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RECENSIONI
ARAMAYO Alberto, Centenario del gran suefio de 'Don Bosco) sobre las Misiones
Salesianas en Sudamérica 1883-1983. La Paz-Bolivia, Editorial «Don Bosco»
1983, 80 p.
El titulo no deja lugar a duda sobre el contenido del ensayo, confirmado por
el mismo autor en los Prenotandosi «divulgar y comentar esta sublime visién-suefio
- [tenida la noche del 29 al 30 de agosto de 1883] - en el primer centenario
de sus realizaciones ». También perfila el método a seguir: « después de unos Preli-
minares (p. 13-18) - [intento de 'interpretacion' de los suefios de Don Bosco basàn-
dose en la obra de W. Nigg y R. Fierro] - presentamos el suefio en su integridad
(p. 21-32) evitando todo cuanto pueda desviar la atencién ». Luego un amplio Co-
mentario (p. 33-78) explica paso a paso el 'fantastico' viaje en tren de Don Bosco
- contenido del suefio - per toda Sudamérica. Ello le da pie - no solo para
ofrecer «una extraordinaria abundancia de elementos» geograficos, antropolégicos,
topogràficos, fauna y flora, riquezas del subsuelo ... - , sino para describir las «reali-
zaciones progresivas» del suefio, tanto de los salesianos como de las Hijas de Ma
Auxiliadora, en Ecuador, Peni, Argentina y Chile [Patagonia y Tierra del Fuego],
Paraguay, Brasil, Venezuela, Colombia, pero, sobre todo, en «la Bolivia vista por el
Santo» a la que esté dedicado en gran parte el comentario.
El « ilustre salesiano ... con la competencia del historiador y con ... fe y carifio
a Don Bosco» (p. 9) brinda en su obrita una interesante y originaI visién interpre-
tativa por lo que se refi ere a Bolivia, que en el suefio integra la zona denominada
por Don Bosco « tierra que mana leche y mieI» (p. 60-61) y que contrasta «con
cierta condicién endémica de pobreza » (p. 11). Confiesa sin ambages que «la fina-
lidad de los comentarios, ademàs de la parte ilustrativa, es demostrar el cumpli-
miento de un suefio-visién de Don Bosco - [asi lo califica insistentemente (p. 11- 13,
16, 18, 49, 50, 59, 77)] - en el desarrollo actual de la Congregaci6n Salesiana en
América del Sur ».
La brevedad del ensayo y su mismo caràcter divulgativo, sin duda, han inducido
al autor a ser parco en el aparato critico. En cuanto al « material consultado» (p. 19),
extrafia no aparezcan las obras de Cecilia Romero, I sogni di Don Bosco. Edizione
critica [Torino, LDC 1978, en cuyas pp. 79-93 aparece la edicién critica del « sogno
sulle Missioni d'America, 1883»]; de Pietro Stella, Don Bosco nella storia della
spiritualità cattolica [vol. II. Ziirich, PAS-Verlag 1969, donde como Apéndice trae
Note per uno studio sui sogni di Don Bosco]; de Juan Belza, Suefios Patagonicos
[Rosario, Artes Graficas San José 1982, en la que ocupa un puesto de privilegio el suefio
de 1883]. Ello no resta valor al ensayo, que se acrecienta por su estilo literario cui-
dado, directo, experiencial, que hace resulte de lectura tacil y agradable.
JESUS BORREGO

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418 Recensioni
BROSEGHINI Silvio, Cuatro siglos de misiones entre los 5huar. Los Métodos. Quito,
Mundo Shuar 1983, 180 p.
La abundante bibliografia existente muestra el interés que en estos iiltimos dece-
nios ha provocado en todos sus aspectos - antropologico, socio-politico, religioso -
el « mundo shuar », titulo de la coleccién que publica diversas « series » de estudios
sobre este pueblo, uno de los principales grupos étnicos de la regién oriental
del Ecuador, y que durante siglos fue refractario a todo intento colonizador y mi-
sionero. El interés es aiin mas apreciable si se tiene en cuenta que los autores de
dicha coleccién son, en buena parte, no meros estudiosos advenedizos sino traba-
jadores apostélicos entre la gente shuar.
Es el caso de la obra del salesiano P. Broseghini, «fruto de una minuciosa
investigacién bibliografica y de una larga experiencia personal» (p. 5) como mi-
sionero entre los shuar. Con el subtitulo - «Los Métodos» - indica que «este
estudio completa de alguna manera el de Juan BOTTASSO) Los 5huar y las Misio-
nes. [Entre la hostilidad y el dialogo. Quito, Mundo Shuar 1982, 234 p.] que
enfoca el problema de una manera més general ». Por el contrario, el presente
trabajo pretende «examinar lo que los salesianos (y anteriormente los francisca-
nos y dominicos) pensaron del pueblo shuar como pueblo religioso y como fueron
evolucionando sus juicios y las ideas de fondo que orientaron la elaboracién de
los textos de catequesis» (p. 6).
La obra «se compone de dos partes, muy distintas, pero complementarias. La
primera - La Iglesia misionera del siglo XVI en América Latina (p. 9-77)
analiza la historia de la cristianizacién de América Latina [1a conquista, el proble-
ma de la conversion ] y de los métodos que fueron utilizados [problemas gene-
rales - el del método, lengua, catecismos, traduccién - y la catequesis en la
practica: razones para creer, contenidos, instruciones caìequisticas: pueblos, doc-
trinas y reducciones, colegios e internados ... J. La segunda parte se detiene a estu-
diar el caso particular del pueblo shuar », Ante todo (cap. I) da «una visién
histérica de la insercién del misionero en el ambiente shuar» ya que «para com-
prender el material catequistico, que a lo largo de los afios ha sido elaborado,
es necesario examinar la manera con que las distintas generaciones de misioneros
se acercaron a los shuar » (p. 79). Y analiza, de inmediato, « los distintos medios
de penetracién »: el de «la colonizacién y la escolarizacién », y el actual de la
« Federacion de Centros Shuar ». Dedica el maximo espacio a describir «el mismo
proceso de transmisién del mensaje Eque] no se reduce simplemente a traducir
o esquematizar las verdades de la fe ... en funcién de la conversién... [sino a in-
serir] la 'experiencia cristiana' en el cuerpo cultural del otro ». En el fondo,
ofrece una sintesis del movimiento catequético desde el concilio de Trento hasta
nuestros dias (cap. II). Penetra, sin mas, en «el mundo religioso shuar» (cap.
III) y en la interpretacién de las creencias y tradiciones, dada por los misioneros
desde fines del pasado siglo. Estudia unicamente «la evangelizacién [en sus]
primeros pasos », es decir, hasta 1940, evangelizacién «que, tal vez, con mucha
més propiedad, se puede definir como la primera ensefianza catequistica la fase
doctrinal en donde es fundamen tal 'ensefiar las verdades y las normas' se pro-
porciona al hombre 'aquello' que garantiza la salvacién del alma ». Pero, aùn no
siendo muy numerosos, ya en este periodo « encontramos también testimonios

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Recensioni 419
que nos presentan verdaderos intentos de primer anuncio ». Todo ello visto « en
las experiencias de los misioneros dominicos, franciscanos y salesianos ».
El P. Broseghini - con conocimiento de causa - ha afrontado uno de los
aspectos màs importantes y, a la vez, més controvertidos de la historia iberoame-
ricana: metodologia del 'iter' pastoral de la Iglesia en aquellas tierras desde la
epoca colonial hispana, con referencia expresa a la etnia shuar. Y lo hace cimen-
tando sus reflexiones con el empleo de selectas fuentes inéditas e impresas y de
abundante bibliografia.
Boy que - como se apunta en la Presentacién - « existe la tendencia a
juzgar de manera muy critica todo el largo capitulo de las iniciativas misioneras
pasadas », es muy plausible este esfuerzo tendente a ahondar, descernir y juzgar
aquel acontecer religioso - dentro del contexto histérico-politico-social primero
de Espafia y mas tarde del Ecuador - «exactamente porque se aporta una gran
cantidad de elementos, que facilitan el juicio y ayudan a entender la situacién
actual » (p. 5). (Ha logrado el autor pienamente su objetivo?
En toda verifica no es fàcil acertar plenamente con la verdadera razén y
dimensién de los hechos, por entrar en causa, a mas de los diversos factores
circunstanciales, la éptica, el talante, el estilo e interés de los que recogen y
transmiten el evento. Y en el caso presente se corre el riesgo de perder eierta
credibilidad por la tendencia: - a no reflejar, en lo posible, con fidelidad el
heclro que esté « en funcién de las circunstancias culturales, sociales y politicas »
(p. 6); - a l'elevar tanto los elementos negativos que quedan ensombrecidos, y
hasta desvaidos, los positivos; - a evaluar el pasado a través de realidades y
estrategias modernas. Valgan algunas acotaciones al respecto:
Se subraya de entrada con radicalidad (y se insiste hasta la saciedad) en el
hecho que, terminada con la conquista de Granada «la gran cruzada hispanica »,
América le ofreda «una expansién de tipo mercantil-salvacionista, porque su fina-
lidad no fue solo economica sino también (y tal vez principalmente) politico-reli-
giosa ... dando vida a un 'mesianismo temporal' por el cual se unificaba el destino
de la nacién y de la iglesia, la cristiandad hispanica, siendo la nacién hispanica el
instrumento elegido por Dios para salvar al mundo. Esta conciencia de ser la
nacién elegida ... està en la base de la politica religiosa de Isabel, de Carlos y de
Felipe » (p. 9-11) [(En los tres de igual modo? El mismo autor parece desmen-
tirlo refiriéndose a «los métodos misionales» (p. 27 ss.) J. La adhesion de Espafia
al fenomeno religioso-politico-cultual nada de la conciencia religiosa radicada
en la entrafia del pueblo espafiol. De aqui que la Espafia colonizadora exporté
a sus 'colonias' cuanto ella era y poseia: la religién, la lengua, arte, técnicas, escue-
las, universidades que desarrollaron el talento autoctono [Es muy probable que,
en generaI, no sea del mismo signo, atìn con parecido lenguaje, el 'nuevo colo-
nialismo' del pasado siglo, siempre con excepciones como la de Garda Moreno
en el Ecuador (p. 81-83)]. Con el autor lamentamos las injusticias, explotaci6n y
actitudes de esclavitud, nunca autorizadas por la Corona (p. 10) ni muclro menos
por la Iglesia (p. 12-14). En cuanto a los graves fallos cometidos con las culturas
indigenas - léase aqui shuar (p. 87-92, 141-150) - en tiempos y lugares carentes
de sociélogos y antrop6logos de profesi6n, los prelados, el clero y los religiosos se
guiaban por su ernpefio de implantar la Iglesia, eliminando supersticiones e inculcando
las verdades de la fe siempre con objeto de cristianizar y salvar.

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420 Recensioni
Es una Iastima que esa linea del ser y quehacer, tan diversa entre la mtsio-
nologia de los siglos XVI y XVII [calificada ésta de « anti-indigena » (p. 27)],
no aparezca diafana, coherente a través de toda la obra: «Sobre todo los misio-
neros de la segunda y tercera generacién (desde 1520) comprendieron que para
evangelizar realmente era necesario conocel' profundamente el sistema del pensa-
miento indigena» (p. 29, 44, 66).
Por lo que a los shuar se refiere, con ellos nos hallamos delante de una
'cultura de selva'. Creemos que la selva no desarrolla al hombre sino que lo con-
diciona, lo aprisiona, lo deja en su statu quo, con el grave riesgo que, desapare-
cida la selva, desaparezca también el shuar o quede en condicién de dependencia
de grupos invadentes mas fuertes que lo subyugan, en el proceso irreversible de
una nueva colonizacién a niveles nacionales, es preferible prepararlo para un en-
cuentro de valores mutuos y no para un destructivo enfrentamiento. Asi parece
insinuarse en p. 87.
Pero a pesar de reconocer los beneficios de la « colonizacién y escolariza-
cién » (p. 84-87, 90-91) y que en ellas el misionero - dominico, franciscano y, sobre
todo, salesiano - encontrarà «su mejor aliado por lo menos en los primeros
cuarenta afios » (p. 91), falta la profundidad y orden en el modo de tra tarlo que
aparece en el estudio de los métodos catequisticos de los dos tiltimos decenios,
cuyas experiencias - ya salesianas - llevan nombres y apellidos. En efecto,
sorprende no se haga la minima alusién a la tan famosa experiencia misionera
del P. Bolla y ni siquiera aparezca una referencia a las misioneras, que tanta parte
tuvieron y tienen en la evangelizacién.
Sin embargo la conclusién definitiva de la obra, en parte, parece reconci-
liarse con la tesis de la continuidad: « Los misioneros buscaron las soluciones de
acuerdo a los medios que el tiempo les proporcionaba y con su labor catequistica
constante y favorecida por los cambios ambientales, traidos por la colonizacién
y por la educacién escolar de las jévenes generaciones, lograron unos frutos: los
Shuar cristianos hoy son mas numerosos que los no-cristianos. Pero... muchas
veces, en realidad se trataba de cristianos, que buscaron en el bautismo el medio
de integracién a la cultura envolvente més que el sacramento que incorpora a una
comunidad cristiana» (p. 165). Pero, sin tales preliminares, ~hubiera sido posible
la formacién de la Confederacién de Centros Shuar con capacidad interna para
ser Iglesia autoctona e indipendiente?
Una obra màs de la coleccién «Mundo Shuar », de excepcional interés.
JEs6s BORREGO
GIOVANNINI Luigi, Le «Letture Cattoliche» di Don Bosco esempio di «Stampa
Cattolica» nel secolo XIX (= Cultura e Mass Media 8). Napoli, Liguori
Editore 1984, 280 p.
Il sacerdote paolino, D. Luigi Giovannini, ha voluto condurre una ricerca
per il Dottorato in Storia ecclesiastica su un tema di un certo rilievo per la
storia del cattolicesimo italiano della seconda metà del secolo scorso (non ne esa-
gererei, però, l'importanza e i significati né riterrei le Letture Cattoliche « espres-

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Recensioni 421
sione editoriale carattensnca dei Salesiani! »). Nessuno l'aveva finora affrontato
in modo tanto articolato e diffuso, riempiendo più di 250 fitte pagine.
I tre capitoli esplicitamente consacrati al tema sono preceduti da un breve
profilo di S. Giovanni Bosco scrittore-editore (pp. 23-46), che avremmo prefe-
rito ancor più breve e controllato (all'uso critico delle Memorie biogralicbe si
sarebbe dovuto preferire il ricorso alle più essenziali indicazioni contenute nei
lavori di P. Stella); e da una rapida descrizione dell'Ambiente socio-culturale-re-
ligioso (pp. 51-88), ovviamente decisivo per una concreta comprensione e valu-
tazione del frammento di storia di cui si tratta.
Largamente descrittivi risultano i capitoli III e IV: Analisi delle «Letture
Cattoliche» 1853-59 (pp. 89-156) e Elenco delle «Letture Cattolicbe » 1859-
88 (pp. 157-175). Nel quinto e ultimo capitolo, il più elaborato, l'A. tenta un
Bilancio) nel quale vengono raccolte e sintetizzate «idee e valutazioni », intese
a evidenziare «i limiti e i pregi delle LC come esempio di stampa cattolica nel
secolo scorso» (pp. 176-228).
L'Introduzione (Novità e orientamento di questo saggio) e la Conclusione
(Da Don Bosco a Don Alberione e Don Zilli: Dalle «Letture Cattoliche» a «Fa-
miglia Cristiana») mentre aiutano a capire le intenzioni dell'A. spiegano vistose
lacune di impostazione storica, dove si fondono e confondono rievocazione, valu-
tazione, attualizzazione e programmazione. La molteplicità delle angolazioni e degli
interessi finisce col sacrificare la primaria attenzione alle ragioni e «necessità»
storiche, da cui ci si allontana anche con l'uso di un linguaggio piuttosto estem-
poraneo, del tipo «mediazione culturale », «mediazione culturale-apologetica »,
« "mediare" l'evangelizzazione », « paternalismo sociale e pedagogico », «pseudo
a-politicità », ecc.
Indubbiamente comprensione e valutazione storica si sarebbero avvantaggia-
te di una più rigorosa calibratura dei due capitoli preliminari e di una loro più
organica connessione con i seguenti. Il fenomeno «Letture Cattoliche» riacqui-
sterebbe più modeste proporzioni con minori sorprese se lo si riconducesse a un
protagonista di più realistica consistenza culturale (a che servono per la ricerca
i panegirici di Pio XI, p. 23, e smisurate attribuzioni di preparazione e di com-
petenza in Sacra Scrittura, teologia morale, teologia dogmatica, diritto canonico,
pp. 30-32?) e a un ambiente complessivo più dimesso di quanto non possa rica-
varsi da una affermazione del genere: «nel decennio 1849-1859 raggiungeva il
cultimo (...) "la risurrezione economica del Piemonte": si compiva così anche in
Italia (...) la "rivoluzione industriale"; con tutte le sue conseguenze positive e
negative» (p. 54) (non sono possibili riscontri, poiché non siamo riusciti a rin-
tracciare le note del secondo capitolo).
Lo scavo pionieristico del Giovannini può, quindi, venire fruttuosamente ri-
preso con non poche precisazioni e ulteriori approfondimenti.
P. BRAIDO

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422 Recensioni
SODI Manlio (a cura di), Liturgia e musica nella formazione salesiana. Incontro
europeo di docenti ed esperti di Liturgia e Musica promosso dal Dicastero
per la Formazione salesiana (Roma - «Salesianum» 19-21 settembre 1983).
Roma, Editrice S.D.B. (Edizione extra commerciale) 1984, 240 p.
Innanzitutto è oltremodo degna di lode l'iniziativa del Dicastero per la For-
mazione salesiana per aver voluto affrontare un tema così importante, riguardante
la Liturgia e la musica nella formazione salesiana, accettando la collaborazione dei
non molti esperti salesiani europei in materia. I collaboratori d'altra parte hanno
avuto il coraggio di dire apertamente il loro parere, segnalando difetti e lacune
inerenti a documenti ufficiali recenti della Congregazione, come pure a tutto il
periodo storico susseguente alla morte di Don Bosco. Con la stessa franchezza
ci permetteremo di segnalare eventuali imprecisioni o difetti, nei limiti della no-
stra competenza.
Incominciamo con un piccolo rilievo a riguardo della composizione tipo-
grafica del testo. L'aver messo le note, numerose e importanti, al termine di ogni
contributo, fa perdere molto tempo al lettore, che avrebbe desiderato averle a
fondo pagina, per poterle conoscere senza perdere il filo della trattazione.
A pago 16 si citano le parole di Don Bosco: « Il mio metodo si vuole che
io esponga: ma se nemmeno io lo so! Sono sempre andato avanti come il Signore
mi ispirava e le circostanze esigevano », e vengono applicate al Sistema Preven-
tivo. Bisogna invece ricordare che il contesto è diverso. E' una risposta al Rettore
del Semonario di Montpellier che, per avere avuto una discussione coi suoi con-
fratelli su quale metodo dovesse preferirsi tra quello di S. Vincenzo de' Paoli e
quello di S. Francesco di Sales, lo interrogava' sul metodo da lui usato per por-
tare le anime a Dio. Notiamo che qui si tratta veramente della differenza tra due
spiritualità, e quale sia da preferirsi (Cfr. M.B., voI. XVIII, p. 956).
A pago 30 si parla di triduo o di novena in onore di S. Filippo Neri. Abbiamo
cercato invano la fonte di tale asserzione ma non abbiamo trovato nulla, almeno
come prassi abituale tra le pratiche di pietà raccomandate da D. Bosco.
Dopo le relazioni di Don Fant e di Don Stefani, viene un notevole contri-
buto di Don Triacca sulla «Liturgia nella formazione» (Riflessione teologica -
Riferimenti ai documenti ecclesiali) (pp. 61-92), di grande impegno scientifico e
forse più accessibile a specialisti che alla media de partecipanti all'Incontro euro-
peo. Inoltre sorge il dubbio che l'Autore aderisca a una concezione della liturgia
troppo ampia, tanto da fagocitare la teologia, l'esegesi biblica, la spiritualità, la
pedagogia e la psicologia. Lasciano perplessi affermazioni di questo tipo: «Si può
allora concludere che la liturgia nella formazione è educazione cristiana 'sic et
simpliciter' che, progressivamente prende l'avvio dalla parola di Dio, per suscitare
la fede che porta alla conversione celebrata nelle azioni liturgiche, per poi di
nuovo ritornare alla Parola di Dio e riprendere l'itinerario tipico della metodo-
logia mistagogica ». « Formazione cristiana e formazione liturgica sono sovrappo-
nibili: dove l'aggettivo "cristiano" dice già liturgia-vita e l'aggettivo "liturgico"
sconfina negli altri livelli di liturgia-mistero e azione ».
Chiaro, completo, aggiornato ed equilibrato è il contributo di Don Aldazàbal
su «La liturgia nella formazione salesiana » (pp. 93-131). E' da deplorarsi che lo
studio di Don Venturi sia stato presentato soltanto in forma di schema. Impor-
tante ma un po' sintetico il saggio di Don Frattallone sulla formazione musicale.

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Recensioni 423
Molto critico, ma ben documentato è l'articolo di Don Dell'Oro sul « proprium »
salesiano (pp. 145-169).
Invece, lo studio di Don Alvarez su «Le celebrazioni liturgico-sacramentali
nell'itinerario di fede» suscita alcune perplessità analoghe a quelle provocate dal-
l'articolo di Triacca.
Quanto allo studio di Don Desramaut, posto in appendice, si prestano alla
critica alcune affermazioni. Egli -dipende in gran parte dalla tesi di laurea di Don
Stefano Kuncherakatt, che nei particolari non è sempre attendibile. Ne facciamo
un breve elenco:
1) A pago 194 dà come prassi di Don Bosco la celebrazione del mese di
gennaio in onore del Bambino Gesù, e del mese di luglio dedicato a S. Vincenzo
de' Paoli. Per noi tale asserzione è senza fondamento.
2) A pago 195, attesta che il Verdi giudicò la «grande fantasia» e la «po-
tenza creatrice» delle opere musicali del Cagliero, mentre tale lode fu attribuita
solo alle sue romanze.
3) A pago 195 mi si attribuisce l'asserzione che Don Grosso aveva fatto
dell'Année liturgique, la sua lettura quotidiana, mentre tale attestazione è di Don
Vismara, e non mia.
4) E' molto discutibile l'asserzione, riferita da Don Stella, che l'origine
del canto dell'Ufficio durante la seconda messa della domenica, fosse dovuta al
fatto che ai primi tempi dell'Oratorio, molti dei frequentatori appartenessero a
diverse confraternite con tale usanza, il che, secondo noi, è poco probabile; men-
tre non fu altro che una reminiscenza di Don Bosco, di quando era in uso a Chieri
nel periodo in cui frequentò tali scuole.
5) A pago 227 si legge: «Il P. Eusebio Vismara morì il 3 gennaio 1945,
quaranta giorni dopo il suo amico Giovanni Battista Grosso (21 novembre 1944)
nella casa salesiana di Bagnolo Piemonte, dove l'uno e l'altro si erano ritirati ».
Una tale maniera di esprimersi fa pensare che entrambi fossero ricoverati in una
casa di riposo. La realtà è che la casa salesiana di Bagnolo era la sede del P.A.S.
nel tempo dello sfollamento dalla città di Torino, durante la guerra.
Nella stessa pagina si ha: «La risposta, la meno insoddisfacente al problema
dello scacco dei liturgisti, è venuta per me da Don Pietro Brocardo, testimone
attento e cordiale di Don Grosso e di Don Vismara alla Crocetta di Torino ». La
realtà è che Don Brocardo venne all'Ateneo quando Don Vismara e Don Grosso
erano già morti.
Tutto ciò succede quando, mancando fonti scritte, si generalizzano situazioni,
senza averne avuto conoscenze personali. E' così che si è giunti a intitolare (a pago
220) il paragrafo IV: «Il soffocamento del M.L.S. a cominciare dal 1916 »,
mentre si trattava soltanto di uniformare le pratiche di pietà salesiane in tutta
la Congregazione, specialmente negli Oratori festivi. Infatti la pratica della Mes-
sa dialogata nei noviziati e negli studentati continuò fino al 1935 e non fu mai
soffocata. Solo allora venne un ordine perentorio da parte del Consiglio Superiore
e anche alla Crocetta si riprese la pratica del rosario durante la Messa, con grande
rincrescimen to di Don Vismara e di Don Grosso.
Con questo non vogliamo togliere nulla al valore sia della tesi di Don Kun-

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424 Recensioni
cherakatt, che mi consultò varie volte durante il suo lavoro e da me ebbe tutta
la documentazione sul Congresso di Lombriasco, sia all'utilizzazione che ne fa
Don Desramaut, che ha già una fama ben meritata in Congregazione per i suoi
studi su Don Bosco.
EUGENIO VALENTINI
TUNINETTI Giuseppe, Lorenzo Gastaldi 1815-1883 Vol. I. Teologo} pubblicista}
rosnziniano, vescovo di Saluzzo: 1815-1871. Roma, Edizioni Piemme di Pie-
tro Marietti 1983, 252 p.
Sulla figura e l'opera di mons. Gastaldi, al di là di pur lodevolissimi appro-
fondimenti di alcuni aspetti (la dottrina della infallibilità da lui sostenuta al Va-
ticano I, la questione del Bertagna e della teologia morale, la questione rosmi-
niana) sono scarsi gli studi sia per il periodo pre-episcopale (1815-1867) sia per
quello episcopale (1867-1883). Lacunose sono perfino le informazioni biografiche
su di lui.
Un simile vuoto storiografico per la Chiesa in Piemonte viene ora ad essere
colmato dalla meritoria iniziativa del prof. Tuninetti, docente di storia della
Chiesa per l'età contemporanea nella facoltà teologica dell'Italia settentrionale.
In libreria è già apparso il l° volume: Lorenzo Gastaldi 1815-1871, che riper-
correndo agilmente le tappe fondamentali della biografia gastaldiana fino al 1871
nel contesto della situazione politica, sociale, religiosa del tempo riesce a sbal-
zare con solidità ed equilibrio il profilo spirituale del personaggio.
Anche se lo studio dell'A., per il periodo di tempo considerato, non può
che dedicare pochi cenni alla figura di Don Bosco ed ai suoi rapporti col Gastaldi,
tuttavia ci è gradito segnalarlo all'attenzione dei lettori di RSS e agli studiosi
di storia salesiana. Siamo infatti convinti della verità del noto aforisma di Thei-
lard de Chardin: «Nessuna cosa è comprensibile se non per la sua storia ». In
termini congruenti al nostro caso: senza una precisa ricostruzione storica della
mentalità e delle esperienze di Gastaldi (di Don Bosco siamo già sufficientemente
informati dall'abbondantissima bibliografia, per altro non sempre « critica ») an-
che nella fase che precedette il periodo del suo contenzioso con Don Bosco, ci
priveremmo di strumenti di lavoro idonei alla lettura corretta dell'enorme massa
di documenti ormai disponibili ed inventariati (cfr. Chronologie critique du dii-
[érend entre Don Bosco et l)arcbeuéque de Turin Lorenzo Gastaldi... recensita su
RSS 2 anno II n. 1 pp. 178-179).
L'aspro contrasto di Don Bosco con mons. Gastaldi, a nostro modesto modo
di vedere, trova le sue radici eziologiche nella formazione morale, religiosa, culturale
del Castaldi, nelle sue prese di posizione nei vari ambiti sia a livello teorico che
pratico, nella difficile esperienza di vita religiosa in Italia ed in Inghilterra. Così
pure non è da escludere che nella rottura delle buone relazioni (fino a quel mo-
mento intrattenute) una volta nominato arcivescovo di Torino, giocarono la loro
parte la venerazione del Gastaldi verso la gerarchia, la sua coscienza della cen-
tralità della funzione del vescovo in una diocesi, la convinzione della necessità
di una riforma spirituale ed anche strutturale della Chiesa. Se poi a tutto ciò
aggiungiamo il carattere energico, combattivo, sicuro di sé, pienamente cosciente

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Recensioni 425
delle sue possibilità e dei propri meriti, allora vediamo come da simili premesse
siano comprensibili e coerenti le scelte della maturità episcopale a Torino.
Non è nostra intenzione addentrarci nella valutazione dell'intero volume del
T., in quanto attinente solo en passant con la vita di Don Bosco e dei salesiani.
Ci siano però consentite tre precisazioni a questo riguardo.
Anzitutto ci pare che ancora una volta non sia ben posta la questione della
'paternità' delle Letture Cattoliche. Mentre a p. 108 viene detto che la collana
fu «fondata» da Don Bosco, poche pagine dopo (p. 123) si osserva che fu «pro-
mossa» da mons. Moreno e «diretta» da Don Bosco.
In secondo luogo vorremmo invitare l'A. ad una più attenta ricerca delle
fonti a proposito del diretto intervento di Don Bosco a favore di Gastaldi quale
vescovo di Saluzzo. Ad es. il volumetto del Borino, citato a p. 145 non è perti-
nente allo scopo. Infatti la lettera colà citata (quella del 5 aprile 1867) è poste-
riore, seppur di poco, alla preconizzazione del canonico Gastaldi a vescovo di
Saluzzo. Forse sarebbe stato meglio ed anche più facile suffragare la propria ed
altrui convinzione con la lettera (edita) del 14 maggio 1873, là dove Don Bosco
scriveva: «Da queste note consta che se il canonico Gastaldi fu Vescovo di Sa-
luzzo, lo fu a proposta di Don Bosco. Se il Vescovo divenne Arcivescovo di To-
rino, è pure sulla proposta di Don Bosco» (Epistolario II, lettera 1072 p. 279).
Infine sarebbe auspicabile un controllo più minuzioso delle citazioni nelle
note ed una maggiore accuratezza nella trascrizione dei testi fra virgolette, entro
le quali la citazione di inediti e di stampati deve essere fatta ad litteram, corsivi,
punteggiatura ed ortografia compresi, a meno di variazioni introdotte dal cura-
tore e pertanto da segnalarsi con appropriati segni critici. Vari qui pro quo, sop-
pressioni o modifiche di termini si riscontrano nelle pp. 124-127 e 132-135.
Tutto ciò comunque nulla toglie ai meriti dello studio del T. Non ci resta
che attendere il II volume, che siamo tentati di augurarci al fulmicotone, purché
l'intento sia la ricerca della verità e non il discredito di qualche personaggio
più di quanto sia il caso.
F. MOTTO
VIDELA Alfredo, Don Bosco en Chile. Notas para una historia de los Salesianos
en Chile. Santiago, Editorial Salesiana 1983, 306 p.
El titulo - para ser del todo exacto - deberia decir: «Notas para una histo-
ria de la presencia salesiana en Chile », ya que incluye en su resefia no solo las obras
de los salesianos sino también las de las Hijas de Maria Auxiliadora. El ensayo esté
dividi do en siete partes, es decir, tantas cuantos Rectores Mayores ha tenido la Congre-
gacién Salesiana, a excepcién de la ultima que abarca el rectorado de don Luis Ricceri
(1965-1977) y el del actual, don Egidio Vigano, « chileno de adopcién ».
Un tercio del libro esta dedicado a la primera parte (p. 14-100) - Don Bosco y
Chile 1869-1888 - historiando el como, aunque «Don Bosco... nunca estuvo en
Chile, sin embargo conocio estas tierras y su gente a través de lecturas, de con-
versaciones especialmente con chilenos que lo visitaron desde 1869, y de miste-
riosos suefios reveladores del futuro... Enviados por el mismo Don Bosco, los
primeros salesianos llegaron a Chile en marzo de 1887 ... » (p. 7,13). Cada una

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de 1as partes restantes - con «eierta unidad logica y... un adecuado' ordena-
miento cronologico» - elenca todas 1as obras, 1as de 10s sa1esianos y 1uego 1as
de 1as Hijas de Maria Auxiliadora, del periodo correspondiente, privilegiando en
cada una 10s datos a1usivos «al origen y antecedentes », actividades desarrolladas
a través de su historial. Tienen un puesto de honor 1as misioneras. No olvida -
siempre con tenues pince1adas - da situarse en e1 contexto politico-socio-cultural
y, sobre todo, en e1 ec1esial. Conc1uye cada parte, en «mirada retrospectiva », una
sintesis de 1as realizaeiones, hechos mas salientes y numero de sa1esianos. A lo
largo de la monografia va re1evando « ejemplos significativos» de sa1esianos -
cardena1, obispos, inspectores, miembros de 1as comunidades inieia1es de cada obra,
sacerdotes, coadjutores ... - , de Hijas de Maia Auxiliadora, quienes, junto con 10s
que unicamente se nombran, «han hecho la historia ».
Desde la Presentaciàn hasta 1as Palabras Finales un hilo conductor enhebra
estas Notas: mostrar que «e1 aporte sa1esiano a la Ig1esia chilena y al pais en
generaI en estos casi eien afios ha ... sido un servicio a la educacion y euangeliza-
ciàn de nifios y jévenes, espeeia1mente de 1as c1ases popu1ares... » (p. 296).
Una sugereneia. A pesar de tratarse de simp1es «Notas para una historia »,
sorprende gratamente la abundante bibliografia y la rica documentacién de fuentes
sa1esianas y no sa1esianas aportadas. Es Iéstima que casi nunca se dé su exacta
ubicacién actual.
Un ensayo, de agradab1e 1ectura, y, en sus pretensiones, pIenamente logrado.
JESUS BORREGO