Actas_1980_296.ACG


Actas_1980_296.ACG

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del consejo superior
aiio LX I - abril - junio 1980
N.0 296
organo oficial
d
y
ecoamniumna1.cciaocn1.o,, n
para
la congregacion salesiana
Direzione Generale
Opere Don Bosco
Roma

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f
I

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del consejo superior
de la sociedad salesiana
de san Juan Bosco
ORGANO OFICIAL DE ANIMACION Y COMUN IC ACION PARA LA CONGREGACION SALESIANA
N.0 296
ano LXI
abril-junio 1980
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
2. ORIENTACIONES Y DIRE CTRICES
3. DISPOSICIONES Y NO RMAS
4. ACTIVIDADES DEL CONSEJO
5. DOCUMENTOS Y NOTICIAS
Pàg ina :
D. Egidio V igano
«Mas claridad de Evangelio »
3
D. Juan Edmundo Vecchi
Nuestro compromiso catequistico 40
Como indicar la duracion de la
profesion religiosa
48
4 .1. Sesion plenaria {noviembre
1979-enero 1980)
49
4.2. Programa de visitas {cuad ro) 50
4 .3. Pastora! Juvenil
52
4.4 . Misiones
53
5 .1. Polonia : dos nuevas lnspecto-
r~
~
5.2. Nombramientos
59
5 .3. Persona! misionero
59
5.4 . Solidaridad fraterna (31 rela-
cion)
60
5.5. An imacio n mariana
62
5 .6. U.P.S.: reestructuracion
68
5 .7 . Obras erigidas en 1979
79
5 .8. Hermanos difuntos
80

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Centrai Carequiscica Sales iana - Madrid .
Imprim e : Escuela Grafica Sales iana - Madrid - Aroc ha.

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
D. Egidio Vigan6
«Mas claridad de Evangelio»
«MAS CLAR IDAD DE EVANGELIO ».-lntroducc iòn.-La gran opciòn del coraz6n, Cristo : El significado de nuestra
prnfesiòn relig iosa. El reto de la ambiguedad. -Los anos 70 y el anuncio del Evangelio : En la raiz està el Concilio :
Puntos focales .- Una tritouia bBs ica para la renovac i6n de la Pastora/ : «Oirector io Generai de Pa'storal Catequética ...
«Evangel ii Nuntiandi .. , «Catechesi Trad endae» .-Sintonkt de la Congregaci6n : «Evangelizaci6n y Catequesis.. , «Los
Salesìanos , evangelizadores de los j6venes ».-Perspectivas , compromisos, prop6sitos : Ser heraldos nitidos del
Evan gel io, trabajar con empeiio en el area cu ltural. formar personas competentes .--Don Bosco nos interpela.
Conclusi6n .
Queridos hermanos:
El pasado ocrubre de 1979 comenzamos un a
serie de encuentros de d ialogo especiales: El Ree-
tor Mayor y algunos miembros del Consejo Supe-
rior se han ido reuniendo con grupos de Inspecto-
res y sus Consejos . Se ha pasado ya por las lnspec-
torfas de la India, por las de lengua alemana y por
la de habla holandesa. En abril es el turno de las
Inspectorfas polacas y yugoslavas; lu ego seguire-
mos con las otras .
El tema de los coloquios se ce ntra en las gra n-
des orie ntaciones operativas y en las directrices de
renovaci6n emanadas en los dos ultimos capfru los
generales . El objetivo ro uesto e~ hace r juntos
un examen de concie ncia realista por medio de una
revisi6n concreta de la vida inspecrorial e n cuan ro a
su fidelidad al proyecto evangél ico de D on Bosco,
descrito competenteme nte y con autenticid ad en
las Constiruciones.
En definitiva, se nos pregunta a cada Inspecto-
/ / rfa, si somos de veras y co n acrualid ad evangelizado-
res genztinos de los j611enes.
Este tema esencial de l anuncio del Evangelio,
tan fuertemente subrayado por el Capitulo Gene-

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4 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
ral 21, es lo que deseo invicaros a reflexionar con
escas paginas, aprovechando la oporcunidad que
nos ha brindado la promulgaci6n de la Exhorcaci6n
Aposc6lica «Catechesi radendae».
Podemos decir que cçrn esce documento de
Juan Pablo II sobre la cacequesis en nuescro
riempo se ha complecado en cierco modo una serie
de incervenciones magisceriales sobre la renova-
ci6n de la Pastora! en la Iglesia, tal corno la inici6
el Concilio Ecuménico Vaticano 11.
Se craca de un conjunco de direccrices que inci-
den excraordinariamence en nuescra misi6n encre
los j6venes, y afecca direccamence a rodo e! «relan-
zamienco » del Sistema Preventivo.
( Por elio me propongo acraer vuescra acenci6n
sobre los cres documencos mas imporcances:
e! «Direccorio Generai de Pastora! Cace-
qufscica» (o «Direccorio Cacequfscico Ge-
nerai ») , publicado e! afio 197 1, cumpliendo
asi un mandado conciliar incluido en el de-
creto «Chriscus Dominus » (n.0 44);
la Exhorcaci6n Aposc6lica «Evangelii Nun-
ciandi», que recoge y publica las ideas de la
III Asamblea Generai del Sfnodo de los
Obispos, de 1974 ; y
la Exhorcaci6n Aposc6lica «Catechesi Tra-
dendae », que presenta e! tema de la IV
Asamblea Generai del Sfnodo de los Obis-
pos, celebrada e! afio 1977 .
Escos documencos son corno cres columnas
que, juncas, soscienen una verdadera placaforma de
lanzamienco de una pastora! nueva para anunciar e!
Evangelio hoy y en e! futuro . Los dos decenios
pr6ximos «son la vigilia del cercer milenio de cris-
cianismo» (Pablo VI) ; escamos llamados a preparar

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 5
durante ese riempo el «nuevo Advienco » del 2000
I Ouan Pablo Il).
Nuestra época es una hora cargada de hiscoria:
«Es preciso tener el valor de vivirla con los ojos
abiercos y con el coraz6n impavido [... ], sin tener
miedo a comenzar desde el principio la compleja y
agocadora misi6n de la evangelizaci6n » (Pablo VI).
La gran opci6n del . coraz6n: Cristo
Somos discipulos de Cristo que, con la profe-
SED hemos hecho un gesto de libertad muy origi-
nai : escogimos de forma radical y ara i m re al
Sent>r Resucitado. Cristo es nuestra o ci6n Junda-
!!!.!,!!.!f!], y ahora condiciona -y orienta codas nuestras
preferencias. El coraz6n del salesiano pasa por el
miscerio pascual antes de lanzarse por cualquier
otro camino de la hiscoria. Es un encuentro de
amor y una alianza nupcial; solo a partir de Cristo
se explica nuestro género de vida, nuestra perte-
nencia a la Iglesia, nuescra misi6n juvenil y popu-
lar, nuescro proyecco educativo, nuestra actividad y
e! escilo con que la realizamos .
Es importante, hoy, renovar con claridad la
conciencia de esca opci6n fundamental t. para qu~ e
ha a o erativa en nuestras convicciones, en el ces-
t~monio de vida y en los compromisos de trabajo.
Viajando por los continentes, he podido perci-
bir que existen d iferent~s polos de acracci6n cui tu-
rales para revestir de accualidad el compromiso
hist6rico de nuescra misi6n. Sobresalen dos: el
proceso de «Iiberaci6n », que antepone la conside-
raci6n de Ios oprìmidos y lucha por una justicia
socia! mayor; y el proceso de «secularizaci6n», que
se concentra en e! giro ancropol6gico y propone
una formaci6n humana de «laicidad » mis pronun-

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6 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
ciada. Esos dos polos culcurales no son alternati-
vos ; por doquiera se presentan muy juntos, aunque
no siempre con la misma acencuaci6n. En e! tercer
mundo, por e jemplo, suele prevalecer e! primer
polo , y llega a una opci6n social por e! pobre que
no rarame nte se presenta inmersa en un clima
temporalista de compromiso sociopoiftico. En
cambio, en las sociedades mas desarrolladas eco-
nomicamente predomina e! segundo polo, y se
pone e! acento en una opci6n cultura! por e! hom-
bre en un clima de compromiso pedagogico-socia!,
a menudo, de humanismo horizontalista.
La consecuencia practica es que se pueden es-
cuchar, desd e siruaciones di"1ersas, insistentes pre-
guntas sobre los compromisos actuales del sale-
siano: cuales deben ser sus destinatarios preferi-
dos, cual su opci6n hist6rica de utilidad socia!.
Desgraciadamente, no siempre e! fondo esta su-
ficientemente claro para dar una respuesta a esas
interpelaciones. Conocemos los peligros de _µn
temporalismo poi itizado y cierras modas de ho.t::i-
, - zontalismo secularista. El aspecto que mas pre-
ocupa de estos peligros es e! de menoscabar e! ca-
I racter genuino de la evangelizaci6n y de la cate-
j quesis, pudiendo llegar, en definitiva, a instrumen-
1 talizar la misma figura de Cristo en favor de una
«revoluci6n » o de un «humanismo ».
Por eso no estara de mas una ref1exi6n sobre e!
significado vita! de la opci6n hecha con nuestra
profesi6n religiosa. Optamos entonces por Cristo
de un modo tao fuodamenral, que hacemos de El
e! parametro de todas las restantes preferencias:
en nuestro coraz6n no existe ya ninguna opci6n
que se anteponga a Cristo o sea independiente de
El. El es la «gracia primera», el «carisma inicial », la
«intuici6n genia!» de todos nuestros amores y de
todas nuestras iniciativas.

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 7
Si queremos responder bien a algunas pregun-
tas inquietantes que las situaciones concretas nos
plantean hoy sobre determinadas prioridades de
trabajo entre nuestros destinatarios, lo primero de
todo es estar con Don Bosco en su o ci6n basica
or Jesucristo. El salesiano de ayer, de hoy y de
manana ha optado, corno su fondador, absoluta y
definitivamente por Cristo; solo a través de El
discierne y decide. En efecto, nosotros no hacemos
del Senor un punto de referencia porque amamos
a los j6venes y al pueblo, sino que nos entregamos
a la juventud necesitada porque amamos al Senor.
' El coraz6n del salesiano esta ocupado totalmente
por .Cristo, para amar a los j6venes corno los ama
El; fija sus ojos en Cristo amigo de los pequenos y
de los pobres; por eso su entrega a la juventud y a
las clases popu-lares resulta mas generosa, mas per-
severante, mas genuina y mas fecunda. Sobre esa
base fondamenta! se mueve en sus decisiones pos-
teriores, siguiendo la vocaci6n y la experiencia de
Don Bosco con una adaptaci6n ductil a la vida de
l la lglesia y a las exigencias de las coyunturas con-
cretas.
En una hora de busqueda de identidad personal y
colectiva, lo primero que hay que asegurar es el mismo
significado de nuestra pro/esi6n religiosa, que nos in-
corpora a una Comunidad que ha hecho su opci6n
fondamenta! por Cristo Salvador y Pastor, amigo
de los j6venes (Cfr. la Circular sobre el Sistema
Preventivo, ACS 290 y ACS 295 ).
jHoy, en la Congregaci6n, tenemos necesidad
urgente de reflexionar, antes de nada, sobre esa
opci6n ! Solo la conciencia de esa opci6n fonda-
menta! nos dara mas claridad de Evangelio.
El reto de la ambiguedad
Los foertes cambios en que nos hemos visto

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8 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
envueltos no solo han sacudido roda la metodolo-
gia pastora! en uso , sino que ademas han hecho
mella, mas de una vez, en algunos de sus grandes
contenidos ; con elio ha quedado oscurecida nues-
tra misi6n en su actualidad, en su capacidad inci-
siva y en su identidad .
No pocos, incluidos algunos de los nues tros ,
han comenzado a moverse en la ambigiiedad, a no
entender e! significado hist6rico de nuestra voca-
ci6n, a reducir e! aposcolado a promoci6n humana
o a simple espiritualismo y practica cui ru/al, a valo-
rar desmesuradamente algunos pro yec cos ideol6gi-
cos, a no cuidar la imporcancia y la evoluciqn del
lenguaje, a interpretar e! giro hacia e! hombre
corno una superaci6n de la relevaci6n objetiva de
Dios .
Ante 1tn clima tan peligroso de incertidumbres, de
inestabil tdad y de con/usi6n, que puede llevar al
debilitamiento y al abandono de los gra ndes idea-
les de nuestra vocaci6n, es precisò reaccionar y
reconquistar la claridad y la validez del compro-
miso que asumen los auténticos mensajeros del
Evangelio. Urge percibir la nera originalidad de la
misi6n espedfica de la lgles_ia, ~in caer en la «cen-
taci6n de reducir su misi6n a las d ime nsio nes de
un proyecco pi:rramente tempora!, de reducir sus
objecivos a una perspectiva antropol6gica, la salva-
ci6n de la qu e es mensajera y sacramento a un
bienestar materiai, su accivjdad -olvidando coda
preocupaci6n espiritual y religiosa- a iniciativas
de orden politico o socia! » (Eva ngelii Nuntiandi»,
n. 0 32). «En esce final del siglo XX, Dios y los
acontecimientos (... ) invitan a la lgles ia a renovar
su confianza en la acci6n cacequética corno en una
tarea absolutamente primordial de su misi6n » (Ca-
techesi Tradendae », o.O 15 ).
El anuncio de Cristo a los j6nnes es n11estra raz611

2 Pages 11-20

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 9
de ser. Evangelizar y catequizar es la meta de nues-
tras iniciativas y la finalidad de nuestras «cualifica-
c_iones ». No se trata, para nosotros, de una tarea
adicional y de un servicio reservado al tiempo li-
bre , sino una misi6n «totalizante », que «merece
que e! ap6stol le dedique todo su tiempo, todas sus
energias y, si es necesario, la sacrifique su misma
vida» [.. . ]. El mensaje del Evangelio de Cristo «es
necesario, es unico, es irreemplazable. No admite
indiferencia ni sincretismo ni acomodaciones»
(Cfr. Ev. Nunt. n. 0 5).
Os decia en mi circular sobre e! Sistema Pre-
ventivo (V . Actas del Consejo Superior, n. 0 290,
agosto 1978) que la Palabra de Dios, por su misma .
naturaleza, revela e interpela. «La Palabra de Dios
no es propiamente maduraci6n humana o res-
puesta explicita a una situaci6n problematica; sino
101c1at1va de Dios, don, interpelaci6n, vocaci6n,
pregunta. El Evangelio, mas que responder, pre-
gunta.
«El educador debe ser consciente y leal a esta
naturaleza de la Palabra de Dios. Su preocupaci6n
"pedagogica" de adaptaci6n a la "condici6n juve-
nil" no debe ignorar ni oponerse a su compromiso
pastora! de "profeta" del Evangelio.
»La armonia y la mutua y constante compene-
traci6n de ambos aspectos exige reflexi6n, revisi6n
y lealtad .
»Por consiguiente, dado que la pedagogia del
Sistema Preventivo se apoya en una opci6n expli-
cita de compromiso pastora!, e! salesiano debera
vigilar constantemente la autenticÌdad en la presen-
taci6n de los contenidos de la fe. Su inclinaci6n
persona! y su capacidad de ponderar las condicio-
nes de los destinatarios ha de estar siempre ilumi-
nada y guiada por la figura de Cristo, que interpela

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10 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
y llama corno Sefior de la historia» (Cfr. ACS n. 0
290, pags. 41 s).
Es decir, tiene que cuidar atentamente una sfn-
f tesis viva y unitaria de los dos niveles complemen-
tarios en el Sistema Preventivo, cuya alma nos
revelan:
- la « tensi6n pastora!» en el coraz6n del her-
mano, que orienta y caracteriza toda su es-
pirirual idad de «profeta»; y
e! método pedagogico», que determina y gufa
roda su «criteriologfa » de «educador» en la
programaci6n pastoral de sus opciones y en
la modalidad de sus acruaciones practicas
(Cfr. ACS n. 0 290, pag. 13).
Me parece muy conveniente subrayar que la
tspiritualidaa' del profeta exige fidelidad en Ta
transmisi6n de la Palabra de Dios; el «profeta» no
puede ser ar hitrario en su selecci6n de contenidos
(cfr . Cat. Trad . n. 0 30): al joven llamado a conocer
mas y mejor el misterio de Dios «conforme a la
verdad de Jesus» (Ef. 4, 20), «ningun pretexto es
valido para negarle parte alguna de ese conoci-
miento » (Cat. Trad . 30). «(El catequista) no tratara
de fijar en sf mismo, en sus opiniones y actitudes
personales, la atenci6n y la adhesi6n del catequi-
- zado; y, sobre rodo, no tratara de inculcar sus
o_piniones y opciones personales, corno si éstas ex-
presaran la docrrin-; y- las lecciones de vida de
Cristo » (Ca r..ad. 6).
El mensajero del Evangelio no busca rosélitos
para sf o para sus preferencias ideol6gicas, sino que
trabaja, corno portavoz de la Iglesia, para formar
verdaderos discfpulos de Cristo: «Me ha sido dado
-dijo el Sefior- rodo poder en el cielo y en la
tierra. Id, pues, y haced discfpulos (mios) a rodas las
gentes » (Cfr. Mt 28, 18-19).

2.3 Page 13

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 11
Por otro lado, tl_profeta se apQ_ya en «cerrezas »
que sabe comunicar a los demas con convicci6n :
esta llamado a transmitir «no dudas o incertidum-
bres, nacidas de una erudici6n mal asimilada [... ],
sino certezas s61idas, ancladas en la Palabra de
Dios » (Cfr . Ev. Nunt. 79).
Por desgracia debemos rec onocer, sin embargo,
-dice el Papa-, que se encuentran hoy, por do-
quier, abusos en las tareas del evangelizador y del
catequista: reducci6n de la verdad sobre el miste-
rio de Cristo (Cat. Trad. 29), falta de inregridad en
los contenidos de la catequesis (cfr. Cat. Trad. 30),
condicionamientos ideol6gicos (cfr. Cat. Trad. 52),
desfases de la culruraci6n (cfr. Cat. Trad. 53, 54,
59 ), sensaci6n de inseguridad que condesciende
con una ensefianza de pura investigaci6n sin cerre-
zas (c fr. Cat. Trad . 60), desequilibrios en el acer-
camiento ecuménico (c fr . Cat. Trad . 32-33 ), varia-
das lagunas en los textos y manuales (cfr. Cat.
Trad . 34, 39), etc.
Ahora bien, el ministerio del «profeta» del
Evangelio proviene d irectamente de Cristo Maes-
tro , a través de los Ap6stoles y de la ininterrum-
pida Tradici6n (transmisi6n viva) de la Iglesia. En
un cambio de época, esto es muy «imporrante,
aunque arriesgado » (cfr . Cat. Trad . 61 ): hay que
simul tanear una renovaci6n profunda y una leal rad
genuina: «Es necesario que la Igl esia dé prueba
hoy --corno supo hacerlo en otras épocas de su
historia- de sabidurfa, de valentia y de fidelidad
evangél icas, buscando y abriendo caminos y pers-
pectivas nuevas » (Cat. Trad . 17).
I jCuanto exige, a cada uno de los salesianos, la
sintesis viva y unitaria del doble aspecto de «profeta » y
de «educador» para poner en practica, corno Don
I Bosco, aquel Sistema Preventivo que evangeliza
educando y educa evangelizando!

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12 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
Los afios setenta y el anuncio del Evangelio
Los tres documentos magisteriales recientes
nos invitan precisamente a un serio examen de
conciencia sobre la fidelidad a esca nuestra misi6n
de evangelizadores de los j6venes; nos ayudaran a
r~ ivar, en a practica, las intenciones genuinas
I del Sistema Preventivo.
Examinemos brevemente la ambie ntaci6n his-
t6rica de esos tres documentos.
En la raiz esta el Concilio
E~ gran acontecimiento que ha marcado el ac-
tual «riempo de la Iglesia» es, sin duda, el Concilio
Ecuménico Vaticano II.
El Papa Juan hablaba de él corno de un nuevo
Pentecostés. De él brota un anuncio del Evangelio
que roca en lo vivo de los problemas del hombre
moderno, con la busqueda de un lenguaje ade-
cuado.
Pentecostés fue el punto de parrida para la difu-
si6n del Evangelio por los d iversos pueblos y len-
guas. De la fecundidad de aquel acontecimiento y
de aquel «riempo de la Iglesia» surgi6 roda la
acrividad evangelizadora y catequfstica que caracte-
riz6 los siglos siguientes.
También e/ Vaticano II lleva consigo una fecun-
didad «pentecostal ». Pablo VI lo consideraba «e!
gran Catecismo d ; los tiempos modernos » (Cat. Trad.
2). Efectivamente, los ob ·ecivos .del Concilio se
com endian en uno solo : «hacer a la Iglesia cada
vez mas i 6nea para anunciar el Evangelio a la
humanidad » (cfr. Ev . Nunt. 2). Esca es su misi6n y
su pasi6n ard iente, corno proclama la «Lumen
Gentium »: «Cristo es la luz de los pueblos . Por
ello esce sacrosanto Sfnodo , reunido en el Espfritu

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 13
Santo, desea ardientemente iluminar a todos los
hombres, anunciando el Evangelio a roda criatura»
(LG 1).
Esta primera y fundamental observaci6n es in-
dispensable para comprender tanto el alcance
corno las perspectivas de la re novaci6 n de la evan-
gelizaci6n y de la catequesis . Es indispensable para
no valorar o programar el anuncio del Evangelio
solo en términos «cuantitativos » de iniciativas, y
para acoger y comprender e n profundidad su «giro
cualitativo » respecto a los contenidos, al método, al
lenguaje, a los ambientes y mediaciones, a los objetivos y
a los agen tes .
Toda la obra conciliar comporta fuenes estimu-
los para renovar el anuncio del Evangelio: desde
las perspectivas so bre la Revelaci6n (Dei Verbum )
y sobre la Jgl esia (Lumen G en tium , Sacrosanctum
Concilium , G audium et Spes) hasta el dinamismo
de la fe y de la evangelizaci6 n (Ad G e ntes, Chris-
tus D o minus , Presby terorum Ordinis, Apostolicam /
Acruos itatem, lnter mirifica, G raviss imum Educa-
tionis ), has ta la reflexi6n sobre el ho mbre y el
mund o (Gaud ium e t ..Spes ) y sobre las relac iones
co n las o tras confesiones, re ligio nes, corrientes de
pensamie nto y «experie ncias » tipicas del mundo
co ntemporaneo (Orienralium Ecclesiaru m, Unitatis
redintegratio, Nostra Aetate, Dignitatis Huma-
nae ).
Puntos foca/es
En el Vaticano II al mm1ste rio de la Palabra
) (jsituado siempre en el primer lugar e ntre los rres
nive le del servic io pastora! del Obispo y del Pres-
( bftero!) se lo lanza con valen tia y a fondo e n nu e-
vas d irecciones. Mas qu e un nuevo abanico de

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14 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
temas interesantes, nos presenta una novedad de
enfoque o de perspectivas para explicar los temas.
Esas nuevas direcciones que iluminan rodo, son fon-
damentalmente tres: la Palabra de Dios, el Hombre
y la lglesia.
Ademas, el Concilio ha puesto a Cristo en el
centro de la reflexi6n y de las actividades de la fe :
en El se manifiesca y es proclamada la Palabra de
Dios; en El se esclarece y desentraiìa, en ul cimo
término, el misterio del Hombre; con El se rela-
ciona nupcialmente la lglesia corno «Cuerpo de
Cristo» en la hiscoria.
La «Palabra de Dios » da al hombre una visi6n
penetrante y global de coda la realidad y le hace
comprender e l significado de su vocaci6n. El Con-
cilio quiso· que los creyentes sinconizaran clara-
mente con la Sagrada Escritura, lefda en la lengua
propia y comentada en las celebraciones liturgicas;
al exigir esco, no se limito a enunciar un principio,
sino que cre6 una praxis que debe desembocar en
una evangelizaci6n y en una catequesis donde el
pr~mer puesco lo ocupe la Palabra de Dios: la Sa-
grada Escricura, no ya corno «subsidio », o «ej e m-
plo », o «argumenco», o «cita», algo aiìadido desde
fuera a contenidos cuya sustancia procede de otras
matrices ; sino corno materia prima y principal de
evangelizaci6n y de catequesis.
T ambién el giro hacia el hombre, el « nucleo antro-
pologico» es una perspectiva mas que un tema: in-
dica que rodo debe dirigirse bacia el Hombre
jvueltos , no desviados bacia el hombre! », dirfa
Pablo VI ). Es precisamente él a quien se dirige la
Palabra de bios, porque ha sido amado y creado
de forma tan superior, que el misterio de Dios no
es para él simplemente una curiosidad inteleccual
mas o menos lujosa, sino una necesidad de su
existencia, una constante de su hiscoria, el unico

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 15
horizonce verdadero de su propio proyecto perso-
na! de futuro, y el componente ma.L indispensable
qe su salvaci6n. Esca perspecciva antropologica
comporcara, para e! anuncio del Evangelio, la nece-
sidad de escudiar seriamente problemas de acerca-
miento, de lenguaje y de comunicaci6n, y de valo-
rar, no corno cosa de segunda categoria, las cien-
cias del hombre en e! conjunto de la «cualifica-
ci6n » pastora!.
Finalmente, el acento puesto por el Concilio sobre la
lglesia comporta una especie de vuelco de la sicua-
ci6n. Su carga de «misterio » la presenta corno el
esgran Sacramento de los siglos, donde el «pueblo »
convocado y conscituido por la Palabra de Dios .
La «comunidad eclesial » se nutre de los contenidos
de la Revelaci6n y los intercambia fracernalmente;
es cambién el «lugar» de resonancia de la verdad
salvifica; es la guardiana del «sencido de la fe »,
que, bajo la gufa de los Pastores, va clarificando
progresivamence a la luz de los aconcecimiencos de
la historia mas que a cravés de analisis semanticos;
se conviene asi en la «se rvidora de la humanidad »
en su crecimiento hasca la edad perfecca.
, 1 Sera difkil, en estos dos decenios inmediatos,
decir nada verdaderamence ucil en nuescra misi6n
juvenil y popular, si no se asumen operativamente
escas Ifneas maesrras . En efecto, no se craca unica-
mente de «concenidos », sino de un nuevo plantea-
\\ miento cualitativo de la accividad evangelizadora y
cacequiscica para e! hombre de hoy. Precisamente
por esa raz6n me he alargado un poco en escas
perspeccivas de parcida.
Las principales iniciacivas eclesiales del pos-
concil io han repecido, profundizado, esclarecidÒ,
desarrollado y precisado, desde e! punto de vista
pastora!, esca visi6n madurada en e! Vaticano II.
Asi hemos asistido a un esfuerzo generai de accua-

2.8 Page 18

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16 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
ci6n y renovaci6n (pe ns emos, por ejemplo, e n las
cuatro Asambleas G enerales del Sinodo de los
Obispos y e n las dos Conferencias Episcopales La-
rinoamericanas de Medellin y Puebla) con muchos
punros posirivos.
Se han afirmado cosas inéditas sobre la concep-
ci6n y sobre la praxis de la pastora! , con una sensi-
bilidad anrropo l6gica mayÒr. Se han reconsiderado y
reesrrucrurado los cenrros y los med ios de fo rma-
ci6n para e! an uncio del Evangelio: los programas,
los rextos, los institutos de pastora! y de carequé-
n c a.
Un esfuerzo ran gi E_1 tesco com_po rra necesa-
riamenre rambién problemas n_ ·encillas: se buscan
nuevos caminosy mérodos , lengua jes mas apro-
piados, inregrac i6n de fe y vida; se busca una «in-
.rerdisciplinariedad » organica, e! uso de nuevas po-
sibilidades y récnicas pedag6gicas , ecc. Aca y alla
surgen tambi én la visi6n unilatera!, la «conresra-
ci6n » y la crisis de id e nridad de la pastora! ; ya
hemos alu dido a cierra sensaci6n de inc erridumbre
y de exrravio: no es dificil citar expe ri e ncias discu-
ribles y constatar re nd e ncias .de integrismo o de
progresismo 1 cuando no se ha e nrend ido la nò e va
perspecriva de la eva ngelizaci6 n y de la carequesis.
Una trilogia basica para la renovaci6n de la pastora!
D e rodo esce esfuerzo y afa n ecl esial han emer-
g ido algunos hechos muy impo rranres y significari-
vos para la pasroral . Afecra n a roda la lg les ia Uni-
versal: e l Congreso Carequisrico Inrernacio nal (ano
19 7 1), la II1 Asamblea G e nerai de l Sinodo de los
Obispos -sobre la eva nge lizaci6 n de los pu e-
blos- (ano 19 74), e l Ano Santo -dirigido parri-
cularmenre a renovar e! anuncio del Evangelio-
(ano 1975), las varias reun iones ep iscopales a ni ve i

2.9 Page 19

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 17
continental sobre el mismo tema y, finalmente, la
IV Asamblea del Sinodo de los Obispos (afio
1977) -centrada en el tema de la catequesis en
nuestro riempo.
Encuadrados por todos esos acontecimientos
eclesiales de los afios 70, aparecen los tres grandes
documentos magisteriales que constituyen la trilo-
gia basica de que hemos hablado.
JEl_«Directorio Generai de Pastora/ Catequética »
Este _documento (11 de abril de 1971) marca
un momento decisivo para las tareas actuales de la
catequesis. Todavia hoy «sigue siendo un docu-
mento basic; par~ ientar y estimular la renova-
ci6n catequética en roda la Iglesia» (Care . Trad. 2).
«Tiene corno finalidad, indicar unos principios
teol6gico-pastorales de caracter fundamental [... I
por los que pueda orientarse y regirse mas adecua-
damente la acci6n pastora! del ministerio de la
Palabra [.. . ]. Unicamente si desde el principio se
entienden rectamente la naturaleza y los fines de la
catequesis, corno también las verdades que en ella
se deben transmitir -teniendo en cuenta los des-
tinatarios de la catequesis y las condiciones en que
se encuentran- se podran evitar los defectos y
errores que se descubren hoy no pocas veces en
materia catequética» (Dir. Gral. Past. Cat., proe-
mio).
El documento destaca con mucho relieve el
hecho de que el~ cio del Evangelio es un acro
cj'e la Tradici6n viva de la lglesia; no s6l~ omunica
los contenidos de la Revelaci6n «cerrada con el
riempo de los Ap6stoles », sino que ayuda también,
bajo la guia del magisterio de los Pastores, a perci-
bir las relaciones del Evangelio con los signos de
los tiempos, profundizando sus contenidos, apli-

2.10 Page 20

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18 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
caodolos a las sicuaciooes ouevas, y disceroieodo
«con auteoticidad las formulaciooes y las explica-
ciooes propuestas por los fieles ».
«De ahi se sigue la oecesidad de que el miois-
terio de la Palabra expooga la d ivioa Revelaci6o
corno el Magisterio la eosefia, y corno se expresa
e·o la coocieocia y fe vivas del Pueblo de Dios, baio
la vigilaocia del Magisterio. De esta maoe ra, el
mioisterio de la palabra no es una mera repe rici6o
de la doctrioa del pasado, sino su reQ_roducci6o fiel
con una adaptaci6o a los problemas ouevos y una
cn;ciente in.teligeocia de ella» (Ibidem, 13).
El Directorio recoge organicamente y unifica
catequfsticameote las perspectivas coociliares. So-
bre esa base (con sus diversas partes : Accualidad
del problema, Ministerio de la palabra, el Meosaje
cristiano, Metodologia, Catequesis por edades,
Program1tci60 pasmral), se formulao sugereocias
catequisticas que deberao servir para compilar los
d irectorios oacio oales y red actar los catecismos se-
guo la peculiaridad de los diversos coocexms y
reg10oes.
No cabe duda que es te programa de profonda
rc:_; oovaci6o catequis tic a produjo un pequefio ,Jes-
barajuste (tambiéo e ntre alguoos de los oues tros).
~ a de ciertas difereocias no sustaociales, sur-
gidas entre quieoes eotraroo por la lfn ea qu e pro-
pone el Directorio y procuraroo traducirla eo tér-
mioos operativos, y quieoes, por no haber asimi-
lado sus propuestas oi valorado ec uaoim e mente los
primeros tanteos oormales eo todo cambio, se
quedaroo estaocados eo f6rmulas, métodos y prac-
ticas anteriores; discrepaocias agravadas, ademas,
eo algunas partes, por ciertos desfases, omisiooes y
peligrosas imprecisiooes, tal vez inevitables eo un
rodaje de tao vastas proporciooes.

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 19
~ La Exhortàci6n Apost6/ica «Evange/ii Nuntia ndi »
Este segundo documento (8 de diciembre de
197 5) tiene una importancia capitai en una época
que trata d·e precisar e! papel del Cristianismo en la
transformaci6n del munda. Proclama que la evange-
lizaci6n «constitu e la misi6 esencial de la Iglesia,
[... ] ~!!!.fdad mas profunda» (Ev. Nunt. 14), su
aportaci6n originai a la tarea hist6rica de los hom-
bres (Ibidem, 5, 15, 51, 81).
La evangelizaci6n implica una percepci6n clara
de la «trascendencia » del misterio de Cristo: e!
Evan elio no se identifica con los «signos de los
tiempos », sino que es por su misma naturaleza
revelador del «Reino de Dios » anunciado por Je-
sucristo (Ibidem, 6-12, 25-28). Sin embargo, com-
porta a la vez una fina sensibilidad de «e ncarna-
ci6n »: el Evangelio es un mensaje que compro-
mete roda la vida humana y su historia, es muy
sensible a las exigencias de los «signos de los tiem-
pos » (Evangelio, cultura y lenguaje: Ibidem, 1-
9-20, 22, 40, 50).
El acercamiento, el cotejo, la diferenciaci6n y
la relaci6n de la evangelizaci6n con el concepto y
el movimiento hist6rico de la liberaci6n humana,
en que se detiene la Exhortaci6n (mima. 30-38),
aclaran el «papel especifico » y propio del anuncio
del Evangelio, expuesto, sin embargo, con claridad
en los numeros anteriores.
Es notable, en el documento, su concepci6n
amplia y comprensiva de la evangelizaci6n: «Nin-
guna definici6n parcial o fragmentaria refleja la
realidad rica, compleja y dinamica que comporta la-
evangelizaci6n [... ]. Resulta imposible entenderla
si no se procura abarcar simultaneamente todos sus
elementos esenciales (Ev. Nunt. 17). No se limita
a anunciar el Evangelio a quien no lo conoce, sino

3.2 Page 22

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20 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
que comprende «un paso comple jo, con elementos
variados : renovaci6n de la humanidad, testimonio,
anuncio explicito, adhesi6n del coraz6n, ingreso en
la comunidad, recepci6n de los signos e iniciativas
de apostolado [... ]. Hay que ver siempre cada uno
de ellos integrado con los otros » (Ev . N unt . 24 ).
Por eso una programaci6n pastora! acertada es
si~mpre «global » y no « arcial », se preocupa de
«componer», no de «oponer » entre sf los diferen-
tes elementos .
Se comprendera mejor e! a/canee reno11ador de
una concepci6n semejante, si se recuerda que an-
tes se hablaba de «evangelizaci6n » casi solo corno
de una especffica acci6n ipòst6lica en las «tierras
de misi6n ». Ahora bien, poner en el centro una
«evangel izaci611 » asf entènd ida, significa desplazar
sustancialmente el eje de toda la acci6n pastora!
con miras a garantizar la maduraci6n de «creyen-
res » auténticos .
Es facil enumerar algunas de las razones que
han motivado ese cambio de perspectiva: EI desmo-
ronamiento de la situaci6n de «cristiandad », la lle-
gada del pluralismo cultura! y religioso, el vasto
movimiento de secularizaci6n y descristianizaci6n ,
la nueva conciencia de socializaci6n y de los dere-
chos de la persona, etc. Todo esto obliga a repen°
sar, en clave de Evangelio, la praxis pastora! tradi-
cional . Ponerse en esrado de evangelizaci6n signi-
fica, entonces, aceptar el reto de una especie de
«economfa de mercado», donde la fe no es ya un
valor que se da por descontado y todos aceptan,
sino una profecfa de personas y comunidades con_;
vencidas que testimonian en la vida lo que creen
por la fe . Toda la acci6n pastora! recibe, desde esta
perspectiva, una innovadora dimensi6n de evange-
lizaci6n.
Para nosotros en concreto, es muy im ortante

3.3 Page 23

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1. CARTA DEL RE CTOR MAYOR 21
--el llamamiento hecho a los eligiosos, no solo en
cuanto a su peculiar testimonio tejido de «pobreza
y desprendimiento, de pureza y transparencia, de
abandono en la obediencia» (Ev. Nunt. 69), sino
también porque su apostolado emi «marcado por
una originalidad y una imaginaci6n que suscitan ad-
miraci6n . Son generosos: se los encuentra frecuen-
t~mente en la vanguardia de la misi6n » (Ibidem).
En la obra de la evangelizaci6n, pues, estamos
invitados a acudir a la vanguardia de la misi6n
corno una auténtica originalid ad carismatica de vida
y de acci6n, es decir, a recuperar con valentia la
fndole propia de nuestro lnstituto (cfr. Mutuae
Relatio nes 11-12 ), por la que hacemos real, en la
lglesia, el Carisma de Don Bosco.
Exhortaci6n Apost6lica «Catechesi Tradendae »
Este tercer documento, finalm ente, apareoo
casi en la misma clausura de los anos 7O (16 de
octubre de 1979). Tanto en el mensaje final del
Sinodo de 1977, corno e n la misma Exhortaci6n se
reconoce expl icita y solemnemente la iJ!!l!.ortancia
de la catequesis en la vida de la comunidad cristiana y
en la acci6n pastora!:
«Durante los diez anos pr6ximos, la catequesis
sera en rodo el mundo el terreno natural y mas
/ fructifero para la renovaci6n de toda la comunidad
eclesial» (Mensaje, 4).
En estos ul cimos anos del siglo Dios «invita a la
Iglesia a renovar su confianza en la acci6n catequé-
/ tica corno una tarea absolutamente primordial de
su misi6n . Es una invitaci6n a consagrar a la cate-
quesis sus mejores recursos » (Cat. Trad . 15 ).
La catequesis merece la prioridad en el con-
juntodela acci6n ~ ral (Mensaje , 18; cfr. Cat.
Trad . 15 ).

3.4 Page 24

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22 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
Podemos destacar, dentro del impulso dado al
movimiento catequis tico, algunos puntos concre-
tos:
la rati/icaci6n de las lineas princijJ'ales de la
renovaci6n lanzada por el Concilio, mirando
con optimismo los pasos dados, aunque de-
ban evitarse algunos defectos, para cuya co-
rrecci6n e! Sinodo dio orientaciones prove-
nientes de la experiencia comun y de la
reflexi6n episcopal;
la consideraci6n de la «complejidad» del hecho
catequético, que no se reduce a ensenanza,
sino que comprende a la vez «palabra»,
«memoria» y «testimonio » (Mensaje,
8-10), y une en si ind iso.lublemente:
«e! conocimiento de la Palabra de Dios »,
«la celebraci6n de la fe en ios sacramen-
tos », y
«la confesi6n de la fe en la vida diaria»
(Ibidem, 11 ).
la indicaci6n del valor ejemplar del «catecurne-
nado » corno procedimiento basico muy im-
portante en la siruaci6n actual.
El texto de la Exhortaci6n de Juan Pablo II
debe ser leido en e! contexto mas amplio del tra-
bajo sinodal y de rodo e! movimiento de desarrollo
de la evangelizaci6n y de la catequesis, intensifi-
cado con la aparici6n del «Directorio Generai de
Catequesis Pastora! », cuyo valor ratifica (cfr. Cat.
Trad . 18). EJEapa se propone dar nuevo vigor a las
iniciativas de la catequesis, estimulando «la creati-
vidad -con la vigilancia debida- [... l para difun-
d ir en la com~ nidadc ristiana la alegria de llevar al
mundo el misterio de Cristo » (Cat. Trad., 4) .
Aspecto relevante es el p_11es to centrai dado a la
PJ rsona 2 al rnisterio de Cristo (cfr. Ibidem, cap . I ).
Sujero y objeto principal de la catequesis, Cristo es

3.5 Page 25

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 23
la «verdad» que se transmite, el «camino » por
donde se avanza, la «vida» de que se participa, el
«unico Maestro » que nos guia. Este tema de la
centralidad de Cristo, en la «autocomprensi6n» del
hombre y en el proceso para su salvaci6n, lleva a
conclusiones que comprometen del rodo a los
· evangelizadores, pidiéndoles una actitud coherente
de disdpulos fieles.
Resal ta igualmente la presencaci6n de una con-
cepci6n amplia de cacequesis (cfr. Ibidem, 25 ). Su
idencidad comporta una verdadera nacuraleza espe-
dfica, d iscinca de la evangelizaci6n inicial, si bien la
cacequesis es, globalmente, una «etapa de la evan-
gelizaci6n», un momento particularmence impor-
tante de todo el proceso de crecimienco en la fe. Es
«ensefianza », «educaci6n para la fe» e «iniciaci6n en
la vida cristiana »: «hace madurar la fe" inicial y
educa al verdadero disdpulo de Crist0 » (Cfr. 16.
19), desarrollando el primer anuncio. En su as-
pecto de ensefianza es un ahondamiento doccrinal,
ordenaci6n de sus elementos, visi6n mas armonica
y sistematica (cfr . 16., 21, 22, 35), aunque acompa-
fiada siempre de aspectos de descubrimiento y de
iniciaci6n (cfr. 16. , 18, 22, 33, 37 , 72). El Papa la
describe, con mucho acierto, de diversos modos
(cfr. ·16. 18, 19, 22, 25, 26, 47 , 72).
Esca Exhortaci6n sobre la cacequesis conscicuye
cambién, segun el espfricu del poncificado de Juan
Pablo II , una llamada a la prudencia, a la objecivi-
dad eclesial y a la seriedad profécica en la labor
cacequiscica, sobre todo con su insistencia en la
integridad de los contenidos.
Sintonia de la Congregaci6n
Los Salesianos no se han mancenido al margen
en esce movimiento de la lglesia. Nuesrro com-

3.6 Page 26

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24 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
promiso esta cuajado de hechos verdaderamente
notables : esfuerzo por la «c ualificaci6n » del perso-
na!, inclusi6n de la catequética y disciplinas comple-
mentarias en los programas de formaci6n, preocu-
paci6n por mul tiplicar catequistas laicos, fundaci6n
de centros catequisticos corno estructuras de ani-
maci6n o corno centros de producci6n y difusi6n
de materia! y subsidios, esfuerzo por comprender y
programar contenidos y métodos en los diversos
ambientes -aunque no siempre con los mismos
resultados-, servicios especializados a zonas y
di6cesis (cfr. Don Luis Ricceri: «Relazione sullo
Istato della Congregazione», 31 octubre 1977).
N uestros d iversos Centros ya existentes de es-
rud io, de formaci6n~ e aplicaci6n y programaci6n
y de difusi6n se han dedicado con competencia a
mul tiples y cualificadas iniciativas al respecto .
Durante el decenio ultimo se ha llevado a cabo
tambié n un no facil trabajo de revisi6n a fondo de
nuestra Universidad Pontificia. Se ha pretendido
mejorar en ella la convergencia de las investigacio-
nes y de la docencia de las diversas Facultades en
un centro de interés comun y global constituido
precisamente por la Pastora! Juvenil y por la Cate-
quética. Finalmente, tantos afanes y preocupacio-
nes han desembocado en un pian de «refunda-
ci6n », que esperamos sea eficaz (cfr. en este
mismo numero de las Actas : Carta dei Rector Ma-
yor al Rector Magnifico, «U niversidad Pontificia
Salesiana, reestructuraci6n », en la secci6n «docu-
mentos »).
A nivei de reflexi6n y de orientaci6n genera!,
e n la década de los afios setenta, la Congregaci6n
ha plasmado su experiencia y sus opciones en ..29s
documentos sancionados, respectivamente, por los
capitulos generales 20 y 21.

3.7 Page 27

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 25
~ Evangelizaci6n y Catequesis»
Es e! documento tercero del Ca.Qitulo Generai
~special. Observemos que e! «tema» no estaba
previsto por ninguno de los numerosos esquemas
precapitulares. Solo fue pedido y aceptado en las
jornadas iniciales del Capitulo. Abre la serie de los
texcos sobre nuestra accion pastora! (documentos
4, 5, 6, 7), y da su cono fondamenta!: ç,o nsidera «la
catequesis juvenil corno la _primera actividad del
aposto!ado salesiano». Por elio pide que se repiensen
y organicen « todas las obras en funci6n prevalente de la
/ormaci6n del hombre para la /e» (Cfr. CG 19, citado
en e! CGE, n. 0 279) .
Nacido en e! contexco de una reflexion global
sobre nuestra vida y sobre nuestra mision, hecha a
la luz de los requerimientos conciliares, elaborado
bajo la inspiracion inmediata del «Directorio Ge-
nerai de Pastora! Catequética», nuestro documento
asume totalmente sus perspectivas y programas.
Tal opcion de fondo la expresa la siguiente afirma-
i cion : «El documento tiene presente la ''opcion
antropologica" de codas sus partes y relaciona
constantemente (entre ellos) al hombre concreto, a
la Palabra de Dios y a la _comunidad ».
«Esco permite subrayaf la prioridad de la Pala-
bra de Dios corno criterio primordial de renova-
cion y afirmar que todo e! proceso que se desarro-
lla pasroralmente del hombre bacia Cristo se ins-
pira, desde e! principio, en Cristo » (CGE, num .
274, 2).
A la luz de esta «opcion » hay que ver el én/asis
" educativo". El documento destaca, efectivamente,
«e! contexco educativo en e! cual se ha desarro-
llado siempre la catequesis en nuestra Congrega-
cion » (CGE, num . 2 74, 4 ). «Catequizar es mas ue
pr~d icar o enseiì.ar rei igion o dar catecismo; es una

3.8 Page 28

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26 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
?Cci6n educativa completa para ayudar al bautizado
a organizar globalmente los valores de su persona-
lid ad con perspectiva evangélica» (CGE, niim .
307).
En torno a estos «puntos » (LA PALABRA DE
DIOS , EL HOMBRE, LA MEDIACION COMUNITARIA)
se concentran referencias y alusiones, y de ellos
proceden otros desarrollos , que no es posible ex-
poner con detalle en los estrechos li:mites de esta
carta: escuchar la PALABRA (CGE, nums . 282 -288),
anunciar la Palabra desde dentro del HOMBRE
(CGE, nums . 289-292 ), tes timoniar la Palabra
(CGE, nums. 293-296), c·atequizar a través de au-
ténticas COMUNIDADES (CGE, nums . 318-321),
evangelizar «e n dialogo» con un mundo pluralista
(CGE, nums . 297-300).
Se concibe a toda la Inspectoria como una .55.E!.!!!J!rJÌ-
dad a servicio » de la evangelizaci6n: Es deber suyo
«r novar e! impulso apost6lico de las comunidades
y de los hermanos, asu_mir la (esponsabilidad en la
formaci6n del persona], reajustar las obras para una
me jor eva ngelizac i6 n, programar a nivei inspecto-
ral la acc i6 n catequistica» (CGE, num. 33 7).
Los aspectos de un a ed ucaci6n integrai para la
fe, segun la praxis salesiana, implican: encaminar
hacia la persona de J es ucristo (Const. , 21), favore-
cer la maduraci6n de un a perso nalidad cristiana y
de un a me ntalidad de fe (Co nst. 22), iniciar en la
vida liturg ico-sacrame ntai (Const. , 23) y llevar ha-
eia e! compromiso (CGE , 3 15 ). ·
Sintesis de co nre nid os y de mé todos, plantea-
mie nto ed ucativo, opci6 n por la orientaci6 n pasto-
ra] es cuanto e! Capitulo G e nerai Especial 20 nos
brindo al comie nzo de los aiios setenra, y nos
sigue ofrecie ndo, si somos capaces de no olvidarlo
y de co mpre nd er sus es timulos .

3.9 Page 29

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t
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 27
«Los Salesianos , evangelizadores de los j6venes »
Es el primer documento del Capiculo Generai
1 1. Pretende aplicar las sugerencias de la «Evange-
lii Nuntiandi» en e! area juvenil, segun el proyecto
educativo ascoral de Don Bòsco.
Dando por adquiridos ya los planteamientos
doctrinales-pastorales y las ind icaciones metodo-
16gicas basicas elaboradas por el Directorio Gene-
rai de Pastora! Catequética y por el Capiculo Ge-
nerai Especial, el Capitulo Generai 21 concreta
~
algu nas opc io nes y, sobre rodo, inserta organica-
mente la cateqttesis en 11n PROYECTO EDUCATIVO
proponiendo de nuevo e! Sistema Preventivo
corno una sintesis originai de actitud profética, de
criterios pascorales y de mécodos de evangeliza-
ci6n .
La opci611 antropologica se traducira en una exi-
genciade acercamiento constante a la condici6n
j!:!_venil «med iante un analisis suficienremente se-
rio » (CG 21, num. 30), puesto que «la evangeliza-
ci6n pasa también y cada vez con mayor urgencia
por el analisis de las si"tuaciones de vida qu e inci-
den en la personalidad juvenil» (GC 21, num. 20).
(Esca opc i6n antropologica) se expresa cambién
al realizar la evangelizaci6n «de ntro de un pro-
yecto que se propone la promoci6n tocai del hom-
bre, el desarrollo integrai del individuo y de los
grupos (c fr . CG 21, num. 81).
a mediaci6n comunitaria se hace real, segun
indica la «Evangelii Nuntiandi», con el testimonio
evangél ico de una comunidad religiosa animadora,
es decir, abierca y servidora de una comunidad mas
amplia, ed ucativa y pastora!, en un intercambio de
comuni6n y d e parricipaci6n en los ideales, en las
responsabilidades y en los programas .
1/t Palabra se enrarna y se transmite en un

3.10 Page 30

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28 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
eroyecco gue «ni es pura pedagogia ni es solo
catequesis», sino una «rica sfntesis I.. . ] de proce-
sos de promoci6n humana y, a la vez, de anuncio
evangélico y de profundizaci6n en la vida cris-
tiana» (CG 21, num . 80).
El roceso compleco implica, pues, asumir la
vida del muchacho y valorizar los elementos y he-
chos que la componen hasta un nivei de «expe-
riencias educativas » (juego, instrucci6n, distensi6n,
ideales, grupos). Todo elio inspirado, desde su ini-
cio, en la Palabra y en la presencia de Crisco, que
sabiamente se va haciendo mas explicita de una
manera grad ual .
En efecto, es en continuidad con la labor de
maduraci6n y promoci6n de los valores mas espe-
cfficamentè humanos corno se desarrolla la direc-
ci6n propiamente religiosa y cristiana (cfr. CG 21,
num. 91).
En esce inserir la evangelizaci6n dentro de un
proyecco educativo no es secundaria para la cate-
quesis la dimensi6n cultura!. No comprenderia e!
secreco del Sistema Preventivo quien siguiera yux-
taponiendo las «actividades culturales» o recreati-
vas a la catequesis, considerandolas simplemenre
corno un instrume nto de atracci6n mas que corno
un valor objerivo, si bien subordinado, cuya ri-
queza y fuerza educativa ha y que .saber apreciar.
Junco con esca modalidad realista, que com-
porta la inserci6n de la catequesis dentro de un
proyecco integrai de formaci6n compuesco de ex-
periencias, contenidos, relaciones, clima y esrilo, el
Capftulo Generai 21 nos ha ayudado a valorar al-
I gtf nos aspectos importantes en nu es tra a~ idad
evangelizadora y care uistica: la iluminaci6n a tra-
vés de la ensefianza y la doctrina, la vida sacramen-
tai y liturgica, la devoci6n mariana y la orientaci6n
sacramentai .

4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 29
Ahora se crata de que cada Inspeccoria con-
i dense rodo en un proyecco educativo integrai que
sea, en la _practica, e! camino por donde se mueva
nues·cra conversi6n posconciliar.
Perspectivas, compron_,isos, prop6sitos
La rapida presentaci6n de las riquezas pascora-
les que nos han ido regalando los acontecimientos
y las orientaciones de los afios setenta tenia por
objeco ayudarnos a percibir y sintonizar con las
preocupaciones de la Iglesia, y a reconsiderar, a su
luz, las incumbencias de la Congregaci6n.
Ser heraldos nitidos del Evangelio
Nuestra sensibilidad eclesial y una docilidad
practica a los dos Capitulos Generales ul timos exi-
gen que nos pongamos decididamente «en estado de
e11angelizaci6n » . Esco no nos pide tanto anadir al-
guna accividad mas a nuestro crabajo, cuando re-
pfantearlo globalmente en funci6n de un testimonio
convincente y de un anuncio eficaz del Evangelio.
Siguiendo el primer documento del Capiculo
Generai 21, cuya finalidad fue precisamente el po-
ner a la Congregaci6n en tal «escado », veamos
I c6mo mejorar «la comunidad evangelizada» y «I~
comunidad animadora», c6mo relanzar «el pro-
yecto educativo y. pascoraÌ salesiano », corno incre-
m~ntar «la fec~ndidad vocacional de nuescra ac-
ci6n pastora! », y, finalmente, c6mo revisar nues-
1 eros d iversos «ambientes y caminos de evangeliza-
1 ci6n» .
tivamN-1e1n.etse-troh-atr.cai-aba-Cj=or-ie,s-dt-ouc-astiievmo
debe
re
estar
y en
orientado posi-
codas partes,
incluso encre los no cristianos. En efecco, «el sis-

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30 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
tema educativo de Don Bosco -nos dice el Capi-
tulo Generai- se revela genia! en sus intuiciones y
dotado de las mas variadas posibilidades. Aplicado
con ductilidad, de modo graduai y con sincero
respeto hacia los valores humanos y religiosos pre-
sentes en las culturas y religiones de nuestros des-
tinatarios, produce frutos fecundos en el plano
educativo, crea amistades y suscita simpatia en
alumnos y ex alumnos, libera grandes energias de
bien, y, en no pocos casos, coloca los fundamentos
de un camino libre de conversi6n a la fe cristiana
(CG 21, num. 91).
Cada ttno de los hermanos debe considerar que
rodo su trabajo educativo debe encontrar «m ins~
piraci6n y stts motivaciones en el Evangelio. La luz
que lo ilumina y la meta a la que en ultimo término
lleva es Cristo. Dar a conocer a Dios corno Padre,
1ayudar a encontrar su voluntad en cada momento y
colaborar con Cristo Jesus para la venida del Reinot
l es el fin ultimo de coda acci6n educativa salesiana»
(CG 21, niim. 91). Lo que constituye el fin ultimo
de nuestras intenciones debe ser también el primer
elemento energético de nuestra tensi6n pastora!.
En nuestro proyecco educativo, «Cristo es el fon-
damento: El muestra y promueve el sentido de la
existencia y la transforma dando al hombre posibi-
lidad de vivir de un modo divino; es decir, de
pensar, querer y actuar segun el Evangelio, ha-
ciendo de las bienaventuranzas la norma de su
vida» (CG 21, num. 91).
Por otro lado, en el plano religioso y cristiano, la
acci6n salesiana se propone educar una fe coos-
cien te y operante, d~spertar la esperanza Y. e! op-
timismo («servir al Sefior con alegria») y la vida de
racia. Da impulso a la caridad en una expe~ a
integrai de vida alimentada por una catequesis viva
y por una predicaci6n concreta y apropiada. En-

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 31
sena a descubrir y amar a la Iglesia corno signo
eficaz de comuni6n y de servicio a Dios y a los
hermanos, y a ver en e! Papa e! vinculo__sk_ la
unidad y de la caridad en la Ig lesia. Hace vivir la
e~riencia d e- celebraciones liturgicas alegres y
juveniles con intensa participaci6n en la Eucaristia.
Promueve una fuerte devoci6n a la Virgen, Auxilio
lde los Cristianos, Madre de gracia, verdadero mo-
delo de vida de fe (lograda) y de pureza serena y
victoriosa. Educa y suscita una vida de oraciòn
auténtica, con particular cuidado de utilizar las
formas mas accesibles y cercanas a la piedad iuve-
nil y popular (CG 21 , num.92) .
:!. I
Trabajar con empeno en e/ area cultura/
Para anunciar a Cristo a los iovenes es preciso
sentirse llamados a participar activamente en la
gestaci6n de una cultura nueva, ademas conocer
concretamente la condici6n juvenil de las diversas
cttltui=a- s donde se trabaja. _A nosocros nos urge
comprender y poner en practica e! aserto capitular
de «evangelizar educando y educar evangel i-
zando».
Es un tema que ya os he recordado en diversas
ocasiones (ACS num . 290 --agosto 19 78--,
pags. 40-41 ; ACS num. 292 -abril-junio 1979-,
pags. 6-8): nuestra misi6n juvenil y popular se si-
\\) tua en el ambito de una cultura que se esca ges-
tando, y prefiere su sector educativo.
Ahora bien, Ios tres grandes documentos ma-
gisteriales insisten en las relaciones indispensables
que hay entre la evangelizaci6n y catequesis por un
lado, y los valores y modalidades concretos de la
cui tura o cui turas por otro.
Baste aqui releer alguna de sus afirmaciones
mas significativas . El «Directorio Generai de Care-

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32 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
quesis Pastora! » (especialmente Ios nums. 2-9) nos
recuerda que «la fe cristiana requiere desarrollo y
nuevas Jorrnas de expresi6n para arraigar e n todas las
culturas de la historia. Aunque las aspiraciones y
los principios profundos de la naturaleza y condi-
ci6n humanas permanezcan fondamentalmente Ios
mismos, sin embargo, Ios hombres de nuestro
tiem o lantean nuevas westiones sobre e! sentido y
a im ortancia de la vida. Los creyen tes de hoy no son
del todo sernejan tes a fos de épocas pasadas . De ahi
surge la necesidad de afirmar la perennidad de la
\\ fe, y también de proponer de una manera renovada el
mensaje de la salvaci6n » (Dir. Gral. Cat. Past.
num . 2). Asi pues, urgen nuevas vias astorales
para servir de fermento en e! transito cultura!.
La Exhortaci6n Apostolica «Evangelii Nun-
tiandi» (especialmente Ios nums . 19, 20, 40 y 50)
constata e! drama actual de la «ruptura entre Evan-
gelio y cultura (cfr. num. 20), y proclama con cla-
ridad que ·« para la lglesia no se trata solamente de
predicar e! Evangelio en zonas geograficas cada vez
mas vastas o a poblaciones cada vez mas numero-
sas, sino de ajcanzar y transforrnar con fa fuerza del
Evangelio fos criterios de juicio, fos vafores deterrninan-
tes, fos puntos de interés, fa s lineas de pensamiento, fas
/t1entes inspiradoras y fos modefos de vida de fa hurna-
nidad, ue estan en contraste con la Palabra de
Qios y con e! designio de salvaci6n » (num . 19).
Es decir, nos describe explicitamente y con
amplitud en qué debe consistir la capacidad evan-
gelizadora de penetraci6n y fermento dentro de la
-
textura cui turai.
Finalmente, la Exhortaci6n Apostolica de Juan
Pablo II «Catechesi Tradendae », al hablarnos de
«acul turaci6n o incui turaci6n», nos asegura que ese
neologismo «expresa muy bien uno de Ios compo-
nentes del gran misterio de la Encarnaci6n ». En

4.5 Page 35

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 33
efecto, se debe decir «de la catequesis corno de la
evangel izacion en generai [ ... ] que esta llamada a
/levar la uerza del Evangelio al coraz6n de la cultura y
de las culturas [... ]. Por una parte, el Mensaje
;;;-ngélico [... ] siempre se transmite a través de un
dialogo apostolico, que esta inevitablemente in-
serto en un cierto dialogo de culturas; por otra, la
fuerza del Evangelio es en todas partes transfor-
madora y regeneradora [.. . ] . Los auténticos maes-
tros de catequesis sabeo que la catequesis se en-
carna en las diferentes cul ruras y ambientes [... ];
pero no aceptan, en cambio, que la catequesis se
empobrezca por abdicacion o reduccion de su
mensaje, por adaptaciones [... ] que comprometan
e! "buen deposito" de la fe, o por concesiones en
materia de fe o de mora! ; estan convencidos de
que la verdadera catequesis acaba por enriquecer
esas culruras, ayudandolas a superar los puntos de-
ficientes o incluso inhumanos que hay efl ellas y
comunicando a sus valores legitimos la plenitud de
Cristo » ~pum . L?) .
Como se ve, también en esta Exhortacion de
Juan Pablo II hallamos una indicacio n concreta
para superar peligros no imaginarios de poner las
c,ulturas por encima del Evangelio, y un lugar de
referencia para revisar y evaluar las modalidades
practicas de nuestro esfuerzo por entablar un dia-
logo entre la R.evelacion y el Humanismo, asegu-
rando al Evangelio su primada de interpelacion, su
fermento transformador y regenerador, su sintonia
promotora de todo lo que es genuinamente hu-
mano, hasta poder afirmar, con los Padres de la
lglesia, el principio de encarnacion formulado e
el famoso dicho : j «Lo que no esta asumido, no esta
redimido » !
Las tres citas magisteriales se complementan
e ntre si en un «crescendo » de converge ncia lo-

4.6 Page 36

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34 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
grada en dzferentes momentos hist6ricos de reflexi6n: El
Direcrorio lanza la necesidad de proponer el men-
saje evangélico con un modo cultura! nuevo; la
«Evangelii Nuntiandi» insiste en llegar a los cen-
tros neuralgicos y a los puntos vitales de la cultura
emergente; y la «Catechesi Tradendae» confirma
ambos aspecros, muestra ademas cuales deben ser
los elemenros de autenticidad en el dialogo con las
culruras y exorciza sus peligros.
Formar personas competentes
cC6mo responder concretamente a la llamada
de los Pasrores?
Pienso, lo primero, que sera para nosotros una
labor muy util conocer ahondar de forma unitaria
esros tres documenros corno una base que oriente
la renovaci6n de nuestra pasroral. No se deberfa
poder pensar que, en alguna lnspectoria, no estén
influ yendo ya en la acci6n salesiana e informando
la mente de hermanos y colaboradores en e! anun-
cio del Evangelio a los j6venes. Una simple y ra-
pida lectura de cada documento, hecha a distancia
y por separado -y a lo mejor, bajo la influencia de
comentarios parciales no exenros de prejuicios
ideol6gicos-, nos puede llevar a subrayados par-
ciales y desfasados, haciendo mas dificil la conver-
gencia, que se encuentra objetivamente en el des-
arrollo hist6rico del ejercicio del Magisterio que
ellos contienen y que se enriquece fntegra en una
visi6n de conjunro, mas completa e integrai.
Debemos aii.adir, ademas, que el afan y pre-
I ocupaci6n de la lglesia en este campo en modo
alguno se ha terminado ya: no ha hecho mas que
comenzar; es mas, esta siempre comenzando. A
nivei de Conferencias Episcopales y de Iglesias
locales se estan elaborando, por ejemplo, los «di-

4.7 Page 37

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 35
versos cacecismos». Pues bien, debemos tornar con
mucho interés esas iniciativas, con el proposito real
de h._acernos colaboradores valiosos, sobre coda en los
«çacecismos » de nifios, de adolescences y de j6ve-
nes. Las aportaciones de nuestra experiencia y
compecencia deberian influir en la preparaci6n, en
la revisi6n, en la presencaci6n y en la difusi6n de
esos cextos yen las diversas iniciativas de evangeli-
zaci6n y de catequesis para la juvencud de la Iglesia
local .
Si ademas resulta que los «problemas » de la
evangelizaci6n y de la catequesis se abren a nuevos
horizonces, deberiamos sencirnos fuercemente in-
cerpelados por ellos. Los cres documencos magisce-
riales cranslucen, por ejemplo, e! esfuerzo de adapta-
ci6n y de replanteamiento que requieren, especial-
mente hoy, ciertos aspeccos corno el lenguaje, el
coneccar con la condici6n de los destinatarios , la
capacidad del mensaje para incidir vital y clara-
mence, y los puntos escracégicos de la animaci6n
evangélica de las culcuras. Los Salesianos, en codas
las naciones, deberian ser capaces de participar en
la circulaci6n de id eas y proyectos relacionados
con esce asunto. Hay que acoger generosamente la
explicita llamada del Papa sobre la responsabilidad
de los Religiosos, especialmente de los que, corno
nosotros, han nacido «para la educaci6n cristiana
de los nifios y de los j6venes, principalmente los
mas abandonados » (Cat. Trad. num . 65).
Hay que tener en cuenta que, para ella, coda la
posibilidad de nuescra respu es ca queda condicio-
nada por un dato real mu y palpable y exigence: el
compromiso y e! proposito de /()rmar personas verdade-
ramente competentes, en las que coincidan la adhe-
si6n incerior y salesiana al Evangelio yl a capacidad
y pericia para comunicarlo . La formaci6n de her-
manos en esce campo ha de ser, por tanto, un

4.8 Page 38

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36 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
freme que debemos poner en primer lugar, canto a
nivei de la formaci6n basica corno de especializa-
ci6n y de accualizaci6n y formaci6n permanente .
Sigue siendo mas accual y apremiante que
nunca la oriencaci6n operativa del Capfculo Gene-
rai Especial: « Por vocaci6n y por misi6n, todo Sale-
siano es siempre yen todas partes un evangelizador, un
catequista. Por eso debe enconcrar, en los perfodos
de su formaci6n, especialiscas en cacequesis que le
ayuden a realizar una fusi6n encre enseiianza reli-
giosa (o ceol6gica) y enseiianza profana, enrre ex-
periencia de vida comunitaria y acci6n pastora! di-
recca. Dueiio ya de esce aree, p6ngase e! Salesiano
duran te coda su vida, con entusiasmo y conscancia,
al servicio de la comunidad para esce prioritario
«deber » de evange lizar y cacequizar » (C GE,
num. 34 1).
Don Bosco nos interpela
Tengamos por _seguro, queridos hermanos, que,
poniéndonos en esca Ifnea de crabajo, nosocros
proseguimos la misi6n de Don Bosco y accualiza-
mos sus «opciones ». Os quiero recordar solo algun
rasgo suyo, con la esperanza de que a cravés de
ellos logremos posesionarnos de algunas intuicio-
nes de aquella originalidad suya que sera hoy nues-
cra mejor «aporcaci6n » a una lglesia evangeliza-
dora.
E cosa parente que su proyecco educativo ara
la salvaci6n de los j6venes es «cacequfscico» en su
e encia y en su excensi6n. Igual que deseaba la
«R ei igi6n » corno fuerza elevadora para la salvaci6n
de la sociedad, lo mismo pensaba que el Cacecismo
«en los oracorios fescivos es la unica cabla de salva-
ci6n para tanta pobre juvencud en medio de la
corrupci6n generai» (Mem. Biogr., 14, 541).

4.9 Page 39

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 37
A esca misma idea obedeci6 el comienzo y
desarrollo de su obra. Nos lo recuerda él mismo :
« Esta Sociedad, en sus comienzos, era un simple cate-
cismo » (MB 9, 61). Y esa misma raz6n inicial es
también la primera en las mismas Constituciones,
donde Don Bosco describe el proyecto de vida y
de actuaci6n de los Salesianos . En su redacci6n
mas antigua decfa el texto: «El primer ejercicio de
caridad sera recoger j6venes pobres y abandonados
para instruirlos en la santa religi6n cat6lica, parti-
cularmente durante los dfas festivos » (V. Archivo
Centrai Salesiano 022, fase. 1.0 , pag. 5: capftulo
«Finalidad de esta Congregaci6n », art. 3).
A la luz de esta finalidad concreta y global se
comprende por qué consideraba un «vicio en la
misma rafz » estudiar mucho para uno mismo o
para el prestigio de la ciencia, pero con abandono
de los oratorios festivos y de los catecismos a los
muchachos ... (cfr. MB 17, 38 7).
El placer de comunicar la Palabra de Dios habia
sido un «don suyo » personal manifestado desde la
niiiez , su «momento de reposo y recreo» durante
sus estudios de filosofia (MB 1, 381), la «gracia»
pedida en la ordenaci6n sacerdotal, la consigna del
primer sueiio ponte... inmediaramente a instruir-
los ») y el «tema programatico » de su encuentro
con Bartolomé Garelli: «Si te diera catecismo
aparte, iVendrias a escucharlo? [... ] i Cuando quie-
res que comencemos nuestro catecismo? » (Memo-
rias del Oratorio, 126).
Junto a este primer dato fundamental, es decir,
la importancia del anuncio del Evangelio en su
labor educativa y pastoral, es interesante resalcar
l~ tre~ grandes med iaciones utilizadas corno ve-
hfculo y ambiente para su trabajo de evangelizaci6n
t) y catequesis : la «educaci6n » y las diversas iniciativas
cul rurales con que convocaba, reunfa y promovfa a

4.10 Page 40

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38 ACTAS DEL CONSEJO SUPER/OR
!} Ios j6venes; fas « ubficaciones » de divul~ci6n con
que llegaba a la clase obrera y animaba religiosa-
< mente la cultura del pueblo ; l s «centros » o lugares
dt piedad popufar, cuyo ejemplo mas eloc~e
puede ser el templo de Marfa Auxiliadora: en ellos
el culto, las celebraciones, la decoraci6n y las ini-
ciativas debfan llevar a la instrucci6n y a la practica
del Evangelio.
Estas mediaciones juveniles y populares para sus
destinatarios suscitaron también un «estifo catequis-
tico ». Se percibe en sus escritos personales yen los
«momentos » mas caracteristicos que nos han
transmitido los cronistas. «Estilo » ue consiste,
f ndamentalmente, en una adhesi6n religiosa al os
contenidos de Ja fe propuestos por la lglesia, en
una acomodaci6n al lenguaje usual y comprensible
-a la medida-, sobre rodo, del muchacho y del
pueblo. De ahi su preferencia por los aspectos
hist6ricos (Historia Sagrada, Historia de la Iglesia,
Historia de los Padres, Historia de Italia.. ..) y por
el género narrativo, anecd6tico y didactico, con la
consiguiente concentraci6n en lo necesario y la
simplificaci6n de las formulaciones conceptuales;
de ahi el gusto y el arte de lo esencial de las
v~rdades de la fe por encima de modas y de origi-
nalidades especulativas, y el caracter practico, por
el que, a partir del nucleo de la fe , se iluminan las
actitudes y se inspira el comportamiento.
Pero acaso el rasgo mas originai y que hace a
I Don Bosco simpatico a los j6venes en cuanto men-
, sajero del Evangelio, es ef haber sabido insertar su
lecci6n de catecismo en fa trama de las acciones co tidia-
I1
nas (cfr. CGE, num . 275), haciéndola nacer en
clima de alegda y convivencia, ·ran connatura!
el
al
modo de ser de los j6venes.
Queridos hern:ianos, manos a la obra: a estudiar
y aplicar con interés los documentos que gufan la

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5.1 Page 41

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR 39
renovac1on de nuestra pastora!, Tal vez la mejor
manera de concluir estas reflexiones, tan a medida
de nuestra misi6n, sea la de volver a escuchar
juntos lo que dijo a Juanito, en su famoso suefio
de los nueve afios, aquel hombre de edad viri! y
vestido con elegancia: «Deberas ganarte a estos
amigos ruyos, no a palos, sino con la mansedumbre
y con la caridad. Ponte, pues, en seguida a instruir-
los sobre la fealdad del pecado y la hermosura de la
virtud [.. . ].
-cD6nde, con qué medios podré adquirir la
ciencia?
-Yo te daré la Maestra bajo cu ya direcci6n
podras hacerte sabio, y sin la cual roda sabiduria es
necedad » (MB 1,124).
Que Maria Auxiliadora, Madre de la Iglesia,
nos ayude a rodos a crecer en sabiduria y compe-
tencia para evangelizar y catequizar a la juventud.
Con afecto y esperanza,
EGIDIO VIGANO
Rector Mayor
Roma, 24 de febrero de 1980
P.D. Ante la proximidad de la fiesta de Maria
Auxiliadora, os agradeceré prestéis mucha atenci6n
al Pian de animaci6n mariana de la Familia Sale-
f ' < siana, paginas mas adelante, en la secci6n «Docu-
mentos».

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