39_anno20_num2_0383-0398


39_anno20_num2_0383-0398

1 Pages 1-10

▲back to top

1.1 Page 1

▲back to top
RECENSIONI
Ramón ALBERDI – Rafael CASASNOVAS, Martí-Codolar – Una obra social de la bur-
guesía. Prólogo de Lorenzo Gomis. Obra salesiana Martí-Coldolar, Barcelona
2001, 496 p
¿Una obra más, conmemorativa del cincuentenario de su nacimiento en salesia-
no, 24 de septiembre 1950, como Estudiantado Teológico “Martí-Codolar”? Los auto-
res, – Ramón Alberdi y Rafael Casasnovas, profesores eméritos de Historia de la Igle-
sia y de Mariología de dicho Estudiantado –, responden en la Presentación al aseverar
que los salesianos de Martí-Codolar comprendieron “que el modo mejor de llenar de
contenido y sentido la celebración de la efeméride... es precisamente la publicación de
un trabajo..., de una reflexión de carácter histórico y carismático” (p. 12). Teniendo a
mano un material historiográfico suficientemente rico, “sentían la necesidad ineludible
de fundamentar, esclarecer y ordenar – de una vez por todas – las noticias que desde
tiempo atrás les habían ido llegando por conductos diversos”.
Así han celebrado los cincuenta años de presencia salesiana en esa finca y jardín,
situados en uno de los barrios periféricos de Barcelona, y que cuenta con una larga e
inmensa historia, contenido del presente volumen: “Se trata de la historia de una gran-
ja – la Granja Vella –, inicialmente monasterio de monjes jerónimos... Las páginas del
libro intentan exponer su nacimiento, vicisitudes, transformaciones y nuevos destinos”
(p. 10). Este último período ya bajo el nombre de Martí-Codolar.
Desde el título da prioridad “al nombre de Martí-Codolar, con todas las reso-
nancias históricas, sociales y culturales que ese nombre evoca [Iª Parte]. De este mo-
do corresponden cumplidamente a la confianza que los últimos propietarios pusieron
en ellos como depositarios y herederos de un legado histórico [IIª Parte]”. Estas pala-
bras forman parte del interesante Prólogo, en el que Lorenzo Gomis, – catedrático
emérito de la Universidad de Barcelona –, nos brinda una precisa pauta para la recen-
sión de la obra. Ante la imposibilidad de estudiar en profundidad la historia desde su
nacimiento, los autores se han ceñido a describir en líneas generales los orígenes y el
desarrollo desde el siglo XI al XVIII para detenerse en los siglos XIX y XX, dividien-
do el estudio en dos partes: la primera, – La burguesía de Barcelona –, que mira hacia
el pasado más remoto y la segunda, – Una obra social –, hacia el pasado más recien-
te.
Gracias al primer capítulo – Los monjes y los payeses – sabemos que los jeróni-
mos poblaron desde el siglo XI estos lugares como ascéticos ermitaños, y desde fina-
les del XIV en el monasterio jerónimo del Valle de Hebrón. “A los ermitaños, que bau-
tizaron el lugar, siguieron los payeses, que lo hicieron fructífero, labrando durante si-
glos sus bancales; y a éstos siguió el campesinado arrendatario con los perfiles histó-
ricos de los diezmos y primicias...”. El declive de las propiedades eclesiásticas y el au-
ge de la burguesía, – las nuevas burguesías – se titula el capítulo 2º –, coinciden tam-
bién en el Valle de Hebrón, pasando por vía de compraventa o sucesión las tierras de

1.2 Page 2

▲back to top
384 Recensioni
los jerónimos a familias de la burguesía emergente, y “así nos familiarizamos con los
Milà de la Roca, Inglada y Martí-Codolar, que miran al lugar y al entorno agrario de la
Granja Vella y de la Granja Nova, como a parajes de recreo, donde edificar palacetes
que den fe de su poderío económico y también de su gusto” (pp. 5-6).
El nombre – Martí-Codolar – contribuiría a identificar el lugar en los tiempos
modernos y a ser la razón última del presente estudio, cuyo texto encarna a dicha fa-
milia. Don Luis Martí-Codolar i Gelabert, – sujeto del amplio capítulo 3º, como pro-
pietario del lugar cuyas vicisitudes se estudian entre finales del siglo XIX y comienzos
del XX –, en sentir de los autores “debe tener – tiene – un puesto en la vida colectiva
de la ciudad condal”, ya que “desarrolla una gran actividad comercial... Aparecen los
negocios promotores de la electrificación, los ferrocarriles y sobre todo la telefonía en
España... y, aunque ha sido estudiado el período, no parece que se haya dado la aten-
ción que merecían Martí-Codolar y su socio Rüffer”. No olvidan al don Luis, observa-
dor político, a cuya crítica dura y amarga siempre acaba por imponerse su optimismo
humanista, como “ilustre exponente del regeneracionismo catalán”.
La familia Martí-Codolar, – de profundas convicciones católicas –, junto con su
cuñado Manuel Pascual i de Bofarull y la ilustre barcelonesa, Dña Dorotea de Chopitea,
en abril-mayo de 1886 “propician la visita a Barcelona de un eclesiástico innovador y
popular.., Juan Bosco [1815-1888], fundador de la Congregación Salesiana”, dos años
antes establecida en Sarriá-Barcelona. La cesión de los terrenos del Tibidabo para
construir un templo al Sdo Corazón fue el resultado más notorio de esa visita, que se ru-
brica con el paso del Santo, – título del capítulo 4º –, por la finca de los Martí-Codo-
lar (15-4-1886), visita eternizada en la fotografía familiar con Don Bosco y sellada por
una eterna amistad.
Dña Consuelo Pascual i de Bofarull, esposa de don Luis, “compró con sus habe-
res patrimoniales íntegramente la propiedad..., por lo que el conjunto de tierras recibió
el nombre de «Granja Consuelo»..., si bien popularmente se siguió hablando de la
«Granja Vella»”. Ambos, de común acuerdo, convirtieron la finca en sede de una va-
liosa colección de animales exóticos, – base del Parque Zoológico de Barcelona –, y en
una moderna explotación agropecuaria. De ello dan fe los investigadores en el deli-
cioso capítulo 5º, la Granja Vella en su esplendor. Aunque Dña Consuelo muere en
1924, sus hijos – Ángeles y Javier – procuraron mantener ese esplendor. Con la llega-
da del 19 de julio 1936, aplastado en Barcelona el levantamiento militar, “se dio paso
a la revolución impulsada por milicianos y comités antifascistas. La «Granja Vella», –
que para los autores es entonces el paraiso perdido, título del capítulo 6º –, fue expro-
piada y convertida en sede de una colonia de niños prófugos de guerra, la cual funcio-
nó también como centro educativo del Consejo de la Escuela Nueva Unificada..., de
acuerdo con la filosofía pedagógica de su jefe, el cenetista y libertario Joan Puig i Elí-
as”.
Con el final de la guerra civil la “Granja Vella” clausuraba una época y abría una
nueva, novedad con que el libro abre la segunda parte – La obra social –, en la que
basta el título del capítulo 7 – Nuevos destinos – para indicar que la labor social de la
Granja cambia de signo. Don Javier y Dña Ángeles, – hijos solteros y herederos de Dña
Consuelo –, deciden, entre 1946-1967 tras “la muerte de un sobrino que parecía desti-
nado a asumir la herencia de sus antepasados”, ceder parte de sus propiedades a la me-

1.3 Page 3

▲back to top
Recensioni 385
moria de San Juan Bosco: en la persona de los salesianos, la “Granja Vella”; y en la de
las salesianas, la “Granja Nova”. Al no ser el objetivo de los donantes otro que ayudar
a las obras educativas y sociales, surge el seminario, – en un primer momento (1946)
noviciado y posnoviciado, para en 1950 transformarse en Estudiantado Teológico
“Martí-Codolar –, y la Escuela Femenina de Formación Industrial “María Auxiliado-
ra” (1967) para las salesianas.
En el capítulo 8º – Tradición y crecimiento – los autores se explayan en ofrecer
una visión de los seminarios de las décadas ’50 y ’60, – “eclosión triunfante del na-
cionalcatolicismo y también del florecimiento de numerosas y entusiastas vocaciones”
–, que en Martí-Codolar toca techo el curso 1965-1966 con 119 estudiantes de teolo-
gía (p. 317). Los autores, al ser salesianos y profesores del Centro, disponen de las me-
jores fuentes para examinar y describir los vaivenes internos, – en hombres y organi-
zación, en formación religiosa, intelectual y literaria; pastoral, desarrollada en el Cen-
tro Juvenil –, del teologado “Martí-Codolar”.
“Don Javier y Dña Ángeles fallecieron... respectivamente el 16 de junio 1961 y el
22 de marzo 1974. El seminario de la Granja Vella perdía para siempre a sus fundado-
res y perdía también esa raíz salesiana que ellos llevaban en sus personas... Por otro la-
do advertimos cómo el catolicismo español hubo de encajar los golpes de una transi-
ción política, – con el fallecimiento de Franco –, de una transición sociocultural y de
una transición religiosa, suscitada ésta, en parte, por el concilio Vaticano IIº y, en par-
te, por las corrientes secularizantes de la época”. El seminario fue la primera de las ca-
sas de las provincia salesiana de Barcelona en experimentar los síntomas del cambio,
que los autores visualizan, en el capítulo 9º, como la crisis de los años setenta. Cam-
bio que se da tanto en su vida íntima, – vida del joven salesiano en la comunidad, en
la misión, en la formación, en el mundo, en el diálogo con Dios –, como en su entor-
no externo, es decir, en los terrenos de su propiedad. “Por las barriadas del Carmelo...,
Valle Hebrón y Horta se encuentran muchos que, siendo jóvenes, lucharon por la «rei-
vindicación» de aquellas parcelas de tierra que los salesianos pusieron generosamente
a su disposición en el Centro Juvenil Martí-Codolar, – conocido como Oratorio Festi-
vo «Manolín» –, y que, desde 1966 reducido a «Codolar», adquiere significación en el
mundo deportivo, concretamente futbolístico” (p.9).
Los autores abordan con cautela el capítulo décimo, intitulado el tiempo presen-
te (1985-1999), advirtiendo que tratan “no tanto de escribir un capítulo propiamente de
historia, – la inmediatez de los hechos y la presencia de los protagonistas lo impiden –,
sino de delinear una simple crónica, cuyo contenido, si embargo, puede que nos lo
agradezcan las generaciones venideras”. Distribuyen los materiales como en el capitu-
lo precedente, – la Propiedad, el Seminario, el Centro de Estudios, el Centro Juvenil –,
procurando en los puntos más significativos “remarcar las diferencias que el transcur-
so de los años ha ido estableciendo entre el tiempo pasado y el presente” (pp. 413-414).
Cinco interesantes apéndices parecen querer indicar que todavía la “Granja Ve-
lla” conserva los vestigios del primer zoo barcelonés, – cuya colección de ejemplares
vivos, adquiridos por el Ayuntamiento al Sr. Martí-Codolar en el contrato del 23 abril
1892, compone el Apéndice 1 –; vive la presencia misteriosa de aquella burguesía, –
cuyo árbol genealógico brindan los Apéndices 2 (familia Borrás-Balada), 3 (familia
Bofarull-Rull), 4 (familia Pascual-Inglada) –; luce el brillo de los jardines neoclásicos

1.4 Page 4

▲back to top
386 Recensioni
y el recuerdo del paso de los santos en el Apéndice 5, “El Cigarral de la Santa”, jar-
dincito a la memoria y devoción de santa Teresa de Jesús, inmortalizado con el poema
(1923) de don Eduardo Marquina, que lo convirtió en su remanso de paz y de inspira-
ción poética.
El volumen evidencia exquisita calidad en su presentación externa y orgánica
profundidad en la interna, para mostrar y demostrar en sus quinientas páginas lo que el
título propone: la importancia de la “Granja Vella”, - sobre todo bajo los auspicios y
nombre de los “Martí-Codolar”, – como obra social de la burguesía barcelonesa, tam-
bién en los últimos cincuenta años en los que, donada a los salesianos, continuará sien-
do una “obra social de la burguesía” del espíritu, que proyecta su acción social, por
educativo-pastoral, en la juventud de las zonas adyacentes.
Y para ello reconocen los autores mismos que “han debido emplear el único me-
dio posible, es decir, el de la ciencia histórica”, encontrando “en el método histórico –
sea historia política, económica, social, religiosa con sus componentes biográficos – el
modo de alcanzar brillantemente su objetivo: conocer y dar a conocer a los barcelone-
ses la historia de esta parcela de tierra barcelonesa”.
Garantizan la validez de sus contenidos con un sólido aparato crítico, colocado al
final de cada capítulo. Aparato crítico sustentado por una rica y varia documentación li-
teraria, que Rafael Casasnovas “durante 25 años ha investigado, reunido, clasificado del
archivo de la familia Martí-Codolar”, destacando las “cerca de dos mil cartas entre don
Luis Martí-Codolar y Gelabert y su socio inglés Ernesto Rüffer... El panorama de la vida
política, económica y social se despliega a la vista de los investigadores”. Es de señalar
el respeto y la objetividad con que se cuenta el episodio “sobre el paso de la cruenta gue-
rra civil por este rincón de la geografía catalana; los autores recurren con diligencia y cui-
dado a la historia oral, [recogiendo] los testimonios de los supervivientes, sobre todo de
las familias campesinas, que vieron la quema del palacete Martí-Codolar y las activida-
des de la «Escuela Nueva Unificada» ... Especial valor tiene el recurso a la historia oral
en la serena descripción de la crisis de los setenta” (pp. 6-8). Y la obra adquiere mayor uti-
lidad con el soporte del Índice Onomástico – de lugares, materias y, ante todo, personas
–, al ser altamente significativa la galería de los personajes que transitan por ella.
La preocupación didáctica de los autores aparece en cada capítulo del libro con
abundancia de gráficos, cuadros sinópticos, estadísticas, fotografías. En efecto, punto
a parte merece la selecta documentación fotográfica, colocada en el lugar sugerido por
el texto literario. A destacar el suplemento fotográfico de seis páginas, a todo color, que
ilustra “el embrujo de los jardines neoclásicos”.
Los autores, – que declaran haber procurado redactar el estudio “con estilo llano
e inteligible, aún cuando ciertos temas exigen, por su misma naturaleza, un lenguaje
más técnico” (p. 11), – se han dejado prender por temas como el “embrujo” del paisa-
je, en los que el estilo literario se hace, para deleite del lector, desenfadadamente refi-
nado y armonioso.
Con el autor del Prólogo confieso haber “leído con curiosidad y gusto esta ori-
ginal historia de una parcela de nuestro presente que apenas conocíamos... Justo será
darles las gracias y corresponder con lo único que piden: la lectura (p. 8)... Que el li-
bro tenga muchos lectores. Serán los mejores aliados de Martí-Codolar (p. 12)”. Es

1.5 Page 5

▲back to top
Recensioni 387
nuestra mejor y más sincera felicitación, para trabajo tan bien conseguido.
JESÚS BORREGO

1.6 Page 6

▲back to top
388 Recensioni
Gregorio BICOMONG Jr., The arrival of Don Bosco in the Philippines. Requests made to
the Salesians 1891-1951. Makati City, Don Bosco Press 2001, 236 p.
As indicated by the title of the book, the exit of the work is timely. The Salesians
of St. John Bosco are celebrating the fiftieth anniversary of their coming to the Philip-
pines.
What the author offers is “a historical sketch of the circumstances” which paved
the way for the coming of the Salesians to the Philippines. He wishes to provide
the readers “a glimpse of the original letters and other pertinent documents” regarding
the requests made to the Salesians and the reasons why these refused or postponed
their acceptance of these requests. He provides a sort of a legible and informative
‘pre-history’ of the Salesians.
The author is a Salesian and a historian (he did a licentiate in Ecclesiastical His-
tory at the Pontifical Gregorian University), who understand what historical research
means (working in archives and searching for original documents to write history).
The list of archives consulted and the extensive passages of documents quoted (some-
times quoted in their entirety) are the results of how the author worked historically.
Because of this, the resultant history he writes is solid and well-founded.
The book is divided into five chapters lined up chronologically.
The first chapter deals with the letter of Marquis of Palmerola, nephew of Gov-
ernor-General Eulogio Despujol of the Philippines (1891-1893). He wrote to Fr. Philip
Rinaldi in 9 October 1891, expressing to him the idea of his uncle to found a salesian
vocational school in the Philippines. The idea, however, never materialized since the
superiors in Turin decided to dismiss it.
The second chapter touches on two requests made by Archbishop Jeremiah Har-
ty (1903-1916) of Manila and insisted upon by Archbishop Ambrose Agius (1905-
1911), Apostolic Delegate to the Philippines: that the Salesians take care of a reforma-
tory (in a place called Lolomboy, Bulacan, 40 kms. ca. from Manila), and that a sale-
sian minister to the Chinese speaking population of the Archdiocese. Moreover, the
Italian bishop of the diocese of Lipa adjacent to Manila, has asked that they adminis-
ter a school and a seminary. As a result, the superiors of Turin asked Frs. Luigi Ver-
siglia and Luigi Olive (both temporarily jobless because of the closure of Macao) to go
to Manila and negotiate with the persons concerned.
The positive response of the superiors of Turin to the request by the Archbishop
of Manila as endorsed by Fr. Versiglia is developed in the third chapter. Two Salesians
were officially sent from Italy to supposedly “establish” the salesian presence in the
Philippines (December 1911). But Frs. Luigi Costamagna and Giovanni Fergnani
abruptly left Manila and went back to Italy (April 1912). Why? Because according to
them, the Archbishop did not know how to keep his word.
After the failure of the first salesian attempt to begin in the Philippines, the fourth
chapter narrates the “unofficial” salesian presence in the Philippines when the Salesian
Archbishop William Piani was appointed Apostolic Delegate (1922-1948). His salesian
sensitivity did not fail to leave an imprint in his 26 year ministry in the Archipelago.
Besides, his office obviously included other confreres who served as his secretaries,
somehow creating a salesian community.

1.7 Page 7

▲back to top
Recensioni 389
Finally, the last chapter contains the recent requests (1951) made to the superiors
of Turin which led to the final beginning of the presence of the Salesians in the Philip-
pines. The “timely” expulsion of the Salesians from China provided the needed per-
sonnel to realize this project.
The book provides interesting information on the religious and social situation of
the Philippines in the first half of the 20th century: the scarcity of priests, the protestant
influence in the Philippines, the need for vocational schools, the situation of the young,
the communist propaganda.
It exemplifies what a religious society could share for the development of the
Philippine Society, specially in the field of evangelization and education. The Sale-
sians aimed at the needy young, built for them technical and vocational schools, and
hoped that these would be honest citizens and good christians.
Moreover, the book highlights the relationship between the Church and the Reli-
gious, their partnership and their conflict as well. Archbishop Agius wanted so much that
the Salesians come to the Philippines; Archbishop O’Doherty was not that enthusiastic.
It narrates the beginnings of the Salesians in the Philippines, revealing their in-
tent, the early difficulties they encountered and the kind of religious they were. Their
superiors prudently insisted on contracts; their pioneers, instead, imprudently chal-
lenged Providence.
Finally, the book not only contributes to a knowledge of Philippine civil and
church histories, it also contributes to salesian history specially in Asia.
In the structuring of the book, the chapters could have been further subdivided
for a more orderly arrangement of the content. For sometimes, several themes are ex-
pounded at the same time and place when a particular document is treated. Note the
last chapter: fifty-three pages without any subdivision at all.
The author could still deepen his analysis and exposition of the documents he has
uncovered; he could interrogate the documents more. These have more stories to tell,
if properly handled and asked the right questions. Who were Costamagna and Fer-
gnani? Why did Archbishop Piani fail to bring the Salesians to the Philippines? How
many requests were really made to the Salesians before their final coming here?
Some of the quotations in the book are long and tedious. Almost the whole document
is sometimes quoted, covering three pages! Confer quotations 60, 70, 213 for example.
History should try to be precise and exact. The author could clarify and explain
certain things in order that his story might indeed be credible. Did Despujol actually in-
vite the Salesians to come to the Philippines? Or did he only have the idea of asking the
Salesians to come to the Philippines? The coming of Archbishop William Piani to the
Philippines: was this a “request” made to the Salesian Society? Why the contrasting
outlook of Versiglia and Costamagna on the request of Archbishop Harty of Manila?
Moreover, there seems to an imbalance and mismatch in the development of the
title. Count the number of pages of each chapter, minus the pages of the facsimiles of
the documents; then check on the space given to the appendix and the pictures. The ap-
pendix is more ample than the first and second chapters combined.
The book also proves how the Salesians failed to make history earlier. Had the
Salesians dared to accept the first requests extended to them, they would have been in

1.8 Page 8

▲back to top
390 Recensioni
the proximity of their 100th year anniversary.
Nonetheless, the author reveals how much material there is for a serious histori-
cal study of the Salesian Society in the Philippines and in Asia. Somehow, he is asking
the Salesians to reflect on the significance of their presence in the Philippines after
fifty years as they read his book. Perhaps they could learn from the history it tells.
NESTOR IMPELIDO
José M. PRELLEZO, Invito alla ricerca. Metodologia del lavoro scientifico. Seconda
edizione riveduta e aggiornata. Roma, LAS 2001, 350 p.
Non si meraviglino i lettori di RSS se dedichiamo un po’ di spazio alla presenta-
zione di un volume, che non ha diretta attinenza con la storia salesiana e neppure con
la storia sic et simpliciter. Il fatto si è che troppo spesso chi scrive di storia salesiana o
di qualche soggetto ad essa attinente si rivela privo di adeguate conoscenze di base che
invece costituiscono il background indispensabile. Nella storia il metodo non è tutto,
ma è molto e comunque condiziona pesantemente i risultati del proprio lavoro. Ora il
manuale in oggetto, benché rivolto agli studenti universitari in funzione dei loro studi
e della loro tesi di laurea, tuttavia offre anche all’aspirante storico tutta una serie di
informazioni quanto mai utili per un lavoro scientifico. Così ad esempio per le pre-
messe remote della ricerca (presentazione ed utilizzazione dei sussidi di ricerca: bi-
blioteca, archivio, centri di documentazione, strumenti informatici), per i primi passi
concreti da fare quali la scelta del soggetto di studio e la raccolta della bibliografica ini-
ziale; per il piano di lavoro vero e proprio, la collazione e l’organizzazione del mate-
riale, la stesura del proprio elaborato, l’eventuale stampa e pubblicazione.
Se risultano utili le norme metodologiche generali presentate nei primi capitoli e
completate e applicate, da diversi esperti, in alcuni dei più comuni settori di ricerca:
teorico (C. Nanni), storico (J. M. Prellezo), teologico (J. M. García), metodologico-di-
dattico (M. Pellerey), psicologico (M. Benetello), sociologico (G. Caliman), cateche-
tico (U. Gianetto), delle scienze della comunicazione sociale (F. Pasqualetti), di parti-
colare interesse, in questa seconda edizione del volume, sono la presentazione delle
possibilità e dei limiti offerti alla ricerca scientifica da computer, CD-Rom, banche da-
ti, Internet e l’aggiornata nota bibliografica finale.
Il volume si raccomanda dunque, soprattutto (ma non solo), per chi muove i pri-
mi passi verso un’attività di ricerca scientifica.
FRANCESCO MOTTO
Morand WIRTH, Da Don Bosco ai nostri giorni. Tra storia e nuove sfide (1815-2000).
Roma, LAS 2000, 624 p.
Questo volume riprende e sviluppa un libro pubblicato da Morand Wirth nel
1970 (Don Bosco et les Salésiens. Cent cinquante ans d'histoire, Leumann-Torino,
LDC), che fu tradotto in più lingue e venne utilizzato nei corsi di formazione della Fa-

1.9 Page 9

▲back to top
Recensioni 391
miglia Salesiana in varie parti del mondo.
La fortuna della prima edizione si spiega essenzialmente per due ragioni: innan-
zitutto, per la sua natura di sintesi, elementare e accessibile, adatta ai fini didattici; in
secondo luogo, perché rispondeva ad esigenze concrete dei salesiani, alle prese con
problemi di adeguamento postconciliare e di ripensamento delle dimensioni costituti-
ve della propria identità, in un tempo di vistose trasformazioni e di riassesto religioso
e istituzionale dell'Opera Salesiana.
Nella nuova versione l'Autore ha giudicato opportuno mantenere l'indole divul-
gativa e sintetica della prima edizione, completando il volume con una rassegna degli
avvenimenti dal Vaticano II al Grande Giubileo del 2000.
Il testo è diviso in tre parti, precedute da una Introduzione storiografica, seguite
da un'appendice di tabelle, da un'abbondante bibliografia e dall'indice delle persone e
dei luoghi.
L'Introduzione storiografica, consiste in una descrizione della pubblicistica sale-
siana, dalle prime produzioni edificanti e memorialiste di fine Ottocento alla saggisti-
ca più avvertita di quest'ultimo trentennio. L’accenno al sorgere di una “storiografia
scientifica” e alla fondazione di alcune istituzioni culturali, quali il Centro Studi Don
Bosco, l'Istituto Storico Salesiano e l'Associazione dei Cultori di Storia Salesiana, de-
nota la progressiva presa di coscienza della necessità di riflessione critica, sul Fonda-
tore e sugli sviluppi dell'istituzione, e fa intuire l'esistenza di una problematica artico-
lata, che qui è solo avvertita come in filigrana.
La prima parte del volume – Il tempo del Fondatore (pp. 30-259) – presenta, in 18
capitoli, un riepilogo della vicenda esistenziale, delle realizzazioni e delle istituzioni di
don Bosco. La sintesi è modellata, consapevolmente (vedi p. 33), sulla falsariga dell'o-
perazione messa in atto dal Santo nelle Memorie dell'Oratorio. È dunque organizzata e
semplificata in funzione dell'itinerario che lo portò alla fondazione dell'Oratorio prima,
della Società Salesiana e dell'Istituto delle Figlie di Maria Ausiliatrice poi, fino alla “sta-
bilizzazione” della Congregazione. In questo tessuto sono inseriti capitoli dedicati ai
laboratori, alle scuole e alle associazioni giovanili del primo Oratorio, agli svaghi e al-
le feste, a Domenico Savio e a Maria Mazzarello, ai Coadiutori e ai Cooperatori, alle
spedizioni in America. Il tono del discorso è narrativo, con preferenza per l'enunciazio-
ne lineare dei fatti. Ci si colloca più sulla linea della “memoria di avvenimenti”, che su
quella della storia come “problema” o della storia della “mentalità” e delle “rappresen-
tazioni collettive”. L'interpretazione storiografica e la riflessione sui fattori che orienta-
rono, favorirono o condizionarono le scelte, viene rimandata ai saggi critici, ricordati
nelle note a piè pagina. Scelta voluta dall'Autore, dunque, in consonanza con l'imposta-
zione generale del lavoro, sulla quale tuttavia si potrebbe discutere.
Nella seconda parte - L'espansione dell'Opera Salesiana nel mondo (pp. 261-
432) – vengono affrontati i decenni del consolidamento e della diffusione dell'istitu-
zione salesiana fino al Concilio Vaticano II (1888-1965). Qui il trattamento della ma-
teria è differente. Dopo cinque capitoli dedicati ai Rettori Maggiori, abbozzati in mo-
do essenziale, sul modello degli Annali di Eugenio Ceria e di alcune biografie edifi-
canti (con maggior attenzione al rettorato di don Rua), l'Autore isola poche tematiche
che ritiene più significative. Si interessa innanzitutto all'evoluzione legislativa della
Congregazione, tra deliberazioni capitolari e adeguamenti al Codice di diritto canoni-

1.10 Page 10

▲back to top
392 Recensioni
co del 1918 (c. 24). Passa quindi alla descrizione della progressiva normalizzazione dei
processi formativi (c. 25) e traccia un quadro sintetico sullo sviluppo missionario dal
1910 al 1965 (c. 26), riservando anche un capitolo a Persecuzioni e martirio in Cina ed
Europa (c. 27). Conclude la sezione con tre capitoli dedicati alle Figlie di Maria Ausi-
liatrice, all'organizzazione dei Cooperatori e degli Exallievi.
Anche in questo caso, si preferisce la semplificazione e l'enunciazione di fatti,
evitando di delineare i quadri storiografici entro cui collocare (e comprendere) sia gli
eventi cruenti sia le ragioni dello sviluppo o della stasi dell'opera salesiana in determi-
nate parti del mondo. Si tratta di un compendio mirato alla formazione, dicevamo. Ma
qui, a dire il vero, ci si sarebbe aspettati un cenno più consistente agli sviluppi delle
istituzioni scolastiche e professionali, degli internati e degli oratori, ai riverberi della
beatificazione e della canonizzazione di don Bosco sulla Congregazione e la Famiglia
Salesiana, oltre che alla crescente riflessione sugli aspetti pedagogici, alle scelte istitu-
zionali e operative a favore della catechesi, dell'editoria religiosa e scolastica.
La terza parte – Di fronte alle nuove sfide (pp. 435-497) – è composta di soli
quattro capitoli, nei quali si delineano gli eventi che hanno caratterizzato gli ultimi 35
anni del secolo (1965-2000). La panoramica, estremamente schematica, permette di in-
travedere quali evoluzioni e trasformazioni sono avvenute nel periodo di tempo esa-
minato. Qui l'Autore non può far altro che elencare i temi trattati dai Capitoli Genera-
li e dai documenti ufficiali o accennare al ruolo dei Rettori maggiori, tra attuazione del
Concilio, elaborazione delle Costituzioni rinnovate e ipotesi di per una “nuova evan-
gelizzazione”. Nello scorrere queste pagine, viene alla mente tutta una serie di vicen-
de e di problematiche con le quali ci si dovette confrontare, non senza tensioni e com-
promessi, che portarono a scelte di governo, a ridefinizioni istituzionali e identitarie, a
operazioni strategiche, talvolta felici, spesso contrastate e dolorose, comunque gravi-
de di conseguenze. Tutto ciò fa intravedere la necessità, ormai impellente, di una ri-
flessione attenta e di un'elaborazione critica di quanto è avvenuto, tanto più in consi-
derazione delle “sfide del 2000” (p. 503): un'operazione delicata e complessa, che cer-
to esula dal tono e dai fini del libro e nei confronti della quale non si ha sufficiente di-
stacco prospettico ed emotivo, come nota l'Autore (p. 500).
Meritano un cenno le nove tabelle poste in appendice al volume, che forniscono
dati utili ai fini didattici e documentari. Accanto ai riferimenti cronologici essenziali
(1815-2000), all'enumerazione dei Capitoli generali e delle grandi manifestazioni del-
la Famiglia Salesiana e alla lista di santi, beati, venerabili e servi di Dio, troviamo una
serie di utili elenchi, che devono essere costati fatica al compilatore: fondazioni sale-
siane fino al 1900; spedizioni missionarie dal 1875 al 1999; anno di inizio delle attività
di Salesiani e Figlie di Maria Ausiliatrice nei diversi paesi; statistiche sul personale del-
le case SDB e FMA tra 1858 e 1999.
Si è fatto cenno alla preistoria del testo, curato nell'edizione 1970 da Wirth, ma
frutto del lavoro svolto alle soglie del 1960 da alcuni giovani Salesiani dello studenta-
to di Lione, guidati da Francis Desramaut, come si accenna nella presentazione dell'o-
pera (p. 5). Vale la pena riflettere sulla fortuna di iniziative che, come questa, a moti-
vo dell'accessibilità e dell'immediata fruibilità pratica, hanno potuto segnare – il come
e quanto andrà valutato in sede storiografica – la mentalità e la percezione dell'identità

2 Pages 11-20

▲back to top

2.1 Page 11

▲back to top
Recensioni 393
e della missione salesiana e dare un contributo al senso di coesione e di appartenenza,
in una compagine articolata ed estesa come quella salesiana. Queste risonanze, insie-
me alla qualità e alle responsabilità dei destinatari, devono incoraggiare un ulteriore
passaggio: quello di fornire chiavi interpretative e orizzonti storiografici più informa-
ti, orientati sui problemi e capaci di suscitare domande, riflessioni e desiderio
di approfondimento.
ALDO GIRAUDO
Norbert WOLFF, Viele Wege führen nach Deutschland. Überlegungen zur salesiani-
schen Geschichte der Jahre 1883-1922. (= Benediktbeurer Hochschulschriften
15). München, Don Bosco Verlag 2000, 69 p.n.
L’indagine del Wolff sottopone ad esame la tradizionale convinzione, assai radi-
cata nei salesiani di lingua tedesca e condivisa in parte da alcuni studiosi, che parlava
della “strada austriaca” come l’unica, attraverso la quale i salesiani di don Bosco avreb-
bero tentato di arrivare in Germania. Tale persuasione, a suo giudizio, è dovuta dalla
scarsa considerazione di alcuni dati che avevano influito sulla ricerca di altre possibilità
d’inserimento salesiano nell’impero tedesco. Non si era tenuta in dovuto conto, sempre
secondo l’Autore, la percezione della dimensione sociale che aveva riscontrato la con-
gregazione salesiana, vivente ancora don Bosco, negli ambienti cattolici della società te-
desca; era rimasto inosservato, quasi al margine delle indagini storiche, lo sforzo di don
Michele Rua d’intraprendere la via “francese” per impiantarvi l’opera salesiana e i suoi
viaggi in Germania per conoscere le situazioni in loco; come anche non si era valutato
a sufficienza il significato della Grande Guerra che aveva reso possibile ad alcuni sale-
siani tedeschi il lavoro in Germania, anche se in parrocchie diocesane.
Secondo l’Autore, il nascere nella seconda metà dell’Ottocento in Germania di
una sensibilità nuova presso i cattolici verso la questione sociale, inclusa la problema-
tica del mondo giovanile, specie degli apprendisti, aveva spinto i cattolici stessi a una
ricerca di risposte concrete alle sfide del momento storico. Vengono ricordati i nomi più
rappresentativi: Adolph Kolping (1813-1865) e Wilhelm E. von Ketteler (1811-1877).
Si parla di un sorgere di numerose associazioni d’ispirazione cristiana che avevano
avuto larga adesione tra i laici. Un coinvolgimento laico che permette di comprendere
meglio il fenomeno della rapida diffusione dell’Associazione dei Cooperatori Salesia-
ni nei paesi di lingua tedesca. L’idea salesiana vi trovò, quindi, un terreno fecondo e
pronto ad accogliere la concreta proposta. Si aggiunge, ovviamente, l’interesse anche
per gli scritti di e su don Bosco. A tal proposito viene rilevato il ruolo particolare del sa-
cerdote Johann B. Mehler, di Ratisbona. Questi, appena ordinato sacerdote, si recò nel
1885 a Torino dove poté osservare di persona il lavoro apostolico-educativo svolto dai
salesiani nella culla della loro Congregazione. Rimanendo toccato in profondità dalla
dimensione sociale del loro servizio. Un altro sacerdote tedesco, J. Werner, senza at-
tendere l’arrivo dei salesiani nella sua patria, si mise ad applicare i principi del sistema
preventivo di don Bosco a beneficio degli apprendisti di Monaco di Baviera, vivendo
da “salesiano esterno”. Interesse per l’Educatore torinese avevano dimostrato anche al-
cuni pedagogisti come Lorenz Kellner e Leonhard Habrich. Entrambi avvicinarono al

2.2 Page 12

▲back to top
394 Recensioni
pubblico tedesco la dimensione pedagogica dell’attività di don Bosco.
Tale apertura nei cattolici tedeschi, come sottolinea l’Autore, costituì un presup-
posto valido per la loro ricordata adesione all’Associazione dei Cooperatori Salesiani
e, soprattutto, provocò un fenomeno – che rimane da approfondire ancora sotto vari
aspetti – di attrazione verso i salesiani presso molti giovani di lingua tedesca, gran par-
te dei quali in fase di discernimento vocazionale. Questi si recarono volontariamente in
Piemonte dove avevano trovato un’opportunità di studio e di preparazione alla vita re-
ligiosa nei locali istituti salesiani. Tra questi giovani, chiamati “figli di Maria”, era cre-
sciuta la prima generazione dei salesiani tedeschi e austriaci che contribuirono allo svi-
luppo insolito della società salesiana non solo nei paesi di provenienza.
Si analizza successivamente l’importanza, per la conoscenza dei salesiani, della
loro fondazione a Muri, in Svizzera come pure dei due tentativi falliti di fondare un’o-
pera di don Bosco a Colonia e, infine, l’esperienza nella Lorena, una molto breve a
Sierck e quella più duratura a Diedenhofen: questa era la “strada francese”, chiamata
così da don Rua, successore di don Bosco, attraverso la quale si volle approdare in
Germania.
Tuttavia, riconosce il Wolff, l’arrivo definitivo e stabile si ebbe con i salesiani ar-
rivati via Austria nel 1916 a Würzburg, una delle più importanti città bavaresi. Questa
fondazione, che inizialmente fece parte dell’ispettoria austro-ungarica, con sede ispet-
toriale ad Auschwitz (Oświęcim - Polonia), era diventata punto di partenza per una
vera espansione dei salesiani in Germania. Un’espansione di cui si tace per motivi di
fedeltà al fine preposto al saggio, anche se la data 1922, segnalata nel sottotitolo, per-
mette al lettore di sapere qualcosa di più sugli anni successivi alla fondazione nel 1916,
specie sugli anni “d’esplosione salesiana”, cioè quelli dal 1918 al 1922. Un fenomeno
straordinario che non può essere spiegato se non con quell’interesse appassionato pre-
cedente all’arrivo dei salesiani di tanti cattolici dell’impero tedesco. Si può parlare di
una certa coincidenza di mentalità fra don Bosco e i numerosi operatori sociali tedeschi
dell’epoca: dare cioè una risposta in termini concreti alle sfide giovanili emerse dai
cambiamenti epocali nella società, senza lasciarsi irretire da discorsi troppo teoretici.
Il saggio, ovviamente, accenna ad altri problemi legati all’inserimento salesiano
nei paesi tedeschi che ulteriormente giustificano la varietà di tentativi d’inserimento.
Da una parte erano i salesiani stessi a creare alcune difficoltà: ad esempio, la difficile
collaborazione tra di loro che talvolta paralizzava lo slancio apostolico; il non saper be-
ne coniugare la dimensione personale e quella comunitaria del loro progetto di lavoro;
una certa mancanza di flessibilità d’apertura ai costumi locali. Dall’altra si fa cenno al-
le difficoltà dovute alla diffidenza e all’ostilità, radicata nei governanti, verso le con-
gregazioni straniere, specie quelle le cui case generalizie si trovavano all’estero.
Si tratta di uno studio interessante e ben documentato. Sono anche tracciate al-
cune piste per un’ulteriore ricerca d’approfondimento. La lettura dei documenti rinve-
nuti, in certo senso nuova, ha trovato un riferimento equilibrato alla locale storia ec-
clesiastica, civile e della Congregazione Salesiana.
STANISŁAW ZIMNIAK

2.3 Page 13

▲back to top
Recensioni 395
Waldemar Witold ŻUREK, Żwirowisko oświęcimskie. Męczeństwo polskich salezjanów
(Martirio dei salesiani polacchi nella cava di ghiaia di Auschwitz). Lublin, Poli-
grafia Inspektoratu Towarzystwa Salezjańskiego Kraków 2000, 170 p. 33 p. di ft.
Lo studioso W. Żurek, nelle sue ricerche, si concentra da un certo periodo sulla
raccolta di documentazione riguardante la sorte dei salesiani polacchi che subirono
persecuzioni ad opera degli occupanti tedeschi e sovietici; il lasso di tempo di tali in-
dagini non è circoscritto al periodo del secondo conflitto mondiale, ma va molto oltre.
Uno dei frutti di tale raccolta è la sua pubblicazione, recensita su questa stessa rivista
[37 (2000) 416-423], “Jeńcy na wolności”. Salezjanie na terenach byłego ZSRR po
drugiej wojnie światowej. (“Prigionieri in libertà”. Salesiani nei territori dell’ex
Unione Sovietica dopo la II guerra mondiale), uscita nel 1998.
Il presente volume invece raccoglie ricerche che trattano solo una piccola parte
del tragico destino dei salesiani polacchi, consumatosi nel corso dei primi anni del-
l’occupazione della Polonia da parte del Terzo Reich. Il numero dei salesiani che per-
sero la loro vita, in seguito al secondo conflitto mondiale, supera la cifra di 70. L’Au-
tore ne sceglie quattro. Una scelta dettata da un fatto particolare: tutti e quattro furono
uccisi dalla Gestapo nello stesso giorno e nel medesimo luogo, chiamato “żwirowisko”
(ghiaia), confinante con il lager di Auschwitz. Lo “żwirowisko” (ghiaia) è un appez-
zamento di terreno che si trova davanti a un edificio (anch’esso situato al di fuori del
lager), una volta era il teatro per gli ufficiali e, quando fu aperto il campo di concen-
tramento, venne trasformato in deposito per il gas. Nel 1984 fu dato alle suore carme-
litane, perché offrissero le loro preghiere per la pace e la riconciliazione tra i popoli.
Davanti al Carmelo, esattamente sul detto “żwirowisko”, fu collocata nel 1988 la cro-
ce che era stata costruita per la messa con il papa, Giovanni Paolo II, celebrata nel
1979 all’interno del lager Brzezinka-Oświęcim. La collocazione di questa croce, chia-
mata papale, a cui furono aggiunte più tardi altre croci, aveva suscitato un’ondata di
proteste, soprattutto da parte di alcune cerchie di ebrei abitanti negli USA.
Un primo momento avevano chiesto l’allontanamento delle carmelitane e la chiu-
sura del carmelo. Vinta questa “battaglia”, iniziarono l’altra, contro la presenza di croci.
L’Autore, accennando a tale richiesta asserisce che essi non vollero tenere conto
che in quel luogo, esterno al recinto del lager – ciò che non viene sempre detto in mo-
do inequivocabile – furono trucidati all’inizio unicamente polacchi, in maggioranza
cattolici e, quindi, la presenza di una croce sembrava più che giustificata. Tale è lo
sfondo del saggio che costituisce una sorta di filo rosso della sua lettura, con cui, ci pa-
re, lo Żurek si mette, anche se in modo indiretto, in difesa della presenza dell’unica
croce, cioè quella “papale” (le altre sono state rimosse) che è rimasta nel luogo della
morte di centinaia di polacchi, tra cui alcuni salesiani.
La ricerca è articolata in quattro capitoli e corredata non solo da foto che illu-
strano la storia dei quattro salesiani, vittime del Terzo Reich, ma anche da altre che te-
stimoniano sia la messa celebrata dal pontefice Giovanni Paolo II nel 1979 all’interno
del campo di concentramento Brzezinka-Auschwitz, sia il “carmelo abbandonato” da-
vanti al quale si trovavano le rimosse croci.
Il primo capitolo presenta l’arresto dei dodici salesiani (undici sacerdoti e un coa-
diutore) di Cracovia, il 23 maggio 1941, alla vigilia della festa di Maria Ausiliatrice.

2.4 Page 14

▲back to top
396 Recensioni
Tra essi si trovavano i quattro profili biografici dello Żurek: don Ignacy Dobiasz, don
Franciszek L. Harazim, don Jan P. Świerc e don Kazimierz Wojciechowski. Al mo-
mento dell’arresto i dodici salesiani lavoravano in due case salesiane distinte, situate
però nello stesso quartiere, a breve distanza l’una dall’altra. Nella prima casa c’era lo
studentato di teologia che, in seguito ai dolorosi fatti, conseguenze dello scoppio del-
la guerra, doveva ospitare anche gli studenti di filosofia e i novizi, ovviamente in tota-
le segreto davanti alle autorità naziste. La seconda era la sede di governo dell’ispetto-
ria san Giacinto e del personale della parrocchia san Stanislao Kostka. In ciascuna ca-
sa furono arrestati 6 salesiani. L’atto di accusa può essere riassunto così: erano polac-
chi e religiosi! A quelli operanti in parrocchia, furono ancora avanzate le accuse di in-
citare la popolazione a non perdere la speranza nella rinascita della loro patria e di rac-
cogliere i giovani per prepararli al compito di cospirare. Il 26 giugno del medesimo an-
no furono trasferiti dal carcere Montelupich di Cracovia al lager di Auschwitz e subi-
to messi nella campagna di punizione (Strafkompanie): la più crudele che, tranne qual-
che eccezione, si lasciava con la morte. Infatti il giorno seguente, il 27 giugno, quattro
dei dodici salesiani furono trattati dai tedeschi in modo così disumano che morirono.
Il luogo del loro martirio fu la soprannominata cava di ghiaia, situata davanti all’edifi-
cio del teatro.
Alla storia di questa cava di ghiaia – in realtà ce n’erano altre ma di misura infe-
riore – viene dedicato il secondo capitolo. In esso si precisa la sua esatta posizione ri-
spetto al campo di concentramento eretto dai tedeschi. Una precisazione che, dopo la
recente collocazione di croci, risultò d’importanza capitale per poter rispondere alle
infondate pretese degli Ebrei che chiedevano alle autorità polacche, sia civili che ec-
clesiastiche, di togliervi qualunque segno di fede. Per l’Autore non c’è il minimo dub-
bio che la nominata cava di ghiaia si trovava fuori del campo di concentramento, si-
tuata accanto all’edificio del detto teatro (all’epoca degli avvenimenti bellici trasfor-
mato, come si era già detto, in un deposito del gas) ed era diventato il triste luogo di
morte dei primi polacchi portati dagli occupanti tedeschi già nel 1940. Precisa anche
che solo nel 1941 vi furono portati i primi Ebrei. Aggiunge, inoltre, una descrizione
concisa dei metodi con cui la Gestapo trattò i prigionieri mandati in quelle cave per
estrarre la ghiaia: un trattamento vile in tutti i sensi, mirato all’inevitabile morte.
Nel successivo capitolo si abbozza la biografia dei quattro salesiani trucidati.
Uno dei primi a subire il martirio fu don Ignacy Dobiasz (1880-1941), figlio della ter-
ra silesiana. Come uno dei tanti giovani compaesani, per sottrarsi alla politica antipo-
lacca del cancelliere di ferro, Bismarck, la quale mirava alla totale germanizzazione
delle regioni polacche sotto il dominio prussiano, aveva cercato rifugio negli istituti sa-
lesiani del Piemonte, dove poteva studiare senza essere costretto a rinnegare la propria
identità nazionale. In Italia, dove aveva ricevuto l’istruzione media e superiore, decise
d’entrare tra i salesiani di don Bosco. Ivi aveva percorso tutto l’itinerario formativo fi-
no all’ordinazione sacerdotale, avvenuta il 28 giugno 1908 ad Ivrea. Dopodiché tornò
in Polonia, esattamente nella regione polacca sotto il dominio austriaco, dedicandosi al
lavoro educativo in varie case salesiane. Sin dall’inizio si distingueva come un’ottima
guida spirituale, specie nel confessionale, compiendo vari uffici pastorali. Per un bre-
ve periodo fu professore di teologia morale nello studentato di teologia ad Oświęcim,
aperto nel 1929. Era stato mandato nel 1934 nella parrocchia salesiana di Cracovia per

2.5 Page 15

▲back to top
Recensioni 397
svolgervi varie mansioni, specie quella di confessore. Lì rimase fino al sopra ricorda-
to arresto.
Segue un altro abbozzo biografico di don Franciszek Ludwik Harazim (1885-
1941). Anche lui figlio dell’Alta Slesia, allora sotto il dominio prussiano, educato dai
genitori nello spirito patriottico polacco. Dalla lettura della stampa cattolica venne a sa-
pere che a Oświęcim (Galizia) la società salesiana aveva aperto il ginnasio inferiore.
Così nel 1901 vi si era trovato tra i primi allievi, seguito poco dopo da due suoi fratel-
li, uno dei quali si fece salesiano. Nel 1905 aveva chiesto di essere ammesso al novi-
ziato, motivando l’attrazione che sperimentava nell’animo verso il carisma salesiano.
Compì gli studi di filosofia e il tirocinio in Polonia e in Slovenia. Per gli studi di teo-
logia fu mandato a Foglizzo, in Italia. Ivi il 29 maggio 1915 fu ordinato sacerdote.
Trascorse i primi anni da sacerdote nell’istituto salesiano a Oświęcim, insegnando va-
rie materie. Frequentò, senza però conseguire la laurea, la famosa università jagelloni-
ca di Cracovia. Oltre brevi periodi come superiore, egli svolse per tutta la sua vita
un’intensa attività didattica, insegnando materie umanistiche in vari istituti salesiani,
compresi gli studentati di filosofia e teologia. Conosciuto per le sue doti eccellenti di
insegnante, meritò uno speciale riconoscimento da parte delle autorità scolastiche ci-
vili. Era di un carattere amabile, capace di conversare sui vari temi con i suoi allievi
che lo circondavano di grande stima ed affetto. Si rese noto, soprattutto, grazie alla sua
produzione letteraria di un certo valore artistico, permeata da spirito cristiano e colori-
to da umanesimo moralizzante. Compose un numero notevole di opere teatrali di va-
rio genere, avendo come destinatario il pubblico giovanile misto. Molte delle sue ope-
re furono stampate e diffuse anche oltre gli ambienti salesiani.
Anche il terzo salesiano don Jan Piotr Świerc (1877-1941), era nativo dell’Alta
Slesia. Nel 1894 arrivò a Valsalice (Torino) dove concluse i suoi studi e sentì la voca-
zione alla vita salesiana. Tutto il suo percorso formativo si svolse nelle case salesiane
del Piemonte, nelle quali all’epoca si respirava una straordinaria forza del carisma di
don Bosco a cui aderì con tutto il suo animo generoso e di cui, dopo il suo rientro in
patria, diventò uno dei massimi interpreti. Era uno studente intelligente e fornito di
grandi doti canore. Per un certo periodo, mentre studiava teologia a Torino, funse da
segretario del Rettore Maggiore, don M. Rua, per ciò che riguardava la Polonia. Nel
giugno 1903 fu ordinato sacerdote nel duomo di Torino. Secondo l’Autore, se non ci
fosse stata l’insistenza di don E. Manassero, allora direttore dell’istituto salesiano ad
Oświęcim, in Polonia, sarebbe ancora rimasto a Torino. Due anni dopo il ritorno in pa-
tria, gli subentrò nella direzione della più importante casa salesiana, contribuendo no-
tevolmente alla sua ulteriore fioritura. Godette una quasi incondizionata fiducia pres-
so i superiori, che ammirarono il modo con cui riusciva a dialogare con i confratelli e
con la gente esterna. Perciò quando occorreva un salesiano valido per una nuova fon-
dazione, veniva mandato lui. Tale fatto lo fece collocare tra i pionieri dello sviluppo
della Società Salesiana in Polonia. Oltre a coprire di continuo la carica di superiore, fu
per molti anni apprezzato consigliere ispettoriale. In lui, afferma l’Autore, la nuova ge-
nerazione dei salesiani polacchi vedeva un uomo dedicato con tutto il suo essere alla
causa di don Bosco in cui egli credeva d’avere un padre e un maestro di una genero-
sità sconfinata verso il mondo giovanile. Al momento dell’arresto lavorava a Cracovia.
Il 27 giugno 1941, ad Auschwitz, trattato in modo indicibilmente crudele dai nazisti,

2.6 Page 16

▲back to top
398 Recensioni
pregava O Gesù, abbi pietà di me, senza dimostrare sentimenti di vendetta.
Don Kazimierz Wojciechowski (1904-1941) è l’ultimo profilo biografico dello
Żurek. Proveniva da una piccola città, situata a sud-ovest della Małopolska (Galizia),
da una famiglia di condizione sociale molto umile. All’età di 8 anni, a causa della si-
tuazione familiare (orfano di padre a 5 anni), fu collocato nel «Rifugio il Principe
Aleksander Lubomirski» a Cracovia, un’istituzione educativa gestita dai salesiani.
Successivamente continuò l’istruzione scolastica in altri istituti di don Bosco. Nel 1920
entrò nel noviziato, cominciando un percorso formativo molto difficoltoso, terminato
solo nel 1935 con l’ordinazione sacerdotale. Era valutato come studente capace, di-
sponibile (per tutto il periodo formativo era lui a dirigere il coro dei seminaristi). Ma
il suo carattere molto emotivo lo portava ad uscire continuamente dalla relativamente
rigida struttura di vita comunitaria: da una parte non gli veniva facile la collaborazio-
ne con gli altri, dall’altra si sentiva a proprio agio nella Congregazione salesiana. Seb-
bene il suo attaccamento incondizionato ad essa venisse percepito positivamente dai
superiori, tuttavia questi gli dilazionavano di continuo l’ammissione sia ai voti religiosi
che agli ordini minori e maggiori. Ma lui, riconoscendo il proprio scarso progresso
nella vita di perfezione, tornava a riconfermare nelle sue domande, oltre la ferma vo-
lontà di combattere i lati deboli del suo essere, che unicamente la Società di don Bo-
sco gli offriva una strada sicura per la propria felicità e salvezza. Come sacerdote co-
priva nella parrocchia salesiana di Cracovia l’ufficio di responsabile del centro giova-
nile e lavorava inoltre come catechista in una scuola statale. Le testimonianze riporta-
te dall’Autore lo presentano come un salesiano dedito ai giovani senza risparmio e ca-
pace di attento dialogo con loro. Appunto questa dedizione ai giovani era mal vista da-
gli occupanti tedeschi. Nella accusa formulata contro di lui essa veniva interpretata
come un crimine da punire, perché costituiva una minaccia all’ordine pubblico, ovvia-
mente, quello imposto dagli invasori.
L’ultimo capitolo tratta più dettagliatamente sulle vicende inerenti la sopranno-
minata croce “papale”. La storia della lotta alla croce ad Auschwitz, come espone
l’Autore, ha alcuni precedenti significativi e interessanti, tutti strettamente legati alla
persona di Karol Wojtyła, arcivescovo di Cracovia prima, vescovo di Roma dopo. Vie-
ne accentuata principalmente l’importanza della prima visita apostolica del pontefice
romano, Giovanni Paolo II, nella propria patria, dal 2 al 10 giugno 1979. Nel suo pro-
gramma era prevista la sosta ad Auschwitz, con una celebrazione eucaristica all’inter-
no del lager Brzezinka-Auschwitz, preceduta da una visita breve nel lager Auschwitz
dove si trova la cella in cui fu trucidato dai nazisti padre Massimiliano Kolbe. Per pre-
parare tale incontro con la popolazione – si deve tener presente che al potere si trova-
va ancora il regime comunista – si dovettero superare mille difficoltà poste dall’auto-
rità civili, sia centrali che locali. Il 7 giugno 1979 si videro riuniti oltre un milione e
mezzo di fedeli per la Messa con il papa. L’altare era decorato da una croce, preparata
dai montanari in segreto. Essa, secondo le disposizioni segrete del regime, doveva es-
sere distrutta insieme all’altare, come del resto è accaduto altrove, per non lasciare
nessuna traccia di tale storico avvenimento. Invece nella notte seguente alla cerimonia,
la croce fu smontata e nascosta in due posti diversi per renderne faticoso il ritrova-
mento da parte delle autorità comuniste. I cambiamenti epocali nella società polacca,