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OMELIA en la Inauguración del Año Académico 2020-2021


Todos sabemos que en el camino de Fe a lo largo de la vida es importante, diría más aún, es esencial o fundamental, que la Palabra de Dios ilumine nuestras vidas, nuestro pensar sobre la vida, y nuestro actuar en la vida. Y es importantísimo que en el día a día sintamos la necesidad de dirigirnos a la Palabra de Dios, y al Dios que nos habla, para que pueda iluminar nuestro acontecer.


Iniciamos un año académico particular, especial, con una realidad de pandemia mundial que sigue golpeando el planeta, y haciendo tambalearse la aparente seguridad de las naciones más fuertes, o la creciente economía que hasta el día de hoy no ha resuelto las desigualdades y menos aún lo hace en este momento.

No podemos pensar este año académico en nuestra Universidad sin dirigir una clarividente y serena mirada a la realidad en la que vivimos.

E invito a todos, a toda la comunidad educativa Universitaria a mirar con profundidad, a compartir y converger, como se propone en el lema de este año: “Una ricerca condivisa e convergente”.


Y animo, a la luz de la Palabra de Dios elegida para la celebración de hoy, a mirar como digo, con profundidad y no con superficialidad. A analizar la realidad de modo mucho más profundo a cómo se hace en tantos momentos. Pondré un ejemplo: revisando algunas noticias en los días pasados me sorprendió el modo en el que muchas ciudades eligen mensajes que publicitan por todo el mundo, donde todo se reduce a un enemigo a vencer: el Covid 19 y a mostrar el orgullo de la ciudad, o de la nación. Pero lo que está en juego es mucho más. No es suficiente con superficiales ‘slogans´. Un oso en Bristol adorna un mensaje en el que puede leerse: “el arte de la supervivencia. Mantente a salvo”; en Tokio el edificio Tokyo Skytree muestra un mensaje que dice: “juntos podemos ganar”. En ciudad de México el hotel Barceló colocó un mensaje sobre su edificio en el que se puede leer: “México unido resistirá y saldrá adelante”. Y en Amberes, ciudad belga se lee en las ventanas de una residencia: “Esto también pasará. Un mejor tiempo vendrá. Y será glorioso”.


Queridos miembros de esta nuestra Comunidad Educativa Universitaria: A estos mensajes les falta, en mi opinión, mirada de profundidad, una mirada que busca la justicia, una mirada que ilumine con sabiduría el presente y el futuro. Una mirada de Fe y Esperanza. Y también una sabiduría anclada en la reflexión, el pensar sereno y abierto a la novedad del otro. La Palabra de Dios nos dice que “con la sapienza si costruisce la casa e con la prudenza la si rende salda; con la scienza si riempiono le sue stanze di tutti i beni preziosi e deliziosi. Un uomo saggio vale più di uno forte, un uomo sapiente più di uno pieno di vigore”.

En esta situación mundial y social totalmente extraordinaria y especial, donde cabe imaginar que el año acadeémico que abriremos no vendrá exento de dificultades para ejercer el servicio que estamos llamados a dar, yo deseo invitarlos especialmente al ejercicio de atención al otro, a los otros, al ejercicio del compartir y del converger. Si algo debiéramos evitar como Comunidad Educativa Universitaria del UPS es el dejarnos ‘tocar’ por otro ‘virus’ muy peligroso, fuerte y actual que se llama individualismo y que está invisiblemente más extendido de lo que nos imaginamos y quisiéramos, senza isolarsi nel propio campicello da coltivare, sino, como se propone en este año, uniendo esfuerzos, compartiendo y haciendo un camino de convergencia, y no sólo con las conexiones tecnológicas sino las de una verdadera relación humana y cristiana.

Dos días atrás veía una scena de comic en la que un niño dialogaba de este modo con su padre (ocupado con el teléfono inteligente y con la computadora…):

Papá,

  • A lo que el padre responde: Dime

Papá, escúchame…

  • Y el padre responde: Te estoy escuchando, Gianni

No papá… ESCÚCHAME CON LOS OJOS….


El padre comentaba tiempo después en otro lugar: Gianni tiene 5 años y ME DIO LA MÁS GRANDE LECCIÓN DE MI VIDA…. Escuchar con los ojos…


Pienso hermanos salesianos, docentes, miembros de la comunidad educativa universitaria, y de modo particular también nuestros queridos jóvenes, alumnos y alumnas universitarios, que este año ha de ser un año para caminar buscando la sabiduría, esa sabiduría auténtica que viene de lo profundo, de la reflexión, del estudio paciente y esforzado, del abandono en la Inspiración en el Espíritu Señor de Vida.


Pienso que ha de ser un año en el que dirijamos tantos esfuerzos en trabajar, enseñar, investigar buscando la convergencia y el compartir.


Pienso que ha de ser un año en el que la solidaridad, ya sea tanto intelectual como económica, debería ser un distintivo de nuestra Universidad Pontificia Salesiana, cuando se dirige la mirada a los más golpeados por esta realidad presente. No es nuestro estilo ni nuestro carisma refugiarnos en los propios castillos. Porque NADIE SE SALVA SOLO… como nos sigue recordando nuestro Papa Francisco.


Y, finalmente, considero que es un año en el que nos haría tanto bien ESCUCHAR CON LOS OJOS, es decir, mirando en profundidad a cada persona, a todo aquel con el que nos encontremos. Sin duda es más exigente, es es mucho más gratificante, MÁS HUMANO Y MÁS DE DIOS Y EN DIOS. Y es muy nuestro, muy propio de nuestro estilo salesiano, tal como Don Bosco lo vivió en Valdocco, la cuna donde el carisma nación y echó raíces.


Que el Espíritu Santo ayude a hacer un camino de comunión, fraterna solidaridad y convergencia. Amén