13_anno7_num2_255-291


13_anno7_num2_255-291

1 Pages 1-10

▲back to top

1.1 Page 1

▲back to top
FONTI
LA PATAGONIA E LE TERRE AUSTRALI
DEL CONTINENTE AMERICANO
[PEL] SAC. GIO. BOSCO
Introducción y texto crítico
por Jesús Borrego
I. INTRODUCCIÓN (*)
« Sono in ritardo a spedire all'E.V. Rev.ma le notizie che ho potuto
raccogliere intorno alla Patagonia [...] Questo tenue lavoro non è compiuto,
e se mai si trattasse di stamparlo avrei bisogno di un po' di tempo per rive-
derlo con calma ».1 Con esta carta del 23 de agosto de 1876 don Bosco re-
mitía al cardenal Franchi, Prefecto de Propaganda Fide, « una raccolta di
quanto ho potuto trovare intorno alla Patagonia, e mi farebbe un vero fa-
vore —le suplicaba dos meses más tarde— se mi facesse dire una parola se
tale lavoro debba perfezionarlo pel caso di farlo stampare, oppure servirsene
privatamente ».2
Desconocemos la respuesta, pero ciertamente « el trabajo » no se publi-
có, al menos en su totalidad y como tal obra, aunque sí apareciese —hasta
con idéntico título 3—- parte de su contenido en dos escritos contempo-
ráneos, sin que, no obstante, se apuntase en ellos su fuente originaria. El si-
lencio más absoluto acompañó al Informe patagónico, del que se perdió la
pista y hasta su ubicación en los archivos de Propaganda. Sólo el biógrafo
de don Bosco cuando publicó la carta —bien en Memorie Biografiche
(1930), bien en el Epistolario (1957)— la ofrecía sin anotaciones de relieve:
« En esta circunstancia expidió al card. Franchi [...] la recopilación de las
noticias pormenorizadas sobre la Patagonia ».4 Señal evidente que descono-
(*) En las citaciones de la Introducción se utilizan las siglas indicadas en las p. 291.
f591 E III 88; MB XII 309.
2 ASC 131.31, Fotocopia del ASV, carta de don Bosco al card. Franchi (1819-1878),
8.10.1876.
3 Cf Introducción, pp. 286-287
4 MB XII 309.

1.2 Page 2

▲back to top
256
Jesús Borrego
cía la existencia del amplio Informe. Se ha debido esperar la celebración del
centenario de la entrada de los salesianos en la Patagonia (1880-1980), para
que el argentino Ernesto Zsanto, salesiano, preocupado con el paradero de
este trabajo, al fin, —confiesa el mismo— « tuviese con emoción entre mis
manos en noviembre del pasado año 1983 [...] esta auténtica reliquia de
Don Bosco », hallada en la biblioteca de la Pontificia Universidad Urbania-
na de Roma.5
Porque, en efecto, « este modesto trabajo » —como lo calificara don
Bosco— es un manuscrito de 164 páginas, que el descubridor no duda en
subtitular « Proyecto Patagonia Don Bosco » con los epítetos de « summa
patagónica », de « proyecto genuino », jamás pensado como definitivo. Es
un proyecto, por entonces, casi todo ideal. Surgido al socaire de los entu-
siasmos misioneros provocados por la partida de la primera expedición
—noviembre 1875,6— estaba alimentado por informaciones —tomadas
ciertamente de « autores serios » pero siempre precipitadas y aproximati-
vas—, y por las intuiciones educativo-pastorales, ya experimentadas por
don Bosco en Europa. Al medio año de pisar los salesianos tierra argentina,
ya sobre el terreno y trabajosamente, irán dando concretez al real proyecto
patagónico.7 Sin embargo, queda en pie el juicio que arriesga E. Zsanto al
asegurar que esta obra —« el Documento mayor del pensamiento misionero
de Don Bosco »— nos descubre « el tipo de conocimiento e información
que él tenía de la Patagonia y sus problemas ».8
5 E. ZSANTO, Documento inédito: « Proyecto Patagonia », en « Criterio » 57 (1984) 739.
Además, nota 8.
6 La primera expedición misionera salesiana —compuesta de los sacerdotes Giovanni
Cagliero (cf nota 32), Giuseppe Fagnano (1844-1916: luego 1o prefecto Apostólico de la
Patagonia), Domenico Tomatis (1849-1912), G. Battista Baccino (1843-1877), Valentino
Cassini (1851-1922); de los coadjutores Bartolomeo Molinari (1854), Stefano Belmonte
(1839-1918), Vincenzo Gioia (1854-1890), Bartolomeo Scavini (1839-1918); y del clérigo G.
Battista Allavena (1855-1887)—, tras la solemne despedida en la basilica de Ma Auxiliadora de
Turín, zarpaba de Génova el 11 de noviembre 1875. MB XI 372-395.
7 Hoy puede demostrarse —y lo patentiza este Informe— que don Bosco en los años
1874-1876, sobre todo en este último año, estudió en serio la Patagonia. Juan BELZA, Sueños
Patagónicos. Buenos Aires, Instituto de Investigación Histórica Tierra del Fuego 1982; Jesús
BORREGO, Primer proyecto patagónico de don Bosco, en RSS 8 (1986) 21-72 y en RSS
(1987) 181.
8 Giovanni Bosco, La Patagonia e le Terre Australi del Continente Americano [facsímil
del manuscrito original]. Presentación, traducción [castellana] y notas del «PROYECTO
PATAGONIA DON BOSCO » por E. ZSANTO. Bahía Blanca, Archivo Histórico Salesiano
de la Patagonia Norte e Instituto Juan XIII 1986, pp. 13, 22-24.

1.3 Page 3

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
257
1. Génesis del Informe
Desde el inicio, la soñada Patagonia siempre al fondo. Los salesianos
han comenzado a trabajar en Buenos Aires y S. Nicolás de los Arroyos con
un sector de sus destinatarios —los numerosísimos emigrantes italianos que
« viven diseminados en aquellas ciudades y [...] en medio de la campiña »,9 a
los que presto se unirán los argentinos—, pero « el celo de don Bosco [...]
—sugiere la prensa— poco a poco sabrá encontrar el camino « para aden-
trarse entre las tribus salvajes »10 de la Pampa y de la Patagonia, « va-
stísimas regiones que ignoran el cristianismo y todo principio de civi-
lización»,11 y que constituyen «el objetivo prioritario de la misión sale-
siana ».12
Ante las confortantes noticias llegadas de América, don Bosco idea un
proyecto patagónico que apuntaba al doble anhelo de ayudar eficazmente a
los emigrantes italianos y de agilizar la evangelización de los indígenas. En
su viaje a Roma 13 llevará, en cartera, el borrador de dicho proyecto, for-
mulado en dos Memorandos. Uno, que presentaría a Melegari, ministro de
Asuntos Exteriores de Italia, y en el que solicitaba el establecimiento de una
colonia italiana en una zona, comprendida entre el río Negro y el estrecho
de Magallanes, donde, según « autores mal informados », « no hay vivien-
das ni puerto, ni gobierno que posea algún derecho ».14 A los cuatro meses,
la dilatoria respuesta del ministro estimaba « cosa prudente diferir [...] para
tiempos mejores [...] el proyecto de colonización en la Patagonia », habién-
dose « recrudecido entonces la antigua controversia entre Chile y Argentina
por la repartición del respectivo dominio en aquellas regiones».15
El otro Memorandum, del 10 de mayo 1876, tras reseñar la labor que
9 MB XI 385: palabras de don Bosco en la plática de despedida a la primera expedición
misionera.
10 Esto lo escribía la prensa apenas zarparon del puerto de Génova y lo repetia apenas
arribados a Buenos Aires: Partenza dei Missionari Salesiani per la Repubblica Argentina, en el
diario turinés «L'Unità Cattolica», n. 266 (16.11.1875) 1062; y venía reproducido, con el
título Los salesianos recién llegados, en el diario bonaerense « El Católico Argentino », n. 74
(25.12.1875)413.
11 MB XI 386.
12 E III 34, Súplica de don Bosco a Pio IX en favor de don Pietro Ceccarelli, párroco de
S. Nicolás de los Arroyos, 9.4.1876.
13 MB XII 173-179, 193-196, 221-223. Estuvo en Roma desde el 5 de abril al 13 de
mayo 1876.
14 E III 44-45, Memorandum del 16.4.1876; J. BORREGO, o.c, pp. 24-25, 29-39, 62-63.
15 ASC 126.2, carta de Giacomo Malvano, secretario de Melegari, a don Bosco,
18.8.1876. La « Cuestión de Límites », solamente concluiría con el tratado del 26 de junio de
1881 por el que « quedan establecidos los límites argentino-chilenos ».

1.4 Page 4

▲back to top
258
Jesús Borrego
desarrollaban los salesianos en Argentina, exponía el proyecto que parecía
preferir el mismo Pio IX: « establecer asilos, colegios, internados y casas de
educación en las proximidades de los salvajes. Iniciados contactos con los
hijos sería fácil comunicar con los parientes y poco a poco abrirse camino
entre sus tribus salvajes ». Por lo que suplicaba al « dignísimo Prefecto de
Propaganda [...] de establecer una Prefectura Apostólica que pueda ejercer
autoridad eclesiástica sobre los Pampas y Patagones, que por ahora no per-
tenecen a ningún Ordinario diocesano ni a régimen alguno de gobierno ci-
vil ».16 Preparado el Memorandum en dos días, a ruegos del mismo Papa le
fue entregado al card. Franchi la tarde del 11 de mayo, tras la audiencia con
Pio IX, el cual había correspondido a los augurios de don Bosco con aquel:
« Fiat, fiat per poter eseguire i nostri Progetti ».17 Don Bosco, en sus inter-
cambios con Propaganda « se había dado cuenta que de aquellas tierras en
Roma no se tenían conocimientos » o « nociones muy vagas »,18 por lo que,
al entregar al card. Franchi el Memorandum —« un progetto Che parmi pos-
sa giovare a far conoscere il Santo vangelo ai Patagoni[...—], non avendo
qui un buon libro, d'altro lato stringendo il tempo del mio ritorno, non po-
trei sporre la parte geografica e storica di quanto si può conoscere di quei
paesi. Se le aggrada il farò appena giunto a Torino ».19
Y debió de agradar a Propaganda la idea, exigida su ejecución con ur-
gencia por el Papa, quien en tal circunstancia « confió a don Bosco el cuida-
do espiritual de aquellas regiones, aún no recorridas por los misioneros ».20
16 E III 58-61; J. BORREGO, o.c, pp. 26-27, 38-39.
17 ASC 110 Cronaca-Berto (secretario de don Bosco), pp. 46, 50-52: «Giovedì 11
Maggio verso le 123/4 udienza dal Santo Padre [Era la tercera concedida en ese viaje]... Poi
ricevuta la S. Benedizione ci alzammo e tenendo dietro al Sommo Pontefice, D. Bosco si unì al
Card. Bartolini discorrendo, poi al Card. Franchi a discorrere, mentre si teneva dietro al
Sommo Pontefice. Non debbo poi dimenticare di dire che il S. Padre rispose all'augurio di D.
Bosco dicendogli: 'Fiat, fiat per poter eseguire i nostri Progetti'. Il Card. Franchi disse a D.
Bosco che il S. Padre quella mattina stessa gli disse se aveva già parlato con D. Bosco ed
esaminato il Progetto, e gli diede l'appuntamento per la sera. D. Bosco, dopo pranzo, uscì
prima, ed io appena terminato il progetto m'affrettai di metterlo in bella, volai alla
Propaganda a portarglielo a D. Bosco, il quale lo consegnò al Card., dicendo che l'avrebbe
presentato alla Commissione dei medesimi Cardinali per esaminarlo, e che venerdì venturo
avrebbe già fatta la relazione al S. Padre ». Algo en MB XII 196, 643-646 (Memorandum).
18 ASC 110 (1-Quaderno 7) Cronichetta-Barberis (15.5.1876), p. 49; MB XII 192;
E III 58.
19 ASC 131.21, Fotocopia del ASV, carta de don Bosco al card. Franchi, 11.5.1876.
20 Cf nota 18.

1.5 Page 5

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
259
2. Autores del Informe
Mientras que todas las cartas, dirigidas al Prefecto de Propaganda, es-
tán redactadas en primera persona singular, considerándose don Bosco a sí
mismo autor único del Informe, éste se abre con el uso de la forma imperso-
nal y de la primera y tercera persona plural: « Las cosas que se presentan en
este escrito han sido tomadas [...] Se seleccionaron solamente [...] han sido ex-
puestas [...] Nos hemos servido... ». Y es que en la compilación del Informe
ha intervenido también, de modo determinante, don Giulio Barberis. Como
« el asunto urge », durante el viaje de retorno a Turin, desde Pisa, don Bos-
co le escribe previniéndolo de preparar « un trabajo urgente: un informe so-
bre la Patagonia, en el que se recoja cuanto pueda conocerse [...] relativo a
su extensión [...] costumbres [...] religión... ».21
Giulio Barberis (1847-1927),22 de Mathi Torinese, recibido por don
Bosco en el Oratorio en 1861, se forma a su sombra: sacerdote en 1870, lau-
reado en teología tres años después y, de inmediato, maestro de novicios
por 25 años (1874-1900), será al mismo tiempo director de S. Benigno Ca-
navese (1879-1887) —sede del noviciado —, de Valsalice (1887-1891); y
miembro del Capítulo Superior (1892-1900). Inspector de la Inspectoría
Central (1902-1911), fue hasta su muerte director espiritual de la Congrega-
ción. Hombre rico de inteligencia, « simple, recto y piadoso », con dotes ex-
cepcionales para el discernimiento de espíritus y tan fiel al Fundador, que
éste confesará: « Don Barberis ha comprendido a Don Bosco ».23 Y le otor-
gó tal intimidad que en su primer quinquenio de maestro de novicios (1874-
1879) hay períodos en que conversaba a diario con él, recogiendo con avi-
dez sus palabras en un buen número de cuadernos —manuscritos autógra-
fos— con el nombre de cronichetta. En ella precisamente se lamentaba que
por esta época (mayo-diciembre 1876) es maestro de 134 novicios, «quasi
senza aiuto », está concluyendo la Storia Antica Orientale e Greca;24 revisa
21 E III 61-62, carta del 14.5.1876.
22 Sobre don G. Barberis, cf A. BARBERIS, D. Giulio Barberis, Direttore Spirituale della
Società di S. Francesco di Sales. Cenni Biografici e Memorie. San Benigno Canavese, Scuola
Tip. Don Bosco 1932; E. CERIA, Profili dei Capitolari Salesiani morti dall'anno 1865 al 1950
con sintesi storica della Società Salesiana e cenni storici delle Regole. Colle Don Bosco (Asti),
LDC 1951; E. VALENTINI-A. RODINO, Dizionario biografico dei Salesiani. Torino, Scuola
Grafica Salesiana 1969, pp. 29-30.
23 MB XII 38; E. CERIA, O.C, p. 305.
24 G. BARBERIS, Storia Antica Orientale e Greca. Torino, Tip. Salesiana 1877.

1.6 Page 6

▲back to top
260
Jesús Borrego
las cartas de los misioneros;25 prepara el Manual para los novicios26 y el
Regolamento del Oratorio, sin olvidar que « da clase diaria, mañana y tar-
de », de geografía y de historia. Fruto de esta enseñanza fue su apreciado
Manual de geografía.27
No ha de extrañar, pues, que don Bosco acudiese al competente profe-
sor de geografía e historia para elaborar el Informe patagónico. Cedemos la
palabra a la Cronichetta, testigo elocuente de la afanosa elaboración de este
trabajo, que don Barberis se compromete a « enviar lo más pronto posi-
ble ». El 17 de mayo, día en que regresó de Roma, —« a las cinco y media
de la tarde », precisa don Barberis—, don Bosco, « pese al cansancio del
viaje y al fuerte dolor de cabeza, estuvo paseando conmigo en la biblioteca
[...] por más de tres cuartos de hora »...
« Da due giorni io non facevo altro che leggere della Patagonia;
[gli] venivo dicendo varie particolarità sulla grandezza, sul presunto
numero d'abitanti, costumi. Cosa mirabile! Pareva che D. Bosco aves-
se studiato tutta la sua vita intorno a questo, tanto sapeva corregger-
mi di molte cose ed aggiungerne altre; e sì che soggiunse esso stesso:
'Son giunto all'età di oltre 60 anni senza quasi nemanco aver sentito a
nominare il nome di Patagonia, or chi l'avrebbe detto che si sarebbe
venuto al punto di doverla studiare passo per passo con tutte le sue
circostanze[..] Io aveva in pronto due carte della Patagonia e del-
l'America Merid[ionale] ed osservammo molto la posizione geografica
a che grado finisse [...], se vi eran già segni di paesi notati e non se ne
trovò neppur uno, si stette molto a notare i golfi, lo stretto di Magel-
lano, le isole circonvicine... Povero D. Bosco, con la sua testa tanto
oppressa [...] insisteva su me che quanto prima conducessi a termine
quel lavoro per mandarsi alla Propaganda di Roma affinché lo stu-
diasse e vi stabilisse, com'era deciso, in Prefettura Apostolica a noi
affidata »...
[19.5.1876] « Si mise a parlare della Patagonia [...] che pareva non
avesse mai fatto altro se non che occuparsi di studii sulla Patagonia.
Si vide come D. Bosco è attivo quando si mette [...,] scruta quella
cosa, indaga, investiga, ne parla, non parla d'altro, sente i pareri,
aggiunge alle cognizioni sue quelle degli altri ».
[16.6.1876] « Si parlòf..] un poco della Patagonia domandandomi
25 Hasta junio de 1876 lo haría don Cesare Chiala (1837-1876), pero, fallecido el 28 de
junio, don Bosco encargó a don Barberis de « adaptar » las cartas que llegaban de Argen-
tina para ser publicadas en el diario turinés L'Unità Cattolica. Cf ASC 110 (1-Quad. 8)
Cronichetta-Barberis (24.6.1876) p. 39.
26 G. BARBERIS, // Vade Mecum degli ascritti salesiani. San Benigno Canavese, Libreria
Salesiana 1901.
27 G. BARBERIS, La terra e i suoi abitanti. Manuale di Geografia. Torino, Libreria
Salesiana 1890. En 1920 había alcanzado la 31a edición. Todo esto en ASC 110 (1-Quad. 10)
Cronichetta-Barberis, pp. 37-38.

1.7 Page 7

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
261
dei fogli de' miei lavori che egli in un momento o nell'altro trova
tempo a leggere ».
[24.6.1876] « Lavoro e fo lavorare alacramente intorno alla Pata-
gonia ».28
La cronichetta evidencia que don Barberis fue el recopilador, redactor
y el técnico ejecutor, aunque don Bosco fuese el inspirador, que revisaba de-
tenidamente cada página, le dio su impronta y asumió la responsabilidad
plena, estampando al final de la obra su firma —« Torino, 20 agosto 1876,
Sac. Gio[vanni] Bosco »— y remitiéndosela, en primera persona singular,
al card. Franchi: « Envío a V.E. Rev.ma las noticias que he podido recoger
sobre la Patagonia... ».
3. Fuentes bibliográficas del Informe
En dicha carta de presentación, a renglón seguido lamenta que « los
pocos autores y las escasas noticias que los mismos dan de aquellas vastas
regiones, me hicieron emplear más tiempo del previsto ».29 Existe en don
Bosco una patente preocupación por demostrar el nivel científico del Infor-
me, manifiesta ya en la «Observación preliminar»: «Lo expuesto en este
escrito es de los autores más serios que han hablado de esta materia. Sólo
se seleccionó lo que parecía tenerse por verdadero con certeza moral »
(I 7-10).*
A estas alturas conviene ser cautos al reprochar a don Bosco « no co-
nocer a fondo la Patagonia [...por] haber ido a beber en fuentes nada segu-
ras ».30 Comienza su estudio reconociendo —con todos los autores euro-
peos y americanos31— que « estas vastísimas regiones de América del
28 ASC 110 Cronichetta-Barberis, (1-Quad. 7), pp. 50, 55-56 (17.5/76), 59 (19.5/76);
(Quad. 8), pp. 34 (16.6/76), 39 (24.6/76).
29 E III, carta al card. Franchi, 23.8.1876.
* Conviene recordar que las citaciones sin sigla previa, bien dentro del texto o en el
aparato de las fuentes, sitúan un pasaje textual del Informe: el número romano indica la
PARTE, y el número arábigo el renglón o renglones correspondientes. Cf. Introducción, p. 291.
30 Raul ENTRAIGAS, Los Salesianos en la Argentina, vol. II. Buenos Aires, Plus Ultra
1969, p. 67.
31 Es opinión generalizada que el interior de la Patagonia —y de la misma Pampa—
permaneció prácticamente desconocido hasta el viaje (1869-1870) del inglés George Musters (cf
Introducción, nota 57) por los toldos de los tehuelches —una galopada de casi mil leguas, desde
el estrecho de Magallanes hasta Carmen de Patagones—, cuyas impresiones recorrieron el
mundo. Todos los autores que don Bosco ha consultado —y que vienen estudiados más
adelante— están de acuerdo en que « la maggior parte [...] dell'interno ancora è ignoto »
(ANONIMO, Galleria universale..., vol. Ill, p. 99); que « le poche notizie che n'abbiamo non
concernono che la costa » (G. FERRARIO, Il costume..., vol. I [de America], p. 39). R. NAPP, La

1.8 Page 8

▲back to top
262
Jesús Borrego
Sur[...] han sido exploradas en una mínima parte[...] Así nos hemos de limi-
tar a tener vagas congeturas, en especial sobre el centro de la Patagonia,
que puede considerarse enteramente desconocida y que los geógrafos se ven
obligados a representar en blanco aún en los mapas más detallados » (I 41-
53). Por ello impresiona la solicitud puesta por don Bosco en la búsqueda
de « los autores más serios » se hallen donde se hallen.
Los solicita a sus salesianos « argentinos », cuyos envíos —en gran par-
te— llegarían tarde para iluminar el Informe. Ante todo, contribuirá don
Giovanni Cagliero, quien desde abril (1876) adoctrinaba sobre la Patagonia
a don Cesare Ghiaia,32 encargado de preparar las cartas de los misioneros
para su publicación en L'Unità Cattolica y en las Letture Cattoliche.33 A
don Barberis, sucesor en este oficio, don Cagliero prometía conseguirle « al-
gún viejo libro[...] que hable de la Patagonia. Pero se tratará de noticias
rancias. ¿Las nuevas? No las hay ».34 Cosa que parece corroborarle el cléri-
go salesiano G. Battista Allavena, sugiriéndole que adquiriese en Turin
« noticias y atlas sobre la república Argentina y sobre América [...] puesto
que casi todas estas obras están publicadas en París », donde también en-
contrará «la mejor Geografía que se conoce, escrita en francés [1866, le
dice] en varios gruesos volúmenes, [de cuyo] autor no me recuerdo ».35 Sin
República Argentina. Buenos Aires 1876 —libro preparado por encargo del Comité Central
Argentino para la Exposición de Filadelfia—, se ve obligado a reconocer, refiriéndose
principalmente a las regiones patagónicas, que « no es fácil escribir sobre comarcas [...] cuya
exploración está todavía reservada al porvenir [...] No sé que falten 'pinturas' sobre algunos de
estos territorios, pero el vacío que dejan estas descripciones es uno de sus pequeños defectos »
(Cf J. BELZA, o.c., p. 27). Con razón, don Bosco en 1883 —con tres años ya los salesianos en
Carmen—, todavía informaba al card. Simeoni, entonces Prefecto de Propaganda, que « la
Patagonia Central aún no estaba suficientemente explorada » (E IV 226, carta del 20.7.1883).
Cf I 51-53.
32 ASC 273.31.1, cartas a don C. Chiala (cf nota 25), 4 y 19.4.1876, 3 y 30.7.1876.
Giovanni Cagliero (1838-1926), de Castelnuovo d'Asti (Italia), entró en el Oratorio en 1851 y
fue de los cuatro primeros que aceptaron colaborar con don Bosco. Profesó y recibió el
sacerdocio en 1862 y se doctoró en Teologia en 1873. Director espiritual del Oratorio desde
1862, a partir de 1874 lo fue también del Instituto de las Hijas de Ma Auxiliadora. En
noviembre de 1875 partía para Argentina, guiando la primera expedición misionera, como
Delegado de don Bosco para América (1876-1877). Consagrado obispo de Mágida (diciembre
1884), la Sta. Sede le confió el Vicariato Apostólico de la Patagonia septentrional y central
(1885-1904), luego Delegado Apostólico en América Central (1909-1915); es nombrado
cardenal (1915) y obispo de la diócesis suburbicaria de Túsculo-Frascati (1920).
33 Cf nota 25. Estas cartas de los misioneros, algunas aparecidas en L'Unità Cattolica,
formaron el volumen de C. CHIALA, Da Torino alla Repubblica Argentina. Lettere dei Mis-
sionari Salesiani, en LC nn. 286-287 (ottobre-novembre 1876).
34 ASC 9.126, carta a don Rua, 20.12.1876. La obra puede ser la de la nota 36.
35 ASC 6.03 Missioni-Relazioni (G XV-Quad. 22), copia de la carta de G.B. Allavena
a don Barberis, 29.12.1876: con datos sobre la Patagonia, íntegramente transcrita en RSS 8
(1986) 70-72.

1.9 Page 9

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
263
duda se trataba de la obra de Martin V. de Moussy, en tres volúmenes,
Description gèografique et statistique de la Confédération Argentina36 que,
desde Buenos Aires, le acababa de enviar don G. Battista Baccino.37
Recién tornado de Buenos Aires —donde ha acompañado a los prime-
ros misioneros— G. Battista Gazzolo, cónsul de Argentina en Savona, el 23
de mayo (1876) visitaba a don Bosco. Este aprovechó la visita para confec-
cionarle « una relación oficial a la Santa Sede —toda ella basada en el pro-
yecto » patagónico, es decir, en el conocido Memorandum al card. Fran-
chi—, « a la que Gazzolo aportó únicamente el nombre »38 y conseguirá,
aunque con bastante retraso, le preste « los cuatro volúmenes que [...] con-
tienen cuanto de más documentado y actual se conoce sobre las tierras de
Sud América ».39
Ya el 11 de mayo, al consignar al Prefecto de Propaganda el Memoran-
dum, don Bosco le exteriorizaba su pesar por no contar « aquí con un buen
libro [...] sobre aquellos paises », pero en la carta, que a los cuatro días es-
cribe, desde Pisa, a don Barberis para que con urgencia vaya elaborando
« un Informe » sobre la Patagonia, junto con autores italianos —por su-
puesto, ninguno de ellos expertos en Sudamerica— apuntaba una fuente
bibliográfica fundamental:
« Puoi vedere il Ferrano —Usi e costumi di tutti i popoli, nell'ulti-
mo volume dell'America—,40 Marmocchi,41 Enciclopedia,42 Cesare
36 M.V. de MOUSSY, Description gèografique et statistique de la Confédération Ar-
gentine, 3 tome. Paris, Libraire de Firmin Didot Frères 1860. M.V. de Moussy (1810-1869)
nació y murió en Francia. Graduado en medicina, llegó a Montevideo en 1841 y ejerció la
profesión. Trasladándose a Argentina en 1854, en seis años preparó su obra geográfica
mientras recorría el país con el apoyo del general Urquiza.
37 ASC 31.22 Argentina-Buenos Aires, carta de G.B. Baccino a don Barberis, 3.8.1876.
Sin duda, se trata de la misma obra que don Cagliero dice enviarle a C. Chiala, entonces ya
difunto: « Riceverai in questa mia una carta [—un atlas, también de la obra de de Moussy—...]
della Repubblica Argentina con un volume in Francese che la spiega, e dove troverai gli Indi
passati, presenti e futuri del Gran Chaco, Pampa e Patagonia [Es el 3o de la obra] ». ASC
273.31.1, carta del 30.7.1876. Don Baccino en una segunda remesa enviaba a don Barberis la
obra de R. Napp (cf nota 31): ASC 31.22 Arg.-Buenos Aires, carta del 4.2.1877.
38 ASC 131.21, Fotocopia del ASV, relación de G.B. Gazzolo a Pio IX, 16.6.1876; E III
56, carta de don Bosco a don Cagliero, 30.5.1876; MB XII 263-264.
39 ASC 123, carta de G.B. Gazzolo a don Barberis, 15.11.1876. Pudiera tratarse de la
obra de D'Orbigny —Voyage dans l'Amérique Méridionale (cf notas 52 y 53)—, ya que la obra
de Moussy sólo se refiere a la Argentina.
40 Dicha obra es de N. Dally (cf nota 48). Sin embargo, en la bibliografía, dada en la
« Observación preliminar » del Informe, ya aparece Giulio Ferrano con su verdadera obra:
cf nota 61.
41 Cf nota 62.
42 Gaetano MORONI (1802-1883), Enciclopedia popolare. Dizionario di erudizione sto-

1.10 Page 10

▲back to top
264
Jesús Borrego
Cantù 43 e un autore recente, il cui nome saprò giunto a Torino».44
¿Quién es este misterioso « autor contemporáneo » de nombre desco-
nocido? Don Bosco en los contactos con el ministerio de Asuntos Exteriores
—« sede pertinente para tratar de misiones »— se valía del comendador
Giacomo Malvano, entonces « Secretario general del Ministerio, israelita
piamontés, que siempre se le mostró extremamente benévolo ».45 Fue al pri-
mero en demandarle bibliografía patagónica y Malvano, a más de facilitarle
« una lista de las obras que, según mi parecer, hablan de la Patagonia »,46 se
apresuró a enviarle —estando aún don Bosco en Roma— « el título de una
obra, que le aseguran completa [...] 'La Patagonia y las tierras australes del
continente americano - Buenos Ayres-1875' [...] Desconozco el nombre del
autor[...] Si ud. la desea yo mismo podría encargarme de adquirirla».47 Y
debió de hacérsela llegar, pero sólo junto con la lista de libros, pues todavía
rico-ecclesiastico da San Pietro sino ai nostri giorni..., 103 vol. Venezia, Tipografia Emiliana
1840-1861. Colaboró G. Ferrano. Don Bosco se hizo regalar « il non mai abbantanza lodato
Dizionario » por medio del barón Ricci, de Roma, para « servizio di questa casa ». MB VII
384-385; BS 3 (1879) n. 5, maggio, p. 4.
43 C. CANTÙ (1804-1895), Storia Universale, Tomo XIV-Epoca XIV-Parte I. Torino G.
Pomba e C. Editori 18442. Da noticias esporádicas: de los araucanos (pp. 252-254, 377); de
la Patagonia: intentos de misionarla (pp. 251, 301), generalidades y habitantes (pp. 350-352,
369-377).
44 E III 62, carta del 14.5.1876.
45 MB XII 305. Giacomo Malvano (1841-1922), «ammesso nella camera del ministero
degli Affari esteri [1864...] percorse tutti i gradi fino a quello di direttore generale [1879...]
Ministro plenipotenziario a Tokyo [...] Senatore del regno [...] Presidente del Consiglio di
Stato ». Enciclopedia Italiana, voli. XXII, p. 53.
46 ASC 126.2 carta de G. Malvano a don Bosco, 18.5.1876 con la siguiente lista de
libros: « M. de MOUSSY... [Cf nota 36]. Robert CUNNIGHAM, Notes on the naturai history of the
Strait of Magellan and West Coast of Patagonia [made during the voyage of H.M.S. Nassau, in
the years 1866-1869]. Edimburgh 1871. G. MUSTERS, [Cf nota 57] [...] EGRET, Territoire et
Colonisation de Magellan. Bull, de la Soc. de Geogr. de Paris, Juin 1874. MAGNE Com.te
Detroit de Magellan. Annales hydrographiques 1869. Guillermo Cox, Bulletin de la Société de
Géographie 1869, p. 57. HEUSSER and CLORAZ, Ueber den Patagonischen Küstenstrich, Zeitschr.
der Gesell. für Erdk. zu Berlin 1867, p. 324. SNOW, A two years cruise of Tierra del Fuego, the
Falkland Island, Patagonia and in the River Plate, 2 vol. London 1855. Oltre questi vedere
le pubblicazioni degli istituti scientifici dell'Argentina e del Chilì. Percorrere le riviste
bibliografiche dei Mittheilungen del PETERMANN. I due giornali geografici che lasciano
addietro gli altri sono: 1o Il Mittheilungen di Petermann; 2° Il Geographical Magazine del
Markham. Il 1o tratta piuttosto questioni speciali; il 2° è più variato e divertente. Il Cosmos del
Cora sarebbe buono ma come giornale per tenere al corrente esce troppo irregolarmente.
L'Explorateur mescola notizie vere e false, scienza e ciarlataneria. Piace a molti. Geografie
italiane buone mancano. La Géographie in francese del ROCHAS benché prolissa è buona e bene
scritta. Il miglior trattato di Geografia è la traduzione russa del RITTER. Da quella si scende
per una scala insensibile fino a quelle dello Schiapparelli. In francese vi è il riassunto di
Lavalle... ecc. ecc. ». ASC 126.2 Malvano.
47 ASC 126.2, carta de G. Malvano a don Bosco, 9.5.1876.

2 Pages 11-20

▲back to top

2.1 Page 11

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
265
el 17 de mayo don Barberis —comentando las obras de consulta a disposi-
ción— anotaba en su cronichetta:
« La Congregazione della Propaganda [...] lavora per erigerla [la
Patagonia] in prefettura Apostolica per noi. E per questo abbisognano
ragguagli dettagliati e precisi che io m'impegnerò di mandare al più
presto raccogliendo dagli autori indicati dal Sig. D. Bosco, dal Daly 48
e specialm[ente] da un libro spagnuolo intitolato La Patagonia y las
tierras australes del continente Americano, stampato l'anno scorso a
Buenos Ayres ».49
Y ese « autor contemporáneo » argentino encabezará la breve reseña
bibliográfica, que compone la « Observación preliminar » del Informe: Vin-
cente (sic) Quesada,50 cuya obra dará el título al Documento domboscano.
Extraña que, pese a asegurar don Barberis haberse servido « especialmen-
te » de este autor, su nombre no aparece en el texto, sin duda, debido
al matiz jurídico de la obra —« recopilación de documentos públicos »
(I 12)— que le proporcionará en la parte Va la serie de decretos o cédulas
reales en pro del establecimiento de colonias costeras y misiones en « la
Patagonia y tierras australes ».51
El autor más citado y del que, en verdad, se ha servido « especialmen-
48 N. DALLY, Usi e costumi sociali, politici e religiosi di tutti i popoli del mondo da
documenti autentici e dai viaggi migliori e più recenti, vol. Africa e America. Traduzione riveduta
dal cavaliere Luigi CIBARIO con osservazioni ed aggiunte del medesimo per ciò che concerne
particolarmente la patria italiana. Torino, Stabilimento Tipografico Fontana 1844-1847. Y
presenta al autor así: N. Dally (1795-1862) «professore di geografia e di storia della Società
asiatica di Parigi, di quella delle scienze di Hainaut. Autore degli elementi della storia del
genere umano ».
49 ASC 110 (1-Quad. 7) Cronichetta-Barberis, p. 50.
50 Vicente Gregorio [otros dicen Gaspar] Quesada (1830-1913). Abogado, político y
literato argentino. En 1871 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional y en 1873 enviado
a Europa a estudiar los archivos españoles para enriquecer el acervo documental patrio. Como
fruto de sus investigaciones publicó en 1877 Las bibliotecas europeas y algunas de la América
del Sur y El virreinato del Río de la Plata, y en 1875 había publicado la obra, que nos interesa:
La Patagonia y las tierras australes del continente americano. Buenos Aires, Imprenta y
Librería De Mayo 1875.
51 V. Quesada, a través de « documentos públicos » —regios, gubernamentales, hallados
en archivos europeos y americanos— muestra que jurídicamente desde 1534 la Patagonia y
tierras australes pertenecieron, primero a la gobernación del Reino de la Plata y luego a
Buenos Aires (pp. 54-122). Por tanto, en ningún momento puede asegurarse que la Patagonia
haya sido res nullius (p. 408; ci Introducción, p. 280). Y el libro lo único que hace —en sus 787
páginas— es « seguir paso a paso la serie de actos que justifican la posesión legal de la
Patagonia, extremidad austral y tierras adyacentes, por la autoridad de Buenos Aires » (pp.
127, 146, 182...). Y aquí tienen cabida los decretos y cédulas reales, que, también paso a paso
hasta fines del siglo XVIII, hablan del interés de los reyes de España por evangelizar y civilizar
aquellas regiones, consideradas primero de la corona de España y luego de Argentina o de
Chile.

2.2 Page 12

▲back to top
266
Jesús Borrego
te », ocupa el segundo lugar en la bibliografìa: Alcides D'Orbigny,52 « hábil
naturalista[...] vivió en la Patagonia ocho meses» (I 14-15), desde enero a
septiembre de 1829. Confiesa con honradez que sus « observaciones perso-
nales abarcaron claramente el espacio comprendido entre los grados 40 y 24
de latitud Sur —[es decir, hasta las márgenes del Río Negro, con excursio-
nes científicas, aunque esporádicas y reducidas, hacia el mediodía de este
río]—; las restantes observaciones las obtuve de los naturales que atravie-
san, cada año, esos desiertos en todos los sentidos, o de algunos españoles
que mi larga residencia en esos lugares me permitió interrogar sobre sus via-
jes parciales al interior del continente ».53 Don Bosco lo reconoce « autor
serio y sin exageraciones » (I 16), confiándole la mayor parte del Informe,
pues tanto Dally como Lacroix —según propia confesión— dependen total-
mente de D'Orbigny.
Frédéric Lacroix —« uno de los geógrafos mejor informados de la pri-
mera mitad de nuestro siglo » (I 18-19), en sentir de don Bosco— se ha ser-
vido al máximo —y lo patentiza con el constante acomillado —del Viaje a
la América Meridional de D'Orbigny, en su obra sobre Patagonia, Tierra del
Fuego y Archipiélago de las Malvinas;54 y, siendo esta obra muchísimo más
breve, concisa y ordenada, don Bosco —que es decir don Barberis— trans-
cribe a D'Orbigny casi siempre a través de Lacroix. Lo mismo le sucedía
con N. Dally, de cuya obra reporta íntegra y literalmente las diez páginas
dedicadas a la Patagonia,55 en la traducción italiana hecha « por el Conde
Cibario » (I 26).
52 Alcides Dessalines D'Orbigny (1802-1857). Nació en ambiente familiar que lo
conduciría de inmediato al campo de las ciencias naturales, presentando ya en 1825 a la
Academia de Ciencias Naturales un estudio sobre los cefalópodos. En 1826 fue encargado de
una misión científica en la América Meridional, que duraría desde 1826 a 1833. Publicó el
resultado de su expedición en la obra Voyage dans l'Amérique méridionale..., 9 vol. Paris, P.
Bertrand 1835-1849 (Título completo en I 13). En una parte de esta obra —L'Homme
Américain de l'Amérique Méridionale..., 2 vol. Paris 1839 (Título completo I 14)— el autor
presenta una exacta descripción de la población indígena, visitada por él en Brasil, Uruguay,
Argentina, Patagonia, Chile, Bolivia y Perú, tratando ampliamente la cultura material, la
lengua y las inmigraciones. Estos dos volúmenes de L'Homme Américain no parecen haber sido
consultados por don Bosco y don Barberis. El Voyage dans l'Amérique méridionale... lo
componen, en verdad, sólo los tres primeros volúmenes —(así el 4o está dedicado a zoología, el
6o a los crustáceos...)—; y aquí se aduce según su versión castellana: A. D'ORBIGNY, Viaje a la
América Meridional, (con estudio y notas de José Ma ALCINA), Biblioteca Indiana, vol. III.
Madrid, Ed. Aguilar 1958. Cf I 13.
53 A. D'ORBIGNY, Viaje a la América..., p. 508. Cf nota precedente.
54 Frédéric LACROIX († 1864), Patagonie, Terre du Feu et Archipel des Malouines, en «L'Uni-
vers: Histoire et description de tous les peuples». Paris, Firmin Didot Frères, editeurs 1840.
55 Cf nota 48, N. DALLY, o.c. (vol. Africa e América), pp. 159-169. Y precisamente se
propone un breve pasaje de Dally —I FUEGIANI— como ejemplo de transcripción literal,
formando el Apéndice 3.

2.3 Page 13

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
267
En cuanto al cuarto autor consultado, A. Guinnard, recalcan que, al
haber « estado cautivo durante tres años seguidos en el centro de la Patago-
nia [...,] pudo observar las costumbres de una parte considerable de estas
tierras » (I 21-23). Mas un atento examen a « la relación » de su cautividad
Trois ans d'esclavage chez les Patagons 56— y al itinerario de los parajes
recorridos que delinea en un mapa incluído al final del Libro, lleva a la con-
clusión, ya deducida por Musters, que la experiencia personal del autor se
limitó por entero a los indios pampas del norte del río Negro y que, proba-
blemente inducido por otros, ha presentado bajo el nombre de patagones a
estos indios pampas, « a quienes por su país, su raza, su lenguaje y su carác-
ter hay que considerar completamente distintos de los Tehuelches de la
Patagonia ».57
De esto no podían percatarse los autores del Informe porque Guinnard
fue consultado no en el libro-relato de la cautividad, sino en un artículo
—de título similar, que recoge diversos textos, entonces inéditos, del li-
bro—, publicado tres años antes (1861) en «Le Tour du monde»,58 pe-
riódico quincenal « de geografia y de viajes », que aparece en la reseña bi-
bliográfica citado en italiano: II giro del mondo (I 29). Junto a este periódico
elencan las revistas « Museo delle Missioni Cattoliche » 59 y « Lettere edifì-
50 A. GUINNARD, Trois ans d'esclavage chez les Patagons. Récit de sa captivité. Paris, P.
Brunet Libraire-Editeur 1864. A. Guinnard nos confiesa en el primer capítulo de su libro que
—arrebatado por los relatos de Ulliac de Kvallant, oficial de marina, quien a los 22 años, por
tres veces, hizo « le trajet des Grandes Indes »—, en agosto de 1855, a sólo 25 años, se embarcó
en Havre hacia Montevideo, y Buenos Aires. En febrero de 1856 se decidió a visitar Carmen
de Patagones, pasando por Azul, Bragado-Grande y Bragado-Chico, volviendo a Qué-
quène-Grande. El 18 de mayo de 1856 se internó en el desierto de la Pampa y cerca de
Sierra Ventana fue capturado por los indígenas. Y por toda esa zona —hoy La Pampa—
permaneció cautivo, vendido a diversos amos, por más de tres años (1856-1860), aunque
probablemente se asomó al lago Nahuel-Huapí, pero no —como asegura— « pu pénétrer aussi
avant cela l'intérieur de la Patagonie », por más que el trabajo del « itinéraire des parages où
j'ai vécu [...] ne pouvait être et n'est point d'une exactitude mathématique, car [...] je n'ai pas
eu à ma disposition les instruments propres à déterminer les diverses positions des lieux que
j'ai parcours » (pp. II-III y cap. I).
57 George Ch. MUSTERS, At home with the Patagonians. London, Ed. John Murray 1871.
En version castellana Vida entre los Patagones. Un año de excursiones por tierras no
frecuentadas desde el estrecho de Magallanes hasta el río Negro, vol. I. Buenos Aires, Ed.
Biblioteca de la Universidad de La Plata 1911, pp. 134-135. Cf nota 31.
58 En efecto, este artículo lo citan casi íntegra y literalmente: A. GUINNARD, Trois ans de
captivité chez les Patagons, 1856. Textes et dessins inédits, en « Le Tour du Monde »... Paris,
Libraire Hachette et C.ie 1861. Cf I 22.
59 Museo delle Missioni Cattoliche apareció, quincenalmente, en 1858. Don Bosco
siempre estuvo « in buoni rapporti con Don Eugenio Reffo e Don Alessandro Lana [...],
redattori del Museo delle Missioni Cattoliche ». «La pubblicità al Museo [...] è fatta in
appendice a G. Bosco, Valentino o la vocazione impedita..., Torino 1866, paginaz. a parte, pp.

2.4 Page 14

▲back to top
268
Jesús Borrego
canti »,60 —esta última también en su versión italiana—, las cuales suminis-
tran en « varias relaciones de los misioneros » (I 34-36), especialmente jesuí-
tas, las experiencias evangelizadoras llevadas a cabo en la Patagonia duran-
te los siglos XVII y XVIII.
Las restantes fuentes bibliográficas, en su totalidad de autores italianos
—Ferrano,61 Marmocchi,62 Balbi63 y Malte-Brun64— facilitan « lo refe-
rente a la geografía de estos países » (I 24,32-34).
En ningún momento el Informe desmiente ser una recopilación —rica
ciertamente en observaciones geográficas, históricas, socio-culturales y reli-
giosas—, pero, al fin, simple « recopilación de cuanto he podido hallar so-
bre la Patagonia ». Observaciones, casi siempre recogidas literalmente, su-
perpuestas con aparente orden externo, aunque adolecen de coherente es-
tructura interna. Al no cuidar la elaboración de las fuentes bibliográficas
—no siempre identifiables—, abundan las repeticiones temáticas y falta la
unidad estilística. Aún admitiendo tales limitaciones, con el Informe, basa-
do « en los autores más serios » (I 8) entonces a la mano, « los estudiosos
podrán asomarse a la Patagonia tal como era conocida en Europa en
1876 ».65
1-16». Cf P. STELLA, Don Bosco nella storia della spiritualità cattolica, vol. I. Roma, LAS
19792, p. 168.
60 Les lettres édifiantes et curieuses par quelques missionairs de la Compagnie de Jésus, 34
vol..., Paris 1702-1716. Nouvelle Edition, (écrites des Missions Etrangères), Paris, J.G. Merigot
le jeune, Libraire 1781. Traducidas parcialmente en Italiano —Scelte di Lettere Edificanti
scritte dalle Missioni Straniere... Milano, presso Ranieri Fanfani 1825-1829— eran leídas con
avidez por el clérigo Bosco: MB I 238. Para C. CANTÙ, o.c, vol. XIV, Parte I, p. 285, son:
« Monumento insigne per chiunque è spregiudicato, e dove seppero [i missionari] affrontare un
nuovo sacrifizio, rinunciando alla gloria mondana dello stile, col contentarsi di quell'ingenua
esposizione, che è un nuovo ornamento all'eroismo ».
61 Giulio FERRARIO (1767-1847), Il costume antico e moderno... Torino, Alessandro
Fontana 18313. Cf I 24.
62 Francesco Costantino MARMOCCHI (1805-1858), Corso di Geografia Universale
sviluppato in cento lezioni o diviso in tre grandi parti, 6 vol. Firenze, V. Batelli e Compagni
18422; ID., Raccolta di viaggi dalla scoperta del Nuovo Continente fino a' dì nostri, 20 vol. Prato,
Fratelli Giachetti 1840-1847; ID., Dizionario di Geografia Universale. Torino, Società Ed.
Italiana 1854.
63 Adriano BALBI (1782-1848), Compendio di Geografia compilato su di un nuovo disegno
conforme agli ultimi trattati di pace e alle più recenti scoperte, 2 vol. Torino, G. Pombo e Comp.
18402; ID., Bilancia politica del globo, ossia Quadro geografico-statistico della Terra conforme
alle ultime politiche transizioni e più recenti scoperte. Padova, Ant. Zambeccari 1833.
64 Konrad MALTE-BRUN (1753-1826), Nuovo dizionario geografico portatile... Venezia,
presso Gio. Missiaglia 1833; ID., La Geografia Universal ó descripción, ect... (citada por
V. Quesada en versión castellana) Madrid y Barcelona 1853.
65 G. Bosco, La Patagonia e le Terre Australi..., en la Presentación de E. Zsanto, p. 44.

2.5 Page 15

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
269
4. El manuscrito: BMP F Flc
El Informe no se conserva en su sede lógica, el archivo de la Congrega-
ción de Propaganda Fide —hoy Cong, para la Evangelización de los Pue-
blos—, sino en su Pontificia Biblioteca Misionera, como lo revela ya en la
cubierta el sello: B[ibliotheca] M[issionum] Propaganda] F[ide].66
DESCRIPCIÓN. El manuscrito se presenta como un libro de 164 páginas —82
hojas, tamaño no convencional (de 280 x 194 mm.)— de papel arroz amari-
llento, pautado tenuemente. La fuerte pasta de cartón-piedra, color rojo, en
su interior viene adosada al cuerpo del libro por un pliego de papel satina-
do, amarillo por el recto y blanco-amarillento en su reverso. Las 82 hojas
están cosidas a mano, en cuadernillos, y encuadernadas en sobria cuerina
roja, lo que garantiza al documento su buen estado de conservación.
Dejando sin paginar los dos folios de la portada y los de las «Observa-
ciones preliminares», enumera en el margen superior —derecho, los impares
e izquierdo, los pares— los 77 folios que componen el texto, olvidándose de
hacerlo en el reverso de este último, en el siguiente —el índice—, y en las
hojas que, en blanco, al principio y al final aseguran la buena conservación.
Los únicos signos que empañan la limpidez del Informe son: el de su
ubicación (Flc) —a lápiz, en la parte superior derecha de la hoja que sirve
de contrafuerte a la pasta—, y el ya descrito sello —a tinta negra— en la cu-
bierta y en la página 23, que denuncian el lugar de su pertenencia: BMPF.
El manuscrito, como ya se ha insinuado, es autógrafo de don Bosco
sólo en su firma final: « Torino, 20 agosto 1876 Sac. Gio. Bosco ». De don
Barberis, que con ello denota ser el redactor formal, conserva autógrafos
breves aditamentos, efectuados sobre líneas o a final de párrafo.67 El Infor-
66 « La Pontificia Biblioteca Missionaria è [...] la continuazione e l'eredità del-
l'Esposizione Missionaria Vaticana dell'Anno Santo 1925 [...] Pio XI desiderava che la se-
zione letteraria dell'Esposizione rimanesse a Roma, come Pontificia Biblioteca Missionaria »
con sede en el Palacio de Propaganda de Plaza España, « sottomessa alla S. Congregazione 'de
Propaganda Fide', allo scopo di mettere in strette relazioni l'Archivio della Congregazione e la
Biblioteca Missionaria », trasladada en 1964 a la sede de la Pontificia Universidad Urbaniana.
Uno de los documentos, que, después de la exposición, pasó del archivo a la biblioteca fue
precisamente el Informe de don Bosco. G. METZLER, La Pontificia Biblioteca
Missionaria 'de Propaganda Fide', en «Bibliografia Missionaria», Anno XXV
(1961). Roma, Pontificia Università 'de Propaganda Fide' 1962, pp. 9,12. El
sello — un doble círculo de 22 y 19 mm. de diámetro respectivamente, dividido
en cuatro compartimentos iguales — alberga cada una de las letras mayúsculas.
67 Con el fin de identificarlas, vienen aquí indicadas: Sobre la línea (sl) p. 32 l 31:
Pigafetta si è che (II 95); p. 55 l 7: va (III 17); p. 76 l 24: Hanno l'abilità di (III 406): p. 147 l 5
—con la (VI 74)—, l 10: di quest'anno 1876 (VI 78). Afinal de párrafo, p. 51 l 5: Rochas (II

2.6 Page 16

▲back to top
270
Jesús Borrego
me está copiado por amanuenses desconocidos, probablemente novicios o
jóvenes salesianos, de los que don Barberis solía aprovechar la espléndida
caligrafía. Escriben por ambas caras,68 usando tinta china negra, tan densa
que, a veces, en los trazos más gruesos —sobre todo en los títulos y subtítu-
los— ha permeado la página siguiente, aunque ello no dificulte la lectura
del texto.
La variada caligrafía, siempre cuidada y uniforme, delata la mano de
dos amanuenses. Con caracteres mucho más grandes, sobresalientes y esme-
rados destaca la escritura redonda (rotonda italiana) de los títulos, de los
subtítulos y —ya con caracteres normales— la redonda de las cuatro únicas
notas insertas a pie de página.69 El cuerpo del manuscrito lo inunda por
completo la cursiva inglesa (inglese posata). Hasta la página 94 —es decir,
las tres primeras Partes con la « Advertencia preliminar »— uno de los ama-
nuenses luce una escritura cursiva inglesa de pulso liviano y ágil con trazos
finos, regulares, sobrios y elegantes. Desde la página 95 a la 155 —a saber,
las partes cuarta y quinta, conclusiones e índice— la caligrafía, también
cursiva inglesa, es demasiado movida con trazos gruesos, exuberantes, aun-
que no exentos de cierta aplomada elegancia.
Se ha cuidado hasta el extremo la presentación del Informe: amplios
márgenes de 66 mm., puntuación excesivamente escrupulosa, y los inevita-
bles errores —tachaduras, correcciones, añadidura de palabras o breve fra-
se— acopladas con recatado disimulo. Un documento, en fin, preparado
cómo correspondía a la dignidad del destinatario: cardenal Franchi, Prefec-
to de Propaganda Fide.
DATACIÓN. Con nítida claridad, de su puño y letra, don Bosco esculpe la fe-
cha al final del Informe —« Torino, 20 agosto 1876 »—, remitiéndolo tres
días después a Propaganda. Se trabajó « sin descanso » desde mediados de
mayo y todo junio,70 cuando ya debió quedar ordenado el material, pues el
mes de julio e inicios de agosto fueron tan agetreados para ambos 71 que
528); p. 75 l 6: Eccettuano solo i capelli (III 365); p. 132 l 6: fuori che Carmen e Punta-Arena
(V 316).
68 Los folios, escritos por ambas caras, a excepción del 1o y los dos últimos en blanco
totalmente; el folio del título, al igual que el 79 y 80 están solamente escritos por el recto.
69 Por conveniencia, aunque los autores coloquen las cuatro notas a pie de página,
nuestra edición incluye en el cuerpo del texto las tres notas breves —pp. 48 (II 459), 51
(II 533-534), 57 (II 702)—, manteniendo a pie de página la amplia nota de las pp. 52-54
(II 572-599).
70 Cf nota 29.
71 Don Bosco, que « amava fare sempre una comparsa nei collegi verso il termine
dell'anno scolastico » visitò, a finales de junio, los del Piamonte —Borgo S. Martino, Lanzo,

2.7 Page 17

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
271
don Barberis se queja en su cronichetta: « Hoy es 9 de agosto. No he podido
escribir nada [desde el 24 de junio]. ¡Pobre de mi! Enfermucho, he pasado
algunos días de descanso en Lanzo, [...] ora lavoro e fo lavorare alacremen-
te intorno la Patagonia ».72 Daba la ultima revisión y daba trabajo simulta-
neamente a los dos amanuenses, a fin de que el informe se encontrase en
Roma, apenas pasado el 'ferragosto'.
CONTENIDO. Al consignar al card. Franchi, el 11 de mayo (1876), el Memo-
randum —mera « relación un poco detallada »—, don Bosco sabe de no ha-
ber complacido a Propaganda que desearía una información, lo más ex-
haustiva posible, sobre la Patagonia, por lo que se excusa de no haber podi-
do « contar con un buen libro, y por la premura del tiempo no pude expo-
ner la parte geográfica e histórica ». A ello se entregará, en cuerpo y alma,
en los tres meses siguientes,73 y su fruto es el contenido del Informe, que
guarda un paralelismo perfecto con el esquema inicial, trazado en la carta
que, desde Pisa, escribiera el 14 de mayo a don Barberis. Lo hagamos pa-
tente:
CARTA - ESQUEMA
INFORME - INDICE
[Final de la carta]: « Puoi vedere il
Ferrari... »
« Io Intorno alla sua estensione, limi-
ti, popoli confinanti sulla linea dal
Pacifico all'Atlantico.
Osservazione preliminare: Bibliografia.
Parte Prima: Patagonia propriamente detta
- Confini, posizione astronomica, dimen-
sioni, descrizione fisica del Paese, regno mi-
nerale, regno vegetale, regno animale.
[En sus conversaciones jamás faltará Parte Seconda: Storia della scoperta della
la referencia histórica: Descubrimien- Patagonia e degli stabilimenti Europei in
to de la Patagonia...]74
detta regione - Spedizione di Magellano,
Valsalice— y a finales de julio las casas de Liguria —Alassio, Varazze, Sampierdarena—,
tornando a Lanzo el 6 de agosto para la solenne inauguración del tramo de ferrocarril
Ciriè-Lanzo (MB XII 406-431). Por su parte, don Barberis pasó la primera semana de julio en
Sanremo, prolongando —por mandato de don Bosco— la vuelta a Turin con las visitas a
Torre di Valle Crosia, Alassio, Sampierdarena y Borgo S. Martino (ASC 110 [1-Quad. 8]
Cronichetta-Barber is, pp. 56-63). La última semana de julio y primera de agosto la pasó
descansando, en Lanzo, con « los novicios que en breve debían concluir su noviciado », dando
allá forma definitiva al Informe, como da a entender don Bosco a don Lemoyne: « Ho
recevuto quanto mi ha mandato don Barberis ». MB XII 413-414.
72 ASC 110 (1-Quad. 8) Cronichetta-Barberis, p. 39.
73 Cf notas 19, 28 y 74.
74 En esta conversación, una vez más, resume él contenido del Informe: « 19 [maggio]
Venerdì - Poco dopo finito il pranzo venne a trovare il Sig. D. Bosco il Cav. Bacchialoni [...]
Essendo questo Signore famigliare con noi c'intrattenemmo sempre famigliarmente insieme.

2.8 Page 18

▲back to top
272
Jesús Borrego
2o Usi, costumi, statura dei Patagoni
e loro occupazioni.
3° Religione, tradizioni
[4°] e specialmente delle prove fatte
dai Missionari a fine di penetrare tra
quei selvaggi ».7S
Nuovi esploratori, colonizzazione, descri-
zione del villaggio del Carmen, Punta Are-
na[s], Porto Carestia.
Parte Terza: Gli abitanti - Loro statura,
carattere morale, costumi: cibo, abitazione,
vesti ed ornamenti, del fumare, ubriachez-
za, caccia, commercio, crudeltà, governo,
lingua e intelligenza, giuochi, cavalli, armi e
strategia militare, la donna, divorzio, pu-
bertà nelle fanciulle - I Fueguani.
Parte Quarta: Religione - Divinità, feste
religiose, culto, superstizione, usanze nelle
malattie contagiose, sponsali e matrimonio,
il fanciullo, cerimonie funebri, sepoltura.
Parte Quinta: Missioni - N. Mascardi, D.
Altamirano, De la Laguna, Le-Bon, [Pa-
dres Quiroga, Cardiel, Falkner], I.C., mis-
sionario sardo Minor Osservatore.
Conclusione - Stato presente della Patago-
nia - Abitanti, guerre civili. Nuovo progetto
[per evangelizzare la Patagonia].
Para la comprensible y recta lectura del Informe conviene detenerse a
subrayar el problema clave, el del indígena —en todas sus facetas: nominal,
étnica, socio-política, religiosa— no abordado en profundidad por carencia
de fuentes o de suficiente consciencia del mismo.
a) Terminología usual
El término « salvaje », aplicado a los pampas y patagones, es usual en
don Bosco.76 Sin embargo le han bastado unos meses de experiencia argen-
Qui D. Bosco superó se stesso, o meglio, credo, fece uno sproposito. Si mise a parlare con lui e
con noi della Patagonia; del contento che provò il Papa pel sentirne il progetto; della
raccomandazione che il Papa gli fece di tener a cuore quella missione; poi si mise a dire della
geografia, della posizione astronomica, della descrizione fisica e naturale, degli abitanti; del-
la scoperta; di qualche prova tentata da missionarii, e specialmente dai Gesuiti, e poi
abbandonata; degli usi e costumi loro —delle freccie, delle loro punte, del modo di farsi
strumenti mentre non hanno ancora l'uso del ferro— e di mille tante altre cose che pareva non
avesse mai fatto altro se non che occuparsi di studii sulla Patagonia». ASC 110 (1-Quad. 7)
Cronichetta-Barberis, p. 59.
75 E III 61-62.
76 Basta recorrer el E ó las MB, culminando en su « Testamento espiritual »: « Il mondo
ci riceverà sempre con piacere fino a tanto che le nostre sollecitudini saranno dirette ai
selvaggi, ai fanciulli più poveri, più pericolanti della società » (MB XVII 273). Según su

2.9 Page 19

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
273
tina, en los que sus salesianos se han encontrado remotamente con los habi-
tantes de la zona austral, para comprobar que en el Informe prefiere al cali-
ficativo « salvaje » —con frecuencia transcrito de los autores consultados—,
o al menos corriente « bárbaro », apellidar a 'sus' patagones con el de « na-
tivos o naturales de »..., con el de « habitantes », y, en general, con el de
« indígenas » o simplemente « indios »,77 que —según propia definición-
son « los descendientes de los Aborígenes de los primeros pobladores de
América, no trasladados allá, desde otras partes, después del célebre descu-
brimiento. Estos en lugar de la Española hablan su propia lengua, habitan
lejos de las ciudades civilizadas y están aún en estado salvaje o semisalva-
je ».78 Es decir, se conservan casi a los orígenes de la naturaleza humana,
porque —en sentir de D'Orbigny— sólo en la Patagonia « se podía estudiar
todavía el hombre Americano primitivo en toda su natural rudeza », « en
toda la pureza de su antiguo tipo », « en los demás lugares ya ha sufrido
más o menos el influjo de la civilización Europea » (III 42-44; IV 252-256).
Influjo, para Lacroix, completamente negativo, ya que muchas de « las po-
blaciones indígenas de las Pampas [...] se dejaron contagiar, sin advertirlo,
con los vicios de nuestras sociedades sin tomar nada de sus virtudes y de la
civilización » (III 215-217). Don Bosco, por el contrario, doliéndose de que
sean « enteramente salvajes, sin morada fija y sin casas, [y que] ni el cristia-
nismo ni la civilización pudieran hasta ahora penetrar » (III 9; VI 43-44,
181-186), grita que el patagón « è atto all'incivilimento » (III 225), pero civi-
lización que sólo puede venir de la mano de la evangelización: «junto con
la religion —[católica, por supuesto]79— introducir en aquellos países la
civilización » (III 209-210).
biógrafo Eugenio Ceria: « Selvaggio sotto la penna di Don Bosco è termine comprensivo,
indicando tutti gli abitatori del territorio patagónico, non tutti Indi allo stato selvaggio; il che
spiega come si potesse sperare di trovar figli di Indi suscettivi di essere preparati al sacerdozio»
(E III 95). Perciò « bisogna dare a queste termine un significato non troppo duro, non cioè
quasi di cannibali, ma di aborigeni rozzi, gelosi della loro indipendenza e viventi sotto capi
tribù, che non erano privi d'umanità » (MB XII 13, 223).
77 E. ZSANTO, ox., pp. 28-34. En un impresionante recorrido histórico por los siglos
XVI-XX muestra el significado de « LOS EPÍTETOS MÁS HUMILLANTES », dados a los naturales
de estas regiones.
78 Se trata de una nota —explicación del término Indi— de la carta de don Bosco a don
Francesco Bodratto, inspector-provincial salesiano de América, del 4 de abril 1878. Preparada
por el mismo don Bosco, apareció en BS 2 (1878) n. 6, giugno, p. 11. Cf nota 76.
79 Tanto que D'ORBIGNY, o.c, p. 438, al responderse a sí mismo a la pregunta: ¿Son
hombres los bárbaros?—, en una nota dogmatiza: « Este epíteto se da en toda América a todos
aquellos que non son católicos ». Don Bosco, entre las varias obras y diccionarios consultados,
sí ha visto en E. MENTELLE, Geografìa e Cronologia antica e moderna (in continuazione al
Compendio della Storia Universale del Sig. Conte di SEGUR, tomo CLIX), voi. XII. Milano,
A.F. Stella e Figli 1827, p. 147: « Gli Spagnuoli appellano infideles tutti questi popoli barbari,

2.10 Page 20

▲back to top
274
Jesús Borrego
b) Número de indígenas
Sorprende el silencio que don Bosco guarda sobre este tema hasta ex-
plotar en la « Conclusión » con su inexplicable tesis de que, pese a las pes-
tes, ambiente, a los tres siglos que « los blancos les hacen guerra de extermi-
nio », como « número mínimo posible [...,] entre la Patagonia y los Pampas
[...] encontraría todavía cerca de 4 millones de indígenas, número inmensa-
mente superior al que suele aparecer en los libros de geografía y de viajes »
(VI 16-39). No ha servido la advertencia de don Cagliero que, « según refe-
rencias », se calculaban al máximo 30.000 indios en la Pampa y « entre to-
dos los indios Patagones unos 40.000 ».80 Números muy aproximados a los
que le brindaban los autores « más serios » por él consultados —D'Or-
bigny, Lacroix81— que aún superaban a lo que parecía ser el número
real.82 Su celo apostólico, avalado por razonamientos infundados, no le
consentía presentar a Propaganda, para evangelizar, número tan exiguo de
población indígena.
c) Nota etnológica
Don Bosco se reduce a dar por triplicado —en armonía con las diver-
sas fuentes bibliográficas— las etnias meridionales —pamperos, araucanos,
puelches, patagones y, aparte y muy brevemente, fueguinos—, enumerando
de todas ellas las principales tribus en ubicación hoy discutible. Como deta-
lles etnológicos indica que los araucanos son de distinta raza de los pampas
(III 541), y ambos con los puelches « no son todavía de la verdadera raza
Patagona, es decir, son de cuerpo y estatura normales, aunque se asemejen
a los Patagones casi totalmente en sus costumbres, idioma, religión, todo »
(III 56-58). Se deleita en la talla elevada —no 'gigantesca'— del patagón
selvaggi e valorosi; e danno il nome di fideles a quelli ch'essi hanno soggiogati e convertiti alla
Religione cristiana ».
80 ASC 273.3.1, carta a don Ghiaia, 4.4.1876.
81 A. D'ORBIGNY, L'Homme Américain...: araucanos, 30.000; fueguinos, 4.000 (vol. I,
pp. 387 y 409 respectivamente); entre patagones, puelches ect, 32.500 (vol. Il, p. 13). F.
LACROIX, o.c., p. 17: « Huit ou dix mille âme [...] composent la population des pays compris
entre le Rio Negro, l'Atlantique, le détroit de Magellan et les Andes ». La misma que da N.
DALLY, o.c, p. 160: « La popolazione della Patagonia stremasi tra le 8.000 e le 10.000 anime,
disseminate in una estensione di 26.000 leghe quandrate ». De los autores consultados, G.
MORONI, o.c, vol. 98, p. 322, da la cifra más alta: « La popolazione de' Pampas, delle contrade
abitate dagl'indiani indipendenti, della Patagonia con la Terra del Fuoco e le Isole adiacenti
[...] ragguaglia a 319.600 anime».
82 Cf VI 37 (nota).

3 Pages 21-30

▲back to top

3.1 Page 21

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
275
(III 60-181);83 se contenta, sin más, con asegurar la unidad linguistíca —no
carente de diversos dialectos— desde Buenos Aires al estrecho de Magalla-
nes (III 569-571; IV 31) y se extiende en la descripción de sus costumbres y
religión. Pero subrayando que « nosotros no nos ocuparemos aquí sino de
los pueblos que se hallan al sur del grado 36 de latitud sur» (III 13-14).
Estos eran esos pueblos:
- PAMPAS PRIMITIVOS. LOS pampas —término geográfico y no etno-
gráfico—, en el siglo XVII indicaba « un conglomerado de parcialidades in-
dígenas que se había dado cita en las regiones llanas del sur y oeste —tierra
adentro— de la provincia de Buenos Aires ». Pertenecían a la raza pámpi-
da, de cráneo dolicocèfalo y estatura más que mediana. Eran cazadores su-
periores, nómadas. Su idioma, ni nasal ni gutural, denominado het (gente),
deriva del nombre con que Thomas Falkner (II 171) caracterizó a sus dos
grupos principales: los taluhets —antes querandíes—, pampas de Buenos Ai-
res; y los diuihets, pampas de Córdoba. Se habla de una tercera parcialidad,
los chechehets, ubicados desde el río Sauce Grande hasta el Colorado y el
Negro.84 Sobre esa misma geografía se asentarán después los pueblos pam-
pas araucanizados: puenches (hombres del norte), huiliches (hombres del
83 Estudia con pasión este tema, que ha formado parte de las preocupaciones e
informaciones de viajeros curiosos, exploradores y misioneros de los siglos XVI, XVII y
principios del XVIII (III 65-184). El biógrafo de don Bosco anota haber visto «noi stessi
uno dei vecchi atlanti esaminati da Don Bosco, nel quale si leggevano, nell'ultimo tramo
dell'America Meridionale, le parole: Patagonum regio, in qua incolae sunt gigantes » (MB X
1273). Toda la bibliografía utilizada le habla del tema: N. DALLY, o.c., p. 161: « La statura dei
Patagoni del nord è per media di cinque piedi e di quattro pollici [(1) ‘I più alti hanno cinque
piedi e undici pollici] ». Copia a D'Orbigny, cf III 177 (amplia nota donde se ve que el tema ha
continuado durante todo el s. XIX). C. CANTU, o.c, p. 374: « Quei Patagoni che i primi
navigatori ci dipinsero come giganti, non paiono più alti degli altri, se non per l'acconciatura »;
E. MENTELLE, o.c, vol. XII, p. 170: « Si appellarono Patagoni uomini di altissima statura ed
assai forti [...] Essi non formano però una specie particolare; ve ne sono molti della statura loro
nelle isole del Mare del Sud»; A. BALBI, Compendio di Geografia..., p. 456: «Alcune [de las
tribus tehuelches] offrono popolazioni di alta statura, fra cui alcuni individui possono essere
veri giganti»; ANONIMO, Galleria Universale... (Cf I 28), voi. 3, p. 102: «I Patagoni [...] sono
uomini di una statura grande e robusti e bene complessi, ma non sono minimamente di quella
grandezza gigantesca che loro attribuissi per lo passato ». Don Cagliero que, en una primera
información, se contenta con decir: « Per la loro altura sono chiamati Giganti », más adelante
expecifica: « I Patagoni più alti sono di un metro e 73 cent., altri 1,76; contano di un Cacique
alto due metri». ASC 273.31.1, cartas a don Chiala, 4.4 y 4.7.1876.
84 V. DIEZ-N. BENITEZ-M. DIAZ, La Pampa, tomo I. Santa Rosa, Consejo Pampeano de
Rectores de Institutos Privados 1984, pp. 39-42; Cayetano BRUNO, Historia de la Iglesia en la
Argentina, vol. I. Buenos Aires, Ed. Don Bosco 1966, pp. 72-73; R. TAVELLA-C. VALLA, Las
misiones y los salesianos en la Pampa. Santa Rosa 1975, p. 54.

3.2 Page 22

▲back to top
276
Jesús Borrego
sur), puelches (hombres del este), los cuales —matiza D'Orbigny— « se di-
viden todavía en Talahuets y Diuihets ».85
- PUELCHES —habitantes de la actual provincia de Río Negro—, que
los españoles llamaron Serranos, pues llegaban en su deambular hasta Sie-
rra de la Ventana. « Según los relatos estos aborígenes eran corpulentos [...]
de pies y manos pequeños, rostro redondo, nariz ancha, cabellos y ojos os-
curos. Esta descripción daría la razón a Casamiquela cuando expresa que
estos pampas eran tehuelches septentrionales [...] algo más bajos que los
del sur y solían denominárseles puelche-guénaken ». Su contacto con los
mapuches argentinos hizo que fueran bilingües, hablando « el ajech y el
suman ».86
- ARAUCANOS —o Mapuches, como se llamaban a sí mismo— son una
raza originaria de Chile, « exactamente de la región comprendida entre los
ríos Itata y Tolten »,87 que en el siglo XVI formaron un auténtico 'imperio'
(III 541-544). Pertenecían al grupo racial ándico, de cráneo braquicéfalo y
baja estatura. Su idioma, el mapuche, era sonoro y rico, nada gutural. Agri-
cultores incipientes, en su trasiego a la Argentina sufrirán tal transforma-
ción cultural que D'Orbigny asevera que « sólo tienen de común con los
primeros [auraucanos chilenos] el idioma [—si bien con ligeras modificacio-
nes fonéticas y léxicas—], y el fondo de sus creencias religiosas »,88 ya que
será difícil determinar en lo religioso si prevalece lo mapuche o lo pampea-
no. A cambio, ellos en su lenta infiltración provocarán la araucanización de
la Pampa argentina, transformando su etnografía geográfica. Manuel Moli-
na distingue una doble emigración —pacífica y guerrera— de los mapuches
85 D'ORBIGNY, L'Homme Américain..., vol. I, p. 389. «Puelches quiere decir indio del
naciente, por lo cual daban los chilenos este nombre a los de Nahuel-Huapí, y éstos se lo
daban a los pampas. Los que vivían a uno y otro lado de la laguna de Nahuel-Huapí se
llamaban poyas ». A. de EGAÑA, Historia de la Iglesia en la América Española... Hemisferio
Sur, vol. IL Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos 1966, p. 173.
86 V. DIEZ..., o.c, p. 39; Manuel MOLINA, Antiguos pueblos patagónicos y pampeanos a
través de las crónicas, en « Anales de la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco », vol. III.
Comodoro Rivadavia 1967, pp. 66-67.
87 El Estado de Arauco, « en la rigurosa acepción de la palabra, era muy reducido, pues
sólo comprendía el distrito contenido desde Colcura a Paicaví, entre el mar y la cordillera de la
costa [...] Mas, de ordinario, así en los documentos como en lenguaje familiar, se entiende por
Arauco todo el territorio comprendido desde el río Bío-Bío al de la Imperial, entre el mar y la
cordillera de los Andes, por hallarse antiguamente en todo él un mismo idioma, a saber, el de
Arauco. A veces se entiende por [...] Arauco todo el territorio que está al sur del Bío-Bío hasta
el archipiélago de Chiloé [...], aunque al sur del río de la Imperial se hablase un dialecto
diverso y sus habitantes se diferenciases algún tanto ». A. de EGAÑA, o.c, p. 257.
88 D'ORBIGNY, Viaje..., p. 476.

3.3 Page 23

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
277
a través de los Andes. « La pacífica desde los tiempos anteriores a la con-
quista », afectará, ante todo, a los pehuenches; en el siglo XVIII aparecen
los vorogas —moluches, los llamó Falkner—, quienes, procedentes de las
orillas del Arroyo Vorohué al sur del rio Imperial (Chile), se establecieron
en Salinas Grandes. Sus exterminadores en el siglo XIX, los ranqueles (gen-
te de los carrizales) —probablemente se identifiquen con los taluhets de
Falkner por su ubicación—, dueños del ultamanato de Leuvuco, adquirie-
ron personalidad propia con el ingreso de grandes contingentes de mapu-
ches chilenos, y desde 1835 transformarán el cacicazgo de Salinas Grandes
en 'imperio indio' bajo los caciques araucanos Calcufurá (piedra azul) y su
hijo Namuncurá (pie de piedra). La emigración guerrera comienza en la se-
gunda década del siglo XIX, con la derrota de los tehuelches poyas ó me-
charmuenk, hacia 1820, en Languiñeo, originando «la invasión masiva de
las huestes guerreras mapuches, que conquistan la Pampa hasta el río Ne-
gro ». Tras dura resistencia, se araucanizaban los puelches, a mitad del siglo
XIX, « hasta constituir el famoso gobierno de las Manzanas, cuyo apogeo
llegó con el último de sus jefes, el cacique Sayhueque ». Aún recibiendo una
cierta influencia, la araucanizacion no entró en los patagones tehuelches y
mucho menos en la Tierra del Fuego.89
- PATAGONES. «Al Sur del Rio Negro [...] se encuentra la Patagonia
propiamente dicha, donde se hallan nueve tribus de Patagones [...] La tribu
más numerosa, y llamada con propiedad de los Tehuelches [...] se subdivide
en otras dos: Theuelches del norte y los Ina-ken [Aoinekenk], dispersos por
las costas del estrecho de Magallanes » (III 25-63).90 Multitud de agrupa-
mientos nómadas, aislados, independientes, que, al faltarles la unión, for-
maban distintos campamentos. Cronológicamente, los patagónicos « se re-
montan a unos once o doce mil años ». En lo físico pertenecen al grupo
89 M. MOLINA, o.c, pp. 45-52; V. DIEZ..., o.c, pp. 46-52; C. BRUNO, o.c, vol. I,
pp. 79-80.
90 Los estudios modernos han llegado a la conclusión que « la raza, cuyos caracteres se
extraen de recuerdos, esqueletos y maltrechos elementos arqueológicos, es la misma. Se llega,
sin embargo, a establecer que los tehuelches de la tierra firme se clasificaban en: [...] -
Guénena-kéne, que se extendían desde el centro medio del Chubut hasta el Tandil; -
Aóni-Kenk, que ocupaban prácticamente todo Santa Cruz [son los conocidos 'tehuelches del
sur', de muy antigua existencia]; - Chehuache-Kenk, que moraban cerca de la cordillera, entre
los lagos Buenos Aires y Nahuel-Huapí, [también denominados Teushe-Kenk y Chulila-Kenke,
uno de cuyos caciques fue Fayel (VI 145)]; - Metcharmue ['masticadores de resina de molle'],
que vivieron entre los ríos Chalía y Deseado. Cada pueblo tenía su idioma ». Juan H. LENZI,
Historia de Santa Cruz. Río Gallegos, A.R. Segovia, Editor 1980, pp. 48-49. Sobre el nombre:
PATAGÓN, cf II 47.

3.4 Page 24

▲back to top
278
Jesús Borrego
pámpido, de cráneo dolicocéfalo, de marcada corpulencia y de talla supe-
rior a la normal —1,73-1,92 (media 1,80)— que provocaría la leyenda de su
gigantismo.91 Las tribus norte y sur (Río Negro y Santa Cruz) hablan la
lengua « kuni » y « tshon » respectivamente,92 bien descrita en el texto, en
sus variantes con la lengua mapuche, no tan subtanciales como para rom-
per la unidad lingüística, que facilitaría la labor evangelizadora de los mi-
sioneros (III 569-586).
- FUEGUINOS. « Los habitantes de la Tierra del Fuego, al mediodía de
la Patagonia, más allá del estrecho de Magallanes [...] son tenidos por los
más miserables [...] los más diminutos, los más deformes, los más sucios de
los Patagones [...] Se dividen en varias tribus » (III 846-868). Muy poco co-
nocidos entonces, no podían saber que los tehuelches meridionales —haush
(ya en aquel tiempo casi extinguidos) y onas, que a sí mismos se llamaban
shelkman—, convivían con otro grupo étnico, denominado fuéguido, com-
puesto por los yamanas (o yahaganes) y los alakalufes. Todos nómadas, sin
caciques, dioses y organización religiosa. Mientras los onas —del grupo
« tshon », muy corpulentos y con una estatura media de 1,74—, recorrían a
pie la mayor parte de la Isla Grande siguiendo al guanaco, los yahganes
—feos y pequeños (1,55 de estatura media), pero con un idioma, rico en vo-
cablos y escrito desde mediados del siglo XIX— habitaban las playas de las
islas, del cabo de Hornos y del canal de Beagle, por el que vagaban en
canoas los alakalufes desde Yendegaia hasta Puerto Edén, en los canales
chilenos.93
Y los fueguinos, que « vivían en un estado de profundo embrutecimien-
to », para don Bosco « son antropófagos » (III 869), creencia que parece ex-
tender a los demás patagones (V 20, VI 99). Sin duda —arrastrado por la
sospecha de Dally y Lacroix (III 869) y, sobre todo, por la rotunda aseve-
ración de Balbi de existir, aún entonces, el canibalismo « entre casi todos
las naciones de América Meridional »—94 desoye, por entonces, la voz de
91 Cf Introducción, nota 83 y sobre todo III 90, 211.
92 A. de EGAÑA, o.c, p. 154; C. BRUNO, o.c, vol. I, pp. 75-76; Simón KUZMANICH,
Cuatro pueblos... y un destino. Santiago de Chile, Editorial Salesiana 1980, pp. 29-30.
93 Rae Natalie PROSSER, Tierra del Fuego - Argentina. Buenos Aires, Ediciones
Shanamaüm 19793, pp. 23-27; Maggiorino BORGATELLO, Patagonia Meridionale e Terra del
Fuoco. Memorie di un missionario... Torino, SEI 1929, pp. 4-5, 65-66, 170-174, 202-203; S.
KUZMANICH, o.c, pp. 45-46, 75-76, 79-81, 88-89. Los Yahganes tenían un idioma, —con
más de 30.000 palabras —, escrito en forma de diccionario por el Rev. Thomas BRIDGES
(1842-1898), Y amana-English - A dictionary of the Speech of Tierra del Fuego. Austria 1933.
94 A. BALBI, Compendio di Geografia..., vol. II, p. 488. « El canibalismo —señala A.
Pagden— ha tenido un papel notable en la literatura popular de las culturas más diversas [...]

3.5 Page 25

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
279
D'Orbigny y del mismo don Cagliero que categóricamente ha escrito: « Los
Patagones no son caníbales ».95
d) El indio « no sometido »
« En realidad las tribus de los Patagones no sometidos [a las repúblicas
de Chile y Argentina] se extienden hacia el noroeste hasta el grado 35 de la-
titud sur » (I 74-75) y « los Pamperos propiamente dichos [—entremezcla-
dos con los araucanos (III 544)—] viven completamente independientes »
(III 18-20). Aún resonándole a don Bosco en los oidos la Patagonia, el
« país de los indígenas independientes », de Ferrano,96 o la más contun-
dente de Adriano Balbi, sentenciando que dentro de « la América-
Indígena-Independiente », la Patagonia « representa la soberanía de las na-
ciones indígenas por excelencia »,97 sin embargo prescinde en el Informe de
la aseveración emitida en el Memorandum al card. Franchi -—« los Pampas
y los Patagones por ahora no pertenecen a ningún Ordinario ni a régimen
alguno civil »— y amortigua aún más el aserto de que « ninguna autoridad
civil [—omite aquí: « o eclesiástica »—] ha podido hasta ahora extender su
influencia o su dominio » (VI 44-45).98
Porque a estas alturas don Bosco intuye y reconoce en estas regiones la
Con el descubrimiento de América aumentó el número de razas que se alimentaban de carne
humana. Esto permitió declarar lógicamente legítima la campaña colonizadora ». Muy pronto,
la característica de antropófago fue extendida de los indios caribes a otros grupos étnicos
indoamericanos, hasta la Tierra del Fuego, entrando rápidamente « este tipo de imagen del
salvaje de Africa y de las Américas [...] a formar parte del repertorio de la iconografía
europea ». Anthony PAGDEN, Importanza dell'Antropofagia nell'Europa preindustriale, en
«Quaderni Storici» 50 (1982) 533-535, 541. Cf. E. ZSANTO, O.C, pp. 34-35. Cf Apéndice 3.
95 ASC 273.31.1, carta a don Chiala, 19.4.1876.
96 G. FERRARIO, o.c, vol. I de América, p. 80. Aún más explícito el ANONIMO, Galleria
Universale..., p. 99: « La Patagonia [...] è independente ancora [1841] del tutto, benché per lo
innanzi fosse stimato appartenenza del regno Spagnuolo Rio-de-la-Plata; e benché sopra di
esso abbia ancora pretensione la repubblica di Buenos-Ayres, e lo calcoli anzi come proprio
possesso ».
97 A. Balbi sitúa la Patagonia entre lo que él denomina « America-Indigena-Independente
[...] un gran numero di piccoli stati formati da nazioni che sebbene sparse sopra vaste solitudini
che i potentati europei e i nuovi stati di America riguardano come parti integranti dei loro
rispettivi territori, conservano nondimeno tutta la loro independenza [...] Siccome l'estremità
dell'America-Meridionale, che i geografi si accordano da qualche tempo a nominare Pata-
gonia, non fu ancora occupata da veruna potenza, e le pretensioni degli Spagnuoli sopra
quelle vaste solitudini sono lontane dall'essere riconosciute dalle potenze europee, crediamo
che questa parte dell'America si possa e si debba considerare come quella che [...] rappresenta
per eccelenza la sovranità delle nazioni indigene». A. BALBI, Bilancia politica..., p. 303; ID.,
Compendio di Geografia..., voi. II, p. 651.
98 Cf notas 14, 16.

3.6 Page 26

▲back to top
280
Jesús Borrego
existencia jurídica, tanto de autoridad civil, como, ante todo, eclesiástica
—la del arzobispo de Buenos Aires—, sin cuyo beneplácito insiste a don
Cagliero no se haga nada, mucho menos en lo concerniente al proyecto pa-
tagónico." Además se lo ha revelado con claridad meridiana Vicente Que-
sada, cuya obra pretendía demostrar que « la Patagonia no era res nullius,
ni antes ni después de la independencia; perteneció al Virreinato y luego a la
República Argentina, cuando asumió el carácter de Estado soberano bajo
cuyo dominio eminente fue comprendido de un modo expreso, como consta
por los documentos remitidos al Congreso Norte-Americano en 1818 ».100
Pero los principios jurídicos sin actos concretos, destinados a aplicarlos e
interpretarlos, se quedan en simples declaraciones de intención. Se reque-
rían actos reales y de público dominio para quitarle a la Patagonia el sam-
benito de res nullius, y, durante todo el siglo XIX, en la llamada « Cuestión
de Límites » los gobiernos de Chile y Argentina aplicaron numerosas accio-
nes de orden jurídico práctico, todas tendentes a asegurar la respectiva so-
beranía sobre la Patagonia y Tierra del Fuego, donde divagaban « seres
apátridas, no reconocidos ni considerados aún por ningún Estado ».101
Don Bosco, a través del pensamiento de Lacroix, detecta que el proble-
ma secular del indio « con todas sus implicaciones se suscita en América
con el hecho mismo del descubrimiento ».102 Si bien las disposiciones de los
reyes de España y luego las Leyes de Indias eran muy de alabar en su espíri-
tu, pero « desde hace tres siglos los blancos les hacen guerra de exterminio »
(VI 16); esta « conducta, esencialmente antipolítica de los [...] españoles, es-
tablecidos en su frontera septentrional, les provocó un odio particular a
todo lo que sabe a Europeo » (III 203-205), que se va a traducir en choques
armados, venganzas (II 205-247), «frecuentes incursiones [...] sobre todas
99 E III 52, carta del 27.4.1876: «Siccome lo scopo nostro è tentar una scorsa nella
Patagonia, così sarà bene di presentarti a nome mio dall'Arcivescovo a cui scrivo pure, e dirgli
da parte del S. Padre se egli lo giudica opportuno, e quali a lui sembrano i tempi e i modi
opportuni, ritenendo sempre per nostra base l'impianto di collegi e di ospizi, a questi tenete
sempre il vostro pensiero, in vicinanza delle tribù ». No se conoce la carta de don Bosco a
mons. Aneiros (cf Introducción, nota 107), pero su contenido lo tenemos en la respuesta de
éste, 1.7.1876: « Tuve el gusto de recibir la carta de V.E. de fecha 27 de abril [...] No puedo por
menos de encarecer el celo que V.R. muestra por la conversión de los infieles de la Patagonia.
La escasez de recursos con que contamos [...] hace que no podamos ocuparnos de esas
Misiones... ». MB XII 669-670.
100 V. QUESADA, o.c, p. 408; J.H. LENZI, o.c, pp. 274-275, 349.
101 Guillermo MÍMICA, El estatuto jurídico del Estrecho. Evolución histórica, en « Actas
del Primer Congreso de Historia de Magallanes », celebrado en Punta Arenas el 25-26 mayo
1983. Punta Arenas, Instituto de la Patagonia 1983, p. 177; cf nota 15.
102 Tomás D. BERNARD, Indigenismo en Enciclopedia Jurídica OMEBA, vol. XV. Buenos
Aires, Bibliográfica OMEBA 1977, p. 492.

3.7 Page 27

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
281
las fronteras de las repúblicas de la Plata y de Chile [a fin] de impedir el co-
mercio de los cristianos, y saquearlos para proveerse de animales [...] y así
vengarse de la pobreza a que los han condenado los Europeos apoderán-
dose de sus tierras » (III 534-538).
«Actualmente [marzo-junio 1876] la República Argentina está enzar-
zada en horribles luchas con los salvajes que se encuentran en sus confines »
(VI 50-51). Cierto que el plan del poder ejecutivo argentino era un «plan
[...] contra el desierto para poblarlo y non contra los indios paca destruir-
los »,103 pero la realidad fue muy otra: « la conducta de exterminio que en
la actualidad practica la República Argentina », por la que « día día gana
terreno sobre ellos arrojándolos de los lugares donde tienen derecho a vivir
[...] Los salvajes están muy exasperados [...] Se creen autorizados a cometer
contra los blancos toda suerte de crueldades. Continuamente realizan corre-
rías [...] En ellas acostumbran quemar todos los alrededores, robar todo lo
que encuentran », y, lo que es peor, la conducta del blanco « les hace odiar
todo lo que podrían aprender de los países civilizados » (VI 52-70), hasta la
misma religión...
e) Experiencias misioneras
En sentir de Lacroix, recogido por don Bosco: « Jamás un Patagón, un
Puelche o un Araucano abrazaron la religión católica. Resistieron siempre a
los grandes esfuerzos de los misioneros [...] y esto, especialmente, como re-
sultado de la crueldad y la barbarie que los cristianos ejercieron contra los
indígenas » (IV 246-250).
Es una de las grandes preocupaciones, que embargan a don Bosco des-
de el momento de iniciar el Informe: poder ofrecer a Propaganda un histo-
rial exhaustivo de la acción misionera desarrollada entre los pampas y pata-
gones. Para ello, se atreve a sugerir al card. Franchi le comunique « si en los
archivos de Propaganda existiesen noticias positivas sobre las experiencias
103 Cf IV 50-53. Alberto PADILLA, Presidencia Avellaneda. Vicepresidencia-'Mariano
Acosta (1874-1880), en Historia Argentina (preparada por R. Levillier), vol. IV. Buenos Aires,
Plaza y Janés de Argentina 1968, pp. 2956-2958. Ahí está el ejemplo de la Sociedad Rural de
Buenos Aires que, en 1871, ofrecía su apoyo material « insistiendo en la necesidad de expulsar
al Sur del Río Negro a los bárbaros que asaltaban los establecimientos bonaerenses »; los
indígenas, por su parte, « a pesar de su escasa cultura, comprendían que el huinca [el cristiano
blanco: cf III 409] poco a poco trataba de arrebatarles las tierras en que instalaban sus
tolderías y apacentaban sus ganados. Así esta raza indómita apelaba a la violencia, ante el
despojo de que a su juicio era objeto por los cristianos ». Juan WALTHER, La conquista del
desierto. Buenos Aires, Circulo Militar 1964, pp. 457-458. Cf E. ZSANTO, o.c, pp. 24-28.

3.8 Page 28

▲back to top
282
Jesús Borrego
misioneras en la Patagonia; las consideraría un verdadero tesoro »,104 pues
presiente que, siendo « poco conocida la historia detallada de estas misio-:
nes, pese a las muchas investigaciones efectuadas, únicamente [...] se ha po-
dido recoger —como noticias ciertas sobre los intentos de misionar en la
Patagonia y en las Pampas limítrofes » (V 13-14, 27-28)—, los esfuerzos que
han realizado, « especialmente en la segunda mitad del siglo XVII y en la
primera mitad del siglo XVIII, los padres de la Compañía de Jesús » para
formar nuevos establecimientos, a ejemplo de las reducciones paraguayas
(II 158-176; V 28-187). Luego, —fuera de « algunos misioneros que, camino
de Chile, a su paso por el estrecho de Magallanes, se vieron obligados a de-
tenerse allí y a desembarcar en aquellas costas » (V 320-321)—, « desde hace
más de un siglo 105 ninguno, por lo que consta, se encargó de la evangeliza-
ción de estos salvajes », amedrentadas las congregaciones religiosas « por el
cruel exterminio que repetidas veces hicieron de tantos misioneros », y
«cansados los reyes de España [...] de cultivar tierra tan infecunda» (III
211-213; V 318-319).
Como de pasada, don Bosco alude a la colonia galesa, instalada en ple-
no Chubut desde 1854 (VI 142), silenciando —o desconociendo— el trabajo
de evangelización que durante todo este período llevaban a cabo los angli-
canos en diversas zonas de la Patagonia: Carmen, Santa Cruz, islas Malvi-
nas, y hasta en la Tierra del Fuego.106 Por fin, « han sentido con inmensa
104 ASC 131.21, Fotocopia del ASV de la carta al card. Franchi, 11.5.1876.
105 Lo confirma el lazarista P. George, en carta a París del 8.12.1873: « Hasta el presente
no se ha emprendido nada que valga la pena para convertir a los Indios que habitan la
región-Sud de Buenos Aires. Los Padres Jesuítas habían establecido una residencia próxima al
Río Colorado [cf V 236, nota], bajo la advocación de la Virgen de los Desamparados. Su
existencia fue efímera; los Indios volvieron a su estado salvaje cuando fue suprimida la
Compañía [1767]. Por lo tanto es un terreno 'nuevo' ». Horacio PALACIOS, La Congregación de
la Misión... y de las Hijas de la Caridad en el Plata. Buenos Aires 1983 (inédito), p. 234.
106 Al llegar los salesianos a Viedma —enero 1880— encuentran al dr. Jorge Humble,
pastor anglicano y médico, que desde 1864 había ejercido « serenamente su ministerio
religioso, educativo y médico durante 33 años ». Desde la expedición de Fitz Roy (1830-1833)
no cesaron, por parte de los anglicanos, los intentos « de civilización y evangelización de los
indios que habitan los canales fueguinos »: Allen Gardier y sus seis compañeros, que, en 1851,
« van cayendo muertos de hambre y de frío en Puerto Español ». A partir de 1855 se instala la
misión anglicana en la isla de Keppel (Malvinas). En agosto de 1856 el Rev. George Despard
llega a la misión austral, trayendo consigo al jovencito Thomas Bridges (nota 93), hijo
adoptivo, « quien más adelante será el alma de la misión » fueguina. En 1863 se hace cargo de
la misión el Rev. White Stirling, que se establece en Ushuaia en 1869. Al año siguiente se
instala allí el ya Rev. Thomas Bridges, que durante 17 años será el educador y el evangelizador
de los yaganes. Cf A. BRAUM MENENDEZ, Pequeña historia fueguina. Buenos Aires, Emecé
19452, pp. 33-36, 107-108, 122-127, 135-140. Mientras, el Rev. Teofilo Schmid con el catequista
Frédéric Hunzinker, arribados con Despard, en 1861, partiendo de Punta Arenas quisieron
instalar una Misión estable en Santa Cruz, cerca de la desembocadura del río, pero, aunque los

3.9 Page 29

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
283
alegría [...que] en nuestros días entre los Pampas sometidos, es decir, súbdi-
tos leales de la República Argentina, se han iniciado varias misiones [...] de-
bidas al celo verdaderamente apostólico del arzobispo de Buenos Aires »,107
encomendadas a « los beneméritos padres Lazaristas » (V 561-571), que con
el p. Emilio Savino, se asomarían a la Patagonia en 1877.108
Es la constante que taladra todo el Informe: « La única cosa cierta es
que, pese a los muchos intentos y los grandes esfuerzos que se hicieron para
cristianizar la Patagonia, no se pudo obtener ningún resultado en ninguna
parte, no obstante [...] sólo el misionero con su comportamiento de paz po-
drá poco a poco hacer deponer el odio que tienen contra todo lo que sabe
a Europeo y, junto con la religión, introducir la civilización» (V 14-16;
VI 89-91).
De aquí que el Informe se cierre con la exposición del « Nuevo Proyec-
to » de evangelización de la Patagonia, que pone « bajo la protección efi-
caz » de Propaganda Fide (VI 207-208). Advierte que dicho proyecto,
« ideado con el S. Padre » (VI 99) y alentado por el arzobispo de Buenos
Aires (VI 131),109 ha brotado « viendo que el método empleado hasta ahora
tehuelches acudieron al inicio, hubieron de abandonarla, « quedando indeleble su memoria: el
cañadón de los Misioneros». Cf J.H. LENZI, o.c, pp. 329-335.
107 Mons. León Federico Aneiros (1826-1894) nace y muere en Buenos Aires. Doctor en
teología y derecho canónico, en 1848 es sacerdote. Luego secretario de mons. Escalada,
profesor de derecho canónico en la universidad, Vicario general, en 1870 es elegido obispo
titular de Autón (Grecia), siendo consagrado en 1871 como auxiliar de Buenos Aires, pasando
en 1873 a arzobispo residencial de B. Aires. Trabajó para que los salesianos vinieran a su
diócesis y mantuvo con ellos buenas relaciones, abriéndoles el camino hacia la Patagonia. En
cuanto a su « celo apostólico » (cf V 561-567): Santiago L. COPELLO, Gestiones del Arzobispo
Aneiros en favor de los indios hasta la conquista del desierto. Buenos Aires, Editorial Difu-
sión 1944.
108 Cf V 569. Hay que destacar la figura del p. Emilio Paolo Savino (1839-1915),
—médico, laureado en filosofia, políglota brillante—, entró ya sacerdote (1863) en la
Congregación de la Misión (1864). Tras realizar su apostolado en Perú, Guatemala, Río de
Janeiro, llegó a Buenos Aires en 1874 para misionar entre los indios fronterizos: trabajó
(1875-1876) entre los de Coliqueo, construyéndoles casas, escuelas, capilla, y escribiendo un
Pequeño Manual del misionero para evangelizar a los indios fronterizos, utilizado por los
salesianos. A primeros de 1877, por ruegos de mons. Aneiros, se hace cargo de la parroquia de
Carmen de Patagones, recorrió las riberas del río Negro y compró en Carmen las casas y
terrenos para construir dos colegios, que encontrarían los salesianos. En diciembre de 1878,
por motivos no clarificados, regresó a Buenos Aires (1879-1882), Santiago de Chile
(1882-1886), Montevideo (1886-1889), Buenos Aires (1889-1893) y en 1894 torna a su
provincia de origen, Nápoles, muriendo en Campagna. Cf S. COPELLO, o.c, pp. 85-97, 184,
203-204; H. PALACIOS, o.c, pp. 258-284, 317, 329; R. ENTRAIGAS, o.c, vol. III, pp. 103-104.
109 Cf nota 99. Y, a poco de escribir al arzobispo de Buenos Aires, lo hace al obispo de
Concepción (Chile) —« la diócesis más meridional de la República Chilena »— pidiéndole
licencia para « experimentum facere ad Evangelium inter Patagones et Barbaros sive Pampas
annuntiandum ». E III 79, carta de don Bosco a mons. Salas (él desconocía el nombre),
29.7.1876.

3.10 Page 30

▲back to top
284
Jesús Borrego
no condujo sino al exterminio de los misioneros ». « La nueva estrategia »,
experimentada ya en el colegio de S. Nicolás de los Arroyos —« distante
apenas 60 leguas de los salvajes» (VI 113-114)— consiste en «establecer
misiones regulares en estos lugares » (IV 332), abriendo colegios, casas de
educación, internados, orfanatos en sus confines y atraer así a los jóvenes
pues, educados cristianamente los hijos, ellos mismos pensarán en difundir
la religión Cristiana también entre los padres» (VI 99-101). Además, cir-
cunstancias propicias « favorecían los diseños en pro de la conversión de la
Patagonia » (VI 118), visto que era inútil de momento probar a establecerse
entre los indios pampas « por hallarse exarcebados contra los blancos de
todo tipo, ha parecido más recomendable comenzar desde lugares más ale-
jados, no existiendo aún en aquellas tribus prevención alguna contra los eu-
ropeos » (VI 91-94). Y en plena Patagonia le están brindando « tres proyec-
tos, todos con esperanzas de éxito » (VI 119): la parroquia de Carmen de
Patagones —tierra de promisión en el Informe (II 261, 509-522...)—; la cris-
tianización de dos tribus en el Chubut, y la asistencia a una colonia que se
fundaría de inmediato en Santa Cruz (VI 135-161), con posibilidades de
adentrarse entre el indio tehuelche, que « nunca constituyó, en Santa Cruz,
un problema del tipo común a otras zonas del pais [...] Jamás creó situacio-
nes molestas para el hombre blanco ».110
5. Ediciones parciales del Informe
Si bien, como se ha indicado, il Informe se conservó inédito, en casi su
totalidad, hasta el 1986,111 alguno de sus capítulos —en especial la parte
conclusiva, «Nuevo proyecto» (VI 95-161)—, aparecieron de inmediato,
aunque sin revelarse su fuente primigenia.
El 13 de agosto —o sea, una semana antes de consignar el Informe a
Propaganda, y en plena euforia patagónica—, don Bosco escribía a don Ca-
gliero: « Toda Italia y la Europa política y religiosa hablan de nuestro pro-
yecto en pro de la Patagonia. ¡Que El nos ayude a hacer nuestra parte! ».112
Y él hizo la suya divulgando el « nuevo proyecto » a los cuatro vientos.
Como preludio, sólo ahora —30 de julio y primeros de agosto— daba
a conocer el sueño misionero tenido tres o cuatro años antes:113 la visión de
110 J.H. LENZI, o.c, p. 50.
111 Cf notas 5, 8 y 127.
112 E III 87.
113 «Lo narrò per la prima volta a Pio IX nel marzo 1876. In seguito a [...] Don

4 Pages 31-40

▲back to top

4.1 Page 31

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
285
una región, entonces (entre 1870-1871) absolutamente desconocida, en la
que salvajes crueles mataban a misioneros de diversas Ordenes religiosas,
los descuartizaron, los cortaron a pedazos y clavaron los trozos en las pun-
tas de sus lanzas (VI 47-49); luego, la aparición de los misioneros salesianos,
que se acercaron a « los salvajes con rostro alegre precedidos de una falange
de jovencitos », con el rosario en mano, acogidos benévolamente y escucha-
dos.114 « El comportamiento de don Bosco —advierte P. Stella— induce a
pensar que lo haya retenido un presagio, del cual [...] no comprendió todas
las circunstancias concretas»,115 si bien entendió «se trataba de misiones
extranjeras».116 Tras cuatro años de consultas, reflexión y estudios —que
lo van a llevar desde Etiopía, a Hong-Kong, misiones de Australia, Manga-
lore en India, hasta anclar en « libros geográficos sobre América del
Sur »—: « por estos libros y por los mapas que contenían —confesará don
Bosco ya en 1876— entrevi perfectamente descritos los salvajes contempla-
dos en el sueño y la región por ellos habitada, la Patagonia [...] Desde en-
tonces percibí con seguridad el lugar adonde debía dirigir mis pensamientos
y esfuerzos ».117
En cuanto a las ediciones fragmentarias del Documento recordamos:
1. El « Nuevo Progetto » —conclusión definitiva del Informe, enviado al
Prefecto de Propaganda el 23 de agosto de 1876—, había aparecido el 9
del mismo mes en L'Osservatore Romano 118 y el 23 en L'Unità Cattoli-
ca; 119 el 25 lo sugería como Appello per la seconda spedizione di Missio-
Francesco Bodratto il 30 luglio dello stesso anno [...] Tre giorni dopo Don Barberis [...] ne
udiva egli pure il racconto [...] Anche Don Lemoyne l'apprese dal labbro di Don Bosco ».
MB X 55.
114 MB X 54-55.
115 P. STELLA, o.c, voi. I, p. 169.
116 MB X 55.
117 MB X 1267-1273. Mientras R. ENTRAIGAS, o.c, vol. I, pp. 23-27 intenta demostrar
que, en el sueño, don Bosco ofrece, en todos su pormenores, « una triste, pero tremenda
realidad » de la Patagonia, Juan Belza observa que, tras sus conversaciones con el cónsul
Gazzolo, « por primera vez interpretó con seguridad el sueño que hasta hacía poco no se
atrevía a narrar. Sin embargo estaba desenvolviendo una operación intuitiva y providencial.
Porque, aunque desconocemos los grabados exhibidos por Gazzolo, las imágenes de Don Bosco
se parecen más a los selvaggi de las enciclopedias que a cualquier indio del mosaico patagónico
[...] Por otra parte es sicológicamente seguro que las figuras de los sueños siempre confusas, se
identifican sólo por elementos internos del soñador; y también es fácilmente comprobable que
los diseños de indígenas patagónicos de la época no lucen por fidelidad fotográfica [...]
También resulta muy claro que los sueños geográficos, como tantos otros, aún en su origen se
motivan en acontecimientos de la vida diaria, encendidos por la tensión misionera que lo
poseía ». J. BELZA, o.c., pp. 25-27.
118 Doc. XVII 436-438; MB XII 302.
119 Le Missioni Salesiane in Patagonia, en «L'Unità Cattolica», n. 195 (mercoledì,
23.8.1876) 778; Doc. XVII 458-461.

4.2 Page 32

▲back to top
286
Jesús Borrego
nari120 repetido en las Letture Cattoliche de octubre-noviembre,121 y el 7
de noviembre condensaba el «Nuevo Proyecto» en su plática de despe-
dida a la segunda expedición misionera.122
2. Giulio BARBERIS, La Repubblica Argentina e la Patagonia. Lettere dei
Missionari Salesiani, en LC nn. 291-292 (marzo-aprile 1877) pp. 44-94,
139-142, 154-156, 175-176, 221-224, 227-231. Sus capítulos, concebidos
en forma de cartas, entrelazan armónicamente lo típicamente salesiano
—recogido en las Lettere dei Missionari— con el estudio de la República
Argentina y la Patagonia, donde los salesianos desarrollan, o desarrolla-
rán, su labor apostólica. Se servirá del recién confeccionado Informe,
transcribiendo páginas de sus Partes IIa, Va y sobre todo, de la IIIa,
IVa 123 y de la « Conclusión », de la que aprovecha íntegramente el
« Nuevo Proyecto ».124 Las pocas, más significativas, novedades aporta-
das componen el Apéndice 1.
120 E III 89-90; MB XII 303-304.
121 C. CHIALA, oc., pp. 149-153.
122 MB XII 515: « In questo momento poi in cui parlo, altro gran fatto, o si compì, o sta
per compiersi. I selvaggi della Patagonia, uomini feroci e che finora non permisero a nessun
Europeo di penetrare nelle loro terre, avendo udito parlare di Missionari, il cui unico scopo si è
di educare la gioventù, istruire e soccorrere i bisognosi, si persuasero anch'essi che tali uomini
farebbero del bene e non del male alle loro tribù e mandarono ad invitare Don Cagliero. Cosa
mirabile! Mentre a Dolores, che da una parte è l'ultima città un po' incivilita della Repubblica
Argentina, sta per aprire una casa, da un'altra, a Patagones o Carmen, che è già proprio in
mezzo ai selvaggi, ma dove i bianchi paiono ancora al sicuro, si offerse a noi quest'ultima
parrochia. E intanto due Cacichi, fra i più potenti capi selvaggi, mandano a chiamare
Missionari salesiani, assicurando che non riceverebbero da loro nocumento di sorta, ed anzi
che tutti ascolterebbero volentieri la religione che loro verrebbe annunziata. E fino dal fondo
della Patagonia, da Santa Cruz e da Punta Arenas, che è nel mezzo dello stretto di Magellano,
si chiedono i Missionari salesiani ».
123 He aquí, al detalle, lo transcrito literalmente del Informe, pues las novedades
componen el Apéndice 1: LETTERA IV, pp. 44-60 (MAGELLANO - LA PATAGONIA - IL GIRO
DEL MONDO - TENTATIVI DI COLONIZZAZIONE - LORO CATTIVA RIUSCITA: II 1-169). LETTERA
V, pp. 61-78 (RECENTI TENTATIVI PER COLONIZZARE LA PATAGONIA - SUA ESTENSIONE - CLIMA
-STATURA DEI PATAGONI - ASPETTO - CIVILIZZAZIONE - VESTI - DEL FUMARE - CRUDELTÀ
-LINGUA - ARMI: II 172-187; I 40-50, 91-97, 243-259; III 9, 15, 26, 54-143, 191-213, 230-243,
253-301, 311-318, 356-384, 462-481, 500-510, 552-561, 569-594, 719-740). LETTERA VI, pp.
78-93 (RELIGIONE - DIVINITÀ - FESTE - CULTO - SUPERSTIZIONE - IL FANCIULLO - STRANE
TRADIZIONI - Nuovo PROGETTO: IV 1-151, 203-210, 243-263, 326-350; V 4-17, 27-46, 214-230,
235, 259, 283, 317-318). LETTERA XI, pp. 139-142 (LE UOVA DI STRUZZO. CACCIA STREPITOSA:
I 452-487; III 412-425). LETTERA XIII, pp. 154-156 (ideas de VI 7-49, en Apéndice l).
LETTERA XV, pp. 175-176 (VI 78-93: ideas ampliadas, en Apéndice 1). APPENDICE, pp.
221-231 (Nuovo PROGETTO: VI 95-179).
124 Don Barberis, como « Appendice » inserta integramente, tanto el conocido Memo-
rándum al card. Franchi —que intitula Promemoria de un progetto per la promulgazione del
Vangelo nella Patagonia, y que en el Informe viene resumido—, como los « tre Progetti »
(VI 119-161) con el significativo título de Progetto per l'incivilimento della Patagonia.

4.3 Page 33

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
287
3. La Patagonia e le Terre Australi del Continente Americano, en BS 4
(1880) n. 2, febbraio, pp. 4-5; n. 4, aprile, pp. 12-13; n. 5, maggio, pp. 11-
15; n. 6, giugno, pp. 14-15; n. 9, settembre, pp. 15-16; n. 11, novembre,
pp. 14-16. 5 (1881) n. 4, aprile, pp. 17-18; n. 7, luglio, pp. 22-23; n. 10, ot-
tobre, pp. 12-14. 6 (1882) n. 4, aprile, pp. 73-75. 7 (1883) n. 2, febbraio,
pp. 31-32; n. 4, aprile, pp. 62-64; n. 9, settembre, pp. 155-156. 8 (1884)
n. 1, gennaio, pp. 16-17; n. 4, aprile, pp. 60-61; n. 7, luglio, pp. 100-101;
n. 10, ottobre, pp. 149-151.
Serie de artículos, aparecidos, sin periodicidad fija, en el Bollettino Sale-
siano desde febrero de 1880 a octubre de 1884. Colmadas « las aspiraciones
de los salesianos y de los Cooperadores » —se afirma en el nuevo 'Proe-
mio'— con el arribo de los salesianos y las Hijas de Ma Auxiliadora a « la
pequeña ciudad de Carmen o Patagones, rodeada de salvajes [...y] donde
desde hace unos meses se ha establecido una casa Salesiana y una iglesia »,
« mientras se van preparando nuevas expediciones de misioneros, creemos
conveniente que en los números de nuestro Boletín se publiquen poco a
poco noticias en torno a aquellas regiones ». Y una parte notable del Infor-
me pasará a incrementar las páginas del Bollettino como novedad absoluta.
La interdependencia entre ambos escritos es patente: a comenzar por el títu-
lo general y los subtítulos de cada capítulo, siguiendo por su estructuración
en cuatro partes, para concluir con sus contenidos, que reflejan fielmente
—en síntesis o al pie de la letra— los del Informe, del que utilizan, sobre
todo las Partes IIa y IIIa, contentándose con poner lo esencial de la Ia.125
125 He aquí detallado, lo transcrito literalmente del Informe, ya que las novedades
forman el Apéndice 2: La Patagonia e le Terre Australi del Continente Americano, en BS 4
(1880) n. 2, febbraio, pp. 4-5 (PROEMIO: I 11-35, en Apéndice 2 el inicio); n. 4, aprile, pp.
12-13 (CAPO I. DESCRIZIONE FISICA DEL PAESE: I 40-53, 67-70, 81-82, 134-140, 145-147, 151-154,
195-198, 243-247, 259-268); n. 5, maggio, pp. 11-13 (CAPO II. I TRE REGNI DELLA NATURA: I
282-328, 336-341, 349-378, 394-405, 418-419, 427-429, 432-438, 445-446, 453-456, 461-486,
490-491, 498-500, 555-557); n. 6, giugno, pp. 14-15 (CAPO III. SCOPERTA DELLA PATAGONIA:
II 4-81); n. 8, agosto, pp. 16-17 (CAPO IV. ULTERIORI INVESTIGAZIONI DELLA PATAGONIA: II
107-131, 132-164 [resumen], 165-187); n. 9, settembre, pp. 15-16 (CAPO V. STORIA DELLO
STABILIMENTO DI CARMNE O PATAGONES: II 185-247, 310-340 [muy resumido]; n. 11, novembre,
pp. 14-16 (CAPO VI. CONTINUA LA STORIA DELLO STABILIMENTO: II 340-377 y 391-467
[resumidísimo], 468-508). 5 (1881) n. 4, aprile, pp. 17-18 (CAPO VII. DA CARMEN ALLE
CORDIGLIERE); n. 7, luglio, pp. 22-23 (CAPO VIII. DALLE CORDIGLIERE A CARMEN); n. 10,
ottobre, pp. 12-14 (CAPO X. DAL RIO CHUBUT ALLO STRETTO DI MAGELLANO): Estos tres
capítulos, completamente nuevos, van en Apéndice 2. 6 (1882) n. 4, aprile, pp. 73-75 (CAPO IX.
PUNTA ARENA (sic): II 525-590, 591-659 [muy resumido],' 660-692, 705-717, 753-762). 7 (1883)
n. 2, febbraio, pp. 31-32 (Parte Terza: GLI ABITANTI. CAPO I. LE TRIBÙ PATAGONICHE:
renovado, va en Apéndice 2); n. 4, aprile, pp. 62-64 (Parte Terza: CAPO II. STATURA E
CONFORMAZIONE FISICA DEI PATAGONI: renovado, va en Apéndice 2); n. 9, settembre, pp.

4.4 Page 34

▲back to top
288
Jesús Borrego
Pero no en vano entre ambas obras han transcurrido cuatro años, testigos
fehacientes de que don Bosco ha proseguido profundizando en el estudio de
la Patagonia, ya teledirigido in situ por sus salesianos. Las varias e impor-
tantes novedades forman el amplio Apéndice 2.
Y creemos que se suspendió la publicación del Informe, aún sin con-
cluir siquiera la PARTE IIIa, porque —matiza el nuevo Proemio—, tanto Pio
IX « de feliz memoria » como ahora Leon XIII « bendijeron estas misio-
nes » con el fin « de establecer en aquellas tierras un Vicariato Apostólico y
confiarlo a los salesianos », y precisamente a esas alturas —octubre 1884—
el sueño se acababa de realizar. El Boletín Salesiano del siguiente mes se
abría con el editorial: « La missione della Patagonia ed il nuovo vescovo
Monsignor Giovanni Cagliero», Pro-Vicario Apostólico de la Patagonia sep-
tentrional, mientras don Giuseppe Fagnano era elegido Prefecto Apostólico
de la Patagonia meridional y Tierra del Fuego.126
Sólo en 1986, el descubridor del Informe, E. Zsanto, ha publicado el
texto íntegro en una fiel traducción castellana —precedida de iluminante
Introducción— y en un facsímil del manuscrito, dejando « a los técnicos el
privilegio que tienen de producir una prolija y concienzuda edición diplo-
mática de este Documento ».127
155-156 (Parte Terza: CAPO III. COSTUMANZE E CARATTERE MORALE DEI PATAGÓN I: III
185-196, 230-238, 246-250, 367-407 [resumido]. 8 (1884) n. 1, gennaio, pp. 16-17 (Parte Terza:
CAPO QUARTO. INDOLE DEI PATAGONI. - LORO CRUDELTÀ: III 612-615, 462-515, 192-213);
n.
4, aprile, pp. 60-61 (Parte Terza: CAPO QUINTO. ABITAZIONI. - VESTI E CIBI DEI PATAGONI.
-CACCIA: III 253-262, 290-365, 413-426); n. 7, luglio, pp. 100-101 (Parte Terza: CAPO VI.
ARMI E STRATEGIA MILITARE: III 719-775, 691-699); n. 10, ottobre, pp. 149-151 (Parte Terza:
CAPO VII. GOVERNO, LINGUA, INTELLIGENZA DEI PATAGONI: III 516-593, 599-611).
126 BS 8 (1884) n. 11, novembre, pp. 1-2: « La Sacra Congregazione di Propaganda Fide
fin dal novembre dello scorso anno ha fondato un Pro-Vicariato apostolico della Patagonia
Settentrionale e centrale ed una Prefettura Apostolica per la Patagonia Meridionale e per
le Terre del Fuoco. Il Santo Padre, nella udienza del 20 novembre stesso, approvando le
determinazioni di Propaganda e affidando i nuovi distretti alla Congregazione Salesiana,
eleggeva a Pro-Vicario Apostolico il Teologo Giovanni Cagliero, a Prefetto Apostolico il Sac.
Giuseppe Fagnano, distinti Missionarii Salesiani. Ora dobbiamo pubblicare un nuovo tratto di
Pontificia benevolenza accordato dal Santo Padre al reverend.mo D. Giovanni Bosco ed al suo
Istituto nella udienza del 5 corrente. L'egregio Teologo Giovanni Cagliero, uno dei primi
Missionarii esploratori delle selvaggie regioni della Patagonia, ha ricevuto la nomina epi-
scopale e fregiato della episcopale consacrazione, ripartirà fra non molto per la sua diletta
Missione...» En efecto, consagrado obispo en Turin el 7 de diciembre de 1884, hacía su
entrada en Patagones-Viedma el 9 de julio de 1885.
127 Cf p. 256 y nota 8. Relativo a la edición del Informe, E. ZSANTO, o.c, pp. 18-19, avan-
za la opinión que el Proyecto Patagonia de don Bosco, con sus dos publicaciones parciales,
« finalmente culminan en el extraordinario trabajo » del salesiano Padre Lino D. CARBAJAL
(1871-1906), La Patagonia. Studi Generali (Prima Serie: Note Storiche - Tipografia
-Etnografia. Seconda Serie: Climatologia e Storia Naturale. Terza Serie: Economia. Quarta
Serie: Politica - Istruzione)—, 4 vol. San Benigno Canavese, Scuola Tipografica Salesiana

4.5 Page 35

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
289
6. Criterios de edición
Recogida la sugestiva invitación, he intentado elaborar no sé si una
« prolija » pero ciertamente « concienzuda » edición, reproduciendo con es-
crupulosa fidelidad —mediante un atento examen del único ejemplar exis-
tente— el texto manuscrito de Bosco-Barberis. La transcripción, dando los
retoques indispensables para una recta lectura, respeta al máximo su inte-
gridad: errores ortográficos, exceso de mayúsculas, signos de puntuación,
supresión frecuente del apóstrofo, reduplicación o simplificación indebidas
en el uso de la doble consonante, huellas de la deficiente traducción italiana
de sus originales franceses.128 Pues, aunque por su destinatario —Propa-
ganda Fide—, el Informe ha sido preparado con esmero estilístico y redac-
cional, cuenta con inevitables alteraciones —añadiduras, corrección o su-
presión de palabras o breves frases—, recogidas puntualmente en el aparato
de las variantes.
Vista la desmesurada amplitud del Informe, enumerar sus 3527 líneas
con única paginación dificulta cualquier citación y localización. Se ha prefe-
rido, pues, aprovechar la división —en cinco PARTES y Conclusión (VIa)—
del manuscrito, señalizándolo con el número romano correspondiente en
el margen superior de cada página. P.e., I 465 indica la línea 465 de la
Parte Ia.
Tratándose de una « recapitulación » de los diversos autores, elencados
en la bibliografía « preliminar » (I 11-36), la identificación precisa de los pa-
sajes tomados de cada fuente —inexistente en el manuscrito—, aparece es-
crupulosamente anotada en el aparato histórico-literario, al inicio de cada
Parte. Un leve vistazo delata la utilización literal de las fuentes bibliográfi-
cas en la máxima parte del texto. El Apéndice 3 propone un ejemplo —I
FUEGUANI— de transcripción literal, tomada de Dally.
1899-1900. El hecho de que « entre la abundante bibliografía » aparezcan obras mencionadas
por don Bosco en el Informe —D'Orbigny, Quesada, Lacroix—, no puede llevarnos a deducir
« una posible relación de fuentes de inspiración », cuando gran parte de las fuentes
bibliográficas son posteriores al 1870, desconcertando que no aparecen entre ellas los artícu-
los del BS, « que al menos debió conocer ». De todos modos queda en pie la « arriesgada
afirmación » de poder considerar la obra de L. Carbajal como el culmen del « proyecto Pa-
tagonia Don Bosco » —siendo « la primera geografia seria y completa [de la Patagonia]
con amplia información sobre su régimen político y sus manifestaciones culturales »—,
mas conviene integrar su obra complementaria: Missioni Salesiane - La Patagonia. Torino,
SEI 1925.
128 Huellas de la deficiente traducción italiana: I 120 (rocche; 511 (asila), 532 (dieciotto
a diecinove), 564 (patte); II 507 (ello), 555-556 (al cortese); III 82 (cui...), 706 (largo); IV 332
(stabiliendo); V 77 (la carta), 436 (insenata), 494, 509 (bahía), 542 (mosso...).

4.6 Page 36

▲back to top
290
Jesús Borrego
En los dos primeros APENDICES, como se acaba de sugerir, vienen reco-
gidas las novedades aportadas en: - Apéndice 1, La Republica Argentina e la
Patagonia, obra contemporánea del Informe; - y Apéndice 2, La Patagonia
e le Terre Australi del Continente Americano: serie de artículos, reproduc-
ción parcial del Informe, que, aparecidos en el Bollettino Salesiano entre
1880-1884, abundan en novedades significativas. Incluso reflejan el incesan-
te profundizar de don Bosco en la realidad patagónica, que lo induce a con-
cluirlos con su inamovible postulado evangelizador: « Questo prova che le
nazioni le quali abitano l'estremità Sud del Continente Americano non sono
certamente privi d'intelligenza, e che coltivate potranno a poco a poco ri-
dursi a civilizzazione ».129
Y todo ello confirma que el Informe, base y expresión de tales artícu-
los, sigue siendo —en sentir de su descubridor— « un Documento de especial
importancia, para la Patagonia entera en primer lugar, y también para los
investigadores que bucean en la historia de las Misiones Salesianas, tra-
tando de captar en profundidad el genuino proyecto misionero de Don
Bosco ».130
129 BS 8 (1884) n. 10, ottobre, p. 151.
130 Cf nota 8.

4.7 Page 37

▲back to top
La Patagonia e le terre australi del continente americano pel sac. Gio. Bosco
291
Abreviaturas adoptadas en el aparato crítico de las variantes
add
corr
dei
emend
l
om
si
]...B
addit
corrigit
delet
emendat (completa substitución del término)
lineam
omittit
super lineam
error de Bosco-Barberis corregido en el texto
Abreviaturas y siglas más citadas en la Introducción
y en el aparato histórico
ASC Archivio Salesiano Centrale - Roma
ASV Archivio Segreto Vaticano
BS
Bollettino Salesiano (desde enero 1878 en adelante)
Doc. G.B. LEMOYNE, Documenti per scrivere la storia di D. Bosco dell'Oratorio di
S. Francesco di Sales e della Congregazione [in bozze di stampa], ASC 110.
E
Epistolario di San Giovanni Bosco, preparado por Eugenio CERIA, 4 vol.
Torino, SEI 1955-1959.
LC
Letture Cattoliche. Torino 1853ss.
MB
Memorie Biografiche di Don (del Beato... di San) Giovanni Bosco, 19 vol.
(del 1 al 9: G.B. Lemoyne; 10: A. Amadei; del 11 al 19: E. Ceria). San
Benigno Canavese - Torino, 1898-1939.
RSS «Ricerche Storiche Salesiane», Revista semestral de historia religiosa y ci-
vil. Roma, LAS (ISS: Istituto Storico Salesiano) 1982ss.
I 40
La citación sin previa sigla —bien dentro del texto como en el aparato
crítico— sitúa un pasaje textual del Informe: el número romano indica la
PARTE —de la Ia a la VIa en que está dividido el Documento—; y el núme-
ro arábigo señala el renglón o renglones correspondiente. Así el ejemplo
propuesto significa: línea 40 de la PARTE Ia. Cf Introducción, p. 289.