Cristo sigue llamando |
Inspectoría
Salesiana de “Santiago el Mayor" León , 24 de
noviembre de 2005 nº 48
NO LA DEBEMOS DORMIR, LA NOCHE SANTA
.
No
la debemos dormir
la noche santa,
no la debemos
dormir.
La Virgen a solas piensa
qué hará
cuando
al Rey de luz inmensa
parirá,
si de su divina
esencia
temblará,
o qué le podrá decir.
No
la debemos dormir
la noche santa,
no la debemos dormir.
Amén.
ÍNDICE
Retiro ………………………...3-11
Formación………………….12-22
Comunicación.……..........23-27
El anaquel…………….......28-56
Revista fundada en el 2000
Edita y dirige:
Inspectoría Salesiana "Santiago el Mayor"
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Tfno.: 987 203712 Fax: 987 259254
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Maqueta y coordina: José Luis Guzón.
Redacción: Segundo Cousido y Mateo González
Depósito Legal: LE 1436-2002
ISSN 1695-3681
RETIRO
MAMÁ MARGARITA, madre de la familia educativa creada por D. Bosco en Valdocco
Marcos Mellado
El 150 aniversario de la muerte de mamá Margarita ha sugerido el aguinaldo del Rector Mayor para el año 2006. Mamá Margarita, madre de la familia educativa creada por D. Bosco en Valdocco, nos anima a prestar especial atención a la familia, cuna de la vida y del amor, lugar privilegiado de humanización.
Se puede abordar la figura de mamá Margarita desde muchos frentes: como mujer, como madre, como madre de D. Bosco y de sus muchachos. Dejemos a los historiadores que hagan su particular trabajo. Este año nos conviene contemplarla como mujer que se hace madre de la familia creada por D. Bosco.
MAMÁ MARGARITA, MUJER
1. La mujer de hoy
Basta sentarse un rato delante del televisor con un poco de sentido observador para percatarse del amplio repertorio de modelos femeninos con los que nos encontramos. Consideraciones estéticas, valoraciones morales de actos y actitudes, circunstancias laborales, modelos de relaciones con las personas, vivencia de la sexualidad, pretensiones de ocupar lugares en la sociedad, manipulación del cuerpo femenino como reclamo publicitario...
Pero, para conocer a la auténtica mujer de hoy, conviene dialogar con las mujeres, más o menos jóvenes, de nuestras obras; podemos percibir la multitud de circunstancias que les toca vivir y de problemas que afrontan.
Quizás conviene separarnos un poco de la ‘realidad virtual’ que nos imponen los medios y fijarnos más en las mujeres reales de carne y hueso: las que enseñan a rezar a sus hijos, las que estudian con ellos para estimularles en sus tareas, las que velan por sus sueños y sus enfermedades, las que asisten a las reuniones de padres en la parroquia o en el colegio, las que sufren con sus hijos los fracasos de la vida, las que enseñan a sus hijos compartir tiempo y dinero con los más necesitados, las que superan sus dudas de fe en un voluntariado social o parroquial, las que acompañan a sus maridos donde no les apetece con tal de fortalecer el amor de pareja, las que comprenden y perdonan las debilidades de los miembros de su amada familia,...
Esta es la mujer de hoy; esa mujer es más cercana a la imagen de mujer que experimentó D. Bosco y que percibieron los jóvenes del Oratorio con la persona de Mamá Margarita.
2. Mujer o rostro femenino-materno de Dios
La mujer, como persona humana, integra cuerpo y alma, proyectos y valores, ideales y vivencias. No es sólo cuerpo o alma, inteligencia o voluntad, .... Es unidad de persona que, en lo más íntimo de su ser, se puede denominar “espíritu”. Esto es lo que la hace más imagen de Dios; no su cuerpo ni su inteligencia, no su psicología o su voluntad.
Por su espíritu, la mujer se siente abierta a Dios, se siente morada de Dios, se experimenta protegida de Dios y llamada a plenitud de vida. Y de ahí se puede intuir la sintonía con Dios. El Espíritu, tercera persona de la Trinidad, la ‘ruaj’ de Dios, es el rostro femenino de Dios.
Sin este principio femenino de Dios, reflejado en el espíritu de la mujer, no es posible comprender el surgir de la historia de la salvación. La mujer ayuda a entender este rasgo de Dios, en el cual se muestra su fecundidad, su amabilidad, sus proyectos de familia,...
Esto tan característico de la mujer, reflejo de la vida de Dios, también tomó forma en mamá Margarita y pudieron tocarlo los muchachos de D. Bosco. Quizás la formulación teórica y teológica la hayamos inventado más tarde, pero ellos se adelantaron a vivirla y experimentarla. En el encuentro con la madre del Oratorio, los muchachos pudieron experimentar la amabilidad de Dios, su providencia, la fuente de vida, los sueños de un futuro mejor para todos, la fortaleza por conseguir nuevas metas en la construcción de una sociedad más acorde con los criterios de Jesús.
3. Mamá Margarita que se realiza compartiendo la misión del hijo
El punto de partida de la vida de Mamá Margarita no fue el nacimiento de Juan Bosco, su hijo santo, sino la marcha desde el pueblo a la ciudad de Turín, acompañando a su hijo embarcada en una aventura cuyo fin era impredecible.
Juan Bosco llevaba años dedicando todas sus energías al Oratorio, hasta caer extenuado en una enfermedad “que difícilmente se cura” (en expresión de la marquesa de Barolo). Juan Bosco se recupera durante una temporada en la casa materna y vuelve a Turín acompañado de su madre. Cuando se acercaban a la ciudad encuentran a un sacerdote amigo de Juan, que le apoya donándoles su reloj de bolsillo para hacer frente a las primeras necesidades; ese es el panorama con el que Margarita se encuentra. Panorama descorazonador para cualquier mujer sin fe en Dios y en su hijo.
Otro motivo para quedarse con su hijo lo proporcionaba el ambiente en que tenía que vivir: barrio conflictivo, junto a una casa “dove si commettevano dei nefandi”. D. Bosco sabía que necesitaba una madre para su obra; y Margarita comprendió también la necesidad por ello la opción arriesgada y valiente de consagrarse también ella a la obra de su hijo.
La figura de mamá Margarita es fácil imaginarse, a pesar de que no existan muchas fotografías suyas. Mujer campesina de su tiempo. Recia, fuerte, capaz de desempeñar labores de un campesino, pues se las arregló, siendo viuda, para sacar adelante una familia de tres hijos y una abuela. Con intuición femenina comprendía el estado de ánimo de los miembros de la familia y adivinaba el posible futuro de su hijo: sacerdote.
El “hazte robusto” del sueño no estaría lejos de la fortaleza que veía en su madre; sin necesidad de preocuparse de ‘guardar la línea’, sin controles de peso, sin masajes ni gimnasios, sin terapias ni preocupaciones de fitness... Margarita comprendía que la salud es don de Dios, que cuidar la salud es un deber moral, que lo que daña al cuerpo no es bueno para el espíritu, que la naturaleza es sabia y creada por Dios por lo cual merece respeto.
Mamá Margarita enseñará a su hijo a contemplar el cielo y la naturaleza, como don de Dios y ámbito en el que desarrollar la vida. Don Bosco lo transmitió también a sus chavales, aunque sin la organización ecologista que posteriormente se ha desarrollado.
Como mujer, también Margarita se preocuparía de la estética; pero no con el afán que prima en nuestros tiempos (forma externa, figura,...) sino con la inquietud de armonía con la naturaleza. Estética que la ayuda a comprender la auténtica belleza del cuerpo del Crucificado. Es una escena sobradamente conocida cuando, cansada por los destrozos que producen los biricchini, decide volverse al pueblo; D. Bosco la señala el crucifijo. Margarita comprende que el cuerpo tiene un mensaje de salvación, en cuanto que es cuerpo entregado-donado.
La enfermedad, así como la muerte de su marido, también la ayudan a comprender que es necesario cuidar el cuerpo. Es cierto que no tratará ‘delicadamente’ su cuerpo, pero sí con las elementales reglas de prudencia en el contexto rural de su época, que la permitan desarrollar con salud las tareas de su condición. Así, en armonía con la naturaleza, mamá Margarita afrontará las dificultades que la vida va poniendo en el camino.
MADRE DE DON BOSCO Y DE SU PRIMERA COMUNIDAD
1. Madre del sacerdocio de D. Bosco
Cuando D. Bosco empezó su apostolado con su primer Oratorio para niños y ancianos de su pueblo, Margarita fue ya su consejera y animadora. Desgraciadamente Juanito Bosco no contó con la ayuda del párroco del pueblo.
La ternura de la madre sabía compaginarse con la exigencia ante las situaciones (pensemos en la necesidad de enviar a Juan con los Moglia ante las dificultades con el hermanastro Antonio). Y se vio obligada a cumplir con los hijos los dos papeles, el de padre y el de madre. Nunca se quejó D. Bosco de haber crecido en una familia monoparental; mamá Margarita tuvo la fortaleza de ánimo suficiente para que sus hijos no echaran en falta la figura del padre.
Cuando D. Bosco fue al seminario, su madre le dio consejos que quedaron grabados en el corazón del hijo. La consagración que hizo de él en su nacimiento, los consejos sobre la vida sacrificada del sacerdote, las indicaciones sobre la elección de los amigos... calaron de tal manera en el alma de D. Bosco que le quedaron firmes para siempre.
Mamá Margarita fue dura e inflexible: “prefiero tener un hijo campesino que tener un sacerdote descuidado de sus deberes sacerdotales”, “nunca te visitaré si te haces rico”. Así fue configurándose la imagen de sacerdote que aprendió D. Bosco y que después vivió en su compañía, al tenerla presente como madre de familia en la nueva comunidad de Valdocco.
2. Mamá Margarita, madre de la primera comunidad de D. Bosco
Cuando Margarita moría, llamó a su hijo y le indicó los jóvenes en los que podría confiar para fundar su congregación. Efectivamente Rua, Cagliero...eran los indicados por el sexto sentido de la madre que conoce a los jóvenes.
Esa intuición materna se manifestaba al comprender las andanzas de su hijo, sus proyectos y avatares, sus cansancios y sus alegrías. Ciertamente Margarita entendía la espiritualidad de D. Bosco. No en vano se la había enseñado ella. La formulación de dicha espiritualidad se la dejaba al hijo.
Y esto no es una ‘boutade’: D. Bosco le daba a corregir sus escritos a su madre, para que diera sus sugerencias acerca de la forma y del contenido. No quería escribir nada que su madre no entendiese o no practicase. Si su madre no lo vivía, ¿cómo iba a entenderlo y vivirlo el pueblo sencillo. Así, la santidad de Margarita se iba sugiriendo como un modelo peculiar de santidad.
A Juan Bosco le tocaba escribirlo, pero quien modelaba la santidad popular en el alma de Margarita era el Espíritu; Juan Bosco lo formulaba, pero la madre lo vivía y lo irradiaba. Y la comunidad de D. Bosco se enriquecía con esa santidad de un miembro tan integrado.
Como María es madre e hija de la iglesia, así también Mamá Margarita es la madre y la principal discípula de la comunidad de D. Bosco. No podía existir la comunidad de D. Bosco sin su madre; y cuando murió Margarita fue la madre de Rua quien ocupó su lugar.
Y siempre, pero de modo especial al morir mamá Margarita, Don Bosco suplicó a María que fuera Ella la madre de sus hijos. D. Bosco había comprendido el lugar insustituible de una madre en la educación de los muchachos.
La inventora de las ‘buenas noches’ había sido su madre; y el modelo de mujer y de madre que veían los muchachos era Margarita. Y a falta de otra mujer y madre, sólo la mujer-madre de Jesús podía suplirla, la Virgen María.
El aspecto femenino y materno de Dios, el Espíritu, se hacía presente en el Oratorio con la persona de mamá Margarita. Eran aspectos insustituibles en la vida de sus jóvenes y de la comunidad iniciada por D. Bosco.
MAMÁ MARGARITA EN EL AGUINALDO PARA EL 2006
Con esta figura de fondo y en este escenario analizamos el aguinaldo del Rector Mayor. El texto se formula así: “Prestar especial atención a la familia, cuna de la vida y del amor, y lugar primordial de animación”. Y la misma formulación es sugestiva en algunos de sus términos.
1. Ante todo la palabra “cuna”. Es una palabra que sugiere adormecer o entretener a los pequeños. Ya los místicos la usaban. “Acunar al Espíritu en el corazón” quiere decir darle lugar de descanso y de paz dentro de nosotros; es una invitación al amor y al sosiego dentro de uno mismo.
También señala la acción propia de la madre y mujer, que reconciliándose consigo misma es capaz de acunar al hijo que pasa de sus entrañas al nuevo ámbito familiar y a la cuna de sus desvelos.
Acunar al hijo o acunar al Espíritu son tares parecidas para la mujer que es madre o para la persona humana que siente dentro de sí que un hijo o el Espíritu se han despertado. Sin acunamiento no hay madre, y sin acunar no hay Espíritu.
Por tanto, acunar supone una vida que nace y renace cada mañana, y supone un amor que se hace servicio, entrega sacrificada.
2. Vida y amor
Ambas palabras forman parte de la definición de matrimonio dada por el Concilio Vaticano II: “comunidad de vida y amor”.
La vida es el don más grande que podemos tener antes de poseerla; y es un don que nos abre a otros muchos dones. Y también un don para ofrecer, como signo de amor: “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
Es clara esta ley de vida (aunque muchos elementos de nuestra sociedad traten de ocultarlo): la vida tiene sentido en la medida en que se ofrece. Y la familia sabe que su vida es de calidad si está construida sobre la donación y el amor.
Son muchos los testimonios que nos ayudan a comprender esta gran realidad, en la que la vida familiar sólo nos satisface realmente si se respira amor en ella. Una familia sin vida y sin amor, no puede ser lugar en el que pueda construirse una persona; una familia que no prodiga amor no es una familia humana. Recuerdo siempre aquel niño que me decía que quería irse a vivir con sus abuelos porque en su familia no se sentía querido. Un hogar sin amor es un lugar de tortura y de martirio. El amor y la vida humanizan al hombre y a la mujer.
3. La familia “lugar primordial de humanización”
La experiencia de auténtico amor contribuye a que las personas se realicen de verdad, cobren el carácter humano propio de nuestro ser personas. Esta experiencia se aprende y se consolida en la familia.
La persona de Jesús también fue configurándose en este ámbito familiar marcado por el amor. Consideramos a Jesús como “el hombre perfecto”, ideal al que tiende toda intervención educativa. Por ello habremos de asegurar las raíces que alimentaron su auténtica realidad humana, la experiencia de amor en la familia.
Efectivamente, Jesús vivió en una familia, como los demás. Él santificó durante treinta años el hogar de José y de María, y se humanizó en ese hogar de Nazaret.
No fue tarea sencilla en aquel tiempo, como no lo es en esta época del siglo XXI; sin embargo es paso obligado para que el amor y la vida construyan la identidad de cada uno de los jóvenes de nuestras obras. La familia es ámbito imprescindible, espacio estratégico, ‘lugar primordial de humanización’ de nuestros adolescentes y jóvenes. Tengámoslo presente en nuestros proyectos educativo-pastorales.
4. “Prestar especial atención a la familia”
Así empieza el aguinaldo del Rector Mayor. Realmente, sin familia no puede haber vida, ni amor, ni humanización. Muchas cosas y valores van cambiando con el paso del tiempo; la familia permanece con elemento imprescindible.
Quizás puede dar la impresión de que hay atentados que ponen en entredicho a la institución familiar; no obstante, la familia sigue siendo un valor en alza. Para muchos jóvenes sigue siendo punto de referencia y, a veces, de residencia.
Es cierto que hay muchas situaciones adversas: divorcios, separaciones, trabajo fuera de casa, estrechez del espacio físico en el hogar, libertad sexual, tiempo escaso dedicado a la familia, dificultades económicas para mantener la familia, diferencias generacionales para la convivencia..., sin embargo se tiende a mantener la familia como punto de referencia.
Se dice con frecuencia: “si educas a un hombre has educado a una persona, si educas a una mujer estás educando a una familia”. Esta expresión de sabiduría nos señala el lugar primordial de la mujer en la familia, su mismo corazón. Y “prestar atención a la familia” sugiere cuidar con especial esmero a la mujer que la anima.
Es necesario detenerse un poco para apreciar el papel de la madre-mujer en el seno de la familia y en la personalidad de sus miembros. Influencia de orden psicológico y moral, incidencia también en la educación religiosa.
Basta pensar en las madres cristianas que han enseñado a rezar en familia, que han hecho surgir los primeros sentimientos religiosos en los hijos. Se suele decir que actualmente estamos ante una generación de chavales a los que sus mamás no enseñaron a rezar. Por paradojas del destino, otras madres-mujeres son las que están cumpliendo esa función; las abuelas. Ellas enseñan a orar a sus nietos; y, ¡claro está! las mamás no pueden impedírselo porque la ayuda que aportan a las familias es impagable.
CONCLUSIÓN
Don Bosco fundó una gran Familia, que hoy se denomina Familia Salesiana. Esta familia, con buen número de sus miembros camino de los altares, tuvo su primer hogar en la casa de Valdocco. Pero su origen venía de más atrás; hay que remontarse al Juanito del oratorio iniciado en I Becchi, donde se compaginaba el rosario con los juegos y la repetición del sermón dominical del párroco.
Esta actividad de la Familia Salesiana en ciernes tenía a mamá Margarita como aliento materno; a medida que fue ampliándose la vida de la Familia Salesiana también fue haciéndose presente el elemento femenino en la persona de Margarita, para que no faltara la vida y el amor.
Esta experiencia de comunidad-familia en el Oratorio de Valdocco, con la presencia decisiva de mamá Margarita, se prolongará en múltiples obras salesianas. Es cierto que cobrarán formas distintas en cada circunstancia, pero siempre tendrán algo en común: se llamarán “casa”, habrán de vivir el “espíritu de familia”, tendrán un corazón común calificado de “oratoriano”. Don Bosco siempre deseó para sus obras un rasgo imprescindible: familiaridad; porque es el rasgo con el que se fraguaron las relaciones de quienes vivieron en el Oratorio, gracias a la extraordinaria aportación de Mamá Margarita. Así lo declaran algunos testigos en los procesos de canonización: “yo... que gocé de la familiaridad de D. Bosco durante años...”
En el vocabulario domboscano había amistad, familiaridad, casa, corazón, padres e hijos, hermanos mayores, desorden aparente, reglamentos hechos a tenor de las circunstancias, germen de una comunidad religiosa, pequeñas asociaciones intermedias, contratos de trabajo, cooperadores, teatro, música... todo lo necesario para que una comunidad juvenil pudiera desarrollarse educativamente.
Y no podía faltar en la comunidad de Valdocco una señora un poco mayor, a la que era preciso respetar en su dignidad de madre de D. Bosco y madre de la primera comunidad, porque sin ella no hubiera habido fecundidad en los esfuerzos de D. Bosco.
La aportación de Margarita a la comunidad de Valdocco se hace presente también en la entrega, en el amor, en la ternura, en el cariño... es el reflejo de lo que expresa la voz hebrea y bíblica: “hesed” (amor a fuerza de las entrañas, no a la fuerza). “No a fuerza de brazos” decía santa Teresa, sino con el impulso del corazón. La Familia Salesiana, la que cada uno de los seguidores de D. Bosco ha de seguir fundando, debe estar llena de corazón.
Un último detalle de amor auténtico. La madre sabe intuir los movimientos del corazón de los hijos y las maravillas que el Espíritu va obrando en ellos. Ella educó responsablemente a sus hijos, muy distintos unos de otros; Antonio no parecía tan fácil de abordar, pero también a él le miro con amor de madre hasta el final de sus días. Corazón de madre necesita todo educador para percibir en el corazón de los más difíciles los deseos inmensos de vida nueva y de familia en la que crecer armónicamente.
Mamá Margarita nos queda como modelo de mujer y madre, que supo animar la familia educativa impulsada por D. Bosco. A ella miramos este año, para aprender los rasgos que imprimió en la obra que continúa siendo criterio permanente de renovación: el Oratorio.
D. Pascual Chávez sugiere muchos datos y propuestas pastorales que sugiere el tema del aguinaldo: para la Familia Salesiana, para la educación de jóvenes y animadores o educadores, para la intervención en las familias de los jóvenes, para... También tiene para el clima que hemos de crear en las relaciones dentro de la comunidad y de la comunidad educativo-pastoral: el espíritu de familia. Dice así una de sus propuestas, que nos interpela directamente: “Promover y cualificar el estilo de familia salesiano en la propia familia, en la comunidad salesiana, en la comunidad educativo-pastoral. Este espíritu de familia constituye una característica de nuestra espiritualidad (Cfr. CG24, 91-93) y se expresa:
en la escucha incondicional del otro,
en la acogida gratuita de las personas,
en la presencia animadora del educador entre los jóvenes,
en el diálogo y en la comunicación interpersonal e institucional,
en la corresponsabilidad en relación con un proyecto educativo compartido”.
1. El Papa Juan XXIII dijo que “la promoción femenina es un signo de los tiempos”. Esto tiene sus exigencias y sus aportaciones. ¿De qué modo está presente este principio femenino en nuestra comunidad?
2. ¿Cómo vamos viviendo estas exigencias de familia apuntadas por el Rector Mayor para nuestra comunidad y obra?
3. María Auxiliadora es otra figura de madre imprescindible en la obra de D. Bosco, ¿también en nuestra espiritualidad y en nuestra obra?
4. Repasando algunos rasgos de la personalidad de Mamá Margarita, podemos tomarla como intercesora para:
para que nos ayude a comprender mejor a su hijo Juan Bosco,
para que asista a los chavales más difíciles de nuestra obra,
para que avive el sentido auténtico de madre en las madres de nuestros jóvenes,
para que guíe a las familias en sus dificultades actuales
para que inspire a las madres en la entrega de sus hijos al servicio del Reino,
para que sostenga a las educadoras de nuestras obras,
para que a todos nos ayude a mirar a Jesús que entrega su vida hasta el final,
para que ...
FORMACIÓN
ANTROPOLOGÍA
DE
LA VOCACIÓN CRISTIANA
1 1. INTRODUCCIÓN1 |
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2 2. LOS TRES NIVELES DE LA VIDA PSÍQUICA |
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3 3. EL INCONSCIENTE |
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4 4. LOS PROCESOS DE LA DECISIÓN |
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5 5. LOS CONTENIDOS DEL YO |
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6 6. LAS ESTRUCTURAS DEL YO |
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7 7. CONSISTENCIAS E INCONSISTENCIAS |
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8 8. LAS TRES DIMENSIONES |
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9 9. LA INTERNALIZACIÓN DE LOS VALORES AUTOTRASCENDENTES |
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