CGXXI_Coadjutor-es


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IC G 21 424/4.0.41 1
Documento 2
EL SALESIANO
COADJUTOR
Una vocaci6n de «religioso laico»
al servicio de la misi6n salesiana

1.2 Page 2

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176
Documentos capitulares CG21
SUMARIO
Introducción ... ... ... ... ... ... ... ... ... 166-170
l. El se en la comunidad salesiana ... 171-196
1.1
1.2
RLtiaadsagadoccsvioófcnuancadipoaonmastelóndltieacllaessededl.e..sel..a.
iden-
... ...
... ...
172-180
181-185
se 1.3
Algunos rasgos de la vida espiri-
tual del ... ... ... ... ... ...
186-191
1.4 Participación en la vida y en el
gobierno de la Congregación ... ... 192-193
1.5 Esencial correlación entre el SC y
el SP ... ... ... ... ... ...
194-196
2. La Congregación Salesiana y el se
197-198
3. El servicio del Superior Salesiano y
el se ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 199-205
3.1 El problema ... ... ... ... ... ... ... 199
3.2 La reflexión y las deliberaciones
del CGE ... ... ... ... ... ... ... ... 200
3.3 El Congreso Mundial Salesiano
Coadjutor y los CI 77 ... ...
201-202
3.4 El CG21 ... ... ... ... ... ... ...
203-205
4. Orientaciones operativas ... ... ... ... 206-211

1.3 Page 3

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INTRODUCCION
El grande corazón de Don Bosco habría querido 166
salvar el mundo entero: por eso buscó constante-
mente colaboradores que le ayudasen a realizar su
sueño apostólico. Los primeros fueron sus mismos
jóvenes; vinieron luego sacerdotes, clérigos y laicos.
Algunos de ellos llegaron a ser sus salesianos «sa-
cerdotes, clérigos y laicos» previstos y queridos por
la primera redacción, manuscrita, de sus Reglas
(1858-60) l,
A los Salesianos Coadjutores (SC) Don Bosco les
confió una gama vastísima de actividades: un es-
pecífico camino de santidad en la prestación de di-
versos servicios a la Comunidad; responsabilidades
administrativas y dirección de algunos sectores; co-
metidos educativos y apostólicos; actividades de
evangelización en tierra de misión. Veía la necesi-
dad y la riqueza de su presencia en la Congregación,
participando en la obra apostólica de la comunidad
en ocupaciones más propias del laico que del sa-
cerdote, y en la posibilidad de dar un testimonio
cristiano y de aportar su obra evangelizadora allí
donde el sacerdote resultaba inoportuno o no podía
llegar 2•
Este primer siglo de historia de la Congregación
testimonia el progresivo, y no siempre fácil, reali-
zarse de la intuición de Don Bosco en formas siem-
pre más ricas, diversas y profundas.
'
El CG19 (1965), atento a la nueva sensibilidad y 167
a las nuevas exigencias de la Iglesia en Concilio,
afrontó el estudio de la figura del SC, subrayando
su original y característica realidad. Recordó que
es «un elemento constitutivo de la Sociedad sale-
siana (... ), la cual, sin Coadjutores, no sería la que
quiso Don Bosco» 3; proveyó a una inserción más
1 MB V 937.
2 MB XII 152, 823; XIV 394, 783; XV 312-314.
ª ACS 244, p, 75.

1.4 Page 4

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178
Documentos capitulares CG21
viva del mismo en la vida de la Congregación 4; se
interesó por su formación cada vez más comple-
tas, «pidiendo» a los organismos competente's que
se encarguen de que prosiga el estudio de la par-
ticular vocación y realidad del Coadjutor Salesia-
no bajo el aspecto teológico, espiritual, jurídico,
histórico y apostólico, con el fin de elaborar una
doctrina y una espiritualidad del Hermano laico» 6.
168 El CGE (1971), llamado a definir de manera re-
novada la identidad global de la Congregación, tra-
tó del SC en el contexto de la misión salesiana ac-
tuada por la comunidad religiosa. Hablando de los
corresponsables de nuestro misión, afirmó la com-
plementariedad de funciones, cohesión y correspon-
sabilidad fraterna entre todos los miembros con
miras a los objetivos pastorales propuestos. Así
pues, delineó la identidad del SC, su vocación di-
vina y original, su participación en todas las for-
mas educativas y pastorales salesianas no ligadas
al ministerio sacerdotal, su papel integrante e in-
sustituible para el éxito del trabajo común 1. Con-
cluyó con algunas orientaciones operativas, en las
que, entre otras cosas, se afirma: «El más impor-
tante y decisivo trabajo por realizar, sigue siendo
la sensibilización o mentalización, como se dice, de
toda la Congregación sobre el Coadjutor Salesia-
no» 8• A tal fin dispuso la organización de Congre-
sos inspectoriales, regionales y mundial 9.
169 El «Congreso Mundial Salesiano Coadjutor», ce-
lebrado en Roma del 31 de agosto al 7 de septiem-
bre de 1975, trató los siguientes temas: Identidad
del SC en sus aspectos históricos, teológicos, jurí-
dicos; su acción apostólica; su formación; propues-
ta de la vocación religiosa laical a los jóvenes de
la sociedad actual.
4 ACS 244, pp. 79-80.
6 ACS 244, pp. 82, 83, 84.
ª ACS 244, p. 80.
7 Const. 34; CGE 145-149.
8 CGE 184.
9 CGE 184.

1.5 Page 5

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El Salesiano Coadjutor
179
De este Congreso, junto a notables aportaciones
doctrinales, sobresalían también evidentes proble-
mas 10, sobre los cuales volvit;!ron a tratar un año
más tarde numerosos Capítulos Inspectoriales con·
vacados para la preparación del eG21. Estos pidie-
ron a este eG que recopilara orgánicamente los es-
tudios y reflexiones de los últimos años en busca
de una respuesta a los problemas todavía abier-
tos u.
Quizá la actual crisis vocacional, más sentida en
los coadjutores que en los sacerdotes, y las dificul-
tades de convivencia y colaboración que en ocasio-
nes surgen en las comunidades, son debidas tam-
bién a un conocimiento incompleto y, en consecuen-
cia, menor estima de la figura del se. «A diferencia
de la crisis del sacerdote, consistente en un vacío
y una deformación de su identidad, la esencia de
la crisis del se es de ignorancia de su identidad,
o, si queremos, proviene de un conocimiento ina-
decuado, limitado o acaso falseado. Ignorancia que,
por desgracia, hay que lamentar, a menudo, en los
salesianos sacerdotes y... quizá hasta en los mis·
mas hermanos coadjutores» 12.
El eG21 quiere afirmar, ante todo, la plena vali- 170
dez de esta vocación de religioso laico en todas las
expresiones queridas por Don Bosco y en las exi-
gidas por la misión salesiana hoy.
En segundo lugar, quisiera responder, al menos
en parte, a las esperanzas de la Congregación, con
una reconsideración de la figura del se en el cua-
dro del CGE y a la luz de la teología del Vaticano 11.
Este estudio, más que agotar el argumento, conti-
núa una reflexión y anima a intensificar su pro-
fundización en la línea abierta por el Concilio en
el campo de la teología de la vida religiosa, en ge-
neral, y de la vida religiosa laical, en particular.
Nuestro trabajo se sitúa así en la línea del tema
propuesto para el eG21: «Testimoniar y anunciar
1° CMSC pp. 545-554.
11 Sch. Free. 349-351.
12 CMSC p. 607.

1.6 Page 6

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Documentos capitulares CG21
el Evangelio», ya que el SC es componente indis-
pensable de la comunidad salesiana evangelizada y
evangelizadora, y, como tal, está llamado a ser siem-
pre y en todas partes auténtico testimonio y fiel
evangelizador.

1.7 Page 7

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El Salesiano Coadjutor
181
l. EL SALESIANO COADJUTOR
EN LA COMUNIDAD SALESIANA
Don Basca, en su afán de salvar a la juventud, no 171
se sirvió solamente de colaboradores esporádicos y
aislados, sino que, por inspiración del Espíritu
Santo, reunió a los más fieles y adictos en una
Congregación: por consiguiente, no serán los indi-
viduos en singular los que llevarán adelante su
mensaje, sino sus comunidades, «formadas de ecle-
siásticos y laicos», fraternal y profundamente inte-
grados entre sí 13• Por eso, sólo dentro de la comu-
nidad fraterna y apostólica puede ser estudiada y
valorada adecuadamente la dimensión exacta de
cada salesiano.
Al tratar de la identidad vocacional del SC, es
preciso partir de su condición de miembro de la
comunidad salesiana y tener ésta presente en todo
momento. En la comunidad él vive, se desarrolla,
testimonia su vocación; en ella revela, a sí mismo
y a los demás, su verdadera identidad.
1.1 Rasgos fundamentales de la identidad
vocacional del se
A primera vista, el SC aparece que no es un «ecle- 172
siástico» 14 ni tampoco simplemente un «laico» 1s: es
un bautizado llamado por Dios a darse totalmente
a El en Cristo, para servirle como «religioso laico»
en la Congregación salesiana. En ella y en comu-
nión con el salesiano sacerdote, realiza con el es-
píritu de Don Bosco la misión específica de promo-
ver la educación integral cristiana de los jóvenes,
especialmente los más pobres 16. Conviene examinar
más detalladamente algunos elementos.
1'l CMSC pp. 88-89; Constituciones manuscritas MB V, 397.
14 Cf LG 111, especialmente n. 28.
15 Cf LG 31.
10 Cf Const. 2-7, 9-10, 17-20, 40.

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182
Documentos capitulares CG21
1.1.1 Una vocación salesiana completa
y significativa
173 Dicen las Constituciones: «El cristiano, que entra
en la Sociedad como coadjutor, responde a una vo-
cación divina original: la de vivir la consagración
religiosa laical al servicio de la misión salesiana» 11.
Esta vocación es una realidad:
- concreta. Dios no llama a ser genéricamente
salesiano, sino que hace comprender, a veces
gradualmente, que la llamada es para reali-
zar el proyecto de Don Basca como religioso
laico;
- completa en sí misma. Dentro de la Congrega-
ción no existen dos grados distintos, ya que
el SC participa de todos los elementos que
componen la vocación salesiana: misión juve-
nil, comunión fraterna-apostólica, consagra-
ción religiosa, espíritu salesiano 18• Por consi-
guiente, participa de la misión a título propio,
y no derivado de otros 19;
- original. El SC es una «genial creación del gran
corazón de Don Bosco, inspirado por María
Auxiliadora» (Don Rinaldi) 20• Esta vocación,
por tanto, es característica respecto a otras:
dentro de la Iglesia, porque está al servicio de
la misión salesiana, y dentro de la Familia Sa-
lesiana, porque la .vive como religioso laico en
una comunidad con características propias he-
redadas del Fundador;
- significativa. Abarca todas las dimensiones de
la vida y ofrece la posibilidad de un completo
desarrollo de la propia personalidad.
17 Const. 37.
18 Cf PC 10.
19 Const. 3.
20 Cf ACS 40, p. 572.

1.9 Page 9

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El Salesiano Coadjutor
183
1.1.2 Que se injerta en la vocación cristiana
La vocación del SC es un desarrollo de la con- 174
sagración conferida por los sacramentos del bautis-
mo y de la confirmación, mediante la cual vive los
valores cristianos del pueblo de Dios: santificado y
enviado por Dios Padre para la salvación del mun-
do, participa de la misión y acción de Cristo pro-
feta, sacerdote y pastor, y se inserta así en la mi-
sión de la Iglesia de testimoniar y anunciar el Evan-
gelio.
En su vocación de religioso laico salesiano, el
SC asume también la actitud fundamental del cris-
tiano: conciencia de la común dignidad de hijos de
Dios y hermanos en Cristo, y de la común corres-
ponsabilidad en la edificación de su Cuerpo y de
la común vocación a la santidad; libertad evangé-
lica, que es don del Espíritu, vivo sentido de la per-
tenencia a la Iglesia local que preside el Obispo,
renovada presencia en la sociedad, y, en fin, soli-
daridad cristiana especialmente con los pobres, sen-
sibilidad y apertura a los «signos de los tiempos>i
y atención activa a las necesidades concretas 21.
1.1.3 Al servicio de la misión salesiana
Don Bosco consideró que, para realizar plena- 175
mente su misión de promoción humana y cristiana
entre los jóvenes pobres y abandonados, era nece-
sario la contribución del religioso laico.
La vocación hace a cada SC partícipante de la
misión salesiana confiada a la comunidad, y al mis-
mo tiempo corresponsable de su realización. Cada
SC «recibe una parte de la misión salesiana para
cumplir a título de miembro, y, por tanto, en ínti-
ma y estrecha solidaridad con sus hermanos. Por
eso, cualquier servicio, dentro de la comunidad,
aun no siendo un apostolado directo, participa de
dicha misión y es servicio y testimonio de dimen-
siones eclesiales» 22.
21 Cf CMSC pp.116-126.
22 Cf CGE 29.

1.10 Page 10

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184
Documentos capitulares CG21
1.1.4 Vivida y realizada en comunidad
176 El proyecto apostólico de Don Bosco es comuni-
tario. Por tanto, el SC recibe de Dios la vocación
salesiana con miras a su entrada en la comunidad,
y la vive dentro de ella, con conciencia de su co-
mún dignidad de hermano, como Don Bosco lo qui-
so y la tradición salesiana ha confirmado repetidas
veces 23. La fe y la caridad son el cimiento de esta
fraternidad salesiana caracterizada por el espíritu
de familia. Y este espíritu de familia crea en la
comunidad ese «clima de afecto correspondido, cu-
yos elementos esenciales son el aprecio y la con-
fianza recíprocos, que lleva al trato fraternal y a
la participación de bienes entre los hermanos» 24.
Participa en la comunión de oración, en la escu-
cha de la Palabra de Dios, en los sacramentos de
la Eucaristía y de la Reconciliación.
Toma parte corresponsablemente en la programa-
ción, actuación y revisión del proyecto apostólico
comunitario.
Es constantemente animado en la fidelidad a su
específica vocación y se hace, junto con sus her-
manos, signo de la nueva y definitiva fraternidad
instaurada por Cristo.
1.1.5 Con la profesión de los Consejos
evangélicos
177 El SC es consciente de que el empeño de santi-
ficación personal y la misión que se le ha confiado,
son superiores a las fuerzas humanas, pero sabe
también que el Señor, después de llamarle, con una
particular consagración que impregna. toda su vida
y su acción, lo habilita para ellas. Bajo la acción
del Espíritu, responde a la llamada de Dios ofre-
ciéndole la totalidad de su ser ·y de su obrar por
la salvación de los jóvenes.
23 Cf ACG XIX, pp. 75-78; ACGE 146.
24 ACGE 499.

2 Pages 11-20

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2.1 Page 11

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El Salesiano Coadjutor
185
Expresa este compromiso en los votos religiosos,
con los cuales testimonia su modo de ser discípulo
de Cristo, y anuncia la vida nueva y la futura re-
surrección. La profesión de los Consejos evangéli-
cos constituye un elemento esencial de su ser sa-
lesiano 25.
El SC descubre también en la profesión religiosa
un profundo lazo de unión con la misión salesiana
y la vida de comunión. Halla en los votos una ga·
rantía de autenticidad y de eficacia sobrenatural
para su misión, una fuente de fraternidad y de
claridad pastoral, empuje y dinamismo apostólico.
Los votos lo hacen al mismo tiempo totalmente dis-
ponible para los demás y apto para su función, y
le comprometen a vivir íntegramente el Evangelio
que debe testimoniar y comunicar a los jóvenes 26•
1.1.6 Caracterizada por la laicidad
La dimensión laica! es la forma concreta con que 178
el SC vive y obra como religioso salesiano. Esta es
su característica específica, un valor destacado y
esencial de su identidad. La laicidad, por tanto, no
se ha de entender como algo negativo; no se re-
duce a un simple servicio o función; es el conjunto
de valores que constituyen al cristiano laico cualifi-
cado por la consagración religiosa salesiana.
He aquí cómo presenta esta laicidad el CGE:
«Vive con las características propias de la vida re-
ligiosa su vocación de laico, que busca el. Reino de
Dios, tratando las cosas temporales y ordenándolas
según Dios; ejerce el sacerdocio bautismal, su fun-
ción cultural, profética y de testimonio y su ser-
vicio real, de tal modo que participa verdaderamen-
te en la vida y en la misión de Cristo dentro de
la Iglesia; realiza, con la intensidad que proviene
de su congración específica, y por mandato de la
Iglesia y no en nombre propio como simple se-
glar, la misión de evangelización y de santificación
no sacramental; desempeña su misión de caridad
25 Cf LG 44 y Const. 3.
2° Cf Const. 68-72; ACGE 106, 117-125.

2.2 Page 12

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186
Documentos capitulares CG21
con mayor entrega, dentro de una Congregación
que se dedica a la educación integral de los jóvenes
particularmente necesitados; finalmente, como reli-
gioso, anima cristianamente el orden temporal, ha-
biendo renunciado a la secularidad, ejerce esta for-
ma de apostolado de manera eficacísima, educando
a los jóvenes a la animación cristiana del trabajo
y de los otros valores humanos» 21.
La dimensión laical afecta a toda la vida del SC:
la misión salesiana, la vida de comunidad, la ac-
ción apostólica, la profesión religiosa, la oración
y la vida espiritual son vividas por él como sale-
siano religioso laico. De este modo, su entera exis-
tencia se transforma en un testimonio salesiano
concreto, tanto ante los hermanos sacerdotes como
ante los destinatarios y ante todos los grupos de
la Familia Salesiana en general.
Y esto hace asumir también a la comunidad sale-
siana un aspecto propio querido por Don Bosco:
enriquecida con la dimensión laical, puede acer-
carse al mundo de manera más apostólicamente
válida 28•
179 Por la consagración religiosa, el SC se diferencia
de los seculares sacerdotes y laicos; en cuanto re-
ligioso salesiano, se diferencia de los consagrados
en otras familias religiosas o institutos seculares
y de los otros grupos de la Familia Salesiana; en
cuanto salesiano laico, se diferencia del salesiano
sacerdote. No es una diferencia de clase, sino ca-
rismática, que no se debe, ni disolver en un gene-
ricismo salesiano que ignora las diferenciaciones
concretas, ni aislarse de la correlativa dimensión
sacerdotal, ya que en nuestra Congregación «el SC
tiene su característica laicidad en estrecha relación
de integración con la sacerdotalidad del salesiano
sacerdote» 29. Se corre el primero de estos peligros
cuando se acentúan los elementos comunes a SC y
SP, afirmando únicamente que «todos somos sale-
27 ACGE 149.
28 Cf CMSC pp. 147-154, 574-576.
211 Cf CMSC p. 574.

2.3 Page 13

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El Salesiano Coadjutor
187
sianos»; de ese modo, se da a entender que la laici-
dad o la sacerdotalidad se consideran como elemen-
tos accidentales y secundarios. Por otro lado, si se
consideran separadamente SC y SP, fuera de los
lazos de comunión que los unen vitalmente entre
sí, se corre el peligro de caer en una visión indi-
vidualística o, peor aún, clasista de la vida sale-
siana.
Esta diversidad carismática exige que en la for-
mación de base del se se dé el justo relieve a los
elementos específicos de su identidad 30. También
la pastoral vocacional debe presentar la vocación
salesiana en sus dos componentes, laical y sacer-
dotal 31,
Hemos de reconocer que el estudio de la identi- 180
dad del se encuentra todavía hoy particulares di-
ficultades por falta de una adecuada profundización
de los temas laicado-laicidad (el laicado cristiano
en la Iglesia y en cada comunidad cristiana -lai-
cidad y vida religiosa- carismas y autoridad de la
vida religiosa en relación con la laicidad). Por eso,
el profundizar ulteriormente el significado de la lai-
cidad (en la vida y en la acción de la comunidad
salesiana en general y del se en especial explici-
tando sus riquezas, posibilidades y exigencias con-
cretas), es un estimulante deber que se ofrece a
todos los hermanos para los próximos años: habrá
de realizarse dentro de la mentalidad salesiana al
tiempo que se sigue el desarrollo de la teología en
este campo.
1.2 La acción apostólica del Salesiano Coadjutor
El se, en virtud de los sacramentos del bautis- 181
mo y de la confirmación y de su misma vocación,
participa en la misión salesiana dentro de la Igle-
sia. Por consiguiente, tiene el deber y el derecho
3° Cf Reg 92; CG21 Doc. sobre la Formación n. 263.
31 Cf CG21 Doc. Los salesianos evangelizadores de los jó-
venes, n. 110.

2.4 Page 14

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188
Documentos capitulares CG21
de ejercer una acción apostólica profética, santi-
ficadora y renovadora del orden temporal, corno
miembro educador y evangelizador de la comunidad
salesiana.
Del hecho de participar de la misión confiada a
la comunidad con su característica de religioso lai-
co, se sigue que hay un modo laical, propio de él,
de cumplir los servicios de promoción humana y
cristiana mediante los cuales se realizará la misión
salesiana.
Dicho modo se realiza en el ejercicio de las fun·
ciones y ministerios típicamente laicales con los
cuales actúa la misión salesiana; en el desempeño
de los distintos servicios dentro de la comunidad
apostólica, de cuya misión él también participa; en
el ejercicio de todas las funciones educativas, pas-
torales y misioneras no ligadas al ministerio pres-
biteral, dando en ellas su testimonio de educador
de la fe 32•
182 Todas las actividades del SC, sean catequísticas,
misioneras, evangelizadoras o educativas, culturales,
administrativas, burocráticas o domésticas, tienen
un sentido y un valor educativo-pastoral dentro de
la comunidad salesiana-apostólica, constituyen un
verdadero testimonio comunitario, y están íntima-
mente relacionadas entre sí y todas juntas dirigidas
a Cristo 33.
A este respecto, también en respuesta a las peti-
ciones de los CI 34, se subraya la necesidad de con-
firmar y explicitar la dimensión apostólica del tra-
bajo y de la acción educativa del SC evitando una
visión únicamente profesional de su actividad.
Convendrá, donde sea posible, ampliar los come-
tidos del SC como educador explícito de la fe. Ello
le ayudará a unir más profundamente, en su ac-
ción, promoción humana y formación cristiana; le
abrirá a más amplias exigencias de formación y de
32 Cf Const. 37; CGE 149; CMSC pp. 134-141, 148-154,
185-186, 555-557, 641-642.
33 Cf Const. 37; ACGE 29.
34 Cf Sch. Prec. 367-371, 400.

2.5 Page 15

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El Salesiano Coadjutor
189
colaboración en vista de un servicio salesiano más
eficaz a los jóvenes 35.
El eG21 acoge la invitación de Pablo VI: «Los
seglares también pueden sentirse llamados o ser
llamados a colaborar con sus Pastores en el ser-
vicio de la comunidad eclesial, para el crecimiento
y la vida de ésta, ejerciendo ministerios muy diver-
sos según la gracia y los carismas que el Señor
quiera concederles» 36, y desea que también los se,
convenientemente preparados, tengan la posibilidad
de ejercer como religiosos los «ministerios sin or-
den sagrado» 37 al servicio de la acción evangeliza-
dora de la comunidad salesiana.
El SC, por tanto, puede participar en todos las
tareas educativas y pastorales salesianas no liga-
das al servicio específicamente sacerdotal 38. Esto
significa que en la comunidad salesiana, a excepción
de los ministerios y funciones estrictamente laica-
les o sacerdotales, no existen espacios o actividades
absolutamente propias de los se o de los SP. Su
respectiva aportación específica consiste más bien
en realizar los distintos cometidos o tareas del ser-
vicio salesiano con estilo, espíritu y dimensión laica1
o sacerdotal: de ese modo crece la riqueza y efi-
cacia de la común misión.
Sin embargo, considerando la naturaleza de cier- 183
tas actividades y el ambiente socio-cultural en que
se desenvuelven, puede resultar que algunas de ellas
son signos más evidentes y significativos de la iden-
tidad del se. Así, si se mira la importancia e in-
flujo que el «mundo del trabajo» tiene en muchos
países, se ve claro que las actividades correspon-
dientes al área del trabajo resultan, si no las úni-
cas, sí ciertamente de las más significativas para
la acción apostólica del se en tales zonas 39.
ª5 Cf CMSC pp. 338-342, 555-557.
36 EN 73.
37 EN 73.
38 Cf Const. 37.
3° CMSC pp. 322-338.

2.6 Page 16

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190
Documentos capitulares CG21
Ya Don Bosco, con la sensibilidad propia de su
tiempo, había subrayado que uno de los cometidos
característicos del SC debía ser el de animar cris-
tianamente el mundo del trabajo, del cual había
captado algunos valores todavía actuales hoy: el
carácter de ascesis y de severa autodisciplina;
el testimonio y la eficacia apologética de religiosos
trabajadores ante la opinión pública, particularmen-
te sensible al significado del trabajo.
Hoy el trabajo no se reduce sólo a esto. Consti-
tuye un vasto fenómeno que hace interdependien-
tes las categorías sociales, determina las caracte-
rísticas de un grupo social, crea nuevos modelos
culturales, forja un tipo de hombre; es un potente
factor de desarrollo para la persona humana. Por
eso, con la expresión «mundo del trabajo» nos re-
ferimos, no tanto a la materialidad del trabajo,
cuanto al trabajo como hecho cultural y social.
184 Las distintas presencias del SC en este campo
serán significativas, con estas dos condiciones:
- que no olvide nunca que siempre y en todas
partes es un educador salesiano cuyo objetivo
ha de ser poner los distintos elementos de
esta realidad social al servicio de los valores
personales y colectivos de la persona, para,
con su promoción, hacer que encuentre, en la
propuesta de la fe, su plena y total realiza-
ción;
- que se mantenga fiel a su «ser religioso sale-
siano laico». Esto comporta diversos deberes:
Saber descubrir el bien presente en el mun-
do del trabajo (un proyecto de sociedad y
de hombre personalístico, comunitario y so-
lidario), y al mismo tiempo señalar los ma-
les que le amenazan (visión materialista de
la vida, cerrarse a las realidades espiritua-
les, individualismo, envidia, sentimientos de
hostilidad, tentación de la violencia).
41 Cf ACGE 744, 750.

2.7 Page 17

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El Salesiano Coadjutor
191
Defenderlos y promoverlos: como religioso
totalmente orientado a Cristo, fundamento_
y vértice de los mismos valores humanos,
podrá mejor individuar los peligros que
amenazan dichos valores y ayudar a los
otros a superarlos.
Testimoniar, mediante el desinterés y el
amor con que se da continuamente, una so-
lidaridad profunda y universal que debería
poner en crisis toda forma de egoísmo, ex-
plotación, búsqueda exclusiva del interés
personal.
Revelar el Reino de Dios, ya presente en e]
mundo y en la historia, y, de este modo es-
pecífico, anunciar proféticamente el Reino
futuro.
La escuela profesional, el centro juvenil obrero, 185
los movimientos cristianos de la juventud obrera,
son algunas de las estructuras válidas para la acción
educativa del SC según un proyecto alternativo de
trabajador.
Por último, el SC está llamado particularmente a
animar a cooperadores y a exalumnos trabajadores
en su formación humana y cristiana y en su acción
apostólica.
1.3 Algunos rasgos de la vida espiritual del
Salesiano Coadjutor
La vida espiritual se entiende, aquí, como la far- 186
ma concreta de recibir, experimentar, madurar y
vivir la santidad cristiana y salesiana. El SC es lla-
mado a vivir y testimoniar en la comunidad sale-
siana una experiencia de fe y de Iglesia, en conso-
nancia con la vocación específica recibida. También
esto forma parte de su identidad vocacional.
La espiritualidad salesiana no existe en abstracto,
sino concretamente encamada y vivida por laicos,
religiosos, sacerdotes. El SC la recibe y la vive como

2.8 Page 18

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192
Documentos capitulares CG21
laico religioso, para ser también animador de un
_apostolado de tipo laical 42.
187 De acuerdo con las líneas fundamentales de la
espiritualidad salesiana, el SC mantiene una unión
y adhesión vital a Cristo, apóstol del Padre, que
llama constantemente a todos a la salvación; sabe
que participa de la caridad preferencial de Cristo
hacia los jóvenes pobres; es consciente de ser coope-
rador de Dios como instrumento humilde, pero ne-
cesario y eficaz; tiene un sentido profundo de per-
tenencia a la Iglesia y a la comunidad salesiana; en
su vida y acción tiene siempre presente la persona,
el estilo y el espíritu de Don Bosco, como Fundador
y modelo. Sabe, por otra parte, que estas actitudes
nacen del Espíritu Santo recibido en el bautismo
y en la confirmación: El vivifica constantemente su
vocación específica y la orienta a la gloria del Pa-
dre y a la salvación de la juventud necesitada.
Esta experiencia espiritual, evidentemente, tiene
carácter profundamente personal y, por ello mismo,
no fácilmente comunicable. Con todo, resultaría in-
teresante recoger testimonios de SC, que han tenido
una intensa vida de oración y de unión con Dios,
un grande amor al trabajo, un vivo sentimiento de
pertenencia a la Congregación y un profundo amor
a Don Bosco.
188 He aquí algunos elementos de la vida espiritual
del SC, sacados de toda la gama de su experiencia
salesiana:
·
- El SC vive con alegría su vocación de religio-
so salesiano laico, como un valor positivo y com-
pleto, significativo y esencial en la Congregación; la
considera como don de Dios, y al mismo tiempo
respuesta libre y personal; hace de ella la única
razón de su vida, el único camino de su santifica-
ción 43.
12 Cf CMSC pp. 154-157, 186, 189-191; Spiritualita dell'
azione a cura di M. Midali, pp. 278-282.
43 Cf Const. 37, 4.

2.9 Page 19

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El Salesiano Coadjutor
193
- Vive una vida de fraternidad, trabajo y ora-
ción con sacerdotes. De este hecho se deriva que
una característica de su espiritualidad debe ser la
experiencia profunda de su comunión con el SP.
Esto le comunica un vivo sentido de Iglesia, como
familia en la cual todos son hijos de un mismo Pa-
dre, e igualmente responsables, si bien con minis-
terios y funciones distintos, que los enriquecen mu-
tuamente. Por eso tiene conciencia de la propia res-
ponsabilidad, de la originalidad de su indispensable
contribución y al mismo tiempo de la necesidad de]
otro 44•
- Las características del «mundo del trabajo» 189
-frecuente campo de la acción del se- (solidari-
dad, realismo, adaptabilidad, crítica, etc.), le per-
miten hacer personalmente experiencia de algunos
valores del espíritu salesiano, como son: sentido de
lo concreto y de las exigencias del momento, espí-
ritu de iniciativa y creatividad, capacidad de revi-
sión y de adaptación 45.
- La situación laical del se y el tipo de trabajo
que frecuentemente realiza, le permiten un «nuevo
y específico acercamiento» a los jóvenes y a los lai-
cos; lo ponen en la posibilidad de poner en prác-
tica de modo original «el estilo salesiano de rela-
ciones»: apertura y cordialidad, sencillez, delicadeza
de trato, desarrollo de las cualidades sociales reco·
mendadas al laico 46.
- En general, e] tipo de trabajo del se lo acer-
ca más a la creación, a la técnica, al arte, dándole
capacidad para ejercitar en una forma particular el
optimismo salesiano. De este modo, capta con gra-
titud los valores del mundo 47, admira la creación
y el poder que Dios en ella confía al hombre, goza
en los éxitos del progreso humano.
-a Cf Const. 2, 34.
45 Cf Const. 43.
46 Cf Const. 45; AA 4i,29e.
47 Cf Const. 47.

2.10 Page 20

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194
Documentos capitulares CG21
190 - El SC es un religioso santamente preocupado
por transformar todas sus actividades, de las más
humildes a las más brillantes, en ofrenda a Dios
para su mayor gloria y su Reino: su vida recibe,
así, «impulso filial y sacerdotal: se convierte en li-
turgia para gloria única del Padre» 48.
- El Vaticano II afirma que la profesión reli-
giosa permite conformarse más «al género de vida
virginal y pobre que Cristo Señor escogió para sí
y que abrazó su madre, la Virgen» 49, y presenta, a
los laicos, a María como «modelo perfecto de es-
piritualidad apostólica» so. En este sentido, la devo-
ción mariana del SC puede ser vivida de una ma-
nera característica y personal.
191 La profundidad de la vida espiritual alcanza su
meta y se convierte en riqueza para toda la Con-
gregación cuando, a imitación de Don Bosco, se
llega a la perfección de la caridad en grado he-
roico.
El CG21 tiene motivos suficientes para creer que
este don ha sido concedido a no pocos salesianos
coadjutores. Cada hermano tiene presente alguna
figura que ha realizado esta plenitud en diversos
lugares y situaciones, aun las más sacrificadas y
escondidas. Muchos han pasado a la historia de la
Congregación; algunos de ellos, mártires por la fe
o héroes de la caridad, son candidatos a la gloria
de los altares.
Todos estos testimonios nos ofrecen una prueba
más de la riqueza carismática contenida en la vo-
cación salesiana laical.
1.4 Participación en la vida y en el gobierno
de la. Congregación
192 El SC, como miembro de la Congregación sale-
siana, se halla en una dimensión de correlación y
de corresponsabilidad proveniente de su original vo-
48 Cf Const. 67, 70.
49 Cf LG 46 b; PC 25.
5° Cf AA 4.

3 Pages 21-30

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3.1 Page 21

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El Salesiano Coadjutor
195
cación salesiana en la que es un hermano entre her-
manos.
Toda la tradición salesiana muestra la rica y va-
riada ayuda del SC a la vida de la comunidad con
funciones de responsabilidad directa, incluso en los
órganos de gobierno a todos los niveles:
- a nivel local desempeña diversas responsabi-
lidades tanto en la comunidad religiosa como
en la educativa: director técnico, jefe de ta-
ller, ecónomo ... miembro del Consejo 51;
- a nivel inspectorial participa en todas las es-
tructuras de animación de la Inspectoría (con-
sultas, secretariados... ), forma parte del Con-
sejo Inspectorial 52 y puede ser Delegado para
el Capítulo General 53;
- a nivel mundial puede ser miembro del Capí-
tulo General 54 y formar parte del Consejo Su-
perior de la Congregación 55.
De este modo, el SC contribuye responsable y
efectivamente, complementaria y orgánicamente 56,
a la animación de la comunidad fraterna y apostó-
lica con una verdadera autoridad en razón de los
principios de participación, subsidiariedad y des·
centralización 57. Dicha autoridad es ejercida por él
constantemente «en nombre y a imitación de Cristo
y en el espíritu de Don Bosco, como un servicio a
los hermanos, para buscar y cumplir la voluntad
del Padre» 58•
El CG21 ha podido constatar que los SC forman 193
parte de muchos Consejos locales, están presentes
en los Consejos inspectoriales de casi la mitad de
las Inspectorías; en cambio, su participación a los
51 Const. 185-189.
52 Const. 171-176.
63 Const. 179.
5,1 Const. 156.
55 Const. 146.
68 Cf Const. 34.
01 Cf Const. 126, 127.
68 Const. 125.

3.2 Page 22

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196
Documentos capitulares CG21
CI 77 ha sido más bien escasa, y muy escasa su
presencia en el CG. A este respecto, tanto el CMSC 59
como los CI 77 60 han pedido que se asegure y se
haga efectiva la ya posible participación de los SC
en los Consejos y especialmente en los Capítulos.
Considerando la naturaleza y finalidades de los
e1 y del CG 61, parece fundada la petición de ga-
rantizar en ellos una presencia real y significativa
de se, de modo que la Congregación no quede pri-
vada de la aportación directa de la experiencia lai-
ca! salesiana en un momento tan importante de re-
flexión, revisión y decisión sobre su vida y misión.
No se trata de asegurar la participación de un
«grupo o clase de hermanos» ni de responder a una
exigencia sociológica. Es una exigencia carismática
a la cual tal vez no hemos sido hasta ahora sufi-
cientemente sensibles: con una participación signi-
ficativa de SC en los CI y en el CG, se quiere ase-
gurar la presencia en los mismos de las dos dimen-
siones, sacerdotal y laical, que componen la Con-
gregación.
Si se constata que la presencia de la dimensión
laical es muy escasa, parece obligado proveer de
la mejor forma posible a colmar esta laguna. El
CG21, más que multiplicar normas jurídicas, cree
más oportuno confiarlo a la sensibilidad salesiana
de los hermanos.
1.5 Esencial correlación entre el Salesiano
Coadjutor y el Salesiano Sacerdote
194 Hemos dicho al principio que, por voluntad de
Don Bosco, las comunidades salesianas se compo-
nen de sacerdotes y de laicos. Esto hace que el se
viva su vocación salesiana con todos los rasgos y
riquezas hasta aquí presentadas, no él solo, sino en
hermandad y en correlación con el SP. «En nuestra
69 ACMSC p. 552, prop. 7.
80 Sch. Free. 372-374.
81 Const. 177, 151.

3.3 Page 23

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El Salesiano Coadjutor
197
Congregación -afirma don Ricceri- el SC lleva su
laicidad característica en estrecha relación de inte-
gración con la sacerdotalidad del SP... Tal laicidad
no existe sola e independiente... Subsiste en sim-
biosis con la sacerdotalidad de los SP; ambas se
compenetran mutuamente en una original espiritua-
lidad de acción, propia de la comunidad salesiana
en la Iglesia... La sacerdotalidad, a su vez, no exis-
te tampoco sola e independiente... Laicidad y sacer-
dotalidad, en nuestra Congregación, coexisten y se
compenetran. Se trata de un aspecto carismático
original, todavía por estudiar... Esta es la realidad
viviente sobre la cual reflexionamos: -una comuni-
dad de sacerdotes y laicos que se intercambian vi-
talmente en el Espíritu las riquezas de sus diferen-
cias vocacionales, en intrínseca vinculación con una
misión común de pastoral juvenil y popular» 62.
La correlación, pues, no significa subordinación
o contraposición, ni tampoco pérdida o fusión de
las propias características. Por el contrario, es algo
que caracteriza a las personas y a la comunidad sa-
lesiana apostólica.
De este modo, la presencia del SC enriquece a la 195
comunidad; hace presentes, a los sacerdotes, los va-
lores de la vida religiosa laica! y les estimula cons-
tantemente a la viva colaboración con los laicos;
actúa el proyecto de Don Bosco, que quiere llegar
a los jóvenes con una acción de profunda colabora-
ción entre sacerdotes y laicos, hermanos en la mis-
ma comunidad religiosa; «recuerda y exige al SP...
una visión y un empeño apostólico, complejo pero
concreto, que va más allá de la actividad sacerdotal
y catequística en sentido estricto» 63.
Ante los jóvenes testimonia los valores de la vida
religiosa laical, como alternativa de la vida religio-
sa sacerdotal; ofrece, a cuantos no se sienten lla-
mados a una vida consagrada, un modelo más pró-
ximo de vida cristiana, de santificación del trabajo,
62 ACMSC pp. 574-577.
63 Don Luis fuccERI, cf ACMSC p. 575.

3.4 Page 24

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198
Documentos capitulares CG21
de apostolado laica!. Permite a la comunidad una
peculiar encarnación en el mundo y una particular
presencia en la Iglesia.
196 Por estar mutuamente correlacionados dentro de
la comunidad salesiana, SC y SP se caracterizan y
se influencian recíprocamente: no se puede definir
adecuadamente la identidad del SC, sin referirse a
la identidad del SP, y viceversa. La crisis de identi-
dad o el cambio de la figura de uno, implica, más
o menos profundamente, también al otro. Sus ri-
quezas espirituales se alimentan mutuamente una
a otra, y la pobreza de la propia vida espiritual,
respectivamente laical o presbiteral, repercute ne-
gativamente sobre ambos.
Para que la comunidad salesiana se mantenga fiel
al proyecto original y sus miembros desarrollen
fielmente la propia característica específica, será
necesario que sacerdotes y coadjutores se compren-
dan, se abran los unos a los otros en contemplación
del don de Dios. «Así se realiza ese intercambio
admirable donde cada uno es él mismo y es para
los demás, y todos para aquéllos a quienes son en-
viados. Un sacerdote que no considere en esta di-
mensión al hermano coadjutor y disminuya su pre-
sencia real y su alcance profético, sería uno que
lucha contra su propio significado.
Idéntica inquietud debería turbar la conciencia
y el deseo de fraternidad de los coadjutores, ellos
que libremente s'e han comprometido a una vida
de comunión, cuando viesen que algunos sacerdotes
no parecen aceptar sentirse sacudidos en su exis-
tencia por El, el Señor... y mercantilizan el propio
ministerio con ciertos clericalismos, terrenalismos
o espiritualismos desencarnados» 64.
Respecto a la correlatividad, el Rector Mayor don
Egidio Viganó, ha afirmado: «Pienso que será muy
útil que los estudiosos continúen profundizando en
este tipo peculiar de fusión y de complementariedad
orgánica entre ministerio sacerdotal y laicidad en
64 ACMSC pp. 307-308.

3.5 Page 25

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El Salesiano Coadjutor
199
la consagración salesiana» 65. Por eso, la Congrega-
ción debe proseguir la reflexión sobre cómo la lai-
cidad y la sacerdotalidad caracterizan, en forma co-
rrelativa y complementaria respectivamente, al se
y al SP dentro de la única comunidad salesiana
apostólica.
2. LA CONGREGACION SALESIANA
Y EL SALESIANO COADJUTOR
Hasta ahora hemos hablado casi exclusivamente 197
de la vocación personal del SC. Queremos ahora
ampliar la reflexión a las dimensiones de la Con-
gregación.
De cuanto se ha dicho hasta aquí, se deduce que
el se es una riqueza para nuestra Sociedad, una
dimensión de la misma, esencial e indispensable.
La vocación específica de religioso salesiano laico
influye en el tono global de la Congregación y la
define junto con la dimensión sacerdotal.
El tema del SC «está en íntima relación con la
imagen de la Congregación... Preguntarse quién es
el SC significa preguntarse al mismo tiempo cuál
es la naturaleza de la Congregación, su misión, su
espíritu. Porque la Congregación querida y funda-
da por Don Bosco no puede ser concebida más
que como comunidad apostólica de laicos consagra·
dos y de clérigos. Si bien se mira, los problemas
de los SC se identifican con los problemas de la
Congregación, son nuestros problemas, los más esen-
ciales» 66•
La Congregación, pues, debe mantenerse fiel a su 198
naturaleza carismática querida por Don Bosco. Y
no sólo con una fidelidad teórica o doctrinal, sino
concreta e histórica. Es decir, no debe únicamente
65 CG21: intervención en la Sala Capitular, 24 de enero
de 1978, n. 235.
6º Don Luis RrccERI, ACS 272, pp. 63-65; ACMSC pági-
nas 588, 590-591.

3.6 Page 26

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200
Documentos capitulares CG21
afirmar que es clerical y laical, sino serlo en rea·
lidad y visiblemente, en la conciencia, en las acti-
tudes, en la vida y manifestaciones externas. Una
Congregación salesiana sin la presencia de miem-
bros laicos, dejaría de ser la que quiso Don Bosco.
Sería históricamente infiel, aunque en los docu-
mentos continuase diciendo que se compone de sa-
cerdotes y laicos. Quizá se pueda añadir que cuando
la proporción entre SC y SP está comprometida en
Ufül. Inspectoría, allí donde esto sucede no damos
un testimonio completo y exacto de lo que caris-
maticamente somos.
El CG21 afirma con don Ricceri que «volver a des-
cubrir y actualizar el SC significará una mayor fi-
detidad al proyecto de Don Bosco y una profun·
dh.ación de nuestro ser comunitario de salesianos» 67,
3. EL SERVICIO DEL SUPERIOR SALESIANO
Y EL SALESIANO COADJUTOR
3.l El problema
199 Después de un siglo de pacífica y universal tra-
didón respecto a la exigencia del carácter sacerdo-
ta1 para aquellos que deben guiar y animar las
comunidades salesianas 68, ha surgido en la Congre-
gación, en unas zonas más que en otras, la cues-
tión sobre la posibilidad de acceso del SC al ser-
vicio de superior.
Se plantean las preguntas: ¿por qué el SC no
puede guiar la comunidad salesiana? ¿No puede la
comunidad salesiana cumplir su misión, si su ani-
mador es un SC? ¿Por qué en las Constituciones
no se elimina toda distinción en esta materia entre
se y SP?
67 ACS 272, p. 65 (ed. ital.); CMSC p. 591.
08 "Es un hecho innegable que el Director, en la Congre-
gación, ha sido siempre 'sacerdote'", Discurso del RM don E.
Vigano, 24.1.1978, n. 214.

3.7 Page 27

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El Salesiano Coadjutor
201
El problema es suscitado, ante todo, por el he-
cho de que parece que no se realiza plenamente la
igualdad fraterna en la Congregación, si no desapa-
rece de nuestro derecho particular cualquier dife-
rencia sobre este punto, y que sólo con esta con-
dición parece posible un desarrollo de la vocación
salesiana laical y su propuesta vocacional compren-
sible a los jóvenes hoy.
Otras consideraciones tienen origen en la reno-
vada sensibilidad y nueva posición asumida por el
laicado en la Iglesia, sobre todo después del Con-
cilio Vaticano II. Los interrogantes se plantean con
el vivo deseo de interpretar hoy la voluntad del
Fundador 69.
No se trata, evidentemente, de una cuestión úni-
camente jurídica, ni sociológica, o de algo que per-
tenezca de modo genérico a la vida religiosa en la
Iglesia. Se trata de una realidad eclesial religiosa
específica, esto es, «salesiana». Se refiere, en efec-
to, a un determinado modo de vida de la comunidad
salesiana, iniciado y estructurado por Don Bosco,
vivido en la Iglesia y por ella aprobado, en orden
al desarrollo de la misión concreta que el Espíritu
Santo confió a nuestro Fundador y Padre 10.
3.2 La reflexión y las deliberaciones del CGE
La cuestión había sido fuertemente sentida en el 200
CGE (1971), que tenía el cometido de reflexionar
sobre la identidad de la Congregación salesiana con
miras a la revisión de las Constituciones 11. Por su
cuidadosa preparación, se pudo conocer el proble-
ma con sus motivaciones e implicaciones 72.
uo Cf Contributo di Studio allo Schema III, nn. 579-572,
especialmente n. 579, 580, 584; ver Sch. Free. n. 318.
7° Cf Don R1ccEru, Discurso de clausura del CMSC, en
CMSC pp. 576-577, n. 3.3.4.
1
Cf ES II
3; PC 2, 3.
' 2 Cf "Ecco cío che pensano i Salesiani della loro Congre-
gazione oggi" (1969), vol. IV, cap. VI, pp. 134-143.

3.8 Page 28

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202
Documentos capitulares CG21
El problema del sacerdocio como condición para
la función de superior salesiano fue afrontado es-
pecialmente en el estudio sobre «I corresponsabili
della nostra missione» 73; se discutió a fondo, pues
se trataba de una cosa que afectaba a las raíces
del espíritu y de la vida salesiana, tanto dentro de
la misma comunidad, como respecto al método pas-
toral propio de nuestra misión.
El CGE concluyó su dictamen con la decisión que
posteriormente pasó a formar parte del nuevo tex-
to de las Constituciones: «Según nuestra tradición,
para esta labor apostólica, la comunidad salesiana
tiene como guía a un socio que, por el sacramento
del orden y la experiencia pastoral, puede orientar
el espíritu y la acción de sus hermanos» 74.
El «íter» poscapitular, que debía ayudar a la apli-
cación de las conclusiones del CGE, programó con-
gresos para coadjutores, a fin de estudiar los do-
cumentos capitulares correspondientes 75, esclarecer
su identidad y sugerir orientaciones prácticas a la
luz del CGE 76•
3.3 El Congreso Mundial Salesiano Coadjutor
y los CI 77
201 La respuesta autorizada del CGE no impidió, con
todo, que la cuestión siguiese siendo vivamente sen-
tida en algunas partes de la Congregación.
En el CMSC celebrado en Roma (1975), en clima
de verdadera salesianidad 77, y en el que se estudia-
ron a fondo los temas de la identidad del SC, su
acción apostólica y formación 78, apareció también
73 Cf Sch. Prec. 319.
74 Const. 35.
75 Cf CGE 763.4b.
78 Cf CGE 184.4a.
77 Cf Discurso citado de D. Ricceri, CMSC pp. 569-571,
número l.
78 Cf Sch. Prec. nn. 334-340.

3.9 Page 29

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El Salesiano Coadjutor
203
el aspecto psicológico de la cuestión llamada «pa·
ridad jurídica» 79.
En su discurso de clausura, el Rector Mayor don
Luis Ricceri, al tiempo que manifestaba su propó-
sito de mandar estudiar posteriormente temas de
tanta importancia so, declaró: «Frente a este deli-
cado problema yo veo que la conciencia de la Con-
gregación ha respondido hasta ahora a través de
los pronunciamientos expresados formalmente en
el CGE, donde el problema ha sido planteado y es-
tudiado, y oficialmente sancionado en las Consti-
tuciones» 81
Y hacía notar que, para un eventual cambio al
respecto sería necesario esclarecer si se trata de
un elemento «substancial» o no, de nuestro caris-
ma. A tal fin, recordó tres condiciones que se deben
tener presentes, cuando se quiere esclarecer este
punto, u otro cualquiera, relativo al carisma fun-
dacional:
- la voluntad explícita y verificable del Fun-
dador,
- la unión íntima de tal elemento con la mi-
sión,
- la declaración formal de la Iglesia s2.
Teniendo presentes esos criterios, hay que adrni- 202
tir que los estudios hechos, especialmente en los
últimos años, sobre el problema, no manifiestan una
clara posibilidad del cambio propuesto 83.
En la preparación del CG21, un cierto número de
CI volvieron sobre el terna: algunos pidieron la eli·
minación, en las Constituciones, de toda disparidad
jurídica entre SC y SP, otros confirmaron la op-
ción del CGE, otros pidieron que se estudiara más
a fondo un problema de tal importancia 84•
79 Cf Discurso cit. de D. Ricceri, CMSC p. 573, n. 3.3;
Sch. Prec. n. 342; ver "Proposte e mozioni del CMSC" n. 4,
CMSC pp. 548-551.
8° Cf Discurso cit. de D. Ricceri, CMSC p. 573, n. 3.2.
81 D. fuccERI, CMSC p. 578, n. 3.3.5.
82 Cf D. fuccERI, CMSC p. 579, n. 3.3.6.
83 Cf Estudios presentados al CMSC.
84 Cf Sch Prec. nn. 47-53.

3.10 Page 30

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204
Documentos capitulares CG21
Las motivaciones aducidas, tanto a favor del man-
tenimiento de la situación actual, corno a favor de
un cambio, no modificaban sustancialmente las que
habían sido antes expresadas en el CGE y en el
CMSC 85•
3.4 El CG21
203 El CG21, teniendo en cuenta las peticiciones de los
CI, así corno las mociones del CMSC, se proponía
hacer una reflexión al respecto. Al principio de los
trabajos el cardenal Secretario de Estado de Su
Santidad, en nombre del Papa Pablo VI, mandó al
Rector Mayor don Luis Ricceri una carta «de ex-
hortación y orientación para los religiosos capitu-
lares». En dicha carta el cardenal Villot se refiere
directamente a nuestro terna con las siguientes pa-
labras:
«Por último, mirando con confianza la cre-
ciente floración organizativa de la Familia
Salesiana, el Vicario de Cristo hace votos para
que el Instituto se mantenga fiel a su pro-
yecto constitutivo también en cuanto a la fi-
gura y función del Director, de modo que
éste, avalado por los carismas de la ordena-
ción sacerdotal, pueda guiar con sabiduría
eclesial las distintas crecientes promociones
de cuantos desean militar bajo la guía y el
espíritu de San Juan Bosco.»
204 El significado de este mensaje fue subrayado por
el Rector Mayor saliente don Luis Ricceri y, más
tarde, por el nuevo Rector Mayor don E. Viganó.
«La carta aportaba evidentemente una orien-
tación bien definida a los trabajos de este
nuestro Capítulo; sus palabras son un suple-
85 Cf Sch. Prec. nn. 48, 49, 51; "Contributo di Studio ...",
números 578-601. "Le ragioni a disposizione sono pero sostari-
zialmente quelle gia prese in considerazione dal CGS", ib. 603.

4 Pages 31-40

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4.1 Page 31

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El Salesiano Coadjutor
205
mento de luz para ver mejor y con certeza,
como dijo Don Ricceri al contestar a algunas
preguntas: "son las palabras del Padre que
invita a estudiar con serenidad, con amplitud,
con sentido salesiano los problemas del Ca-
pítulo, y, concretamente, los que afectan subs-
tancialmente a nuestra identidad. Son las pa-
labras de Aquél que es nuestro guía en ese
discernimiento en que nos sentimos compro-
metidos, con hechos y no con palabras, como
la mediación más cualificada para garantizar
la identidad y la autenticidad de nuestra vo-
cación"» 86•
El CG21, consciente de la propia responsabilidad, 205
ha estudiado largamente la realidad del SC y ha
delineado con amplitud la figura del Superior sale-
siano, para poner de relieve, sobre todo, su función
de animador espiritual de la comunidad y guía pas-
toral de nuestra misión salesiana 87.
Por consiguiente, en actitud de «veneración y ad-
hesión especial» hacia el Sucesor de Pedro 88, supre-
mo superior de nuestra Sociedad, y acogiendo con
docilidad su magisterio 89, recordando el modo de
pensar de Don Bosco, según el cual «la palabra del
Papa debe ser nuestra regla en todo y para todo» 90,
en la oración, en .la reflexión y en la búsqueda sin-
cera de la voluntad del Señor, el Capítulo ha de-
cidido mantener, en concordancia con la voluntad
del Papa, la tradición salesiana hecha norma por
el CGE en el artículo 35 de las Constituciones: «La
comunidad salesiana tiene como guía a un socio
que, por el sacramento del orden y la experiencia
pastoral, puede orientar el espíritu y la acción de
sus hermanos».
El CG21 confía a todos los salesianos el compro-
miso de poner todo nuestro empeño en acrecentar
86 Cf n. 221.
87 Cf "Los salesianos evangelizadores de los jóvenes", nú-
meros 46-47.
88 Cf Const. 44.
89 Cf Const. 128.
,.o MB Const. 494.

4.2 Page 32

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206
Documentos capitulares CG21
la sensibilidad de verdadera y profunda fraternidad
salesiana querida por Don Basca, como alma y for-
ma de nuestras comunidades.
4. ORIENTACIONES OPERATIVAS
206 Nosotros, salesianos, debemos poner una atención
particular en acoger y valorizar la riqueza de la
identidad vocacional del SC y su significado esen-
cial para la vida y la misión de la Congregación.
Por tanto, cada Inspectoría programe los medios
eficaces para que los hermanos, sacerdotes y co-
adjutores, estudien con profundidad el justo sen-
tido de la vida laical consagrada del SC y su espe-
cífico compromiso comunitario.
Momentos muy oportunos pueden ser los Ejerci-
cios Espirituales y los Cursos de Formación Perma-
nente.
207 Para favorecer un conocimiento exacto del SC den-
tro de la realidad salesiana, para alimentar su vida
espiritual y ayudar su pastoral vocacional, el Di-
casterio para la formación provea a la continuidad
de los estudios sobre los rasgos más nuevos de esta
vocación, así como la publicación de biografías de
salesianos coadjutores.
208 A fin de que la igualdad y diversidad radicada en
el ser salesiano del SC y del SP sea acogida como
una riqueza para la comunidad salesiana, y se con-
vierta en realidad vivida diariamente, es necesario
que cada salesiano la acepte interiormente y la ma-
nifieste visiblemente por medio de algunas actitudes
fundamentales: sentido radical de dicha igualdad
fundamental y de la respectiva diversidad; espíritu
de familia; corresponsabilidad fraterna; alegre reco-
nocimiento de la «mutua necesidad»; correlación y
generosa solidaridad; reconocimiento práctico de la
propia, si bien relativa, autonomía y responsabilidad.

4.3 Page 33

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El Salesiano Coadjutor
207
La presencia del SC en la comunidad salesiana 209
afecta profundamente a la identidad de la Congre-
gación. Las Inspectorías, en el próximo sexenio, sien-
tan la urgencia de intensificar la pastoral vocacio-
nal del SC; cualifíquese la presencia apostólica del
SC entre los jóvenes, para que su testimonio sea
ante los mismos jóvenes significativo y compren-
sible.
La presencia significativa de Salesianos Coadju- 210
tores en los Consejos y Capítulos es, sobre todo, un
servicio prestado a la comunidad salesiana por el
carisma específico de la laicidad consagrada.
Por ello, al proponer para Consejeros inspectoria-
les y elegir Delegados para el CI, los hermanos ten-
gan en cuenta la conveniencia de la presencia de
salesianos coadjutores.
En la elección de los Delegados de la Inspectoría
para el CG, los miembros del CI tengan presente
la posibilidad de escoger sus representantes tam·
bién de entre los hermanos coadjutores, sobre todo
cuando la Inspectoría tiene derecho a mandar más
de un Delegado al CG.
Para testimoniar fielmente ante la Iglesia y ante 211
el mundo el don carismático recibido por Don Bos-
co, es necesario que la Congregación, a todos los
niveles, ofrezca de sí misma una correcta imagen
oficial de comunidad religiosa de sacerdotes y lai-
cos, y procure no privilegiar una figura de salesiano
más que la otra.

4.4 Page 34

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4.5 Page 35

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El Salesiano Coadjutor
209
INTERVENCION DEL RECTOR MAYOR SOBRE
«PARTICIPACION EN LA VIDA
Y EN EL GOBIERNO DE LA CONGREGACION»
Este discurso, pronunciado por el Rector Mayor el 24 de
enero de 1978, por su carácter particular y pOT su utilidad
práctica, se coloca aquí después del Documento Il, en lugwr
de entre los Anexos.
1. Significado de mi intervención.-2. El verdadero
interrogante que crea el problema.-3. Es un proble-
ma específico de los "Salesianos de Don Bosco".-
4. La solución dada por el CGE.-5 La indicación
explícita del Papa sobre la figura del Director.-6.
Algunos desarrollos particulares.-7. Reflexiones so-
bre el valor de la carta.-8. Confirmación y no
imposición.-9. Nuestra actitud genuinamente sale-
siana.-10. El plan operativo de este sexenio.-11.
¿Y para el Salesiano Coadjutor?-12. Nuestro pro-
grama práctico.-13. Y concluyo.
Siento el deber de conciencia de intervenir sobre
el tema propuesto a nuestra reflexión en los días
pasados: el de la «participación en la vida y en el
gobierno de la Congregación», y también sobre el
valor de la carta recibida del Santo Padre al res-
pecto.
Es coincidencia y fecha escogida por mí el hecho
de que os hable precisamente hoy, 24 del mes y
fiesta de nuestro Patrono San Francisco de Sales.
l. SIGNIFICADO DE MI INTERVENCION
La razón que me mueve a decir estas palabras 212
es la función misma de Rector Mayor, que ha in-
vestido mi persona de responsabilidades concretas
para la dirección de este CG (cfr Const. 155) y para
guiar la Congregación durante el próximo sexenio
(cfr Const. 129, ss.).

4.6 Page 36

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210
Documentos capitulares CG21
De cuanto voy a decir no quiero responsabilizar
ni a la Presidencia, ni a la Comisión Central de
Coordinación, sino sólo a mi personal responsabili-
dad como Rector Mayor, después de haber rezado
y reflexionado y de haber dialogado con el que ha-
béis designado como mi «colaborador más inmedia-
to» (Const. 138), el Vicario: Don Cayetano Scrivo.
Intervengo, pues, con particular seriedad y, espero,
también con suficiente claridad y precisión, porque
se trata de un punto que afecta a las raíces del es-
píritu y del estilo salesianos y tiene consecuencias
muy concretas para el desarrollo de nuestra reno-
vación, para la unidad de la Congregación, para la
identidad de sus socios y para la animación de toda
la Familia Salesiana.
Hablo, evidentemente, en una coyuntura histórica
circunscrita a este CG21 y en vista del mandato de
Rectorado de los próximos seis años: es normal
que la vida concreta y el realismo de gobierno es·
tén siempre bien delimitados. Lo que importa sub-
rayar es que, precisamente en esta coyuntura, sien-
to el deber de recurrir modesta y familiarmente al
ejercicio práctico del alto ministerio de unidad y
de guía propio del Rector Mayor.
2. EL VERDADERO INTERROGANTE
QUE CREA EL PROBLEMA
213 Permitidme ir en seguida al nudo de la cuestión.
Todos, así lo espero, estamos más que de acuerdo
sobre la importancia y la promoción del Salesiano
Coadjutor (SC). Pero no es éste, exactamente, el
problema que nos tiene algo nerviosos: es otro, evi-
dentemente, aunque esté vinculado, de hecho, a
aquél.
Ya antes del CGE se había planteado el siguiente
interrogante: en línea de proyecto constitutivo sa-
lesiano, ¿está sustancialmente unido el servicio de
la autoridad con el minist.srio sacerdotal, o no?

4.7 Page 37

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El Salesiano Co(ldjuto,r
211
Entonces la pregunta se ponía como un problema
general del ejercicio de la autoridad en la Congre-
gación a todos los niveles (Director, Inspector, Rec-
tor Mayor); ahora, en cambio, el ámbito de la
cuestión entre nosotros se ha limitado al nivel de
Director. Para plantearlo con exactitud, hay que
considerar directamente qué tipo de autoridad debe
animar y servir a la comunidad salesiana. Ningún
socio tiene derecho en la Congregación a acceder a
las funciones de autoridad (en las elecciones de]
pasado 15 de diciembre, cuando escuchaba la pro-
clamación de los nombres, jamás me pasó por la
imaginación ningún derecho; sentía solamente te-
mor y temblor). Es la comunidad, en cambio, según
la índole peculiar propia de nuestro Instituto la que
tiene derecho a ser servida convenientemente por
la autoridad; son, en una palabra, todos los socios,
en mutua comunión, quienes tienen derecho a ser
guiados y animados por un determinado tipo con-
creto de autoridad.
Ahora bien, es un hecho innegable que el Director, 214
en la Congregación, ha sido siempre «sacerdote», y
que la figura de tal Director ha tenido, en las pre-
ocupaciones de Don Bosco, de todos sus sucesores
y de los Capítulos Generales, una atención y una
importancia centrales.
El problema que tenemos delante nos pone, por
eso, frente a la posibilidad de un cambio cualita-
tivo en la vida de la comunidad salesiana. Sería
inconsciencia esconder o minusvalorar este aspecto:
quien debe proceder a hacer un cambio cualitativo
tiene que conocer con suficiente claridad y profun-
didad sus valores, sus motivaciones y sus conse-
cuencias, con las correspondientes ventajas y des-
ventajas.
La propuesta de un posible «cambio radical» en 215
este campo partía de un diferente modo de ver la
función de la autoridad en la comunidad salesiana:
- para unos, la caridad pastoral de la comuni-
dad salesiana debe ser animada, alimentada y

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212
Documentos capitulares CG21
guiada, en virtud del proyecto constitutivo, por
un tipo de autoridad enriquecido por las gra-
cias del ministerio sacerdotal, mucho mejor
comprendido y eclesiológicamente reactualizado
por el Vaticano 11, en respuesta a los signos
de los tiempos y en vista de una nueva época
histórica;
- para otros, el estilo y la actividad de la comu-
nidad salesiana deben saber adaptarse a los
signos de los tiempos percibidos en el vasto
proceso de secularización y de socialización,
iluminados también por la eclesiología conci-
liar del Pueblo de Dios, en el que emergen los
valores igualatorios del Bautismo para la Vida
Religiosa y la importancia del laicado en la
Iglesia. Según esto, el tipo de autoridad sale-
siana exigido por los tiempos nuevos no de-
bería ya estar vinculado necesariamente al mi-
nisterio sacerdotal.
En estas dos posiciones se. fueron reuniendo, ya
en el CGE, los argumentos pertinentes. Que son va-
rios: de tipo eclesiológico-religioso, de tipo socio-
cultural, de tipo psicológico, de tipo de perspectiva,
de tipo histórico-salesiano. En los diversos encuen-
tros de discusión posteriores al CGE se han venido
repitiendo, más o menos, los mismos argumentos,
sin ulteriores progresos sustanciales, y a veces per-
diendo la serenidad del diálogo.
3. ES UN PROBLEMA ESPECIFICO
DE LOS «SALESIANOS DE DON BOSCO»
216 A estas alturas debería estar ya claro que no nos
encontramos frente a un tema «genérico» de teolo-
gía del Sacerdocio o de teología de la Vida Religiosa,
sino de una bien precisa y concreta «experiencia ca-
rismática»: la de la Sociedad de San Francisco de
Sales, iniciada por Don Bosco y desarrollada en su
espíritu.

4.9 Page 39

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El Salesiano Coadjutor
213
En este campo de realidad vivida es donde de-
bemos colocarnos para argumentar con validez.
¿Cuáles son los elementos de la «índole propia»
de nuestro Instituto? ¿Cuándo viene considerado un
determinado elemento como «sustancialmente» pro-
pio de nuestra índole fundacional?
El adverbio «sustancialmente», perdonad la obser-
vación, se ha de entender en «sentido técnico» se-
mejante al usado en teología para la «sustancia»
de un Sacramento; la cual depende de la libre de-
terminación de la voluntad del Fundador, más que
de exigencias ideológicas o de argumentos abstrac-
tos y genéricos. No nos encontramos frente a un
problema doctrinal de «esencia metafísica», sino
frente a la determinación concreta de una pedago-
gía histórica, que no se deduce, por razonamiento,
de la naturaleza misma de las cosas, sino de la vo-
luntad del Fundador que ha estructurado aquel de-
terminado proyecto pedagógico-pastoral.
En la Vida Religiosa hay muchísimos Institutos,
cada uno con su proyecto constitutivo, según una
pluriformidad de carismas realmente admirable. En
efecto, el estado religioso «no es intermedio entre
el de los clérigos y el de los laicos», sino que de
uno y otro algunos cristianos son llamados por
Dios para poseer un don particular en la vida de
la Iglesia (cfr LG 43); por eso se da, de hecho, en
la Vida Religiosa una variadísima gama de tipos
de autoridad, que van desde la inclusión constitu-
cional del ministerio sacerdotal, hasta su indiferen-
cia, su imposibilidad e, incluso, su exclusión.
Todo esto ayuda a situar el problema, pero no
lo resuelve aún.
4. LA SOLUCION DADA POR EL CGE
En nuestro caso, una vez suscitado el problema, 217
tuvimos una solución oficial por parte del CGE, lla-
mado por su misma naturaleza de CG «especial»
a afrontar el tema de la identidad de todo nuestro

4.10 Page 40

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214
Documentos capitulares CG21
proyecto constitutivo (cfr Esquemas prec., I Com.
A, 4b «Forma propia de la Congregación de los Sa-
lesianos religiosos», pp. 109-151. Estas páginas sir-
vieron de base a los capitulares para la discusión
y luego para la aprobación de la solución dada).
La solución del CGE es una respuesta oficial y
cualificada; es una toma de posición consciente,
preparada, discutida, cualitativamente aprobada y
explícitamente formulada por la suprema autoridad
de la Congregación en un CG especial, expresamente
encargado por la Santa Sede y por todos los herma-
nos de estudiar y decidir si la figura y la función
del Director en la Congregación, por tradición cons-
titutiva, requiriese las modalidades y los dones del
ministerio sacerdotal.
La esencia de la respuesta capitular está codifi-
cada en el texto renovado de las Constituciones,
artículo 35, en el que se afirma que «según nuestra
tradición» la Comunidad debe ser guiada por una
figura de Superior cuya función esté enriquecida
por las gracias especiales del sacramento del Orden.
El CGE preparó, además, todo un «íter» de re-
novación, en el que se incluia, de manera bien pre-
cisa, la evaluación y la promoción de la figura del
SC. Dicha programación de actividades ha tenido
su expresión suprema en el Congreso Mundial Sa-
lesiano Coadjutor (CMSC).
218 Ahora bien, como la presentación inicial de nues-
tro problema, antes del CGE, había sido planteada
por algunos en vinculación directa con la promo-
ción del Coadjutor, como si fuese el aspecto más
significativo de una supuesta falta de «paridad ju-
rídica», han continuado vivas, por diferentes mo-
tivos (sobre los cuales sería útil meditar) las dis-
cusiones, las dudas y las investigaciones. Estas se
encuentran reunidas y ordenadas en las Actas del
CMSC; algunas han sido expuestas posteriormente
en varios CI y se han enviado como Propuestas a
este CG21 (cfr Sch. Prec.).
¿Cómo leer y qué significado dar a esta persis-
tencia post-CGE del problema?

5 Pages 41-50

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5.1 Page 41

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El Salesiano Coadjutor
215
- Ante todo, es preciso tomar nota de ello, por-
que representa un fenómeno concreto que hay que
afrontar. Todos somos corresponsables de la vida
de la comunidad salesiana y de su buena salud. Es
necesario encontrar un punto común de unidad fra-
terna y de perspectiva de desarrollo, que nos haga
superar las dificultades y nos ayude a ver más cla-
ro, por amor de Don Bosco.
- Luego, hay que decirlo también por objetivi-
dad, se trata de un fenómeno limitado a determina-
das zonas y grupos de hermanos que sugieren una
«propuesta» pero no aseguran una solución. Un
Congreso, aunque sea mundial, como uno de vos-
otros ya lo ha hecho notar, no es un CG ni ordina-
rio ni menos aún especial. Tiene ciertamente un
peso indicativo y un significado de estudio nada
despreciables, pero no se le puede atribuir un valor
de solución o de orientación constitucionalmente
cualificado.
El Rector Mayor Don Luis Ricceri, en su discurso 219
conclusivo del CMSC, subrayó la delicadeza del pro-
blema y afirmó con discreción: «A mí me parece
que se está tocando en lo más vivo algún elemento
constitutivo inherente a la naturaleza de nuestro
tipo de comunidad religiosa... Ante una posible duda
sobre si un determinado elemento pertenece a la
forma misma constitutiva de nuestra Congregación,
no se puede proceder al cambio por motivos de
simple posibilidad genérica», porque al hacerlo, en
el caso del Director, sin razones graves objetiva-
mente demostrativas, «correríamos el riesgo de em-
pobrecer la Congregación y toda la Familia Salesia-
na de un valor orientativo radical; y, procediendo
así, haríamos, a largo plazo, menos auténticamente
salesianos a los miembros de nuestra Familia y, por
lo tanto, la figura misma del SC que queríamos
promover» (ACMSC, p. 579).
Pero, ¿dónde encontrar las razones para determi- 220
nar si un elemento pertenece sustancialmente o no
a nuestro carisma salesiano? En el mismo discurso
se indican tres condiciones determinantes:

5.2 Page 42

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216
Documentos capitulares CG21
a) la voluntad explícita y verificable del Funda-
dor;
b) la aprobación y determinación por la Sagrada
Jerarquía;
e) el nexo de conveniencia de tal elemento con
la metodología del Sistema Preventivo en la
realización práctica de nuestra misión (cfr
ACMSC, p. 579).
En estos últimos años se han llevado a cabo es-
tudios varios de diverso valor sobre esta triple pis-
ta; ciertamente es posible seguir aún profundizando
el argumento y es deseable que más de uno de nues-
tros estudiosos lo haga, con competencia y con
amor.
5. LA INDICACION EXPLICITA DEL PAPA
SOBRE LA FIGURA DEL DIRECTOR
221 Al comienzo de este nuestro CG21 intervino per-
sonalmente el S. Padre con una carta enviada por
el cardenal Villot y leída solemnemente en el día
mismo de la apertura oficial del Capítulo. La indi-
cación papal es clara en su formulación: «El Vica-
rio de Cristo hace votos para que el Instituto se
mantenga fiel a su proyecto constitutivo también
en cuanto a la figura y función del Director, de
modo que éste, avalado por los carismas de la or-
denación sacerdotal, pueda guiar con sabiduría ecle-
sial las diversas y crecientes promociones de cuan-
tos desean militar bajo la guía y el espíritu de San
Juan Bosoo».
La carta aportaba evidentemente una orientación
bien definida a los trabajos de este nuestro Capítu-
lo; sus palabras son un suplemento de luz para ver
mejor y con certeza, como dijo Don Ricceri al con-
testar a algunas preguntas: «Son las palabras del
Padre que invita a estudiar con serenidad, con am-
plitud, con sentido salesiano, los problemas del Ca-
pítulo y, concretamente, los que afectan sustancial-

5.3 Page 43

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El Salesiano Coadjutor
217
mente a nuestra identidad. Son las palabras de
Aquél que es nuestro guía en ese discernimiento en
que nos sentimos comprometidos, con hechos y no
con palabras, como la mediación más cualificada
para garantizar la identidad y la autenticidad de
nuestra vocación».
Yo haría notar, además, que en su tercer punto
al referirse al Director la carta añade a la claridad
y a la precisión un tono más intenso de autoridad:
habla de «Vicario de Cristo» y de «fidelidad» pre-
cisamente a «un proyecto constitutivo».
6. ALGUNOS DESARROLLOS CAPITULARES
Ahora bien: ¿de qué modo había que acoger la 222
intervención del Papa en el proceso de los trabajos
capitulares?
Alguno ha presentado propuestas para que en los
documentos finales del Capítulo apareciera toda la
importancia y el valor de la carta y de sus orien-
taciones.
Yo fijo mi atención, en este momento, en el punto
a que hemos llegado en la discusión de este es-
quema.
La Comisión había procedido presentando sinté-
ticamente, en la última parte de su texto, las dos
posiciones conocidas, redactando un documento pro.
visiona! de trabajo destinado exclusivamente a la
asamblea capitular. En él se afirma, en el núme-
ro 131, que «el único camino idóneo para un posible
cambio es realizar un discernimiento espiritual y
comunitario al respecto. Hecho tal discernimiento
por parte del CG21, pertenece a la Santa Sede el
juicio sobre la autenticidad y sobre el ejercicio de
nuestro carisma (LG 12; Const. 151-153)». Para ello
pensaba presentar a la Asamblea cuatro votos-
sondeo.
En un diálogo entre la presidencia de la IV Co-
misión y la CCC, se discutió sobre el significado de
tal concepto de «discernimiento» que se dirigía a

5.4 Page 44

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218
Documentos capitulares CG21
abrir una discusión en el aula sobre las dos opues-
tas posiciones como igualmente posibles, para so-
meter luego la conclusión, si hubiera resultado ne-
gativa, a la Santa Sede y aceptar su juicio defini-
tivo.
La CCC por unanimidad pensó que, si tal era el
método propuesto, convenía informar antes a la
misma asamblea; le parecía, efectivamente, que la
carta del cardenal Villot no tenía necesidad de nin-
guna ulterior solicitud nuestra de clarificación, sino
que exigía previamente una sincera adhesión; otra
actitud habría extrañado a la mayor parte de los
hermanos dentro y fuera del CG.
Se dialogó en este sentido hasta llegar a un acuer-
do sobre las tres cuestiones que votamos el mar-
tes, 10 pasado. El resultado de la votación ha in-
dicado el camino a seguir, y la IV Comisión se ha
hecho cargo y ha reelaborado su texto en este sen-
tido.
7. REFLEXIONES SOBRE EL VALOR
DE LA CARTA
223 De todos es sabido cómo en estos años se ha ve-
nido desarrollando enormemente, también en la
Iglesia, la capacidad crítica y hermenéutica; en sus
justos límites, nos ayuda a ser más razonables y
adultos en nuestra vida de fe. Pero si se la exagera
y desvía, destruye los valores más vitales y centra-
les de la misma vocación cristiana.
Si, desde un punto de vista hermenéutico de aná-
lisis, alguien formulase una pregunta como la si-
guiente: pero ¿cuál es el valor y qué tipo de adhe-
sión requiere una carta como ésta, escrita para una
concreta situación bien determinada?, debería sa-
ber colocar junto a ella esta otra: y ¿cuál es la
autoridad de este CG21 sobre el problema propues-
to y cuál debe ser su actitud genuinamente salesia-
na? Realmente, un CG no puede ser sino expresión
de fidelidad a Don Bosco en la clara conciencia de

5.5 Page 45

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El Salesiano Coadjutor
219
sus finalidades y de sus límites, porque, como ya
he dicho, la autoridad capitular es también limi-
tada y queda situada en unas circunstancias muy
concretas.
Una carta oficial de la Secretaría de Estado, por
medio del cardenal Secretario Villot, quiere expre-
sar en forma auténtica el juicio formulado por el
Santo Padre sobre el problema de la figura y fun-
ción del Director que debía tratarse en el CG21.
Para iluminar el grado de autoridad de la carta 224
nos puede servir el ejemplo de la intervención del
Papa sobre un tema semejante en la última Con-
gregación General de la Compañía de Jesús. El
3 de diciembre de 1974, el mismo Secretario de Es-
tado cardenal Villot, enviaba una carta al Padre Ge-
neral de los Jesuitas, presidente de la XXXI Con-
gregación General, en referencia a un argumento
en parte análogo al nuestro. En ella se expresaba el
pensamiento del Santo Padre, con discreción, en el
siguiente modo: «El Sumo Pontífice desea que le
sea comunicado que tal innovación, a la vista de
un atento examen, parece presentar graves dificul-
tades que impedirían la necesaria aprobación por
parte de la Santa Sede».
El P. Luis González nos narró, durante los Ejer-
cicios Espirituales, cómo se sucedieron las cosas.
El Papa, informado de las discusiones y de la vota-
ción capitular sobre el problema señalado por él,
quiso tener una relación objetiva. Luego, el 15 de
febrero de 1975, escribió al Padre General otra carta
(esta vez firmada por el Papa mismo), en que con-
firmaba «cuanto Nuestro Cardenal Secretario de.
Estado le ha escrito, por encargo Nuestro, el 3 de
diciembre pasado: ... ninguna innovación al respec-
to». Y después de haber asegurado que le había
movido «no ciertamente un sentimiento de menor
consideración ni el desconocimiento de la dificultad
de los problemas», sino el amor a la Compañía para
que conservase la fidelidad al Fundador y así apor-
tara un gran incremento a la obra cada vez más
difícil de la Iglesia en el futuro, añadía textualmen-

5.6 Page 46

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220
Documentos capitulares CG21
te: «Precisamente en esta perspectiva le expresa-
mos nuestra duda, proveniente de orientaciones y
actitudes surgidas de los trabajos de la Congrega-
ción General: ¿podrá la Iglesia confiar, como siem-
pre, todavía en vosotros? ¿Cuál debería ser la ac-
titud de la Jerarquía eclesiástica hacia la Compa-
ñía? ¿Cómo podrá confiarle, con ánimo libre de
temores, la prosecución de incumbencias tan impor-
tantes y delicadas?... El momento es decisivo para
la Compañía de Jesús, para su suerte futura y tam-
bién para todas las Familias religiosas. Pensamos
en las incalculables repercusiones que una actitud,
Dios no lo quiera, en contraste con la línea indi-
cada, podría tener sobre la Compañía y también
sobre la Iglesia».
Terminado todo de la manera positiva que cono-
cemos, el Santo Padre escribió todavía otra carta
el 7 de marzo al Padre General y a sus Asistentes;
en ella vuelve a insistir sobre la importancia de la
fidelidad a la «fórmula Instituti» que garantiza la
identidad de la Compañía y asegura la fecundidad
de su apostolado.
225 Este episodio, inicialmente semejante al nuestro,
y otras parecidas intervenciones de la Santa Sedf;!
con otras Congregaciones, nos hacen ver el valor
objetivo que da la Santa Sede a este tipo de cartas
y al tenor de una formulación estilísticamente dis-
creta con la que se indica el pensamiento del Papa.
Y, además, nos debe hacer pensar que el problema
del Director, planteado por algunos sólo a nivel de
promoción de la figura del SC, entra en un movi-
miento eclesial más amplio. Se trata en realida_p
de toda una delicada confrontación de la vida re-
ligiosa con el actual proceso de secularización que
tiende peligrosamente a degenerar, bajo varios as-
pectos, en secularismo, con concesiones de tipo
sociológico en la eclesiología. Este dato concreto me
parece que está obligando a la Santa Sede a consi-
derar con cautela ciertos fenómenos y ciertas ten-
dencias ideológicas que atacan, por ejemplo, los
valores del ministerio presbiteral. Para juzgar un

5.7 Page 47

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El Salesiano Coadjutor
221
problema como el nuestro, la Santa Sede dispone
de una visión más vasta y de una información más
global· y de mayor proyección.
8. CONFIRMACION Y NO IMPOSICION
Por otra parte, la carta del Santo Padre viene 226
a confirmar y a iluminar cuanto la suprema auto-
ridad de nuestra misma Congregación había ya pre-
cisado en el CGE. Este es un dato no despreciable,
que pesa objetivamente en una lectura desapasio-
nada de las cosas. Alguno ha llegado a observar
que esta intervención puede ser considerada como
un gesto providencial que viene a curar la des-
orientación producida en la Congregación por el
decreto de la Santa Sede, a principios de siglo,
acerca del ministerio sacerdotal del Director: la he-
rida de la famosa espina en el corazón de Don Rua.
No. puedo dejar de leer con vosotros una página
confidencial de Don Rinaldi sobre este delicado su-
ceso:
«Yo nunca he podido contar cómo sucedieron las
cosas -dice Don Rinaldi-. Cuando se dio la or-
den, Don Rua me dijo que probablemente Roma
tendría en cuenta cuanto había hecho Don Bosco.
El golpe, a quien lo consideraba en aquel tiempo,
parecía realmente grave. Es preciso haber sido su-
perior antes y después, para comprender lo que
sucedió con aquella disposición. Era de temer que
los Directores corrieran el peligro de convertirse
en simples administradores. Se comenzó entonces a
poner la Dirección junto a la puerta de la casa para
atender a las personas de fuera, cosa antes enco-
mendada a los prefectos. La figura del Director se
fue modificando. No obstante todo ello, me parecía
que Roma no se volvería atrás; y viendo cuán de-
licado era el paso que Don Rua estaba para dar,
insistí varias veces diciéndole que no lo hiciese,
porque Roma no cedería. La decisión fue totalmen-

5.8 Page 48

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222
Documentos capitulares CG21
te suya: quiso escribir a Roma. Le parecía incum-
plir, si callaba, el juramento que había hecho a Don
Bosco en el lecho de muerte, de que mantendría
fielmente todas las tradiciones; y decía: Y o no pue-
do violar aquel juramento: lo he prometido. Roma
verá y decidirá. Nosotros actuaremos siempre como
la Iglesia y el Papa nos manden hacer. Escribió.
A los pocos días Roma contestó. Don Rua reunió
el Capítulo y lo primero que hizo fue leer la carta:
era una condena formal. Todos los Capitulares se
quedaron consternados y no sabían cómo reaccio-
nar. Don Rua, en cambio, después de la lectura del
documento, puso a un lado la carta, con toda calma
y enteramente dueño de sí, como si de nada se
tratase, mientras los Capitulares encontraban difi-
cultad para reanimarse por lo que había sucedido»
(E. CERIA, Don Filippo Rinaldi, SEi, 1932, pp. 172-
173).
227 De esta preciosa página de Don Rinaldi se pueden
deducir fácilmente dos cosas:
- que era claro para Don Rua que el Fundador
había querido que el Director fuera Padre en
el ministerio sacerdotal,
- y que era tal la adhesión al Papa en el espí-
ritu de Don Bosco, que su primer sucesor, no
obstante el juramento hecho, aceptó cambiar
un elemento importante querido por el Padre,
cuando ello fue explícitamente ordenado por
la Santa Sede.
9. NUESTRA ACTITUD GENUINAMENTE
SALESIANA
228 Pero ¿cuál es el testimonio, o sea, el obsequio in-
terior de reflexión en la fe y la actitud específica
de conformidad sincera y activa que debe ofrecer
el CG a los hermanos y a toda la Familia Sale-
siana?

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El Salesiano Coadjutor
223
Desde el día de la inauguración del Capítulo he
meditado personalmente sobre este asunto y a ve-
ces he hablado de él con algún amigo. Pienso que
hay que recuperar un antecedente vital y una in-
tuición global, digamos así, de «hermenéutica sale-
siana», que precede y guía la capacidad crítica y el
análisis reflexivo; es una actitud de virtud, una in-
clinación connatural de nuestro espíritu peculiar,
que comporta una emblemática experiencia de fe
en el ministerio de Pedro; así la vivió profunda-
mente Don Bosco y así la hemos visto arraigada
perennemente en nuestra tradición corno una de
las columnas de la tríada espiritual del Salesiano:
el lugar central y familiar de la Eucaristía, el as-
pecto mariano de nuestra espiritualidad apostólica
y el realismo eclesial de adhesión sobrenatural,
consciente y activa, al Papa.
Nosotros sabernos que Don Bosco no cedía fá- 229
cilmente ante este o aquel monseñor de la Curia,
ni ante este o aquel Obispo, cuando se trataba de
la índole propia de su nueva Congregación. Pero
tenía una docilidad suma, inmediata y hasta he-
roica, cuando se le manifestaba el pensamiento ex-
plícito, grato o exigente, del Papa. Lo consideraba
Fundador, por la participación directa que había
tenido en los orígenes mismos del Instituto. Escri-
biendo a Pío IX, el 1 de marzo de 1873, afirmaba:
«Societas Salesiana quam Tu, Beatissime Pater,
opere et consilio fu.ndasti, direxisti, consolidasti»
(Op. ed. XXV, 337).
Don Lemoyne en los procesos apostólicos asegura
que «la reverencia que Don Bosco profesaba hacia
el Papa era efecto de un amor apasionado y fun-
dido con el amor que tenía a Jesucristo» (Positio
super virt. I, 395, par. 399).
Sabemos de Don Rua, como os acabo de leer,
cuánto sufrió por el decreto de la Santa Sede y
cuál fue su reacción de perfecto salesiano. Quiero
leer con vosotros las expresiones más importantes
de su carta confidencial, enviada entonces a todas
las casas para comunicar lo que se tenía que hacer:

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224
Documentos capitulares CG21
«Hasta ahora, a norma de los acuerdos de los
Capítulos Generales, seguíamos un camino que nos
parecía el más idóneo para nuestras circunstancias;
ahora, Quien ha sido puesto por Dios para enseñar
a los pueblos y a sus maestros, nos notifica que
debemos modificarlo; y nosotros, agradecidos y res-
petuosos, con plena y generosa obediencia, haremos
cuanto se nos prescribe, imitando así a nuestro buen
Padre Don Bosco, que tanta veneración y obedien·
cia prestó siempre a cualquier indicación de la
Santa Sede...
Comprendamos que es disposición de la amable
Providencia: que es Jesucristo mismo quien se dig-
na hablarnos por medio de su Vicario; y tratemos
de seguir las órdenes con la mayor fidelidad. La
fecha de esta carta -6 de julio, Octava de los
SS. Apóstoles Pedro y Pablo- nos debe recordar
que es San Pedro quien por medio de su Sucesor
León XIII, gloriosamente reinante, nos entrega este
precioso documento» (RICALDONE: La Pieta, Maria
Ausiliatrice, Il Papa. LDC, 1951, p. 477).
230 Y añado, en fin, el episodio de la frustrada con-
fesión de Don Rinaldi: «Un día, después de este
nuevo orden de cosas, yo me presenté a Don Rua
para confesarme, según la costumbre, y él me dio
con la puerta en las narices» (CERIA, Don Filippo
Rinaldi, SEI, 1932, p. 172).
231 De Don Ricaldone he oído citar una frase que
debió decir después de haber perdido una causa
que defendía ante la curia romana en favor de la
Obra del Cottolengo: «Si el Papa creyese deber suyo
incluso suprimir nuestra Congregación, yo le sería
plenamente dócil». Es un modo paradójico de ex-
presar lo que Don Bosco ya había dicho con pro-
funda fe: «Si nuestras Reglas, si nuestra Congre-
gación, no van a ser para la mayor gloria de Dios,
me sentiría absolutamente dichoso de que el Señor
hiciera surgir dificultades, para que no fueran apro-
badas ni aquéllas ni ésta» (MB 6, 721).
En la Congregación somos hijos de «creyentes»

6 Pages 51-60

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6.1 Page 51

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El Salesiano Coadjutor
225
formidables: la Providencia nos estimula hoy a sa-
ber imitarlos.
Así, pues: con esta actitud típicamente salesiana 232
es como debemos responder personalmente y tam-
bién en grupo, para hacer un verdadero discerni-
miento espiritual, de modo que no aparezcamos
obrando como niños apocados, incapaces de juzgar
y de profundizar las cosas, ni como críticos de ana-
tomía, que no tienen un tesoro de vida que defender
y desarrollar.
Un testimonio nuestro claro, sencillo, viril, sere-
namente objetivo frente al problema y sagazmente
contemplativo de la mediación auténtica del Vica-
rio de Cristo, influirá mucho más en nuestra iden-
tidad, en la unidad de la Congregación y en la re-
novación de toda la Familia Salesiana, que cualquier
reticencia o camuflaje de sutiles disquisiciones.
10. EL PLAN OPERATIVO DE ESTE SEXENIO
Pero vengamos más explícitamente a lo concreto. 233
Me parece que la Asamblea está más que de
acuerdo en una solución práctica de expresa y clara
sumisión al Santo Padre.
Conviene, sin embargo, buscar el modo de ma-
nifestar esta nuestra actitud no sólo a los Herma-
nos, sino a toda la Iglesia que nos mira, como nos
recordaba el cardenal Pironio.
El nuestro debe ser un gesto que dé público tes-
timonio, tanto de la espiritualidad realista que he-
mos heredado de Don Bosco, como de la madurez
de reflexión salesiana que una fe adulta nos ayuda
a hacer después de nuestro CGE.
De manera particular debe quedar claro que este 234
CG21 orientará las iniciativas de animación y de
gobierno del próximo sexenio a todos los niveles
en la línea trazada a la luz y con la ayuda de la
indicación papal, tanto más que ésta ha venido

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226
Documentos capitulares CG21
prácticamente a confirmar cuanto nuestra praxis
centenaria ha ya corroborado.
No debe ser éste un compromiso de valor sim-
plemente jurídico, sino un verdadero compromiso
práctico y global de nuestra actividad de vida y de
apostolado. Estamos bien convencidos de que, a
través de las directrices del Magisterio, nos llega
una gracia del Espíritu con la que se nos asegura
una especie de «infalibilidad biológica», como escri-
bía el cardenal Journet; o sea, la certeza de estar
caminando por el camino justo de la buena salud
y del crecimiento, sin el temor de habernos desvia-
do por senderos equivocados. El compromiso debe
centrarse en la renovación de la figura y de la fun-
ción del Director:
- la Congregación lo pide: ver los Esquemas pre-
capitulares, nn. 245, 246, 247;
- la novedad de presencia salesiana evangeliza-
dora lo exige, sea en razón de los destinata-
rios, sea en razón de la mutua complementa-
riedad y comunión de los socios (cfr el tema
«Los Salesianos evangelizadores de los jóve-
nes», n. 1-165).
- la carta del Papa nos sirve de luz y de estí-
mulo.
Si este CG21 no recibiera de la historia otro ape-
lativo que el de «El Capítulo del Director», por ha-
berle hecho recobrar el sentido primigenio de su
función, su influjo sobre el crecimiento futuro de
la Congregación sería notable.
11. ¿Y PARA EL SALESIANO COADJUTOR?
235 He dicho al principio que mi intención era refe-
rirme directamente al problema que connotaba cier-
to nerviosismo en el aula. El tema del SC nos en-
tusiasma y nos preocupa en plena y total sintonía,
aunque con diversa sensibilidad y con diferentes
propuestas.

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El Salesiano Coadjutor
227
Yo pienso que no es poco lo que este CG21 ha
hecho al respecto. El resultado de todo el conjunto
de los trabajos y de las vicisitudes capitulares me
parece sumamente positivo:
- se ha aclarado la importancia y el influjo del
elemento laical en nuestro común proyecto
pedagógico-pastoral;
- se ha afirmado y ahondado la complementa-
riedad de la dimensión ministerial y laica! en
la comunidad salesiana;
- se ha calibrado, con la ayuda del Papa, la do-
sificación de fusión entre la una y la otra: no
una complementariedad indiferente y como
casual, según las circunstancias, ni una com-
plementariedad de categorías en tensión, sino
una complementariedad objetivamente orgáni-
ca que exige, en todos y comunitariamente,
caminar juntos bajo la guía pastoral de quien
sirve a la comunidad con los dones de un mi-
nisterio que hace posible el actuar verdadera-
mente «in persona Christi» (cfr PO 2).
Pienso sea cosa muy útil que los estudiosos con-
tinúen en la investigación de este tipo peculiar de
fusión y de complementariedad orgánica entre mi-
nisterio sacerdotal y laicidad en la consagración
salesiana.
12. NUESTRO PROGRAMA PRACTICO
Un plan de futuro, o sea, las orientaciones para 236
el próximo sexenio, para nosotros, Salesianos, no
se pueden traducir prioritariamente en una receta
doctrinal, sino en un compromiso de vida y de ac-
tuación.
El núcleo central de todos nuestros problemas
está en esta línea: ¿cómo crear auténticas presen-
cias salesianas en la nueva cultura? ¿Cómo hacerlo,
conservando fielmente nuestro estilo comunitario?

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228
Documentos capitulares CG21
¿Qué tipo de actividad hemos de escoger conforme
al genuino proyecto apostólico de nuestro Instituto?
¿Dónde buscar los destinatarios y cómo evangeli-
zarlos civilizándolos? ¿Cómo reactualizar hoy el
Sistema Preventivo? ¿Cómo suscitar vocaciones en-
tre los jóvenes? Etc.
Este es el verdadero programa que nos debería
encontrar unidos a todos en la brecha operativa.
237 En los próximos seis años dediquémonos, por una
parte, a corregir, con razón, los defectos que hemos
encontrado acerca de la figura del SC en relación
con una época cultural y eclesiástica evidentemente
superada; dediquémonos también, por otra, a ahu-
yentar los peligros, no ficticios, de una perspectiva
socio-cultural y eclesiológica sutilmente desviada y
antropocéntrica. Pero no nos paremos en semejante
programa, parcial y negativo, que nos llevaría a
desembocar en polémicas estériles.
Comprometámonos, sobre todo, a actuar positiva-
mente y a programar con creatividad, aunque sea
modestamente, para que crezca el Reino de Dios
entre los jóvenes más necesitados: hemos nacido
de un generoso propósito de «ejercicio práctico de
caridad hacia el prójimo». Los trabajos del CG21
y el mensaje del Santo Padre nos proponen tres
objetivos de acción bien definidos:
l.º el anuncio del Evangelio a los jóvenes, según
el proyecto peculiar apostólico salesiano. En
este empeño el Papa nos recuerda que «las
necesidades sociales y eclesiales de los tiem-
pos modernos parecen corresponder más que
nunca al genio del apostolado de los Hijos de
San Juan Bosco, dirigido con preferencial in-
terés y dedicación a la juventud masculina»;
2.º el testimonio, personal y comunitario, de
nuestra «sequela Christi», dedicándonos a co-
nocer mejor, a profundizar y a vivir sincera-
mente las Constituciones de nuestra Sociedad,
dando «el primer puesto», corno nos indica
el Papa, «al espíritu religioso»;

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El Salesiano Coadjutor
229
3.º la animación de la Comunidad salesiana, apun-
tando realísticamente y con estudiada estra-
tegia a renovar la figura y la función del Di-
rector, en consonancia con el primitivo espí-
ritu de los orígenes y en fidelidad a la indi-
cación pontificia.
A propósito de este tercer objetivo, me ha impre- 238
sionado hondamente la coincidencia de las consi-
deraciones que presentan muchos hermanos hoy
con las reflexiones que, cincuenta años atrás, hacía
Don Felipe Rinaldi, tercer sucesor de Don Bosco y
«figura-puente entre la primera y la segunda ge-
neración de los Salesianos: último Rector Mayor
que tuvo con Don Bosco intimidad de vida y de
pensamiento» (E. VALENTINI, «Don Rinaldi, maestro
di pedagogia e di spiritualita salesiana», Torino-Cro-
cetta, 1965, p. 3).
Los Esquemas precapitulares, después de haber
enumerado los «puntos salientes» acerca de la ani-
mación de las comunidades locales, nos presentan,
en las «líneas de solución», el tema que debería
constituir el núcleo que principalmente habría que
cuidar. Dicen a este propósito:
«El ministerio de la animación comunitaria ( = fun-
ción del Director) podría llegar a ser uno de los
puntos focales del CG21» (p. 158, n. 246). E inme-
diatamente después precisan el trabajo de reflexión
que hay que realizar acerca de la figura del Direc-
tor y su preparación específica (cfr n. 247).
Hace cincuenta años, Don Rinaldi, además de
cuanto os he leído antes, decía en una conferencia:
«Cuando llegó el decreto de la Santa Sede... con
el pretexto de evitar cualquier inconveniente, se
pasó más allá de los dispuesto por el decreto ...
Queridísimos Inspectores y Directores, os conjuro
en las entrañas de la caridad de N. S. Jesucristo
que hagáis revivir en vosotros y a vuestro alrede-
dor la tradición de la paternidad espiritual, que
desgraciadamente va apagándose, con gran daño de
las almas juveniles y de nuestra fisonomía salesia-
na» (E. VALENTINI, o. c., p. 76-77).

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230
Documentos capitulares CG21
Y CONCLUYO
239 He dicho al princ1p10 que la fecha del 24 de este
mes era una feliz coincidencia, escogida también por
mi parte, para hablaros bajo el especial patrocinio
de la Virgen Auxiliadora y en el clima gozoso de
la fiesta de San Francisco de Sales en quien se ins-
pira, dentro de la variedad eclesial de los carismas,
el rostro de nuestra vocación.
En el año 1887, celebrándose el jubileo sacerdotal
del Papa León XIII, se le pidió a Don Bosco que
escribiera un artículo para un fascículo de home-
naje al Santo Padre.
Eran los últimos meses de la vida de nuestro
Fundador. Lo hago observar, porque así sus afir-
maciones adquieren un valor como de testamento.
Don Bosco redactó un escrito breve, desarrollan-
do el tema de la adhesión al Papado por parte del
santo Obispo de Ginebra, Francisco de Sales. La
conclusión de su escrito se dirigía paternalmente
a orientar el modo concreto como tenían que com-
portarse sus hijos:
«Quiero que los miembros de la humilde Congre-
gación de San Francisco de Sales, escribe, no se
aparten nunca de los sentimientos de este gran San-
to y Patrono nuestro hacia la Sede Apostólica: que
acojan pronta y respetuosamente y con sencillez de
mente y de corazón, no sólo las decisiones del Papa
acerca del Dogma y la disciplina, sino que también
en las mismas cosas disputables abracen siempre
la opinión suya aún como doctor privado, antes que
la opinión de cualquier otro teólogo o doctor del
mundo» (MB 18, 277).
El pensamiento del Padre está claro: no será tal
vez el suyo un consejo para quien tuviera que es-
cribir científicamente una tesis doctoral, pero sí
es una orientación preciosa de vida para quien tra-
baja y programa en el clima espiritual de su san-
tidad.
¡Somos herederos de grandes creyentes! Que San
Francisco de Sales alcance para nuestro CG21 el

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El Salesiano Coadjutor
231
programar inteligentemente el próximo sexenio. re-
corriendo el mismo sendero de fe y de laboriosidad
realista de nuestros «padres» en el espíritu sale-
siano.
¡Gracias!

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