¡En Mozambique he encontrado el rostro de Cristo
y mi felicidad!
N ací en Timor Este. Mi vocación misionera es fruto de una experiencia
cristiana enraizada en mi familia, donde he recibido un gran ejemplo
de amor a Dios y fe en Él. Tanía también una gran admiración por Don Alfonso
María Nascher, misionero en Timor que era mi director espiritual. El 24 de ma-
yo de 1992, fiesta de María Auxiliadora, celebraba su 60º aniversario de vida
consagrada salesiana. Coincidía con la visita de Don Luciano Odorico, entonces
consejero para las misiones. En aquella ocasión tuve la intuición de ofrecerme
para las misiones ad exteros, ad vitam como un bello don a mi director espiri-
tual que tenía una gran devoción a María Auxiliadora. Por eso, durante el oferto-
rio, llevé al altar mi carta al Rector Mayor pidiéndole mandarme como misionero. He tratado de ali-
mentar este deseo durante los años siguientes de mi formación inicial
con la oración y la escucha. En 1995, después del postnoviciado, volví
a Timor Este para mi primer año de tirocinio, y al año siguiente recibí
la cruz misionera del Rector Mayor Don Juan Vecchi, como miembro de
la 126ª expedición misionera, destinado a Mozambique.
Ciertamente en Timor son muchas las necesidades de los sale-
sianos. Por otra parte, allí, el carisma salesiano está ya bastante arrai-
gado e inculturado. Hemos recibido tantos misioneros, por tanto, es
conveniente que nosotros, como fruto de las fatigas de los misioneros,
nos ofrezcamos para las necesidades misioneras de la Congregación.
También he entendido que recibí mi vocación salesiana como un don
gratuito de Dios, por eso trato de vivirla con alegría y compartirla con
los demás.
Desde hace 18 años ya soy misionero en Mozambique. Aquí hice
dos años de práctica en una parroquia. Después de mi ordenación sacerdotal he trabajado siempre en
las escuelas profesionales donde me encuentro todos los días en medio de los jóvenes que me han
hecho entender su sed y hambre por el sentido de la vida y de Dios. En medio de ellos he encontrado
el rostro de Cristo y mi felicidad. En medio de ellos trato de dar lo mejor de mí y servirles con un co-
razón salesiano. Pero digo también con toda sinceridad: "somos siervos inútiles. Hemos hecho lo que
teníamos que hacer" (Lc. 17, 10).
A los salesianos que están haciendo el discernimiento de su vocación misionera salesiana quisiera
ofrecer tres palabras: ¡la libertad, la disponibilidad y el ánimo para ir a donde Dios quiera!
P. Adolfo de Jesus Sarmento
timorense, misionero en Mozambique
Intención Misionera Salesiana
Por la Evangelización de China en el Contexto de la Región Asia Oriental - Oceanía
Para que María, modelo y Madre de todos los discípulos, acompañe a la Iglesia de
China en el crecimiento de las comunidades cristianas.
No obstante todas las dificultades externas e internas de las Iglesias cristianas en
China durante los últimos 60 años, debemos dar gracias a Dios por el gran
crecimiento de las comunidades cristianas. Antes de 1949 sólo había un millón de
protestantes y unos 3 millones de católicos, ahora las estadísticas oficiales hablan
de 20 millones de protestantes y 5 millones de católicos. Además hay al menos
otros 50 millones de cristianos de las iglesias 'no oficiales', no registradas ante la
autoridad civil. Hay muchos seminarios, religiosas y sacerdotes chinos, que
estudian en el extranjero en los países de la Región Asia Este-Oceanía, en Corea, Japón, Taiwan, y hasta en
Filipinas. Es importante esta cercanía de las iglesias particulares de la región para ayudarles en la formación
de hermanos y hermanas chinos y en su perseverancia en la fe, valorizando el patrimonio cultural y espiritual
de este gran pueblo.
Todos los números precedentes del “Cagliero 11” se encuentran en purl.org/sdb/sdl/Cagliero
