Actas_1988_324.ACG


Actas_1988_324.ACG

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del consejo generai
ano LXIX - enero-marzo 1988
n.0 324
organo oficial
de animaci6n
y comunicaci6n
para la
congregaci6n salesiana
Direzione Generale
Opere Don Bosco
Roma

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del consejo generai
de la sociedad salesiana
de san juan bosco
ORGANO OFICIAL DE ANIMACION Y COMUNICACION PARA LA CONGREGACION SALESIANA
N.0 324
ano LXIX
enero-marzo 1988
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Pagina
LA EUCARISTIA EN EL ESPIRITU
APOSTOLICO DE SAN JUAN BOSCO 3
2. ORIENTACIONES Y DIRECTRICES (No se dan en este numero)
3. DISPOSICIONES Y NORMAS
Cronica de la casa, acto de fidelidad 51
4. ACTIVIDAD DEL C. GENERAL
4.1 De la cronica del Rector Mayor 57
4.2 De la cronica del Consejo Generai 58
5. DOCUMENTOS Y NOTICIAS
5.1 lntervenciones del Rector Mayor
en el Sinodo episcopal
71
5.2 Seminario de salesianos especia-
listas en pedagog ia
78
5.3 Nuevo inspector
84
5.4 Hermanos difuntos
85

1.4 Page 4

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Centrai Catequistica Salesiana
Alcala, 164 - 28028 Madrid
Edici6n excracomercial
lnstnuto Polnécnico Salesianos-Atocha

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
La Eucaristia
en el espiritu apostolico de Don Bosco
El tema màs vital que mide nuestro espiritu y nuestra acci6n.- Don Bosco y la Eucaristia: misa, comuni6n, adora-
ci6n .- Perspectiva eucaristica del Concilio Vaticano 11.-La obra maestra del Padre: hacer de Cristo el Coraz6n del
mundo• .-la insuperable obra pascual de Cristo.-Permanencia viva de los acontecimientos de la Nueva Alianza.-
Maravillas de la sacramentalidad eclesial.- Adoraci6n y misi6n.-EI quehacer pastora! de generar lglesia.-Algunas
exigencias concretas de la pedagog ia eucaristica de Don Bosco.-Devoci6n a la Santisima Virgen que conduce a
la Eucaristia.
Roma, solemnidad de la Inmaculada
8 de diciembre de 1987
Queridos hermanos:
l . Cf. ComtitucioneJ 23.
Os escribo en la solemnidad de la Inmaculada,
gran aurora del nacimiento de Cristo. Es un dia
extraordinariamente querido a la familia salesia-
na: nos lleva con gratitud a los orfgenes y, a la
vez, nos lanza con audacia a mayores realidades.
Que llegue a cada uno de vosotros mi saludo corno
portador de las esperanzas del Adviento .
Comenzamos un nuevo afio, dedicado particu-
larmente a la memoria profética de nuestro Fun-
dador. Escuchamos su invitaci6n allenar de inte-
rioridad y de creatividad apostolica la renovaci6n
de la profesi6n salesiana el pr6ximo 14 de mayo:
una de las opciones mas elevadas, que confirma el
misterio de nuestra Alianza con Dios mediante
una expresi6n mas Intima y plena I.

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 324
4
El tema vital que mide nuestro espiritu
y nuestra acci6n
Tengo mucho interés en meditar con vosotros ,
de cara a este ano de gracia, sobre un aspecto que
considero centrai en la personalidad de Don Bosco
y en el patrimonio apostolico que nos lego corno
herencia: el lugar que debe ocupar la Eucaristia en
nuestro espiritu y en nuestra accion.
De este punto os hablé , inicialmente , en mi
circular sobre el proyecto educativo salesiano, al
considerar el significado del «educar evangelizan-
do » 2 .
Es el tema mas vital que nos mide . En efecto,
la Eucaristia es la fuente de la caridad pastoral sa-
lesiana3, nuestra participacion en el Corazon de
Cristo4 , la vivencia de nuestra union con Dios 5, la
comunion viva de cada uno de nosotros con la
Iglesia6, la confirmacion del peculiar don de
nuestra predileccion por los jovenes7 , la energia
de la bondad, de la amistad , del optimismo, de la
alegda , del diario trabajo y templanza y de la
concrecion creativa de nuestra actitud apostolica8;
es decir , el gran motor del «espiri tu salesiano».
Las Constituciones recuerdan que ·1a celebra-
cion de la Eucaristia «es el acto centrai de cada
dia para toda comunidad salesiana» y que la pre-
sencia del tabernaculo en casa es «motivo para vi-
sitar frecuentemente al Senor [del que] , sacamos
dinamismo y constancia en nuestro trabajo por los
jovenes»9 .
Estamos fntimamente convencidos de cuanto
afirma el Concilio Vaticano II: la liturgia , que
tiene su expresion maxima en la Eucaristia , es «la
cumbre hacia donde tiende la accion de la Iglesia,
y al mismo tiempo , la fuente de donde mana toda
su virtud » 10
2. Cf. ACG num . 290
(julio-diciembre de
1978).
3. Cf. Comrituciones 10.
4. Cf. Comrituàones 11 .
5. Cf. Comrituciones 12.
6. Cf. Comliluciones 13.
7. ConJlituciones l 4.
8. Cf. Comtituciones 15 ,
16, 17, 18 ,1 9 .
9. Comlituciones 88 .
10. Sacro1anc1um conci-
lium 10.

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5
11. Jn 6,56.
12. Jn 6,66.
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Ya los Padres dedan que la liturgia «es simul-
taneamente cumbre de la sabiduria y vértice la re-
ligi6n », «salvaci6n de los fieles y su progreso es-
piritual ».
Las misteriosas palabras de Cristo: «el que
come mi carne y bebe mi sangre , habita en Mi y
Yo en él » 11 , son , en todos los siglos, el verdadero
metro de la fe cristiana. También hoy, igual que
en la primera hora, son demasiados quienes no
comprenden: «Desde entonces, muchos disdpu-
los suyos se echaron atras y no volvieron a ir con
él » i2 .
El obscurecimiento de la centralidad de la Eu-
caristia en el espfritu y en el apostolado salesiano
resultaria, queridos hermanos, un alejamiento de
la tradici6n viva de Don Bosco -injertada en la
perenne de la Iglesia- e indicio muy peligroso de
superficialidad pastora! y pedagogica.
Don Bosco y la.Eucaristia
Una presentacion de la vida de Don Bosco en
clave eucaristica tendria un encanto estimulante.
Aqui vamos a recordar brevemente algunos aspec-
tos, conocidos ya, pero que orientan con seguri-
dad .
El Cristo que domina la existencia de Don Bos-
co es , sobre todo, el Jesus vivo y presente en la
Eucaristia, el «dueiio de casa» -solfa decir-, el
centro de gravedad hacia el que convergia todo , el
«pan de vida», el «Hijo de Maria», madre de
Dios y de la Iglesia. Don Bosco vivi6 de esta pre-
sencia y en esta presencia al alcance de la mano .
A menudo, al hablar de Dios, se referia a la
presencia de Jesus-Eucaristia, verdadero hombre
y verdadero Dios, ba)ado del cielo para salvarnos ,

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 324
6
muerto en cruz por nosotros, y siempre vivo en el
altar y en los taberrniculos. Nada hay mas accesi-
ble y, a la vez, mas exaltante . Tener a Jesus en
casa queria decir poder ir a estar con él cuando se
quisiera, participar en su Pascua, hablarle de co-
raz6n a coraz6n, recibirlo en la comuni6n, dejarse
transformar por su Espiri tu para la misi6n 13
La vida de nuestro querido Padre, ya desde los
afi.os de su nifi.ez, y la historia del primer oratorio,
son un verdadero himno a la Eucaristia. Los senti-
mientos de que se sentian invadidos sus mejores
j6venes los pueden hacer intuir las siguientes en-
cendidas frases de Domingo Savio : «Cuando paso
cerca de él Uesus en la Eucaristia] , no s6lo me ti-
rada al barro para honrarlo, sino que me arrojaria
a un homo , porque asi me haria participe del fue-
go de caridad que lo impulso a instituir este gran
Sacramento» 14.
Detras de este muchacho santo estaba Don Bos,.
co , su guia espiritual, que le transmitia su fervor
eucaristico. «Frecuentemente --escribe Juan
Bautista Lemoyne- cuando en la predicaci6n
describia el inmenso amor de Jesus a los hombres ,
lloraba y hada llorar de emoci6n a los demas .
Hasta durante el recreo, cuando hablaba de la
Santisima Eucarisda, se inflamaba de santo ardor
su rostro , y muchas veces <leda a los muchachos:
«Queridos muchachos, cqueremos vivir alegres y
contentos ? Amemos de todo coraz6n a Jesus Sa-
cramentado . Al oirlo, los corazones se sentian pe-
netrados de la verdad de la presencia real de Jesu-
cristo. Imposible describir su alegria, cuando lo-
gr6 ver en la iglesia todos los dias cierto numero
de chicos que comulgaban por turno » 15
Recordamos algunas de las afìrmaciones mas
signifìcativas de Don Bosco acerca de los tres
grandes aspectos de la Eucaristia: celebraci6n de
13. Cf. , por ejemplo,
JUAN BOSCO, Il
Giovane prOVtJtduto,
T urin 1863, pag.
129.
I4. Opere e Scritti editi e
inediti rk Don Bosco,
introducci6n y co-
mentarios de Al -
berto Caviglia, Tu-
rio , SEI, 19 19-
1965 . Cita: CAVI-
GLIA , v. IV. Sa-
vio, cap. XIV , pag.
37.
15. Memorias Biografì-
cas, IV , 4 57-458 .

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7
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
la misa, comuni6n sacramentai y adoraci6n de las
especies consagradas.
16. JUAN BOSCO, Il
cauoliro iitruito nella
111a religione, Let-
ture cattoliche I ,
( 185 3- 185 4) 9,
pag . 191.
17. JUAN BOSCO , Il
Giqvane pr1W1Jed11to,
Turin , 1847, pag .
85; in «Opere edi-
te. .. V. II, pag .
265 .
18 . E. CERIA, Don
Bosco con Dio, Co-
lle Don Bosco (As-
ti) 1947, pags. 97-
98; cf. M/3 I, 520.
19 . Memorias Biogrtifi-
cas, IV, 4 54 ; cf.
MB XIII, 897.
20 . Cf. Memorias Bio-
grtificas XVII, 558-
559.
La misa. «El sacrificio de la misa --escribe
Don Bosco-- es la gloria, la vida, el coraz6n del
cristianismo» 16• «Igual que no es posible imagi-
nar cosa mas santa y preciosa que el cuerpo, la
sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo, asi
quiero que estéis persuadidos de que, cuando vais
a la santa misa -dice a los muchachos-, reali-
zais la acci6n mas grande y santa, la que da mas
gloria a Dios y la mas aprovechosa a vuestra alma.
Jesucristo viene personalmente a aplicar a cada
uno en particular los méritos de la sangre adorabi-
lisima que por nosotros derram6 en la cruz del
Calvario » 17 .
Y, mas elocuente que las palabras, es su ejem-
plo. Escribe Eugenio Ceria: «Celebraba bien com-
puesto, concentrado, devoto, exacto; pronunciaba
las palabras con claridad y unci6n; era evidente
que le gustaba distribuir las sagradas especies, y
no podia ocultar el fervor de su espiritu. Sin em-
bargo, no habia nada de afectado o que llamara la
atenci6n; ni lento ni precipitado, procedia de
principio a fin con calma y naturalidad ... Asi lo
vieron en el altar los salesianos de la primera ~e-
neraci6n; asi lo vimos los ultimos en llegar» 1
Su uni6n con Cristo en la celebraci6n de la Eu-
caristia alcanzaba cimas sublimes: «De cuando en
cuando su rostro se inundaba de lagrimas .. . Su-
cedi6 incluso que, después de la elevaci6n, apare-
ci6 tan arrobado , que daba la impresi6n de que
veia a Jesucristo con los ojos del cuer~o» 19 . Esto
era mas frecuente en los ultimos aiios O• Su cele-
braci6n era en verdad la de uno que cree; no pocos
acudian desde lejos -para asistir a ella, y los coope-
radores y bienhechores que renian el privilegio de

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 324
8
la capilla en casa se lo disputaban.
Su gran preocupaci6n pedagogica era ayudar a
los j6venes a captar la realidad sacramentai de 0 la
misa: «Comprended bien, hijos mfos, que, cuan-
do asisds a la santa misa, es lo mismo que si vie-
rais al divino Salvador salir de Jerusalén con la
cruz a cuestas camino del Calvario, donde al lle-
gar es . . . crucificado y derrama hasta la ultima
gota de su sangre. Este mismo sacrificio, aunque
de modo incruento, lo ~enueva el sacerdote cuan-
do ,ceh;bra la santa misa»21 . ,
La misa era el gran çentro de las fiestas celebra-
das con los j6venes: se solemnizaban con clero,
musica y canto. Desde diversas partes de la ciudad
se bajaba a Valdocco, a fin de participar en tan ju-
bilosa celebraci6n eucaristica.
21. JUAN BOSCO, Il
Giovane P,-Olltltduto,
Turin 1847 , pags .
84-85; o. c. , pags.
264-265 .
La .comuni6n. El aspecto de banquete sacra-
mentai es otro punto focal del espiritu y de la ac-
ci6n de Don Bosco. Defini6 la comuni6n eucaris-
tica corno «quicio de la buena marcha de la
l casa»22 , «~ilar en que se apoya el mundo moral
materiai » 3, (<la mejor defensa de la juventud »2 ,
«base de las vocaciones »25 .
Tales expresiones son significativas; pero no
contienen todo el pensamiento de Don Bosco, que
en la comuni6n vive en primera persona el en-
cuentro mas intimo con Jesucristo, que le incor-
pora a si mismo y le hace ap6stol mediante el po-
der de su Espiritu.
De ello podemos escuchar un eco lejano en las
palabras con que termina la conferencia pronun-
ciada en la Arcadia (Roma) el ano 1876: «Concé-
denos, Sefior -reza la santa Iglesia- que, al par-
ti_cipar de los méritos del cuerpo y de la sangre sa-
crificados en la cruz, merezcamos ser cont:ados en
el numero de sus miembros ... Como miembros
22 . MemoriaJ Biografi-
CaJ VII , 795.
23. Epistolario di
S. G. Bosco, E.
CERIA , SEI , Tu-
rin, 1955 . v. I,
pag. 299.
24. Cf. Memorias Bio-
graficaJ VI , 145 .
25. MemoriaJ Biografi-
caJ XIV , 44 .

2 Pages 11-20

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2.1 Page 11

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9
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
26. Memoria1 Biografi-
cai XII , 64 1.
27. Me111oria1 Biografi-
CaJ XII , 29.
28. Ed. CAVJGUA , V .
IV , · Savio, cap .
XIV , pag. 35.
del sacratfsimo cuerpo de Jesus, debemos mante-
nernos estrechamente unidos a él, no en abscrac-
to, sino en concreto: con la fe y las obras » 26 .
No hay dicha mayor en la tierra -deda a los
muchachos- que la que da una comunion bien
hecha: «iQué felicidad poder recibir en nuestro
corazon al divino Redentor, al Dios que debe dar-
nos la fortaleza y constancia necesarias en todo
momento de nuestra vida! »27 .
En las biografias de Luis Comollo, Domingo
Savio, Miguel Magone y Francisco Besucco apare-
cen, entre ocras cosas, encendidas alusiones a la
misa, a la comunion, al viatico, que cambia el te-
mor de la muerce en un abrazo aJesus. «Si quiero
algo grande -deda Domingo Savio-, voy a re-
cibir la Hostia santa, en la que se halla "corpus
quod pro nobis traditum est", o sea, el mismo
cuerpo, sangre, alma y divinidad que ofrecio Je-
sucrisco a su eterno Padre por nosotros en la cruz.
iQué me falt~ para ser feliz? Nada en este mundo;
solo me queda poder gozar cara a cara en el cielo
de quien ahora miro y adoro en el altar con los
ojos de la fe »28 .
En la escuela de Don Bosco, promotor de la co-
munion fremente, credan realmente jovenes de fe
limpida y fuerce que, mediante la Eucaristia, es-
calaban las cumbres de la santidad.
Puede ser significativo, al respecto, que inclu-
yera en «Il giovane provveduto » la craduccion de
un texto conciliar de Trento , hasca enconces cita-
do unicamente al sencido, pero que enunciado fn-
tegramente adquiria mayor fuerza: «Seda muy de
desear que todo fiel cristiano se mantuviera en tal
estado de conciencia, que pudiera hacer la santa
comunion siempre que participa en la santa misa;
y no solo mediante la comunion espiritual, sino
con la sacramenta!, para que sea mas copioso el

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
10
fruto sacado de este sacramento »29 .
Figura también entre los mas convencidos e
importantes asertores de que habfa que adelantar
la primera comuni6n a una edaci mas joven: «Tén-
gase lejana corno la peste la opini6n de quien de-
searfa diferir la primera comuni6n hasta una edaci
demasiado avanzada»30.
La adoraci6n. La conciencia de que Cristo
esta realmente en la Hostia consagrada estimula a
una actitud convencida de adoraci6n. Es una ca-
racteristica peculiar de la piedad cat6lica del siglo
XIX, sobre todo en Turin , ciudad del Santfsimo
Sacramento. En el oratorio de Valdocco, tal pie-
dad brota del coraz6n eucaristico de Don Bosco,
de la convicci6n que sabe crear, entre los j6venes,
de que Jesus vive en casa con todo su amor infini-
to, para ser el amigo de cada dfa.
Es verdad que las formas de piedad eucaristica
vivida en el oratorio son las que entonces florecian
en la di6cesis y en las parroquias: horas de adora-
ci6n , triduos eucaristicos, bendici6n con el San-
tfsimo, procesiones y, particularmente -por su
valor p·edag6gico--, visitas individuales y colecti-
vas; sin embargo, Don Bosco sabfa motivarlas pe-
dagogicamente con una validez santifìcadora que
todavfa hoy nos interpela a nosotros .
Si Jesus, con su presencia permanente, esta en
el coraz6n de la casa salesiana, no es posible olvi-
darlo. De ahi la importancia de cultivar distintas
expresiones de piedad contemplativa en la vida y
en la acci6n de los suyos . La invitaci6n que hace
Don Bosco, a los mismos j6venes, de ir con fre -
cuencia a visitar a Jesus sacramentado, pedirle
gracias espirituales y materiales, dialogar, con-
templar su Pascua y pasar unos instantes con él, es
de las mas frecuentes: «Recordad -escribe-,
29. JUAN BOSCO, li
Giovane proweduto,
Turfn 1885 , pag .
108 ; en «Opere
edite.. .», v. XXXV;
cf. eone. de Tren-
eo, sesi6n 22 , cap.
6, en DENZIN-
GER - RAHNER
1955 , num . 944;
cf. tambiénJUAN
BOSCO, El 1ùte-
ma preventivo, 2,
VIII (apéndice de
Constituciones de
1984, pag . 242).
30 . JUAN BOSCO, El
1ùtema pm,entiw, 2,
VII (ibidem).

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11
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
3 1. JUAN BOSCO, Il
Giovane provveduto,
Turin 1847, pag .
103 .
32. MemoriaJ Biografi-
caJ IX , 355.
33. 24 de febrero de
1865.
34 . Memoria1 Biografi-
caJ VIII , 49.
muchachos, que Jesus emi en el sandsimo Sacra-
mento con riqueza de gracias, que da a quien se
las pide »31.
Y de nuevo: «Os recomiendo . .. la visita al
Santisimo Sacramento: "Nuestro dulcisimo Seiior
Jesucristo emi alli en persona", exclamaba el cura
de Ars. Vayase a los pies del tabernaculo aunque
solo sea para rezar un padrenuestro, avemaria y
gloria, si no se puede mas. Basta esto para hacer-
nos fuertes »32 .
En unas buenas noch~s ·B insiste con paterna co-
vicci6n: «No hay cosa que mas tema el demonio
que estas dos practicas: la comuni6n bien hecha y
las visitas frecuentes al santisimo Sacramento.
cQueréis que el Seiior os dé muchas gracias? Visi-
tadlo a menudo. cQueréis que os dé pocas? Pues
visitadlo de tarde en tarde». Las visitas -aiiadia-
son un arma omnipotente contra los asaltos del
enemigo: «Queridos mios, la visita es un medio
demasiado necesario para vencer al demonio. Id,
pues, a visitar_a Jesus, y el demonio no os derrota-
ra »34 .
Es indudable que el espiritu y la pedagogia de
Don Bosco clan importancia particular a la amis-
tad de adoraci6n con Cristo presente en la Euca-
ristia. Domingo Savio, Miguel Magone y Francis-
co Besucco supieron aprovecharla. Si no es posible
decido de todos los alumnos del oratorio, no eran
pocos quienes los imitaban.
Ahora bien, a esta dominante eucaristica va uni-
da una praxis educativa cuyo objetivo es la forma-
ci6n completa del joven. En ella las exigencias y
demandas humanas se toman en serio, con toda su
densidad. De las necesidades primordiales y ma-
teriales -alojamiento, comida y ropa- a las in-
telectuales, morales y culturales: de la educaci6n
al trabajo, al estudio y al arte, con miras a una in-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
12
serci6n digna en la sociedad, a la satisfacci6n de
las necesidades ineludibles de la edad juvenil, ta-
les corno el deseo de afirmaci6n persona!, el uso
correcto de la libertad («amplia libertad de saltar ,
correr y chillar a su gusto »), la promoci6n de acti-
vidades de entretenimiento, el teatro, la musica,
etcétera .
Una educaci6n , pues , completa y gozosa, pero
cuyo secreto -corno aparece en los modelos que
él mismo describi6 primorosamente- habla de
corazones de muchachos centrados en la Eucaris-
tfa -misa, comuni6n, y adoraci6n-, es decir ,
en un Jesus vivo y presente, conocido, amado y
visitado corno el amigo mas intimo; muchachos
en los que se transparenta la bondad, el esfuerzo,
la alegrfa, fruto de una vivencia sacramenta! de
Cristo, cuyo benéfico influjo en toda la conducta
· era evidente.
Podemos terminar esta rapida ojeada a la cen-
tralidad de la Eucaristfa en el espfritu y en la ac-
ci6n de Don Bosco, recordando el herofsmo que le
supuso una devoci6n , para él inseparable, de la
Eucaristfa: la del Sagrado Coraz6n concretada
-corno afan supremo-- en la construcci6n del
templo en Roma. Habfa afirmado que «la devo-
ci6n al Sagrado Coraz6n de Jesus incluye todas » y
que la fuente de tal devoci6n se halla precisamen-
te en el Santfsimo Sacramento . «Tened siempre
en vuestra mente --dijo en Parfs- el pensamien-
to del amor de Dios en la santfsima Eucaristia»35 .
Las Constituciones nos aseguran que «Don
Bosco vivi6 y nos transmiti6, por inspiraci6n de
Dios, un estilo or~inal de vida y de acci6n: el es-
pfritu salesiano»3 .
Este espfritu «encuentra su modelo y su fuente
en el coraz6n mismo de Cristo, ap6stol del Pa-
dre »37 .
35. Memoria1 Biofrafi-
ca1 XVI , 195 .
36. ComtitucioneJ 10.
37. ComtitucioneJ 11.

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13
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Pues bien, podemos afiadir que, para Don Bos-
co, esca realidad de vida y participaci6n en los an-
helos redentores del coraz6n de Jesus se centra
concretamente, con intensidad interior, en el
grande e inefable misterio de la Eucaristfa.
Perspectiva eucaristica
del Concilio Vaticano II
38 . Conc. de Trento,
sesi6n 2 1.
39. Conc. de Trento,
sesi6n 22 .
Suele decirse que la mentalidad, el lenguaje y
la catequesis del siglo XIX acerca del misterio eu-
caristico adolecen de visi6n no organica e incluso
reductiva. Sabemos que , por razones hist6ricas, la
crisciandad medieval intensifico el culto hacia la
permanencia de la presencia real en las especies sa-
cramentales . El mismo Concilio de Trento, here-
dero de una situaci6n anterior, trata por separado
la Eucaristia corno sacramento permanente 38 y el
sacrificio de la misa39. Los intérpreces posteriores
acentuaron pastoralmente cierta separaci6n, en la
piedad popular, entre sacrificio de la misa y per-
manencia de la presencia real en las especies con-
sagradas. Los ejercicios piadosos de entonces, sin
olvidar el valor de la misa, se habfan ido orientan-
do, sobre todo, hacia la permanencia del Sacra-
mento, con mulciples expresiones culcurales.
Para nosocros , hoy, el siglo XIX es agua pasa-
da. No obstante, hemos de reconocer que hizo
madurar una santidad concreta en educadores y
alumnos.
En la Iglesia, tras el Vaticano II, hay aucéntico
salto de calidad eclesiol6gica en la doctrina
-fuertemente organica- del miscerio pascual
(cuyo sacramento es la Eucaristia) y en todo el
culto liturgico. Hay nueva profundizaci6n en los

2.6 Page 16

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 324
14
conceptos de Pascua, de nueva Alianza, de sacer-
docio, de presencia real, de cuerpo de Cristo , de
comuni6n y misi6n ; en una palabra, de sacramen-
to, que relanza rodo el culto eucaristico con una
6ptica de liturgia y de piedad profundamente re-
novadas.
De todos modos, hay que decir también que las
directrices posconciliares40 permiten recuperar,
renovandolos, no pocos valores devocionales del
pasado, por mas que estuvieran ligados a una vi-
si6n imperfecta.
Pero aqui surge un desafio serio: a una visi6n
eucaristica mas rica y organica, fruto del Vaticano
II, deberian corresponder una praxis espiritual y
una pedagogia pastora! mucho mas intensas y efi-
caces.
En cambio , i a qué se asiste, por los menos en
ciertos ambientes que se las clan de vanguardia y
se exceden en valorar, de forma unilatera!, la im-
portancia de los aspectos culturales humanos, sin
hacer un imprescindible y atento discernimiento
de los valores proféticos testimoniados por San
Juan Bosco acerca de la centralidad absoluta de la
Eucaristia, precisamente para una formaci6n del
hombre auténtica y mas valida?
A veces nos hallamos frente a una actividad pe-
dagogica que se ha empobrecido y carece de den-
sidad genuinamente pastora!; no responde de for-
ma suficiente al esdmulo salesiano del «da mihi
animas ».
El Concilio Vaticano II no vino a suprimir,
sino a robustecer y relanzar con verdad mas autén-
tica, la asombrosa eficacia de la Eucaristia en
nuestro espiritu y en nuestra acci6n .
Hoy estamos llamados a impregnar la praxis le-
gada por Don Bosco con las ideas conciliares del
misterio eucaristico. Debemos conocer y saber
40. Cf., por ejemplo,
Eucharisricum mys-
terium, instrucci6n
de la Congregaci6n
de ritos, 25 de ma-
ya de 1967 .

2.7 Page 17

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15
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
4 1. Presbyrerorum ordi-
nis 5.
llevar a la vida concreta este ensanchamiento de
horizonte.
jC6mo se alegrarfa nuestro Padre y corno tra-
ducirfa a iniciativas pedag6gicas las afirmaciones
del Concilio! «En la santisima Eucarist ia -dice ,
por ejemplo, el decreto Presbyterorum 6rdinis- se
contiene todo el bien espiritual de la Iglesia ... La
Eucaristia aparece corno foente y meta de toda la
predicaci6n evangélica . .. Los fieles, sellados ya
por el sagrado bautismo y la confirmaci6n, por la
recepci6n de la Eucaristia se insertan pienamente
en el cuerpo de Cristo. Por tanto, la sinaxis euca-
ristica es el centro de toda la asamblea de los fieles
. . . La casa de oraci6n --en que se celebra y se
guarda la Eucaristia y se congregan los fieles , yen
que se adora, para auxilio y consuelo de los fieles ,
la presencia del Hijo de Dios , salvador nuestro,
ofrecido por nosotros en el ara del sacrificio--
debe estar nitida , dispuesta para la oraci6n y las .
fonciones sagradas. En ella se invita a los pastores
y fieles a responder con gratitud al don de quien,
por medio de su humanidad, infonde sin cesar la
vida divina en los miembros de su Cuerpo. Procu-
yrene1loasrtpere11.stbu,frtge1r·coossc»u4lIt.ivar debidamente la ciencia
Don Bosco lleg6 a ser el gran pastor juvenil que
conocemos , precisamente por su profonda adhe-
si6n al misterio eucaristico y por su participaci6n
en él. Si cierta mentalidad y lenguaje de su siglo
necesitan actualizaci6n , ello no debe suponer em-
probrecimiento de su papel de Fundador proféti-
co.
En su praxis debemos captar de nuevo los valo-
res formativos de la Eucaristia, sintonizados con
la misma fe que hizo de él, también para nosotros
hoy, modelo insuperable de pastor y educador con
estimulo constante de santas iniciativas. En efec-

2.8 Page 18

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
16
to, la substancia es la misma: Jesucristo con noso-
tros, el acontecimiento pascual puesto a nuestra
disposici6n aquf y ahora, el Dios-con-nosotros
que interviene a diario en la formaci6n del hom-
bre nuevo.
Vale, pues, la pena, queridos hermanos dete-
nerse un poco en tema tan sustancial: deberia ca-
racterizar nuestro ano centenario, por la recupera-
ci6n en profundidad de la «pedagogia de la bon-
dad », que se nos propone en el aguinaldo con que
celebramos la memoria y profeda de Don Bosco.
Las reflexiones que os ofrezco ayudaran a recor-
dar y simetizar las muchas meditaciones hechas
por cada uno a lo largo de su vida salesiana, a per-
cibir mejor y relanzar rodo lo que no es caduco
-la sustancia- en la praxis eucaristica de nues-
tro Padre. Solo asf estaremos en condiciones de
renovar con autenticidad una pastora! y pedago-
gia que , sin la centralidad de la Eucarisda, deja-
rian de ser el valioso patrimonio que hemos here-
dado.
Comenzaremos desde un poco lejos, para estar
seguros de tener una visi6n exacta, y en lo posible
adecuada, de tema tan vital.
La obra maestra del Padre:
«hacer de Cristo el coraz6n del mundo»
Si tuviéramos que buscar en el ,universo la ex-
presi6n mas perfecta del genio y habilidad del
Creador, nos encontrariamos, al principio, muy
perplejos.
Al contemplar la inmensidad del macrocosmo ,
quedamos at6nitos y mudos, dedicados unica-
mente a admirar y dejar correr la fantasia y arro-
llados por un torbellino en movimiento, masque

2.9 Page 19

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17
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
preocupados de juzgar y comparar, corno suele
ocurrir en un museo. Todo supera de forma in-
crefble las medidas de tiempo y espacio con que
imaginamos y pensamos, y nos quita la capacidad
de elegir un astro corno el mejor.
Si luego contemplamos las maravillas del mi-
crocosmo, quedamos todavfa mas aturdidos y
corno incrédulos al descubrir en él una perfecci6n
nuoca sospechada y, ademas, una potencia y vita-
lidad increfbles.
Nos hallamos en verdad freme a una capacidad
superior e inefable de proyectar, que nos hace
concluir,, sin posibilidad de opci6n, que cuanto
produce el Creador supera nuestra inventiva. Y ,
de hecho, las ciencias, en sus adelantos, simple-
mente tratan de aprender, esforzandose por calar
en los secretos y leyes de la creaci6n.
Sin embargo, incluso ante las maravillas del
munda, comprobamos que, en cuanto hombres,
poseemos un don superior: la agudeza del espfri-
tu, que nos conduce mucho mas alla de·las perfec-
ciones de la naturaleza; nuestra inteligencia va
siempre mas alla de las columnas de Hércules,
con un valor que supera la leyenda de Ulises.
Asf , en cuanto hombres, hallamos presente en
la creaci6n el tesoro del amor, que vale mas que el
macrocosmo y el microcosmo, porque transciende
la materia, y se introduce en el misterio fntimo de
la vida del Creador.
Descubrimos ahf, sin excesiva dificultad , que
la verdadera obra maestra de Dios es e/ hombre, hecho
a su imagen, sfntesis viva de las maravillas c6smi-
cas, libre, audaz, capaz de pensar, juzgar, crear y
amar, y, por ello, destinado a ser liturgo de todo
lo creado, voz de alabanza, mediador de gloria, en
dialogo de felicidad con el mismo Creador.
Desgraciadamente, la historia del hombre , e

2.10 Page 20

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
18
incluso el significado del cosmos, quedaron defor-
mados por el pecado. San Pablo afirma que «[la
creaci6n} fue sometida a frustraci6n, no por su vo-
luntad, sino por uno que la someti6 [a ella}; pero
fue con la esperanza de que la creaci6n misma se
veda liberada de la esclavitud de la corrupci6n,
para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de
Dios »42 .
Es precisamente en nuestra historia donde
Dios, al llegar la plenitud de los tiempos, hizo
surgir el hombre nuevo, su obra maestra definiti-
va: Jesucristo.
Es la gran cumbre de toda la creaci6n. «El mis-
terio del hombre solo se esclarece en el misterio
del Verbo encarnado .. . Él, imagen de Dios invi-
sible, es también el hombre perfecto ... unido, en
cierto modo , a todo hombre ... primogénito entre
muchos hermanos »43 .
Durante su vida terrena se sinti6 solidario con
cada uno de los hombres de todos los siglos, desde
el primer Adan -su padre- hasta el ultimo her-
mano engendrado al final de los tiempos. En
cuanto solidario en el bien y en el mal, venci6 el
pecado con el poder del amor mas grande, atesti-
guado con la donaci6n de su vida en el aconteci-
miento supremo de la Pascua. Mediante la perma-
nencia sacramentai de la Pascua en la Eucaristia
va engendrando, unido a su esposa la Iglesia, al
hombre nuevo en la historia, hasta que vuelva vic-
torioso al final de los tiempos . Dios Padre «nos
ocult6 -dice la liturgia- el dfa y la hora , en que
Cristo, senor y juez de la historia , vendra en las
nubes del cielo revestido de poder y esplendor.
Aquel dfa, tremendo y glorioso , pasara el mundo
presente y surgiran nuevos cielos y tierra nue-
va»44 . Es entonces cuando Cristo ofrecera su rei no
al Padre .
42. Rom 8,20-21.
43. G a'fdium et 1pe1 22 .
44. Preracio de Advien-
ro I/A .

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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19
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
45. Ga11di11m e1Ipe14 5.
Con raz6n, pues, afirma el Concilio: Él «es el
fin de la historia humana, punto de convergencia
hacia el que tienden los deseos de la historia y la
civilizaci6n, centro de la humanidad, gozo del co-
raz6n humano y plenitud de sus aspiraciones .. .
El designio amoroso [del Padre es} recapitular en
Cristo todo lo que hay en el cielo y en la tierra.
He aquf que dice el Seiior: Vengo presto, y con-
migo mi recompensa . . . Yo soy el alfa y la ome,Ra'
el primero y el ultimo, el principio y el fin » 5.
Me parece importante, queridos hermanos, ir
siempre a esta sfntesis de fe, para poder compren-
der el inefable valor del misterio eucaristico, y
convencernos de que es imposible prescindir de
Cristo en la promoci6n del hombre y en el desa-
rrollo de una verdadera pedagogia salesiana.
Evidentemente , es obligado asumir cuanto hay
de positivo en los diferentes procesos de los tiem-
pos; pero lo es también , saber discernir su ambi-
valencia y sintonizar las aportaciones posirivas de
su novedad con la inmensa y definitiva novedad
de la Pascua.
La insuperable obra pascual de Cristo
J esucrisro tuvo conciencia de una vocaci6n per-
sonalfsima, que lo llamaba a una misi6n humana-
mente imposible: afrontar radicalmente el mal,
restablecer la alianza de roda la humanidad con
Dios, recuperar el sentido del cosmos , proclamar
la verdad sobre el significado de la vida y de la
historia, indicar la via concreta que hay que se-
guir, proporcionar sobreabundante energia de
propulsi6n para el caminar del hombre por los si-
glos.
Je~ucrisro comprendi6 cada vez con mayor da-

3.2 Page 22

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
20
ridaci que el proyecto del Papre dirigia su voca-
ci6n y misi6n hacia una hora estratégica, que seda
la cumbre de su existencia hist6rica: su hora.
Él, obra maestra de Dios en la creaci6n, debia
realizar la obra mayor de todos los siglos, y alcan-
zar asi la cima mas alta de todas las empresas hu-
manas. Solo él podia hacerlo, pues su «ser Dios »
lanzaba su «ser hombre» mas alla de los Hmites
de lo posible .
Su gran hora hist6rica se llama Pascua. Es una
obra maestra de Cristo-hombre dentro de la obra maes-
tra del Padre. Es tan sublime, que ni el Creador po-
dia elegir otra mas grande, corno se ha dicho muy
acertadamente: «id quo maius fieri nequit »
(= algo que es imposible superar). Es el gesto
mas sublime que el genio omnipotente del amor
creador del Padre podia imaginar corno posible en
la historia humana.
Jesus, nacido de Marfa Virgen por obra del Es-
piritu Santo, es, corno verdadero y solidario des-
cendiente de Adan, sintesis viva de las maravillas
c6smicas; él devuelve al hombre su vocaci6n de li-
turgo de la creaci6n, voz de alabanza y mediador
de gloria, mediante su amor sacrificai, reconocido
en la resurrecci6n.
Esta obra maestra la realiz6 corno uno de noso-
tros, el mejor , fraternamente solidario con todos .
Lo hizo «una vez para siempre »46 . Lo hizo impri-
miéndola permanentemente en su misma existen-
cia humana de resucitado. En efecto , los aconteci-
mientos hist6ricos de la Pascua dieron una consti-
tuci6n definitiva al alma y al cuerpo de Cristo,
perfeccionaron su naturaleza humana individuai
dandole una actitud y unos rasgos que permane-
cen en él para siempre , corno fisonomia vencedo-
ra. Estabilizaron -podrfamos decir- el alma de
Cristo -su coraz6n- en el acro supremo de
46. Hb 9,12-28.

3.3 Page 23

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21
47 . Ap 5,6-12 .
48 . Hb 9,11-12 .
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
oblacion de si mismo en el maximo amor, y ador-
naron su cuerpo fisico con las consecuencias de su
donacion total, visibles en las cicatrices de su in-·
molacion cruenta.
Efectivamente, el hombre Cristo esta ante el
Padre «en pie; se notaba que lo habian degollado
... [Y un coro imponente dice] con gran voz:
"Digno es el Cordero degollado de recibir el po-
der, la riqueza, la sabiduria, la fuerza, el honor,
la gloria y la alabanza" »47 .
Estos acontecimientos pascuales son la realiza-
cion liturgico-sacrifical de la nueva Alianza, ulti-
ma y eterna, que da lugar al hombre nuevo, a los
cielos nuevos y a la tierra nueva.
La penetrante carta a los Hebreos nos asegura
que «Cristo vino corno sumo sacerdote de los bie-
nes definitivos. Su templo es mas grande y mas
perfecto: no hecho por manos de hombre, es de-
cir, no de este mundo creado. No con sangre de
machos cabrios ni de becerros, sino con la propia,
entro en el santuario una vez para siempre, consi-
guiendo la liberacion eterna»48 .
Ante los acontecimientos pascuales y el manda-
to de Cristo de hacer continua «memoria sacra-
mentai» en la celebracion de la Eucaristia, los
Apostoles admiraron y contemplaron la realiza-
cion de la nueva alianza prometida. He ahi el sen-
tido total de su presencia. La Pascua y la Eucaris-
tia significan para ellos, ante todo la grande y ardien-
temente esperada hora de la alianza definitiva.
Esta alianza ponia término a la pérdida de sen-
tido del cosmos y al culto antiguo, por desgracia
insuficiente, e inauguraba otro nuevo, inventado,
proyectado y realizado solo por Cristo, por su
amor y por su solidaridad corno segundo Adan. Es
un culto nuevo, donde sacerdote, victima, tem-
plo, altar, sacrificio y banquete liturgico se con-

3.4 Page 24

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
22
centran en la unica realidad de Cristo.
Asi , es él , Jesucristo, su coraz6n, su amor , su
palabra, su cuerpo, su sangre , su consagraci6n sa-
cerdotal --en la uni6n hipostatica- lo que cons-
tituye el gran tesoro de la nueva y eterna Alianza.
Un solo amor , un solo evangelio , un solo sacerdo-
te , una sola victima , un solo altar, un solo sacrifi-
cio, una sola comuni6n , para siempre: unica meta
valida para la esperanza del hombre y del cosmos.
Tal es la obra maestra del Padre: «hacer de
Cristo el coraz6n del mundo». Él es el hombre
nuevo, él es la verdad , él es la vida y el camino, él
da su carne a corner y su sangre a beber para que
nazca y crezca el hombre nuevo .
Conviene recordar y tener presente, para noso-
tros y para los j6venes , esta suprema y vital obra
hist6rica de Cristo. Objetivamente no es posible
prescindir de ella: seria ignorancia, vaciamiento
de la fe , ingenuidad secularista y superficialidad
imperdonable, olvidar esta realidad a cambio de
una moda transitoria y mundanizante, que reves-
tirfa de caducidad nuestra vocaci6n y misi6n.
Los supremos acontecimientos pascuales de
Cristo, dentro de la obra maestra del Padre en el
ilimitado y maravilloso universo de la creaci6n,
constituyen el punto maximo de grandeza, amor
y belleza de toda la obra ·del Creador.
iQuién podrfa aceptar que no estuviera en el
centro de la vida de los fieles y, en particular, de
la espiritualidad de la pastora! y de la pedagogia
de la familia salesiana de Don Bosco?
Permanencia viva de la nueva Alianza
«La renovaci6n de la alianza del Sefior con los
hombres en la Eucaristia --dice el Vaticano II-

3.5 Page 25

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23
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
49. Sacrosanctum Conci-
lium 10.
enciende y arrastra a los fieles a la apremiante ca-
ridad de Cristo ... De la liturgia, sobre todo de la
Eucaristia, mana hacia nosotros la gracia, corno
de su fuente, y se obciene con maxima eficacia
aquella santificaci6n de los hombres y aquella glo-
rificaci6n de Dios a la que las demas obras de la
Iglesia tienden corno a su fin »49 .
Es una afirmaci6n solemne que debe influir en
rodo nuestro proyecto pascoral y pedagogico, si
no queremos perder el tiempo, siguiendo la cadu-
cidad de turno. ·
La Eucaristia hace presente de modo real, me-
diante acci6n sacramenta!, para nosotros -ahora
y aqui-, las mismas realidades suscanciales de
los acontecimientos pascuales de Cristo, renovan-
do continuamente y cransmitiendo las riquezas
definitivas de la nueva Alianza.
Sobre la presencia real del Cristo pascual ha ha-
bido, entre nosotros, negaciones o intentos de ex-
plicaci6n qué han contribuido a desequilibrar de
hecho, a lo largo de los siglos, la integridad y or-
ganicidad del culto eucaristico, rebajando, a ve-
ces, el ministerio presbiteral, o el aspecto sacrifi-
ca! , o el crecimiento eclesial , o la transformaci6n ,
en liturgia, de la vida y la historia que devuelven
al cosmos su sentido verdadero.
Es urgente recuperar la verdad organica de la
doctrina en la espiritualidad, en la catequesis, en
la pedagogia, en toda la compleja y renovada acci-
vidad pastora!.
Tal es el gran tesoro de la Iglesia: la Eucaristia
es el « bien comun» lanzado al futuro para toda la
obra de salvaci6n.
« Para realizar obra can grande --dice asimismo
el Concilio--, Cristo esta siempre presente en su
Iglesia: esta presente en el sacrificio de la misa, sea

3.6 Page 26

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ACTA$ DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
24
en la persona del ministro .. . sea, sobre todo , bajo
las especies eucaristicas ... Esta presente en su pala-
bra ... Esta presente cuando la Iglesia suplica o can-
ta salmos . . . Cristo asocia siempre consigo a su
amadisima esposa la Iglesia ... En consecuencia,
(la Eucaristia] , por ser obra de Cristo sacerdote y
de su cuerpo la Iglesia, es la acci6n sagrada por
excelencia, cuya eficacia, con el mismo dtulo yen
el mismo grado, no iguala ninguna otra acci6n de
la Iglesia»50 .
El tema de la presencia viva de la nueva Alianza
entre nosotros es cabalmente uno de los aspectos
centrales del misterio eucaristico que el Concilio
quiso devolver a toda su grandeza y admirable fe-
cundidad.
Pablo VI , en la enciclica Mysteriumfidei--don-
de recuerda la doctrina y el culto eucaristicos 51- ,
por un lado expone motivos de solicitud pastora!
y de inquietud por posibles interpretaciones re-
ductivas sobre la permanencia real del cuerpo y la
sangre de Cristo en las especies consagradas, y,
por otro , insiste en la objetividad de otros modos
de presencia real de Cristo en la celebraci6n de la
fracci6n del· pan: «Sepan todos -afirman- que
los modos con que Cristo esta presente a su Iglesia son
varios» . Y los enumera. «Estas diferentes maneras
de presencia llenan el animo de estupor y ofrecen
a la co ntemplaci6n el misterio de la Iglesia»52 .
Aqui nos interesa considerar las maneras de
presencia que se vinculan directamente a la cele-
braci6n de la Eucaristia. Detengamos nuestra mi-
rada en tres, que aseguran la permanencia viva ,
entre nosotros , de la nueva Alianza.
50 . SacroJanctum Conci-
lium 7.
5 1. 3 de sepciembre de
1965 .
52 . My1teri11m f,dei , en
«Enchiridion Vati-
canum », Edizioni
D ehonia ne Bolo-
n ia , v . 2 1976 ,
pag . 422 .
- La primera se refiere a Cristo «presente en
el sacrificio de la misa . . . en la persona del ministro,
"ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdo-

3.7 Page 27

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25
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
tes el mismo que entonces se ofreci6 en la
53. Sacrosanctum Conci-
lium 7.
cruz" »53 ; quien preside la Eucaristia desempefia ,
pues, una funci6n sacramentai.
54 . Ibidem .
55 . Mysterium /idei, o.
c. , num. 424.
56. SacroJanctum Conci-
lium 7.
- La segunda dice que Cristo «esta presente
bajo las especies eucaristicas» 54 Pablo VI comenta
en la enciclica Mysterium fidei : «Se dice que tal
presencia es real, no por exclusi6n --corno si las
otras no lo fueran-, sino por antonomasia, dado
que es también corpora! y sustancial y, en virtud
de ella, Cristo -hombre-Dios- esta presente
todo entero. Diffcilmente, pues, explicarfa al-
guien tal forma de presencia imaginando un cuer-
po de Cristo glorioso de naturaleza pneumatica
omnipotente, o bien reduciéndola a los lfmites de
simbolismo »55 .
- La tercera afirma que Cristo esta también
presente ((cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el
mismo que prometi6: "Donde estan dos o tres
congregados en mi nombre, allf estoy yo en me-
dio de ellos (Mt 18,20)" »56 . Los presbfteros, al
celebrar; representan también a la Iglesia, que,
unida a Cristo, se dirige al Padre.
Estos modos de presencia real ofrecen una ad-
mirable originalidad mistérica. Es necesario con-
centrar en ellos la reflexi6n, para iluminar mejor
nuestra conciencia eucaristica.
Sabemos que los acontecimientos redentores de
la Pascua se realizaron hist6ricamente una sola vez
para siempre y que , por tanto, la oblaci6n perso-
na! y la inmolaci6n de Cristo son el grande y uni-
co acontecimiento sacrificai de la nueva Alianza.
«Cristo entr6 [en el santuario, no para ofrecer-
seJ a sf mismo muchas veces . .. Si hubiera sido
asf, Cristo tendrfa que haber padecido muchas ve-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
26
ces desde el principio del mundo. De hecho , él se
manifesto una sola vez , en el momento culminan-
te de la historia, para destruir el pecado con el sa-
crificio de si mismo »57.
Para comprender este misterio, hay que partir
del dato de hecho que ve la resurrecci6n de Cristo
corno fondamento indispensable de la liturgia de
su Iglesia.
«He aqui lo principal de rodo el discurso
-afirma también la carta a los Hebreos-: Tene-
mos un sumo sacerdote tal , que esta sentado a la
derecha del trono de la Majest?d en los cielos, y es
ministro del santuario y de la tienda verdadera,
construida por el Seri.or y no por hombres »58 .
jAhi esta ·la inmensa originalidad! El sacrificio
de la nueva Alianza no es simple hecho del pasa-
do, sino que se renueva sacramentalmente ahora y
aqui ; cuando celebramos la Eucaristia, ante el Pa-
dre actua Cristo en persona; él es ahora, con noso-
tros , «mediador de una nueva alianza [entre Dios
y los hombres} »59 .
En la liturgia eucaristica esta activamente com-
prometido Cristo mismo, que hace de su Pascua
una acci6n viva a lo largo de todo el riempo de la
Iglesia .
Es preciso hacer la prueba de cerrar los ojos y
meditar, durante nuestras cdebraciones eucaristi-
cas, para procurar percibir la transcendente dens1-
dad del miste.rio en que participamos .
En el desarrollo de la celebraci6n , una vez con-
sagrados el pan y el vino , interrumpimos incluso
la solemne plegaria al Padre para exclamar llenos
de admiraci6n: «Misterio de la fe : anunciamos tu
muerte , proclamamos tu resurrecci6n; ven , Seri.or
Jesus ».
Son imprescindibles en la celebraci6n de la Eu-
carist ia, silencios vitales. Ciertos momentos de
57. Hb 9,25-26.
58 . Hb 8 , 1-2.
59. Hb 9, 15.

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27
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
recogimiento intimo le son necesarios al creyente.
El misterio requiere también silencio: no corno
pausa, sino corno escucha del Espiritu. Es un es-
pacio de tiempo reservado al éxtasis del amor, a
fin de penetrar personalmente en la envoltura sa-
cramentai.
Donde mas rico es el misterio, mas necesario se
hace el silencio contemplativo.
Se trata de gustar la presencia implicante de
Cristo en la nueva Alianza.
60. Ap 5,6.
61. I Cor 10, 16-1 7.
Maravillas de la sacramentalidad eclesial
Procuremos conocer mejor esca presencia viva
de Cristo en la nueva Alianza.
Veamos sus elementos .
El unico sacerdote, con su acto de oblaci6n inmo-
lativa («cuando iba a ser entregado a su pasi6n,
voluntariamente aceptada»: segunda plegaria ·eu-
caristica) es Cristo, sumo sacerdote que intercede
ante el Padre.
La unica victima inmolada es la carne y sangre de
su cuerpo humano resucitado, que sigue presen-
tandose en el cielo corno «cordero degollado »60 .
El banquete eucaristico es incorporaci6n verdade-
ra, por la mediaci6n sacramentai, al cuerpo de
Cristo, que asi va creciendo misticamente a lo lar-
go de la historia . Dice san Pablo: «El caliz de
nuestra acci6n de gracias, ino nos une a todos en
la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, inO
nos une a todos en el cuerpo de Cristo? El pan es
uno, y asi nosotros , aun siendo muchos, forma-
mos un solo cuerpo, porque comemos todos del
m1· smo pan »61 .
Hay, .verdaderamente, un conjunto de maravi-
llas que descubrir, contenidas y manifestadas

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 324
28
-aunque también ocultas- en la extraordinaria
sacramentalidad de la Iglesia cuando celebra la
Eucaristia. La expresi6n conciliar que hace de la
Iglesia el gran «sacramento de salvaci6n », no se
agota eri mero simbolismo; transciende objetiva-
mente los Hmites del tiempo y del espacio. Solo la
visi6n de fe percibe su realidad pascual.
En efecto, para concluir la plegaria eucaristica
dirigida personalmente al Padre, proclamamos :
«Por Cristo, con él yen él, a ti, Dios Padre omni-
potente, en la unidad del Espiritu Santo, todo ho-
nor y toda gloria por los siglos de los siglos.
Amén».
Todo se realiza con la presencia real de Cristo.
Detengamonos brevemente en estos tres aspec-
tos de la celebraci6n eucaristica, a fin de ahondar
en su densidad de presencia ~eal de Cristo.
- En primer fugar, los presbiteros que presiden
la celebraci6n eucaristica desempefi.an una altfsi-
ma funci6n sacramentai. Hacen presente a Cristo
y renuevan su contenido de oblaci6n inmolativa,
adoraci6n, alabanza, alianza y servicio apost6li-
co62. Ademas, representan a la Iglesia. En nom-
bre de Cristo y en representaci6n de su Iglesia,
hablan al Padre, pues, corno afirma Pablo VI:
«Cristo esta presente en su Iglesia, que rige y go-
bierna al pueblo de Dios, pues la potestad sagrada
derivada de Cristo, y Cristo, pastor de pastores,
asiste a quienes la ejercen, segun la promesa hecha
a los Ap6stoles »63.
Mediante esta funci6n sacramentai, los presbi-
teros unen e insertan la vida diaria de los fieles en
el amor de Cristo. Es el ingreso de cada genera-
ci6n humana en la obra pascual del Sefi.or, corno
sacrificio espiritual en solidaridad con él. Es la
62. Cf. Probyterorum or-
dinù 2.
63. My11erium fidei, o.
c. , num . 422 .

4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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29
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
64. Lumm gentium 10.
65. Lumm gentium 28.
hora sublime de la transformaci6n de la historia
en liturgia. No se trata de un rito alienanre, sino
de la celebraci6n maxima del realismo mas con-
creto del amor humano , en el devenir de la vida
ordinaria y en todas las vicisitudes de la existen-
cia, en favor del significado auténtico del univer-
so.
Dentro de esta representatividad eclesial, hay
un papel sacramentai especialisimo en el ministe-
rio de los presbiteros celebrantes . Cuando hacen
memoria liturgica de los acontecimientos pascua-
les , encarnan directamente a Cristo , le prestan su
voz , gracias a una especial potestad sagrada. Dice
el Concilio: «Confeccionan el sacrificio eucaristi-
co en la persona de Cristo 64 ; obrando en nombre
de Cristo y proclamando su misterio , unen las
oraciones de los fieles al sacrificio 'de su cabeza, y
hacen presente y aplican en el sacrificio de la
misa, hasta la venida del Sefior, el unico sacrificio
del nuevo Testamento »65 .
jQué misterio tan grande!
66. Plegaria eucariJtica
2a.
67. DEN Z INGER -
RAHNER , Enchi-
ridion 1ymbo/orum
1955 , mim . 874 .
- En segundo lugar, debemos considerar que la
actividad ministerial del presbitero esta impreg-
nada del poder del Espiritu Santo para consagrar e/
pan y e/ vino, (( de modo que sean para nosotros cuerpo y
sangre de J esucristo »66 , y para invocar la plenitud
del Espiritu Santo sobre la asamblea.
La inodalidad sacramentai de dicha presencia es
sacrificai. Bajo los signos sacramentales del cuer-
po y la sangre, que fueron separados de hecho en
la inmolaci6n cruenta del Calvario , hace presente
«verdadera, real y sustancialmente»67 el cuerpo
resucitado de Cristo, actualmente ante el Padre
con las cicatrices de victima inmolada y agrada-
ble. La realidad que hay bajo las especies eucaris-
ticas --deda san Ambrosio- «no es loquela na-

4.2 Page 32

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
30
turaleza formo, sino lo que ha consagrado la ben-
dici6n »68 .
jHe ah i, de nuevo , otro aspecto del gran miste-
rio!
68 . My1terium fitki, o.
c., num . 429.
En tercer lugar, la presencia real y sustancial
del cuerpo resucitado pe Cristo lleva consigo un
nuevo y admirable efecto sacramenta! , la asimila-
ci6n a él en el banquete decomuni6n: "' El Espiritu San-
to congrega en la unidad a cuantos participamos del
cuerpo y sangre de Cristo »69 .
Es una visi6n de fe que verdaderamente impre-
siona. El rito sacramenta! de corner y beber lleva
consigo, a semejanza del proceso naty.ral de asimi-
laci6n, nuestra incorporaci6n mistérica a Cristo,
de modo que formamos con él un solo cuerpo en
el devenir de la historia, «pues la participaci6n
del cuerpo y sangre de Cristo [--dice san Le6n
Magno--] hace que pasemos a ser aquello que re-
cibimos »70
Cuando el Concilio habla de la Iglesia «cuerpo
de Cristo », no pretende usar simplemente una fi-
gura o metafora. Lumen gentium distinfue con cla-
ridad entre «imagenes de la Iglesia»7 y la expre-
si6n mas profonda de «Iglesia-cuerpo de Cris-
to »72 Tal expresi6n indica una realidad objetiva y
mistérica que no puede reducirse sin mas al nivel
de metafora; con ella se dice que la Iglesia es de
verdad un organismo visible de vida espiritual
que se hace globalmente, corno asamblea de per-
sonas en comuni6n con Cristo, «sacramento uni-
versal de salvaci6n ».
En el cuerpo mistico «la vida de Cristo se co-
munica a los creyentes, quienes estan unidos a
Cristo paciente y glorioso por los sacramentos, de
modo arcano pero real ... Participando realmente
del cuerpo del Sefior en la fracci6n del pan euca-
69 . Cf. Plegaria eucari1-
tica 2a.
70 . Lumen gentium 26.
71. Lumen gentium 6.
72. Lumen gentium 7.

4.3 Page 33

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31
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
73 . ù mm genrium 1.
74 . Pmbyterorum ordiniJ
5.
cistico , somos elevados a la comuni6n con él y en-
tre nosotros . .. La cabeza de este cuerpo es Cristo
. . . Él es antes que todos y todo subsiste en él .. .
"Por él todo el cuerpo, alimentado y trabado por
los conyunturas y ligamentos , crece en aumento
divino" (Col 2, 19) .. . Y, para que nos renovara-
mos incesantemente en él , nos concedi6 participar
de su Espfritu , quien, al ser unico e idéntico en la
cabeza y en los miembros, de tal modo vivifica
todo el cuerpo, y lo une y mueve, que su funci6n
pudo ser comparada por los santos Padres a la que
ejerce el principio de vida -o alma- en el cuer-
po humano»73 .
Esta descripci6n realista nos sumerge en la in-
superable originalidad de la dimensi6n sacramen-
tai de la nueva Alianza y, a la vez, nos hace tornar
conciencia cada vez mas clara de por qué el Conci-
lio habla de «misterio de la Iglesia».
En la Eucaristia es donde se percibe, con con-
templaci6n mas admirada, la inmensa novedad de
«ser cristiano». Con raz6n hay que tener concien-
cia de que «los sacramentos , asf corno todos los
ministerios edesiasticos y las obras de apostolado,
estan intimamente trabados con la sagrada Euca-
ristia y a ella se ordenan. Y es que en la santisima
Eucaristia se contiene todo el bien espiritual de la
Ig1es1·74 .
Adoracion y mision
Las maravillas de semejante multiple «presen-
cia real » nos impulsan a poner, en el centro de la
vida de fe , una actitud de adoraci6n. Los diferen-
tes aspectos de la celebraci6n eucaristica y la per-
manencia de las especies consagradas invitan a un
culto de contemplaci6n en la fe. Es realmente

4.4 Page 34

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
32
algo excelso, que estimula a un inteligente silen-
cio que adora, a la vez que contempla sus dimen-
siones: de culto, de santificaci6n, de profesi6n de
fe, de testimonio martirial, de servicio apostolico,
de ahondamiento en la verdad, de triunfo del
amor·.
- En la misa debemos contemplar que es el
sacerdote quien hace «ahora y aqui » la verdadera
oblaci6n sacrifical. Como hemos visto, es Cristo
mismo, que lo hace por nosotros y con nosotros , a
fin de incorporar a su ofrecimiento las aportacio-
nes de nuestra vida cotidiana y de nuestra dificil
existencia.
Aqui la meditaci6n tiene que descubrir lo «es-
pecifico cristiano », corno lo vivi6 y revel6 Cristo
en su Pascua. En la Eucaristia no hay peligro de
Ìnterpretaciones ambiguas o distorsionadas. Lo
especifico cristiano no se micie con metro vetero-
testamentario o con impacientes expresiones tem-
poralistas; se presenta en su originalidad plena,
corno donaci6n de si mismo en el amor hecho sa-
crificio: la capacidad de ofrecer con gozo la entre-
ga concreta y generosa del propio amor.
El hombre nuevo, fruto de la Pascua, vive en
plenitud el amor de caridad de la no-violencia, di-
rigiéndose simultaneamente a sus dos polos
-Dios y el hombre- mediante una intrinseca
«gracia de unidad » que brota del Coraz6n de
Cristo, donde el amor del Padre es la causa, el
manantial y la fuerza del amor al pr6jimo, a los
pobres, a los j6venes y a los necesitados .
- En las especies consagradas hay que contem-
plar el modo con que Cristo se nos ofrece en forma
victimal e invita a comprender las riquezas del su-
frimiento en la vida, corno se la hace crecer en el

4.5 Page 35

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33
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
75. Mysterium fìdei, o.
c., num . 438.
76 . Mysterium fìdei , o.
c. , num . 436.
amor mediante la donaci6n de mf mismo en el sa-
crificio. Tal es la raz6n de que Cristo permanezca
siempre, incluso después de la Asc.::ensi6n, corno
verdadero «Dios-con-nosotros, pues dfa y noche
-recuerda Pablo VI- emi con nosotros lleno de
gracia y de verdad; restaura las costumbres, ali-
menta la virtud, consuela a los afligidos, fortalece
a los débiles y estimula a que lo imiten cuantos se
acercan a él »75 .
Por algo el citado gran Papa Pablo VI exhorta-
ba a promover «sin àhorro de palabras y fatigas el
culto eucaristico, hacia el que deben converger .. .
las demas formas de piedad »76 .
Y Juan Pablo II nos ha recordado que ·no se
concibe una comunidad religiosa locai que no se
reuna con fe contemplativa en torno al tabernacu-
lo.
En la comuni6n sacramentai hay que contem-
plar la maravilla·de nuestra asimilaci6n a Cristo,
por la que nos hacemos cuerpo suyo para conti-
nuar su misi6n redentora del mundo.
En el banquete de comuni6n tenemos que me-
ditar dos aspectos admirables: la fecundidad de la
Eucaristia, que genera a diario la -Iglesia y, ade-
mas, su envfo a una misi6n concreta e hist6rica en
favor de la salvaci6n de los hombres.
Son dos consideraciones que verdaderamente
fascinan .
La Iglesia, por obra del Espfritu , nace siempre
de Cristo, cada dfa; nace de su mediacion sacerdo-
tal; se une mfsticamente a la Iglesia -su espo-
sa-·en la Eucaristia, formando un solo cuerpo fe-
cundo para dar vida nueva a innutnerables hijos.
Unicamente aquf se halla la matriz auténtica de la
génesis de la Iglesia. Esta no·brota de abajo corno
por autogeneraci6n; nace de la acci6n sacramen-

4.6 Page 36

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
34
tal, que inserta vitalmente en un organismo pre-
existente y vitalmente estructurado, corno es el
cuerpo de Cristo. No se comulga simplemente
para participar en una celebracion ritual, sino que
se entra, por ella, en la participacion viva de lo es-
pedfico cristiano, a fin de sentirse enviado a la
mision de salvacion.
He ahi por qué la comunion suscita decisiones
de vida, estimula criterios apostolicos de accion y
proporciona energia pascual de crecimiento y per-
severanc1a.
En la adoracion de la Eucaristia, pues, es posi-
ble ver claramente que la nueva Alianza no es he-
cho del pasado o simple doctrina o solo celebra-
cion, sino que es el venero permanente del hom-
bre nuevo en un pueblo congregado por Dios para
ser protagonista del auténtico progreso humano y
de la recapitulacion de todo lo creado en Cristo.
Quehacer pastora) de generar lglesia
En este punto, queridos hermanos, debemos
preguntarnos si un panorama tan denso de mara-
villas pascuales guia de verdad nuestra vida de
consagrados y nuestras tareas de pastora! juvenil y
popular.
Ninguno de nosotros tiene el derecho de olvi-
dar o silenciar los riquisimos contenidos de este
«misterio de la fe». Prescindir de la Eucaristia en
la vida salesiana yen la labor pastora! y pedagogi-
ca seria traicionar el sentido 1el proyecto de nues-
tra consagracion apostolica7 .
Don Bosco espera de nosotros, en 1988, una
corisideracion atenta y eficaz de su sistema pre-
ventivo. Los jovenes piden un testimonio sincero
a. 77 . ComtituciOTJeJ 3.

4.7 Page 37

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35
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
y un relanzamiento de la autenticidad del miste-
rio cristiano. Tienen derecho a que nos presente-
mos ante ellos corno signos y portadores de las
maravillas de la nueva Alianza. Eludir, camuflar o
querer aparecer corno superadores del pasado, nos
descalificarfa corno disdpulos de Cristo y herede-
ros de San Juan Bosco.
1988 nos interpela: jO con Don Bosco parato-
dos los siglos, o con ciertas modas para una breve
hora caduca!
Debemos saber tener y comunicar a los jovenes
una auténtica vivencia de Iglesia en la gran hora
historica de su renovacion conciliar, cuando llega
la aurora del tercer milenio de la fe cristiana.
Hay un aspecto delicado e importante que
siempre he tenido presente, cual interpelacion,
durante estas reflexiones: iQué pensar y corno ac-
tuar con la juventud no cristiana que frecuenta, .
en muchas partes del mundo, nuestros centros de
educacion?
Evidentemente, no se puede proceder entre
ellos con los mismos métodos de iniciacion cris-
tiana con que deben educarse los bautizados . En-
tonces, iahi perderia significado el sistema pre-
ventivo de Don Bosco?
Nadie puede poner en duda el dato real de que
la pedagogfa salesiana funciona, con tipica efica-
cia peculiar, entre numerosos jovenes de otras re-
ligiones. La experiencia nos asegura una respuesta
pienamente afirmativa a tal labor, a la vez que nos
ha estimulado e invita a evaluaciones y reflexiones
inéditas al respecto.
Estamos lanzados a este campo siguiendo indi-
caciones precisas de las Constituciones: «Los pue-
blos aun no evangelizados -dicen- fueron obje-
to especial de la solicitud y pasion apostolica de
Don Bosco, y siguen apremiando y manteniendo

4.8 Page 38

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
36
vivo nuestro celo . .. El misionero salesiano hace su-
yos l?s valores de esto~fueblos y compatte sus an-
gust1as y esperanzas » .
Ademas , al hablar de promoci6n humana , las
Constituciones nos recuerdan que «trabajamos en
ambientes populares y en favor de los j6venes po-
bres. Los educamos para las responsabilidades
morales , profesionales y sociales colaborando con
ellos , y contribuimos a la promoci6n del grupo y
del ambiente ... Manteniéndonos independientes
de toda ideologia y politica de partido rechaza-
mos cuanto favorece la miseria , la injusticia y la
violencia, y cooperamos con quienes construyen
una sociedad mas digna del bombre. La promo-
ci6n, a la que nos dedicamos con espiritu evangé-
lico , realiza el amor liberador de Cristo y es signo
de la presencia del rei no de Dios »79 .
Y también: «Imitando la paciencia de Dios ,
acogemos a los j6venes tal corno se encuentra el
desarrollo de su libertad »80 .
«Nuestra acci6n apostolica -afiaden- se rea-
liza con pluralidad de formas , determinadas en
primer lugar por las necesidades de aquellos a
quienes nos dedicamos . Actuamos ... sensibles a
los signos de los tiempos . .. con espiritu de ini-
ciativa y ductilidad constante »81 .
En consecuencia; debemos actuar con modos
diferenciados, pero siempre corno «misioneros ».
El espiritu misionero no prescinde de la Euca-
ristia ni rebaja su centralidad, pues los misione-
ros, en cuanto agentes de educaci6n , se dedican a
su labor «con espiritu evangélico », imitando «la
paciencia de Dios » y educando «con piena fìdeli-
dad a Don Bosco». Por otra parte , junto a la masa
juvenil no cristiana, educan y forman también
grupos de j6venes bautizados y creyentes .
Asi pues , tanto para nutrir la vida espiritual de
78. ComtitucioneJ 30.
79. ConstitucioneJ 33 .
80. Comtituciones 38.
81. ComtitucioneJ 41.

4.9 Page 39

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37
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
los salesianos en este diffcil apostolado, corno para
cultivar a los jovenes cristianos y hacer ver, de for-
ma concreta, a los otros cual es el motor secreto de
toda su bondad y actividad y el significado ultimo
de su proyecto educativo, es preciso cultivar tam-
bién entre ellos --diria, incluso, que particular-
mente entre ellos- de modo adecuado obviamen-
te, la centralidad absoluta del misterio eucaristi-
co .
Cuanto hemos meditado hasta aqui, queridos
hermanos, nos as~gura que hay relacion objetiva y
de mutua causalidad entre celebracion eucaristi-
ca, espiritu apostolico y misionero y vivencia de
Iglesia. Es relacion vital: la unica verdadera y la
unica portadora de futuro. Como ha dicho al-
guien, «la Iglesia hace la Eucaristia y la Eucaris-
tia hace la Iglesia».
Para ser cristiano hay que ser miembro de la
Iglesia de Cristo. Ahora bien, la relacion mutua-
mente causativa entre Eucaristia e Iglesia no sera
ni incisiva ni fecunda , si pastores y destinatarios
no son alcanzados e interpelados por sus conteni-
dos pascuales. La introduccion en esta sublime
realidad cristiana desaffa hoy con urgencia par-
ticular la capacidad pedagogica de mediacion de
nuestras comunidades y de todos los agentes de
pastoral. Urge, entre otras cosas, que todos co-
nozcamos mejor la liturgia y seamos mas compe-
tentes en ella.
Formar verdaderos cristianos significa introdu-
cirlos en una vivencia de Iglesia. Ahora bien, toda
auténtica vivencia de Iglesia hace participar al
creyente en las realidades del misterio. Es verdad
que hoy dia se necesita saber partir de la sensibili-
dad hermenéutica de los signos de los tiempos
que hah llevado al actual cambio cultural ; no obs-

4.10 Page 40

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
38
tante, si queremos introducir a los j6venes en la
nueva Alianza, hay que saber anteponer siempre
la inmensa novedad de la Pascua a las también in-
teresantes, pero pequefias, novedades del giro an-
tropologico. La novedad pascual supera infinita-
mente, y juzga y asume en el tiempo, las numero-
sas y progresivas novedades culturales, que, aun
siendo valiosas, siempre resultan pequefias en su
comparaci6n.
Los agentes de pastora! estan invitados a habili-
tarse simultaneamente en la cultura que nace y,
sobre todo, en un preciso y profondo sentido del
misterio pascual, siempre dentro del «sentire cum
Ecclesia», sin instrumentalizaciones indignas.
N unca podra presentar nadie alga mas grande y
nuevo que la Pascua de Cristo, gran obra maestra
del Padre y obra suprema del hombre.
Por ella, con la ayuda de las mediaciones cultu-
rales mas adecuadas, es imprescindible introducir
en los grandes contenidos de la Eucaristia. Cierta-
mente, en la actualidad las novedades culturales
son importantes; pero la meta a que debemos ten-
der sera siempre la de hacer percibir, hacer recibir
y hacer participar en el misterio pascual de Cristo.
Es tarea nuestra ver el camino pedagogico-pas-
tora! apto para una verdadera iniciaci6n cristiana:
la mistagogia, que tanto gustaba a los Padres de
la Iglesia. En toda labor pastora! es urgente en-
contrar la senda que lleve al encuentro indispensa-
ble entre la sensibilidad contemporanea y la apor-
taci6n salvadora, insuperable y necesaria, de la
nueva Alianza.
El camino pastora! que hay que recorrer para
generar Iglesia, exige un gran esfuerzo de renova-
ci6n, tanto en la catequesis sobre la Eucaristia
corno en su celebraci6n liturgica.
En tal celebraci6n la Iglesia proclama, a la vez,

5 Pages 41-50

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5.1 Page 41

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39
1. CARTA DEL RECTÒR MAYOR
el misterio de su propia naturaleza (= eclesiolo-
g fa) y la fecundidad de su mision espedfica (=
eclesiogenesis) . Es la segunda Eva, con la que
Cristo, segundo Adan, da origen al nuevo género
humano.
No podemos contentarnos con buscar en la Eu-
caristia alguna informaciop mas sobre Dios o el
hombre. No nos limitaremos a una simple intro-
duccion en los ritos -aun siendo necesaria- , ni
sera suficiente celebrar solo valores humanos , ju-
veniles y sociales, sino que debemos realizar una
verdadera introduccion en el misterio de Cristo.
Asf, la celebracion eucarfstiqi aparecera corno
encuentro genuino entre existencia y fe, entre
vida cotidiana y Evangelio, entre verdad salvifica
e interrogantes del momento.
Junto con la memoria pascual crecera el descu-
brimiento del amor y el valor inmenso de la vida;
es urgente educar en la sensibilidad sacramentai
con su originai riqueza simbolica; hay que inten-
sificar la actitud de adoracion contemplativa. La
pedagogia pastora! debe esforzarse en promover la
participacion activa, la conciencia de filiacion en
Cristo, los valores peculiarmente cristianos de la
gratitud, los ambitos de la solidaridad y las exi-
gencias historicas de la mision.
Tal es el modo concreto de generar Iglesia, que
ofrece a la sociedad ciudadanos ejemplares, exper-
tos responsables y activos. Es mediante la Eucaris-
tia corno se forma el laicado capaz, de que hablo
el ultimo Sfnodo episcopal.
Los hijos de San Juan Bosco, herederos de un
valioso patrimonio pedagogico, tenemos que sa-
ber proponer y transmitir siempre a los jovenes lo
espedfico cristiano de la Pascua, que se les ofrece
en la Eucaristia.

5.2 Page 42

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
40
Algunas exigencias concretas
de la pedagogia eucaristica de San Juan Bosco
El aguinaldo de este afio jubilar nos invita a
promover la pedagogia de la bondad, propia del
sistema preventivo.
Permitid, queridos hermanos, que os interpele
con una pregunta de fondo : éQué lugar ocupan hoy,
en nuestros proyectos educativos , el misterio y la celebra-
ci6n de la Eucaristia?
Seamos sinceros . Quiza no pocos de nosotros
estamos perdiendo el riempo. Don Bosco no esta
de acuerdo con ciertas racionalizaciones. Es ur-
gente revisar con seriedad y comprometerse con
valentia. El sistema preventivo, en su expresion
mas genuina , siempre se apoyara en la caridad
pastoral, enejada en los grandes polos sacramenta-
les de la Reconciliafion y-la Eucaristia. Estas afir-
maciones no son residuo de una cultura religiosa
anticuada, sino perspectivas proféticas del Conci-
lio Vaticano II .
De la herencia espiritual y pedagogica de nues-
tro Fundador se deducen, entre otras, las siguien-
tes exigencias practicas que hemos de considerar
en seno.
- Ante todo, para nosotros. El espfritu de Don
Bosco , corno hemos visto, se centra totalmente en
Jesus eucaristico, de donde brota el fuego del «da
mihi animas ». Nuestras comunidades. deben cre-
cer en torno al al tar , y explotar la riqueza de la
convivencia del ,Dios-con-nosotros.
Cristo no es solo el gran personaje de nuestros
ideales , sino también el amigo que vive en casa
con nosotros y para nos~tros. Contemplémoslo sin
cesar -en la expresion suprema de su Pascua. Don
Bosco nos dejo escrito en su testamento: «Vuestro

5.3 Page 43

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41
1. CARTA DEL RECTOR MA YOR
82. F. MOTTO , Me-
morie dal 184 I al
1886. (T esramenco
esp iritual). LAS ,
Ro ma 1985 , pag .
3I ; cf. Consritucio-
nes de 1984, pag.
260 .
primer reccor ha muerco; en cambio, nuestro ver-
dadero superior, Jesucristo, no morini. Él sera
siempre nuestro maestro, gufa y modelo; y recor-
dad que, en su dia, sera cambién nuestro juez y
remunerador de nuestra fidelidad en su servi-
. 82
ClO » .
La centralidad de Cristo se vive, en nuestro es-
p fri tu, con sensibilidad extraordinaria de contem-
placi6n y amistad hacia la Eucaristia; por tanto,
con un sentido particular y con gran respeto a su
humilde dimensi6n sacramenta!. Hay que embe-
llecerla con el arte y la dignidad en· los paramen-
tos liturgicos, con una elegancia de culto que no
transija con los olvidos, el mal gusto, la ordina-
riez y el deterioro de los mensajes simb6licos que
la constituyen.
En la Eucaristia, desde el punto de vista sim-
plemente externo, casi todo es insignificante: la
persona del presbitero -uno de nosotros, corno
los demas-, un pedacito de pan, un poco de
vino, algunas palabras de oraci6n. Si no elevainos
estos elementos a la alta y noble funci6n de su ex-
presi6n sacramenta!, si presentamos con vulgari-
dad las personas de los celebrantes, si banalizamos
el rito de la misa, si manipulamos la oraci6n litur-
gica con arbitrariedades personales chatas y tran-
sitorias o quizas hasca ideol6gicas , alejamos, el
coraz6n y la interperlaci6n contemplativa, del rito
liturgico del contenido de misterio, que en él in-
habita sustancialmente.
- Queridos hermanos , la Eucaristia es -no lo ol-
videmos- lo mas grande que puede hacerse, y lo
es corno realidad de toda la Iglesia: «en la Iglesia,
con la Iglesia y para la Iglesia».
Lo cual exige especial capacidad contemplativa
en los sacerdotes , cuya vitalidad interior debe
centrarse en el Cristo pascual -jel unico sacerdo-

5.4 Page 44

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
42
te!- y en la Iglesia, su esposa, a fin de servirla y
representarla con dignidad .
Permitid ahora, queridos hermanos presbite-
ros , que os recuerde la importancia de una actitud
esponsal cotidiana profondamente ligada a la Eu-
caristia: se trata de la oraci6n del oficio divino.
Los presb.fteros la hacemos con la Iglesia y en
nombre suyo para bien de todos. Por desgracia
hay quien no se ha preocupado de tener conciencia
clara de su naturaleza y valor eclesial, y la sobre-
vuela corno si se trata simplemente de una oraci6n
individua! que puede hacer o dejar a su gusto.
El articulo 89 de nuestras Constituciones dice
de forma explfcita que «la liturgia de las horas ex-
tiende a los distintos momentos del dfa la gracia
del misterio eucaristico »83 . También nos recuer-
da , a presbiteros y diaconos -los «clérigos »- ,
«la obligaci6n contraida en su ordenaci6n »84
Me parece util citar aqui integramente un pa-
saje del decreto sobre «principios y normas para la
liturgia de las horas »85 , que trata precisamente de
la relaci6n que hay entre oraci6n oficial y Eucaris-
tia.
«La liturgia de las horas -dice- extiende a
los distintos momentos del dia la alabanza y_la ac-
ci6n de gracias, as i corno el recuerdo de los miste-
rios de la salvaci6n , las suplicas y el gusto antici-
pado de la gloria celeste . . . La celebraci6n de la
Eucaristia halla una preparaci6n excelente en la li-
turgia de las horas , ya que ésta suscita y acrecienta
muy bien las disposiciones necesarias para cele-
brar la Eucaristia, tales corno la fe , la esperanza,
la caridad , la devoci6n y el espiritu de abnega-
o.o,n »86 .
La actitud sacerdotal de Jesucristo se concreta,
sin duda , en la oraci6n . Afirm6 personalmente
83. Constituciones 89.
84 . Cf. Codigo de dere-
cho canonico, canon
11 74, I.
85. 2 de febrero de
1971.
86. lnstitutogenera/is de
Liturgia Horarum,
num . 12 .

5.5 Page 45

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43
87 . Le 18 , 1.
88 . Hb 13, 15.
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
que es preciso «orar siempre sin desanimarse »87 .
Sabemos, ademas , que con Jesus y «por medio de
[él ofrecemos] continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza»88 : devolvemos al universo su verda-
dero sentido, convertidos en voz de alabanza de
todo lo creado .
Sera, pues, necesario que , dada esta relacion
intima entre Eucaristia y liturgia de las horas, se
ponga mas cuidado -particularmente por parte
de presbiteros y diaconos- en la oracion eclesial
del oficio divino.
(N .B. Conviene leer de nuevo , personalmente
y en comunidad, cuanto sugeria el consejero de
formacion, don Pablo Natali, en el ' numero 321
de Actas del Consejo Genera! [abril-junio de
1987, pags. 44-54) , sobre nuestras celebraciones
liturgicas. iSon orientaciones y directrices de es-
pecial actualidad y urgencia!)
Asi pues , Don Bosco nos invita a mayor altura
espiritual y de celebracion en la liturgia. No im-
porta que otros sigan modas empobrecidas y, las-
timosamente, también banales, justificandose con
afirmaciones pseudoculturales. El gran criterio
que debe iluminar nuestras celebraciones y nues-
tra oracion es el valor inefable y definitivo de los
acontecimientos pascuales.
Debemos tener la valentia de afrontar las con-
secuencias educativas de tal criterio , si queremos
lograr buenos resultados en la labor pedagogica de
hacer vivir la Eucaristia a los jovenes.
Y aqui tenemos el segundo grupo de las exi-
gencias practicas a que nos obliga la herencia pro-
fética de nuestro Fundador.
- Para la educaci6n de los j 6venes y del pueblo. La
accion apostolica de Don Bosco se dirige a llevar

5.6 Page 46

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 324
44
los destinatarios a la Eucaristia. En la vida de
Francisco Besucco -capftulo XIX- formula
esta categorica sentencia: «Dfgase lo que se quiera
sobre los diferentes sistemas de educacion, yo no
encuentro ninguna base segura, si no es en la fre-
cuencia de la confesion y comunion; y creo no de-
cir demasiado si afirmo que , omitidos ambos ele-
mentos, la moralidad queda desterrada»89 .
No suele hallarse en Don Bosco lenguaje tan
perentorio. Se explica por el contexto polémico en
que nace; pero refleja su verdadero sentir.
El sacramento de la Reconciliacion, unido a la
participacion consciente en la Eucaristia, era, en
manos de Don Bosco, «el medio pedagogico por
excelencia para formar a sus iovenes y construir
una piedad verdadera y solida, o sea, que corres-
ponda y se compenetre con la vida»90 .
Es cierto que la riqueza de la pedagogia de
nuestro Padre abarca horizontes amplfsimos; sin
embargo, es diffcil negar que ambos sacramentos
-Reconciliacion y Eucaristia- son su verdadera
cumbre y fuente .
Nuestras mismas Constituciones -a las que
miramos para dispoqernos al gran relanzamiento
del proximo 14 de mayo-- nos lo recuerdan en
varios artfculos :
«Nuestra ciencia mas eminente es ... conocer a
Jesucristo , y nuestra alegria mas fntima, revelar a
todos las riquezas insondables de su misterio. Ca-
minamos con los jovenes, para llevarlos a la persona
del Senor resucicado, de modo que . . . crezcan
corno hombres nuevos »91.
«Encaminamos a los jovenes hacia una expe-
riencia de vida eclesial con su entrada y participa-
cion en una comunidad de fe »92 .
«La Eucaristia y la Reconciliacion, celebradas
asiduamente , ofrecen recursos de excepcional va-
89. Ed . CAVIGLIA , V .
6, Bu ucco, cap. 9.
90 . Ed . CAVIGLIA, V ,
4, Savio, St udio ,
pag. 355.
91. Comtitucionu 34 .
92 . ComtilucioneJ 35.

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45
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
93. Comtituciones 36 .
94 . Comtituciones 38.
95 . Comtituciones 36.
lor para educar en la libertad cristiana, en la con-
version del corazon y en el espiritu de compartir y
servir dentro de la comunidad eclesial »93 .
En consecuencia, debemos revisar la praxis co-
tidiana de nuestra pastora! juvenil. Tengamos en
cuenta la metodologfa del ir gradualmente: «imi-
tando la paciencia de Dios -dicen las Constitu-
ciones-, acogemos a los jovenes tal corno se en-
cuentra el desarrollo de su libertad. Los acompa-
fiamos, para que adquieran convicciones solidas, y
progresivament~ se vayan haciendo responsables
del delicado proceso de crecimiento de su huma-
nidad en la fe »94; pero que conste siempre, en
nuestros proyectos educativos, que «iniciamos a
los j6venes en la participacion consciente y activa
en la liturgia de la Iglesia, cumbre y fuente de
toda la vida cristiana»95 .
Este iniciar «a los jovenes en la participacion
consciente y activa en la liturgia de la Iglesia»
significa, en concreto, introducirlos pedagogica-
mente en el misterio pascual. En la praxis educati-
va de Don Bosco, se hace creando la conciencia de
fe y la amistad de convivencia con Jesucristo en la
Eucaristia.
Semejante actitud fundamental requiere, entre
otras cosas, prestar atencion al cultivo pedagogico
de <<seis aspectos eucaristicos »:
1. La conversi6n. Sin el sentido del pecado nuo-
ca se comprenderci la centralidad e indis-
pensabilidad de Cristo; y, por otra parte, si
no se ahonda en la verdad del amor , nuoca
se sabra lo que es el pecado.
2. La iluminaci6n de la Palabra de Dios. Solo la
luz del Evangelio ofrece respuestas validas a
los apremiantes problemas de la vida.
3. La conciencia de la presencia real de Cristo en la

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
46
nueva Alianza. Nunca se insistira suficien-.
temente en hacer percibir y en profundizar
las maravillas de la sacramentalidad de la
Iglesia en la celebraci6n del sacrificio de la
m1sa.
4. La incorporaci6n viva a Cristo. La comuni6n
sacramenta! es la verdadera cuna del hom-
bre nuevo; hay que presentarla e inculcarla
incesantemente corno hontanar de convic-
ciones profundas y energfa de conducta
cristiana valiente.
5. La misi6n. Ser cuerpo de Cristo en el mundo
exige participar diariamente en su actividad
salvadora; nuestra labor educativa debe dis-
tinguirse por encaminar a los j6venes hacia
el apostolado.
6 . Y, finalmente, la amistad de adoraci6n, in-
cluida su dimensi6n reparadora. Don Bosco
daba importancia particular al hecho de te-
ner a Jesus cercano, en casa, a nuestra dis-
posici6n; hacer comprender el misterio del
Dios-con-nosotros significa superar, en el
coraz6n, depresiones de soledad y garanti-
zar a cada uno un lugar estratégico donde
recuperar el bien en la propia existencia.
He aqui unos apuntes para hacer programacio-
nes concretas.
0s he hablado antes de caminar con pedagogia. La
iniciaci6n en el misterio eucaristico es un hecho
dinamico y pedagogicamente creativo, que avanza
gradualmente con el progresivo crecimiento de
los destinatarios en el aprecio de los aconteci-
mientos pascuales y de sus exigencias de fe en la
vida persona! y social96 .
Sin embargo, este caminar por grados no es ra-
z6n para detenerse a mitad de camino o, incluso,
96. cr E/ 4, 13.

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
para no comenzar. Tiene siempre clara ante si la
meta hacia la que tiende; deja de ser un avanzar
graduai, si no se mueve continuamente hacia ella.
Por tanto, supone siempre yen concreto un cami-
no pedagogico de crecimiento, que acompafia y
estimula al que de verdad quiere ser cristiano y vi-
vir de Eucaristia.
Esto me lleva a reperir, intimamente convenci-
do, lo que dije al principio: El tema de la Eucaris-
tia es, para nosotros, el mas virai. jDa la talla de
nuestro espiritu y de nuestra accion!
Devocion a la Virgen
que lleva a la Eucaristia
Para terminar, queridos hermanos, os insinuo
un aspecto sugestivo, apropiado para el ano ma-
riano que estamos viviendo. No lo voy a desarro-
llar; me limito a sefialarlo. Se trata de la perspec-
tiva eucaristica que tenia, en Don Bosco , su devo-
cion a la Santisima Virgen .
El decenio de los afios 60 del siglo XIX fue un
momento crucial en el resurgimiento italiano,
particularmente en Piamonte. Todo pareda con-
jugar contra la Iglesia. Don Bosco observa atenta-
mente, sufria, y actuaba. En el renacimiento del
culto eucaristico y de la devocion a Maria Auxi-
liadora veia las dos columnas donde apoyarse para
evitar la catastrofe.
Al encontrarse en un contexto politico-cultural
que obligaba al Papa y a la Iglesia a vivir en esta-
do de asedio, no descubria nada mejor que confiar
ilimitadamente en el misterio de la Eucaristia y
en la poderosa intercesion de la Auxiliadora de los
cristianos.
Él, que no era teologo de profesion, intuyo,

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
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corno pastor y educador, que la linea de fuerza de
la fe pasa siempre por la Eucaristia con la media-
ci6n materna de Maria.
El 30 de maya de 1862 -jafio y mes de la pri-
mera profesi6n salesiana!- Don Bosco narra el
célebre «suefio de las dos columnas », que se le-
vantan en medio de «la inmensa superficie del
mar». Sobre una se encuentra la estatua de Maria
Inmaculada, a cuyos pies hay un gran letrero que
dice «Auxilium Christianorum »; sobre la otra,
«mucho mas alta y gruesa , se halla una hostia de
tamafio proporcionado a la columna y, debajo ,
otro cartel con las palabras «Salus credentium »97 .
jSon los dos resucitados: Cristo y Maria , el nuevo
Adan y la nueva Eva, que guian a la Iglesia!
La nave mayor - sfmbolo de la Iglesia, unica
arca de salvaci6n , cuyo «comandante es el Pontf-
fice de Roma»- , tras furibunda lucha contra el
mar y los asaltos concéntricos de las naves enemi-
gas , resiste y vence , apenas puede anelar en las
dos columnas , es decir , en la Eucaristia yen Ma-
ria Auxiliadora.
El suefio tiene, innegablemente , fuerte carga
apologética; pero indica el estado de animo y las
convicciones profundas de Don Bosco.
El mes de diciembre del afio siguiente (186 3)
---escribe Domingo Ruffino-- nuestro Padre,
volviendo sobre el suefio de las dos columnas , da
corno aguinaldo para 1864 la devoci6n al Santisi-
mo Sacramento y a Maria. «Estadme muy aten-
tos, para entender . Imaginaos ver un gran globo
con sus polos apoyados en dos columnas. Sobre
una esta escrito: "Regina mundi "; en la otra: "Pa-
nis vitae"». Ambas columnas irradian una «luz
vivfsima»; lejos de ellas solo hay «oscuras tinie-
blas »98 .
Jesus y Maria, para Don Bosco, estan vivos y
97. Memorias Biografi-
cas VII , 169 ss.
98. Memorias Biografi-
cas VII , 585-586.

6 Pages 51-60

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
presentes en la hiscoria; intervienen poderosamen-
te en favor de la Iglesia. La Virgen lleva a Jesus.
Ahora bien, el modo de presencia real de Jesus al
que conduce Maria, es el misterio eucaristico.
Por encima de una situaci6n sociopolitica con-
tingente y limitada, queda vivo y actual el alcance
profético y perenne de las dos columnas, a las que
hoy debemos saber ir con nuestra vida interior y
con nuestro trabajo pascoral y pedagogico para
educar al hombre nuevo.
Me parece conmovedor y significativo recordar
el episodio de la fundaci6n de la casa de Lieja
(Bélgica), que subraya esta relaci6n. Monsefior
Doutreloux, dinamico obispo de la ciudad, habia
ido a Turin el 7 de diciembre de 1887. Don Bos-
co esta gravemente enfermo. Los superiores, que
ya le habian hablado de la suplica de tal funda-
ci6n, habian respondido que tenian que dejarlo
para mas tarde por falta de persona!. La mariana
siguiente, solemnidad de la Inmaculada, el obis-
po va a saludar a Don Bosco, quien, con admira-
ci6n de todos, le da inmediatamente respuesta
afirmativa. iQué habia pasado mientras? Nuestro
Padre habia dicho aquella mariana a su secretario,
Carlos Viglietti: «Torna piuma, tinta y papel, y
escribe lo que te diete. Dict6: "Palabras literales
de la Virgen Inmaculada, que se me ha aparecido
esta noche y me ha dicho: Dios y la Bienaventura-
da Virgen Maria desean que los hijos de San Fran-
cisco de Sales abran una casa en Lieja, en honor
del Santisimo Sacramento. Allf comenzaron los
honores publicos de Jesus, y alli deberan difun-
dirlos ellos en todas sus familias y, principalmen-
te, entre los muchos jovencitos que en las diversas
partes del munda estan o van a estar confiados a
su solicitud. Dia de la Inmaculada Concepci6n de
Maria de 1887". Aquf se par6. Al dictar, derra-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N.0 324
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maba lagrimas y sollozaba; la emoci6n le sobrevi-
no también después »99 .
iNo os parece un hecho emblematico que reve-
la, ya en lecho de muerte, el coraz6n mariano de
nuestro Padre y, simultaneamente, la orientaci6n
intima y concreta de su devoci6n a la Virgen hacia
Jesus eucaristico?
Debemos hacer votos, queridos hermanos , por-
que Don Bosco, a pesar de la mentalidad y el len-
guaje de su siglo, siga siendo -a cien afios de su
muerte-- nuestro maestro y guia hacia la presen-
cia viva y envolvente de Cristo en el admirable
don sacramenta! de la nueva Alianza.
Que Maria nos lleve cada dia a Cristo, y Cristo
sea siempre para nosotros el Dios-con-nosotros de
la liturgia eclesial y del tabernaculo.
Queridos hermanos, que 1988 despierte en
nuestro coraz6n el espiritu salesiano de forma tan
intensa, que sepamos renovar, con inteligencia y
decisi6n, mediante la Eucaristia, la herencia de
Don Bosco en nuestra pastora! juvenil y popular.
99. Memoria, Biografì-
cas XVIII, 438-439.
Os saludo cordialmente.
iMis mejores deseos, especialmente para el 14
de mayo!
Con mucha esperanza en el Sefior,
EGIDIO VIGANÒ ,
Rector Mayor

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