Cagliero11_2020_10_es


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N. 142 - Octubre 2020
Boletín para la Animación Misionera Salesiana
Una publicación del Sector para las Misiones para las comunidades SDB y amigos de las misiones salesianas
La Jornada Misionera Mundial: Oración,
Sacrificio y solidaridad
Padre Alfred Maravilla SDB, Consejero General para las Misiones
Octubre es el mes misionero para toda la Iglesia católica.
Su momento culminante es la celebración de la Jornada Misionera
Mundial en el penúltimo domingo de octubre. Fue instituida por el
Papa Pío XI en 1926 por solicitud de la Sociedad para la Propagación
de la Fe. Mediante el mensaje mundial del Papa, la Jornada
Misionera Mundial nos recuerda que la Iglesia es misionera por su
misma naturaleza. Por eso cada miembro de la Iglesia está llamado a
participar de la responsabilidad de la misión ad gentes, o sea, a compartir el don de la fe con los que no la han
recibido aún.
Se prepara con cuidado y se debe vivir con verdadero fervor, la Jornada Misionera Mundial es una ocasión preciosa
para formar creyentes con sensibilidad misionera. Por medio de iniciativas organizadas por la animación misionera,
todo católico está llamado a participar activamente en la misión de la Iglesia. Sobre todo a través de la oración y
el ofrecimiento de sacrificios inherentes a las enfermedades o propios de la vida ordinaria de cada día. Los Papas
Pío XI. Juan XXIII, Juan Pablo II establecieron que todas las ofertas recogidas durante la Jornada Misionera Mundial
se destinaran íntegramente a cubrir la necesidades de la misiones ad gentes de la Iglesia. Efectivamente, los
sacrificios financieros de los fieles "son esenciales para sostener y construir la Iglesia y para testimoniar la
caridad”, pero deben ser iluminados e inspirados por la fe” (Redemptoris missio, 81).
Comprometiéndose, de maneras diferentes, en La actividades de la Iglesia, la fe de cada creyente crece, se
refuerza con nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones” (Redemptoris missio, 2). Que cada Jornada Misionera
Mundial sea una ocasión para sensibilizar a todos los miembros de nuestras CEP promoviendo la oraciones y la
solidaridad por las misiones: los que se encuentran en lugares de antigua tradición cristiana y los que recibieron la
fe últimamente; los que aportan recursos abundantes o de acuerdo a su pobreza; los que gozan de libertad junto
con los que sufren persecuciones.
Preguntas para la Reflexión y la Comunión
¿Cómo podemos promover la conciencia misionera a través de la Jornada Misionera Mundial?
¿Cómo podemos mover nuestras CEP para promover la oración y la solidaridad por las misiones?
Cada año, desde 1875 los misioneros participantes reciben una cruz
llena de significado.
Da Mihi Animas Coetera Tolle: es el lema que desde el inicio ha
caracterizada a los hijos de Don Bosco. Esta breve oración salesiana, en
un contexto misionero, adquiere una luminosidad particular: dejar
todo, también la propia tierra, las seguridades, la cultura, para
dedicarse sin límites a quienes se es enviado, y ser para ellos
instrumentos de salvación.
El Espíritu Santo que desciende sobre el Buen Pastor, como hizo en el
río Jordán, desciende ahora sobre Cristo presente en el dinamismo
pastoral de la Iglesia. Toda actividad misionera sin el Espíritu Santo, sin
su luz, sin su discernimiento, sin su fuerza y sin su santidad, se reduce
solo a una serie de actividades vacías, sólo que realizadas en lugares
lejanos.
Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19), es el
corazón del mandato misionero del resucitado. El texto da el mandato
de hacer que todas las personas sean discípulas de Jesús: El texto
griego sostiene el mathêteúsate, “hacer discípulos”, que es mucho más
que docete (enseñar). Y que se realiza mediante otros tres verbos
(vv. 18.19): “vayan”, “bautizandoy enseñando”. La evangelización
exige una actitud de Iglesia en salida”, para llegar a todos, ofreciendo
la plenitud del don de Dios, mediante palabras y obras. Palabras que enseñan todo lo que el Maestro
nos ha revelado. Obras: todo el creativo hacer misioneroeducativo-pastoral, lleno de iniciativas,
que llevan dignidad y humanidad a los jóvenes más pobres, pero ofreciendo sobre todo la mayor de
todas las obras: la inmersión en la gracia sacramental del bautismo, que lleva a todas las personas a
entrar en la vida plena del misterio de Dios comunión Padre-Hijo- Espíritu Santo.

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ESCOGER LA MEJOR PARTE
Mi vocación misionera nació después de la escuela media, cuando
conocí al padre, Sabbe Albert, un sacerdote salesiano belga que
trabajaba en Kinshasa. Él animaba a los jóvenes del oratorio y
miembros del grupo vocacional, del que también yo era miembro
activo. Su entusiasmo y su deseo de trabajar con los jóvenes nos
atraía a todos. Su vida y su ejemplo me conmovieron mucho. Durante
los años de mi formación, pensé y reflexioné en esto. Después de los
estudios filosóficos, tuve el gran privilegio de tener una experiencia
misionera en Maridi, en Sudán del Sur, donde me mandaron a hacer el
tirocinio. Así comencé mi viaje misionero.
Los desafíos que encontré como misionero son en primer lugar la lengua. Trabajando en un lugar
como Palabek, un campo de prófugos en el norte de Uganda, necesitamos aprender más de una
lengua. Aquí las personas viven en un asentamiento dividido en zonas y bloques, que pertenecen a
muchas tribus y lenguas diferentes. Comunicarse con personas de lenguas diferentes no es fácil.
Otros desafíos son la extrema pobreza de las personas, la distancia de un lugar a otro del
asentamiento y la dificultad de llegar a las personas para celebrar los sacramentos. Por la lejanía del
lugar, a veces experimento un sentido de aislamiento por la inaccesibilidad de los servicios; es difícil
llegar a ciudades como Gulu y Campala.
Mi alegría más grande es celebrar los Sacramentos y
llevar a Jesús a los jóvenes, a las personas más
vulnerables y a los refugiados. Vivir en medio de los
refugiados me proporciona la alegría de comprender
sus luchas en la vida y compartir su vida de la mejor
manera posible. Para mí ésta es una verdadera vida
misionera, experimentando la encarnación de Jesús,
que vino a nosotros y compartió nuestra condición.
Para mí es una gran alegría vivir en una comunidad
donde los hermanos provienen de diversos países y
continentes. Comparto la vivacidad del carisma
salesiano y la alegría de vivir juntos.
Para quien quisiera compartir esta vocación misionera salesiana, puedo decir que es escoger la
mejor pate”. Es una vocación preciosa ser misionero ad gentes que nos hace felices porque el
Señor Jesús mismo está compartiendo esta experiencia y seguramente descubriremos la alegría de
ser discípulos de Jesús como Don Bosco. Vayan, pues a todos los pueblos y hagan que sean mis
discípulosY yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo. (Mt 28, 19-20)
Padre Julius-Luis Makalamba, misionero en Palabek, Uganda
Testimonio de Santidad Misionera Salesiana
P Pierluigi Cameroni SDB, Postulador General para las Causas de los Santos
El Venerable Mons. Vicente Cimatti (1879-1965), Misionero en Japón, así
escribía a un exalumno, desanimado de la vida: no digas esta palabra tan
desentonada (sabes que me gusta tanto la música): soy un hombre acabado’. Sigue
cumpliendo tu deber de padre (para tu esposa y tus hijos) según tus posibilidades;
tu deber de caballero bajo todo los puntos de vista (ciudadano y religioso) en la
vida privada y pública – dirige más directamente al Señor las actividades que te ha
concedido de alma y cuerpo – pero reza y actúa con todos los elementos de tu
familia y según las diversas condiciones o posiciones en que se encuentran.
Nada de acabadoes cuestión de comenzar a cumplir siempre mejor tus deberes de
hombre, de educador, de padre, de ciudadano, de cristiano…, pero apóyate con fe y
humildad en el Señor, y verás que todo saldrá bien.
Por los voluntarios y
los laicos misioneros
Intención Missionera Salesiana
Para que entre nuestros jóvenes animadores y laicos
comprometidos haya quienes ofrecen su tiempo y
calidad al servicio misionero.
La Congregación promueve el Voluntariado Misionero
Salesiano como una propuesta para involucrar a los
jóvenes en el llamado misionero del Señor. Oremos para
que las valientes iniciativas de voluntariado misionero
entre nuestros jóvenes florezcan en las inspectorías.