Cagliero 11-07 2009 spg


Cagliero 11-07 2009 spg

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Numero 7
«boletin de animacion misionera salesiana»
11 julio 2009
¡Queridos hermanos – misioneros de los jóvenes, queridos amigos de las misiones
salesianas!
Durante los meses de julio y agosto en muchas inspectorías estamos viviendo un
tiempo de vacaciones veraniegas, con muchas oportunidades de campamentos,
experiencias de fe, de entretenimiento y también de alguna experiencia misionera. El
voluntariado misionero, en formas tan diversas, es ya una estructura de la pastoral
juvenil en casi todas las inspectorías.
Conocemos las experiencias de algunos grupos misioneros de América Latina, de Asia,
que implican a sus miembros regularmente, cada semana, cada mes, en el trabajo
misionero de las aldeas de las zonas a donde no pueden ir los sacerdotes – ayudando
especialmente en la catequesis, primera evangelización.
IN ESTE NÚMERO
Del Consejero General
Intención misionera salesiana,
julio 2009
El mejor regalo que he recibido de
los jóvenes
Misioneros entre los Musulmanes
Conocemos la experiencia de grupos misioneros de América Latina, que llevan a sus miembros durante los tiempos fuertes
litúrgicos (Semana Santa, Navidad a las chabolas de la gran ciudad o entre los grupos indígenas de la Amazonia para un trabajo
misionero concreto. Conocemos las experiencias misioneras de tres semanas, precedidas de un período de formación de un mes
durante el año escolástico – como tiene lugar en alguna parroquia de Europa o de Asia Este.
Conocemos también las experiencias del voluntariado juvenil misionero en la propia patria, de inspectorías de América Latina,
como la del Ecuador. Cada año envían unos 200 jóvenes, durante un año, a diferentes lugares del país – a las selvas amazónicas,
a las comunidades de la Cordillera, a lugares de la costa o entre los muchachos de la calle – y comparten en todo la vida de los
salesianos. Otras inspectorías envían sus voluntarios también al extranjero.
Conocemos también otras experiencias de cooperadores – voluntarios que ofrecen su competencia profesional para llevar adelante
algunos proyectos de desarrollo (como JTM – España, VIS – Italia, COMIDE – Bélgica, etc).
Conocemos también otros grupos de la Familia salesiana explícitamente misioneros, que mandan a sus miembros laicos, casados
y solteros, habiendo hecho una promesa misionera, durante algún año, unos y otros para toda la vida, a países de misión.
Come veis son diversas las formas de voluntariado misionero. Lo importante es hacer un camino de formación, previo, durante y
después de estas experiencias. Os deseo que también en vuestra inspectoría sea cada vez más pujante este camino de formación
misionera para los jóvenes. Esperamos poder llevar las experiencias de América Latina a la consideración de toda la Familia
salesiana en el 2011 mediante el tema de le Jornada misionera de ‘Formar a los jóvenes misioneros’. Os deseo un tiempo de
abundantes frutos apostólicos, cerca de los jóvenes, con el corazón de Don Bosco misionero.
Don Václav Klement, SDB
Consejero General para las Misiones
Intención misionera salesiana, julio 2009
«Para que los hermanos que trabajan en los países del Norte de África tengan la paciencia y
el valor del testimonio diario de la fe cristiana con alegría y entusiasmo»
En los países de África septentrional – Marruecos, Túnez, Libia y Egipto viven y trabajan unos 30 hermanos,
dedicados sobre todo a obras educativo-pastorales con estudiantes casi exclusivamente musulmanes, ofreciendo
servicios pastorales a los poquísimos católicos extranjeros. Se trata de una presencia muy significativa que exige
una gratuidad ‘casi absoluta’ en el cotidiano servicio.
P ara la intención general y misionera del P apa ver www.sdb.org
P ara sugerencia y aportes : cagliero11@gmail.com

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El mejor regalo que he recibido de los jóvenes
Recuerdo cuando en 2007, en la parroquia de Santo Domingo Savio Bellflower, USA, manifesté por primera vez mi
deseo de ser voluntario en medio de los huérfanos de Ecuador. Desde hace ocho meses trabajo con los muchachos de
Guayaquil. Creo haber encontrado la pasión de mi vida. Si tuviera que escoger la mejor vivencia de mi vida, elegiría
ésta.
Esta experiencia ha cambiado mi visión del mundo. Me ha abierto los ojos a la realidad de la pobreza, el hambre, y las
condiciones en que se encuentran los países en vías de desarrollo. Y no sólo me ha abierto los ojos, sino que se ha
convertido en la inspiración que me ha hecho una mejor persona.
Al principio me daba miedo este nuevo país, lejos de mi familia, de mis amigos, pero cuando conocí a estos muchachos
desaparecieron todas las inhibiciones. No podía creer cuando me decían que esta experiencia cambiaría mi vida. Ni me
imaginaba lo exacto que iba a resultar. Ver un muchacho inocente tirado por el suelo cambia tu vida; y cuando el
muchacho se decide venir contigo al oratorio es una bendición. Siento que he acogido no sólo a Vince o Erick, sino a
Dios mismo.
Cada día que pasa es un regalo de Dios. He podido entender qué es amarle a Él, de lo cual estoy enormemente
agradecido. Lo mejor que he aprendido aquí es la inseguridad de las cosas que poseemos, ya sean los zapatos, o un
plato de arroz o los mismos padres. Y yo creía que todas estas cosas me daban seguridad. Hace un año mi vida se me
venía abajo, no tenía motivación ni para estudiar ni para trabajar. Ahora dejo Ecuador con una nueva visión de la vida,
un nuevo deseo, un nuevo motivo, seguir ayudando a los demás. Esta nueva motivación que crece en mi corazón es el
mejor regalo que he recibido de mis muchachos, es algo que no se puede comprar con dinero.
Entonces ¿Dónde me veo dentro de diez años? Me veo de una manera diferente en el mundo, ayudando a los demás, no
sé si en Ecuador, quizás de bombero. Agradezco a todos los hermanos y sacerdotes salesianos que, en todo esto, rezaron
y creyeron en mí. Ellos me ayudaron a ser lo que soy ahora.
Juan Garcia, 18 años
MISIONEROS ENTRE LOS MUSULMANES
«… Nosotros estamos aquí porque somos misioneros,
porque tenemos una fe que compartir, una Buena
Nueva que dar a conocer. Ciertamente nuestra misión
es sobre todo testimonio. Un testimonio de la fe que
nos anima, de la esperanza que nos sostiene, y del
amor que recibimos de Dios y que queremos
compartir con todos.
Personalmente no me siento frustrado porque haya
pocos cristianos o porque sean pocos los que se
convierten a nuestra fe. Estoy convencido de que
Don Václav Klement y Don José Miguel Núñez, Consejero para la
región Europa Oeste, con los jóvenes del centro de Formación
estamos aquí para “sembrar”, no para “recoger”.
Sembramos en la oración, aunque silenciosa, en las
lecciones de nuestra escuela o en las del gobierno, en
Profesional“Assabil”, Marruecos.
nuestra presencia en los hospitales y en los
dispensarios… en el compartir nuestra vida con la de los que viven aquí.
Ciertamente que la acción misionera no puede medirse con el registro de los sacramentos o con otros instrumentos de
medida. Sólo Dios la puede medir. Sólo Él un día nos podrá decir: Tuve hambre, de un mundo fraterno, de amistad, de
amor, de Buena Noticia, de Dios… y vosotros habéis venido a buscarme… Entonces alguno preguntará: pero ¿cuándo
te hemos dado esperanza? ¿Cuándo te hemos dado una buena palabra? ¿Cuándo te hemos dicho la verdad sobre un
Dios-Amor? ¿Cuándo te hemos dado la esperanza de un mundo fraterno?” Entonces Jesús nos dirá: “Cada vez que lo
habéis hecho a estos pequeños, a esta gente que vive en esta tierra difícil, me lo habéis hecho a mí. Por eso pienso
que un obispo o un sacerdote que trabaja aquí no debe sentirse desanimado por el hecho de no tener grandes acciones
pastorales. Está llamado a dar testimonio, a hacer que a través de su vida y de su acción pase un destello de la Luz
que ilumina a todo ser humano.
Lo que importa no es recoger frutos sino echar las semillas evangélicas que un día darán su fruto… La misión es
siempre “misión” incluso en países musulmanes. Nosotros, los misioneros necesitamos, pues, un par de anteojos, los
de la fe, para poder ver y creer que acción y testimonio tienen sentido y hacen fermentar la masa del mundo».
Monseñor Giorgio Bertin
Obispo de Gibuti y Administrador apsotólico de Mogadiscio
(Popoli e Missione, Marzo 2009, p. 52-53 – citado con permiso)