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Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León 24 de enero de 2013 Nº 112

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2 24 de enero de 2013
Índice
Editorial 3
Retiro 5
Formación 11
Comunicación 19
Vocaciones 27
La Solana 47
El Anaquel 51
Bicentenario Don Bosco 65
Año de la Fe 79
Revista fundada en 2000
Segunda época
Dirige: José Luis Guzón
C/ Pajarillos, 1
47012 – Valladolid
Tfno.: 983 290 377
jlguzon@salesianos-leon.com
Colabora: Segundo Cousido
Dep. Legal: LE 1436-2002
ISSN: 1695-3681
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
La vida religiosa
por una cultura samaritana
El nuevo año nos invita a volver a reflexionar sobre temas de siempre,
pero desde una nueva perspectiva. Tal es la cuestión de nuestra vida
religiosa. ¿Cómo vivir nuestra vida de un modo nuevo, con algo más
de ilusión, dejando de lado aquellos problemas que nos desgastan,
afrontándolos debidamente, pero pasando página de alguna manera?
Quisiéramos aunar tres temas importantes y de gran envergadura: la
vida religiosa (día 2, Día de la Vida Religiosa), el Concilio, del que
estamos celebrando el cincuentenario, y el nuevo Capítulo General
(27º) que estamos preparando en las inspectorías: profetas de la
fraternidad; Iglesia samaritana y radicalidad evangélica.
¿A qué está llamada la VR en este nuevo año? Pienso que hay algunas
metáforas que nos ayudan a soñar con horizontes diferentes:
«centinelas» y «dispensadores de ternura». En medio de la noche,
quizás la VR estemos llamados a ser «centinelas», a recuperar el
auténtico sentido de la noche. La noche es oscura, a penas podemos
adivinar quién tenemos delante, pero es el tiempo del descanso y es el
espacio de lo inédito también. Quizás por ahí descubramos nuevos
senderos.
En segundo lugar, en medio de una sociedad en crisis, dividida,
vulnerable, estamos llamados a ser personas que amplían las fronteras
de la ternura («dispensadores de ternura»). Si hay dos tipos de
instituciones (las que agarran y acaparan, y las que acarician), la VR
está llamada a ser de las que acarician. Nuestros hermanos y
hermanos son muy frágiles y necesitan, como nosotros, de la ternura
para seguir avanzando y creciendo en su vida.
El Concilio Vaticano II nos recuerda, en medio del repaso a magníficas
fórmulas dogmáticas (Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del
Espíritu…), que la Iglesia está llamada a ser «samaritana», es decir, a
recrear el pasaje de Lucas 10, 25-37 y a poner en el centro de su vida
y acción el principio de la misericordia y la compasión. Quizás fuera
bueno releer y traducir a nuestro presente el texto de Martin Luther
King: «Para empezar, nos toca ser el buen samaritano para aquellos
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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que han caído en el camino. Esto, sin embargo, no es más que un
comienzo. Pues, algún día, tendremos que reconocer que el camino a
Jericó debe ser hecho de otra manera para que los hombres y las
mujeres ya no sigan siendo golpeados y despojados continuamente,
mientras van avanzando por los caminos de la vida».
El Capítulo Inspectorial que estamos viviendo y que prepara el
Capítulo General 27 es una invitación a vivir más radicalmente nuestra
vocación y con un mayor compromiso nuestra entrega al mundo
juvenil y popular. Por eso, quizás tengamos que poner un poquito más
de carne en el asador, y no dar pábulo a la nostalgia (el último capítulo
de las Inspectorías de España en su configuración actual), para poner
en el centro lo que es más importante, que –como dice D. Pascual
Chávez- es aumentar la credibilidad y visibilizar mejor nuestra
vocación salesiana: «Si testimoniamos con fidelidad y gozo el proyecto
apostólico de Don Bosco, es decir, la vocación consagrada salesiana,
entonces nuestra vida será fascinante, especialmente para los jóvenes,
y como consecuencia tendremos una nueva fecundidad vocacional. Si
el Señor Jesús llega a ser la fascinación de nuestra vida, entonces
nuestra vocación resultará atrayente; por eso debemos cuidar el
testimonio de la belleza de nuestra vocación» (ACG 413, pp. 9-10).
¡Qué duda cabe que el rostro de una vida religiosa samaritana es bello
y atractivo!
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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Retiro
Radicalidad evangélica
de la vida consagrada
Discípulos de Cristo (Const. 6184) y buscadores de Dios (Const. 8595)
Miguel Ángel Álvarez, sdb
La expresión “radicalismo” proviene del latín radix (raíz) y radicalis (referente a la raíz). Y,
aunque en la evolución contemporánea y en el uso común viene a significar lo que se aparta
de los comportamientos o costumbres habituales, lo que es extremo, duro, tajante, abrupto y
exigente, en su sentido más genuino apunta, pues, a la raíz, a lo esencial. Desde esta clave,
podemos, pues, traducir la llamada a la radicalidad evangélica de la vida consagrada en una
llamada a volver a la raíz de nuestra vocación y de nuestra opción, a lo esencial.
Es cierto que esta expresión no aparece en el Nuevo Testamento pero sí su contenido y su
intuición de fondo. Para los escritos neotestamentarios, el radicalismo fundamental es el del
seguimiento de Jesús: la absoluta primacía que debe tener la persona de Jesús en las opciones
que tome su discípulo. Dios habrá de ser absolutamente preferido a todo (bienes materiales,
relaciones familiares, la propia vida física…), porque está por encima de todo: “Si alguno
quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiere salvar su
vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi y por el evangelio, la salvará” (Mc 8, 34-
35). Aquí se encuentra el centro de la vida cristiana y, por consiguiente, de la vida religiosa,
también de la nuestra, salesiana.
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6 24 de enero de 2013
Te dejo algunos textos que concretizan esta absoluta radicalidad en el seguimiento de Jesús,
por si te pueden servir en tu meditación y oración personal:
Exigencias sobre la renuncia: Mc 8,34-38.
La renuncia a todos los bienes: Lc 14,25.
Las bienaventuranzas: Mt 5, 1-12.
Exigencias sobre los bienes materiales: Mt 6,19-21.24.25-34.
Invitación a compartir los propios bienes: Lc 6,34-35.38; 19,1-10; 21,1-4.
Exigencias derivadas del vivir radicalmente la Ley y del amor al prójimo: las seis antítesis
de Mt 5, 21-48
El Concilio Vaticano II apuntó también a esta centralidad de Dios como la cualidad distintiva
de la vida religiosa:
Ante todo, han de tener en cuenta los miembros de cada Instituto que por la
profesión de los consejos evangélicos han respondido al llamamiento divino
para que no sólo estén muertos al pecado, sino que, renunciando al mundo,
vivan únicamente para Dios. En efecto, han dedicado su vida entera al servicio
de Dios, lo que constituye una peculiar consagración, que radica íntimamente
en la consagración del bautismo y la expresa más plenamente […].
En consecuencia, los religiosos, fieles a su profesión, abandonando todas las
cosas (omnia) por Cristo, deben seguirle a Él, como a lo único necesario,
escuchando sus palabras y dedicándose con solicitud a los intereses de Cristo.
Por esto, los miembros de cualquier Instituto, buscando sólo, y sobre todo, a
Dios, deben unir la contemplación, por la que se unen a El con la mente y con
el corazón, al amor apostólico, con el que se han de esforzar por asociarse a la
obra de la Redención y por extender el Reino de Dios.
(PC 5)
Este planteamiento amplía el horizonte de nuestra reflexión. Como dice el Rector Mayor en
la carta de convocatoria del CG XVII, “la radicalidad evangélica de la vida consagrada no se
puede limitar a la práctica de los consejos evangélicos. Ella compromete todo nuestro ser,
afectando a sus componentes vitales: el seguimiento de Cristo y la búsqueda de Dios, la vida
fraterna en comunidad, la misión. Cada una de estas áreas está impregnada de la fascinación
de la vocación, y, por tanto, llamada a la radicalidad evangélica.” (ACG 413, 20)
¿Cómo me interpelan estos textos bíblicos y el del CV II?
¿Qué puede significar en mi vida concreta sentir una llamada a vivir
radicalmente toda mi existencia?
¿Concibo así mi vida religiosa? Mi comunidad, ¿vive desde esta clave de la
radicalidad evangélica?
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Tienes a continuación una parte de la carta del Rector Mayor a la que aludía
anteriormente (ACG 413). Déjate interpelar por sus palabras y reflexiones,
muy sugerentes, incisivas, quizás en algún momento hasta de denuncia de
situaciones que puede / podemos estar viviendo hoy.
La vocación (Const. 22 y 25; 97 y 98)
En cuanto religiosos, nosotros salesianos estamos llamados a la radicalidad evangélica en la
vida consagrada. Si es verdad que la radicalidad evangélica se exige a todo discípulo de Jesús,
es así mismo verdad que también nosotros estamos llamados a vivirla concretamente en la
vida consagrada. La radicalidad para nosotros es ante todo una llamada, una vocación. Por
desgracia, en nuestra reflexión, en la vida y en la acción concreta, la referencia a la llamada de
Dios resulta más bien pobre. La vocación no se elige, se nos da; nosotros podemos sólo
reconocerla y acogerla; lo mismo la radicalidad evangélica antes que compromiso y tarea es
don y gracia.
La vocación no nace por iniciativa personal, porque es una llamada para una misión específica,
que no determinamos nosotros sino Aquél que llama. […] Esta dimensión antropológica y
teológica de la vocación es fascinante. Hay una Persona que te mira, te ama y te llama, y tú
puedes aceptar o rehusar la propuesta. A una llamada personal se puede responder diciendo
“sí” o “no”. Todo esto sucede en la mayor libertad. Con razón podemos decir que entregar
la propia vida, la única vida, toda la vida, representa el más alto nivel de conciencia humana.
En la Sagrada Escritura encontramos la historia de los grandes “amigos de Dios”: Abrahán,
Moisés, David, Elías, los profetas, José, María, los apóstoles; ellos renunciaron a sus propios
proyectos y permitieron a Dios adueñarse de su vida para escribir, junto con Él, la historia de
la salvación. Pero no todos los que fueron llamados aceptaron la llamada. Podemos recordar,
por ejemplo, el encuentro de Jesús con aquel hombre rico que le preguntó´: “Maestro
bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?”; pero a la invitación de Jesús “Ve,
vende lo que tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme”
(Mc 10,17-22), él se entristeció y se alejó.
[…]
Nuestra específica vocación es la vida consagrada salesiana, que nos marca como discípulos y
apóstoles de Jesús siguiendo los pasos de Don Bosco. De manera sintética la describe el
artículo 3 de las Constituciones, que presenta nuestra vocación como llamada al seguimiento
de Cristo obediente, pobre y casto, a la vida fraterna en comunidad, a la entrega a la misión
en diálogo con Dios y al servicio de los hermanos. Se trata de elementos vocacionales
constitutivos a los que tenemos que dar espacio en la vida personal y comunitaria. Nuestra
vida deberá ofrecer espacio “equilibrado y armónico” a la experiencia espiritual, a la
fraternidad en comunidad, a la misión.
Por eso presento ahora estos elementos fundamentales de nuestra consagración apostólica,
que exigen ser vividos con radicalidad evangélica: la experiencia espiritual, la vida fraterna, la
misión.
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8 24 de enero de 2013
Experiencia espiritual:
discípulos de Cristo (Const. 61-84) y buscadores de Dios (Const. 85-95)
No sorprende que la experiencia espiritual, que está en la base de la vida consagrada y que
nos hace buscadores de Dios y discípulos de Jesús, se caracterice en el Espíritu como
totalizante, unitaria y dinámica:
9 Totalizante, porque nos coloca frente a un Dios lleno de celo que no admite
otros dioses fuera de Él, con una presencia que envuelve; no hay lugar para
fragmentar nuestra entrega a Él: porque “quien ama a su padre o a su madre
más que a mí, no es digno de mí; quien ama a su hijo o a su hija más que a mí
no es digno de mí. El que no toma su cruz y no me sigue no es digno de mí”
(Mt 10,37-38);
9 Unitaria, porque ella integra todos los elementos de la vida en torno al único
importante y necesario, el Absoluto, como ilustra la respuesta de Jesús a
Marta, preocupada por las muchas cosas que tenía que hacer para Él excepto
la importante, descubierta por María (Lc 10,41-42);
9 Y dinámica, porque ella nos da “un corazón nuevo y un espíritu nuevo”; lo que
se debe hacer, la ley que hay que cumplir, no está fuera de nosotros, sino
dentro de nosotros; el mismo Espíritu Santo se convierte en nosotros en
dinamismo de la vida, como dice San Pablo: “Porque la ley del Espíritu de vida
en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Rm 8,2).
Sólo una experiencia espiritual así puede ser fuente de una vida religiosa dinámica y
significativa, de una oración viva, de una comunidad fraterna, de un celo apostólico, de una
pastoral fecunda; ella transforma desde dentro la vida de la persona y de la comunidad, dando
lugar a nuevos modelos de realización interpersonal y de conducta, a un nuevo tipo de
oración y de culto, a una forma típica de pastoral, y, sobre todo, a un modelo cultural
alternativo, signo y fruto de la espera del Señor que viene.
Discípulos de Cristo (Const. 61-84)
La vocación religiosa, una vez acogida, conduce a la decisión de entregarnos totalmente a
Dios que nos consagra a Él. Efectivamente, la vida consagrada es un camino que parte del
Amor de Dios que ha fijado su mirada sobre nosotros, nos ha amado, nos ha llamado, nos ha
aferrado; y es un camino que conduce al Amor, en cuanto es camino seguro para alcanzar la
plenitud de vida en Dios. […]
Así pues, la consagración nos convierte en personas incondicionalmente entregadas a Dios y,
más en concreto, nos convierte en “memoria viviente del modo de ser y de actuar de Jesús”
obediente, pobre y casto, transformándonos en signos y portadores del Amor de Dios a la
humanidad. Ésta es de hecho la primera contribución que como religiosos podemos y
debemos ofrecer. A un mundo centrado en la eficiencia y en la producción, en la economía y
el bienestar, el religioso se presenta como signo de Dios, de su gracia, de su amor. Dios y su
amor es todo lo que ha venido a darnos Jesús. ¡Ésta es la buena nueva! Dios es la primera
contribución que podemos dar a la humanidad. He aquí la gran esperanza que ofrecer. He
aquí nuestra primera profecía. […]
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Ciertamente, esta vida centrada en Dios y en la entrega de sí mismo a los otros es claramente
“contracultural”, contra el valor absoluto de la economía y del materialismo, contra el
hedonismo y el culto al cuerpo, contra el individualismo y toda forma de autoritarismo.
Vivimos en un contexto histórico, cultural y social en el que los consejos evangélicos no son
apreciados; al contrario, son considerados inhumanos y culpables de construir personas a
medias, algo de lo que se nos debería liberar. Esta mentalidad cada día más extendida, que no
hace apetecible la vida evangélica, se puede infiltrar en los consagrados, que se sienten
tentados de sustraerle a Dios en la vida personal lo que le han dado públicamente mediante la
profesión. […]
Jesús ha inaugurado en su persona otra forma plenamente humana de realizar la existencia,
totalmente consagrado a Dios y enteramente entregado al Hombre. Esto es posible sólo si
Dios es reconocido como Absoluto en la propia vida, haciendo de su voluntad nuestro
proyecto de vida, dedicándonos con generosidad a colaborar con Él en la realización de su
designio de salvación de la humanidad: libres de todo y de todos para hacernos siervos de
todos. […] Tanto la Carta a los Hebreos como la Carta a los Filipenses ponen en evidencia el
hecho de que el creyente es por naturaleza un ser obediente y como tal se define. Más aún,
diría que uno de los rasgos más fascinantes de la cristología contemporánea es precisamente
esta recuperación de la libertad de Jesús, que no se puede explicar sino en su radical
obediencia al Padre. La obediencia representa la actitud por excelencia del Hijo de Dios. Me
parece que esto ayuda un poco a superar el prejuicio que hay en la cultura actual contra la
obediencia. La perspectiva bíblica ayuda a comprender la diferencia entre el “someterse”, que
implica algo de servil y que es indigno del ser humano, y el acto de ‘obediencia’ que en todas
las lenguas bíblicas tiene como raíz el escuchar. En la práctica, aquel que escucha bien es
precisamente el que acoge cuanto ha escuchado; por tanto no hay escucha auténtica que no
esté acompañada de la obediencia.
Esta concepción hace posible, gozoso y fecundo el vivir los valores del evangelio, hacer cada
vez más nuestro el modo de ser de Jesús obediente, pobre y casto, hacernos discípulos suyos.
Sólo un progresivo ensimismamiento en Cristo realiza el seguimiento de Cristo.
Buscadores de Dios (Const.85-95)
Hablando a los participantes en la Asamblea de la USG (Unión de los Superiores Generales) y
de la UISG (Unión Internacional de las Superioras Generales), en la Sala Clementina del
Vaticano, el 26 de noviembre de 2010, el Papa Benedicto XVI nos decía: “Habéis dedicado
vuestras dos últimas Asambleas a considerar el futuro de la vida consagrada en Europa. Esto
ha significado repensar el sentido mismo de vuestra vocación, que comporta, ante todo,
buscar a Dios, quaerere Deum: sois por vocación buscadores de Dios. A esta búsqueda
consagráis las mejores energías de vuestra vida. Pasáis de las cosas secundarias a las
esenciales, a lo que es verdaderamente importante; buscáis lo definitivo, buscáis a Dios,
mantenéis la mirada dirigida a Él. Como los primeros monjes, cultiváis una orientación
escatológica: detrás de lo provisional buscáis lo que permanece, lo que no pasa (cf. Discurso
en el Collège des Bernardins, París, 12 diciembre 2008). Buscáis a Dios en los hermanos que
os ha dado, con los que compartís la misma vida y misión. Lo buscáis en los hombres y
mujeres de nuestro tiempo, a los que sois enviados para ofrecerles, con la vida y la palabra, el
don del Evangelio. Lo buscáis particularmente en los pobres, primeros destinatarios de la
Buena Noticia (cf. Lc 4,18). Lo buscáis en la Iglesia, donde el Señor se hace presente, sobre
todo en la Eucaristía y en los Sacramentos, y en su Palabra, que es la vía maestra para la
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10 24 de enero de 2013
búsqueda de Dios, nos introduce en el coloquio con Él y nos revela su verdadero rostro. ¡Sed
siempre apasionados buscadores y testigos de Dios!”. […]
Por esto los consagrados asumen la santificación como el propósito principal de la vida. Y
esto es también válido para nuestra Congregación, como atestigua claramente el acta de la
Fundación de la Congregación Salesiana. No es casualidad que nuestra Regla de vida concluya
la primera parte, inmediatamente después de la fórmula de la Profesión, afirmando en un
primer momento que “los hermanos que han vivido o viven plenamente el proyecto
evangélico de las Constituciones son para nosotros estímulo y ayuda en el camino de la
santificación” y, por consiguiente, que “el testimonio de esta santidad, que se actúa en la
misión salesiana, revela el valor único de las bienaventuranzas y es el don más precioso que
podemos ofrecer a los jóvenes” (Const. 25).
[…]
La afirmación del Absoluto de Dios nos exige dar un salto profético: ésta es la misión de la
vida religiosa hoy, éste es el mejor servicio que podemos prestar a nuestros hermanos,
porque sólo la fe, la esperanza y el amor tienen el enorme poder de superar la mediocridad y
de frenar la decadencia de nuestra cultura, fragmentada por el individualismo, el hedonismo,
el relativismo, el nihilismo y por todo tipo de ideología inmanentista.
Si en el pasado el peligro de la vida religiosa fue el de perder un sano enraizamiento en la
tierra y en la historia, concentrándose en medida preponderante en la función de llamada a la
trascendencia, hoy corre el peligro de perder vigor por privilegiar lo terreno olvidando toda
perspectiva ulterior. Esto sucede cuando se piensa que la salvación es obra nuestra, cuando
cedemos a la tentación prometeica y, sin quererlo, hacemos del activismo una idolatría.
Entonces la vida religiosa pierde su razón de ser, olvida su misión y se pervierte en una forma
paradoxal de secularismo. ¡Pensando adquirir mayor relieve social por lo que hacemos,
perdemos la identidad y privamos al mundo de la esperanza que debemos darle!
He aquí por qué debemos cultivar cuidadosamente nuestra vida espiritual, tanto personal
como comunitariamente. Sin duda será necesario superar una concepción de la vida espiritual
de índole intimista, extraña o marginal según el pensamiento del mundo; pero al mismo
tiempo tendremos que potenciar la experiencia de la oración, mejorar la calidad de la vida
comunitaria, desempeñar con profesionalidad y preparación nuestro servicio de
evangelización, para poder ser signos proféticos frente a los valores actuales que este mundo
canoniza, y ser testigos irrefutables del Dios del Amor.
Para la meditación y la oración personal…
9 Lee los textos bíblicos y alguno de los artículos de las Constituciones sugeridos por
Don Pascual
9 Puedes rezar también la fórmula de nuestra profesión que nos recuerda el carácter
totalizante de nuestra consagración
9 Ahora en estos primeros pasos del nuevo año, ¿cómo seguir creciendo en radicalidad,
en una vida más esencial? ¿a qué debo renunciar?.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Formación
En la Biblia
está el futuro de Europa1
-El libro de nuestro futuro-
Cardenal Carlo María Martini, sj
El Libro sagrado de judíos y cristianos no sólo forma parte de nuestra historia
pasada. Según el cardenal Martini, arzobispo emérito de Milán y biblista de
fama, es un texto vivo que puede inspirar a todos –creyentes y no creyentes-
el arte difícil de una nueva forma de convivencia.
Al concluir mi servicio episcopal en Milán, me trasladé a Jerusalén, donde vivo buena parte del
año, con el propósito de dedicarme sobre todo a la oración de intercesión y al estudio, y por
tanto no pronunciar conferencias públicas. Sin embargo, a veces no sé decir que no.
Especialmente si me siento atraído por el tema, como –en este caso- la Biblia como libro del
futuro de Europa. Se trata, en efecto, de una afirmación que yo mismo hice el Simposio de los
obispos europeos, en 2001, y de la que me siento, pues, un poco responsable. Y es justo que
tenga ocasión de intentar justificarla.
Hace unos años, con la adhesión de diez nuevos Países a la Unión Europea, después del euro-
escepticismo de los últimos años, apareció en el horizonte un poco de «euro-optimismo». En
esa ocasión Juan Pablo II defendió una vez más que Europa debe reencontrar sus raíces
1 En Cooperador Paulino, nº 155 (2010).
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12 24 de enero de 2013
cristianas si quiere de veras poder mirar a su propio futuro. Cito algunas palabras suyas del
Ángelus del 2 de mayo de 2004: «La unidad de los pueblos europeos, si quiere ser duradera,
no puede ser sólo económica y política. Como recordé durante mi peregrinación a
Compostela, en noviembre de 1982, el alma de Europa sigue estando aún hoy unida, porque
hace referencia a valores humanos y cristianos comunes. La historia de la formación de las
naciones europeas avanza al mismo tiempo que la evangelización... La savia vital del Evangelio
puede asegurar a Europa un desarrollo coherente con su identidad, en la libertad y la
solidaridad, en la justicia y la paz. Sólo una Europa que no rechace, sino que redescubra sus
raíces cristianas podrá estar a la altura de los grandes desafíos del tercer milenio: la paz, el
diálogo entre las culturas y las religiones y la salvaguardia de la creación».
Ahora bien, estas raíces cristianas y estos valores están expresados de manera privilegiada en
los libros de las Sagradas Escrituras. La Biblia es, pues, el libro de las raíces europeas y será
también el libro de su futuro.
Antes de entrar en el tema, quisiera precisar mejor el contexto social y político en el que
propongo estas reflexiones. Efectivamente, nosotros no interrogamos nunca a la Escritura de
manera abstracta, en el vacío, sino siempre a partir de cuestiones, preocupaciones,
requerimientos o sufrimientos que estamos viviendo.
Un primer elemento del contexto es, ante todo, como ya he recordado, el ingreso de los
nuevos Países en la Unión Europea, es decir, el forjarse de una Europa cada vez más grande y
más fuerte, y por tanto cada vez más responsable de la paz mundial. Pero todo esto acontece
en una situación de sufrimiento y de peligro, de crecientes temores por la multiplicación de
actos terroristas a nivel internacional. El terrorismo no golpea ya solamente algunos lugares
concretos, como la tierra de Israel, donde yo vivo, o Iraq, sino que es capaz de golpear en
cualquier lugar y en cualquier momento, como demostró el terrible atentado de Madrid.
Y todo esto en un marco internacional en el que emergen nuevas situaciones de
incertidumbre y dramáticos desafíos, que podrían resumirse en tres interrogantes
Tres interrogantes
1. La Iglesia, ¿es aún capaz de incidir en el hombre de hoy? ¿Qué dice el Espíritu a
nuestras Iglesias sobre la capacidad del cristianismo de ser todavía levadura y
fermento de nuestras sociedades, ante todo de la sociedad europea y de la nueva
Europa que está naciendo?
2. ¿Conseguiremos en este mundo nuestro (y aquí el horizonte se se extiende al mundo
entero) a vivir juntos como diversos, sin destruirnos recíprocamente, sin reducirnos al
gueto recíprocamente, y sin siquiera solamente tolerarnos unos a otros? Sería ya un
buen resultado, pero no basta. Debemos aprender a respetarnos unos a otros («Yo
aprecio tus valores y tú aprecias los míos»). Pero tampoco esto basta. Debemos llegar
a ser los unos para los otros fermento de autenticidad y de búsqueda de la verdad, en
espíritu de comprensión y de cordial amistad. No hablo de proselitismo: «ú debes
creer lo que yo creo»; sino: «Tu debes seguir tu conciencia hasta el fondo y debes
ayudarme a mí a seguir mi conciencia hasta el fondo». ¿Lo conseguiremos? Los
acontecimientos que estamos viviendo en estos tiempos en Jerusalén, como también
en Iraq, nos hablan de la enorme dificultad de esta desafío. No somos capaces de
cohabitar juntos como diversos, y mucho menos de vivir una convivencia real.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
3. ¿Conseguiremos superar los bloqueos y las tensiones que la multiplicación de
conflictos de interesas entre grandes poseedores de medios de comunicación, la
política y las finanzas internacionales están produciendo en el mundo? No es sólo
cuestión de una justicia social estática, es decir, de salir al encuentro de los pobres de
la tierra, que sería ya una gran conquista, pero insuficiente de por sí sola. Se trata de
un modo de vivir y de colaborar juntos a nivel planetario que promueva los intereses
del bien común mundial, y que parece cada vez más difícil en una maraña de intereses
privados de naciones y de grupos, también económicos. Como escribe un ilustre
economista contemporáneo, Guido Rossi, «la sociedad internacional y sus mercados,
golpeados por una crisis extremadamente dramática, parecen haberse convertido en
rehenes de mecanismos sustraídos a cualquier control y que podrían llevarlos, no
tardando mucho, a una implosión sin precedentes. En este marco cualquier remedio
que se quisiera aplicar, incluyendo el retorno a cierta forma de reglamentación ética,
parece, como mucho, un paliativo o un buen deseo».
No pretendo obviamente dar respuestas a estas preguntas. Pero ellas y otros interrogantes
parecidos determinan el contexto en el que escuchamos la Palabra de Dios y nos
preguntamos cuál es el significado de la Biblia para el futuro de Europa. Sobre este tema me
expresaré con cuatro tesis sucesivas.
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14 24 de enero de 2013
Mis cuatro tesis
1. Ante todo, es necesario llamar la atención sobre el hecho histórico indudable de que
la Biblia no es sólo el libro que recoge las tradiciones del pueblo judío y las de los
orígenes del cristianismo, sino que es también el libro del pasado de toda la historia
europea, como han reconocido todos los grandes espíritus europeos.
Efectivamente, como ya afirmaba Goethe, «la lengua materna de Europa es el
cristianismo»; y también Kant estaba convencido de que «el Evangelio es la fuente de
la que brota nuestra civilización». Otro filósofo célebre, Nietzsche, afirmaba que «para
nosotros Abrahán es más que cualquier otra persona de la historia griega o alemana.
Entre lo que sentimos al leer los Salmos y lo que experimentamos leyendo a Píndaro y
Petrarca hay la misma diferencia que existe entre la patria y la tierra extranjera». El
poeta francés Paul Claudel habla de la biblia como del «gran léxico» del que han
bebido las literaturas europeas, mientras el pintor Marc Chagall estaba convencido de
que durante muchos siglos los grandes pintores se han inspirado en ese «alfabeto
cromático de la esperanza» que son las Sagradas Escrituras. Efectivamente, sin el
conocimiento de las Escrituras es imposible descifrar el sentido del arte europeo
medieval y moderno. Recuerdo haber oído el testimonio de un joven nacido en los
Estados Unidos de padres japoneses que no sabía nada del cristianismo. Al llegar a
Italia para sus estudios artísticos comenzó a maravillarse de las escenas que veía
representadas en los grandes frescos de Florencia y quiso conocer la historia que
narraban. Así fue como conoció el cristianismo y finalmente pidió el bautismo para
estar de ese modo unido a ese Jesús crucificado y resucitado que había aprendido a
conocer en las grandes pinturas de la cultura italiana.
2. La Bliblia es, pues, el libro del pasado de Europa, pero es también el libro de nuestro
presente. Y aquí quisiera recordar lo que he dicho innumerables veces en mi
experiencia de 22 años como arzobispo de la diócesis ambrosiana.
He tratado de evocar de todas las formas posibles esa gran propuesta pastoral del
Concilio Vaticano II, es decir, que la Biblia debe llegar a ser familiar para el pueblo
cristiano y ser punto de referenciade su oración y de su vida. Por eso he citado tantas
veces las palabras de la constitución Dei Verbum (1965) que dice: «De igual forma el
Santo Concilio exhorta con vehemencia a todos los cristianos en particular a los
religiosos, a que aprendan "el sublime conocimiento de Jesucristo", con la lectura
frecuente de las divinas Escrituras... Pero no olviden que debe acompañar la oración a
la lectura de la Sagrada Escritura para que se entable diálogo entre Dios y el hombre»
(Dei Verbum n. 25)
Esta exhortación la retomó autorizadamente Juan Pablo II en su carta programática
para el tercer milenio Novo millennio ineunte: «Es necesario, en particular, que la
escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital, que permite encontrar en el
texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia» (n. 39). La
experiencia me ha enseñado que muchas personas, incluso poco creyentes o poco
practicantes, se han sentido sacudidas por este lenguaje y han encontrado y
encuentran en las páginas de la Sagrada Escritura la luz para su propia vida diaria y la
fuerza para superar las dificultades. No me alargo sobre este tema porque tendría que
aludir a tantos acontecimientos y a tantas cosas que he dicho a lo largo de mi
episcopado y especialmente en las cartas pastorales, a partir de la primera carta sobre
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
la Dimensión contemplativa de la vida y de la segunda carta pastoral sobre la primacía
de la Palabra, En el principio, la Palabra. He recordado brevemente estas cosas
porque son como el punto de partida para el tema más específico de mi reflexión, es
decir, la Biblia como libro no sólo del pasado y del presente, sino también como libro
del futuro de Europa.
3. La Biblia es ante todo el libro del futuro de Europa porque en sus páginas
reconoceremos cada vez más nuestras raíces y podremos encontrar en ell las
motivaciones para caminar juntos como gran pueblo europeo.
Efectivamente, teniendo en cuenta los problemas que hemos evocado al principio,
será cada vez más necesario que existan en Europa hombres y mujeres que den
testimonio de la necesidad de la gratuidad, de la entrega de sí mismo, del servicio
prestado sin interés personal, del amor al bien común, por encima del bien de cada
uno y de los diversos grupos, de la necesidad del perdón concedido antes aún de que
sea acogido. Efectivamente es en esta pilastra donde se apoya una sociedad justa,
capaz de ayudar a los más débiles, una sociedad que hace posibles relaciones de
auténtica amistad que vayan más allá de las relaciones en las que juegan solamente el
interés y el cálculo: una sociedad sea capaz de vencer la enemistad, superar el mal a
fuerza de bien y procurar cada día construir la paz. Será ciertamente una paz siempre
frágil y siempre necesitada de ser retomada, de ser redimensionada, pero que es la
única paz posible en este mundo a nivel social y político. Y Europa, que ha dejado tras
de sí las guerras de los siglos pasados y ha aprendido conocer la fuerza destructiva, la
inutilidad y la absurda violencia, puede y debe ser para los otros continentes
promotora y garante de paz.
Con otras palabras, será cada vez más necesario decir verdades fuertes y sinceras
sobre el hombre, sobre su vida y su destino, a partir de las palabras de la Biblia, que se
derivan de la verdad misma de Dios. Será necesario decir Dios al hombre
contemporáneo con un lenguaje claro y comprensible, que exprese su trascendencia y
su amor a la humanidad, y de los hombres de todos los tiempos de la necesidad
descansar en él. La Biblia contiene estas palabras.
Y la Biblia las contiene en un tejido de gran humanidad, con vivo sentido de la
fragilidad y de la debilidad de los hijos de Adán, con un profundo conocimiento del
misterio de odio que infesta el mundo, en un contexto de fuertes emociones y
tenaces afectos. La Biblia no es un libro caído del cielo: es un libro en el cada uno
puede reflejarse y encontrarse, en el que hay páginas para todas las situaciones de
sufrimiento y de gozo por las que pasa toca creatura humana. Por eso es un libro que
hablará también a las generaciones futuras.
4. Pero para que la Biblia pueda ser eficazmente el libro del futuro de Europa es
necesario tener presentes un cierto número de condiciones que quisiera recordar
aquí brevemente.
Ante todo, se plantea en Europa el deber de una colaboración ecuménica, fraternal y
convencida, entre todas las confesiones cristianas. El futuro de Europa está
estrechamente vinculado al testimonio de unidad que sepan dar los discípulos de
Cristo. El papa Pablo VI, escribiendo al patriarca ecuménico Atenágoras el 13 de
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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16 24 de enero de 2013
enero de 1970, formulaba este deseo: «Que el Espíritu Santo nos guíe en el camino de
la reconciliación, para que la unión de nuestras Iglesias llegue a ser un signo cada vez
más luminoso de esperanza y de consuelo en el seno de la humanidad entera».
Ahora bien, este camino inevitable de unidad entre las Iglesias en Europa se hará a
partir de la Escritura y mediante un conocimiento cada vez más profundo de la misma.
La Biblia propiciará el terreno común sobre el que podremos redescubrir los valores
que nos unen como Iglesias cristianas y que nos imponen trabajar juntos para el futuro
de nuestro continente y del mundo entero.
Para el futuro de Europa será también necesario tomar cada vez más viva conciencia
de la relación que une a las Iglesias cristianas al pueblo judío y del papel singular de
Israel en la historia de la salvación, una historia que afecta a todas las naciones. Europa
ha sido la tierra en la que se ha consumado la más terrible persecución contra el
pueblo judío y el intento de destruirlo, con los horrores de la Shoah y de los campos
de exterminio. La Europa del futuro deberá distinguirse por una amistad cada vez más
profunda hacia el pueblo judío, reconociendo las raíces comunes que existen entre el
cristianismo y el judaísmo.
El diálogo con el judaísmo tendrá, pues, una importancia fundamental para la
conciencia cristiana y también para la superación de las divisiones entre las Iglesias.
Como dice el documento del último Sínodo europeo, habrá que recordar siempre «la
parte que hayan podido desempeñar los hijos de la Iglesia en el nacimiento y difusión
de una actitud antisemita en la historia, y que pida perdón a Dios por ello,
favoreciendo toda suerte de encuentros de reconciliación y de amistad con los hijos
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
de Israel » (Ecclasia in Europa, n 56). Y esto sobre todo en un momento como el
nuestro, en el que parece crecer en el mundo el espíritu antisemita y en el que el
pueblo de Israel está viviendo un momento especialmente dramático de su historia. El
conflicto que opone a judíos y palestinos no podrá superarse si no es con la ayuda y a
través de la asunción de responsabilidades por parte de todas las grandes naciones, y
especialmente de la Unión Europea. Pero para ello la Unión Europea tendrá que
recuperar sus raíces bíblicas que la vinculan indisolublemente con el pueblo judío.
Y como actualmente vivo gran parte de mi tiempo en la ciudad de Jerusalén, no puedo
dejar de subrayar el papel que para el futuro de Europa tiene y tendrá esta
extraordinaria ciudad. La novedad que Dios prepara para todo el mundo es la de salir
de la condición de lágrimas, de luto, de aflicción y de muerte, para abrirse a la nueva
Jerusalén No es indiferente para la construcción de la ciudad del hombre el que la
Biblia, y en particular el libro del Apocalipsis, utilice –para definir el futuro de la
humanidad- el icono de Jerusalén. Es verdad que se trata de una imagen que habla de
una realidad escatológica, es decir, que se refiere a las últimas realidades, que van más
allá de lo que el hombre puede realizar con sus propias fuerzas.
Esta Jerusalén celeste es un don de Dios reservado al final de los tiempos. Pero no es
una utopía. Es una realidad que puede empezar a ser presente desde ahora, y que no
puede prescindir de los problemas y de las esperanzas de la Jerusalén de hoy. En
cualquier lugar en el que se intente decir palabras y hacer gestos de paz y de
reconciliación, aunque sean provisionales, en toda forma de convivencia humana que
corresponda a los valores presentes en el Evangelio, hay una novedad, ya desde hoy,
que da razones de esperanza. Es en la Jerusalén de hoy –y lo puedo afirmar como
testigo directo- hay muchos de estos pequeños y sencillos gestos de paz, de amor, de
reconciliación, y muchas formas de convivencia práctica. Es necesario que Europa
sostenga y promueva estos gestos para que asuman a cierto punto valor y peso
político y se conviertan en premisas para camino de paz. Como decía el beato Juan
XXIII en la encíclica Pacem in terris, son los gestos innumerables y perseverantes de
paz entre individuos y grupos que pueden crear una especie de cultura de la paz y
fundar una atmósfera de paz que, al final, estamos seguros, saldrá airosa
Por eso también es necesario que se instaure un diálogo interreligioso valiente y
profundo y una relación fraternal e inteligente con el Islam. Está claro que, como se
afirmaba ya con ocasión del primer Sínodo de los obispos europeos, esta relación
«tendrá que llevarse adelante con prudencia, conociendo claramente sus posibilidades
y sus límites, y manteniendo la esperanza en el designio de salvación de Dios, que
afecta a todos sus hijos» (declaración final del 13 de diciembre de 1991, n. 9). Habría
que ser conscientes de las divergencias existentes entre la cultura europea y la cultura
árabe, pero esto no para cerrarse en una fortaleza europea, sino para abrirse a un
intercambio sincero que permita la confianza recíproca y sostenga las fuerzas
dialogantes dentro del Islam para un camino de paz.
Por este motivo, como se afirmaba a propósito del segundo Sínodo europeo, tendrá
una importancia capital suscitar y sostener vocaciones específicas –políticas- de
numerosos laicos al servicio del bien común europeo y mundial. Personas que,
siguiendo el ejemplo de aquellos que han sido llamados los padres de Europa, sepan
ser artífices de la sociedad europea del porvenir, haciéndola descansar sobre las
sólidas bases del Espíritu (cf Instrumentum laboris del Primer Sínodo europeo, n. 82).
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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18 24 de enero de 2013
Y estas bases sólidas del Espíritu son las que encontramos en la Escritura, y en
particular en el Evangelio.
Repetiré, pues, concluyendo, que el futuro de la Iglesia en Europa y su misión a favor
de la sociedad europea están estrechamente vinculadas al conocimiento, a la
familiaridad y al amor a la Sagrada Escritura. Que ha sido el gran libro del pasado de
Europa. Y será el libro de su futuro. Pero quede bien claro que con esto no queremos
referirnos simplemente a un libro o a una fórmula escrita. Como se dice claramente
en el documento de Juan Pablo II sobre el el tercer milenio, no será una fórmula ni un
programa lo que nos salve, sino la persona viva de Jesucristo (cf Novo millennio
ineunte, n. 39) Es esta persona viva la que nos habla en las Escrituras, con la fuerza del
Espíritu, la que nos salvará.
Como proclama el Papa en el documento Ecclesia in Europa, promulgado después del
último Sínodo de los obispos europeos, la Iglesia debe poder entrar en el nuevo
milenio con el libro de los Evangelios. Que todos los fieles comprendan la exhortación
conciliar a adquirir, con una lectura frecuente de las divinas Escrituras, la sublimidad
del conocimiento de Cristo…, que la Sagrada Biblia siga siendo un tesoro para la
Iglesia y para todo cristiano (y yo quisiera añadir, para todo hombre y mujer de buena
voluntad, porque la biblia es un libro que habla a todos): nosotros encontraremos en
el estudio atento de la Palabra el alimento y la fuerza para llevar a cabo cada día
nuestra misión. Tomemos, pues, este libro en nuestras manos, dice Juan hablo II en la
exhortación. Y añade: «Gustémoslo hasta el fondo: nos costará, pero nos
proporcionará alegría… Estaremos así rebosantes de esperanza y capaces de
comunicarla a cada hombre y mujer que encontremos en nuestro camino» (Ecclesia in
Europa, n. 65).
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Comunicación
Verdad, anuncio y autenticidad
de vida en la era digital2
Raúl Berzosa, Obispo
Con ocasión de la XLV Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales, el Papa Benedicto XVI ha deseado compartir algunas
reflexiones sobre la comunicación a través de internet. Es una invitación
a la coherencia con el estilo de vida cristiana que es preciso mantener y
testimoniar también en la era digital. Se ponen de relieve tres cosas: la
comunicación digital, la imagen de sí y la coherencia de vida.
1. Comunicarse en redes sociales
tiene implicaciones personales y sociales.
Subraya el Papa que las nuevas tecnologías no modifican sólo el modo de comunicar, sino la
comunicación en sí misma y realizan una verdadera transformación cultural. Porque, junto a
ese modo de difundir información y conocimientos, nace un nuevo modo de aprender y de
pensar, así como nuevas oportunidades para establecer relaciones y construir lazos de
comunión.
2 En Cooperador Paulino, nº 157 (2011).
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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20 24 de enero de 2013
Como todo fruto del ingenio humano, las nuevas tecnologías de comunicación deben ponerse
al servicio del bien integral de la persona y de la humanidad entera. Si se usan con sabiduría,
pueden contribuir a responder al deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la
aspiración más profunda del ser humano.
Transmitir información en el mundo digital significa cada vez más introducirla en una red
social, en la que se unen conocimiento e intercambios personales. La comunicación ya no se
reduce a “un intercambio de datos”, sino que se convierte en un “compartir”. El acto de
comunicar es considerado sobre todo como un diálogo, un intercambio solidario y una
creación de relaciones positivas. Por otro lado, todo ello tropieza con algunos límites típicos
de la comunicación digital: una interacción parcial, la tendencia a comunicar sólo algunas
partes del propio mundo interior, el riesgo de construir una cierta imagen de sí mismos que
suele llevar a la autocomplacencia o al naricisismo.
De modo especial, los jóvenes están viviendo esta forma de comunicación en las llamadas
redes sociales, las cuales establecen nuevas formas de relación interpersonal e inciden en la
imagen que se tiene de uno mismo. Las nuevas tecnologías permiten a las personas
encontrarse más allá de las fronteras del espacio y de las propias culturas, inaugurando así un
mundo nuevo de amistades potenciales. Ésta es una gran oportunidad, pero supone también
prestar una mayor atención y una toma de conciencia sobre los posibles riesgos. “¿Quién es
mi “prójimo” en este nuevo mundo? ¿Quién soy yo en realidad?”… Cuando se intercambian
informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas,
sus ideales.
2. En las redes sociales
también se puede anunciar la Buena Noticia.
Puede decirse que existe un “estilo cristiano” de presencia y de evangelización también en el
mundo digital, caracterizado por una comunicación franca y abierta, responsable y respetuosa
del otro. Comunicar el Evangelio a través de los nuevos medios significa no sólo poner
contenidos abiertamente religiosos en las plataformas de los diversos medios, sino también
dar testimonio coherente la propia fe. Porque no se puede anunciar un mensaje en el mundo
digital sin el testimonio coherente de quien lo anuncia (cf. 1 P 3,15).
A la hora de anunciar la Buena Nueva en las redes sociales, hemos de tomar conciencia sobre
todo de que el valor de la verdad que deseamos compartir no se basa en la “popularidad” o la
cantidad de atención que provoca. La verdad del Evangelio no puede ser objeto de consumo
ni de disfrute superficial, sino un don que pide una respuesta libre. Por eso, siguen siendo
fundamentales las relaciones humanas directas en la transmisión de la fe.
La proclamación del Evangelio supone una forma de comunicación respetuosa y discreta, que
incita el corazón y mueve la conciencia; una forma que evoca el estilo de Jesús resucitado
cuando se hizo compañero de camino de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35), a quienes
mediante su cercanía condujo gradualmente a la comprensión del misterio, dialogando con
ellos, e invitando con delicadeza a que manifestaran lo que tenían en el corazón. La Verdad,
que es Cristo, es en definitiva la respuesta plena y auténtica a ese deseo humano de relación,
de comunión y de sentido, que se manifiesta también en la participación masiva en las
diversas redes sociales.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Finalmente, el Papa invita, sobre todo a los jóvenes, a hacer buen uso de su presencia en el
espacio digital. Tras las relectura del mensaje del Papa Benedicto, hacemos algunos
subrayados en forma de comentarios.
3. El ciberespacio es
un “nuevo lugar de evangelización” y una nueva frontera.
Esta nueva caber-cultura, incluida la comunicación e forma de red social, se está formando y
creciendo con o sin nosotros. Urge preguntarnos: ¿Qué es este nuevo fenómeno? ¿Qué está
ocurriendo en él? ¿Qué mensajes religiosos y espirituales podemos ofrecer? ¿Cómo cambiar
nuestros paradigmas tradicionales de evangelización para anunciar a Jesucristo y su
Evangelio?... P. Babin proclama con fuerza que, “hay que subir, como Pablo, a los Areópagos
de hoy, aunque hagamos pocos discípulos desde ellos”.
Por eso, ante los nuevos medios y técnicas de comunicación en forma de res coail, se pueden
sugerir cuatro ejes de acción para todo evangelizador:
1.- Tenerlos en cuenta, como algo asumido con normalidad;
2.- Purificarlos (limpiarlos) de todo aquello que signifique manipulación, simple
negocio o servidumbre;
3.- Bendecirlos, en el sentido de la ley de de la encarnación: es decir, asumir para
redimir;
4.- Socializarlos eclesialmente, ponerlos al servicio de la comunión eclesial y colaborar
en la construcción de la aldea global o fraternidad universal.
Para lograr lo anterior tal vez se puedan señalar cuatro mandamientos o actitudes para todo
buen comunicador:
1. Ser una persona, no una ideología; vivir con coherencia y siendo testigos de la fe. El
mensaje está más en lo que somos que en lo que decimos.
2. Aprender a ser un evangelziador en red, intercomunicado y testigo de vida, es decir,
impactar con el evangelio hecho vida en el caber-espacio.
3. Prometer esperanza, no un programa; regalar a Jesucristo y su Evangelio y no palabras
nuestras o ajenas.
4. Convertirnos en lo que somos y dejarnos transformar, porque en la era de los mass
media el mensaje se hace creñible a través de la propia persona.
4. Hay que resurgir de la conmoción
que nos bloquea y paraliza
Gran número de evangelizadores y agentes de pastoral parecen sentirse bloqueados y
paralizados ante la nueva cultura del ciberespacio, porque se dan cuenta de que el mensaje no
es captado fácilmente.
En otras palabras, el mensaje (diríamos el contenido) ya no está en las palabras. En TV, por
ejemplo, las palabras son el 7% de todo lo comunicado. El 38% es transmitido por la forma
de expresión (voz, vocabulario, ritmo habitual en el hablar) y el 55% por las expresiones del
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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22 24 de enero de 2013
rostro y el movimiento del cuerpo (Albert Mehrabian). ¿Qué supone evangelizar en el caber
espacio?...
- Darse cuenta, en primer lugar, de que el formato es al menos tan importante como el
texto mismo. Se trata de captar la atención no sólo del intelecto, sino llegar a todos
los sentidos.
- En segundo lugar, llegar a captar que la modulación, es tan importante como las
palabras. Modulación significa vibraciones que me captan. El Mp3, por ejemplo, logra
que la música me llegue de forma física, que me convierta yo mismo en música y mis
músculos se muevan como independientemente de mí.
- Y, en tercer lugar, entrar en el juego de las redes sociales, donde el compartir es algo
primordial.
Después de años de radio, TV, Internet, la gente no escucha de la misma forma. Hablan más
los gestos y la fuerza de las expresiones que el mismo contenido de las palabras; hablan más
los climas creados que las palabras. Tal vez no sea superfluo recordar que necesitamos
renovar, con espíritu cristiano, hasta nuestros mismos lugares de evangelziación cuidando
mucho “la atmósfera que los envuelve”, las imágenes, el estilo, y hasta la palabra misma .
El evangelizador debe llegar a ser creativo y espiritual, profesional y hombre de fe profunda.
Sin olvidar que, en los mass media, la señal pertenece al que la transmite, pero el mensaje al
que lo recibe. La audiencia decide la oportunidad, la importancia y el significado del mensaje.
Es preciso “reactivar una Iglesia extra-muros” y misionera (como hizo San Pablo), porque la
Iglesia, del presente y del futuro, ya no será un gran edificio que domina la ciudad, sino un
simple pabellón en el gran campo de la Feria Internacional del Comercio Mundial. La
mentalidad de cristiandad ha terminado. La Iglesia se presenta como un canal de influencia
más, junto a otros. Nos han resituado en la diáspora (en la dispersión) y nos urgen a reforzar
nuestra realidad misionera. La tecnología ha hecho a la Iglesia “viajera”. Nos obliga a salir a la
calle, a formar parte de la caravana humana, que no está anclada en las tradiciones de un
pueblo o de un clan.
Las crisis, con las que las nuevas tecnologías han retado a la Iglesia, suponen una oportunidad
providencial para ella: abrir sus cerrados y viejos muros. Las parroquias, en la era de la
comunicación, siguen teniendo un gran futuro si son capaces de utilizar las nuevas tecnologías,
y si desarrollan comunidades de relación auténtica y de espiritualidad verdadera.
No hay que tener miedo a verter el vino nuevo en odres nuevos. Los jóvenes abandonan la
parroquia y la vida de la Iglesia no tanto por el contenido del mensaje sino por cómo viene
“empaquetado” dicho mensaje.
La iglesia tiene una gran necesidad de nuevas salas de comunicación y del animador de la
cultura; agentes y medios capaces de aportar nuevos modelos y usar nuevas técnicas y
tecnologías como instrumentos evangelizadores. De ello hablaremos más adelante.
5. Una llamada de atención
a las familias.
Sobre esta caber-cultura y las redes sociales, Arlene Moscovitch, nos ha puesto en guardia
ante algunas consecuencias más negativas que puede comportar la comunicación en red, y
que especialmente afectan a niños y jóvenes. Porque, paradójicamente, quienes más usan los
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
medios electrónicos, en todos los grupos de edad, pasan menos tiempo interactuando con
sus parejas, hijos y amigos.
Muchos padres están preocupados porque sus hijos gastan largos periodos de tiempo
conectados, con los peligros a las que están expuestos. Un estudio con 5.000 jóvenes llevado
a cabo por el Media Awareness Network descubrió que, en un día normal de fin de semana,
los estudiantes canadienses pasaban – muchas veces de forma simultánea – 54 minutos
enviando mensajes; 50 minutos bajándose contenidos y escuchando música; 44 minutos
jugando a juegos online; y sólo 30 minutos haciendo las tareas del colegio. En general, cada
vez más jóvenes gastan menos tiempo con los medios escritos y de televisión, y más tiempo
con medios interactivos como los móviles, los videojuegos y los ordenadores conectados a
Internet. Además, esta actividad mediática tiene lugar en sus propios cuartos, en vez de los
espacios comunes de la familia.
El Vanier Institute informaba que los medios de comunicación cada vez son más activos y con
una orientación más social. A finales de 2010, el 75% de todos los adolescentes de Estados
Unidos utilizaban redes sociales como MySpace y Facebook, y el 85% había creado su perfil
online. Los peligros de las páginas sociales de contacto fueron confirmados el estudio titulado
«Teens and Online Stranger Contact» (Adolescentes y el Contacto Online con el Extraño).
En él se informaba que el 32% de los adolescentes online había sido contactado por alguien
sin relación alguna con él o con alguno de sus amigos, y el 7% de los adolescentes online
afirmaban haber sentido miedo o incomodidad como resultado de contactar con un extraño
online. Según el estudio, aquellos que han colgado fotos de sí mismos o creados perfiles en las
páginas de contactos sociales es más probable que sean contactos online por personas que no
los conocen.
Entre los adolescentes que han sido contactados por alguien que no conocen, es más
probable que sean las chicas las que informe de haber sentido miedo o incomodidad como
resultado del contacto. Muchos padres, observaba dicho informe del Vanier Institute, se
inquietan por el impacto de los medios en sus hijos. Estas inquietudes incluyen no conocer
con quienes contactan sus hijos, qué tipo de canciones escuchan, qué material fotográfico
intercambian y hasta si han caído en la tentación como el juego online y la pornografía.
Además, muchos padres no son muy duchos en las tecnologías que emplean sus hijos.
Los padres pueden y deben influir en los hábitos mediáticos de sus hijos. El informe
recomienda algunos pasos:
1.- Limitar el número de aparatos individuales y sacarlos de los cuartos a los espacios
familiares comunes.
2.- Limitar los tiempos en que son usados.
3.- Plantear normas sobre dar información personal o visitar ciertas páginas de
Internet.
4.- Ayudar a los niños, especialmente a los más jóvenes, a distinguir entre fantasía y
realidad hablándoles sobre el contenido que encuentran en los medios.
5.- Dialogar con los niños y jóvenes sus experiencias en Internet y preguntarles sobre
sus juegos, las páginas que crean y la forma en que interactúan socialmente.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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24 24 de enero de 2013
6.- El informe también recomendaba que los padres que ayudasen a instruir a sus hijos
en los valores que necesitan, incluidos los cristianos. Así los jóvenes estarán más
preparados para juzgar críticamente la información y los fines de las redes sociales.
6. Algunas urgencias evangelizadoras
en la red.
Pero volviendo al tema de la evangelización en la caber cultura, hay que afirmar sin complejos
y con fuerza que también en las redes sociales necesitamos mistagogos cristianos, e sdecir,
testigos y maestros de la experiencia de Dios. Y necesitamos, igualmente, “comunidades de
referencia”. Es necesario una Iglesia y una parroquia como Hogar (sentida como su propia
casa); Escuela (donde todos aprendemos de todos), y Taller ( para experimentar formas
nuevas de evangelización). Y, a la hora de transmitir la fe, en las redes sociales, debemos ser
conscientes de una triple realidad:
1- Existe un claro divorcio (y hasta ruptura), entre transmisión de la fe y esta nueva
cibercultura.
2- Se cuestiona radicalmente la tradición (incluida la religiosa) y su autoridad.
3- Se cuestionan las instituciones que tradicionalmente garantizaban los procesos de
socialización y de transmisión de la misma fe. Y se crean nuevas redes sociales.
El objetivo de la evangelización en las redes sociales, particularmente en el planeta joven,
sería el de lograr un@ joven cristian@, que pueda descubrir y vivir un cristianismo atractivo y
que responda a las necesidades de su existencia. .
Por eso, algunas de las actitudes del animador-mistagogo de la cultura en las redes sociales
serían éstas:
- Discernimiento y lectura serena del “planeta de la cibercultura y de las redes
sociales”.
- Pastoral inculturada y misionera “en red” captando su lenguaje y sus símbolos.
Evangelizar desde sus propias claves.
- Testimonio coherente y personal y acompañamiento personalizado, también desde la
red.
- Contactarles con comunidades de referencia.
- Recobrar la memoria de la gran Tradición, con un alante positivo, lúdico y festivo.
- Primar lo icónico, simbólico, parabólico sin menosprecio de los contenidos objetivos.
- Con una metodología en la red: del conformismo a una actitud misionera; de papeles
a experiencia; de respuestas puntuales a itinerarios; de respuestas únicas a respuestas
diversificadas; implicando a la persona en el aspecto comunitario.
Insistimos en que el gran reto de la Pastoral Juvenil, que abra a la “experiencia de Dios”, sigue
siendo el que cada joven, desde su propia identidad, descubra la Buena Nueva y la persona de
Jesucristo, sin separarlo de la comunidad eclesial, y siendo levadura, luz y sal para la sociedad
de hoy.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
7. No tener miedo
a utilizar las nuevas tecnologías
Hay que reflejar la vida parroquial en la Web. Si se usa de forma dinámica y puesta al día
constantemente, no sólo como simple escaparate estático, la página Web de la parroquia
puede convertirse en un instrumento precioso para la evangelización, para el conocimiento
de las actividades de la parroquia, y para el crecimiento de la intercomunicación entre grupos
y organismos.
Es necesario activar la figura del animador de la cultura y de la comunicación, que anime a
participar a los más jóvenes. La sala de la comunicación creativa puede servir para la primera
evangelización y para consolidar la comunidad. Basta disponer de un espacio equipado con
algunos de los modernos instrumentos de la comunicación audiovisual. ¿Qué frutos produce
una verdadera evangelziación en red?: Dos frutos claves, al menos:
- El re-descubrimiento de ellos mismos, de los jóvenes, como personas.
- La vivencia de la verdadera fe, como experiencia de Alguien, no sólo de “algo”.
El Redescubrimiento como personas, implica las siguientes claves.
- Un conocimiento realista de quiénes son, de su personalidad única e irrepetible.
- Redescubrimiento de su rico mundo interior, para superar un modo de pensar
narcisista (en el que cada uno debe bastarse a sí mismo).
- Vivir en una sociedad que siembra la duda respecto a la idea de comprometerse en el
nombre del amor. Los jóvenes desean hacerlo y por ello se les debe acompañar para
que puedan descubrir que es posible la fidelidad y también los caminos que conducen
a ella…
- Confianza en el futuro y en una humanidad fraterna…
- Solidaridad fraterna con los más necesitados.
Cuando hablamos de una vivencia de Fe “verdadera e integral” nos referimos a lo siguiente,
en forma de decálogo:
1) Fe no es creer en algo, sino en ALGUIEN: Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, el
Señor de la historia, el único Salvador y Mediador.
2) Fe no es imitar a Jesús, el Señor, desde fuera, sino desde dentro, personalizando
progresivamente, y según las edades existenciales, el misterio de Dios, uno y Trino.
3) Fe es tener los ojos, las manos y el corazón del mismo Jesús, para ser otros Cristos, y
poder llegar a decir: “No soy yo quien vivo, sino que es Cristo quien vive en mí”.
4) Fe es vivir y hacer realidad cotidiana y coherente el mensaje existencial de las
Bienaventuranzas.
5) Fe es dejarse transformar y divinizar por el Espíritu Santo, a ejemplo de María, esposa,
madre, y hermana.
6) Fe es vivir con coherencia todas las dimensiones de la vida en todos los ámbitos y
momentos del día.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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26 24 de enero de 2013
7) Fe no es algo sentimental o fideísta, ya que sabe dar razones y esperanza de lo que
cree.
8) Una fe en diálogo con creyentes y no creyentes.
9) Una Fe siempre en búsqueda, alimentada por dudas y certezas, y tratando de unir lo
ético y lo místico hasta descansar en Dios.
10) Una Fe hecha vida en comunidad eclesial como forma ineludible de unir identidad
cristiana y misión.
Finalizo con las mismas palabras del Papa Benedicto en el mensaje que nos ha regalado para
esta Jornada de Medios de Comunicación: “Invito a todos los cristianos a unirse con confianza
y creatividad responsables a la red de relaciones que la era digital ha hecho posible, no
simplemente para satisfacer el deseo o la curiosidad de estar presentes, sino porque esta red
es parte integrante de la vida humana”.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Vocaciones
Significatividad de la PJV
en el ámbito educativo
“Por eso, vosotros estad preparados”(Mt 24 44)
El ámbito educativo escolar y su entorno ofrecen un inmejorable espacio para la
significatividad de la pastoral juvenil vocacional (PJV)3. En esta ponencia reflexionaré, en
primer lugar, sobre el mejor modo de lograr dicha significatividad, apostando decididamente
por un modelo de colegio evangelizador.
Entre los objetivos importantes de un colegio que aspire a dicho “reconocimiento” estará
asentar las bases para que surjan vocaciones cristianas y religiosas en su seno. Por ello
plantearé en un segundo momento cuáles son las condiciones de posibilidad y de plausibilidad
que favorecen ese objetivo.
Finalmente haré tres propuesta de futuro para que la PJV gane en significatividad y, a la vez,
signifique mucho para el centro.
Comparto la experiencia y reflexión que me ha posibilitado ejercer durante unos cuantos
años la dirección titular del colegio Escolapios de Bilbao, así como el ministerio laico de
pastoral que la Provincia de Emaús me ha encomendado4 y que, entre otras cosas, me ha
supuesto impulsar la PJV en mi propio colegio y en su entorno educativo.
3 Entendemos que la PJV se refiere a la pastoral específica a la vida religiosa, aunque no podemos olvidar que toda la
pastoral es siempre vocacional. Para diferenciar términos utilizaré “pastoral general”, o simplemente “pastoral” para
referirme a la pastoral en sentido amplio y pastoral vocacional o PJV para referirme específicamente a la dirigida a la vida
religiosa.
4 La Provincia escolapia de Emaús confiere ministerios a laicos en los ámbitos de la pastoral, la educación cristiana y de la
transformación social, que son los ejes principales de su misión.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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28 24 de enero de 2013
En estos años he aprendido que en este tema andamos por senderos apasionantes a la vez
que inciertos y por eso voy a comenzar con dos ideas previas que expresan mi actitud y
planteamiento inicial. A partir de ellas seguiré el recorrido indicado.
0. Puntos de partida
La PJV es a la pastoral lo que la física cuántica es la física. Frei Betto nos cuenta que “cuando
se penetra en ella, se entra en un mundo sorprendente y maravilloso, cuya leyes no coindicen
con las que rigen la esfera de nuestra vida cotidiana5. Se refiere al mundo cuántico, aunque
algo así podemos experimentar al trabajar en PJV. Por eso comienzo con los siguientes dos
puntos de partida:
a) Punto de partida 1: Nadie sabe
Los obispos vascos afirmaron hace unos años que “Nadie sabe con claridad qué es lo que
tenemos que hacer, ni exactamente cómo se genera, en las actuales circunstancias
socioculturales, un cristiano”6. Si el subrayado que hago en negrita es válido para el
surgimiento de un cristiano, ni qué decir para el nacimiento de una vocación religiosa.
A todos nos encantaría tener un poco más claras las claves que conducen a un joven a decir
“sí” a una vida radicalizada en Jesucristo. Entonces sería cuestión de planificar y gestionar bien
dichas claves para mejorar nuestros resultados. Por eso es bueno recordar las palabras de
Cicerón: “Quien conoce las causas comprenderá el futuro, con la salvedad de que nadie que
no sea Dios posee tal facultad”7.
Yo también me incluyo entre los “nadie”. Me mantengo así en la senda de la prudencia y evito
consecuencias negativas y estériles frustraciones.
Desde luego lo que no pretendo es excusarme en la complejidad de la PJV para abandonar
responsabilidad que me toca. Tengo muy en cuenta las palabras del jesuita Pablo Walker
respecto a que “ciertamente no es posible para cada uno de nosotros gestar por sí solo una
cultura vocacional, pero sí el inspirar diversos frentes apostólicos con este objetivo. Por esa
razón creemos que todo lo que favorezca o delimite una “cultura vocacional” es hoy
apostólicamente decisivo y atañe, directa o indirectamente, a una pastoral vocacional”8.
Estoy más que convencido que nuestros colegios pueden delimitar y favorecer enormemente
la cultura vocacional por lo que asumo el reto de pensar sobre esos frentes apostólicos que
pueden resultar inspiradores y que tanto atañen a la PJV.
Por todo ello, a pesar del riesgo de defraudar expectativas, no voy a ofrecer un listado de
actividades a modo de recetas milagrosas, sino que, en todo caso, daré unas pautas desde las
que poder enmarcar adecuadamente todo lo que hagamos en PJV. Otra de las cosas que he
aprendido con el tiempo es que es mejor pocas acciones pero bien enfocadas, o desde un
buen paradigma o planteamiento, que mil acciones voluntaristas. A partir de ahí, sólo Dios
sabe.
5 “La obra del artista. Una visión holista del universo”. Frei Betto. Ed. Trotta, 1999.
6 “Renovar nuestras comunidades”. Carta pastoral de los Obispos Vascos Cuaresma-Pascua, 2005.
7 Cicerón De divinatione, Liber primus, LVI, 127.
8 Cultura vocacional. Pablo Walker, S.J. Revista Testimonio marzo-abril 2003.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
b) Punto de partida 2: Consideración de la vocación religiosa como cisne negro
En coherencia con el punto anterior, me inspiraré en el concepto de cisne negro que utiliza
Nassim Taleb para referirse a los “sucesos altamente improbables”9. ¿No es eso hoy en día
una vocación religiosa? Los cisnes negros son un hecho estadísticamente tan extraordinario
como los religiosos en nuestro mundo. Hablando “en cristiano”, hay que considerarlos como
auténticos milagros.
Lo mejor de todo es que sabemos que los cisnes negros, si bien son excepcionales, existen y
desconfirman la regla, por lo que en cualquier momento podríamos toparnos con alguno de
ellos. Lo malo es que la probabilidad de hallarlos no obedece a patrones gaussianos de
previsibilidad estadística, sino a la caótica lógica del reino de la incertidumbre, la
discontinuidad y las irregularidades fractales. Y es muy difícil asumir que podemos estar
trabajando mucho y bien en la PJV y no encontrar cisnes negros. Lo natural será dar la razón a
la teoría psicológica de la desesperanza que demuestra que “si las personas creen que no
pueden controlar ni predecir sus entornos, corren el riesgo de sufrir graves déficits
emocionales y cognitivos”10.
La dificultad es doble en nuestro caso, dado que encontrar los cisnes negros que buscamos
conlleva una doble exigencia: por un lado el “suceso” de que un/a joven diga un día que
quiere ser religioso/a; y por otro lado, el “acontecimiento” de que unos años más tarde
realice su profesión solemne. Nuestros cisnes negros requieren tanto del suceso como del
acontecimiento, altamente improbables los dos. Sin duda, como para poner a prueba nuestra
fe y confianza en Dios11.
Utilizo esta analogía de los cisnes negros y la vida religiosa a raíz de una experiencia concreta.
El 1 de junio de 2010, en una reunión de profesores de misión compartida del colegio,
expliqué el significado que Nassim Taleb daba al peculiar ave en la vida de los seres humanos
y, tras ello, propuse hacer un ejercicio denominado “Cisnes negros lanzados al mar de la
incertidumbre futura” en el que teníamos que soñar en voz alta con acontecimientos muy
deseados para el colegio aunque fueran altamente improbables. Entre los numerosos sueños
que se citaron, uno de ellos fue: “Alguna vocación religiosa más entre nosotros antes de
acabar el cuatrienio 20072011”. Pasado el verano, sucedió que, para nuestra sorpresa, uno
de los profesores de la Fraternidad, exalumno del colegio, y que asistía a aquella reunión, nos
dio la gran noticia de que iba a emprender el camino hacia la vida religiosa. En este momento
está estudiando teología en Vitoria y todos rezamos por él y para que Dios nos regale
próximamente el acontecimiento de un nuevo religioso.
Este hecho ha resultado tan incierto como lo fue el que protagonizó en 2002 un joven del
colegio, que cuando todo apuntaba a que iba a ser un hermoso cisne blanco, lo que tiene
bastante de milagro también hoy en día, manifestó su deseo de querer ser religioso escolapio.
9 El cisne negro. El impacto de lo altamente improbable.” Nassim Nicholas Taleb. Ed. Paidós, 2008.
10 Wilson, Gilbert y Centerbar (2003). Citado por Nassim Nicholas Taleb en El Cisne Negro.
11 Utilizo los términos “suceso” y “acontecimiento” en el sentido que Alain Badiou da al concepto de Acontecimiento en su
filosofía. Para Badiou el Acontecimiento es un hecho extraordinario de ruptura con lo cotidiano, que desestabiliza el orden
existente vigente hasta entonces. Supone un “surgimiento estrictamente incalculable” y que “inaugura verdades” (Badiou,
1999). En esta ponencia el binomio suceso-acontecimiento es el Acontecimiento total de Badiou, cuya verdad incluye su
surgimiento y la fidelidad al mismo y cuya máxima expresión para un cristiano es Jesucristo: “La fidelidad al acontecimiento
es una ruptura real (pensada y practicada) en el orden propio en que el acontecimiento ha tenido lugar (…). Se llama
‘verdad ‘ al proceso real de fidelidad al acontecimiento” (Badiou, 1995). Puede consultarse este concepto en “La ética o
Ensayo sobre la conciencia del Mal”. Alain Badiou. Buenos Aires, Nueva Visión, 1995. Y también “El ser y el
acontecimiento”. Alain Badiou, Buenos Aires manantial, 1999.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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30 24 de enero de 2013
El próximo 1 de diciembre celebraremos en Granada el acontecimiento de su ordenación
sacerdotal.
¿Acaso será cierta la famosa tesis de Richard Feynman de que “lo que no está rodeado de
incertidumbre no puede ser verdadero”?
Este segundo punto de partida, tampoco puede suponer caer en la tentación de eludir el
trabajo y reflexión sobre la PJV o de pensar que todo da igual, dado que los frutos son tan
aleatorios que cultivando manzanos podemos obtener peras. Nos sirve más bien para
recordarnos el principio ignaciano de que tenemos que actuar como si todo dependiera de
nosotros sabiendo que, en realidad, todo depende de Dios. De hecho, los dos ejemplos de
cisnes negros mencionados no son exactamente fruto de la casualidad; Dios los escogió, no
hay duda, pero pudo hacerlo porque estaban lo suficientemente cerca de Él gracias a las
muchas experiencias, procesos, personas y opciones previas que les condujeron al sitio
indicado para el encuentro.
I. Significatividad de la PJV en los colegios
Me pregunto ahora por la importancia que tiene y el lugar que ocupa en la vida de un colegio
la PJV, la pastoral general y, globalmente, la dimensión religiosa. Observo que hay tres tipos
de estados o situaciones en los que podría estar un colegio a este respecto. Consideraré
como fases cada uno de esos estados para que nos sirvan como referentes para el dinamismo
y no como etiquetas paralizantes. El llamamiento es a que nuestros colegios se orienten
decididamente hacia la última fase que llamaremos evangelizadora.
a) Fase 1: Insignificancia
Un colegio es una trituradora para todo aquello que vaya más allá de lo que la
sociedad y sus agentes demandan. Amén de los sobresaltos de cada día, la maquinaria
de la administración, el dios Mercatus, las propias familias y el personal a veces y, en
conjunto, la cultura dominante, ejercen una enorme presión para que el colegio les
deje satisfechos a todos y poco más. En esa satisfacción nosotros mismos corremos el
peligro de saciarnos.
Así, aspectos como los resultados y competencias académicas, las medias de
selectividad, la atención personalizada, la calidad en la gestión, las lenguas, el nivel de
las instalaciones, las nuevas tecnologías, los indicadores de calidad y de satisfacción, las
actividades paraescolares o el deporte se convierten en señas de identidad, referencia
y orgullo del colegio.
Por supuesto que todas esas cuestiones son muy importantes y factores críticos para
la supervivencia y/o el éxito de nuestros centros. El problema es cuando la identidad
evangelizadora, la referencia eclesial y la pastoral quedan en un segundo, tercer o
cuarto plano, hasta el punto de ser realmente insignificantes en la vida escolar. Los
cuestiones del “más allá” son devoradas, de facto, por la maquinaria escolar.
Si nos dedicamos básicamente a dar respuesta a la demanda de pollos, pichones y
patos competentes que la sociedad nos reclama, ¿cómo nos puede extrañar que no
surjan cisnes, ni blancos, ni negros, entre nosotros? No deja de ser una gran paradoja
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

4 Pages 31-40

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papeles de formación y comunicación
el hecho de que, si de una churrería salen churros y de una facultad de medicina,
médicos, de un colegio católico salen churros y médicos, pero no cristianos. Alguien
nos puede pedir cuenta de ello.
Cuando somos insignificantes, la actividad pastoral se circunscribe a la clase de religión
y a algunas acciones pastorales inconexas y de poca repercusión real para la vida del
centro, su alumnado y las familias. La PJV que pueda haber será algo marginal y en
manos de francotiradores que, con muy buena voluntad y gran corazón, hacen lo que
pueden o se les ocurre mientras les toca a ellos.
Entre los agentes que tienen sus demandas para el colegio también está la Institución
titular que, como es lógico, nos preguntará por los cisnes negros que pueda haber en
nuestro centro. El efecto que esto puede tener en un colegio en fase insignificante
puede resultar contraproducente para la PJV. Se instaura, en el mejor de los casos, en
la titularidad un estado de ansiedad que se traslada al francotirador vocacional.
Entonces éste puede, sin quererlo, matar algún cisne negro por disparar antes de
tiempo, o confundir pichones con cisnes negros, lo que es muy peligroso a largo plazo.
En una fase de insignificancia pastoral, a menudo la PJV circunvala la pastoral general
buscando las vías más rápidas para el destino, haciendo túneles que la oscurecen y,
sobre todo, eludiendo pasar por los enclaves donde hay que pararse a perder mucho
tiempo con la gente, ir más despacio para no atropellar a nadie e implicar al mayor
número de personas en el viaje. Las circunvalaciones y tunelajes de la PJV son muy
directas y rápidas pero al llegar al destino final es muy probable que sigamos estando
solos.
Así es como podemos encontrarnos ante un colegio de prestigio, alta satisfacción y
reconocimiento social pero enormemente secularizado e insignificante religiosamente.
b) Fase 2: Esquizofrenia
Es muy posible que nuestro colegio cuente con documentos y publicaciones (Ideario,
carácter propio, dípticos de presentación) en los que de modo explícito aparece
nuestro Carisma, el carácter religioso y la vocación evangelizadora del centro. Incluso
si trabajamos desde modelos de Calidad, se mencionan estos aspectos en la Misión y
Valores del colegio.
La esquizofrenia pastoral se produce cuando las prácticas, costumbres y cultura
ambiental del centro reflejan muy escasamente esa centralidad religiosa. Al hablar los
titulares, el personal, las familias y el alumnado espontáneamente de las cosas que se
hacen en nuestro colegio, de sus innovaciones y prioridades, de lo más guay que
tenemos, las cuestiones de fe no aparecen. Esto mismo ocurre incluso en reuniones
formales donde compartimos novedades o buenas prácticas con otros: la reunión se
llenará de campos semánticos sobre tecnologías, tratamiento de las lenguas,
metodologías pedagógicas,… pero con pocas palabras sobre convocatorias pastorales,
innovaciones para el fortalecimiento de las familias cristianas, nuevas metodologías en
la PJV o planes de formación en clave de identidad cristiana de los docentes.
Si hablamos en términos de Calidad, podemos detectar la esquizofrenia cuando en la
Visión o el quererser futuro del centro, que marcará las prioridades estratégicas, el
objetivo evangelizador parece diluirse. No hay una coherencia entre el idealismo
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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32 24 de enero de 2013
cristiano institucional y los planes e indicadores estratégicos. Y ojalá fuera esto porque
estamos tan bien en la transmisión de la fe y la PJV que no hace falta darles prioridad o
énfasis como colegio. Pero no suele ser éste el caso y el resto va en cascada: la
ausencia del tema pastoral en las líneas que realmente traccionan y marcan la vida del
colegio, no derivará en actividades y proyectos que unifican e implican a toda la
comunidad educativa en ello.
La pastoral sí tendrá su peso; habrá responsables, incluso planes, departamentos y
equipos, pero no será algo nuclear. Los miembros del centro no se socializarán en la
identidad evangelizadora, ni ésta se mostrará como su marca diferencial ante la
sociedad.
Estarán entonces los de pastoral, dándonos “la chapa” con sus cosas, y bien por
caridad o bien por resignación, asumiremos las alteraciones y trastornos que nos
provoquen. Eso sí, si la campaña de navidad puede acortarse un poquito, mejor; si un
día me salto la oración de la mañana, no pasa nada; si las convivencias cristianas las
podemos hacer de dos días en lugar de tres, o de uno y que sean más “convivencias”
que “cristianas”, más sencillo para todos; si perdemos alguna hora de religión en
bachillerato, la podemos aprovechar para otra asignatura más relevante,…
En este tipo de esquizofrenia, lo normal es que el ideal pierda ante el peso de lo real y
que se produzca lo que en términos lacanianos podemos llamar una “visión de
paralaje”12.
Es probable que la pastoral vaya de derrota en derrota frente al dios Mercatus y
curiosamente logre que todos estemos dispuestos a dedicar grandes esfuerzos y
tiempos a los intercambios e inmersiones lingüísticas, a dar cabida a expertos en
nuestros propios ámbitos educativos, a la formación en pizarras digitales y modelos de
gestión,… La trituradora a pleno rendimiento.
¿Y la PJV? En el mejor de los casos, será otra realidad más, paralela a la pedagógica,
pastoral, social, etc. No aparecerá entre los planes, acciones e indicadores
estratégicos y no estará bien integrada con la pastoral general y mucho menos con la
actividad educativa principal del colegio. Implicará exclusivamente a sus responsables
directos, que de vez en cuando nos vendrán también con sus cosas y planes propios:
oraciones vocacionales, día del fundador, calendario o agenda de la congregación,…
c) Fase 3: Evangelizadora
La identidad más nuclear del centro es ser un colegio católico por lo que comparte
con el resto de presencias y plataformas de la Iglesia la misión de evangelizar, haciendo
su contribución específica a ello en el ámbito de la educación.
Da mucho que pensar que cuando discutimos sobre problemas y retos sociales, desde
los más elevados como el de un proyecto de humanidad y justicia, a los más triviales,
como la prevención vial o los hábitos alimenticios, casi siempre termina siendo la
Educación hacia donde se dirigen todas las miradas en busca de respuestas. ¿Por qué
12 El concepto de paralaje o “desplazamiento de paralaje” es un término del psicoanalista francés Jaques Lacan que lo
utiliza mucho el filósofo esloveno Slavoj Žižek. Alude a aquello que parece ser de una manera pero que al tomar distancia
suficiente, mirarlo desde otra perspectiva, o bien al conocerlo mucho más de cerca, no es en realidad lo que parecía. A
veces algo de esto pasa con el tema religioso en nuestros colegios.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
tendría que ser distinto ante el reto de la evangelización? Benedicto XVI parece
tenerlo claro: “Sin educación, en efecto, no hay evangelización duradera y profunda,
no hay crecimiento y maduración, no se da el cambio de mentalidad y de cultura”13.
Nuestro “evangelizar educando” se convierte así en una aportación decisiva,
insustituible e imprescindible ahora más que nunca. ¿Será también la Educación
cristiana el hilo de Ariadna para salir con éxito del laberinto de la revitalización
duradera y profunda del sujeto eclesial, vida consagrada incluida? ¿Está en nuestros
centros la clave para el cambio de mentalidad y de cultura que el cristianismo y la
Iglesia necesita?
Lo que convierte a un colegio en evangelizador es haber resuelto el “problema
eclesiológico” que los Lineamenta para el próximo Sínodo sobre Nueva Evangelización
nos describen. Invito a que, una vez leído el siguiente texto, se relea sustituyendo
“transmisión de la fe” por “pastoral vocacional”. Lo profético que resulta en ambos
casos es impresionante. Aunque los remarcados son míos, no hay nada en este texto
que tenga desperdicio: “La pregunta acerca de la transmisión de la fe, que no es una
empresa individualista y solitaria, sino más bien un evento comunitario, no debe
orientar las respuestas en el sentido de la búsqueda de estrategias comunicativas
eficaces y ni siguiera debe centrar la atención analíticamente en los destinatarios, por
ejemplo los jóvenes, sino que debe ser formulada como una pregunta que se refiere al
sujeto encargado de esta operación espiritual. Debe transformarse en una pregunta de
la Iglesia sobre sí misma. Esto permite encuadrar el problema de manera no
extrínseca, sino correctamente, porque cuestiona a toda la Iglesia en su y en su vivir.
Tal vez así se pueda comprender también que el problema de la infecundidad de la
evangelización hoy, de la catequesis en los tiempos modernos, es un problema
eclesiológico, que se refiere a la capacidad o a la incapacidad de la Iglesia de
configurarse como real comunidad, como verdadera fraternidad, como un cuerpo y
no como una máquina o una empresa”14.
¿Ha resuelto nuestro colegio el problema eclesiológico? ¿Se configura como una real
comunidad cristiana, llena de vida y fraternidad? En ese caso estamos ante un colegio
en fase evangelizadora porque esa es la misión de cualquier comunidad cristiana. Y
mientras no lo resolvamos estaremos en fases insignificantes o esquizofrénicas donde
nuestros esfuerzos pastorales y vocacionales correrán el riesgo de ser triturados por la
máquina o empresa que también es un colegio.
En la fase evangelizadora, además de una comunidad educativa, hay una comunidad
cristiana que da la identidad carismática y religiosa que mencionamos en nuestros
documentos. La pastoral general y la pastoral específica están integradas entre sí y con
el proyecto educativo común. En la Visión, planes estratégicos, planes anuales,
indicadores y resultados clave se incluyen los correspondientes a ambas pastorales,
por lo que todos sus miembros y equipos se implican en ellas en diferentes grados y
según sus funciones y responsabilidades.
Si a alguien le entra el miedo de que al dar este enfoque al colegio los demás objetivos
académicos y pedagógicos importantes pueden salir perjudicados, le diría que esté
tranquilo porque todo eso lo tendrá por añadidura. Es cierto que habrá que hacer
13 Benedicto XVI, Mensaje a los participantes en el XXVI Capítulo General de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, 1
de marzo de 2008. Cita encontrada en “Volver a creer con los jóvenes” Alvaro Chordi. Frontera Hegian, 73 (pág. 62).
14 Lineamenta para el Sínodo de obispos “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, diciembre 2012.
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opciones porque todo no se puede tener, pero justamente los discernimientos que
provocarán ciertas encrucijadas serán los que hagan que el colegio merezca la pena.
A continuación y hasta el final de la ponencia abordaré con más profundidad estos y otros
elementos que identifican y potencian la identidad evangelizadora del colegio y que serán
también decisivos para la PJV.
II. Condiciones de posibilidad y plausibilidad de la PJV
La principal condición para que la PJV logre su mayor significatividad es enmarcarse en un
colegio evangelizador.
Al hablar de condiciones en este apartado tengo en mente el concepto de “estructuras de
plausibilidad” desarrollado por los sociólogos Peter Berger y Thomas Luckmann15. Con él se
refieren a los requisitos estructurales necesarios para llevar a cabo transformaciones, tanto
personales como sociales.
Pensando en la naturaleza incierta del suceso y acontecimiento del cisne negro descrita en el
segundo punto de partida, planteo dos tipos de estructuras o condiciones para su
surgimiento: las condiciones de probabilidad más básicas o fundamentales que hacen posible
que un joven decida consagrarse a Dios; y las condiciones de plausibilidad que puede aportar
un colegio para aumentar las probabilidades del suceso y, a la vez, favorecer el
acontecimiento de la consagración definitiva de dicho joven. Formularé cinco condiciones de
cada uno de estos tipos.
Habría que añadir a ambas estructuras, las condiciones de sostenibilidad, cuya misión será
ayudar a la fidelidad y crecimiento de la vocación del cisne negro hasta el final. Entiendo que
estas últimas condiciones se escapan de las posibilidades y responsabilidad del colegio, si bien
los dos primeros tipos de condiciones contribuyen sin duda al objetivo de la sostenibilidad.
Buscando de nuevo la coherencia con la naturaleza fractal e incierta de los cisnes negros,
quiero matizar que no hablo de condiciones sine qua non, de tal modo que no es posible un
cisne negro sin ellas. En todo caso pienso en condiciones sine qua dubito, en el doble sentido
de que su ausencia dificulta en mayor medida el suceso y el acontecimiento, o bien dubito en
cuanto a las dudas que me provoca la aparición de cisnes en ausencia de algunas de esas
condiciones.
a) Condiciones de posibilidad
Indico cinco condiciones que aumentan la probabilidad del suceso del cisne negro en un
centro educativo:
1. Cultura vocacional
Desde que el Congreso Europeo sobre las vocaciones de 1997 proclamara que “la
cultura vocacional es un componente de la nueva evangelización”, se ha ido
desarrollando el contenido de dicho componente en lo que hoy podemos llamar un
paradigma muy adecuado para la pastoral. La cultura vocacional es, a mi juicio, lo que
15 La construcción social de la realidad” P. Berger y T. Luckmann. Ed. Amorrortu, 1995.
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papeles de formación y comunicación
mejor favorece un clima ambiental para que en un colegio se siembre y surjan todo
tipo de vocaciones cristianas.
De entrada supone priorizar la orientación del centro hacia la oferta y no tanto a la
demanda. El colegio se reafirma en que las propuestas de vida que trasladamos a los
jóvenes y demás agentes educativos, son tan auténticas y verdaderas que ni siquiera
necesitarían de encuestas de satisfacción para medir su validez y eficacia. Y lo hacemos
por la autoridad que nos ha conferido el mejor Maestro que existe y por la verificación
experimentada en nuestras propias vidas al ir respondiendo a sus llamadas.
Así, el colegio está continuamente canalizando propuestas, convocatorias y llamadas
de Dios a la vida en plenitud para que cada cual pueda desarrollar al máximo su
vocación.
La cultura vocacional pide al colegio implantar el Lenguaje de Dios como idioma
vehicular del centro y aumentar lo más posible dicha competencia lingüística,
priorizando la acción comunicativa. Dado que en nuestros centros se hablan ya
muchos otros idiomas (africanos, europeos, americanos y asiáticos) y lenguajes
(matemáticos, emocionales, informáticos, filosóficos, científicos) este incremento en la
condición plurilingüe del colegio, obligará a desarrollar un adecuado tratamiento
integrado de todas las lenguas utilizadas.
Habrá que plantearse también las inmersiones lingüísticas necesarias para que el
alumnado llegue a dominar el Lenguaje de Dios y pueda comunicarse adecuadamente
con Él. Y también la formación que todos los educadores necesitamos para
expresarnos adecuadamente en dicha lengua y responder a los retos que el giro
lingüístico supone16.
2. Explicitación de la pregunta vocacional
Directamente relacionado con lo anterior, todos los jóvenes a partir de 1º de ESO,
tienen “derecho” a que puedan plantearse unas cuantas veces durante el resto de su
escolarización la posibilidad de ser religiosos/as.
Podemos introducir en su interior dicha pregunta de muchas formas: en una unidad
didáctica de la clase de religión sobre la que tendrán que responder en su cuaderno,
en alguna de las encuestas que el colegio haga habitualmente17, en las convivencias
cristianas anuales de la clase, en las oraciones de la mañana, en algún cartel de
ambientación, en días o semanas vocacionales, en la festividad del Fundador, en las
actividades explícitamente vocacionales de los grupos pastorales extraescolares, en las
revisiones de los proyectos personales,…
16 El giro lingüístico es la revolución, iniciada por Wittgenstein, sobre el lenguaje y su uso (prágmática). Frases como que
“los límites del lenguaje son los límites de mi mundo” nos recuerdan que si la palabra Dios y su Palabra desaparece de la
comunicación cotidiana y de la vida de una persona y su entorno, ambas realidades no existen en la práctica. También
tenemos que dominar la pragmática lingüística en sus dimensiones locucionarias, ilocucionarias y performativas. Todo ello
es necesario para el lenguaje de la fe. A veces parece que la pastoral no ha asumido todavía el giro lingüístico y sus
consecuencias.
17 Desde 1980 hacemos en el colegio de Bilbao cada dos años una Encuesta de valores a todos los alumnos desde 1º de
ESO. Es un estudio amplio y profundo sobre todos los aspectos de la vida de los jóvenes y en relación con nuestros
objetivos religiosos, educativos y sociales. Entre las más de 70 cuestiones planteadas, varias de ellas tienen que ver con
aspectos de pastoral vocacional explícitamente.
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36 24 de enero de 2013
A partir de 4º de la ESO podemos trasladar propuestas de itinerarios o grupos
vocacionales específicos, combinando adecuadamente los llamamientos generales con
los personales.
Precisamente, será una de las labores importantes de los agentes de pastoral cultivar
el arte del discernimiento de espíritus, para que los más agraciados con ese Don
lancen en el momento adecuado la pregunta vocacional a los jóvenes que el Señor
esté eligiendo.
3. Acompañamiento poliédrico
Un colegio es un espacio donde cada persona tiene que sentirse plena e
incondicionalmente querida y acompañada por el clima ambiental que le rodea. La
cultura vocacional juega aquí también un papel decisivo.
La actitud acompañante tiene que potenciarse entre todas los educadores con los que
se encontrarán los niños y jóvenes (profesores, tutores, monitores, entrenadores,
pastoralistas, familias,…).
El acompañamiento aumentará enteros si encomendamos a algunas de esas figuras
ministerios pastorales, lo que incluye la responsabilidad específica de estar atentos a la
trayectoria de las personas y ejercer de forma natural el interés desinteresado por
ellas a lo largo de su vida18.
También será labor propia suya, no necesariamente exclusiva, practicar el
acompañamiento discrecional que busca detectar necesidades y momentos concretos
donde haga falta acompañamientos más intensos o haya que hacer propuestas
vocacionales más radicales.
Estas son las caras del acompañamiento por las que nos decantamos, en detrimento
de enfoques de acompañamientos muy especializados, sistemáticos e indiscriminados
que, además de ser dudosamente sostenibles, pueden enrarecer los procesos
personales vocacionales y la propia PJV.
4. Horizonte de un proyecto y familia institucional apasionante
Un joven que en un momento dado siente una llamada personal a la vida evangélica
desmedida, también presiente que convertirse en un cisne negro afectará
radicalmente a su vida. De entrada, tendrá que afrontar el extrañamiento de no ser
como los demás y el previsible conflicto familiar tan anunciado por Jesús. También
sabe que la opción, le digamos lo que le digamos, conlleva renuncias importantes. Para
18 La Provincia escolapia de Emaús ha definido un “Marco de los ministerios escolapios” en el que se establece la pluralidad
ministerial de la Provincia: además del ministerio institucional que la Orden tiene encomendado en el mundo y el ministerio
ordenado de los sacerdotes, se definen ministerios laicos en los ámbitos pastorales, de la educación cristiana y de la
transformación social. Para la creación de estos últimos se tuvo en cuenta los criterios de Yves Congar al respecto.
Partiendo de la base de que la Iglesia se estructura y vivifica a partir de los ejes ministerial y carismático, el establecimiento
de una diversidad de ministerios y vocaciones es una de las contribuciones más significativas que la vida religiosa puede
ofrecer en este momento. En el tema concreto de los ministerios, en Emaús hay en este momento 13 ministros/as laicos/as
de pastoral en ejercicio y 3 en formación, 7 ministros/as de la educación cristiana y 3 en el ministerio social.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
que termine decantándose hacia el sí, tendrá que intuir la topía19 de un lago de los
cisnes hermoso para su vida.
A lo largo de su experiencia escolar y/o pastoral extraescolar, el joven tiene que
conocer y desear ser partícipe de un Proyecto por el que dar la vida porque siente
que es el tesoro que más puede llenarle. Los grandes miedos y renuncias son
derrotados por el apasionamiento que provoca poder sumarse desde una
consagración particular a la misión del Reino de Dios.
Pero la fuerza atractiva del lago de los cisnes no puede basarse únicamente en la
maravillosa causa a la que invita. El joven tiene que vibrar también con la posibilidad de
ser parte de la nueva familia de los cisnes negros. Si ve cómo se aman, si descubre una
visión y una comunión compartidas en torno a un proyecto común, si percibe que
cada cisne, independientemente de su responsabilidad, edad o circunstancia personal,
da lo mejor de sí mismo a los demás y al Reino, de tal modo que todos son
imprescindibles, el joven podrá hacer una proyección dichosa de su propia vida en esa
familia.
La combinación de una misión común y un sujeto en comunión pueden precipitar el
salto a la corriente que conducirá al lago. Todo lo contrario del vértigo paralizante que
produce la sensación de tener que dar un salto al vacío.
Es en el colegio y su entorno donde tiene que transmitirse el proyecto de misión y su
sujeto: que el alumnado conozca la labor, obras y presencias de la ciudad, la región y
el mundo entero; también a las personas, comunidades, religiosos, laicos,
cooperadores que las impulsan. Y, como siempre, que los más vocacionados puedan
conocer más, hasta la cocina y la capilla si hiciera falta (literalmente).
Especialmente los religiosos y religiosas que, de un modo u otro, están más en
contacto con los jóvenes deben cuidar una doble dimensión: la de ser personas
transfiguradas de carne y hueso con nombre y apellido y que pueden sintonizar
afectivamente con algunos alumnos/as; y la de ser personasinstitución que traslucen
un proyecto común. Un enganche carismático o místico personal, sin la referencia al
genéricoinstitucional, puede causar estragos entre el suceso y el acontecimiento del
cisne negro.
5. El Abrazo de Jesucristo: jouissance y point de capiton del acontecimiento
vocacional20.
Solemos decir que nuestros colegios son un lugar de encuentro, y es verdad. Pero
tenemos que tener muy claro que el Encuentro más importante que tiene que
producirse en nuestros centros es con Jesucristo. Tenemos que lograr que Jesús
pueda abrazar a cada uno de sus preferidos, los niños, para que experimenten su
19 La palabra “topía”, en contraposición a “utopía”, remite a un lugar en el que podemos realizar efectivamente nuestros
sueños. Las topías son necesarias para que dichos sueños no se pierdan en quimeras o se den por imposibles.
20 Para explicar esta quinta condición de posibilidad utilizo dos conceptos del psicoanálisis de Jacques Lacan: el concepto
de jouissance que equivale al sentimiento de gozo o dicha que atrapa irreversiblemente el corazón y que el individuo busca
repetir constantemente en su vida; y el concepto de point de capiton que remite al punto de referencia por el que la persona
es “cosida” a un significante (en este caso al Dios de Jesucristo) e interpelada al mismo tiempo por ella para que su vida se
transforme desde la llamada de ese mismo significante. Los dos elementos forman parte del círculo de repetición del
acontecimiento.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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38 24 de enero de 2013
amor incondicional. Esos abrazos tienen que convertirse en la jouissance que
fundamente una amistad personal y dichosa con él. ¿Acaso hay algo más gozoso para
un niño/a, un joven, incluso un adulto, que estrecharse entre los brazos de otra
persona?
Si provocamos un número suficiente de encuentrosabrazos con el Maestro,
forjaremos una amistad personal que se convertirá en el point de capiton de la posible
llamada vocacional futura. Entonces verificaremos que, en pastoral, lo más efectivo es
lo afectivo sólo si es Jesús quien atrapa el corazón.
Son muchos los motivos por los que tenemos que lograr que en nuestro colegio se
multiplique lo más posible el pasaje evangélico del abrazo de Jesús a los niños (Mc 9,
3337). En primer lugar porque en el día a día de la vida escolar también nos pasa
como a los discípulos que “por el camino habían discutido entre sí quién era el
mayor”. A menudo nos descentramos y dejamos de poner al alumno en el centro de
nuestro quehacer. Otros temas nos absorben y otros intereses invaden nuestras aulas
y patios. Es entonces cuando tenemos que “tomar un niño, ponerlo en el centro y
estrecharlo entre nuestros brazos”. Cada vez que Jesús y el niño quedan en medio, y
todo lo demás alrededor, el colegio se recentra de nuevo.
Pero la estampa tiene también una fuerza vocacional impresionante. Jesús llama
específicamente a los apóstoles a que hagan como él, convirtiendo el abrazo en un
signo de servicio y entrega a los demás, especialmente a los que más sufren. El mundo
necesita de personas que regalen su vida multiplicándola en abrazos a los niños, los
enfermos, los oprimidos,…
El círculo del Acontecimiento vocacional se culminará entonces porque el encuentro
con Jesús, que un día un niño o joven experimentó en nuestro colegio, sembrará una
llamada a devolver gratuitamente esos mismos abrazos a Jesús en los niños y
necesitados. ¿No es la reciprocidad la esencia de un abrazo? Los encuentrosabrazos
con Jesús serán a la vez en nuestro colegio la jouissance y el point de capiton del
acontecimiento vocacional.
Al fin y al cabo, la vocación de la vida religiosa es justamente reproducir y actualizar el
AcontecimientoJesucristo. Con el Hijo culmina el círculo del Amor de Dios: gratis lo
recibió y gratis lo dio. Un consagrado tiene que encarnar ese mismo movimiento
circular para ser fiel a dicho acontecimiento. ¿No sois vosotros, los religiosos y
religiosas esos niños y niñas abrazados un día, y para siempre, por el Amor y hoy
también abrazadores?
Lograr el círculo completo del Abrazo exige tanto la linealidad y constancia de las
actividades de los procesos y programaciones pastorales (“abrazos” rutinarios en las
oraciones y celebraciones progresivas según la edad, compromisos y experiencias del
alumnado que se repiten cada curso o ciclo litúrgico y, en general todas las acciones
previstas en el proyecto de pastoral), como actividades específicamente pensadas para
provocar experiencias significativas, de ruptura o configuradoras, necesarias para que
aparezca un cisne negro (“abrazos” impresionantes en un campo de trabajo con los
más pobres, una experiencia en el tercer mundo, una Pascua juvenil, un retiro en un
monasterio, unas convivencias, un acompañamiento especial en alguna situación,…).
Corresponde especialmente a la PJV la búsqueda y propuesta constante de este
segundo tipo de experiencias.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Esto tienen que ser nuestros colegios; lugares para los abrazos de Jesús a los “niños”.
¿Acaso un sitio mejor que un colegio para ello? ¿Quién querrá entonces renunciar a ser
como un niño/a en brazos de Dios? ¿Cuántos serán los llamados a reproducir sus
abrazos?
b) Condiciones de plausibilidad
Las otras cinco condiciones de plausibilidad que a continuación señalo aumentan las
probabilidades del suceso del cisne negro y contribuyen a su acontecimiento. Evidentemente
para esto último se necesitan estructuras de acogida y formación que trascienden al colegio y
que, de hecho, van más allá de la etapa escolar. Pero contar con ellas, y como el propio
concepto de plausible indica, hacen más atractivo, digno o merecedor de aplauso el hecho de
ser un cisne negro, incluso recomendable. Estas condiciones sine qua dubito, asientan
también las bases para la idoneidad y sostenibilidad futura del posible cisne negro, que tendrá
que desarrollar su vida y misión entre esas mismas condiciones a lo largo de la vida.
1. Procesos, grupos y desembocaduras de pastoral eficaces
Llamamos eficaces a los grupos de pastoral extraescolar que añaden valor y suman a la
cultura vocacional del colegio y al buen ambiente escolar. Sus miembros contribuyen
al logro de los fines educativos, pastorales y sociales, a la mayor valoración del
profesorado, de los religiosos/as, de la Iglesia, del Carisma.
Para que en los grupos pueda cultivarse el estilo de vida cristiano que necesitamos hoy
en día deben configurarse como grupos de referencia holográficos21. Será también
decisivo que con la salida del colegio haya una continuidad en los procesos de
socialización religiosa, siendo el catecumenado el modelo mejor para ello. La
desembocadura de estos grupos tiene que llevar a la inserción eclesial de los
participantes, apostando por pequeñas comunidades, fraternidades, asociaciones de
fieles… amparadas por la congregación.
Siendo valiosos por sí mismos, la PJV encontrará en estos grupos un apoyo y una
fuente de posibilidades vocacionales, dado que el propio proceso de maduración
cristiana puede conducir a la desembocadura de algún cisne negro en la propia
institución religiosa22.
Conviene caer en la cuenta de que no hay en este momento mejor plataforma que un
colegio para potenciar este tipo de grupos, de procesos pastorales y de inserciones
eclesiales. El gran esfuerzo sostenido en el tiempo que suponen, hay que considerarlos
como una inversión de futuro, más que como un gasto presente.
21 El término “holográfico” significa que para que sean grupos de verdad de referencia tienen que tener en todo momento, en
las dosis adecuadas e independientemente de la edad de sus participantes, las dimensiones básicas del estilo de vida
cristiano: koinonía (sentido de grupo y comunión), diaconía (compromiso, servicios, misión), liturgía (celebración), oikonomía
(estilo de vida), mistagogía (experiencia de Dios), kerigmática/catequética/paideia (formación nuclear, cristiana y humana).
22 Así, podemos hablar de vocaciones matutinas o de amanecer cuando se producen entre jóvenes de 16-20 años, y
vocaciones vespertinas o de atardecer, cuando son entre personas adultas, incluso en fases muy maduras de experiencia
vocacionales. Para estas últimas es fundamental prolongar los procesos pastorales y pertenencias eclesiales mucho más
allá de la edad y periodo escolar.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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2. El proyecto de familias
Las familias tienen un peso crecientemente importante en la vida escolar y resultan
decisivas a la hora de favorecer o dificultar la pastoral vocacional general y específica.
El colegio debe hacer un especial esfuerzo por ofrecer y animar a las familias a
participar en actividades, grupos, itinerarios, voluntariados, etc. que tengan que ver
con la transmisión de la fe.
Dadas las diferencias en cuanto a tipologías, motivaciones e intereses con los que nos
encontramos, el proyecto de familias tiene que contemplar una pluralidad de
posibilidades y ofertas.
Sobre la base de un nivel de satisfacción adecuado, hemos de buscar el mayor número
de familias identificadas, colaboradoras e implicadas con el proyecto educativo y,
especialmente, en la vida de la comunidad cristiana carismática que indicamos en el
siguiente punto.
Sin todo ello, los cisnes negros difícilmente podrán volar.
3. Comunidad cristiana carismática
En torno a un colegio cristiano ha de haber una comunidad cristiana porque es esta
comunidad el sujeto evangelizador. En los tiempos actuales, la comunidad religiosa
que solía cumplir este papel, ni puede sola en la mayoría de los casos, ni es
conveniente que lo haga aunque pueda. La vocación evangelizadora del centro pide
una comunidad cristiana renovada que sirva de pertenencia y referencia eclesial para
todas aquellas personas que quieran vivir su fe identificadas con el Carisma
congregacional.
Hacer comunidad es una de las aportaciones más importantes que la vida religiosa
debe contagiar en el colegio y su entorno, entre otras cosas porque si la comunidad
cristiana adquiere la madurez suficiente, ella misma sentirá la necesidad y conveniencia
de muchos tipos de vocaciones (religiosas y laicas) y ministerios (ordenados y
encomendados). La propia comunidad cristiana se sentirá llamada a alentar y trabajar
por el surgimiento de cisnes negros.
Los grupos pastorales con desembocadura institucional y el proyecto de familias
descritos anteriormente, junto con la propia comunidad religiosa, serán el núcleo de la
comunidad cristiana carismática.
Entre las actividades que lleva a cabo la comunidad cristiana, cabe mencionar
especialmente la de orar por las vocaciones. Atendiendo al mandato del Señor
“Rogad, pues al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9, 38), será uno de
los cometidos más importantes para la PJV multiplicar las oraciones comunitarias,
escolares y personales pidiendo que nazcan los cisnes negros en su seno. Si la
comunidad educativa y cristiana tienen clara esta necesidad, el mayor obstáculo que
puede aparecer entonces será la falta de conciencia y experiencia de la eficacia de la
oración. ¿De verdad nos creemos que no hay nada más transformador que la oración?
En los colegios solemos decir que no hay alumno, ni clase que se resista a un ciclo o
equipo de profesores unido, ¿cómo va a resistirse Dios a desatender a cientos de
personas rogando con plena confianza y comunión por algo tan necesario para ellas? El
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
problema será más bien la ausencia de esa comunión de muchos y la insuficiencia de
plegarias.
4. Coherencia e integración de la pastoral vocacional
Para evitar circunvalaciones, tunelajes y esquizofrenias pastorales, la PJV debe estar
integrada con el proyecto educativo y la pastoral del colegio. Es más, lo ideal sería que
fuera coherente con el proyecto de presencia23 de la familia carismática24 en el lugar,
Provincia e Institución religiosas en que se sitúa.
Esto incluye su adecuada conexión y retroalimentación con el resto de ámbitos de
misión y proyectos en torno al colegio (pastoral extraescolar, proyecto de familias,
proyectos sociales). No es extraño, por ejemplo, que en algunos centros todavía esté
desligada la acción social de la experiencia religiosa, de tal modo que el problema no
es tanto la fe sin obras, sino las obras sin fe25. No deja de ser llamativo, rayando lo
escandaloso, que las ONGDs sean las instituciones más valoradas por los jóvenes y
que la Iglesia, que representa cerca del 80% de las ONGDs del mundo, esté entre la
menos valoradas. Está claro que hay algo que no está bien integrado en la mente de
los jóvenes y quizá tampoco en los propios responsables de estas entidades y de las
propias instituciones.
La mayoría de nuestros colegios cuenta con plataformas de solidaridad vinculadas a la
congregación. Desde ellas fomentamos experiencias de todo tipo entre los más
necesitados. Tenemos que propiciar que la llamada de Dios brote con fuerza a través
de ellas y que los participantes puedan interpretarlas, codificarlas y rezarlas
adecuadamente.
En definitiva, que las diferentes convocatorias de la pastoral general y de la PJV tienen
que estructurarse, planificarse y acompañarse muy bien entre sí.
5. Imagen de los religiosos y la Iglesia
Una de los retos que cada día cobra más importancia para un colegio que quiera ser
evangelizador es cultivar y transmitir una buena imagen y referencias de los cristianos,
los religiosos y religiosas, los curas y la Iglesia en general. No se trata de una cuestión
principalmente de marketing, aunque no podemos ser ingenuos y neutros en cuanto a
la necesidad de contrarrestar con astucia las campañas organizadas en sentido
contrario.
Nos referimos a la importancia de educar en la confianza, el agradecimiento, el
biendecir y el saber apreciar lo valioso de las personas e instituciones que, en medio
de este mundo, derrochan compromiso, encarnan excesos de amor y altruismo,
transmiten esperanza a manos llenas. Ésta sí que es una labor de ambiente escolar,
comunicación cotidiana y formación relacionada directamente con las estructuras de
23 Llamamos Proyecto de presencia a los planes y sueños que los religiosos y laicos de una familia carismática de un lugar
comparten de modo integrado y coordinado entre sí.
24 Utilizo el concepto de familia carismática en el sentido que le da Antonio Botana. Ver “Compartir carisma y misión los
laicos: la familia evangélica como horizonte”. Revista Frontera-Hegian 62, 2008.
25 Esto ocurre cuando hay Departamentos de acción social, ONGDs relacionadas con la congregación, actividades sociales
de todo tipo,… pero que no están conectadas con lo pastoral o la experiencia de Dios.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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posibilidad y plausibilidad de los cisnes negros. Por cierto, si antes hablábamos de
ONGDs de solidaridad, ¿tendrán idea sobre qué tipo de vocación tienen la inmensa
mayoría de las personas que entregan su vida en los lugares más pobres de la Tierra?
Los agentes de pastoral tenemos que ayudar a que las personas caigan en la cuenta de
la “disonancia afectiva”26 con la que a menudo vivimos este tema. Cuando los jóvenes,
y no tan jóvenes, critican a la Iglesia, los curas y monjas, a los cristianos,… su
experiencia cotidiana eclesial, su valoración de los curas o religiosas que conocen y su
convivencia con otros cristianos suele ser muy buena. Lo que la cabeza dice, fruto del
ambiente social principalmente, no coincide con lo que su corazón siente. Reducir la
disonancia cognitiva es clave para que no se produzca el canto del gallo que prosigue a
la negación que tan fácilmente podemos hacer de nuestra condición cristiana y que
tanto daño hace a la PJV.
Siendo la figura del cura el representante más claro de la percepción eclesial, nos
corresponde un trabajo importante para revalorizar y valorar en su justa medida esta
vocación. Es labor de la educación equilibrar la ley del péndulo que se produce en
tantos terrenos sociales. En este caso pasando de una sobrevalorización del clero a
una denigración y crítica mucho más allá de lo razonable. Transmitir la necesidad y
valor de esta vocación, redundará en beneficio del resto de vocaciones significativas de
la iglesia, situando a todas ellas con más facilidad en el horizonte vital de los jóvenes.
III. Tres propuestas (más) de futuro
Entre todo lo dicho hasta aquí están ya incluidas unas cuantas propuestas de futuro para un
colegio que quiera ser evangelizador y contar con una PJV significativa.
De todas formas, quiero terminar esta ponencia indicando tres grandes líneas a modo de
síntesis y desde otro enfoque que me permite el título planteado. Significatividad de la PJV en
el ámbito escolar puede entenderse como lo que la PJV tiene que significar en dicho ámbito.
En un colegio es bueno contar siempre con algún atractor27 que movilice a sus agentes y
actividades hacia la mejora y evite la tendencia al acomodamiento y esclerotización. Este
papel lo puede cumplir, por ejemplo, el hecho entrar en los modelos de Calidad, hacer algún
Plan de formación general, plantearse una renovación o actualización del Proyecto Educativo,
tener que elaborar un nuevo Plan estratégico para varios años, celebrar algún aniversario
importante durante un curso,… ¿No puede actuar la PJV también como un atractor?
Por eso concluyo con los siguientes tres objetivos que la PJV puede plantear al colegio.
1. Favorecer la conversión del colegio
Si a algo nos invita la PJV es a la conversión. Los colegios cristianos estamos llamados a
contribuir significativamente a la evangelización. Y podemos hacerlo.
26 En referencia a la “disonancia cognitiva” de León Festinger que atribuye a las personas que mantienen al mismo tiempo
dos ideas o pensamientos claramente contrapuestos entre sí.
27 En la teoría del caos y de los sistemas complejos el atractor es una especie de imán que atrae al sistema hacia un
comportamiento determinado. Cuando se observa que un sistema es atraído hacia un tipo de movimiento significa que hay
algún atractor.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Estemos en la situación que estemos, todos podemos dar pasos o saltos hacia adelante. Lo
que no tiene sentido es mirar para otro lado y eludir hacer un buen diagnóstico de nuestra
realidad en este tema.
El colegio necesita ser evangelizado para que pueda ser evangelizador. De este modo será
consciente de que tiene que empeñarse sobre todo en aportar los cristianos, religiosos/as y
comunidades que nuestra sociedad e Iglesia necesita en este momento.
En este empeño descubriremos la necesidad de ampliar nuestra visión de lo que puede ser un
colegio para que se convierta en un lugar de referencia, formación, y maduración humana y
cristiana para alumnado, personal, familias, colaboradores, exalumnos, monitores,
entrenadores. Aspiraremos a ser colegios a pleno tiempo, siempre abiertos, con espacios que
se convierten en una especie de “patio de los gentiles”28 que fomentan el encuentro e
intercambio enriquecedor entre personas.
Así también veremos con claridad el valor e importancia de crear procesos de pastoral e
itinerarios vocacionales que trasciendan el periodo escolar y que permitan el tránsito a la vida
cristiana adulta e inserción eclesial.
El colegio se convertirá en una comunidad auténticamente educativa y cristiana a la vez, lo
que aumentará enormemente el número de personas que anhelan y piden a Dios poder
contar con cisnes negros entre ellos. Hay que volver a insistir en que Dios suele atender las
peticiones bien enfocadas e insistentes de sus hijos e hijas.
Para favorecer este proceso, la PJV debe propiciar también un giro axiológico en el modo de
entender los valores. Cuando hablamos de educación en valores nos vienen a la cabeza cosas
como la tolerancia, el esfuerzo, la ciudadanía, el respeto, optimismo, innovación, excelencia,
calidad,… Pero si reflexionamos sobre los valores que aporta la vida religiosa a la sociedad y a
la Iglesia, nos saldrán otros como fidelidad, pobreza, disponibilidad, incondicionalidad,
comunidad, altruismo, compromiso, solidaridad, confianza,…. En un esfuerzo de
condensación, hasta podemos coincidir en que los mayores valores son Jesucristo, el
Evangelio y el Reino. ¿Cuáles son los valores que impregnan realmente la vida de nuestro
colegio? A veces se produce también la curiosa paradoja de que valores profundos como la
no violencia o la defensa de colectivos excluidos los asociamos a figuras como Gandhi o
Luther King, lo que no está nada mal, pero se nos olvidan dos cosas: la ineludible relación de
estas personas con la fe y, sobre todo, incluir a Jesús de Nazaret entre los promotores más
radicales de esos valores.
En todo este proceso de transformación evangélica y axiológica, la propia PJV irá encontrando
mejor su sitio y su significatividad.
2. Crear proyectos de formación en clave de identidad evangelizadora
En nuestros centros, por razones obvias, la formación del alumnado es el eje vertebrador de
la dinámica escolar. Tienen un peso importante también los planes de formación pedagógica
destinados a los docentes. Y, en muchos casos, contamos con ofertas formativas para las
familias, principalmente relacionadas con la educación de sus hijos.
28 Benedicto XVI ha utilizado la expresión “Patio de los gentiles” en varias ocasiones (discurso a la curia en navidad 2009,
en el Mensaje para la jornada de las comunicaciones sociales 2010,…) para referirse a los nuevos espacios de socialización
e intercambio de creencias. “Patio de los Gentiles” es también una reciente iniciativa del Pontificio Consejo para la Cultura
del Vaticano encaminada en esa misma dirección.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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44 24 de enero de 2013
Si queremos iniciar, avanzar o profundizar en la misión carismática evangelizadora del colegio,
tendremos que plantearnos los planes y procesos formativos que necesitamos para las
personas en ese ámbito:
• Para el alumnado necesitamos un proyecto de pastoral (escolar y extraescolar)
actualizado y acorde con los signos de los tiempos. Apostamos por la pastoral de
procesos como base principal de ese proyecto.
• Para el personal que trabaja en el centro habrá que crear proyectos de formación
en clave de identidad que definan las acciones formativas anuales para todas las
personas y las que vamos a ofrecer en función del recorrido que tengan en el colegio:
personal nuevo, con varios años en el centro, tras una década, para los que llevan
bastante tiempo. También habrá que diferenciar propuestas en función de los distintos
deseos de crecimiento e implicación en el proyecto del colegio. Será muy bueno
poder contar con distintas posibilidades de voluntariado, grupos de misión
compartida, encomiendas pastorales particulares,…
• Respecto a las familias es conveniente y muy clarificador disponer de un proyecto de
familias que recoja las actividades, propuestas, itinerarios, formas de participación con
las que contamos o que queremos tener en el futuro. El ámbito de la transmisión de la
fe y de la formación religiosa será el mayor reto en este caso.
• Una de las iniciativas que puede aportar más futuro para avanzar en la dimensión
evangelizadora y para impulsar los diferentes proyectos indicados, es conferir
ministerios laicos en los ámbitos pastorales a las personas más identificadas con el
Carisma y que veamos idóneas para ello. En función del campo de actuación para el
que esté pensado cada ministerio, planificaremos la formación que necesitará la
persona para desempeñar adecuadamente su ministerio. La PJV es uno de esos
campos que necesita la implicación de todos, pero particularmente de ministros y
ministras de pastoral, ordenados y laicos, con conocimiento de causa.
• Por último, si el colegio cuenta con una comunidad religiosa tendrá ésta que
plantearse los procesos de formación y transformación que sus miembros y el
conjunto necesitan para poder ser realmente el alma y motor carismático de la
comunidad cristiana y jugar un papel importante en la PJV.
Fruto de todos estos proyectos, itinerarios y procesos, contaremos en el entorno escolar con
una significativa pluralidad vocacional y ministerial que enriquecerá a toda la comunidad
educativa: vocaciones religiosas y laicas, grupos de misión compartida, fraternidades,
comunidades, ministerios laicos y ordenados en diferentes campos de misión,…
Como puede verse, la PJV puede ser otra vía para provocar la conversión del colegio y de
todas las personas que lo forman hacia esa pluralidad y riqueza vocacional y ministerial.
3. Apostar por una pastoral de calidad
A veces me pregunto por qué en el trabajo pastoral es tan difícil utilizar criterios
metodológicos y de gestión análogos a los que usamos en el trabajo educativo: ¿será porque
lo pastoral es cosa de otro mundo?, ¿quizás es porque pensamos que las cuestiones del
Espíritu no atraviesan la carne y los huesos por lo que no son susceptibles de planificación y
evaluación?, ¿es una consecuencia de la dimensión cuántica y fractal de la PJV?, ¿será un
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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forum.com 45
papeles de formación y comunicación
síntoma de la escasa importancia que damos al tema?, ¿se deberá a la falta de presión externa
(social, administrativa, institucional) para que seamos serios en esto?
La tercera propuesta es que nos deshagamos de cualquiera de estos u otras barreras
mentales que podamos tener y que apostemos por trabajar también en pastoral desde claves
de calidad. Evidentemente habrá que hacer las adaptaciones que, eso sí, tiene este ámbito.
Traslado algunas sugerencias que conozco y me parecen especialmente interesantes:
• Si estamos metidos en el modelo EFQM de Calidad Total, podemos revisar nuestra
Misión, Visión, Valores, Planes estratégicos, procesos, indicadores generales,
indicadores estratégicos y resultados clave (criterio 9), analizando si la dimensión
evangelizadora, las cuestiones de pastoral y de PJV tienen su reflejo y presencia
significativa esos apartados. Incluso podemos plantearnos introducir en las matrices de
competencias del personal algunas competencias que tengan que ver con la
identificación de las personas con la misión, visión y carisma del colegio.
• Hacer una autoevaluación pastoral desde el enfoque EFQM. La red de colegios
cristianos de Kristau Eskola está difundiendo una encuesta de autoevaluación que
responde a los diferentes criterios agentes y criterios resultados del modelo EFQM
pero sólo para el tema pastoral. Conocemos ya los primeros datos generales y
particulares en cada colegio de la encuesta hecho por primera vez y nos da un buen
diagnóstico de cómo estamos y en que tenemos que mejorar.
• Escribir un sencillo Proyecto de PJV que recoja en dos o tres folios todas las
acciones que queremos realizar específicamente vocacionales: a nivel general en el
colegio, en cada etapa educativa y curso, en los grupos de pastoral, con otros colegios
o ámbitos de la Iglesia o de nuestra propia congragación,… El esfuerzo de escribir
estas cosas, ayuda a pensar, clarificarse tener presente, evaluar y avanzar.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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46 24 de enero de 2013
IV. Conclusión: “Nadie sabe cuándo será. Estad preparados”
El punto de partida de esta ponencia era que “nadie sabe” en gran medida sobre PJV. Con
referencias evangélicas y más esperanzadoras podemos decir que “Nadie sabe el día y la
hora” (Mt 24, 36) en que un nuevo cisne negro podrá surgir entre nosotros. Dicho de otro
modo, sabemos que habrá cisnes negros, pero no sabemos cuándo.
Sin embargo, he pretendido dejar claro que es mucho lo que hay que trabajar para que la PJV
sea significativa y signifique mucho en un colegio. Reconocerse como “siervos inútiles” no nos
exime de nuestro deber de “hacer lo que tenemos que hacer”. Del mayor o menor esfuerzo
y acierto en esta labor dependerá que Dios logre que sus llamadas caigan en buena tierra y
den su fruto o, por el contrario, de que aterricen en el desierto. Porque de lo que no hay
duda es que Dios llama siempre, y sigue llamando hoy también.
Es nuestra responsabilidad contar en el colegio con todas las condiciones, instalaciones,
espacios, ambientes, actividades, procesos, personas… para que aquellos a los que Dios elija,
reciban con gozo tan buena noticia y se atrevan a acudir a la cita.
El simple estado de alerta y expectación que provoca en el colegio la posibilidad del cisne
negro supone ya entrar en una dinámica de conversión y mejora continua. Todo tiene que
estar listo y todos a punto para el Acontecimiento.
“Por eso, vosotros estad preparados” (Mt 24 44)
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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forum.com 47
papeles de formación y comunicación
La solana
Jacob
y la fraternidad
Ángel Aparicio Rodríguez, cmf
Tensiones en la familia
Poco ha aprendido Jacob de su pasada historia familiar. Ya en el seno materno peleaba con su
hermano mellizo. Rebeca, la madre, advierte la pelea entre los dos hermanos y se dice: «Si
esto va a seguir así, ¿para qué vivir?» (Gn 25,22). Rebeca lleva en su vientre «dos pueblos
separados desde las entrañas; / uno será más fuerte que el otro, / el mayor servirá al menor»
(v. 23). Llegado el momento del parto, el menor zancadilleó al mayor, con la finalidad de ser
el primogénito. Los gustos de los mellizos eran opuestos. El mayor, Esaú, convertido en
diestro cazador, prefería vivir en el campo, mientras que el menor, Jacob, «era un hombre
tranquilo, apegado a la vida sedentaria» (v. 27). El padre, Isaac, prefería al hijo mayor,
«mientras que Rebeca se inclinaba por Jacob» (v. 28). Todo está servido para que en esta
familia surjan las tensiones y las desavenencias. Añádase la compra de la primogenitura por
parte de Jacob y, sobre todo, la usurpación fraudulenta de la bendición paterna, y llegamos al
«profundo rencor que Esaú guardó a su hermano» (v. 41); tan profundo es el odio que, una
vez enterrado su anciano padre, Esaú ha resuelto matar a Jacob. Éste, aconsejado por su
madre, ha de poner tierra de por medio para eludir la muerte. Muchos años después,
reconciliados los hermanos, Esaú y Jacob enterrarán a su padre en Hebrón.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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48 24 de enero de 2013
Decía que Jacob ha olvidado su experiencia familiar. Jacob tuvo doce hijos, y reincide en las
fatales preferencias. Entre los hermanos prefiere a José, «porque lo había tenido cuando ya
era anciano» (37,3) y era el hijo primogénito de su esposa preferida, Raquel. El segundo era
Benjamín. La predilección hacia José es ostentosa. José viste un traje mejor que el de los
demás y pasa largas temporadas en casa como recadero, mientras que sus hermanos han de
apacentar el ganado de su padre. La historia se repite. Los hermanos de José, «al darse cuenta
de que era el preferido de su padre, empezaron a odiarle y a negarle el saludo» (37,4). Los
famosos sueños de José atizan aún más el odio entre los hermanos y provocan la reflexión del
padre. ¿Qué significan estos sueños?: ¿serán oráculos de futuro?, ¿son una simple proyección
de los deseos? ¿Ignora Jacob cuán engañosos son los sueños? He aquí algún consejo: «Caza
sombras o persigue vientos / el que se fía de los sueños. //… ¡Cuántos se extraviaron con
sueños / y, fiándose de ellos, fracasaron!» (Sir 34,2.7). Jacob está dispuesto a adentrarse en el
mundo arcano de los sueños, mientras se le escapa la realidad familiar.
El odio de los hermanos crece de día en día, como el oleaje del mar embravecido. Comienzan
a planificar la muerte del soñador. Si lo matan o lo venden como esclavo, se acabaron los
sueños, ¿o empiezan a cumplirse? Jacob, por entonces, ya era un anciano, atrapado en sus
ignorancias o en sus falsas suposiciones. Le basta con ver el vestido de José ensangrentado,
para concluir que ha muerto. No se pregunta por las posibles causas, motivos o
circunstancias, sino que se aferra morbosamente a su pena, como atizándola, hasta que le dé
muerte. Así como desconoce la realidad de José, Jacob también ignora el alcance del luto por
la presunta muerte del hijo preferido. Todos sus hijos e hijas han acudido junto a su padre
para «consolarle» por la muerte de José. Espectáculo macabro. Jacob es incapaz de descubrir
la farsa de los falsos consoladores. Mejor que sea así, porque se le ahorra al anciano un nuevo
dolor. La realidad, la dolorosa realidad es que la familia está rota. Jacob, al otro lado de la
realidad, esclavo de sus ignorancias y de falsas suposiciones, se dedica casi a complacerse en
sus heridas. Su resolución es irrevocable: guardará luto por José hasta que se reúna con él en
el lugar de los muertos.
Hacia la reconciliación fraternal
No obstante, mientras viva el padre, las ramas desgajadas del viejo tronco patriarcal no serán
dispersadas por el viento. Una invisible savia sube del tronco añoso, y verdea, y enflora las
ramas sacudidas por el huracán, conduciendo a los hijos hacia la reconciliación fraternal. El
padre está mentalmente presente y actuante en los sucesivos encuentros de los hermanos en
Egipto. De momento, tan sólo José, el antiguo soñador, sabe de qué va la historia: sabe que
esos hombres son sus hermanos. Ellos lo ignoran. Se convertirán paulatinamente a la
fraternidad. El padre, atrapado aún en su dolor por la muerte de su hijo predilecto, lo ignora
todo. Vive en un mundo de miedos. En principio se niega a que el menor de los hijos,
Benjamín, vaya con sus hermanos a Egipto. «Si le sucediese alguna desgracia en el viaje… este
pobre viejo morirá de pena», confiesa Jacob a sus hijos (Gn 42,38). Ante la insistencia de los
hijos, Jacob va convirtiéndose a la racionalidad, sin que, de momento, pueda desprenderse de
sus ignorancias. No sabe, por supuesto, que su hijo José vive, que está en Egipto, que en
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Egipto ha medrado y ascendido, que se ha casado, que tiene hijos, que ha llegado a ser visir,
que, debido a su sabiduría, ha salvado a la nación y alimenta a otros pueblos. José es un
hombre maduro y su padre es un anciano. ¿Cómo no compadecerse de él, también de sus
hermanos, y que uno y otros sepan todo?
El emotivo alegato de Judá en defensa de Benjamín, condenado a ser esclavo por haber
robado la copa de José, conmueve a éste. Presa de la emoción hasta las lágrimas, abandona el
juego y afronta la realidad: «Yo soy José», les dijo por dos veces; y la segunda vez añadió: «Yo
soy José, vuestro hermano, el que vendisteis y que llegó a Egipto…» (45,3). Ya en casa, los
hermanos de José informan al padre: «José vive y es gobernador de todo Egipto». Tras esta
noticia gozosa, sigue el narrador:
«Pero Jacob ni se inmutó, porque no les creía. Sólo cuando ellos le repitieron palabra por
palabra lo que les dijo José y vio los carros que José enviaba para llevar [a Egipto] a su padre
Jacob, éste recobró la ilusión. Entonces Israel exclamó: –¡Esto me basta! José, mi hijo vive
todavía. Iré y lo veré antes de morir» (45,27)
Sin duda que Jacob recordaba a aquel muchacho entre tímido y hogareño, soñador y
recadero. Durante muchos años, una mancha de sangre ha cubierto, acaso tapado, la imagen
del joven José. ¿Cómo será ahora aquel muchacho? Todo un hombre que da nietos a Jacob,
un político que ha salvado del hambre a Egipto y, desde la distancia, ha protegido la casa
paterna. Dispone de carrozas, de siervos y siervas, da órdenes y le obedecen. Más allá de
todo esto, es su hijo, su José, carne suya y hueso suyo dispuesto para el abrazo entrañable.
«Cuando estaban llegando a la región de Gosen, José ordenó que preparasen su carro y salió
al encuentro de su padre Israel. Al encontrarse, José se fundió en un abrazo con su padre, y
lloró largo rato sobre su hombro. Entonces Israel dijo a José: –Ahora la puedo morir. Te he
visto y sé que estás vivo» (46,27-28)
En este momento se revelan y recobran los valores auténticos. ¿De qué sirve el poder? ¡De
nada! ¿Qué cuentan las riquezas? ¡Nada! Lo realmente importante es que este hijo, dado por
muerto, vive… ¡Vive…! Es como si hubiera resucitado. Las lágrimas, a la vez que son una
efusión de amor, sanan todas las heridas del pasado. El abrazo, tan estrecho como cariñoso,
compensa sobradamente tantos años de separación. ¡Mi hijo vive…, vive…! Es posible
reconstruir cuanto se creía derrumbado.
La bendición y la reconciliación de los hermanos
Aún le espera a Jacob otro encuentro: nada menos que con el Faraón. Éste es heredero de
una cultura milenaria, rico y señor de pueblos. Jacob no es más que un pobre beduino y
extranjero en Egipto. Su presencia en Egipto, no obstante, algo aportará al Faraón. José, el
visir, hace la presentación.
«Después presentó a su padre Jacob al Faraón. Jacob saludó al Faraón con reverencia y éste le
preguntó: –¿Cuántos años tienes? Respondió: –Ciento treinta años llevo de aquí para allá.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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50 24 de enero de 2013
Pocos y desgraciados han sido los años de mi vida, y no llegan a sumar los años que mis
antepasados vivieron como inmigrantes. Bendijo al Faraón y salió de su presencia» (47,7-10).
La longevidad es una bendición divina. Nadie se asuste del elevado número de años, que el
autor tiene su forma de contar. La edad avanzada confiere al anciano una dignidad casi
sacerdotal: es mediador de las bendiciones divinas. El Faraón, superior por rango y poder,
acepta la bendición del extranjero y anciano, portador de bendiciones especiales por ser
patriarca. En efecto, Dios le aseguró a Jacob en Betel: «Por ti y tu descendencia todos los
pueblos de la tierra serán benditos» (28,14). Hay que añadir a esta bendición patriarcal,
aquella otra que arrancó Jacob al ángel mientras peleaba con él durante la noche (32,27), y
también la que robó con engaño a su padre Isaac (47,27-29).
¡Dichoso el anciano que ha ido acumulando bendiciones a lo largo de la vida o en su
encuentro con Dios! Ahora puede repartirlas entre los que forman su familia o comunidad.
Aquellos que aparcan al anciano por motivos económicos o sociológicos se privan de la
bendición. El anciano bendecirá con suma humildad. Es consciente de que sus años, a la
postre, han sido pocos y desgraciados. Aunque llegue a la edad de los robustos, sus años han
sido «una fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan» (Sal 90,9). En definitiva, Jacob es
depositario de bendiciones, y puede serlo cualquier anciano con tal de que reciba y distribuya.
Jacob reserva la mejor bendición para sus hijos. Antes de morir el anciano Patriarca, dejó un
encargo que sus hijos deben transmitir a José. Han de decirle de parte de su padre: «Perdona
a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron. Por tanto, perdona el crimen
de los siervos del Dios de tu padre (Gn 50,16-17). Jacob sabe, al fin, todo lo que había
sucedido en tiempos pasados. Nadie puede deshacer lo hecho. Pero antes de morir, Jacob
quiere asegurar el legado de una familia de hermanos unidos. Jacob retorna a su experiencia
personal. Durante gran parte de su vida estuvo mortalmente enemistado con su hermano
Esaú. Al morir su padre Isaac, los dos hermanos separados están unidos ante la tumba
paterna. Para que esto sucediera, Esaú tuvo que domar la bestia del odio, agazapada en su
interior, y perdonar a su hermano. Algo parecido sucede ahora, salvo que la situación es más
difícil. Ahora no son dos hermanos tan sólo, sino doce y de distintas madres. Es
imprescindible que esta familia, llamada a ser un pueblo, viva unida. La unidad es esencial. La
mejor bendición de Jacob para sus hijos es que vivan unidos, que, para ello, perdonen y
olviden.
Jacob acogió y ejecutó la última voluntad del padre. Lo que los hermanos tramaron como mal
se ha convertido en bien: «salvar la vida de un pueblo numeroso» (50,20). Jacob, estando en
el lecho de muerte, pidió a José que perdonara a sus hermanos. José perdonó, y se restauró la
belleza de la fraternidad: «¡Qué belleza, qué delicia, / vivir los hermanos unidos» (Sal 133,1).
Vio Dios que era muy bello, y la llamó «Fraternidad». ¿No tendrán cabida todos los hombres
en esta Fraternidad, ya que el Hijo ha implorado en su lecho de muerte, en la cruz, el perdón
para todos sus hermanos? Porque el Padre nos perdona, aprendemos a perdonar. ¡Es la gran
bendición de la nueva Fraternidad…!
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papeles de formación y comunicación
El anaquel
El evangelio de Marcos
y el ascenso de la dinastía Flavia29
Martin Ebner
Nota del Editor. El Ciclo C de la liturgia, ofrece en la lectio continua de la primera parte del tiempo
ordinario el Evangelio de Marcos. Para actualizar y cultivar nuestra formación bíblica ofrecemos este
condensado artículo sobre ese evangelio, con la intención de que repercuta en una mejor experiencia
orante de la Palabra, y un mayor cuidado de nuestra predicación.
Cuando apareció el evangelio de Marcos, el Imperio romano sufrió una “sacudida”. Alguien
que no pertenecía a la alta nobleza logró dar un gran salto en su carrera: Vespasiano fue
nombrado emperador y creó con sus dos hijos, Tito y Domiciano, la dinastía Flavia. La
plataforma que facilitó el hecho fue la aniquilación de la revuelta judía en los territorios de la
Palestina ocupados por Roma. Vespasiano reconquistó Galilea y destruyó Jerusalén. Si el
evangelio de Marcos se lee con este trasfondo histórico, tanto su proyecto global como sus
detalles adquieren relevancia política. Dicho de otra manera: la teología es pertinente en
nuestra vida diaria.
Das Markusevangelium und der Aufstieg der Flavier, Bibel und Kirche 68 (2011) 64-69
29 En Selecciones de teología. Nº 204, octubrediciembre de 2012.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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52 24 de enero de 2013
La palabra “evangelio” se encuentra 76 veces en el Nuevo Testamento, sobre todo en las
cartas paulinas y deutero-paulinas. En los evangelios aparece sólo 12 veces: ocho en Marcos,
cuatro en Mateo, ninguna vez en Lucas ni en Juan. El término “evangelio” parece ser utilizado
especialmente por Pablo y Marcos. Marcos, además, utiliza este término como el título de su
historia de Jesús, que él diseñó en contraste con la propaganda imperial helenístico-romana.
“Evangelios” o “eu-angelion”
Cuando los hombres y mujeres del siglo I después de Cristo oían la palabra “evangelio”
sospechaban que habría novedades de la casa imperial: ascenso del césar al trono, su curación
después de larga enfermedad, nacimiento o mayoría de edad del sucesor… A finales del año
69 d.C. corrieron noticias especialmente explosivas que como “evangelios” se extendieron de
oeste a este y de este a oeste, de ciudad en ciudad. El general Vespasiano, que con su hijo
Tito había sofocado con mano de hierro el levantamiento judío en Palestina, era proclamado
por las legiones del este como nuevo emperador y era confirmado en Roma por el Senado.
Esto era, en el sentido más exacto de la palabra, un “eu-angelion”, una buena noticia, un
alivio: por fi n se habían acabado aquellas relaciones semejantes a una guerra civil que
estallaron tras el suicidio de Nerón (68 d.C). Habían luchado por el poder los generales
Vitelio, Oto y Vespasiano. Éste, destinado por el propio Nerón, por razones disciplinarias, a
Palestina (66 d.C.), había conseguido formar una sólida coalición con los gobernadores de
Siria y Egipto (el granero de Roma). Tras el asesinato de Vitelio, Vespasiano, el brillante
triunfador, estaba ya preparado. Al día siguiente (21 de diciembre de 69 d.C.), fue confirmado
como nuevo emperador por el senado. La paz y el orden habían sido restaurados. Una nueva
era parecía haber surgido: la dinastía Flavia se presentó orgullosa en la entrada triunfal en
Roma, el 71 d.C. Un trío poderoso: Vespasiano (69-79 d.C.), flanqueado por sus dos hijos,
Tito (79-81 d.C.) y Domiciano (81-96 d.C.), que le sucedieron en el trono imperial. El
“evangelio” de un nuevo dominio mundial tenía ya sentido.
En este contexto histórico, el título del evangelio de Marcos (en adelante: EvMc), de
alrededor de los años 70 d.C., debe ser escuchado de otra forma: “Comienzo del Evangelio
de Jesucristo” (Mc 1,1). Este título, que retoma la carga política provocadora del eslogan
“evangelio”, no promete demasiado: el relato que sigue, tanto respecto a la conducta y
programa del reino de su protagonista, Jesús, como respecto a su desarrollo narrativo, se lee
como una historia que contrasta con la historia exitosa de Vespasiano.
El hombre más insignificante (pequeño) – el más grande
Si nos fi jamos en su linaje, Vespasiano no estaba predestinado a alcanzar un puesto de alto
rango en su carrera. Era el hijo de un recaudador de impuestos. Hasta entonces, el
emperador romano provenía de la antigua nobleza, la familia Julia o la familia Claudia. Pero,
todavía peor, a Vespasiano le faltaba la autorización divina de su dinastía. Efectivamente, a
partir de Augusto, los emperadores romanos llevaban el título honorífico de divi filius (hijo de
dios). En el caso de Augusto se podía leer tanto en monedas como en inscripciones:
IMPERATOR CAESAR DIVI FILIUS AUGUSTUS. Siempre que, sobre la base de una
resolución del Senado, hiciese “deificar” a su predecesor en un solemne ritual de apoteosis,
un emperador podía ostentar este título. El difunto pasaba a ser divus (deificado), y el nuevo
emperador automáticamente era divi filius (hijo de Dios).
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Ahora les tocaba a los propagandistas de Vespasiano ser muy creativos para poner remedio a
esa falta de legitimidad religiosa: difundieron rumores sobre augurios y predicciones (mucho
más impresionantes que cualquier título), que debían poner de manifiesto que la providencia
divina estaba detrás del destino de Vespasiano. Especialmente quedaron para el recuerdo las
narraciones de milagros obrados por Vespasiano, que descansan probablemente en
curaciones escenificadas en público, quizás en el hipódromo de Alejandría, las cuales
provocaban aclamaciones que situaban a Vespasiano en la esfera de lo divino: “Salvador,
benefactor”; “Hijo de Ammon”, “Dios, César”.
Así fue como se alcanzó la carga religiosa que, desde Augusto, va unida al término
“evangelio”, y que encontró su expresión ejemplar en la famosa inscripción de Priene (9 a.C.)
en la que se dice de Augusto que “el natalicio del dios (es decir, Augusto) representa para el
mundo el inicio de los evangelios que encuentran en él su razón de ser”. En la base
conceptual subyacen las siguientes ideas: 1) es la divina providencia la que envía al César
como salvador del género humano en la tierra; 2) así comienza una nueva era en la que todo
lo anterior es relegado a la sombra; 3) el momento decisivo tiene lugar mediante una decisiva
victoria militar y la eliminación de viejos enemigos. Para Vespasiano la derrota de la
sublevación judía fue debidamente estilizada con la acuñación de monedas que proclamaban a
todo el mundo: Judaea capta.
Lo que le faltó inicialmente a Vespasiano es atribuido a Jesús en la primera línea del EvMc –y
además con la fórmula usual del título de César traducido al griego: “…Jesucristo, Hijo de
Dios” (Mc 1,1). También podría traducirse “hijo de un Dios”. Naturalmente el EvMc sostiene
que este título no se debe, como en Roma, a la decisión de un comité político, sino que
corresponde a relaciones celestiales. El profeta Isaías las había descubierto (Mc 1,2s). Pero
esto lo captan sólo los lectores. Por esto es importante mencionar a un propagandista entre
las bambalinas del suceso en el EvMc, nada sospechoso ya que es del campo contrario: el
centurión que supervisa la ejecución. Cuando ve morir a Jesús, dice: “Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios” (Mc 15, 39). También en este caso se trata del título de César.
Solo así se explica que la afirmación sea en pasado y que, como en Mc 1,1, falten los artículos
determinados: Jesús es un hijo de Dios entre muchos. Sin embargo, una vez asociado al título
del emperador, ya no es una degradación, sino la mayor provocación. Fluctuando todavía el
reconocimiento de Vespasiano como nuevo “hijo de Dios”, el EvMc hace que un centurión
romano manifieste una opción alternativa: no es Vespasiano, el señor de la guerra, quien en
verdad merece este título, sino un judío ajusticiado. El portador de este título no es el que
ocupa la más alta posición social y política, sino aquél que se halla en el lugar más bajo, el
Crucificado, aquél que está incluso fuera de la escala social. No es aquél que cae con mano de
hierro sobre la víctima, sino el que recorre el mismo camino de la víctima. El dictamen del
centurión se encuentra al final del camino de Jesús, un hombre insignificante proveniente de
Nazaret de Galilea, quien, en el EvMc, de manera análoga a Vespasiano, sostiene que, con su
llegada, comienza un nuevo reinado, el Reino de Dios (cf. Mc 1,14ss), y esto después de
haberse librado una gran batalla, aunque ninguna persona haya resultado herida. El gran
enemigo derrotado es Satanás (Mc 1,12s). Lo que distingue a los dos “hijos de Dios”,
Vespasiano y Jesús, es el programa de reinado, que llama a una decisión.
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54 24 de enero de 2013
El programa de dominio como criterio de discernimiento
En la pirámide romana del dominio, el poder sobre los demás se delegaba en función de la
lealtad para con el superior: quien se mantenía leal a Vespasiano y a su estructura de poder,
era llamado al Senado o nombrado patricio.
“Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre
vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo
de todos” (Mc 10,43s.). En las estructuras del Reino de Dios, la “grandeza” es redefinida por
Jesús como apoyo solidario hacia los pequeños. La muerte de Jesús en la cruz se halla en ese
horizonte que tiene como última consecuencia el servicio: “el Hijo del hombre no ha venido a
ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos” (Mc 10,45). No es en la
confesión oral del “hijo de Dios”, sino en las estructuras de la comunidad donde se conocerá
–o no- si el camino que se anda es el del seguimiento del “hijo de Dios”.
Mismo camino, objetivo distinto
El EvMc explica este seguimiento del camino en asombroso paralelismo geográfico a la
ascensión de Vespasiano, quien también, de hecho, comenzó en Palestina. Jesús se encuentra
en Betsaida (Mc 8,22), luego parte hacia el norte, a Cesarea de Filipo (Mc 8,27), y, desde allí,
se dirige hacia el sur, a Jerusalén (Mc 8,31-11,11). Extremadamente complicado, pero muy
instructivo, este desvío a través de Cesarea de Filipo. Con la ubicación (Herodes el Grande
levantó allí un templo en honor de Augusto) y el nombre (el hijo de Herodes, Filipo, cambió
el nombre de la región en honor de Augusto o de Tiberio), se pretende poner de manifiesto
un programa político: la voluntad de los reyezuelos judíos de cooperar con Roma.
Precisamente Jesús se aparta de este programa. Pero todavía es más sorprendente que Jesús
sea proclamado por Pedro como rey judío (Cristo/Mesías; Mc 8,29) en la región de Cesarea
de Filipo. Y es más que revelador que Vespasiano hiciese una parada invernal en este lugar
antes de dirigirse a Jerusalén a terminar su obra. Cesarea de Filipo es el lugar de la decisión y
un punto de inflexión. Jesús se dirige a Jerusalén y por el camino instruye a sus discípulos
sobre el camino de servicio del Reino de Dios (9,35; 10,42-44). El pueblo celebra su llegada
como el advenimiento “del reino de Dios de nuestro padre David” (11,10). Los soldados
romanos se burlan de él como “rey de los judíos” (15,18) y los sumos sacerdotes como
“Cristo, el rey de Israel” (15,32). Ambas partes inician el proceso que acabará en su
crucifixión. Vespasiano, en cambio, se abre camino hacia Jerusalén, abatiendo toda resistencia.
Cuando se entera de la muerte de Nerón, se establece en Egipto, es proclamado emperador
y es recibido en Roma con honores. En la entrada triunfal en Roma, se presenta junto a sus
hijos como en un trío de poder. El EvMc presenta a Jesús en la cruz flanqueado por dos
ladrones -un trío de impotencia.
Ninguna propaganda, sino mandamientos de silencio
Después de la muerte en cruz de Jesús, un hombre pronuncia por primera vez en el EvMc el
título de “Hijo de Dios”. Es peculiar en este evangelio el hecho de que Jesús, en vida, prohibió
que se le aplicara este título: a los demonios, ante todo (Mc 1,34; 3,11ss), pero también a los
que había sanado y a los testigos de las curaciones (Mc 1,44; 5,43; 7,36; 8,26), así como a los
discípulos (Mc 8,30; 9,9). La investigación habla del “secreto mesiánico”. Siempre se ha
preguntado cuál podía ser el motivo de que el teólogo Marcos expresara esta reserva
teológica. La historia triunfal de Vespasiano se presta a un contraste de grandes dimensiones:
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
sus propagandistas necesitan mucha publicidad para escenificar milagros y provocar
aclamaciones. Ponen en circulación narraciones milagrosas para alimentar religiosamente el
poder militar de Vespasiano.
Jesús, en cambio, prohíbe difundir sus curaciones (Mc 1,44; 5,43; 7,36): curaba a los enfermos
lejos de la multitud (Mc 7,33; 8,23) y hacía callar a los demonios cuando éstos vociferaban
títulos religiosos (Mc 1,24 ss. 34; 3,11 ss.). Jesús no necesitaba esa propaganda. Sus
curaciones no eran un camino hacia el poder. Es más, el milagro en el EvMc se utiliza para
demostrar la eficacia y la autoridad divina de la enseñanza de Jesús. Cuando en la sinagoga la
gente ve que el diablo, por la palabra de Jesús, abandona al poseso, exclama: “¿Qué es esto?
¡Una doctrina nueva expuesta con autoridad! Manda a los espíritus inmundos y le obedecen”
(Mc 1,27). A diferencia de los propagandistas de Vespasiano, Marcos quiere que, en los
milagros, la gente admire y reconozca la enseñanza de Jesús: está legitimada por Dios. Esta
enseñanza se explica a lo largo del “camino hacia Jerusalén” (Mc 8,27-10,52). Se trata de la
enseñanza del camino del siervo del Reino de Dios que contrasta con el programa romano
sobre la concepción del poder (Mc 10,42-45). Con la historia de Jesús, Marcos quiere
manifestar que esta enseñanza del Reino de Dios trae la curación y el cambio social. Y en sus
narraciones aporta pequeñas piezas que forman parte de un mosaico que pone de manifiesto
este cambio: el enfermo está en el centro (Mc 3,3); la mujer sirofenicia no es excluida (Mc
7,24- 30); en la solidaridad con un paralítico se manifiesta la verdadera fe (Mc 2,3-5).
Una transferencia de poder teológico
Si se lee el EvMc con el trasfondo del ascenso de los Flavios, se produce una sorprendente
transferencia teológica. Tanto la cristología como la soteriología adquieren un nuevo perfil
gracias a los acontecimientos y las experiencias políticas actuales. El reto (o la tentación)
social de, siguiendo las huellas de Vespasiano, y confiando en las propias fuerzas, mirar de
soslayo el camino que lleva hacia arriba es cuestionado si se observa el camino de Jesús. La
confesión de Jesús como “Hijo de Dios”, por sí sola, no dice nada. La fórmula de expiación,
“Jesús ha dado su vida por muchos”, por sí sola, no dice nada. Hay que decidir entre dos
formas de dominio. Ahí radica la confesión.
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56 24 de enero de 2013
La vida consagrada en el Año de la fe
Signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo30
Elías Royón, sj
Presidente de CONFER
Queridos hermanos, queridas hermanas:
Como recordáis, uno de los objetivos que señaló el Beato Juan Pablo II al instituir en 1997 la
Jornada Mundial de la Vida Consagrada, era invitar a las personas consagradas “a celebrar las
maravillas que el Señor ha realizado en ellas,…y hacer más viva la conciencia de su
insustituible misión en la Iglesia y en el mundo”. En este año de la fe, en la festividad de la
presentación del Señor en el templo, os invito pues a celebrar con gozo y agradecer con
humildad nuestra vocación a ser “signos vivos de la presencia de Cristo resucitado en el
mundo”, como reza el lema elegido en esta ocasión.
Es una invitación apremiante del Santo Padre en su carta apostólica Porta Fidei a cada
cristiano y por tanto, de modo particular, a cada uno de nosotros, religiosos y religiosas, a ser
esos testigos creíbles que la Iglesia y el mundo necesitan hoy para abrir el corazón y la mente
de muchos al deseo de Dios (cf PF 15). Los documentos preparatorios para el pasado Sínodo
sobre la Nueva Evangelización, han insistido en la necesidad de que la Iglesia, y en ella
obviamente la vida consagrada, sea evangelizada mediante “una conversión y una renovación
constante, para evangelizar al mundo con credibilidad” (Lineamenta 37; cf EN 14-15). Y
Benedicto XVI recuerda que “es a la vez santa y siempre necesitada de purificación, y busca
sin cesar la conversión y la renovación” (PF 6).
La celebración en el año de la fe, de esta Jornada, debe ser “una invitación a una auténtica y
renovada conversión al Señor único Salvador del mundo” (PF 6); a preguntarnos, en espíritu
de discernimiento, sin disimulos ni justificaciones, si nuestras vidas, nuestras comunidades,
nuestras instituciones apostólicas, nuestros compromisos misioneros son “signos” inteligibles
para nuestro mundo. Si son huellas del amor y la bondad de Dios, si hablan un lenguaje que
los jóvenes y los pobres entienden, si remiten a Jesús de Nazaret, que “hablaba con autoridad
y no como los letrados” (Mc 1,22). Es decir, si “la vida consagrada, en el día a día en los
caminos de la humanidad, manifiesta el Evangelio y el Reino ya presente y activo”, como nos
30 Mensaje del Presidente de la Confer en la XVII Jornada de la Vida Consagrada, 2 febrero 2013.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
sugería Benedicto XVI en la celebración de esta Jornada en 2011. Nuestro desafío, pues, es
aceptar que somos enviados a este mundo, no al mundo que nos gustaría o que soñamos a
veces, sino a éste que Dios ama, y que estamos en él, en sus fronteras, testimoniando que
existe en Cristo una esperanza para él.
El Resucitado vivió el mundo de su tiempo; se hizo presente en una gran diversidad de
escenarios; acompañó situaciones de desolación y de fe vacilante como en la Magdalena, de
encerramiento por miedo al entorno como la comunidad de Jerusalén, de desesperanza por
el fracaso en los discípulos de Emaús, de una noche de trabajo sin éxito en el mar de Galilea,
de individualismo en la exigencia de señales para creer como Tomás.
Todas ellas son también hoy fronteras en nuestra sociedad; a ellas se nos envía para ser signos
de la presencia siempre nueva del Espíritu del Resucitado, y hacer así más visible y más creíble
a su Iglesia. Esa es la responsabilidad misionera de la vida religiosa, que se nutre de la amistad
y del “estar con El”, de la escucha atenta de su Palabra en las diversas circunstancias,
“tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual” (PF 15), concretando esa
Palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia
para todos (cf Lc 4,18-19; PF 13).
Es posible que nos pueda ayudar contemplar al Resucitado que, enviándola en misión, saca
del ensimismamiento a aquella comunidad llena de miedo, que se encierra en sus propios
problemas, que cierra puertas y ventanas para no enfrentar lo que sucede fuera: “como el
Padre me envió, así os envío yo”. (Jn 19,21). Y es que no se puede ser signo de la presencia
del Resucitado, sin sentir con gozo el ser enviado, y “volver a encontrar el entusiasmo de
comunicar la fe”.
Continuamos en tiempo de emergencia, y en medio de ella la vida religiosa debe permanecer
siendo signo de la presencia del corazón compasivo de Jesús, “que pasó por el mundo
haciendo el bien,” curando a todos de sus enfermedades y dolencias (cf Hech 10,38; Mc 1,32-
34). Sin olvidar que la diaconía de la fe forma una única diaconía con la caridad, podremos
reconocer en la mirada de aquellos con quienes compartimos nuestro techo y pan, el rostro
del Señor Resucitado, y sentiremos arder nuestro corazón: ¡¡es el Señor!!
A lo largo de este año, con la mirada fija en Jesucristo que inició y completa nuestra fe, (Heb
12,2), que nos llamó a servirle en los más pobres, busquemos a Dios para encontrar al
hombre, acogiendo así la paradoja del misterio de la Encarnación. Y nos será concedida la
consolación de escuchar el silencio de los enmudecidos, de contemplar la luz que brota de la
oscuridad del abandono y la soledad, acompañar las búsquedas sinceras de la verdad en
medio de las dudas, alumbrar esperanza en corazones al borde del camino. Así la vida
religiosa sostenida por la fe, podrá mirar con esperanza el futuro y ser siempre apasionados
buscadores y testigos del amor y la misericordia de Dios, “evangelio viviente”.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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58 24 de enero de 2013
El diálogo fecultura:
criterios para la pastoral juvenil
en tiempos complejos
“Estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza”
(1 Pe 3, 15)
José Miguel Núñez, sdb
Consejero General para Europa Oeste
El Atrio de los Gentiles, inaugurado el 24 de marzo de 2011 en París, es un espacio novedoso
para el diálogo fe – cultura, una iniciativa impulsada por Benedicto XVI y coordinada por el
Cardenal Ravasi que nace con vocación de perdurar en el tiempo. La experiencia ha sido
especialmente relevante para la Iglesia del siglo veintiuno que busca caminos de encuentro
con el hombre contemporáneo. Nuestro mundo se ha convertido en un gran atrio de los
gentiles. Como en París, la metáfora del diálogo con los no creyentes, nuestras calles plazas
son hoy una gran encrucijada en la que los cristianos estamos llamados a dar razón de nuestra
esperanza. Sin parapetos. Sin fundamentalismos. Sólo con la audacia de la fe que busca nuevos
espacios para re-proponerse con humildad y en libertad. En la pastoral con jóvenes sentimos
también esta urgencia.
1. Ya te escucharemos otro día
En efecto, a los que trabajamos con jóvenes nos parece estar en un inmenso areópago en el
que el anuncio del Dios que se ha revelado en Jesucristo solo toca la vida de unos pocos.
Muchos de los que deambulan por este atrio de la gentilidad que es el mundo juvenil nos
dicen como a Pablo en Atenas, “Ya te escucharemos otro día” (Hch 17, 32). Y no podemos
evitar que, como al Apóstol, también a nosotros nos “duela en el alma esta ciudad poblada de
ídolos” (Hch 17, 16).
Por poner solo un ejemplo, únicamente el tres por ciento de los jóvenes españoles piensa que
la Iglesia tiene algo importante que decir en nuestra sociedad compleja31. Es un dato que los
sociólogos llaman “tozudo” porque se repite una y otra vez en estos estudios periódicos y
que parece que ha dejado de sorprendernos. Es una tendencia bien marcada en estos últimos
31 J. M. GONZALEZ-ANLEO (Coord.), Jóvenes españoles 2010, Madrid 2010.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
años en los que machaconamente las encuestas sobre los jóvenes españoles nos dejan con
una sensación de malestar por lo que a la relación de éstos con la Iglesia se refiere. La
tentación de pensar que son solo encuestas y relativizarlas pensando que no reflejan la verdad
de lo que pasa ahí fuera es muy grande. El calor de nuestros grupos juveniles o la respuesta a
determinadas convocatorias terminan de convencernos de la poca bondad de estos
sociólogos, observadores desde el burladero, que no leen adecuadamente la realidad desde
dentro. Y sin embargo, como Pablo en el Areópago, tenemos la sensación de que algo no va
bien y “nos alejamos de ellos” (Hch 17, 33).
Puede que tengamos un problema de comunicación. Probablemente de forma y de fondo. Es
verdad que hay demasiado ruido que dificulta que el mensaje llegue al receptor. Pero
tampoco nos viene mal un poco de autocrítica porque no es suficiente la respuesta
autocomplaciente de que la realidad que percibimos en nuestros encuentros juveniles es bien
diferente. Nos queda el otro noventaysiete por ciento que nos repite “¿Qué tendrá que decir
ese charlatán? (…) ¿Se puede saber qué es esa nueva doctrina que enseñas? Porque estás
metiendo conceptos que nos suenan extraños…” (Hch 17, 18.20).
Quizás nos pidan que sintonicemos mejor con ellos o que hasta nos reclamen una palabra de
novedad. Lo cierto es que los jóvenes siguen buscando signos creíbles de vida y esperanza. La
Iglesia tiene el deber de hacer resonar la buena noticia liberadora de Jesús, el Cristo, sin que
se desparrame el vino nuevo del Reino por los odres cuarteados de la incoherencia, la
irrelevancia o la inconsciencia. Por eso es tan necesario re-abrir el diálogo de una fe que se
propone a los jóvenes de un mundo diferente, paganos en un atrio globalizado, no creyentes
en el nuevo continente digital, adoradores de otros ídolos humanos, demasiado humanos. La
cultura juvenil es también una parábola: la de un moderno y globalizado atrio de los gentiles.
La urgencia de la evangelización, en nuestro mundo secularizado y plural, pasa por avivar
nuevas formas de diálogo entre la fe la cultura para provocar el encuentro y disponer a la
escucha. Propongo a continuación algunos criterios que, en el ámbito de la pastoral juvenil,
pueden ayudarnos a recorrer este camino.
2. Asumir la cultura para transformarla: el criterio de la encarnación
El primer criterio podríamos enunciarlo así: el criterio de la Encarnación. El verbo de Dios, en
la encarnación, asume con todas las consecuencias la naturaleza humana. Solo asumiendo la
historia, desde dentro de ella, Jesucristo con su muerte y resurrección vence definitivamente
al pecado y hace surgir una realidad nueva. El hombre y la creación entera son liberados del
mal, del pecado, de la oscuridad y de la muerte transformando definitivamente la historia y
haciendo de ella historia de salvación.
El acontecimiento de Cristo, Hijo de Dios, Salvador nos ofrece un criterio teológico para
nuestra praxis pastoral. Ya lo enunció de manera magistral uno de los mejores teólogos del
siglo II, Ireneo de Lyon (130-202) al afirmar en su refutación de la gnosis que el Verbo
encarnado redime al hombre asumiendo realmente la naturaleza humana32. El principio
teológico que se desprende puede ser enunciado afirmando que lo que no se asume, no
puede ser redimido.
Este criterio teológico-pastoral nos lleva a considerar que una correcta praxis evangelizadora
deberá ser inculturada, esto es, deberá asumir la cultura para poder anunciar a Jesucristo
32 Cfr. IRENEO DE LYON, Adversus Haereses III, 18, 1, en C. GONZÁLEZ (ed.), Contra los herejes. Exposición y refutación
de la falsa gnosis, en Revista Teológica Limense XXXIV (2000) 269.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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60 24 de enero de 2013
desde dentro de ella, con el universo de comprensión, las categorías y el lenguaje
comprensibles al destinatario del anuncio. En este sentido, la Iglesia de los orígenes se
convierte en un modelo misionero para nosotros. El anuncio del Evangelio se ha buscado
siempre insertarse en la cultura de los destinatarios del mensaje y hacer comprensible el
mensaje de la Revelación a judíos, griegos o romanos. Así lo ha tratado de hacer la Iglesia en
todo tiempo. Por eso, el Concilio Vaticano II, al referirse a la misión evangelizadora de la
Iglesia en el mundo contemporáneo, afirma: “La predicación adaptada de la palabra revelada
debe mantenerse como ley de toda evangelización. Pues así en todo pueblo se estimula el
poder de expresar el mensaje de Cristo a su modo y, al mismo tiempo, se promueve un vivo
intercambio entre la Iglesia y las diferentes culturas de los pueblos”33.
Ahora bien, la asunción de la cultura no puede ser acrítica, dando por buenos todos los
elementos que la configuran y determinan. Inculturar el mensaje no significa una acomodación
cultural. En efecto, en toda cultura hay también elementos de muerte, de oscuridad, de
pecado. A la luz del principio teológico de la encarnación del Verbo, es necesario hacer frente
a todo lo que va en contra del hombre, de su libertad, de su capacidad de amar, de su ser
imagen de Dios. Por eso el Evangelio ha sido siempre contra-cultural. La propuesta de Jesús,
desde dentro de la realidad humana, va a contracorriente de muchos valores (antivalores)
imperantes, derrumba visiones equívocas o ambiguas de la persona y del mundo, pone en
entredicho maneras de vivir que no salvaguardan los derechos y la dignidad de las personas
por encima de estructuras o leyes injustas por más asumidas sociológicamente que puedan
aparecer.
Creo que el principio de la encarnación tiene un enorme valor para nuestra pastoral juvenil si
ésta quiere de veras estimular el diálogo de la fe y de la cultura. Nos pone por delante los
desafíos de conocer el mundo juvenil, de penetrar en su universo, de situarnos desde dentro
como adultos que comparten y asumen todo lo bueno que la misma cultura juvenil tiene sin
juicios y condenas. Pero también nos pide audacia para proponer alternativas críticas ante
modos de vivir que no liberan el corazón, que ponen freno al desarrollo de las
potencialidades de las personas, que exhiben criterios egoístas o promueven una cultura de la
banalidad existencial orillando las grandes cuestiones que todo ser humano debe afrontar para
vivir con sentido.
Tengo la impresión de que nuestra pastoral juvenil ha sido, en ocasiones, demasiado
acomodaticia poco alternativa. Hacemos un gran esfuerzo por ganar la causa de los jóvenes,
amamos lo que ellos aman, inculturamos el mensaje con los lenguajes adecuados (también en
el nuevo espacio digital), pero nos cuesta proponer cuanto de contracultural tiene el
Evangelio y sus consecuencias en la forma de vivir de quien quiera de veras seguir a Jesús. La
invitación y el compromiso son contundentes: “El Reino ya está aquí, convertíos creed en el
evangelio” (Mc 1, 15). O lo que es lo mismo, transformar la vida, darle la vuelta a las ideas
criterios con los que he conducido mi vida hasta ahora para entrar en la lógica evangélica
tantas veces contrapelo de lo establecido. La conversión implica una auténtica deconstrucción
cultural para poder hacer emerger una personalidad creyente madura y equilibrada con
capacidad también de transformar la realidad. Mi experiencia de trabajo pastoral en estos
años me dice que no estamos consiguiendo fácilmente que los jóvenes que participan de
nuestra propuesta lleguen a asumir vitalmente lo que de radical y alternativo tiene el
Evangelio. Sigue predominando un cierto andamiaje mental que en no pocas ocasiones va
disociado de las opciones más vitales.
33 GS 44.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Por otro lado, este “asumir” la cultura y morir a sus elementos de muerte lleva consigo una
consecuencia importante: hacer surgir la novedad de Cristo que transforma la vida de las
personas y renueva el mundo según el corazón de Dios. La Buena Noticia de Dios es
novedosa, toca el corazón de las personas, compromete en un nuevo modo de vivir la
existencia y en ella las relaciones con los demás. El criterio de la encarnación ilumina la praxis
pastoral con jóvenes de modo que ésta abra cauces para una transformación real y solidaria
de la realidad haciendo palanca no solo sobre la persona sino también sobre los elementos
estructurales, sociales y políticos. A este respecto, la lucha contra las estructuras injustas, el
compromiso sociopolítico o el voluntariado solidario serán algunas de las “estrategias – clave”
en el acompañamiento de los jóvenes hacia la adultez de una fe en constante diálogo con la
realidad cultural, testimonial y creíble.
3. Dar razones de la esperanza: el criterio dialógico
La segunda clave que propongo es el criterio dialógico. En el ámbito del pensamiento
posmoderno, marcado por el politeísmo y el agnosticismo, por la muerte filosófica y social de
Dios, los cristianos nos sentimos urgidos a dar razones de nuestra esperanza en tiempos de
sin razón y pensamiento débil. Pero es justo ahí, en nuestro mundo secularizado y complejo,
donde hemos de encontrar espacios para el diálogo y la búsqueda, sin renunciar a la
propuesta de experiencias que iluminen, a veces de forma tenue, la opaca existencia de
muchos.
Los cristianos, las religiones en general, no pueden ser relegadas del ámbito público con la
banal excusa de que se trata de una cuestión privada que afecta solo al interior de cada
persona. Una laicidad positiva abierta, propia de sociedades auténticamente democráticas y
libres, debe dejar espacio en la cultura a la religión y garantizar el que los creyentes podamos
vivir lo que creemos sin necesidad de estar disociados entre lo que somos en la vida pública y
el foro de nuestra privacidad. De aquí la necesidad de bajar a la plaza pública y, con humildad,
propiciar el diálogo.
En estos tiempos en los que la razón se ha hecho más humilde y los argumentos fuertes se
han debilitado, los creyentes no podemos renunciar, sin embargo a fundamentar la fe en la
sólida roca que es Cristo. Nuestra pastoral juvenil no puede dejarse llevar por el socaire de
una propuesta de la fe en rebajas porque más accesible al perfil de los jóvenes que se sienten
cómodos con un ambiente cálido, con actividades de mucha animación o con compromisos
puntuales pero sin profundidad y sin experiencias sólidas con las que hacer madurar una fe
recia y anclada en la verdad que es Cristo.
Es cierto que escucharemos decir que en nuestro mundo no hay una sola verdad34. La
deliberada ambigüedad de la expresión nos habla del relativismo como una apuesta existencial
instalada en la vida de las personas, especialmente de los jóvenes, que contemplan la realidad
convencidos de que la única medida de la verdad es cada uno, su pequeño mundo y sus
circunstancias. Como dice Benedicto XVI, “muy a menudo la razón se doblega a la presión de
los intereses y a la atracción de lo útil, obligada a reconocer esto como criterio último. La
búsqueda de la verdad no es fácil. Y si cada uno está llamado a decidirse con valentía por la
34 Cfr. F. NIETZSCH, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Obras Completas, vol. I (Buenos Aires 1970) 543-556.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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verdad es porque no hay atajos hacia la felicidad y la belleza de una vida plena, Jesús lo dice en
el Evangelio: : ‘La verdad os hará libres’”35.
Pero no solo podemos referirnos explícitamente a los no creyentes. También los jóvenes
cristianos que caminan en nuestros itinerarios y participan de nuestra propuesta viven
dramáticamente la disociación entre la fe y la razón. Muchos de ellos encuentran dificultad
para adherir a la fe de la Iglesia sobre todo cuando nos referimos a los contenidos de la
Tradición. Casi sin darnos cuenta hemos impulsado una fe emotiva, sostenida en ambientes
de amistad y vivencias gratificantes que sin embargo adolecen de experiencias más
personalizadas acompañadas de encuentro con el Señor Jesucristo en la Iglesia. Hemos de
reconocer que nos cuesta, en la praxis pastoral, ayudar a los jóvenes a la adhesión personal y
decidida a Dios que se nos ha revelado en Jesucristo (fides qua) y a asumir, en la Iglesia, el
contenido de la fe (fides quae)36.
Dialogar con la cultura de la que formamos parte no significa, una vez más, mimetizarnos en
ella. La pastoral juvenil no puede hacer del anuncio de Jesucristo una propuesta acomodaticia
que desvirtúe su fuerza contracultural y la radicalidad de su mensaje. Es cierto que habremos
de buscar los caminos pedagógicos más adecuados para que en los destinatarios del anuncio
pueda surgir la pregunta y el anhelo de hacer camino. Pero será necesario un
acompañamiento lúcido y profético que con sabiduría proponga experiencias significativas
capaces de provocar la adhesión vital a Dios en la Iglesia y de fundamentar una fe que sabe
dar razones de su esperanza.
Precisamente la expresión de la primera Carta de Pedro se nos propone como un paradigma
de evangelización en tiempos adversos: la comunidad cristiana es minoritaria y vive con
dificultad en un contexto pagano en el que los seguidores de Jesús son fuertemente
cuestionados. El Apóstol insta a la comunidad a no tener miedo y a dar razones de la
esperanza a todo el que les pida una explicación. Pero es necesario hacerlo, dice el autor de
la carta, “con buenos modos y respeto, teniendo la conciencia limpia” (1 Pe 3, 16).
Es un criterio válido para los cristianos del siglo XXI: se trata de dialogar con los hombres y
mujeres de nuestro tiempo para anunciar a Cristo con convicción, sin violencia ni
estridencias, con capacidad de empatía y desde el respeto al interlocutor. Siendo verdad que
a veces no encontramos con quien dialogar, lo es también el que en muchas ocasiones hay
espacio para la conversación y para la escucha. Percibimos más silencios que preguntas; más
desconcierto que deseo de respuestas; pero en cualquier caso, puede haber siempre una
oportunidad para el encuentro y el anuncio.
En la Iglesia hemos de recuperar este espíritu. Las trincheras nunca fueron lugar evangélico.
Tampoco lo son las barricadas o las murallas. Mucho menos la imposición o la fuerza. Sólo la
35 BENEDICTO XVI, Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a la velada conclusiva del “Atrio de los Gentiles” organizada
en París por el Consejo Pontificio de la Cultura (25 de marzo de 2011), en
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/pontmessages/2011/documents/hf_benxvi_mes_20110325_parvis
-gentils_sp.html.
36 Es la situación de muchos medio creyentes, tal como lo ha definido G. Vattimo, uno de los pensadores más influyentes
del pensamiento post-moderno que se experimenta cristiano alejado, sin embargo, de la doctrinas, las tradiciones o la
institución histórica de la Iglesia: “ (…) ‘mi’ cristianismo no es en absoluto originalmente mío; tanto la Iglesia católica de hoy,
como nuestra cultura común, incluso laica, incluyen un gran número de ‘creyentes’ o medio creyentes de este tipo (…) Y me
profeso cristiano porque reconozco que pertenezco a un mundo, que provendo de una tradición, que no me identifico tout
court con la humanidad auténtica (…) ¿Y si de veras lo que cuenta en las Escrituras cristianas – por lo demás también ellas
ya producidas por la Iglesia primitiva y no emanadas directamente de Jesús – fuera sólo mandamiento de la caridad, sin
todas las incrustaciones dogmáticas y doctrinales?”: G. VATTIMO – M. ONFRAYS – P. FLORES D’ARCAIS, ¿Ateos o
creyentes? (Barcelona 2009) 142-151.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
apertura y el diálogo respetando quien no piensa o vive como nosotros nos hace
verdaderamente creíbles. El anuncio de Jesucristo, en un contexto secularizado y plural como
el nuestro, ha de ser una propuesta en libertad, sin imposiciones y desde el respeto a la
diferencia, pero sin miedo y con coherencia, anunciando íntegro el mensaje. Dar razón de la
propia esperanza, con coherencia, equivale a fundamentar una fe madura que cree, vive y se
celebra en la Iglesia como una propuesta alternativa y contracultural que no se impone sino
que se ofrece como camino de plenitud para la vida y la esperanza de las personas.
4. Sanar y liberar: el criterio de la vida y la esperanza
El tercer criterio que propongo en el esfuerzo por dialogar con la cultura desde la fe, es el
criterio del anuncio de una buena noticia: Jesucristo que sana y libera. Nuestro anuncio no es
el de una moral o un dogma, sino el de Dios que se nos ha revelado en Jesucristo para la vida
y la esperanza de las personas. En una sociedad como la occidental, tan necesitada de
mensajes y experiencias creíbles que ayuden a horadar la dura corteza de la superficialidad, la
propuesta cristiana es una luz que quiere alumbrar una realidad nueva para la vida y la
esperanza del mundo.
Estamos convencidos de que la experiencia de la fe, libera. El que pasó por la vida haciendo el
bien, sanando y liberando a las personas, nos mostró el rostro de Dios. Porque quien ha visto
al Hijo ha visto al Padre. Y su mensaje, la fuerza (dynamis) de su palabra, su gesto
misericordioso, su vida y su muerte nos hablan de Dios, de su encarnación, de su kénosis, de
su debilidad, de su amor.
Y Dios ha preferido llamarnos amigos y no siervos. Porque un siervo no sabe lo que hace su
Señor. Nosotros somos sus amigos. Y al amigo se le habla al corazón, con la palabra que
regenera y recrea y hace nuevas todas las cosas. Y se le sienta a la mesa para compartir el
banquete de fiesta con el vino nuevo y el pan de la vida. ¿No ha comparado Jesús el Reino a
un banquete? ¿No es esta la experiencia cristiana? ¿No es Jesucristo el vino nuevo y definitivo
ante las viejas y vacías tinajas de piedra como de piedra era la ley? Para el amigo no hay
preceptos, sólo el abrazo misericordioso de la verdad en el amor. Con el amigo se comparte
la esperanza, aún en la dificultad, de que mañana las cosas estarán mejor. “Porque yo estoy
con vosotros” (Mt, 28, 20), nos recuerda el Maestro.
La pastoral juvenil ha de recuperar su capacidad de ser anuncio y propuesta de una gran
noticia que transforma realmente la vida. En una sociedad como la española, según los últimos
datos de la encuesta “Jóvenes 2010” de la Fundación Santa María, el 53% de los jóvenes
entre 14 y 24 años se definen católicos aunque algo más de la mitad de ellos reconozcan que
tal creencia no afecta demasiado a su vida cotidiana. Puede que éstos, y el otro 47 % restante
nunca hayan experimentado el anuncio de Jesús en sus vidas como una auténtica “buena
noticia” que transforma la existencia y hace vivir en plenitud.
Probablemente tengamos que reconsiderar nuestra metodología catequética. O puede que
sea necesario un cambio de registro en nuestra manera de comunicar la fe. Quizás podamos
hacer algo de autocrítica a la hora de valorar la presencia de la comunidad eclesial en la
sociedad y su capacidad de interaccionar con ella. Lo cierto es que nuestra pastoral juvenil
debe ser una propuesta para la vida y la esperanza de las personas. No una carga fatigosa ni
una realidad alejada de sus intereses vitales, sino una alternativa en libertad con capacidad de
interrogar, cuyo mensaje pueda incidir en la experiencia de los jóvenes y sea capaz de abrir
caminos nuevos en sus vidas.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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Algunos estarán disponibles. Otros descubrirán horizontes ante los que, en otras
circunstancias, permanecerían ajenos. Puede que a muchos, el anuncio no los alcance porque
sigue habiendo mucho ruido a su alrededor simplemente no les interese. No todos adherirán
al mensaje. Tampoco lo hicieron en tiempos de Jesús. Lo cierto es que, como agentes de
pastoral, como evangelizadores, creo que hemos de hacer más explícito el anuncio, más
creíble la propuesta, más coherente nuestra vida.
5. A modo de conclusión: frente al nihilismo sonriente
Estos tres criterios quieren ofrecer algunas claves para seguir caminando en el diálogo fe –
cultura dentro de la propuesta de una pastoral juvenil evangelizadora y de calidad. El contexto
en el que explicitar el anuncio evangélico hoy reclama, de la comunidad cristiana en general y
de los agentes de pastoral en particular, una actitud de gran apertura y de disponibilidad al
encuentro. Como nos ha repetido el Papa, es urgente construir puentes entre la fe y la
cultura “para descubrir en lo más profundo de nuestras conciencias, través de una reflexión
sólida y razonada, los caminos de un diálogo precursor y profundo. Tenéis mucho que deciros
unos a otros”37. Tomemos, pues la palabra, para que la Palabra que ha revelado al mundo la
verdad pueda resonar en los atrios de la cultura contemporánea, especialmente allí donde los
hombres y mujeres de nuestro tiempo siguen buscando al Dios desconocido.
Mauro Magatti, profesor de la Universidad Católica de Milán, se refirió al nihilismo sonriente
en una lúcida reflexión sobre el papel de la fe cristiana y de la vida religiosa en Europa ante la
Unión de Superiores Mayores en Roma hace unos meses. Es una expresión sugerente que
describe la herencia del pensamiento de Occidente en la segunda mitad del siglo XX.
Coincido con Magatti en considerar que la caída de las ideologías en el ocaso de la
modernidad deja vía libre para un nuevo papel de la experiencia religiosa en nuestras
sociedades complejas. La superación del nihilismo, en germen en el propio pensamiento de
Nietzsche y re-interpretado éste desde Heidegger, conduce la búsqueda hacia la experiencia
religiosa entendida como un retorno, como un eco ya escuchado, como una herida abierta
que la modernidad pensaba de haber suturado con el ideal iluminista de la razón desmedida.
La propuesta cristiana, en este nuevo contexto, no puede ser simplemente complaciente con
este nihilismo sonriente marcado por el individualismo y la camaleónica adaptación que
termina por asimilarnos a todos en una globalización mucho más que económica. La fe ha de
entrar en diálogo con la cultura como el contrapunto en una realidad que engulle todo anhelo
de trascendencia en las arenas movedizas de la cotidianidad complaciente y adormecedora.
No todo da igual. No vale todo. No podemos camuflarnos en la realidad y mimetizarnos en
ella. La nueva sensibilidad que emerge en la cultura tardo-moderna apunta hacia lo religioso
entendido como experiencia del don y de la gracia que vienen de Otro, irrumpe en nuestra
vida sin imponerse y abre cauces nuevos en las personas. La experiencia de la fe es,
precisamente, expresión del don y de la gracia, de la Iniciativa iniciada, pura gratuidad. Nada
más lejos del nihilismo sonriente. Nada más cerca del corazón humano.
37 BENEDICTO XVI, Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI a la velada conclusiva del “Atrio de los Gentiles”…
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Bicentenario de
Don Bosco
pedagogía
La alegría de vivir en Cristo,
núcleo de la propuesta salesiana de santidad juvenil38
Una reflexión ‘salesiana’ sobre Fil 4,4
Juan José Bartolomé, sdb
Dios no tiene envidia ni quita la alegría de sus hijos,
sino que la da cuando no existe,
la refuerza si es frágil,
la asegura como dimensión permanente de la vida
(Benedicto XVI).
Al inicio del segundo año del trienio de preparación del bicentenario del nacimiento de don
Bosco el Rector Mayor nos ha ofrecido un Aguinaldo, cuyo “objetivo es el profundizar en su
[de don Bosco] propuesta educativa: lo que don Bosco ha querido ofrecer a los jóvenes y el
método que utilizó para abrir las puertas de sus corazones, para conquistar su confianza, para
forjar personalidades robustas desde un punto de vista humano y cristiano. Concretamente”
– escribe – “queremos acercarnos al don Bosco educador. Se trata, pues, de repensar y
actualizar el Sistema Preventivo. Tal es el tema del Aguinaldo”.39
Como de costumbre, el Aguinaldo queda introducido por una frase bíblica: “estad siempre
alegre en el Señor, os lo repito, estad alegres” (Fil 4,4), que ha sido tomada de la carta de
38 Intervención en las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana, Roma, 17-20 de enero de 2013.
39 P. CHÁVEZ, Come Don Bosco offriamo ai giovani il vangelo della gioia attraverso la pedagogia della bontà. Strenna 2013,
Direzione Generale Opere Don Bosco, Roma, 2012, 3.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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Pablo a los filipenses.40 Mientras que la frase paulina se refiere a la alegría que encuentra quien
sirve al Señor,41 una convicción muy propia de don Bosco,42 el Aguinaldo trata de favorecer un
conocimiento más profundo y una aplicación más actualizada del sistema educativo de don
Bosco.
Bien mirado, cita bíblica y título y tema del Aguinaldo apuntan hacia dos realidades muy
diversas. Parece darse por sobreentendido, con todo, que la alegría en el Señor es elemento
esencial del sistema preventivo, un sistema educativo que, siguiendo a don Bosco, permite
ofrecer a los jóvenes el “evangelio de la alegría”. De hecho, don Chávez nos recuerda que “el
evangelio de la alegría” caracteriza toda la vida de don Bosco y es el alma de sus múltiples
obras. Don Bosco ha captado el deseo de felicidad presente en los jóvenes y ha expresado su
alegría de vivir en el lenguaje del júbilo, del patio y de la fiesta; pero jamás ha cesado de
indicar a Dios como fuente de la verdadera alegría”.43
1. La cita paulina
La frase paulina aparece en la parte final de la carta, en la que Pablo suele colocar su
exhortación apostólica. Después de una larga y agria polémica en contra de un grupo no bien
identificado de misioneros (Flp 3,2-21) – “perros”, “malos obreros” los ha llamado (Flp 3,2) –
, el apóstol retorna a una exhortación más serena, aunque no menos apasionada: “por tanto,
hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos firmes en el Señor,
como habéis aprendido, queridos” (Flp 4,1).
1.1 Contexto inmediato
Advertencias, ruegos y reclamaciones se suceden sin demasiada cohesión interna (Flp 4,2-20).
Reflejan circunstancias concretas en la vida de la comunidad y motivos preferidos del autor
(Flp 1,1.4.9). Expresan una llamada apremiante a la vida de concordia y de alegría en
comunidad (Flp 4,2-7), una singular estima de los valores morales de la ética pagana pero que
los creyentes han de vivir según el ejemplo aprendido de Pablo (Fil 4,8-9) y, finalmente, una
sincera confesión de la gratitud que siente porque los filipenses se han solidarizado con él en
la tribulación, colmado como se ve de los bienes recibidos (cfr. Flp 4,10-20).
Dentro de una argumentación tan dispar, el precepto paulino de vivir en la alegría aparece sin
previo aviso, un tanto aislado e, incluso, sin una clara motivación. La alegría en la que hay que
vivir no encuentra, pues, una causa ni una explicación: es un estado que debe caracterizar al
cristiano. Viene después de una imperiosa petición a sus más estrechos colaboradores, “cuyos
nombres están escritos en el libro de la vida” (Flp 4,3), para que se pongan de acuerdo,
40 Llama la atención el hecho de que, entre las 93 citas bíblicas de Flp que se encuentran en los escritos de don Bosco (F.
PERRENCHIO, La Bibbia negli scritti di Don Bosco, LAS, Roma, 2010, 24), no aparezca Flp 4,4. Cfr. M. WIRTH, La Bibbia
con Don Bosco. Una lectio divina salesiana. Vol. III: Atti, Lettere, Apocalisse, LAS, Roma, 2012, 365-385).
41 Servite Domino in laetitia era un lema que inscribir entre sus preferidos; y esta santa alegría formaba para él la base de
su edificio social para una segura educación de la juventud” (MB VI, 4). La fórmula “caracteriza toda su propuesta educativa”
(A. GIRAUDO, Don Bosco, maestro de vida espiritual. Servid al Señor con alegría, CCS, Madrid, 2012, 40) y representa uno
de los “grandes valores de la santidad salesiana” (E. VIGANÒ, Lettere circolari ai salesiani. Vol. I, Direzione Generale Opere
Don Bosco, Roma 1996, 536).
42 “Don Bosco supo ver el papel de la alegría en la formación y en la vida de santidad, y quiso que entre los suyos se
difundiera el regocijo y el buen humor. Servite Domino in laetitia podía decirse que era en casa de don Bosco el undécimo
mandamiento” (A. CAVIGLIA, “Il ‘Magone Michele’. Una classica esperienza educativa. Studio”: Salesianum 11 (1949) 466).
43 CHÁVEZ, Strenna 2013, 19.
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
ayudándose mutuamente: en la comunidad cristiana no hay espacio ni para la discrepancia ni
para el conflicto entre apóstoles (Flp 4,2-3); en ella debe reinar la alegría que, “en el Señor”,
es don gratuito. Al breve mandato a vivir con gozo sigue una parénesis más elaborada, en la
que el apóstol se dirige ahora a la comunidad animándola, en primer lugar, a mostrar
afabilidad con todos los hombres, pues “todo el mundo debe conocerlos por su bondad” (Flp
4,5) y alentándola, además, a poner su confianza en Dios con oraciones y peticiones “en toda
necesidad” (Flp 4,6).
De este contexto inmediato no emerge, al parecer, indicio alguno que haga más lógica la
naturaleza, el motivo, o la finalidad de la exhortación a vivir con alegría.
1.2 La fórmula
El enunciado mismo de la frase no aporta tampoco, a primera vista, mucha luz para su
comprensión. La presencia de imperativos y su reiteración, el rasgo más característico, son de
esperar en una exhortación. Además, la invitación del apóstol a vivir con alegría no es algo
nuevo, ni singular, en la carta (Flp 2,18; 3,1).
No obstante, tres elementos son dignos de nota.
1. La repetición, remarcada, del verbo alegrarse en forma imperativa identifica el gozo
como una actitud obligada. No se trata, pues, de un sentimiento involuntaria, íntima,
natural, sino una conducta impuesta. El júbilo, el gozo, es, piensa Pablo, una obligación
para el cristiano “estad siempre alegres” (1 Tes 5,16; cfr. Rom 12,12; 2 Cor 13,11).
Una alegría que es un deber no puede considerarse simple bienestar personal, ni uno
puede proponérsela como heroico programa de vida.
2. Esta alegría se debe vivir siempre, no ocasionalmente, es decir si uno se siente bien o
cuanto todo marcha a su gusto, sino sin pausa ni excepciones, cueste lo que cueste. Es
una alegría cuotidiana, pero no efímera; no depende – porque no proviene – de
motivos externos y ha de experimentarse incluso en momentos de dificultad. “Nos
tienen por tristes, pero estamos siempre alegres”, dice Pablo sobre su ejercicio del
ministerio apostólico (2 Cor 6,10); y a los cristianos de Roma: “hasta en las
tribulaciones nosotros nos sentimos orgullosos” (Rom 5,3).
3. La alegría impuesta por Pablo a los suyos ha de vivirse en el Señor. En otros lugares el
apóstol aduce nuevos motivos para fundamentar la exigencia de alegría (Flp 1,18: el
anuncio del evangelio; Flp 1,25-26: el crecimiento en la fe de la comunidad; Flp 2,18:
la entrega del apóstol a favor de la fe de los filipenses; Flp 2,29: la acogida de un
enviado del apóstol). Aquí la razón se expresa con una fórmula típicamente paulina
(Flp 1,14: 2,24.28; 3,1; 4,2.4; 2,19), que los demás autores del NT desconocen: “en el
Señor”. Lo cual hace aún más insólita la alegría, pues tiene al Señor Resucitado como
lugar o espacio de realización.
¿Puede imponerse estar alegres, ¡y siempre!?
Para Pablo, la alegría, puede, es más debe, ser siempre reclamada al creyente porque le ha
sido, antes, concedida, como “fruto del Espíritu” (Gal 5,22; Rom 14,17). Siendo el Espíritu el
modo de hacerse presente y salvífico Dios en el mundo, la alegría es lo que produce en el
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creyente esa presencia, siempre que sea por él sentida y consentida:44 la alegría es fruto y
prueba de estar salvado. Poderla experimentar es un modo de saberse salvado en Cristo
Jesús.
No es casual, de hecho, que, en griego, alegría (chara) e gracia (charis) provengan de la misma
raíz.45 La alegría es la forma cristiana de vivir en gracia, es decir, de vivir reconciliados con
Dios. “Elemento central de la experiencia cristiana”,46 hunde sus raíces en la salvación lograda
en la muerte de Cristo (cfr. Rom 5,10-11). Es, pues, como un compendio de la vida cristiana
(cfr. 2 Cor 13,11), la prueba de su autenticidad (cfr. 2 Cor 1,24). La alegría es la forma
concreta de testimoniar una salvación que se ha recibido gratuitamente, un encuentro con
Cristo que se ha tenido,47 es la señal de una “fe que progresa” (Flp 1,25), que se deja ver y se
hace presente en el mundo. Es, diría, el rostro visible de una vida de fe en Cristo.
El autor de la 1Pe la ha descrito con acierto: “Todavía no lo habéis visto, pero lo amáis; sin
verlo, creéis en él y os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la salvación,
que es el objetivo de vuestra fe” (1 Pe 1,8-9). Esta alegría puede, mejor debe, ser requerida,
solo porque tiene que vivirse “en el Señor”.
Alegrarse en el Señor
En el Señor”, junto con “En Cristo [Jesús]”, “en Él” son variaciones de una expresión del
apóstol, que le es propia48 pero que resulta algo rara, sin paralelos en la literatura
contemporánea.49 Llama la atención no tanto el hecho de que Pablo no explique su
formulación nunca, sino que la utiliza como base de argumentación (1 Cor 6,13-18; 10,14-21;
Gal 3,14-16), dando por supuesto que sus lectores la entenderán sin necesidad de ulterior
comentario.
Aunque la preposición en de la fórmula tiene un marcado sentido local, al ir precediendo a
Cristo/Señor podría considerarlo como un lugar, una forma de ser, el motivo o instrumento.
El uso paulino parece favorecer la idea de asociación y pertenencia, de solidaridad y
participación. Expresa el acto redentor acaecido en Cristo, el estado objetivo de salvación, la
nueva creatura (2 Cor 3,17; 5,17) que la intervención de Dios ha hecho posible y que puede
definirse como la identificación íntima y misteriosa que media entre Cristo y los cristianos.
El apóstol recurre a ella para hablar de la existencia cristiana, tomada individualmente o
colectivamente (1 Tes 4,1; 1 Cor 3,1; 7,39; 15,58; 2 Cor 2,14), como participación del
44 BENEDICTO XVI, Mensaje para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud 2012, n. 2. Cfr. Cfr.
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/youth/documents/hf_ben-vi_mes_20120315_youth_it.html.
45 Pablo utiliza el verbo chaírein 19 veces, 10 de las cuales en Flp (1,18; 2,17.18.28; 3,1; 4,4.10); y el sustantivo chara, 21, 5
de ellas en Flp (1,4.25; 2,2.29; 4,1).
46 BENEDICTO XVI, Mensaje para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud 2012, proemio.
47 “Quien se ha acercado a él y ha hecho la experiencia de su amor, quiere compartir en seguida la belleza de este
encuentro que nace de esta amistad. Cuanto más conocemos a Cristo, más deseamos anunciarlo. Cuanto más hablamos
con él, más deseamos hablar de él. Cuanto más nos hemos dejado conquistar, más deseamos llevar a otros hacia él”
(BENEDICTO XVI, Mensaje para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud 2013, n. 3. Cfr.
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/youth/documents/hf_benxvi_mes_20121018_youth_sp.html).
48 Pablo usa la expresión en Cristo 34 veces, una en Flp 1,13; en Cristo Jesús, 48, cuatro en Flp 1,1; 2,5; 4,7.21); en el
Señor, 50, seis en Flp 1,14; 2,24.28; 3,1; 4,2.4; en Él, 29.
49 Una formula semejante no cuenta, al parecer, ni con antecedentes ni con paralelos en la antigüedad (M. D. HOOKER, A
Preface to Paul, Oxford University Press, New York, 1980, 43). Desconocida en los sinópticos, aparece solo en 1 Pe
(3,16.19; 5,10.14) y, en especial, en v (6,56; 14,20; 15,2.4-7; 16,33; 17,21; 1 Jn 2,5.6.8.24.27).
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creyente en la muerte y resurrección de Cristo. El cristiano está en Cristo porque ha sido en
Él salvado y porque en Él espera, sin temor alguno, la definitiva salvación. Estar en el Señor
es, pues, una realidad estable que determina la vida del cristiano hasta que el Señor venga, es
el estado que media entre el inicio de la salvación y su anhelada consumación.
Cristo, más que un instrumento, es, pues, espacio de salvación,50 ámbito en el que la eficacia
de la resurrección del Señor Jesús es activa y su Espíritu operante: “ya no pesa condenación
alguna sobre los que viven en Cristo Jesús” (Rom 8,1); “el Espíritu de Dios habita en
vosotros…, Cristo está en vosotros” (Rom 8,9-10). Los cristianos están en Cristo (Gal 1,22;
3,28; Fil 3,8-9) y Cristo, en los cristianos (Rom 8,10; Gal 2,20): los creyentes tienen su
fundamento en Él y El está activo en ellos (Gal 2,8; Rm 8,2.39; Fil 2,13; Col 1,29). Cristo es
Aquel que determina, dirige, impone y hace posible la vida del cristiano.51
La alegría de estar en el Señor no es, pues, una sensación emocional, un estado saludable del
ánimo, ni tampoco solo la gozosa disposición del corazón del creyente a obedecer a su Señor.
Es, más bien, el bienestar que resulta de dejarle a Él vivir en nosotros (cfr. Gal 2,20). Es Él, el
Señor, muerto y resucitado, el lugar en el que los cristianos habitan, sienten y operan: “tened
en vosotros los mismos sentimientos que fueron de Cristo Jesús” (Flp 2, 5). Así pues, “en el
origen de la alegría cristiana no está un optimismo fácil, sino la conciencia de estar unidos a
Cristo y participar en su vida”.52
1.3 La situación histórica
Nos falta aún hacer una referencia a las circunstancias concretas que llevaron a Pablo a pedir
a los filipenses que vivieran siempre alegres. Pasar por alto esa particular situación que tanto
el apóstol como la comunidad atravesaban no ayuda a comprender correctamente no ya solo
la frase del apóstol sino, sobre todo, su auténtica intención.
Flp nos transmite la imagen de una comunidad en la que Pablo había puesto toda su confianza
(Flp 1,3-11; 2,12; 4,1.16) y de la que se sabía amado (Flp 1,7.27; 2,12.18.24). Respondía a su
afecto con una sincera y concreta consagración a sus queridos neófitos (Flp 1,7: “os llevo en
el corazón”). Fue, de hecho, la única comunidad de la que aceptó, y varias veces, ayuda
económica (Flp 4,15; 2 Cor 11,8-9). Flp es, probablemente, la carta más serena (Flp 1,5; 2,1;
3,10; 4,15; 3,2), la más personal (Flp 1,7-8; 2,18; 4,1.14), la menos dogmática de entre las que
han redactado Pablo. En ella el apóstol nos desvela su intimidad, revela con detalle y rara
transparencia su personal encuentro con Cristo (Flp 3,2-16). Podría parecer, pues, que la
alegría de ser apóstol (Flp 4,1) y de permanecer cristianos (Flp 1,25) son ‘lugares comunes’ en
la comunidad de Filipos.
Cuando Pablo escribe a los filipenses, allá por el año 56, es un hombre maduro en años,
madurado por su experiencia apostólica…, y prisionero por su fe. Se encuentra, dice, “en el
pretorio…, encadenado por Cristo” (Flp 1,13), incierto sobre el destino que le espera pero
seguro de que suceda lo que suceda la causa del evangelio saldrá reforzada (Flp 1,12). Aunque
nutre el deseo de volver a verlos personalmente (Flp 2,24), no les oculta que,
probablemente, no le será posible, desconociendo si saldrá vivo de la prisión. Decisivo para
50 En el pensamiento del apóstol la comunidad/iglesia no es la suma de los individuos, sino un todo único “en el Señor”. La
totalidad de los creyentes constituyen el espacio de la soberanía, en la que Jesús es creído e invocado como Kyrios (cfr. W.
TRILLING, Conversaciones con Pablo. Un recorrido original por la obra del Apóstol, Herder, Barcelona 1985, 155).
51 Cfr. F. NEYRINCK, “La dottrina di Paolo su “Cristo in noi” – “Noi in Cristo’”, Conc 5 (1969) 2025-2038.
52 G. BARBAGLIO, Le Lettere di Paolo. Vol. 2, Borla, Roma, 1980, 586.
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él, confiesa, es que “tanto si vivo como si muero, Cristo manifestará en mi cuerpo su gloria”
(Fil 1,20). Más adelante les desvelará su drama íntimo, en el que vive su ministerio, cautivo
entre dos fidelidad: a Cristo, su única ganancia (Flp 3,7-11) y a su comunidad, su gloria y su
corona (Flp 4,1): “me siento forzado por ambas partes: deseo la muerte para estar con
Cristo, que es con mucho lo mejor; por otra parte, seguir viviendo en este mundo es más
necesario para vosotros; persuadido de esto último…, permaneceré con todos vosotros para
provecho y alegría de vuestra fe” (Flp 1,23-25).
No hay que olvidar, pues, que la imperiosa demanda a vivir en la alegría está hecha por un
encarcelado, cuya suerte es incierta: si los filipenses no lo verán más, podrán recordar que el
apóstol sintió alegría cuando, y porque, les escribía desde la cárcel (Flp 4,1) y que alegrarse en
el Señor (Fil 3,1; 4,4; cfr. 1,25; 2,28.29) ha sido una de sus últimas exhortaciones.53 La alegría
que quiere ver reinar entre sus fieles es la alegría que él experimenta cuando piensa y reza
por ellos (Flp 1,4).
No era tampoco muy risueña la situación de la comunidad de Filipos, primicia de la misión
paulina en territorio europeo. Pablo había llegado allí por vez primera en torno al año 49,
acompañado de Silvano, Timoteo y, quizá, Lucas (Hch 16,16-17). Su estancia no pudo ser
muy larga; después de haber sufrido ultrajes, fue desacreditado, maltratado y metido en
prisión (cfr. Flp 1,7.30; 2 Cor 11,25; Hch 16,26-34); por lo que se vio obligado a abandonar la
ciudad y partir para Tesalónica (Hch 16,40-17,1; 1 Tes 2,1-2), dejando atrás una comunidad
poco numerosa, pero de fe consolidada (Flp 1,27-30) y muy vinculada sentimentalmente a su
persona (Flp 1,10; 4,10; 2 Cor 8,1-5; Rom 15,26; Hch 26,17).
Pero no todo iba bien. La competencia desleal que Pablo advierte en algunos de los
predicadores cristianos mientras él estaba en prisión (Flp 1,15) y que “añaden así dolor a mis
cadenas” (Flp 1,17)54; la invitación a la concordia en los sentimientos y a la humidad, según el
ejemplo de Cristo Jesús (Flp 2,2: “dadme la alegría de vivir en armonía y unión de espíritus”);
la sentida exhortación pública a Evodia y Síntique de “ir de acuerdo en el Señor” (Flp 4,2); y,
sobre todo, la presencia subversiva de unos evangelizadores judeocristianos que se
comportaban “como enemigos de la cruz de Cristo” (Flp 3,18), empeñados en una contro-
misión che buscaba imponer la circuncisión a todos los creyentes (Flp 3,2-19), demuestran
que no faltaban malentendidos, conflictos personales y graves disensiones. Además, la
comunidad había también sufrido ya a causa de su fidelidad a Cristo (Flp 1,29: “a vosotros se
os ha concedido la gracia, no solo de creer en Cristo, sino también de padecer por él”) hasta
el punto que Pablo puede afirmar que han “sostenido el mismo combate en el que me habéis
visto empeñado, y continuo sosteniendo” (Flp 1,30.7.27).
La comunidad que recibe el mandato apostólico de alegrarse en el Señor es, pues, una
comunidad probada, que conoce la división interna y la persecución externa, pero que
mantiene fidelidad al apóstol (Flp 4,10.14) y a su Señor (Flp 1,29-30). La alegría de vivir la fe
no es simple bienestar por falta de pruebas, ni un férreo esfuerzo; no la hace posible una
complacencia alimentada de satisfacciones; no desaparece con el sufrimiento ni se nutre de
triunfos. Según Pablo, puede, debe, florecer mientras, y porque, se combate “unidos en un
mismo Espíritu, luchando todos a una por la fe del evangelio, sin dejarse atemorizar lo más
mínimo por los enemigos” (Flp 1,27-28). En otro momento él mismo se propone como
53 J. GNILKA, Der Philipperbrief , Herder, Freiburg – Basel – Wien, 19803, 169.
54 Significativo el comentario que añade: “Pero, ¿qué importa? Al fin y al cabo, hipócrita o sinceramente, Cristo es
anunciado, y esto me llena de alegría” (Flp 1,18). La alegría del apóstol no se alimenta de sus éxitos personales, sino del
hecho de que el evangelio siga siendo anunciado.
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ejemplo: “Estoy tan lleno de consuelo que la alegría supera todas nuestras tribulaciones” (2
Cor 7,4). Cristiana es, pues, solo la alegría que puede vivir en la paz y convivir con la prueba
(cfr. Mt 5,11-13).
2. Don Bosco, “mensajero de la alegría”55
“Dios es Dios de la alegría”, pensaba san Francesco di Sales.56 Dicho aún mejor, en “Dios todo
es alegría, porque todo es don”.57 Don Bosco, lúcido educador cristiano, hizo de la alegría el
“elemento constitutivo del sistema [educativo],inseparable del estudio, del trabajo, de la
piedad”58, “el fruto por antonomasia de una práctica auténtica de la pedagogía salesiana”.59
Necesidad básica de la vida, anhelo íntimamente sentido durante la juventud,60 la alegría es,
para don Bosco, “resultado de una valoración cristiana de la vida… De la religión del amor,
de la salvación, de la gracia no puede surgir más que la alegría, el gozo, el optimismo confiado
y positivo”.61 Es, precisamente por ello, que en casa de don Bosco, “se hace coincidir la
santidad con la alegría”,62 como aparece explícitamente en la biografía de Domingo Savio63 y
en las demás biografías escritas por don Bosco: “el joven – comenta don Caviglia – que se
sabe en gracia de Dios experimenta naturalmente alegría”.64 Don Bosco sabía que los jóvenes
por naturaleza tienden a la alegría y tienen necesidad de diversión y juegos, pero para él la
verdadera aletría solo es posible en quien vive en gracia.65
55 “Was berechtigt, diesen Pädagogen als ‘Botschafter der Freude’ zu apostrophieren? Seine eigene Frohnatur und ihre
Entfaltung im Dienst an der Jugend sowie sein Gespür für die Bedeutung der Freude in der Erziehung und seine
erfinderische Kraft, in der Erschliessung ungetrübter Freudenquellen” (G. SÖLL, Don Bosco – Botschafter der Freude.
Gedanken zu einem Grundzug salesianischer Pädagogik, Don Bosco Aktuell. Schriftenreihe des Kölner Kreises 11 [1977]
13).
56 Carta a Presidente Brulart, Annecy, 18 febrero 1605, en Oeuvres, Vol. XIII, Annecy 1892-1964, 16.
57 PAOLO VI, Gaudete in Domino, Esortazione apostolica, 9 maggio 1975, conclusione. Cfr.
http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19750509_gaudete-in-domino_it.html
58 P. BRAIDO, Prevenire non reprimere. Il sistema educativo di don Bosco, LAS, Roma, 1999, 324. Il successo
nell’educazione dipende in prima linea dell’ambiente in cui si realizza: “Die Umwelt formt den jungen Menschen, die
Persönlichkeit führt und erzieht ihn. Don Bosco kann als Paradigma für die Formkraft der Umwelt genommen werden” (F. S.
EGGERSDORFER, Jugenderziehung, Kösel Verlag, München 1962, 82).
59 J. M. PETITCLERC, La Pedagogie de Don Bosco en 12 mots clés, Editions Don Bosco, Paris, 2012, 114.
60 “La aspiración a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser humano. Más allá de las satisfacciones inmediatas y
pasajeras, nuestro corazón busca la alegría profunda, plena y perdurable, que pueda dar «sabor» a la existencia. Y esto
vale sobre todo para vosotros, porque la juventud es un período de un continuo descubrimiento de la vida, del mundo, de los
demás y de sí mismo. Es un tiempo de apertura hacia el futuro, donde se manifiestan los grandes deseos de felicidad, de
amistad, del compartir y de verdad; donde uno es impulsado por ideales y se conciben proyectos” (BENEDICTO XVI,
Mensaje para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud 2012, n. 1).
61 P. BRAIDO, Il sistema preventivo di Don Bosco, PAS-Verlag, Zürich 19642, 196.
62 BRAIDO, Prevenire, 325. “La idea de que la vida cristiana consiste en servir al Señor en santa alegría no tiene una fuente
inmediata; pero en su formulación literaria encuentra correspondencia clara con una determinada expresión de la Vida de
Comollo que don Bosco había publicado tres años antes… Se nos presenta como una de las ideas más fecundas y más
peculiares del patrimonio de don Bosco” (P. STELLA, Valori spirituali nel “Giovane provveduto” di San Giovanni Bosco,
Roma, 1960, 84).
63 “Debes saber – hace decir don Bosco a Domingo Savio a su amigo Camilo Gavio – que nosotros hacemos consistir la
santidad en estar muy alegres (G. BOSCO, Vita del giovanetto Savio Domenico allievo dell’Oratorio di S. Francesco di
Sales, Paravia, Torino. 1859, 86: OE XI, 236).
64 CAVIGLIA, “Il Magone”, 149.
65 Este evangelio de la alegría, cuya metodología es la amabilidad, tiene como objetivo “la santidad, que en la alegría tiene
su punto partida y su meta de llegada” (I. REUNGOAT, “Il Sinodo: dono e responsabilità”, Lettera circolare 932 (2012) 7).
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De esta convicción nace su proyecto educativo. Un año después de que el Oratorio
encontrara lugar estable en la casa Pinardi, a las afuera de Torino (12 abril 1846), don Bosco
publicaba Il giovane provveduto,66 donde deja ver ya algunas de sus ideas y opciones
educativas fundamentales.67 Aunque parezca “un libro de prácticas de piedad” apropiadas
para ayudar a los adolescentes a cultivar la piedad y la virtud, don Bosco lo presentó “desde
las primeras páginas del proemio A la juventud, como ‘método de vida cristiana’”68, que tenía
como objetivo mostrar cómo ser piadoso y ser feliz: “Quiero enseñaros un método cristiano,
que sea al mismo tiempo alegre y jubiloso, mostrándoos cuáles son las diversiones auténticas
y los verdaderos placeres, para que podáis decir con el santo profeta David: sirvamos al Señor
con santa alegría, servite Domino in laetitia. Tal es, precisamente, el objetivo de este libro,
servir al Señor y estar siempre alegres”.69
En la mente de don Bosco Il giovane provveduto no era otro manual de piedad para
jóvenes.70 No pretendía con él garantizar el cumplimiento de los fines que proponía, a saber
“convertirse en el consuelo de vuestros padres, el honor de la patria, buenos ciudadanos en la
tierra para ser después felices habitantes del cielo”.71 Tampoco era, según él, una verdadera
propuesta educativa que sus destinatarios habrían comenzado a conocer y experimentar.72 En
el libro, fruto de la primera actividad sacerdotal y literaria de don Bosco, encontramos
esbozado el programa de santidad juvenil, que él había concebido y formulado”.73 Es
posibleque no todos los jóvenes del Oratorio lo leyeran de cabo a rabo,74 pero “la experiencia
religiosa que proponía estaba vinculada con todo el sistema y el estilo de vida en el que los
jóvenes vivían inmersos día a día en el Oratorio… [En el Oratorio] los sin familia encontraban
las dulzuras de una casa, la seguridad de la paternidad y de la fraternidad en la persona del
director y de los educadores, la alegría de la amistad, los perspectivas de una inserción
significativa en la sociedad con una cultura y una capacitación para el trabajo digna y rentable,
66 G. BOSCO, Il giovane provveduto per la pratica de’ suoi doveri, degli esercizi di cristiana pietà, per la recita dell’uffizio
della Beata Vergine e de’ principali Vespri dell’anno coll’aggiunta di una scelta di laude sacre ecc., Tip. Paravia e comp.,
Torino, 1847: OE II 183-532. “Ya desde hacía alguna aó el santo autor se había preocupado de ello” (STELLA, Valori, 31).
Sobre las circunstancias de la edición, MB III, 8s. Sobre la posibles fuentes utilizadas por don Bosco para escribirlo, cfr.
STELLA, Valori, 46-79.
67 Con J. AUBRY, Avec Don Bosco vers l’ans 2000. Vingt conférences salésiennes, Maison Généralice Salésienne, Roma,
1990, 55, el tema de la alegría en el pensamiento y en la praxis educativa de don Bosco debería verse, además de Il
Giovane provveduto (1847), las tres biografías de jóvenes ejemplares (Savio: 1859; Magone: 1861; Besucco: 1864) y los
dos más importantes estudios pedagógicos: Il sistema preventivo (1877) e la Lettera da Roma (1884), “redactados en tres
momentos claves de su vida”.
68 P. BRAIDO, Don Bosco prete dei giovani nel secolo delle libertà, vol. I, LAS, Roma, 20032, 227.
69 BOSCO, Il giovane 3-4: OE II 185-186. “Ma (taluni diranno) se cominciamo al presente a servire il Signore, diventiamo
malinconici. Non è vero, sarà malinconico colui che serve il demonio… Coraggio adunque, miei cari, datevi per tempo alla
virtù, e vi assicuro, che avrete sempre un cuore allegro e contento e conoscerete quanto sia dolce servire al Signore” (o. c.,
13: OE II 193).
70 “Código fundamental para las prácticas de piedad el Oratorio, sea para externos sea para internos, para jóvenes y para
adultos, para laicos y para clérigos” (STELLA, Don Bosco II, 304). Con todo, pensar que fuera simplemente un manual de
devoción es “el primer prejuicio que hay que deshacer” (STELLA, Valori, 80).
71 BOSCO, Il giovane, 5: OE II 187.
72 “Se considera normalmente que Il Giovane provveduto per la pratica dei suoi doveri negli esercizi di cristiana pietà (1847)
fue un simple manual de oraciones y de prácticas devotas; don Bosco pretendía en realidad hacer de él un método de vida,
con la parte devocional lo mismo que con la parte previa de instrucción acerca del modo religioso de entender el propio ser,
la creación, el paso de la adolescencia, las manifestaciones cuotidianas de la vida…” (P. STELLA, Don Bosco nella storia
della religiosità cattolica. Vol. I: Vita e Opere, PAS-Verlag, Zürich 1968, 235).
73 STELLA, Valori, 81. Un programa “al que el Santo se mantuvo fiel hasta el último de sus días” (ivi).
74 Cfr. F. DESRAMAUT, “All’ascolto di don Bosco nel 1867”, en C. SEMERARO (a cura di), Religiosità popolare a misura dei
giovani, Colloqui salesiani, 13, LDC, Leuman-Torino 1987, 103.
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junto a un ambiente general de alegría garantizado por infinitas manifestaciones que el genio
educativo sabía inventar: juego, teatro, excursiones, música, canto”.75
Don Bosco, es obvio, no había sido el primero “advertir la relación entre felicidad y
religión”.76 Sería anacrónico considerar Il giovane provveduto como una especie de manual de
espiritualidad juvenil ante litteram. No pretendía siquiera recoger la totalidad de la
experiencia educativa del Oratorio, una institución que todavía estaba en sus inicios. Pero el
libro llegó a ser manual de oración y programa de vida, sin apenas modificación alguna
durante los decenios sucesivos en las casas salesianas, leído y releído por generaciones de
jóvenes hasta la primera mita del siglo XX. El éxito de la propuesta que ofrece refleja la
perspicacia educativa de don Bosco, quien supo mostrar no sólo una plena congruencia entre
piedad y alegría, vida de fe y verdadera felicidad, sino que, además, enseñó el camino
concreto para conseguirlo.77
Il giovane provveduto no era solo, pues, una acertada y práctica propuesta educativa para una
juventud que apenas podía soñar con ser feliz mientras luchaba por sobrevivir en una
sociedad en rápido y profundo cambio.78 Este “método di vida cristiana” ofrecía, además,
algunas ideas básicas de la espiritualidad del sacerdote educador de jóvenes, que había llegado
a ser ya don Bosco. Convencido personalmente de que no existía contradicción alguna entre
servir al Señor y ser feliz, se basó en el intenso amor que alimentaba por sus jóvenes: porque
los amaba, los quería felices ahora y en la eternidad, como solía repetir. Así concluía, p. ej., la
breve introducción: “Queridos míos, os amo a todos de corazón, y me basta que seáis
jóvenes para que os ame tanto; puedo aceptar que encontraréis libros propuestos por
personas de mayor virtud y doctrina que yo, pero difícilmente encontrareis quien os ama más
en Cristo Jesús y quien dese vuestra auténtica felicidad… Vivid felices, y el Señor esté con
vosotros”.79
Efecto y prueba de la caridad pastoral de don Bosco es, pues, un sistema educativo que pone
la “alegría entre sus primeros”.80 La alegría es para don Bosco “no solo recreo, diversión, sino
auténtica e indispensable realidad pedagógica”, “la peculiar señal de [su] amor pedagógico”.81
75 BRAIDO, Don Bosco I, 229. Según A. CAVIGLIA don Bosco habría tenido la originalidad de insertar en la educación, “su
triunfante novedad, que era la de la alegría abierta y vivaz, incluso rumorosa, compartida con el educador” (“Un documento
inesplorato. La ‘Vita di Besucco Francesco’ scritta da Don Bosco e il suo contenuto spirituale”: Salesianum 10 [1948] 655-
656).
76 Cfr. P. STELLA, Don Bosco nella storia della religiosità cattolica. Vol. II: Mentalità religiosa e Spiritualità, LAS, Roma
19812, 187, que demuestra la dependencia de don Bosco de un manual de ascética para adolescentes, Guida angelica,
ossiamo pratiche istruzioni per la gioventù. Opera utilissima a ciascun giovanetto, data alla luce da un sacerdote secolare
milanese. Corretta ed accresciuta, Torino, Stamperia Reale, 1767. Se vea, además, STELLA, Valori, 46-79.
77 Il Giovane provveduto se ha revelado como un luminoso programa de una espiritualidad juvenil santamente alegre, en el
que el Santo se ha inspirado. La vitalidad de semejante método de vida no tiene medida, porque comporta las instancias del
ánimo juvenil de todos los tiempos … Método de vida que no ha dejado, ni dejará, de llevar a los jóvenes a realizarlo y que,
con justicia, puede merecer a don Bosco el título de Maestro de la Santidad juvenil” (STELLA, Valori, 128).
78 Cfr. STELLA, Don Bosco I, 103-108. A. CAVIGLIA habla de una pedagogía del pobre, de la cual don Bosco habría sido “el
iniciador e su modelo clásico”: “una completa concepción sistemática, que parte de la vida y de la psicología del pobre y se
identifica con él, para elevar su nivel moral y espiritual (La Vita di Domenico Savio e “Savio Domenico e Don Bosco”. Studio,
SEI, Torino 1943, 75).
79 BOSCO, Il giovane, 5-6: OE II 187-188.
80 CAVIGLIA, “Un documento”, 656.
81 BRAIDO, Prevenire, 328.183. “Come si possono rianimare questi miei cari giovani, acciocché riprendano l’antica vivacità,
allegrezza, espansione? Coll’amore! Amore? Ma i miei giovani non sono amati abbastanza? Tu lo sai se io li amo… Ho fatto
quanto ho potuto e saputo per coloro che formano l’affetto di tutta la mia vita” (Lettera alla comunità salesiana dell’Oratorio di
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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3. Apunte para un reflexión ulterior
Entre la repetida exhortación paulina a vivir alegres en el Señor y la oferta de don Bosco a los
jóvenes de Valdocco de un método para estar alegres en el servicio de Dios hay una gran
diferencia. El apóstol de Tarso hacía un llamamiento global, sin aparente motivo concreto; el
educador de Turín presenta la alegría como modo ordinario de ser santo y esboza la vía para
realizarlo.82 Hay, no obstante, correspondencias profundas que merecerían no sólo anotarse
brevemente sino una mayor reflexión y profundización.
3.1 Se quiere felices a quienes bien se quiere
“Amados míos” (Flp 2,12), escribe Pablo desde Éfeso a los filipenses, “Dios es testigo de lo
entrañablemente que os quiero a todos vosotros en Cristo Jesús” (Flp 1,8), “hermanos míos
queridos, añorados, vosotros sois mi gozo y mi corona” (Flp 4,1). Y don Bosco: “Aunque aquí
en Roma…, mi pensamiento vuelo siempre a donde está mi tesoro en Jesucristo, mis
queridos hijos del Oratorio”.83
No me parece irrelevante que ambos, Pablo y don Bosco, deseen la felicidad a aquellos a
quienes aman con predilección. El mandato de alegrarse, en Pablo, el servir a Dios con alegría
como ‘método de vida’, en don Bosco, tienen como origen y causa el amor apasionado que
cada uno de ellos sentía por los suyos: los predilectos de los apóstoles deben – y pueden –
vivir con alegría! Primero se sienten bien amados, después se sentirán felices.84 Es decir, solo
quien ama puede, como Pablo a los filipenses, ordenar que vivan felices y sabe, como don
Bosco, delinear un camino hacia la felicidad. La alegría, impuesta o favorecida, es señal y
prueba de amor donado, un amor que es propio de apóstoles educadores.85
Precisamente para que la alegría sea compromiso vital, la comunidad debe sentirse amada
hasta el extremo (cfr. Jn 13,1). Pablo y don Bosco han reproducido la actitud de Jesús,
mostrándose así auténticos apóstoles suyos: “Como el Padre me ha amado, así también yo os
he amado a vosotros. Permaneced en mi amor… Esto os lo he dicho para que mi alegría esté
en vosotros y vuestra alegría sea completa” (Jn 15,9.11)?
3.2. La alegría, ordenada por el apóstol, facilitada por el educador
“Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor” (Flp 3,1); “os lo repito aún – insiste
Pablo más adelante – estad alegres” (Flp 4,4). Don Bosco, en cambio, escribe: “Quiero
Valdocco, Roma, 10 maggio 1884, en P. BRAIDO (Ed.), Don Bosco Educatore. Scritti e testimonianze LAS, Roma, 1992,
380-381).
82 “Un compromiso ciertamente querido a don Bosco es llevar a los jóvenes al contacto con la Escritura”, pero su finalidad
no es hacer ‘escuela de Biblia’, sino “hacer escuela, educarlos con la Biblia” (C. BISSOLI, “La Bibbia nel cuore di Don
Bosco, in WIRTH, La Bibbia. III, 597.596).
83 Lettera a don Rua, gennaio-febbraio 1870: OE II, 70-71. “Vivo aqui [en Roma] con el cuerpo, pero mi corazón, mis
pensamientos e incluso mis palabras están siempre en el Oratorio, en medio de vosotoros. Esta es una debilidad mía que
no puede vencer” (Lettera a don Rua, 9 febbraio 1872: OE II, 193).
84 En la carta de Roma del 1884 “la causa de la lastimosa decadencia educativa era precisamente esta: no amor lo que
place a los jóvenes, sobre todo, la vida alegre, en el patio especialmente”, (BRAIDO, Il Sistema, 197).
85 Don Bosco habría sido “der Heilige der Erzieherliebe”. “Wohl niemand aber hat bewusster die gegenseitige Achtung und
Liebe zum Fundament des Gehorsams und Erfolgs in der Erziehung genommen als Don Bosco. Nicht von aussen erwartet
er sich alle pädagogische Wirkung, sondern ausschliesslich von innen” (EGGERSDORFER, Jungenderziehung, 246. 230).
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
enseñaros un método de vida cristiano, que sea al mismo tiempo alegre y gozoso…, de forma
que podáis decir con el santo profeta David: sirvamos al Señor con santa alegría”.86
Exhortar a vivir alegres es tarea de apóstoles de Cristo. Mientras Pablo puede pedir a los
suyos, y espera de ellos, que vivan con alegría, porque ya han sido salvados por Cristo Jesús,
don Bosco, quizá con mayor realismo práctico e indudable sensibilidad educativa, facilita un
ambiente87 y una precisa metodología88 para lograr que sus jóvenes sirvan a Dios con alegría.
La finalidad de ambos es idéntica, vivir en el Señor, en lenguaje paulino, o la virtud, la
santidad, como prefiere don Bosco.89 El mérito de don Bosco,90 en comparación con Pablo, es
que él pone a disposición de sus jóvenes un programa pedagógico a su medida y una
experiencia cuotidiana de gozosa santidad.91
3.3 Una alegría que ha de vivirse siempre
“Alegraos en el Señor, siempre” (Flp 4,4), exhorta Pablo. “Vive con alegría”, repite con
frecuencia don Bosco.92 Y añade: “Por otra parte, vemos que quienes viven en gracia de Dios
están siempre alegres e incluso en las penas logran mantener el corazón contento. Por el
contrario los que dan a los placeres viven malhumorados, y se esfuerzan por encontrar paz en
pasatiempos, pero son, en realidad, siempre infelices: Non est pax impiis”.93
Poco antes de repetir el mandato de la alegría (Flp 4,1.4), Pablo ha puesto en guardia a los
filipenses para se alejen de esos “perros”, así llama a unos predicadores cristianos que
agitaban la vida de la comunidad (Flp 3,2), “auténticos enemigos de la cruz de Cristo” (Flp
3,17). La alegría, cuando queda cuestionada o es combatida en comunidad, ha de ser
defendida en comunidad, porque es un don que mantener, una gracia. No habría que dejar
inadvertida la insistencia de don Bosco: se vive siempre, o alegre y contento, o infeliz y
antipático. La diferencia radica en vivir con y sin Dios. “La alegría genuina y auténtica resulta
imposible a quien no tiene el corazón en paz, pero es un reclamo e ficaz para quien carece de
ella: ‘El demonio – decía don Bosco – tiene miedo de la gente alegre.”94
En las palabras de don Bosco la alegría es una experiencia típicamente cristiana: la felicidad es
una vivencia normal…, que se ha de sufrir a veces (cfr. Mt 5,11): quien vive en gracia tiene “el
86 BOSCO, Il giovane 3-4: OE II 185-186.
87 “S’il est un mot qui caractérise l’ambiance d’une maison salésienne, c’est la joie. Il s’agit, je pense, du meilleur indicateur
d’ un réelle mise en oeuvre de la pédagogie salésienne. Se l’enfant se sent aimé, pris en compte de manière personnalisé,
libre de s’exprimer, soutenu dans ses difficultés, reconnu dans ses talents, valorisé dans sa progression, alors la joie ne
tardera pas a illuminer son visage (PETITCLERC, La Pedagogie, 109).
88 “Il y avait dressé un programme spirituel parfaitement adapté à la jeunesse. Sa ‘méthode de vie’ correspondait aux désirs
de l’âme jeune de tous les temps. Son idéalisme et son aspiration à la joie y étaient intelligemment combinés avec un style
de sainteté détendue” (F. DESRAMAUT, Don Bosco en son temps (1815-1888), SEI, Torino, 1996, 249).
89 “Io sono contento che vi divertiate, che giochiate, che siate allegri; è questo un metodo per farvi santi, come S. Luigi” (MB
XI, 231; cfr. MB VII, 159).
90 AUBRY, Avec don Bosco, 58, lo considera “l’inspiration géniale de don Bosco”.
91 “C’est pourquoi non ne peut pas concevoir un milieu vraiment salésien où ne serait pas faite sous une forme adaptée une
‘proposition’ de spiritualité juvénile, mais surtout où il n’y aurait pas effectivement ‘allégresse’… On ne peut concevoir une
spiritualité salésienne de jeunes sans expérience de la béatitude évangélique reçue et communiquée” (AUBRY, Avec Don
Bosco, 79).
92 Cfr. MB, VI 401; VIII, 92.751; IX, 7; XV, 830.
93 BOSCO, Il giovane 28: OE II 208.
94 El Proyecto de vida de los salesianos de don Bosco. Guía de lectura de las Constituciones salesianas, Editorial CCS,
Madrid, 1987, 234. Cfr. MB X, 648.
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corazón contento incluso en la aflicción”.95 La coexistencia de alegría y pena es un precio a
pagar por los buenos: don Bosco bien lo sabía; bastaría recordar el sueño del emparrado de
rosas96. La alegría, cristiana y salesiana, “se alimenta de sacrificio, arduo a veces, acogido con
sonrisa en los labios, sencillez y desenvoltura, como algo normalísimo, sin actitudes de víctima
o héroe”.97 “La alegría supera todas nuestras tribulaciones” (2 Cor 7,4), confiesa Pablo a los
corintios. Y don Bosco, al fiel coadjutor Enria: “Hoy don Bosco está más alegre de lo
normal… Y sin embargo hoy he recibido el más grande disgusto que haya tenido en toda mi
vida”.98
La defensa apostólica de la alegría del creyente impone la necesidad – advertida por don
Bosco – de un verdadero discernimiento sobre “cuáles son las verdad! eras diversiones y los
auténticos placeres”99. ¡Difícil tarea para el educador de hoy!: “El mundo moderno ofrece a
los jóvenes mucho placer y diversiones, pero poca alegría. El educador puede estar seguro de
haber dado un gran paso adelante en su práctica educativa cuando ha hecho comrpender, y
mejor aún, experimentar al joven la diferencia que existe entre placer y alegría”.100 Que sea
en extremo arduo, no lo hace menos urgente. El salesiano educador – señala don Chávez –
debe ayudar a los jóvenes a reconocer y gozar de las alegrías cotidianas: “es necesario un
esfuerzo paciente de educación para aprender, o para aprender de nuevo, a gustar, con
simplicidad las múltiples alegrías humanas que el Creador pone cada día en nuestro camino”.
3.4. Solo en el Señor es posible la alegría
“Alegraos en el Señor” (Flp 4,4). “Si queréis – repetía a menudo a los jóvenes don Bosco –
que vuestra vida sea gozosa y tranquila tenéis que procurar estar en gracia de Dios”101.
Don Bosco, como ya antes Pablo, estaba convencido de que una felicidad plena y duradera
sólo es posible viviendo en gracia, actuando como cristiano. Sin excluir el valor pedagógico de
la alegría, como ambiente para respirar en sus obras,102 y su falta, como criterio infalible para
95 Hablando a los jóvenes, el papa presenta a Pier Giorgio Frassati (1901-1925) como modelo: “experimentó tantas pruebas
en su breve existencia; una de ellas concernía su vida sentimental, que le había herido profundamente. Precisamente en
esta situación, escribió a su hermana: «Tú me preguntas si soy alegre; y ¿cómo no podría serlo? Mientras la fe me de la
fuerza estaré siempre alegre. Un católico no puede por menos de ser alegre... El fin para el cual hemos sido creados nos
indica el camino que, aunque esté sembrado de espinas, no es un camino triste, es alegre incluso también a través del
dolor» ( Carta a la hermana Luciana, Turín, 14 febrero 1925)” (BENEDICTO XVI, Mensaje para la XXVII Jornada Mundial de
la Juventud 2012, n. 6).
96 MB III, 32-36. Llama la atención que don Bosco, aunque manifestó haber tenido el sueño de forma repetida en 1847,
1848, 1856, solo lo narrara “diecisiete años después de que sucediera”, en el 1864, “a cuantos ya pertenecía a la
Congregación”.
97 El Proyecto, 234.
98 MB XVIII 376 (Confidencia de don Bosco al coadjutor Enria, el 15 agosto 1887, tras conocer la exoneración por mandato
papal de don Dalmazzo de sus cargos de párroco del Sacro Cuore, Roma, y de procurador general de la Congregación).
99 BOSCO, Il giovane, 2: OE II 186.
100 AUBRY, Avec Don Bosco, 79-80.
101 MB XII, 133. “Solo la religión y la gracia de Dios pueden hacer feliz y alegre al hombre” (G. BOSCO, La forza della buona
educazione. Curioso episodio contemporaneo, Torino, Paravia, 1855, 46). “La sola práctica constante de la religión puede
hacernos felices ene el tiempo y en la eternidad” (G. BOSCO, Il Pastorello delle Alpi ovvero Vita del giovane Besucco
Francesco d’Argentera, Torino, Tip. Oratorio di S. Francesco di Sales, 1864, 180).
102 “La joie est la composante essentielle de cette ambiance éducative qui caractérise les maisons salésiennes, au point
qu’on ne puisse concevoir une action éducative salésienne sans se préoccuper de la qualité de cette ambiance”
(PETITCLERC, La Pedagogie, 112).
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papeles de formación y comunicación
diagnosticar un malestar o la eficacia educativa,103 para don Bosco la alegría tiene su
fundamente en Dios:104 “don Bosco ve en ella una manifestación imprescindible de la vida de
gracia.. La vida en santa alegría es el modo de vida cristiana que don Bosco propone a sus
jóvenes”.105
Precisamente por ello, además de cuidar hasta el detalle otras manifestaciones más vistosas
de la alegría en el Oratorio106, don Bosco propuso, y defendió, la práctica sacramental como
medio ordinario e indispensable de educación integral: “Dígase cuanto se quiera sobre los
varios sistemas de educación, pero no encuentro base alguna segura si no en la frecuencia de
la confesión y de la comunión”.107 Y sobre las páginas que escribió sobre el sistema
preventivo, aquelbreve tratado en el que “se basa su fama de educador y pedagogo”,108 don
Bosco lo afirma sin medias tintas: “La frecuente confesión, la frecuente comunión, la misa
cuotidiana son las columnas que deben regir un edificio educativo, del que se quiera tener
alejados la amenaza y los castigos”. Y aconseja a continuación que se exalta a menudo a los
jóvenes “la belleza, la grandeza, la santidad de la Religión que propone medios tan fáciles, tan
útiles a la sociedad civil, a la tranquilidad del corazón, a la salvación del alma, como son,
precisamente, los santos sacramentos”.109
Digno de notarse me parece, y mucho, que don Bosco privilegie la confesión como “llave de
la educación”. En ella valorizaba el mismo estilo de aproximar al joven que él utilizaba en su
método educativo: “si trata de la misma paternidad, amistad y confianza que despiertan en el
joven la atención a los movimientos de la gracia”.110 “El segundo apoyo de la juventud es la
santa”, escribió en el biografía de Besucco111. Y en la vida de Domingo Savio hace decir al
protagonista: “Si, después, quiero algo grande, voy y recibido la Santa Hostia… ¿Qué me falta
para ser feliz? Nada en este mundo… De aquí – comenta don Bosco – nascía aquel júbilo,
103 Ejemplo eximio son las dos cartas enviadas desde Roma, en mayo 1884, “uno de los más eficaces y ricos documentos
pedagógicos de don Bosco” (STELLA, Don Bosco II, 469). Cfr. P. BRAIDO, “Due lettere datate da Roma, 10 maggio 1884”,
en Don Bosco Educatore 344-390; J. M. PRELLEZZO, “La(s) ‘carta(s)’ de Roma (1884), CFP 17 (2011) 179-201.
104 “El cielo ayuda al hombre alegre” (MB IX 879). “Die Frömmigkeit des Heiligen war durch eine einzigartige Fröhlichkeit
gekennzeichnet, eine dauerhafte Freude, die keinen launischen Schwankungen unterlag… Die Freude war bei dem Mann
aus Turin der Pulsschlaf seines Herzens, weil es eine ganz und gar in Gott gegründete Freude war” (W. NIGG, Don Bosco,
ein zeitloser Heiliger, Don Bosco Verlag, München 1977, 133).
105 STELLA, Valori, 84. “Convencido íntimamente por experiencia personal que la alegría y la vida cristiana no están en
contraste, pone toda su empeño de educador cristiano en medir enseñanza y práctica religiosa de los jóvenes, para
hacerlos partícipes siempre más maduros de su propia convicción, de que la vida cristiana no es triste por naturaleza, sino
que por naturaleza tiende a expandirse en alegría” (STELLA, Don Bosco. II, 190).
106 Los juegos, el recreo en el patio, la gimnasia, las fiestas, el teatro, la declamación, la música, el canto, los paseos
pertenecen a la “pedagogía de la alegría”, actuada por don Bosco: “son medios eficacísimos para obtener la disciplina,
ayudar a la moralidad y a la santidad” (G. BOSCO, Inaugurazione del Patronato di S. Pietro in Nizza a mare. Scopo del
medesimo esposto dal sacerdote Giovanni Bosco con appendice sul sistema preventivo nella educazione della gioventù,
Tip. e Libr. Salesiana, 1877, 28). Cfr. BRAIDO, Prevenire, 324-337.
107 BOSCO, Il Pastorello,100: OE XV, 342. “Son dos las alas para volar al cielo: la confesión y la comunión” (MB VII, 50).
108 BRAIDO, Don Bosco Educatore, 205. A don Bosco le gustaban las fiestas del Oratorio “por la gloria que daban a Dios y
por el gran bien que producían a los jóvenes, especialmente con los sacramentos” (MB IX, 666).
109 BOSCO, Inaugurazione, 28. “El primer método para educar bien es hacer buenas confesiones y buenas comuniones”
(MB IV, 555). “Cuando en las casas se descuida la frecuencia de los santos sacramentos, estas no pueden prosperar” (MB
XIII, 643). Cfr. MB III, 355; VI, 145; XI, 221.
110 CG21, 93.
111 BOSCO, Il Pastorello 105: OE XV, 347. Comenta don Viganò: “Don Bosco consideraba la pedagogía eucarística como
punto culminante de su práxis educativa” (E. VIGANÒ, “Spiritualità Salesiana per la nuova evangelizzazione”, in Lettere
Circolari, Vol. III, Direzione Generale Opere Don Bosco, Roma, 1996, 1065).
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aquella alegría celestial que transparentaba en todas sus acciones”.112 No hay duda, Jesucristo,
recibido en los sacramentos, “domina la vida espiritual de don Bosco y del ambiente que
favorece”113. Estar con Él, en Él, causa alegría.
“Uno los obstáculos para la nueva evangelización es la ausencia de alegría y de esperanza...
Con frecuencia esta falta de alegría y de esperanza son tan fuertes que influyen en nuestras
mismas comunidades cristianas…. Y ojalá que el mundo actual – que busca a veces con
angustia, a veces con esperanza – pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de
evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del
Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la
alegría de Cristo, y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el reino de Dios y de
implantar la Iglesia en el mundo».114
Salesianos y salesianas, come los demás miembros de la Familia Salesiana, nos sentimos
orgullosos de haber recibido de don Bosco una herencia pedagógica que ha sabido hacer de la
alegría no ya solo un vivencia cuotidiana sino, sobre todo, el camino salesiano hacia la santidad
y hacia Dios. No ha de extrañar, pues, que las palabras “alegría” “alegre” hayan obtenido un
“lugar de honor”115 en nuestras Constituciones, donde han sido aceptadas como “rasgo
característico”116 del carisma salesiano.
112 G. BOSCO, Vita del giovanetto Savio Domenico allievo del’Oratorio di S. Francesco di Sales, Paravia, Torino, 1859, 69:
OE XI, 219.
113 STELLA, Don Bosco II; 107.
114 SINODO DE LOS OBISPOS, XIII Assemblea, La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana.
Lineamenta, Roma, 2011, n. 25. Cfr. Paolo VI, Evangelii nuntiandi. Exhortación apostolica (8 diciembre 1975), n. 80: AAS 68
(1976) 75.
115 F. DESRAUMAUT, Spiritualità Salesiana. Cento parole chiave, LAS, Roma 2001, 333. Cfr. A. STRUS, “Ottimismo e
gioia”, en J. J. BARTOLOME – F. PERRENCHIO, Parola di Dio e spirito salesiano, ElleDiCi, Leumann 1996, 283-296.
116 C. BISSOLI, “Siate sempre lieti nel Signore, ve lo ripeto: siate lieti” (Fil 4,4). Lectio divina (salesiana) sulla Strenna del
Rettor Maggiore per il 2013”: NPG 46 (2012) 32.
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papeles de formación y comunicación
Año de la fe
Huellas del Concilio Vaticano II
en la Pastoral Juvenil117
Jesús Rojano, sdb
Director de la revista Misión Joven
Escribo esta colaboración para RPJ casi a la vez que me estreno como director de
otra revista de Pastoral Juvenil, Misión Joven. Supongo que repetiré algún enfoque
del número que en junio dedicó Misión Joven al Vaticano II. A la vez, es una
alegría constatar, como ya mostró el Fórum de Pastoral con Jóvenes de
noviembre de 2008, que ambas revistas no son competidoras sino hermanas. El
trabajo pastoral en red y en comunión era un deseo del Concilio que empieza a
realizarse...
Diez fotos
He querido detenerme en un texto y diez fotos a la hora de resumir la influencia y realización de
las ideas del Concilio Vaticano II en la Pastoral Juvenil de los últimos 50 años. Pido desde ahora
perdón a los que esperasen encontrar un desarrollo más rigurosamente sistemático.
117 En Revista de Pastoral Juvenil. Número monográfico sobre el Concilio Vaticano Ii y la Pastoral Juvenil.
Delegación Inspectorial de comunidad y formación

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1. El acento pastoral
En la primera foto veo un letrero en la puerta de un despacho: “Coordinación o delegación de
Pastoral Juvenil”, y al lado un montón de libros y folletos con título como “Plan pastoral,”
“Proyecto pastoral”… ha sido una terminología y un acento traídos por el Concilio.
Animo al lector a releer en Internet el discurso pronunciado el 11 de octubre de 1962 por Juan
XXIII en la inauguración del Concilio, documento oficialmente conocido como Gaudet Mater
Ecclesia (en adelante, GME). Son sólo 7 páginas, que aclaran la intención del Papa al convocar el
Concilio, y que han dejado huella en la práctica pastoral posterior. El lector podrá ver
desmontadas, por cierto, ciertas versiones que se nos están contando recientemente de lo que
pretendió Juan XXIII: “La Iglesia por la luz de este Concilio -tal es Nuestra firme esperanza-
crecerá en espirituales riquezas y, al sacar de ellas fuerza para nuevas energías, mirará intrépida a
lo futuro” (GME 3). Tras el cambio de paradigma pastoral y los titubeos iniciales, a partir de los
años 70 verdaderamente se miró con intrepidez al futuro en el campo de la pastoral con
jóvenes, y surgieron muchas iniciativas. Ahora, años después, puede que echemos de menos
dicha intrepidez.
Decía Juan XXII que “una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del depositum fidei, y otra
la manera de formular su expresión” (GME 6). Posteriormente el artículo 62 de Gaudium et spes
(GS) recogía dicha idea: «Guardando los métodos y las exigencias propias de la ciencia sagrada,
[los teólogos] están invitados a buscar siempre un modo más apropiado de comunicar las
doctrinas a los hombres de su época, porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea, sus
verdades, y otra cosa es el modo de formularlas, conservando el mismo sentido y el mismo
significado». En Pastoral Juvenil me parece esencial dicha distinción entre fondo y forma, porque
el cambio veloz de las formas caracteriza precisamente a los jóvenes más que a ninguna otra
porción de población. A veces se logró el equilibrio entre ambas (fondo y forma), y a veces no.
Sigue siendo un reto permanente para los agentes pastorales: anunciar el evangelio de Jesucristo
a los jóvenes de hoy.
Algunos se atreven a decir que el Concilio Vaticano II no se debe tomar tan en serio como otros
“porque fue pastoral y no doctrinal”. Sin embargo, los propios padres conciliares aclararon, a
propósito de GS, que <<se llama constitución “pastoral” porque, apoyándose en principios
doctrinales, pretende exponer la actitud de la Iglesia ante el mundo y los hombres
contemporáneos. Por eso, ni en la primera parte falta la intención pastoral, ni en la segunda la
intención doctrinal» (GS, nota explicativa 1). En definitiva, quien minusvaloran este Concilio por
ser pastoral se parecen a los que prefieren las afirmaciones dogmáticas del Denzinger a la
proclamación directa del Evangelio.
En resumidas cuentas, hacemos Pastoral Juvenil porque el “Dios invisible habla a los hombres
como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación
consigo y recibirlos en su compañía” (DV 2). En nuestro caso, queremos que los jóvenes sepan y
vivan que, en Cristo, Dios les habla como amigos y quiere comunicarse con ellos. Con mayor o
menor éxito, esta intención sí ha existido en estas últimas décadas.
2. Cristo en el centro
La segunda foto es un póster con una imagen dibujada de Jesús y un lema: ¡Cristo vive! También
podría ser uno de los famosos carteles con una imagen hippy de Jesús y la leyenda “Se busca”.
Las cuatro grandes constituciones del Vaticano II pusieron vigorosamente a Jesucristo en el
centro: Él es la luz de los pueblos y de la Iglesia (Lumen Gentium: LG 1), la culminación de la
Inspectoría Salesiana “Santiago el Mayor” León

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papeles de formación y comunicación
Revelación de Dios (Dei Verbum: DV 4), el que ofrece el único culto eficaz al Padre
(Sacrosanctum Concilium: SC) y, en definitiva, “el misterio del hombre sólo se esclarece en el
misterio del Verbo encarnado” (GS 22). La Pastoral Juvenil buscó dedicar más espacio y tiempo
a anunciar a Jesús de Nazaret y procuró insistir en el lugar importante, pero no central, de la
Virgen María y de los santos fundadores/as de las diversas congregaciones y movimientos de
Iglesia. Pienso en realizaciones concretas como las Pascuas con jóvenes que llevaron a la práctica
ese centrarse en Cristo suscitado por el Concilio.
Sin embargo, en mi opinión, este esfuerzo ha sido esporádico e intermitente. La historia de la
Iglesia nos enseña que en tiempo de crisis los creyentes vuelven a lo esencial. Y lo esencial
cristiano es Jesús de Nazaret. Pienso, por ejemplo, en la vuelta a Cristo de un San Francisco de
Asís y de un San Ignacio de Loyola. Hoy nos hace falta no menos, sino más cristocentrismo. Y
también un esfuerzo por comunicar al Jesucristo completo, integral, superando imágenes
interesadas y limitadas, por demasiado terrenas (un Jesús sólo humano) o espiritualistas (un Jesús
sólo divino).
3. El principio Encarnación: el ser humano, también en el centro
La tercera foto reúne las portadas de todos los estudios sobre los Jóvenes Españoles realizados
desde 1984 por la Fundación Santa María.
El Concilio puso al hombre moderno en el centro de sus preocupaciones. Los tres primeros
capítulos de GS muestran una antropología ilusionante: el ser humano está llamado a alcanzar la
medida de Cristo. La Pastoral Juvenil ha buscado llevar a la práctica el nº 1 de GS, que
podríamos parafrasear así: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los jóvenes
de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y
esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay en los jóvenes que no
encuentre eco en su corazón… La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria de la
juventud y de su historia”.
La Pastoral Juvenil ha intentado ese acercamiento y encarnación en el mundo de los jóvenes. No
es una simple moda, pues el ejemplo nos lo ha dado el propio Señor: “Dios mismo se nos
entrega como amigo” (DV 2). Ahí quedan como ejemplo tantos estudios sobre jóvenes,
campamentos, grupos de fe, convivencias, celebraciones, encuentros y concentraciones
juveniles… Esta frase de Pablo VI, escrita en pleno Concilio, en 1964, es casi más actual que
entonces: “Desde fuera no se salva al mundo. Como el Verbo de Dios que se ha hecho hombre,
hace falta hasta cierto punto hacerse una misma cosa con las formas de vida de aquellos a
quienes se quiere llevar el mensaje de Cristo” (Ecclesiam suam: ES 33). Desde fuera, o desde los
despachos, no se salva a los jóvenes. En esta línea, un gran acierto de Juan Pablo II en 1985 fue
lanzar la idea de realizar a nivel universal en encuentro juvenil como los que se venían realizando
a niveles locales desde comienzos de los 70. Así surgió la Jornada Mundial de la Juventud.
En mi opinión, las últimas décadas han hecho más complicada la encarnación de los agentes de
pastoral en la cultura juvenil. Nos preocupan ese 90% largo que no van a participar nunca en un
grupo o en una JMJ. Por otra parte, me parece que en las diversas orientaciones de la Pastoral
Juvenil aflora una y otra vez una vieja disputa eclesial, resuelta por algunos teólogos que
inspiraron el Concilio, como Henri de Lubac. Me refiero a la yuxtaposición o dicotomía entre lo
natural y lo sobrenatural. Invito a releer GS 39, que buscó armonizar y articular lo humano y lo
cristiano, el progreso humano y la implantación del Reino de Dios. A quien esto le parezca una
mera disputa de academia de teología o un “rollo teológico” sin trascendencia pastoral, le
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invitaría a fijarse en los bandazos que se han dado y se siguen dando en la Pastoral Juvenil. Creo
que sigue pendiente lograr un equilibrio entre espiritualismo desencarnado y acción social o
educativa desprovista de inquietud por la trascendencia. Muchas iniciativas y prácticas pastorales
caen en uno de los dos extremos. Aquí está el origen de dos visiones pastorales antagónicas que
persisten, normalmente yuxtapuestas, en la Iglesia universal y española. Es tiempo no de separar,
sino de unir, y volver a la orientación equilibrada del Concilio, la reflejada en GS 39 nos podría
ayudar.
4. Una pastoral misionera
En la cuarta foto, en este caso nocturna, veo una multitud de jóvenes charlando en una plaza. No
me fijo en si tienen en sus manos botellas y vasos o no… La mayoría tan ajenos a nuestras
iniciativas pastorales.
El Concilio hizo una vigorosa llamada a la Iglesia para que recuperase la fuerza evangelizadora al
servicio del mundo de hoy. Además de GS, un documento muy significativo fue Ad Gentes y su
llamada a la evangelización, a recrear el catecumenado y los procesos de iniciación cristiana. Un
documento muy esclarecedor y rico, la Evangelii nuntiandi de Pablo VI en 1975, y la invitación
actual a la Nueva Evangelización, con el Sínodo de octubre de 2012, han continuado esa
inquietud. El esfuerzo evangelizador de la Pastoral Juvenil ha sido fuerte durante estas décadas.
Ahí quedan tantos itinerarios de educación en la fe y proyectos catecumenales publicados y
trabajados. En un cierto momento, en mi opinión hacia finales de los 90, este esfuerzo perdió
eficacia. Todos coincidimos en la necesidad de ofrecer el evangelio de Jesucristo a tantos jóvenes
alejados de la fe. La pregunta decisiva sigue siendo: Hablando de jóvenes de hoy, ¿qué caminos y
modelos de evangelización y de primer anuncio podemos encontrar o crear, que de verdad
resulten ilusionantes y consistentes, además de no sectarios, y que aporten sentido de plenitud
mantenida en el tiempo y no sólo experiencias fugaces?
5. Biblia: asignatura pendiente
En la quinta foto veo unos pocos jóvenes, diseminados en un campo, seguramente en una
convivencia cristiana, que leen a solas unos textos del evangelio.
El Concilio Vaticano II, especialmente en la DV, pidió a la Iglesia que tomara en sus manos la
Biblia, especialmente los evangelios, para conocer y amar a su Señor. Tengo la sensación de que
ha sido una de las sugerencias pastorales menos llevadas a la práctica en estas últimas décadas de
Pastoral Juvenil. Es cierto que se han dado algunas experiencias muy ricas. Podríamos escoger las
sesiones de lectio divina que hacía en la Catedral de Milán el Cardenal Martini con miles de
jóvenes cada mes, o la difusión del texto del evangelio de cada día en algunos grupos de jóvenes.
Pero el esfuerzo ha sido insuficiente. Volviendo la vista atrás, ¡cuántas celebraciones centradas
en oraciones del pájaro o de la rana y no en un evangelio o lectura bíblica! Hemos de
reconocerlo.
Por otro lado, ¿cómo se anuncia el Evangelio a los jóvenes? ¿Con alegría o con rutina? ¿Cómo
Buena o como aburrida Noticia? En agosto he hecho la experiencia de escuchar homilías en
bastantes iglesias de Madrid. Pues bien, salvo alguna agradable excepción, ¡qué poca viveza e
ilusión al narrar y explicar el evangelio! No quisiera ser injusto, pero ¿de verdad los jóvenes de
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hoy pueden percibir que consideramos que el Evangelio es ese tesoro o perla preciosa por la
que dejaríamos todo…?
6. Animadores laicos
En la sexta foto veo un grupo de chicos y chicas de entre 19 y 25 años reunidos en torno a una
mesa. Están programando una actividad para sus grupos.
El Concilio hizo una llamada apremiante a los cristianos laicos para participar en la evangelización
y en el apostolado, no como meros delegados o suplentes de los ministros, sino en virtud del
bautismo común. En mi opinión ha ocurrido aquí lo contrario que en el apartado anterior. Los
grandes protagonistas en la Pastoral Juvenil de las décadas posconciliares han sido muchos miles
de chicos (y en mayor número chicas) de veintitantos años que han llevado adelante una
cantidad enorme de actividades pastorales con compañeros/as suyos, niños y adolescentes. Han
recibido nombres diversos: monitores, catequistas, animadores, voluntarios... Por edad y
energías, están más capacitados para conectar con otros jóvenes, y su trabajo es
verdaderamente encomiable. Han sido y son la joya de la corona de la Pastoral Juvenil
posconciliar. Mi impresión es que las últimas generaciones de estos animadores necesitan más
formación teológica, catequética y pedagógica, y también mayor consistencia, pues, en general,
son algo más frágiles y discontinuos en el compromiso que sus compañeros/as de los años 70 y
80.
7. Leer los signos de los tiempos
La séptima foto nos muestra una sala en que se reúnen animadores o catequistas: hay murales de
artistas y figuras importantes actuales, además de carteles muy creativos y atrayentes en que se
convoca un campamento próximo. Observamos un par de ordenadores conectados a Internet y,
sobre la mesa, prensa del día y algún móvil de última generación.
El Concilio ha invitado a los cristianos a saber leer e interpretar los designios de Dios en los
acontecimientos del presente. ¿Cómo nos habla Dios en lo que pasa? En este sentido, los
números 4, 11 y 44 de GS son imprescindibles para los agentes de Pastoral Juvenil. De especial
aplicación al mundo de los jóvenes me parecen estas palabras de Pablo VI en su discurso de
clausura del Concilio, del 8 de diciembre de 1965: “Tal vez nunca como en esta ocasión ha
sentido la Iglesia la necesidad de conocer, de acercarse, de comprender, de penetrar, de servir,
de evangelizar a la sociedad que la rodea; de acogerla, casi de acompañarla en su rápido y
continuo cambio”.
Tuve la suerte de asistir a alguno de los últimos años de docencia del teólogo liturgista y
pastoralista Jesús Burgaleta. Todos sus alumnos recordamos su insistencia en que la pastoral no
se dirige a “la gente en general”, sino que toda acción pastoral ha de estar situada “aquí, ahora y
con éstos”. En la Pastoral Juvenil de estos años se ha hecho ese esfuerzo, pero hoy con
frecuencia damos la impresión de querer que los jóvenes se adapten a nuestras “redes
pastorales”, cuando ha de ser al revés.
8. El imprescindible diálogo
La octava foto nos muestra un grupo de jóvenes de unos 17 o 18 años hablando tranquilamente
en un círculo. Uno de ellos, de unos 25 años, parece ser el animador del diálogo. Pero sólo lo
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averiguamos por su edad, pues por lo demás no ocupa ninguna posición distinta o más elevada
que los otros. Es uno más del grupo.
La GS anima a la Iglesia al diálogo convencido y caritativo con el mundo actual. Un fruto directo
de la mitad del Concilio fue la inolvidable encíclica Ecclesiam suam, en que Pablo VI animaba a la
Iglesia al diálogo: “La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia
se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se hace coloquio” (ES 27). Hay que
“escuchar la palabra y el corazón del hombre” (ES 33). La aplicación de esta invitación a la
Pastoral Juvenil es evidente. Dialogar no es sermonear o hacer discursos unidireccionales. La
Pastoral Juvenil ha buscado ese diálogo con la juventud actual y les ha hecho protagonistas con
frecuencia. Otras veces, no ha sido capaz de reconocer en los jóvenes un interlocutor maduro. Y
se ha caído y se cae en una especie de despotismo ilustrado pastoral: “Todo para los jóvenes
pero sin los jóvenes”.
La primera condición para el diálogo es considerar a la otra parte un interlocutor igual y digno.
GS 44 considera que la Iglesia recibe y aprende mucho del mundo y de la cultura actual.
¿También de los jóvenes?, podríamos preguntar. A veces, cuando algunos hablan de los defectos
de la juventud, recuerdan a los profetas de calamidades citados por Juan XXIII: “En el cotidiano
ejercicio de Nuestro pastoral ministerio, de cuando en cuando llegan a Nuestros oídos,
hiriéndolos, ciertas insinuaciones de algunas personas que, aun en su celo ardiente, carecen del
sentido de la discreción y de la medida. Ellas no ven en los tiempos modernos sino prevaricación
y ruina; van diciendo que nuestra época, comparada con las pasadas, ha ido empeorando; y se
comportan como si nada hubieran aprendido de la historia, que sigue siendo maestra de la vida,
y como si en tiempo de los precedentes Concilios Ecuménicos todo hubiese procedido con un
triunfo absoluto de la doctrina y de la vida cristiana, y de la justa libertad de la Iglesia. Nos parece
justo disentir de tales profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos
acontecimientos, como si el fin de los tiempos estuviese inminente” (GME 4).
Por otro lado, un texto menos citado, GS 92, dice que el diálogo con el mundo actual requiere
que, por pura coherencia, también lo haya en el seno de la Iglesia. En este aspecto también
podríamos mejorar sensiblemente en nuestros ambientes de Pastoral Juvenil, especialmente en
el trabajo en comunión entre organismos diocesanos, congregaciones religiosas y movimientos
eclesiales.
9. Sacramento universal de salvación
La novena foto es en realidad un dibujo de Patxi Fano. Se ve al Padre y a Jesús abrazando y
curando el mundo, y una Iglesia, conectada a ellos, que les ayuda en la tarea.
Encontramos repetidamente en el Concilio la afirmación de que la Iglesia es Sacramento
Universal de Salvación (o una expresión sinónima), por ejemplo en LG 1, 8, 9, 48; SC 5, GS 45,
etc. La Iglesia es –debe ser- un “sacramento universal que manifiesta y al mismo tiempo realiza
el misterio del amor de Dios al hombre” (GS 45). En GS 3 se dice que la principal finalidad de la
Iglesia es salvar y servir al ser humano actual. La Pastoral Juvenil tiene sentido si sirve a los
jóvenes y les ofrece Vida en abundancia (Jn 10,10).
Indudablemente, estos años miles de agentes de Pastoral Juvenil han servido a muchos jóvenes y
les han entregado sus mejores energías. Con todo, nunca está de más preguntarnos: ¿Servimos a
los jóvenes o nos servimos de ellos? ¿Les promocionamos para que vuelen y den frutos… o
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cedemos a la tentación de retenerlos y no dejarlos salir de nuestros pequeños o grandes
invernaderos?
Por otro lado, no debemos olvidar que el Concilio, al describir la Iglesia como Sacramento, nos
advierte de que la estructura eclesial no es un fin en sí misma, sino semilla del Reino (cf. LG 5),
una mediación que remite al único Salvador, a Jesucristo. También en la Pastoral Juvenil las
comunidades pastorales deben reenviar al joven más allá de sí mismas, a la vida en Cristo.
Cuando oigo hablar a bastantes animadores y catequistas de “mis chicos/as”, me pregunto si,
más allá del lógico y necesario cariño, comprenden que no son “sus chicos”, sino “los chicos/as
de Jesucristo, de Dios”.
10. Liturgia-participación
En la décima foto veo un gran grupo de jóvenes en el campo, sentados en torno a una enorme
cruz de madera. Si me fijo más, comprendo que seguramente están adorando la Cruz de Cristo,
y celebran la Liturgia del Viernes Santo.
El Concilio invitó a los cristianos a una participación plena, consciente y activa en la Liturgia de la
Iglesia (SC 14,19…). En los años transcurridos desde el Concilio muchos han (hemos) intentado
en el ámbito de la Pastoral Juvenil armonizar esa invitación con unos números de DV, el 2 y 14,
que recuerdan que Cristo reveló el Rostro del Padre “con hechos y palabras”. En estos años se
han celebrado miles de eucaristías con niños y jóvenes, pascuas con jóvenes, celebraciones
penitenciales, oraciones con gestos y dinámicas… Se ha derrochado creatividad e ilusión. Sin
embargo, al menos en Occidente, tenemos que reconocer que la inmensa mayoría de los
jóvenes no participa en la Eucaristía dominical y en la vida sacramental. Algo serio falla. Algunos
buscan soluciones radicales y simplistas, como volver a latines o exotismos pasados, o por el
otro extremo, casi imitar un concierto de rock, como se ha hecho a veces. La mayoría pensamos
que las cosas no van por allí. No puede haber participación en la Eucaristía sin integración
consciente en la comunidad cristiana, y los jóvenes no se pueden integrar en unas comunidades
que apenas tienen vida real fuera de la media hora del domingo. En vez de empezar la casa por
el tejado, quizá tenemos que construir primero esas comunidades acogedoras y nutritivas de las
que hablaban no hace mucho los Obispos Franceses118.
11. Trinidad y misterio de comunión
Por fin, la última foto es más bien un cuadro. Se trata de un icono oriental en el que se
representa a la Trinidad, y que ha presidido muchas oraciones de grupos juveniles.
Los primeros números de la Constitución sobre la Iglesia, sobre todo LG 2-4, establecen una
importante relación entre Trinidad, Iglesia y Humanidad. La Iglesia queda en medio, como Icono
de la comunión trinitaria y semilla de la comunión fraterna entre todos los pueblos del mundo.
La Iglesia ha de vivir entregada al mundo en favor del Proyecto de salvación del Padre, de la
Misión del Hijo y siendo cauce de la Santificación del Espíritu Santo119. Esta es también la misión,
dentro del mundo de los jóvenes, de la Pastoral Juvenil. La Iglesia es misterio, es parte del plan
de salvación de Dios, es instrumento de dicha salvación de Dios, que a menudo apenas
118 Cf. CONFERENCIA DE LOS OBISPOS DE FRANCIA, Texto nacional para la orientación de la catequesis en Francia y
principios de organización, Madrid, CCS, 2008.
119 Cf. una buena explicación en S. MADRIGAL, Líneas pastorales en la constitución Lumen Gentium, en Misión Joven 426-
427 (julio-agosto 2012), p. 30.
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comprendemos, pero se va desarrollando en la historia. A menudo “a pesar de” nosotros. A
veces perdemos esto de vista y nos desanimamos.
Quizá piense el lector que el que escribe esto ha cedido a la tentación de “ponerse místico” al
final. Creo que no es así. Pienso que la Pastoral Juvenil de estas últimas décadas ha sido
instrumento en manos de Dios, y que Dios ha hecho grandes maravillas con y en nosotros.
Últimamente he celebrado varias bodas de jóvenes que han sido animadores en algunos centros
juveniles salesianos de Madrid con los que he convivido y compartido mucha experiencia y vida
cristiana. En estas bodas (también en dos o tres ordenaciones sacerdotales de jóvenes
procedentes de esos mismos grupos) me sorprendo preguntándome cómo han surgido
personalidades cristianas tan maduras y entregadas a pesar de las evidentes deficiencias de los
que hemos animado esos procesos. Sin duda, por la acción suave e invisible del Espíritu. Por eso
quiero terminar aplicando a la pasada, actual y futura Pastoral Juvenil estos versos de Walt
Whitman que se escuchan en uno de los momentos culminantes de la película El club de los
poetas muertos:
Oh mi yo, oh vida,
¿qué hay de bueno en estas cosas?
Respuesta: “Que prosigue el poderoso drama
[de la praxis cristiana con jóvenes]
y que tú puedes contribuir con un verso”
Para los que prefieran un final más espiritual, cito a Juan Pablo II: “En la historia de la Iglesia,
“lo viejo” y “lo nuevo” están siempre profundamente relacionados entre sí. “Lo nuevo” brota
de “lo viejo” y “lo viejo” encuentra en “lo nuevo” una expresión más plena. Así ha sido para el
Concilio Vaticano II» (Tertio Millennio Adveniente 18). Así ha sido también para la Pastoral
Juvenil posconciliar. Y así ha de seguir siendo, abriendo siempre sendas nuevas para anunciar
el Evangelio de Jesús a los jóvenes, con la ayuda del espíritu, pues nosotros siervos inútiles
somos
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