Contemplative-Dimension-es


Contemplative-Dimension-es

1 Pages 1-10

▲back to top

1.1 Page 1

▲back to top
LA DIMENSIÓN CONTEMPLATIVA DE LA VIDA
RELIGIOSA
(PLENARIA SCRIS - MARZO DE 1980)
INTRODUCCIÓN
La Plenaria de la Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos
seculares, que ha tenido lugar del 4 al 7 de marzo de 1980, ha estudiado,
partiendo de una documentación muy extensa, la dimensión contemplativa
de la vida religiosa. El tema fue elegido en la última Plenaria del año 1978,
después de haberse enfrentado con la problemática del papel específico de
los religiosos en el ámbito de la misión de la Iglesia en orden a la
promoción integral del hombre, especialmente en sus aspectos socio
políticos. Al hacer resaltar entonces la importancia del elemento espiritual
en todas las formas de vida consagrada, se advirtió la necesidad y la
urgencia de poner de relieve la primacia absoluta de la vida en el Espíritu.
La elección de este tema, aprobada posteriormente por el Santo Padre, fue
inspirada también por el resurgir de numerosas formas de oración, así como
de nuevas formas de vida contemplativa, en el Pueblo de Dios y en muchas
comunidades religiosas, y por la tendencia a superar la nociva dicotomía
entre interioridad y actividad en la vida personal y comunitaria de
religiosos y religiosas, como reacción a un período de cierta subvaloración
de la oración y el recogimiento, que aún no ha sido totalmente superada.
EL objetivo de los trabajos de la Plenaria no ha sido de tipo especulativo o
de estudio teológico, sino que, basándose en una descripción doctrinal
suficientemente completa y aceptada, se ha querido elaborar un conjunto de
orientaciones prácticas y formativas, con una doble intención, a saber:
- favorecer la integración entre interioridad y actividad en los Institutos
llamados de vida activa y
- promover la vitalidad y renovación de los Institutos específicamente
contemplativos.
Al presentar aquí las principales orientaciones formuladas por la Plenaria,
se han tenido presentes no solamente las conclusiones de los Padres, sino
también las ideas principales afloradas en otras ocasiones, por ejemplo, en
las reuniones de grupo, que completan el pensamiento de los Padres.
Además, se han aplicado títulos adecuados a los argumentos de las
conclusiones, se han estructurado sus contenidos, se han subdividido en
partes, pensando que, así, quedarían más claros y explícitos los argumentos
expuestos que, de otra manera, estaban demasiado condensadas en las
propuestas conclusivas.
La redacción de esta síntesis consta de tres partes:
I - Descripción de la dimensión contemplativa.

1.2 Page 2

▲back to top
II - Orientaciones para los Institutos de vida activa.
III - Orientaciones para los Institutos específicamente contemplativos.
I
DESCRIPCIÓN DE LA DIMENSIÓN CONTEMPLATIVA
1. La dimensión contemplativa es radicalmente una realidad de gracia,
vivida por el creyente como un don de Dios, que le hace capaz de conocer
al Padre (1) en el misterio de la comunión trinitaria (2), y de poder gustar
"las profundidades de Dios" (3).
No se pretende entrar aquí en los delicados y numerosos problemas que
plantean las diversas formas de contemplación, ni hacer un análisis de la
contemplación en cuanto don infuso del Espíritu Santo.
Describimos la dimensión contemplativa fundamentalmente como la
respuesta teologal de fe, esperanza y amor con la cual el creyente se abre a
la revelación y a la comunión del Dios vivo por Cristo en el Espíritu Santo.
"El esfuerzo por fijar en El (Dios) la mirada y el corazón, que nosotros
llamamos contemplación, se convierte en el acto más alto y más pleno del
espíritu, el acto que hoy todavía puede y debe coronar la inmensa pirámide
de la actividad humana" (4).
Como acto unificante de la proyección del hombre hacia Dios, la dimensión
contemplativa se manifiesta en la escucha y meditación de la Palabra de
Dios, en la participación de la vida divina que se nos transmite por los
sacramentos, muy especialmente la Eucaristía, en la oración litúrgica y
personal, en el deseo constante de Dios y la búsqueda de su voluntad, tanto
en los acontecimientos como en las personas, en la participación consciente
de su misión salvífica, en el don de si mismo a los demás por el
advenimiento del Reino. De ahí viene al religioso una actitud de continua y
humilde adoración de la presencia de Dios en las personas, acontecimientos
y cosas; una actitud que manifiesta la virtud de la piedad, fuente interior de
paz y portadora de paz en cualquier ambiente de vida y de apostolado.
Todo esto se realiza a través de una progresiva purificación interior, bajo la
luz y guía del Espíritu Santo, de modo que podamos encontrar a Dios en
todo y en todos para llegar a ser alabanza de su gloria (5).
La naturaleza misma de la vida consagrada resalta así como raíz profunda
que alimenta y unifica todos los aspectos de la existencia de los religiosos y
religiosas.
2. "El tema elegido para esta Plenaria - dijo el Santo Padre en su Mensaje
a los participantes - debe considerarse, por tanto, como de importancia
primordial. Y estoy seguro de que este encuentro vuestro proporcionará a
todos los religiosos un precioso estimulo para perseverar en el empeño de
dar a la faz del mundo el testimonio de la primacía de la relación del
hombre con Dios. Confortados por las indicaciones que saldrán de vuestro
encuentro romano, no dejarán de dedicar, con renovada convicción, un

1.3 Page 3

▲back to top
tiempo suficientemente largo a la oración ante el Señor para decirle su
amor y, sobre todo, para sentirse amados por El"(6).
3. La Plenaria, pues, dirigiendo su atención a este tema, dedica su reflexión
a los Institutos de vida activa y a los que son específicamente
contemplativos7 considerando también con particular benevolencia
aquellas nuevas formas de vida religiosa en que se advierte un anhelo
especial de vida contemplativa, expresando el deseo de que su fisonomía
dentro de la comunión eclesial al servicio de todo el Pueblo de Dios
aparezca delineada cada vez más claramente.
II
ORIENTACIONES PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA ACTIVA
A. Compenetración mutua entre acción y contemplación
4. ¿Qué acción?
No se trata, para el religioso y la religiosa, de una acción cualquiera. El
concilio habla de acción apostólica y caritativa"8 originada y animada por
el Espíritu Santo. Tan solo una acción de este género cabe dentro de la
naturaleza misma de la vida religiosa, en cuanto constituye un ministerio
sagrado y una obra particular de caridad que han sido confiados a los
religiosos por la Iglesia y han de ser ejercitados en su nombre9.
La característica propia de tal acción es el impulso de la caridad alimentada
en el corazón del religioso; el corazón, considerado como el santuario más
íntimo de su persona, en el cual vibra la gracia de la unión entre
interioridad y actividad.
Es urgente, pues, fomentar la conciencia personal y comunitaria del
manantial primario de la acción apostólica y caritativa, como participación
vivida de aquella misión (de Cristo y de la Iglesia) que tiene su origen en el
Padre y exige de todos aquellos que son enviados que expliciten la
percepción de su caridad en el diálogo de la oración10.
En el caso de los religiosos de vida apostólica, se trata de favorecer la
integración entre interioridad y actividad. En efecto, su primer deber es el
de estar con Cristo. Un peligro constante para los obreros evangélicos
consiste en dejarse implicar de tal forma en su propia actividad por el
Señor que se olviden del Señor de toda actividad 11.
5. La oración renovada.
La oración es el aliento indispensable de toda dimensión contemplativa: en
estos tiempos de renovación apostólica como siempre por lo demás,
cuando se trata de una tarea apostólica, el primer lugar se ha de dar a la
contemplación de Dios, a la meditación de su plan de salvación y a la
reflexión sobre los signos de los tiempos a la luz del Evangelio, de suerte
que la oración pueda alimentarse y crecer en calidad y en frecuencia 12.

1.4 Page 4

▲back to top
De este modo la oración, abierta a la realidad de la creación y de la historia,
se convierte en reconocimiento, adoración y alabanza constante de la
presencia de Dios en el mundo y en su historia, eco de una vida solidaria
con los hermanos, sobre todo con los pobres y los que sufren.
Pero esa oración, personal y comunitaria, se evidencia tan solo si el corazón
del religioso o religiosa alcanza un grado elevado de vitalidad y de
intensidad en el diálogo con Dios y en la comunión con Cristo Redentor del
hombre 13.
Por eso, en el ritmo a veces fatigoso de las tareas apostólicas, la oración
personal y comunitaria habrá de tener sus momentos cotidianos y
semanales cuidadosamente elegidos y suficientemente prolongados. Esos
momentos se completarán con experiencias más intensas de recogimiento y
de oración realizadas mensual y anualmente 14.
6. La naturaleza misma de la acción apostólica y caritativa.
La naturaleza misma de la acción apostólica y caritativa encierra una
riqueza propia que alimenta la unión con Dios; es preciso acrecentar cada
día su conocimiento y profundización.
El ser conscientes de esta realidad hará que religiosos y religiosas
santifiquen de tal modo sus actividades que se conviertan en fuente de
comunión con Dios, a cuyo servicio están consagrados por un titulo nuevo
y especial15.
Por otra parte, la valorización de la espiritualidad apostólica concreta del
propio Instituto ayudará aún más a percibir la riqueza santificante contenida
en todo ministerio eclesial 16.
La misión de la Iglesia, a la cual los Consejos evangélicos hacen participar
de modo especial17 no puede consistir, en efecto, en una actividad
únicamente exterior. Por su misma naturaleza, su misión no es otra que la
misión de Cristo mismo, continuada en la historia del mundo. Por lo tanto,
consiste principalmente en participar en la obediencia de Aquel18 que se
ofreció a si mismo al Padre por la vida del mundo19.
7. El cuidado constante de los medios apropiados.
El cuidado constante de los medios que favorecen la dimensión
contemplativa es una con secuencia ineludible de la fidelidad a las
exigencias teologales de toda vida religiosa, según la índole propia de cada
Instituto.
Entre los medios que se han de tener más en cuenta, algunos tienen relación
directa y especial con las exigencias de una armonización profunda entre la
dimensión activa y la contemplativa.
Por eso esta Plenaria les dedica estas orientaciones, pidiendo a los
responsables de los Institutos y a cada religioso y religiosa que les presten

1.5 Page 5

▲back to top
la debida atención.
B. Cuidado renovado de la vida en el Espíritu Santo
8. La Palabra de Dios.
La escucha y la meditación de la Palabra de Dios son el encuentro cotidiano
con la ciencia sobreeminente de Jesucristo20.
El Concilio exhorta con ardor e insistencia a todos los fieles, sobre todo a
los religiosos, a aprender esta sublime ciencia21.
Pero este empeño, personal y comunitario, por alimentar con mayor
abundancia la vida espiritual con un tiempo más prolongado consagrado a
la oración mental22 cobrará eficacia y actualidad incluso apostólica, si la
palabra es acogida, no solamente en su riqueza objetiva, sino también en la
historia concreta que vivimos y a la luz del Magisterio de la Iglesia.
9. El centralismo de la Eucaristía.
La celebración de la Eucaristía y la intensa participación en ella, en cuanto
fuente y cima de toda la vida cristiana23 forman el centro insustituible y
animador de la dimensión contemplativa de toda comunidad religiosa (24).
- Por eso los religiosos sacerdotes darán un lugar preeminente a la
celebración cotidiana del Sacrificio Eucarístico.
- Cada religioso y religiosa tomará parte activa en el Santo Sacrificio (25)
todos los días, teniendo en cuenta las situaciones concretas en las cuales
viven y trabajan sus respectivas comunidades.
Se recomienda insistentemente esa participación más perfecta mediante la
cual los fieles, tras la Comunión del Sacerdote, reciben el Cuerpo del
Señor consagrado durante el Sacrificio mismo26.
El empeño en participar cotidianamente (en el Sacrificio Eucarístico)
ayudará a los religiosos a renovar cada día la ofrenda de si mismos al
Señor.
Reunidas en el nombre del Señor, las comunidades religiosas tienen como
su centro natural la Eucaristía; por lo tanto es natural que se agrupen
visiblemente en torno a un oratorio en el cual la presencia del Santísimo
Sacramento expresa y realiza aquello que debe ser la misión principal de
toda familia religiosa27.
10. Celebración renovada del Sacramento de la Penitencia.
El Sacramento de la Penitencia, que restaura y revigoriza el don
fundamental de la conversión recibido en el Bautismo28 desempeña una
función particularmente intensa en el desarrollo de la vida espiritual. No
hay dimensión contemplativa sin conciencia personal y comunitaria de

1.6 Page 6

▲back to top
conversión.
Con el Decreto del 8 de diciembre de 1970, esta Sda. Congregación insistía
en ello, llamando la atención de los religiosos, y especialmente de los
Superiores, sobre los medios necesarios para la adecuada valorización de
este Sacramento29.
Los Padres de la Plenaria insisten nuevamente en:
una conveniente y regular frecuencia personal;
la dimensión eclesial y fraternal a la cual la celebración de este
Sacramento da mayor relieve cuando se realiza con rito
comunitario30, permaneciendo la Confesión como acto siempre
personal.
11. La dirección espiritual.
También la dirección espiritual en sentido estricto merece recobrar su
propia función en el desarrollo espiritual y contemplativo de las personas.
De hecho, nunca podrá ser sustituida por inventos psíquico-pedagógicos.
Por eso aquella dirección de conciencia, para la cual Perfectae caritatis14
reclama la debida libertad, habrá de ser facilitada por la disponibilidad de
personas competentes y calificadas.
Tal disponibilidad será ofrecida ante todo por los sacerdotes, pues ellos, por
su misión pastoral específica, promoverán su estima y participación
fructuosa. Pero también los otros superiores y formadores, consagrándose
al cuidado de cada una de las personas que les han sido confiadas,
contribuirán, si bien de otra manera, a guiarlas en el discernimiento y la
fidelidad a su vocación y misión.
12. Liturgia de las Horas.
El Oficio Divino en cuanto oración pública de la Iglesia, es fuente de
piedad y alimento de la oración personal 31. Está ordenado a santificar el
entero curso del día32 .
El fervor con que las comunidades religiosas han respondido a la
exhortación de la Iglesia para que los fieles de todo estado se unieran con
ella en la celebración de la Alabanza divina, demuestra hasta qué punto han
comprendido la importancia de participar así más íntimamente a la vida de
la Iglesia33.
Del interés y de la fidelidad que todos los religiosos dediquen al Oficio
Divino, incluso la dimensión contemplativa de su vida recibirá motivos
constantes de inspiración y de acrecimiento.
A tal fin, se podría valorizar en mayor grado la riqueza espiritual contenida
en el Oficio de las Lecturas.

1.7 Page 7

▲back to top
13. La Virgen María.
La ejemplaridad de la Virgen María para toda vida consagrada y para todos
aquellos que participan en la misión apostólica de la Iglesia34 adquiere una
luz particular cuando se presenta en las actitudes espirituales que la han
caracterizado:
- María, la Virgen en escucha; María, la Virgen en oración35 se ofrece
como modelo excelentísimo de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad
y de la perfecta unión con Cristo36, es decir, de aquella disposición interior
con la cual la Iglesia, esposa amante, se halla estrechamente unida a su
Señor, lo invoca y, por mediación suya, rinde culto al Padre Eterno37. Ella,
intrépida, en pie junto a la cruz del Señor, enseña la contemplación de la
Pasión.
Al reavivar el culto hacia Ella, siguiendo las enseñanzas y la tradición de la
Iglesia38, los religiosos y religiosas encuentran el camino seguro que guía y
fortalece la dimensión contemplativa de toda su vida.
La vida contemplativa de los religiosos estaría incompleta si no se
orientase a un amor filial hacia Aquella que es Madre de la Iglesia y de las
almas consagradas.
Este amor a la Virgen se manifestará con la celebración de sus fiestas y,
especialmente, con las oraciones cotidianas en su honor, sobre todo con el
Rosario. Es una tradición secular para los religiosos la de rezar
diariamente el Rosario y, por lo tanto, no es inútil recordar la oportunidad,
la fragancia, la eficacia de semejante oración, que propone a nuestra
meditación los misterios de la vida del Señor39.
14. Indispensabilidad de la ascesis personal y comunitaria.
Para la cotidiana "conversión al Evangelio" se requiere constantemente una
ascesis generosa40. Esta resulta, por tanto, indispensable también para la
dimensión contemplativa de toda vida religiosa.
Por eso las comunidades religiosas deben presentarse en la Iglesia como
comunidades orantes a la vez que penitentes41, recordando la orientación
conciliar según la cual la penitencia no ha de ser solamente interna e
individual sino también externa y social42 .
De este modo, los religiosos darán también testimonio de la relación
misteriosa existente entre la renuncia y la alegría, entre el sacrificio y la
amplitud de corazón, entre la disciplina y la libertad espiritual43. En
particular, el crecimiento de la dimensión contemplativa ciertamente no
puede conciliarse, por ejemplo, con el uso indiscriminado y a veces
imprudente de los medios de comunicación social, con un activismo
exagerado y extrovertido o con un clima de disipación que contradiga las
aspiraciones más profundas de toda vida consagrada: la búsqueda de la
intimidad con Dios lleva consigo la necesidad verdaderamente vital de un
silencio de todo el ser, tanto para aquellos que han de encontrar a Dios

1.8 Page 8

▲back to top
incluso en el tumulto, como para los contemplativos44.
Para llegar a tanto, necesitan el silencio de todo su ser, y esto requiere
zonas de silencio efectivo y una disciplina personal, para facilitar el
contacto con Dios45.
Todos estos medios hallarán aplicación más adecuada y fecunda si son
acompañados del ejercicio personal y comunitario del discernimiento
evangélico, de una revisión periódica y seria de las actividades, del
entrenamiento ininterrumpido en la interpretación cada vez más profunda
del significado sacramental de la realidad cotidiana (sucesos, personas,
cosas) con la finalidad explícita de no dejar caer nunca la actividad de la
religiosa o religioso desde su nivel eclesial a una simple praxis horizontal y
temporalista.
C. Animación comunitaria
15. La comunidad religiosa.
La comunidad religiosa es en si misma una realidad teologal, objeto de
contemplación: como familia unida en el nombre del Señor46 es por
naturaleza propia, el lugar en donde la experiencia de Dios debe poder
alcanzarse particularmente en su plenitud y comunicarse a los demás.
La acogida fraternal recíproca en la caridad contribuye a crear un ambiente
capaz de favorecer el progreso espiritual de cada uno47.
Por eso precisamente los religiosos necesitan un "lugar de oración" dentro
de sus propias casas, lugar donde la cotidiana tensión hacia el encuentro
con Dios, fuente de comunión en la caridad, halle constante aliciente y
apoyo.
La presencia real del Señor Jesús en la Eucaristía devotamente custodiada y
adorada, será para ellos la señal viviente de una comunión que se construye
cada día en la caridad.
16. El Superior en la comunidad.
El Superior desempeña en la comunidad un papel de animación48
simultáneamente espiritual y pastoral en conformidad con la "gracia de
unidad" propia de cada Instituto49.
Aquellos que son llamados a ejercer el ministerio de la autoridad deben
comprender y ayudar a comprender que, en esas comunidades de
consagrados, el espíritu de servicio hacia todos los hermanos se convierte
en expresión de la caridad con la cual Dios los ama50.
Este servicio de animación unitaria requiere, por lo tanto, que los superiores
y superioras no se muestren ni ajenos y desinteresados frente a las
exigencias pastorales, ni absorbidos por tareas simplemente
administrativas, sino que se sientan y sean considerados en primer lugar
como guías para el desarrollo simultáneo, tanto espiritual como apostólico,

1.9 Page 9

▲back to top
de todos y cada uno de los miembros de la comunidad.
D. La dimensión contemplativa en la formación
17. La formación religiosa.
La formación religiosa en sus diversas fases, inicial y permanente, tiene por
objetivo principal calar a los religiosos en la experiencia de Dios y
ayudarlos a perfeccionar progresivamente esa experiencia en su propia
vida. A tal fin es necesario que el apostolado mismo sea puesto de relieve
debidamente51. La meta principal que se habrá de perseguir en los
Institutos de vida activa será la mutua permeabilidad entre interioridad y
actividad, de modo que la conciencia de cada uno cultive la primacía de la
vida en el Espíritu Santo52 del cual brota la gracia de unidad propia del
amor de caridad.
La dimensión fuertemente eclesial de la vida religiosa53 exige que la
formación en todos sus aspectos se realice en profunda comunión con la
Iglesia universal. De esta manera, cada religioso podrá vivir su vocación de
modo concreto y eficaz en la Iglesia local y para la Iglesia local a la que es
enviado según la misión de su Instituto.
Vosotros sois - ha dicho el Papa - por vuestra misma vocación, para la
Iglesia universal, a través de vuestra misión en una Iglesia local
determinada. Vuestra vocación para la Iglesia universal se realiza, por
tanto, dentro de las estructuras de la Iglesia local. Es preciso hacer todo lo
posible para que la vida consagrada se desarrolle en las diversas Iglesias
locales, a fin de que contribuya a la edificación espiritual de las mismas y
llegue a constituir su fuerza peculiar. La unidad con la Iglesia universal a
través de la Iglesia local: éste es vuestro camino54.
l 8. La profundización de la índole propia.
El conocimiento de la índole propia55 del Instituto al que se pertenece es
un elemento esencial de la formación para la dimensión contemplativa.
Desde este punto de vista, es también importante seguir aquel principio
general de renovación que el Perfectae Caritatis define como retorno
continuo a las fuentes.
19. Una sólida formación intelectual.
Una sólida formación intelectual que responda a los objetivos de la
vocación y a la misión del propio Instituto, ha de considerarse también
como base de una vida de oración y contemplación rica y equilibrada. Por
eso el estudio y la actualización se recomiendan como factores de una sana
renovación de la vida religiosa en la Iglesia y a favor de la sociedad de
nuestro tiempo56: la programación de los estudios tenga por objetivo no
una mal entendida realización de si mismo para alcanzar metas
individuales, sino la satisfacción de las exigencias apostólicas de la
Familia religiosa, en armonía con las necesidades de la Iglesia57.

1.10 Page 10

▲back to top
20. La exigencia de cualidades adecuadas en los formadores.
Resulta, pues, evidente la exigencia de cualidades apropiadas para aquellos
que asumen responsabilidades de formación:
capacidad humana de intuición y comprensión;
amplia experiencia de Dios y de oración;
sabiduría nacida de una atenta y prolongada escucha de la Palabra
de Dios;
amor a la Liturgia y comprensión del papel que desempeña en la
educación espiritual y eclesial;
necesaria competencia cultural;
disponibilidad de tiempo y de buena voluntad para dedicarse al
cuidado personal, no solamente del grupo, sino también de cada
candidato.
E. Promoción de la dimensión contemplativa en las Iglesias locales
21. El Obispo perfeccionador de su grey.
El ministerio pastoral del Obispo, fundamentalmente dirigido hacia la
santificación de la Iglesia que le ha sido confiada, pone de relieve la misión
que le incumbe de conducir su grey a la perfección, cuidándose de hacer
progresar en el camino de la perfección a sacerdotes, religiosos y laicos,
de acuerdo con la vocación particular de cada uno58.
Por esta razón los pastores de las Iglesias locales se considerarán, sobre
todo en la promoción de la vida de oración y de la dimensión
contemplativa, los perfeccionadores de sus hermanos59 según la vocación
de cada uno y así mismo los testigos de su propia santificación personal60.
- Desde esta perspectiva adquiere mayor relieve su preocupación pastoral
por las vocaciones, incluso para las diversas formas de vida consagrada61 a
la vez que su solicitud porque no falte la asistencia espiritual en las
comunidades ya existentes.
- Por otra parte, favoreciendo la comprensión y estima de la vida religiosa,
antes y más que de las obras llevadas a cabo por los diversos Institutos, el
Obispo facilitará una colaboración más espontánea y provechosa entre el
clero y los religiosos62. De tal suerte, quedará también mejor asegurada la
preparación de sacerdotes capacitados, en su ministerio pastoral, para
sostener y acompañar la vida espiritual y apostólica de religiosas y
religiosos, de acuerdo con la naturaleza de la vida religiosa misma y la
finalidad de cada Instituto.
En cuanto a las religiosas, deben poder encontrar en el clero los
confesores y directores espirituales capaces de ayudarlas a comprender
mejor y a mejor vivir su consagración. Por otra parte, la influencia del
sacerdote suele ser determinante en muchas ocasiones, cuando se trata de
facilitar el descubrimiento y el desarrollo sucesivo de la vocación religiosa
63.

2 Pages 11-20

▲back to top

2.1 Page 11

▲back to top
A este fin, aparece necesario, ya desde los años de formación en el
seminario, el estudio de la vida consagrada en sus diferentes formas y bajo
sus diversos aspectos, para lograr una preparación eclesial completa del
clero diocesano64.
22. La inserción eclesial de los religiosos.
Los religiosos y religiosas, por su parte deben dar testimonio de su
pertenencia efectiva y cordial a la familia diocesana65. y ello, no solamente
haciéndose disponibles, según su carisma, a las exigencias de la Iglesia
local66, sino también ofreciendo su experiencia espiritual a los sacerdotes
diocesanos y facilitando, para todos los fieles, los encuentros de oración.
Hay también un problema particular, cuya importancia merece hoy
señalarse: se trata de la estrecha relación existente entre Institutos
religiosos y Clero en relación a la dimensión contemplativa que debe tener
toda vida de consagración al Señor como parte constitutiva fundamental.
Los sacerdotes seculares tienen necesidad de encontrar en la
contemplación la fuerza y el apoyo necesarios para su apostolado. Como
en el pasado, debe ser normal que encuentren para esto un apoyo en
religiosos experimentados, así como en monasterios dispuestos a acogerlos
para los Ejercicios Espirituales y para períodos de recogimiento y de
renovación personal67.
Además, su participación en las iniciativas de oración, promovidas por la
Iglesia local misma, podrá contribuir a acrecentar y enriquecer la vida
espiritual de toda la comunidad cristiana68.
23. Corresponsabilidad y armonía en la colaboración.
En las Iglesias locales, la corresponsabilidad y la armonía en la
colaboración recibirán una ayuda valiosa, incluso en lo que se refiere al
desarrollo espiritual, de los contactos periódicos entre el Obispo y los
responsables de los Institutos religiosos en la diócesis, así como de la
creación y buen funcionamiento de organismos adecuados a nivel de
Conferencia Episcopal y de Conferencias de Religiosos y Religiosas69.
III
ORIENTACIONES PARA LOS INSTITUTOS ESPECÍFICAMENTE
CONTEMPLATIVOS
24. Importancia de tales Institutos.
La Plenaria, reconociendo el valor fundamental de los Institutos, tanto
masculinos como femeninos, consagrados a la vida específicamente
contemplativa, expresa con júbilo especial su estima y agradecimiento por
lo que ellos representan en la Iglesia. En efecto, la Iglesia, por su misma
naturaleza, posee la característica de ser fervorosa en la acción y entregada
a la contemplación, de modo que lo que en Ella es humano sea ordenado y
subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción a la
contemplación70. Convencida de la función particular de gracia que

2.2 Page 12

▲back to top
incumbe a tales Institutos en el Pueblo de Dios, los exhorta a seguir
aportando fielmente la contribución de su vocación y de su misión
específica a la Iglesia universal y a las Iglesias locales en las que se
encuentran incorporados.
Los exhorta a conservar y a alimentar su rico patrimonio espiritual y
doctrinal contemplativo, que constituye un llamamiento y un don al mundo
y también una respuesta a los hombres que en nuestros días buscan con
ansia, incluso fuera de la tradición cristiana, métodos y experiencias
contemplativas no siempre auténticas.71
25. Actualidad de la vida específicamente contemplativa.
Los que son llamados a la vida específicamente contemplativa son
reconocidos como uno de los tesoros más valiosos de la Iglesia. Gracias a
un carisma especial, han elegido la mejor parte72, esto es, la de la oración,
el silencio, la contemplación, el amor exclusivo de Dios y la dedicación
total a su servicio... La Iglesia cuenta muchísimo con su aportación
espiritual73.
Por eso a pesar de la urgente necesidad de apostolado activo, aquellos
Institutos conservan siempre un lugar preeminente en el Cuerpo Místico de
Cristo... En efecto, sus miembros ofrecen a Dios un eximio sacrificio de
alabanza y, produciendo frutos abundantísimos de santidad, son un honor y
un ejemplo para el Pueblo de Dios que acrecientan con misteriosa
fecundidad.
En consecuencia, deben vivir con realismo el misterio del "Desierto" al
cual su "Exodo" les ha conducido. Es el lugar en donde, a pesar de la
lucha contra la tentación, el cielo y la tierra - según la tradición - se
juntan, en el cual el mundo, tierra árida, se vuelve paraíso... y la
humanidad misma alcanza su plenitud74.
Por eso se puede decir que si los contemplativos están en cierto modo, en el
corazón del mundo, se hallan mucho más en el corazón de la Iglesia75.
Aún más, Ad Gentes ha afirmado incluso que la vida contemplativa
significa la pertenencia a la plenitud de la presencia de la Iglesia y ha
exhortado a instaurarla en todas partes precisamente en las misiones76.
26. El misterio apostólico de estos Institutos.
La vida de estos Institutos, modo particular de vivir y expresar el misterio
pascual de Cristo, que es una muerte para la vida77 es un misterio especial
de gracia que muestra el rostro más santo de la Iglesia, comunidad orante
que, con su esposo Jesucristo, se inmola por amor, para gloria del Padre y
salvación del mundo.
Por lo mismo, su apostolado primordial y fundamental consiste en su
misma vida contemplativa, porque tal es, según los designios de Dios, su
modo típico de ser Iglesia, de vivir en la Iglesia, de realizar la comunión
con la Iglesia, de cumplir una misión dentro de la Iglesia. Es en esta
perspectiva, en el pleno respeto de la función apostólica primordial de la

2.3 Page 13

▲back to top
vida misma en virtud de la cual deben soli Deo vacare78, como, respetando
las leyes de la clausura y las normas establecidas al respecto, pueden
abrirse - con toda fidelidad al espíritu propio y a las tradiciones de cada
familia religiosa - a unas experiencias de ayuda y de participación, por
medio de la oración y de la vida espiritual, en beneficio de los que viven
fuera79.
27. Necesidad de una formación adecuada.
Se insiste en la necesidad de una formación inicial y permanente adecuada
a la vocación y vida de búsqueda contemplativa de Diosen la soledad y el
silencio, en la oración continua y en la intensa penitencia80, en el serio
empeño de fundamentar tal formación sobre bases bíblicas, patrísticas,
litúrgicas, espirituales y de preparar formadores y formadoras idóneos para
tal función.
Merecen particular atención las Iglesias jóvenes y los monasterios aislados
y desprovistos de ayudas especiales o de medios adecuados a este fin. En
colaboración con la Sagrada Congregación para la Evangelización de los
Pueblos y con la Sagrada Congregación para las Iglesias Orientales, se
deberán estudiar modos y medios de procurar a esos monasterios una ayuda
válida en el campo de la formación (Equipos de formación, libros, cursos
por correspondencia, cintas magnetofónicas, cassettes, discos, ...).
28. Estima y delicadeza en las relaciones.
Las relaciones del Obispo con los monasterios contemplativos, de los
cuales es pastor, guía y padre, relaciones ya subrayadas en una Plenaria
anterior, requieren que el estudio de los varios aspectos de esta cuestión sea
continuado, de manera que, con la ayuda de la Sagrada Jerarquía, la
presencia y la misión de esos monasterios en las Iglesias particulares
constituya realmente una gracia, reflejo de la diversidad de los carismas, al
servicio de todo el Pueblo de Dios.
En consecuencia, el parecer de la Plenaria es que los Obispos procuren
promover entre los sacerdotes, ya desde el seminario81, y entre los fieles, el
conocimiento y la estima de la vida específicamente contemplativa. Pues
esta vida no hace de los que a ella son llamados unos extraños a la
humanidad... En la soledad en la cual se consagran a la oración, los
contemplativos no olvidan nunca a sus hermanos. Si ellos están como
arrancados del mundo y de la Iglesia, no es en busca de una comodidad y
tranquilidad personal, sino para participar más universalmente en sus
trabajos, en sus dolores, en sus esperanzas82.
29. La clausura papal.
La Plenaria expresa su estima hacia los monasterios de Religiosas de
clausura papal. Si la separación del mundo pertenece a la esencia de la vida
contemplativa, esta clausura constituye un signo y un medio excelente para
realizar esta misma separación en conformidad con el espíritu de los
diversos Institutos.

2.4 Page 14

▲back to top
Por eso la misma Plenaria, mientras repite la invitación del Concilio
Vaticano II a una justa renovación de las normas, que tenga en cuenta las
condiciones particulares de los tiempos y de los lugares83, exhorta
vivamente a estos monasterios a conservar fielmente, según los varios
carismas y las tradiciones de los diversos Institutos, su especial separación
del mundo, instrumento muy apropiado para la promoción de la vida
contemplativa.
CONCLUSIÓN
30. La dimensión contemplativa es el verdadero secreto de la renovación de
toda vida religiosa: renueva vitalmente el seguimiento de Cristo, porque
conduce a un conocimiento experimental de El, conocimiento necesario
para poder darle auténtico testimonio, testimonio de quien le ha oído, le ha
visto con los propios ojos, le ha contemplado, le ha tocado con las propias
manos84.
Cuanto más se abra el religioso a la dimensión contemplativa, más atento se
volverá a las exigencias del Reino, desarrollando intensamente su
interioridad teologal, pues observará los sucesos con esa mirada de la fe
que lo ayudará a descubrir por doquier la intención divina. Tan sólo el que
vive esta dimensión contemplativa sabe descubrir los designios salvíficos
de Dios en la historia y puede tener capacidad suficiente para realizarlos
con eficacia y equilibrio.
Vuestras casas han de ser, por encima de todo, centros de oración, de
recogimiento, de diálogo - personal y sobre todo comunitario - con Aquel
que es y debe seguir siendo el primer y principal interlocutor en la
trabajosa sucesión de vuestras jornadas. Si sabéis alimentar este clima de
intensa y amorosa comunión con Dios, os será posible llevar adelante sin
tensiones traumáticas o peligrosas desbandadas, esa renovación de la vida
y de la disciplina a la cual el Concilio Ecuménico Vaticano II os ha
comprometido85.
Eduardo Card PIRONIO,
Pref.
+ Agustín MAYER, O.S.B.,
Secr.
NOTAS
1. Cf. Jn. 14,8.
2. Cf. 1. Jn. 1,1-13.
3. 1 Cor. 2,10.
4. Pablo VI, discurso del 7.12.1965.

2.5 Page 15

▲back to top
5. Ef. 1,6.
6. Cf. Informationes SCRIS 1980, pp. 7-12. En el mismo número se ha
publicado toda la documentación de la Plenaria de 1980.
7. Cf. PC 7-8.
8. PC 8.
9. ib.
10. MR 16.
11. Mensaje del Papa a la Plenaria, 2.
12. MR 16.
13. Cf. PC 8; ET 10; 42.
14. Cf. Sínodo de los Obispos, 71, AAS p. 913-914.
15. LG 44.
16. Cf. LG 41; PC 14; OT 9.
17. LG 44.
18. Heb. 5,8.
19. MR 15.
20. PC 6; ES II, 16,1.
21. DV 25.
22. Cf. ES II, 21.
23. LG 11.
24. Cf. PC 6; ET 47-48.
25. Cf. SC 48.
26. SC 55; cf. ET 47; Sínodo de los Obispos 1971.
27. Mensaje del Papa a la Plenaria, 2; cf. 48. Para que los religiosos y
religiosas comprendan mejor y valoricen más profundamente el "misterio y
culto de la Sma. Eucaristía" les será muy útil releer y meditar la Carta
enviada por Juan Pablo II a todos los Obispos de la Iglesia en ocasión del
Jueves Santo 1980.
Igualmente, sobre todo cuando se trate del aspecto formativo, será

2.6 Page 16

▲back to top
necesario tomar en seria consideración la Instrucción de la Sda.
Congregación para la Educación Católica acerca de la formación litúrgica
en los Seminarios del 3 de Junio de 1980 y la Carta circular del mismo
Dicasterio del 6 de enero 1980 acerca de algunos aspectos de la formación
espiritual en los Seminarios.
Cf. también la Instr. de la Sda. Congregación para los Sacramentos y el
Culto Divino Inaestimabile donum del 3 de abril de 1980.
28. Const Paenitemini, AAS. (1966), p. 180.
29. Cf. AAS (1971) p. 318-319.
30. Cf. LG 11; Const. Paenitemini, I, 1 c.
31. SC 90.
32. SC 84.
33. Cf. ES II, 20.
34. ET 56; LG 65.
35. Marialis Cultus, 17-18; AAS (1974), 128-129.
36. LG 63.
37. Marialis Cultus, 16.
38. LG 66-67; Marialis Cultus, 2 y 3 parte.
39. Mensaje del Papa a la Plenaria, 2.
40. Cf. Const. Paenitemini, II-III, 1,c; Mc. 1,15.
41. Cf ES II,22.
42. SC 110.
43. ET 29.
44. ib. 46.
45. Mensaje del Papa a la Plenaria, 2.
46. PC 15; cf. Mt. 18,20.
47. ET 39.
48. MR 13.

2.7 Page 17

▲back to top
49. Cf. PC 8.
50. PC 14.
51. MR. 27.
52. ib.4.
53. LG 44; ET 50; MR 10.
54. Juan Pablo II a los Superiores generales 24.11.1978.
55. MR 11.
56. PC 2,c-d; ES II,16.
57. MR 26.
58. CD. 15; cf. MR 7.
59. MR 7, 28.
60. ib. 9,d.
61. MR 32.
62. Cf. MR 37.
63. Mensaje del Papa a la Plenaria, 4.
64. Cf. MR 30,a; ib. 49,1.
65. CD 34.
66. ib. 35; cf. MR passim.
67. Mensaje del Papa a la Plenaria, 4.
68. Cf. MR 24, 25.
69. Cf. CD 35, 5-6; ES II, 42-43; ET 50; MR 29, 36, 50, 54, 56, 59, 62, 65.
70. SC 2.
71. Mensaje del Papa a la Plenaria, 3.
72. Lc. 10, 42.
73. Mensaje del Papa a la Plenaria, 3.
74. VS III, AAS (1969), p.681.

2.8 Page 18

▲back to top
75. ib.
76. A.G. 18. 40.
77. VS I.
78. PC 7.
79. Cf. MR 25.
80. PC 7.
81. Cf. O.T. 19; M.R. 30,b.
82. VS III.
83. Cf. PC 16.
84. Cf. 1 Jn 1,1; Fil, 3,8.
85. Juan Pablo II, Discurso del 24.11.1978.
INDICE
LA DIMENSIÓN CONTEMPLATIVA DE LA VIDA RELIGIOSA
Introducción
I. - DESCRIPCIÓN DE LA DIMENSIÓN CONTEMPLATIVA
II. - ORIENTACIONES PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA ACTIVA
A) Compenetración mutua entre acción y contemplación
B) Cuidado renovado de la vida en el Espíritu Santo
C) Animación comunitaria
D) La dimensión contemplativa en la formación
E) Promoción de la dimensión contemplativa en las Iglesias locales
III. - ORIENTACIONES PARA LOS INSTITUTOS ESPECÍFICAMENTE
CONTEMPLATIVOS
Conclusión