos y producimos»46 .
San Juan Bosco , que tomo a san Francisco de
Sales corno patrono y eligio su lema ' 'da mihi
animas'' corno sfntesis de su propia espirituali-
dad , demuestra -lo acabamos de recordar- pro-
fonda afinidad y verdadera coincidencia con es-

3.8 Page 28

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
26
ta vision, de manera que pudo aplicar creativa-
mente sus perspectivas a la juventud en su
sistema preventivo y al enrolar numerosas fuer-
zas en lo que hoy llamamos familia salesiana 47•
Pero san Francisco de Sales, corazon misione-
ro, ademas de sentir la extrema necesidad de
lanzar una renovacion espiritual para todos, com-
prendio que esto requerfa una iluminacion doc-
rrinal del amor de caridad, al menos para los
mas comprometidos. Por ello preparo su «Trata-
do del amor de Dios», pensado y escrito en me-
dio de sus multiples tareas pastorales; libro na-
cido de la reflexion sobre la praxis apostolica y
destinado a la accion evangelizadora; libro de
vida, especie de autobiografia: el esfuerzo de pro-
gresar constantemente en un proyecto de creci-
miento espiritual, no segun el esquema monas-
tico, sino con un itinerario apostolico; libro com-
prometido -que dirfamos hoy- , especie de
vademécum del disdpulo que quiere vivir en el
mundo corno creyente. La espiritualidad deberfa
impregnar e identificarse con la vida, la vida co-
tidiana, la vida con sus imprevisibles vicisitudes,
con sus sufrimientos y alegrfas, con sus amista-
des y separaciones, con sus dificultades y con-
suelos. En esta optica, profundiza panicularmente
el valor espiritual del éxtasis de la accion, a fin
de suscitar en rodo cristiano el deseo de ser ver-
dadero disdpulo de Cristo en medio de las res-
ponsabilidades y preocupaciones de la existen-
cia: una simbiosis viva entre praxis y fe.
Es famosa aquella su intuicion sintética: «El
hombre es la perfeccion del universo; el espiritu
es la perfeccion del hombre ; el amor es la per-
feccion del espiritu y la caridad es la perfeccion
del amor» -lH .
Es una espiritualidad apostolica hacia la que
se sinti6 atraido san Juan Bosco. No carece , pues ,
47. Cf. ). PICCA y J.
STRUSS, San Fran -
cesco di Sales e i
Salesiani di Don
Bosco - LAS, Roma
1986 .
48. Oeuvres ... , o.e.,
rome V ( 1894),
Traité de l'Amour
de Dieu, voi. II ,
Livre X, eh . I , p.
165.

3.9 Page 29

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27
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
49. G. BARBERIS , Vita
di S. Francesco di
Sales: libn·quattro
proposti alla gio-
ventù, i , 5 - Tori-
no , Libreria sale-
siana, 1902 .
50. GIOVANNI XXIII, U
Giornale dell'Ani-
ma, p. 201 - Ed.
Paoline, 1989.
de significado el que nuescro Fundador, ya al
final de su vida, encargara a Julio Barberis, maes-
tro de novicios, que hiciera conocer mejor a san
Francisco de Sales escribiendo su vida, «adapta-
da a sus jovenes y en la que quedara corno en-
carnada la vida cristiana» -N .
Por su parte, don Felipe Rinaldi, siendo ya
rector mayor, pidio a Eugenio Ceria que estu-
diara e hiciera conocer mejor en la Congrega-
cion las obras de san Francisco de Sales y su
doccrina.
Juan Pablo II ha dicho de san Juan Bosco que
es un «genio del corazon». Pues bien , en san
Francisco de Sales el corazon tiene no solo a uno
de los mas simpaticos intérpretes de sus rique-
zas humanas perfeccionadas por la caridad, sino
también al agudo pensador contemplativo de sus
latidos hasta la suprema altura del éxtasis del
don de si mismo en la actividad apostolica.
Muchos, en la Iglesia, se sienten atraidos por
este género de espiricualidad del obispo de Gi-
nebra. Juan XXIII, por ejemplo, lo Barnaba «mi
san Francisco de Sales»; y, el 29 de enero del
ya lejano 1903, escribia de él en su Diario del
Alma : «jQué hermosa figura de hombre, de sa-
cerdote y de obispo! Si yo fuera corno él , no
me imporraria que me hicieran papa» 50 .
Asr pues, cuando hablamos de espiritualidad
salesiana, sentimos que avanzamos, con san Juan
Bosco, en una corriente espiritual, muy amplia,
a la que san Francisco de Sales imprimio, de
forma dinamica y encarnada, el sello supremo
del amor peculiar de la caridad apostolica .
Un apelativo, pues, que se propone relanzar
entre los jovenes el gusto de Dios, la fiesta de
la vida, el compromiso por la historia , la res-
ponsabilidad por lo creado y una generosa co-
rresponsabilidad eclesial.

3.10 Page 30

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
28
Tras las huellas de san Juan Bosco
Se nos da el tfrulo de Salesianos de Don Bosco.
Nuestra espiritualidad salesiana es una heren-
cia del Fundador; remite -afirma el texto
capitular- a la «experiencia espiritual vivida tras
las huellas de Don Bosco» ~ 1 y esta vinculada al
humanismo devoto de san Francisco de Sales
«aplicado por Don Bosco en el oratorio» 52 .
Debemos preguntarnos en qué consiste esta
aplicacion. La respuesta nos llevarfa lejos; pero
la lfnea sustancial que hay que seguir creo que ,
gracias a Dios, la podemos encontrar en una afir-
macion del beato Felipe Rinaldi publicada en
un Boletfn Salesiano. «San Francisco de Sales
-dice- es el maestro de una doctrina espiri-
tual que vive y palpita en sus obras (escritos)
inmortales; Don Bosco, en cambio , imprimio su
espiritualidad no en papel, sino en la Sociedad
que fundo .. . La doctrina ya existfa: [ahora] Dios
llamaba a Don Bosco a realizarla y darle vida
en la familia que habfa fundado para salvar a
la juventud» 5·1.
Nuestra espiritualidad salesiana, pues , se ha-
Ila profondamente enriquecida y orientada por
la doctrina de san Francisco de Sales ; pero tiene
caractedsticas propias , con una fuerte dimension
pedagogica, juvenil y popular, impresa por san
Juan Bosco ; tales caracteristicas especifican de mo-
do originai los rasgos de su sem blante .
La herencia de un fundador no es estatica,
sino que se «transmite a sus disdpulos para que
la vivan, custodien , profundicen y desarrollen
constantemente en sintonfa con el cuerpo de Cris-
to que nunca deja de crecer» 54 .
Nos lo recordaba explfcitamente el Papa al re-
ferirse a la praxis educadora de nuestro Padre .
«Su mensaje pedagogico - afirmo- a(m requiere
5 1. Educar a los 16ve-
nes en la fe: docu-
m entos cap itula-
res, Ed . CCS, Ma-
drid 1990 , 92
52. Ibidem 158 .
53. Bollettino Salesia-
no, «Don Bosco
alla scuola d i s.
Francesco di Sa-
les•, agosto 1967 ,
1-4.
54. Mutuae relationes
11.

4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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29
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
55. luvenum patris 13.
56. El manual ticulado
Pratiche di pietà
in uso nelle case
salesiane, solo se
public6 , por or-
den de don Pablo
Albera , e! afio
1916 .
57. Constituciones 25.
ser profundizado, adaptado y renovado con in-
teligencia y valentfa, precisamente porque han
cambiado los contextos socioculturales, eclesiales
y pastorales» 55 .
Nuestra espiritualidad y la de los j6venes son,
en cierto sentido, distintas; pero estan intima
y mutuamente ligadas, de modo que nunca se
podran separar. Recordemos, por ejemplo, que
los salesianos rezaban con los chicos y que el
Joven Cristiano (o Juventud Instruida) era en la
practica el libro de oraci6n de todos 56 . Con ra-
z6n se ha dicho que el comentario de Alberto
Caviglia a la "Vida de Domingo Savio" escrita
por san Juan Bosco, a la vez que profundiza
la espiritualidad juvenil, resulta ser un estudio
valido de la misma espiritualidad del santo edu-
cador.
Por otra parte, las Constituciones nos asegu-
ran que la espiritualidad con que vivimos y tes-
timoniamos nuestro proyecto de vida salesiana
«es el don mas precioso que podemos ofrecer
a los j6venes» 57.
iCual es, entonces , el tipo de espiritualidad
que nos especifica?
Sabemos que el arraigo en el Espfritu Santo
es unico pero multiforme. El Espfritu da origen
a una multiplicidad maravillosa de actitudes es-
pirituales con una fecundidad inagotable y con
una creatividad incesante.
Sin entrar en problemas delicados y comple-
jos , nos interesa captar algunas notas caracteris-
ticas de la espiritualidad especffica de san Juan
Bosco, para tener una especie de fotograffa de
nuestra fisonomfa espiritual, porque en ella de-
bemos concentrar nuestros esfuerzos de renova-
ci6n. El mismo Espfritu Santo nos ha ayudado
a sacar esa fotograffa en los capitulos generales
del posconcilio, de modo que pudimos presen-

4.2 Page 32

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
30
tar a la Iglesia nuestro carné de identidad en
el texto renovado de las Constituciones .
El documento del XXIII Capfrulo General nos
ofrece la oportunidad de subrayar , en esta bus-
queda, una interesante novedad de plantea-
miento: considerar los elementos que especifi-
can nuestra espiritualidad 58 a partir de la opti-
ca de la espiritualidad juvenil experimentada es-
ros afios 59 .
La espiritualidad de los jovenes es de inicia-
cion; obedece a la ley de la gradualidad, sujeta
a la progresion del riempo y a los altibajos de
la inestabilidad juvenil. Debe adaptarse y ayu-
dar a los jovenes, partiendo de la situacion y
del estado real en que se hallan.
San Juan Bosco intuyo, desde sus primeros
afios de sacerdocio, la posibilidad de acompaiiar
a los jovenes hacia la plenitud de la vida cristia-
na, proporcionada a su edad, con un género de
espiritualidad juvenil organizada en torno a al-
gunas ideas-fuerza abiertas a la fe, obviamente
tributarias de su riempo, pero también proféti-
cas y llevadas adelante con celo y acertada crea-
tividad pedagogica. El XXIII Capftulo General
lee de nuevo esas ideas-fuerza y nos invita a or-
ganizar la vida de los jovenes en torno a ellas
y a insistir mediante opciones de valores y acti-
tudes evangélicas 60 .
El texto capitular los llama nucleos fundamen-
cales y, sin ser exclusivo , propone los siguientes:
58. Cf. Constituciones
1- 3 y 10-21.
59. Cf. Educar a los
j6venes en la fe:
docum entos capi-
tulares, Ed . CCS ,
Madrid 1990, 158-
180.
60 . Cf. Ibidem 158.
Una base de realismo practico centrada en
lo cotidiano (san Juan Bosco hablaba del
«sentido religioso del deber» en cada mo-
mento del dfa.
Una actitud de esperanza, impregnada de
alegrfa, vinculada a los valores del crecimien-
to juvenil (san Juan Bosco escribfa en el Jo-

4.3 Page 33

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31
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
61. fb[dem 171- 172.
62. Cf. Ibidem 16 1.
63. Ibfdem 15 7, 177.
ven Cristiano ( = Juventud Instruida):
«Quiero ensefiaros un método cristiano que
sea al mismo tiempo alegre y dé felicidad:
sirvamos al Sefior con santa alegria»).
Una amistad fuerte y persona/ con Cris-
to , conocido y frecuentado en la oracion,
en la Eucaristia y en el Evangelio (san Juan
Bosco consideraba la pedagogia eucarfstica
corno punto culminante de su praxis edu-
cadora).
Un sentido cada vez miis responsable y va-
liente de pertenencia a la Iglesia, tanto par-
ticular corno universal 1d (san Juan Bosco
infundfa en los jovenes un gran amor a la
Iglesia, al Papa y a los obispos).
Un compromiso concreto que abunde en
obras de bien seguo la propias responsabi-
lid ades soc.iales y las necesidades materiales
y espirituales del projimo 62 (san Juan Bos-
co procuraba de forma concreta implicar a
sus mejores chicos en la actividad apostoli-
ca).
Y, corno clima familiar de crecimiento , una
dimensi6n mariana que se encomienda con
sencillez y confianza a la ayuda materna de
la Santfsima Virgen 6·1 (san Juan Bosco con-
cebfa la devocion a Marfa corno apoyo para
el desarrollo de la fe en los jovenes).
64. l bfdem 120-156.
65. Constituciones 20,
cf. Educar a los j6-
venes en la /e: do -
cumentos capitula-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990, 326 y
350 .
Estas ideas-fuerza o nucleos fundamentales,
unidos a la consideracion de las cuatro iireas del
camino de fe presentadas por el texto (hombre,
Cristo , Iglesia , Rei no) 6\\ nos invitan a conside-
rar de nuevo el sistema preventivo corno expre-
sion viva y praxis pedagogica de nuestra espiri-
tualidad especffica , es decir, «corno modo de vi-
vi r y trabajar, para comunicar el Evangelio» 6~.
Desde esta optica del camino de fe de los jove-

4.4 Page 34

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
32
nes podemos interpretar de nuevo los principa-
les elementos que caracterizan nuestro semblan-
te espiritual de Salesianos de Don Bosco.
Aquf s6lo se trata de indicarlos , puesto que
cada uno de ellos se ha considerado y desarro-
llado ya durante e! posconcilio , si bien es de
desear un estudio global al respecto mas pro-
fondo y organico .
Recordarlos , a partir de la 6ptica de la educa-
ci6n de los j6venes en la fe, podra contribuir
a programar de manera mas concreta la forma-
ci6n permanente , tan recomendada por el Ca-
pfrulo .
He aquf, pues, los principales elementos de
nuestro semblante espiritual:
Ante todo, la interioridad apostolica 66 .
Es nuestro dinamismo espiritual de base. Me-
diante la gracia de unidad propia de la caridad
pastora!, nos coloca en la veniente de la espiri-
tualidad de vida acciva, uniendo desde dentro
consagraci6n y misi6n en una sfncesis de vida
plenamente apostolica: «Amor que se dona gra-
tuitamente - dicen las Constituciones- , inspi-
randose en la caridad de Dios , que precede a
toda criatura con su providencia, la acompafia
con su presencia y la salva dando su propia vi-
da»1'7 Esta peculiar y fundamental interioridad
apostolica comporta , para nosotros, el que «la
renovaci6n espirimal y la pastora! [sean] dos as-
pectos que se compenetran y son interdepen-
diences» 1'8 .
Entre ambos exisce , para nosocros, mutua im-
plicaci6n y verdadera reciprocidad ; sin embargo,
su fuence se halla en la vida persona! de uni6n
con Dios.
En segundo fugar, el testimonio de la cen-
tralidad de Cristo buen pastor 69 .
66. Educar a los 1ove-
nes en la fe : docu-
m entos capitula-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990, 22 1.
67. Constituciones 20.
68 . Educar a los j6ve-
nes en la fe: docu-
mentos capitula-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990 , 21 7.
69. Ibidem 103, 112 ,
11 3, 118 , 130 .
131, 132 y passim .

4.5 Page 35

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33
1. CARTA DEL RECTOR MA YOR
70 . Constituciones 20.
-1 . lbfdon 11 .
72. Cf. Actas del Con-
sejo Generai,
num . 326 , julio-
sepciembre de
1988, «Procura ha-
ceree querer» .
73. Educar a los ;ove-
nes en la fe: docu -
mentos capitula-
res, Ed . CCS, Ma -
drid 1990 , 97 .
74. Ibidem 99.
75. Ibidem 100.
Jesucristo es el centro vivo y existencial de
nuestra vida consagrada: vivencia de los consejos
evangélicos. Todos los consagrados se centran en
Cristo; nuestro testimonio especffico se caracte-
riza por el aspecto pedag6gico-pastoral con que
miramos a Cristo corno buen pastor, que cre6
al hombre y ama sus cualidades, que lo redimi6
y perdona sus pecados y lo hace nueva criatura
por medio de su Espfritu. Esta centralidad de
Cristo-pastor debe brillar corno sol en nuestros
am bientes por un renovado fervor eucarfstico y
otras muchas iniciativas, que expresen un modo
cotidiano de vivir y de educar que «informa nues-
tras relaciones con Dios, el trato persona! con los
demas y la vida de comunidad en la practica de
una caridad que sabe hacerse amar» 70 El hecho
de subrayar a Cristo corno buen pastor supone
ciertamente la generosidad en la entrega a los
j6venes hasta la cruz; pero también evidencia la
actitud «que conquista con la mansedumbre» 71 ,
con la bondad, el afecto y la amistad, desarro-
llando roda una ascesis espiritual del «hacerse que-
rer», propia del coraz6n oratoriano 72
El texto capitular insiste en la eliminaci6n de
distancias entre nosotros y los j6venes: «Hacerse
cercano, aproximarnos a ellos es para nosotros
el primer paso» 73 , saber valorar «el patrimonio
que rodo joven lleva dentro de sf» 7 , ofrecerle
«un ambiente lleno de vida y de propuestas» 75
Este primer paso , para comenzar juntos el ca-
mino , se llama presencia: jUn valor que hay que
recuperar! No cualquier presencia , sino la pre-
sencia pastora! , o, si queréis, ministerial , o tam-
bién sacramentai, porque debe ser portadora de
Cristo; atenta a los sentimientOS' y aspiraciones
de los j6venes, pero Ilena , en sf misma, de cla-
ros mensajes evangélicos y de perceptible amor
de caridad.

4.6 Page 36

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
34
Otro elemento: la tarea educativa coma
misi6n 76•
Nuestro seguimiento de Cristo «lleva el sello
de un don especial de Dios: la predileccion por
los jovenes... Por su bien, ofrecemos generosa-
mente tiempo, cualidades y salud» 77 Nuestra
mision en la Iglesia se especifica en la praxis
educativa . «Don Bosco nos ensefio a reconocer
la presencia operante de Dios en nuestro queha-
cer educativo y a sentirla corno vida y amor» 78 .
Sabemos que «la mision da a toda nuestra exis-
tencia su tonalidad concreta, especifica nuestra
funcion en la Iglesia y determina el lugar que
ocupamos cntre las familias religiosas» 79 .
Asf pues, para nuestra espiritualidad el aspec-
to educativo es «el lugar privilegiado de nuestro
encuentro con Dios» 80 .
Al ser educativa, nuestra espiritualidad debe
prestar atencion al contexto del mundo y a los
retos de la juvemud: requiere flexibilidad, crea-
tividad y equilibrio 81 , y busca con seriedad la
preparacion pedagogica mas apropiada. Es la mis-
ma consagracion salesiana la que, desde su res-
pirar por las almas, asume los valores pedagogi-
cos y los vive corno expresion concreta de espiri-
tualidad.
En el ambito de la mision, considero estimu -
lador el subrayar también el influjo ejercido en
nuestra espiritualidad , con interpelaciones con-
cretas, por nuestra presencia en medio de los
destinatarios que san Juan Bosco nos sefialo co-
rno preferidos: jlos jovenes pobres y necesitados
de los ambientes populares! La origina! ascesis
del hacerse querer es una respuesta evangélica
al sinffo de carencias de estos jovenes; nos re-
cuerda , asimismo, que el contacco con las po-
brezas juveniles no provoco en san Juan Bosco
76. l bfdem 94 , 95,
102 , 104, 106 ,
108, ere.
77. Constttuciones 14.
78 . Educar a los j6ve-
nes en la fe: docu -
menlos capitula-
res, Ed. CCS, Ma-
drid 1990, 94.
79. Constituciones 3.
80. Educar a los ;6ve-
nes en la /e: docu -
menlos capitula-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990, 95 .
81. Cf. Constituciones
19 .

4.7 Page 37

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35
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
ninguna sombra de reacci6n ideologica, sino una
intensificaci6n pedagogica de la caridad pasto-
ra! , para despertar , en él y en los suyos, el amor
paterno y materno de la misi6n educadora.
82 . Educar a fos ;6ve-
nes en fa /e: docu -
mentos capitufa-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990 , 140 ss,
169 ss, 222, 226 .
83. Constituciones 6.
84. Ibidem 13 .
85. Educar a fos ;6ve-
nes en la /e : docu -
mentos capitufa-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990 , 172.
Cultivo de la concreci6n eclesia/ 82 .
Se trata de cuidar que haya un auténtico sen-
tido de Iglesia en la vida de la comunidad y
en sus actividades educativo-pastorales. La vida
y la obra salesiana son una vivencia concreta de
Iglesia: nos consideramos «en el coraz6n de la
Iglesia» 8·1; «nos sentimos parte viva de ella y
cultivamos, persona! y comunitariamente, una re-
novada conciencia de Iglesia. La demostramos con
nuestra filial fidelidad al sucesor de Pedro y a
su magisterio, y con la voluntad de vivir en co-
muni6n y colaboraci6n con los obispos, el clero,
los religiosos y los seglares» 84 .
La tercera «area del camino de fe » propuesta
por el texto capitular se refiere precisamente a
los pasos que hay que dar y a las actitudes que
debemos cultivar para «una intensa pertenencia
eclesial», y el cuarto nucleo fundamental de la
espiritualidad jµvenil insiste, a su vez, en for-
mar en la comuni6n eclesial, en sus expresiones
concretas de estructuras locales y de instituci6n
universal con un «amor explkito al Papa y la
adhesi6n convencida a su magisterio» 85 . Este
cultivo de la comuni6n eclesial vitaliza también
todo el campo de la actividad vocacional.
Una espiritualidad, por tanto, que nos hace
sentir y ser objetivamente, incluso ante la opi-
ni6n de los otros creyentes, verdadero don del
Espfritu a la Iglesia para intensificar su comu-
ni6n y colaborar en su misi6n . «Las necesidades
de los j6venes y de los ambientes populares
-afirma el ardculo 7 de las Constituciones-

4.8 Page 38

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
36
y la voluntad de actuar con la Iglesia y en su
nombre , mueven y orientan nuestra acci6n pas-
toral por el advenimiento de un mundo mas jus-
to y mas fraterno en Cristo»86 .
86 . Constituciones 7.
Otro elemento especificativo es fa afegria en
fa faboriosidad 87
Es un aspecto inherente al estilo oratoriano
y a la psicologia abierta al futuro propia del co-
raz6n adolescente. Nacimos en la colina de las
bienaventuranzas juveniles y ahora sembramos
sus riquezas evangélicas por todo el mundo. Vi-
vimos una espiritualidad de alegria y de fami-
lia, compartida «en clima de mutua confianza
y de perd6n diario»88 , y empapada de esperan-
za, que «difunde alegria y sabe educar en el go-
zo de la vida cristiana y en el sentido de la fies-
ta» 89 , porque seguimos una pedagogia que
«cree en los recursos naturales y sobrenaturales
del hombre, aunque no ignora su debilidad»90
Este clima de alegria y optimismo no se debe
a ingenuidad o superficialidad; es fruto de ver-
dadera esperanza teologa! y de consciente sinto-
nia pedagogica con los innumerables valores po-
sitivos depositados por el Creador en el coraz6n
de los j6venes.
Cabalmente por ser fruto de esperanza, es una
alegria que se vive en intensa laboriosidad , he-
cha de trabajo y de templanza , o sea, de un
esfuerzo que es también ascético y acompafia
constantemente el desarrollo de la misi6n 91.
87. Educar a los j611e-
nes en la fe: docu-
m entos capitula-
res, Ed. CCS, Ma-
drid 1990, 152 ,
165, 166.
88. Constituciones 16.
89. Ibidem 17.
90. Ibidem 17.
91. Cf. l b fdem 18.
Y , en fi·n, fa dim ensi6n mariana 92 .
Nuestra misi6n educadora es participaci6n en
la maternidad eclesial de Maria . Es una dimen-
si6n que merece un comentario especial : lo ha-
remos mas adelante.
92. Educar a los j611e-
nes en la /e : docu-
mentos capitula-
res, Ed. CCS , Ma-
drid 1990 , 157 y
177.

4.9 Page 39

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37
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
93. a. A ctas del Con-
sejo Geneml, num.
33 1, octubre-di-
ciembre de 1989.
94 . Educar a los 16ve-
nes en la fe : docu -
m entos capitula-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990, 4.
Ahora solo afiadimos que la espiritualidad de
san Juan Bosco , lefda desde la perspectiva del
camino de fe para los j6venes de hoy, es para
nosotros el alma de la nueva evangelizaci6n:
«nueva -dijo el Papa- en su ardor, en su mé-
todo y en sus expresiones», es decir , animada
de entusiasmo y apropiada a nuestra época, que
lleva en sf un vasto y delicado cambio de men-
talidad 93 . El XXIII Capfrulo Genera! tuvo con-
ciencia clara de ello, pues afirma que «es nuevo
el contexto y son nuevos también los objetivos
generales [a que tiende la evangelizaci6n] : se trata
de renovar el entramado de la sociedad , acep-
tando dar nueva vida, ante todo , al espfritu evan-
gélico en las comunidades eclesiales» 94 .
Tenemos, pues, una espiritualidad salesiana ne-
tamente especffica, con aspectos muy concretos
donde centrar la programaci6n de la formaci6n
permanente en las inspectorfas y en las casas ,
proponiéndonos también escrutar mas a fondo
el coraz6n de san Juan Bosco.
Formamos comunidades evangelizadoras
Al presentaros las Actas del XXIII Capfrulo
Genera! , <leda que el primer sujeto de toda la
tarea capitular, el hilo conductor que une las
diversas partes del texto , es nuestra comunidad
de consagrados , destinataria principal del docu-
mento ; a ella le incumbe la responsabilidad y
el compromiso de realizar el camino de fe para
los j6venes. Toda comunidad, por tanto, debe
preocuparse de la espiritualidad salesiana en sus
dos niveles: hacer que la juventud crezca en ella
gradualmente , y testimoniarla en la propia vida
cotidiana.
Se nos proponen tres aspectos complementa-

4.10 Page 40

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
38
rios que hay que cuidar: la comunidad corno
signo de fe 95 , corno escuela de fe 96 y corno
centro de comuni6n y participaci6n 97 .
Los primeros animaèiores de la comunidad -el
inspector y el director- tienen que saber orien-
tar hacia este objetivo la programaci6n poscapi-
tular: «La formaci6n permanente , que capacita
al salesiano para su misi6n de educador y pas-
tor, debe ser una constante irrenunciable en su
vida»98 . Hay que tornar conciencia de la nece-
sidad urgente de suscitar en el ambiente una
espiritualidad juvenil salesiana y, por tanto, de
poner a la comunidad en estado de fecundidad
espiritual , llevandola a «revisarse y renovarse
- corno afirma el texto- a la luz del Evangelio
y de nuestra Regla de vida»99 ; es decir , a pro-
gresar seriamente en el proceso de renovaci6n
ya indicado desde hace afios . Sera también pre-
ciso que la comunidad inspectorial y la local to-
rneo en serio su tarea , programen , evaluen y re-
visen con constancia todo lo que al respecto se-
fialan las decisiones capitulares .
Veamos los tres aspectos indicados en el texto .
95 . lbfdem 21 6 .
96 . Jbfdem 217.
97. Jbfdem 2 18 .
98 . Jbfdem 220 .
99. Ibidem 215 .
La comunidad coma signo de f e la autenti-
cidad del propio testimonio evangélico . Ahr es-
ta la condici6n de fondo : vivir y trabajar juntos
corno grupo de creyentes con estilo salesiano , que
proclaman existencialmente el misterio de Cris-
to buen pastor viviendo la Regla de san Juan
Bosco. La comunidad se hace fe-signo cuando
sus miem bros encarnan con alegrfa y constancia
en su vida cotidiana los valores de la espirituali-
dad salesiana plenamente dirigida a los j6venes.
El texto insiste particularmente en el cuidado
. de la interioridad apostolica 100 . Hemos conside-
rado, mas de una vez, los elementos vitales que
la componen . No hace mucho , se nos presenta-
100 . Jbfdem 22 1. ·

5 Pages 41-50

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5.1 Page 41

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39
1. CARTA DEL RECTOR MA YOR
101 . Actas del Consejo
Generai num. 332,
enero-ma rzo de
1990 , pag. ss.
102 . Ibidem pag. 38 ss.
103 . Constituciones 2.
ba al beato Felipe Rinaldi corno al «a utori zado
intérprete de nuesrra interioridad apostolica» 101 ;
convendra releer su mensaje. En él vemos que
la espiricualidad salesiana tiene corno fuente y
valor supremo la uni o n con Dios: «El quehacer
apostolico dinamico y creativo brora constante-
mente del ardor de la caridad pastora! ».
Recordemos los tres elementos que se indica-
ban allf: «Respirar por las almas (el hermoso co-
mentario al "da mihi animas" ), incansable rra-
bajo apostolico y fidelidad cotidiana a la ora-
cion» 102 . Son elementos que deben entrar en el
contenido de los programas de formacion per-
manente , corno respuesra a los reros, si de ver-
dad queremos ser «signos y porradores del amor
de Dios a los jovenes , especialmente a los mas
pobres» 10 1• Seremos, asf, hombres y comunida-
des espirituales , capaces de suscitar y animar con
accualidad una espiricualidad juvenil salesiana
concreta .
104 . Educar a los ;6ve-
nes en la /e: docu -
mentos capitu/a-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990 , 217.
105 . Ibidem 225.
La comunidad como escuela de fe es la que
«hace de la mision su razon de ser y de ac-
tuar» 1<H. Aquf entra en juego la dimension pe-
dagogica de la accividad comunitaria. Para ser
educador valido hay que incluir en la interiori-
dad apostolica mayor conocimiento y presencia
del mundo de los jovenes ; es un aspecro que
distingue cualquiera de nuestras accividades , que
deben ser simultaneamente espiricuales , pasto-
rales y pedagogicas.
«Se rraca de dar un verdadero salto de cali-
dad , una vuelta a los jovenes con renovada sen-
sibilidad pastora! y con mayor compecencia edu-
cativa» 10). Para individuar y dirigir con eficacia
sus esfuerzos en esce sentido , la comunidad de-
be preparar, aplicar, revisar y accualizar con acen -
cion su propio proyecro educativo pastora!, ce-

5.2 Page 42

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
40
niendo en cuenta el camino de fe propuesto por
el XXIII Capftulo Genera} y trazando itinerarios
concretos, adecuados a la clase de juventud y
al contexto de la obra.
Para ser escuela de fe, hoy es imprescindible
que vayan juntos ser signo y ser amigo, llevar
fuego en el corazon y sacrificio en la entrega,
cultivar a la vez union con Dios y experiencia
directa del mundo de los jovenes con la «escu -
cha de sus demandas y aspiraciones, adquisicion
de su cultura y lenguaje, y disponibilidad para
compartir experiencias y proyectos pensados no
solo para ellos, sino también, y sobre todo, con
ellos» ioc, _ No se trata de quitar fuerza al signo,
sino de hacerlo pedagogicamente significativo.
Si no tenemos significacion pastora! y pedagogi-
ca en la zona y en la Iglesia, nuestra presencia
no podra considerarse escuela de fe.
Pero es asimismo imprescindible, para server-
daderamente tal, que la comunidad sea expe-
riencia viva de Iglesia y, en concreto, de la Igle-
sia locai : parroquia, diocesis , conferencia episco-
pal. Por consiguiente, «debe participar con
claridad en los proyectos y propuestas de pasto-
ra} juvenil de la Iglesia locai. Debe aprender a
recibir de ella estimulos, pero también a comu-
nicarle [sus] experiencias» 107 .
Por ello las decisiones capitulares recuerdan va-
rias responsabilidades a la comunidad inspecto-
rial y a la loca!. Solo en una comunidad que
sea escuela de fe, podra florecer una educacion
que sea pedagogia de santidad.
106. Ibidem 225 .
107. Ibidem 226 .
La comunidad coma centro de comunzon
y participaci6n se refiere tanto a la mas amplia
comunidad educativa corno a los diferentes gru-
pos de la familia salesiana.
«La comunidad -afirma el texto-, en virtud

5.3 Page 43

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41
108. Ibidem 218 .
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
de su vida consagrada, se hace centro de comu-
ni6n y participaci6n, capaz de reunir y estimu-
lar a cuantos el Espiritu llama a trabajar por los
j6venes» 108 .
He ahi una perspectiva lanzada por los cap'i-
tulos generales anteriores que urge realizar con
una voluntad mas compartida y con mayor efi-
cacia y entrega. La decisiones capitulares son claras
y vinculantes . No ponerlas en practica indicarfa
incapacidad, o desatenci6n , o exceso de como-
didad: eo definitiva, falta de espiritualidad sa-
lesiana . iSeria triste asistir al ocaso de algunas
presencias por falca de fuego en el coraz6n de
los salesianos! El hombre espiritual es posible
en todas las edades y en todas las condiciones
de vida : el coraz6n oratoriano es condici6n sale-
sian~ desde la primera profesi6n hasta el ultimo
suspuo .
El punto fuerte de este tercer compromiso co-
munitario es , segun el texto capitular, la impli-
caci6n de los seglares. El término «seglar» es am-
plio; no se aplica a todos de la misma form a.
En nuestra experiencia distinguimos varios gru-
pos: los Cooperadores (para vivir en plenitud la
vocaci6n cristiana), los Antiguos Alumnos (mas
vinculados al aspecto de la educaci6n) , los cola-
boradores (donde hay también personas de los
dos grupos anteriores, pero que puede ser mas
amplio), los miembros de la comunidad educa-
dora (parcicularmente los padres de nuestros des-
tinatarios, ademas de quienes con nosotros se
dedican a su servicio).
La implicaci6n y valoraci6n de los seglares re-
quiere, en los salesianos, capacidad de entablar
con ellos relaciones de corresponsabilidad ma-
dura , segun la naturaleza de los grupos . No es
facil ; comporta un profondo cambio de menta-
lidad y una adecuada modalidad de trato y rela-

5.4 Page 44

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
42
ciones. Pero, sobre todo , necesita saber empren-
der con ellos «un serio camino de formaci6n .
Las experiencias hechas hasta ahora garantizan ,
a pesar de algunas dificultades, resultados satis-
factorios» 109 .
He ahi, pues , un nuevo campo muy concreto
de trabajo para la espiritualidad salesiana, tan
abierta y en consonancia con todas las condicio-
nes laicales ... Por tanto, entre las prioridades que
debemos programar tiene que figurar la forma-
ci6n de los seglares .
El Capftulo recuerda también, mas adelante,
la importancia de que nuestra actuaci6n sea or-
ganica, la urgencia de la labor vocacional, el re-
to. de la. comunicacÌ<?n social, y pre~enta algll:nas
onentaoones operauvas para s1tuac10nes parucu-
lares . Son indicaciones muy concretas , a fin de
que la comunidad se haga protagonista de la
nueva evangelizaci6n en medio de los j6venes .
El gran secreto para mover todo esto , es siempre
la espiritualidad salesiana, testimoniada por la
comunidad en manto signo de fe, escuela de
fe y centro de comuni6n y participaci6n.
Queridos inspectores , queridos directores y sa-
lesianos todos, pongamonos con buena volun-
tad a hacer en seguida algo mas.
109. Ibidem 233
Bajo la gufa de Maria Auxiliadora, estrella
de la nueva evangelizaci6n
Antes de concluir, me parece muy iitil, y es
para nosotros particularmente grato, afiadir to-
davfa una reflexi6n: la dimensi6n mariana de
nuestra espiritualidad. Como ya he dicho , el texto
capitular habla de ella en varias ocasiones .
La espiritualidad salesiana es fuertemente ma-

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43
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
110. Ibidem 335 .
111. Manalis cultus 27.
112. Lumen gentium
53.
113 Ibidem 62 .
riana, corno, por lo demas, ocurre con cualquier
espiritualidad.
El Papa formulo el deseo de que Marfa Auxi-
liadora fuera, para nuestra familia, «estrella de
la nueva evangelizaci6n» 110 . La miraremos,
pues, y nos dejaremos conducir por ella corno
nuestra maestra y gufa.
Hemos visto que el elemento fundamental y
vitalizador de toda espiritualidad es el arraigo
en el Espfritu Santo.
Ahora bien, Marfa es, después de Cristo, la
expresi6n mas alta de lo que el Espfritu Santo
realiza en la historia de la salvaci6n: es su obra
maestra. Cuanto mas se mira a Marfa, mejor se
puede comprender y particìpar en la presencia
vivificante del Espfritu Santo.
Del Vaticano II en adelante se ha procurado
ahondar cada vez mas en la relaci6n del Espfritu
Santo y Marra. Pablo VI en su exhortaci6n Ma-
nalis cultus subrayaba la fecundidad de esta 6p-
tica. «De tal profundizaci6n -deda- emerge-
ra, en particular, la arcana relaci6n entre el Es-
pfritu de Dios y la Virgen de Nazaret, asi corno
la acci6n de am bos en la Iglesia» li 1.
Es facil observar que toda la existencia de Marfa
esta marcada por el Espfritu Santo, de forma
que puede considerarse su icono o, corno dice
Lumen gentium (en el texto latino), sagrario del
Espfritu Santo 112 , es decir, la parte centrai, se-
creta y reservada del templo, desde donde es
portadora, para todos, . del Espfritu Santo. Lo in-
dican también los titulos que le reconoce el Con-
cilio de «Abogada, Auxiliadora, Socorro y Me-
diadora» 113 , que proclaman en ella una intere-
sante y especial sintonfa con la obra vivificante
del «otro Para.dito». Marfa es obra maestra, ima-
gen y portadora del Espfritu Santo, pues por él

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
44
qued6 pienamente «plasmada y hecha nueva
criatura» 114 :
• En su concepci6n es Inmaculada: comienzo
de la nueva creaci6n Ilena de gracia;
en la anunciaci6n es Virgen Madre: arca vi-
va de la nueva alianza;
en la visitaci6n es sabidurfa profética: la cre-
yente que lee el libro de la historia;
en Navidad es el cumplimiento de la pro-
mesa: Madre del Cristo Mesfas;
en el Calvario es madre de los hom bres:
la nueva Eva de la humanidad redimida;
en Pentecostés es reina de los Ap6stoles: la
gran orante en favor de la Iglesia;
en la Asunci6n es la Auxiliadora de todos:
intercesora escatologica de salvaci6n.
114 . Ibidem 56 .
Tanta grandeza y hermosura es, en ella, obra
del Espfritu Santo; puesta en el cruce de los dos
testamentos, es la Hija de Si6n, el icono del
misterio y el modelo de la Iglesia, vinculada de
tal forma al Espfritu, que permanece indisolu-
blemente asociada a sus iniciativas de salvaci6n,
implorando para todos su presencia y acompa-
fiando sus dones corno madre (pensemos en la
historia de nuestro carisma); por elio, brilla cons-
tantemente a lo largo de los siglos corno estrella
de la evangelizaci6n m.
En ella encontramos el prototipo de roda es-
piritualidad, pues -dice el Vaticano II- Ma-
rfa, «al abrazar de todo coraz6n y sin entorpeci-
miento de pecado alguno la voluntad salvffica
de Dios, se consagr6 totalmente corno esclava
del Sefior a la persona y a la obra de su Hijo,
sirviendo con diligencia al misterio de la reden-
ci6n con él y bajo él, con la gracia de Dios om-
nipotente» 116
Esta peculiar espiritualidad de la Santfsima Vir-
115 . cf. Evangelii nun-
tiandi 82 .
116. Lumen gentium
56 .

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45
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
117 Cf. Lucas 1, 46-55
gen la podemos captar en el profético cantico
del Magnificat 117 , donde Marfa se proclama Ile-
na de gozo por encima de su debilidad, con-
vencida de la misericordiosa fuerza de Dios, que
nos ama y mira para hacer cosas grandes, dando
asi continua prueba de su poder, porque abate
las dificultades y da respuesta a los retos ; Dios
es fiel a su pueblo y, seg(m la promesa, lo lleva
definitivamente a la victoria.
El Magnificat es verdaderamente el himno de
la espiritualidad cristiana para cada nueva gene-
racion, expresion del entusiasmo, por ser pene-
trante mirada de fe, inconmovible proposito de
esperanza e inmortal himno del amor salvifico.
Deseo final
11 8. Constituciones 8.
Permitid, queridos hermanos, que diga aqui,
corno conclusion, lo que sugerf a los capitulares
en la clausura del XXIII Capttulo Genera!. Nues-
tra Congregacion se encomendo solemnemente
a Marfa el 14 de enero de 1984, al comenzar
el XXII Capitulo Genera!. Las Constituciones di-
cen que tal actitud nos ayuda a «ser, entre los
jovenes, testigos del amor inagotable de su
Hijo» 118
A ella le encomendamos el proposito de pro-
ceder en el camino de la fe intensificando el
cuidado y la profundizacion de la espiritualidad
de san Juan Bosco. Le pedimos que nos ayude
a compartir con los jovenes el magnffico patri-
monio espiritual colocado en la orbita del hu-
manismo cristiano de san Francisco de Sales y
traducido y aplicado magistralmente por nues-
tro Padre para la juventud popular. Marfa guio
a nuestro Fundador en la originalidad de esta
vivencia educativa y le ensefi.o a llevar a los jo-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 334
46
venes a la santidad . Como materna respuesta a
nuestra confianza en ella, esperamos de su in-
tercesi6n e! don de la plenitud del Espfritu San-
to, que nos asegure un coraz6n verdaderamente
oratoriano, para ser en el mundo validos educa-
dores de los j6venes en la fe 119 .
Arraigados en la potencia del Espfritu y de-
jando a un lado cualquier género de desconfianza
que pueda surgir de las dificultades circundan-
tes o de nuestras limitaciones, vivamos con gozo
la espiritualidad salesiana para la nueva evange-
lizaci6n, proclamando ante el mundo, con los
hechos , las razones de nuestra esperanza 120 .
Os deseo a todos un sincero esfuerzo , perso-
na! y comunitario, para aplicar el XXIII Capftu-
lo General : sera nuestra mejor preparaci6n para
la llegada del tercer milenio .
Afectuosamente en Don Bosco
11 9. Educar a los 16ve-
nes en la /e: docu -
m entos capitula-
res, Ed . CCS , Ma-
drid 1990, 357.
120. Cf. 1 Pedro 3, 15 .
E GIDIO VIGANÒ

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