Actas_1991_337.ACG


Actas_1991_337.ACG

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del consejo generai
ano LXXII - julio-septiembre de 1991
n. 0 337
organo oficial
de animaci6n
y comunicaci6n
para la
congregaci6n salesiana
Direzione Generale
Opere Don Bosco
Roma

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del consejo generai
de la sociedad salesiana
de san juan bosco
ORGAN O OFI CIAL DE ANIMAC ION Y COMUNICAC ION PARA LA CONGREGAC ION SA LESIANA
N. 0 337
ano LXXII
julio-septiembre de 1991
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
2. ORIENTACIONES Y DIRECTRICES
3. DISPOSICIONES Y NORMAS
4. ACTIVIDAD DEL C. GENERAL
5. DOCUMENTOS Y NOTICIAS
P/Jgìna
NUEVA EDUCACION
3
2.1 . La ancianidad, una edad que
debemos valorar
43
2.2. Los candidatos pa ra las misio-
nes salesianas
49
Capitulos inspectoriales de 1992
lnstrucciones
55
4.1 . De la cronica del Rector Mayor 59
4.2. Actividad de los consejeros
60
5.1 . 150° aniversario de la ordena-
ci6n sacerdotal de san Juan
Bosco: Homilia del Rector
Mayor
76
5.2. Nuevos obispos salesianos
81
5.3. Hermanos difuntos
84

1.4 Page 4

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Cenerai Carequistica Salesiana
Alcala, 164 - 28028 Madrid
Edici6n exr racomercial
Imprime: Graficas Don Bosco - Arganda del Rey (Madrid)

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1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
NUEVA EDUCACION
lntroducci6n: emerge el hecho educativo. - Urgencia de nueva educaci6n. - lnterpelaci6n de los
j6venes. - Oistinci6n entre educaci6n y evangelizaci6n, corno tal es.- l Primero educar y después
evangelizar?- Opci6n de campo de san Juan Bosco y ejemplaridad de su praxis. - Educar evan-
gelizando. - Leyendo una vez mas el sistema preventivo: creatividad del artista; en solidaridad
con los j6venes; con la mirada puesta en el Hombre nuevo; por una labor de caracter preventi-
vo; uniendo, en un solo faro de luz, raz6n y religi6n; con atenci6n creativa al tiempo libre;
hacia el realismo de la vida. - Santificarse educando. - Estimulados por la maternidad eclesial
de Maria.
Roma, solemnidad de Pentecostés,
19 de maya de 1991
Queridos hermanos:
En las inspectorias que he visitado durante estos
meses, he podido comprobar que se trabaja con in-
terés para poner en practica las orientaciones y di-
rectrices del Capftulo Generai. Se trata de encarnar
operativamente las riquezas acumuladas en la Con-
gregaci6n a lo largo del posconcilio.
Es una tarea que, para nosotros, forma pane de
la nueva evangelizaci6n necesitada por nuestra épo-
ca a que nos invitan insistentemente el Papa, los
obispos y nuestro XXIII Capftulo Generai.
Los j6venes mismos estan pidiendo de diferentes
maneras ser iluminados y acompafiados en el intrin-
cado camino de su existencia. Los padres de familia
y numerosos responsables civiles y eclesiales acuden
a los miembros de la familia de san Juan Bosco
corno a expenos en educaci6n .
También algunos salesianos me han pedido ulti-
mamente que ofrezca algunas reflexiones acerca de
la modalidad educadora de nuestra misi6n .
Hoy se adviene un aflorar de la educaci6n, tanto

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
4
en la sociedad civil corno en la Iglesia, y por otro
lado surgen objeciones a las que conviene dar res-
puesta.
Durante una larga conversaci6n con un ministro
del gobierno de Fide! Castro en La Habana , escu-
ché impresionado la siguiente afirmaci6n sobre la
juventud de la revoluci6n : La inmoralidad y la falta
de mfstica entre los j6venes constituye una de las
preocupaciones mas graves del Régimen .
En otro contexto , esta vez en Praga, durante una
visita al viceprimer ministro del gobierno actual , of
valorar la situaci6n eclesial asf: La Iglesia se ha visto
obligada a vivir arrinconada cuarenta afios; si ahora
no sale a campo abierto, no lograra influir en una
juvennid que no esta vinculada ni a la parroquia
ni a ninguna instituci6n eclesial, desconoce total-
mente e! Evangelio, ha sido desviada por una ideo-
logfa atea y ha crecido con una mentalidad que ca-
rece de ética persona! .
En casi todas las sociedades , la educaci6n ya no
se considera corno actividad orientada a formar al
cr.istiano;
su
.
ambiente
cultura!
es
laicista
o
de
reli-
g1ones anuguas.
La Iglesia, en e! concilio Vaticano II, tomo nota
del cierre - si cabe hablar asf- de una época de
cristiandad, para proponer ocra modalidad de rela-
ciones con el mundo . Por eso habla de nueva evan-
gelizaci6n y de replanteamiento pastora!. Todo elio
afecta precisamente , y en profundidad, al ambito
de la educaci6n.
Si, en particular, miramos los numerosos pueblos
de otras religiones , nos encontramos con modelos
pedag6gicos diferenciados, impregnados de una re-
ligiosidad concreta que ofrece valores positivos espe-
cffìcos , pero que tienen en comun e! hecho -nada
indiferente para nosotros- de que , en su antropo-
logfa , prescinden del misterio de Cristo y, por tan-
to , de una visi6n completa del hombre y un con-

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5
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
junto de mediaciones concretas misteriosamente efì-
caces que favorecen la piena maduracion de la
persona.
La objecion de fondo que procede de estas varia-
das y complejas situaciones es que la educacion de
la juventud, tan fondamenta! e imprescindible en
cualquier sociedad, no solo no esta vinculada de he- ·
cho a la evangelizacion, sino que queda aislada de
ella porque se considera corno un sector cultura! con
un campo de desarrollo autonomo .
Esta emergencia del hecho educativo hay que re-
lacionarla, sobre rodo, con la afìrmacion del puesto
centrai del hombre en el cosmos y en la historia:
un masivo giro antropologico.
Se refìere al hombre en sf mismo, en su subjeti-
vidad abierta a mii posibilidades. Es una de las ex-
presiones del gran signo de los tiempos que llama-
mos proceso de personalizacion.
Surge, pues, una problematica inédita que choca
directamente contra el significado y las modalidades
de nuesua accion educadora y los pone en discu-
sion. El XXIII Capftulo Generai nos invito a saber
asumir los valores que ofrecen los signos de los tiem-
pos, discerniéndolos a la luz de la fe. Al entrar,
pues , en el actual gran giro antropologico, tendre-
mos que eludir con claridad el peligro del antropo-
centrismo reductivo que lo caracteriza culturalmente.
En las reflexiones que siguen, no pretendemos
afrontar los amplios aspectos del actual hecho edu-
cativo , profundizado por las ciencias del hombre;
tampoco es posible hacer un examen de las multi-
ples exigencias de las situaciones concretas y de las
diferencias culturales. Aquf nos interesa reflexionar
sobre el problema de la relacion mutua de nuestra
actividad educadora con la evangelizacion . La ilu-
minacion que nos venga de elio requerira nuevos
esfuerzos de discernimiento y estudio , pues su mo-
dalidad de aplicacion sera una en las sociedades se-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
6
cularizadas, otra en los pueblos que se debaten en
el fatigoso proceso de liberaci6n y otra en las cultu-
ras vinculadas a las grandes religiones de Oriente,
etcétera.
La consideraci6n acerca de relaci6n mutua entre
maduraci6n humana y crecimiento cristiano debe-
mos tenerla corno basica e indispensable en todas
las situaciones. De su recta interpretaci6n depende
la justa y efìcaz aplicaci6n de nuestras mismas Cons-
tituciones: aniculos 31 al 43.
En una palabra, pues: giro antropologico, si; pe-
ro en su vénice Cristo, e! hombre nuevo.
Urgencia de una nueva educacion
Ya en la cana luvenum patris afìrmaba Juan Fa-
bio II que «san Juan Bosco es actual (porque] ense-
fia a integrar los valores permanentes de la tradi-
ci6n con las soluciones nuevas, para afrontar con
creatividad las demandas y los problemas emergen-
tes; en estos nuestros dificiles tiempos continua siendo
maestro , proponiendo una educaci6n nueva, con-
temporaneamente creativa y fìel» 1•
Y en el discurso al XXIII Capitulo Generai (1
de mayp de 1990) nos exhonaba en el mismo sen-
tido: «Habéis elegido bien : la educaci6n de los j6-
venes es una de las grandes cuestiones de la nueva
evangelizaci6n» 2.
Con raz6n dicho Capitulo nos habia recordado
que las personas y las sociedades se transforman me-
diante la cultura que emerge 3; lo cual implica ne-
cesariamente una educaci6n nueva, pues ésta es el
sector fundamental de cualquier cultura.
Por elio pude afìrmar, en e! discurso de clausura ,
que «la formaci6n de los j6venes en la fe» presenta
hoy tamos aspectos peculiares, que requiere una edu-
caci6n nueva 4.
1. /u venum pt.1tn:r 13.
2. XXII I Capitu lo Gene rai
33 2
3. Cf. XX III Capi1ulo Ge-
nerai 4.
4 . Cf. XX III Capi1u lo Ce-
nerai :34H.

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7
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Vivimos un cambio de época y se nos invita, co-
rno disdpulos de Cristo, a fermentar la cultura ac-
tual con una fe viva. Para elio, hay que discernir
con atenci6n y saber captar en profundidad los pro-
blemas que plantean los cambios en curso .
He aquf rapidamente los aspectos mas imponan-
tes que emergen de los signos de los tiempos: secu-
larizaci6n y progreso de las ciencias y de la técnica ;
democratizaci6n y desarrollo del sentido socia!; libe-
raci6n y busqueda de justicia; personalizaci6n y con-
ciencia de la dignidad de rodo sujero humano; pro-
moci6n de la mujer y valoraci6n de la feminidad;
protagonismo y corresponsabilidad en una sociedad
cada vez mas compleja; jerarqufa de los valores y
pluralismo de valoraciones; educaci6n en la ciuda-
danfa y presencia formativa de numerosos agentes
paralelos y discordantes; circulaci6n de nuevos te-
mas fecundos: paz, ecologfa, solidaridad, derechos
humanos, etcétera. Es un amplio ambito de hori-
zontes en expansi6n , rico en valores y, por consi-
guiente, también en sus contrarios, que influyen pro-
fondamente en e! modo de pensar y de actuar y
afectan al modo de vivir las personas, las familias
y las instituciones sociales. Por desgracia, a primera
vista, parecerfan mas arrolladores los puntos negati-
vos. El sofisticado sistema de la comunicaci6n, con
su énfasis en lo placentero y efimero mas que en
lo importante y verdadero, corre peligro de estimu-
lar e! culto de la apariencia, marginando las fronte-
ras de la interioridad y de los verdaderos ideales.
En la cabeza y en e! coraz6n de las personas , y
sobre rodo de los j6venes, existe e! peligro nada
imaginario de que penetre cada vez con mayor pre-
potencia una veta de materialismo y hedonismo, mer-
ced al sinffn de mensajes ocultos inducidos por la
comunicaci6n de masas. En los ritmos psicol6gicos
de nuestro tiempo hay una tendencia a acentuar,
sobre rodo, e! presente, en contraste o sin demasia-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
8
da memoria del pasado y con impaciente prisa por
el futuro . El devenir se nos hecha encima: avanza
con movimiento veloz. Nos urge tener conciencia
de elio.
El emerger del hecho educativo lleva consigo al
menos dos tipos de novedad que influyen en nues-
tra tarea . Por una parte, los valores positivos de los
signos de los tiempos : representan una verdadero
crecimiento en humanidad y afìrman la centralidad
del hombre, subrayando su subjetividad (autocon-
ciencia , libertad , protagonismo). Desde este punto
de vista , el joven se presenta corno el primer actor
de su crecimiento, en cuanto persona consciente y
libre y, por tanto, capaz no solo de recibir y asimi-
lar, sino también de crear y modificar, formandose
convicciones y creencias propias. Por otra parte , sin
embargo, este giro antropologico se piensa hoy y
se presenta corno una realidad que no necesita ser
llevada a Cristo, pues el hombre tendrfa en sf mis-
mo -prescindiendo del misterio del Verbo encar-
nado- todas las razones de su dignidad y toda la
capacidad para dar sentido a la historia.
Esta doble novedad (valores positivos y prescin-
dencia de Cristo), que en la actualidad influye con
fuerza en el hecho educativo, nos interpela directa-
mente , exigiéndonos una educacion nueva .
Nuestra mision de evangelizadores pasa por la op-
cion educativa: si no evangelizamos educando , co-
rremos peligro de perder nuestra identidad . Nos es
urgente ser expertos en el conocimiento de los nue-
vos valores culturales, a fin de promoverlos superan-
do con sabidurfa la tragedia del contraste entre Evan-
gelio y cultura, tendiendo un puente valido y am-
plio entre el hecho educativo y el hecho pastora!.
La insistencia del Papa sobre una nueva evangeliza-
cion significa, para nosotros, la obligacion de dedi-
carnos a comprender y profundizar el actual giro
antropologico: asumir los valores del crecimiento en

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9
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Ct . Cu11r!1l11m,11,•, 3 I.
humanidad y del proceso de personalizaci6n a la
luz de una cencralidad del hombre que solo es ver-
dadera y completa cuando se pone en relaci6n ob-
jetiva con el acontecimiento .hist6rico de Cristo s.
En tal sentido hablamos de nueva educacion . Sin
ella no participaremos validamente en la nueva evan-
gelizacion,
lnterpelacion de los jovenes
6. Cf. X.XI II Capitu lo Ge-
nerai ~5-63 .
- . Cf. X.XI II Capitu lo Ge-
nt"ral 64--4 .
H Cf. X.X III Capitu lo Ge-
ne rai ì5-88.
•1. XXI II Capitu lo Ge nera i
g-
10. Cf. X.X III Capitu lo Ge-
nerai 182- 1'/ I.
11. f. X.X III Càpitulo
ncrà l I•!2-202 .
12. Cf. XX III Capitulu Ge-
""'"' W\\-.\\ 1-t.
El XXIII Capfrulo Generai nos presentò una vi-
sion sintética de la siruacion acrual de la juvenrud 6,
sus actirudes ante la fe 7 y los retos que nos inter-
pelan con mayor urgencia 8.
«Pero hay un reto -afirma el Capfrulo- que
es sfntesis y origen de los demas y cruza por todos
ellos: el reto de la vida»9.
Este reto global no se refiere solo a tal o cual
aspecto de la existencia, pues son las mismas bases
profundas del vivir persona! (y colectivo) las q ue no
se tienen en cuenta o se mutilan y empobrecen ,
y se olvidan o se desfiguran los valores formativos
basicos. El reto de la vida exige una busqueda clara
de sentido e identidad , a fin de comprender los
fundamentos mismos del ser y del actuar humano .
El Capftulo centro su atencion en tres objetivos
cualificantes: formar la conciencia persona! hasta la
cumbre de su dimensi6n religiosa 10, dar autentici-
dad al amor corno la expresion humana mas alta
en las relaciones interpersonales 11 y cultivar la di-
mension socia! de la persona de cara a una cultura
de la solidaridad 12. Es decir, nos invito a promo-
ver el proceso de personalizacion, considerando a
los jovenes corno verdaderos actores de su formacion .
Resulta, pues, mas que evidente que la nueva
educacion no puede reducirse a simple método de
instruccion, erudicion y ensefianza, o solo a saber

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
10
cientffìco y técnico, sino que debe mirar al creci-
miento y maduraci6n de la persona en sus criterios
de juicio, en su sentido ético de la existencia, en
los horizontes de la transcendencia y en los modelos
de comportamiento concreto, junto a una valora-
ci6n positiva del progreso de las ciencias y de las
técnicas con miras a una humanizaci6n de la convi-
vencia socia!.
En la cultura actual se habla con complacencia
de la llegada de un hombre nuevo ; y en realidad
hay una serie de expresiones culturales que clan tes-
timonio de una originalidad nada indiferente . No
obstante, si o.bservamos las direcciones concretas que
toman esas novedades, vemos que les falta una vi-
si6n superior y facilmente inducen al subjetivismo.
La aceleraci6n de los cambios hace ver que, junto
a la superaci6n de un determinado modelo cultura!
del ciudadano de ayer, el hombre nuevo de esta
cultura necesita realmente valores que vayan ma.s alla
del bienestar, mas alla de una visi6n antropocéntri-
ca centrada en la efìcacia y mas alla de la indefìni-
da capacidad creativa de la libertad persona!, a fin
de asegurar las fuentes que inspiran una personali-
dad humana mas genuina. La fe nos hace descubrir
que los cambios actuales y la transcendencia de la
persona remiten a Cristo y a su condici6n hist6rica
de unico y verdadero hombre nuevo.
En el contexto de este horizonte se comprende
la actualidad de la idea que el Santo Padre repite
una y otra vez: «El hombre es el camino de la Igle-
sia . Su unica fìnalidad ha sido la atenci6n y respon-
sabilidad hacia el hombre , confìado a ella por Cris-
to mismo ; hacia este hombre , que es ... la unica
criatura que Dios ha querido por si misma y sobre
la cual tiene su proyecto ... No se trata del hombre
absuacto , sino del hombre real, concreto e hist6ri-
co: se trata de cada hombre , porque a cada uno
llega el misterio de la redenci6n y con cada uno

2.3 Page 13

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11
1. CARTA DEL RECTOR MA YOR
13. Cen1e1111111s unnus 55 .
I~ . A . B.,LLf>IURO, Dio.
/"1101110 e lo preghiera.
SEI. Turin 199 1. pags .
l~- 15.
se ha unido Cristo para siempre por su medio» 13.
Nos resulta evidente la urgencia de entrar en el
giro antropologico con la misma preocupaci6n pas-
tora! con que la Iglesia se dirigi6 al hombre en el
concilio ecuménico Vaticano II.
«No debemos panir -observa el cardenal Balles-
trero- de la idea de que el hombre es corno es,
sino del principio de que el hombre debe ser corno
Dios lo hizo . Este principio es capital ... Yo creo
en e! hombre no porque lo conozco en su aconte-
cer, en su itinerario cotidiano, en sus caprichos, en
sus fantasfas y en sus rebeliones ; cuando veo una
persona, me diga: A pesar de todo, es una criatura
de Dios. Aquf esta el fundamento de mi confianza
en ella. .. Lo irremediable de ser criatura de Dios
tengo que valorarlo en el plano educativo. Yo dirfa
que la educaci6n es un ane, porque la aplicaci6n
de tal principio se vincula al respeto de la identi-
dad hist6rica de cada uno»14.
Distincion entre educacion y evangelizacion,
corno tales
Hoy dfa, pues, se tiende a presentar el hecho
educativo, predominantemente, de forma laicista.
Por otra pane, <. quién no ha visto a mas de un
salesiano profesor olvidarse de ser evangelizador? <.O,
por el contrario, algun otro que , en la catequesis,
la liturgia y la religi6n, descuida las oponunas di-
mensiones pedag6gicas porque le falta experiencia
en las ciencias y técnicas de la educaci6n y, por
tanto, es incapaz de responder a las interpelaciones
culturales? Desgraciadamente, el peligro de la diso-
ciaci6n entre tarea cultural y quehacer pastoral - in-
cluso entre nosotros mismos- no es imaginario.
Educar y evangelizar son dos acciones en sf dife-
rentes, que pueden desconectarse mutuamente; pe-

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
12
ro la unidad de la persona del joven pide que no
se separen. Tampoco basta la simple yuxtaposici6n,
corno si fuera normai que se ignoraran reciproca-
mente.
Vale la pena detenerse aqui un poco para hacer
alguna aclaraci6n sobre la distinci6n especifica de
ambos polos. Ciertamente, el objetivo de la acci6n
educadora se distingue, en si mismo, del de la acti-
vidad evangelizadora; cada una tiene su propia fì-
nalidad con caininos y contenidos peculiares. He-
mos de saberlas distinguir, no para separarlas, sino
para unirlas armonicamente en una complementa-
riedad de praxis organica.
- La educaci6n, en si misrna y en cuanto activi-
dad educadora, se situa en el ambito de la cultura
y forma parte de las realidades terrenas; se refìere
al proceso de asimilaci6n de un conjunto de valores
humanos en evoluci6n, con una meta especifica pro-
pia. En tal sentido, podemos hablar incluso de una
laicidad propia, dados sus contenidos creaturales uni-
versalmente compartibles con todos los hombres de
buena voluntad. Recordemos, en este aspecto, lo que
en su dfa meditamos en la circular sobre la nueva
evangelizaci6n con referencia a la necesidad de co-
nocer y profundizar hoy la teologia de la creaci6n 15 .
La actividad educadora tiene una legitimaci6n in-
trinseca propia, que no se ha de insuumentalizar
ni manipular. Su fìnalidad es promover al hombre ,
es decir, hacer que el joven aprenda el oficio de
ser persona . Se trata de un proceso que se realiza
en un largo y graduai camino de crecimiento. Mas
que tender a imponer normas, procura hacer cada
vez mas responsable la libertad y desarrollar los di-
namismos de la persona, apelando a su conciencia,
a la autenticidad de su amor y a su dimensi6n so-
cial . Es un verdadero proceso de personalizaci6n , que
debe madurar en rodo individuo.
La actividad educadora implica dos presupuestos
I ) . Cf. Aua, de l Con«·jo
Gent·r:i l 551. Ol. tubrt··
di<'iembre d e 11)89.
pigs. l-1 - I ) .

2.5 Page 15

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13
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
que debemos tornar en consideraci6n. El primero
se refiere, precisamente, a su nacuraleza de proceso,
o sea, a aquel largo devenir de crecimiento que im-
plica necesariamente una gradualidad bien calibra-
da; el segundo nos recuerda que la educaci6n no
puede reducirse a simple metodologia. La actividad
esta vitalmente ligada a la evoluci6n del sujeto. Es
una especie de paternidad y maternidad , corno si
se tratara de una generaci6n humana compartida
para e! desarrollo de valores basicos, cales corno la
conciencia, la verdad, la libertad, el amor, el traba-
jo, la justicia, la solidaridad, la participaci6n, la dig-
nidad de la vida, e! bien comun, los derechos de
la persona. Precisamente por eso, procura también
que se evite lo que degrada y desvfa: las idolatrias
(riqueza, poder, sexo), la marginaci6n, la violencia,
los egoismos, etcétera. Se dedica a que e! joven crezca
desde dentro, a fin de hacerse hombre responsable
y actuar corno un ciudadano honrado.
Educar quiere decir, pues, participar con amor
paterno y materno en el crecimiento del sujeto a
la vez que se cuida también, para elio, la colabora-
ci6n con otros, pues la relaci6n educativa supone
varios agentes colectivos.
- En cambio, la evange/izaci6n -tomada en su
acepci6n amplia- , por si misma se ordena a tras-
mitir y cultivar la fe cristiana; pertenece al orden
de aquellos acontecimientos de salvaci6n que pro-
vienen de la presencia de Dios en la historia y se
dedica a hacerlos conocer, a comunicarlos y hacerlos
vivir en la liturgia y en el testimonio . No se identi-
fica simplemente con una normativa ética, porque
es revelaci6n transcendente; no parte de la naturale-
za o de la cultura, sino de Dios y de su Cristo.
Aunque supera e! ambito de las realidades terre-
nas, tiende objetivamente a encarnarse en las perso-
nas y en las culturas. Es una actividad propia del
orden de la encarnaci6n; se apoya en la presencia

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
14
del Espfritu Santo; lleva consigo algo que supera
lo humano; en una palabra, se refiere al miscerio
del Verbo hecho hombre, consciente de que, en
dicho miscerio , Cristo no se presento corno alterna-
tiva, sino corno asuncion, promocion y salvacion de
coda la realidad humana. Conviene advertir, ade-
mas , que el punto de referencia ultima de la evan-
gelizacion no lo constituye un conjunto de valores,
sino una persona viva: Cristo , alfa y omega del uni-
verso.
El objecivo de la accion evangelizadora no es sim-
plemente una instruccion religiosa sobre determina-
das verdades cristianas ; consiste propiamente en la
formacion del creyente, o sea, de una persona que
vive · de fe en Cristo y se compromete con él en
los aspectos duros y fatigosos de la vida. AsI, la acci-
vidad evangelizadora no es unicamente anuncio, sino
que implica igualmente testimonio, entrega -tam-
bién aquI paterna y materna- y servicio graduai
y adaptado, que requiere sensibilidad educativa, cuyas
rakes se hallen en una perspectiva antropologica ;
por tanto , una accion en SI misma abierca y dirigi-
da a la educacion. De ese modo, la Iglesia, experta
en humanidad , se hace también experta en educa-
cion, porque en ella rodo se ordena al crecimiento
del hombre.
- Resumiendo, las dos acciones son en SI mis-
mas distintas , pero ambas actuan en la unidad or-
ganica de la persona del joven: son dos modos com-
plementarios de ocuparse del hombre ; nacen de fuen-
tes diversas , pero confluyen en la tarea de engen-
drar al hombre nuevo ; estan hechas para colaborar
pienamente en el crecimiento unitario del joven .
No olvidemos una consideracion que es anterior.
Entre educacion y evangelizacion existe, por su mis-
ma nacuraleza, un nexo organico muy profondo.
Lo recordaba Juan Pablo II en la famosa endclica
Redemptor hominis. Se descubre este nexo ponien -

2.7 Page 17

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15
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
16. Redemptur homuus 8.
17. Gauc/111111 et ,pe.r 22 .
18. J L·A' P.1111 t> 11. Com/1
tucr6n apu,1()/,r,1 1ohrt'
las univerJftl.uln f.tl<JI,
ca.r: ECE 4-l .
do en relacion e! misterio de la creacion con e! de
la redencion. La redencion -afirma el Papa- es
una creacion renovada 16.
El Verbo no se encarno en una realidad ajena
a Dios, sino en la imagen de sf mismo proyectada
en el hombre creado. El Verbo, pues, no se encar-
no para afiadir nuevos valores parciales, sino para
purificar, dar plenitud y elevar los valores humanos
de la creacion: «mirabilius reformasti». Cristo es el
segundo Adan, e! hombre nuevo; es mis hombre
que todos cabalmente porque es Dios; no es alter-
nativa -corno decfamos-, sino plenitud: es el Se-
fior de la historia. Lo dice claramente el Concilio:
«En realidad, e! misterio del hombre solo se esclare-
ce en el misterio del Verbo encarnado. Porque Ada.o,
e! primer hombre , era figura del que habfa de ve-
nir (cf. Rm 5, 14), es decir, Cristo nuesuo Sefior.
Cristo -el nuevo Adan- , en la misma revelacion
del misterio del Padre y de su amor, manifiesta pie-
namente el hombre al propio hombre y le descubre
la sublimidad de su vocacion»17 .
La fe esta hecha para vivir en e! hombre y e!
hombre esta hecho para vivir de fe: fe y vida son
el binomio del futuro. «Una fe que se colocara al
margen de lo que es cultura serfa una fe que no
refleja la plenitud de lo que manifiesta y revela la
palabra de Dios, una fe decapitada ; peor todavfa,
una fe en proceso de autoaniquilaci6n»18.
Cuando el XXIII Capfrulo Generai habla de edu-
car a los jovenes en la fe, ciertamente no pretende
promover una forma antropocéntrica de educacion .
La expresion capitular «educar en la fe» significa pro-
piamente educar evangelizando. Aquf e! verbo 'edu-
car' no es autonomo; su signifìcado esta pienamen-
te relacionado con la palabra 'fe'. Si e! verbo 'edu-
car' fuera autonomo, indicarfa solo una tarea de ni-
vei cultura! ; en cambio, la expresion del Capfrulo
quiere sefialar una tarea de nivei pastora!. No signi-

2.8 Page 18

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
16
fica, pues , lo mismo decir 'educar' solo en su acep-
cion cultura!, que decir 'educar en la fe ' en el senti-
do capitular. Para influir en la realidad viva del su-
jeto , tenemos que lograr que se compenetren, con
reciprocidad de influjo, las aportaciones de la edu-
cacion y las riquezas de la evangelizacion , en mu-
tua circularidad, sin que se resuelvan conceprual-
mente una en otra , y haciendo que confluyan ar-
monicamente en la actividad pedagogico-pastora! di-
rigida a la unidad de la persona que crece.
En una palabra, el verdadero fin ultimo del hom-
bre nuevo solo es uno y a él tienden operativamen-
te las dos preocupaciones: !se trata de tornar en se-
rio la historia!
éPrimero educar y después evangelizar?
Aun dando por evidente la mutua reciprocidad
entre educacion y evangelizacion, todavfa cabe pre-
guntar si, en nuestra tarea, es primero la una o
la otra, a fin de saber por donde empezar a caminar.
En realidad la pregunta es artificiosa. El Capfrulo
exige simultaneamente la interaccion de las dos.
Podrfamos recordar que existen algunas realida-
des que estan antes que la actividad educadora . En
primer lugar, el joven , tal corno es , en la integri-
dad organica de su persona y del sentido tota! de
su vida : «Imitando la paciencia de Dios , acogemos
a los jovenes tal corno se encuentra el desarrollo
de su libertad»19 .
Después viene la aportacion de los acruales valo-
res de la cultura emergente con su contexto existen-
cial, que requiere sentido critico e imeligencia crea-
nva.
Por ultimo , la otra realidad que debe preceder
necesariamente es la habilidad pedagogico-pastoral
del educador, movido por una ferviente espiriruali-
19. Cons/1///C/()}/l' I 38.

2.9 Page 19

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17
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
dad pedagogica: aqui es donde reside el verdadero
secreto de la inseparabilidad de ambos polos.
Supuestos dichos antecedentes, debemos conven-
cernos de que la educaci6n debe inspirarse desde
el principio en el Evangelio y de que la evangeliza-
ci6n requiere ya desde el primer momento ser adap-
tada a la condici6n evolutiva de los j6venes. La edu-
caci6n encuentra su significado completo y una ra-
z6n mas de fuerza en el mensaje evangélico , y la
evangelizaci6n se dirige pienamente hacia el hom-
bre vivo, y halla su eficacia en los acercamientos
pedag6gicos.
Por otra pane, desde siempre el Evangelio, que
de por sf trasciende la evoluci6n humana, se ha en-
carnado en las diversas culturas, asumiendo sus va-
lores, purificandolas y perfeccionandolas con el ofre-
cimiento de horizontes mis amplios e influyendo
incluso en las diversas formas de sus expresiones:
arte, literatura, ciencia, derecho, polfrica, economfa,
etcétera.
Es urgente confrontar hoy la promoci6n del hom-
bre con las riquezas del misterio de Cristo.
Asf, la praxis educativa que sugiri6 el Capftulo
aparece simultaneamente corno participaci6n y pro-
secuci6n de la obra creadora del Padre y de la re-
denci6n del Hijo.
Es verdad que , en un cambio tan profondo co-
rno e! que vivimos a las puertas del tercer milenio ,
la evangelizaci6n ya no puede contar - corno en
el pasado- con un contexto socia! de religiosidad
cristiana; pero, precisamente por elio, debera es-
cuchar las interpelaciones de los tiempos , conside-
rar con atenci6n profética los presupuestos de la
respuesra humana a Dios y acudir a las disposicio-
nes naturales y culrurales que muestran una aper-
tura a la transcendencia persona! (busqueda de re-
ligiosidad), a la rranscendencia socia! (busqueda
de solidaridad) , a la transcendencia de sentido de

2.10 Page 20

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
18
la existencia (busqueda de valores) y a la transcen-
dencia de espiritualidad (busqueda profunda, aun-
que no siempre explkita , del misterio de Cristo).
Aqu1 se intuye la inseparabilidad, la redproca
atraccion y la necesidad de mutua y simultanea in-
teraccion de ambos polos.
Opcion de campo de san Juan Bosco y
ejemplaridad de su praxis
Un dato que nos ilumina e! significado de la ex-
presion capitular «educar a los jovenes en la fe» es
pensar que nuestro Fundador fue suscitado por el
Sefior para los jovenes, en cuanto destinatarios pri-
vilegiados de su actividad evangelizadora; cabalmente
por ellos eligio, corno campo de trabajo, la educa-
cion. Situo, as1, su mision apostolica en el area de
la cultura humana. Tradujo su ardiente caridad pas-
tora! a formas concrecas y eficientes de intervencion
educativa, conviniéndose en padre, maestro y ami-
go de los jovenes.
Con su originai vivencia dio un sello propio a
la praxis educadora; le infundio un alma de vitali-
dad permanente ; sintio la necesidad de dar orden
y caracter organico a las actuaciones pedagogicas; se
dedico a una renovacion concreta de la sociedad a
panir de un trabajo renovado y global con la ju-
ventud de los escratos populares. Su praxis pedago-
gica se presenta corno una actuacion operativa con-
vergente, en varios niveles: culturalmente, movién-
dose entre tradicion y modernidad; socialmente, ac-
tuando entre sociedad civil y convencida penenen-
cia eclesial; pedagogicamente, conjugando instruc-
cion, adiestramiento, educacion y evangelizacion; me-
todologicamente, actuando a la vez sobre los indivi-
duos, sobre los grupos y sobre la masa. Las separa-
ciones demasiado rfgidas se adaptan mal a su praxis
viva.

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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19
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
Aquf nos interesa, en panicular, una reflexion acer-
ca de la imegracion armonica y el mutuo intercam-
bio entre educacion y evangelizacion .
La praxis educadora es un arte, y la realiza un
artista. Ni en el arte ni en el artista se clan separa-
dos los aspeccos que imervienen en la accion, sino
que se compenetran en una energfa de sfntesis viva
que sabe hacer confluir armonicamente las aporta-
ciones de los diversos aspectos en la expresividad
de la obra que se quiere producir.
Evidentemente, en el hecho educativo no se trata
de esculpir un bloque de marmol, sino de saber
acompafiar a un sujeco libre a lo largo del proceso
de su maduracion. El concepto de arte , aplicado
a la educacion, se ha de interpretar analogicamente,
corno hacemos en el orden espiritual y ascético, don-
de se describe corno «arte de las artes».
En anatomfa distinguimos y separamos: en las
ciencias, la optica de la distincion es fundamento
de la identidad y autonomfa de cada disciplina. En
la vida, por el contrario, prevalece lo organico, que
une multiples diferencias; y, asf, en el arte triunfa
el genio de quien sabe concentrar mas aspectos en-
riquecedores en la realizacion de la obra maestra.
No solo es arte la tarea educadora; la actividad
evangelizadora también implica de hecho, en su im-
pulso intrfnseco de inculturacion, una dimension de
arte -aunque suponga vitalmente la intervencion
directa del Espfritu del Sefior, que por sf trasciende
cualquier metodologfa humana-, pues es una acti-
vidad que no suele prescindir de la colaboracion hu-
mana; por algo Cristo envio a sus Apostoles a las
diferentes culturas y pueblos: «Id y haced disdpulos
de codos los pueblos ... ensefiandoles a guardar ro-
do lo que os he mandado» 20_
La praxis pedagogica de san Juan Bosco une indi-
solublemente entre sf educacion y evangelizacion,
no de cualquier modo, sino con una peculiar com-

3.2 Page 22

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
20
penetracion armonica. La obra maestra a que llega
es e! ciudadano, que sera cabal si es buen cristiano .
Para descubrir e! secreto de la compenetracion en-
tre ambos polos , debemos penetrar en la personali-
dad del artista, a fin de procurar comprender en
qué ha consistido su habilidad.
Después del XXI Capitolo Generai ya hicimos
una reflexion sobre este tema, tan vita! para noso-
tros, en la circular «El proyecto educativo salesiano»,
de agosto de 1978 21. Ahora tomamos de nuevo su
hilo , convencidos de que el XXIII Capitolo Generai
nos impulsa a una mejor realizacion del mismo .
Nuestro trabajo es simultaneamente pedagogico
y pastoral: nuestra pastoral respira y acn1a en el area
de la educacion; y nuestra actividad educadora se
abre con asidua y competente inteligencia al evan-
gelio de Cristo.
San Juan Bosco siempre excluyo, en su actividad
pedagogico-pastoral, cualquier género de disociacion
entre ambos polos . El XXI Capitolo Generai afìr-
mo con claridad : «Tenemos conciencia de que edu-
cacion y evangelizacion son actividades distintas en
su orden; pero se hallan estrechamente unidas en
el terreno practico de la existencia»22
iCual es , por tanto , la caracteristica pedagogico-
pastoral de san Juan Bosco? Se situa en la inexhaus-
ta tradicion cristiana, que siempre, y sobre todo del
Humanismo en adelante , ha encomrado en la edu-
cacion el camino real de la pastora! juvenil : no po-
demos aislar a san Juan Bosco de esta tradicion de
la Iglesia. No obstante, actoo con una modalidad
propia, que nos dejo en herencia corno elemento
concreto de su carisma.
Las Constitociones hablan de la herencia del Sis-
tema Preventivo en dos artkulos -el 20 y e! 38- ,
colocados en niveles distintos aunque evidentemen-
te complementarios: el primero es expresion del es-
pfrito salesiano , que impregna roda la persona del
2 1 ,-\\ t"l.1.1 dd Cu 11,c ·10 Su
/' c'n v r ~1JO. juli o-
dili t'mbre de 11r8 .
22 . XX I Capitul u G rn na l.
I, .

3.3 Page 23

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21
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
.n. Cf. Cmu111110U11t'.1 IO .
2~ . 1\\ct.u Jd Cun.re;v S11-
penòr 290. p:ig. I 3.
educador; e! segundo seriala e! criterio metodologi-
co de nuestra misi6n para acompafìar a los jovenes
en e! delicado proceso de crecimiento de su huma-
nidad en la fe .
Podemos decir que ambos artkulos nos revelan
e! secreto que buscamos. En el santuario mas inti-
mo de la personalidad de san Juan Bosco, corno
su primero y fecundo dinamismo inspirador, encon-
tramos la caridad pastora! : el 'da mihi animas' vivi-
do seguo la indole originai e inconfundible del ora-
torio del Valdocco; es el «centro y sintesis» del espf-
ritu salesiano 23 . En la perspicacia y caracter practi-
co y creativo de san Juan Bosco, con miras a la
accion, hallamos la inteligencia pedagogica, que en-
carna su caridad pastora! en el area cultura! de la
educacion, con todas las exigencias propias de una
pedagogia adecuada.
La caridad pastoral impulsa y anima continuamente
hacia la meta ; la inteligencia pedagogica gufa en
el método , en la determinacion de las areas, en la
preparacion de los itinerarios y en la praxis circuns-
tanciada. «Entre impulso pastora! y método peda-
gogico -escribf en la circular de 1978- se puede
percibir una delicada distincion , uri! para la refle-
xion y profundizacion de aspectos sectoriales; pero
serfa ilusorio y peligroso olvidar la fntima relacion
que los une entre sf tao radicalmente , que resulta
imposible su separacion . Querer disociar de su alma
pastora! el método pedagogico de san Juan Bosco
serfa destruir una y otro»24 .
Poder afìrmar que el arte educador de san Juan
Bosco implica en su persona la union profunda en-
tre caridad pastora! e inteligencia pedagogica es ase-
gurarnos la claridad y las prioridades de las tareas
que debemos afrontar para poner en practica las de-
terminaciones capitulares y, especialmente, para in-
dicarnos lo que presupone necesariamente en noso-
tros un a nueva educacion.

3.4 Page 24

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
22
Pero tratemos de seguir adelante.
Educar evangelizando
En nuestros discernimientos posconciliares hemos
expresado la opci6n de campo de san Juan Bosco
mediante el eslogan de «evangelizar educando y edu-
car evangelizando 25 . Es una formula que considero
acertada y Ilena de expresividad. Sin embargo, hay
que entenderla bien, para no dar cabida a formas
de desuni6n que exalten un aspecto y de hecho ol-
viden el otro , o reduzcan el uno al otro sin tener
en cuenta la dinamica que existe entre ambos y su
relaci6n mutua.
Si falta esta profundizaci6n, corremos el peligro
de caer en formas de naturalismo -olvido de la
acci6n interior de la gracia y de la actuaci6n del
Espfritu Santo-, o de sobrenaturalismo -olvido del
trabajo humano y de la necesaria competencia pe-
dagogica requerida por el arte de educar en la fe- .
Aquf vale la pena citar un pensamiento de la
exhonaci6n apostolica Catechesi tradendae donde se
invita a reflexionar sobre la pedagogfa originai de
la fe . «Entre las numerosas y prestigiosas ciencias
del hombre -afirma el Papa- que han progresa-
do enormemente en nuestros dfas , la pedagogfa es ,
sin duda , una de las mas importantes. Las conquis-
tas de las otras ciencias -biologfa , psicologfa ,
sociologfa- le ofrecen aponaciones preciosas. La cien-
cia de la educaci6n y e! arte de ensefiar son objeto
de continuos replanteamientos con miras a una me-
jor adaptaci6n y a una mayor eficacia, aunque con
resultados desiguales. Pues bien, hay asimismo una
pedagogfa de la fe, y nunca se ponderara bastante
lo que ésta puede hacer por la catequesis , ya que
resulta normai adaptar, en beneficio de la educa-
ci6n en la fe, las técnicas perfeccionadas y compro-
25. Cf. Capitu lo Ge nerai
Especial 2i 4-34 1; XX I
Capi,u ln Genera i
80- 104 .

3.5 Page 25

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23
7. CARTA DEL RECTOR MAYOR
2c, Cùtechn, trddnuhe )H
badas de la educacion en generai. Sin embargo, es
importante tener presente en todo momento la ori-
ginalidad fundamental de la fe» 26 .
Creo que esta cita de Juan Pablo II es sin duda
util para iluminar nuestra praxis pastora! y pedago-
gica, y pienso que nos debe acompafiar al releer
algunas exigencias del Sistema Preventivo.
Ya hemos visto que la educacion nunca debe ser
estatica, pues tiene que adecuarse continuamente al
devenir del sujeto y de la cultura. Ha de poder
ofrecer a la evangelizacion una lectura existencial de
los valores .humanos que debe impregnar, profundi-
zar la naturaleza especffìca que para ella ha querido
el Creador dotandola de consistencia y finalidad pro-
pias, hacer percibir el sentido realista de la gradua-
lidad del camino y ayudar a programar los itinera-
rios. Tiene que saber realizar también una funcion
crftica positiva freme a ciertas modalidades de evan-
gelizaci6n que pueden pecar de ingenuidad y de
abstraccion, asf corno saber estimular, al trazar el
proyecto pastora!, una indispensable conciencia pe-
dagogica, para no prescindir nunca del fundamen-
tal aspecto positivo de los valores humanos, aunque
estén heridos por el pecado.
Pero educar evangelizando significa, sobre todo,
no olvidar nunca la unidad substancial de la perso-
na del joven. La actividad educativa, pues, debe
mantenerse inteligentemente abierta a quien le in-
dica con claridad y objetividad la finalidad suprema
de la existencia humana y basarse en una antropo-
logfa que no excluya el acontecimiento historico de
Cristo .
Sabemos igualmente que la actividad evangeliza-
dora se ordena a la formacion del creyente, es de-
cir, a cuidar la fe de este hombre redimido por
Cristo, sabiendo muy bien que la revelacion «no
es propiamente maduracion humana o respuesta ex-
plkita a una siruacion problematica , sino iniciativa

3.6 Page 26

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
24
de Dios , don, interpelaci6n, vocaci6n, pregunta.
El Evangelio , antes incluso de responder, pre-
gunta» 27.
El evangelizador no puede renunciar a ser, ante
todo , profeta de la palabra de Dios. Pero el Evan-
gelio esta hecho para ser inculturado, nunca ha exis-
tido en abstracto ; la palabra de Dios es lluvia que
fecunda la tierra; la fe no existe corno algo autono-
mo; el creyente es un hombre vivo que incluye el
'ofìcio de ser persona' en cuanto dimensi6n cumbre
de su existencia, el ofìcio de confrontarse con Cristo
su hermano, nuevo Adan.
Actualmente se insiste en promover el crecimien-
to de una fe operativa que se caracterice por la di-
mensi6n socia! de la caridad con miras a la llegada
de una cultura de la solidaridad; se cuida la conso-
lidaci6n, en cada uno de los creyentes, de la comu-
ni6n y participaci6n eclesial con especial referencia
a la Iglesia locai y a una convencida adhesi6n al
ministerio de Pedro; se da prioridad a la implica-
ci6n activa del laicado asignando un lugar preferen-
te a los j6venes, para que sean de verdad «protago-
nistas de la evangelizaci6n y artffìces de la renova-
ci6n socia!»28 ; se escimula un aumento de la sensi-
bilidad hacia los ultimos (pobres, marginados, emi-
grantes y los mas necesitados en generai), y se rea-
viva un mayor conocimiento y corresponsabilidad en
la acci6n misionera . Todos ellos son aspectos que
introducen en la pastora! una grandfsima urgencia
de encarnarse de modo concreto en la actual condi-
ci6n humana; en una palabra, se trata de saber evan-
gelizar educando.
La actividad educadora, a su vez, encuentra en
el Evangelio una ayuda formativa para la madura-
ci6n de la libertad y de la responsabilidad , un apo-
yo en la busqueda de identidad y de sentido , una
gufa iluminante para la formaci6n de la conciencia,
un modelo sublime para la autenticidad del amor,
27. Actas de l Consejo Su-
perior 290 . pag . 4 1.
28 . Chnstijìdeles /a,à 46.

3.7 Page 27

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25
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
un horizonte mas claro y obligante para la dimen-
si6n socia! de la persona, y una modalidad mas am-
plia de actuaci6n y de servicio en el comun camino
hacia el Reino. La dignidad de la persona se eleva,
en la interacci6n con la fe, a la cumbre de su caric-
ter creatura! de imagen de Dios con un destino uans-
cendente que da nuevo rostro a todos los derechos
humanos .
Ademas , el educador, dentro del proceso de ma-
duraci6n del sujeto, hace mas consciente la activi-
dad pastora! -cabrfa decir, incluso, que la educa-
para ofrecer oponunamente al crecimiento persona!
un suplemento de alma. De ese modo, las apona-
ciones especffìcas de la evangelizaci6n (escucha de
la palabra de Dios, oraci6n y liturgia, efectiva co-
muni6n eclesial, panicipaci6n activa en los queha-
ceres de la caridad) son también, ademas de modos
de vivir cristianamente, mediaciones exquisitamente
educativas, que pueden conducir a gustar las rique-
zas de la libenad y de la responsabilidad. Respon-
den magnificamente a la busqueda de sentido e
identidad y ayudan a discernir los verdaderos valo-
res en el desconcieno generai del pluralismo.
La preocupaci6n evangelizadora de san Juan Bos-
co -nos escribi6 el Papa- «no se limita a la cate-
quesis , o a la liturgia, o a los actos religiosos que
requieren ejercicio explkito de la fe y a ella condu-
cen , sino que abarca todo el dilatado sector de la
condici6n juvenil. Se coloca, pues, en el proceso
de formaci6n humana, consciente de las deficien-
cias , pero también optimista en cuanto a la madu-
raci6n progresiva y convencido de que la palabra
del Evangelio debe sembrarse en la realidad del vi-
vir cotidiano, a fin de lograr que los j6venes se com-
prometan con generosidad en la vida. Dado que
se hallan en una edad peculiar para su educaci6n,
el mensaje salvifico del Evangelio los deberi soste-
ner a lo largo del proceso de su educaci6n y la fe

3.8 Page 28

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
26
habra de convertirse en elemento unificador e ilu-
minante de su personalidad» 29.
Nuesrro Fundador estaba convencido de que la
educacion del ciudadano integro tiene sus rafces en
la formacion del buen cristiano ; mas aun , afirmaba
que «solo la religion (es decir, la fe cristiana) es
capaz de comenzar y llevar a cabo la gran tarea
de una verdadera educacion» 30.
«Es cierto que su mensaje pedagogico -nos es-
cribio también el Papa- requiere aun ser profun-
dizado, adaptado y renovado con inteligencia y va-
lentia, precisamente porque han cambiado los con-
textos socioculturales, eclesiales y pastorales .. . No
obstante, la substancia de su ensefianza permanece,
y la peculiaridad de su espfritu, sus intuiciones , su
estilo y su carisma no pierden valor, pues se inspi-
ran en la pedagogia transcendente de Dios»3I.
)O. Me111oni1J BwgrJjìc,1J
III . 605: ,f. VII . 762.
31. b111l' n 11111 p.11ns 13.
Leyendo una vez mas el Sistema Preventivo
El XXIII Capitulo Generai es , en su conjunto,
una invitacion apremiante a profundizar la criterio-
logfa pedagogico-pastora! del Sistema Preventivo , con-
centrando la atencion sobre algunos elementos clave
en la busqueda de lo que debe ser para nosotros
la nueva educacion. El Papa nos recordo que la praxis
de san Juan Bosco «representa, de algun modo, la
sintesis de su sabiduria pedagogica y constituye el
mensaje profético que lego a los suyos y a roda
la lglesia»32 .
Ed ucacion y evangelizacion actuan , dentro del Sis-
tema Preventivo , en intima y armoniosa reciproci-
dad . Su explicacion esta en la intuicion de que la
praxis operativa de san Juan Bosco es un arte
pedagogico-pastora), pues tradujo la ardiente can-
dad de su ministerio sacerdotal a un proyecto con-
creto de educacion de los jovenes en la fe .
32. /11 vt11111111 /Mini 8.

3.9 Page 29

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27
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
B. ,\\11:111urr.1, B1ogrJ/ni11
XV I. -1\\ (,
El ane , corno decfamos, necesira tocar directamenre
la realidad objetiva, para incidir sobre ella en la
busqueda de sentido , de hermosura y de sublima-
cion . Es una forma de acrividad del genio; exalta
su talento inventivo y su creatividad expresiva; por
ella e! anista se modifica también a si mismo al
realizar su tarea. Lo que le impulsa a acruar es un
fuego interior, una inspiracion ideai, una pasion de
su corazon , iluminado por e! genio. Con razon Juan
Pablo II llamo a san Juan Bosco , en cuanto educa-
dor, «genio del corazon».
Hemos visto que esce fuego interior se llama cari-
dad pastoral: amor apostolico que siente predilec-
cion por los jovenes; amor que estimula la inteli-
gencia pedagogica a rraducirse concretamente a iri-
nerarios educativos. De esce estimulo interior y de
esca intuicion pedagogica nacio e! Sistema Preventi-
vo . No se trata de una formula estatica y magica,
sino de un conjunro de condiciones que habilitan
para la paternidad y maternidad educativa. Veamos
algunas de las condiciones mas signifìcarivas y que
tienen su raiz en la fìdelidad al Fundador , cuyo
carisma es, por naturaleza, permanente y dinamico
y, por tanto, en crecimiento vita!. Uno de los prin-
cipios gufa de san Juan Bosco se formula asi: «Es
preciso procurar conocer nuestra época y adaptarnos
a ella»33 .
Hoy no sentimos implicados en e! giro antropo-
logico, pero no nos ahogamos en un antropocen-
m smo reductivo.
a. Creatividad del artista
La tarea de educar evangelizando supone , en quien
la realiza , una condici6n de base absolutamente in-
dispensable . La hemos visto claramente en san Juan
Bosco: es a la vez impulso pastora! e inteligencia

3.10 Page 30

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
28
pedagogica, intimamente unida.s entre si por la gra-
cia de unidad. Se trata de una especie de pasion
apostolica, un genio pastora! , con miras a la fe de
los jovenes. El actual clima de secularizacion -don-
de incluso el desarrollo de las ciencias de la educa-
cion sigue, mas de una vez, un recorrido contami-
nado de incrustaciones ideologicas- es una provo-
cacion de fondo para nuestra consagracion apostolica.
!guai que en el ane tienen extraordinaria impor-
tancia los principios metodologicos, a.si la inteligen-
cia pedagogica esta llamada a dar un tonalidad es-
pecial, a imprimir una fisonomfa propia a la cari-
dad pastora!. En san Juan Bosco el principio meto-
dologico de ba.se para actuar corno anista de la edu-
cacion fue su actitud de afecto: construir confianza,
familiaridad y amistad por medio de la exigente a.s-
cesis del 'hacerse querer'. El Sistema Preventivo Ile-
va consigo la mistica de la caridad pastora! y la a.s-
cesis del afectò. De aqui procede el sentido de pa-
ternidad espiritual que, aunque se dirige a muchos,
sabe atender a cada uno con tacto y orientacion per-
sonales en clima de familia .
El Capfrulo nos recuerda que dicha caridad peda-
gogica no es solo individuai de cada salesiano, sino
que debe ser caractedstica de la comunidad locai,
porque es ésta, en definitiva, el primer agente de
nuestra mision. Es, por tanto, condicion fundamen-
tal, para el buen resultado de la nueva educacion,
que toda comunidad sea verdaderamente signo de
fe y ambiente de familia, a fin de convenirse en
centro de comunion y panicipacion 34.
jLa creatividad del artista tiene , pues , su rafa en
una espiritualidad salesiana vivida!
34. Cf. XX III Capiru lo Ge-
nerai 2 15-2 18.
b. En solidaridad con los j6venes
El llamamiento a ir a los jovenes es la «primera
y fundamental urgencia de la educacion» 35 , reali- 35 1""'"""' ;,.,n,·14 .

4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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29
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
zada en una convivencia que es expresi6n de solida-
ridad operativa. El joven -lo hemos dicho con
frecuencia- es sujeto activo en la praxis educativa
y debe sentirse verdaderamente implicado corno pro-
tagonista en la obra de arte que se pretende realizar.
La experiencia de san Juan Bosco con Domingo
Savio (su obra maestra), o con Miguel Magone y
Francisco Besucco, es también para nosotros sugesti-
va y estimulante. él no actuaba con ellos cautivan-
dolos educativamente, sino comparciendo responsa-
bilidades. En esto le guiaba la convicci6n de la pri-
macfa de la persona de los j6venes, y, por canto,
del valor esencial de su libercad y de la imporcancia
de su protagonismo. En la integridad armonica de
la persona vefa la imprescindible interacci6n entre
educaci6n y evangelizaci6n; y en la libercad basaba
su convicci6n de que la tarea del educador no pue-
de subscituir la del educando, sino mas bien susci-
tarla y forcalecerla .
En esca especie de pacto educativo comparcido era ·
donde se formaba aquel ambiente sereno y gozoso
que hacfa fecunda toda la accividad. Esta solidari-
dad educativa resulca hoy mas necesaria que nuoca,
cuando e! ambiente de la familia, de la escuela,
de la sociedad y de la parroquia no esta en sufi-
ciente consonancia con las exigencias formacivas del
crecimiento juvenil.
c. Con la mirada puesta en el Hombre nuevo
El aree de la educaci6n, corno cualquier arte , cien-
de, por su propia nacuraleza, a la piena realizaci6n
del fin por el que actua. No se hace arte sin finali-
dad ; su dinamismo vivo se concentra en la energfa
con que ciende hacia el fin, sin cansarse ni desistir
durante las etapas intermedias. El olvido del fin ul-
timo, o el desvfo en su opci6n , quica sentido a co-

4.2 Page 32

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
30
da la obra de arte. En el orde□ praccico, el fin ulti-
mo tiene canea importancia corno la del principio
absoluto y evidente en el orde□ especulacivo.
Ahora bien, objecivamente -por convicci6n de
fe- el fin o la meta a que tiende la tarea educati-
va es Cristo, el hombre nuevo; todo joven esta lla-
mado a madurar en él y a su imagen . El XXIII
Capftulo Generai indica con claridad la meta glo-
bal , es decir, el «tipo de hombre y de creyente que
hay que promover en las circunscancias concretas de
nuescra vida y de nuescra sociedad corno referencia
en el plano de la mentalidad y de la vida»36.
Nuoca entendera a san Juan Bosco educador ni
su pedagogfa -solfa decir Alberto Caviglia- quien
no parta de este principio metodologico de la con-
ciencia clara del fin ultimo y de su presencia cons-
tante a lo largo de rodo el camino.
Accualmente surgen , desde discintas posiciones, re-
novadas contestaciones a esca finalidad ultima ; des-
de el ambito laicista es facil escuchar que la educa-
ci6n humana no necesica ningun adjecivo que la
califique, ni siquiera el de 'cristiano' ; o bien, desde
las grandes religiones , se objeca que cada una de
ellas tiene su palabra que decir sobre el fin supre-
mo del hombre.
No se crata de entrar en polémica, sino de escar
convencidos de que el acomecimiemo Cristo no es
simplemente la expresi6n de una formulaci6n reli-
giosa, sino un hecho objecivo de la historia humana
que se refiere en concreto a cada uno de los indivi-
duos de la especie y que da un sentido definitivo
a la misma historia . Toda persona tiene necesidad
de Cristo y hacia él ciende, aunque no lo sepa. Es
derecho existencial de todo hombre poder !legar a
él; impedirlo es, de hecho, conculcar un derecho
humano. La tendencia hacia Cristo - conscieme o
inconsciente, adormecida o no- es intrfoseca a la
naturaleza del hombre, creado objetivamente en el
l(i. C.I . XX III C."pi1u lo e;,..
m·r;,I 11 2- 11>.

4.3 Page 33

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31
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
orden sobrenacural ; donde el proyecto hombre esta
pensado con miras al misterio de Cristo, y no vice-
versa .
Esta consideracion debe ser una conviccion irre-
movible en el corazon y en la mente de todo edu-
cador que se inspire en el Sistema Preventivo; lo
sostendra y lo iluminara también en las situaciones
de contexto adverso .
La busqueda de eficacia, cueste lo que cueste ,
y el relativismo religioso suelen concentrarse mas en
los medios que en los fines ; elio va en pequ1c10
de la personalidad de los jovenes .
.,-. l111 1t!1/IIII/ ;,.1/111 8
d. Por una labor de car!icter preventivo
Juan Pablo II nos recordaba que el estilo preven-
tivo de san Juan Bosco es «el arte de educar en
positivo , proponiendo el bien en vivencias adecua-
das y envolventes, capaces de acraer por su nobleza
y hermosura; el arte de hacer que los jovenes crez-
can desde dentro, apoyandose en su libertad inte-
rior , venciendo condicionamientos y formalismos ex-
teriores ; el arte de ganar el corazon de los jovenes,
de modo que caminen con alegrfa y satisfaccion ha-
eia el bien, corrigiendo desviaciones y preparando
para el mariana por medio de una solida formacion
de su caracter»37 .
Se trara de llegar a donde nacen y arraigan los
comportamientos , a fin de lograr una personalidad
capaz de decisiones propias y de discemimiento del
mal, para no ser presa de las desviaciones ambien-
tales ni de las inclinaciones de las pasiones . En esta
labor preventiva, acompafiada de una convivencia
cordial y constante con los jovenes, inrervienen si-
multaneamente la pedagogia y la fe de modo con-
creto y operativo , no retorico ni palabrero; con in-
sistencia gradua! , con revisiones y esdmulos, con hu-

4.4 Page 34

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
32
mildad y realismo, con ayudas de orden natural y
de naturaleza sacramentai, pensando con paciencia
pedagogica que «lo optimo es enemigo de lo bueno».
e. Uniendo , en un solo faro de luz, raz6n
y religi6n
Impulsado por la caridad pastora! y guiado por
la metodologia del afecto, el educador-pastor coor-
dina pedagogicamente las grandes luces formativas
que proceden tanto de la razon corno de la fe. Am-
bos elementos deben confluir para desarrollar la per-
sonalidad del joven, asegurando luz a la mente y
ayuda concreta a la voluntad: «iluminar la mente
para hacer bueno el corazon» 38.
Aquf desempefia un papel especial la interaccion
encre educacion y evangelizacion, la convergencia en-
tre naturaleza y gracia, entre cultura y Evangelio,
entre vida y fe . Aquf entra también la peculiar efì-
cacia educativa del conocimiento y frecuencia de los
sacramentos . No estara de mas aquf una breve re-
flexion al respecto.
De ningun modo se rebajan los sacramentos de
su orden de misterio al de medio pedagogico ; lo
que se piensa es, mas bien, que la eficacia divina
del acontecimiento Cristo tiene también una pro-
yeccion propia en la praxis educativa. Cristo no es
solo la meta global y la cumbre del hombre nuevo;
es asimismo «el camino y la vida», cuya eficacia in-
trfnseca corresponde también al nivei metodologico
de las mediaciones de crecimiento de la persona .
Y, en efecto , el Sistema Preventivo hace todo lo
posible por concordar la actividad del sujeto ('opus
operantis') y la eficacia intrfnseca del sacramento
('opus operatum'). Precisamente porque el educador-
pastor esta convencido, por fe , de la eficacia de la
liturgia cristiana , cuida pedagogicamente las cuali-
38 . J UAN Bo,co, Stona Sa -
cra per uso nelle 1cuo-
/e, Prefazio ne . T urin ,
Sp ei rano e Fe rrero,
184 7 O pere Edite , v.
111 , pag . 7.

4.5 Page 35

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33
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
dades y los comportamientos humanos que dispo-
nen adecuadamente a participar en ella.
San Juan Bosco siempre vio en la Eucaristia y
la Penitencia los dos pilares de su praxis pedag6gico-
pastoral .
f Con atenci6n creativa al ttempo libre
39. XX II I Capimio Gene rai
274
40 . Cons111uc1ones 40.
4 1. Cf. XXI II Capftulo G e-
nerai 274 -275 .
42 .. Cf. Actas del Consejo
Superio r 294 , octubre-
d iciem bre de 1979.
El Capfrulo afìrma que «la vida de grupo es ele-
mento fundamental de la tradici6n pedagogica sale-
siana»39 . La tarea educadora de san Juan Bosco se
distingue por la iniciativa oratoriana, que implica
el sentirse solidario con los j6venes, empezando a
dar espesor educativo a su tiempo libre . Es una ex-
periencia formativa peculiar, que no va contra la
educaci6n forma! y sus instituciones , sino que las
precede y, a menudo , las requiere, en cuyo caso
las impregna infundiéndoles un caracter tipico de
implicaci6n juvenil. La inventiva oratoriana sigue sien-
do hoy , para nosotros, «criterio permanente de dis-
cern1m1ento y renovaci6n de roda actividad y
obra» 40 .
En esta praxis oratoriana ocupan un espacio de
privilegio los grupos juveniles con su variedad de
expresiones; en ellos se favorece la comunicaci6n in-
terpersonal y el protagonismo; de hecho constituyen
no pocas veces el unico elemento estructural para
acceder a los valores de la educaci6n y de la evan-
gelizaci6n .
El Capfrulo nos habl6 del Movimiento Juvenil Sa-
lesiano, formado por grupos y asociaciones que, «aun
manteniendo su propia autonomia organizativa, se
reconocen en la espiritualidad y pedagogia sale-
siana»4 1.
Ya en 1979 el Papa nos habia hecho un calido
llamamiento , para recordarnos la urgente necesidad
de que renacieran modelos validos de asociaciones
juveniles cat6licas 42 .

4.6 Page 36

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
34
He aqui un modo muy concreto de leer el Siste-
ma Preventivo a la luz del criterio oratoriano. La
experiencia nos esta demostrando que el cuidado de
los grupos y asociaciones es una actividad que debe-
mos incrementar y coordinar, «abietta, de cfrculos
concéntricos, que une a muchos jovenes: desde los
mas lejanos, para quienes la espiritualidad es una
referencia que solo vislumbran por el ambiente en
que se sienten acogidos, hasta los que de modo cons-
ciente y explfcito hacen propia la propuesta salesia-
na. Estos ultimos constituyen el nucleo animador
de todo el Movimiento»43.
Evidentemente, sobre todo con este nucleo ani-
mador, habra que profundizar y explicitar los valo-
res de la espiritualidad juvenil que tanto amaba san
Juan Bosco .
43. X.X 111 Capfw lo Generai
276.
g. Hacia el realismo de la vida
Una de las caracterfsticas de la actividad pedago-
gica de san Juan Bosco es su aspecto practico, o
sea, el querer capacitar a los jovenes para lo concre-
to de la vida social y eclesial. En la praxis educativa
no basta la teorfa; es preciso unir, a la formacion
de la mente y del corazon, la adquisicion de habili-
dades operativas y relacionales, espfritu de iniciati-
va, capacidad sincera de sacrificios pequefi.os y gran-
des, inclinacion persona! al trabajo con sentido de
responsabilidad, aprendizaje de servicios y oficios;
en una palabra, un adiestramiento en el realismo
de la existencia con crecieme semido de seriedad
y de colaboracion.
Todo elio para formar al buen ciudadano, acom-
pafi.ado del cultivo de las actitudes de comunion
y participacion en careas de la comunidad eclesial
(asociaciones, grupos , servicios apostolicos).
El aspecto pracrico, pues , se inreresa por ejercitar

4.7 Page 37

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35
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
44 . Cf. S11111111.1 1heolog1t:11,
p . lii. qq . 18 )' 19 .
45 . Cf. L1t111 l'll gen/111111 8.
a los j6venes en actitudes sociales y eclesiales con-
cretas , abriendo la maduraci6n de la persona , me-
diante modalidades vividas, al bien comun y a la
vivencia de Iglesia.
- En todas estas exigencias y condiciones peda-
g6gicas que hemos indicado, sigue siendo centrai
la fuerza de la gracia de unidad, que hace confluir
armonicamente en mutua interacci6n el educar y
el evangelizar.
Para intentar comprender cada vez mejor sus di-
namismos, la fe nos impulsa a escrutar el misterio
de Cristo, Dios y hombre verdadero ; en él vibra
una misteriosa unidad entre el orden creatural (con
el dinamismo propio de sus valores humanos) y la
encarnaci6n del Verbo , con las riquezas propias de
su esencia divina. En Jesucristo existe una armonio-
sa organicidad existencial que se apoya en una dua-
lidad de naturalezas inseparables. Santo Tomas de
Aquino supo analizar con agudeza esta inefable con-
vergencia unitaria: profundiz6 el principio de la uni-
dad de la persona distinguiendo los dinamismos que
califìcan las dos naturalezas 44.
Lo cual no significa que, en nuestro caso , apli-
quemos univocamente lo que es propio y exclusivo
de Jesucristo; sin embargo, el mismo concilio Vati-
cano II compara, «por una notable analogia», la rea-
lidad eclesial de los fieles con el misterio sublime
del Verbo encarnado 45.
Santificarse educando
46 . Cf. Actas de l Consejo
Ge nera i 3.l4, oc tubre -
diciembre de 19•)0 .
47. Cf. Actas dtl Conscjo
Generai 33 I , I.o N11eva
Evange/Jzac,(m . pags.
26-2 9 .
En otra circular reflexionamos sobre la espirituali-
dad salesiana para la nueva evangelizaci6n 46 . El
nuevo ardor de que habla el Papa significa un fuer-
te relanzamiento de la interioridad apostolica , que
es la rafz de nuestra indole en la Iglesia 47 . Aquf

4.8 Page 38

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
36
debemos afiadir que la espiricualidad salesiana re-
presenta para nosotros la fuerza de sfntesis santifica-
dora en la nueva educaci6n.
El XXIII Capfculo Generai nos asegura que la
educaci6n es «e! lugar privilegiado de nuestro en-
cuentro con Dios»48. Implica una peculiar espiricua-
lidad apostolica, que es simultaneamente pastora!
y educadora, «siempre atenta al contexto del mun-
do y a los retos de la juventud : requiere flexibili-
dad, creatividad y equilibrio , y busca con seriedad
las competencias pedag6gicas apropiadas. En la ra12
se balla la consagraci6n apostolica 49 que , desde e!
interior de su respirar por las almas , asume los valo-
res pedag6gicos y los vive corno expresi6n concreta
de espiricualidad» 50 . !No es solo espiricualidad pa-
ra la educaci6n en generai, sino verdadera espiricua-
lidad de la educaci6n en la fe!
Recordemos lo que nos escribi6 Juan Pablo II :
«Quiero considerar, sobre rodo, que san Juan Bosco
realiza su santidad persona! en la educaci6n, vivida
con celo y coraz6n apostolico , y que simultanea-
mente sabe proponerla corno meta concreta de su
pedagogfa. Precisamente tal intercambio entre edu-
caci6n y santidad es un aspecto caracteristico de su
figura : es educador santo , se inspira en un modelo
santo - Francisco de Sales- , es discfpulo de un
maestro espiricual santo - ]osé Cafasso- y entre sus
j6venes sabe formar un alumno santo -Domingo
Savio-» 51.
Tienen raz6n las Constituciones cuando presen-
tan e! Sistema Preventivo corno vivencia espiricual
y educativa que san Juan Bosco nos transmiti6 «co-
rno modo de vivir y crabajar, para comunicar e! Evan-
gelio y salvar a los j6venes con ellos y por medio
de ellos. Este sistema informa nuestras relaciones con
Dios , e! trato persona! con los demas y la vida de
comunidad en la prictica de una caridad que sabe
hacerse amar»52 .
!i8 . XX III Capi,u lo Generai
')) .
49 . Co111!1/m.:wne.1 3.
50 . r\\rtas de l Co nse jo Ge-
nera i. 33-1. p:ig. 3-l
5 1. l 1111,, 1111111 /}Jl11J 5.
'.>2 . Cu11.1111111101" '·' 10.

4.9 Page 39

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37
1. CARTA DEL RECTOR MA YOR
'Nuescro Fundador nos ensefia que debemos san-
tificarnos educando!
La tarea salesiana de educar pide que dedique-
mos amplios espacios y tiempos adecuados a la con-
vivencia con los jovenes, sobre rodo hoy, por la com-
plejidad y el caracter problematico de su contexto.
La llamada a esta convivencia -lo mas continua
e intensa posible- es elemento cardinal en nuestro
crabajo de santifìcacion y también la razon principal
del nacimiento y crecimiento de vocaciones. Agus-
tin Auffray, amor de una conocida biografia de san
Juan Bosco que merecio el aplauso de la prestigiosa
Academia Francesa, sintetizaba esta modalidad pe-
dagogica en la frase: «Estar allr [con los jovenes]
todos y siempre: tous et toujours» .
Ello exige un corazon que desborde de caridad
pastora! y una mente rica en inteligencia pedagogi-
ca y una solidaridad espiritual y educativa vivida
en los momentos feriales y cotidianos, asf corno en
las horas diffciles, crfticas o exaltantes. Aquf se com-
prende rodo el sentido ascético-mfstico de lo que
<leda san Juan Bosco de sf mismo: «Yo por vosotros
[jovenes] estudio, por vosotros crabajo, por vosotros
vivo, por vosotros estoy dispuesto incluso a dar mi
vida ... Me basta que seais jovenes, para que os
)3 Cf. Comt1!11C1ones 14. ame con roda mi alma» 53 . «No dio paso, ni pro-
nuncio palabra, ni acometio empresa que no ruvie-
'H . Cf. Conr/1/11c1un,, 21 ra por objeto la salvacion de la juventud»54.
Segun el pensamiento de nuestro Fundador, sus
hijos no deberfamos ser personas que solo se dedi-
can a los jovenes profesionalmente, sino que hacen
de su crabajo educativo el espacio espiritual y el
centro pastora! de su vida, de su oracion, de su
profesionalidad y de su vivir cotidiano. Estamos in-
vitados a adquirir una espiritualidad que no disocie
el propio ser del propio acruar, que nunca separe
la finalidad evangelizadora de la educativa, y vice-
' versa, y vinèule el crecimiento en la santidad perso-

4.10 Page 40

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
38
nal a una cualificada actividad pedagogica. Aqui esta
el secreto del genio del artista educador cristiano .
La caridad pastora! del espfritu salesiano implica la
repetidas veces citada y preciosa gracia de unidad,
de la que el Santo Padre nos dijo que «es fono
del poder del Espfritu Santo, que garantiza la inse-
parabilidad vita! entre union con Dios y entrega al
projimo , entre interioridad evangélica y accion apos-
tolica , entre corazon orante y manos activas ... Si
se resquebraja, queda abierto el espacio para los ac-
tivismos o los intimismos , que constituyen una ten-
tacion insidiosa para los institutos de vida apostolica.
En cambio, las secretas riquezas que encierra esta
gracia de unidad son la confirmacion explkita ...
de que la union con Dios es la verdadera fuente
del amor activo al projimo» 55.
Segun esta perspectiva de espiritualidad, no solo
se llega a la confianza fundamental del «nada te
turbe», sino que también se vive a diario de la es-
peranza que «cree en los recursos naturales y sobre-
naturales» de los jovenes, sabe captar «los valores
del mundo» y se niega a «lamentarse del riempo
en que vive» 56 . Una espirimalidad de optimismo
y de alegrfa , que se vive en el trabajo y en la tem-
planza y da una fisonomfa de 'gente en fiesta', pe-
ro muy trabajadora y activa, creativa y flexible , arrai-
gada en una tradicion, pero dinamicamente moder-
na, fiel a la suprema novedad de Cristo y abierta
a los valores culmrales emergentes 57•
No cabe duda, una espiritualidad de esta natura-
leza es fruto de esfuerzo, entrega , reflexion, estu-
dio, busqueda y cuidado continuo y vigilante; pero
hunde su ra12 en la union constante con Dios, se
traduce a oracion y accion, y es mistica y ascesis.
De esa manera, sirve para santificar no solo a la
propia persona, sino también a la de los jovenes.
Las Constituciones nos dicen que el testimonio de
nuestra espirimalidad «revela el valor unico de las
'i'i. XX III Capiw lo Generai
552.
)6. Cf. Cu11.1l1/110011n i - .
)-. Cf. Cv!l,/1//IO(Jllt'L
c1p 2.

5 Pages 41-50

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5.1 Page 41

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39
1. CARTA DEL RECTOR MA YOR
bienavencuranzas y es el don mas precioso que po-
demos ofrecer a los j6venes»58 .
)') . XXIII Capitulu Generai
'))
60. l llt't'll ll/ll f, tln., \\ (i.
Y, sin embargo, nuestra samifìcaci6n es también
don que nos viene de los j6venes, porque «creemos
que Dios ama a los j6venes; ... que Jesus quiere
compartir su vida con los j6venes; ... que el Espiri-
tu se hace presente en los j6venes y que por su
medio quiere edificar una comunidad humana y cris-
tiana... Creemos que Dios nos esta esperando en
1
los j6venes para ofrecernos la gracia del encuentro
con él y disponernos a servirle en ellos, reconocien-
do su dignidad y educandolos en la plenitud de la
vida»59 .
Con ellos se podra hacer el camino de fe gracias
a una espiritualidad educativa comun a educadores
y a j6venes, aunque en niveles y grados diferentes;
dicha espirirualidad se converrira en «pedagogfa rea-
lista de la santidad ... La originalidad y audacia
de la propuesta de una santidad juvenil es intrfnse-
ca al arre educador de san Juan Bosco, que con
raz6n puede defìnirse corno maestro de espiriruali-
dad juvenil»60 .
El Capitulo centra la atenci6n de salesianos y j6-
venes en esta espirirualidad, para ser, rodos juntos,
arrifìces de la sintesis vital enrre cultura y Evange-
lio , enrre vida y fe, emre promoci6n humana y tes-
timonio cristiano. Debemos saber santifìcarnos te-
niendo en cuenta las novedades de nuesrra época,
dedicandonos con esmero a la nueva evangelizaci6n
precisamente porque somos expertos en nueva edu-
caci6n con el arre de san Juan Bosco, que supo coor-
dinar magistralmente su mutua interacci6n.
Nuestro Fundador nos invita a hacer de la educa-
ci6n de los j6venes en la fe nuesrra propia raz6n
de ser en la Iglesia, o sea, nuestro modo de partici-
par en su santidad y acci6n: !seremos santos en ella,
si somos misioneros de los j6venes!

5.2 Page 42

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
40
Estimulados por la maternidad eclesial de Maria
Queridos hermanos, cuando cada uno de noso-
tros piensa en el nacimiento y desarrollo de su
fe persona}, comprueba que ésta se halla hist6ri-
camente ligada a mediaciones pedag6gicas con-
cretas: su familia, un amigo, la comunidad cris-
tiana de su pueblo... Ciertamente, la fe es un don
del Espiritu del Sefior: sin la iniciativa divina no
habria surgido en nosotros la fe; pero si pensa-
mos en nuestro bautismo y, en generai, en el de
los nifios a lo largo de toda la tradici6n de la Igle-
sia, nos convencemos de que el don de la fe normal-
mente va acompafiado de la actividad educadora
y del testimonio vivo del padre y de la madre,
de tal o cual sacerdote, de tales fieles, de tales
religiosos y religiosas. Es un don que pasa por
una colaboraci6n humana para asegurar el naci-
miento y desarrollo de una linfa vital tan preciosa.
Semejante reflexi6n nos hace ver, por un lado,
la interacci6n entre solicitud humana y don de
la fe, y, por otro, pone de relieve la importancia
de la presencia de un oportuno y valido cuidado
pedag6gico-pastoral que podriamos calificar, so-
bre todo, de materno.
En la conclusi6n de la varias veces citada carta
que nos escribi6 en 1988 el Papa, afirma: «Con
vuestro trabajo, queridisimos educadores, estais
realizando un exquisito ejercicio de maternidad
eclesial» 61 He ahi una expresi6n muy acertada,
que dice plasticamente en qué consiste el arte de
educar en la fe: !un ejercicio de maternidad
eclesial!
En la encarnaci6n del Verbo, Maria no es la
causa de la uni6n hipostatica de Cristo, pero es
verdaderamente madre de Jesus; lo engendra, le
ayuda a crecer corno hombre en la historia y lo
educa segun la cultura de su tierra. En Jesus, y
61. '"''''"'"" ;,.,,m 20.

5.3 Page 43

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41
1. CARTA DEL RECTOR MAYOR
62 . XX III Capi,u lo Generai
12 1.
63 . XX III Capi1u lo Generai
I 5" .
(H . XX III C.1pi1u lo Grnnal
M . XX III .1p11uloG<"11tnl
H5
en la acci6n materna de Maria, hay que distin-
guir aspectos muy diversos entre si; pero hay una
unidad organica de vida que hace que la lglesia
proclame que Maria es «Madre de Dios» .
Hay mucho que meditar sobre esta verdad.
Hace a-fios nos pusimos en manos de Maria;
ahora acudimos a ella para pedir su solicita ayu-
da en las tareas del arte de educar. Maria sugiri6
a san Juan Bosco e! Sistema Preventivo.
«El camino de fe -nos dijo el Capitulo- co-
mienza bajo la guia materna de Maria» 62 . Afir-
ma igualmente que «la presencia materna de Ma-
ria inspira intensamente todo e! recorrido [del largo
camino] en su conjunto y en cada area ... En
Maria los caminos del hombre se cruzan con los
de Dios» 63 ; y recuerda también que la espiritua-
lidad salesiana «da un puesto de privilegio a la
persona de Maria» y que, al final de su tarea,
san Juan Bosco «pudo decir con verdad: Todo
lo ha hecho Maria» 64 .
Pues bien, si vivimos con sinceridad nuestra en-
trega a ella, nos sucedera lo mismo a cada uno
de nosotros, a cada comunidad locai y a cada
inspectoria. Lo importante es saber vivir con sin-
ceridad e! aspecto mariano de nuestra espiritua-
lidad.
El Santo Padre nos lo desea: «Invoco sobre
todos vosotros la protecci6n continua de Maria
Auxiliadora, Madre de la lglesia. Que ella sea,
corno lo fue para san Juan Bosco, maestra y guia,
la estrella de la nueva evangelizaci6n» 65 .
Es Maria quien nos invita a todos a esforzar-
nos en vivir y testimoniar la interioridad apostoli-
ca que caracteriza al salesiano en la lglesia; de
la fuerza unitiva de esta espirituaiidad brotaran
un sinnumero de iniciativas acertadas y fecundas
para educar a los j6venes en la fe.
Os saludo fraternalmente a todos y cada uno

5.4 Page 44

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ACTAS DEL CONSEJO GENERAL N. 0 337
42
con la alegria de sentirnos unidos en la gran ta-
rea que realizamos en comun, y que san Juan
Bosco interceda.
Cordialmente en el Sefior,
EGIDIO VIGANO