Por ahora no me animaría a hacer grandes afirmaciones. Quizá ustedes estén comparando éste y otros momentos de la vida religiosa. Los buenos tiempos del pasado no han sido los típicos, de hecho siempre ha habido altibajos. El problema es nuestro porque tendemos a imaginar tópicos y nos perdemos en ellos. El hecho de tener mucha historia hace que uno compare, y la comparación puede resultar estridente. Yo pienso que hay que trabajar con la vida. Dios estaba antes de que llegáramos, y seguirá estando después de que nos vayamos, pero de este trozo de historia somos responsables nosotros. Parece que tenemos que afrontarlo con grandeza, y contando con los que somos y estamos.


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